INTRODUCCIÓN.
Durante el siglo XVIII se fue consolidando un importante cambio de mentalidad en virtud
del cual la concepción optimista del mundo fue sobreponiéndose a la visión gris que había pre-valecido
hasta entonces en el panorama de la vida social y cultural. Esta profunda transforma-ción,
asociada por su carácter antropocéntrico a la idealizada búsqueda de la felicidad, con la
Naturaleza como sempiterno elemento subyacente y la educación como herramienta para alcan-zar
la prosperidad global, otorgaba mayor relevancia a los aspectos lúdicos sin que llegasen a des-ligarse
de las directrices eclesiásticas, pues se trataba en definitiva de armonizar la razón y la fe.
Disertar sobre las actividades relativas al ocio y esparcimiento de la nobleza entraña
una cierta dificultad si nos atenemos a que éstas no se circunscriben al ámbito de lo tras-cendente,
propio de las escrituras contenidas en Archivos, por lo que su investigación
precisa que, en determinadas situaciones o pasajes, se practique una lectura entre líneas,
al objeto de inferir ciertos patrones de conducta, no declarados de forma explícita.
Como quiera que el estamento nobiliario y burgués genera mayor cantidad de docu-mentación,
fruto de su mayor presencia en la vida pública, resulta más sencillo extraer
datos relativos a esta clase social.
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Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 1 (2005) 275
ACTIVIDADES DE RECREO PARA LA NOBLEZA EN LA ISLA DE LA
PALMA DURANTE EL OCASO DEL ANTIGUO RÉGIMEN
Antonio Lorenzo Tena
Resumen: Desde la pequeña revolución in-telectual
francesa de los «Annales» el estudio de las
mentalidades ha ocupado una posición cada vez
más importante en el campo de la historiografía
contemporánea. Analizamos en este artículo algu-nas
de las actividades de ocio más representativas
para la nobleza en la Isla de La Palma durante un
largo periodo que abarca la segunda mitad del si-glo
XVIII y la primera del XIX. La Ilustración ejer-ció
un poderoso influjo en la mentalidad de aris-tócratas
y burgueses que afectó a las costumbres de
la vida cotidiana, siendo la música, el baile, el juego
de salón o la lectura los pasatiempos más frecuen-tes
de una sociedad en tránsito.
Palabras clave: Nobleza, ocio, Isla de la
Palma, Siglo XVIII, Siglo XIX.
Abstract: Since the small french intellectual
revolution of the «Annales» the study of the
mentalities has occupied a privilege position in
contemporary historiography. We analyze in
this article some of the most representative acti-vities
about leisure for nobility in la Palma Island
during a long time from second half of 18th cen-tury
to first half of 19th century. Enlightenment
exerted a powerfull influence in mentalities of
aristocrats and bourgeoises leaving a trace in
daily costumes, being music, dance, hall games
or reading the most frecuent pastimes about
changing society.
Key words: Nobility, Leisure, La Palma
island, 18th century, 19th century.
276 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 1 (2005)
Antonio Lorenzo Tena
En cuanto a la tipología documental, son inventarios «post-mortem», particiones y tes-tamentos
las escrituras notariales que, a priori, pueden proporcionar una visión más fide-digna
sobre el modo de vida del difunto aristócrata, la utilidad de sus pertenencias (obje-tos
que delatan una determinada actividad lúdica) y sus preferencias. Este análisis
microhistórico, ciertamente en ocasiones frío y estático, puede ser enriquecido, no obs-tante,
con otra serie de documentos personales como la correspondencia particular que
aporta detalles sutiles sobre inclinaciones, gustos y, en general, sobre la vida afectiva1.
La Palma, como territorio insular, ofrece una serie de características diferenciales res-pecto
a las posibilidades de ocio, pero también, fruto de su buena situación geo-estraté-gica
presenta similitudes con lugares lejanos.
Veamos a continuación algunas de las actividades de esparcimiento habituales entre
los nobles de la sociedad palmera y su consiguiente expresión documental.
BIBLIOTECAS, LECTURAS Y TERTULIAS.
El fascinante mundo de las bibliotecas ha estado siempre vinculado a la nobleza, el
clero y la burguesía por su evidente capacidad lectora y adquisitiva2. Hasta mediado el
siglo XVIII estas librerías, como así eran denominadas las bibliotecas, se nutrían en esen-cia
de ejemplares cuyo contenido mayoritario era acaparado por la religión, fruto de la
influencia de la Iglesia en la vida cotidiana. Con la llegada de los aires ilustrados, impreg-nados
de renovación, el concepto-modelo de Sociedad experimentó una notable trans-formación,
ampliándose el abanico temático con nuevas y versátiles ofertas-demandas
que enriquecían el fulgurante horizonte cultural. En el último tercio de la centuria había
florecido todo un mundo de impresores, libreros y encuadernadores3, producto de la
difusión de la imprenta. La lectura se convertía en una de las opciones de ocio más inte-resantes
en tanto que respondía con fidelidad a las inquietudes en boga. Las ciencias natu-rales
y aplicadas, la Geografía y los viajes4, la Historia, la Literatura profana o el ensayo
ganaban terreno a la Historia Sagrada, las biografías de Santos o los Sermonarios. Un
1 SERRANO GARCÍA, Rafael. El fin del Antiguo Régimen (1808-1868): Cultura y vida cotidiana, Madrid,
Síntesis, 2001, págs. 207-218.
2 LORENZO TENA, Antonio. "Bibliotecas, libros y lectores en La Palma: La cultura de las élites en la deca-dencia
del Antiguo Régimen (1747-1846)", en Zoras. Revista del Centro Asociado a la Universidad Nacional
de Educación a Distancia en la Isla de La Palma, nº 7 (mayo 2001), págs. 31-45.
3 MESTRE, Antonio. “Libreros y difusión de las ideas ilustradas”, en Homenaje al profesor José Miguel Caso
González, Oviedo, Instituto Feijoo de Estudios del siglo XVIII, 1995, págs. 147-161.
4 El gusto por lo exótico acrecentó el interés por la literatura de viajes y la curiosidad por descubrir o imagi-nar
nuevos y lejanos países.
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Actividades de recreo para la nobleza en la isla de La Palma durante el ocaso del antiguo régimen
ISSN 1698-014X
claro afán moralizante y didáctico dominaba la escena educativa5 y el libro, en formato
más reducido, se revalorizaba paulatinamente, cada vez más apreciado y codiciado.
Aparecen nuevas formas iconográficas (carteles, panfletos, estampas, etc.) y con ellas, la
pasión por el coleccionismo en sus múltiples facetas.
La biblioteca poco a poco dejaba de ser ese tan previsible fondo común, semejante en
cada vivienda y los anaqueles comenzaban a poblarse de obras que reflejaban de alguna
manera las inclinaciones e intereses de sus propietarios, diversificándose su contenido.
La familia Massieu, paradigma del poder aristocrático en La Palma, mostró siempre
una diáfana apuesta por la bibliofilia. Don Nicolás Massieu Salgado (1720-1791), poeta
vocacional, disfrutaba de una magnífica colección de textos entre los que destacaban los
clásicos sobre Historia de Canarias (Viera y Clavijo, Viana, Glas, Núñez de la Peña,
Abreu Galindo, Marín, Castillo, entre otros). En su vasta biblioteca (655 tomos) se
encontraban títulos tan representativos de la época como Espectáculo de la Naturaleza del
abate Pluche, Historia y magia natural del padre Castrillo, Historia General de los viajes
de Prevost, Maravillas del Nuevo Mundo, o Teatro Crítico de Feijoo6. El coronel don Juan
Massieu Fierro (1750-1789) disponía al menos de 46 obras enumeradas en la partición
que sus herederos y descendientes acordaron en 18567. Este lote se incrementó con 58
libros que habían pertenecido a su hijo, el presbítero don Alonso Massieu y Tello, muchos
escritos en diversas lenguas (latín, portugués, inglés y francés).
Otro de sus hijos, don Felipe Massieu Tello de Eslava solicitó en el siglo XIX (entre 1842
y 1845) grandes cantidades de libros a Sevilla para su uso personal y para particulares. Obras
clásicas como Diablo mundo de Espronceda, La Gatomaquia de Lope de Vega, o Gil Blas,
alternaban con otras de mero entretenimiento como Manual de juegos o Manual de curio-sidades.
Sorprende su afición por las enciclopedias como Panorama Universal, Panorama de
España, El mentor de la infancia, o Enciclopedia de la juventud, y suscripciones a revistas y
periódicos: El Novelero, La Risa, Mundo Musical, Semanario popular, Pueblos libres, o
Semanario pintoresco8. Ya en el último tercio del siglo XVIII habían proliferado los cuentos
y relatos cortos9, siendo buena muestra las misceláneas La Tertulia de la Aldea y Gracia de
las Gracias, presentes en algunas colecciones palmeras de la época.
5 DEMERSON, Paula de. Esbozo de biblioteca de la juventud ilustrada (1740-1805), Oviedo, Cátedra Feijoo
de la Universidad de Oviedo, 1976.
6 LORENZO TENA, Antonio. “Bibliotecas nobiliarias de La Palma en el ocaso del Antiguo Régimen: la
faceta cultural de don Nicolás Massieu Salgado (1720-1791)”, Boletín Millares Carlo, 2001, nº 21, págs.
231-244.
7 A[rchivo] G[eneral de La] P[alma] / [Fondo] P[rotocolos] N[otariales]. Vicente García González, 1 de sep-tiembre
de 1856.
8 A.G.P. / [Fondo] L[ugo]-V[iña Massieu], Sección Massieu, caja 17 [sin clasificar].
9 CANTOS CASENAVE, Marieta. “La apuesta por el relato breve, o sobre algunas preferencias de los lec-tores
dieciochescos”, Cuadernos de Ilustración y Romanticismo, nº 6 (1998), págs. 41-49.
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Antonio Lorenzo Tena
No menos interesante era la biblioteca del navegante don Santiago Fierro y Torres
(1718-1772) con ejemplares tan sugerentes como Física Experimental de Nollet,
Geografía de Murillo, Florilegio Medicinal de Esteyneffer10 o Secretos de la Naturaleza de
Cortés11. Y sumamente valioso era el conjunto de don Francisco de Lugo-Viña y Molina
(1752-1809), incluido en el inventario de sus bienes muebles, con profusión de títulos
de Feijoo y otros abanderados del criticismo histórico. Todas estas obras citadas, entre
otras, tan significativas, convertían la biblioteca del noble en un marco idóneo donde
satisfacer la curiosidad y favorecer la tertulia como vehículo de expansión cultural.
Las noticias procedentes de Francia sobre el emergente movimiento ilustrado no pasa-ban
desapercibidas y era inevitable la entrada en la Isla de libros prohibidos a pesar del
veto inquisitorial.
Resulta elocuente el comentario que hace don Bartolomé Covello, proveedor de mer-cancías
al anteriormente citado don Juan Massieu Fierro, en una de sus cartas desde
Sevilla, advirtiéndole del peligro que entrañaba la afiliación a las nuevas ideas, para lo
cual menciona el proceso de que ha sido objeto don Pablo de Olavide y Jáuregui (1725-
1803), acusado de ateo y afrancesado:
“...Por qe Vm ya sabra qe su amigo Olavide esta mandado guardar en la Inquisición
de Madrid, y en la de Llerena el otro amigo Rubi (qe no es muerto), y ya dicen qe
esta sentenciado, pero lo cierto no se sabe. El Sor nos de luz para librarnos de erro-res,
y pª huir de la peste de los libros sospechosos en la fe…”12
ACTIVIDADES PÚBLICAS.
Las fiestas populares multitudinarias, por lo general, se vinculaban a los asuntos
monárquicos (coronaciones, victorias, bodas o natalicios). Salvas de pólvora y repiques
de campanas precedían a luminosos actos recreativos, siendo especialmente brillantes los
que se desarrollaron con motivo de la proclamación de Isabel II en 183313, entre cuyos
números se encontraba un sorprendente baile de 6 enanos y 6 enanas, posible antece-dente
de la conocida «Danza de enanos» recreada durante las Fiestas Lustrales14.
10 En su libro de remedios medicinales recomienda el uso de la semilla de marihuana en horchata con fines
terapéuticos.
11 LORENZO TENA, Antonio. “La biblioteca particular de don Santiago Fierro y Torres (1718-1772)”. El
Dia, 23 de enero de 1999.
12 A.G.P. / L-V. Sección Massieu, caja 15 [carta fechada en Sevilla el 9 de mayo de 1777]. [sin clasificar].
13 PAZ SÁNCHEZ, Manuel de. La ciudad: Una historia ilustrada de Santa Cruz de La Palma, Santa Cruz de
Tenerife, Centro de la Cultura Popular Canaria, 2003, págs. 75-84.
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Actividades de recreo para la nobleza en la isla de La Palma durante el ocaso del antiguo régimen
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La presencia en actos públicos, religiosos o profanos, era una ocasión propicia para la
ostentación ante las personas del pueblo llano y las de su propio estamento. Se trataba de
resaltar de forma solemne la preeminencia de su clase, y en ese sentido el teatro15 se con-vertía
en el escaparate idóneo para la exaltación de la apariencia y la vanidad, el eterno
juego de ver y ser visto, con todas sus connotaciones sociales.
Tradicionalmente en Canarias las manifestaciones dramáticas de los siglos XVII y
XVIII eran autos sacramentales festejados durante la procesión del Corpus, Navidad y
Adoración de los Reyes Magos, y escenificados en el interior de los templos o espacios
públicos puesto que aun no se habían construido edificios para tal fin. En Santa Cruz de
La Palma la Plaza Mayor junto a la Parroquia de El Salvador se techaba a fin de que el
sol no desvirtuase el acto16; se engalanaba mediante enrames, flores, frutas y bellos damas-cos
color carmesí, y con toda la suntuosidad que la ocasión requería, tomando allí posi-ción
de privilegio las personas de mayor peso económico, social, religioso y militar.
Por real cédula de junio de 1765 Carlos III prohibió tales representaciones17 que, sin
embargo, continuaron prodigándose con diferente nomenclatura: Alegoría, Alegoría dra-mática
o Carro Alegórico y Triunfal. Precisamente esta última sigue vigente y se esceni-fica
en el transcurso de las Fiestas Lustrales en honor a Nuestra Señora de Las Nieves,
celebradas desde 1680. Las loas, que habían alcanzado su máximo esplendor con la figu-ra
de don Juan Bautista Poggio y Monteverde, seguían gozando de cierto atractivo para
algunos nobles. Don Juan de Guisla y Pinto por carta que dirige a don Juan Massieu
Fierro le hace intermediario del siguiente encargo:
“…Yncluyo una loa q devera serbir para el Recivmto de Nra. Sra de las Nieves el año que
bendra de 1790 q bajara a esta ciudad para q V md se sirba remitirla a Zevilla para q el Sor
Mtro. De Capilla ponga en musica lo q respectibamte debe cantarse, encargando V md q
su composición sea dulse y armoniosa, libre de claves fingidas y q las dos voses de los dos
tiples del primº coro sean fasiles por q son niños los q lo deven cantar. El coro, o segun-do
coro sera de quatro voses y sobre el acompañamto general de dos violines…”18
14 HERNÁNDEZ PÉREZ, María Victoria. La Isla de La Palma: Las fiestas y tradiciones, Santa Cruz de
Tenerife, Centro de la Cultura Popular Canaria, 2001, pág. 219.
15 Entre los bienes de don Juan Massieu Fierro, se encontraba «un anteojito para teatro en 15 reales» (vid., not. 7).
16 BLANCO MONTESDEOCA, Joaquín. “Palos en el Corpus de Santa Cruz de La Palma”, Serta Gratulatoria
in honorem Juan Régulo. Tomo III. Geografía e Historia, Universidad de La Laguna, 1988, págs. 303-317.
17 PADRÓN ACOSTA, Sebastián. El teatro en Canarias: La fiesta del Corpus. La Laguna: Instituto de
Estudios Canarios, 1954.
18 A.G.P. / L-V. Sección Massieu, caja 15 [sin clasificar].
280 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 1 (2005)
Antonio Lorenzo Tena
ACTIVIDADES SOCIALES DE SALÓN.
Las reuniones en Sociedad, en un ambiente más distendido, constituían unas de las
ocupaciones más frecuentes relativas al ocio entre la nobleza y la burguesía. Era habitual
el concurso de personas semejantes en estatus social para compartir veladas, participar en
juegos y tertulias, merendar o disfrutar de piezas musicales.
Las celebraciones de acontecimientos familiares (bautizos, bodas, nombramientos,
etc.) eran excelentes motivos para el recreo. Gozó de especial brillantez el convite pro-movido
en 1789 por don Juan Massieu Fierro con motivo de su toma de posesión como
coronel, donde se reunieron hasta 162 personas pertenecientes a las más nobles familias,
en su flamante casa de la Plaza de España. Al opulento refresco (helada de Aurora, hela-da
de limón, agua y panal rosado, dos géneros de dulces de tacillas, chocolate, dulces
secos, alfeñique, melindres y anís) siguieron momentos de tertulia y juego19. Por su repre-sentatividad
merece citarse asimismo el extracto de un memorial que data de 1787 en el
que se describen ciertos festejos celebrados en la quinta “La Palmita”, que fueron objeto
de escándalo con el consiguiente pleito:
“…en las inmediaciones de esta Ciudad como un tiro de Piedra se halla situada
una quinta nominada la Palmita que posee el Caballero Mayorazgo Dn Felix
Poggio, Capitan de Granaderos de este Regimto Provincial de Milicias en la que
reside con su familia los Veranos y aun muchos dias del Ymbierno. Con este moti-vo
frecuentan dha Quinta lo mas lucido de las gentes, teniendo en ella ratos de la
mor diversión, de manera qe en todos tiempos y estaciones es el atractivo y recreo
de los sujetos visibles, especialmte en qualquiera festin que se intente.
El dia segundo de Carnaval del año pasdo de 1786 concluydos los oficios de Iglesia
según costumbre, nos dirijimos al insinuado sitio hasta quince o mas Amigos de
distinción, y entre ellos varios caballeros miembros de este Ytte Ayuntamto con algu-nos
sacerdotes del mejor olor y virtud a quienes acompaño el Ve Teniente de
Beneficiado Rector y Vicario de la Ysla, con el objeto de divertir el animo, y meren-dar
que efectivamte sucedió así, con aquella bullita que exije el gusto de estar con-gregados
tantos amigos de un mismo rango.
Los Criados que conducían las provisiones de la referida merienda quisieron como
muchachos festejarse a imitación de sus Amos y para ello compraron de ante mano
sus medios de Polvora, solicitaron camaretas y voladores, y tubieron un fuego pro-
19 PÉREZ GARCIA, Jaime. Casas y familias de una ciudad histórica: La Calle Real de Santa Cruz de la Palma.
Madrid, Excmo. Cabildo Insular de La Palma, Colegio de Arquitectos de Canarias, 1995, págs. 216-217.
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Actividades de recreo para la nobleza en la isla de La Palma durante el ocaso del antiguo régimen
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pio de su niñez mandando su maniobra con un Pasador e iluminaron el corredor
y muros de la Quinta con luminarias de Papel.
Concluida la merienda se tocaron Ynstrumtos de cuerda y siguieron en compaña de
la comitiva hasta dejarlos en sus casas como aoras de las diez de la noche…”20
También el seguimiento de los ciclos de las estaciones o el calendario litúrgico propi-ciaban
entretenimiento. La construcción de belenes en Navidad se había arraigado entre
la nobleza y burguesía palmera,como consta de la inclusión de un nacimiento y varias
figuras en el inventario «post-mortem» de don Francisco de Paula Luján y Carta, hijo21.
Se pone de manifiesto la distinción de clases, pues mientras la diversión espontánea
del populacho se vinculaba indefectiblemente a la calle o a la taberna22, los nobles tení-an
en sus fastuosas viviendas el escenario perfecto para su esparcimiento con recintos
habilitados ex profeso para tal fin. Muebles de nogal o caoba indiana, brocateles, loza de
China para el té (tan del gusto de la época), joyas, pinturas, alfombras y multitud de obje-tos
de procedencia dispar conformaban un mundo de belleza, lujo y seducción que pare-cía
ralentizar el tiempo en derredor. En tal ambiente, no podía descuidarse el atuendo:
Hermosos vestidos, abanicos, pañuelos y alhajas para las damas; casacas, botonaduras y
medias de seda para los caballeros23, y una auténtica devoción por el uso de la peluca
como elemento estético, asiduo protagonista en las grandes ocasiones. En carta de remi-tente
no conocido dirigida a don Felipe Massieu, fechada en Santa Cruz de Tenerife el
19 de febrero de 1768 se comenta: «…Estimare que V.S. no se olvide de mandar en todos
los barcos las pelucas que necesiten peinar, pues parece se quiere olvidar en inteligencia de que
hai aquí un peluquero frances que tiene fama…».24
En la partición de bienes por muerte de don Juan Agustín de Sotomayor y doña
Tomasa Fierro Massieu entre sus siete hijos25 figuran en el lote correspondiente a don
Juan Leonardo «tres pelucas, una de nudos, otra de cola y otra de talega, una cabeza de palo
con pies pa Peluca en siete y mo r.»
La música y, sobre todo, el baile gozaban de especial predilección entre las clases superiores.
En un territorio limitado y sumamente fragmentado como el isleño, la fiesta se presentaba como
20 A.G.P. / L-V. Sección Massieu, cartas, caja nº 9, [sin remitente]. Memorial con fecha 20 de mayo de 1787.
[sin clasificar].
21 A.G.P. / P.N. José Manuel Salazar, 31 de mayo de 1825.
22 Según el ilustrado Jovellanos la gente pobre tendría que divertirse con entretenimientos ajustados a su nivel
teniendo libertad para hacerlo (Cfr. JOVELLANOS, Melchor Gaspar de. Espectáculos y diversiones públicas,
Madrid, Austral, 1966, págs. 63-64).
23 Espléndida descripción de vestuario masculino en el inventario de bienes efectuado tras la muerte de don
Francisco Luján y Carta (A.G.P. / P. N. José Manuel Salazar, 31 de mayo de 1825).
24 A.G.P. / L-V. Sección Massieu, cartas, caja nº 4. [sin clasificar].
25 A.G.P. / P. N. Gregorio José Medina, 11 de enero de 1826.
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Antonio Lorenzo Tena
ocasión propicia para celebrar estas actividades, toda vez que la danza no sólo era un entreteni-miento
sino un rito social, sutil envoltorio de intereses económicos, cortejos y galanteos. La vela-da,
por lo general, comenzaba alrededor de las 9 de la noche y se prolongaba hasta las 12, suce-diéndose
los gráciles movimientos de parejas (contradanzas) en un ambiente de alegría y exqui-sita
cordialidad. El coronel don Felipe Massieu de Vandala comenta por carta a su hijo Juan
Francisco Massieu Fierro residente en Madrid, el agasajo que ha brindado al inspector don
Antonio Villegas: «…Dadas las oraciones venia pa casa, aquí se refrescaba, se tocaban instrumtos, se
bailaban y a las 12 de la noche y alga vez mas tarde se iba a dormir…»26
Cualquier pretexto parecía suficiente para disfrutar de buenos momentos de diver-sión,
incluso los duelos mortuorios que, en el caso de los niños, debido al poder de con-vocatoria
social y a las creencias religiosas arraigadas, adquirían un aire especialmente fes-tivo27.
Así, el propio coronel, por otra carta que dirige a su mencionado hijo, le comen-ta
las vicisitudes de un velorio al que ha asistido, en el que además de la música y el baile
se escenificaban pequeñas obras teatrales:
“…Ayer noche venimos de Mirca en donde estuvimos 2 dias con motivo de hacer el velo-rio
de Nieves. Concurrio bastante gente de ambos sexos y Armiaga [Brigadier don José
Tomás de Armiaga] entre ellos y ellas. Bailo mucho y estuvo divertido, quedándonos pa
el 2º dia pr una chubasca qe impidio bajar las señoras y passamos la noche en operas, entre-meses,
etc, ayudando a estas obras Dn Franco Alfaro con su violín y mas avilidades…”28
A pesar de ser habitual el uso de instrumentos musicales con carácter lúdico, éstos no siem-pre
tienen fiel reflejo en las particiones e inventarios, costumbre que se extiende a otros lugares29.
No obstante, en la partición de enseres por muerte de don Nicolás Massieu Salgado30, se hace
relación de un arpa, un violón usado, un violín con su funda (además de sus correspondientes
partituras) y un órgano. La relación de bienes muebles de don Francisco de Lugo-Viña y Molina
incluye un bandolín, un par de castañuelas de marfil y otro par de madera negra, además de un
libro titulado Instrucción de Música sobre la guitarra española31. Entre los bienes inventariados del
26 A.G.P. / L-V. Sección Massieu, cartas, caja nº 12. [Carta fechada en la Palma el 10 de agosto de 1772, que el coro-nel
Don Felipe Massieu de Vandala dirige a su hijo don Juan Massieu Fierro residente en Madrid]. [sin clasificar].
27 Los niños eran considerados como «angelitos» que llegaban al cielo directamente por lo que su muerte no
debía ser motivo de congoja sino de alegría. En los velatorios se bailaba, cantaba, comía, se jugaba y en gene-ral
se desarrollaban actividades festivas que, por lo general, se prolongaban dos días (VÁZQUEZ DE
ACUÑA, G. Isidoro. Costumbres religiosas de Chiloe y su raigambre hispana, Santiago de Chile, Universidad
de Chile, Centro de Estudios Antropológicos, 1956, págs. 45-49).
28 A.G.P. / L-V. Sección Massieu, cartas, caja nº 12. [Carta fechada en la Palma el 29 de abril de 1772, que el coro-nel
don Felipe Massieu de Vandala dirige a su hijo don Juan Massieu Fierro residente en Madrid]. [sin clasificar].
29 ARAGÓN MATEOS, Santiago. La nobleza extremeña en el siglo XVIII, Mérida, Asamblea de Extremadura,
Excmo. Ayuntamiento de Mérida, 1999, pág. 709.
30 A.G.P. / P.N. Manuel Antonio Salazar, 6 de septiembre de 1791.
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Actividades de recreo para la nobleza en la isla de La Palma durante el ocaso del antiguo régimen
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difunto don Santiago Fierro y Torres32 figura una clave valorada en 25 pesos, y entre las propie-dades
recibidas por los herederos de don Juan Agustín de Sotomayor y doña Tomasa Fierro
Massieu33, aparece un clarín. Consta, además, que don Miguel Agustín de Torres, fallecido en
1818, poseía una guitarra y un violín valorados en 3 y 4 pesos respectivamente34. Asimismo, el
finado don Francisco Luján y Carta (1825) contaba entre sus pertenencias con dos guitarras de
diferente tamaño y un organito con armazón de madera35.
Los juegos de mesa constituían otra importante parcela en el tiempo de esparcimien-to.
En el inventario de bienes del citado don Francisco de Paula Luján y Carta, hijo, apa-rece
entre los objetos de su escritorio un «tablero pa juego de damas»36, que gozaba de bas-tante
aceptación en la época, aunque el juego por excelencia era sin duda el naipe37, de
cuya presencia queda constancia en alguna que otra partición, como en la practicada por
muerte de don Nicolas Massieu Salgado38 en que se menciona «una cajeta pa juego de
naipe» llegando a importarse cantidades apreciables desde la Península39. Una de las suer-tes
más populares se conoció como «juego del monte», cuyo objetivo consistía en ganar
una apuesta por adivinación, movilizándose para ello importantes sumas de dinero.
También figuran dos barajas nuevas portuguesas entre los muebles del difunto don
Francisco de Lugo-Viña y Molina (1809), además de un “juego de jamón con sus dados
de marfil”, y unos “cartones de lotería”40.
CIENCIA Y EXPERIMENTACIÓN.
Durante la segunda mitad del siglo XVIII tuvo lugar el pleno desarrollo de las cien-cias
y el término “Física experimental” se hizo cada vez más popular, especialmente tras
la publicación de los trabajos de Nollet y Piquer.
31 A.G.P. / L-V. Sección Lugo-Viña, caja 6. [sin clasificar].
32 A.G.P. / P.N. José María Salazar, 5 de noviembre de 1831.
33 Ibídem. Gregorio José Medina, 11 de enero de 1826.
34 Ibídem. Manuel del Castillo Espinosa, 8 de julio de 1833.
35 Cfr. Not. 21.
36 Ibídem.
37 Según don Domingo Vandewalle Cervellón, regidor perpetuo, refiriéndose a don Juan de Silva, Don Anselmo Pérez
de Brito, don Santiago Albertos, don Tomás Colon y don Mariano Martínez, oficial de sedero : «…qe todos con espe-cialidad
llanesa coligacion fomentan este lanse, asisten y concurren todas las noches a tertulia y juego de naipes en el entre-suelo
de la casa de dho Dn dionisio Odaly…» (A.G.P. / L-V. Sección Lugo-Viña, varios, caja nº 1). [sin clasificar].
38 A.G.P. Manuel Antonio Salazar, 19 de julio de 1791.
39 Por carta que recibe don Pedro Massieu Monteverde, fechada en Cádiz el 28 de enero de 1748, se da cuen-ta
de un encargo de 4 docenas de barajas hecho a la viuda de P.J. Vienne y Cª (A.G.P. / L-V. Sección Massieu,
caja nº 10, [sin clasificar].
40 A.G.P. / L-V. Sección Lugo Viña, caja 6 [sin clasificar].
284 Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 1 (2005)
Antonio Lorenzo Tena
Se despertó el interés por la electricidad, la astronomía o la medicina, canalizándose
los estudios a través de Instituciones41, Seminarios, Ateneos, Academias, etc., perfeccio-nándose
con la construcción y difusión de herramientas y aparejos. Los instrumentos
científicos también se fabricaban en España, cuya publicidad se insertaba en “La Gaceta
de Madrid”, periódico de amplia difusión en ámbitos ilustrados42.
Los artilugios técnicos procedentes del exterior no pasaban desapercibidos y el noble no
se abstraía a la fascinación de poseer objetos - pequeños tesoros - que en el continente cau-saban
delirio, tanto mejor si se convertían en pretexto para la reunión y el deleite. Así,
hemos localizado una linterna mágica (precursora del cinematógrafo) entre los bienes in-ventariados
(1824) que pertenecían al difunto don Juan José de Lemos43. En general, los
instrumentos ópticos (catalejos, anteojos44, “vidrios de aumento para leer”) y los relojes de
faldriquera de origen europeo tenían mucha demanda entre las élites palmeras. En 1845
don Felipe Massieu encarga una caja óptica o «titirimundi» a Sevilla en 120 reales45. Tam-bién
se detecta un «tutilimundi» en la partición de bienes de don Santiago Fierro y Torres46.
NATURALEZA Y ACTIVIDADES AL AIRE LIBRE.
Al margen del ideal antropocéntrico que caracterizó al movimiento ilustrado, La
Naturaleza, como concepto global, alcanzó una importancia capital durante la segunda
mitad del siglo XVIII.
El medio natural ha identificado históricamente a la Isla de La Palma. Escarpados
barrancos, exuberante vegetación, zonas volcánicas y fértiles medianías se combinan
sabiamente para conformar un entorno singular con gran variedad de microclimas y pai-sajes
donde el placer de los sentidos cobra especial protagonismo. No es extraño pues que
esa escena cautivase al noble palmero en la transición del Antiguo al Nuevo Régimen.
Desde el siglo XVII dos de las más emblemáticas fincas de recreo extramuros de Santa
Cruz de La Palma, la “Quinta Verde” y la hacienda “Bajamar”, se vincularon a sendas
familias de aristócratas: Los Massieu y los Sotomayor. La periferia de la ciudad (Velhoco,
41 Tras la supresión de la orden jesuita en 1767, el rey Carlos III funda los Reales Estudios de San Isidro en
Madrid, uno de los centros de enseñanza de mayor rango europeo en su época.
42 GUIJARRO MORA, Víctor. Los instrumentos de la ciencia ilustrada. Física experimental en los Reales
Estudios de San Isidro de Madrid (1770-1835), Madrid, UNED, 2002.
43 A.G.P. / P. N. Gregorio José Medina, 29 de octubre de 1824.
44 Entre los libros y efectos que don Felipe Massieu Tello de Eslava encarga a Sevilla en 1829 figura «un par
de ante hojos de plata con 4 cristales verdes y caja» (A.G.P. / L-V. Sección Lugo-Viña, caja 6 [sin clasificar]).
45 A.G.P. / L-V. Sección Massieu, caja 17. [sin clasificar].
46 Cfr. not. 11.
Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 1 (2005) 285
Actividades de recreo para la nobleza en la isla de La Palma durante el ocaso del antiguo régimen
ISSN 1698-014X
Mirca, Buenavista de Breña Alta) se convirtió pronto en una magnífica zona residencial
para veranear, luminosa y alegre, gozando de gran algarabía durante los meses estivales
debido a la presencia simultánea de numerosas familias que disfrutaban de un clima ópti-mo
y una belleza sin par. La animación era tal que incluso llegaban a celebrarse bodas en
algunas casas de recreo cuyos propietarios con frecuencia eran residentes en la ciudad47.
Ya Viera y Clavijo en su Diccionario de Historia Natural proponía un reencuentro
gratificante con la Naturaleza desde el conocimiento como fuente de admiración y res-peto,
no en vano la botánica había suscitado un gran interés y las flores y plantas, se con-virtieron
en preciados elementos ornamentales y medicinales.
El joven don Francisco de Lugo-Viña y Molina, a través de las cartas dirigidas en 1773
desde La Palma a su enfermo padre don Francisco de Lugo-Viña y Franchi Alfaro (falle-ció
en agosto de 1774), vecino de la Orotava, describía con entusiasmo el deleite que
experimentaba en la campiña de Mirca:
“…Ante de ayer estuvimos en Mirca con mi Primo Dn Juan y el Pe Juan y el Pe
Custodio, y tubimos un dia de mucha diversion pque esta ahora de ver con los cla-veles
tan sumamte cargados de clavellinas y los de la orotava las tienen muy pre-ciosas
y otras flores qe ay pr otra parte el trigo qe esta ya como oro, y todos los arbo-les
tan berdes qto nos acordamos de V md, ya el mayordomo ha empesado a segar y
espera buena cosecha…”48
“…estos dias hemos estado bastante divertidos en Mirca qe estuvimos 6 dias gosan-do
de las trillas y de todo aql campo y hubieramos estado mas tpo. Si no hubiera
sido el pensar según las noticias q de un dia a otro estaria aquí el oydor Camacho
a qn abiamos de resevir…”49
El contacto con la Naturaleza en un ambiente de esparcimiento era considerado, por
otra parte, toda una fuente de salud. Así, don Nicolás Negrín Armas prescribe a don
Felipe Massieu en su carta fechada en Canaria el 24 de abril de 1826, dieta vegetal para
sus padecimientos intestinales, pero además le sugiere que: «…aire puro del campo; algu-nos
ratos de equitación, y alegria y confianza son necesarios pa el buen éxito…»50. Don Felipe
Manuel Massieu y Vandala por carta dirigida a don Miguel López Fernández de Heredia,
fechada el 15 de febrero de 1762, comenta:
47 Entre los años 1713 y 1730, y los meses de Julio y diciembre, se celebran en Breña Alta 12 matrimonios
entre contrayentes de condición humilde, teniendo como escenario ciertas viviendas pertenecientes a per-sonas
de influencia económica y social. (Archivo Parroquial de San Pedro Apóstol de Breña Alta, Libro 2º
de casamientos y velaciones, fols. 41 vto. al 70 vto.)
48 A.G.P. / L-V. Sección Massieuº 4, Santa Cruz de la Palma 2 de junio de 1773. [sin clasificar].
49 Ibídem. Cartas, caja nº 4, Santa Cruz de la Palma, 7 de julio de 1773. [sin clasificar].
50 Ibídem. Cartas, caja nº 7. [sin clasificar].
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Antonio Lorenzo Tena
“…He tenido mui enferma una de mis hijas y solo queda la esperanza de qe con-valezca
con los aires del campo. Tengo una hazda inmediata a esta ciudad tanto qe
en 12 minutos sin azorar el caballo se hace la marcha y asi lo frecuento con moti-vo
de passeo muchas tardes a puesta de sol…”51
Las actividades ecuestres gozaban de gran estima entre los nobles, por lo general vincula-dos
a las milicias. El viajero inglés George Glas en su Descripción de las Islas Canarias (1764),
comentaba: «la gente distinguida toma el aire montando a caballo». En efecto, pocas viviendas
de lustre carecían de caballeriza y muchas disponían de cochera como elemento de ostenta-ción.
El caballo se convertía en auténtico símbolo de poder y a la vez mejor medio de loco-moción,
pero también en un pretexto más a la hora de proporcionar gratos momentos de
solaz. Nuevamente es interesante recurrir a las fuentes notariales para sopesar su importancia,
percibiéndose asimismo el mimo que delata la descripción de ciertos accesorios. Así, en el
inventario de los bienes del capitán entretenido al real sueldo, don Felipe José Vélez y Guisla,
dentro de un cajón de pinsapo se halló: «una silla de montar de terciopelo carmesí bordada y
galoneada de hilo de oro, con su usa y fundas de lo mismo y un gaes de sintas de colores»52.
También la caza contaba con el beneplácito de la nobleza, siendo de gran utilidad el
empleo de hurones53.
Pocas referencias pueden encontrarse sobre juegos o practicas deportivas. En la par-tición
de bienes de don Nicolás Massieu Salgado se han localizado «quatro palas de juego
de bolantes», que presuponen su utilización lúdica.
COCINA
Si bien la alimentación no es un aspecto propio de las acti-vidades
de ocio per se, el interés por la experimentación en
sabores y el sibaritismo característico de la nobleza, otorgan a la
cocina un cierto carácter lúdico.
Mediado el siglo XVIII tres recetarios de cocina causaban sensa-ción
en España: Nuevo arte de cocina de Juan de Altimiras, Arte de
respostería de Juan de la Mata, y Arte de cocina, pastelería, bizcochería
51 Ibídem. Cartas, caja nº 13. [sin clasificar].
52 A.G.P. / P. N. Santiago Albertos Álvarez, 8 de febrero de 1736.
53 En la contabilidad del coronel don Felipe Massieu Vandala consta que el 16 de abril de 1774 se adquirie-ron
«.9 cascavelitos pa jurones…» (A.G.P. / L-V. Sección Massieu, caja nº 17). [sin clasificar].
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y conservería de Francisco Martínez Montiño54. Estos tres clásicos se encontraban en la fastuosa
biblioteca de don Nicolás Massieu Salgado, el segundo en la de don Francisco de Lugo-Viña y
Molina, además de un ejemplar de Arte de hacer pan. Y el tercero de los citados entre los ana-queles
de don Santiago Fierro y Torres, así como en la biblioteca del capitán don Juan Massieu
y Vandala. Según George Glas el menú habitual en la mesa del noble incluía sopas, un segundo
plato del que podían formar parte pollos, capones, corderos, además de otros productos cárni-cos
y finalmente postre que consistía en fruta o dulce. Todo ello acompañado de un buen vino,
en claro contraste con la dieta del pobre caracterizada por la austeridad55.
La tradición azucarera de La Palma avalaba la repostería manufacturada en la propia Isla, por
lo general, elaborada tras previo encargo, desempeñando las monjas de los conventos un papel
protagonista; y es así que, según consta de diversa correspondencia recibida por la familia
Massieu durante la segunda mitad del siglo XVIII56, son enviados con regularidad desde La
Palma hacia Tenerife comestibles surtidos: Rapaduras o piloncitos de gofio, turrones y mazapa-nes,
así como dulces y alfeñiques para los niños. Para el consumo en fresco, además de los pro-ductos
indicados eran habituales los melindres, especialmente en festines y agasajos.
Pero sin duda la estrella culinaria de la época entre la nobleza era el cacao, cuya impor-tación
desde Venezuela alcanzó su cenit en ese siglo. Los inventarios post-mortem practi-cados
en los domicilios de los difuntos detectan un sinfín de chocolateros de cobre o pie-dras
de labrar chocolate que demuestran su utilización masiva entre la nobleza57; no en
vano el cacao, en principio desleído en agua (tres onzas de agua por cada una de cacao),
acompañado más tarde con leche y azúcar, aromatizado con vainilla o canela, mezclado
incluso con yema de huevo y caldo de carne, era una bebida sumamente deliciosa a la
que se le atribuían propiedades terapéuticas y afrodisiacas:
“…fortalece y corrobora el calor natural, engendra sangre más espirituosa, vivifica
la substancia del corazón, disipa los flatos, quita las obstrucciones, corrobora el
estomago, despierta el apetito, que es señal de salud para los que lo toman, aumen-ta
la virilidad, retarda las canas, dilata la vida hasta la decrepitud, y a cualquier
edad, aun mas tierna, se pueden dar, & c…”58
54 El texto facsímil de estos libros puede obtenerse en la biblioteca de Rudolf Grewe. Universitat de Barcelona
[en linea] (http://www.bib.ub.es/grewe/grewe3.htm) [consulta: 20 de septiembre de 2004].
55 QUINTANA ANDRÉS, Pedro C. “Frailes, ayunos y despensas: un acercamiento a la alimentación en
Canarias durante la modernidad”, Boletín Millares Carlo, 2003, nº 22, págs. 11-37.
56 A.G.P. / L-V. Sección Massieu, cartas, varias cajas [sin clasificar].
57 En el anteriormente citado inventario por muerte de don Francisco Luján y Carta se relacionan: «…12
jicaras para chocolate…/…una piedra y mano para moler chocolate…/…tres chocolateros de hojalata…/…un
chocolatero grande, otro mediano y tres pequeños de cobre…/…un morterito pequeño de mármol y un mortero
grande pa majar chocolate…» (A.G.P. / P. N. José Manuel Salazar, 31 de mayo de 1825).
58 LAVEDAN, Antonio, Lic. Tratado de los usos, abusos, propiedades y virtudes del tabaco, café, té y chocolate,
Madrid, Imprenta Real, 1796, pág. 235.
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Antonio Lorenzo Tena