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Desde el siglo XVI se produce seda en La Palma con una variación mínima en las téc-nicas
de obraje, herramientas y maquinarias de producción. Hasta nosotros han llegado
panas, tornos, devanaderas, sarjas, espadillas, almudes, telares y otros artilugios senti-mentales,
aún vivos, que un puñado de familias de la Isla han atesorado durante genera-ciones
en un saber y amor por una profesión singular, fuertemente ligada a nuestra heren-cia
cultural e histórica.
El Museo de la Seda de El Paso nace como un ambicioso proyecto museográfico cuyo
o b j e t i vo es llenar un olvido injustificado de mucho tiempo. Una ocupación antiquísima
que liga a todo un pueblo y que necesita del reconocimiento y del impulso de todos. Se
trata de un momento crucial para salvar una artesanía emblemática que necesita de un
empuje cultural, divulgativo y científico para desvelarla y mostrarla con dignidad al mundo.
En fin, un punto de partida para impulsar una profesión que es una inteligente alternativa
de futuro y que vive un aparente renacer gracias al esfuerzo de unos pocos art e s a n o s .
Lo que hoy nos parece imposible y difícil de creer en una sociedad que avanza frené-tica
hacia un desarrollismo unificador y homogéneo es lo que se intenta salvar. La diver-sidad
cultural que nos hace humanos, orgullosos de nuestros recuerdos en un momento
en el que en España la industria artesanal de la seda hace largo tiempo que ha dado paso
a otras actividades más provechosas. Según el etnógrafo y folklorista palmero José Pérez
Vidal, la razón fundamental para esta pervivencia, como activa reliquia en El Paso, está
más ligada a razones emotivas que económicas:
«Menos investigadas han sido las causas de la pervivencia de los pequeños talleres
de El Paso. Parece natural que en la isla donde mayor desarrollo alcanzó la indus-tria
textil más tarden en pararse los telares. Un rescoldo de la vieja tradición, la fama
de los productos, que no se quiere perder, y el amoroso apego de unos ejemplares
sederos a sus capullos y tornos han mantenido viva en la población una gran incli-nación
y sensibilidad por los asuntos relacionados con la seda.» (1987:9).
Para Pérez Vidal, una isla es a la vez «atracción, acogida y conservación». Si bien el folklo-re
no es el punto re f e rencial de este artículo, es interesante la analogía que nos plantea en su
visión de la permanencia de costumbres y tradiciones arraigadas en el ámbito insular:
EL MUSEO DE LA SEDA:
LA GESTACIÓN DE UN PROYECTO EMBLEMÁTICO
José Domingo Rodríguez Pérez
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José Domingo Rodríguez Pérez
« He ahí las tres fuerzas determinantes de la excepcional riqueza folklórica de las islas.
En el conservador re g a zo de éstas sobre v i ven muchos elementos que desde hace tiem-po
desapare c i e ron en los países de origen. Cuando se pierda una tradición en el conti-nente,
búsquese en las islas. En éstas probablemente se encontrará.» (1944:33).
El Museo nace para mantener viva una memoria etnográfica que, sin lugar a dudas,
convertirá a la localidad de El Paso en un enclave de referencia de la vida cultural insu-lar,
potenciando la recuperación y desarrollo de la sericicultura, su consolidación y difu-sión
exterior. Desde el punto de vista científico y turístico, el Museo de la Seda contri-buirá,
junto al trabajo de las artesanas, a que la localidad sea reconocida en Europa,
fomentando un flujo enriquecedor de ideas y conocimientos de insospechadas conse-cuencias
a medio y largo plazo.
Cientos de bellos objetos relacionados con el obraje de la seda se conservarán ade-cuadamente.
Su exposición y estudio contribuirá a la difusión del rico patrimonio etno-gráfico
palmero. Muchos de ellos se salvarán del olvido y, quizá muchos de ellos, encon-trarán
un digno hogar en El Paso antes de salir indocumentados fuera de nuestra geo-grafía
insular como viene siendo habitual.
La sericicultura en Canarias, su historia, desarrollo y posterior decadencia ya ha sido
recogida, aunque siempre de manera insuficiente, por algunos estudios (1946; 1976;
1985; 1987; 1995; 2001a). La creación de un museo dedicado a la seda es una antigua
aspiración del pueblo de El Paso, que si bien se confirma en el año 2001 con el Proyecto
Museológico y Museográfico del Museo de la Seda, puede decirse que la idea tuvo su origen
en 1927 con la impresionante exposición instalada en la localidad con motivo de la visi-ta
del ministro de Gracia y Justicia.
En febre ro de 1927 llegó a La Palma en re p resentación del rey Alfonso XIII, Galo Po n t e
y Escartín, ministro de Gracia y Justicia. Manuel Sosa Taño, que por entonces era el alcal-de
de El Paso, pro m ovió para acoger al ilustre visitante, el emplazamiento de una gran expo-sición
en el teatro Mo n t e r rey que fue enormemente elogiada por la prensa de la época:
«En el teatro Monterrey, de El Paso, se instaló la impresionante exposición de
“Bordados y Tejidos de seda elaborados exclusivamente en este pueblo y aparatos
para ello (torno, devanadera, redina, torcedera, urdidera)”, poniéndolos todos en
funcionamiento durante la visita.» (1987:71).
Debido al éxito de la exposición, el teatro permaneció abierto una semana más
para que la población de la Isla pudiera conocer aquellos maravillosos instrumentos y
apreciar los más bellos tejidos de seda de la localidad. La favorable impresión causada en
Galo Ponte le llevó a firmar, el mismo día, la Real Orden de estudio urgente para la cre-ación
de la Estación Sericícola de El Paso (1927a) que, desgraciadamente, nunca se llegó
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El Museo de la Seda: la gestación de un proyecto emblemático
a realizar. En época más reciente, la seda haría algunas salidas de La Palma para partici-par
en diferentes ferias y exposiciones pero en ningún caso con el mismo protagonismo
y afán museográfico que desplegó en la exposición de 1927.
A finales de la década de los ochenta de la pasada centuria, empiezan los movimien-tos
políticos para la consecución y búsqueda de un local adecuado para ser sede de un
posible museo dedicado a la sericultura. El lugar más apropiado apuntaba a la antigua
sede del Ayuntamiento de la calle Manuel Taño debido a sus amplias proporciones y
carácter histórico. Durante la década de los noventa, se sucedieron diferentes subvencio-nes
e inversiones, lideradas por los partidos gobernantes y destinadas a la recuperación y
acondicionamiento del antiguo edificio.
En t re 1997-1999, siendo alcalde de la localidad Ángel Raúl Ro d r í g u ez Pages se desarro-lló
la Escuela Taller del Museo de la Seda y del Patrimonio Cu l t u ra l. Este proyecto, fundamen-tal
para la recuperación y estudio de la sericultura en unos momentos francamente difíciles
para la artesanía, fue el germen de una idea museística que se concretaría en el anteproye c t o
redactado por Juan de La Cruz Ro d r í g u ez, en el que nos detendremos más adelante.
Finalmente en el año 2000, la Corporación encargó un estudio de viabilidad para la
creación del futuro museo en el antiguo inmueble de la calle Manuel Taño. Este estudio
concluyó en el Proyecto Museológico y Museográfico del Museo de la Seda (2001b).
El lugar elegido para albergar el Museo de la Seda es el antiguo inmueble del
Ayuntamiento en la calle Manuel Taño
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José Domingo Rodríguez Pérez
La memoria contemplaba un ambicioso proyecto museológico que convertiría a la
antiguo casa de la calle Manuel Taño y al edificio posterior, de la calle Fermín Sosa Pino,
en un amplio y moderno museo dotado de todas las infraestructuras necesarias para su
adecuado funcionamiento. El trabajo de acondicionamiento de los continentes se aco-metería,
como mínimo, en tres fases. (2001b).
De esta manera, el proyecto del Museo de la Seda venía a ser el primer plan museológico y
museográfico redactado para un museo en La Palma. Ningún museo de la Isla tenía en su haber
un proyecto similar que lo identificara, estableciera sus funciones o su régimen organizativo de
a c u e rdo con la Ley del Patrimonio Histórico de Canarias. (1999). Según esta norma, sólo los
Cabildos In s u l a res tienen las competencias para autorizar la creación de los museos de ámbito
municipal, coadyuvando a su correcto funcionamiento. Igualmente, expresa claramente que la
autorización a su creación será a la vista del proyecto presentado ante el Gobierno In s u l a r :
«La resolución que autorice la creación de un museo aprobará igualmente sus esta-tutos,
donde se señalará su denominación, sede, titularidad, materias que compre n-de,
carácter y las condiciones que, en su caso, deban cumplirse para garantizar la ade-cuada
conservación de sus fondos y el mejor cumplimento de sus funciones. El régi-men
organizativo establecido en el estatuto será libremente decidido por la entidad
p romotora, en ejercicio de su potestad de autoorganización.» (1999:25).
Solucionadas ya las cuestiones técnicas para la autorización a la creación del Museo de
la Seda por parte del Cabildo Insular de La Palma, se le encargó en junio del 2001 a Ju a n
de La Cruz Ro d r í g u ez –etnógrafo tinerfeño; estudioso y especialista en tejidos–, la re d a c-ción
coherente de los textos de la exposición de acuerdo al programa museográfico. Las
r a zones eran más que justificadas pues, según vimos anteriormente, el Ayuntamiento había
encargado algunos años antes un anteproyecto de la exposición a Juan de La Cruz. Ad e m á s ,
conocía profundamente la sericicultura palmera y estaba ligado por profundos lazos senti-mentales
a las últimas familias de artesanos de El Pa s o. Esta propuesta, ordenaba el re c o-rrido
de la exposición permanente en ocho módulos temáticos: Origen chino de la seda;
La seda en el Mundo Occidental Antiguo; Propagación de la sericicultura en los Estados
Modernos; La llegada de la seda a España. Los primeros centros; La industria de la seda y
Canarias; La sericicultura y la isla de La Palma; La seda palmera en la actualidad y La seda
y el tiempo. Simultáneamente, se contrató un equipo de técnicos que organizaría el pro-yecto
y que trabajaría conjuntamente con la Corporación municipal. La coord i n a c i ó n
museográfica de los trabajos fue encargada a José Domingo Ro d r í g u ez Pérez y el decora-dor
Óscar Be n í t ez Cruz participaría en el diseño y puesta a punto de las instalaciones.
El punto de referencia que uniría al futuro museo con la nostálgica exposición de
1927 sería su carácter eminentemente vivo y evocador. Uno de los ejes centrales del pro-yecto
sería el Taller Artesanal de la Seda. En un espacio dedicado a este fin, las artesanas
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El Museo de la Seda: la gestación de un proyecto emblemático
trabajarían en vivo para los visitantes explicando, mediante el apoyo de diferentes textos
y gráficos, los diferentes procesos o manipulaciones que conllevan la producción, hilado
y tejido de la seda. El otro eje de referencia sería la exposición permanente del museo,
que se desarrollaría en la parte superior del edificio como veremos más tarde. (2001d).
Mediante Comisión de Gobierno del Ayuntamiento de El Paso reunida en sesión
extraordinaria el 25 de septiembre de 2001 se arrendó definitivamente a las artesanas
María Blanca García Pérez, Ana Olga Morales Tejera y Carmen Nieves Díaz González,
constituidas en Las Hilanderas El Paso S.L.L., el local que ocupaban en la planta baja del
futuro centro. También, en la misma sesión extraordinaria, se presentó oficialmente la
imagen corporativa que identificaría al nuevo museo:
«Durante la Comisión de Gobierno se dio a conocer el símbolo y logotipo que
representará al Museo de la Seda, diseñado por la empresa Progres S.L., y que ser-virá
de estandarte ante cualquier referencia al entorno museístico que quedará con-cluido
definitivamente en un corto espacio de tiempo.» (2001c).
El Museo de la Seda se convertía en una de las primeras instituciones museísticas pal-meras
en ser dotado de su propia imagen corporativa y logotipo, que lo identificaría cul-tural;
científica y comercialmente desde su nacimiento y próxima apertura. Con respec-to
a la conclusión de las obras, ya veremos que ante la opinión pública nunca se tuvo
demasiado claro la diferencia entre el Taller de Seda Artesanal y el Museo de la Seda, dos
entes que muchas veces se confundieron. El Museo de la Seda se proyectaba como un
centro cultural en el que tendrían cabida diferentes espacios concebidos desde el punto
de vista museológico. El Taller de la Seda y la exposición permanente de los fondos eran
los espacios principales que vendrían a protagonizar las primeras fases en el desarrollo del
proyecto y en las que el Ayuntamiento centró todos sus esfuerzos iniciales.
Hacia finales del año 2001 las obras en el Taller Artesanal de la Seda parecían haber
llegado a su fin. El diáfano y evocador espacio que desprendía sabor de los antiguos talle-res
decimonónicos fue dotado con tres antiguos telares, devanaderas y otros utensilios
aún en uso. Las paredes se cubrieron con una secuencia de grandes paneles en los que se
explicaba todo el proceso de la producción, integrándose perfectamente en el ambiente.
Una moderna pared acristalada serviría para exponer los producto a los visitantes. El 26
de noviembre, el alcalde Higinio Máximo Brito Rodríguez y Rosa María Díaz Ramos,
consejera de Artesanía e Industria del Cabildo de La Palma, inauguraron las instalacio-nes
en un acto histórico que marcaría un antes y un después en la historia de la seda de
La Palma. En las palabras inaugurales, el alcalde recordó que con la apertura del taller se
hacía justicia histórica y aventuraba las imparables consecuencias que traería para la vida
cultural de la Isla. La exposición viva de 1927 volvía a El Paso y, esta vez, parecía para
quedarse permanentemente. En recuerdo del éxito de aquella exposición, que según nos
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José Domingo Rodríguez Pérez
cuentan se mantuvo abierta durante una semana más a lo previsto, las artesanas abrieron
las puertas del taller gratis durante la primera semana de su nueva andadura profesional:
«Con el objetivo de salvar esa diversidad cultural, el Ayuntamiento de El Paso ha
conseguido concluir un proyecto que hoy se verá representado en su primera parte.
Con la inauguración del Taller «Museo de la Seda»…En dicho espacio, se man-tendrá
viva una memoria etnográfica que convertirá al municipio pasense en un
referente insular… Durante la primera semana, tras la apertura del taller, se podrá
contemplar gratuitamente el trabajo en vivo de las artesanas de la seda.» (2001e).
La gran acogida y éxito que se originó con la apertura del Taller Artesanal de la Seda no
t a rdó en traspasar las fronteras insulares. Pronto empezó a ser punto de frecuentación para
visitantes procedentes de las más diversas procedencias, que deseaban ver como se trabaja-ba
una de las reliquias artesanales de Eu ropa. El 17 de enero de 2002, otro acontecimien-to
llenó de júbilo al municipio. La empresa Las Hilanderas de El Paso, constituida por las
a rtesanas, recibió en Santa Cruz de Tenerife el premio «Em p re n d e d o res 2001» convo c a d o
por la Fundación Fyde-Cajacanarias y la Consejería de Economía, Hacienda y Comerc i o
del Gobierno de Canarias. El galardón venía a ratificar la especial estructura de esta empre-sa
que combina el beneficio empresarial con un palpable beneficio cultural y social para la
comunidad: El premio reconoce los aspectos innova d o res de esta empresa de reciente creación, su
capacidad de generar empleo y su carácter emblemático y social. ( 2 0 0 2 ) .
Mientras el taller seguía su exitosa andadura, el Ayuntamiento ya había decidido aco-meter
la exposición permanente del futuro Museo. Para ello se iniciaron negociaciones
con el diseñador y museógrafo catalán Enric Franch que contaba en su haber con una
gran experiencia a nivel nacional y que acababa de terminar las obras del Museo de la
Naturaleza y el Hombre de Santa Cruz de Tenerife. Los contactos, que arrancaron en el
2002, estaban enfocados a efectuar un diseño moderno con un recorrido museográfico
respetuoso con las medidas de conservación de los materiales expuestos. Según el pro-grama
de Juan de La Cruz Rodríguez, se había decidido que la exposición tendría un
desarrollo histórico y, a modo evolutivo, narraría el nacimiento de la seda en la China
imperial para luego, mediante la Ruta de la Seda, llegar a Occidente; el Mediterráneo; la
Península Ibérica y las Islas Canarias. Para este recorrido evolutivo se deberían exponer,
para apoyar los textos, una serie de materiales que identificaran las zonas de la expansión.
Igualmente, a finales del mismo año, se cerró la compra de las vitrinas que conservarían
y expondrían los materiales textiles seleccionados para la exposición permanente. Se eli-gió,
para proveer las vitrinas del museo, a la empresa alemana Rothstein GmbH. Su acre-ditada
experiencia en la fabricación de vitrinas para espacios museísticos es muy bien
conocida internacionalmente. Rothstein es una de las mejores empresas del mundo en
su especialidad y, de esta manera, el Ayuntamiento de El Paso apostó por la profesiona-
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El Museo de la Seda: la gestación de un proyecto emblemático
lidad y calidad en la conservación y protección de las futuras colecciones del Museo de
la Seda. Finalmente, en el mes de abril de 2003, después de un largo viaje por mar desde
la ciudad de Rótterdam y algunas vicisitudes en el puerto de Santa Cruz de La Palma, las
vitrinas fueron descargadas en El Paso y conducidas, con máximo cuidado y esmero, a la
futura sala de exposición permanente.
Uno de los problemas con los que se encontró El Paso para equipar al nuevo Museo
era la falta de una colección. Si bien existían una serie de importantes materiales adqui-ridos
por la Corporación anterior en la década de los noventa del siglo XX, estos eran
claramente insuficientes para dotar a la exposición permanente y crear una frecuencia
museográfica que completara y apoyara la información textual que acompañaría el reco-rrido
propuesto. Además, era de vital importancia que el Ayuntamiento iniciase una polí-tica
de coleccionismo, adquisición razonada y localización de fondos cuyo fin sería su
custodia, estudio y conservación en el nuevo Museo. Abordando este frente, la Corpora-ción
adquirió a finales del 2002 una importante colección de muestras y tejidos antiguos
en Sevilla. Se trataba de una interesante colección de sedas italianas, francesas y españo-las
cuya antigüedad en alguna de las muestras se remonta, según la opinión de expertos
del Museo de Bellas Artes de Sevilla, al siglo XVI.
En la actualidad, el desarrollo de este proyecto emblemático y de vital importancia
para la comarca oeste de La Palma sigue su lenta andadura. Nuestro deseo es que pron-
El Taller de Seda Artesanal se inauguró el 26 de noviembre de 2001
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José Domingo Rodríguez Pérez
to podamos ver concluidas las obras y podamos disfrutar de un museo moderno, único
en Canarias, que apoye definitivamente el reconocimiento de la seda de El Paso como
una artesanía única en Europa.
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