RELACIONES LINGUISTICAS Y LITERARIAS
ENTRE CANARIAS Y AMERICA: ESTADO DE LA CUESTION
YOLANDAAR ENCIBSIAN TANA
JosÉ ANTONISOA MPEPRA DILLA
Relaciones Canarias-América en literatura: estado de la cuestidn
(ensayo de aproximacibn), por Yolanda Arencibia Santana
El tema de las relaciones o interdependencias literarias Canarias-
América (Hispanoamérica) nos han venido interesando desde hace
tiempo de tal modo que - d e manera sistemática- habíamos ido reco-pilando
bibliografía específica, anotando ideas propias surgidas al calor
de algún texto creativo o crítico, o reuniendo opiniones alusivas leídas
en la prensa o escuchadas en diversos foros culturales, opiniones -por
cierto- no siempre clarificadoras porque, contaminadas muchas veces
de seEv~i;í~E;iliuy de ~qUeizEciz~jU~&, liaba7 izee:us subrG cU
objetividad.
Pero que la interrelación existe es tan evidente como sugestivo es el
campo de investigación que propicia. Pero evidente es, también, que tal
tarea demanda estudios críticos rigurosos que, mediante el análisis de la
realidad textual y contextual, contribuyan a determinarla y a configurar-la
en sus límites y en sus caracteres con respeto y con distancia de modo
que las conclusiones que se aporten sobrepasen el campo de la mera
intuición para situarse en el de la verificación objetiva.
Bastante se ha recorrido ya por esta vía. Pero jcuánto, cómo, dónde
y sobre qué temas? Por ello, al plantearnos abordar un acercamiento
1152 Yoianda Arencibia Santana y José A. Samper Padilla
científico al tema con ocasión de este Coloquio se nos planteó como
urgente la necesidad de asentar el terreno antes de empezar a andar:
para descubrir en él indicadores direccionales, sendas abiertas o simple-mente
esbozadas; para conocer, en fin, qué se ha hecho y para estar en
disposición de dilucidar qué se debe hacer y por donde conviene prose-guir
la ruta.
Fruto de estas reflexiones es el presente trabajo. Pretende ser un
ensayo de aproximación eficaz al "estado de la cuesti6n"para que nos
auto defina el camino, pero también con la esperanza de que pueda
-¡ojalá!- ofrecer a otros investigadores el mismo efecto clarificador.
2. Límites
Cuando decimos "estado de la cuestión" atendemos sólo a la cues- O
n
tidn bibliogrdfica,y , en ella, a los estudios que se han visto publicados =m
O
en medios específicos (libros o revistas especializadas) o que están en EE
vías de serlo. Eludimos -al menos en esta ocasión- el intento de S
E abarcar la amplitud de los artículos o aproximaciones publicados en
prensa periódica: muchos, muy variados en tiempo y en espacio y de 3
muy distinta utilidad. -
Además de los límites topográficos, nuestro trabajo se ha fijado otros 0m
E límites. De entre los estudios publicados nos centraremos sólo en los O que han abordado el tema interrelacionando los dos mundos creadores
desde una perspectiva de concomit~ciam utua en la que la "canariedad" n
E pueda haber sido determinante. Por tanto quedarán fuera de nuestra a
consideración ensayos críticos unilaterales realizados en ésta o en la otra n orilla de nuestro Océano que abordan realidades literarias de ambas sin n
relacionarlas, aunque el trabajo sea de gran interés1. O aquellos que
aúnan relacionándolas en mismo texto realidades literarias de aquí y de 3
O
allá, pero no desde "la canariedad" como determinación2. Igualmente
quedarían fuera de nuestro campo la referencia a personalidades rele-vantes
del mundo de la literatura o la cultura que han compartido
vivencias y creación entre Canarias y América y han reconocido en sí
mismos la huella de esta circunstancia:caso de Juan Marichal, de A.
Millares Carlo, de J. M. Tmjiiio. de M. Rosa Alonso ...3. Forzosamente.
habrá de quedar al margen de nuestro trabajo, también, la relacibn y la
recensión de textos de creación concretos -narrativos en su mayoría-que
contienen la presencia -más o menos anecdótica- de nuestras
islas, nuestra historia y nuestras gentes en creaciones de allá4, o,
inversamente, a las situaciones imaginativas de muy diversa índole que
Relaciones lingüísticas y literarias entre Canarias ... 1153
reflejan aquí tonos y modos de la literatura característica de los maes-tros
hispanoamericanos: los ejemplos, en ambos casos, son muy
numerosos y exigen tratamiento monográfico específico.
Nuestro trabajo, pues, se mueve dentro de unos límites estrictos:
obligados y necesarios, creo, no s610 por razones de espacio que nos
exigen circunscribir el tema a unos límites razonables, sino también por
imperativos de rigor y de orden. Y aún dentro de nuestros límites, el
resultado final del trabajo arrojará s61o una aproximacidn al tema; aun-que
hemos procurado que sea lo más completa posible.
3. Estructuración
A) Un cuerpo central que será el análisis del ESTADO DE LA
CUESTION propiamente dicho. En és se recensionarán unos documen-tos
bibliográficos agrupados por temas o áreas temáticas y dispuestos
selectivamente, por razones de cronología o de oportunidad, según los
casos. El análisis en su conjunto de las distintas recensiones deberán
dirigirnos hacia unas conclusiones, cuya dilucidación imprima a este
trabajo la eficacia y el interés que nos ha movido a realizarlo.
B) Tras este cuerpo central, figurará en nuestro trabajo una BIBLIO-GRAFIA
CITADA, que, formalmente, nos permitirá mayor agilidad en
las citas de referencia y conceptualmente recogerán, por orden alfabético,
todos los títulos que -por una u otras razones- hemos tenido en
cuenta y cuya mayor o menor interés o relevancia respecto al tema que
nos ocupa (y siempre sólo respecto a él) podrá determinarse en el desa-rrollo
del cuerpo crítico del trabajo.
11. ESTADO DE LA CUESTION
1. Reflexiones criticas sobre la relación literaria Canarias-América
Bastante recientes son los textos que han abordado el tema desde la
reflexión crítica con intenciones dilucidadoras y asentadoras de premisas
básicas.
En un mismo número de la revista Liminar (24-24, 1986) aparecie-ron
dos textos críticos que se complementan en el abordar directo del
1154 Yolanda Arencibia Saruatm y José A. Samper P d i
tema. En una de ellos J. J. Armas Marcelo (1986) reflexiona sobre la
realidad del archipiélago como espacio límite que convierte a los cana-rios
en "americanos imaginarios e imaginados", seres de "la primera
Aménca y la última España mirando hacia el Sur" (pág. 49). Armas
Marcelo articula un texto vivo y zozobrante para apoyar la, más que
relación sedimento común, de la expresión literaria canaria e hispano-americana
en general. Derivando hacia la realidad literaria concreta, y
ahí la novela, el texto deviene una reflexión sobre el "imaginario
novelístico isleño-americano" (pág. 61) cuyas confluencias ve lógicas,
sin mimetismos, sino como contaminaciones internas naturales. En el
segundo texto de la citada revista, Jorge Rodríguez-Padrón inicia lo que
va a ser lugar común de reflexiones críticas suyas posteriores: la estre- ,,
cha relación literaria Canarias-Sudamérica comprobable, principalmente, 0
E y en el objetivo de este ensayo concreto, a pariir de los autores de fiñ de
siglo y modemistas en general. Contiene el texto una reflexión sobre el O
n modernismo canario y su posible consideración parcialista a partir de las
-
m
O
propuestas temáticas que señalara Valbuena Prat5, consideradas separa- E
E
damente. Destaca el carácter de frontera (de lo esprIíío1) y de orilla 2
E
(hacia América), de encrucijada en el Atlántico, que es la realidad cana- -
riii y que ha condicionado una escritura insegura, abierta hacia la novedad 3
y el descubrimiento, indagadora de un espacio y una identidad propias; O-- una escritura que halló en la retórica de la ironía y en la temática de lo m
E
cotidiano o lo próximo, su más auténtica expresión. En la misma línea O
señaladora de la recurrencia entre los modernismos canario e hispano- 6
americano, conviene reseñar dos nuevas voces críticas que no necesitan n
E desarrollar el tema porque parten de la incuestionabilidad del mismo: -
a
una de ellas pertenece a Lázaro Santana (1987), que, tras señalar las 2
n
coincidencias canario-americanas en algunos aspectos, como en el del n
n
"retraso cronológico característico de los movimientos literarios en Ca- 3
narias (pág. 133, afronta el tema directamente en nota a pie de página O
(nota 1 pág. 14) en que se señalan, también, posibles influencias
modemistas de los poetas canarios, apuntando de forma concreta el
nombre de Leopoldo Lugones para Alonso Quesada y de éste sobre
Baldomero Femández Moreno. La segunda de estas voces es la de
Carmen Ruiz Barrionuevo (1991) que inicia su ensayo sobre este movi-
;;.icn:o fite;t;,= in&ic&qd= que "es ifie-&& ~ p f i p 1~8s r~&pS~ ,
hispanoamericnaas, pues es evidente que los fenómenos que allá se
producen tienen una gran similitud con los que se originan en Canarias
años después" (pág. 180)6.
Decíamos que el ensayo de Liminar iniciaba la reflexión crítica de
Rodríguez Padrón sobre el tema de la relación literaria Canarias-Amén-
Relaciones lingüístícas y literarias entre C a ~ r i a..s. 1155
ca. Los continúa, en efecto, en una intervención en El urogallo (dic. 88-
en.89) y en la reciente Lectura de la poesía canaria contemporánea
(1988), añadiendo en ambos textos algunos matices. En la revista ma-drileña
desarrolla nuestro crítico la teoría de la contigüidad escritural
canario-americana - e n la que nadie como él ha insistido de manera
más oportuna y eficaz- haciendo hincapié en la pareja condición de
incertidumbre ante el lenguaje, apertura hacia novedades e inseguridad,
a la vez universal y propia, a la vez cercana y cosmopolita. En el texto
antes señalado de 1991 (el último, por ahora de nuestro crítico) Rodrí-guez
Padrón insiste en el tema exponiendo la más directa clarificación
del lúcido discurso que viene sosteniendo resaltando las condiciones de
ex-centricidad y periferia de Canarias para explicar la moderna literatu-ra
de !US i s h , CGI? referenciz, en este PEEI~I ?I 11 pesia7- Lz hiie!!a en
ella de Hispanoamérica -indica- se manifiesta como evidente en la
etapa modemista que "como en Hispanoaméríca, no puede ser perturba-ción
momentánea, sino la clave de toda una renovación poética, mucho
más radical, que el tambaleante y superficial romanticismo peninsular"
(pág. 43). Señala que, como el Modernismo hispanoamericano, el cana-rio
significa una crítica del progreso como causa de la marginación de la
potencia imaginativa del creador" (pág. 44) ante lo que éste reacciona
mediante particulares inflexiones del lenguaje. Y no porque los poetas
canarios secunden servilmente a los hispanoamericanos sino porque es-tán
viviendo una situación social e hist6rica muy similar" (pág. 45). De
ahí las concomitancias, sobre todo en la etapa posmodernista en la que
se asume "el lenguaje coloquial y el tema del paisaje urbano, la vida
cotidiana y las conquistas del progreso, pero utilizando un lenguaje que
ya no puede prescindir de la carga de la imaginación y de sensualidad
adquiridas en la etapa inicial." (pág. 44). El ensayista no se refiere a
concomitancias concretas entre autores más que de manera tangencial,
como es el caso de la relación Vallejo-Quesada (págs. 106-1 15) que ya
había sido tema único de un ensayo anterior (1979) al que haremos
referencia en otro apartado de este trabajo.
Entre 1988 y 1992 otros ensayistas intervienen sobre el tema que nos
ocupa. Así Alicia Llarena, en dos textos complementarios que no han
o ;An nA; toAnc -VA nrln k t r s r e c a Am~ t n r i a ra nid En nl nAmncn an nl t;emnn U l U U L I U I . ' L U U O y W A V y u w 'II.YIYOU UYOI.UYu, .'.,"a. U11 Y 1 yII'IIII" Y'' I. LIYLq,"
(comunicación de nuestro anterior ZX Coloquio) realiza un discurso re-flexivo
al hilo de la "marginaiidaá" en la posible identidad expresiva
canario-americana mediante un ajustado recorrido diacrónico por la lite-ratura
de las islas para señalar una posible relación entre ambas orillas,
más allá de lo español. Incide en esa relación al tratar de la vanguardia
canaria, especialmente relevante, y ponerla en contacto con la hispano-
1156 Yolanda Arenc&tb Santam y José A. Smper PadiZla
americana por identidad en asimilar "la otredad". (Contra esta afirma-ción
general, y en el contexto de referencia a las posibles huellas del
movimiento vanguardista en las islas, se había expresado el crítico
Lázaro Santana (1987, XX) aduciendo textos de aquellos autores que
demuestran su filiación española antes que francesa; y, por supusto, que
hispanoamericana) A. Llarena concluye apuntando, además, lo que de-berá
ser marco de estudios futuros en este terreno: el reflejo de la otra
orilla en la narrativa canaria contemporánea y en el discurso general de
muchos narradores. En el segundo texto de esta misma ensayista, al
analizar con visión panorámica las líneas más sobresalientes de la narra-tiva
canaria actual, se señalan las coincidencias con el mismo género en
Hispanoam6rica desde una común aspiración por definir una identidad
.m**--e*.-c-. tim ..U*-.a*-Aa.-.- re hinrapid pn pl i q +&~~ gf i~tzn1,1tpl !z nr_~ztjvrcz qr_ri,a
partir de los sesenta hacia las letras de aquel espacio americano, dete-niéndose
en especial en las voces -tan características como diferentes-de
Víctor Ramírez y de Armas Marcelo.
Tercia en el tema la opinión de Juan Manuel García Ramos (1988)
manifestando su posición, que parte de la natural influencia -general-de
los narradores hispanoamericanos de los sesenta y centrándola en la
cuestión de la narrativa canaria Ya en la referencia a éste género en
concreto, apunta como incidentes en esa realidad la vecindad original
histórica entre ambos pueblos, en cuyo sentido no deja de tener interés
el paralelismo que llega a establecer Colón en su Diario, o el P. Las
Casas en el tomo 1 de su Historia de las Indias. En lo que se refiere a la
actualidad, indica el acercamiento de ambas narrativas en una cuestión
bhsica de parecida orfandad surgida en el canario en el inicio de la
España de las autonomías y que sería semejante a la de los pueblos
sudamericanos en los primeros años de su independencia. Así -indica
el ensayista- coinciden narradores canarios e hispanoamericanos en la
defensa de tres posiciones comunes: la irrespetuosidad hacia un lengua-je
"prestado"; la utilización de estructuras formales foráneas; y el
despertar a la necesidad de recuperar claves que nos individualizaran
como comunidad propia.
La voz crítica más reciente a este respecto es la de Sabas Martín
f100q\ a- hnllr\ rl;ariiiran 1;tnroAn nfLsi.. .r o o I 4 a r n m n t n n n n o t r i i ; r l r \ nn
{ 1 1 7 L i ) q U b GI1 -1lV UlJbUlJV LLbbLLUIU, UllUU& ] UUVILUIIUULU bVlli>UUIUV bll
cinco momentos que recorren la díacronía de nuestro pueblo, destaca en
él su perenne búsqueda de una palabra creadora propia, asentada en el
reconocimiento de una bastardía y un mestizaje, de una españolidad
cultural incuestionable y de una europeidad asumida por extensión. En
ese asentamiento de la propia palabra -dice- América -finales del
siglo, principios de éste- fue un reconocimiento de coincidencia histó-
Relaciones lingüísticas y literarias entre Canarias ... 1157
rica y una identificación. En los años sesenta, el canario se redescubre
en los ecos de "aquel estallido de .imaginación y de atrevimiento" que
fue la lengua narradora americana y entonces empezó a "aprender que
podía contarse a sí mismo, bastardo y mestizo, con su propio verbo, sin
remedos, sin débitos, sin complejos".
Al rematar este apartado temático, resulta interesante señalar que
existe una investigación en curso, llevada a cabo por los profesores
Osvaldo Rodríguez y Eugenio Padornog, que se propone determinar el
grado de repercusión de la Independencia hispanoamericana (y, supone-mos,
el caldo de cultivo que la propició) en la configuración del concepto
de la identidad canaria, a partir de los textos de reflexión rastreados en
la prensa y en el ensayo literario de las islas en aquellos años. Se trata
de una propuesta ambiciosa cuyo resultado podría suponer un acerca-miento
a la comprobación textual de esa "canariedad" que el pensamiento
crítico literario actual afirma más intuitiva que documentalmente.
2. De la poesía tradicional y popular
Muchas referencias bibliográficas hemos podido recoger sobre'la
relación canario-hispanoamérica en este tema. De entre ellos, atendere-mos
a los estudios que se refieren a la poesía tradicional (recitada o
cantada) evitando aquellos que se dedican más a la música que "a las
letras" en tal tema. Pero no es fácil el deslinde y así se aprecia en los
textos críticos (¿cómo separar letra y música en la lírica tradicional,
ambas caras confluyentes de una misma realidad?) Entre estos estudios
hay algunos que entran de iieno en el campo del foikiore, que tarnbien
consideramos al margen de nuestro trabajo. Tampoco ahí el deslinde es
fácil. La pervivencia o la relación entre las manifestaciones foiklóricas
de ambas orillas ha tenido interesantes estudiosos como Pérez Vidal
(1986), como Morales Padrón (1970), como Elfidio Alonso (1980),
como M. Gonzáiez.Ortega (1988) ... por citar s610 a algunos de los que
han "investigado" profesionalmente el temag.
En el campo concreto de la poesía tradicional y en relación con la
orilla americana reseñaremos los siguientes estudios: corresponde la
primicia en abordar el tema con este sentido al profesor Pérez Vidal
(1962) al hilo de un estudio más amplio de relaciones poblacionales y
culturales, y respecto a la poesía tradicional y al Romancero. Prudente-mente
habla de dificultades de determinación porque "no existe una
literatura tradicional canaria con rasgos bien definidos" (pág. 182). Sí
destaca el hecho de que la poesía tradicional canaria es "vivero de la
1158 Yolanda Arencibia Sancm y José A. Samper Pad7h
peninsular" y de ahí sucedió el trasplante a América. Señala interesantes
concomitancias en canciones de cuna, en adivinanzas, y en casos de
romancero. Allí se detiene en los romances "Blanca Flor y Filomena",
"La infanticida" y "El mal de amores"; y en una versión americana de
procedencia canaría: "La esposa infiel". En otro trabajo de 1984, el
insigne investigador palmero insiste en nuestro tema destacando el pa-pel
de la emigración y, en ella, de la mujer, en la supervivencia de la
poesía tradicional al hilo de un estudio sobre textos canarios recogidos
en la voz de una emigrante de México: el arroró, algunas adivinas y
algunas versiones romancísticas. De nuevo, en su estudio sobre el ro-mancero
de La Palma (1987) y al hilo de la descripción y el análisis
hispanoamericana en romances de aquella isla, destacando la presencia ,, -
de Cubz deUdci!e de 18 grm 8cepuci6:: qUe :ier;en en !a Isla !os ioi1iai7- E
ces de tema cubano (pág. 47) circunstancia que -indica- no sólo se O
da en Canarias (pág. 46). Y añade algo interesante para el objetivo de n -
=m
nuestro trabajo: "Para el estudio de las relaciones entre el romancero O
E
canario y el americano hace falta una base más sólida, una mayor copia E
2
de versiones" (pág. 47). =E
El resto de los estudios sobre el tema son marginales respecto a
nuestros objetivos estrictamente literarios, pero algunos de eilos mere- 3
cen cita directa. Así un breve pero interesante artículo de Oriol Prunes
- -
0m
aparecido en el último número de la Revista del Museo canario (1992) E
que se centra en una composición elegíaca en trísticos monommos que O
José M. Arguedas introduce en Los ríos profundos (Alianza, 1988) para n relacionarla con nuestras tradicionales endechas. Ya en la línea de con- -£
fluencia entre poesía y música, Elfidio Alonso en un trabajo de 1983 a
2 sobre el tema popular de las albas y su contenido poético, alude a la n
existencia de coplas canarias "muy parecidas a las que se cantan en 0
Latinoamérica" (pág. 65) señalando algunos casos concretos. Igualmen- O3
te ocupa la misma posición M. González Ortega que en un ensayo sobre
la canción tradicional en las relaciones canario-americanas destaca el
papel del elemento folclórico que trasciende de las islas a la península y
a América: tal es el caso de la danza amatoria "El canario", de feliz
tradición, que "volvería a nuestro acervo popular subsistiendo en parte
A,I ,,,,,,, :, ,,,,,, AC,, A,I L,:I, a-t ..,:A,, ,..,.. ,, 1, n,i,,,i uci cii5iauajc ~uicugicui~uuc i vrui~u ci <.xariiiiurjuonG U ia raulia ,
otras joyas musicales como «los aires de Lima», el pericón, la isa, la
habanera ... También las letras de las canciones hallan relación en las
dos orillas atlánticas, como en el tema del Amor6 (de nuevo), de cancio-nes
de corro, como La pdjara pinta, y otras. Por su parte, M. Rosa
Alonso (1953) merece también referencia en este espacio al introdúcir
el recuerdo -"como un aletazo7'- de una habanera que liga Guarnasa
Relaciones lingüísticas y literarias entre Canarias ... 1159
y Cuba, al hilo de un breve ensayo sobre la creadora María Sánchez de
Fuentes.
En el campo de la investigación sobre el tema está abierto. La profe-sora
M. Teresa Cáceres realiza en la actualidad un estudio comparativo
de las realidades romancísticas en las islas y en Puerto Rico1", elegida
ésta isla "por la relación que existió en la primera etapa de su coloniza-ción,
coincidiendo (...) con la época de difusión del romance".
Acertadamente señala la investigadora la oportunidad de tal estudio en
parcela poco o nada explorada que, en su caso, atiende preferentemente
-y siempre dentro de la comparación- a la consideración gramatical
de tales textos. Igualmente investiga en el campo Maximiano Trapero
que atiende las relaciones canarioamericanas en la literatura tradicional
(romances, décimas, lírica) manteniendo como punto de referencia ame-ricano
los enclaves que fueron destino principal de la emigración canaria:
Luisiana, Cuba, Puerto Rico, Santo Domingo, Venezuela, Montevideo ...
3) Estudios de tema épico
A partir de la actitud épica de Antonio de Viana en su Poema, han
surgido algunos trabajos que relacionan la condición "inaugural" del
Viana -y también de Cairasco- dentro de la consideración temática
del "buen salvaje" y la general de los mitos canarios. En realidad, y
ateniéndonos a lo publicado, pocos textos realizan la relación que, al
objetivo de concomitancia canario-americana, a este trabajo interesa.
Tal es el caso de los estudios del profesor de la Nuez (1986, 1988 y
1992), y del profesor Tejera (1988), sin referirnos a los que, desde el
título, ya se concretan en el universo de la mitología clásica en relación
con las islas.
M. Rosa Alonso abre el camino de manera incuestionable y definiti-va
en su amplio trabajo de 1952. En él y a lo largo de los capítulos V y
VI, analiza la "res epica" y la "res bucolica" del Poema de Viana"
desde el marco de los poemas épicos más característicos, para contrapo-ner
la actitud del poeta canario a la de Ercilla en La Araucana o la de
Pedro de Oña en su Arauco domado, principalmente. En ese sentido
-indica- ia concomitancia con esos poemas -más aiiá de ios aspec-tos
formales- reside sólo en la coincidencia de circunstancias de
"inauguración" temática que suponen, pues Viana "poseedor de un sen-tido
racial armónico" diferente (pág. 33) procedió con bastante
independencia (pág. 306). Las diferencias proceden de una especial
posición del poeta canario respecto al tema del "buen salvaje" -distinta
1160 Yolanda Arencibia Santana y José A. Samper PadilIa
espiritualmente a lo que sería la rousseauneana- mostrando un hondo
isleñismo, en consonancia con el sentimiento de los conquistadores o
los "contempladores" de nuevas tierras ("deslumbradoras como
Afrodita", pág. 58) que llegan a sentirse incluidos en ellas hasta consi-derar
a sus naturales desde la identidad anímica.
Siguiendo muy de cerca las pautas de nuestra veterana investigadora,
retorna el tema Osvaldo Rodríguez (en comunicación a la edición iX de
este Coloquio de Historia Canario-Americana) para realizar una com-paración
entre los textos de Ercilla y Viana como herederos de una
misma tradición épica con las mismas pautas de la anterior investigado-ra.
Se detiene en algunas "especificidades" de ambos para señalar el
hecho de las diferencias existentes: en el tratamiento de las "res arnatoria" m
D
y sobre todo, en el carácter de elegía de la conquista que contiene el E
texto de Viana respecto al de panegírico de la misma en el de Ercilla. O
n -
=m
O
E
4) Trabajos sobre una individualidad creadora E
2
E
=
Agruparemos en esta sección aquellos trabajos que se ocupan
monográficamente de algún autor determinado. La realidad de los textos 3
-
aconseja destinar distintos apartados siguiendo un orden cuantitativo de -
0m
los mismos. Así comenzaremos por los trabajos sobre Silvestre de E
Balboa, para continuar con Pérez Galdós, Josefina Pla, Graciliano O
Afonso, Bethencourt Padilla y Mercedes Pinto. n
Silvestre de Balboa ha sido centro de atención de muchos trabajos de
investigación, aquí y, sobre todo, en Hispanoamérica por la circunstan-cia
nada anecdótica de haber sido el iniciador de la literatura culta en
Cuba adonde lleg6 procedente de esta capital Gran Canaria formado ya
(tenía treinta años, aproximadamente) en un ambiente de sólido elitismo
cultural12. En el marco de nuestros objetivos, el trabajo pionero se debe
a Lázaro Santana que en su "Estudio preliminar" a la edición de Espejo
de paciencia, de 1981 resalta la canariedad de Balboa a través de claves
halladas en su texto. Además de llamar la atención sobre el reflejo de
algunos rasgos canarios en el carácter del autor deducibles de su obra
("pereza poética", pág. 15, dotes de observación, pág. 19, "humor", pág.
28 ...) se señala la huella de Cairasco y de Viana en la originalidad del
tratamiento épico que incluye localismos poco habituales y la utiliza-ción
de algunos recursos formales como la técnica enumerativa o la
reiteración, en determinadas situaciones, de un idéntico verso para re-matar
la estrofa. Evoca Santana la vida de Balboa en Puerto Príncipe
Relaciones lingüísticas y Literarias entre Canarias ... 1161
como trasposición de un ambiente semejante al que había vivido en su
natal Las Palmas, tal vez como "un Cairasco de aquella tertulia america-na"
(pág. 27). En la línea de esta última consideración conviene situar el
interesante trabajo de M. González Sosa (1991) que entrona el poema
balboano con lo canario (tangencialmente, respecto al contenido total
del ensayo) a través de la huella que en el grupo de versificadores cultos
de Puerto Príncipe (hoy Carnagüey) de principios del XVII dejara la
tertulia "con pujos de academia renacentista que en los últimos lustros
del XVI reunía Cairasco en su casa de Las Palmas" (pág. 98). Para
a f k m el carácter de "hijuela transrnarina" de la canaria que poseía
aquella tertulia cubana se basa -más allá de la evidencia literaria del
texto de Baiboa (que ya fuera manifestada por el ensayista cubano
Raimundo Lazo, en 1974)- en la existencia de un verso de uno de los
sonetos laudatorios que introducen el poema de Balboa, imitado muy
fielmente del endecasílabo inicial de la octava que Cervantes dedicara a
Cairasco en el "Canto al Calíope" de La Galatea.
La profesora Belh Castro ha tratado el "tema Balboa" en más de
una ocasión. En comunicación a la anterior edición de este Coloquio
(1988) se propuso estudiar "los estímulos extraliterarios que se objetiva
en el producto artístico" de Balboa (pág. 733); y en ese sentido el
trabajo contiene un gran interés (su relación con la actividad
contrabandística, con el erasrnismo ... etc.) Respecto a la relación Cana-rias-
América que ahora nos interesa s610 se refiere a ella de pasada y
para hacer referencia a lo indicado a tal respecto por Lázaro Santana en
la introducción a su edición de la B.B.C.; indica entonces que "la clave
de lo insular puede ser punto de partida para configurar, en un trabajo
de mayor envergadura el universo creativo de Balboa" (pág. 747). Tras
otro estudio impublicado al que no hemos tenido acceso, la profesora
Castro vuelve a Balboa en ocasión del Encuentro de escritores canarios
de 1992. Allí se suma a modernas voces crítica^'^ para indagar en la
obra balboana el comenzar de la cristalización de un mito insular que
contempla ligado al entorno (o los entornos) del poeta y que se
"verbaliza" en el texto. En Cuba -indica- revivió su conocimiento
"del otro", del que es distinto, que había asumido en la tierra que le dio
vida y que -junto a la formación literaria allí adquirida- le permitió
una eficaz codificación literaria de modo que el texto permite una "sub-versión
de la orden vertical de la sociedad" (pág. 11) proponiendo el
heroismo de la solidaridad según un nuevo ordenamiento social en la
que "los otros" podrían pasar a ser "los nuestros". En la observación
concreta del texto, la investigadora señala nexos del poeta con Cairasco,
que identifica en algunos "topos": como la identificación del guanche y
1162 Yolandn Arencibia Sanrana y José A. Samper Pdilla
del indígena (respectivamente) con sátiros de estirpe grecolatina o la de
los personajes femeninos que - d e forma distinta en cada texto- solici-tan
clemencia.
En 1986 otra investigadora, M. Angeles Primo, había dedicado su
atención a Balboa. Para establecer su genealogía alude a su "formación
literaria y cultural más allá de lo normal" y a la presencia en su obra de
lecturas clásicas, sin aludir a la realidad cultural canaria que le dio vida.
Este trabajo relaciona, sin embargo, al autor del Espejo de paciencia
con las islas al señalar la referencia concreta a éstas en el Poema (espe-cialmente
la octava 24 del Canto 1) como acreedora de una expresión de
"cierta nostalgia" de su tierra existente en el autor.
Benito Pérez Galdós. Entre la amplísima bibliografía galdosiana y
entre los muchos trabajos que estudian la relación Galdós-América no
son muchos los que atisban la insularidad del autor tras su comprobado
interés por el tema amencano. Curiosamente el trabajo más amplio que
sobre el tema conozco es obra de un investigador madrileño, Julián
Avila, que al hilo de su Tesis Doctoral14, pudo sentar caedra sin ambajes
sobre la canariedad del autor a través de sus textos y de sus temas, algo
que los galdosianos canarios sólo nos atrevemos a decir en voz baja y
como pidiendo perdón. En lo que ahora nos interesa, para el doctor
Avila el tratamiento del tema americano es uno de los centrales para
comprobar el canarismo del autor. "La mirada canaria" de Galdós res-pecto
a lo español había sido ya esbozada por Pérez Vidal (1987),
apuntada por mí misma (1988) y desvelada en interesante ensayo por J.
Rodríguez Padrón (1990)15. El profesor Pérez Vidal en su interesante
estudio Canarias en Galdós (1979) había dedicado un capítulo comple-to
(el 6) al análisis de "La comprensión de lo americano" por Galdós
desde su naturaleza canaria (por la relación histórica Canarias-América;
por las relaciones familiares y amistosas de don Benito ...) evidenciada
en sus escritos de modo que -afirma- "fue el primero de los grandes
novelistas contemporáneos que dio entrada al nuevo mundo en sus na-rraciones"
(pág. 170). El profesor de la Nuez, en sucesivos estudios
refundidos uno último de 1988, ha abordado el tema del interés de
Galdós por lo americano desde la realidad de sus lazos familiares, desde
los documentos de su epistolario personal, desde sus intervenciones en
prensa o su huella en la obra. La relación de la canariedad de Galdós en
ese interés no se señala concretamente, aunque parece darse por supues-ta
en algunas indicaciones ("desde su nacimiento, como casi todos los
canarios, B. Pérez Galdós estuvo vinculado a América", 1988, 5; "es
natural que Galdós, como buen canario, se interesase por los problemas
Relaciones lingüísticas y literarias entre Canarias ... 1163
de las relaciones de su patria con Cuba", Idem, 21), aunque también se
lee que "es sorprendente (...) cómo Galdós supo interpretar el verdadero
sentido de la unión posible entre América y España que no eran sólo la
lengua y la raza sino una comunidad histórica de intereses humanos,
estratégicos y comerciales" (Idem, 22): desde la perspectiva canaria, esa
postura es mucho menos sorprendente que desde la peninsular16.
Josefina Pla. Apenas remiten estos trabajos a la canariedad de esta
creadora paraguaya, por razones evidentes de sus circunstancias vita-les".
Sin embargo Josefina recuerda cada vez que viene al casol8 su
ascendencia canaria, aunque según parece ubicándola en Lanzarote y no
en Lobos. El trabajo más cercano a nuestros objetivos, de entre los
publicados sobre la autora, se debe a J. Rodnguez Padrón (1991) que,
en lúcido trabajo sobre la poética de Pla alude a "un desarraigo" sustan-cial
en las notas esenciales de su personalidad cuajadas en sus facetas
creadoras, sobre todo en la poesía. En el origen de ese desarraigo el
autor parece apuntar a su nacimiento canario ("suceso para ella nada
circunstancial", pág. 48), el primer trasterramiento de su vida. La profe-en?-
Anmnlnc hAainn nn n1 -.iren Anl nntnr;nr P n 1 n n . r ; ~ rln U;etnr;n
UVlU I * 1 1 6 U I U h 3 A l l U C U V , bII UI lllLUUV UUI U I I S U I I V I C I V í V Y W S V UCI I I ' i b V , I U
Canario-Americana se refiere monográficamente a Josefina Pla en su
biografía y su trayectoria pero sin desarrollar en la circunstancia de su
nacimiento la posible relación canario-americana.
Graciliano Afonso. En su amplio estudio sobre el Doctoral canario
(1963), Alfonso Armas Ayala señala con gran perspicacia su carácter de
precursor del movimiento de revalorización del pasado isleño
-neovianismo- que luego imperaría en los poetas de la llamada "es-cuela
regionalista" de La Laguna En este sentido se señala oportunamente
el papel que jugó la obligada residencia del poeta en tierras americanas
(en Puerto Rico se publicaron el conjunto de odas anacreónticas que
forman El beso de Abibinia) en la presencia de tal tema, surgido al calor
del primitivismo americano y la búsqueda en la historia pasada "de lo
que el presente no puede ofrecer" (pág. 284).
Mercedes Pinto. La investigadora Pilar Domínguez (1988) dedica un
trabajo monogrAfico a ia personalidad y la actividad cultural, literaria y
creadora - e n general- de Mercedes Pinto, destacando en especial su
papel de activista feminista, actitud en la que hubo de influir su tragedia
personal particular. La autora señala oportunamente el recomdo biográ-fico
de Pinto por Uruguay, Chile, Cuba y México. Aunque no se alude
a una posible huella de su tierra natal apreciable en su obra, de manera
1164 Yolanda Arencibia Santana y José A. Samper Padilia
tangencia1 y al referirse a su novela El escrita en América, indica que
"narra su infancia y juventud en Canarias".
Dulce M. Loynaz. Al calor de una reseña sobre un libro de poemas
de Loynaz, ("Juegos del agua") la incansable investigadora M. Rosa
Alonso enlaza el tema central del libro, levemente, con la realización y
la presencia que el mismo tuvo en los poetas canarios: los nombres que
destaca son los de Tomás Morales, de Cairasco y de Antonio de Viana.
Bethencourt Padilla. En un ensayo reciente sobre dos poetas cana-rios
modernistas (1992) se refiere al poeta gomero Bethencourt Padilla,
emigrado hacia América y cantor canta el mar en un amplio poema (El m
Atlántico) que la autora comenta. Allí señala que el tono de Bethencourt
Padilla es el mismo del Tomás Morales de la Oda al Atlántico, del O
Rubén de Cantos de vida y esperanza" o del Alonso Quesada de "Vuel- =m
ve a ver a su amigo el mar" en su-poemario El lino de los sueños. O
E
E
2
E
=
5) Trabajos de relacidn entre autores
Recensionaremos ahora una serie de trabajos que establecen relación
entre autores concretos de nuestras dos orillas.
Jorge Rodríguez Padrón realiza un interesante estudio (1979) en el
que descubre un interesante nexo entre Alonso Quesada y César Vallejo,
más allá de las claras coinciencias biográficas, en líneas comunes de
ambas poéticas, como la "ironía sentimental" (vuelta a la intimidad, a la
ingenuidad de la vida diaria e intrascendente) derivada de paralela acti-tud
vital y expresada en semejante lenguaje dentro del más revulsivo,
auténtico y personal modernismo.
Osvaldo Rodríguez realiza una incursión ensayística en Los perros
del paraíso de Abel Posse para enlazarlo con la significación mítica
canaria. Resalta lo significativo de la presencia del referente canario en
aquel primer título de la Trilogía del Descubrimiento del narrador ar-gentino,
en donde la etapa canaria del viaje del Almirante hacia el
Nuevo Mundo puede representar para el novelista la confluencia entre
dos realidades de un semejante universo mítico. Tras ese punto de parti-da,
el profesor Rodríguez estudia los procedimientos de transformación
de la historia de Canarias en ficción novelesca, y la significación que
tiene "el paraíso canario en la recreación mítica del Descubrimiento", en
palabras del propio autor.
Relaciones lingüísticas y literarias entre Canarias ... 1165
Por último, Agustín Díaz Pacheco se plantea, en discurso reciente
(1992), la relación entre Juan Rulfo e Isaac de Vega en determinadas
claves: ambos solitarios; ambos remisos a ofrecer claves al lector; uno
de ellos (Rulfo) contribuyó a la comprensión del "género del silencio"
(sic); el otro (Vega y su grupo gene-ración del bache, fundada en
interrogantes, en surrealismos cotidianos) consolida a su grupo y lo
blasona con una incógnita: la novela Fetasa Saliendo al paso de un
ensayo (Elizabeth Espadas, Letras Peninsulares, Fall Caer, 1989) que
niega la relación Rulfo-Vega indicada por Charo Martínez en la
contraportada de la edición de la novela de Vega, asevera Pacheco la
relación, además de por lo dicho, por la creación de "Intan", paralela a
"Comala" (Rulfo), a "Macondo" (Gcía. Márquez) o a Santa María
(Onetti). Rulfo (lenguaje subterráneo y críptico, predilección por diálo-go)
y Vega (ienguaje paraboiico y escéptico, con reflexión y
minuciosidad descriptiva) realizan indagaciones etológicas de la con-ducta
humana mediante enclaves literarios de atmósferas agobiantes
distintas y coincidentes. Ambos coinciden en "mirar de otra manera
interrogadora para explicar la vida". Ambos se convierten en exponen-tes
de que la cultura es universal por irradiación y nacional por origen.
6) Otros trabajos
La relación Canarias-América en el terreno literario ha sido tema de
otros trabajos menos específicos pero sí relacionados con el nuestro.
Son los siguientes:
1) David W. Femández ha realizado una útil indagación (1956-57)
en donde deja constancia de los distintos periódicos de carácter canario
publicados en algunas capitales sudamericanas. En Cuba registra 21
entre 1864 y 1946; en Argentina, 4, entre 191 3 y 1946, en Uruguay 2
entre los años 1928 y 1956, y en Venezuela igualmente 2 entre 1898 y
1954. Sin salir del campo del periodismo, J. J. Laforet (1988) analiza la
presencia y la significación del referente americano en distintos periódi-cos
canarios del XIX, demostrando la validez del medio para valorar lo
que esa presencia supuso para la sociedad de la época.
, ,+E,, ,,A,, A, ,,,,, L , = ,,,A,, ,,..- -..,..- &.-L-f- 2 , n-..:a
IXL ULIV UIUGII UG c.vaaa, LLCLI IUu~ c ICJGIIÚI u11 IJUCVU uauaju uc u d v l u
W. Femández (1975-76) curioso por el gran interés demostrado por el
autor en el detallado estudio de la genealogía del gran polígrafo venezo-lano
don Andrés Bello a través de casi tres siglos, para demostrar que es
"canaxio por los ocho costados" y un fruto más -privilegiado en este
caso- de la emigración hacia Venezuela.
1166 Yoianda Arencibia S n n t ~ya J osé A. Somper Padiiia
Terminaremos con la reseña de un singular texto cuyo autor es el
profesor Salvador Caja (1977). Se trata de un interesante estudio sobre
la recurrencia y la significación del tema de los pájaros a lo largo de la
novela de García Márquez Cien años de soledad, al calor de una refe-rencia
a "las Islas Afortunadas" que relaciona el topos y el tema. Aunque
el espacio de referencia es el mítico de las islas de la Fortuna y no las
islas Canarias en su realidad y, desde luego, en su actualidad -como
indica, efectivamente, el ensayista- éste aprovecha oportuna y eficaz-mente
el juego semántico que id coincidencia propicia como el gran
especialista que es en este campo lingüístico. Lo atractivo del tema y de
su tratamiento y el pretexto de la interpretación metafórica canario-americana
que le da trascendencia crítica justifican sobradamente su ,,
inclusión en este repertorio bibliográfico. D
E
O
Reposa en el principio de toda escritura un afán por dar nombre a las n--
realidades para, haciéndolas efectivas mediante la palabra, nombrándo- m
O
E las, reconocerse en ellas - e n definitiva ser - y permanecer en ellas - e n E
2 defuiitiva vivir-. En la escritura literaria, en la literafura -creación por E
excelencia-, se añade la capacidad de interpretación de las realidades
-
mediante la construcción verbal que deviene alegoría lúcida cuando es 3
manejada por un verdadero poeta, en el neto sentido aristotélico del - -
0
término. m
E
Una observación global de la literatura que se ha escrito y que se O
escribe en Canarias manifiesta que esa interpretación de la realidad ha
conocido etapas distintas en correspondencia con el tiempo histórico y n
E
socio-cultural que las ha sustentado. Manifiesta también, como constan- -
a
te, que el discurso escritura1 canario ha sido una asimilación de 2
n
tradiciones que han dado como resultado intertextualidades complejas n
n
entre tradiciones conjugadas. 3
Tras los momentos inaugurales que llenaron felizmente los nombres O
de Cairasco y de Viana y en cuyos subtextos pueden ser leídos los
primeros atisbos de una consciencia de identidad dual, la literatura en
Canarias caminó sin inseguridades dentro de una tradición asumida:
hasta el siglo xx, en que esa conjunción de circunstancias de muy
diverso género que se traduce filosóficamente con el nombre de
ino&r,í~mo, p;aniea -ciiire U'úris cücs~ulies- ;a de uz&;ci~il j; h
identidad como problema. En ese momento, desde el necesario recono-cimiento
de la españolidad (y por extensión, de la europeidad) del
sustrato cultural propio, se reconoció en la paralela voz americana un
reflejo de la propia imagen, una nueva dimensión que permitía asumir,
no sin algunas lógicas convulsiones, una identidad fundada en el
Relaciones lingüfsricas y literarias entre Canaria s... 1167
mestizaje y la confluencia, en el reconocimiento de lo propio mediante
la asunción de lo ajeno.
Hoy creemos poder afirmar que en la expresión de la identidad que
traduce el discurso literario considerado globalrnente - e n sus muy di-versas
manifestaciones- esa "asunción de lo ajeno que significa lo
propio" (en palabras de Sabas Martín) esamplio y abierto; sin renuncias
y sin minimizaciones. Allí está Ambrica y está Europa; está la presencia
-o la sombra- de Africa, tal vez como sustrato antiguo, tal vez como
incógnita cercana y desazonante.
A partir de estas reflexiones y como apunte práctico de lo que ha
sido el primer objetivo de este trabajo, hemos de subrayar que en los
temas, los modos y las maneras de la palabra creadora canaria de este
siglo se aprecia una evidente y estrecha relación con la otra voz ameri-cana,
estrecha relación que -creemos- no responde a un fácil
mimetismo (en todo caso sería lógico reconocimiento de autoritar ante
estallidos verbales definitorios) sino a un reconocimiento propio en esa
otra voz y en los sedimentos que la han conformado. Eso ocurre en la
líiica. Eso ocurre, de manera especial, en los textos narrativos de las
últimas décadas, hasta tal punto que en ocasiones podemos atisbar la
~xirtenria? A iin ~ncrntextnc n z ~ hq ~ tenm z C U C 1~1" ifitertext~s
individuales. En el análisis sistemático de esa intertextualidad, no como
interpretación sino como comprobación, estaría uno de los más atracti-vos
temas, si no el tema de una crítica contemporánea que se propusiera
estudiar la relación literaria Canarias-América.
Yolanda Arencibia Sanrana y José A. Samper Padilla
1. Los ejemplos son numerosísimos, sobre todo en nuestras islas. Merecerían
espacio amplio y propio.
2. Permítase ahora -porque son menos los casos y porque el interés del que
vamos a señalar lo demanda- destacar el ejemplo del estudio del profesor Sanchez
Rohai'a (Para leer Primero Swño de Sor Juana I n b de !a Cruz M&lro, F.C.E.,
1990) que dedica amplio espacio al texto del palmero Pedro Alvarez de Lugo, conco-mitante
con la autora mejicana en un mismo barroquismo y en similar atención por tan
atractivo tema.
3. En la enciclopedia de Espasa-CalpeIArgantonio de 1988, Canarias y América,
el profesor de la Nuez una completa relación de estas personalidades a lo largo de los
distintos siglos. Al hilo de la cuestión y para remitimos a la actualidad más próxima,
hace unos días un periódico local daba la noticia de la apertura de una exposición en
La Catedral de Las Palmas de gran Canaria, cuyo tema monográfico es la exposición
de los retratos de once sacerdotes canarios que han sido "Obispos en América latina"
(La Provincia, 27-1 1-92, pág. 13).
4. En este terreno, las novelas de la emigración fonnan un muy interesante
m'P0.
5. En Algunos aspectos de la moderno poesía canaria, Santa Cruz de Tenerife. Y
en Historia de la poesía canaria, Barcelona, 1937.
6. Yo misma he desarrollado esa misma premisa en la primera parte de una
comunicaci6n presentada en el I Simposio internacional de la Modernidad Literaria
en EspaíM y eR Hispanoamérica (~ñiversidadd e Salamanca, junio, 1992) que lelvó
-D or titulo "Voces concordantes en el modernismo canario" (en prensa).
7. Las mismas características de "mirada excéntrica" -ha sido señalada para el
poeta Domingo Rivero por el profesor Eugenio Padorno en el texto de su Tesis
doctoral. Allf dedica el capítulo IV a la consideración de Rivero desde el modernismo
canario.
8. Rodríguez Pérez Osvaldo y Padorno Navarro, Eugenio: Canarias: 1820-1898.
Pensamiento y creación literaria. (Investigación en curso.)
9. Relacionado con nuestro tema se encuentra el próximo Encuentro canario-americano
sobre la "décima popular" (Las Palmas de Gran Canaria, tercera semana
Relaciones lingüísticas y literarias entre Canarias ... 1169
de diciembre) que plantea el cultivo de esta modalidad estrófica como paserla de
España a América con puente en los cultivadores canarios de tal modalidad. Lo
coordina el profesor Maximiano Trapero, experto conocedor de la poesía canaria de
tipo tradicional.
10. Cáceres, M. Teresa, Estudio comparativo sobre el romancero en la tradición
oral de Canarias y América. (Investigación en curso).
11. Antigüedades de las Islas Afortunadas. La última edición es de M. Rosa
Alonso, Biblioteca Básica Canaria, Islas Canarias, 1991.
12. Curiosos es el tema del "signo" iguanche? que C. Gaviño (La Provincia, 2-7-
92) descubriera en su rúbrica habanera. Es una lástima que la hallada en los protocolos
de Las Palmas por el investigador Manuel Lobo esté eteriorada y no permita una
comparación que pudiera arrojar luz sobre el tema.
13. Decimos modernas, en el sentido de estudios recientes como el de Iván A.
Schulman que ella misma cita ("Espejo/Speculum: El Espejo de paciencia Silvestre de
Balboa" en Nueva revista de Filología Hispánica, XXXVI, págs. 391-406) y las voces
críticas recientes en nuestro entorno con los distintos textos de Lázaro Santana.
14. La tesis; extensísima de cuyo Trihunal calificador tuve la suerte de formar
parte, fue leída en Madrid, en enero de 1992. Su título: El personaje femenino del
teatro de Galdós (Una aproximación al simbolismo histdrico del escritor). Permanece,
que yo sepa, impublicada.
15. Esa mirada trascendida a lo americano y a lo español en relación con la
simbología en los Episodios Nacionales es tema actual de mis investigaciones
galdosianas y fue el centro del texto, de mi Conferencia de ingreso en el Instituto de .
E&&nr C~n z j o y Ls L2g2nn (e! YtE!~, &ferente y s-yc!O: ~ n agr" rcx~,Tsci~n.&
sirnbolismo femenino en Galdós (en prensa).
16. Desde el siglo XWII el anónimo autor del Correo de Canarias realiza en su
informe a Madrid la misma proposición, como queda reflejado a lo largo de un trabajo
personal sobre el tema (1990). Igualmente lo apunta J. J. Laforet (1988, 227).
17. La autora, nacida en Lobos, abandonó 4 s &.las a los-dos $os de edad.
18. Hablamos por boca de los investigadores; pero no tenemos constancia textual
de ello.
Yolanda Arencibin S a n t a y José A. Samper ~adillá
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Universidad de La Laguna 1991, págs. 179-192).
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de Silvestre de Balboa, Las Palmas de Gran Canana, Edirca, 1981.
Reeditado en Visión insular, Edirca, Las Palmas de G. Canaria, 1991.
Refundido en el "Prólogo" a la edición de la Biblioteca Básica Canaria,
Islas Canarias, 1988. --- "Ambigüedad y cosmopolitismo como modelo cultural" en
Modernismo y vanguardia, L.P.G.C., Edirca, 1987, pág. 45-54).
Yolanda Arencibia Santana y José A. Samper Padilla
m
O
Relaciones lingüísticas entre Canarias y América: =m estado de la cuestión, por José Antonio Samper Padilla O E
E
2
Introducción
Hablar de las relaciones lingüísticas entre este Archipiélago y las
diferentes modalidades americanas no constituye novedad alguna, cuan-do
tanto se ha repetido aun en estudios divulgativos de nuestra lengua.
Es suficientemente conocida la inclusión de estos conjuntos de varieda-des
dialectales en el llamado "español atlántico", entendiendo éste en el
sentido lato en que lo usa, por ejemplo, R. Lapesa'. No en vano la
lengua española arriba a Canarias y a América en fechas cercanas, y en
ambos casos, además, la presencia dominante de los andaluces occiden-tales
marca con fuerza las características que adquieren en un primer
momento estas modalidades de la Romanía Nova2. Como ha señalado
D. Catalán, "el nacimiento de una koiné lingüística en el Nuevo Mundo
tiene su perfecto paralelo en la formación de un español canario ... El
español ultramarino de las islas africanas y el de las islas americanas
debió de ser en muchos aspectos algo muy similar; las mismas flotas
que iban a la Española tomaban puerto en Canariasv3.
Pero las semejanzas no se fundan soiamente en ese inicio coinciden-te
del uso del español en ambos territorios. La relación del Archipiélago
con el Nuevo Continente se afianza a través del inintemmpido flujo
migratorio que ha llevado a un elevado número de isleños hasta la otra
orilla atlántica. La huella de estos emigrantes canarios fue estudiada
hace años por J. Pérez Vida14, quien valora la dimensión numérica del
Relaciones lingüísticas y literarias entre Canurias ... 1175
proceso migratorio que comenzó con aquel canario que, acompañando a
Colón, realizó una pequeña proeza en la isla de Guadalupe. Entre esos
isleños trasplantados al Nuevo Mundo hay nombres ilustres en la mili-cia,
en el gobierno, en la evangelización, en las letras y en las artes,
pero, sobre todo, millares de emigrantes anónimos que dejaron una
huella indeleble en diversas zonas americanas, especialmente en las tres
islas antillanas y en Venezuela.
Como posteriormente confirmarán los historiadores, Pérez Vidal con-signa
un número muy superior de isleños a los que habían señalado
Cuervo, Pérez Bustamante y Henríquez Ureña en la primera etapa de la
colonización americana; precisa cómo la mejora de las condiciones para
el traslado y asentamiento de familias canarias motiva las grandes emi-graciones
de isleños a Santo Domingo, la Florida y Luisiana durante el
xviii; y &&taca, -hitirno, la irrIPu~aricia ñuEI&&a de la co*lenie
humana que tiene como destinos Cuba y Venezuela durante los siglos
XIX y xx.
l. Planteamiento inicial
Al enfrentarnos ahora a la tarea de comentar las relaciones lingüísti-cas
entre Canarias y América, debemos indicar que no sólo proyectaremos
nuestra mirada al pasado, destacando los hitos más significativos en este
campo, sino que nuestra atención se dirigirá también al presente y al
más inmediato futuro, porque es indudable que es más lo que queda por
hacer, con las nuevas perspectivas que nos brindan ciertos proyectos de
alcance panhispánico, que lo que, con gran mérito, se ha realizado ya.
Pero antes de empezar a hablar de esta relación, debemos señalar
unas apreciaciones iniciales sobre los objetos que van a compararse:
a) En ocasiones se habla del "español de América", entendiendo
implícita -y, a veces, también explícitamente- que constituye un blo-que
unitario. Contra esta idea de la unidad y homogeneidad del español
americano -defendida por M. L. Wagners, A. Zamora Vicente6 y, muy
recientemente, por E. G. Cotton y J. M. Sharp7, entre otros- se han
alzado voces de destacados lingüistas, como P. Henríquez Ureñas, J. P.
2 ~ 1y3, e n !es ú!?imes ul".es, M." E. Fmad!al0 y 3. ?A. Lepe B!2mhlL.
Por eso no es extraño que, para evitar la idea de una única modalidad
que parece arrastrar la denominación del español de América, algunos
autores12 prefieran hablar del español en América, justamente el título
de uno de los últimos trabajos sobre el español de aquella zona, obra de
J. Moreno de AlbaI3.
1176 Yolanda Arencibia Santana y José A. Samper Padilb
Tener presente este hecho significa, obviamente, que las característi-cas
lingüísticas de Canarias pueden coincidir estrechamente con
determinadas zonas dialectales americanas, mientras que la relación con
otras será muy laxa. Por lo pronto, la delimitación de dos grandes
normas hispánicas nos indica que Canarias queda incluida en el español
atlántico en su acepción estricta (es decir, aquella que deja fuera las
tierras interiores de HispanoaméricaI4), que, en gran medida, coincide
con el rótulo "español de tendencia evolutiva", usado por G. Salvador15,
o con el de "superdialecto B", en la clasificación de J. J. Montesi6. Se
trata, por consiguiente, de ese complejo dialectal en que predominan los
rasgos considerados tradicionalmente andaluces. Otro dato importante
para el establecimiento de la relación lingüística es el derivado del ,,
destino de los emigrantes isleños y de la formación de núcleos D
E pobiacionaies relativamente homogéneos. O
b) Una dificultad para el estudio de las relaciones entre Canarias y n América es que el conocimiento de ciertas variedades americanas es
-
m
O
insuficiente. En 1964 J. M. Lope BlanchI7 calificó el español de Améri- E
E
ca como "un ilustre desconocido" y, si es verdad que, como ha dicho 2
E
Rafael Lapesala, se observa en los últimos decenios un auge de los
-
estudios sobre el español americano, no podemos olvidar que el princi- 3
pal escollo para establecer en la actualidad las zonas dialectales de - -
0
Hispanoamérica es que se carece de investigaciones sólidas sobre el m
E
español de muchas regiones, que no han sido estudiadas objetivamente O
todavía o de las que poseemos una información vetusta, que necesita
una revisión urgente.Contrastan estas zonas con áreas, como el Caribe n
E insular, México o la Argentina, para las que sí contamos con una rica -
a
bibliografía. 2
n
c) Con respecto al otro punto de la comparación, el español de n
n
Canarias, ya se ha indicado repetidamente que ha pasado el tiempo en 3
que M. Alvar pudo afirmar con razón que "el dialecto canario es el peor O
conocido de todos los es paño le^"'^. Los treinta años transcurridos desde
que esa frase fuera escrita han significado para las variedades canarias
un enriquecimiento y una floración de investigaciones que han hecho
escribir a G. Salvador que "el español hablado en Canarias es, segura-mente,
la variedad dialectal más estudiada en el último cuarto de siglo.
U*., nn A + l n ~J ;nniili.t;rn i r FtnnnrAf i rn Ilo I n r l r l n r ,401 niie nn rlicnnnp iruj uii riii.ur> u r r i 5 m í i r r & i r v u r r r v g i u j r v v ur r u o iuruu, uv- yur iiv uivyv-A-la
mayor parte de las regiones peninsulares y del que carecen casi todos
los temtorios hispanohablantes de América. Y ese Atlas tiene la ventaja
suplementaria de haber sido hecho por un solo investigador, Manuel
Alvar, con la experiencia además de los que ya antes había promovido y
realizado. Se han publicado, además, valiosas monografías descriptivas,
Relaciones lingüísricas y literarias entre Canarias ... 1177
atinados trabajos sociolingüísticos, vocabularios de diverso valor, inves-tigaciones
sobre aspectos muy precisos"20.
Las palabras de G. Salvador se reflejan puntualmente en el completo
recuento bibliográfico que en 1988 publicaron Cristóbal Corrales y M."
Angeles Alvarezzl, donde se recogen 496 títulos sobre el español de
Canarias, a los que los autores sumaron 21 trabajos que en ese momento
tenían próxima su publicaci6nZ2. No obstante, no podemos olvidar que
todavía quedan parcelas -como la morfosintaxis- muy poco estudia-das,
y tampoco debe soslayarse el que de las diversas variedades
insulares no se posee la misma información: hay una diferencia aprecia-ble
entre lo que sabemos, por ejemplo, de la fonética grancanaria
-enriquecida últimamente con varios estudios que aplican metodologías
muy novedosas- y lo que es dado afirmar sobre otras islas, como
Lanzarote o La Gomera. La división entre un canario innovador y otro
arcaizante, propuesta por D. Catalánz3, debe revisarse con nuevas inves-tigaciones
en que se contemple no sólo la diversidad diatópica, sino
también la diastrática y la diafásica.
Dado que Corrales y Alvarez ofrecen una "Guía de materias" como
segunda parte de su libro, podemos partir de sus valiosos datos para
cuantificar los estudios que, hasta el momento de la publicación de la
Guía bibliogrdfica, se habían ocupado de las relaciones entre el español
de Canarias y el de América.
Se señalan allí 7 trabajos de tipo general, 10 de fonética y fonología,
5 de gramática y 14, el apartado más numeroso, dedicados al léxico.
Aunque después tendremos ocasión de añadir algunos más a este re-cuento
inicial y aun teniendo en cuenta que las referencias a esta relación
canario-americana abundan en otras obras que se centran en el estudio
de una variedad específica o que abordan problemas generales del espa-ñol,
se puede observar que se trata de una parca cosecha: un total de 36
títulos. Este número, además, ha de quedar drásticamente reducido, pues-to
que algunos de los trabajos, como La herencia lingüística de Canarias
en Puerto Rico. Estudio histórico dialectaP4, de M. Alvarez Nazario, y
la aportación del mismo autor al 1 Simposio de Lengua Españolaz5
figuran en las cuatro categorías que indicamos al comienzo de este
párrafo. Si también tenemos en cuenta que en la misma situación se
A--..,...*--.. 1-,. -AL-..- -,.a -*.,A 1:L...- -:---L... --m- A-A:--A- -1 --...-A:-
ciiu.tciiLiaii lar, yapiar, yuc uuu iiuiu C J G I I ~ J ~~~ IC, I uUt ;ulLauu a cb~uuiu
histórico del español en general2? destina a hablar del español de Cana-rias
y de América, la pobreza numérica se hace más patente. Pero es
algo que no debe extrañarnos. En un reciente trabajo, H. López Morales
ha señalado que la dialectología comparada "constituye [en Hispano-américa]
un auténtico desideratum, todavía lejos de concreciones, si se
1178 Yolanda Arencibia Santam y José A. Samper ~adilb
exceptúan las calas aisladas que se han prod~cido"~'S. i esto es cierto en
el continente, no puede serlo menos cuando examinamos las relaciones
entre aquél y estas islas atlánticas. Naturalmente hace falta describir
previamente cada zona dialectal para, después, poder pasar a este intere-sante
capítulo de la comparación entre las variedades.
2. Los estudios generales
2.1.1. Hay algunas investigaciones que rastrean los vestigios del español
canario en zonas del Nuevo Mundo colonizadas por habitantes de las
Islas. Cronológicamente, los primeros trabajos de este tipo se deben a R. ,, -
R. MacCurdyZ8, quien nos aporta una información detallada -aunque E
no sbio estrictamente lingüística, pues recoge datos sobre el manteni- O
miento de cuentos, adivinanzas y canciones populares- de la n-=
supervivencia de rasgos dialectales canarios en la parroquia de St. m
O
E Bernard, estado de Luisiana. El habla de estos isleños es un residuo de E
2 la que llevaron las varias expediciones que alrededor de 1778 salieron E
de Canarias para poblar aquel estado. Los rasgos fonéticos que describe =
McCurdy coinciden, en general, con los del habla rústica de las Islas, 3
aunque muchos de ellos, como indica Pérez VidalZ9, son comunes al - - 0
español vulgar. Este hecho deriva de la metodología empleada, pues el m
E
autor destaca usos aislados y no ve los fenómenos como manifestacio- O
nes de tendencias sistemáticas. Lo mismo se observa en el capítulo
dedicado al léxico, donde, por necesidades de espacio, limita su reperto- n
-E
rio a las palabras dialectales o poco conocidas en el castellano corriente, a
a pesar de que reconoce que el vocabulario luisianés se compone princi- 2
n
palmente de palabras del fondo común español, frecuentes en todo el o
mundo hispánico. Lo más sobresaliente del léxico de San Bernardo es, 3
lógicamente, la gran cantidad de galicismos, pero, para nuestros propó- O
sitos, resultan más interesantes los arcaísmos conservados y el alto
número de lusismos, amén de algunos regionalismos canarios, que pue-den
reflejar la huella de este Archipiélago en el habla de estos
descendientes de canarios, un ejemplo extraordinario de lealtad lingüís-tica
en un medio poco propicio, dado el contacto con unas culturas -la
~di~csiyi l a. inglesa- q e p seliiaii, en I T ~ÜC~ÜSr ispecí~su, n de~airü-
110 superior al de la colonia hispana.
Con una metodología más actualizada, J. Lipski30 ha estudiado algu-nos
rasgos fonéticos de ese español hablado en San Bernardo. La
comparación de los datos cuantitativos que resultaron de las encuestas
realizadas por el autor entre los ya escasos isleños que conservan el
Relaciones lingüísticas y literarias entre Canarias ... 1179
español en San Bernardo y otras hechas en distintas zonas de las Islas
Canarias muestra, según Lipski, el arcaísmo del dialecto isleño en los
dos procesos de debilitamiento que contempla la investigación, el de -/S/
y el de -/n/.S in embargo, no nos parece tan evidente esta conclusión en
cuanto a -/S/, porque, si es verdad que entre los isleños de Luisiana se
mantiene algo más la sibilancia en determinados contextos, también es
cierto que se observan índices elevados de elisión, en algunos contextos
muy superiores a los obtenidos en el Archipiélago. Parecen más claros
los porcentajes que se refieren a la velarización y elisión de la nasal, lo
cual permite deducir a Lipski que tal proceso de debilitamiento apenas
habría iniciado su trayectoria en la época de la emigración canaria a
Luisiana.
Contamos también con otro estudio que habla de una posible
pewivencir rasgns di&~t&s c a c ~ r i~~ $~ ,2v e z en !2 p& s ~ r
Continente. En un artículo aún inédito, M. Groppi y M. Malcuori31 se
hacen eco de ciertas características, extrañas a la norma uruguaya, en-contradas
entre habitantes de la zona rural del N. E. del departamento
de Canelones, zona a la que arribaron masivamente los isleños en el XIX
(al menos, más de mil canarios llegaron en 1878 procedentes de Monte-videoj;
resultado de eiio es ia denominación de "canarios" para los
habitantes del departamento. Aunque las autoras indican prudentemente
que aún resta un cotejo con otras zonas rurales que son investigadas
como parte de los trabajos del "Atlas diatópico y diastrático del Uru-guay",
los rasgos lingüísticos más llamativos del área que estudian
-como el debilitamiento y la confusión de las líquidas implosivas o el
uso de los por nos- están ausentes en el habla subestándar de Montevi-deo
y apuntan a una coincidencia con los que se han señalado en las
islas Canarias.
2.1.2. Un segundo grupo de estudios tiene como objetivo comparar el
espe-o! clp Cmzriar con e! de zonas pa~rtic~!-ttd~es A m6ricz. Entre ellm
destaca la precisa y minuciosa comparación de los rasgos que compar-ten
el español puertorriqueño y el canario que llevó a cabo M. Alvarez
Na ~ a r i oL~a~ i.n formación que contienen los diversos trabajos sobre el
español de Canarias hasta la fecha en que escribe el profesor de
Mayagüez le permite indicar las muchas coincidencias entre la lengua
de este Nrchipiéiago y la de ia pequeña de ias Grandes Antiiias. Q
repaso de lo que significó el aluvión poblacional canario proporciona un
punto de partida válido para confirmar las palabras de T. Navarro To-más:
"Sabido es que de este archipiélago, y especialmente de Tenerife,
procede la corriente forastera que Puerto Rico ha recibido de manera
1180 Yolanda Arencibia Santana y José A. Samper Padilla
más permanente y ab~ndante"E~s~a.s coincidencias cobran especial re-lieve
en las zonas rurales de aquella Isla, donde principalmente se
asentaron los pobladores isleños.
Alvarez Nazario lleva a cabo un recuento concienzudo de los rasgos
fonéticos que acercan a ambas variedades (el seseo, el yeísmo, empleo
de h aspirada, la pérdida de d intewocálica en el lenguaje familiar, la
nasalización y el debilitamiento de las líquidas implosivas), además de
otras características propias del uso vulgar de la lengua general. La
formación de sustantivos con el sufijo -encia, el uso corriente del -ito
como sufijo diminutivo, el abandono del vosotros por el ustedes y la
consiguiente pérdida de las formas verbales correspondientes, la prefe-rencia
por el pretérito simple o el uso personal de las formas de haber ,, -
son rasgos gramaticales destacados que aparecen en estas hablas de uno E
y otro lado del Atlántico. O
El capítulo más importante del libro se refiere al vocabulario canario n-- m y sus resonancias en herto Rico. El mayor número de trabajos referi- O E
dos al léxico y el que éste constituya la parcela lingüística donde puede SE rastrearse con más claridad la huella de una modalidad dialectal en otra -E
hacen de este estudio el más importante del libro. A través de una
detallada descripción, Alvarez Nazario procede a señalar las coinciden- 3
cias en el vocabulario de diversos ámbitos (la tierra, la flora, la fauna, el
- -
0
m individuo, etc.). El autor ha hecho una recopilación de los repertorios E
léxicos isleños para buscar el eco de estos términos en el español puer- O
torriqueño, como base para resaltar lo que en ese español constituyen n préstamos de este Archipiélago. No sólo examina lo que puede ser -E
resultado de la herencia canaria en la Isla de Puerto Rico, sino que a
añade los vocablos incorporados al Archipiélago que tienen un origen 2
n
americano, traídos por los indianos que volvían a Canarias, aunque el n
autor señala que en ese viaje de vuelta probablemente han contribuido O3 más otros países americanos, como Cuba o Venezuela. Concluye Alvarez
Nazario señalando la "innegable filiación de la modalidad expresiva
puertorriqueña dentro del marco del español atlántico, por cuyos cauces
lo andaluz predominante nos llega traducido y tamizado a través de la
experiencia del habla canaria"34. La presencia del habla isleña en Puerto
Rico ha seguido siendo motivo de atención para Alvarez Nazario, como
vemos en aigunos de sus libros más recientes".
También se han hecho comparaciones entre el español canario y el
de ciertas zonas argentinas. En la edición anterior de este Coloquio, A.
Ma l a n ~ aex~p~us o una comunicación sobre la presencia de canarios en
"la Argentina mediterránea", pero la escasa importancia de la misma le
impide encontrar, salvo algún que otro topónimo, rasgos comunes im-
Relaciones lingüistícas y literarias entre Canarias ... 1181
portantes entre las dos variedades que compara. De la lectura de su
trabajo puede sacarse la conclusión de que estas modalidades coinciden
sólo en lo que es general dentro del complejo ilarnado por Alvar "hablas
hispánicas meridionales". Los mismos resultados se obtienen de la apor-tación
de E. M. Rojas3' en el mismo Coloquio, a causa de las laxas
relaciones entre este Archipiélago y el lejano, y muy distinto
geográficamente, Noroeste argentino.
2.1.3. En cuanto a otros estudios de carácter general, hemos de destacar
el artículo de M. Alvar "Canarias en el camino de las Indias"38, que
tiene por objeto documentar la presencia de las Islas en América a lo
largo del xvr, mucho más importante que la exigua representación de
pobladores canarios que habían consignado los datos de estudiosos del
español americano. Confirma Alvar lo que había señalado Pérez Vidal:
la razón del escaso número de canarios documentados por Cuervo y
Henríquez Ureña se encuentra en que los isleños no iban a inscribirse a
Sevilla, sino que emprendían la travesía atlántica directamente desde
uno de los puertos del Ar~hipiélagod~e~ ,a cuerdo con la autorización
que proporcionó Felipe 11 a través de la cédula real de 1567. Apoyhdo-se
en abundantes fuentes históricas, entre las que destacan el Cedulario
de Canarias, editado por F. Morales Padrón40 y la obra de este último
estudioso, El comercio canario-americano4', concluye que la emigra-ción
subrepticia desde el Archipiélago en el período que va desde fines
del xv hasta finales de la centuria siguiente debió de alcanzar tal magni-tud,
que en 1574 se prohibió a los habitantes grancanarios pasar a las
Indias, ya que la Isla sufna una fuerte despoblación.
Del trabajo de Pérez Vida1 nos hicimos eco en páginas anteriores
para referimos a la presencia isleña en el Nuevo C~nt inente~Se~ñ.a le-mos
ahora que, en el capítulo más interesante para nuestros propósitos,
el titulado "Afinidades entre el español de Canarias y el de América",
indica el autor que aparecen en primer lugar, como rasgos comunes, los
que se han explicado por influencia andaluza o como resultado de una
evolución de forma coincidente y simultánea en América y en Andalu-cía,
e inevitablemente en el puente entre ambas, Canarias: la fusión de
las cuatro sibilantes S, SS, y z en una s de articulación muy varia; la
aspiraci6ri de -S en firiai de sílaba; ia frecuente asirniiacion de -S a la
consonante siguiente; la aspiración de h procedente de f (sólo en el
ambiente rústico) y el absoluto abandono de la forma vosotros.
Como fenómenos que han adquirido mayor desarrollo en Canarias y
América que en la Península, destaca el empleo del diminutivo (prefe-rentemente,
ito), la perífrasis ir + genindio, la abundancia de palabras y
1182 Yolanda Arencibia Santana y José A. Samper PadiIIa
acepciones arcaicas, y la mayor proporción de expresiones de origen
marinero. Entre las aportaciones canarias al léxico hispanoamericano,
Pérez Vidal, aunque cita el ejemplo de los términos gojio, ñame y
pldtano, destaca que se trata de un legado exiguo. Más importantes son
los elementos léxicos que llegan a América por vía de Canarias y que en
estas Islas iniciaron su adaptación, como el vocabulario azucarero o el
referido a la dulcería popular.
Concluye Pérez Vidal que, aunque limitada, la influencia isleña debe
ser tenida en cuenta en los estudios sobre el español popular de Améri-ca.
Señala con muy buen criterio que, dentro de ssa comunidad de
relaciones, habrá que eliminar primero los parentescos y coincidencias
que provienen del tronco matriz español y que tanto Canarias como
América han recibido directamente. Será necesario deslindar también
los fendmenos lingüísticos que se han podido desarrollar paralelamente
en el Archipiélago y en el Nuevo Mundo. Y aun entonces quedará el
delicado trabajo de separar lo que Am6rica debe a Canarias, de lo que
Canarias debe a América.
2.2. Bases para futuros trabajos
Para realizar comparaciones precisas y fiables, es evidente que he-mos
de partir de corpora que respondan metodológicamente a los
mismos principios, que supongan en cada temtorio idéntico procedi-miento
en la obtención de los materiales, pues sólo así se garantizará la
fiabilidad de los datos recogidos. Por eso tiene una gran importancia la
creación de grupos de trabajo internacionales que actúen coordina-damente
desde las fases iniciales de recolección de los materiales. En
este sentido, debemos referirnos a unos proyectos de investigación en
los que participa la Universidad Las Palmas de Gran Canaria junto con
instituciones científicas del Nuevo Continente y otros centros peninsulares.
Quizás el proyecto panhispánico más ambicioso es el conocido como
"Proyecto de estudio coordinado de la norma lingüística culta de las
principales ciudades del mundo hispAnlrn", rnntdinadn desde 1964, ziin
de su nacimiento en el 11 Simposio Internacional del PILEI celebrado en
Bloomington, por J. M. Lope Blanch. Nuestra ciudad no se incorpora a
dicho "Proyecto" hasta mediados de 1989, respondiendo al interés ex-presado
por Lope Blanch sobre la conveniencia de incorporar el estudio
del habla de una de las capitales canarias para cerrar definitivamente el
inventario de ciudades estudiadas en el "Pr~yecto"~S~e. e ntendía que
debía estar presente en esta investigación panhispánica una región que
Relaciones Lingüísticas y literarias entre Canarias ... 1183
tan estrechos vínculos ha mantenido con las tierras del Nuevo Continen-te,
a través del flujo y reflujo de emigrantes, y que ha llegado a
convertirse en un verdadero puente entre la Península Ibérica y Améri-ca.
La primera aportación de cada uno de los equipos que integran el
"Proyecto" es la publicación de un corpus, denominado "materiales para
el estudio", donde se recoge la transliteración de un número determina-do
de textos orales. El examen de los corpora ya publicados en ambos
lados del Atlántico permite observar ciertas diferencias en cuanto al
número de horas que se han utilizado, los tipos de entrevistas seleccio-nadas,
la representación de los grupos generacionales y las normas
seguidas en la transliteración. Pero estos pequeños inconvenientes, en
un pmyectn de tal envergrrr'iira, ng inw!idñn, ni miicihn menos, sc im-portancia
para emprender, a partir de ellos, relevantes trabajos
comparativos de morfosintaxis y léxico en los sociolectos estudiados.
Creemos que el próximo año podrá contarse con los Materiales para el
estudio de la noma lingühtica culta de Las Palmas de Gran Canaria,
puesto que ya se dispone de una muestra suficientemente amplia de
todos los tipos de entrevistas requeridas (se han grabado más de 120
horas) y ya se ha hecho la selección de las 25 horas de grabación que
constituirán la muestra escogida, según la distribución siguiente: 10
horas (40% del total) corresponde a las entrevistas con un solo infor-mante;
otras 10 recogerán diálogos entre dos o más informantes; el 20%
restante (5 horas) se reparte equitativamente entre las grabaciones secre-
2as y las elocuciones formales. De acuerdo con las directrices de la
Comisión Ejecutiva del Proyecto, las generaciones aparecen representa-das
con distintos porcentajes: la 1 ." (de 25 a 35 años), con un 30%; la 2."
(de 36 a 55 años), con un 45%, y la 3." (de más de 55 años), con un
25%. En cuanto a la variable sexo, la mitad de las grabaciones corres-ponden
a hablantes masculinos y la otra parte a informantes femeninos.
La edición de estos matenales será el punto de paitida para el esta-blecimiento
nguroso de comparaciones entre los rasgos característicos
del estrato culto de Las Palmas de Gran Canaria con aquellos de Hispa-noamérica
que cuentan con publicaciones de este tipo:
Cuxc&5, Sug[iuge & Ckilr46, Ryb9@7, n,,,=, LirIq49
Juan de Puerto RicoS0. La comparación puede extenderse, mirando hacia
la otra dirección que confluye en las Islas, a los matenales madrileñoss1
y sevillano^^^.
Junto a la publicación de 1os.Materiales de la ciudad, la Universidad
de Las Palmas ha emprendido en colaboración con la ALFAL (Asocia-ción
de Lingüística y Filología de la América Latina) la reproducción en
1184 Yolanda Arencibia Santana y José A. Samper Padilla
soporte magnético de una muestra textual de todos los materiales publi-cados
y de algunos que permanecen inéditos (La Habana y La Paz). Se
trata de un corpus que estará disponible a partir del próximo año y que
tendrá su continuación en la publicación en microfichas de las concor-dancias
de todos los materiales. Para la selección de los textos ha habido
que sentar unas bases que permitan abarcar por igual todas las muestras
publicadas, dada la variación que se observa en ellas: por ejemplo, en
las siete horas que integran cada unidad urbana sólo se incluye un tipo
de entrevista, la abierta, de tema libre, con un solo informante; es decir,
ha habido que renunciar a otras, como la secreta, la formal o la múltiple,
que no aparecen en todos los materiales. A pesar de estas limitaciones,
el corpus será, probablemente, la muestra más importante de textos
oraies de que dispongan ios estudiosos de nuestra iengua.
El material correspondiente al estrato culto de cada ciudad puede
completarse con una muestra paralela del nivel sociocultural bajo de las
distintas sintopías. Así lo ha entendido el equipo mexicano dirigido por
Lope Blanch, y ello nos permite contar con el volumen El habla popu-lar
de la ciudad de México: Materiales para su estudio desde el año
197653. De la misma forma, está en marcha una recogida similar de
material en nuestra ciudad. Además del ejemplo de México, donde esos
textos han permitido realizar interesantes investigaciones de contraste
entre las normas extremas de aquella urbe, al emprender este estudio
subyacía la idea de que el conocimiento de la realidad lingüística de
nuestra ciudad no se vería completo hasta que pudiéramos cotejar las
realizaciones más prestigiosas con las que tienen lugar en las capas
menos favorecidas en cuanto a instrucción o posibilidades económicas.
No podemos olvidar que en los censos de población publicados en el
decenio que ha terminado recientemente se observa que una gran parte
de la población de la ciudad -un 63% en el de 1984- se encuentra en
esos niveles educativos que nos proponemos estudiar. Los principios
metodológicos de la investigación resultan, salvo en lo que concierne a
los factores sociales y a la ausencia de grabaciones en estilo formal,
muy parecidos a los del proyecto anterior, para facilitar las comparacio-nes?
tal como hizo también el grupo de trabajo mexicano.
En la actualidad se están poniendo las bases para emprender un
estudio del español hablado en las principales ciudades americanas y
españolas, de carácter netamente sociolingüístico, es decir, a través de
unos materiales que permitan analizar la amplia gama de variedades de
cada uno de los centros urbanos. La Comisión de Sociolingüística de la
ALFAL, coordinada por Y. Bentivoglio y M. Sedano, se encarga de
aportar las orientaciones precisas para la recopilación de los materiales.
Relaciones Iingüísticas y literarias entre Canarias ... 1185
Recientemente, C. Silva-C~rvalánh~a ~e xpuesto las metas que debe
perseguir ese estudio sociolingüístico:
1) Descripción de los procesos de variación más relevantes en el
español, tal como aparecen en los centros urbanos.
2) Identificación de la variación lingüística estable.
3) Identificación de los fenómenos de variación que correspondan a
cambios en proceso, lo cual pernitirá predecir el futuro de las variedades
de la lengua española hablada.
4) Descripción de la estructura de diversos tipos de discurso (argu-mentación,
planificación, exposición de hechos pasados, narrativa oral,
instmcciones o direcciones, saludos y despedidas, etc.).
5) Descripción de los patrones de interacción característicos de las
A;..a+.@o" x.o..;arI~rIa@
U 1 v L.1 DUO Y a LL .UCLUUO.
6) Proporcionar la base de datos necesaria para abordar las gramáti-cas
del español hablado.
3. Los estudios del plano fónico
3.1. Prescindiendo de la información fonética que contienen las obras
comentadas en el apartado anterior, haremos una clasificación de los
estudios para distinguir los que abordan cuestiones históricas y los que
persiguen constatar las afinidades y las discordancias fónicas actuales
entre las variedades americanas y las canarias.
3.1.1. Entre los primeros, destacan dos artículos de D. Catalán. En "El
qeqeo-zezeo al comenzar la expansión atlántica de Ca~t i l la"~C~at,a lán
sustenta, con razones convincentes, la teoría monogenética para el seseo
(en sentido amplio) característico del español atlántico. La mayor parte
de los pobladores del reino de Sevilla era ceceosa, y así debía de ser
fu11M6:: !U peh!~ciS:: que se embmub:, prt-a Canaiicis y Aíéiica en !os
momentos iniciales de la expansión atlkntica de Castilla. En "Génesis
del español atlántico (ondas varias a través del océano)"56, el autor
refuerza su concepción monogenética, refiriéndola no sólo al inicial
cezeo, ya arraigado en el español canario hacia 1500, sino también a las
innovaciones que tienen lugar a partir del s. XVII, llevadas por ese "puente
de madera de las flotas de Indias".
3.1.2. Otro artículo del mismo autor, "El español canario. Entre Europa
y Amé r i~a "~se~ s,i túa en el segundo de los grupos que habíamos señala-do.
En él, Catalán expone los caracteres fonéticos dialectales más
destacados de las variedades canarias y los relaciona con el habla de los
1186 Yoianda Arencibia Santana y José A. Samper Padilia
puertos de la otra orilla del Atlántico. El trabajo nos aporta una valiosa
información sobre los fenómenos fonéticos más relevantes del español
canario, que, hasta ese momento, estaba prácticamente inexplorado, cons-tatando
la fundamental variedad de la modalidades insulares a través de
las realizaciones de las consonantes implosivas (sibilantes, líquidas y
nasales), el fonema /h./, la -d-, el yeísmo, la ch y la diptongación de los
hiatos. La comparación con las regiones marítimas americanas afianza,
según Catalán, la explicación monogenética, para justificar la presencia
de fenómenos idénticos a uno y otro lado del Atlántico.
En el 1 Simposio Internacional de Lengua Española, celebrado en
esta ciudad, G. Salvadof18 defiende la poligénesis de algunos de los
procesos fonéticos característicos del español de tendencia evolutiva ,, -
(yeísmo, confusión de -r y -1, caída de la -d- intervocálica), basándose E
en 1. v&fi&i!ici,ad & ~ ~ s u l t a cQi ,j~&~n . filera & est. cgnsj&racj& u
el seseo, principal manifestación del sevillanismo lingüístico, y la aspi- n-- m ración y elisión de -/S/ implosíva, verdadera isoglosa entre las dos O E
metanormas hispánicas. Frente a la posición más ampliamente adoptada, SE
G. Salvador destaca en su trabajo las discordancias en& América, Ca- -E
narias y Andalucía.
La aporración de Lope Eiancii" al mismo Simposio destaca ciertas 3
correspondencias entre el polimorfismo canario analizado por M. AlvaFO
- -
0
y el que se observa en México. Lope Blanch defiende la hipótesis del m
E
origen poligenético de estos fenómenos polimórficos coincidentes y se O
plantea si el grado de polimorfismo es más intenso en los niveles n socioculturales más bajos (como sucede en Canarias, según los datos de -E
Alvar) o en los situados en el otro extremo. Los datos no le permiten a
llegar a conclusiones determinantes. 2
n
En la segunda edición del Simposio de Las Palmas, López Morales6' n
analiza la lateralización de -Ir/ en las Antillas y en Canarias, para cons- 3
tatar que un rasgo tan representativo de la variedad puertorriqueña no O
tiene 1- misma imprt_wia en lar hahlas del Archipiélago. La diferencia
metodológica impide que puedan sacarse conclusiones más valiosas,
puesto que la riqueza de datos procedente del análisis puertorriqueño
-resultado de la investigación sociolingüística llevada a cabo por el
propio autor- no encuentra, en ese momento, un paralelismo en el
tratamiento del tema en esta orilla atlántica.
La uuiización de un enfoque variacionisia cuaiiiiiaiivu, simiiai. al
empleado por Mpez Morales en su ejemplar monografía sobre el espa-ñol
de San Juan de Puerto nos permitió realizar, una comparación
muy detallada sobre la evolución de ciertos procesos consonánticos en
Canarias y en el Caribe hi spáni~oE~l~ im. portante número de investiga-
Relaciones lingüísticas y literarias entre Canarias ... 1187
ciones sobre las variables (S), (r), (n) implosivas y (d) intervocálica en el
Caribe abría el camino para establecer un cotejo que fundamentalmente
puso de manifiesto una serie de tendencias comunes, resultado del ca-rácter
supradialectal de ciertos condicionantes en el cumplimiento de las
reglas que explican esos procesos de debilitamiento,
En el 111 Congreso sobre "El español de América" hubo dos comuni-caciones
que llevaron a cabo un cotejo cuantitativo entre las hablas
americanas y las canarias. M. Al~n e i d aha~b~ló sobre la /S/ implosiva; J.
A. Sampeid5, sobre el debilitamiento de la nasal en final de síiaba.
3.2. El "Proyecto de la norma culta" proporciona un amplio corpus oral
que permite la comparación entre las realizaciones canarias y las ameri-canas.
Es un campo que, como ha indicado en varias ocasiones Lope
Blanch", ha de ser trabajado más ampliamente, porque no han sido
muchos los estudios sobre esta parcela realizados con los materiales
americanos. Quedan como una excepción los análisis cuantitativos lle-vados
a cabo por T. TerreW7 sobre el segmento -/S/ en San Juan, La
Habana, Buenos Aires y Caracas, y sobre -Ir/ y -111.1e n La Habana, a los
que hay que añadir los trabajos de R. cara ved^^^ sobre el segmento
sibilante en Lima y de López Morales69 sobre la nasal implosiva en San
Juan.
Con el corpus recogido en la muestra inicial de Las Palmas de Gran
Canaria, fue posible iniciar las investigaciones sobre el plano fónico. Así en
el IX Congreso de ALFAL, celebrado en el verano de 1990, J. A. Sarnper y
C. E. Hernández70 leyeron una comunicación sobre /S/ final de síiaba
C. Silva-Corvalán7' ha señalado los campos de investigación más
interesantes en este terreno desde la perspectiva sociolingüística: la
elisión de Id/ en ciertos contextos intervocálicos y el análisis de varia-bles
que cuentan con el cero fonético como variante posible en la
posición final de palabra, es decir, (S). (n) y (r). El estudio de estos
segmentos en esos contextos específicos permitirá comprobar la validez
de las hipótesis que plantean el desarrollo de procesos compensatorios
de las marcas de pluralidad y de la persona verbal.
4.1. Son escasos los trabajos que comparan los rasgos morfosintácticos
canarios y americanos. Si dejamos a un lado los capítulos que dedican a
las cuestiones gramaticales Alvarez Nazario y Pérez Vidal, nos restan
solamente -según la clasificación de Corrales y Alvarez- dos trabajos
1188 Yoinnda Arencibia Saniann y José A. Samper Padilla
de G. de Granda, uno sobre el sistema de posesivos72 y otro referido a
las formas en -RE73.
Según de Granda, la constatación de una evolución totalmente idén-tica
en el sistema morfológico de los posesivos es un dato preciso para
reforzar el concepto de "español atlántico", que se había establecido
fundamentalmente en razón de parecidos fonéticos y no de hechos
morfosintácticos. En el español canario y en el americano se ha produci-do
la desmorfologización de nuestro, vuestro, suyo (de ustedes), suyo
(de él) y suyo (de ellos, de ellas) y cuatro morfologizaciones: de noso-tros,
de ustedes, de él (ella) y de ellos (-as). En esa evolución actúan
dos tendencias: (a) la proporcionalidad de significantes en las diferentes
oposiciones del sistema, y (b) la expresión de significados únicos por ,, -
medio de significantes también únicos. E
La persistencia de las formas de futuro hipotético en ciertas zonas O
canarias (La Palma y posiblemente Tenerife) y el Caribe sirven a de n -
=m
Granda para formular una hipótesis que explica su mantenimiento por O E
tres factores: el cronológico, el dialectal y la mayor o menor E
2
homogeneidad de los elementos colonizadores. Independientemente de =E
las dudas que surgen por la excesiva rapidez con que, según el autor,
tuvo lugar la desaparición de las formas en -re, queda por comprobar la 3
pervivencia real de estas formas en los territorios señalados.
- -
0m
4.2. También en este campo el "Proyecto de estudio de la norma culta"
ofrece muchas posibilidades. Sirvan como ejemplo los artículos escritos
por Lope B l a n ~ hso~br~e la "estmctura del habla" (cláusulas y oracio-nes)
en varias ciudades o el trabajo de E. C. G a r ~ í sao~br~e e l dequeísmo.
Hasta ahora, el análisis de los materiales que contienen los distintos
corpora ha sido muy fructífero en los casos mexicano y puertorriqueño;
con menos intensidad, han sido también ampliamente trabajados los
datos bonaerenses y chilenos.
La impresión general es que queda mucho por hacer en el campo de
la morfosintaxis dialectal en ambas orillas atlánticas para establecer las
comparaciones oportunas, una vez que se cuente con buenas descripcio-nes
particulares. López mora le^'^ ha apuntado en fecha reciente el interés
de estudiar fenómenos comunes en Hispanoamérica como, por ejemplo,
el retroceso de las formas cie subjuntivo, ei reajuste aspectuai de íos
tiempos de pasado, el avance de sujeto explícito en construcciones de
infinitivo, la creciente frecuencia de núcleos perifrásticos de frases ver-bales,
la anteposición o posposición del sujeto, y los distintos patrones
en el uso de clíticos. Son temas parecidos a los enunciados por Silva-
Corvalán7', quien además indica otros como la expresión del sujeto,
Relaciones lingiiísticas y literarias entre Canarias ... 1189
nominal y pronominal; el orden de los argumentos; las formas de trata-miento;
la variación entre condicional, imperfecto de indicativo y
pluscuamperfecto de subjuntivo, o la variación en el uso de construccio-nes
de tipo "reflexivo". Junto a éstos, la estudiosa chilena señala que
habría que dedicar especial atención, en un proyecto sociolingüístico
panhispánico, a ciertos fenómenos considerados como cambios en pro-greso:
el (de)queísmo, la pérdida de la preposición ante el relativo, la
posición de los clíticos en perífrasis verbales, los clíticos redundantes en
ese mismo contexto y la "personalización" de haber. Sobre estos temas,
hay algunos estudios importantes en diversas zonas americanas que
permiten un enfoque contrastivo con la realidad lingüística canaria. Por
lo pronto, ya hay dos trabajos en marcha, que constituirán las tesis
doctorales de sus autoras, sobre los materiales de la norma culta de la
ciudad de Las Paimas: uno se centra en eí estudio de íos perfectos de
indicativo; el otro, en el uso de las perífrasis verbales.
5. El estudio del léxico
5.1.1. En este apartado se incribe, como ya indicamos, el mayor número
de estudios que anaiiza la relación entre Canarias y América. Por eso no
es extraño que los capítulos dedicados al léxico constituyan los más
amplios del libro de Alvarez Nazario que comentamos en el punto 2.1.2.
Pérez Vidal, además de la información léxica que proporciona en Apor-tación
de Canarias a la poblacibn de Arné~ica'~h, a analizado en otros
estudios la importancia de Canarias en la difusión del vocabulario cañe-ro-
azucarero en Améri~a'~a,s í como la presencia en el Nuevo Continente
de portuguesismos con fuerte arraigo en las Afortunadasso. Sobre los
lusismos en América ha trabajado asimismo G. de Grandas1, quien con-sidera
que las hablas canarias fueron una importante vía indirecta de
introducción de portuguesismos en aquel continente. También D. García
Padróns2 se ha acercado a este tema de los lusismos, tratando fundamen-talmente
el caso de pegar 'comenzar': Canarias y América reciben
como préstamo un empleo portugués que se ha incorporado como va-riante
al valor semántico del verbo español.
5.1.2. Un grupo de trabajos analiza las afinidades particulares entre el
léxico de Canarias y el de la zona caribeña.
López Moraless3 ha examinado las relaciones léxico-semánticas en-tre
Canarias y Cuba en algunas parcelas del vocabulario general (cuerpo
humano, enfermedades, vestido, condicicón humana, religión, juegos y
1190 Y o W Arendbicr Smtm y José A. Samper ~adiila
etapas cronológicas del hombre). El cotejo permite descubrir un alto
porcentaje de voces coincidentes; aunque muchas son caractedsticas de
la metanorma hispánica, hay otro importante número que pertenece a un
ámbito diatópico más limitado.
C. Díaz Alayón y G. Ortega Ojeda se han ocupado también de la
relación Iéxica canario-cubana. Díaz Alayóna4 da amplia información
sobre la distribución diatópica y sobre los matices significativos de
algunos occidentalismos canarios, cuya prevencia se documenta en Cuba
(como alhorra, margullo y raposa). Además, la autora hace un estudio
detenido de algunas de las palabras que viajan desde la isla antillana a
Canarias (arique, curiel y ciguara, por ejemplo). La aportación de
Ortegaa5 consiste en fijar un Corpus de voces y acepciones compartidas ,, -
por Canarias y Cuba, basándose en distintos repertorios. Para tal fin,
desecha los terminos que en ei I>W-84 no aparecen con indicación O
dialectal o que tienen una marcación que excluye a Canarias y Cuba. n--
Con respecto a la relación con Puerto Rico, además del ya citado m
O
E trabajo de Alvarez Na ~ a r i o ~ha~y, un estudio de M." Vaqueroa7 que E
2 establece las coincidencias entre el léxico marinero de aquella isla y el E
recogido en los mapas del ALEICan. La investigadora especifica los
-
lexemas y lexías correspondientes a la naturaleza, las embarcaciones, 3
las maniobras de navegación, los sistemas de anclaje, el carrete, las - -
0
redes, las cuerdas, los cebos y el pescado en el español de Puerto Rico e m
E
indica las formas documentadas también en Canarias. O
La influencia de los pobladores de origen canario es, para G. de
Granda e 1. Pérez Guerrass, uno de los factores que explican la presencia n
-E de la voz mesturudo en la República Dominicana. a
La comparación de 93 mapas del ALEC, del ALEA y del ALEICan 2
n
referidos al léxico de la agricultura y la ganadería ha servido a F. n
Morenos9 para concluir que Colombia, Andalucía y Canarias no mues- 3
tran hoy una coincidencia destacada, pues los términos que comparten O
pertenecen, mayorítaríamente, al español general culto. Especifica que
la relación es más fuerte entre el Caribe colombiano y Canarias,
explicable no sdlo por el influjo español durante los siglos XVI y xvu,
sino también por el que ha ejercido América sobre Canarias hasta nues-tros
días.
5.1.3. No faltan investigaciones que abordan las relaciones canario-americanas
a través de elementos léxicos particulares.
C. Corralesg0 se plantea el tema de los arcaísmos léxicos, que se ha
considerado tradicionalmente como rasgo característico del español de
las Islas y de América. El análisis de la vitalidad de 13 términos "arcai-
Relaciones lingüísticas y literarias entre Canarias ... 1191
cos" le permite adentrarse en el propio concepto.de arcaísmo, establecer
una clasificación semántica de este tipo de términos y poner en duda el
repetido carácter arcaico del español canario y americano.
A. C. Díaz Alayóngl le debemos el análisis riguroso de la distribu-ción
y vitalidad en el Archipiélago de ciertos americanismos (jimaguu,
morocho, escuje, tranga, jíbara, cocuyo y papa). Por su parte, los
afroamericanismos en el español de las Islas (entre los que se analizan
con detalle bamba, funche, pinga y singar) han sido estudiados por J.
Régulog2.
5.1.4. R. Trujillog3 ha analizado la situación actual de ciertas formas de
tratamiento en Canarias (los rústicos cho y seña; don, doña, hombre,
mujer y señor) y los compara con su uso en Venezuela. Precisamente de
pis se impoitS a las khs, especia:irieíiie a Teíieiifi (piqie es
infrecuente en Gran Canaria), el empleo no proclítico de doña.
Como una manifestación más de la estrecha conexión entre las Islas
y el Nuevo Mundo, T. Buesa 01iverg4 ha mostrado una serie de coinci-dencias,
especialmente léxicas, entre el canario popular actual y algunos
rasgos presentes en El lazarillo de ciegos caminantes, publicado en
Lima a finales del s. XVIII.
5.2. También en este plano léxico, el "Proyecto de estudio de la norma
culta" abre muchos caminos para realizar trabajos comparativos. Ya se
cuenta con los resultados de la aplicación del Cuestionario diseñado por
M. Alvq y L. Flórezg5'en Méxicog6, San Juan de Puerto Ricog7 y Santia-go
de Chileg8, además de que está próxima la publicación de los
materiales caraqueños. Por parte española, además del léxico de Ma-y
el recientemente editado de Granadaloo, se prepara para la
imprenta el de esta ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, donde ya se
han llevado a cabo las 12 encuestas previstas. Sin duda, constituirá un
corpus que por su amplitud -no olvidemos que el Cuestionario está
constituido por 4.452 puntos- permitirá un rico cotejo del vocabulario
activo de nuestros hablantes cultos con el recopilado en las capitales
americanas. Por lo pronto, está en marcha la realización de una tesis
doctoral que supondrá un análisis de la estructura genética del vocabula-fin
ar.npja&;
Uno de los objetivos fundamentales de la lexicografía actual es el
conocimiento de la competencia léxica de las diversas comunidades de
habla. Por ello vamos a empezar a trabajar en la elaboración del léxico
básico del español de Canarias, que, además de su interés específico en
el campo de la lingüística aplicada a la enseñanza, permitirá el cotejo
1192 Yolanda Arencibia Santanu y José A. Samper Padilla
con el del español de Puerto Rico, el único realizado hasta ahora en
Hispanoamérica, obra de A. Morales1'''.
Otras investigaciones persiguen la determinación del léxico disponi-ble,
es decir, aquel conjunto de palabras que no poseen una alta
frecuencia estadística -y por ello no suelen aparecer en los léxicos
bgsicos-, pero que son indudablemente conocidas por los hablantes de
una comunidad. Se trata de los vocablos que sólo se actualizan en el
discurso cuando éste gira en torno a un determinado tema, el denornina-do
"centro de interés" específico. Independientemente de su valor para
disciplinas como la sociolingüística, la psicolingüística o la lingüística
aplicada a la enseñanza de la lengua, no cabe duda de que estos materia-les
tienen un gran interés para las comparaciones dialectales. La ,,
investigación de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, con los D
A.,+,." ...-.---:1-,4-0 *. A:.,*..-,.- :...-.+:+.,*,.m . r m.l*,.:,." A* 10 T m l n 0- ,.n"l;.-,- E
uawa L G w q . m a u u a GIL UIVGLDUD ~ I I J L L LULVD y L U IG~ ~ I UUJG la LJIQ, JG I ~ C U L L ~ U
coordinadamente con los que llevan a cabo López Morales en Puerto O
n Rico, O. Alba en la República Dominicana, y P. Benítez en la zona
-
m
O
metropolitana de Madrid. El comienzo de este trabajo en otras zonas E
E
peninsulares y americanas, con el mismo diseño, nos anima a esperar 2
E
provechosos resultados de este campo de investigación. -
Junto a estos trabajos, no pueden olvidarse los que buscan conocer la 3
vitalidad de los elementos léxicos particulares, como el realizado por --
Lope BlanchIo2 sobre los indigenismos en México. Actualmente se está 0
m
E
terminando una investigación sobre arcaísmos léxicos en las islas de O
Puerto Rico y Gran Canaria, que persigue conocer la pervivencia en
cada zona de un amplio número de vocablos considerados "arcaicos". n
-E
6. Las conclusiones de este recorrido por los estudios que relacionan el
español de estas Islas con el del Nuevo Continente nos llevan a señalar
de nuevo que tenemos un amplio campo de investigación por delante.
La existencia de proyectos colectivos, en que aúnan sus esfuerzos equi-pos
de diversas iatitudes, nos hace confiar en que podamos contar con
unos materiales coherentes que permitan no sólo estudios particulares
sobre cada variedad dialectal, sino, lo que es más importante, el cotejo
de sus resultados, para llegar así al conocimiento de lo que nos une y
aquello en lo que nos diferenciamos los usuarios del español en las dos
orillas atlánticas. Ojalá este Coloquio pueda acoger, en sucesivas edicio-nes,
algunos frutos de esas investigaciones.
Relaciones lingüísticas y literarias entre Canarias ... 1193
1. Esta denominación abarca "la comunidad de rasgos que unen la modalidad
lingüística andaluza con la canaria y la de los países hispanoamericanos". Vid. "El
andaluz y el español en América", en Presente y futuro de la lengua española, Ma-drid:
OFINES, 1964, 1, pp. 173-182. Recogido en Estudios & historia lingüística
a ~ n n ñ n l n Morlr;rl Dsrnninfn 10!2T nn 7A7-7113 Vid ~i~irnirm"nf i ioener v Punan- LYp.'.V'U, l..UY.l ....S s.... -Y, - / Y - , Fr. 1 - 1 ---. 7.". ..---Y--" --*o---- ,
sión del español atlftntico", Rábida, 2 (1985), pp. 43-51.
2. Vid., entre otros, el libro de M. Alvar, Niveles socioculturales en el habla
de Las Palmas de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, Excmo. Cabildo
Insular de Gran Canaria, 1972; especialmente el capitulo IIi, "Sevilla y Las Palmas"
pp. 51-57. Para América resultan imprescindibles los trabajos de P. Boyd-Bowman,
Indice geobiogrdjico de cuarenta mil pobladores españoles de América en el siglo
XVI, tomo 1 (1493-1519), Bogotft: Instituto Caro y Cuervo, 1964; tomo 11 (1520-
1539), México: Academia Mexicana de Genealogía y Heráldica, A. C., 1x8.
3. "Génesis del español atlftntico (ondas varias a través del océano)", Revista
de Historia Canaria, 24 (1958), pp. 233-242. Recogido en El español. Orígenes de su
diversidad, Madrid: Paraninfo, 1989, pp. 119-126. La cita corresponde a la p. 124 de
esta última publicación.
4. "Aportación de Canarias a la población de Ambrica. Su influencia en la
lengua y en la poesía tradicional", Anuario de Estudios Atlbnticos. 1 (1955), pp.91-
197. Hay una reedición del trabajo en forma de libro, con el mismo título, Las Palmas
de Gran Canaria: Ed. del Cabildo Insular de Gran Canaria (Colección "Alisios", l),
1991.
5. Lingua e dialetti dell America Spagnola, Firenze: Edizioni "Le Lingue
Estere", 1949.
6. Dialectologla es,vañola> Madrid: Gredos, 1960.
7. Spanish in the Americas, Washington D. C.: Georgetown University Press, 1988.
8. "Observaciones sobre el español de América", Revista de Filología Españo-la,
VIi (1921), pp. 357-390; "Observaciones sobre el español de América. Ii", Revista
de Filología Española, XVII (1930), pp. 277-284.
9. "El problema de la división del español americano en zonas dialectales", en
Presente y futuro de la lengua española, op. cit., 1, pp. 215-226.
1194 Yola& Arencibia Santana y José A. Sarnper Padilia
10. El español de América, Madrid: Mapfre, 1992.
11. "Fisonomía del español en América: unidad y diversidad", en Estudios de
lingüística hispanoamericana, México: UNAM, 1989, pp. 11-31.
12. Como O. Alba, "Zonificación dialectal del español en América", en Historia y
presente del español de América, Junta de Castilla y León. Pabecal, 1992, pp. 63-84.
13. El español en América, México: Fondo de Cultua Económica, 1988.
14. Frente a las "tierras de flota" americanas, según la denominación de
Menéndez Pidal, "Sevilla frente a Madrid. Algunas precisiones sobre el español de
América", en Miscelánea homenaje a André Martinet. Estructuralismo e historia, ed.
por D. Catalán, La Laguna: Universidad de La Laguna, 1962, 111, pp. 95-166.
15. "Discordancias dialectales en el español atlántico", en 1 Simposio Interna-cional
de Lengua Española (1978), Las Palmas de Gran Canaria: Excmo. Cabildo
Insular de Gran Canaria, 1981, pp. 351-362.
16. "El español hablado en Colombia", en Historia y presente del español de
América, op. cit., pp. 519-542. m
D
17. "Proyecto de estudio del habla culta de las principales ciudades de Hispano- E
américa", en Actas dei Smposio de Iiioomrngton, Bogotá: Instituto Caro y Cuervo, O
1967, pp. 255-264. Puede leerse también en El estudio del español hablado culto. n -
Historia de un proyecto, México: UNAM, 1986, pp. 9-19. =m
O 18. "El estudio del español americano en los últimos decenios: aportaciones y E
cuestiones pendientes", en Actas del I1I Congreso Internacional de El español de E
2
América, ed. por C. Hernandez et al., Junta de Castilla y León. Consejería de Cultura =E y Turismo, 1991, 1, pp. 7-28.
19. Dialectología española, Madrid: C.S.I.C. (Cuadernos bibliográficos, VII), 3
1962, p. 60. Es una idea que el conocido dialectólogo vuelve a exponer en "El español -
de las Islas Canarias", Revista de Filología Española, XLVI (1963), p. 166-170;
-
0m
recogido parcialmente en Estudios canarios I, Las Palmas de Gran Canaria: Excmo. E
Cabildo Insular de Gran Canaria, 1968, pp. 13-23. O
20. "Las hablas canarias", en Actas del Congreso de la Sociedad Española de
Lingüística. XXAniversario, Madrid: Gredos, 1990, pp. 96-1 11. La cita corresponde a n
la p. 96. -E
a
21. El español de Canarias. Guía bibliográfica, La Laguna: Instituto de Estu- l
dios Canarios, 1988. n
22. Señalamos que, por desgracia, algunos siguen esperándola, como es el caso 0
de los que debía contener el volumen de Actas del 111 Simposio de Lengua Española, 3
celebrado en esta ciudad a fines de 1984. O
23. "El español en Canarias", en Presente y futuro de la lengua española, op.
cit., 1, pp. 239-280.
24. Publicado en San Juan de Puerto Rico por el Instituto de Cultura Puertorri-queña
en 1972.
25. "Relaciones hist6rico-dialectales entre Puerto Rico y Canarias", en I
Simposio Internacional de Lengua Española (1978), op. cit., pp. 289-310.
26. Nos referimos a la obra de Rafael Lapesa, Historia de la lengua española,
9.' ed., Madrid: Gredos, 1981.
27. "La investigación dialectal sincrónica en Hispanoamérica: presente y futu-ro",
comunicación presentada en el Congreso Internacional de la Lengua Espaiiola,
Sevilla, octubre 1992.
28. "Los uisleños» de la Luisiana. Supervivencia de la lengua y folklore cana-rios",
Anuario de Estudios Atlánticos, 21 (1975), págs. 471-591. De este amplio
Relaciones lingüísticas y literarias entre Canarias ... 1195
artículo, la segunda parte, la propiamente lingüística, es un resumen de la monografía
The Spanish Dialect in Sr. Bernard Parish, Louisiana, Albuquerque: Publicaciones de
la Universidad de New México, 1950.
29. En la reseña sobre The Spanish Dialect in St. Bernard Parish, Louisiana,
aparecida en Revista de Historia Canaria, LXI (1981), pp. 418-425.
30. "Reducción de /S/ y /n/ en el español isleño de Luisiana: vestigios del
español canario en Norteamérica", Revista de Filología de la Universidad de Lo
Laguna, 4 (1985), pp. 125-133. Posteriormente Lipski ha publicado un libro sobre la
misma modalidad, pero hasta ahora no hemos podido acceder a su consulta; se trata de
The Language of the Isleños. Vestigial Spanish in Luuisiana, Baton Rouge and
London: Louisiana State University hess, 1990.
31. "Losotro semo canario. El habla mral del noroeste de Canelones", 1991.
32. La herencia lingüística de Canarias en Puerto Rico. Esrudio histórico
dialectal, op. cit.
33. El español en Puerto Rico. Contribución a la geografía lingüística hispano-americana,
Río Piedras: Ed. Universitaria, 1974, p. 195.
34. Op. cit., p. 283.
35. Nos referimos a OrQenes y desarrollo del español en Puerto Rico (Siglos XVI y
XVII), Río Piedras: Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 1982; El habla campesina
del país. Orígenes y desarrollo del español en Puerro Rico, Río Piedras: Editorial de la
Universidad de Puerto Rico, 1990, e Historia de la lengw española en Puerto Rico, San
Juan de Puerto Rico: Academia Puertomgueña de la Lengua Española, 1991.
36. "Sobre las hablas del Archipiélago Canario y las del Sur Continental de
América Meridional. Algunas precisiones", Actas del IX Coloquio de Historia Cana-rio-
Americana (en prensa).
37. "Actitudes lingüísticas canario-americanas en la época colonial", Actas del
IX Coloquio de Historia Canario-Americana (en prensa).
38. Revista de Estudios Hispánicos, 1 (1971), p. 95-1 10. Recogido en España y
América cara a cara, Valencia: Bello, 1975, pp. 9-48.
39. Vid. también R. Lapesa, "El estudio del español americano en los últimos
decenios: aportaciones y cuestiones pendientes", art. cit., p. 13, y J. M. Enguita,
"Rasgos lingüísticos andaluces en las hablas de Hispanoamérica", en Historia y pre-sente
del español de América, op. cit., pp. 85-1 11.
40. Las Palmas de Gran Canana: Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria, 1970.
41. Sevilla: Escuela de Estudios Hispano-Americanos, 1955.
42. Vid. nota 4.
43. Via. Ei esrudio uei español htriado cuito. Historia de un proyecto, op. cit.,
p. 184, n. 1.
44. El habla de la ciudad de México. Materiales para su estudio, ed. por J. M.
Lope Blanch, México: UNAM, 1971.
45. El habla culta de Caracas. Materiales para su estudio, ed. por P.
Bentivoglio, Caracas: Universidad Central de Venezuela, 1979.
46. EL habla culta de Santiago de Chile. Materiales para su estudio, ed. por A.
Rabanales y L. Contreras, 1: Santiago de Chile: Universidad de Chile (Anejo n." 2 del
Boletín de Filología), 1979; 11: Bogotá: Instituto Caro y Cuervo, 1990.
47. El habla de la ciudad de Bogotá. Materiales para su estudio, ed. por H.
Otálora de Fernández y A. González G., Bogotk Instituto Caro y Cuervo, 1986.
48. El habla culta de la ciudad de Buenos Aires. Materiales para su estudio, 2 vols.,
ed. por A. M.' Barrenechea, Buenos Aires: Universidad Nacional de Buenos Aires, 1987.
1196 Yolanda Arenribia S o n r a ~y José A. Sarnper PadiUa
49. El español de Lima. Materiales para el estudio del habla culta, ed. por R.
Caravedo, Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú, 1989.
50. El habla culta de San Juan. Materiales para su estudio, ed. por A. Morales
y M. Vaquero, San Juan: Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 1990.
51. El habla de la ciudad de Madrid Materiales para su estudio, d. por M.
Esgueva y M. Cantarero, Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1981.
52. Encuestas del habla urbana de Sevilla. Nivel culto, ed. por . M. A. Pineda,
Sevilla: Universidad de Sevilla (Sociolingüística Andaluza 2). 1983.
53. Ed. por J. M. Lope Blanch, México: Centro de Lingüística Hispánica, 1976.
54. "Direcciones en los estudios sociolingüísticos de la lengua española", co-municación
presentada al Congreso Internacional de la Lengua Española, Sevilla,
octubre 1992.
55. Boletim de Filologia, XVI (1956-1957), pp. 306-334.
56. Art. cit.
57. Publicado en Boletim de Filologia, XIX (1960), pp. 317-337.
58. "Discordancias dialectales en el español atlántico", art. cit.
59. "Polimorfismo canario y polimorfismo mexicano", en I Simposio Interna-cional
de Lengua Española (1978), op. cit., pp. 275-288.
60. Lope Blanch hace referencia a tres trabajos de M. Alvar: "Tres casos de
polimorfismo fonético", en Estudios canarios 1, Las Palmas de Gran Canana: Excmo.
Cabildo Insular de Gran Canaria, 1968, pp. 87-93; El español hablado en Tenerife,
Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Cientificas, 1959; y Niveles socio-cultu-rales
en el habla de Las Palmas de Gran Canaria, op. cit.
61. "El fenómeno de lateralización en las Antillas y en Canarias", en Actas del
11 Simposio Internacional de Lengua Española, Las Palmas de Gran Canaria: Excmo.
Cabildo Insular de Gran Canaria, 1984, pp. 215-228.
62. Estratificación social del español de San Juan de Puerto Rico, México:
UNAM, 1983.
63. J. A. Samper, Estudio sociolingüístico del español de Las Palmas de Gran
Canaria, Las Palmas de Gran Canaria: Caja de Canarias, 1990.
64. "Aspiración y elisión de /-S/ en Canarias y América", en Actas del 111
Congreso Internacional de El español de América, op. cit., 1, pp. 371-380.
65. "El proceso de debilitamiento de la nasal implosiva en el Caribe y en
Canarias", en Actas del III Congreso Internacional de El español de América. op. cit.,
11, pp. 1.075- 1.084.
66. Vid. El estudio del español hablado culto. Historia de un proyecto, op. cit.
67. Vid. "Sobre ia aspiración y eiisión de /si impiüsiva y fiñai en ei espaAoi de
Puerto Rico", Nueva Revista de Filología Hispánica, XXVII (1978), pp. 24-38; "Final
/S/ in Cuban Spanish", Hispania, LXII (1979), pp. 599-612; "La aspiración y elisión
de /S/ en el español porteño", Anuario de Letras, XVI (1978), pp. 41-66; "La motiva-ción
empírica de formas léxicas. Datos del Caribe hispánico", Boletín de la Academia
Puertorriqueña de la Lengua Española, VI11 (1980), pp. 141-158; "La variación foné-tica
de /r/ y /n/ en el español cubano", Revista de Filología Española, LVIII (1976),
pp. 109-132; y "La nasal implosiva y final en el español de Cuba", Anuario de Letras,
XIX (1975), pp. 257-271.
68. "Constricciones contextuales del español hablado en Lima. El caso de /sr',
en Actas del 1 Congreso Internacional sobre el español de América, ed. por H. López
Morales y M. Vaquero, San Juan de Puerto Rico: Academia Puertorriqueña de la
Lengua Española, 1987, pp. 665-674.
Relaciones lingüísticas y literarias entre Canarias ... 1197
69. "Velarización de Inl en el español de Puerto Rico", Lingüística Española
Actual, 11 (1980), pp. 203-217.
70. "El debilitamiento de /S/ implosiva en el español culto de Las Palmas de Gran
Canaria", comunicación leída en el IX Congreso de ALFAL, Carnpinas (Brasil), 1990.
71. "Direcciones en los estudios sociolingüisticos de la lengua española", cit.
72. "La evolución del sistema de posesivos en el español atlántico (Estudio de
Morfología Diacrónica)", en Estudios lingüísticos hispánicos. afrohispánicos y crio-llos,
Madrid: Gredos, 1978, pp. 80-94.
73. "Formas en -RE en el español atlántico y problemas conexos", en Estudios
lingüísticos hispánicos, afrohispánicos y criollos, op. cit., pp. 95-1 17.
74. Vid. "La estructura del habla culta en Puerto Rico y en Mi6xicoWB, oletín de
Filología (Homenaje a A. Rabanales), XXXU2 (1980-1981), pp. 807-815; "La estnic-tura
del habla culta en cuatro ciudades de Hispanoamérica", en Actas del 11 Simposio
lnternacional de Lengua Española, op. cit.. pp. 367-379; y "La estructura del discurso
en el habla de Madrid", Anuario de Lingüística Hispánica, 1 (1985), pp. 129-142. Los
e&zjcr zrnn-r-e-c-e-n -x c~oO-i-r-lo- se n As&& gremnti~n!& e! & i c r ~ r2~.' ~e&, , M~x~cI:
UNAM, 1987, pp. 131-136, 137-150 y 151-163, respectivamente.
75. "El fenómeno (deJquelsmo desde una perspectiva dinimica del uso
comunicativo de la lengua", en Actas del 11 Congreso Internacional sobre el español
de América. ed. por J. G. Moreno de Alba, México: UNAM, 1986, pp. 46-65.
76. "La investigación dialectal sincrónica en Hispanoam6rica: presente y futu-ro",
cit.
77. "Direcciones en los estudios sociolingüisticos de la lengua española", ya
citado.
78. Op. cit.
79. "Canarias, el azúcar, los dulces y las conservas", en 11 JontadaF & Esdios
Canarias-América, Santa Cruz de Tenerife: Caja Generai de Ahorros, 1981, pp. 173-193.
80. "Las Canarias, vía de introducción de portuguesismos en América", en
Actas do Colóquio de Estudos Etnográficos Dr. José Seite de Vasconcelos, 1960,111,
PP. 1-9.
81. "Acerca de los portuguesismos en el español de America", en Estudios
lingüísticos hispánicos, afrohispánicos y criollos, op. cit., pp. 139-156.
82. "La influencia portuguesa en las hablas canarias y americanas: el caso del
verbo pegar", en Actas del 111 Congreso Internacional de El Español de América, op.
cit.. 11, pp. 977-985.
83. "Relaciones léxico-semánticas en el ámbito lingüístico canario-cubano", en
1 Simposio internacional de Lengua Española (1978), op. cit., pp. 31 1-323.
84. "Materiales léxicos comunes en el español cubano y canario", en Actas del
III Congreso Internacional de El español de América, op. cit., 11, pp. 967-976.
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Internacional de El español de América, op. cit., 11, pp. 1.065-1.074.
86. La herencia lingüística de Canarias en Puerto Rico. Estudio histdrico
di=!,-<?U!, , ci:.
87. "Léxico marinero de Puerto Rico", en Actas del 11 Simposio Internacional
de Lengua Española, op. cit., pp. 381-423.
88. "Sobre los componentes canario y africano del lexico del español dominica-no.
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contactos lingüísticos en América y Africa, Valladolid: Universidad de Valladolid,
1991, pp. 189-199.
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89. "Relaciones léxicas entre Colombia, Andalucía y Canarias (Agricultura y
ganadería)", en Actas del III Congreso Internacional de El español de-América, op.
cit., 11, pp. 815-826.
90. "Arcaísmos léxicos en el español de Canarias y de América", en 11 Jorna-das
de Estudios Canarias-América, op. cit., pp. 223-237.
91. "Las relaciones lingüísticas entre Canarias y América", en VI11 Coloquio de
ilistoria Canario-Americana (1988), Las Palmas de Gran Canaria: Excmo. Cabildo
nsular de Gran Canaria, 1990, pp. 707-728.
92. "ContribuciOn a la historia de la palabra bamba, afroamericanismo léxico
adoptado por el canario en el s. XVII", en Actas del II Simposio Internacional de
Lengua Española, op. cit., pp. 341-357; "Afroamericanismos léxicos en el español de
Canarias", en IV Coloqio de Historia Canario-Americana (1980), Las Palmas de Gran
Canaria: Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria, 1982, 11, pp. 763-782. Con fines
divulgativos, Régulo ha aportado una muestra parcial del vocabulario compartido por
Canarias y América en "La huella lingüistica de Canarias en América y de América en
Canarias". en Gran Encicl~~pedidae España y América. dirigida por F. Morales Pa-drán,
Madrid: Espasa-CalpeIArgantonio, 1988, pp. 141-148.
93. "Observaciones sobre las alternativas semhticas de ciertas formas de trata-miento
en Canarias y América", en II Jornadas de Estudios Canarias-América, op.
cit., pp. 21 1-219.
94. "Canarias y el Concolorcorvo", en 1 Simposio Internacional de Lengua
Española (1978). op. cit., pp. 211-219.
95. Cuestionario para el estudio coordinado de la norma lingüística culta. 111,
Léxico, Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1971.
96. Léxico del habla culta de México, México: UNAM, 1978.
97. Léxico del habla culta de San Juan de Puerto Rico, coordinado por H.
Lápez Morales, San Juan: Academia Puertoniqueña de la Lengua Española, 1986.
98. A. Rabanales y L. Contreras, Léxico del habla culta de Santiago de Chile,
México: UNAM, 1987.
99. J. C. de Torres Martínez, Encuestas léxicas del habla culta de Madrid,
Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1981.
100. F. Salvador Salvador, Uxico del habla culta de Granada, 2 tomos, Grana-da:
Universidad, 1991.
101. Léxico básico del español de Puerto Rico, San Juan: Academia Puertorri-queña
de la Lengua Española, 1986.
102. El léxico indígena en el español de México, 2.' ed., M6xico: El Colegio de
México, 1979.