EL DETERIORO DE LOS ECOSISTEMAS PLANETARIOS:
ACTIVIDAD HUMANA E IMPACTO MEDIOAMBIENTAL
Sin la acción del hombre y de la sociedad en la que éste se inte-gra,
conformándola, no habría en el planeta más que ecosistemas «de-terminados
por las leyes de organización biológica;. De modo que es
la actividad humana como praxis social en interacción dialéctica con
la naturaleza la que se constituye en campo de estudio de la geogra-fía
y la que sustenta el discurso del geógrafo. El geosistema, concep-to
y realidad y más amplio que ecosistema, es una totalidad que sin-tetiza
dialécticamente las relaciones y de producción y las fuerzas
productivas -en términos de relaciones de poder- con el medio. Por
eso hoy, como antaño, entender cómo se articulan sociedad y natura-leza
debe constituir la preocupación primordial del geógrafo. El pa-radigma
ecológico decimonónico de Ritter y en particular de Katzel,
con todas las revisiones precisas, que son muchas, me parece básico
para poder afrontar hoy la problemática medio-ambiental, inscrita en
un marco de preocupación de las ciencias por las consecuencias de
los procesos de degradación ambiental y el despilfarro de los recur-sos
y reservas naturales.
Deterioro del medio ambiente, si no destrucción, que se presenta
como resultado de un desarrollo tecnológico imparable en la actualidad,
de una población que crece a un ritmo incontrolado sobre todo en ese
«sur» cada vez más amplio desde 1989 y 1991, y de una articulacibn
económica del mundo en que la economía de mercado, e incluso fór-mulas
neoliberales y ultralibe'rales del denominado capitalismo salva-je,
no hallan alternativas y se imponen con una exclusividad peligrosa
tras la caída del socialismo real, que ha arrastrado consigo de una for-ma
u otra al socialismo democrático y a las fórmulas socialdemócratas.
Por eso hoy, el discurso ambientalista es más necesario que nunca.
40 Juan Francisco Martín Ruiz
La conservación de la naturaleza ha sido objeto de preocupación
ya desde principios de la centuria, pero es sobre todo a partir de la
segunda guerra mundial y en particular desde la década de los 60 y
de los 70 cuando ha tomado una relevancia tanto desde el punto de
vista político, como académico y científico, pero también es objeto
de preocupación de los «más media» y de las fuerzas sociales, en
forma de asociaciones ecológistas diversas, con ideologías en general
de carácter progresista pero en ocasiones con una buena dosis de
ambigüedad.
Tanto asociaciones privadas como organismos públicos y guber-namentales,
así como equipos científicos de estudios y conferencias
mundiales han proliferado progresivamente desde los años 60, desde ,,
el Club de Roma, ONU, UNESCO, FAO, OMS, GREENPEACE, im- D
plantado ya en más de una treintena de países, con millones de so- E
cios y miles de profesionales y científicos que trabajan para la orga- "
n -
nización, hasta las más locales asociaciones que trabajan para la =m
O
organización, hasta las más locales asociaciones ecologistas que se dis- EE
tribuyen por el planeta, como ATAN en Canarias, sin olvidar las S
E numerosísimas reuniones científicas y conferencias, de naturaleza pú- =
blica o privada, como la Cumbre de la Tierra, organizada en Río de 3
Janeiro en junio de 1992, o la reciente IIZ Conferencia Mundial so- --
bre Población y Desarrollo, y la puesta en marcha de numerosísimos 0m
E equipos de investigación que trabajan sobre problemas medioambien-tales,
como el efecto invernadero, la lluvia, la desertización, el agu- O
jero de la capa de ozono, ... n
Pretendo analizar, aun brevemente, los factores y causas fundamen- E a-tales
-las grandes causas- que inciden, de un modo complejo e l
interrelacionadamente en el deterioro del medio ambiente del planeta n
0
y de sus ecosistemas, esto es, de cómo la actividad humana y social
destruye el medioambiente, sin olvidar tampoco las respuestas de la 3
O
naturaleza ante los atentados de la sociedad: catástrofes, aumento de
ia temperatura cie ia rierra, efecto invernadero, inunaaciones.. .
Para ello, se impone un discurso netamente ecológico, ambien-talista,
desde la perspectiva de la relación hombre-medio, o en térmi-nos
tal vez más precisos y actuales sociedad-naturaleza.
¿Cuáles son las grandes causas y factores del deterioro y de la des-trucción
de los ecosistemas planetarios y del medio ambiente general
e incluso de ese holocausto de que en muchas ocasiones se habla? Esa
es la pregunta, y a ella pretendo responder.
1. La actividad indusfrial, que degrada, con su imparable desa-rrollo,
cuencas fluviales, aguas, atmósfera, medio ambiente urbano,
El deterioro de los ecosistemas planetarios: actividad humana e impacto ... 41
salud de la población ..., a través de sus vertidos y emisiones conta-minantes.
2. La actividad agraria, que incide negativamente por el uso y
abuso de abonos químicos y también naturales u orgánicos, a lo que
precisa añadir la utilización indiscriminada de fertilizantes, insec-ticidas,
herbicidas, fungicidas, filtraciones de aguas de precipitación
y de escorrentía y de excrementos de animales, como los del cerdo,
los denominados purines.
3. Los incendios forestales, en su mayoría debidos a la activi-dad
humana, con las talas indiscriminadas no sólo en los países
industrializados, sino sobre todo en la actualidad en el Tercer Mun-do,
en las áreas intertropicales y tropicales por parte de multinacio-nales
norteamericanas, la roturación del monte en busca de áreas de
cultivo, proceso por lo demás universal. La desforestación, en gene-ral,
debida también a la incidencia del deterioro de medio ambiente
por el hombre: lluvia ácida, efecto invernadero.
4. La incidencia de la urbanización creciente, que tras la revo-lución
urbana, no ha hecho otra cosa que provocar un crecimiento des-mesurado
y desmedido de las ciudades en el mundo, con la aparición
rulbn uo n~linumilnibr "iruib; nlun nii@b u,có urnbnar3i miunbt rnnunynlu; +il#~,naniriai u.y r imiidbnL#,;lXa.i.uriyl;u@i la urlbri imu;lll,i.-inu@i ib~ua nb
habitantes, que no sólo degradan la calidad de vida urbana, sino con-tamina
con sus vertidos sólidos, líquidos y gaseosos. El tráfico en la
ciudad contamina y el ruido mismo, implícito al proceso urbanizador
atenta contra la salud pública, física y mental. La industria, la circu-lación,
la emisión de productos y gases contaminantes envenenan la
atmósfera en general y la urbana en particular, con la aparición in-cluso
de microclimas, las «islas de calor», esto es, la aparición de
temperaturas diferenciadas en el interior de la propia ciudad.
La filtración de los residuos y los vertidos a los ríos y cuencas
fluviales no sólo deterioran el medioambiente sino que son causa de
la manifestación de enfermedades y epidemias, como la que se pade-ce
estos días en la India (octubre de 1994), la peste neumónica, cali-ficada
ya como una epidemia ecológica. El hacinamiento, que ya apa-reció
en la revolución industrial y que propició el desarrollo de la
tuberculosis, enfermedad propiamente urbana y social, provoca sobre
todo en las áreas periféricas, problemas de salubridad y salud pública.
-5. L.g ccn.pgcciSn urnn&v nhrnv & infrClePp?CctltrpCrL e e O' -"--- ". -"
fuertes impactos medioambientales negativos, tanto en áreas rurales
como urbanas: red viaria, grandes autovías, ferrocarril (tren de alta
velocidad), el túnel anglofrancés, del Canal de la Mancha (50 kms.
de viaje submarino) o eurotúnel, pistas forestales, que atentan contra
42 Juan Francisco Martín Ruiz
la naturaleza y deteriora e incluso destruye los ecosistemas, por no
mencionar las grandes carreteras desde las transamazónica hasta la
interamericana y las grandes pistas de rallye que cruzan el Sáhara. El
gran desarrollo tecnológico actual ha permitido esta apertura indisc-rirninada
de carreteras. Hay que señalar también otras grandes obras
de infraestructuras, como pantanos, embalses, la puesta en marcha de
ambiciosos planes hidrológicos, que destruyen ecosistemas y áreas
agrícolas, inundándolas bajo las aguas (como el gran embalse que se
proyecta en China y que ha abierto una gran polémica) y los casos
conocidos de España y Unión Europea. Grandes puentes, diques, puer-tos,
que alteran los ecosistemas marinos, lagunas y lagos artificiales.
En la antigua URSS, entre 1970 y 1976 se realizaron grandes obras ,,
de ingeniería civil (obras de infraestructura), utilizando como tecno- D
logía las explosiones nucleares. Así se creó un canal de enlace entre E
los ríos Echora y Kama, pero también con esta tecnología -explo- "
n siones nucleares- se perforaron pozos de petróleo, depósitos subte- -
m
O
rráneos de gas, y el lago atómico, azul claro y sin vida alguna, con E
E
una superficie de 600 por 400 metros y doce de profundidad, cons- 2
E
truido por tres cargas nucleares de una potencia total de 15 kilo- -
toneladas que explotaron a 200 m. de profundidad en un área no 3
habitada de la taiga, a unos 300 krns. al NE de la ciudad de Perm, --
con 1.200.000 habitantes, cerca de los montes Urales. 0
m
E
6. El transporte en general deteriora el medio ambiente, porque O
el terrestre, el tráfico por carretera, en acerado y desmedido incremen-to,
el tráfico marítimo, en particular el de los buques petroleros, con n
E los naufragios y los grandes vertidos al mar de crudos, cuyas mareas -
a
negras destruyen los ecosistemas marinos, pero también el riesgo que nl supone el tráfico de buques que transportan productos tóxicos, infla- n
n
mables y atómicos -como el plutonio-. La navegación aérea, civil
pero también militar, en expansión creciente, porque la atmósfera ya 3
O
está cruzada por rutas o vías que comunican todas las ciudades y es-pacios
del planeta, contamina peligrosamente con el ruido, sobre todo
en los aeropuertos, casi siempre localizados en los centros urbanos.
Si a ese ruido se le añade el del tráfico por carretera, obras de cons-trucción,
centros de expansión (discotecas, terrazas...), los niveles que
se alcanzan en la actualidad son nocivos, a veces en extremo, para la
salud de la población, sobre todo en la vertiente psíquica pero tam-bién
física (pérdida de audición...).
Sin embargo, el riesgo mayor del fortísimo incremento de las ru-tas
y navegación que cruzan el espacio aéreo, en la troposfera e in-cluso
en la troposfera o tropopausa -rutas de crucero- se manifies-
El deterioro de los ecosistemas planetarios: actividad humana e impacto ... 43
ta en la contribución a la contaminación de la atmósfera, sobre todo
porque, a pesar de que los gases tóxicos y perjudiciales, idénticos a
los emanados por los automóviles, industria, etc., se emiten, aunque
sea menor volumen, a grandes alturas de la atmósfera, entre los 9 y
11 kms. -rutas de crucero- donde el impacto es más negativo. Las
emisiones de gases del transporte aéreo -de los vehículos aéreos-pueden
contribuir al calentamiento de la tierra entre un 2 y un 30 por
100 más.
El efecto del CO,, anhídrido carbónico y los óxidos de nitrógenos
emitidos por los motores de aviación se magnifica mucho en las ca-pas
altas de la atmósfera, donde la densidad del aire es menor.
Si se combinan con el oxígeno, los óxidos de nitrógeno producen
ozono con gran eficacia a unos 10 ó 12 kms. de altura, actuando como
gas que contribuye al efecto invernadero, provocando que los rayos
solares se reflejen y recalienten la baja atmósfera, la tierra, según las
teorías más aceptadas. El WWF prevé que si continúa esta tendencia
del incremento del tráfico aéreo, y todo parece confirmar que así será,
es muy probable que las emisiones de CO,, dióxido de carbono, se
doble y que las de óxido de nitrógeno se incrementen en un 50 por
100 para el año 2020.
Los gases contaminantes que provocan el «efecto invernadero*, la
lluvia ácida y el descenso de la capa de ozono, tanto en el H.S.
(Antártida), como en el H.N., en el Artico, y que puede afectar a las
áreas pobladas por encima de los 50" de latitud norte, a EE.UU.,
Canadá, Europa occidental, central y del norte y Asia, son los si-guientes:
a) El dióxido de carbono (CO,), que es el responsable del 50 por
100 del calentamiento y del aumento de las temperaturas medias (cam-bio
climático, con deshielo de los glaciares, aumento del nivel del mar,
desaparición de áreas pobladas en los litorales e incluso de archipié-lagos
enteros), en definitiva, del efecto invernadero. Se produce por
las emisiones de combustibles fósiles -productos derivados del pe-tróleo-,
centrales eléctricas y procesos industriales (automóvil, elec-tricidad,
nivel de vida).
b) El dióxido de azufre (SO,). Es la causa principal de la lluvia
ácida, nociva para ía naturaleza y se debe a las emisiones producidas
por combustibles fósiles, centrales y fundiciones. Su impacto medio-ambiental
es tan nocivo que es la causa de la desforestación, sobre
todo en los países industrializados.
c) Clorofluorocarbonos (CFCB). Se usan en aerosoles, espumas,
frigoríficas, partículas de las nubes del volcán del Pinatubo de 1991
44 Juan Francisco Marrín Ruiz
en Filipinas, que da lugar a una especie de formación nubosa en e1
Ártico que actúa como el hielo en la Antártida incrementando el aguje-ro
de la capa de ozono, a la par que proporciona un soporte para las
reacciones químicas que convierten las emisiones de clorofluocarbonos
y otros gases en compuestos químicos que descomponen el ozono. No
sólo el incremento de la radiación ultravioleta provoca riesgos en la
salud de la población (carcinomas de piel, cataratas, enfermedades de
la vista ...) sino que tiene impactos negativos también en la agricultu-ra,
perjudicando a algunas cosechas, y afecta también a los ecosistemas
marinos, por la incidencia en el fitoplacton y otros organismos mari-nos,
aunque se desconoce en qué medida actúa este proceso aún en
el Océano Mundial. En este sentido en la Conferencia de Ea ONU
sobre Desarrollo y Medio Ambiente, más conocida como Cumbre de
I - T:--..- ,.-I-L..-A~ a- ion? -,. D:,, A- T-*-;,.~ oan.-a+o
LU 1 L C I ~ U ,b clculaua GU JUU~U UG ~ 7 C.U7 LUU~ U C. J(UI~IIU, JU J~UC.CU-rio,
el político canadiense Maurice Strong, urgió sobre la necesidad
de reformar en profundidad el sistema económico mundial, cifrando
en 12,5 billones de pesetas las aportaciones anuales que deben hacer
los países ricos (5-7 y países más industrializados) para preservar el
entorno mundial.
d) Gas metano (CH,). Se emite por el estiércol, cultivos de arroz,
basuras, aguas residuales y campos petrolíferos.
e) El ozono (O,), producido por automóviles viejos, absorbe y
retiene el calor. De ahí que sea necesario también la renovación del
parque automovilístico, muy viejo en España, para preservar el me-dio
ambiente.
En consecuencia, la reducción de los bosques que resulta de estos
procesos, hace bajar la conversión de CO, en oxígeno. En la actuali-dad,
la atmósfera contiene un 25 por 100 más de CO,, que antes de
la Primera Revolución Industrial. Los gases contaminantes emitidos a
la atmósfera que provocan el «efecto invernadero», causa el calenta-miento
de ia tierra, acumuiánciose en ias capas altas de ia atmósfera,
dejando penetrar el calor pero al tiempo impide su salida en el volu-men
adecuado. El cambio (¿o los cambios?) climático es el resultado
de todo ello. Físicos y matemáticos consideran urgente comprobar
hasta qué punto el clima está cambiando en la actualidad. Parece evi-dente
este cambio, porque hay pruebas del recalentamiento de la tie-rra,
aunque la naturaleza del cambio no está clara. Según la teoría de
la bifurcación (Michael Ghil, Universidad de California, Los Ánge-les)
se podrían producir cambios de clima muy rápidos, aunque no
necesariamente catastróficos. Los cálculos indican una subida cons-tante
de la temperatura de la tierra, pero con unos intervalos de osci-
El deterioro de los ecosistemas planetanos: actividad humana e impacto ... 45
lación (saltos climáticos o térmicos), esto es, dentro de la tendencia
al incremento a largo plazo, habrá intervalos, de dos a tres años, en
los que se detectará unos descensos térmicos. En opinión del físico
Antonio Ruiz Elvira, el fuerte calor registrado en este estío en el H.N.
«puede ser indicativo» de ese recalentamiento, pues los tres últimos
años han registrado progresivamente las mayores temperaturas de este
siglo, con el verano más caluroso en España, lo cual se ha apuntado
como causa única de la mayor incidencia de los incendios forestales
en España (tal vez sólo un factor más, entre muchos).
Lo cierto es que en los últimos 125.000 años la temperatura me-dia
del planeta sólo había aumentado unos 3" C. Para el año 2100, si
continúa la tendencia última, la temperatura media podrá subir entre 2"
y 4" C. Estas predicciones térmicas se realizan combinando las obser-vaciones
meteorológicas con la situación matemática de los procesos
del clima. El incremento térmico del planeta acarreará una subida del
nivel del mar entre los 22 y los 115 cm., lo que puede presentar efec-tos
catastróficos en cadena.
Por ejemplo, en la ciudad chilena de Punta Arenas, se han regis-
Au auu 1 A " A 1 t 1 t t O " A " ln . .r\rmnl LLI V ~ L C u. b~ I a u L a b l u u U L u u v I u I b L a L L ~ J v b b ~ . 3J U ~ L I U L ¿ 3 L a L r u i i i i a i
en la superficie de la tierra. En este siglo la temperatura media del
planeta sólo ha aumentado 0,5"C, pero será imprescindible luchar
contra la desforestación y la emisión de gases contaminantes, CO,,
CFC, metano, ozono, dióxido de azufre (dioxinas), si no se frena el
consumo de combustibles (quemado) como fuente energética primor-dial
y no se controla la tala indiscriminada y deforestación de los
pulmones naturales del planeta, las grandes superficies boscosas de la
Amazonia, centro-África, Extremo Oriente, Centroamérica ..., la catás-trofe
climática puede ser irreversible e ineludible, con las repercusio-nes
negativas sobre la propia sociedad, la población, los ecosistemas,
en definitiva, sobre la Biósfera toda.
7. La actividad minera en general, con la acumulación de resi-duos,
la contaminación de ríos, la aparición de enfermedades como
la silicosis, que relaciona a la ecología y al empleo, pues muchos tra-bajadores,
la mayoría se ven obligados a retirarse del mercado de tra-bajo
por incapacidad permanente.
Pero tai vez algo más conocido aquí sea ia contaminación de ia
cuenca amazónica por la actividad de los garimpeiros, los buscadores
de oro, que contaminan las aguas fluviales al verter mercurio para se-parar
el oro. El garimpeiro es por naturaleza depredador en el estado
brasileño de Rondonia, fronterizo con Bolivia.
8. La actividad turística y del ocio, con sus impactos medio-
46 Juan '~ranci scoM artín Ruiz
ambientales, degradando el medio, destruyendo ecosistemas marinos
y terrestres, deteriorando paisajes hasta el punto que el medio natural,
totalmente desarticulado, como en Gran Canaria, Tenerife, Fuertemen-te,
La Graciosa, Valle Gran Rey en La Gomera, ya no constituye un
recurso-mercancía turístico, que ofertar al visitante, sino que este pro-ducto
se busca en los paisajes canarios, manteniendo sistemas de cul-tivo
no funcionales o nada rentables («subsidiarios»), como puede
ocurrir con la platanera en el valle de La Orotava, en Tenerife o el
viñedo en Lanzarote. Se trata de buscar paisajes, mercancías-verdes,
postales vivas, para que el turista pueda observar algo más que urba-nizaciones
y núcleos de población. Pero el turismo de masa deteriora,
por la población flotante que se asienta, en un núcleo de una forma
temporal (residentes, transeúntes).
Un caso peculiar, entre muchos, que esbozaré es el de La Antár-tida.
El Tratado antártico, firmado inicialmente por 39 países, y apro-bado
en Madrid el protocolo que regula la protección del Medio
Ambiente en 1991, por el que se declara areserva natural de la hu-manidad
», prohíbe las actividades mineras durante los próximos 50
años, pero re plantea, por vez primera, tal vez una competencia de
uso y explotación, entre turismo y minería.
9. La guerra como arma de destrucción o la destrucción del
medio ambiente como arma para la guerra. Es lo que los mass-me-dia
han denominado «terrorismo ecológico», aunque éste no es ni
mucho menos nuevo. En los conflictos bélicos se ha hecho uso de
productos contaminantes, de gases venenosos, se sabe que España los
utilizó en la guerra colonial en África, en el conflicto del Rif entre
1924 y 1926.
También por parte aliada, en la Segunda Guerra Mundial, Winston
Churchill ordenó poner cargas explosivas en cientos de depósitos de
petróleo a lo largo de toda la costa sur de Inglaterra para impedir el
desembarco de las tropas del ejército nazi (alemán).
En el conflicto irano-iraquí también Sadarn Husein utilizó gases
tóxicos, y posteriormente hizo uso del terrorismo ecológico en la
Guerra del Golfo, área caliente de nuevo estos días con el desplaza-miento
de tropas irakíes hacia Kuwait.
Dr .~-...-i ,~.-u...7.-..- ~ i i v ; b i i ca..-.b r.ilnc.u..-c..u. "y..a ub y".. .D" h;vn m,.,. T . 0 . 7 ,-.,.,-o,-* u;bii iubv yvi r ur, yi;iiiuiu VIS USG di?
este terrorismo ecológico, del medio ambiente como arma para la
guerra fue EE.UU. en la guerra con Vietnam: entre 1965 y 1975 usó
armas químicas y arrojó trece millones de toneladas de bombas sobre
la selva, tres veces y media más que en toda la Segunda Guerra Mun-dial,
con un poder equivalente a 450 bombas atómicas como la arro-
El deterioro de los ecosistemas planetarios: actividad humana e impacto ... 47
jada en Hiroshima, provocando 26 millones de cráteres. Utilizó en
Vietnam armas químicas, como el «agente naranja», el napalm y el
fósforo blanco. El ecocidio fue practicado de una forma deliberada,
para ganar la guerra. La mitad de los manglares (bosques costeros)
de Vietnam del Sur se destruyeron, más de dos millones de hectáreas
de bosques, al tiempo que otras 300.000 hectáreas de tierra fueron
desprovistas de toda cobertura vegetal, con los famosos tractores de
14 toneladas (Rome Plow). El herbicida «agente naranja* fue empleado
ya por los británicos en los años 50 para destruir los bosques donde
se escondía la guerrilla comunista en Malasia. Entre 1962 y 1971 los
aviones norteamericanos C-123 rociaron 75 millones de litros de este
herbicida sobre las selvas sudvietnamitas. El «agente naranja», muy
rico en dioxina, la sustancia más tóxica que se conoce (su toxicidad
es 70.000 veces superior a la del cianuro), es cancerígeno (hígado y
pulmón) y ha causado y causa aún hoy grandes problemas de salud
en la población vietnamita, y también en la norteamericana que se
expuso. En 1994, tras levantar el embargo a que le sometió su verdu-go,
EE.UU., 19 años después del final de la guerra, Vietnam aún no
se ha recuperado de los destrozos causados. El país exportaba arroz,
hoy lo importa. La guerra ecológica de la que fue víctima Vietnam,
deforestó y causó una pérdida enorme de diversidad biológica, aumen-tó
la erosión, produjo cambios en los ciclos hidrológicos del río
Mekong, causó más de dos millones de muertos, más los heridos,
mutilados y los daños irreparables en la salud pública y en la pobla-ción,
sobre todo en la infantil. Se calcula que aún hoy quedan en las
selvas y paisajes lunares vietnamitas más de 200 bombas sin explotar.
El Salvador, el país más bombardeado de Latinoamérica, con sólo
21.040 Km2 y poco más de cinco millones de habitantes, 10 años de
guerra, más de 70.000 muertos, conoció también en sangre propia el
medio ambiente como arma para la guerra, que hizo que los bombar-deos
con la ayuda norteamericana cambiara la dieta del campesinado,
las tradicionales tortillas de maíz y los frijoles por tubérculos, por-que
éstos se podían cultivar mejor al ser un blanco menor ante los
ataques aéreos.
En el conflicto del Golfo Pérsico, en febrero de 1991, Sadam
Euseini bomloiir&ó pozos y- dep&itos de peir61eo país gene-rar
mareas negras que impidieran el desembarco de las tropas aliadas
y el abastecimiento de agua potable a Arabia Saudí, procedente de las
plantas desalinizadoras. El ecocidio es conocido: se incendiaron más
de 600 pozos petrolíferos, y afectó y deterioró los ecosistemas mari-nos,
terrestres y aéreos o atmosféricos. Pero al atacar a estos eco-
48 Juan Francisco Marrín Ruiz
sistemas, a la naturaleza, el terrorismo ecológico afecta al hombre, a
la estructura económica basada en la pesca, con recursos marinos bio-lógicos
ricos e incluso «mineros», las famosas ostras perlíferas del
Golfo y a la salud, porque se han presentado graves problemas, no
bien conocidos aún.
10. Riesgo nuclear, radiactividad, centrales nucleares. Si la ener-gía
nuclear es hoy una clave alternativa a la del carbón y fósil, por-que
hasta la geotérmica plantea problemas ecológicos y la eólica de
uso indiscriminado de espacio, ésta conlleva unos riesgos reales y
potenciales enormes. Las explosiones nucleares se han utilizado en
ingeniería, pero las centrales son además hoy poco seguras, como lo
demostró la catástrofe del reactor número cuatro de Chernóbil (Ucra- ,, -
nia) en 1987 que saltó en pedazos, causando un auténtico holocausto E
regional (jno planetario?) nuclear, el civil mayor de la historia. O
Las consecuencias aún hoy se están conociendo. .. En abril de 1993 ---
se produjo la explosión en un complejo militar de Siberia, el segun- m
O
E
do más grave después de Chernóbil, con escala 3-4 en la internacio- E
2
nal de siete puntos. En cualquier caso, el accidente ha generado una -E
mancha radiactiva de aproximadamente un km. de ancho por ocho de
largo sobre la nieve. Una nube radiactiva avanza a 36 km. por hora y 3
a 3.000 m. de altura, en la baja troposfera. Por otro lado, Rusia ha - -
0
reconocido en abril de 1993 que la antigua URSS vertió residuos m
E
radiactivos en el Ártico y en el Pacífico, entre 1959 y 1992, reavi- O
vando la polémica sobre residuos radiactivos vertidos en las grandes
fosas oceánicas. -
-E
11. Hoy lo que sintetiza el impacto medioambiental de la acti- a
vidad humana, léase social, es la propia explosión demográfica, como -2-
principal factor de degradación ambiental, como se ha puesto de re- -
lieve estos días pasados en la ZII Conferencia Mundial sobre Pobla- 3
ción y Desarrollo, celebrada en El Cairo, lo cual replantea la vieja O
polémica de la ecología política de la pobreza, de las relaciones en-tre
el sur, expoliado ecológica y económicamente por el Norte.