CONDICIONAMIENTOS GEOGRÁFICOS
EN LA OCUPACI~N PREHIST~RICA
DEL VALLE DE ARUCAS (GRAN CANARIA)
ANTONIOM ANUELJ IMÉNEZM EDINA
FRANCISCOM ARTELG ONZÁLEZ
SORAYAJ ORGEG ODOY
CARMENG LORIAT ORRESE STIJPINAN
JUAN MANUELZ AMORAM ALDONADO
Las sociedades que poseen un escaso desarrollo técnico, lógica-mente,
mantienen una relación más estrecha con el medio en el que
desenvuelven su vida, que las tecnológicamente más avanzadas; de tal
manera que la distribución de los grupos humanos en sociedades de
limitada capacidad tecnológica respondería, en buena medida, a las
posibilidades de obtención de recursos. En este sentido se desarrolla
toda una serie de estrategias adaptativas hacia las peculiaridades del
entorno geográfico.
El período prehistórico de la isla de Gran Canaria es un buen ex-ponente
de las relaciones medio natural-poblamiento, tanto por la
extensa gama de potencialidades naturales que ofrece el territorio in-sular
como por el tamaño de las poblaciones que consideramos lo ha-bitaban.
En este contexto se ha elegido un núcleo poblacional que cree-mos
que pudo haber sido relativamente grande, asociado a una zona
de recursos elevados ', con el objetivo de evaluar el potencial susten-tador
de este territorio frente a la capacidad técnica de sus morado-res,
así como ias estrategias aciaptativas que aesarroiiaría de acuerdo
a las características del mismo (recursos y factores limitantes).
El área de estudio del presente trabajo se sitúa al Norte de la isla
de Gran Canaria, comprendiendo la zona conocida como <<Las Vegas»,
la Montaña de Arucas y sus aledaños (vertientes del Lomo Riquiánez
y del Lomo Jurgón-Montaña Jordán), que constituyen una unidad
geomorfoiogica perfectamente definida, en la que consideramos que
esos sectores formarían parte de una misma unidad de gestión del te-rritorio,
aunque con funciones diferenciadas.
52 A. Jiménez, F. Martel, S. Jorge, C. Torres y J. Zamora
Las fuentes que hemos estudiado en la elaboración del presente
estudio han sido las geográficas, las etnohistóricas y las arqueológicas.
Las fuentes geográficas van desde las publicaciones referidas al
marco físico del Valle de Arucas, hasta la cartografía específica (ma-pas
geológicos, toponímicos, edáficos, topográficos, etc.).
Por otra parte hemos utilizado las fuentes etnohistóricas, que nos
proporcionan la visión que del pasado prehistórico de las Islas tuvie-ron
los cronistas europeos de los siglos x v , XVI y XVII.
Con respecto a las fuentes arqueológicas, hemos recurrido al ma-terial
bibliográfico existente, a las prospecciones sistemáticas sobre el
terreno 3, así como al estudio de los materiales de la zona depositados
cn !cx fnndos del Musm &nario y en algunas colecciones privadas.
La hipótesis de la que partimos consiste en considerar que el
poblamiento de la isla, en general, tiene una edad aproximada de unos
2.000 años y que durante este período las características naturales no
han variado sustancialmente, como lo hiciera en períodos anteriores.
Por ello, hemos supuesto que los caracteres naturales del paisaje, en
lo referente a relieve y clima eran muy similares a los actuales y, por
tanto, son extrapolables las condiciones termopluviométricas, aneno-métricas
y clinométricas actuales al momento prehistórico (hasta fi-nales
del siglo xv). En cuanto a la vegetación, se ha reconstruido a
partir de las caracteristicas del relieve y la incidencia del clima, a lo
que se sumó la distribución actual de especies fitoindicadoras del
entorno biogeográfico.
A estas consideraciones hemos llegado tras el estudio de una se-rie
de evidencias. En primer lugar, no se han constatado depósitos con
una edad inferior a los 2.000 años B.P. 4, que hicieran pensar en drás-ticas
modificaciones de los elementos climáticos (precipitaciones, tem-peraturas,
viento) y que tuviesen efectos en el nivel del mar. Sin
embargo, hemos cie decir que ei eieriie~iio iiiiiurai iiih uiilizadü püi
las poblaciones -la vegetación- si ha sido, obviamente, el que ma-yor
alteración ha sufrido. En cualquier caso, la degradación vegetal
ha provocado respuestas variadas en los diferentes niveles altitudinales.
Así, el piso bioclimático que ha visto más afectado sus característi-cas
ambientales por la reducción de la masa vegetal ha sido las
medianias subhumecia (por encima cie ios 500 m, aproximaciamentej,
debido a las particulares relaciones que se establecen entre la vegeta-ción,
fundamentalmente los estratos superiores, y el manto de estra-
Condicionamientos geográficos en la ocupación prehistórica ... 53
tocúmulos que afecta, frecuentemente, a estas áreas, ya que actúa como
captadora de partículas de agua. Ello se traduce en un aumento del
nivel de humedad atmosférica que proporciona un incremento sustan-cial
del volumen hídrico que llega al suelo. Esta zona, además, se
caracteriza por tener unas precipitaciones elevadas, lo que, unido al
aporte de humedad adicional proporcionado por las nieblas y otros
factores, permite la existencia de un excedente de agua que, a través
de los barrancos, se transfiere a lugares inferiores deficitarios en pre-cipitaciones.
En este sentido, las características naturales del área de
estudio sí han sufrido modificaciones, ya que en buena parte es un
sector receptor de aguas que llegan de cotas superiores. Por tanto, la
reducción de la masa vegetal en medianías ha repercutido negativa-mente
en las aguas transportadas por las líneas de drenaje, a lo que
se e! rfecte & 12s &!rrrvus ucti;~i&&s untrSpicas, qce trastecua
la circulación del agua (presas, embalses, etc).
Por otro lado, junto al volumen de agua recibido en el barranco,
también ha variado la vegetación existente y algunas características
de los suelos, dada la elevada intensidad de uso al que han estado
sometido. Sin embargo, consideramos que al no existir variaciones
ciimáricas importantes durante este período de tiempo en ei área de
estudio, le corresponde la vegetación propia de este piso biogeográfico,
con las diferencias que introducen algunos factores locales, como la
presencia de agua corriente y de agua estancada. A este respecto hay
que señalar que la percepción que tienen las personas de edad avan-zada
al considerar que en épocas pasadas llovía más que en el
momento actual, no se corresponde con los valores pluviométricos re-cogidos
en diferentes puntos de las islas desde hace más de 40 años s.
En cuanto a la metodología seguida ha sido la propia de un estu-dio
interdisciplinar del territorio 6, enfocado a una aproximación al
poblamiento prehistórico. En este sentido, en primer lugar, hemos rea-lizado
un análisis de los diferentes parámetrns ambientales del Valle
de Arucas, para posteriormente, estudiar las fuentes etnohistóricas (so-bre
todo las denominadas» Crónicas de la Conquista de Gran Cana-ria
») y las arqueológicas, contrastando ambas informaciones en la
medida de lo posible.
Antes de comenzar a hablar de la ocupación prehistórica del Va-lle
de Arucas se hace necesario explicar, aunque sea de manera muy
54 A. Jiménez, F. Martel, S. Jorge, C. Torres y J. Zamora
breve y concisa, el proceso de poblamiento de la isla de Gran Cana-ria,
al considerar que nuestra zona de trabajo no se comporta como
un elemento específico o aislado dentro del contexto insular, sino que
se imbrica y se interrelaciona con el territorio adyacente, creándose,
pues, una interdependencia de fenómenos ambientales y culturales
entre toda la isla de Gran Canaria.
Dado que el poblamiento se organiza, en buena parte, en función
de las características del territorio, parece oportuno caracterizar, grosso
modo, el medio físico donde tiene lugar el fenómeno poblacional. En
este caso se trata de una isla montañosa surcada por una densa red
radial de drenaje. Las diferencias ambientales son múltiples, distin-guiéndose,
a grandes rasgos, la fachada de barlovento (mitad nor- m
oriental) del sotavento (mitad suroccidental) y la cumbre (sector E
czcfimjna]) 7 . A~i f i rmct iene lfigsr f i ~ sz~ cfieficiccidf&i pisgs hi~cl i -
máticos que favorecen la organización de los recursos en la vertical. n - m
No'obstante, las diferentes combinaciones que se establecen entre los O
E
parámetros ambientales dan lugar a una diversidad de ambientes muy E
2
elevada. E
En cuanto al origen del poblamiento prehistórico de las Islas Ca-narias
en general, los diferentes autores no se ponen de acuerdo en ía 3
cronología del mismo, así como los lugares exactos de origen y las -
0
m
causas de dicho poblamiento. E
Para J. F. Navarro Mederos las causas y vías del poblamiento se O
pueden aglutinar en varias posibilidades, éstas serían: n
E
1. Llegada por medios propios: a
n
1.1. Voluntariamente (intención de colonizar). n
n
1.2. Involuntariamente o por accidente. 3
O
2. Llegada por medios ajenos:
2.1. Voluntariamente (intención de colonizar).
2.2. Involuntariamente o a la fuerza (con o sin medios de colo-nización,
semillas, animales, etc.)
En opinión de R. González Antón y A. Tejera Gaspar el pobla-
,;,M+, A, l n o Tnlnn Pnr\nr:nr. A a h a o;+iin+oa nr\ farihr. r \ m~ i ir, t.ir
IIUGIILV UG I ~ U1 5 1 4 5 ~ a u a ~ ~UGaUGa UIIUUIJL. ~ I uI u u IL.CIILI 11" 1 1 1 ~LUI~-
día, en tomo al siglo v a.c., o próximo al cambio de Era. Este dato
estaría apoyado en las fuentes lingüísticas, los materiales arqueológicos
y los datos proporcionados por la cronología absoluta (Carbono 14) 9.
Por su parte, J. J. Jiménez González piensa, que los habitantes
Condicionamientos geográficos en la ocupación prehistórica ... 55
prehispánicos de Gran Canaria procedían de una tribu «beréber» del
Norte de Africa, los «canarii»: «la isla de Gran Canaria tomó el
topónimo [isla de Canaria] del grupo étnico que probablemente la
pobló» 'O.
Para S. Jorge Godoy los pueblos que poblaron Canarias en su etapa
«prehistórica» pudieron haber estado en contacto con el mundo púni-co
o cartaginés, ya que éste pudiera ser el responsable del poblamiento.
Existen varios hechos que apuntarían hacia esa posibilidad:
1. Los púnicos conocerían la existencia del Archipiélago y su
condición de deshabitado.
2. Poseían los medios técnicos necesarios para realizar tal em-presa.
3. Ya habían trasladado poblaciones bereberes africanas por mar
desde enclaves propios del Mediterráneo y de la costa africana.
4. Tendrían un motivo: eran poblaciones belicosas y se encon-traban
en conflicto con Roma.
Considera que las fechas en las que pudo llevarse a cabo el
pb!umienh serian tras !a derrota en !u Primeru Guerrz Pdnicl
(241 a.c.) ' l .
De una manera u otra lo cierto es que, en torno al cambio de Era,
llegaron a las Islas unos grupos de población l 2 procedentes del Nor-te
de Africa y que, a partir de ese momento, empezaron a reconocer
el territorio y a desarrollarse culturalmente en cada uno de los con-textos
insulares.
C. Martín de Guzmán plantea para la isla de Gran Canaria la exis-tencia
de tres oleadas de poblamiento, que marcan la existencia de tres
«horizontes cultural es^. El primero (denominado «horizonte arcaico»
o «cultura de las cuevas») se caracterizaría por estar asociado al gru-po
étnico de los cromañoides, que llegarían antes de la Era, practica-ban
la momificación, depositaban sus muertos en cuevas naturales,
habitaban en cuevas naturales y poseenan un carácter marcadamente
arcaizante. A este grupo se le añadiría, posteriormente, el grupo étni-co
de los orientálidos mediterráneos, que conformarían el «período
formativo» o «cultura de la Cueva Pintada», se caracterizaría por ha-bitar
en cuevas asificiales decoradas y por hacer cerámicas pintadas,
pintaderas, ídolos, etc. Una tercera arribada de población la compren-dería
el grupo de la «cultura de los túmulos~, formado por medi-terranoides.
Los orientálidos mediterráneos, poseerían una supremacía
cultural sobre los grupos de la «cultura de las cuevas» y sobre la
5 6 A. Jirndnez, F. Martel, S. Jorge, C. Torres y J. Zarnora
«cultura de los túmulosn, desplazando incluso a los cromañoides ha-cia
el interior de la isla. Finalmente, propone el desarrollo de un pe-ríodo
final donde el grupo dominante consolida su cultura, desarrolla
una organización protourbana, caracterizada por enterramientos colec-tivos,
etc. l3
Por su parte, A. Santana Santana, partiendo del análisis de los
recursos naturales y siguiendo algunas ideas de J. Álvarez Delgado 14,
plantea que existen cinco etapas evolutivas que dan lugar a un mode-lo
de poblamiento similar al denominado de «etapas de crecimiento»,
definido por Rostow. Una primera fase, o etapa preliminar, coincidi-ría
con un modelo pastoril, con una población de sustrato que habita-ría
en cuevas naturales. Una segunda fase, o etapa 1 (hasta mediados ,,
del S. XIV), en la que llegaría la población mediterránea que se esta- -
E blecería en la costa, practicaría la agricultura y desplazaría hacia el O
iíiiei.ior 2 los cromañoides1u.1 u-0a tL~~r oIn~r -~fI U~IUUcU, n vn VnLtaUn~oU ITIT /\UcV~boUi iIInUrUl am i - ..- n--
tad del S. XIV), coincidiría con la expansión costera, una colonización m
O
E interior, una expansión demográfica y una organización tribal y jerár- E
2 quica, donde existiría competitividad, y una presión foránea por me- E
dio de las razzias europeas. Una cuarta fase, o etapa 111 (finales del -
S. XIV hasta mediados del S. xv), se caracterizaría por un período de 3
estabilidad, donde disminuiría la presión demográfica y se desarrolla- n- -
ría la institución del guanartemato que llegaría a convertirse en un m
E
elemento de control de las tensiones intertribales y un elemento de O
cohesión frente a la introducción europea. Finalmente, una quinta fase,
o etapa IV (mediados del S. xv hasta finales del mismo), que coinci- n
E de con el proceso de Conquista europea y que se caracteriza por una -
a
fuerte disminución y concentración de la población 15. 2
n
Consideramos que la propuesta de evolución del poblamiento de n
n
A. Santana Santana es, hasta cierto punto, aceptable, pero, por otro 3
lado, algunas de las hipótesis que mantiene, coincidentes con plan- o
teamientos de C. Martín de Guzmán, son muy matizables.
Al respecto habría que señalar, que las hipótesis de C. Martín de
Guzmán sobre el origen y evolución del poblamiento han sido muy
cuestionadas por diferentes autores lb, quienes plantean que la duali-dad
étnico-cultural, para el caso de Canarias, está hoy día más que
superada; es decir, que no se puede seguir adscribiendo una cultura
determinada a un grupo étnico concreto.
Para el caso concreto de la ocupación y la explotación del territo-rio
insular grancanario, partiendo de la idea que el marco físico es el
responsable directo que condiciona todo poblamiento 17, podemos sin-tetizar
éstos de la siguiente manera.
Condicionamientos geográficos en la ocupación prehistórica ... 57
Durante la etapa prehistórica la ocupación humana de la isla, y sobre
todo inmediatamente anterior al período de Conquista, se centraba, en
líneas generales, entre los O y los 300-500 m. s.n.m., llegando a veces
hasta los 1 .O00 m. s.n.m., sobre todo en la franja litoral. Las áreas más
habitadas se concentran preferiblemente en zonas protegidas del azote
constante de los vientos, llanas, donde la pendiente suele ser mínima,
con aceptables temperaturas y precipitaciones, con suelos fértiles, con
buenos pastos para el ganado, próximos a cauces de agua permanente
(bien en las márgenes de los barrancos, sobre todo en las vertientes de
solana, o bien en la desembocadura de los mismos), etc. l8 Parece ser
que el piso biogeográfico más habitado y explotado fue el denomina-do
bosque termófilo, aunque para esta isla se conocen multitud de ya-cimientos
y asentamientos localizados desde la costa hasta la cumbre,
a excepción del monteverde, que, por sus condiciones de elevada hu-medad
atmosférica durante todo el año, resulta muy insalubre para la
vida, siendo este piso biogeográfico aprovechado como área de capta-ción
de recursos (tanto alimenticios como medicinales) tal y como se
ha planteado para la isla de Tenerife Ig.
Centrándonos ya en el tema del hábitat prehistórico grancanario
h ~ m m decir q i l ~pr esefit-. pecc!j-.rid-.cl_, &f i t r~& ! c~fitexte& !
Archipiélago, de poseer una tipología muy variada. Desde los pobla-dos
de casas de piedra seca (de basalto, fonolita o de sillares labra-dos
de toba volcánica 20), hasta los poblados de cuevas artificiales y,
por supuesto, los poblados de cuevas naturales 2 ' .
Para A. Santana Santana 22, siguiendo los trabajos de C. Martín de
Guzmán 23 y de E. Grandío de Fraga 24, los asentamientos humanos du-rante
la etapa prehistórica de la isla de Gran Canaria se clasifican en
cuatro grupos, estableciendo doce comarcas de recursos naturales y
dieciocho agrupaciones territoriales. Serían los siguientes:
1. Protourbano: grandes núcleos agrícolas de vega, también de-nominado
«oasis de barranco» y/o capital de barranco». Se caracte-rizaría
por la presencia de una alta fertilidad del suelo, bajas pendien-tes,
agua corriente, recursos naturales altos, elevado grado de
concentración, etc. En este grupo se incluirían poblados como los de
Gáldar, Telde, La Aldea, Arguineguín, etc.
2. Costero: se caracterizaría por un asentamiento de costa, próxi-mo
a núcleos protourbanos, recursos naturales bajos, explotación del
ecosistema litoral, etc. Algunos ejemplos serían La Guancha (Gáldar),
Jinámar (Telde), etc.
3. Grupos poblacionales: agruparían los asentamientos pastoriles
5 8 A. Jiménez, F. Martel, S. Jorge, C. Torres y J. Zarnora
y agrícolas de rango secundario. Se localizarían en algunos barrancos
y en áreas de montaña. Las características principales de este grupo
se centrarían en recursos bajos y medianos, poblados sin estructura
«protourbana», etc. Este tipo de hábitat sería el más abundante de la
isla en cuanto a la cantidad de poblados.
4. Hábitat disperso: estaría en relación con un momento de ex-pansión
demográfica de la isla (desde finales del siglo XIV), se define
como asentarnientos de pequeños grupos familiares que ocupan zonas
de recursos medianos y bajos.
La población prehistórica grancanaria se concentraría en territo-rios
con recursos naturales medianos y bajos, procurando no acotar ,,
las zonas con recursos altos, dedicándolas a la agricultura y a la ga-
..mAa+:~ Da.." -1 -.-+A- ,,..+-m :,.nA,. la- A;,-.,.:-,.L,. ...--.-e-: E
uaublla. I ala VI auLuL allvza ulcawuuauu, la* UIGUULIIU ae;lupauuuCja
O territoriales serían «conjuntos de entidades de población que mantie-
= nen un mismo patrón de asentamiento y una localización similar res- m
O
E pecto a los recursos naturales» 25, tanto las del tipo agrícola como las E
del tipo pastoril; concentrándose las primeras en la costa y las media- 2
E
nías y las segundas en la zona de medianías y de cumbre.
3
IV. EVOLUCION DE LA INVESTIGACIÓN PREHIST~RICA EN
ARUCAS
El estudio de la etapa prehistórica de buena parte de la zona Nor-te
de Gran Canaria y concretamente del municipio de Arucas, no ha
suscitado el mismo interés en los investigadores que en otras zonas
de la isla.
De hecho los estudios de la Prehistoria de la zona de Arucas son
prácticamente inexistentes, a excepción de un informe elaborado como
primera aproximación del inventario arqueoiógico del municipio y
una Memoria de Licenciatura de próxima lectura, que versa sobre el
poblamiento prehistórico de Arucas.
La primera referencia al poblado de Arucas (citado con el nom-bre
canario de «Arehucas») la encontramos en la obra de A. Bemáldez,
cuando, a finales del siglo xv y principios del XVI, comenta la exis-tencia
de este poblado en época de la Conquista 27. Según algunos au-tores
el poblado de «Arehucas» fue destruido -entre el año 1478 y
1479- por las huestes de Juan Rejón, quemando sus cosechas, des-truyendo
sus casas y arrasando los bosques aledaños 28.
Posteriormente, en la obra del fraile J. de Abreu y Galindo se nos
Condicionamientos geográfcos en la ocupación prehistórica ... 59
habla de un personaje llamado «Guririquiam» como representante del
cantón de Arucas, perteneciente al Guanartemato de dgáldar». Esta
noticia aparece cuando, según Abreu y Galindo, en 1476 una junta
formada por diez canarios -posiblemente del estamento noble- fue
elegida para parlamentar con Diego de Herrera, Señor de Lanzarote,
tras la destrucción de la Torre de Gando ".
Tras las citas en las fuentes etnohistóricas la Arucas prehistórica
es olvidada (no así los acontecimientos de la Batalla de Arucas y la
muerte del caudillo canario Doramas) 30.
Datos interesantes y que a la vez podrían mostrar la importancia
de lo que hoy es la ciudad de Arucas, son las citas que se han rela-cionado
con la aparición de restos arqueológicos. En este sentido des-taca
la cita que realiza P. Gómes Scudero, siglo XVI, que dice:
(<En e! !cg-r de Anjc-s se hallan cauindo 1- tiera epnlt-ra-con
algunas cosas antiguas como son ollas; vazos de barro tos-co
con manteca ya mui passada de los tiempos, i ceuada toztada
i gamuzas, i llena de unas moneditas de puro cobre, passadas
de orín, a modo de las blancas de Castilla. Señalaban un le6n i
de la otraparte un manojo de saetas que son armas de Aragón* 3'.
A finales del siglo XIX S. Berthelot comenta la localización de dos
recipientes cerámicos aparecidos a raíz de la construcción de un pozo
en Arucas. Lo interesante del dato, no es sólo la aparición de las pie-zas
en sí, sino que parece ser que una de ellas poseía una tapadera y
la otra pudiera ser una lámpara. Matiza Berthelot, que la base de la
posible lámpara tenía dos agujeros para colocar unas mechas y que
el interior del recipiente parecía tener restos de un cuerpo graso, a
modo de barniz. Dicha lámpara fue donada por el Prof. Salvador Cal-derón
a la Sociedad de Historia Natural de Madrid, desconociéndose
en la actualidad su paradero 32.
La recogida de material prehistórico de la zona está mejor docu-írieíitada
eii e: íjreseiite, sleiido a partir de !os afios veiilte cüando
comienza a aparecer con relativa frecuencia, debido sobre todo a las
labores de sorriba para las plantaciones de plataneras 33 y otros culti-vos.
De hecho, en 1913, se localizó diverso material prehistórico en
una de las laderas de la actual Hoya de San Juan, como el famoso
«tibisena» que se expone hoy día en el Museo Canario 34.
En la década de los años cuarenta un vecino de Arucas localizó
dieciocho piezas cerámicas, casi todas completas, en el lugar conoci-do
como El Tabaibal, hoy día este lugar se encuentra sepultado por
la Carretera que conduce al mirador de la Montaña de Arucas 35.
60 A. Jiménez, F. Martel, S. Jorge, C. Torres y J. Zamora
También en la década de los años cuarenta, el que fuera Comisa-rio
Director de Excavaciones Arqueológicas de la Provincia de Las
Palmas, Sebastián Jiménez Sánchez, realizó una excavación, en el
lugar conocido actualmente como «El Terrero)), donde localizó restos
de casas de piedra seca, así como diverso material cerárnico, lítico y
orgánico. Ya en ese momento Jiménez Sánchez planteaba que el po-blado
prehistórico de Arucas se localizaba en toda la falda Sur de la
Montaña de Arucas (desde la zona conocida como El Terrero, Los
López, la Hoya de San Juan hasta, en sentido ascendente, casi la cima
de la Montaña), estando integrado por cuevas y casas de piedra seca 36.
Estos últimos datos coinciden, en parte, con las noticias que pro-porciona
el que fuera Cronista Oficial de Arucas, P. M. Quintana
Miranda, quien pudo haber sido testigo ocular en el descubrimiento
de materiales arqueológicos, producto de las labores de sorriba para
los cultivos plataneros. De hecho, durante muchos años tuvo acceso
a algunos materiales arqueológicos 37. Para él la extensión del anti-guo
poblado de Arehucas, iría desde la Hoya de San Juan hasta el
actual barrio de Montaña Cardones, y sería inmediato al Barranco de
Arucas que cruza Las Vegas 38.
S. Benítez Padilla, por su parte, recopiló algunas noticias sobre la
reciaai-d-a- & f r lgmentn~c erámicnr y Gtrir m&ri&r pr&irt&icor
procedentes de las cuevas descubiertas en el pasado, así como de
materiales que aparecían dispersos por las tierras de labor 39.
Una vez que concluye la etapa del Comisariado de Excavaciones
Arqueológicas (1965-69) y coincidiendo, posterioremente, con el mo-mento
de la transición política hacia la Democracia, en los años se-tenta,
surgen por todo el territorio aruquense una serie de colectivos
que se dedicaban a reafirmar lo prehistórico y a conseguir objetos «en
busca de una identidad». Durante esa etapa, que duró aproximadamente
unos diez años, fueron expoliados y saqueados numerosos yacirnien-tos
repartidos por todo el municipio. Fruto de esta etapa es el famo-so
«ídolo de Arucas* 40, extraído de una de las cuevas de las laderas
de ia Montaña de Hrucas.
En la década de los años ochenta aparece el único estudio arqueo-lógico
que hace referencia a la Prehistoria de la zona. Este estudio
forma parte de la Tesis Doctoral de C. Martín de Guzmán, donde se
citan varios materiales procedentes de la Hoya de San Juan. Conside-ra
que el poblado de Arucas estaría ubicado en dicha zona, la Hoya
de San Juan y sus aledaños, y que este mismo poblado se comporta-ría
como el núcleo principal de lo que denomina «Comarca Arqueo-lógica
de Arucasn 41.
Condicionamientos geogrdficos en la ocupaciónprehistórica ... 61
En los últimos años algunos autores, dentro de obras generales
sobre la Historia del municipio, han descrito, someramente, algunos
aspectos de la Prehistoria de la zona 42. Al mismo tiempo un grupo
de estudiantes empiezan a atisbar la importancia arqueológica del po-blado
de Arucas proponiendo, además de otras cuestiones, la elabora-ción
de una Carta Arqueológica que recoja y proteja todo el legado
prehistórico del término municipal aruquense 43.
En la actualidad existe un Proyecto de Tesis Doctoral que versa
sobre la Prehistoria del Nordeste de la isla de Gran Canaria y que pre-tende
aportar un modelo de poblarniento prehistórico de la zona de
Arucas (que correspondería al término municipal de Arucas, parte del
de Las Palmas de Gran Canaria, Teror y Firgas).
V. EL POTENCIAL NATURAL COMO CONDICIONANTE DEL
POBLAMIENTO PREHIST~RICO DEL VALLE DE ARUCAS
El principal problema que supone la implantación de un poblado
de la envergadura del que creemos se instaló 44 en esta zona son las
particularidades climáticas que le afectan. En efecto, la mayor parte
del espacio estudiado se sitúa en cotas inferiores a los 300 m, lo que
supone temperaturas moderadas (18,7" C de media anual), sin ampli-tudes
térmicas muy amplias, debido al efecto atemperante que ejerce
la cercanía del mar, y con precipitaciones escasas (296,3 mm totales
medios anuales) 45. Ello se traduce en una duración media del perío-do
seco de unos ocho meses 46. Las precipitaciones y las temperatu-ras
tienen un comportamiento irregular a lo largo del año, con un
período cálido entre los meses de abril a octubre, siendo las pri-meras
escasas (1,2 mm en julio) y relativamente moderadas las se-gundas
(17" a 22,4" C de temperatura media mensual). El resto de los
meses (de noviembre a marzo) se corresponde con el período lluvio-so,
con temperaturas ligeramente inferiores a las anteriores (de 15,6"
a 18,4" C de temperatura media mensual) y por la presencia signifi-cativa
de precipitaciones, recogiéndose el 80,7 por 100 del volumen
total anual de las mismas, destacando noviembre como el mes más
lluvioso (21,9 % de la precipitación anual).
Estos rasgos pluviométricos son factores limitantes para el esta-blecimiento
de sociedades con una capacidad tecnológica relativamente
limitada como la que poseía la prehistórica. Por ello, el aporte hídrico
se realiza a través de los cauces de los barrancos que conectan esta
zona baja con otros pisos bioclimáticos, donde la precipitación es
62 A. Jiménez, F. Martel, S. Jorge, C. Torres y J. Zamora
mucho más elevada. Al agua transportada por los barrancos se une la
existencia de lagunas alimentadas por éstos y vinculadas a la particu-lar
configuración geomorfológica del área y a su evolución.
Así tenemos que la erupción del volcán de Arucas durante el de-nominado
Ciclo Reciente 47 obturó el cauce del barranco del mismo
nombre, cegando su desembocadura y facilitando la formación de una
cuenca endorreica, en la que se instaló una laguna y se depositaron
materiales de arrastre (aluviones) hasta su colmatación. Una vez com-pletado
el relleno de esta depresión el barranco se abrió paso exca-vando
un nuevo cauce entre los materiales acumulados y, tras sortear
diversos obstáculos, desembocó en la costa. Sin embargo, predomi-narían
lagunas algunos siglos después de finalizado el proceso de
Conquista, alimentadas por los flujos hídricos que circulaban por el m
D
barranco, como podrían confirmar algunas fuentes 48. E
La combinación de las características de los espacios con el uso O n
que consideramos han tenido nos permite señalar tres áreas diferen- -- m
ciadas: la Montaña de Arucas, Las Vegas-barranco y los lomos adya- O
E
centes, destinadas a distintos aprovechamientos en función de su po- E
2
tencial natural. -E
3
La montaña de Arucas es un cono piroclástico formado por bom-bas,
escorias y lapillis que presenta, de manera localizada, niveles
lávicos intercalados entre los mantos de piroclastos. En general es un
edificio en el que es relativamente sencillo horadar para realizar
habitáculos, característica que fue aprovechada por los aborígenes para
construir sus viviendas. En contrapartida, se trata de sustratos poco
consistentes, dado el predominio de materiales sueltos y el nivel de
fisuración existente, lo que provoca el desplome de las cuevas con gran
facilidad. Por ello no es de extrañar la presencia de casas de piedra
en sectores inferiores de la montaña, allí donde la pendiente posee
valores menores (20 % frente a los 30 % de los sectores superiores),
si bien no se descarta la coexistencia de cuevas y casas. De esta for-ma
encontramos dos tipos de hábitats asociados a diferentes caracte-rísticas
de un mismo edificio volcánico.
En cualquier caso, también es destacable el hecho de que el
poblamiento se concentre preferentemente en un sector del cono vol-cánico:
en la vertiente situada a sotavento (en el Sur), a resguardo de
los vientos dominantes. Ello se debe, principalmente, a la frecuencia
Condicionamientos geográficos en la ocupación prehisthica ... 63
relativa de los vientos del primer y cuarto cuadrante, pertenecientes
principalmente a la componente Norte (19 %). Aún teniendo intensi-dades
medias moderadas (11,8 km/h demedia anual) se han alcanza-do
rachas máximas de hasta 110 kdh provenientes, generalmente, del
primer cuadrante 49. Estos hechos han condicionado que el asentamien-to
poblacional se sitúe a resguardo del azote constante de los vientos
y de sus ocasionales efectos devastadores.
Tradicionalmente se había considerado que el antiguo poblado
prehistórico de Arucas se circunscribía a Hoya de San Juan *O, pero
se está empezando a atisbar, a partir del análisis de las fuentes escri-tas,
de los resultados de las prospecciones realizadas y a través de la
tradición oral, que la superficie ocupada por dicho poblado pudo ha-ber
sido muy superior al sector señalado 5 ' . Además, consideramos que
e! emp!az~mie~?tae se?avei.?~d e !a mefitaña ci?mp!h iii.2 femiV~?e s-tratégica,
ya que el poblado se encontraba resguardado de la visión
de los navegantes, al tiempo que esta elevación permitía el avista-miento
de la llegada de gentes extranjeras.
Los recursos vegetales existentes en esta situación altitudinal son
relativamente escasos, aunque variados, pues la vegetación propia de
este nivel es la correspondiente al piso basal, caracterizada por la
presencia de tabaibas (Euphorbia ssp) y cardones (Euphorbia cana-riensis).
Posiblemente, en los sectores superiores de la montaña ha-brían
especies propias del termófilo o de transición a este piso bio-geográfico,
tales como dragos (Dracaena draco), almácigos (Pistacia
atlantica), acebuches (Olea europaea var. cerasiformis), granadillos
(Hypericum canariensis), etc.
La vegetación tendría probablemente usos muy diversos. Entre
otros se encuentran los PASTORILES: cerrillo (Hyparrhenia hirta),
cornical (Periploca laevigata), tabaiba dulce (Euphorbia balsamifera),
tajinaste (Echium ssp.), tasaigo (Rubia fruticosa), vinagrera (Rumex
lunaria), tomillo (Micromeria varia); COMBUSTI~N: cardón, tabaiba
dulce y salvaje (Euphorbia obtusifolia), tajinaste; MEDICINALES: car-dón,
tabaiba dulce y salvaje, tártago (Euphorbia lathyris); FUNERARIO:
cerrillo, granadillo (Hypericum canariensis), tornillo; INDUSTRIA L~GNEA:
acebuche, drago, sabina (Juniperus phoenicea), etc. 52
El proceso de formación de la Vega de Arucas, vinculada a la
génesis de la montaña del mismo nombre, favoreció procesos edafo-
64 A. Jirnénez, F. Martel, S. Jorge, C. Torres y J. Zamora
genéticos peculiares que han dado lugar a una de las zonas más férti-les
de la isla, formada por suelos de textura arenosa pertenecientes al
Orden Vertisol y al Subórden Xerert. Estos suelos poseen una Capa-cidad
de Uso elevada (Clase B), susceptibles de utilización agrícola
moderadamente intensiva, así como de otras utilizaciones, presentan-do
limitaciones y riesgos de erosión escasos 53. Ello, unido a la pre-sencia
significativa de agua de los barrancos y de las lagunas, posi-bilitó
que este sector se destinase a la explotación agrícola, que se
complementaría con una pequeña actividad pastoril (no sabemos si en
régimen de suelta o de estabulamiento). Las suaves pendientes (0-5 9%)
y su situación a resguardo de los vientos fueron factores beneficiosos
para el desarrollo de estas actividades.
Los recursos vegetales son también importantes en esta zona, ya y,..u, c a,..,,u.., liyuc ,p,u, l C-1I ,i:.,1 i i v ~ ia,l+ i;ec..Alt:,,ul uiiiai ,ii,u cr,,Ac.Liinu, iiaii y,..,u c ihi-a1u-,c.. x u,I:iF1,C,A;,,i;c,~u uaa
significativas con respecto a la unidad anterior, la presencia de agua
corriente y permanente introduce modificaciones florísticas, presentan-do
mayor peso relativo las comunidades hidrófilas. En este sentido
destacarían los juncos (Juncus acutus y Scirpus holoschoenus), con
posibles diversos usos: alimenticios, medicinales, funerario, cestería,
tejido y cordelería; las palmeras (Phoenix canariensis) posiblemente
destinadas a aprovechamientos alimenticios, medicinales, tejido, ces-tería
cordelería, tablones e instrumental de pesca; y la higuera (Ficus
carica) posiblemente para alimentación y uso medicinal 54.
En cuanto a la agricultura, parece ser que era de secano y de re-gadío,
por lo que en este último caso construirían canales para llevar
el agua hasta las tierras de cultivo. La construcción de bancales y de
albercones tambikn podrían haber estado incluidos en el sistema pro-ductivo
del agro prehistórico. Por su parte, las especies cultivadas
englobarían un pequeño conjunto que incluirían trigo (Triticum aesti-vum
aestivo compactum Schiem), cebada (Hordeum vulgare), habas
(Vicia faba), ñame 55 y leguminosas 56.
La ganadería estaría constituida por un reducido número de espe-cies
domésticas, formada principalmente, por suidos y ovicápridos,
entre los que consideramos que abundaría la cabra sobre la oveja,
dadas las exigencias de esta última especie en la calidad de los
pastos.
La ganadería suida (no sabemos si realmente existían ganados
domésticos y/o asilvestrados y si éstos se establecían en régimen de
suelta y/o de estabulamiento) debió haberse situado, probablemente,
en el monteverde 57. En el área de estudio pudiera haberse estableci-do
este tipo de explotación «ganadera» en la zona del Lomo Riquiánez
Condicionamientos geográjicos en la ocupación prehistórica ... 65
y del Lomo Jurgón (Montaña Jordán), donde consideramos se esta-blecía
el fayal-brezal.
Como contrapartida, la cabra destaca por su manifiesta agresivi-dad
hacia buena parte de los recursos vegetales. La actividad pastoril
motivaría el movimiento estaciona1 de la cabaña ganadera en sentido
vertical durante los meses estivales debido al agotamiento de los pas-tos.
Estos desplazamientos quizás no llegaran a la cumbre, sino que
aprovecharían, a lo sumo, las especies forrajeras del monteverde. De
hecho, salvando las distancias cronológicas y culturales, los actuales
pastores de la zona de Arucas realizan la trashumancia en el propio
municipio, y algunas veces se desplazan a los municipios de Firgas y
Teror.
Además de la importancia de esta zona en las actividades agro-
.-.o"tn..;lO" ., O- , - a o X = . . " n " ..amOinla" "nm :nta..o"nmtO"ln " Ln,--n.,nn" n--n
p U J L V l L l b J J bll I b b U I U V J V b e j b L U I b J , J W l l IIILbIb>UIIIbi) L V J U C L I I U I I L W J b V I I I V
fuente de captación de otro tipo de recursos: líticos (piedras para la
fabricación de utensilios, herramientas y útiles) y minerales (vetas de
barro, almagre y arena como desgrasante). Asimismo, la presencia
de cuevas en las vertientes de los mismos se aprovecharían, a menudo,
para fines habitacionales y10 funerarios.
De otro lado, es interesante señalar el interés de los barrancos
como posibles vías de penetración, puesto que éstas unidades geomor-fológicas
permiten los desplazamientos hacia los pisos bioclimáticos
superiores (costa-cumbre) y transversales (costa-costa) Aunque he-mos
de señalar que en barrancos donde existían cursos permanentes
de agua y, consecuentemente, donde se establecía una vegetación
exhuberante, el tránsito se hacía muy dificultoso.
5.3. LOMOSA DYACENTES: J U R G ~YN R IQUIÁNEZ
Estos sectores eievados parece ser que tuvieron un escaso atracti-vo
de cara al poblamiento, debido al predominio de sustratos Iávicos
en su composición que hacen menos viable la construcción de cue-vas,
aunque existan cuevas naturales en Riquiánez; a la menor acce-sibilidad
con respecto a los sectores de recursos elevados (las vegas
y los barrancos), las elevadas pendientes (25-60 %) y, sobre todo, a
su exposición a los vientos dominantes. Sin embargo, no se descarta
la existencia de moradores en Riquiánez que pudieran estar vincula-dos,
posiblemente, a la «ganadería» suida.
No obstante, estas áreas no eran ajenas al aprovechamiento de los
antiguos pobladores de estos predios, ya que su ubicación en sectores
66 A. Jiménez, F. Martel, S. Jorge, C. Torres y J. Zamora
más elevados les permitirían disponer de otro tipo de recursos inexis-tentes
en las unidades anteriores, siendo las especies vegetales los
principales elementos aprovechados.
En efecto, el desarrollo de especies propias de los pisos termófilo,
en toda su amplitud, y de las facies más xéricas del monteverde per-miten
la aparición de especies arbustivas y arbóreas que no se encon-traban
en los sectores anteriores. Estas especies tendrían, posible y fun-damentalmente,
usos madereros: construcción de armamento, varas,
sepulturas, instrumental de pesca, como sería el caso de la sabina y,
posiblemente, brezo (Erica arborea), acebiño (Zlex canariensis),
barbusano (Apollonias barbujana). También habían especies destina-das
a la alimenración, como bicácaro (Canarina canariensis), faya
(Myrica faya), helechos (Pteridium aquilinum), mocán (Visnea moca-nera),
setas, tacarontilla (Dracunculus canariensis), zarza (Rubus
ssp), etc.
VI. CONCLUSIONES
Partiendo de los resultados de las prospecciones sistemáticas su-perficiales,
del análisis ambiental, del estudio de las fuentes escritas,
así como los datos aportados por la tradición oral, consideramos que
la ocupación prehistórica del Valle de Arucas podría haber sido más
importante de lo que en la actualidad se piensa. Tradicionalmente se
había considerado que la zona Norte de la isla de Gran Canaria, al
estar inmersa casi toda su superficie dentro del bosque monteverde,
se comportaba, en etapa prehistórica, como un área donde el pobla-miento
sería de escasa entidad. Sin embargo, a partir de nuestros es-tudios,
por ahora ceñidos a la zona de Arucas, parece que 'dicha, zona
tuvo que haber estado más habitada. En un futuro la realización de
nuevas prospecciones sistemáticas podrán aportar nuevos datos al res-pecto.
La zona estudiada, el Yaiie de Arucas, se compoiiarfa como una
ocupación del tipo «vega de barranco» 60. El hábitat (constatado
arqueológicamente) se concentraría mayoritariamente en la vertiente
sur de la Montaña de Arucas (actual cíudad de Arucas y barrios
periféricos: Hoya de San Juan, El Hornillo, Los López, Calle La Ce-rera,
etc.) y estaría compuesto por cuevas naturales y casas de piedra
seca. Probablemente, existiesen cuevas ampliadas artificialmente y10
completamente artificiales.
La ubicación de las antiguas moradas de los canarios estaría en
relación con la geomorfología de la Montaña, ya que las característi-
Condicionamientos geográficos en la ocupación prehistórica ... 67
cas litológicas permitan, con relativa facilidad, la excavación de cue-vas,
aunque presenta el incoveniente de una alta posibilidad de
colapso de las mismas. La dirección de los vientos dominantes
condiciona la situación del poblado a resguardo de los mismos (sota-vento),
evitando el azote constante y, eventualmente, devastador. La
existencia de temperaturas moderadas a lo largo del año beneficia tam-bién
el establecimiento poblacional.
A estos factores hay que añadirle los propios recursos naturales
del entorno, sobre todo teniendo en cuenta que la ubicación de la
Montaña de Arucas (situada relativamente cerca de varios pisos
biogeográficos y azonales) permite el aprovechamiento de una eleva-da
gama de potencialidades. En primer lugar, los recursos hídricos
debían haber sido importantes, a pesar de la escasez de precipitacio-nes.
ya que en el pasado existían corrientes permanentes de agua (Ba-rranco
de Arucas y barranqueras de la zona), y agua estancada (anti-gua
laguna situada aproximadamente entre la zona de «Barreto» y
«Visvique»). En segundo lugar, los recursos vegetales debieron ser
importantes y variados (aunque consideramos que posiblemente no
todos los que se podían aprovechar eran utilizados): comunidades del -.-- basa:, i e i i í i~f i~mo ,o nieve& e hidrbfiias. Mueiias de ias espe-cies
de estos pisos biogeográficos debieron ser aprovechadas (consu-mo
humano, pastos, remedios medicinales, industria lígnea, etc.).
La existencia de suelos de elevada vocación agrícola en el llano
endorreico, que conforma parte de las actuales «Vegas», habrían po-sibilitado
el cultivo (tal vez de regadío) de algunos cereales y legu-minosas.
En tercer lugar, los recursos minerales también están pre-sentes,
entre los que cabe destacar las piedras de barranco para su
posterior transformación en útiles, arenilla como desgrasante y vetas
de barros y almagre (que han sido constatadas en barrancos cercanos
al Valle). Finalmente, la localización del Barranco de Arucas podría
haber facilitado la comunicación con la cumbre y, sobre todo, con la
costa, donde en este último lugar se podría haber aprovechado los
recursos marinos (recolección y pesca), a pesar del estado de mare-jadilla
que presenta, frencuentemente, las costas del Norte de la isla.
Sin embargo, queda por caracterizar el poblamiento y su evolu-ción
espacio-temporal, dado que la ocupación prehistórica de la zona
ue estudio puede obedecer a tres hipótesis:
1. Poblado de entidad poco importante que fue ocupado durante
bastante tiempo, del que no se conocena si sufrió períodos de aban-dono
y de reocupación.
68 A. Jiménez, F. Martel, S. Jorge, C. Torres y J. Zamora
2. Núcleo que surgió o se amplió por el efecto que causó sobre
la población prehistórica las continuas incursiones de foráneos, bien
relacionado con las razzias efectuadas por europeos ylo musulmanes
(aproximadamente hasta finales del S. xv), o bien por efecto del pro-ceso
de Conquista (1476-1483).
3. Gran poblado desarrollado a partir de elevados recursos natu-rales,
siendo un sector autosuficiente, capaz de mantener a un con-junto
amplio de habitantes, tal y como se ha planteado en el presente
trabajo.
En cualquier caso, estas tres posibilidades, deben estar muy vin-culadas
al medio natural de la zona, dada la potencialidad de sus re-cursos.
Condicionamientos geográficos en la ocupación prehistórica ...
1. SANTANSAA NTANAA,, : «Análisis territorial del poblamiento prehispánico de
Gran Canaria: delimitación de agrupaciones territoriales*, Vergueta, núm. 0, 1992,
pp. 279-291.
2. La zona estudiada se localiza dentro del término municipal de Arucas y su
superficie es aproximadamente de 12 km2.
3. Las prospecciones sistemáticas han sido llevadas a cabo, con el permiso de
la Dirección General de Patrimonio Histórico del Gobierno de Canarias, por el equi-po
integrado por A. M. Jiménez Medina (U.L.P.G.C.) y por J. Zamora Maldonado
(U.N.E.D.). JIMÉNEZM EDINAA, . M.: Informe preliminar de las principales áreas ar-queológicas
del municipio de Arucas (Gran Canaria). En Pérez-Chacón Espino, E.
(coord.): Estudio Detallado de Impacto Ecológico del Plan General de Ordenación
Urbana del municipio de Arucas. Excmo. Ayto. de Arucas, 1994.
4. CRIADOH ERNÁNDEZC,.: Evolución geornorfológica de Fuerteventura. Ed.
Excmo. Cabildo Insular de Fuerteventura, 1992.
5. MARZOLJA ÉN, M. V.: La lluvia, un recurso natural para Canarias. Ed.
Cajacanarias. Santa Cruz de Tenerife, 1988.
6. Nuestro estudio se ha basado metodológicamente en otras obras de referen-cia:
ATOCHEP ENAP, .: «El poblamiento prehistórico de Lanzarote. Aproximación a un
modelo insular de ocupación del territorio*. Tabona, Revista de Prehistoria y Arqueo-logía,
vol. VIII, t. 1, 1993, pp. 77-92. GRAND~DEO F RACAE, .: «Organización territo-rial
de los mediterráneos abongenes de Gran Canaria*. Crónica del XVIII Congreso
Nacional de Arqueología, 1987, pp. 93-113. SANTANSAA NTANAA,,: «Análisis terri-torial...
», op.. cit.
7. SANTANSAA NTANAA,. y PÉREZ-CHACE~SNP INOE, .: «Sociedad y medio:
aproximación a las formas de uso del territorio en Gran Canaria». VII Coloquio de
Historia Canaria-Americana: 1991. pp. 487-505.
8. NAVARRMO EDEROSJ,. F.: «El poblamiento prehistórico», en VV.AA., Histo-ria
de Canarias, vol. 1, Ed. Prensa Ibérica, Valencia, 1991, p. 48.
9. GONZALEAZ N T ~ NR., y TEJERAG ASPARA, .: LOS aborígenes canarios: Gran
Canaria y Tenerife. Ed. Istmo, Oviedo, 1990 (1.Qd. 1981), pp. 52-63.
70 A. Jiménez, F. Martel, S. Jorge, C. Torres y J. Zamora
10. JIMÉNEZG ONZÁLEZJ,. J.: Gran Canaria y los Canarios, en VV.AA., La Bi-blioteca
Canaria, la prehistoria de Canarias, t. 11, Ed. Centro de la Cultura Popular
Canaria, Santa Cruz de Tenerife, 1992, pp. 15-22.
11. JORGE GODOY, S.: «LOS cartagineses y la problemática del poblamiento de
Canarias)). Tabona, Revista de prehistoria y Arqueología, vol. VIII, t. 1, 1993, p. 235.
12. La población que se asentó en etapa prehistórica en estas islas eran de sustrato
beréber, pero, en el estado actual de las investigaciones, no se sabe si llegaron en
una arribada o en varias.
13. MART~DNE GUZMANC, .: Las culturas prehistóricas de Gran Canaria. Ed.
Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria, Madrid, 1984.
14. ALVAREDZE LGADOJ.,: «Instituciones políticas indígenas de Gran Canaria. El
Sáborn. Anuario de Estudios Atlánticos, núm. 27, 1981, pp. 27-70. ÁLVAREDZ ELCA-DO,
J.: <dnstituciones políticas indígenas de Gran Canaria. Guaires y Cantones.
Guanartemes y Reinos). Anuario de Estudios Atlánticos, núm. 28, 1982, pp. 265-341.
15. SANTANSAA NTANA.,: «Modelos de ocupación en áreas de montaña: la isla
de Gran Canaria (1478-1865)n. Pirineos, núm. 139, 1992, pp. 77 y 78.
16. Entre otros autores vid. GONZÁLEAZ NT ~NR., y TEJERAG ASPARA, ,: op. cit.
ARCOA CUILARM, . DEL C. DEL y NAVARRMO EDEROSJ,. F.: LOS aborigenes, en
AA.VV., La Biblioteca Canaria, Historia Popular de Canarias, t. 1, Ed. Centro de la
Cultura Popular Canaria, Santa Cruz de Tenerife, 1987.
17. BUTZERK, . W.: Arqueología. Una ecología del hombre. Ed. Bellaterra, Bar-celona,
1989 (l." ed. 1982).
18. ARCOA GUILARM,. DEL C. DEL y NAVARRMOE DEROSJ,. F.: op. cit., p. 18.
JIMÉNEGZO NZÁLEZJ.: J.: op. cit., p. 23. SANTANSAA NTANAA ,: eAn6lisis territnria!. ..» ,
op. cit.. p. 283. SANTANSAA NTANAA,, : «Modelos de ocupación...», op. cit., p. 77.
19. GARC~MAO RALESM, .: El bosque de la Laurisilva en la economía guanche.
Ed. Excmo. Cabildo Insular de Tenerife, Santa Cruz de Tenerife, 1989.
20. MART~DNE GUZMÁNC, . et al.: «Excavaciones en el Parque Arqueológico
Cueva Pintada de Gáldar, Gran Canaria (avance de las actuaciones de 1989 y 1990)».
Investigaciones Arqueológicas en Canarias, t. 111, 1992, pp. 153-205.
21. ARCOA GUILARM,. DEL C. DEL y NAVARRMOE DEROJS., F.: op. cit., pp. 20-28.
22. SANTANSAA NTANAA,.: «Análisis territorial...», op. cit., pp. 284-287.
23. MART~DNE GUZMÁNC, .: Las culturas. .., op. cit.
24. GRAND~DEO F RAGAE, .: op. cit.
25. SANTANSAA NTANAA,. : «Análisis territorial...», op. cit., p. 286.
26. JIMÉNEZM EDINAA, . M.: op. cit.
27. MORALESP ADR~FN.:, Canarias. Crónicas de su Conquista. Transcripción,
estudio y Notas. Ed. Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria, Madrid, 1993 (1 .a ed.
1978). p. 515.
28. QUINTANAM IRANDAP., M.: Historia de Arucas. Ed. Excmo. Ayto, de Arucas,
Las Palmas de Gran Canaria, 1979 (ed. original de 1940), p. 26.
29. ABREUY GALINDOJ., DE: Historia de la Conquista de las Siete Islas de
Canarias. Edición crítica de A.Cionarescu. Ed. Goya. Santa CNZ de Tenerife, 1977
ed. 1602-J632). p. 135.
30. Recientemente se ha declarado el barrio del Llano de la Cruz (situado en la
Montaña de Arucas), como Sitio Histórico, donde se desarrollarían, según algunos
autores, los hechos históricos de la Batalla de Arucas y la muerte de Doramas. En
este sentido el 1 de septiembre de 1993 se incoó expediente de declaración de Bien
de Interés Cultural (Boletín Oficial de Canarias, núm. 114. Viernes, 12 de noviem-
Condicionamientos geográficos en la ocupación prehistórica ... 7 1
bre de 1993, pp. 6.950 y 6.951), a favor de este lugar, aunque en nuestra opinión es
muy difícil establecer el lugar exacto de los hechos, ya que las fuentes etnohistóricas
y la tradición oral no nos pueden ofrecer un lugar identificable geográficamente. L E ~ N
HERNÁNDEJZ. , DE: Propuesta de incoación como Bien de Interés Cultural sitio His-tórico:
para el Llano de la Cruz (Arucas). Informe inédito de la Sección de Patrimo-nio
Histórico, Servicio de Cultura, Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria, 1993.
31. MORALEPS ADR~NF,. : Op. cit., p. 443.
32. BERTHELOTS.,: Antigüedades Canarias. Ed. Goya, Santa Cruz de Tenerife,
1980 (l." ed. 1879), p. 151.
33. El cultivo de la platanera tuvo su auge en el municipio de Arucas entre 1920
y 1950. PÉREZM ARREROL,. M.: Estructura de la propiedad de la tierra y evolución
de los cultivos. Arucas, 1850-1981. Ed. Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria,
Madrid, 1991, pp. 107 y SS.
34. JIMÉNEZS ÁNCHEZS,. : «Nuevos ídolos de los canarios prehispánicos*. El
Museo Canario, núm. 13, 1945, p. 33.
35. CABRERDAE LGADOM, .: «Una familia de Arucas dona un conjunto de die-ciocho
vasijas prehispanicas ai Museo Canario*. ¿a Provincia. Lunes, 24 de diciem-bre
de 1992, p: 26.
36. JIMÉNEZS ÁNCHEZS, .: La localidad de "El Terreno" y otras exploraciones
por el término de Arucas. Informe mecanografiado inédito. Archivo del Museo Cana-rio,
fondo de Jiménez Sanchez, 1944-1948.
37. JIMÉNEZS ÁNCHEZS,. : «Nuevos ídolos...», op. cit.. p. 33.
38. QUINTANMAI RANDAP., M.: op. cit., pp. 19-21.
39. BEN~TEPZA DILLAS,. : «Origen más probable de las hachas neoliticas de jadeita
que posee El Museo Canario». Actas del V Congreso Panafricano de Prehistoria y
de Estudio del Cuaternario, t. 1, vol; 5, 1965, p. 150.
40. MART~DNE GUZMÁNC, .: ddolos canarios prehistóricos». Trabajos de pre-historia,
vol. 40, 1983, pp. 173 y 174.
41. MART~DNE GUZMÁNC, .: Las culturas ..., op. cit., pp. 675-677.
42. JESÚS VÉLEZ-QUESADPA. ,P . DE: Arucas, hombres y hechos. Ed. Destilerías
Arehucas, Las Palmas de Gran Canaria, 1984, p. 22. Ruero ROSALESJ,.: La Arehu-caria.
Crónicas Aruquenses. Ed. Excmo. Ayto. de Arucas, Las Palmas de Gran Ca-naria,
1990, p. 12.
43. ZAMORAM ALDONADJO. ,M . y MORALESM EDINAJ,. J.: «Arucas: el Valle
fértil». La Provincia. Domingo. 5 de enero de 1992, p. 11.
44. Partiendo de los resultados del estudio de los materiales arqueológicos de-rn
n- -s -i .t-a - d -n -i e- .n. .ln- s. .fn. n.. d - n -s . d-e .1. .M . n- .s- o- n. C- a-n.. -a r- i n., y !OS de las diferentes co!ecciones priva-das
consultadas, unido a los resultados de las prospecciones sistemáticas superficia-les
y de las noticias aportadas por la tradición oral, creemos que la extensión del que
fuera poblado prehistórico de Arucas se circunscribina desde el actual templo de San
Juan Bautista, C/ Juan de Dios Martín, El Teatro, El Terreno, aledaño a la Calle
Cerera, aledaños al Instituto de Formación Profesional de Arucas, hasta la zona co-nocida
como Los López, Hoya de San Juan, El Hornillo y aledaños de Los Castillejos.
45. FstaciSn de Ancas, sitcad2 2 230 m. periodo de ebsermciSn: ]?A?-?980.
46. Se entiende como mes seco aquél en que el balance (P + R) - ETP es menor
que cero, siendo P la precipitación mensual, R la reserva de agua almacenada en el
suelo en los meses anteriores y que pueden utilizar las plantas, mientras que ETP es
la evapotranspiración potencial mensual. MINISTERIDOE AGRICULTURPAES, CAY ALI-MENTACI~
N (M.A.P.A.): Caracterización agroclimática de la provincia de Las Palmas,
Madrid, 1990.
72 A. Jiménez, F. Martel, S. Jorge, C. Torres y J. Zamora
47. El volcán de Arucas es una de las manifestaciones volcánicas más moder-nas
de la Isla, su erupción tuvo lugar, aproximadamente, hace unos 310.000 años.
LIETZJ, . y SCHMINCKHE. , U.: ~Miocene-Pliocenes ea-levelchanges and volcanic phases
in Gran Canaria (Canary Islands) in the new WAr-ages». Palaegeogr. Paleoclimatol.
Palaeocol., núm. 18, 1975, pp. 213-239.
48. Según la tradición oral y según QUINTANMAI RANDAP., M.: op. cit., p. 21.
49. Los datos referidos a los cientos pertenecen a una estación situada en Las
Palmas de Gran Canaria, dado que la estación situada en Arucas posee una serie tem-poral
demasiado corta para su análisis, mientras que para la capital insular poseemos
una serie correspondientes a 10 años (1975-1985).
50. QUINTANMAI RANDAP., M.: op. cit., p. 19. MART~DNE GUZMÁNC, .: Las cul-turas
..., op. cit., pp. 676 y 677.
51. JIMENEMZ EDINAA, . M.: O@. cit.
52. ARCOA GUILARM, . DEL C. DEL:R ecursos vegetales en la Prehistoria de
Canarias. Excmo. Cabildo Insular de Tenerife, La Laguna, 1993.
53. SÁNCHEZD ~AzJ,. : Características y distribución de los suelos en la Isla de
Graii Canaiia. Tcsis Euc:uía!, ii;&!i:a, Lo Lsgünu, !??S.
54.^ ARCOA GUILARM,. DEL C. DEL: Op. cit.
55. En relación con el ñame (cultivo asociado a zonas muy húmedas), algunos
autores plantean la posibilidad de haber sido consumido por los antiguos canarios,
aunque su presencia no ha sido constatada arqueológicamente. JIMÉNEGZ ONZÁLEZJ., J.:
op. cir., p. 24.
56. Recientemente el Dr. D. Diego Rivera Núñez (Universidad de Murcia), en
comunicación orai y a raíz de haber reaiizaao aigunas observaciones microscópicas y
con lupa binocular de materiales vegetales prehistóricos procedentes de los fondos del
Museo Canario, atisbó la «posible identificación* de algunas especies consumidas y
manipuladas por los antiguos canarios. Entre las especies consumidas, posiblemente
identificadas (faltan estudios sistemáticos de constatación y/o contrastación), desta-can
un tipo (Triticum aestivum ssp.), dos tipos de cebadas (Hordeum vulgare L. y
Hordeum ssp.), un tipo de haba (Vicia faba L.), y uno o dos tipos de higos (al res-pecto
no se ha podido saber si corresponde a las especies, denominadas comúnmente
en Murcia, «higo pajareros que es comestible y sólo se reproduce por injerto, o al
«higo cabruno» que es incomestible y se reproduce por semilla). De las especies
manipuladas para la transformación y el trabajo destacan el junco (Juluncus ssp.), la
anea (Tipha latifolia) y otra especie que todavía no se ha podido identificar.
57. En este sentido J. J. Jiménez, siguiendo planteamientos de m. harris. piensa
que. posiblemente, el cerdo precisaría regularmente una humedad relativamente alta
para refrescar su piel, precisando lugares frescos y húmedos para vivir. Para el caso
del Archipiélago Canario el lugar más idóneo para el desarrollo de dicho animal se-ría
el piso monteverde. JIMÉNEZG ONZÁLEZJ., J.: op. cit., pp. 32 y 33.
58. GRANDD~EO F RAGAE,. : op. cit., p. 97.
59. ARCOA GUILARM, . DEL C. DEL: Op. cit.
60. SANTANSAA NTANA,: «Análisis territorial...», op. cit., pp. 288 y 289.