LA DESINTEGRACI~ND EL LEONISMO
EN GRAN CANARIA (1918-1921)
La historia de los liberales grancanarios durante el régimen cano-vista
estuvo marcada por fuertes disensiones internas desde que se
produjo la ruptura entre los hermanos Fernando y Juan de León y
Castillo, un episodio que a través de la Asociación Patriótica (1893-
1895) desembocó en una fugaz reactivación de los conservadores. Los
personalismos de la élite política local dieron origen a varias «tertu-lias
caciquiles» sin fundamentación ideológica, cuya difícil cohesión
estuvo normalmente asegurada por el liderazgo carismático del em-bajador
en París. Coexistieron así, dentro del «Gran Partido», los agus-tinos
de Agustín Bravo de Laguna y Joven, los franciscanos de Fran-cisco
Manrique de Lara y Manrique de Lara y los paúles de Vicente
Ruano y Urquía, donde sobre todo encontraron cobijo los antiguos
posibilistas de Castelar. Una vez aprobada la reforma de la Ley de
franquicias por Villaverde, el arriendo de los arbitrios de puertos fran-cos
complicó sobremanera la solidez del bloque de poder isleño, agrie-tado
tras la frustrada maniobra de llevar a la alcaldía de Las Palmas
al ingeniero Juan de León y Castillo en 1VO1. Las confrontaciones
intestinas se saldaron con la ruptura que propició la peña franciscana
dos años después, organizándose entonces el Partido Local Canario
bajo el lema de la división provincial l .
Presidente de la junta liberal desde abril de 1902, Vicente Ruano
no pudo soldar tantas porciones y las desavenencias con los hombres
de Bravo condujeron a su destitución a finales de 1907. Don Fernan-do
optó por reorganizar la parroquia acudiendo otra vez a uno de sus
comodines más capaces, el abogado Felipe Massieu y Falcón, en cuya
neutralidad confiaba para liquidar la secesión de los locales o locos.
El retorno de éstos a las filas del leonismo tuvo lugar en septiembre
474 Agustin Millares Cantero
de 1908, mas no por ello cesaron las luchas entre las diversas faccio-nes.
Durante los comicios municipales y provinciales de 1909 fueron
notorios los enfrentamientos del «bloque» de locales y ruanistas contra
los agustinos, quienes sacaron la mejor tajada. Seguidamente, el duro
litigio sobre la concesión del abastecimiento de aguas a la capital in-sular
tornó a crispar a las familias liberales 2, dejando tras de sí un
poso de agravios que apenas suavizó la solidaridad imprescindible ante
el mayor empuje de los republicanos federales de José Franchy y la
consolidación del sindicalismo que promovieron entre 1909- 191 4. Los
dos principales grupos de intereses contaban con sus propios órganos
de prensa: el agustino, después del lanzamiento de Unión Liberal entre
1901-1907, controló la redacción del periódico central, Diario de Las m -
Palmas, en tanto los ex locales o franciscanos mantuvieron el suyo, E
La Defensa. O
Si la táctica leonista consistió en uncir a sus desordenadas fuer- n--
zas mediante el «lazo patriótico» del divisionismo oriental, puede m
O
E decirse que el procedimiento no siempre resultó idóneo antes y des- £
2
pués de la Ley de Canalejas de 1912. La jefatura de Massieu fue E
impugnada en una reunión de notables el 20 de agosto del año ante-
-
rior, y sus métodos «dictatoriales» desde la alcaldía de Las Palmas 3
echaron leña al fuego en lo sucesivo. Por órdenes expresas de León - -
0
y Castillo, una asamblea afrontó el 29 de julio de 1913 la reorgani- m
E
zación partidaria y en ella los ruanistas apostaron sin éxito por O
vincularse al Partido Liberal-Democrático. El fracaso de cualquier po-sibilidad
de arreglo hizo que el embajador amenazase nuevamente con n
-E
su retirada de la política local, hasta que fuera restablecida «la uni- a
dad y seriedad del partido» 3. A lo largo de 1914, La Defensa propu- 2
n
so en varias oportunidades la entronización de los conservadores a fin n
de establecer el Turno característico del sistema restaurador. Estamos, 3
pues, muy lejos de esos «siete años de paz» de los que hablaba el O
abogado ex posibilista Juan Melián Alvarado, tras la pretendida su-peración
de la crisis interna en 1909.
El trienio 191 5-1 9 17 sería pródigo en conflictividades inter-oligárquicas,
ya centradas en la municipalidad laspalmense o en la
corporación cabildicia. En marzo de 1915 volvió a dimitir Massieu
romo segundo jerarca de1 l ih~r a l imny 10 listituyí, el «&can0 de 10s
incondicionales», Agustín Bravo de Laguna, pero al mantenerse aquél
al frente del ayuntamiento no cesaron en absoluto los gérmeries de
indisciplina. La fundación del periódico Ecos el 4 de junio, cuyo pro-pietario
y primer director fue un hombre de Massieu, el inspector de
la Guardia Municipal Diego Mesa y López, vino a agudizar las in-
La desintegración del leonismo en Gran Canaria (1918-1921) 475
compatibilidades entre tirios y troyanos 4. Cuando parecía evidente la
falta de autoridad de Bravo para restablecer la concordia, las eleccio-nes
municipales de noviembre encararon a los franciscanos y a los
agustinos con los secuaces de Massieu, entre quienes se encontraban
nuevamente los de Ruano. La alcaldía de Las Palmas recayó ahora
en Cristóbal Bravo de Laguna, sobrino del último jefe local, sin que
las desuniones remitieran un ápice. A principios de 1917 era temida
seriamente la espantada de don Fernando, mientras crecía el disgusto
entre la marginada grey franciscana y continuaba su curso la pelea
de los ruanistas con «los liberales de antiguo abolengo», que paradó-jicamente
tenían por gran adalid al referido Melián El nombramiento
de un directorio integrador, con cuatro individuos por camarilla, tam-poco
logró suavizar las hostilidades, presentes en los comicios muni-cipales
e insulares próximos. La definitiva renuncia de Bravo dejó a
Meiian en ia presidencia de este organismo, desde ei cuai apadrino ai
independiente Bernardino Valle Gracia para el cargo de alcalde y
aceleró «el estado de descomposición>> que todos admitían y nadie
sabía atajar 6. Así las cosas, no tardó en producirse una fragmenta-ción
de la clase dirigente en cinco opciones, proceso estimulado por
añejas discordias que irrumpió antes incluso de que desapareciera el
líder incontestable de aquella amalgama que fue el Partido Liberal
Canario ?.
APARECEN LOS REGIONALISTAS
El primer desmembramiento importante al que llevaron las riñas
leonistas fue capitalizado, aún en vida de León y Castillo, por el re-gionalismo
catalán. A principios de 1918 visitó el Archipiélago una
comisión de la Lliga encabezada por el abogado menorquín José María
Ruiz y Manent, dentro de las movilizaciones en favor de la Espanya
gran. Son ei manifiesto Hi país de enero, ei cataianismo conservador
alimentó una estrategia encaminada hacia la regeneración española a
través de gobiernos regionales fuertes y a obtener ventajas a costa de
los partidos del Turno 8. Ruiz conferenció el día 28 en el Teatro Pérez
Galdós de Las Palmas e inmediatamente lo hizo en el Teatro Circo
del Puerto de La Luz, por invitación de la Unión Democrática, ex-hortando
en ambos foros la presentación de una candidatura antileonina
en las próximas elecciones generales y ofreciendo al diputado Pedro
Rahola para defender los intereses de Gran Canaria en las Cortes. Un
centenar de individuos, congregados en la Sociedad Filarmónica, le-
476 Agustín Millares Cantero
galizó el Partido Regionalista en la isla el 5 de febrero. A los once
días vio la luz su portavoz diario, Renovación, abriendo inmediata-mente
sus puertas el Círculo Regionalista en la calle Mayor de Triana.
Entre marzo y septiembre se formaron, por lo menos, los comités
de Guía, Valleseco, Moya y Tejeda, debiendo aparecer también el de
Telde 9.
La rapidez con que se instaló el nuevo partido nos apunta ya la
escasa originalidad de sus equipos dirigentes y personal subalterno.
Efectivamente, los regionalistas grancanarios procedieron por antono-masia
de las familias liberales, encontrándose en su comité inaugural
gentes con una larga ejecutoria política que habían sido habituales en
el ayuntamiento o en el cabildo. La presidencia recayó en el letrado
Domingo Rodríguez Quegles, destacado elemento de la fracción fran-ciscana
y uno de los secretarios de la junta organizadora del Partido
Locai Canario en í903, iievando como vicepresidente a su coiega Juan
B. Melo Rodríguez, de filiación ruanista. Entre los vocales figuró el
agustino Vicente Díaz Curbelo, decano del Colegio de Procuradores,
acompañado por un selecto plantel de la gran burguesía comercial: los
hermanos González Martín y los Saavedra Ramos, además de Antonio
Torres Suárez (M. Curbelo y Compañía y Gonqalves y Compañía), en
una aportación que consolidó el secretario 2." Santiago Cruz Gómez lo.
Otros deudos de relumbrón, los abogados Juan y José Sintes Reyes, eran
hijos del leonista de pro Jaime Sintes Llabrés (Jaime Sintes y Juan y
Compañía). Los facultativos tenían también una representación cuali-ficada
por mediación de Rafael González Hernández, ex presidente del
Colegio de Médicos, Antonio Jiménez Neyra y Antonio Roca Bosch,
teniente de alcalde de Las Palmas y presidente del Real Club Náutico.
La nómina incluye a dos consejeros del cabildo y a cuatro ediles de la
corporación capitalina, así que el flamante PR igualó de golpe las me-jores
cotas institucionales alcanzadas por el PRF de Franchy y Roca
tras largos e intensos trajines.
Eetrás de esie primer núcleo recror actuaron dos señores que no
procede omitir. Uno fue por supuesto el magnate Juan Rodríguez
Quegles, multifundista, industrial azucarero, banquero y consignata-rio,
primer titular de la rúbrica Hijos de Juan Rodríguez y González,
gran cacique teldense y personaje vinculado desde finales del siglo
anterior a la cúpula liberal ". Su hermano don Domingo, el presiden-te
regionalista, había sido como él concejal de Las Palmas (1897-1901
y 1905-1910), además de consejero del cabildo por Telde, y desde
octubre de 1917 ocupaba la vicepresidencia del Sindicato Agrícola
Comercial de Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura.
La desintegración del leonismo en Gran Canaria (1918-1921) 477
El otro gran mentor circunstancial de este regionalismo isleño,
actuando desde la sombra, sería el ambicioso empresario Miguel
Curbelo Espino, alguien que hizo honor al apelativo de «rey del Puer-to
» 1 2 . Desde que en 1901 procedió a inscribir como sociedad colecti-va
su primigenia razón social, M. Curbelo y Compañía, montando
asimismo la Compañía Anónima de Servicios del Puerto (luego,
Gonplves y Compañía), este antiguo agente de la Trasatlántica la-bró
progresivamente un pequeño imperio económico que pasó por la
Asociación Gremial de Arbitrios de Puertos Francos, Fomento de
Gran Canaria o la firma londinense City of Las Palmas, concesionaria
del abastecimiento de aguas a la capital, de la que llegó a ser uno de
sus principales accionistas y mandamases. Empeñado en desbancar el
dominio británico en el carboneo de La Luz, con un discurso paladi-namente
anglófobo y patriótico, Curbelo amasó cuantiosos capitales
durante la Gran Guerra, al monopolizar la importación de millo ar-gentino,
y en 1920 logró por fin instalarse en aquel servicio gracias
a la Compañía General Canaria de Combustibles 13. Su actuación
política estuvo originariamente ligada a los franciscanos, sumándose
a la disidencia del Partido Local y ocupando una de las vocalías de
su junta promotora, pero terminó por configurar su propio tinglado
caciquil con un clientelismo en alza, que reforzó al presidir la Cáma-ra
de Comercio, Industria y Navegación y la inicial Junta de Obras
de los Puertos de La Luz y de Las Palmas 14. Desde 1909 en adelan-te,
los curbelistas tuvieron una creciente presencia en la municipali-dad
o en el cabildo por virtud de socios o parientes del patrón
(Manuel y Antonio Torres Suárez, Dionisio Ponce de León y García,
Antonio Castillo Santana, Alfredo Cabrera Pérez, José y Vicente Díaz
Curbelo y Lorenzo Curbelo Espino). Un testigo tan cualificado como
Felipe Massieu, al poco de surgir los regionalistas, advertía a su so-brino
el diputado Leopoldo Matos que Curbelo representaba su «ma-yor
y más temible enemigo» en el país, pues aspiraba «a ser aquí otro
don Juan Cumella en Tenerife, siendo de observar que lo va consi-
, < guienáo cie manera admirabie ... » '-'.
La protección de los Rodríguez Quegles y de Curbelo al regiona-lismo
grancanario no duró mucho, aunque sí descubre cómo un so-bresaliente
sector de la alta burguesía insular, nacido o amamantado
al socaire del crecimiento económico moderno de la «era leonista~,
acogió dicha opción cuando les fue brindada con el soporte ministe-rial,
es decir, con los avales de tener en el «gobierno de concentra-ción
» de García Prieto desde octubre de 1917 al segundo de Cambó,
Juan Ventosa y Calvell, como ministro de Hacienda. El abandono de
478 Agustín Millares Cantero
las filas liberales estuvo propiciado, además, por el fracaso del últi-mo
directorio leonista y por las tensiones que provocó o agudizó el
presidente del cabildo desde 1916, el abogado José Mesa y López,
cuyo fulgurante ascenso público suscitó recelos y animosidades, des-tacándose
precisamente entre los opositores a su gestión los conseje-ros
Domingo Rodríguez Quegles y Santiago González Martín 16.
El vertiginoso ascenso de la parcialidad derivó de los apre-mios
catalanistas de cara a las elecciones legislativas convocadas para
el 24 de febrero de 1918, con la presentación como candidato único
de Melo Rodríguez tras malograrse una alianza con el PRF,
que nominó al lerrouxista Rafael Guerra del Río. La plancha leo-nista
iba al copo del distrito con la pareja tradicional desde 1914,
el conservador Leopoldo Matos y el liberal romanonista Baldo- ,,
D
mero Argente, acompañados ahora de un hijo del ministro de Ha- E
cienda, Angel Urzáiz. Hubo un intento conservador para excluir O
al diputado cunero en favor de Domingo Tejera Quesada, antiguo lu- n -
=m
garteniente de Perojo, y el propio Maura escribió al embajador soli- o
E
citando su patrocinio; la contestación positiva vino condicionada por E
2
otros compromisos previos, que terminaron imponiéndose, razón =E
por la cual Tejera luchó también en solitario. Las argumentaciones
regionalistas durante la campaña electoral hicieron sobre todo re- 3
-
ferencia al agotamiento del cacicato «gerencial» de León y Castillo, -
0m
la exaltación del self government y las utilidades de la cobertura E
catalana ". O
Con casi el 20 por 100 de los votos, Melo alcanzó un resultado n
bastante satisfactorio y confirmó en qué medida una parte de la clien- -E
tela liberal atendió la llamada de sus neófitos paladines. Los al- a
2
tísimos porcentajes de abstención en los municipios eminentemente n
urbanos (Las Palmas y Telde), evidenciaron, de una parte, el desinte- 0
rés del electorado y la relativa limpi-za de los escrutinios; las tasas O3
de participación ficticia, de otra, nos sitúan ante el yugo de los
muñidores (Agüimes, Firgas o Ingenio, con el añadido incluso de
y ArGcas), !üga;e3 efi donde se interpusier=fi qiierr!!zs pcr
cántaros y pucherazos. El regionalismo triunfó elocuentemente en
aquellas demarcaciones cuyos cómputos son más veraces, arrancando
el segundo puesto en la capital y venciendo en Telde, resguardado sin
duda por los testaferros de los Rodríguez Quegles 1 8 . En Las Palmas
y otras poblaciones circuló una candidatura que asociaba los nombres
de Meio y de Tejera, mientras un segmeniv del eiecioiado republica-no
brindó también su concurso a quien había sido otrora amigo y
colaborador de Franchy 19.
La desintegrnyión del leonismo en Gran Canaria (1918-1921) 479
CUADRO1
LAS ELECCIONES LEGISLATIVAS DE 1918 EN EL DISTRITO
DE GRAN CANARIA (EN %)
Municipios
Agaete
Agúimes
Artenara
Arucas
Firgas
Gáldar
Guía
r----:,.
LIlgclllu
Mogán
Moya
S. Bartolomé
S. Lorenzo
S. Mateo
S. Nicolás
Sta. Brígida
Sta. Lucía
Tejeda
Telde
Teror
Valsequillo
Valleseco
LAS PALMAS
TOTAL
Fuente: elaboración propia a partir
Abstenciór
1 del recuento de la Junta
La práctica simultaneidad entre el fallecimiento de León y Casti-llo
el 12 de marzo ~y la llegada de Cambó al ministerio de Fomento
con el gabinete «nacional» de Maura, pareció a los flamantes regio-nalistas
algo simbólico y enormemente prometedor. No es casual que
la primerísima reivindicación por ellos alentada haya sido el ensan-che
de! Pcertn de La LIZ, pnspiiesto s i n p dic desde !a real orden de
1900 y los proyectos de los ingenieros Suárez Galván en 1912 y
Ramonell Obrador en 1916. A instancias del propio Miguel Curbelo,
la carta del hipotético benefactor catalán fue jugada en seguida. Tres
comisionados regionalistas (Juan B. Melo, Rafael González y San-del
Censo Electoral.
.ibs.(prom.)
63,77
64,71
66,67
64,48
66,09
61,28
53,21
5?,?3
51,85
56,66
59,33
66,24
52,89
65,24
43,38
66,30
48,91
42,96
61,99
43,07
30,40
38,18
52,60
Reg.
8,19
0,16
-
2,75
0,64
13,42
1,9,97
8,0!
22,22
15,20
11,ll
16,72
15,61
3'05
35,66
-
26,64
50,28
11,05
21,53
5,OO
39,17
19,.
Con.
-
1,59
0,78
1,07
2,42
7,73
6,?7
0,93
12,20
-
13,02
23,99
-
34,21
0,21
26,64
7,60
1,75
33,63
-
18,65
10,20
Rep.
0,25
-
-
1,19
-
-
9,04
-
-
-
10,45
-
-
-
-
-
9,39
-
-
-
21,68
6,76
480 Agustín Millares Cantero
tiago González) partieron hacia la Corte a comienzos de abril, ges-tionaron
directamente con su jefe la ampliación portuaria, la consi-guieron
por real orden del 8 de junio con un presupuesto de 35 mi-llones
de pesetas y regresaron el 12 de julio a Las Palmas en olor de
multitud La mitificación de Cambó como tutor de Gran Canaria,
completando la que fuera magna obra de León y Castillo, significó
un poderoso acicate para quienes argüían la inoperancia del posleo-nismo
y aspiraban a fundamentar la reciente operación partidista 2'.
Los diputados y capitanes liberales tomaron buena nota de la
amenaza, extremando sus celos gestores. La tramitación del expediente
portuario estaba en realidad muy avanzada cuando llegó a Madrid la
comisión regionalista, pendiente del dictamen del Consejo de Obras ,,
Públicas. Leopoldo Matos sacó provecho de sus conexiones persona- n
E les con Cambó, anudadas al desempeñar el gobierno civil de Barce-lona
en 1915 y 1917, limitándose propiamente el éxito de aquélla a -" dar «una mayor celeridad» a los papeleos finales 22. De todas mane-
-
m
O
ras, los de Cambó se las ingeniaron para capitalizar el logro y con E
E
ello sembraron la inquietud entre sus correligionarios de la víspera. 2
e
Agustín Bravo de Laguna y Juan Melián Alvarado, «que ya se sen- -
tían incompatibles y tenían cada uno el deliberado propósito de des- =
bancar al otro», tornaron con presteza a entenderse a fin de repeler --
0 el peligro. El temor del aguerrido Felipe Massieu, no obstante, reba- mE
saba la sola presencia del joven partido opositor. Temía la fusión entre O
éste y el conservador que pugnaba por levantar Tejera, «gracias al g
amparo de Maura», cuando todavía estaban en Madrid los tres dele- -
E gados 23.
-
a
Los que apreciaron una fuerte dosis de oportunismo entre algunos l - de los más interesados paladines de la causa regionalista, acertaron --
de pleno. La clave del asunto radicó en las trabas burocráticas y de-
3 más pormenores que impidieron la ejecución de las mejoras portua- O
rias diseñadas por Ramonell, dando al traste prematuramente con las
expectativas que había concitado como lenitivo de la aguda crisis eco-nómica
que sufría Canarias de resultas de la Gran Guerra 24. Pese a
todo, el PR conservó la fidelidad de varios contingentes liberales, y
no de poca monta. Entre sus candidatos de 1920 figuraron, para el
cabildo, un ex diputado provincial por Guía en 1907 y 1915, Juan
Morales Martín, y para el ayuntamiento de Las Palmas un ex conce-jal
también leonino de 1909, el comerciante Francisco Ortega More-no.
La pequeña colonia catalana de la isla suministró, como era de
esperar, algunos de sus más valiosos componentes: el catedrático y
director de la Escuela Industrial desde noviembre de 1915, Manuel
La desintegración del leonismo en Gran Canaria (1918-1921) 48 1
Mascareñas Boscassa 25, y el farmacéutico de La Luz Juan Puig Serrat,
directivo de la Liga de Amigos del Puerto, ambos postulados igual-mente
para la corporación municipal en aquella fecha. A su lado iba
el joven jurista Miguel Jorge Manero, presidente del Sindicato Hari-nero
de Las Palmas, quien alentó el comité regionalista de La Isleta
con ayuda de sus hermanos, afamados industriales y comerciantes de
la zona; uno de ellos, don José, había sido edil liberal en 1915-1919
y juntero del Club Victoria. En la misma papeleta estuvo Juan A.
Guerra Hernández, secretario del Colegio de Procuradores en 1916.
Sin excluir a determinados «independientes» o recién llegados a la
política, el republicanismo efectuó además una apreciable contribución,
espoleada por el propio Melo desde que puso a dirigir Renovación al
ex franchysta Juan Rodríguez Yánez 26.
La lectura grancanaria del ideario regionalista no pasó de ciertas
generalizaciones elementales. El insularismo, la sagrada defensa de «la
autonomía de cada isla», se supeditó lógicamente al desarrollo y re-forma
de la Ley descentralizadora de 1912. La diputación provincial
fue contemplada como un «organismo perturbador)) que desafiaba las
«libertades legítimamente adquiridas», la «independencia administra-tiva
» que habían legitimado los cabildos; exigiéndose en consecuen-cia
la supresión terminante de «la entidad parasitaria». No existió una
apuesta decidida por el divisionismo, pero la erección de otra provin-cia
con el grupo oriental alumbró en algunos instantes, siquiera en
concepto de alternativa futura. Por otro lado, se predicaba «un regio-nalismo
intervencionista en los grandes problemas de la nación»,
superador del aislamiento de Canarias frente a otras regiones, enfa-tizando
a un tiempo las peculiaridades del régimen aduanero y hasta
los antagonismos con «el resto de España». Las críticas dirigidas al
poder central y el abrigo de las aspiraciones catalanistas, contrasta-ron
con el reconocimiento de la función provechosa desempeñada por
la presencia extranjera y particularmente británica, faltando el menor
atisbo de aquel espíritu interesadamente españolista que había prego-nado
Curbelo 27. Al fin, la entronización de otro destacamento homó-nimo
en Tenerife, donde el 5 de julio inició su breve andadura El
Regionalista, hizo gravitar sobre los apéndices ligueros de Canarias
todo el lastre del pleito insular. La nueva versión de las querellas sobre
la unidad o la división de la provincia uermaneció trenzada alrededor
de dos fórmulas antagónicas, cabildismo vs diputacionismo, entendién-dose
que los dos epígonos isleños del movimiento auspiciado por los
catalanistas no fueron en su orto sino avatares de las contiendas por-tuarias
28.
482 Agusrín Millares Cantero
El temprano desmarque de los Rodríguez Quegles y de los cur-belistas
tuvo efectos tranquilizadores sobre los jerarcas leoninos.
Comentando uno de sus mítines de agosto de 1918, Leopoldo Matos
indicaba con júbilo que le había «causado impresión favorable leer la
lista de personas asistentes al acto, pues nadie veo en ella de signifi-cación,
ni nombres que hasta ahora hubiesen estado unidos a nuestra
política y cuya incorporación al regionalismo represente la iniciación
de una desbandada» 29. Los negros nubarrones de abril-julio quedaron
definitivamente atrás, abriéndose en el leonismo fisuras de otra índo-le.
Fue en este marco cuando más se hizo notar el peso de los anti-guos
republicanos sobre los seguidores de Cambó, produciéndose un
acercamiento entre ellos y los franchystas. El PRF no terció en las ,,
D generales de mayo de 1919, pero dio un sostén indirecto al regiona- E
lista Melo, quien recibió el mayor número de votos en Las Palmas y u
hasta mejoró porcentualmente los registros de la convocatoria ante- ---
rior. Asentada fundamentalmente en las clases medias urbanas, la re- m
O
E ciente oposición tuvo que ser tenida en cuenta por el partido históri- E
2 co (que así, descocadamente, se llama ya»), mediante unas transac- E
ciones que convirtieron en julio a Enrique Orive Riaño en diputado
-
mvnT,;"~;"I *A,. P-,,:" ,%...1;,.<..Anoa ,-..-.m* AL, ,.n"+.l-h*a 01 "4
~ I W V I I I U I L L I y w ~UU IU, U ~ I I U U L L U V D ~~~W I I L W U+ C W O C U I L I V I ~ ~ b1 a i ~ .2 3. E! 3
caciquismo rural, empero, no contempló ahora con buenos ojos las - -
0
interferencias de sus portavoces. El 31 de agosto detuvo el alcalde de m
E
Moya a Melo, Juan Sintes, Manuel Mascareñas y Juan González Blan- O
co, antes de que pudieran hablar en un acto de propaganda 'O.
Al margen de los creyentes por estas latitudes en una España Gran- -
E de revitalizada por el regionalismo, el renombre de Cambó siguió -
a
gozando de considerables predicamentos. Felipe Massieu admitía en 2 -
febrero de 1921 «la confianza general que (con razón o sin ella) ins- --
pira aquí Cambó~, sospechando que podría apetecer «la representa- =
ción directa* del distrito. La RSEAP, por instigación de su presiden- O
te el ex alcalde y ex diputado Ambrosio Hurtado de Mendoza, había
puesto otra vez sobre el tapete las reivindicaciones portuarias. Desde
primeros de año, varias comisiones elaboraron ponencias y el 27 de
febrero se coronaron tales trabajos en una magna asamblea que apiñó
en los salones del ayuntamiento a la totalidad de las fuerzas vivas.
La reiterada solicitud de Cambó bastó para que sus partidarios re-c
~ h r i r e n a!go de !OS hrim de 1918: ((se han rehechn y we!tn a
aparecer en las arenas de la lucha, nada más que como efímeras es-peranzas
de la realización de nuestros más bellos ideales» 3 1 . La se-gunda
etapa gubernamental del caudillo catalanista, ministro de Ha-cienda
nuevamente con Maura entre agosto y marzo de 1922, defrau-
La desintegración del leonismo en Gran Canaria (1918-1921) 483
dó no obstante todas las ilusiones que en él se habían depositado. Los
regionalistas locales, que tanto denostaban del poder personal del
leonismo (renegando muchos de ellos de un próximo pasado), busca-ron
denodadamente su consagración definitiva en las alforjas del pro-pio
embajador, donde la «joya» que había labrado su fortuna política
estaba aún sin pulir. Y no fueron los únicos que cifraron en el puerto
y en los atributos económicos la preponderancia o la simple viabili-dad
de un partido al desaparecer el marqués del Muni.
LA CANARQUÍA POLÍTICAB DE 19 19: GARCIPRIETISTAS, RE-FORMISTAS
Y ROMANONISTAS
Con esta expresión, «anarquía política», quiso reflejar el francis-cano
Carios Navaiiü aquel choqüe riiiocional ijiodücid~p or e! f i i i del
consenso entre las élites oligárquicas y la atomización del espectro
leonista que brotó al año de fallecer su artífice. En realidad, se trató
de un fenómeno ya en marcha tras las legislativas de 1918 32, que sólo
retrasaron factores puntuales de diversa naturaleza. Recordemos que
el candidato Domingo Tejera tenía ya formado «su núcleo de parti-do
» a finales de abril, y al mes apenas designó como representante
del maurismo en la isla al teniente de alcalde de Las Palmas José Díaz
Curbelo, quien se desplazó rápidamente a la capital provincial para
ver al gobernador civil, Santos Ecay 33. LOS temores a propósito de
una inteligencia regionalista-conservadora, estimulada por Miguel
Curbelo, no eran meras fantasías, gozando de paralelismos estatales.
El malogro de esta operación se debió, seguramente, al diputado
Matos, quien hizo valer todas sus influencias madrileñas para neutra-lizarla.
De todas maneras, antes de acabar el verano ya estaba gestándose
el Partido Liberal-Demócrata que apadrinaban el senador Pedro del
~ a s i i ~ ~ o - ~ ~ i yu aMí eatsas Sa!uador ?v{ander LiaqraU y ?ev$ assieU,
ex vicepresidente del cabildo y diputado a Cortes por Fuerteventura.
Una comitiva formada por el propietario Nicolás Manrique de Lara y
Massieu, el oftalmólogo Juan Pérez Suárez y los abogados Felipe de
la Nuez Aguilar, Tomás Quevedo Ramírez y Vicente Suárez y Suárez,
visitó al menos en su finca del Batán a Pedro del Castillo y Manrique
de Lara, con la intención de captarlo y ia promesa de respetar siem-pre
la candidatura de su primo don Leopoldo 34. ES muy probable que
estos u otros embajadores hayan efectuado tanteos similares cerca de
varios patricios, ya pertenecieran o no a las «casas» de la terratenencia.
484 Agusrín Millares Cantero
La pérdida de León y Castillo espoleó el convencimiento sobre la
necesaria incorporación a partidos nacionales, arrumbando precisamen-te
uno de los rasgos definitorios de la alta política leonista, o sea, la
equidistancia externa y la combinación interna practicada ante casi
todo el arco parlamentario. Pero los adelantados del ministro García
Prieto, entre otros escollos, tropezaron por lo pronto con la repugnan-cia
del diputado datista.
El empeño inicial de Matos consistió en sostener íntegramente la
herencia del leonismo y por ello condenó cualquier amago de segre-gación
durante un largo trecho. Al poco de morir su bienhechor, en-tendía
que era «imposible y hasta casi absurdo plantar la semilla de
un partido local en los fundos tradicionales liberal y conservador»,
negándose en redondo a ejercer un protagonismo personal con tales
miras 35. SUS parientes y consejeros isleños aprobaban esta disposición
1- z-:-.. 1- 1_-_1-- -^- _^C:^_^^ L^^*^ ^__^ -- A_. ut: aiiiiilu, auiiyut: iu iiaciaii yui yuiu piagiiiauaiiiu, iiasca que iiu LU-viera
el crédito suficiente para jugar aquellas cartas y asegurar las
comuniones precisas. Por este motivo, Felipe Massieu comenzó a re\
clamar su atención sobre «un particular de la más extraordinaria im-portancia
», a saber, «la conveniencia imponderable» de situar a su
hermano don Pedro al frente de la Junta de Obras de los Puertos,
recomendación que aparece así formulada desde el 4 de marzo y ha-cia
la que don Leopoldo nunca fue insensible, a pesar de no llegar
jamás a materializarla. Puesto que semejante cálculo, repetido sobre
todo en 1920, adjudicaba al ingeniero Matos un papel similar al de
su difunto colega Juan de León y Castillo en la promoción de un cau-dillaje
con base portuaria, ello quiere decir que seguía operando el
mismo esquema familiar que cuatro décadas antes había supuesto
el origen del cacicato leonino gracias al polo económico de La Luz.
Sin despreciar sus posibilidades en este orden, al diputado le preocu-paba
más por el momento impedir la voladura incontrolada del apa-rato
liberal. En el mes de diciembre, y aprovechando las vacaciones
par!ameíitarias, habla prwis:o pasar veinte o treinta dias en !u is!u ü
objeto de «intentar la cohesión de los diferentes elementos que inte-graban
el partido, para ver si quieren continuar en la homogeneidad
en que antes se desenvolvía, pero intensificando esta labor en rela-ción
a los pueblos para vigorizar las representaciones que en ellos tenía
el antiguo partido de D. Fernando» 36.
No deja de ser enormemente significativo el que fuera un idoneo
de Dato el personaje público más inquieto con la suerte de la maqui-naria
electoral levantada por los liberales y el que pensara en respe-tar
a toda costa los patrones fernandinos. Hay algo más que la exclu-
La desintegración del leonisino en Gran Canaria (1918-1921) 485
siva defensa de un acta en esta fidelidad, como volvió a demostrarse
a los dos años. Hacia septiembre de 1918, Matos negó toda colabora-ción
a la disidencia de los introductores garciprietistas, quienes lo
convirtieron en otro blanco de sus reproches hacia las camarillas que
habían acaparado la dirección del leonismo 37. LOS propósitos reorga-nizadores,
empero, nunca prosperaron y ni siquiera ganaron por utó-picos
los parabienes de sus asesores familiares. Pedro del Castillo le
quitó la venda de los ojos y lo colocó de bruces ante la cruda reali-dad
de una diáspora irreversible 38. Y ni aún así depuso su actitud o
renunció a sus convicciones. Todavía en noviembre de 1919 procla-maba
que era cada vez «más refractario» en cuanto a las intentonas
«para organizar capillas políticas», considerando «una obra antipa-triótican
fomentar el amiguismo alrededor de Romanones, García Prie-to
o Melquíades Alvarez 39.
Los miembros del último directorio leonista, conducidos por Me-ii&
i Aivmadu, «ei alma maier» de los agustinos, no reaccionaron con
presteza ante los signos que hacían presagiar un nuevo rumbo en la
política grancanaria, ni tampoco se esforzaron por cerrar las heridas
del «Gran Partido». La pasividad o la actuación a la defensiva fueron
imposiciones de los achaques de la edad principalmente, haciéndose
innegable la obligación de un relevo generacional en la rectoría de
los históricos. Una grave dolencia mantuvo a Agustín Bravo fuera
de juego y lo llevó a la tumba en marzo de 1921, mientras la que-brantada
salud de Melián lo obligó a resguardarse en su villa natal
de Agüimes con escasa anticipación e irse previamente apartando de
la vida activa 40. El postrer jerifalte de León y Castillo estaba ya em-prendiendo
gestiones en febrero de 1919 para adscribirse al romano-nismo
y rendir tributo al presidente del consejo de ministros, en
comandita con el diputado Argente y varios de sus pupilos 41. Entre
éstos sobresalía desde luego José Mesa y López, a quien los duunviros
liberales de 19 15- 19 18 tuvieron que franquearle un hueco.
Antes de efectuar su sonado debut en la política isleña, el hijo del
prestigioso regente del Colegio de San Agustín, Diego Mesa de León,
no era tan «neutro» como asegura en sus Memorias 42. ES verdad que
asumió compromisos de esta clase algo tardíamente, dedicado en ex-clusiva
al foro desde que, sin cumplir los 23 años, se incorporó al
Colegio de Abogados de Las Palmas en abril de 1900. Ya en 191 1
forma parte del consejo de administración de Fomento de Gran Ca-naria
y en marzo de 1912 fue uno de los representantes del Círculo
Mercantil en la comisión divisionista desplazada a Madrid, codeán-dose
con la flor y nata del leonismo. Accionista y letrado de la City,
486 Agustín Millares Cantero
donde ató lazos con Miguel Curbelo, en abril de 1915 es elegido
diputado provincial por Guía 43. POCO hay, pues, de ese figurado es-treno
de cara a las elecciones cabildicias del mes de noviembre, al
llegar el ofrecimiento de su amigo Bernardino Ponce Martín para que
se convirtiera en guardián del caciquismo en Ancas, inmediatamente
refrendado por Francisco Gourié y Agustín Bravo en sendas visitas.
La presidencia del cabildo le fue brindado por el propio don Agustín,
aunque siempre presumió que la paternidad de tan rápido encumbra-miento
pertenecía al «verdadero director», Melián Alvarado. Como
agustino y dentro del directorio liberal, Mesa acumuló parcelas de
poder considerables y recibió los asesoramientos precisos de sus
fiadores y maestros, que vieron en él a un excelente sustituto 44. Ya
sabemos los costes de esta predilección en términos de antagonismos, "2
D
pero don José se hizo acreedor de la confianza recibida y certificó E
sus dotes rescatando a los curbelistas de los brazos de Cambó. El dúo O
Mesa-C..-L-l- -CA-+:.,,,,,+, n
UIUGLU, r;Lr;LLlvoLilLiiLL, termin6 cmtm!and~ e! ::pu:tid~ !re- -
-
m
nista» escudándose en la autoridad de Melián, y si tal cosa estaba O
E
cantada antes de 1918, salió vigorizada al desinflarse el globo del re- E
2
gionalismo. =E
El diputado Argente y hasta el jefe del gobierno, el conde de
Romanones, incitaban desde Madrid la reestructuración de los libera- 3
-
les grancanarios, bajo la obediencia del último, a comienzos de 1919. -
0m
Melián confió a Mesa la ejecución de tales trabajos, pese a disentir E
«en algunos extremos» sobre la forma «que debía darse a la nueva O
organización política» ". Al presidente del cabildo lo abrumaron otras n
responsabilidades, con un tránsito por la capital del reino en abril- -£
mayo, y en el interín le tomaron la delantera Manrique y Del Casti- a
2
110 con el alumbramiento del Partido Liberal-Demócrata al cabo de n
una larga gestación. El cuarto y fugaz gabinete de García Prieto no 0
había dado muchos alicientes a los franciscanos; salieron a la luz al O3
producirse el relevo de Romanones por Maura en abril y convocarse
nuevas elecciones generales.
Unas 40 personas atendieron la invitación formulada por cinco
comisionados (entre los que estuvo ei poeta y médico Tomas Mora-les
Castellano), reuniéndose el l de mayo en los salones del Nuevo
Club. Algunas de ellas propusieron instaurar un partido «puramente
patriótico» y otras una filial de los liberales garciprietistas; la junta
designada para dirimir la cuestión no tardó en preferir el segundo
camino 46. LOS demócratas fueron en buena parte una reedición del
Partido Local de 1903: el presidente Carlos Navarro y Ruiz, el vice-presidente
Salvador Manrique de Lara y uno de sus secretarios, Do-
La desintegración del leonismo en Gran Canaria (1918-1921) 487
mingo Rodríguez Quegles, coincidieron con otro de sus concejales por
Las Palmas electo en 1905, Felipe de la Nuez Aguilar, decano del
Colegio de Abogados y ex vocal primero del Colegio Pericia1 Mer-cantil
y de la RSEAP. El diputado Manrique presidía el Sindicato
Agrícola Comercial de Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura, en
tanto el ex concejal y ex consejero Navarro detentaba una extensa hoja
de servicios: presidente de Fomento y Turismo desde 1915, del Gabi-nete
Literario en 1915-1916 y de la Cámara Agrícola en 1917, era
vocal de la Junta de Obras de los Puertos y desde 1918 comisario
regio de Turismo. Dos consejeros del cabildo, el propietario Sixto del
Castillo y Manrique de Lara y el comerciante Agustín Bosch Milla-res,
más un teniente de alcalde de Las Palmas, el propietario Juan
Martos Fernández, y un concejal y síndico, el abogado Antonio
González Suárez, se sumaron a los demócratas junto a otros deco-llantes
locos de raigambre familiar (Enrique del Castillo y Manrique
de Lara o Nicolás Manrique de Lara y Massieu), pero no faltaron al-gunos
agustinos como el letrado y ex concejal Vicente Suárez y
Suárez. La reincorporación al liberalismo de los Rodríguez Quegles
permitió restituir la unidad franciscana, y el consejero del cabildo
Martín Saavedra Ramos no tardó en imitarlos apartándose de los re-gionalistas.
Además de Tomás Morales, el escritor y ex republicano
Francisco González Díaz engrosó las adiciones intelectuales que al
punto incrementó Rafael Romero Quesada 47.
La entrada en liza de los demócratas del marqués de Alhucemas
cogió desprevenidos a los históricos, quienes se las vieron al igual
que en las legislativas precedentes con el candidato regionalista Melo
y con un «independiente» respaldado por el maurismo, el doctor Je-rónimo
Mejías Fernández. Apenas llegar de Madrid el 19 de mayo,
en casa de Mesa se personaron los mayorales del leonismo, encabe-zados
por Agustín Bravo y el ex concejal y ex consejero curbelista
Antonio Castillo, para darle cuenta «del desbarajuste que reinaba en
el cuerpo electoral». Los prosélitos de Cambó «y los amigos de don
Tiian Rnrltírriip.i niiprrlpc\\ l n c hoh<on n i l l o r l n nnr o n m r e r n . l l e x ~ o h ~ n lYU.. I."U..~LlVY y U I ' y " V l l IW" LlUUlUll y.IIUUw y"1 UVIyIUoU. I I U * ' & U U I I J
varias semanas moviendo sus peones, con lo cual «se presentaba la
situación muy dudosa para los señores Argente y Matosn. Urgido tam-bién
por Romanones, el presidente del cabildo tomó las riendas de la
elección y por primera vez exhibió sus aptitudes para accionar hege-mónicamente
los engranajes caciquiles 48. NO obstante, Matos tuvo que .v,-~.i.: i..l l2 1l-a l:m- lna , ILLUIIGI 11,-u a ~,.., U Gl.1,U" I U y~ U,I:c~.I.U-?IlI:U.. II .u.1-1 -u-~-:ac:I--u*-~ ~ F ;U2~G- L ALuU- -IIU-infrecuente,
en expresión de una difícil tesitura ante la cual falló el
copo «oficial» de Matos-Argente-Mejías. El senador Pedro del Casti-
488 Agustín Millares Cantero
110-Olivares, a quien se le había negado el acta de diputado en 1916,
la ganó ahora como garciprietista al recoger una parte del electorado
liberal superior a la de Melo en 191 8 49.
La reputación de Mesa entre los girones del «Gran Partido» subió
considerablemente al superar con éxito la prueba electoral, y muchos
apreciaron en él al auténtico heredero de don Fernando 50. De inme-diato
reanudó las diligencias para reorganizar definitivamente a los
liberales romanonistas, asistido por Melián y los sicarios de Curbelo.
El pensamiento inicial tenía un aspecto complementario, la instalación
de los conservadores con el propósito de laborar mancomunadamente
en Madrid y repartirse ambos partidos la dominación sobre Gran Ca-naria.
Melián y otros históricos instigaron a Matos en tal sentido, mas
por segunda vez el idóneo tampoco se plegó a cuanto reputaba «una
farsa» que vendría «a estimular odios personales» 5 ' . Al ario de plan-tar
a garcipri&tac, v~!viSa hacer !Q p r ~ p i gte n 1 ~ ^str es !iherl-les,
siempre con las bendiciones de su tío don Felipe.
El tercer ramal originado por el leonismo condujo al Partido Re-formista
en el mes de agosto. Desde 1914 Melquíades Alvarez había
deseado articular en la isla una sección de su partido y escribió con
este objeto al ex posibilista Ambrosio Hurtado de Mendoza; los trá-
-..- ---- : -.--..--: I I L I L L ~q uc;daluii I I I L C I I U I L I ~ L ~ UcSü aiido Le5ii y Casiillo adiiiiii6 la caii-didatura
a Cortes de Galdós, venciendo no pocas resistencias entre sus
apoderados 52. LOS reformistas autóctonos de 1919 brotaron de forma
independiente, aunque fueron otro producto del desguace liberal y con
ellos se alinearon, según Navarro y Ruiz, «algunos elementos del gru-po
ruanista». El perspicaz Massieu avizoraba el 6 de marzo una
intencionalidad política detrás de las innovaciones fomentadas en la
Económica y en el Museo Canario por sus respectivos presidentes,
Hurtado y Ruano, encarriladas a convertir en alcalde de Las Palmas
al doctor Luis Millares Cubas. De existir dicha combinación, lo cier-to
es que el reformismo grancanario no derivó de la vieja izquierda
leonista, que a lo sumo otorgó puntuales resguardos. Sus pioneros y
mantenedores serían un puñado de jóvenes profesionales de valía en-teramente
bisoños y con escasas disponibilidades.
La presidencia del Partido Reformista fue a parar a un abogado
de 28 abriles que llevaba casi un año afanándose con los garciprietistas
y había intervenido en la pequeña convención del 1 de mayo en el
Nuevo Club. Tomás Quevedo Ramírez tenía tras de sí un tío materno
del calibre de Juan Evangelista Ramírez y Doreste (monitor de Juan
de León y Castillo, directivo de la Asociación Patriótica, diputado
provincial, concejal de Las Palmas, decano del Colegio de Abogados
La desintegración del leonismo en Gran Canaria (1918-1921) 489
y consejero del primer cabildo), cuyo bufete era uno de los primeros
de la isla. Don Juan Evangelista sirvió de preceptor para su inexperto
sobrino, a quien cedió el despacho finalmente, y debió relacionarlo
con los leonistas opuestos a Massieu y al directorio de Bravo-Me-lián
53. Uno de sus pocos correligionarios, el también abogado Luis
Benítez Inglott, había colaborado en Ecos con Alonso Quesada y en
febrero de 1919 pasó con él a la redacción de La Crónica, seguido
de otro inmediato reformista, Juan Bosch Millares, médico del Hos-pital
de San Martín y profesor del Instituto de Las Palmas. Desde las
columnas de este diario, Benítez arremetió contra el caciquismo
leonista, desautorizó a los nacientes demócratas e hizo apología de las
resoluciones adoptadas por el reformismo en su segunda asamblea
"2 nacional del 30 de noviembre anterior, revelándose como su exégeta -
local más capacitado 54. El pelotón de vanguardia del grupúsculo, en E
contacto epistolar con Domingo de Orueta, Luis de Zulueta, Manuel O n - Azaña y otros iícieres meiquíaciisras, io completaron ei recaudador de O-m Hacienda Jerónimo del Río Amor y el empleado Manuel Hernández E
González. Su órgano de expresión, El Espectador, apareció el 16 de E
2
E agosto y se mantuvo hasta el 31 de octubre de 1920 -
Los reformistas grancanarios alardearon de no tener «concomi- 3
tancias ni afinidades con los restos dispersos del leonismo», mas esta -
afirmación es desmentida por los pinitos y los orígenes familiares de -
0
m
E algunos, dejando aparte la posible simpatía con Luis Millares Cubas
desde los escritorios de La Crónica y la no improbable supervisión O
encubierta de Hurtado y Ruano. En todo caso, la asimilación de otras n
categorías programáticas sí que los diferenció de las demás secuelas a-E
leonistas. Una de sus mayores preocupaciones consistió en propugnar l
la unión de las izquierdas, haciendo valer su reformismo social y unas n
n
inclinaciones obreristas que pretendían sintonizar con las federales.
Ante el problema provincial, no abogaron por suprimir la diputación 3
O
y tuvieron una concepción bastante negativa en cuanto a los frutos del
cabildo de Gran Canaria, en contraste con la Mancomunidad de Ca- .
taluña. Reiteradamente denunciaron «las tropelías y vergüenzas del
poder mesa-curbelista», que para ellos significaba «un poder de las
sombras, una verdadera masonería» hilvanada desde los negocios del
agua y los portuarios 56.
La irrupción electoral de los liberales-demócratas no coincidió,
como en el caso de los regionalistas iniciales, con un emplazamiento
simultáneo de los organismos de partido. Sólo en noviembre tomó
posesión el comité de Las Palmas que hará las veces de central y
presidió Felipe de la Nuez, director por entonces de la Escuela de
490 Agustín Millares Cantero
Comercio, eligiéndose a partir de enero los de Telde, Arucas y otros.
El 13 de este mes salió a la calle su portavoz diario, La Jornada,
impreso en el mismo taller del periódico reformista y bajo -la inme-diata
dirección de Alonso Quesada, que cesó a buen seguro antes de
interrumpirse la publicación el 30 de diciembre 57. LOS contenidos
de ésta estuvieron dedicados prioritariamente al combate de los roma-nonistas
y al elogio de sus cargos públicos, con especial atención a
los dos diputados.
Todavía más se retrasó la puesta a punto de los de Mesa, no ulti-mada
hasta una asamblea en la Sociedad Filarmónica el 4 de enero
de 1920 58. El presidente del cabildo concentró unas 120 personas y
recibió la adhesión de otras 30, leyéndose una «carta cariñosa» de
Melián, a punto de ser reintegrado en la delegación regia de Ense-ñanza.
Fuera del continuismo leonista y del «Todo por Gran Canaria
y para Gran Canaria», el convocante apenas ofreció por montera la
rentaki!idud p~tenciu!d e !a baza X~rnancms59 . De! cemité q a n i z a -
dor, presidido por el cacique aruquense Francisco Gourié Marrero,
fueron vocales Mesa, el médico Gregorio de León Morales y el co-merciante
Antonio Castillo Santana (M. Curbelo y Compañía).
Fugaz consejero del primer cabildo y ex concejal de Las Palmas,
el industrial y cosechero Gourié había sido entre otras cosas presidente
del consejo local de la City y del Monte de Piedad y Caja de Aho-rros,
vicepresidente de la Junta de Obras de los Puertos y vocal de
Depósitos Comerciales y del Sindicato Agrícola Comercial 60. Era
quizás el más experimentado y multifacético de aquellos consocios
oligárquicos, pero otros le iban a la zaga. Si el emplazamiento roma-nonista
se convirtió en una especie de sucursal del cabildo, lo mismo
cabría decir a propósito de la Cámara Agrícola, porque además del
presidente Gourié y del vicepresidente Mesa, con ellos estuvieron: el
contador y alcalde accidental de Las Palmas, el ruanista Francisco
Sánchez Torres; el vocal y consejero del cabildo por Telde Juan Fran-cisco
Gómez Apolinario, comerciante y accionista de la Compañía del
Agua; el también vocal y consejero teldense Daniel Araña Pérez, cuyo
hermano don Francisco era ei testaferro caciquii de Santa Lucia; un
tercer vocal y consejero por Las Palmas, Manuel del Toro González,
y hasta un cuarto vocal y ex consejero por Guía, Juan Delgado
Casabuena, pieza clave del caciquismo en Moya.
La desintegración del leonismo en Gran Canaria (1918-1921) 49 1
CUADRO2
ALGUNOS AGENTES DEL CACIQUISMO EN GRAN CANARIA
HACIA 1920
Municipios
Agaete
Agüimes
Artenara
Arucas
Firgas
Gáldar
Guía
Mogán
Moya
S. Lorenzo
Telde
Teror
Valleseco
Nombres
Francisco de Armas Merino
Luis Artiles Castro
José Díaz Hernández
Francisco Gourié Marrero
Manuel del Toro González
Francisco Báez
Francisco Rodríguez Lorenzo
Salustiano Estévez Martín
Marcelino Marrero Quesada
Juan Delgado Casabuena
José Rivero Viera
Antonio López Bosa
Juan Ojeda Medina
Antonio Yánez Matos
Bartolomé Sarmiento Sarmientc
Cargos políticos y otros
Consejero del cabildo por Guía
en 1922
Alcalde
Secretario del ayuntamiento
Presidente de la Heredad de Aru-cas
y Firgas y consejero del
cabildo por Las Palmas en
1922
Consejero del cabildo por Las
Paimas desde i915 y vocai de
la Cámara Agrícola
Concejal
Alcalde
Subdelegado de Medicina del
distrito
Concejal
Consejero del cabildo por Guía
(1915-1919)
Alcalde
Alcalde
Concejal
Consejero del cabildo por Telde
(1915-1919)
Alcalde
Fuente: (Felipe Massieu y Falcón) Lista de las personas más influyentes en la política en los
pueblos de esta isla, AHP-FDLM, Leg. 5.
No faltaron a la llamada de Mesa otros ejemplares de la alta bur-guesía
comercial enlazados con la cosa pública. Así, la atendieron el
ex diputado provincial y concejal curbelista de Las Palmas Manuel
Torres Suárez, el teniente de alcalde y ex conservador José Díaz
Curbelo, los ediles Domingo Socorro Navarro y el socio de M. Cur-belo
y Compañía desde 1901 Alfredo Cabrera Pérez, más el síndico
Camilo Mxrtinón Navarroj delegado de la Compañía Trasmediterránea.
La facción «mercantilista» de los neoliberales de Mesa-Curbelo tuvo,
obviamente, mayor peso en el cabildo, donde contó con Pedro Gómez
492 Agustín Millares Cantero
Bosch (procedente de Viuda de Tomás Bosch y Sastre), con el con-tratista
de obras municipales y capitulares Agustín Martinón Navarro
y, sobre todo, con Juan Bordes Claveríe (Bordes y Compañía Limita-da),
consignatario de Pinillos, vicepresidente de la Liga Marítima
Española y vocal de la Junta de Obras de los Puertos. También for-maban
parte de la corporación insular dos administradores de la Com-pañía
del Agua, el procurador José Solís Lorenzo y su secretario el
abogado Antonio Cuyás y González Corvo, hijo del que fuera un rico
potentado, el catalán Salvador Cuyás y Prat 61. Al lado de todos ellos
figuraron el médico Bartolomé Apolinario y Macías, dueño de la Casa
Asilo de San José, y el letrado y ex diputado provincial Domingo Bello
del Toro. La nota nobiliaria la aportó aquí el propietario Luis Van de
Walle y Quintana, VI marqués de Guisla Ghiselin, a quien Mesa en-tregó
la vicepresidencia cabildicia 62. El repertorio de los mesistas dis-tinguidos
podría cerrarse con el abogado y diputado provincial José
Miranda Guerra y con ei médico y concejai capitaiino David Ramírez
Acosta.
Sin ser precisamente un histórico, Mesa se ganó a la mayoría
agustina del antiguo Partido Liberal utilizando sabiamente el patrimo-nio
político de Melián y los propios resortes que le daba la presiden-cia
del cabildo, cuya gradual «politización» levantó tantas ronchas.
Basta indicar la concurrencia a la cita del 4 de enero de los alcaldes
de Arucas y de Guía, más los secretarios municipales de Ingenio,
Agüimes, Santa Brígida y San Mateo, para discernir quién se hizo con
los instrumentos cardinales del caciquismo rural, por encima del po-derío
de las «casas» de los terratenientes absentistas que recién de-clinaba
63. El yugo institucional de Mesa disponía en el medio urbano
de la abigarrada retícula empresarial que había tejido Curbelo, y con
ella proyectó obtener la alcaldía de Las Palmas antes de su reempla-zo
como presidente de la corporación insular. Este fue el móvil con-cluyente
que, en definitiva, empujó la tan esperada ordenación del
romanonismo.
Los cálculos de Mesa y Curbelo se sustentaban en la alcaldía in-terina
que, por renuncia de Bernardino Valle, ocupaba desde hacía un
año y salvo un breve paréntesis el leal Sánchez Torres 64. Fabricar una
aplastante victoria electoral traería consigo un cuasimonopolio del
ayuntamiento y, por lo tanto, la extinción de los estorbos de una
administración errática y en gran medida adversa. Aunque la arti-maña
estaba bien tramada, dos novedades vinieron a entorpecerla:
el retorno de Valle a su puesto por imperativos de una mortífera epi-demia
gripal y las objeciones que levantó dentro de la misma «agru-
La desintegración del leonismo en Gran Canaria (1918-1921) 493
pación agustina» 65. Mesa, pese a todo, decidió explotarla al máximo,
negándose en redondo a permitir el consenso entre todas las forma-ciones
políticas que Valle demandó para sortear las emergencias sa-nitarias
'j6.
Las elecciones municipales de Las Palmas de febrero de 1920 fue-ron
las más reñidas y vehementes de toda la Restauración; no por obra
del ascenso de los antidinásticos, sino a consecuencia de la fractura
liberal-leonista, mayor que la producida durante la coyuntura de la
Asociación Patriótica. De las 24 vacantes existentes, los romanonistas
terciaron por 14 en un principio, si bien a la postre y furtivamente
persiguieron el acta de Tafira y el copo de Vegueta, «feudo» de Ma-nuel
Torres Suárez por el que iba «encasillado» Mesa y por el que
también concurrió el tradicionalista disidente Pedro J. Barber Jorro,
síndico del cabildo y presidente del Círculo Católico de Obreros. En
contra emanó la unidad de casi todas las oposiciones, iniciativa de La
iiaiiLa&, <<bloque»o «coailción)) (cinco demtcraias, ires
federales, dos reformistas, dos socialistas y un jaimista), que en el
distrito de Santa Catalina secundó a los independientes «amigos de
Valle», con una plancha formada por el alcalde saliente y Tomás Roca
Bosch, quien presidía la Liga del Puerto de La Luz. Los regionalistas
habían intervenido en las primeras negociaciones unitarias, replegán-dose
al punto por entender que se les pretería frente a partidos non
natos, en alusión directa al reformista; menos por dos distritos, lu-charon
preferentemente por las minorías y con nueve candidatos 'j7. De
acuerdo con sus previsiones, los de Mesa-Curbelo ganaron las mayo-rías
en Teatro, Triana, Arenales y La Isleta, experimentando en cam-bio
una sonora derrota en Santa Catalina, donde no arrancaron ni un
escaño, perdiendo en Tafira y rozando el desastre en Vegueta, ya que
el alcalde in pectore logró su credencial con muchos apuros y mer-ced
al sacrificio de Manuel Torres 'j8. Por 11 romanonistas, las oposi-ciones
sumaban en conjunto 13 concejales electos: nueve del «bloque»
(tres demócratas, dos reformistas, dos independientes, un republicano
y un socialista), más tres regionalistas y otro independiente por La
Isleta 'j9.
Las cosas tampoco discurrieron nada bien en el cabildo para los
mesistas. En Telde y en Guía se aplicó el art. 29 con un saldo global
de tres romanonistas, dos demócratas, un regionalista y un ((indepen-diente
» por aquel partido judicial, el conservador marqués de
Acialcázar. Para las 12 vacantes por el distrito de Las Palmas se plan-teó
una confrontación en toda regla e idéntica a la de las municipa-les.
Diario de Las Palmas daba por seguro el triunfo de los suyos en
494 Agustín Millares Cantero
LAS ELECCIONES MUNICIPALES DE LAS PALMAS
EN FEBRERO DE 1920 (EN %)
Triana
Arenales
San José
Santa Catalina 36,Ol
Isleta
Tafira
1 TOTAL 1 44.01 38.57 / 35.83 / 17,88
Fuente: Escrutinio de la Junta Municipal del Censo Electoral, Archivo Agustín Millares E
Cantero. E
2
Disiriios Regionaiisras
los ocho puestos de las mayorías, llevándose un fiasco inusitado en
tales eventos. El «bloque» pugnó igualmente por las mayorías (cua-tro
demócratas, un reformista, un federal y un socialista), adjuntando
como «independiente» a un hijo del doctor Luis Millares ya inscrito
en el reformismo, Eduardo Millares Farinós, a punto de ultimar sus
estudios de Medicina. Los regionalistas lo hicieron por las minorías
con tres postulantes, sustentando a un nuevo independiente que fue
el único elegido. Los de Mesa debieron resignarse con cinco conseje-ros
frentre a los seis de la «coalición», con la particularidad de que
entre los ocho más votados estaban todos los de ésta, empezando por
el joven Millares 'O.
Tanto en el ayuntamiento de la capital como en el cabildo, los
romanonistas disponían de plazas en reserva suficientes para contra-rrestar
los progresos de sus adversarios y hasta para regir ambas ins-tituciones.
De cara a la segunda habían favorecido al aspirante mar-qués
de Acialcázar, promocionado también por los del «bloque»
contra cualquier amago recurrente. En cuanto a la alcaldía, Mesa no
cedió en sus apetitos sino al contemplar las evasivas de Agustín Bra-vo,
atizadas por su pariente el concejal Saturnino Bravo de Laguna,
«muy metido en el despacho de éste y de don Juan Melián», quien
sostenía al candidato de las oposiciones, el abogado Emilio Valle
Gracia, en virtud de un compromiso agenciado por su hermano. El
Vegueta
Teatro
Abstención
34,02
41,78
Romanonisias Bloque y a m i p de Valle
La desintegración del leonisrno en Gran Canaria (1918-1921) 495
cabildo anuló el 18 de marzo las actas de cuatro ediles antimesistas
(el eleonista romántico» Bemardino Valle, el regionalista Bernardo
Orive, el reformista Luis Benítez y el demócrata Nicolás Manrique
de Lara), en lo que fue sólo el primer acto de un desquite. El día 31
claudicó Mesa finalmenté ante los que aún esperaban su designación,
aunque lo hizo ordenando otra venganza: acaparar todas las tenencias
de alcalde a excepción de la última, que fue para un regionalista, e
imponiendo en la primera otra vez al denostado Sánchez Torres ".
Las protestas originadas por el «atropello» del 18 de marzo en el
cabildo y su culminación en la municipalidad el 1 de abril, colmaron
la paciencia de uno de los triunviros leonistas, singularmente la de
aquél a quien Mesa debía su fulgurante escalada. El 15 de este mes
informó el director de La Provincia, en fondo y bajo grandes titula-res,
haber leído una carta, «en poder de autorizadísima persona de
prosapia insigne y ~ho!engo lihera!»j por medio de la cual comunica-ba
Melián a Argente su reprobación de Mesa y compañía, earroján-dolos
del Partido Liberal histórico». Cuando Mesa redactó su escrito
«Una explicación*, publicado en el Diario al día siguiente, hacía ya
otros cuatro que conocía este duro pronunciamiento, que silencia com-pletamente
en sus Memorias. En él repasaba sus actuaciones últimas
en pro de ia causa ieonisia y el goipe sufrido durariie ei ujJaire de la
alcaldía, por falta de «beneplácito» y «valimiento», anunciando el
abandono de la política y el regreso a la «feliz oscuridad de antes».
Mesa adelantó su temporada en el Monte Lentiscal resuelto a no des-decirse,
pero se había convertido en una pieza maestra de la cual el
liberalismo histórico no podía prescindir. Apenas transcurrido un se-mestre,
Agustín Bravo reclamaba sus servicios ante otras elecciones.
Y en abril de 1922, plenamente legitimado por la cohorte romanonista
y -el apéndice de los conservadores, realizó el apetecido sueño de ser
alcalde de Las Palmas.
EL RETORNO DE LOS CONSERVADORES
El quinto desgajamiento del leonismo grancanario acabó por reim-plantar
el Partido Conservador en los primeros meses de 1921, des-pués
de unos veinte años sin dar señales de vida. Los esfuerzos de
Eoiriifigo Tejera y & Jujé Dizz cüil;e!o no h21;ien prmi:ido conso-lidar
a los mauristas en 1918. Era el idóneo Matos quien garantizaba
el componente conservador del entramado leonino, desde que su tío
carnal Felipe Massieu lo considerase «una esperanza» y obtuviera el
496 Agusrín Millares Cantero
plácet del embajador para su candidatura a Cortes desde 1910 en ade-lante.
El mismo don Fernando, poco antes de morir, lo había señala-do
como legítimo sucesor, pero el que fuera pasante de Angel Ossorio
y Gallardo estaba dedicado por antonomasia a su propio bufete, con-vertido
incontinenti en uno de los más prósperos de Madrid 72. Una
destacada participación en la redacción del reglamento de los cabil-dos
y un doble paso por el gobierno civil de Barcelona, hicieron bri-llar
«una estrella» que, sin embargo, iría eclipsándose acto seguido
al decir de su más sólido punta1 73.
Fue en junio de 1920 cuando don Leopoldo, tras varias entrevis-tas
madrileñas con Cristóbal Bravo de Laguna, decidió tomar en se-rio
la formalización de una peña de adictos, apelando inicialmente a
los colaboradores de su tío don Felipe mientras «dirigió toda la lucha
divisionista*. El proyecto originario, según recomendaciones expresas
de Mussieu, n= pretendiu entroniza: un c~nservudUrismq~U e e: üb-soluto
iba a contribuir al «engrandecimiento y prosperidad de Gran
Canaria», transformándose apenas en «una de las tantas cabezas de
ratón» que realizaban «su negocio particular». La idea consistía, por
el contrario, en aplicar verdaderamente las directrices leonistas y re-construir
ese «gran partido patriótico» al que habían aniquilado los
protagonismos y ias ambiciones, asumiento otra vez la ceieberrima
divisa del «Todo por Gran Canaria y para Gran Canaria».
Matos hablaba por el momento de «una unión espiritual», y
Massieu traía a colación la filosofía inherente al primitivo movimiento
insularista («con todos o con ninguno»), reiteradamente expresada por
León y Castillo 74. A tal efecto, el diputado elaboró una nómina de
hipotéticos emisarios (Juan Melián, Ambrosio Hurtado, Francisco
Gourié, Adán del Castillo, Emilio Ley, José Fiol, Francisco Quinta-na,
Juan Ramírez, etc.), advirtiéndosele enseguida que la mayoría de
ellos estaba ya personalmente identificada con otras filiaciones. Las
sugerencias del veterano asesor se encaminaron a configurar un «nú-
~ ! p od irpc?~r»( H-rtxdo, Qnifitana y otro & r ~ Sr Q ~ ~ ~ ~P QP S&,~
Massieu y Matos, consejero del cabildo por Las Palmas en 1915 y
1917), que con el auxilio de «una pequeña junta» de índole consulti-va
emplazara una asamblea «de elementos electorales decididos», a
la que concurrieran «las personalidades más salientes de los cam-pos
» 75. El plan debería concretarse a finales del año y Massieu creyó
oportuno expioiar ias cvniraciicciones entre ia junta de Obras y ei
ingeniero Jaime Ramonell para sustituirlo al fin por Pedro Matos, con
lo cual retornaría Gran Canaria «a los más gloriosos tiempos de Fer-nando
León» 76.
La desintegración del leonismo en Gran Canaria (1918-1921) 497
Las estimaciones optimistas de reedificar el leonismo ortodoxo
mediante una gran conjunción en torno a los hermanos Matos, corrie-ron
igual fortuna que las planteadas con mayor timidez y otro norte
durante la fundación liberal-democrática, naufragando definitivamen-te
a raíz de las elecciones generales de diciembre de 1920. En ellas
se hicieron notorias las difucultades que tenía el diputado conserva-dor
para retener el acta y la urgencia de vencer su relativa soledad
política. Aparte de la irrupción del republicano Guerra del Río, em-barcado
en una nueva táctica electoral, el firme compromiso de los
romanonistas con Argente y las aspiraciones desmesuradas de los
garciprietistas, dispuestos a desbancar a Mesa y los suyos, forjaron
una dinámica que amenazó con emparedar la representación de Matos
en el distrito. Las complicaciones aumentaron en los meses prepara-
" .,:-..*,rviiua, "a1i uA:"l..,.o..Ap-o"v li~lae~! g ~ b ~ i í i acidvi~l ~a proteger a! candidato
oficialista, el doctor Jerónimo Mejías, ya involucrado según vimos en
la elección anterior con el marchamo de «independiente»
Salvador Manrique de Lara había conferenciado a principios de
octubre con el propio gobernador, acompañado de Pedro Matos y
de su correligionario Benito Pérez Armas. El dirigente democrático
se prestó a sostener la candidatura gubernamental de Mejías en Gran
Canaria, siempre que le fuera respetada la suya por Fuerteventura
mirando allí hacia el copo distrital con el trío Del Castillo-Matos-
Mejías. La posición de los partidarios de don Leopoldo resultó así
sumamente delicada y compleja. Felipe Massieu prefirió no secundar
esta lista cerrada, ni aparecer ligados a cualquiera de los dos bandos
dinásticos en pugna con el rótulo de conservadores, presentando a su
sobrino con «un carácter esencialmente patriótico» y favoreciendo en
«todo lo posible* la postulación afín de Mejías 79. El abandono de éste,
sin duda por requerimientos de Matos, despejó un tanto el panorama,
sin que por ello desaparecieran los engorros. Todas las «casas princi-pales
» estaban a comienzos de noviembre al lado de Pedro del Casti-llo,
cuyo «tenaz empeño» en ser diputado y no conformarse con la
senaduría entrañaba a juicio de Massieu «una complicación eno-josísima
» 80. LOS histáricos intimidaban con no amparar a Matos en
el supuesto de que el condado de la Vega Grande lo hiciera única-mente
por él y por Del Castillo: los garciprietistas, en contraposición,
avisaban de pagar a la recíproca si a su hombre le faltaba el concur-so
de las mesnadas de don Leopoldo. Nada cómoda era desde luego
la situación de los futuros conservadores, a merced de unas intrigas
liberales que los demócratas acrecentaron mediante otra tentativa de
copo con el lerrouxista Guerra del Río.
498 Agustín Millares Cantero
El ex diputado provincial y concejal de Barcelona vino animado
por un talante muy diferente al de la contienda de 1918. Los actos
públicos que desarrolló durante el mes de marzo en Las Palmas le
habían garantizado el soporte de los federales, los socialistas y los
reformistas, añadiéndose también el de los sindicatos del Puerto. Pero
al volver el 10 de noviembre reclamó, en un inmediato manifiesto
electoral, los votos de todos sus paisanos <<sind istinciones de parti-dos
ni de ideales)), ofreciéndose como «el candidato de Gran Cana-ria
» frente a un posleonismo imposible y esgrimiendo un amplio
programa de obras públicas, centrado en La Luz a'. A lo largo de más
de tres semanas desplegó una intensa campaña que lo llevó por una
decena de municipios rurales. Ya desde el 2 de noviembre, Massieu
había alertado a Matos sobre el error de menospreciar las posibilida-des
de don Rafael, convencido de que iba a pro"ocar «una "od_a&ra
sorpresa». Los garciprietistas albergaron desde luego idénticos presa-gios
y, «para no renegar de su condición de locos», se dispusieron a
utilizarlo para derrotar a Mesa 82. En un principio, éste había pensado
en la reelección del dúo ya habitual y no tenía intenciones de arreba-tar
a Del Castillo el tercer puesto de 1919. Varió de actitud al cono-cer
la intriga de los democráticos y pudo atraerse a Guerra luego de
tres largas pláticas 83. Con ello persiguió dos objetivos fundamenta-les:
disponer de un pabellón republicano en el Congreso que anulara
los nexos tinerfeñistas de Lerroux, recuperando así una de las claves
del quehacer leonino, y poner contra las cuerdas a los otros liberales,
acabando con lo que interpretaba como una turbulencia de la vida
pública insular 84.
La tercera plaza obtenida por el ministerial Matos no llevó preci-samente
la tranquilidad a sus amistades. Guerra había ganado en Las
Palmas, Argente en Arucas y en Gáldar y el derrotado Del Castillo
acaparó la mayoría de los votantes en Telde, San Lorenzo y Firgas,
manteniendo el conservador únicamente la ventaja en la localidad de
Guía. De entre los elegidos, Matos pasó de los primeros lugares en
1918 y 1919 al nada glorioso sillón de cola. Su anciano tío don Feli-pe,
que había roto una tranquila reclusión para meterse de lleno en
jarana, no dudó en señalarle «el abismo de soledad» en el que se
encontraba, si bien constató orgulloso la favorable acogida que le
habían dispensado en especial dos capataces de los campos». El ro-tativo
La Provincia defendió a capa y espada la gestión de Matos en
las Cortes para contrarrestar las claras preferencias del Diario hacia
el ex subsecretario y ex ministro Argente NO obstante, don Leo-poldo
tuvo que viajar nuevamente a la isla alterando sus propósitos
La desintegración del leonismo en Gran Canaria (1918-1921) 499
iniciales, luego de cartearse con las «personas influyentes» de los
pueblos.
El ala propensa al conservadurismo dentro del tejido leonista com-prendió
tras estas elecciones que las fisuras del «Gran Partido» imposi-bilitaban
todo apaño de rehabilitación, en tanto su personero estaba
en inferioridad de condiciones frente a los restantes contendientes por
los escaños de Gran Canaria 86. Salvador Manrique renovó el suyo por
Fuerteventura y no parecía que el revés de la «isla redonda» bastase
para eliminar a los democráticos. Matos dependía por entero de los
romanonistas, y aunque nada hacía augurar que Mesa lo dejase en la
estacada, la «operación Guerra del Río» había evidenciado el ascenso
de las oposiciones urbanas y la certificación de ajustes anormales o
insólitos hasta entonces. En acertada expresión de Massieu, el dipu-tado
gubernamental permanecía «en el aire», y para tomar tierra con-x.,-.,.
A -1 q'2 A- A:,.:o-L..- .=* ,.--Lnx71- -- l a .--":A-*,.:n A0 P . - : ~ + A h a l
VUIU CI LJ UI UIIIIIIIUII u11 Ibuabulu 111 111 L b m u b u L l a UI LIIJLUUUI
Bravo de Laguna.
Entre los primeros contertulios que arroparon la empresa conser-vadora
figuraban, a semejanza de lo ocurrido con los regionalistas y
en particular con los dos agrupamientos liberales, señalados figurones
del leonismo. El anfitrión, abogado y propietario, había sido uno de
ios mejores edecanes de su río paterno, ei preboste de ia facción agus-tina,
quien lo llevó a la alcaldía de Las Palmas tras las municipales
de 1915. Mayor era el curriculum consistorial del comerciante Tomás
Sintes Llabrés, con 20 años de casi ininterrumpida presencia en di-cho
ayuntamiento, del que fue alcalde en 1901. Prudencio Morales
y Martínez de Escobar, secretario del cabildo desde mayo de 1915 y
director a la sazón del diario La Provincia, tuvo un lejano pasado
conservador y en 1903 ocupó la secretaría del Partido Local. El pro-pietario
Agustín Manrique de Lara y Massieu, otro de los parientes
de Matos, llegó a consejero del cabildo desde su constitución hasta
diciembre de 1917, y no siguió el rumbo de los hermanos del mismo
apellido hacia los democráticos. En sus filas sí se alineó primeramente
el empleado Eduardo Benítez Inglott, secretario de la RSEAP en 1918
y concuño de Mesa, que no tardó en sentirse incómodo. Dentro de la
parentela del diputado estuvieron también presentes su tío materno
Nicolás Massieu y Falcón, ex consejero del primer cabildo y cónsul
de Italia, además de su primo el reputado pintor Nicolás Massieu y
-M R~OpSr,n fesnr de !a F_~c!~PL!.!Qij& P&rc~I.m p~flantpp or 10 tenfa
de simbólica fue la asistencia de Luis de León y Castillo, segundo
hijo del ingeniero don Juan y futuro tercer marqués del Muni. Otro
parroquiano de prosapia nobiliaria, el ingeniero y profesor mercantil
500 Agustín Millares Cantero
Santiago de Ascanio y Montemayor, era catedrático de la Escuela
Industrial y comisario regio de la Escuela Profesional de Comercio,
presidente y fundador del Colegio Pericia1 Mercantil y vocal de la
Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación. Los grandes
burgueses se vieron reforzados por virtud de Emilio Ley Arata (Ley
y Compañía), presidente del Círculo Mercantil (1919-1920), socio de
Río y Compañía (explotación de aguas minerales) y de Melián y Com-pañía
Limitada (transporte de viajeros), cónsul de Suecia, gerente de
Elder Dempster y de Grand Canary Coaling y administrador de la
Compañía de Vapores Correos Interinsulares Canarios 87.
La taifa reorganizadora del conservadurismo local disponía ade-más
de otros «pesos pesados)) que la abrigaban desde la trastienda.
De Felipe Massieu sólo se leyó una carta, en donde a buen seguro
sintetizó sus lecciones en la correspondencia con el requirente. Otro
fichaje ya dispuesto era el del propietario y militar Francisco de Quin-tana
y Leon, marques de Acialcazar, director de la RSEAP en 191 1 y
1918, delegado de hacienda de la Caja de Ahorros en 1917 y presi-dente
del cabildo desde que relevó a Mesa en abril 88. Otro militar de
nombradía, el comandante abulense Gustavo Julio Navarro Nieto, pro-pietario
de La Provincia y fundador y presidente del Real Club Náuti-co
en 1911, escoltaba también a quienes más decididamente incitaban
a Matos. Idénticas consideraciones tendríamos que hacer respecto del
propietario Tomás de Zárate y Morales, del consejo de administración
de Fomento de Gran Canaria y primer presidente del cabildo en 1913,
en la directiva del Gabinete Literario y en la presidencia de la Socie-dad
de Obras Públicas Canarias en 1917. Y por último debemos
añadir a un ex vicepresidente de la Cámara Agrícola, el propietario
José Fiol y Rey, vocal del Sindicato Agrícola Comercial de Gran
Canaria, Lanzarote y Fuerteventura.
Con un semillero de tanta enjundia parecía que el Partido Con-servador
estaba asegurado por una tupida red de clientelismos. Tén-gase
presente que detrás de Felipe Massieu figuraba el grueso del
condado de la Vega Grande, cuya titular era su sobrina política Ana
del Castillo y Manrique de Lara, pues al dejar la alcaldía de Las Pal-mas
se refugió en este poderoso clan de la terratenencia. Don Felipe
no consiguió atraer a sus sobrinos los Massieu de la Rocha, entre
quienes había un concejal de 1905 y 1911 y un diputado provincial
de 1909, todos ellos agustinos, pero una porción de esta bandería es-taba
reservada a los conservadores a través de Cristbha! E r a x de
Laguna. Aparte de Tomás de Zárate, los de Matos llevarían al cabil-do
en 1922 al ingeniero Antonio Artiles Gutiérrez y al propietario
La desintegración del leonismo en Gran Canaria (1918-1921) 501
Pedro del Castillo y Manrique de Lara, vocal de la Cámara Agrícola
dos años atrás y agente de Massieu cuando la integración de los lo-cales
en 1908, a quien don Fernando había comisionado expresamente
para evitar las trifulcas internas durante las elecciones de Las Palmas
de 1909 89. Sobrada experiencia y recursos suficientes no faltaban entre
cuantos se sumaron a la última hijuela del leonismo.
PROFESIONES DEL PERSONAL DIRECTIVO
DE LOS PARTIDOS DINÁSTICOS EN GRAN CANARIA
(1918-1921)
1 Profesiones Regionalistas
Propietarios -
Comerciantes 6
Abogados y procurad. 7
Empleados y funcion. 1
Médicos y farmacéut. 4
catedráticos y profes. 1
Ingenieros -
Sastres 1
Militares -
Otras (*) -
TOTAL 20
-- - - -
(*) Periodista, marino y artista.
Fuente: elaboración a partir del Censo Electoral de Las Palmas de 1917 (AHP).
Demócratas
8
3
5
3
1
-
El relanzamiento del Partido Conservador de Matos, a despecho
de todas las apariencias, fue algo muy penoso y puso de relieve la
continuidad de las rencillas oligárquicas y la falta de «una cabeza»
cercana e incontestable. Felipe Massieu no estaba para muchos trotes
y tampoco por olvidar sus recientes enconos con Cristóbal Bravo de
Laguna. Las elecciones senatoriales retrasaron inicialmente los frutos
del «precipitado» viaje de Matos, y cuando triunfó en ellas el mar-qués
de Acialcázar perdieron sus cofrades no sólo al presidente del
cabildo, sino a uno de sus mejores paladines. La salvaguardia de
~rudencioM' orales en La Provincia, por otro lado, no recibió preci-samente
los plácemes de sus teóricos beneficiarios 90. En los días fi-nales
de 1920, Eduardo Benítez redactaba ya el «reglamento orgáni-co
» y Bravo y Massieu habían convenido en principiar los «trabajos
preliminares a los de gestación». Los tres escasos interlocutores. que
22 39 2 1 102
Romanisias
1 O
12
5
4
4
2
Conservadores
7
3
2
4
-.
1
TOTAL
25
24
19
12
9
4
502 Agustín Millares Cantero
Bravo juntó en su despacho el 8 de enero fueron una pésima señal.
Unas tres semanas después, la formación del «comité central» quedó
pendiente del retorno de Tomás Sintes de una de sus periódicas es-tancias
en la Corte. Decidida ya la instalación de los «comités de dis-trito
» al arrancar febrero, se constató la mala prensa que tenía la aven-tura
conservadora y cómo la tomaban a chacota los liberales de am-bos
sectores 91. Los esfuerzos de Massieu para designar cuanto antes
a los organismos directivos chocaron con una apatía casi general, en
medio de un ambiente «glacial» que fomentaba el «decaimiento». La
sesión constitutiva del nuevo partido se verificó finalmente el 2 de
marzo con sólo diez partícipes, y las impresiones que de ella sacó el
viejo dignatario leonista no hacían concebir algo venturoso a corto
plazo: «aquello se convirtió en una tertulia de casino o de rebotica»,
tras dos horas inútiles enfrascados en una «verdadera pelea de pe-z=~
9:2.: A! d í s~ig ~iented on. Fe!ipe rignifici a &n Cristóha! su in-tención
de romper con «aquella mamarrachada», dando un portazo que
únicamente suavizó al punto el sentimiento protector hacia la carrera
política de su querido sobrino.
El criterio que dominó entre los quisquillosos conservadores gran-canarios
pasó por rentabilizar la gobernación nacional de los suyos y
consolidarse mediante «un acto demostrativo de poder», limitado al
nombramiento de Sintes como alcalde de Las Palmas con la coopera-ción
del «bloque municipal», básicamente articulado como ya sabe-mos
alrededor de los garciprietistas. La maquinación no fue sancio-nada
por Massieu, temiendo la abierta enemistad de los satélites de
Mesa y una posición minoritaria dentro del ayuntamiento. Entre los
nominales mandatarios de García Prieto se detectaron ahora conatos
de identificación con el nuevo partido, «pues tienen el convencimien-to
de que, por sí mismos, no representan nada». La eventualidad de
absorber a los democráticos era una excelente forma de apuntalar el
conservadurismo, mas también podría reportar un infeliz aborto 93.
Por encima de cualquier otra consideración, las perspectivas in-mediatas
de la reciente feligresía descansaban sobre el caudillaje de
Matos, «obteniendo y dispensando continuadamente públicos y priva-dos
beneficios», sin que importaran mucho las adscripciones partidis-tas
de ámbito nacional 94. Restablecer parte del soplo consustancial de
la gerencia leonista obligaba a desbancar a los competidores y en es-pecial
a Argente, y de ahí Que Massieu diseñara el 29 de diciembre
una breve agenda de actuaciones en la cual los «asuntos generales»
arrancaban del puerto, «la llave de todo» 95. El destino de Pedro Matos
en la Junta de Obras, «para asegurarte como verdadero sucesor de don
La desintegración del leonismo en Gran Canaria (1918-1921) 503
Fernando», se convertía igualmente en el mejor remedio contra el
acefalismo de la cuadrilla promotora.
El principal handicap de Matos en la lidia por las primogenituras
del leonismo procedió de su abrumadora actividad profesional, que en
opinión de Massieu lo dominaba como «un vicio» o «un narcótico».
La santa indignación de don Felipe ante la preterición de las faenas
políticas adquirió a menudo tintes de extrema crudeza, recomendan-do
incluso la búsqueda de otro distrito que lo dejara en mayor fran-quía
96. A finales de marzo, no obstante, la elevación de don Leopoldo
a la tercera vicepresidencia del Congreso reconfortó un tanto a la
desmadejada falange conservadora. Asesinado Dato, anudó aquél sus
destinos con los de Sánchez Guerra y Maura lo hizo ministro de Tra-bajo
en agosto, salvándose con ello una parcialidad que, a juicio de
Massieu, dormía «el sueño del olvido» o mostraba «verdaderos sínto-mas
de muerte». Al acceder Eduardo Benítez a la dirección de La
Provincia dos meses después, tras el óbito de Prudencio Morales, se
impuso definitivamente la alianza que más convenía y que era recla-mada
por Melián desde 1919: «la unión y el buen acuerdo con Argente
y los suyos» 97. Los neoliberales de Mesa otorgaron a los conserva-dores
un edil capitalino y cinco consejeros del cabildo en las elec-ciones
locales de fehorn de 1922, rigiendo en !as !egis!ztivzs de zhri!
de 1923 el art. 29. Superadas las tentaciones opositoras y las quime-ras
de enseñorear unipersonalmente la herencia leonista, el tándem
Mesa-Matos sorteó en Gran Canaria la versión particular de la crisis
del régimen y ofició como albacea de un rancio poder caciquil, ahora
por medio de un bipartidismo asociado y con muy poco tiempo de
vida.
Agustín Millares Cantero
1. MORALESY MART~NEDEZ ESCOBARP,m dencio: La politica en mi tierra, Las
Palmas, 1906, pp. 58-102; GUIMERÁPE RAZAM, arcos: El pleito insular (1808-1936),
Santa Cruz de Tenerife, 1976, pp. 219-230 y NOREÑA SALTO, María Teresa: Cana-rias:
política y sociedad durante la Restauración, Santa Cruz de Tenerife, 1977, t. 1,
pp. 82-100.
2. Cf. NAVARRYO RUIZ,C arlos: Sucesos históricos de Gran Canaria, Las Pal-mas,
1936, pp. 295-311, 326-328 y 337-349, además de NOREÑAt,. 1, pp. 100-106.
3. Para el diputado Leopoldo Matos, éste había tenido «como único programa la
independencia de nuestro grupo», según explicaba a Felipe Massieu el 12 de junio
de 1914, aclarando la significación de un conflictivo telegrama de don Fernando. Un
pleito coetáneo entre las Heredades de Agüimes y del Carrizal generó tensiones en el
«campo agustino*. La brega contra Massieu en 191 1 fue capitaneada por Francisco
Béthencourt Montesdeoca, que intentó ganar plaza «con su partido mercantilista, ali-mentado
con fraudes de consumos y puertos francos)), al decir de Juan Melián
Alvarado a Luis Doreste Silva en carta del 25-1-1917, Cf. NAVARRYO R UIZ,p p. 387-
390; NOREÑAt,. 1, p. 108 y t. 11, pp. 90-94, y «El partido leonista. La asamblea*, La
Provincia, 30-VII,1913, aparte de SANTANALá,z aro: Alonso Quesada y el Partido
Liberal Canario, Las Palmas, 1980, pp. 19-20 y 59-60.
4. '~'Casc. apiopósito ia epístoia que ivleiián remitió a Doresie ei 9-ii-i9i7, cit.
por SANTANApp,. 61-62, así como NAVARRYO RUIZ,p p. 399-400 y 403-408.
5. En otra misiva inmediata al propio Doreste, la del 9-111-1917, reconoce que
«la plana mayor del partido de D. Fernando está separada por diferencias irreductibles»
y «que se ha despertado mucho en los últimos tiempos la tendencia a la disgregación
y al particularismo, estableciéndose corrientes de servicios fuera de la comunidad del
partido», aunque matiza q u e ninguno de los jefes de grupo cuenta con fuerzas que
puaieran infundir respeto». Ante el mismo interlocutor, la opinión emitida por Ruano
el 9 de febrero había sido del todo beligerante en tono a un compromiso con Melián:
«estuve siempre con mis amigos a las órdenes de D. Felipe en cuanto pudiera nece-sitarnos.
Con Melián, en condiciones de asesor privado, no creo la cosa fácil, yo no
lo haría aunque fuera su amigo, pues con la moral política de éste, sus procedimien-
La desintegración del leonismo en Gran Canaria (1918-1921) 505
tos y patrocinados, no se puede regenerar un partido que por Bravo, y por él y su
grupo está en mitad del arroyo». Cit. por SANTANApp,. 63-65.
6. Cf. NAVARRYO Ruiz, pp. 419-422; NOREÑAt, . 1, pp. 109-112 y SANTANA,
pp. 21-22, 30-33 y 66-68.
7. El cuadro que trazó Alonso Quesada a Doreste el 1-11-1917 es al respecto
sumamente indicativo: «Tienes razón al decir que el partido es heterogéneo; lo es desde
el punto de vista de su constitución, pues ya sabes que lo integran los antiguos parti-dos
republicanos, liberales y conservadores. Pero no es la heterogeneidad la causa de
los males. (...) Don Fernando dijo un día que no era Jefe de grupos sino de todo el
Partido. Este criterio lo ha venido a echar por tierra D. Agustín. (...) Pero querido
Luisillo, ya sabrás que las luchas personalísimas de descrédito y deshonor, que han
tenido efecto, dirigidas por el grupo gobernador y apoyados por el poder, han traído
por consecuencia la incompatibilidad personal que hoy existe». Cit. por SANTANA,
pp. 74-75.
8. Todavía es útil a propósito la consulta de la clásica monografía de PAB~N,
Jesús: Cambó, 1876-1917, Barcelona, 1952, p. 585 y SS., junto a las de MOLAS, Isidre:
Lliga Catalana. Un estudi d'Estasiologia. Barcelona. 1973. t. 1. pp.118-120 y Cucó.
Alfons: El valencianismo político, Barcelona, 1977, pp. 91-94. En cuanto a Ruiz y
Manent, véase LLULLA, nselm: El mallorquinisme polític (1840-1936). Del regiona-lisme
al nacionalisme, París, 1975, vol. l, pp. 321 y 338.
9. Cf. GARC~YA G ARC~FAr,a ncisco: «La propaganda regionalista», El Tribuno,
Las Palmas, 28-1-1918; «El nuevo partido regionalista. El acto de anoche*, ibid., 6-
11-1918 , y NAVARRYO RUIZ,p p. 421-422.
!C. S&re e! papel pc!itic~ de! ferreterc Santiagc Gcnzi!ez k!a:dn, ::de !=S in-condicionales
del gran patricio León y Castillo, con quien le unía una franca y cor-dial
amistad», véase GONZÁLEZR ODR~GUEJoZsé, : Pro Cultura. Biografías de perso-nalidades
contemporáneas que más han contribuido al progreso intelectual, material
y artístico de Canarias, Las Palmas, 1926, vol. 11, pp. 149-150.
11. Cf. MILLARECSA NTEROA,g ustín: Aproximación a una fenomenologia de la
Restauración en la Isla de Gran Canaria, Boletín núm. 19 del CIES, Las Palmas de
Gran Canaria, 1975, pp. 30 y 43. En cuanto al doctor Roca Bosch, véase B o s c ~M I-LLARES,
Juan: Historia de la medicina en Gran Canaria, Las Palmas, 1967, t. 2, p.
293. El cronista Martín Moreno nos ha facilitado amablemente una valiosa informa-ción
sobre la parentela de varios de los personajes recogidos en esta comunicación.
12. Un esbozo de su trayectoria empresarial puede leerse en QUINTANNAA VA-RRO,
Francisco: Barcos, negocios y burgueses en el Puerto de La Luz, 1883-1913,
Las Palmas de Gran Canaria, CIES, 1985, pp. 35, 59, 109, 11 1, 119-127, 135-136,
145-í47, i56-í57, ibí-162 y 165-i66.
13. A propósito de sus relaciones con la firma alemana Woermann Linie y los
germanófilos del periódico La Provincia, cf. PONCEM ARREROJa, vier: «Prensa y
germanofilia en Las Palmas durante la Gran Guerra)), en Anuario de Estudios Atlán-ticos,
núm. 38 (Madrid-Las Palmas, 1992), pp. 599-601.
14. Para el debut político de Curbelo con los «locales» véase el escrito que ele-vó
A la Junta Directiva del Partido Liberal de Las Palmas de Gran Canaria, el 15
de julio de 1902, la plana mayor de la mentada Asociación Gremial de Arbitrios (Ar-chivo
Agustín Millares Cantero). A raíz de las frustradas negociaciones para superar
la crisis del leonismo en 1917, se contaba ya con la voz autómona del empresario
(NAVARRYO R UIZ,p . 422). Nos han sido de suma utilidad los datos que nos ha ofre-cido
su nieto, Miguel Curbelo Navarro.
506 Agustín Millares Cantero
15. Tras señalar que el único fin de Curbelo consistía en «realizar su negocio»,
añade lo siguiente: «dueño aquí de todo, tiene intereses cuantiosos en Tenerife ... para
lo cual tiene que permanecer en perfecta inteligencia, como lo está, con Benito Pérez
Armas y demás elementos de valer de la vecina isla, a la que nos entregará, sin el
menor escrúpulo, siempre que le convenga. Y todo sin dar la cara jamás». Felipe
Massieu y Falcón a Leopoldo Matos y Massieu, Las Palmas de Gran Canaria, 2-IV-
1918, Archivo Histórico Provincial, Fondo Documental Leopoldo Matos (en adelan-te,
AHP-FDLM), Leg. 5, 254; agradecemos al profesor Antonio Béthencourt Massieu
la consulta de muchas de las cartas de su pariente que citamos. La Cámara de Co-mercio
estuvo ya en 1912 controlada por este grupo de presión, con Curbelo en la
presidencia, Antonio Castillo en la vicepresidencia y Manuel Torres en una de las
vocalías.
16. Cf. NAVARRYO R UIZ,p p. 408 y 420, aparte de La Provincia, Las Palmas,
17 y 18-1-1917,
17. Cf. «Nuestra propaganda. El mitin de anoche en el Puerto de La Luz», Re-novación,
Las Palmas, 21-11-1918, y la valoración de los federales en «Ante las elec-ciones.
Nuestra actitud», El Tribuno, 21-11-1918,
18. Véase lo que escribía Pedro del Castillo al diputado conservador poco des-pués,
expresándole su satisfacción por haberse ordenado el estudio urgente del puer-to
de Melenara: «Es Telde localidad en que es necesario hacer con realidades favora-bles
una propaganda a tu favor, para ir contrarrestando la que en contra y con verda-dera
saña hacen los Rodríguez (que son elementos electorales de gran importancia allí),
y la que también hacen y harán los bullangueros republicanos, ligados con éstos por
vínculos mercantiles ... » Pedro del Castillo y Manrique de Lara a Leopoldo Matos, Las
Palmas de Gran Canaria, 14-VIII-1918, AHP-FDLM, Leg. 7, 3113. .
19. Cf. «Ante las elecciones. Concretando nuestra actitud», El Tribuno, 22-11-
1918 y «El leonismo en ruinas. Algo se va adelantando)), ibíd,, 1-111-1918.
20. En la referida epístola del 2 de abril, Felipe Massieu comentaba a propósito
de tales embajadores: «Como tras de todo esto está Curbelo, es evidente que, con
semejante paso, toma la iniciativa (sin dar la cara) en la gestión de la cosa pública.
La jugada es hábil ... » Y Pedro del Castillo aseguraba sobre ellos al mismo destinata-rio
el 4 de junio: «han ido a buscar la salvación del país junto al leader catalán*. Cf.
sobre el asunto los siguientes artículos de Renovación: «El patriotismo y los regiona-listas
canarios», 2-V-1918; «Los regionalistas y la ampliación del Puerto*, 6-V-1918;
«Distrito afortunado», 27-V-1918; «La manifestación de ayer. El triunfo de nuestra
comisión», 13-VII-1918 y «Cambó y su política en Gran Canaria», 21-VIII-1919. El
impacto de ia noticia en ia opinión iocai fue consignado por NAVARRO Y KUIZ, Car-los:
Páginas históricas de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, 1933, pp. 337-
338, recogiéndolo igualmente Pedro del Castillo y Manrique de Lara a Leopoldo
Matos, Las Palmas de Gran Canaria, 17-VII-1918, AHP-FDLM, Leg. 7,3131.
21. El núm. 143 de Renovación, «Homenaje a Don Francisco Cambó», del 14-
VIII-1918, es muy expresivo de las simpatías que concitó el ministro catalanista en
todo el espectro político autóctono. .'
22. Leopoldo Matos a Pedro del Castillo, Madrid, 19-VI-1918, AHP-FDLM,
Leg. 7, 134. El remitente volvería a abordarle la misma cuestión el 5 de octubre,
ibíd., 194.
23. «Y digo esto porque tras de uno y de otro, a mayor o menor distancia se
dibuja, para mí, la silueta vaga y semifantástica de Curbelo. (...) El plan lo vio claro
Curbelo. ¡Cómo no había de verlo! El puerto fue el que dio toda la importancia a
La desintegración del leonismo en Gran Canaria (1918-1921) 507
don Fernando ... Se me dirá que lo del regionalismo no cuaja; no lo niego; pero ese
es puramente el nombre de allá que está sujeto a variación, según las circunstancias
y conveniencias. El que importa es el nombre de aquí (Curbelo) que es el que trata
de echar 'raíces y son raíces como las del eucaliptus y el ficus, que absorben toda la
sustancia de la tierra sin que pueda en su entorno criarse otra planta alguna». Felipe
Massieu a Leopoldo Matos, Las Palmas de Gran Canaria, 28-IV-1918, AHP-FDLM,
Leg. 5, 255; con la indicación de «Reservadísima».
24. El incierto futuro de cuantos pregonaban el papel salvador de Cambó, fue
sagazmente aquilatado por Pedro del Castillo: «Si estos nuevos apóstoles no cumplen
lo ofrecido respecto al pronto comienzo de las obras del puerto, creo que se queda-rán
al principio de la jornada». Pedro del Castillo y Manrique de Lara a Leopoldo
Matos, Batán, 12-IX-1918, AHP-FDLM, Leg. 7, 3130. Tendría que esperarse hasta la
época del Directorio Militar para que el entonces presidente de la Junta de Obras,
Tomás Quevedo Ramírez, alcanzara la materialización de tan esperado adelanto.
Cf. el manifiesto Al pueblo de Las Palmas, suscrito por el alcalde accidental José
Sánchez el 23 de mayo de 1926, en Archivo Pedro Quevedo Jiménez, Santa Brígida,
Las Palmas.
25. Cf. GONZÁLEZR ODR~GUEppZ., 305-306.
26. El comerciante y ex masón Enrique Orive Riaño, vocal del Círculo Republi-cano
Federal en 1912, presidió el Círculo Regionalista desde su apertura y en la men-tada
plancha al cabildo para 1920 nos encontramos con el sastre José Sanchiz
Torregrosa, vocal del comité municipal del PRF en 1912. En el de 1914 había tenido
igual rango el joven José García y García, luego colaborador de Renovación desde
Madrid. La mayoría de los federales mantuvieron sus reservas hacia la sucursal del
catalanismo, insistiendo en su orientación conservadora y en sus radicales diferencias
con el credo de Pi y Margall. Cf. «El mensaje catalanistan, El Tribuno, 7-XII-1918 y
«Las ideas y los intereses. ¿Dónde están los autonomistas?», ibid., 29-XII-1920.
27. Cf. «Nuestro programas, Renovación, 16-11-1918; «El momento político.
Castilla parece despertarse», ibíd., 14-XII-1918; «La personalidad de España», ibíd.,
18-1-1919 y «El momento actual. Gran Canaria y la Diputación», ibíd., 12-VII-1919.
28. La Unión Regionalista no se conformó en Santa Cruz de Tenerife hasta fi-nales
de abril de 1918, pese a las campañas del rotativo La Prensa y al encuentro
celebrado en el Ateneo de La Laguna el 5 de diciembre anterior, tendentes a promo-ver
la llamada Liga Regional. Sobre los precedentes de 1908, vinculados a la expe-riencia
«solidaria» de la Unión Patriótica, véase MELIÁNG ONZÁLEZM, . Elsa: «El
catalanismo político y su influencia en el regionalismo canario (1906-1923)», en
Congrés Internacional d'Hist13ria. Catalunya i la Restauració, 1875-1923. Manresa,
1, 2 i 3 de maig de 1992. Comunicacions, Manresa, 1992, pp. 87-92. Cf. asimismo
SANTANPAÉ REZ!J . M. y MONZ ~PNE RDOMOM? . E.: «La pugna intercanaria en El
Regionalista», Separata del VI1 Coloquio de Historia Canario-Americana (Las Pal-mas,
1986), pp. 31-43.
29. La continuación es sumamente expresiva: «ese partido es totalmente inculti-vable
en nuestra tierra, porque el ideal de región va decididamente en contra de lo
que constituye nuestro problema de independencia provincial, sin resolver el cual no
es posible pensar en descentralizaciones para el Archipiélago ... » Leopoldo Matos a
Pedro del Castillo, Madrid, 29-VIII-l9lf$ AHP-FDLM; Leg. 7; 134.
30. Cf. «¡Se salvó el país! Los nuevos diputados», El Tribuno, 9-VI-1919; NA-VARRO
Y RUIZ: Sucesos ..., p. 457; Felipe Massieu a Leopoldo Matos, Las Palmas de
Gran Canaria, 2-VII-1919, AHP-FDLM, Leg. 5, 290; «El caciquismo en acción*, La
508 Agustín Millares Cantero
Provincia, 2-IX-1919; «Al margen de una detención», Diario de Las Palmas, 2-IX-
1919 y QUEVERSOU ÁREZJ, osé: ¿Hacia una perspectiva democrática? La pensa en
Las Palmas (1919-19201, Las Palmas, 1971, p.97. Miguel Jorge Marrero fue e1 dele-gado
de los regionalistas grancanarios en la asamblea nacional de su partido, reunida
en Madrid en el mes de mayo.
31. Felipe Massieu a Leopoldo Matos, Las Palmas de Gran Canaria, 23-11-1921,
1-111-1921, 8-111-1921 y 16-IV-1921, realizando una valoración pesimista del cónclave
de la Económica, que mereció las adhesiones de García Prieto, Romanones, Lerroux y
los diputados orientales. Cf. sobre el mismo NAVARRYO R UIZ:P áginas ..., pp. 367-368.
32. «El Directorio se muestra satisfecho del resultado de la elección; yo, en mi
interior, disto mucho de estarlo, pues veo que el partido se desmorona y que todo
tiende en él a una disgregación que no veo quien sea capaz de contenerla*. Felipe
Massieu a Leopoldo Matos, Las Palmas de Gran Canaria, 4-111-1918, AHP-FDLM,
Leg. 5, 252.
33. Pedro del Castillo a Leopoldo Matos, Las Palmas de Gran Canaria, 4-VI-
1918, AHP-FDLM, Leg. 7, 3132. El 31 de mayo se había referido aquél a la debacle
generada por la muerte de León y Castillo, anunciando «días de dificultades*; ibíd.,
3109. Y rememorando lo acontecido, Massieu testimoniaba dos años después que
«nadie tenía, en realidad, verdadera personalidad para convocar al partido», agudi-zándose
tras de aquella pérdida los desajustes en la dirección de algo que «había
muerto con su cabeza única». Felipe Massieu a Leopoldo Matos, Las Palmas de Gran
Canaria, 1-VIII-1920, AHP-FDLM, Leg. 5, 31 7.
34. Pedro del Castillo a Leopoldo Matos, Las Palmas de Gran Canaria, 31-X-
1918, AHP-FDLM, Leg. 7, 3133. La noticisa se dio a requerimiento del destinatario,
previamente enterado de lo que venía tramándose. Cf. respecto de Pedro del Castillo-
Olivares y Salvador Manrique de Lara, Nobiliario de Canarias, ed. de Juan RÉGULO,
La Laguna, 1952-1967, t. 1, p. 433 y t. 11, pp. 62-63.
35. «Desde que dí mis primeros pasos en la política de Canarias, comprendí que
no se podía vivir sino al lado de Don Fernando con total, absoluta e inequívoca su-misión
o enfrente de él y arrastrando todas las consecuencias de la hostilidad. Mi
identificación con don Fernando fue total desde los primeros instantes ... » Leopoldo
Matos a Pedro del Castillo, Madrid, 27-IV-1918, AHP-FDLM, Leg. 7, 133. A Felipe
Massieu le dirá el 24 de mayo que sólo estaba a la búsqueda de otro «hombre» al
que entregar su «voluntad».
36. Leopoldo Matos a Pedro del Castillo, Madrid, 25-IX-1918, AHP-FDLM,
Leg. 7, 134. Es aquí donde testimonia su plena identificación con el traslado de su
hermano don Pedro, evaluando las dificultades y la oportunidad perdida: «Lo que es
verdaderamente lamentable es que cuando salió S. Galván me llamó Villanueva, que
era entonces Ministro. para ?reeuntarme si Perico quería ir, yo se lo consulté y él
entonces se negó».
37. «Acabo de recibir tu carta, cuyo contenido es bastante sustancioso y me ser-virá
para contestar argumentos que se hacen sobre la formación de un gran partido,
presentándote como rémora para llevar a cabo una organización provechosa. Y, como
no es cosa secreta, te puedo decir que el mismo Salvador me dijo que de ella te ha-bía
hablado varias veces y que siempre te habías mostrado completamente refracta-rin.
Cnnste, pues, que aquí se ha propalado la especie de que tú no quieres vivir
sino en un régimen de pasteleo con la gente de Mesa-Curbelo ... » Pedro del Castillo
a Leopoldo Matos, Las Palmas de Gran Canaria, (fecha rota), AHP-FDLM, Leg. 7,
31 18.
La desintegración del leonismo en Gran Canaria (1918-1921) 509
38. En la carta citada del 31 de octubre efectúa este ajustado análisis: «Consti-tuir
de nuevo un partido heterogéneo, vigoroso, con los elementos disgregados, dis-gustados,
resentidos, mimosos, si se quiere, del que fue partido personal de D. Fer-nando,
es, querido Leopoldo, para mí una verdadera ilusión; es tratar de unir el agua
y el aceite. Ni los de la casa de Manrique, ni los de Massieu, ni los Madan, ni los
Gourié, ni los Rodríguez Quegles, ni el mismo tío Adán con su hijo Don Sixto (del
Castillo), que no respiran ni ven otra cosa que el aire que respiran y el panorama
que contemplan los parientes de la casa de Manrique; ni los que militan a las órde-nes
de Melián y Curbelo, estarían dispuestos a deponer sus pasiones y unirse en vín-culo
salvador sin otra mira que los intereses de esta tierra sobre todos los personalis-mos
y los intereses particulares». Sobre el albur de «levantar bandera conservadora»,
advierte entre otros extremos: «Los que se llaman aquí conservadores no saben con-servar
otra cosa que sus resentimientos, sus antipatías, sus celos, sus envidias, sus
inconsecuencias, sus deslealtades y sus intereses», un diagnóstico que resultó después
acertado. Su propuesta consistía en reservarse y acometer «una labor preparatoria»,
estableciendo en el intenn un arreglo con Melián, quien disponía «en su mano la mayor
pzitc de !OS iejoitej de: p d e i y :a iiiayui iiifiencia eieciorai en ios pueblos, que nu
se han cortado todavía el cordón umbilical que les ligaba al gran partido y del que
recibían la savia».
39. Leopoldo Matos a Pedro del Castillo, Madrid, 19-XI- 19 19, AHP-FDLM,
Leg. 7, 134.
40. En el apunte biográfico que le dedicó NAVARRYO RUIZ:P áginas ..., pp. 434-
435, se admite que «conocía y practicaba bien el manubrio electoral con la influen-cia
decisiva del nombre de León y Castillo».
41. «Como te decía en una de mis anteriores, me consta que Juan Melián se
dispone a levantar bandera, con los elementos que retiene aún del gran partido, harto
ya postrado y decaído, pero no muerto todavía, y es indudable que mucho puede ha-cer
con ellos. Sin embargo, se me figura que esa no puede ser una solución: en pri-mer
lugar, según me dicen que dice (Luis) Millares, es hombre inútil por el mal es-tado
de su salud, y no tiene, de los verdaderamente suyos, quien le sustituya, ni si-quiera
auxilie, y para mayor fatalidad, estas circunstancias le han hecho caer en manos
de unos elementos que lo tratan de explotar, creándole una impedimenta que habrá
de concluir con él. Ya supondrás que me refiero a Pepe Mesa y Curbelo ... » Felipe
Massieu a Leopoldo Matos, Las Palmas de Gran Canaria, 6-111-1919. AHP-FDLM,
Leg. 5, 285; el 16 de febrero había notificado las conversaciones con Melián referen-tes
al supuesto partido (ibíd., 284).
42. «Repito que en todo ese tiempo hasta 1915 no me ocupé para nada de polí-tica.
Cuando había elecciones votaba inalterablemente la candidatura patrocinada por
el partido de don Fernando de León y Castillo, pero lo hacía con absoluta indiferen-cia.
Mi padre fue siempre un admirador de don Fernando ... Mi voto en favor de las
distintas candidaturas leonistas que se sucedieron desde 1902 a 1915, fue más bien
la observancia de una rutina o el cumplimiento de un deber al que no acompaña el
entusiasmo. En política yo era un neutro*. MESAY L~PEZJo, s é: Memorias de un ca-cique,
fol. l , fotocopia del original mecanografiado en Archivo Guillermo Camacho
y Pérez-Galdós, Las Palmas de Gran Canaria. Las «relaciones profesionales» del jo-ven
Mesa con su «padrino político» Melián Alvarado, sus primeros aÍ&gonismos con
la City y la mutación operada tras el pacto londinense de Curbelo, integrándose am-bos
en el consejo local de la empresa, fueron las razones que adujo un comentarista
para explicar el inesperado salto «desde el silencio provechoso de su bufete a la pre-
5 10 Agustín Millares Cantero
sidencia de nuestra primera corporación insular*. EL DUENDE«: Comentarios políticos
locales. ¿Por qué se retiró D. José Mesa?», La Provincia, 10-IV-1920.
43. Cf. GUIMERÁP ERAZAp,p . 324 y 362; «La comisión a Madrid», La Provin-cia,
5 y 6-111-1912, y Año 1915. Expediente sobre elección ordinaria de Diputados
Provinciales por el Distrito de Guía ..., Archivo del Cabildo Insular de Gran Canaria.
En 1914 había publicado el folleto La justicia en Canarias. Un caso lamentable, de-fendiendo
los derechos de las Heredades de Santa María y Los Parrales de la villa
de Agüimes. Una semblanza suya puede leerse en la conferencia de BEN~TEINZG LOTT,
Luis: «Personalidad de don José Mesa y Lópe z~e, n Revista del Foro Canario, ním.
40 (Las Palmas de Gran Canaria, mayo-agosto 1965), p. 23 y SS. Su padre, don Diego,
había ocupado la presidencia de edad de la samblea leonista del 29 de julio de 1913;
falleció el 25 de julio de 1915 (NAVARRYO RUIZ:P áginas ..., pp. 3 10-3 12).
44. Memorias ..., fols. 2-4. «Yo no frecuentaba tertulias políticas. Me limitaba a
ir un rato algunos domingos por la tarde a la casa de don Agustín, donde solían re-unirse
algunas personas; pero conferenciaba aisladamente con aquellos dos señores
(Bravo y Melián) sobre los asuntos en que yo creía que podía conocer la política po
A-..+- -.. /C..] c,
"G,,U",, ,L"L. 2,.
45. Ibíd., fol. 16. En un escrito posterior, éste alegaba: «He creído y sigo cre-yendo
que después de la muerte del marqués del Muni el partido único es un grave
error. Que deben constituirse en Gran Canaria partidos políticos en relación con los
nacionales ... » MESAY L ~ P E ZJo,s é: «Una explicación», Diario de Las Palmas, 16-IV-
1920. Es factible que Melián no compartiera del todo esta visión, prefiriendo la fór-mula
«patriótica» de Matos y de algunos demócratas.
46. Cf. NAVARRYO R u~z :S ucesos ..., pp. 455-456 y La Provincia, 2-V-1919.
47. Entre los más granados demócratas de la primera hora se contaron asimismo
el abogado José Sánchez Suárez, los comerciantes Luis Dávila Hidalgo y Rafael
González Suárez, el militar Juan Artiles Fabelo y los empleados Juan Boissier
Fernández, Juan Rodríguez Millán y Antonio Millán Jaubert. Sobre Salvador Manrique
de Lara y Carlos Navarro y Ruiz, véase GONZALERZO DR~CUEvZol,. 11, pp. 213-214 y
283-289, además de B o s c ~M ILLAREtS. ,2 , pp. 243-245, por lo que atañe al segundo.
Cf. asimismo las declaraciones contrarias al regionalismo de Felipe de la Nuez en
Renovación, 3-11-1919,
48. «A requerimientos de los señores Bravo y Castillo, de don Juan Melián
Alvarado y de don Leopoldo Matos, lo abandoné todo en aquellos doce días y me
consagré, en unión de importantes elementos que fueron del Partido del Excmo. se-ñor
Don Fernando de León y Castillo, a conseguir el triunfo de los señores Matos y
Argente, lo que se logró en tal forma, que se hubiera podido ir por los tres puestos
de la circunscripción». MESAY L~PEzM: emorias ..., fol. 20 («Una explicación»). Véase
la petición efectuada por Romanones en pro de Argente en Diario de Las Palmas,
24-V-1919.
49. Cf. los resultados electorales en El Tribuno, 4-VI-1919, consignados igual-mente
por QUEVEDOSU ÁREZp, p. 49 y 73 y GUIMERÁPE RAZAp, p. 385-386. Navarro
y Ruiz habló por error de aplicación del art. 29 (Páginas ..., p. 343 y Sucesos ..., p.
45.7). La votación de Meio, superando ampiiamente a Mejias, fue caiiiicada de «gran
triunfo moral* por el periódico El Día, polemizando con él Diario de Las Palmas,
14-VI-1919. Desde el cotidiano La Crónica, dirigido por Alonso Quesada, se ataca-ron
los favores de Mesa hacia el candidato maurista y sus manejos electorales en el
Hospital de San Martín, provocando acto seguido el cese de sus redactores (La Cró-nica,
26 y 28-V-1919).
La desintegración del leonismo en Gran Canaria (1918-1921) 511
50. En la misiva del 2-VII-1919, Massieu recordaba a Matos el dictamen que le
había transmitido cara a cara al poco de las elecciones: «la herencia de Fernando que
tanto contribuí a formarle ... te la ha arrebatado de las manos Pepe Mesa, con el ma-yor
donaire».
51. Cf. Diario de Las Palmas, 11 y 16-VIII-1919, y Leopoldo Matos a Felipe
Massieu, Madrid, 23-VIII-1919, AHP-FDLM, Leg. 5. Un año después, don Felipe
escribía: «He visto a Juan Melián. Me da gran pena verlo; pero no se da por yenci-do.
Me he mantenido a la capa, sin darle a entender cuanto te tengo escrito. El per-siste
en el sostenimiento de la bandera de don Fernando, deseoso de que tú formes
tu partido para que se ponga en inteligencia con ellos y hacer política común, conti-go
y con Argente, marchando ambos de común acuerdo. Esto fue un tiempo mi ideal.
Hoy no veo medios de que eso pueda prosperar*. Felipe Massieu a Leopoldo Matos,
Las Palmas de Gran Canaria, 28-VIII-1920, AHP-FDLM, Leg. 5, 327.
52. Cf. NAVARRYO RUIZ:S ucesos ..., p. 385; GUIMERÁPE RAZAp,p . 359-360, y
SUÁREZC ORTINAE,l reformismo en España. Republicanos y reformistas bajo la Mo-narquía
de Alfonso XIII, Madrid, 1986, pp. 138-139.
53. En 1918 sostenía don Tomás frecuentes tratos profesionales con el regiona-iisia
;osé Sinies Reyes y, sobre todo, con ei iiberai-aemócrata Feiipe ae ia Nuez
Aguilar. Cf. Cartas correspondientes al año de 1918, Archivo Pedro Quevedo Jiménez.
Una breve semblanza de Juan Evangelista Ramírez puede leerse en NAVARRYO R UIZ:
Sucesos ..., pp. 479-482 y GONZÁLEZR ODR~GUEppZ. , 319-321.
54. Cf. La Cónica, Las Palmas, 8 y 9-V-1919, cit. por Lázaro SANTANApp,. 36-
40, y SUÁREZC ORTINAp,p . 224-239. Los planteamientos autonomistas de Benítez
supusieron una aplicación a las coordenadas isleñas del autogobierno de tradición
itrausopositivista preconizado por Aivarez y su partido; algunos de sus artículos pre-vios
merecieron loas en los periódicos de Santa Cruz de Tenerife, tal ocurrió con La
Prensa, 26-XI- 19 17.
55. Dirigido por Antonio Abad Hernández Suárez, hermano del ingeniero muni-cipal
don Rafael; no llegó éste a integrarse con los conservadores porque sus ideas
eran, a criterio de Felipe Massieu, «de lo más avanzadas» (carta a Matos del 8-111-
1921).0tros reformistas seguros fueron el abogado Rafael Cabrera Suárez, el ex re-publicano
Rafael Almeida y los estudiantes Eduardo Millares Farinós, Manuel Duarte
Guerra y Alberto Hernández Suárez, más el futuro médico forense Rafael Ramírez
Suárez, primo de Tomás Quevedo e hijo del abogado y fundador de La Mañana Ra-fael
Ramírez y Doreste, otro dirigente de la Asociación Patriótica de 1893. A fin de
desmentir los rumores de que los reformistas grancanarios obraban «por su cuenta»,
Melquíades Alvarez remitió una carta al comité organizador fechada en Oviedo el 22
de septiembre (El Espectador, Las Palmas, 30-X-1920). Cf. sobre los orígenes del
Partido Reformista en Las Palmas, NAVARRYO KUIZ:S ucesos ..., p. 456 y GUIMERÁ
PERAZAp,p . 384-385; sobre Tomás Quevedo y Carlos Bosch, las anotaciones biográ-ficas
de GONZÁLERZ ODR~CUEvZol,. 11, pp. 317-318 y 125-126; para el primero tam-bién
NAVARRYO R UIZ,p p. 524-526 y para Cabrera Suárez la conferencia de Rlo AMOR,
José del: «Rafael Cabrera. El hombre y el abogado*, en Revista del Foro Canario,
núm. 41 (Las Palmas de Gran Canaria, septiembre-diciembre 1965). p. 36 y SS.
56. Cf. los siguientes artículos de El Espectador: «Al país», 16-VIII-1919; «De
obrerismo», 18-VIII-14 14; «La política reformista», 19-VIII-1919; «La unión de iz-quierdas*,
29-VIII-1919; «Criterio reformista acerca del problema local», 25-IX-1919;
«Ante la proximidad del poder», 26-IX-1919; «Sobre el mismo teman, 4-XI-1919 y
«El silencio inexplicable», 13-XI- 1919.
512 Agustín Millares Cantero
57. El marqués de Alhucemas confirmó los poderes del comité de Las Palmas
el 9 de enero. Al de Telde perteneció, al menos, un ex concejal leonista de 1913,
Cristóbal Velázquez Ramírez. Cf. El Especrador, 10-XI-1919 y La Jornada, Las Pal-mas,
19-1-1920, aparte de Lázaro SANTANApp,. 43-47.
58. «Asamblea liberal. Reorganización política», Diario de Las Palmas, 5-1-1920
y El Tribuno, 5-1-1920, En sus Memorias ..., fol. 27, Mesa localizó el cónclave en 1921,
sin duda para salvar sus reveses en las elecciones locales previas, indicando: «En
aquella asamblea se logró la coincidencia de los agustinos y de lo que aún quedaba
de los ruanistas, y se contó con la adhesión que pronto sobrevino de importantes ele-mentos
de los garciprietistas*.
59. «Constituimos un Partido Liberal -continuó diciendo el S. Mesa- porque nos
consideramos sucesores del gran patricio Sr. León y Castillo; por gratitud hacia el
Partido Liberal nacional al cual Gran Canaria debe cuantos beneficios importante ha
recibido, desde el Puerto de Refugio hasta el Instituto de 2." Enseñanza, y porque en
estas circunstancias el único jefe de partido nacional, el conde de Romanones, ha
prometido apoyo decidido y entusiasta a Gran Canaria».
60. Cf. GONZÁLERZ ODR~GUEvZol,. 11, pp. 55-56. «Sus fincas son pequeños cotos
en !os qnr e! !abruder tiet?e su crrz y conrtitoye so fmi ! i ~ .P osee, zdem&, fin2 s5!ida
fortuna bien fundada y administrada*. Fue uno de los pioneros de la industria azucare-ra
en la isla y su cacicato en Arucas venía de lejos. En noviembre de 191 1 llegaron al
ayuntamiento por el art. 29 cinco de sus «amigos» frente a tres «jóvenes turcos».
61. Varios de los nombres citados y otros recogidos a continuación estuvieron
entre los socios de Las Pesquerías Canarias en 1907 o entre los directivos de la
Cámara de Comercio. Bordes era también accionista de la City. Cf. QUINTANNAA -
,.hr,r,n ..-.,,,, .,,. 8:-8?, 115-1 16, 166 y 225. A!guie:: !!rg5 u escribir sobre <<!a tendenci~
mesa-curbelista del neoliberalismon al poco de su plena adscripción a Romanones:
«Predominio casi absoluto en la Junta de Obras del Puerto, en la Cámara Agrícola,
en el Consejo de Fomento, en la Cámara de Comercio. Omnímoda influencia en el
consejo local de la Compañía de Abastecimiento de Aguas; decisiva intervención en
la empresa del servicio público de Tranvías; régimen a su antojo de la exportación
de frutos a la Península mediante su dirección en la Compañía Trasatlántica y Pinillos
Izquierdo; hasta hace días, aplastante mayoría en el cabildo que les sirvió para mol-dear
el nuevo ayuntamiento; y hoy en éste, una importantísima y desproporcionada
representación personal y familiar...». UN LIBERAL«:T ribuna libre. Comentarios polí-ticos
de actualidad. Un irreductible divorcio», La Provincia, 15-IV-1920.
62. Nobiliario de Canarias, t. 11, pp. 810-81 1. Otro consejero incondicional de
Mesa fue el síndico Manuel Pérez Rodríguez, catedrático de la Escuela Normal. En-tre
los ya «ex» de 1915 habría que referirse a Cayetano Inglott y Ayala, delegado de
k Eldei Ueixps:e;, a! r ~ c a !d e !a Cbmur~d e Ccrzercic An t n i e V. Ariur C.enzB!ez,
al cacique galdense Marcos Domínguez Miranda, al propietario de Telde Fernando
Casabuena Molina, al médico Antonio Yánez Matos y a otro catedrático de dicho
centro, Juan Hidalgo Romero. Cf. «Los hombres, las instituciones y las ideas*, Re-novación,
12-IV-1919. Para los doctores Apolinario, Estévez, De León y Yánez, véa-se
B o s c ~M ILLAREtS. , 2, pp. 239-241, 247, 293-294 y 298.
63. Felipe Massieu confirmó a Matos el 8 de marzo de 1921 que, ante Mesa,
&S&. Me!iin hasta e! d!:ima de !as amigcs de Fe:nundo Le& han quedude rrduci-dos
a fantasmas».
64. La dimisión irrevocable de Valle el 30 de enero de 1919 no fue admitida, y
aunque continuaba sin asistir a las sesiones, se dio de alta por el tiempo necesario
La desintegración del leonismo en Gran Canaria (1918-1921) 513
para impedir un ajuste con la concesionaria del abastecimiento acuífero que entendía
lesivo. Según los reformistas, el «conglomerado negociante y caciquib pretendía «con-vertir
el ayuntamiento en una sucursal de la City of Las Palmas Water and Power
Company, en cuya prosperidad están los primates romanonistas personal y económi-camente
interesados ... » Cf. NAVARRYO RUIZ: Sucesos ..., pp. 456-457 y «La signifi-cación
de la próxima lucha*, El Espectador, 5-11-1920,
65. «Ignoro el motivo; pero su frialdad hacia mí fue manifiesta desde que se
acercaba el momento de yo dejar la presidencia del cabildo, salvo algunas personas
de esa agrupación que en todo instante me auxiliaban*. MESA Y LOPEZ: Memorias ...,
fol. 17. Don José no lograría convencer a Agustín Bravo y a Juan Melián de que Valle
era «el enemigo*.
66. El alcance de «un acuerdo patriótico» el 31 de enero «no tuvo los resulta-dos
que se deseaban por las exigencias del jefe de la agrupación romanonista, que se
las prometía muy felices, por la unión con los amigos de don Miguel Curbelo Espi-no
... » NAVARRYO RUIZ:S ucesos ..., pp. 458-459 y «No hay artículo 29», La Provin-cia,
1-11-1920, Cf. B o s c ~M ILLAREtS. , 2, pp. 291-293, para las ocupaciones médicas
de Bernardino Valle.
67. Hubo varias candidaturas marginales e incluso rebeldes, como la del socia-lista
Rafael Coalla Fernández por Arenales, en detrimento de su correligionario Mi-guel
Barrera Alonso. Cf. La Jornada, 20 y 21-1-1920; Renovación, 21-1-1920 y 10 y
11-11-1920; El Espectador, 28 y 30-1-1920 y 9 y 12-11-1920; El Tribuno, 26-1-1920,
5 y 7-11-1920 y 20 y 24-11-1920. y La Provincia, 10 y 13-11-1920.
68. «La lucha se presentaba sumamente difícil porque gran parte del clero y de
la nobleza, los garciprietistas y la fracción ruanista del antiguo partido leonista, se
aliaron a los republicanos y socialistas en contra mía, y de los tradicionalistas que
me apoyaron, y con tan formidable alianza y la actitud de brazos caídos de quienes
cuatro años antes me habían llevado a la presidencia del cabildo, era lo más proba-ble
que me derrotasen; y a poco estuvo que así sucediera, pues la coalición, así tuvo
asegurados los puestos de la mayoría en el mencionado distrito, se dedicó a dar vo-tos
a Manuel Torres Suárez en el puesto de la minoría con el fin de ahogar mi can-didatura,
pero descubierto el juego por este amigo, fue eliminado su nombre de nues-tras
candidaturas y dejando el mío solo. Fui elegido en el puesto de la minoría por
esta razón». MESAY L ~ P E Zlo,c . cit.
69. Los liberales-demócratas vencieron en Telde y en Firgas, coaligados en aquel
municipio con los federales, y los romanonistas en Gáldar. Guía, Moya, etc.; en Amcas
la «coalición» se hizo con tres concejalías.
70. Cf. Diario de Las Palmas, 2 y 9-11-1920; La Provincia, 4 y 14-1920; El
Espectador, 4 y 14-11-1920 y El Tribuno, 14-11-1920. Sobre el doctor Millares Farinós,
vizse RISCH M! L L A ~ Ft . ~3,, pp. 715-316.
71. Cf. La Provincia, 3, 7, 9 y 10-IV-1920; El Tribuno, 17-111-1920 y 20-IV-
1920; MESAY L ~ P E Zfo, ls. 17-19 y QUEVEDOSU ÁREZp, p. 66-68, 72-73 y 96. Los
cuatro concejales que el cabildo declaró incapacitados interpusieron recursos, ganán-dolos
tres de ellos y señaladamente Valle (La Jornada, 21-VI-1920). Al estilo caciquil
de Mesa, «anulando elecciones y atropellando la justicia* así como a los otros recur-sos
electorales de los «concejales curbelistas», se refirió Pedro del Castillo a Leopoldo
M a t n c --u r ac psilmnc -AA&--u de Gran Cz~aria, !4IV y 15-VII-1920, AW-FDL_Mi Leg. 7; 3128
y 3121.
72. Hijo del ex diputado a Cortes por el distrito de Las Palmas Antonio Matos
y Moreno, que fuera gobernador civil de una de las provincias del Archipiélago
5 14 Agustín Millares Cantero
filipino, don Leopoldo es otro exponente cualificado de las sagas familiares dentro
de la élite política grancanaria. Establecido en Madrid con su familia desde 1888,
montó su despacho en 1909 y en enero de 1920 casó con Ana M." Aguilar y Gómez
Acebo, hija de los condes de Aguilar. Cf. GONZÁLEZR ODR~GUEvZol,. 11, pp. 249
y 253.
73. Felipe Massieu a Leopoldo Matos, Las Palmas de Gran Canaria, 1-111-1921.
AHP-FDLM, Leg. 5. Es aquí donde admite la distinción sucesoria de León y Castillo.
74. Cf. Leopoldo Matos a Felipe Massieu, Madrid, 19-VI-1920 y 16-VII-1920,
junto a las respuestas del destinatario fechadas el 1 y 4-VII-1920, todas en AHL-FDLM,
Leg. 5.
75. Confiaba «la parte de acción» a «otro organismo, compuesto de gente jo-ven
», proponiendo para «secretarios generales» al ingeniero Rafael Hernández Suárez,
al catedrático José Miranda Guerra («alma» de la Junta de Obras de los Puertos) y al
entonces empleado municipal Andrés Rivero Rivero. Felipe Massieu a Leopoldo Matos,
Las Palmas de Gran Canaria, 13 y 20-VIII-1920, AHP-FDLM, Leg. 5. Acompañando
a estas cartas se confeccionó seguramente la Lista que extractamos en el cuadro 2.
76. Felipe Massieu a Leopoldo Matos, Las Palmas de Gran Canaria, 6-IX-1920.
Otro ámbito de actuación encomendado por el remitente hacía referencia a las pre-siuaes
iiiieifeilas en cuanto a ia revisión dei regiamento de ios cabiidos por ei Con-sejo
de Estado, orientadas a fortalecer a la diputación provincial en contra del «ver-dadero
espíritu de la Ley del 12 de julio». El contencioso presupuestario entre ambos
tipos de corporaciones había sido abordado precisamente en aquellos días por Massieu
en un folleto, El presupuesto provincial de Canarias y la fórmula de concordia pro-puesta
por los Sres. Diputados por La Palma para fijar los términos del mismo, Las
Palmas, 1920.
77. Sobre la personalidad científica del interfecto, cf. NAVARRROU IZ:S ucesos ...,
pp. 463-465 y Bo s c~M ILLARESt., 2, pp. 304-305. Según comunicó Massieu a Matos
el 14 de octubre, el ruanista Luis Millares había visto con simpatía la nominación de
su colega.
78. El escritor José Betancor (Angel Guerra), que prácticamente monopolizó el
distrito de Lanzarote entre 1912-1923, intentaba a esas alturas arrebatar a Manrique
el escaño majorero. Felipe Massieu a Leopoldo Matos, Las Palmas de Gran Canaria,
12 y 14-X-1920, AHP-FDLM, Leg. 5 y Santa Brígida, 18-X-1920, Archivo Histórico
Nacional, Madrid, Títulos y Familias, 31 1414.
79. Le aconsejaba, además, desplazarse a la isla para zanjar cualquier problema
de última hora, pues aunque no desconfiaba de un nuevo triunfo, temía «las incerti-dumbres~.
En otro orden de cosas, le dice: «Día llegará en que tenga que formarse
aquí un gran partido, con visos, por lo menos, de conservador, pero ese momento no
ha llegado ... Hay que tener paciencia y que esperar un poco». Felipe Massieu a
Lepo!do Mates, Lis Plmis de Grm Canaria, 2G-X-!92G, AEP-FELPA, Leg. 5.
80. «Tú no sabes el número de votos que te quita, de aquellos que se hallan
obligados a votar a Argente. Ahora tienes a tu primo Nicolás, paladín de la candida-tura
de Perico, buscando apoyo en todos lados y hasta amenazando con negarte el
voto de los suyos ... » Felipe Massieu a Leopoldo Matos, 2-XIi1920.
81. Guerra dijo contar expresamente con la «bendición» de Franchy y, sobre todo,
con la tutela de su jefe Lerroux, reafirmada en carta del 3 de diciembre. Cf. sobre la
conferencia de! 7 de marzo Rennyacidn, 8-1!1-!92G y El Tribxzo, 10-!E-1920;
el manifiesto electoral, reproducido por QUEVEDOSU ÁREZp, p. 145-147, en El Tri-buno,
21-XI-1920 y La Jornada, 22-XI-1920; la comunicación de Lerroux en El
La desintegración del leonismo en Gran Canaria (1918-1921) 515
Tribuno, 16-XII-1920 y la postura de la bisoña agrupación del PSOE en El Socialis-ta,
27-XI-1920. Una escueta noticia de su periplo político se incluye en GONZÁLEZ
RODR~GUEvoZl,. 11, PP. 295-297.
82.- «Vino, pues, Guerra del Río alentado por los garciprietistas y con la con-signa
contra Mesa ... El revolucionario de entonces celebró mítines populacheros, pero
al mismo tiempo visitó a las casas pidiendo apoyo a los grandes terratenientes y a La
gente adinerada». MESAY L~ PEZM: emorias ..., fols. 22-23, extractadas para la oca-sión
por GUIMERÁP ERAZAP,P . 390-391.
83. Indica a propósito de las dos últimas, que tuvieron lugar en el domicilio de
un pariente del ex joven bárbaro: «En ellas quedó pactado mi apoyo, dejándole ha-cer
en los barrios extremos de esta capital y quedando en libertad algunos amigos
para que le votaran combinando con los nombres de Matos y Aregentev. Loc. cit.,
fol. 25.
84. «Para la política local era muy conveniente suprimir el partido garciprietista,
porque era una completa perturbación ante la naciente organización de las huestes
obreras revolucionarias en Gran Canaria y se hacía preciso partidos de orden en per-fecta
inteligencia para ios asuntos de interés generah. Loc. cit., foi. 24.
85. Cf. Felipe Massieu a Laopoldo Matos, Las Palmas de Gran Canaria, 30-X-
1920, AHP-FDLM, Leg. 5 y La Provincia, 19-XII-1920. En cuanto a los resultados
electorales y demás, La Provincia, 16-XII-1920; La Jornada, 20-XII-1920; El Tribuno,
22-XII-1920; GUIMERÁPE RAZAp,p . 392-393 y QUEVEDSOU ÁREZp, p. 50-52.
86. No hay que desdeñar ingredientes ideológicos en el giro de algunos li-berales
de factura británica: «...sabes que hace muchísimos meses que te vengo di-ciendo
que nuestro partido liberal se ha perdido en el indefinido mar de las iz-quierdas,
ya sin credo propio ni finalidad ninguna determinada, por lo que el verda-dero
partido liberal tenía que serlo el liberal-conservador, único representante de la
política verdaderamente liberal inglesa y de su escuela consiguiente ... » Felipe Massieu
a Leopoldo Matos, Las Palmas de Gran Canaria, 12-111-1919, AHP-FDLM, Leg. 5,
285. La ascendencia del autor puede seguirse en Nobiliario de Canarias, t. 11,
pp. 202-203.
87. Cf. «Constitución del Partido Conservador», La Provincia, 26-XII-1920 y
Felipe Massieu a Leopoldo,Matos, Las Palmas de Gran Canaria, 29 y 30-XII-1920,
AHP-FDLM, Leg. 5, 333. Los restantes comparecientes iniciales serían el propietario
Juan de Béthencourt y Domínguez, el comerciante Agustín Melián Falcón y Bernar-do
Doreste Silva, hermano del ex secretario del embajador en París. Si es verdad que
acudió el ingeniero municipal Rafael Hernández Suárez, muy pronto hizo mutis. So-bre
varios de los arriba citados, véase Nobiliario de Canarias, t. 1, pp. 504-505; t. 11,
pp. 71-72, 195, 200 y 624; y t. IV, pp. 311-314. Asimismo, GONZÁLEZR ODR~GUEZ,
vol. 11, pp. 25-54 y 137-142, y QUINTANNAA VARROpp,. 128, 131 Y 158.
88. Cf. QUEVEDSOU ÁREZp, . 72 y GONZÁLEZR ODR~GUEvoZl,. 11, pp. 85-86.
89. Cf. NAVARRYO R UIZ:S ucesos ..., pp. 295-296, 303-304 y 407-408, aparte de
Nobiliario de Canarias, t. 1, pp. 396 y 411-412.
90. «Comprendo y reconozco la necesidad de un periódico al servicio de un
partido político; pero no me cabe en la cabeza un partido político teniendo que mar-char
siguiendo las instrucciones de un periódico, máxime saliendo dichas instruccio-nes
de un cerebro, cabeza de cabello de ángel; semejante al que por lo visto demues-tra
tener La Provincia. Muy de agradecer es su concurso; pero mucho me temo que,
en tales condiciones, más ha de perjudicarnos que servimos». Carta cit. de Felipe
Massieu del 29 y 30-XII-1920.
516 Agustin Millares Cantero
91. «Supongo que te habrá dicho Cristóbal: nadie responde al llamamiento, pues
no hay atmósfera y mucho menos entre el comercio, en los actuales momentos. Es
más, pues hay que decirte la verdad, estamos haciendo el ridículo. Ayer he pasado
por donde se hallaban reunidos dos o tres grupos de históricos más o menos conspi-cuos
y en todos noté que comentaban con chanza, la constitución de nuestro partido.
Esta tarde mismo he estado a ver a tu tío Frasco y, con la franqueza natural, nos ha
estado chuleando con la constitución del partido a Luis León y a mí, al compás de
las sonrisas compasivas de Salvador y de Nicolás». Felipe Massieu a Leopoldo Matos,
Las Palmas de Gran Canaria, 8-11-1921, AHP-FDLM, Leg. 5.
92. Aseguraba «que aquello era un cuerpo completamente acéfalo, que quedó
dueño del campo Gustavo Navarro, de espíritu aventurero, como buen peninsular, y
de aquellos que han de imponer siempre su criterio, donde quiera que estén; que Sintes
no tenía allí otra preocupación ni otro criterio que el que se le nombre alcalde y que
todos, antes de nacer, lo que querían era mandar, ser poder. Esta es la exacta foto-grafía
del cuadro ... Con aquellos elementos es difícil llegar a nada práctico, y figúra-te
si hubiera concurrido Prudencio ... Con él, apaga la luz y vámonos». Previamente
IP h l h í l ~r lver t i r ln./ ,TPr v e e ~n ne o n n meterme Im < en e1 o n t - r v n e e t 4 t ~ A Pn O ~ I I P Ax~r
L- ....--- .....-L....Y' ".""'" .,". ,""" -.." .". ".L'" . . . L U U" V. -Y.-"" VI... ."Y" Y L Y I U Y V ,
es una ilusión como otra cualquiera». Felipe Massieu a Leopoldo Matos, Las Palmas
de Gran Canaria, 5-1 y 3411-1921, AHP-FDLM, Leg. 5, 350.
93. «Lo uno o lo otro lo determina pura y simplemente, para mí, la simple per-sonalidad
de Carlos Navarro. Cábeme la satisfacción de que Cristóbal y Luis León
piensan, en este extremo, lo mismo que yo, aunque pueden estar dispuestos a transi-gir;
yo no». Felipe Massieu a Leopoldo Matos, Las Palmas de Gran Canaria, 8-111-
1921, AHP-FDLM, Leg. 5, 351. Previamente, el 16 de enero, informaba don Felipe:
«Parece que el partido prietista está en completa disolución y que Felipe de la Nuez
ha dejado la presidencia. Con este motivo se han reunido Salvador, Carlos y Juanito
Rodríguez para estipular los medios de volverlo a constituir».
94. «Como partido conservador está muerto, desengáñate: esos ideales aquí no
existen, ni, a mi juicio, un gobierno representado por Dato puede, en las actuales cir-cunstanc