CESAR MANRZQUE, ARTE Y VIDA
FRANCISCJOOSB GALANTGE ~MEZ.
Tras dieciséis años de singladura de los Coloquios de Historia Cana-rio-
Americana, uno de los aspectos fundamentales ha sido la
investigación y difusión de las disciplinas de carácter humanístico que
han contribuido a un mayor conocimiento de la historia y de la realidad
vigente del Archipiélago. En este sentido, este trabajo tiene por objeto
rendir un pequeño pero sentido homeñaje a uiiü de nuestros wu~w de
dimensión universal más singulares, cuya obra ha generado una profun-da
reflexión ética y estética; desde la adecuación y conservación de
nuestro entorno ambiental, hasta la propia naturaleza del artista que
indaga en imágenes reales y en utopías para dar una respuesta definitiva
a la vida.
Así pues, en Manrique, sólo la concepción de la vida satisface en
gran medida la riqueza de su obra artística, de igual manera que los
primeros artistas de vanguardia elaboraron distintas poéticas en las que
exaltaron criterios de carácter individual. Por ello, me propongo en este
artículo precisar aquellos momentos de su vida que afectaron y definie-ron
su compleja obra artística, reelaborando algunos textos que he
publicado en otros trabajos'.
Quizás, fue en los años cincuenta, coincidiendo con las primeras
investigaciones de pintura no figurativa, cuando el lenguaje pictórico de
Manrique alcanzó su plena madurez. Su vinculación al "Grupo Madrid"
y la promoción realizada por César para inaugurar la Galería Fernando
Fé en la misma ciudad, verifican su fervor por la pintura abstracta. De
tal modo que Manrique fue uno de los primeros artistas españoles que
aplicó diversos pigmentos plásticos que produjeron efectos ricos e insó-lítos.
No obstante, su estancia en Nueva York a partir de 1965 proporcio-nó
al artista un mayor conocimiento de la vanguardia que siempre se
1312 Francisco José Galante Gómez
manifestó en sus realizaciones posteriores. Así, las referencias al arte-pop
y al cinetismo escultórico de Giacometti y Calder, entre otros, son
ineludibles para realizar una valoración formal de la escultura
manriqueña. Además, sus continuas exposiciones en la acreditada gale-ría
de arte Cathérine Viviano, indica su consideración y prestigio en el
concierto del arte más actual.
A partir de 1968 regresa a Lanzarote e inicia una intensa y fecunda
labor dirigida a la preservación ambiental de la Isla. Manríque encuentra
un marco adecuado donde puede explorar su corazón de utopías, conci-biendo
ambientes propicios en los que integra todas las arte para el
disfmte del hombre. Esta labor ejemplar nos introduce en la función
social del artista ya que se implicó de manera radical con la realidad ,, -
circundante cuyo mensaje fue el de garantizar un modo de convivencia E
mucho más armónico. De esta manera, Manrique nos sugirió un camino O
surcado por emociones contrapuestas; el de una cultura urbana plagado n-- m por sutiles propuestas estéticas rigurosamente comprometida con la exal- O E
tación lírica del paisaje natural. SE
Precisamente, la recuperaci6n de los elementos y las-soluciones es- -E
paciales de la arquitectura tradicional como objeto de investigación
metódica y, sobre todo, como imagen adecuada por su inserción en el 3
paisaje para una mayor concienciación popular, constituyó una de sus
- -
0
m
principales e inmediatas tareas según se desprende de la publicación de E
su libro "Lanzarote. Arquitectura inédita" (1974). O
De esta manera, se fue articulando su concepción del arte y de la n
vida, una poética basada sencillamente en el amor a la vida y a la -E
naturaleza; su arte enunció una visión propia y ejemplar de la exaltación a
2 de la vida, esa fue su auténtica fuerza evocadora. Este entusiasmo por la n
naturaleza fue decisiva para una concepción abstraizante de su pintura n
de evidentes referencias metonímicas y para establecer diversos parale- O3
lismos con la obra literaria de Espinosa, pero, sobre todo, para adquirir
un compromiso ético que descansaba en la necesidad de integrar arte y
naturaleza para lograr un mundo mejor. Así, a una vida dominada por el
tedio y la desesperanza, César nos propuso una idea de ella muy distinta
basada en el disfrute y en la armonía; su obra de espacios interlocutores
y llenos de vitaíídad, constituyó una metáfora de la vida, un rayo de luz
que escapa de ia vida cotidiana.
Sin duda alguna, esta peculiar concepción de la vida la mostró, sobre
todo, a través de su obra arquitectónica debido al carácter de integración
en los espacios naturales. Aunque en conjunto manifiesta una unidad
inquebrantable de criterios y de fundamentos estéticos heterogéneos,
Manrique aborda diversas y complejas tipologías arquitectónicas en las
César Manrique, arte y vida 1313
que subyace un proceso operativo intuitivo y emocional casi ontológico.
Sus orgánicas soluciones, aunque carezcan de esas cualidades de la
"arquitectura" como son, entre otras, la monumentalidad y la composi-ción
jerárquica finita, ejercen una tensión y embción controlada que nos
llega a través de estructura dúctiles y copprensibles.
Entre los edificios rehabilitados para usos culturales, la sede de la
Fundacidn César Manrique, antigua casa del artista, resume la naturale-za
de sus construcciones. La compleja estructura de la vivienda que
depende de cinco burbujas subterráneas formadas por gases solidificados,
se entreteje en una sucesión de espacios individualizados y en perspec-tivas
discontinuas que sugieren un recomdo ritual e iniciático con
marcado sentido escenográfico. En realidad, esta rica organización es-pacial
tiene por objeto la identificación entre el hombre que la habita y
la naturaleza que la ha creado.
Otro edificio recuperado por Manrique para desempeñar una función
similar, es el dieciochesco Castillo de San José, en Arrecife, el primer
museo de arte contemporáneo creado en Canarias. Entre los elementos
compositivos más significativos se encuentra la explanada exterior, cuyo
trrrtnm;n.rtn mnn6n.r- mino n4-40 +nlon;C;n nnn 1-0 tmvti.roa rln l n o - n ; n m
LlCICQIlUW1lCV lLICUlClCI1lW UllU U l W l L U l U l C L l r l Y L 1 W V l l 1UO L C I A L U I W U W IV- I-AVJ
muros de la antigua construcción militar. También, en el interior, el
singular espacio vertical definido por medio de una escalera helicoidai
que comunica las dos plantas del edificio, proclama el respeto del artista
por la conservación del recinto. S610 en el espacio ocupado actualmente
por el restaurante, Manrique introdujo algunas aportaciones de diseño
que se revelan hasta en los elementos en apariencia más insignificantes;
entre ellos, el más notable es la lámina de cristal que permite una
relación visual entre el edificio y el mar, entre la arquitectura y la
naturaleza.
Para concluir este grupo temático de lugares destinados a usos cultu-rales,
es preciso cita? el interesante proyecto del Centro Cultural y de
Investigacibn y zona de expansión y recreo de uso público en la jinca
Veta de la Palma, en La Puebla del Río (Sevilla). Como anuncia el
proyecto, Manrique ideó dos sectores con funciones bien diferenciadas:
un centro cultural y de investigación que consta de una sala de exposi-ciones,
acuarios, museo de la marisma, laboratorios ..., y una zona de
expansión y recreo de uso pubíico situada fuera del área deí preparque,
lo que permitirá al visitante no especializado familiarizarse con el paisa-je
y naturaleza de la zona. Todas las instalaciones se esparcirán sobre
lucios o lagunas lo que posibilitará de una parte, el aislamiento necesa-rio
y, de otra, una integración con el paisaje de los lucios próximos. El
recurso a la geometría permite armar el vasto proyecto, haciendo figurar
1314 Francisco José Galante Gómez
en primer plano una plaza octogonal a la que se agregan espacios circu-lares
y regulares y configurada a través de un gran eje transversal.
Además, la plaza dispondrá de una fuente central que regulariza todo su
espacio, y de una edificación que sugiere las formas tradicionales de la
arquitectura andaluza. De esta manera, como sucede en otros ejemplos,
Manrique ha logrado relacionar el desbordante paisaje con la arquitectu-ra
del lugar.
La metamorfosis de la naturaleza en arquitectura, constituyó otra
cualidad singular en la obra de César. Recumendo a su fantasía espiri-tual,
reconvirtió paisajes degradados para el disfrute público. Así sucedió
con los Jameos del Agua en cuyo tubo volcánico formado por distintos
niveles, fluye una densa atmósfera propia de una naturaleza lávica. En m
D
este silencioso refugio subterráneo, unas aberturas del propio magma E
dejan penetrar la luz natural originando efectos y reflejos que dirigen O
nuestra mirada a múltiples direcciones. n -
=m
También puede ocumr que la naturaleza se transforma en un edificio O
E
natural. El Auditorio de los Jameos, es una interesante experiencia en el E
2
campo de la arquitectura escénica; en un emplazamiento tan complejo =E
como es el interior de un jameo, el artista ha modelado un espacio casi
mágico cuyas perspectivas se adecuan para satisfacer sus propias fun- 3
-
cienes. -
0m
Sin embargo, la integración de la arquitectura en la naturaleza logra E
una sintonía precisa a través de los miradores, Manrique busca en ellos O
una emoción lírica recreándose en utopías formales y evocan, por su n
emplazamiento, una específica sensibilidad de "lo sublime". Así, el -E
Mirador del Río, en Lanzarote, su mejor obra, agazapado en el acantila- a
2
do de Famara y erguido como un faro parece formar parte de la propia n
naturaleza. En esta obra, realizada en los años setenta3, se manifiestan 0
algunas referencias estéticas asumidas por Manrique: en el exterior, el O3
monumental muro estratificado, cuya textura guarda relación con el
árido paisaje circundante, sugiere ciertas soluciones de Gaudí, al tiempo
que, como en otras realizaciones posteriores, ejerce de pantalla que es
capaz de retener la impactante visualización que se logra desde el inte-rior
del recinto; por otro lado, el interior está definido por dos burbujas
en cuyas claves se alojan sendas esculturas que aluden al lenguaje
cinético de Calder que además favorecen a la mitigación del sonido,
también el paño acristalado de superficie ligeramente cóncava está rela-cionado
con diseños del arte-pop. De igual manera, los miradores de El
Palmarejo, en Vaile Gran Rey (La Gomera), y el de El Hierro, respon-den
de forma afirmativa a la lógica y aleccionadora integración de la
arquitectura en la naturaleza.
César Manrique, arte y vida 1315
En gran medida, la economía de algunas islas del Archipiélago está
orientada a la obtención de beneficios derivados de la recepción turísti-ca.
Ello ha ocasionado, sobre todo a partir de los años sesenta, debido a
la inexistencia de una coherente planificación urbanística, un progresivo
aumento de la especulación que ha derivado en una imagen en muchos
casos ya irreparable degradada de nuestro litoral man'timo.
Ante ello, Manrique ha diseñado diversos proyectos con el objeto de
regenerar estos núcleos y dotarlos de mayor calidad. En este sentido, la
primera obra emprendida fue el Complejo de piscinas y lagos en la
Costa de Martiúnez, en el Puerto de la Cruz (Tenerife). El proyecto
original4, contemplaba la realización de todo el recinto en función de un
muro de contención formado por distintos niveles y un gran lago artifi-cial
salpicado por diversas piscinas y espacios ajardinados. Como sucede
en !z mzpr p z a de SK o d i z x ime ~e,! C O E C ~ ~dOe ! 2 mmme~tzciVlr
se agrega a la labor constructiva; la gigantesca escultura de laboriosa
ejecución, situada en el ángulo del complejo, y, una vez más, las escul-turas
móviles, constituyen los elementos más significativos.
Como complemento de estas obras y para culminar el acondi-cionamiento
del litoral del Puerto de la Cruz, se han iniciado las obras
de Playa-jardín, en hnra Brava, cuyo proyecto5 prevé ia reaiización de
una playa de arena negra a la que se suman diversas terrazas situadas en
distintos niveles debidamente equipadas con zonas verdes, lagos, casca-das
de agua y una infraestructura adecuada para fomentar el ocio y el
disfrute.
También con el objeto de propiciar un mayor desarrollo turístico,
Manrique ideó un Parque Marítimo del Mediterráneo, en Ceuta. El
plan6 está concebido en base a la creación de una zona lúdico-recreativa
en terrenos ganados al mar que se complementa con un poblado marine-ro
situado en la explanada del muelle. Como sucede con otros proyectos,
el artista relaciona formalmente sus propuestas con el marco ambiental
rec-m:end~ a &fiar ~ ! ~ de~ !E q~ f i ~i t ~f~ rt~lizrdzi~~ i~f~il!&; e r b
manera, insertó en los diseños de este recinto un faro (elemento
referencial) y un conjunto arquitectónico inspirado en las evocadoras
murallas de Ceuta (elemento de identificación con el entorno).
Más reciente, es el interesante proyecto del Parque Marítimo, en
Santa Cruz de Tenerife7, ya que se recuperó una zona devastada de la
ciudad y la orientación aefinitiva de ésta nacia ei mar. En este sentido,
conviene precisar que la ciudad sostuvo estrechas relaciones con su
entorno marítimo. Sin embargo, en los años setenta, se construyó una
gigantesca barrera arquitectónica en el límite de la ciudad que linda con
el mar, lo cual produjo la ruptura de la relación visual entre el hombre y
1316 Francisco José Galante Gómez
el medio marítimo y, además, desfiguró la concepción espaciál entre el
puerto y sus alamedas.
La propuesta de intervención de Manrique se limita a la zona de
Cabo Llanos. El proyecto se basa en el carácter festivo y lúdico de
sectores bien diferenciados, donde destacan el respeto y recuperación de
ciertos edificios históricos (casa de la Pólvora, castillo Negro) y la
reconversión de un vertedero en un inmenso palmeral, todo ello trans-formado
ahora en un paisaje más humanizado. Sugiere aquel mundo de
ocio y diversión soñado por Archigram, con globos surcando el cielo y
multitudes disfrutando junto al mar.
La presencia constante de la naturaleza, también se muestra en la
ambientación de espacios y en el acondicionamiento de edificios que ,, -
desempeñan diversas funciones. Así, por ejemplo, en el Hotel Las Sali- E
n n c en T e s i s e ( L U ~ ~ U T O ~MPg, )n,n n i i ~h a t ~ n i d n inter& ,l...", '1"- "" '-"'"' "
especial en hacer de la naturaleza un elemento determinante. La realiza- n -
=m
ción de singulares jardines y murales en ceniza volcánica compacta con O
E
temas que aluden al mar, confiere al edificio una peculiar organización SE
del espacio natural definido éste a través de la conjuncién entre arqui- =E
tectura y naturaleza.
En ei Restaurante ue la Monraña ae Fuego, en ei Parque Nacionai 3
de Timanfaya (Lanzarote), la estructura circular del área de servicios
- -
0m
está caracterizada por la original concepción de sus elementos E
compositivos que constata las influencias asumidas por el artista. De O
esta manera, el diseño ligeramente cóncavo de los paños acristalados, n relacionado con soluciones del arte-pop, guarda evidentes similitudes -E
con otras realizaciones (Mirador del Río, Castillo de San José); el trata- a
2 miento de la piedra, logotipos, carteles indicativos ... constituyen en el n
campo del diseño un repertorio muy fecundo en la obra del artista. Sin 0
embargo, lo más característico es la relación del edificio con su entorno, O3
lograda a través de la unión entre el hierro y el fuego (concebido por
Err6dit.e cvmo agente de Uznsfnm?-icir5n, piies td-s !as cmzs nacen
del fuego y a él vuelven) que es en este marco el elemento orgánico
primordial.
Otro edificio de uso comercial en el que intervino Manrique fue el
Complejo de la Vaguada, en Madrid. Situado en el barrio del Pilar,
caracterizado por una arquitectura de carácter intensiva y por su inade-cuada
pianificación urbanística, ei Centro Comerciai" a uavés de su
peculiar fisonomía, coronado por gigantescas velas de trevira, generó un
impacto visual importante; sugería la metáfora esperanzadora de un
barco encallado, o de un buque fantasma, que parecía desafiar al desba-rajuste
urbanístico y arquitectónico del entorno. De esta manera, La
César Manrique, arte y vida 1317
Vaguada no supone un elemento de distorsión en el paisaje, sino que, al
contrario, intenta buscar su recuperación.
La intervención de Mannque se concreta en la concepción de la
terraza y en el diseño de diversos elementos del interiorg. La terraza está
protegida por una fachada de piedra natural extraída de la sierra madri-leña
cuya textura, de ricos matices y tonalidades, mantiene relación con
el paisaje de Mirasierra, franja montañosa que se extiende al fondo del
barrio del Pilar, y se remata por unas singulares velas que cumplen una
doble función, estética y social. En efecto, ante la crisis energética que
se padeció en aquellos años, estas lonas tensadas y sostenidas por gran-des
mástiles, posibilitó un eficaz aprovechamiento de la luz natural ya
que durante el día tamizaba la acción directa de los rayos solares, y
durante la noche actuaba como una pantalla reflectante que proyectaba
h-A- a1 ;nta&n- -1 Lnorinr An l o h A r - n n r t r i m o D n r ntrn 1qAn natoc
llUClU U1 I I I C C I I U I -1 I l W O b U I U" 1.3 UII.,U L I U b C U I ' I U . I U' U L I U c l U U U , UOCUO
estructuras tensadas, que protegen a lucemarios piramidales, no se pue-den
sostener a sí mismas, por lo que se han introducido altos mástiles
que las mantiene en pie mediante gruesos soportes y cables en tensión;
este complejo sistema, articula entre sí los espacios de acceso por lo que
todo el conjunto tiene una fuerte simetría remarcada, además, por la
estructura transparente de la cubierta, que se aprovecha a efectos de
iluminación y ventilación. En el interior, la diafanidad espacial lograda
por aquella luz natural que inunda todo el recinto está amenizada por la
presencia de la vegetación y otros elementos naturales que fluyen por
todo el edificio, y con diversas esculturas y objetos de diseño elabora-dos
por el artista. De esta manera, la constancia de la naturaleza
contribuye a la apacible convivencia entre ésta y las formas artísticas.
Por último, en los ejemplos en los que intervino Manrique es necesa-rio
mencionar dos tipologías arquitectónicas que revelan no sólo su
renovada preocupación por la naturaleza, sino, además, su concepción
de la vida: los jardines de aclimatación de plantas y los cementerios. Por
nt-n 1-An netoe netm-ntn~woe fi-n-nn ohnrAmAoc enn 1-n cnn&An A:fa-n&oAn- uuu IUUU, VULUD COLIUCCU~UJ LUCZUI~ UUUIUUUCLU +WZZ u11 J~IILIUU u u b L b u \ i . l a u u L
durante la época de la Ilustración, cuando se fomentó el conocimiento y
la investigación del mundo natural.
Así, el Jardín de Cactus, en Guatiza (Lanzarote), una de sus últimas
obras, proclama sus inquietudes estkticas y su fervor por la naturaleza
que, en Mannque, es sinónimo de vida. En este sentido, la integración
del hombre con su medio natural tiene sus referencias en el mundo del
Humanismo ya que tanto en la literatura como en el arte del Clasicismo,
la naturaleza era considerada como una fuerza correctora capaz de ele-var
a "ideal" aspectos del mundo cotidiano. Además, el interés que
manifiesta el artista por la naturaleza, está relacionado con la literatura y
1318 Francisco José Galante Gómez
la plástica del arte canario, en particular con la reelaboración de la flora
autóctona forjada, entre otros, por el pintor Néstor de la Torre.
En el Jardín de Cactus, Manrique concibió una obra de carácter
integral, totalizadora, ya que confluyen todas las manifestaciones artísti-cas
en un espacio mágico, casi espiritual. El conjunto sugiere un gran
teatro del mundo antiguo, sólo que aquí el protagonismo del hombre ha
sido hábilmente reemplazado por el de la naturaleza, donde los monolitos
basálticos, los cactus y otros elementos naturales, cobran viva presencia.
Cada detalle muestra la capacidad creadora y el proceso de asimilación
del artista: el gigantesco cactus metálico, en el exterior, los móviles y
otras esculturas cinéticas, evocan su gusto estético hacia el pop-art; la
puerta de rejería, cincelada con motivos referenciales, y los elementos ,, -
decorativos de la zona ocupada por la cafetería-restaurante, entre otros, E
m&qifies&n su aptitud por e! Uisrfio, uaividad &e&?iCa que adquiere en ii
la obra de Manrique una trascendencia vital; la portada de acceso, de n-- m
piedra volcánica y dintel despiezado, anuncia la pureza y la nobleza de O
E
todo el espacio interior; el recuperado molino, encaramado en lo alto del SE
conjunto, alude a la sinceridad de su propuesta y al rescate de lo -E
vernáculo; los monolitos basálticos, modelados por la propia naturaleza,
se asemejan a escuáiicias figuras de ~ e n r yM oore; ia estratificación aei 3
muro monumental que limita a todo el recinto, sugiere ciertas solucio-
- -
0
m
nes de Gaudí .... Todo ello, en un espacio solemne donde incluso es E
posible captar la esencia de las cosas. O
En los proyectos elaborados por Manrique para ejecutar los Ce- n
menterios del Puerto de Santa María, en Cádiz, y el de Alcalá de -E
Henares, en Madrid, se prefiguran diversas actitudes vitales del artis- a
2 ta. Así, formalmente, la idea deriva del concepto del cementerio n
jardín, o del jardín arquitectónico, que tanta fortuna logró en las n
soluciones propuestas por el arquitecto Asplund para diversos ce- 3o
rnenterios nórdicos y los de Génova y Berlín. En otro sentido, la
cenfiguració!! de estos espucior, dmde ne hzy !imites entre !a vida y
la muerte ya que no existen muros, sugiere otro nivel de lecturas; la
realidad sólo es percibida de instante en instante puesto que la per-cepción
visual es fragmentaria, el orden, o la composición general,
no figura en el espacio, sólo, quizá, en la mente del artista. Además,
la estructura general, basada en caminos serpenteantes similar al de
ias procesiones panatenaicas para acercarnos ai tempio a través de
grutas, cascadas, arroyos ... puede adquirir un sentido simbólico: el
arroyo llega al río que fluye hacia el reino de Hades, el mitológico
reino de la muerte, y al emerger de la gruta y brotar en cascadas
evoca la resurrección y la vida.
De este modo. en definitiva. hlanrique forj6 un camino muy perso-nal
y ante el silencio de las palabras su obra proclam6 la elocuencia de
las imágenes. o. mejor. ante el impacto emocional de las formas las
palabras son casi ridículas. Crecí lugares brillantes y acogedores. verdes
v limpios que aún viven en los colores de nuestra memoria. sostenidos
por una doble ilusión (ensalzar la vida a través del arte]. pero ... cayó el
telón y entra la añoranza. la \.ida s i p e .
Francisco José Galante Gómez
1. "Manrique, la naturaleza y el jardín de cactus". en La Provincia, Las Palmas
de Gran Canaria, 22 marzo 1990; "César Manrique, la naturaleza y el jardín de cactus
de Lanzarote", en Aguayro, Las Palmas de Gran Canaria, núm. 188, julio-agosto 1990;
"César Manrique: el tratamiento de la arquitectura en el espacio natural", en Catálogo
de lo fi-posici&.: CiSiii-; ,fani-&,e. ffecho en eí,Luegu í ~rabx,; 968-;99fiu, na selec-ción),
Viceconsejería de Cultura y Deportes del Gobierno Autónomo de Canarias,
1991; "Persona y personaje. César Manrique, artista", en Catálogo de la exposición:
Manrique. Arte J Naturaleza, Exposición Universal de Sevilla, Pabellón de Canarias,
1992; "Arquitectura y paisaje. El compromiso del artista", en Catálogo de la Exposi-ción:
Manrique. Arte y Naturaleza, Exposición Universal de Sevilla, Pabellán de
Canarias, 1992.
2. AMIGO, Juan Alfredo y OLCINA, José Luis: Anteproyecto del Centro Cultu-ral
y de Investigación en la finca Vera de la Palma, en La Puebla del Río (Sevilla),
Santa CNZ de Tenerife, 1990.
3. En colaboración con el arquitecto Fernando Higueras.
4. AMIGO, Juan Alfredo y OLCINA, José Luis: Proyecto del Lago artificial en
la Costa de Martiúnez (Puerto de la Cruz). Santa Cruz de Tenerife, 1971.
5. AMIGO, Juan Alfredo y OLCINA, José Luis: Proyecto de Playa-Jardín, en
Punta Brava (Puerto de la Cruz), Santa Cruz de Tenerife. 1989.
6. AMIGO, Juan Alfredo y OLCINA, José Luis: Anteproyecto del Parque Maríti-mo
del Mediterráneo (Ceuta), Santa Cruz de Tenerife, 1989.
7. AMIGO, Juan Alfredo y OLCINA. José Luis: Proyecto del Parque Marítimo
de Santa Cruz de Tenerife, Santa CNZ de Tenerife, 1991.
8. El autor del proyecto general, elaborado en 1981, fue el arquitecto José Ángel
Rdign. Qmr miemhrer de! eq-ipe de tr2ha;e fiiernn: Pare Ce!er y Mzfiiie! Mnrem,
arquitectos colaboradores; Manuel Castillo, proyectista; y Luis Andino, dibujante. El
edificio se inauguró en 1983.
9. El proyecto de la terraza contemplaba la realización de un gran espacio de uso
público ocupado por esculturas cinéticas? un bosque de móviles, lagos, grutas, casca-das
de agua ... No se llevó a cabo en su totalidad por falta de recursos económicos.
C6.var Mnnriqm en su esrudio-raller, Haría (Lanzarore), 1992.
Auditorio de los Jameos. en Lanzarote.