LOS CONDICIONANTES ECOLÓGICOS
EN EL DESARROLLO DE LA AGRICULTURA
EN EL VALLE DE LA ALDEA
En el presente trabajo, nos proponemos abordar la problemática del
desarrollo agrícola en el Valle de San Nicolás de Tolentino l . En tal
sentido, debemos manifestar que sólo nos ocuparemos de los condicio-nantes
ecológicos, aún reconociendo que éstos no son los únicos, ni tan
siquiera los más importantes que intervienen en los sistemas de cultivo
y en las estructuras agrarias en general. En efecto, son las acciones
humanas (sociales y económicas) las que en última instancia configuran
los espacios-paisajes, pues el mayor o menor grado de desarrollo de las
fuerzas productivas suponen el auténtico determinante en la configura-ción
del espacio. No obstante, los condicionantes ecológicos juegan tam-bién
una función nada desdeñable, pues la mayor o menor adversidad
de éstos obliga al hombre a utilizar una diferente cantidad de recursos
y, por consiguiente, una también diferencial inversión de capitales, lo
que a la postre supone que los mencionados recursos naturales están
jugando, aunque sea de forma subsidiaria, un notable papel en el desa-rrollo
de las actividades económicas, en este caso, las agrícolas del Valle
de la Aldea.
Nuestra hipótesis de partida está en directa relación con lo argumen-tado
anteriormente, es decir, el desarrollo agrícola del Valle de San Ni-colás
de Tolentino está mediatizado, en cierta medida, por los numero-sos
obstáculos que suponen los adversos condicionantes naturales, aunque
insistimos que éstos no son exclusivos ni tan siquiera determinantes de
la situación que presenta la agricultura en el mencionado espacio.
El mayor grado de desarrollo experimentado por las fuerzas produc-tivas
en estos últimos decenios, ha propiciado una menor dependen-
66 Alejandro González Morales - Manuel Carretero Moreno
cia de los recursos naturales. No obstante, ello se ha conseguido a tra-vés
de elevadas inversiones de capital. En definitiva, esta zona ha
experimentado una notable especialización en la producción y en las téc-nicas
de cultivo.
En efecto, no sólo la gama de cultivos de exportación se ha reduci-do
al tomate, sino que también el propio cultivo ha ido evolucionando
hacia una cada vez mayor independencia del medio. Pongamos por caso
los cultivos hidropónicos y, en general, los bajo plásticos.
En el presente trabajo, vamos a abordar dos partes que están ínti-mamente
relacionados. Por un lado, nos centraremos en el análisis de
los diferentes condicionantes ecológicos, haciendo especial hincapié en
toda la serie de adversidades que éstos suponen para el desarrollo de la
agricultura en la comarca; por otro lado, nos ocuparemos del menciona-do
desarrollo agrícola, haciendo especial énfasis en las transformacio-
..-n .-nn;nmtno ".*a hnn ov~nr;montoAn 1 ~ ' . t&n;rQc x, c;ctm,,lr de riilt;,rn
1IGJ ICILICI I ILbU YUCI 111111 CIAIJ~IIIIICIIILUUV &YO L U ~ L I ~ ~ U OJ UIULVI~~UU uv ~ u i ~ i r u
en la región.
Por lo que respecta a la metodología, tenemos que manifestar que
este trabajo parte de unas premisas o hipótesis iniciales, las cuales se
intentarán verificar en el análisis de los dos apartados ya mencionados.
En el supuesto caso de que las argumentadas hipótesis se confirmen,
pasaría a formar parte de las conclusiones, con las cuales pretendemos
cerrar esta breve contribución al estudio de éste espacio suroccidental
de la isla de Gran Canaria.
Como se desprende de lo anterior, nos hemos decantado por un
método hipotético-deductivo, aunque no prescindimos de forma total y
absoluta de los conocimientos empíricos dimanados de análisis induc-tivos.
En definitiva, consideramos que el tema debe ser abordado de
forma articulada y global pues la agricultura no sólo es producto de la
acción humana sino que también tiene que ver los condicionantes o re-cursos
previos con que cuenta la zona donde se desarrolla tal actividad.
Esto último sigue siendo válido incluso en aquellos espacios con un alto
grado de desarrollo de las fuerzas productivas, pues el hombre, en su
intento de domesticar el espacio y obtener el mayor producto posible,
procura aprovechar de forma intensa, aunque no siempre racional, las
ventajas ecológicas que el propio medio presenta.
En última instancia, y aún cuando estos recursos son claramente
' adversos, la propia acción humana, suele buscar y encontrar los medios
necesarios para sacar algún partido de la naturaleza.
Las fuentes utilizadas en el desarrollo de esta comunicación han sido
de índole diversa. A continuación pasamos a reseñar aquellas más sig-nificativas:
Los condicionantes ecológicos en el desarrollo de la agricultura ... 67
Para el estudio de los condicionantes topográficos, aparte del traba-jo
de campo que nos permitió un conocimiento exhaustivo y pormeno-rizado
de la morfología de la comarca, también fueron consultadas las
fotografías aéreas a escala 1 : 10000 de los años 1989 y 1991 *, siendo
esta última en color. Asimismo tenemos la ortofoto proveniente del ca-tastro
de la riqueza rústica, muy útil no sólo para los aspectos topo-gráficos,
sino sobre todo para el estudio del parcelario. Por otro lado,
se han consultado la cartografía a escala 1:25000 y 1:50000 del mapa
topográfico del ejército, concretamente las hojas correspondiente a la
comarca objeto de estudio 3. Asimismo, se han analizado los mapas de
aprovechamiento y cultivo de la zona de la Aldea de San Nicolás 4. Para
el estudio de los factores climáticos nos hemos centrado en el análisis
del Plan Hidrológico de Gran Canaria, la caracterización agroclimática
de la provincia de Las Palmas, la caracterización agroclimática de Es-paña,
los estudios del MAC-21 y SPA-15. Por último. también hemos
consultado los datos del Instituto Nacional de Meteorología 5. Las fuen-tes
para los recursos hídricos coinciden con las ya comentadas para los
aspectos climáticos.
Finalmente y por lo que a condicionantes edáficos se refiere, ha sido
de gran ayuda poder contar con la tesis doctoral, aunque inédita, del
profesor Sánchez Díaz 6.
LOS CONDICIONANTES TOPOGRAFICOS
En la comarca objeto de estudio, se aprecian tres sectores bien dife-renciados:
a) El Valle de la Aldea de San Nicolás, o zona inferior.
b) El Cañón o zona central.
c) La Cuenca Alta o Caldera de Tejeda.
Ystvs zmus está:: ci:c~::scritas en e! Baíiancu de Tejeda- La Aldea,
uno de los más antiguos de la isla, tal como se puede observar en las
formas evolucionadas del mismo.
El Valle de la Aldea de San Nicolás coincide con el tramo final de
dicho barranco, de dirección E-W, constituyendo un amplio valle, ro-deado
de montañas, excepto en su sector oeste, donde conecta con el
D-,.:l.- A:"*:..+,- ,.-,..4,.- L!AL--- --A-- 1-- -.- LII~I.I\LLIUCI U13LIIILu3 apUILC.> de lIIUilLU> ClILlG 1Ub YlK UeSldLd, en SU
flanco derecho, el Barranco del Furell, y en el izquierdo el de Tocodo-mán,
ambos con una dirección N-S.
68 Alejandro González Morales - Manuel Carretero Moreno
El conjunto montañoso que bordea este sector lo configuran, en su
parte norte, las montañas de Tirma y Fuente Blanca; en el sureste, las
del Viso, Inagua y el Horno; en el suroeste la de Horgazales y el Ce-dro;
y en el noroeste, el acantilado -Montaña Carrizo- marcando el
límite con el mar. La altitud media de este conjunto montañoso es de
1.000 metros, conectándose con el Valle a través de las suaves pendientes
de los glacis que oscilan entre los 10-20 %.
La zona central o El Cañón, se enmarcan en un conjunto montaño-so
excavado en el Barranco de Tejeda-La Aldea, constituyendo una
importante garganta o desfiladero de gran profundidad rodeado de pare-des
escarpadas. Sus límites se hallan configurados, en la parte septen-trional,
por las montañas de Altavista y Redonda; y en la parte meri-dional,
por el conjunto montañoso formado por las elevaciones de
Pajonales-La Negra-Sándara-Yescas-Las Monjas-Horno e Inagua. Este
tramo central se halla integrado por tres unidades topográficas interrela-cionadas
entre sí: el sector montañoso, las cabeceras de barrancos se-cundarios
y los barrancos. Las altitudes medias de este sector, por enci-ma
de los 1.000 metros, y las importantes pendientes existentes,
superiores al 50%, conforman una abrupta topografía. Destaca la forma-ción
de dos amplias y anchas cabeceras: la del Barranco de Tifaracás,
margen derecho del Barranco de Tejeda, y el Barranco de las Casillas,
cauce alto del Barranco Pino Gordo, lugares donde se atenúa la pen-diente.
Estos cursos fluviales, en su tramo final, sufren un fuerte
encajamiento debido a la presencia de pendientes más acusadas.
El resto de la red hídrica de este tramo lo conforman pequeños
afluentes del Barranco de Tejeda, que apenas consiguen configurar una
malla jerarquizada, presentando pendientes superiores al 50%.
El último sector del Barranco de Tejeda-La Aldea, se corresponde
con la Cuenca Alta o Cuenca de Recepción de dicho barranco, cuya
cabecera presenta una forma polilobulada. La pendiente media es de
48,73%, sensiblemente superior al resto de los otros sectores. Es el tra-mo
dónde se localizan las mayores altitudes, por encima de los 1.500
meiiiis, obseruáíiduse en e! izterkr de !a Cuefica un ensanchumient~ en
su sector norte. Se ha desarrollado una importante red jerarquizada de
barrancos en tomo al cauce principal, Barranco de Tejeda, entre los que
destaca, en su margen derecho, los Barrancos de El Rincón, Guardaya
y Caidero del Buey; mientras que los Barrancos del Chorrillo, Carrizal
de Tejeda y Siberio discurren paralelos al barranco principal.
Ci sector de la Cüelica se halle cons:i:iiido pvr tres nid dad es
topográficas principales, los barrancos, cuyo perfil en V conforman va-lles
profundamente encajados con dirección E-W, exceptos los barran-
Los condicionantes ecológicos en el desarrollo de la agricultura ... 69
cos de Carrizal y Siberio sureste-noroeste. El conjunto de la red hídrica
confluye en un cauce único, el Barranco de Tejeda-La Aldea, en el tra-mo
comprendido entre las Mesas del Junquillo y Acusa. La segunda
unidad la representa los intefluvios diferenciándose dos tipos: las me-sas,
Acusa y Junquillo, y los cuchillos, interfluvios muy erosionados, que
corresponden con las divisorias de casi todos los barrancos. Los escarpes
conforman la tercera unidad topográfica, localizándose en el borde de
la Caldera, destacando Los Riscos de Chapín, en el norte, y por el
margen suroriental, los murallones que rodean La Culata y el Roque
Nublo; y según el sector, coronan desniveles de 400 y 200 metros.
En síntesis, se puede afirmar que la topografía de la zona es muy
abrupta, y por tanto ofrece una gran cantidad de obstáculos para el de-sarrollo
de los cultivos, siendo éste uno de los principales handicap
ecológicos para el desarrollo de la misma. No obstante, en el cauce bajo
de la Cuenca. el relieve juega un papel más subsidiario, pues las pen-dientes
no son tan pronunciadas y el porcentaje de terrenos llanos es
mayor.
LOS CONDICIONANTES CLIMÁTICOS
La Cuenca de Tejeda-La Aldea presenta, como ya hemos menciona-do,
una dirección E-W, lo cual imposibilita que el Alisio, de dirección
NE-SW, pueda influir de forma franca a la mencionada Cuenca. Esto,
indudablemente, tiene una gran importancia en el clima de la zona, pues
contribuye a aumentar la aridez, ya que el aporte de humedad que supo-ne
el «mar de nubes» del Alisio, no logra superar las estribaciones mon-tañosas
' que cierran el mencionado valle en su flanco septentrional.
Ahora bien, si el manto de estratocúmulos no logra rebasar las edi-ficaciones
montañosas de barlovento, sí que lo hace la masa de aire, una
vez desprovista de la mencionada humedad, debido al conocido fenó-meno
de Efecto Fohen, por lo que este aire seco se desliza por la pared
seí;:ei;:rioiia! de !a cüeiica, edquiriendu en los meses de verano una
mayor intesidad Este fenómeno que, en principio, resulta perjudicial
para los cultivos -no sólo por el daño que produce el viento para las
plantas, sino también por la acción desecadora del mismo- elevando
de ésta manera la evapotranspiración potencial, la cual como se observa
en el cuadro 1, es ya bastante elevada. En cambio, tiene un aspecto po-sitivo,
cuái es prwporciunar energía eóiica para ios mohos ae viento,
que constituyeron un elemento de gran importancia en la extracción de
agua para los pozos de los cultivos del valle.
Agüimes
Artenara
Galdar
L. Palmas
S. Nicolás
CUADRO 1
TEMPERATURAS MEDIAS MENSUALES
PLUVIOMETRM~EADI A MENSUAL
ENERO FEBRERO MARZO ABRIL MAYO
Agüimes 40.5 37.2 10.7 4.5 4.5
Galdar
Artenara 97.3 79.2 56.2 32.6 22.6 10.5
35.4 25.1 18.4 9.1 6.0
L.Palmas 18.3 19.6 11.8 6.7 3.1
S.Nicolás 27.3 17.1 16.5 3.2 0.7
EVAPOTRANSPIRAPCCIIT~ENN CIAL MEDIA MENSUAL
Agüimes
Galdar
Artenara
L. Palmas
S.Nicolás
FUENTE: Caracterización Agroclimática de la provincia de Las Palmas.
ENERO
40.3
32.4
47.2
52.4
46.8
FEBRERO
40.5
27.5
47.7
49.4
45.3
MARZO
54.8
53.3
57.8
63.1
58.4
ABRIL
58.3
44.9
63.7
70.0
64.3
MAYO
78.9
71.2
79.3
86.5
80.4
Los condicionantes ecológicos en el desarrollo de la agricultura ... 7 1
Otro factor, aparte del Alisio, que influye en el clima del valle es la
altitud. En efecto, como se sabe, la temperatura disminuye a razón de
O,@ C cada 100 metros, esto hace que las temperaturas y las oscilacio-nes
térmicas sean superiores en la zona de cabecera que en la desembo-cadura.
En ello también tiene importancia el papel atemperador del mar,
pues este último logra suavizar las temperaturas del valle frente a las
del Cañón y, sobre todo, de la Cuenca de Tejeda.
En definitiva, la presencia del Alisio, o en este caso su ausencia, la
diferente altitud, la particular configuración orográfica y la influencia
marítima son los principales factores que contribuyen a la formación
del clima en la zona.
Las temperaturas de la comarca difieren mucho de la zona dónde nos
encontramos. Evidentemente, en la Cuenca de Tejeda son más elevadas
en verano y más bajas en invierno, es decir, hay una mayor oscilación
+ - 1 1 \ : 1 1 1 L . . 1- 1 J - - - - L _ v a i i i i L a a i i u a i \ i 2 , 1 LI; I I I I G I I L I ~e~i i CI v aiir;, JUI ILU a la I ~ I I Cuc~ C u o t a ,
este fenómeno se ve muy atenuado, siendo la oscilación térmica anual de
sólo 6" C. Otro aspecto que llama poderosamente la atención es la ele-vada
temperatura anual, pues el mes mas frio en el Valle no baja de los
16,6" C; en cambio el verano tampoco es excesivamente caluroso pues las
máximas se registran en agosto con 22,6" C (Vid. cuadro 1).
Por lo que respecta a las precipitaciones son muy escasas en el Valle,
no superando los 160 mm. anuales, lo cual unido a las ya mencionadas
temperaturas, supone un clima B S n h i, según la clasificación de
Koppen 'O, es decir, el propio de las zonas de sotavento insular dónde
al aire cálido y seco, y por tanto de una humedad relativa baja, se le
une una pertinaz sequía, que sólo con las precipitaciones torrenciales di-manadas
de las borrascas del S-W se ve atenuada, por consiguiente, es-tamos
ante una zona árida. En cambio, en la Cuenca de Tejeda -parte
superior de la macro-estructura que supone el oeste insular-, las ca-racterísticas
climáticas cambian de forma significativa, pues nos pode-mos
encontrar con un aumento importante de las precipitaciones (615,4
mm anuales) y unas oscilaciones mayores de temperatura, hasta el pun-to
de que, en determinados días, este puede descender por debajo de los
O" C y producir alguna nevada ocasional, lo que nos permite hablar de
un clima mediterráneo, C S c, según la clasificación de Koppen 'l.
En definitiva, y como se deduce de lo expuesto con anterioridad, se
puede afirmar que la comarca objeto de estudio (el Valle de San Nico-lás
de Tolentino, El Cañón y la Cuenca de Tejeda ) presentan unos ras-gos
climáticos diferenciados, que permiten establecer unos diferentes
pisos que van del propiamente árido, en la zona basa1 (de O a 400 m.)
pasando por un clima de transición en la parte del Cañón (400-1 .O00 m.),
o CARACTERIZACIÓN CLIMATICA DE LA ISLA DE
f fi ".- 1
1
GRAN CANARIA.
MAPA DE ISOTEKMAS ANUAL
Fímm) T'C
NDlCE OMBRmRMICO DE GAUSSEN
1 MAPA DE E.P.M.A. 1
1 - E.P.M.A. 1
Los condicionuntes ecológicos en el desarrollo de la agricultura ... 73
y un clima mediterráneo en la zona de cumbres, donde las precipitacio-nes
y las temperaturas difieren sustancialmente de las establecidas en la
zona costera. (vid. mapa 1)
LOS CONDICIONANTES HÍDRICOS
La red hídrica que conforma esta comarca presenta unas caracterís-ticas
muy desiguales. En la parte superior, se establece la cuenca de
recepción(Cuenca de Tejeda), con una morfología polilobulada, donde
los numerosos barranquillos drenan sus aguas hacia una garganta relati-vamente
estrecha y profunda (El Cañón), que recoge las aguas de la
unidad anterior y las encauza hacia el Valle de San Nicolás de Tolentino.
Por tanto, el mencionado valle es el beneficiario de una serie de preci-pitaciones
y aguas de escnrrentías que se originan y recQgen en !ir des
zonas antes mencionadas (La Cuenca y El Cañón). Esto aún tiene una
mayor importancia, pues la configuración geológica del mismo permite
la construcción de grandes embalses, cuyas aguas serán utilizadas con
posterioridad en los cultivos de regadío del Valle.
Por consiguiente, podemos afirmar que la red hídrica ofrece una
configuración excepcionalmente buena para el aprovechamiento del re-curso
agua. En efecto, en el Cañón, se sitúan un número de presas con-siderables
en una superficie relativamente reducida, tal como se obser-va
en el siguiente cuadro:
CUADRO 2
FUENTE: Plan Hidrológico de Gran Canaria
Los Hornos
Caidero de las Niñas
Candelaria
Parralillo
Siberio
Salto del Perro
Este conjunto de embalses permite almacenar una gran cantidad de
agua, siendo la segunda cuenca en importancia en la isla, en cuanto a
Total Cuenca Tejeda-Aldea 12.482.000
Cuenca Tejeda
El Cañón
El Cañón
El Cañón
El Cañón
El Cañón
900.000
2.030.000
453.000
4.592.000
4.507.000
Pendiente construcción
Go'4
CAPACIDAD DE ALMACENAMIENTO DE AGUA.
GRAN CANARIA. 1 995
Cuencas
Capacidad de embalse. (hm3)
...s..
~sunqu..
Plan Hidrolbgico de Gran Canaria. Excmo Cabildo insular de Gran Canaria.
Los condicionantes ecológicos en el desarrolio de la agricultura ... 75
capacidad de almacenamiento, como se observa en el gráfico 1. En rea-lidad,
la primera es Argüineguín, pues allí se encuentra la presa de Soria
(32.000.000 de metros cúbicos) aunque hasta la fecha no ha conseguido
llenarse ni una sola vez. En cambio, las de La Aldea, cuando les afecta
los temporales del suroeste, suelen rebosar. Otras de las formar de rete-ner
aguas superficiales es a través de embalses o estanques, aunque en
esta modalidad, La Aldea no incrementa su capacidad de almacenamiento
de forma notable, como se desprende del gráfico ya citado.
Estos recursos hídricos han permitido en el Valle una agricultura
intensiva muy importante, pues en la última zafra se comercializaron unos
4.000.millones de ptas., en tomates 12, a través de las dos cooperativas
que funcionan en estos momentos (COAGRISAN y COPAISAN), que
distribuyen el producto a través de una sola empresa (Fortuna Fruit),
aunque con dos ramificaciones: una en el continente (Fortuna Fruit S.A.)
de mycx i ~ p o a u ~ r iyu m, u e n e! Xeim Uri.ida (Famiiz FTüi: Limited)
cuyas ventas cada vez son menores en proporción al conjunto de lo que
se exporta desde La Aldea.
En definitiva, de todo ello se puede deducir que el factor agua cons-tituye
un imput de primer orden, pues éste abunda en la zona, constitu-yendo
ello una excepción en el conjunto del Archipiélago, aunque si-gue
sin ser suficiente; de ahí que se proyecta otra nueva presa en El
Cañón (Salto del Perro) y que se esté sopesando la posibilidad de insta-lar
una desalinizadora en la costa del Valle, lo cual permitiría no ser
tan dependiente de la climatología, pero al mismo tiempo incrementaría
los costes de producción y reduciría la competividad de los cultivos.
Los CONDICIONANTES EDÁFICOS
El profesor Sanchez Díaz, en su tesis sobre los suelos de Gran Ca-naria,
nos aporta una información de carácter general sobre la tipología
edáfica de la comarca suroccidental de la isla. «En la mitad SW predo-minan
ios iitosoies, y asociaciones de iitosol y árgida, donde la aridez
es la tónica dominante y condiciona la formación de suelos xéricos (con
horizonte argílico) y sódicos en la fachada más litoral. Son, en general,
suelos pocos evolucionados, en muchas ocasiones pardos y marrones,
muy salinizados, y con costras de carbonato cálcico (caliche). Presentan
pocas aptitudes para los cultivos y generalmente la capacidad de uso es
baja o casi nula, con fuertes riesgos de erosión. A modo de "manchones"
pueden aparecer suelos de mediana, e incluso de elevada capacidad de
uso, fundamentalmente en las cuencas de los barrancos más importan-
76 Alejandro González Morales - Manuel Carretero Moreno
tes como el de La Aldea, sobre todo en su curso medio y bajo, y el de
Mogán. En general, estqs suelos relativamente fértiles son paleosuelos
marrones o pardos, con un horizonte de arcillas, de clima árido y
vertisoles muy arcillosos» 13.
Como ya hemos reseñado, en el Valle de San Nicolás de Tolentino
se diferencian tres grandes sectores: El Valle, El Cañón y La Cuenca.
A nivel edáfico, existen importantes diferencias entre éstos, así como
distintas variantes litológicas. El Cañón es de materiales ácidos, mien-tras
que los otros dos sectores son predominantemente básicos. La zona
baja (El Valle), se ha caracterizado por el desarrollo de los asentamientos
agrícolas aprovechando la naturaleza de su suelo, vertisoles, que presen-tan
horizontes pedregosos y de carbonato cálcico (caliche) con un alto
grado de salinidad. Estos suelos no se corresponden con las condicio-nes
climáticas actuales de fuerte carácter árido. Se ubican sobre mate-riales
coluviales, transportados desde las zonas pendientes, asociados a
determinadas formas de relieve, situados bajo los glacis del sector norte
de San Nicolás de Tolentino.
Los suelos predominantes en todo este sector son los litosoles pro-venientes
de materiales basálticos antiguos, en función de las pendien-tes,
así como, por el carácter torrencial de las precipitaciones, provo-cando
un fuerte arraste de materiales.
El sector de El Cañón, se ubica en la zona central, siendo la parte
más estrecha de toda la cuenca y donde el gradiente vertical supera el
40% en todo el sector, salvo en el Barranco de Las Casillas. Conforma
un paisaje dominado por los grandes escarpes donde la acción antrópica,
ha provocado un alto nivel de alteración. Es aquí donde el hombre ha
realizado las tres grandes obras hidráulicas de la comarca, con el fin de
almacenar todo caudal proveniente del sector de cumbre. Este volumen
edificatorio junto con la práctica de una ganadería extensiva, ha genera-do
una degradación de la cobertura vegetal existente, provocando un gran
nivel de erosionabilidad.
El sector de La Cuenca, constituído geológicamente por materiales
Lv,a,LuIa+l;r~ib-Ov o de !m das prhems cic!~s de fo.~.ació.n.d e !2 ir!., porentan
una zona de fuertes pendientes donde los agentes erosivos han actuado
con contundencia. Frente a estos suelos, inceptisoles, encontramos los
alfisoles -suelos con cierto espesor que presentan un horizonte de ar-cilla-,
con una explotación antrópica de gran importancia. Sobre éstos
se han realizado un abancalamiento con el fin de explotarlos agrícola-meiiie,
siiiradus eii las ceicaiiias de! pieb!o de Tejeda (vid mapu 2).
En síntesis se puede afirmar que a pesar de la escasez de suelo apto
para cultivos en la zona -e1 poco disponible se encuentra localizado
F4.2 MAPA DE DISTRIBUCION DE :ws SUELOS
ENLACUENCADETEJEDA-LAALDEA
LITOSOL Y UMBREPT
UMBREPT Y LITOSOL
OCHREPT Y LITOSOL
XERALF Y XERERT
[JUMLF.UMBREPT, LITOSOL
XERET
LITOSOL Y OCHREPT
HAPLUMBREPT
ANDEPT Y UTOSOL
UTOSOL Y ARDID
COPY RlCHi
CARRETERO MORENO, Manuel .
GONZALEZ MORALES, Alejandro
7 8 Alejandro González Morales - Manuel Carretero Moreno
en el'lecho de los barrancos principales, aunque en algunas laderas y
glacis, también encontramos suelos útiles para determinados cultivos
como el tomate-, el hombre ha procurado, a través de técnicas cada
vez más avanzadas, sacarle el mayor partido posible a los mismos. En
efecto, el estado tecnológico y el desarrollo de las fuerzas productivas
en el Valle, han permitido un uso muy intensivo de la agricultura en el
mismo.
CONCLUSIONES: LA DIALÉCTICAH OMBRE- NATURALEZEAN EL
VALLE DE LA ALDEA
Vistos los condicionantes naturales que presenta la agricultura de San
Nicolás de Tolentino, nos vamos a ocupar, en este apartado, de cómo
el hombre ha utilizado la naturaleza en beneficio propio. En efecto, entre
las fuerzas naturales y la acción del hombre, se inicia una entre dialéc-tica
que se modifica con los avances que experimenta la tecnología, en
particular, y las fuerzas productivas, en general, a medida que transcu-rre
el tiempo. Así, de esta manera, observamos como se han ido suce-diendo
distintas técnicas y sistemas de cultivo, para procurar un apro-vechamiento
mejor y más intenso de los recursos disponibles. En efecto,
y por lo que respecta a la topografía, el campesino ha construido ban-cales,
en unos casos, y surcos, en otros, cuando la pendiente no es muy
pronunciada, así de esta manera ha incrementado la superficie útil dis-ponible
para cultivos. Por otro lado, ha aprovechado la fuerte insolación
y las elevadas temperaturas para mediante la construcción de abrigos bajo
plástico, incrementar la energía y el poder calorífico, aunque sobre todo,
la función del plástico, obedece a la protección contra el viento, que en
ocasiones produce fuertes pérdidas económicas por la virulencia con que
azota esta comarca.
Las precipitaciones como hemos observado son escasas en el Valle,
no obstante, en la parte superior de la cuenca son más cuantiosas, lo
+e hu p m i t i h un emha!samientn impnrtinte znni merliíl de !a cmmzcíl
(El Cañón) debido a la particular estructura geológica (materiales im-permeables)
y topográfica (gran estrechamiento del Barranco), lo que ha
permitido un uso adecuado de esta agua para el riego, tal como se des-prende
del gráfico 1, supone una disponibilidad importante. No obstan-te,
La Aldea no es la principal comarca consumidora de agua para la
n - A n i i l t i i r n -mino nl n v i o t i r vnnoci rln r i l ~ t o n n r o nn 01 nnrtn rln 1% i c l o rr
U ~ l l b U l C U I C L , PUL4 U1 C,AlDL11 DVILU* UC, Y I U L U L I b I U bII b1 L l V l l U UU IC. A U l U J
una mayor superficie de cultivos en otras comarcas del sur y norte de
Gran Canaria (vid grhfico 2 y 3), nuestra comarca de estudio se encuentra
CONSUMOS Y SUPERFICIES AGRICOLAS
GRAN CANARIA. 1 995
MUNICIPIOS
TERORSECO
VALLESECOLO
VALSEQUILLO
10 8 6 4 2 0 2W m 600 (IW 1 0 ~ 1 2 0 0 1 m
HM3 HAS
CONSUMOS Y SUPERFICIES
CONSUMO(HMI)
SUPERFICIE (has)
Plan Hidrol6gico de Gran Canaria. Excrno Cabildo Insular de Gran Canaria.
80 Alejandro González Morales - Manuel Carretero Moreno
. en un lugar intermedio. Con todo, hay que señalar que dichas disponi-bilidades
de recursos hídricos, con ser importantes, no son suficientes,
por lo tanto ya se está evaluando la posibilidad de construir otra gran
presa en El Cañón (Salto del Perro) e incluso comenzar a desalar agua
marina para no depender tanto de las condiciones meterológicas.
En definitiva, hay que afirmar que el espacio agrícola de La Aldea
de San Nicolás es el producto de unas determinadas condiciones
ecológicas que han permitido disponer de unos recursos (suelo, agua,
temperatura, insolación, etc ...) en beneficio de la intensificación de los
cultivos, lo cual ha producido que la mencionada zona se haya conver-tido
en un espacio muy competitivo. A todo esto también ha contribuído,
y de forma más importante, la acción humana, pues los recursos por sí
sólo no generan beneficios, sino que éstos últimos dimanan de la parti-cular
acción a que los somete el hombre, es decir, son el resultado de
una dialéctica entre naturaleza y la acción antrópica, donde está última
se nos antoja que es determinante, y la primera un condicionante, aun-que
eso sí, de gran importancia.
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Los condicionantes ecológicos en el desarrollo de la agricultura ... 83
NOTAS
l. El Valle de San Nicolás de Tolentino constituye una parte de una unidad macro-estructural
formada aparte del mencionado Valle por «El Cañón». del mismo nombre y
la Cuenca de Tejeda. Actuando cada una de estas grandes unidades de la siguiente ma-nera:
la Cuenca de Tejeda es en realidad una gran cuenca de recepción polilobulada que
recoge las aguas que luego se van a canalizar a través de la segunda gran unidad. El
Cañón. En efecto, éste actúa como canal de desagüe de las aguas recogidas en la zona
anterior.Presenta un perfil de valle muy encajado debido a la adaptación de la escorrentía
a una previa línea de debilidad o fractura existente en el complejo traquisienítico de la
paleocanaria occidental.Por último. la macrounidad del Valle que supone un inmenso cono
de deyección donde se acumulan gran cantidad de materiales limo-arcillosos, de notable
interés para el desarrollo agrario. A parte de esta subunidad que conforma el lecho del
barranco actual, también se pueden distinguir la configurada por los escarpes montaño-sos
que bordean al mencionado valle, de fuerte pendiente y por consiguiente, de nulo
aprovechamiento agrícola; y la subunidad de los glacis que se encuentran entre los men-cionados
escarpes y el fondo del barranco, siendo el aprovechamiento de estos últimos
intensivo pues su dedicación preferente ha sido la del cultivo de autosubsistencia, salvo
en estos últimos años que ha comenzado una colonización de la parte baja de los mis-mos
por sistemas de riego, primero por inundación o gravedad y hoy en día por siste-mas
de regadío localizado (preferentemente goteo) y cuyo cultivo dominante y casi ex-clusivo
es el tomate.
2. La fotografía aérea a escala 1:10.000 de ambos años fueron realizados por el
Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria y se encuentran depositadas en las oficinas de
GESTUR.
3. Servicio Cartográfico del Ejército (1986): Cartografía Militar de España, San
Nicolás de Tolentino. Hoja 81-84; 82-84. Madrid.
4. Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (1988): Mapas de Cultivos y
Aprovechamiento, 1:50.000. San Nicolás de Tolentino. Hoja 1108. Secretaría General y
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5. Instituto Nacional de Meteorología. Centro Meteorológico Territorial de las
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6. SÁNCHEZD ~AzJ,. (1975): Características y distribución de los suelos en la isla
de Gran Canaria. Tesis Doctoral inédita. Santa Cruz de Tenerife.
7. SUÁREZM ORENOF, co. (1994): Ingenierías históricas de la Aldea, Excmo. Ca-bildo
Insular de Gran Canaria, Las Palmas de G. C., p. 13.
8. Sólo en las zonas de degolladas como Montaña Redonda, Montaña los Brezos y
Altos de Tejeda, logra el Alisio rebosar, con el consiguiente aporte extraordinario de
humedad que este fenómeno supone.
9. EREZ-CHACE~SNP INOE, . (1983): Un estudio de paisaje integrado: el caso de
la cuenca TEJEDA-LA ALDEA en Gran Canaria. Universidad cie ia Laguna, aeparramenro
de Geografía. P. 5 1.
10. GONZÁLEZM ORALESy MART~RNU IZ( 1989): Agricultura y espacio rural en
Gran Canaria. Secretaría de publicaciones de la Universidad de la Laguna. La Laguna,
p. 21.
11. MART~GNA LÁN,F . y D~AHZE RNÁNDEZR,. (1985): «Gran Canaria: Geogra-fía
Física y Humana,,. Capítulo IV, Geografía de Canarias, Interinsular Canarias. Santa
Cruz de Tenerife.
12. Información facilitada por la Gerencia de COAGRISAN.
13. SÁNCHEZD ~AzJ,. (1975): Característica y distribución de los suelos en la isla
de Gran Canaria. Tesis Doctoral inédita. Santa Cruz de Tenerife.