CARGA REDITICIA Y DESARROLLO URBANO
EN LA COMARCA NOROESTE DE GRAN CANARIA
(1700 - 1750)
1. INTRODUCCION
El conocimiento del desarrollo social del ser humano va intrínseca-mente
unido a los procesos económicos que el hombre articula y a la
evolución que a lo largo de un período más o menos largo en éstos se
producen, conformando una estructura que debe ser tomada en cuenta
para abordar las relaciones existentes tanto entre los propios seres hu-manos
como entre éstos y el medio que les rodea.
Dentro de los aspectos que se sustancian en esta dialéctica están las
agrupaciones humanas mostrándose a través de ellas, ya sea desde los
meros pagos a las principales urbes, una gran variedad de conexiones y
vinculaciones que produce un funcionamiento interno muy complejo,
siendo por tanto necesario realizar su análisis desde un estudio tempo-ral
que tienda a concretar los parámetros tanto horizontales como
verticales, para acercarse a los elementos que los condicionan; expan-siones,
retraimientos o estancamientos que están en función del papel
que deben desempeñar cada uno de los núcleos dentro de una forma-ción
social y unas fuerzas productivas más o menos evolucionadas.
Cscas iiivesiigac.oiles crecirieiiio se iian ido piasman&,
a lo largo de la historia buscando fundamentalmente explicar la génesis
de los comportamientos, jerarquías y evolución tanto de la población
como del ideal urbano básico sobre los que se asientan, ya sean en las
relaciones de convivencia como en la idiosincracia del país o nación
desde esta etapa que entronca y marcan la contemporaneidad.
Fueron aqueiios paises con mayor labor investigadora y tradición
urbana, así. como el deseo de su clase burguesa por refrendar su peso en
la transformación y giro que había producido su aparición dentro de la
342 Pedro C. Quintana Andrés
formación social feudal, en los que rápidamente la inquietud por cono-cer
el "hecho urbano" encontró una amplia respuesta, y donde el
despertar medieval de sus principales núcleos se convirtió en los gran-des
modelos de estudio1. Un acercamiento hacia un espacio muchas
veces marginado por el historiador embarcado más en la biografía o la
historia descriptivista que en la interpretación de la sociedad, la única
protagonista de la Historia.
2. LA COMARCA NOROESTE DE GRAN CANARIA
EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XVIII
m
D
La conquista de las Islas Canarias por los castellanos no sólo signi- E
ficó la entrada dentro del sistema económico-social europeo que O
comenzaba a convulsionarse con fuerza en ese momento, sino también n -
=m
la ruptura brusca de la relación hombre-espacio que hasta aquel período O
E
se había mantenido dentro de unas coordenadas cuasi naturales, por E
2
razón de la propia formación social mantenida por los aborígenes que =E
daba lugar a unas fuerzas productivas escasamente desarrolladas. Estos
cambios se plasmaron no sólo en un nuevo sistema de explotaciones 3
-
agro-pecuarias sino también en el asentamiento de individuos que te- -
0m
nían una capacidad mucho mayor de transformar el espacio físico y de E
crear potencialmente un nuevo habitat totalmente desvinculados de los O
conceptos anteriores. n
Fue este un episodio que se refleja claramente en la comarca no- -£
roeste de Gran Canaria en los dos tipos de ocupación poblacional que a
2
se producen; allí donde se superpone el nuevo asentamiento sobre el n
antiguo poblamiento aborigen, caso de Gáldar, Agaete y Acusa, perma- 0
neciendo en todos ellos los rasgos de protourbanismos que caracteriza O3
al tipo de estructuración que del núcleo hacían los pabladores
prehispánicos; ubicación de las viviendas en un múltiple número de
i;eqUefi:,os nfic!eos f :,om,a;; b&+os acUm!aciSn crea e! !Ug=
principal; agrupaciones de moradas de los nuevos habitantes alrededor
de 'os hitos aborígenes más destacados, etc.*. Junto a éstas surgen
poblaciones de nueva planta -Guía, Moya- produciéndose entre la
primera y Gáldar un importante antagonismo no sólo por la hegemonía
de la jerarquía comarcal sino también por la cohesión de la propia
estructuración interna.
La comarca era un pequeño espacio, en muchos aspectos cerrado al
resto de la influencia exterior aunque no con ello deja de tener un
amplio organigrama interno a desentrañar. La aceleración demográfica
Carga rediticia y desarrollo urbano en la comarca. .. 343
de fines del siglo xvrr y comienzos del xvrrr va a reflejarse con todas sus
consecuencias, especialmente en Gáldar donde se pone en venta nume-rosos
inmuebles por diversas instituciones insulares y locales,
permitiendo un importante incremento en el área del núcleo principal al
que se añade la aparición de nuevos pagos en las zonas de mediadas
aunque con menor peso específico poblaciona13. Este auge estaba en
relación con el aumento de la producción agrícola, con el millo como
principal innovación, y la ligera recuperación del viñedo que permitió
aumentar el volumen de capitales en la zona a la que se añadía la
ganadería. Este incremento de la población, que sólo se verá alterada
coyunturalmente a lo largo de la centuria del XVIIIm, odificará el papel a
jugar dentro de la formación social canaria de la comarca noroeste y
aún en la propia correlación del poder intrínseco en ella que poco a
poco va a ir tendiendo el equilibrio entre los dos núcleos principales.
pese a lo apuniado afiicüio no "a encaii&ja;o a exjíp;iea- esta
evolución sino que se centra en un hecho como era la carga rediticia
que soportaban las viviendas, acumuladas a través del tiempo, y cómo
ésta se distribuía según la tipología de las moradas y la condición socio-económica
de sus poseedores, siendo la funcionabilidad del núcleo
dentro de la economía de la comarca un parámetro determinante para
su evaluación. Este factor explica en parte el incremento del número de
viviendas que eran introducidas dentro del mercado por sus propieta-rios,
cuando en las coyunturas desfavorables no podían hacer frente a
los pagos de censos y cargas generales de éstas, así como la imposibili-dad
del mantenimiento de las más gravadas por parte de sus dueños,
con el consiguiente deterioro de los inmuebles, lo que hacía bajar el
beneficio que se podía obtener con la enajenación de las mismas y aún
la propia falta de demanda de éstas.
3. VIVIENDA Y CARGAS REDITICIAS
La existencia de un cierto dinamismo económico en la comarca a lo
largo del siglo XVII y principios del XVIII permitió el surgimiento de un
número relativamente importante de pequeños propietarios agrícolas y
urbanos, lo que ayudó a que las transacciones comerciales y financieras
en general aumentaran: arriendos, compra-ventas, solicitud de censos
consiglia~vos:,i ipciiecas, Será especi&ilenie pr,&s'LaIT1doe dinero
a interés el que influya de modo decisivo en las cargas impuestas sobre
terrenos, aguas y viviendas, base de las hipotecas, convirtiéndose éstos
a la larga en otro medio de acumulación por parte de los grupos de
344 Pedro C. Quintana Andrés
poder que eran los principales censualistas tanto locales, especialmente
medianos y pequeños propietarios que prestaban cantidades que no
sobrepasaban los 600 - 800 reales, como de los grandes prestamistas
ubicados siempre en Las Palmas, esencialmente conventos femeninos;
San Bernardo o Santa Clara, que veían en él una operación muy venta-josa,
sobre todo en los momentos de crisis cuando a la mayoría de los
censatarios le era imposible pagar, pues propiedades que en otras cir-cunstancias
no se hubieran enajenado pasan a manos de los acreedores,
manifestándose por tanto como una de las principales vías que tienen
los agricultores enriquecidos y el grupo dirigente para 'aumentar el nú-mero
de bienes en sus manos.
Los censos se pueden dividir en dos grandes grupos, un tercero o,,
como el enfitéutico apenas si tiene presencia en el siglo XVJII en la E
comarca noroeste; el reservativo, utilizado en la venta de bienes O inmu&ies donde compia~or que bien iIimebie se COmYio- -
=
mete a pagar un canon anual en dinero a cambio del cual se arroga el m
O
E dominio pleno del objeto, siendo éstos los censos de menor cuantía E
2 media. Y otro era el censo consignativo redimible -aunque en su E
génesis tuvo carácter perpetuo- que lo convertía en un elemento bási- =
co dentro de la economía agraria, al buscar los propietarios la liquidez 3
temporal de sus bienes sin enajenarlos, a cambio de la entrega de una - - 0
cantidad monetaria con un interés anual prefijado, dándose una fianza m
E
por el tomador del censo que implicaba hipotecar parte o la totalidad de O
su hacienda, sin que existiera desplazamiento de éstos a favor del. cen- 6
sualista salvo si se incumplía el contrato. n
-E
Las crecientes necesidades de liquidez por parte de ciertos grupos a
que deseaban aumentar su patrimonio, sobre todo tras el auge demográ- 2
n
fico, y aquellos otros que en época de crisis tenían que encontrar o
suficientes cantidades de dinero para poder subsistir fueron los que 3
comenzaron a cargar parte de sus propiedades con censos consignativos O
-incluso algunos inmuebles tienen más de una docena de ellos- unién-dose
a eaas circi'nstmriles la creación de una legislación específica que
regulará y se hará eco de esta contingencia.
Con idéntica incidencia se localizan otro tipo de censo que tiene carácter
perpetuo, imponiéndose por los popietarios sobre sus bienes libremente esta
contribución a favor de una institución por motivos habitualmente píos:
misas por su alma, dotación de doncellas, etc., cuya acumulación podía
a la &ja¿-iún de: bjefi efi de los üjüfTüStüal-;uS. N la
imposición de pequeñas capellanías de misas las que más proliferan y ser su
dotaciones anuales de corta cuantía fueron comunrnente impuestas sobre las
viviendas, que eran capaces de cubrir estos réditos.
Carga rediricia y desarrollo urbano en la comarca ... 345
Por otro lado la legislación sobre el interés de los censos estuvo
sometida a una fuerte variabilidad a lo largo de toda la etapa moder-na4,
marcada también por las diversidades de cada territorio dentro
de la monarquía castellana, sólo encauzados en parte través de las
diversas pragmáticas reales cuyo precedente está en las realizadas a
título individual por parte del rey Felipe 11 a favor de grandes pro-pietarios.
A comienzos del siglo XVIIs, e tomará por parte de la monarquía
iniciativa debido a la presión que sobre los bienes, especialmente los
del estamento nobiliario y del propio estado, estaban ejerciendo los
fuertes réditos anuales. Así como la pragmática de Felipe 111 de
1608 el interés de los préstamos se rebajó al 7%, habitual en la
centuria anterior aunque se dieron muchos casos donde éste sobre-pasó
el 16,6%, al 5%, pero no con carácter retroactivo a los censos
antiguos, lo cual sólo se logró a través de la pragmática de 1621,
volviéndose a modificar la cuantía del interés ya en el siglo XVIII por
Felipe V a través de la Real Pragmática de 12 de febrero de 1705
pasando éste a ser del 3%, retrotrayéndose la ley a todos los censos
hasta entonces establecidos. Y manteniéndose este tipo de política
puntualista y ambigua hasta la aparición, con el estado burgués, de
una legislación específica; la ley de hipotecas de 1861.
Es por tanto la carga que estos censos tienen sobre la vivienda la
que se intentará estudiar someramente aquí ejemplificándose en los
cuatro núcleos principales de la zona a mediados del siglo XVIII;
Guía, Gáldar, Agaete y Moya, mediante el seguimiento y evolución
de las cargas de sus viviendas durante medio siglo, dándose sólo una
visión muy parcial en función de las escasas fuentes disponibles.
3.1. GUIA: UNA ESTRUCTURA MEDIATIZADA
La villa de Guía es en el siglo XVIII el principal núcleo arruado de
la zona, concentrándose en ella la mayor parte del grupo dirigente.
Dentro del lugar principal se ha localizado hacia finales de la prime-ra
mitad del siglo XVIII unas 572 viviendas en el casco y 730 en el
total del término, que con ser importante su cifra implicaba un ligero
crecimiento desde los padrones de finales del siglo XVIIc, on apenas
un aumento del 1,07% anual5, escaso si se le compara con el resto de
las localidades de la comarca.
Pedro C. Quintana Andrés
RMito y vtvienda en Guia ! 1700 - ;750J
U ntia al rddito (redes anual?s)
O 5io ~ a t o s m Do 1 a 5 reales
m Oe51/2 a 10 reaks
De 10 M a M reales
Dr MlD a40 malos
0 OoLOV7aKXInales
.lo0 redes
LT Libre Tributo
f&:-ior del &ito
1 - aeneticio de Gula
2 - Ins tirucmnes nligiorro
3- .Qcntisfas particulares
1
1
348 Pedro C. Quintana Andrés
Este espacio urbano estaba determinado por una estructura que gira
entorno a dos hitos; la iglesia parroquia1 de Santa María y la plaza de la
villa, y por otro lado la presencia de la ermita de San Roque dando esta
bipolarización a la aparición de las llamadas "villa de abajo" , para la
primera, y "villa de arriba" para la segunda, hecho determinante para
observar su crecimiento pues la extensión del núcleo se hace en función
del encuentro de ambas zonas ocupando lentamente todo el espacio
central y con ello marcando también una diferenciación en la tipología
de las cargas rediticias de las casas. A la vez la colmatación del espacio
a fines del siglo XVII y la consiguiente ausencia de terrenos de expan-sión
hacia otras áreas, fue determinante para que el valor de solares y
viviendas aumentaran con respecto a otros lugares como, por ejemplo,
Gáldar. Al estar rodeada la villa: en su zona oeste por el barranco de
Guía, abastecedor de agua a la población; en su lado este por el barran-co
de Las Garzas fr-ucííferos cercadosl ias tierraS
pertenecientes a los principales terratenientes de la comarca, que se
unían a la feraz Vega de Gáldar; y por el sur a la agreste cuesta de
Caraba110 donde también se situaban una prolija masa de tierras de
pansembrar. Todas estas razones habían limitado el crecimiento de la
villa y en cierto modo su estancamiento a la vez que la acumulación de
réditos sobre sus viviendas, sobre todo perpetuos, al estar sucesivamen-te
cargándose generación tras generación con ellos, a lo que se aiiade la
situaciones ya apuntadas con anterioridad.
El seguimiento de cada vivienda ha llevado a localizar la situación
económica en el aspecto rediticio, del 66,4% del total de las moradas de
la villa, estando el 25,7% del volumen libres de tributo, ubicándose
éstas últimas en la zona que comprende el núcleo alrededor de la ermita
de San Roque y las calles laterales de la villa, sobre todo aquellas que
se encuentran encima del barranco de Las Garzas, que era la última
área que se había urbanizado de Guía. También es el espacio donde
surgen el mayor número de inmuebles sin poder identificar si poseen
cargas 0 no ya que sólo existen referencias muy escuetas de ellas que
aportan muchas veces datos contradictorios sobre su situación, debién-dose
ésto a que sus moradores, de humildes recursos, apenas si aparecen
en las fuentes consultadas.
El resto de los bienes inmuebles del casco poseían gran diversidad
de cargas así; el 12,5% rentaba entre 1 y 5 reales anuales situándose
:..-...-.hlA" A- m.. -n.,n.. --.+o a. 1"" ",,..O" "a..""",," " 1- A-GSLUS
I I ILI IUGULGG~ LI J U ~ u a y u~ ~~ I bLu Gl a 3 LAJ I I ~ J~ U I U U L I ~uJ l a ~ I I I I I L ~u b
San Roque, donde la existencia de numerosos solares vendidos a tributo
desde el siglo XVII a censo reservativo redimible - e n algunos casos
perpetuos como los que componían el patrimonio de la capellanía de
Carga rediticia g desarrollo urbano en la comarca ... 349
Blasina de San Juan- que permitían la construcción de pequeñas y
humildes casas, casi todas terreras, por parte de los censatarios. Se
añadía a éstas un importante grupo de viviendas repartidas por toda la
villa sobre las que sólo estaban impuestas rentas perpetuas a favor de la
parroquia por aniversarios.
Entre los 5 3 y 10 reales de renta anual era sustanciada por el 9,496
de los inmuebles, anundando éstos en los sectores entorno a la iglesia
parroquia1 y en aquellos de tránsito a la zona de San Roque, lugar éste
donde se concentraban los pequeños propietarios y rentistas. Eran las
viviendas que porcentualmente con respecto a su valor neto estaban
más cargadas ya por réditos perpetuos, a favor de la parroquia y el
convento de San Antonio de Gáldar, como por reservativos pues eran
sus propietarios los que participan con más asiduidad en numerosas
transacciones (diezmos, censos, compra-ventas) y a su vez también lo
hacían sus viviendas al ser utilizadas como hipotecas para la realiza-ción
de las oportunas fianzas.
Los réditos establecidos entre los 10,5 y 20 reales anuales ya empie-zan
a marcar claramente una barrera no sólo entre los grupos sociales
según su poder económico sino que también repercute en la propia
localización de las viviendas. Su cuantía era sólo ya del 8,396, pertene-ciendo
la mayoría de los inmuebles a pequeños y medianos propietarios
que, como los anteriores, cargaban sobre ellos los múltiples préstamos
que solicitaban, especialmente a instituciones religiosas, y un amplio
volumen de mandas pías. El número de viviendas que detentaban esta
cuantía de rédito predominaba en la parte posterior de la iglesia de
Santa María donde los bienes inmuebles alcanzaban en su tipología
mayor categoría que los anteriores siendo habitualmente todos ellos
moradas de alto y bajo y alguna que otra sobradada.
Entre los 20,5 y 40 de renta anual los inmuebles aparecen claramen-te
ya en las zonas aledañas a la plaza principal y en las calles más
cercanas, en el área de contacto con la Vega de Gáldar. Sus propieta-rim
i;eí:enecen a! gxpo de pvder lucd; íciiiisi~s, cümerciaiites y
eclesiásticos, caracterizándose la mayoría de estas cargas por ser cen-sos
consignativos redirnibles. Ya a partir de esta última cantidad y hasta
los 100 reales, el número de viviendas que sustancias estos réditos se
reduce al 2,296 circuscribiéndose alrededor de la plaza e iglesia, el
núcleo de poder principal, donde se asentaban las casas de mayor enti-dad
-inciuso en ia superficie que abarcaban- y los cercados de mayor
valor, teniendo en algunos casos, las más cargadas, continuos traspasos
como la venta que hacen de la casa del capitán José de Rojas por sus
herederos en 1734 al vecino del lugar Baltasar Hernández, al no poder
350 Pedro C. Quintana Andrés
pagar los 1.500 reales de principal impuestos a favor del convento de
San Bernardo de Las Palmas, éste la enajena a su vez por la misma
razón al vecino Francisco de Acosta y por idéntica circunstancia el
último la traspasa al capitán Diego Grimón en 1740, ilustrando este
ejemplo en cierto modo el peso que sobre las economías domésticas a
la larga ejercían los censos, sobre todo en etapas coyunturales adversas.
Existiendo una relación entre la capacidad económica del propietario,
la tipología de la vivienda, ubicación de ésta dentro de la población y el
censo que sobre ella se imponía.
El estudio de los censualistas que perciben los réditos arroja que
gran parte de ellos se encontraban monopolizados por la Iglesia de
Santa Man'a de Guía pues abarcaba el 33,5% de las cargas aunque casi ,,
todas de escasa cuantía ya que raramente sobrepasan los 200 reales de E
principal, dedicándose sus réditos a misas perpetuas.
El 29% lo aglutinan las instituciones de carácter religioso y pío, n - m especialmente conventos y capellanías, sobresale entre los primeros el O E
convento de San Antonio por las rentas perpetuas con las que se le SE dota, y el de San Bernardo, principal prestamista de toda la isla. Sólo el E
23,896 de las cargas rediticias se encontraban en manos de particulares,
eumUilrleil~eíi iuiiieiLu<os, ec:esi.&dcus íi.dfieiailos, a de 3
la enajenación de viviendas o solares o de la realización de préstamos Om-adquieren
significación dentro de este grupo. El resto, el 14% de las E
encontradas estaban cargadas con dos censos siendo siempre uno de O
ellos perpetuo, a la parroquia o al convento de San Antonio, y otro n redirnible. E
De esta manera Guía se muestra como un espacio estmcturado en a
función de la localización de sus grupos sociales que influye sobre la n
tipología de la vivienda y las cargas que soportaban, así a un mayor n
valor de las moradas correspondía la posibilidad de hipotecarlas a favor 3
de censos de más alta cuantía, estando estas últimas en mano del grupo O
de poder en la zona.
3.2. GALDAR: LA PERVNENCIA
DE UNA ESTRUCTURA URBANA HEREDADA
F- :-:z-mi
r;uiiirapusic;iuri ii uíi IibcÍe0 de í iUCW íjhiii~CV íIiü el iiiiiHb3i Se
hallaba Gáldar en la que existía una fuerte reminiscencia del pasado
aborigen, marcando al núcleo principal hasta el siglo XIX. Tras el es-plendor
económico inicial con la colonización Gáldar conoce una
lánguida existencia a fines del siglo XVI y a lo largo del siglo XVII
Carga rediricia y desarrollo urbano en la comarca ... 35 1
Cargarediticir &la vivienda
anual
No localizadasl33.8 '/. )
üeM.5 r4Ors (8.3%)
Mds de 100 reales f 0,4 7.)
Do a l a 2 0 i s . ( 8 , 3 ' / . ) De 1 a 5 reales 1 12.5 O/, )
Gdldar11700-1750)
Carga rediticia de la vwrenda anual
Mis de 200 reales
6s dc 100redles10.4~
De 1 a 5 reales (8-8 %)
Or 5.5 a 10 reales (3.5 V.)
De 10.5 a 10 realesi3,5 V.)
203 a 40 d e s (2.4 *l.)
0.5 a liWIca(rs( 1.5%)
352 Pedro C. Quintana Andrés
perdiendo su privilegiada posición inicial a favor de Guía, donde se
concentraba el grupo dirigente comarcal.
Durante esta centuria su núcleo creció muy lentamente localizándose
la mayoría de su población entorno a las antiguas zonas de poblamiento
aborigen; barrio de la Camicena, Plaza Vieja, Don Pedro, etc., o en las
zonas cercanas a la ermita de San Sebastián y de la iglesia de Santiago.
El auge demográfico de fines del siglo XVII repercutirá directamente en
su crecimiento y en el asentamiento de un importante grupo de pobla-ción
en el núcleo - d e más transcendencia que el creado en las zonas
de mediadas- que expande la villa a costa de la transformación de
huertos, cercados y antiguos emplazamientos de casas aborígenes en
espacio para fabricar las viviendas que necesitaban, ayudando a ello la
actitud tanto de la iglesia de Santiago, como la del Cabildo de la isla al
cenreder u= grur? númere de sihes a censo reservuth.
Ya hacia 1750 en el núcleo, sin contar con barrios adyacentes como
La Torre, Jordán, Las Canteras, etc., se hallaban 426 bienes inmuebles
4 3 6 en todo el término- que significaba un incremento del 181%
con respecto a las cifras de viviendas manejadas para fines del siglo
XVII.
Lógicamente este hecho significó una resuucturación de ias áreas de
asentamiento de los grupos sociales dentro de la villa, emigrando los
más destacados de las zonas que rápidamente empezaron a quedar mar-ginados
-barrios localizados entre la iglesia y el barranco de Gáldar-hacia
las parcelas entregadas por las mencionadas instituciones, am-plias,
alejadas de las zonas más pobres y que permitían, sobre todo, la
formación de cercados y huertas de cierta entidad, a la vez que se
poseían escasas cargas censales. Pero ello repercute en que el núcleo
adolezca de una cohesión del espacio interno que no estaban tan
estructurado y centralizado por el grupo del poder, hecho que sí se
producía en la villa de Guía.
En Gá!Yur e! es tu&^ de! &jito presenta e! pr&!ema e s ~ ~ s a
información que sobre ella existe, motivado por la parquedad en las
fuentes utilizadas, queda como resultado que sobre el 70,3% de las
viviendas del cakco no se tengan datos sobre si poseían o no cargas
rediticias, achacable a la pobreza de sus habitantes y a la tipología de la
mayoría de las -cuevas- cristalizándose en la ausencia de sus mora-dores
en cuaiquier tipo de transacción ante ei escribano, aunque si
alguna de ellas pagaban censo éste no debería de sustanciar una impor-tante
cuantía.
El 9,7% de las restantes se encuentran libre de tributos correspon-diendo
esta situación a cuevas y pequeños huertos que están alrededor
Carga rediticia y desarrollo urbano en la comarca. .. 353
de la calle "Larga", que desembocaba en la plaza, y en la zona com-prendida
entre la iglesia y el barranco de la villa.
Las que rentaban entre 1 y 5 reales anuales eran casi en su totalidad
los terrenos entregados por el Regimiento de la isla en la zona del
Llano de Santiago y entre ésta y la montaña de Ajodar, siendo gravados
gran parte de ellos con posterioridad por mandas pías a favor de la
iglesia.
Entre los 5,5 - 10 reales el número de viviendas que lo integraban
eran muy escasa, 3,8%, marcando ya los lindes entre los medianos
propietarios y los menos favorecidos, ubicándose los inmuebles alrede-dor
de la iglesia y calles que desembocan en ella, sobresaliendo los
solares entregados por la parroquia como el cercado de San Miguel. Ya
superando esta cifra y hasta los 200 reales anuales sólo se hallaban
gravadas parte de las casa, acompañadas por huertas y cercados, de los
grandes propietarios que tenían sus viviendas entorno a la plaza mayor
de Gáldar o en la zona privilegiada de San Sebastián donde se situaban
los terrazgos más feraces.
Entre los perceptores de los réditos en Gáidar aparece otra vez
como entidad fundamental el Beneficio del lugar pues aglutinaba el
35,896 de éstos, siempre en función de las mandas pías y capeilanías
fundadas a su favor, aparte de algunas ventas de viviendas y solares
que empezaron a enajenar sus mayordomos a partir de la segunda mitad
del siglo XVIII a censo perpetuo.
Por contra de lo que ocum'a en Guía el resto de las instituciones
religiosas no aparecen representadas con gran fuerza, sobre todo los
conventos salvo el de San Antonio de Gáldar -debido a las fundacio-nes
pías hechas por los fieles- pues sólo el 19,296 tiene censos a favor
de éstas. Este número tan bajo estaba en correspondencia con la cuantía
media de los préstamos que eran demandados en Gáidar - d e escasa
entidad- no atrayendo a estas instituciones, y aquellos que se produ-cían
eran solicitados por campesinos y artesanos con cortos medios de
.V,:AlnU a, ^ ^..A"*,,'." ,..^ -.-L:-J^^ 1^^ -^^^. .-l:^r-- 1^^^ pGYUGi iU3 ~ l G 3 L ~ I I I Uq U~ Gi G1411 LUVICILVJ 1)Vl 1UJ LCl lJUdl lbLdb IVLLL-les;
cofradías de la parroquia o de ermitas.
Lo mismo sucede con los rentistas particulares, sólo el 7,5%, a
causa de las razones mencionadas y al no existir en Gáldar pequeños y
medianos prestamistas que cubrieran los censo más bajos, jugando este
papel censualistas foráneos (Guía, Las Palmas).
Pero el aspecto más importante en las cargas que poseían las vivien-das
galdenses era la presencia de un 9,2% de las que pagaban a los
Propios un canon, debido a las diversas enajenaciones realizadas por
éste a principios del XVIIIs, iendo todos de escasa renta, oscilando entre
Carga rediticia y desarrollo urbano en la comarca ...
356 Pedro C. Quintana Andrés
1 - 7,5 reales. Finalmente aparece una importante cifra de inmuebles
con más de un censo, el 28,396, con las mismas características que las
apuntadas para Guía.
En Gáldar estudiando su relación de gravámenes se observa que su
influencia sobre los bienes inmuebles y la población deseosa de vivien-das
y solares fue importante, pues su nula o pequeña presencia permitió
que un gran número de sitios, en manos de instituciones que lo que
deseaban era poblar el lugar para mayor beneficio de éstas, se ocuparan
al ser cedidos a baja renta proporcionando la posibilidad a los grupos
más humildes si bien no de adquirirlas, sí por lo menos ocupar los
bienes inmuebles dejados vacos por los pequeños y medianos propieta-rios
al desplazarse desde las antiguas zonas de asentamiento a las m
D
nuevamente creadas. Así las áreas que conformaban el núcleo en un E
...Ama.. mnmnntn ,.nmnn"nrr\n ln..tomantn o "a- mnrrr;nnAn" C... ..Anm-- O
p""'b1 1llullIbllLw buIIibLILialwlI Ibl1LaIIIbllI.b a Jbi 111alt;111aucw, LulIualilGlI-n
talmente los barrios que se localizaban entre la iglesia y el barranco, -
=m
donde el valor de las cuevas y sitios sufrió un estancamiento y en O
E
algunos casos descensos, a la vez que también varios grupos debieron E
2
desplazarse a pagos de la periferia de la villa; Marmolejo, La Cantera, =E
Cabucos o Jordán por la baratura de sitios y cuevas. 3
3.3. AGAETE - MOYA: E
ESTRUCTURAS URBANAS MARGINALES O
n
El rápido proceso histórico que se desarrolló en el término de Agaete E a-desde
finales del siglo xv con el paso de una economía agropastoril a la l
capitalista mercantilista, gracias a la fuerte implantación de los cultivos n
0
azucareros, significó un cambio radical en el binornio hombre-espacio
que se transformó a favor de una mayor antropización del medio. Este 3
O
proceso atrajo. a un significativo grupo de asalariados y de mano de
h l o . + A 1 t l " 1 0 1 A T ,n uuia b a b i a v a ~ ~ . I I L L I L I ~ I I U Ub ~ I I I ~ I ~ I I I ~ I I L YU u u I a b I u u a i GIL la Liuua. ~ u 3
nuevos moradores reutilizaron tanto las antiguas viviendas de los aborí-genes
como hicieron nuevas construcciones situándose estas últimas
entorno a la iglesia del lugar donde se asentaron los elementos más
destacados social y económicamente de la villa, así como las viviendas
temporales de los grandes terratenientes.
La crisis azucarera de fines del siglo xvr supuso un importante retro-ceso
de la población en Agaete, aunque todavía existían algunas
reminiscencias comerciales de este producto a comienzos del siglo XVII,
cayéndose rápidamente en una indigencia generalizada de la población,
achacable además a un hecho estructural; la acumulación y amortiza-
Carga rediiicia y desarrollo urbano en la comarca... 357
ción de tierras y aguas que en la zona había realizado el grupo de
poder, convirtiéndose gran parte de la población en meros jornaleros y
subarrendadores.
El término en el período estudiado experimenta un importante creci-miento
poblacional, aunque éste no se refleja en un aumento sensible
en el número de viviendas desde fines del siglo XVII hasta mediados del
xvrrr, indicando los datos que su incremento fue muy lento, aunque
estas fuentes no son tan fiables como para los otros dos núcleos anali-zados
pues la información sobre él a medida que avanza el siglo xvnr va
siendo más menguada.
El núcleo, salvo en los alrededores de la iglesia (área reflejada en el
plano adjunto), aparece estructurado en agrupaciones de viviendas que
forman pequeños barrios, teniendo éstos la mismas características que
las apuntadas para Gáldar; su raíz prehispánica.
Al existir una gran población que rayaba la miseria obligó a que
éstos habitaran principalmente cuevas, casas aborígenes y moradas de
carácter humilde -charnizos, chozas- implicando que casi la totali-dad
de ellas estuvieran libres de censo. Pero si bien esto era una norma
generalizada para la mayoría de las distintas agrupaciones, no sucedía
lo mismo con el conjunto ubicado alrededor de la iglesia parroquia1
-asiento del grupo privilegiado de la zona- integrado por las propie-dades
de los arrendadores de los grandes cortijos, rematadores de
diezmos -destacando en este caso la familia Armas- censos, etc.,
junto a las mencionadas moradas temporales de los grandes hacenda-dos;
Del Castillo Olivares, Mújica o Saz.
En el plano sólo se refleja el 34% de las viviendas localizadas en el
término, de las que del 42,4% no se posee información alguna sobre sus
cargas y en otras lo contradictorio de las informaciones ha obligado a
suprimir cualquier opinión aventurada sobre ellas. Del resto el 23,2%
se encontraban libre de tributos destacando sobre todo aquellas vivien-das
sitas en la llamada "calle Honda" junto al barranco de la localidad.
Las casas que rentaban entre 1 y 5 reales anuales, un 1096, eran en
totaKdad !as de los pí-inciria;es anenda(jores
del lugar, siendo habitualmente casas terreras que han cambiado varias
veces de manos y, a lo largo de este periplo, se han ido cargando de
cortos réditos, destacando los perpetuos a favor de la iglesia de Agaete.
Finalmente las cargas de mayor entidad pertenecen a propietarios
avecindados fuera del término situándose sobre viviendas de alto valor
con ampiias superÍicies y comunmente de dos pisos.
Las diversas cargas encontradas se distribuyen por iguales partes
entre los censualistas; instituciones eclesiásticas, parroquia del lugar y
Pedro C. Quintana Andrés
C ~ a n t i ade / rpdi@(reaiss anual&
0 Sm ibtos
m DP i a Sreaies
De 51/2 a 10 reales
m Be lOiR a 2Or~ates
De ZOV? a LO reales
Carga rediricia y desarrollo urbano en la comarca. .. 359
prestamistas particulares, girando la mayoría de las rentas no tanto en
función de censos de carácter consignativo sino reservativos.
En Agaete se produce una importante diferenciación entre un grupo
foráneo y sus filiales en la villa, verdaderas correas de transmisión del
modelo de poder impuesto, y el grueso de la población con unos recur-sos
mínimos que se refleja no sólo en las referencias que a ella se hace
desde el siglo XVII hasta el XIX, sino incluso a través de la información
obtenida en la consulta de testamentos, adquisiciones, etc. Es por tanto
una marginalidad inducida, creada, que cumple una función específica
dentro de la formación social y del proceso de acumulación desarrolla-do
por el grupo de poder insular.
Por contra en el término de Moya, enclavado gran parte de él en la
zona de medianías, aparecía como un lugar próspero en pleno siglo
XVIII. También en él se lleva a cabo un aumento demográfico que se
refleja tanto en su núcleo principal como en sus pagos que crecen y
multiplica con celeridad, estructurándose éstos desde la costa en fun-ción
de la distribución de las tierras, tipo de explotación y propiedad de
éstas; grandes haciendas en el litoral propiedad de terratenientes que
atraían a mano de obra asalariada y jornaleros que se ubican en los
límites de los cercados, entre esta área y el núcleo de Moya el
asentamiento se vuelve muy disperso, en reducidos pagos, debido al
tipo de pequeña y mediana propiedad predominante pertenecientes fun-damentalmente
a rentistas y arrendatarios. Y una tercera área desde el
núcleo de Moya hasta la cumbre -destaca la propiedad realenga de la
Montaña de Doramas- espacio plagado de grandes haciendas-aunque
de menores rendimientos que las de la costa, caso del cortijo de
Fontanales.
El caso principal era pues el que marcaba la transición entre las
zonas, siendo el lugar de asentamiento de los medianos propietarios,
rentistas y arrendadores, mientras el grupo dirigente moraban en el
litoral y gran parte de la población se repartía entre numerosos pagos
donde tienen pequeñas parcelas de cultivo a la vez que participan como
joiiialeros o sübaiicíidadures.
La población del casco de Moya tiene escasa dimensión que se
plasma en un mínimo número de viviendas, estando éstas en su mayoría
armadas pero sin un eje de predominio claro a causa de los menciona-dos
condicionamientos económicos - sociales. Es en ella donde la
información recogida ha permitido localizar en mayor número la situa-ción
cie ias viviendas con respecto a su carga rediticia, sólo del 24,6%
no ha podido recogerse ya que estas últimas se encontraban en las
zonas marginales dentro de la villa.
1 - ¿u;ato de Moya
2- Insriiuciones re'igiosas
3- Rentistas part,culares
Carga rediticia y desarrollo urbano en la comarca... 36 1
El otro gmpo en importancia lo marcaban aquellas que estaban libres de
tributos, 36,2%, integrándolo primordialmente casas terreras y sitios. Entre
los 1 - 5 reales anuales estaba integrado por el 17,4%, que, como en el
resto de las áreas estudiadas, eran aquellos de los que principalmente se
beneficiaba la iglesia local, ya que muchos eran imposiciones pías hechas a
su favor.
Dentro de los censualistas beneficiados con este tipo de volumen de
rentas destacaba los que habían enajenado solares a censo reservativo tanto
perpetuo -cuando éstos pertenecían al curato o cofradías de Moya- o
redimibles por compra-venta entre particulares. Desde estas últimas canti-dades
hasta los 40 reales eran escasas las propiedades gravadas, sólo el
4,3%, correspondiendo estas cargas a aquellas viviendas que iban unidas a
terrazgos de altos rendimientos ya por ser huertas o terrenos bajo riego.
Con respecto a los censualistas beneficiados del curato de Moya era el
;ti xpsentzdu. cm üii 345% de ellos a FO favor, los de menor ciiañ'úa y
casi todos perpetuos, las instituciones religiosas por contra sólo recibían el
10,3% del conjunto de los réditos, relacionado con el bajo nivel de demanda
de censos redimibles a los monasterios ya que la población cuando solicitan
censo consignativos - e n los que hipotecan viviendas- se decantaban por
los rentistas particulares tanto a favor de los pequeños que viven en el lugar
como de los grandes propietarios de la zona de costa o de la propia ciudad,
caso de la familia Matos.
Estos últimos en global representan el 34,5%, de escasa cuantía en su
principal, que al fin y al cabo era el reflejo de la propia cotización de las
propias viviendas. Uniéndose a este porcentaje los ingresos de una impor-tante
cantidad de solares vendidos por este grupo siempre a baja renta. S610
el 20,7% de los bienes inmuebles poseen dos censos pero siempre de escasa
consideración y con las características apuntadas en las anteriores ocasio-nes.
Las viviendas de Moya aparecen en un segundo plano dentro del con-junto
comarcal desde el aspecto económico y de sus cargas debido a su
escaso valor y lo reducido de los censos cnnrignativo e inprici~nerp qx-tuas
hechas por sus habitantes que eran las que, junto a las ventas de sitios,
permitían observas una generalización de las cargas sobre las viviendas.
4. CONCLUSIONES
Este estudio sólo intenta ser una somera visión de cuatro núcleos
característicos de esta zona de Gran Canaria y las cargas económicas
que soportaban sus viviendas. Pero este escueto análisis no muestra las
Pedro C. Quintana Andrés
Agaele(iÑ0-1EOJ
Cargaredilicia de b v.vien&
De 20.5 r LO reales (5,870) 'OW1
Ck'lQSa20rs (8.8%)
h l a 5 reales 111,7%)
Librede caqslSO'/iJ
C q a redit,cia de la vivrenda
anual
Carga rediticia y desarrollo urbano en la comarca ... 363
múltiples complejidades que sustancian estas cargas; compra-venta de
los réditos, redenciones, traspaso de bienes al no abonarse los présta-mos,
etc., cuya investigación permitiría obtener una línea más diáfana
sobre el problema que significaba el censo hipotecario, sus fluctuacio-nes
y transformaciones sobre las viviendas. En conclusión se observa:
a) La existencia de un núcleo principal de poder estructurado, Guía,
y la acumulación en su casco a lo largo del siglo XVII de un importante
grupo de hacendados motivando que su estructura social-urbana se vie-ra
sometida a un cambio paulatino de trasvase de población, lo que
añadido a su limitadas posibilidades de expansión llevó a un aumento
del valor medio de la vivienda y a que parte de éstas soportaran mayor
réditos al estar continuadamente en manos de grupos que, ya por su
posición social como por su economía, necesitaban del préstamo para
poder prosperar, añadiéndose aqueiios otros que adquirían terrenos den-tro
de la villa para fabricar debiendo recurrir a comprar a censo
reservativo o perpetuo.
b) Por contra en el resto de las zonas analizadas a medida que éstas
se alejaban de Guía el valor medio de sus viviendas iba disminuyendo
-también las posibilidades económicas de sus habitantes- desembo-cando
en una situación donde las cargas impositivas sobre éstas, en
general, eran casi nulas, como sucede en el casco de Agaete.
c) Era evidente que a mayor valor de la vivienda aumentaría la
posibilidad de que ésta sirviera para refrendar un número superior de
fianzas y por tanto de cargas sobre ellas; así si en Guía un bien inmueble
costaba habitualmente 2 ó 3 veces más que en Gáldar, ello también
significaba una opción más importante para el propietario de las prime-ras
a la hora de verse respaldado por algún bien particular como fianza
cuando fuera a realizar una transacción.
Pedro C. Quintana Andrés
1. Para ampliar; VRIES, J. de (1987): La urbanización de Europa, 1500-1800.
Barcelona. Para una visión suscinta de las diversas vías metodológicas que se siguen
en Europa ver; 1 Curso de Historia Urbana. Universidad de Cantabria, Santander 1991.
2. QUINTANA ANDRES, P. (1991): "La reutilización de la vivienda aborigen en
la comarca Noroeste de Gran Canaria en el primer tercio del S. XVIII" en Almogaren,
n." XX, págs. 43-ó8. Karisruhe.
3. MARTIN RUIZ, J. F. (1978): El N. W. de Gran Canaria: Un estudio de
demografía histórica (1485 - 1860). Las Palmas. SUAREZ GRIMON, V. (1980):
"Propios y realengos en Gran Canaria en el siglo xviii" en 111 Coloquio de Historia
canario-americana, tomo 1, págs. 175-292. QUINTANA ANDRES, P.: "Aportación al
urbanismo de la comarca Noroeste de Gran Canaria: La fundación de ermitas en la
villa de Guía en la primera mitad del siglo XVIII." en IX Coloquio de Historia canario-americana,
1990 (en prensa).
4. Ver BENASSAR, B. (1989): "de nuevo sobre censos e inversiones en la Espa-ña
de los siglos XVI y XVII" en Estado, Hacienda y Sociedad en la Historia de España,
págs. 79-94. Valladolid. FLORISTAN IMIZCOZ, A. (1984): "Crédito rural en Nava-rra.
Los censos al quitar", págs. 395-408. GONZALEZ ALVAREZ, U. (1984):
"Obligaciones y .censos: dos instrumentos de endeudamiento popular en el principado
de Asturias (siglos XVII-XVIII)" págs. 382- 293, ambos en actas de 11 coloquio de
Metodología Hist6rica Aplicada. Salamanca. NUNEZ PESTANO, J. (1991): "Censos y
tributos en las Islas Canarias a fines del Antiguo Régimen." en VI11 Coloquio de
Historia canario-americana, tomo 11, págs. 45-82. Madrid. PERAZA DE AYALA, J.
(1988): "El contrato agrario y los censos en Canarias." en Obras Completas, págs.
223-248. Santa Cruz de Tenerife.
5. SANCHEZ HERRERO, J. (1985): "Las Islas Canarias en la segunda mitad del
siglo XVII (1676 a 1688). "En Anuario de Estudios Atlánticos, n." 21, pág. 237-415.
Madrid. Este crecimiento en el número de viviendas se puede evaluar en un 82,5%
para el período 1688 - 1750. No significa ésto que el incremento de vecinos fuera
necesariamente parejo, sino que la concentración de este tipo de propiedades y el
aumento de los dueños de 2 6 3 casas fue una constante durante todo el periodo.