ARQUEOLOGÍA Y DOCUMENTACI~N PARA
EL ESTUDIO DEL APROVECHAMIENTO ECON~MICO
DE MOLUSCOS EN LA HISTORIA DE TENERIFE *
El mar supone para los habitantes de las islas una extraordinaria
fuente de recursos, constatándose su explotación desde los primeros
momentos del poblamiento prehistórico del Archipiélago según se com-prueba
en los numerosos yacimientos excavados, donde han aparecido
gran cantidad de restos rnalacológicos e ictiológicos consumidos por sus
L . L I L _ ..LA.. 2- -11- -- :-Cf--- -1 :---A--&- ^^^^1 rl^^,.--^=,.rl^ I I ~ U I C ~ I L L GUSG, GLLU sz ILLLLGIG GL I L L I ~ U I L ~ L I LpGa p c ; ~u c ; a c i i ipr ; i i auv -p--i c^ "Ca..." w u
productos como complemento proteínico en la dieta aborigen. No obs-tante,
la recolección de moluscos y su posterior consumo ha llegado hasta
nuestros días, aunque con cambios en los mecanismos de explotación y
aprovechamiento a lo largo de la historia insular, pasando de constituir
una alternativa alimenticia de las clases populares en momentos de ca-restía
a formar parte, actualmente, de «comidas de esparcimiento».
Esta comunicación tiene como principal objetivo exponer y valorar
las diferentes estrategias de aprovechamiento de los moluscos marinos
desde la etapa prehispánica hasta la actualidad.
EL APROVECHAMIENTO DE LOS MOLUSCOS EN
LA PREHISTORIA
El marisqueo en este período constituyó una actividad económica
importante para las poblaciones asentadas en el Archipiélago, como así
!G atestig~:. e! ingente vc!urne:: de restes ~?~a!acdSgke~xsh ~m~ d =ens
los diferentes yacimientos arqueológicos de las Islas; este tipo de dese-chos
aparecen en emplazamientos de diversa naturaleza, encontrándose
en recintos habitacionales, en menor medida en los sepulcrales, y fun-damentalmente
en los denominados «concheros», acumulaciones masi-
480 C. M. Eugenio Florido
vas de caparazones de moluscos que testimonian el elevado consumo que
de ellos se realizaba en época prehispánica.
En Tenerife, este último tipo de manifestaciones se concentra
significativamente en determinados puntos, destacando el T.M. de
Buenavista del Norte, donde junto a los ya conocidos concheros de Teno
(Serra Rifols, J. de C. 1945 y 1946), aparece otra serie de depósitos de
estas características repartidos por la franja costera comprendida entre
la Pta. del Fraile y la Playa de Los Barqueros. Además, los importantes
registros malacofáunicos exhumados en algunas cuevas de habitación del
Conjunto Fuente-Arenas (Playa de las Arenas, Buenavista del Norte),
confirman la importancia del marisqueo en las poblaciones prehistóri-cas
de dicho ámbito geográfico (B. Galván et al., 1996). Posiblemente,
tales yacimientos fueron más numerosos en el litoral de la Isla Baja,
puesto que se observan de forma aislada, pequeñas acumulaciones de
moluscos a lo largo de la franja costera del Municipio de Los Silos',
debiendo existir una continuidad con los ya citados de Buenavista. Su
alto grado de deterioro actual obedece a la intensa antropización que ha
sufrido la zona, que ha propiciado incluso la desaparición de numero-sos
yacimientos arqueológicos.
E! !itnru! & b~cnr, Migll~! y @a~u&!!u cefirti[ujr e[re cúc!re
donde destacan los concheros por su relativa abundancia; concretamente,
el área de Rasca (Arona, Tenerife) 2, también con gran tradición maris-quera
desde la prehistoria, concentra numerosas acumulaciones de capa-razones
de moluscos. Sin embargo, resulta preciso establecer diferencias
entre éstos y los existentes en el cuadrante NW, básicamente en cuanto
al desarrollo estratigráfico de los mismos, pues de manera habitual, los
concheros del Sur son simples concentraciones superficiales frente a la
mayor potencia que presentan los existentes en la costa noroeste de la isla.
En cualquier caso, se ha podido comprobar la reutilización histórica
de ambos conjuntos hasta prácticamente la actualidad, de igual manera
que sucede en los concheros de Arguamul en isla de La G ~me r aa, s~í
como en los existentes en otros puntos de la geografía canaria.
Un rasgo común a todos estos sitios arqueológicos es que el mayor
porcentaje de conchas lo conforma el grupo destinado al consumo, inte-grado
por Patella candei crenata, Patella ulyssiponensis aspera, Patella
piperata (lapas), OsiEinus atratus (burgado) y en menor medida Thais
haemastoma (perro o púrpura).
Todos estos moluscos habitan en la zona intermareal, esto es, la fran-ja
abarcada desde la línea de máxima pleamar hasta la de máxima baja-mar,
lo que posibilita que durante el desarrollo de la labor de marisqueo
puedan recolectarse varias especies al mismo tiempo.
Arqueología y documentación para el estudio ... 48 1
La recolección de cangrejos (fundamentalmente, Plagusia depressa,
cangrejo blanco) y de erizos (Paracentrotus lividus), debió realizarse
frecuentemente, puesto que ambas especies no sólo resultan aptas para
el consumo, sino que también se han utilizado de forma tradicional como
cebo para la captura de peces, fundamentalmente la vieja (Sparisoma
(Euscarus) cretense), y asimismo de pulpos (Octopus vulgaris).
No obstante, aunque el destino prioritario de los moluscos sea el
consumo, éste resulta compatible con otra variedad de usos (Vázquez
Varela, 1974). Así, tras sufrir una serie de transformaciones, las con-chas
de determinados moluscos pueden convertirse en objetos funciona-les
u ornamentales. Los objetos de adorno fabricados a partir de capa-razones
han sido documentados ampliamente en diferentes yacimientos
insulares. Por otro lado, la presencia de lapas cuyos bordes se encuen-tran
intencionalmente fracturados y pulidos constituye un hecho clara-mente
demostrado. Más difícil resulta precisar la función a la que se
destinan estos útiles, posiblemente relacionada con alguna actividad
doméstica, sin poder establecerse hasta el momento su naturaleza con-creta.
(B. Galván et al., 1996).
Bethencourt Alfonso, en su obra de carácter etnográfico Historia del
Puetlü Guüiictie (1994) recoge de ii~dicioiiec~u iiteiíipoiáiieas a é!, !a
utilización de conchas para fabricación de instrumentos musicales, como
los panderos o tajarastes, en los que las lapas funcionarían como sona-jas,
o las chácaras, que se realizarían, entre otros materiales, con
moluscos marinos. Del mismo modo, alude a los bucios como elemen-tos
de llamada o saludo desde grandes distancias. Este autor plantea la
posibilidad de que estos usos históricos de los moluscos procedan de
época aborigen.
El uso de conchas con otros fines diferentes al consumo se vuelve a
constatar en el momento final de la conquista señorial del Archipiélago,
relacionado con los rescates de oro en la costa africana, donde las con-chas
circulan con valor de monedas. Hemando del Pulgar sitúa en 1477
este UYG e:: :e!aci& ::U=:: e! rescate en Sun hrge de La Mim (Guii.~,~).
La recogida de conchas en Canarias destinadas al uso monetario, par-ticularmente
apreciadas en Guinea, supuso en este período un lucrativo
negocio, hasta el punto de constituirse en monopolio señorial. Los seño-res
jurisdiccionales gravarán este producto con el impuesto de «quintos»
482 C. M. Eugenio Florido
aunque se trate de una mercancía sometida a régimen especial, por estar
destinada su recolección al comercio con el exterior (A. Rumeu, 1978).
El único dato que se posee en cuanto a la determinación de los ca-parazones
de moluscos destinados al comercio lo aporta Hernando del
Pulgar quien cita su gran tamaño 5 ; se desconoce, por tanto, qué especie
o especies se recolectaban prioritariamente con este fin. En Africa, la
especie tradicionalmente utilizada como moneda en actividades comer-ciales
es la Cyprea monetta, molusco originario de la región indo-pací-fica,
que circulaba por todo el continente. Ahora bien, este molusco no
habita en el Archipiélago, por lo que necesariamente deben ser otras las
especies que se destinan a conchas de intercambio.
S. Jiménez Sánchez (1957) plantea la posibilidad de que fueran los
caparazones de Patellas (lapas) abandonados en los concheros los que
sirvieran para iniciar y mantener durante algún tiempo este comercio,
aunque no existe una base arqueológica que confirme tal realidad. En
cambio, el Dr. F. García-Talavera (1990), propone la utilización de la
valva libre del Spondylus senegalensis (ostrón), bivalvo relativamente
abundante en algunos fondos rocosos de Canarias, como molusco em-pleado
en esta actividad. Estas conchas alcanzaron elevadas cotizacio-
- n o a" 1 0 ?,A:",, o-".<- -o+- .<1+:-,. .*,.- ,-.-,-.L .- :..,l.- -L-ii-
a bii ha i v i i i t a , j' ~ G ~ U GI ~I L GU ~LLI I IUa uwl u a mas apcuaua L u a I n u IIMS
roja y menos erosionada se encontraba dicha valva.
Obviamente, el hecho de que determinadas conchas posean valor
comercial en esta etapa, no es óbice para que el consumo de moluscos
continúe produciéndose. Los cronistas señalan la recolección de diver-sas
especies de moluscos y destacan la fertilidad de las costas canarias
en este recurso. Las especies destinadas al consumo continúan siendo
las mismas que en la etapa precedente y, en definitiva, las que históri-camente
han poseído mayor interés para el marisqueo; entre las causas
que podrían explicar tal fenómeno, se encontraría, junto a las preferen-cias
de tipo culinario, la gran abundancia de dichas especies en las cos-tas
insulares y lo accesibles que resultan para el recolector.
En época de crisis el mar va a constituir una alternativa válida para
paliar las carencias alimentarias, como así lo recoge el Obispo García
Ximenes, ya en 1676:
(.....) y los pobres se han ayudado con algún marisco y yerbas
ri!vec&-es, hyhiend~ p c ~ e q~ ~ i n~ingg ~ne que hayaE
muerto por razón de hambre. (Paz Sánchez, 1988: 45)
No obstante, el consumo no es el único aprovechamiento que se
realiza de los moluscos en períodos de carestía, puesto que en una in-
Arqueología y documentación para el estudio ... 483
formación oral proporcionada por D. Luis Nóbrega, vecino actual de
Candelaria, se aludía a la recogida de conchas en los diferentes yaci-mientos
existentes en el Conjunto Arqueológico de Achbinicó para, una
vez machacadas, adulterar el azúcar y así rentabilizar más este produc-to.
Del mismo modo, indicó que los caparazones de moluscos han sido
utilizados en las tareas agrícolas bien como abono una vez triturados,
bien como recipientes para depositar veneno y así evitar que lagartos y
roedores ataquen los productos cultivados, e incluso, por su riqueza en
calcio, han sido empleados como complemento alimentario para las ga-llinas.
Al respecto, S. Jiménez Sánchez (1957) hace mención a la recupe-ración
de los caparazones de moluscos desechados en diferentes
concheros de Fuerteventura para posteriormente embarcarlos en motove-leros
con destino a diferentes puntos geográficosz donde serían transfor-mados
tanto en abono como en alimento para las aves. Del mismo modo,
A. Perera (com. pers.) recogió en una serie de encuestas etnográficas
efectuadas en Lanzarote, que dicho negocio también fue practicado en
esta isla con relativa asiduidad durante los años 30 a 50 de este siglo.
La información coincide grosso modo con la que apuntaba S. Jiménez
Skxhez, si Uien concreta qUe !os mo!üscos eran enriad~s a Teneíife,
aunque no ha podido determinarse si la fabricación de abonos y piensos
se realizaba en dicha isla o si por el contrario eran a su vez destinados
a otro lugar donde se elaborarían estos productos. Esta actividad comer-cial
fracasa cuando se descubre que se añadía arena para aumentar la
materia prima destinada a la exportación.
Junto al aprovechamiento de los recursos marinos en coyunturas
desfavorables, otra solución era el traslado temporal a la costa de las
clases populares en épocas en que el resto de los productos alimenti-cios
no se encontraban disponibles, fundamentalmente en el período
estival. Pastores y agricultores pobres, residentes en zonas de medianía,
se desplazaban a la costa ante las mejores garantías de subsistencia que
ésta ofrecía (Sabate Bel, F., 1993).
Retornando los usos tradicionales de las conchas de molusco, mere-ce
la pena destacar las numerosas referencias que la documentación his-tórica
ofrece sobre el empleo de bucios como «instrumentos de asona-da
» en las revueltas campesinas del siglo XVIII en las islas orientales 7.
Pm etr2 p"e, de tudes es conucido !a uti!izwiSn de cunchar en !2 e!~-
boración de instrumentos musicales de percusión rítmica.
Finalmente, la venta de lapas y burgados, hervidos preferentemente
en agua de mar y conservados en vinagre, constituye otra actividad co-mercial
relacionada con los moluscos que se ha practicado con relativa
484 C. M. Eugenio Florido
frecuencia hasta nuestros días y que completa el panorama de aprove-chamientos
históricos de este recurso.
LOS TESTIMONIOS ARQUEOL~GICOSE N LA ETAPA HISTÓRICA
Las intervenciones efectuadas hasta el momento en yacimientos his-tóricos
de Tenerife impiden la contrastación arqueológica de los datos
anteriormente expuestos; la causa que explica este fenómeno se encuen-tra
relacionada con la propia naturaleza de los depósitos estudiados 8,
puesto que el carácter religioso de estos recintos y su utilización como
lugares de enterramiento hasta principios del siglo XIX limitan y condi-cionan
la información que podrían generar los mismos vestigios en otros
contextos. Resulta, por tanto; fundamental, la ejecución de excavaciones
en yacimientos históricos de carácter doméstico o que presenten una
continuidad de uso entre esta etapa y la anterior, para intentar así dilu-cidar
los diferentes mecanismos de explotación de los moluscos a lo largo
del tiempo. Por otro lado, la práctica inexistencia de intervenciones ar-queológicas
en concheros impide establecer las posibles variaciones
,a:,,..ríi..:,nn ,, ni. ..o, ulauwuuau 611 3u u3u.
La Cueva-Ermita de San Blas constituye un caso excepcional para
el análisis de la evolución histórica de las estrategias de subsistencia
relativas a los modos de alimentación, puesto que se trata de un lugar
frecuentado desde época prehispánica hasta nuestros días. Si bien, su
erección como templo cristiano desde los primeros momentos de la con-quista
supone un sesgo importante a la hora de abordar este tipo de
estudio.
En los niveles históricos de la Cueva de San Blas se exhumaron un
total de 1.170 moluscos, lo que significa un 35,69% del total de evi-dencias
fáunicas, mientras que en el relleno sedimentario del edificio
colindante a dicha cavidad se recogieron 17.580, representando el 61,93%
del conjunto de restos faunísticos.
La composición de los registros malacofáunicos continua siendo muy
similar a la de los recuperados en yacimientos prehistóricos. Los
moluscos hallados en la cueva pertenecen exclusivamente al grupo des-tinado
al consumo, dentro de ellos la familia de las Patellas es la mejor
decurr,er?t~duf,u ndzrr?entz!mrnte !a Putellu cu?r&t crrmtu y !U Putr!!u
ulyssiponensis aspera, seguida del Osilinus atratus (burgado). Las otras
dos especies que completan el número de evidencias son el Thais
haemastoma (peno o púrpura) y la Littorina striata (burgado de sal), si
bien su presencia resulta prácticamente anecdótica.
Arqueología y documentación para el estudio ... 485
En el relleno del edificio se observa mayor variabilidad de especies,
junto al conjunto principal compuesto por Osilinus atratus, destacando
ahora frente a las Patellas, que ocupan el segundo lugar en representa-ción,
y en menor medida por Thais haemastoma, Haliotis coccinea (al-meja
canaria) y Littorina striata, aparece otro grupo, cuya presencia es
muy escasa, caracterizándose por no ser los habitualmente destinados a
la alimentación e integrado por las siguientes especies Columbella rús-tica,
Spondylus senegalensis y Luria lurida.
Por su carácter excepcional, destaca una Patella candei crenata con
evidentes signos de pigmentación adheridos a su superficie tanto inter-na
como externa. Se trata de un pigmento rojo y pulverulento, sin po-der
establecerse hasta ei momento su naturaleza y finalidad.
La Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción, parroquia matriz
de la ciudad de Santa Cruzj constituye otro e.jemp!c! de intervenribn his-tórica
en un recinto sagrado de la isla.
Durante las labores de excavación realizadas en el subsuelo de la
misma se recuperó un total de 903 moluscos marinos, cifra que, dentro
del conjunto de evidencias faunísticas representa el 84%; entre éstos,
vuelve a destacar el grupo habitualmente explotado por el hombre como
aiiiiieiito, sobresaiiendo sigñificativamenie ei Osiiinus airaius, seguido
de lejos por las Patellas, y dentro de éstas vuelven a primar las Patellas
candei crenata y las Patellas ulyssiponensis aspera. El tercer lugar lo
ocupa el Thais haemastoma, mientras que Littorina striata y Gibbula
candei, aparecen esporádicamente.
Un segundo conjunto estaría integrado por aquellos moluscos no
vinculados al consumo, cuya presencia es escasa, constituido por
Columbella rústica, Bursa scrobiculator, Luria Eurida y Cyprea monetta;
llamando la atención esta última especie, porque como se ha señalado
anteriormente, no es originaria del Archipiélago, pudiendo haber llega-do
a Canarias entre las mercancías transportadas en alguna embarcación.
Estas habrían sido desechadas en e! foco de captación de !a tierra des-tinada
a cubrir las sepulturas.
Por último, se cuenta con la información del registro faunístico
exhumado en la trasera de la Ermita de San Miguel (La Laguna), en
la que los restos malacológicos tienen una representación muy escasa,
suponiendo un 8,17% del total de las evidencias fáunicas recuperadas,
lo que en vaiüies absüiuios señan 36 restos, integrados todos eiios en
el grupo destinado al consumo, concretamente por Osilinus atratus, se-guido
muy de cerca por la familia de las Patellas, y por un único ejem-plar
de Thais haemastoma.
486 C. M. Eugenio Florido
La interpretación general de los vestigios recuperados en los tres
yacimientos, es el de una procedencia exógena, salvo en el caso de San
Blas, donde una parte de moluscos estudiados pueden proceder de los
niveles prehistóricos alterados por la apertura de fosas. La tierra utiliza-da
en las obras efectuadas en estos recintos se recogería en lugares próxi-mos
a los yacimientos. No cabe duda, por tanto, que el emplazamiento
de los mismos va a jugar un papel determinante a la hora de interpretar
los registros 9. En el caso de la Cueva-Ermita de San Blas y de la Igle-sia
de la Concepción, su ubicación en las inmediaciones del litoral ex-plica
la elevada presencia de moluscos, lo que contrasta con la Ermita
de San Miguel situada en una zona sin acceso directo al mar, donde el
conjunto recuperado es muy escaso. ,, -
En cuanto a la composición, las diferencias existentes entre los tres E
yacimientos son. m. eramen. te .c uantitativas, ya que a nivel cualitativo no O .A,".lA., .,,.... n.-...cnn~:..,.nC I ---A,.-:-:- A-I n,.:f-:. .- a c ..a--+.... UUJCI va11 v a i i a u u i i ~ aa i ~ i i i ~ ~ ~ a r i LvIa ay.i~ uuiiiiiiiuu 61 v~i c i r iuu~ir uiu~ --
es notorio en los tres enclaves, especialmente significativo en la Ermita m
O
E de San Blas y en la Iglesia de La Concepción, seguido de la familia de E
2 las Patellas que ocupa el segundo lugar en representación, siendo ésta E
también muy destacada; este hecho no resulta extraño en ambos casos,
-
si se tiene en cuenta la abundancia y gran tradición marisquera que existe 3
ae dichos moiuscos. Ei resto de ias especies se haiian escasamente ao- - -
0
cumentadas. m
E
O
CONSIDERACIONES FINALES
De lo anteriormente expuesto se deduce que el papel desempeñado
por los moluscos en la economía del Archipiélago ha sido importante
desde los primeros momentos de la ocupación humana hasta la actuali-dad,
si bien hoy en día se sufren las consecuencias de la intensa explo-tación
experimentada históricamente por este recurso, que se traduce en
una notable reducción de las áreas óptimas para la recolección de
moluscos, debiéndose acudir para desarrollar esta actividad a aquellos
lugares menos frecuentados,ya que las zonas de marisqueo tradicional
se hallan cada vez más mermadas.
El mismo caso se observa en la talla de los moluscos recolectados
que ha descendido progresivamente, hecho por otra parte obvio dado que
los diferentes grupos humanos han practicado una recoleccirjn intensiva
e indiscnminada de estos productos, recogiéndose junto a los individuos
de gran tamaño, otros de talla media e incluso pequeña, lo que dificulta
la reproducción de las diferentes especies. Tal fenómeno también ha sido
Arqueología y documentación para el estudio ... 487
planteado por C.G. Rodríguez (1991) en el estudio de la ictiofauna de
la Cueva de La Fuente (Buenavista del Norte, Tenerife), donde observa
la presencia de individuos de Sparisoma (Euscarus) cretense (vieja) de
tamaño muy superior al común en nuestros días.
Por tanto, resulta evidente que de la abundancia de mariscos en las
costas canarias documentada en las fuentes etnohistóricas, se ha pasado
en la actualidad a una situación bien diferente.
El caso de la Patella candei candei es excepcional. Se trata de una
especie extinta en las islas occidentales y se ha aducido como causa de
dicha circunstancia una sobreexplotación por parte de las poblaciones
prehispánicas, dado que su gran tamaño y fácil recolección al habitar
en los niveles superiores de las mareas, la harían más apetecible que el
resto de especies para los grupos humanos protagonistas del momento.
(García Talavera. En Diego Cuscoy, 1478).
Sin embargo, las excavaciones realizadas en yacimientos prehis-pánicos
de Tenerife hasta el momento, no ponen de manifiesto una ele-vada
recolección de esta especie que justifique su extinción; muy al
contrario, en aquellos lugares en los que se ha constatado su presencia 'O,
destacan por su gran escasez en relación a otras especies.
No hay que desdeñar la posible incidencia de algún factor de tipo
ecológico en la citada extinción, aspecto que escapa a la finalidad de
este trabajo pero que proponemos como futuro tema de análisis.
C. M. Eugenio Florido
E
A i ncnTn P I n n n r n XJ - E~t.wli,-. 7 r r r r o r n i x - 0 l X n ; r n En E rle 11 P n r ~, , F Y P ~ W ~ _ LILOCRIV Ut%RL\VaV, .. L I i I I U U I V YWYYLyUIwIV61C.V. -1. I i UI X U I-VYU. ~.YIIIUI.I ii
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NOTAS
* Quiero dejar constancia de mi agradecimiento a todos aquellos compañeros que
han contribuido con su lectura y sus valiosas sugerencias al enriquecimiento de esta
comunicación: A Cristo Hemández, Verónica Alberto, Bertila Galván, Ana Barro, Amelia
Rodnguez, Estervina Borges, Carlos Santana, Alejandro Larraz y Lydia Matos. Asimis-mo
quiero hacer extensible mi gratitud a Eduardo Aznar, Antonia Perera, Juan F. Nava-rro,
José D. Perera y Gloria Díaz por haberme facilitado información sobre las cuestio-nes
que les consulté.
1. B. GALVÁNM, . ARNAYet al. (1995): Inventario Arqueológico'del Municipio de
Los Silos (Terterife?. Universidad de La Laguna. Memoria Inédita. Dirección General de
Patrimonio Histórico. Viceconsejería de Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias.
2. NAVARRMO EDEROSJ,. F., F. ALAMOT ORRESet al. (1989): Inventario del Pa-trimonio
Arqueológico de las Canarias Occidentales (Municipio de Arona). Universidad
de La Laguna.
3. En uno de los concheros de Arguamul (La Gomera) se encontró una bolsa de
basura, que contenía caparazones de moluscos, y que fue abandonada sobre dicha mani-festación
prehistórica. (Comunicación personal de J. D. Perera).
4. El pago de este impuesto se realizaba en especies (de cada cinco cosas, una) y
sólo excepcionalmente en dinero.
5. Esta fama se estendió tanto por aquellos puertos del Andaluzía que todos
trabajauan por yr aquella tierra; e acaesció algunos de aver en un viaje diez mil1 pe-sos
de oro, que era cada peso valor de dos jiorines de oro de Aragón, en especial el
que lleuaba conchas de la mar, de las muy grandes, aquel traya por cada veynte y
treynta pesos de aquel oro. E todos cargavan de aquellas conchas, el que las podía aver,
las quales se avian en los puertos de las yslas de Canaria; e una concha, que no era
estimada en precio ninguno, acesció valer por aquella causa en la cibdad de Sevilla y
en aquellos puertos de Andaluzía diez e veynte reales de plata, por la gran requesta
que dellas avia para llevar a aquella tierra. ( H . DEL PULGAR1, 943: 279)
6. Entre otros, ESPINOSAre coge la siguiente referencia: f...) Hay también por la
costa de la mar mucho pescado y marisco de muchas maneras, como son clacas.
burgados, lapas, almejas, cangrejos, etc. (1594) 1967: 30.
7. SUÁREZG R IM~(1N9 87: 505) recoge, en relación a los motines de 1799 ocasio-nados
por los conflictos de usos y aprovechamientos vecinales de la Montaña de
Doramas, la siguiente cita: ... un gran tumulto de hombres y mugeres del campo tocando
caracoles y haciendo mucha gritería, cuio número podía acceder a más de 300.
492 C. M. Eugenio Florido
8. Los datos que se poseen hasta el momento, provienen del estudio de los regis-tros
fáunicos recuperados en la la Campaña de Excavaciones en la Iglesia de Nuestra
Señora de la Concepción (SIC de Tenerife), en la Cueva-Ermita de San Blas (Candela-ria)
y en la Ermita de San Miguel (La Laguna).
9. Los aspectos referidos a la procedencia y deposición de los registros, así como
la particular evolución histórica de los tres yacimientos estudiados se contempla en el
trabajo titulado Arqueología Histórica : Los Registros Fáunicos, presentada por V. Al-berto
en este mismo Coloquio.
10. En el Conjunto Ceremonial de Guargacho (Arona, Tenerife) se recuperaron dos
ejemplares de esta especie. (F. GARC~A-TALAVEERn AD.I EGOC USCOY,1 979). En la
Cueva de La Fuente (Buenavista del Norte, Tenerife), cuya datación dió una fecha
enmarcable entre el último tercio del siglo xii y principios del xiir de nuestra era
(B. GALVÁNer al. 1991), el análisis de la fauna malacológica marina, actualmente en cur-so,
ha permitido documentar la presencia de vanos individuos de Patella candei candei;
en cualquier caso, su número es bastante escaso en relación a las otras especies que con-forman
el registro. En contraposición, en el asentamiento de San Marcial del Rubicón,
(Yaiza, Lanzarote), se constató que dicha especie poseía una alta significación dentro del
conjunto de moluscos exhumados, así de los 1343 caparazones estudiados, 704 pertene-cían
a Pareiia candei candei. ?vf~lnTiXY R. Añiu'Ai. Eii A. TUERAY Y. AZXAR,! '?%).