CANARIAS EN LA COMISION CIENTIFICA DEL PACIFICO
(1 862- 1865)
España y América durante el reinado de Isabel II
La Comisión Científica española del Pacífico propone dentro del
tortuoso siglo XIX español, un intento de revitalizar el antiguo esplendor
alcanzado en tiempos pretéritos por las ciencias de nuestra nación; al
tiempo que se úaia de emuiar lo que en toda Europa se hace con afanes
imperialistas, con la idea de exaltar las glorias nacionales.
Las primeras palabras del "Diario" que Francisco de Paula Maru'nez
y Sáenz realizó con motivo del viaje, dejan traslucir varios detalles
característicos, tanto de este tipo de expediciones, como de la peculiar
época en que ésta se llev6 a cabo, destacando esa anquilosada idea de
unir una expedición científica a otra militar, herencia del siglo xvnI en el
que los militares eran hombres ilustrados, pero poco había cambiado
España desde entonces. Veamos esas notas de Martínez y Sáenz:
"Después de haber oído misa en la iglesia de San Juan de
n;n~rla f'drli7 me rliriot h a r i a el miiella en rlnnrl~m e emharniib Y."" U" V.."'- U." -"e' U.."'.. "' "'..""" "" "".'W" .a'" """-y.."
en compañía de algunos amigos en el quinto bote de la fragata
de guerra Triunfo, a bordo de la que debíamos hacer el viaje.
Salimos a máquina con buen tiempo a las 6 y 20 minutos de
la tarde, después de haber comido a las cuatro."'
Dfi- lo rl;f:&l Lnr\z-o an niin l i r n o r l o riraonnta n v n r r r l ; A X n h n t r niia
I VI LU U L L L C . ~ U ~ J V I ~ L Ll r u ~ U Cu. ruIi L U ~ L UI U ~ ~ I ~ J C I I I L CCI I A ~ U ~ ~ L V Lu Ia y yub
reconocer a los integrantes de la misma el gran mérito de llevarla a buen
fin, convirtiéndola en una de las más importantes realizadas por España.
En el siglo x ~ xla s diferentes potencias internacionales llevan a cabo
expediciones científicas a los más recónditos lugares del planeta, sin
embargo, las peculiaridades de España respecto a esos países eran bien
1116 Víctor Javier Vega Viera
diferentes. Las ideas científicas que calaron tan hondo en el siglo XVUI
español estaban muy lejos de la realidad histórica del reinado de Isabel
11. Desde el esplendor ilustrado del reinado de Carlos III, España había
tenido que sufrir una gran cantidad de acontecimientos que la habían
transformado: guerras, invasión francesa, carlismo, absolutismo ...
La vieja ciencia ilustrada quedaba enormemente lejana y todo pare-cía
empezar desde cero al intentar recrear los viejos sueños ilustrados.
Ya no había una mano férrea, como pudo ser la de los primeros
borbones, que controlara el saber científico en sus manos, ahora el
aparente poder liberal tan sólo se ejercía sobre algunas instituciones
carentes de vida y de entusiasmo. Sin duda la ciencia isabelina vivía
más de la imitación que de la innovación, pues los nuevos gobernantes ,, -
prefirieron siempre la vía de la repetición y la importación que la de la E
creación y renovación. Es ciaro que las nuevas ciencias pudieron pene- O
trar en el segundo tercio del pasado siglo a través de nuestras fronteras, n--
pero lo hicieron sin apenas asentarse, sin dejar más rastro que manuales m
O
E insulsos y atrasados y divulgaciones sin vida ni interés. Era lógico que E
2 el ímpetu del gobierno isabelino, deseoso de revitalizar pasadas haza- E
ñas, encontrara tan poco eco como tan numerosas barreras para su éxito2.
-
El siglo x ~ xsu pone para España la decadencia como imperio y, 3
frente a la misma, el fortalecimiento definitivo de otros Estados. La - -
0
inestable situación del reinado de Isabel 11 favorece el ascenso de los m
E
generales Ramón Naváez y Leopoldo O'Donnell, que se van alternando O
como primeros ministros. O'Donnell vio en la situación internacional la
solución política al deteriorado estado de la nación, para distraer la n
E
opinión pública lanzó a España a una política internacional consistente -
a
la intervención militar española en el extranjero. Avivando el patriotis- 2
n
mo del pueblo y desempolvando los viejos laureles de las armas n
españolas logró mantenerse en el poder. 3
En 1858 España va, de la mano de Francia, a la intervención militar O
en Indochina. Se envían tropas desde Filipinas, durante cuatro años, a
una guerra que no iva a generar ningún bien al país, pero sí el fortaleci-miento
francés en Oriente. Esteban Infantes dirá al respecto: "Una vez
más el espíritu de Don Quijote nos acompañó en esta acción en
Ind~china."~
A rnntini~ariríne n 1959 e! micmn n ' ~ n n n ~ d1i1ri gir- dnrste seis * ." "..........~'".-..,. . A "--, - --
meses las campañas del norte de Africa; se pierden seis mil vidas y no
se obtiene ningún beneficio a cambio, pero la victoriosa campaña contra
el secular enemigo moro le da gran popularidad.
La guerra civil en norteamérica, con la congelación temporal de la
doctrina Monroe, da la oportunidad a España de intervenir en sus anti-
Canarias en la Comisión Científica del Pacífico ... 11 17
Foto de los mrembrm de la Comiwh Cienrifica del Pacífico tomada en Monteivdco.
en dicrembre de 1862. un natriw. De irqrrierda a derecha Altna~roI. sarn. Jitndne: de
la Espada v Murtíne,-. (Foto del AMCN)
guas colonias, el viejo sueño de recobrar y dirigir la vida de esos
nuevos países la van a lanzar a una serie de campañas. En 1861 se
incorpora la isla de Santo Domingo a España, como fruto de unas
negociaciones entre Serrano y Pedro Santana. Este dirigía en la isla
una revuelta contra
11 18 Víctor Javier Vega Viera
los negros de Haití que habían conseguido dominarla. Cuando surgen
defensores de la independencia contrarios al plan de Santana, se entabla
una guerra de desgaste que motivará la caída de O'Donnell, al expresar
éste su intenctón de retirar las tropas españolas de la isla, política que no
quería compartir la reina Isabel 11.
En diciembre de 1861 las tropas españolas desembarcan en México
como fruto de una intervención militar en dicho país, este acto había
sido propuesto por Francia y secundado por España e Inglaterra; estos
dos últimos países se retiraron al comprobar los verdaderos propósitos
de Napoleón III, el imponer en el trono mexicano a Maximiliano de
Austria. Pero ya era tarde para España, que se había ganado la antipatía
y oposición de las naciones iberoamericanas. ,, -
Finalmente España culminó esta política de agresividad entrando en E guerra con cuatro repübiica~ ciei Pacífico americano. iodo comenzó con O
la toma de las islas Chinchas en 1864 y el bombardeo de los puertos de n--
Valparaíso y El Callao, en los que intervinieron los buques de la expedi- m
O
E ción que tratamos. Esta guerra iba a marcar profundamente a dicha E
2 expedición, llegándose a acusar a los científicos de espías durante mu- E
cho tiempo4.
-
3
La Comisión del Pac$co en el marco histórico
de las expediciones cientpcas españolas
En contra de lo que se pueda pensar, España dispone de una rica
tradición de hombres que han investigado y trabajado en el campo
científico cuyo punto de mira era América. Estos trabajos han sido poco
conocidos por diversas causas que no toca enumerar en este momento.
Los diferentes estudios fueron llevados a cabo por particulares, eclesiás-ticos
o por la corona, y este interés data del mismo momento de la
conquista. Será Colón quien comience esta tradici6n y la Expedición del
Pacífico de 1863-66 quien la clausure. En estos estudios de América se
incluyen los más diversos campos de la ciencia: etnología, geografía,
medicina, botánica ... Ahora trataré los más destacados con el fin de
encuadrar el presente trabajo.
D ~ A n r n - " n-mn-rnt nn- 01 "D&mnr hTnt.irol;rtn Aa1 hTl.nrrn hKi.nrlr\"
L VUGIIIUU LUIIIGIIAQI bu11 GL S IIIIICII I ~ ~ L U I C U I U LU~G I I ~ U C I V U LVLULLUU ,
Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés (1478-1557), al que el rey le
dio el título de "Cronista de Indias". Oviedo atravesó el Atlántico dieci-séis
veces entre 1514 y 1545, conoció a los principales hombres del
momento y fue gobernador de Cartagena y Santo Domingo. Pero se le
recuerda más por los grandes aportes que hizo a la ciencia con su
Canarias en la Comisión Científica del Pac$co ... 1119
enciclopedia de veintiún volúmenes sobre la historia natural y etnología
de América, con detalladas descripciones5.
El segundo en interés es Francisco Hemández (1514-1578), médico
de la corte de Felipe U; éste fue encargado, como inspector médico, de
estudiar las plantas y remedios medicinales de México, por donde viajó
durante seis años. Al finalizar su misión se negó a realizar la misma
tarea en Perú. Su obra se reunió en seis volúmenes de texto y diez de
dibujos, también trajo numerosos animales y plantas6.
Entre los misioneros españoles destacan Simón Rojas, Humberto
Coronado o Pedro Ordóñez y Ceballos, pero destacaremos las figuras de
Fray Bernardino de Sahagún (?-1590) y la de Bemabé Cobo (1582-
1657). Al franciscano Bernardino de Sahagún debemos una monumental
obra sobre el México anterior a Cortés, escrita en español y nahuatl. El
jesuita Eemabé Cobo escribió una obra de cuarenta y tres voiúmenes,
fruto de sus andanzas por Perú, México y el Caribe; los diez volúmenes
conocidos del padre Cobo fueron descubiertos y publicados por Marcos
Jiménez de la Espada, miembro de la Comisión del Pacífico.
Pero es el siglo xvm el que va a jugar un papel más destacado como
antecedente de esta expedición, por ser la fuente de inspiración para su
organización. Los debates sobre el tamaño y forma de la Tierra van a
dar lugar a la expedición patrocinada por la Academia de Ciencias
francesa para medir el meridiano en el Ecuador. Así llegan a América,
previo paso por Canarias7, Charles Marie de la Condamine, junto a los
españoles Jorge Juan y Antonio Ulloa, los cuales pasaron unos diez
años en América. Esta fue una de las más importantes expediciones
científicas realizadas al Nuevo Mundos.
En 1752 Carl Linné, a petición del rey de España, envió a su discí-pulo
Pehr Loefling para dirigir la expedición que se preparaba a
Venezuela. Loefling moriría en la Guayana, pero dejó una extensa obra
de 1.700 folios, junto con sus notas y dibujosg. Fmto de los viajes y
estudios de Hipólito Ruiz y José Pavón son su "Prodromus" y la "Flora
Peruviana et Chilen~is"~Y.a en ese entonces José Celestino Mutis diri-gía
la real expedición a Nueva Granada, aunque Mutis murió en 1808
en Bogotá, la expedición no concluyó hasta que Nueva Granada se
independizó; se enviaron a España once volúmenes de texto, unas 7.000
!firr?i.n,zu y 134 C J B de~ ~ Y V S ~ ~ Y$mS ,e ten 20.0OCL P!U~~IOS.D e 1787 a
1796 se lleva a cabo la Real Expedición Botánica a Nueva España,
destacando en la misma Martín de Sessé y Lacasta junto a José Mariano
Mociño; la expedición recorrió el continente desde Vancouver hasta
Guatemalalo. La última gran expedición del siglo XVIII sigue las líneas
de las realizadas por James Cook y Louis Antoine de Bougainville; este
1120 Víctor Javier Vega Viera
viaje iba a desarrollarse alrededor del mundo y estaba bajo el mando del
capitán Alejandro Malaspina; en las célebres corbetas "Atrevida" y "En-cubierta"
iban los naturalistas Antonio Pineda, Louis Née y Tadeo
Haenke, entre otros; de 1789 a 1795 fueron desde la Patagonia hasta
Nootka, cruzaron el Pacífico por Guam, Filipinas, Nueva Zelanda e
Islas Fiji y, retornando a América, regresaron a España; pero las esca-brosas
relaciones de Malaspina con la reina María Luisa pusieron en
peligro los resultados de dicho viaje".
Ya en el siglo XIX se realiza la expedición de Balmis con la finalidad
de vacunar a los habitantes de aquellas regiones. Tras este viaje se abre
un largo paréntesis en este campo para España, páréntesis forzado por
causas mayores de diferente tipo. Pero en el extranjero no ocurre lo m
D
mismo, los ingleses, alemanes, franceses y los norteamericanos toman E
las pautas. Tras la independencia de los territorios españoles se abrieron O n definitivamente aquellas zonas a la curiosidad de estos hombres: Char- -
=m
les Darwin, Matthew Fontaine Maury, Alexander von Humbolt, O
E
Maximilian von Wied-Neuwied, James Gillis o Frederick Catherwood, E
2
del que se conservan numerosos dibujos. Poco a poco'hs publicaciones E
=
de estos hombres van a hacer que ei viejo afán de conocer las posl~iii- 3
dades de América retorne a España. - - Las guerras que arrasaron España a comienzos del siglo xrx remata- 0m
E ron la cada vez más deteriorada vida cultural española. La Marina de
O guerra, que hasta ese momento había sido un importante foco de hom-bres
ilustrados, ansiosos de saber y cultura, fruto de la ilustración, va a n
E cambiar radicalmente. Todo el ejército español en sus viejas estructuras -
a
va a renovarse negativamene con un aporte, forzado por las circunstan-nl
cias, popular y ambicioso que no sentía el menor interés por las ciencias. n
0
La Expedición del Pacífico se va a ver irremediablemente unida a otra
3 realizada por la Marina Real, compuesta por hombres que despreciaban O
las ciencias; los tiempos habían cambiado y no se quería reconocer por
un afán de emulación y de ahorro. Pero son los constantes obstáculos a
los que se enfrentan estos hombres lo que hace aún más valiosos sus
logros. También serán notorias las diferencias con las expediciones ex-tranjeras
en la mentalidad con que parten estos hombres, de la visión de
1s gr&p~ar nar&s &&Zn ]!a &a d_p. y 1- perfer.ción d_p. !a
Creación, Darwin veía la evolución y cambio de las especies; observa-ban
y exaltaban la obra de España, las grandezas del país dueño de
aquellos territorios, lo que a veces les desvía de la realidad de aquellas
tierras. Es el fruto de los últimos coletazos del viejo imperio español, un
ideal romántico más que real.
Canarias en la Comisión Cientíjicn del PacÍjico ... 1121
La expedición
Ya desde 1860 se veía la necesidad del envío de una expedición a
América con la finalidad de realizar estudios sobre los antiguos territo-rios
hispanos, de los que España adolecía escandalosamente, por
abandono. Apremiados constantemente por la prensa, el ministro de
Fomento, marqués de la Vega de Amijo, y el director general de Ins-trucción
Pública, Pedro Sabau, comienzan las conversaciones al respecto;
a otro nivel, pero igualmente importante, fue la intervención de los
directores del Real Jardín Botánico y del Museo de Ciencias Naturales
de Madrid. En mayo de 1862 los proyectos se comenzaron a transfor-mar
en realidadesI2.
También desde 1860 los ministerios de Estado y Marina, planeaban
un viaje de buena voluntad de la Marina Real Española a América.
España era vista por las jóvenes repúblicas con rencor y antipatía; algu-nas
de ellas aún no habían sido reconocidas por la antigua metrópoli,
caso del Perú. Este acto de presencia debía de alentar y. animar a los
españoles que en ella vivían. Sus resultados no fueron muy favorables,
ya que a ~ a h pha& ipmdn en el hnmhzden de Callan y en diversos
actos bélicos en la zona. La expedición científica se uniría y subordina-ría
a la militar, lo que casi la lleva al fracaso.
Como jefe de la expedición militar fue designado el Contraalmirante
Luis Pinzón, estaba compuesta por las fragatas "Resolución" y "Nuestra
Señora del Triunfo", a las que se uniría en Buenos Aires la goleta
"Covadonga". En mayo de 1862 el director general de Instrucción Pú-blica
comunica:
"Estando destinada al Pacífico una Escuadra mandada por el
General Pinzón, es muy conveniente que en ella vaya una mi-sión
científica, como lo practican las naciones cultas en casos
semejantes y lo ejecutó España con tanta gloria como la que más
en la segunda mitad del pasado siglo ... esta Dirección general
tiene la honra de someter a su superior aprobación, las dos si-guientes
bases, para preparar el proyecto que tanto interesa al
adelantamiento de las cien&as y a la gloria na~ional."'~
El Comité Organizador estableció que las observaciones astronómicas
y geográficas las realizarían los oficiales de la Marina Real; como direc-tor
de la Comisión Científica fue nombrado Don Patricio María Paz y
Membiela, hombre de carácter fuerte que discutió con todos y abandonó
la expedición; el vicepresidente fue Fernando Amor y Mayor, encarga-do
del campo geológico y entomológico, murió durante la expedición,;
1122 Víctor Javier Vega vera
Francisco de Paula Martínez y Sáez, fue nombrado secretario y encarga-do
de recoger peces, mamíferos acuáticos y reptiles; supervisando la
recogida de mamíferos, aves y reptiles, estaba Marcos Jiménez de la
Espada, tal vez e1 miembro más destacado; Manuel Almagro y Vega se
encargó de la antropología y etnología; el botánico Juan Isern y Batlló;
finalmente estaban un taxidermista, Bartolomé Puig de Galup, de poca
utilidad, y el fotógrafo Rafael de Castro y Ordóñez. La misión de estos
hombres era:
"Uno, el de fijar y determinar datos, hoy dudosos, para la
resolución de difíciles problemas científicos; otro, el de recoger
seres, plantas y demás objetos de la Naturaleza, para enriquecer
con nuevas especies nuestras colecciones y fomentar la propaga-ción
y aclimatación de otras, útiles a la vida del hombre y pro-vechosas
para la plicación a las ciencias."I4
La expedición en Canarias
La expedición se reune en Cádiz para comenzar el deseado viaje,
pero ya antes habían protestado por el reglamento de la expedición,
hecho a sus espaldas y con puntos muy negativos, pero con la esperanza
de poder modificarlo parten. Juan Isem escribiría a Mariano de la Paz
Graells desde Quito:
"iOh! día memorable (para mí, se entiende) el 10 de agosto
de 1862; en este día nos embarcamos a bordo de la fragata
«Triunfo», cuya fragata ha pasado ya a la historia, lo siento, y
en las actuales circunstancias mucho más. En esta fragata íba-mos
los ocho de la comisión, cosa rara, fraccionados en parti-dos,
y según las más o menos simpatías, así fueron compañeros
de camarote: Amor, Q.E.P.D., tuvo por compañero a Martínez,
Espada a Puig, y Almagro al que sus~ribe."'~
El viaje hasta América tenía como escala obligada dos archipiélagos
atlánticos: Canarias y Cabo Verde, La travesía seguirfa la Infimica de
todos los viajes desde la Península, según muchos viajeros, la peor del
viaje, por ser de adaptación. Para mejor conocerlo vamos a reproducir
las impresiones de otro viajero del siglo pasado, todavía muy poco
conocido, y que fue rescatado del olvido por Mariano de la Paz Graella,
miembro de la expedición que estudiamos, se trata del viaje realizado
por Marcelino Andrés al reino de Danomey:
Canarias en la Comisión CientÍfica del Pacflco ... 1123
"Salimos el 13 de noviembre de 1830 del Puerto de Barcelo-na
con el bergantín «Nueva Amaliw y llegamos a las costas de
Oro en Guinéa a los cuarenta y cinco días de navegación.
"A los ochos días de la salida pasamos por el estrecho de
Gibraltar, a los 13 atravesamos por entre las islas Canarias, esto
es, por el canal que dejan la de Madera y Palma avistándose a lo
lejos y a la izquierda la de Gran Canaria y la de Tenerife, cuyo
eminente pico estaba cubierto de nubes; a los quince días entra-mos
al canal de las Damaso de los vientos generales o Alisos ...
(...) El cielo de las Canarias era muy hermoso y su temperatura
muy apasible; el aspecto de estas islas muy lisonjero y vestido
de un verdor agradable, debido a sus abundantes vides; s610 el
pico de Teide se presentaba árido y despoblado.
"Los vientos llamados Alisos ni son débiles ni fuertes; guar-dan
ün Bgüroso iiiecku pia pder iiauegiií cm todas !as ve!as
principales, producen una sensación refrescante muy agradable
y les acompañan muchas nubecillas pequeñas y sueltas que co-rren
en la misma dirección que aquellos, tanto que con sólo esta
observación los navegantes conocen cuando entran bajo el im-perio
de estos agradables céfiro^."'^
Pese a esta descripción tan idílica de Marcelino Adrés, nuestros
viajeros, treinta años después, sufrieron frecuentes mareos. Pero lo más
destacado del trayecto fue la pérdida de un marinero de las Islas Cana-rias,
hecho relatado en los diferentes diarios con verdadera emoción. Se
trataba del marinero preferente de la fragata "Nuestra Señora del Triun-fo",
Marcial Martín Femández, que iba en la misma dotación que su
hermano, el cuál debió observar con desesperación la muerte de aquélI7.
En cuanto al accidente Pinzón lo atribuye a la caída del marinero desde
la vela del trinquete a una sacudida de la misma, sin embargo, Jiménez
de la Espada, dice que fue lanzado al mar al ser golpeado por la vela a
una guiñada de !a fragata. Ento !ns qce se !anzarnn a sa!wr!n estahan
D. Camilo Arana y D. Fausto Saavedra, hijo del Duque de Rivas. No se
logró nada. Continúa Jiménes de la Espada ''¡Qué impresión había he-cho
en el alma de aquella ruda gente el desgraciado fin del gaviero!
Oyendo estuve desde arriba durante dos horas las pintorescas narracio-nes,
cuyo recuerdo aquel les despertaba. Primero contaban historias
idénticas a la catastrote acaecida, después ias anáiogas y por uitimo ya
sólo hablaban de la muerte."18
Llegaron a la rada de Santa Cruz de Tenerife el 14 de agosto a las
diez de la mañana. Martínez y Sáenz apunta que a las siete y media,
desgraciadamente sólo pudieron permanecer en ella dos días, sufriendo
la intransigencia de los oficiales de la marina. Destacan las descripcio-
Canarias en la Comisión CientGca del PacSfico ...
"A la izquierda antes de llegar a la población está la pesca-dería,
no bien surtida y más adelante a poco de entrar en la
población la alameda construida en tiempos de Carlos iIi. Nos
llamó la atención hacia la izquierda una gran plaza, hay en ella
un monumento formado por cuatro estatuas en la base, los últi-mos
reyes guanches, mirando a una estatua de Nuestra Señora
de la Candelaria colocada en el Apice de un obelisco, formada
por los españoles en memoria de la sumición del país. Encontra-mos
en esta plaza debajo de las boñigas secas de caballo un
insecto (gonocephalum) bastante abundante y que los mucha-chos
nos recogían en abundancia ...
"Las calles son rectas, bastante limpias, empedradas con ro-cas
volcánicas más o menos oscuras y rojizas que constituyen
también los edificios. Se veían por ellas conducidos burros bigas
ummdas u amhcs, marchande une ms de em. Las piedras
eran conducidas en groseros trineos de madera por bueyes, sin
duda por no estropear el empedrado.
"... Llegados a tierra se dispuso en el muelle que marchasen
por el lado izquierdo en dirección a las montañas los señores
Paz, Espada, Isem y Puig, y por el derecho con objeto de reco-lectar
insectos y visitar la playa los señores Amor, Almagro y
yo ...
" ... En la fonda inglesa nos obsequió el señor Almagro con
diferentes frutas de América que se dan en los jardines de esta
isla, plátanos, pomarosas, guayabas, mangos, etc. .. se nos dijo
darse también las piñas y no son raros los naranjos. Notable es
que se encuentran camellos salvajes en Tacoronte en términos
que los cazan para destinarlos a los variados usos que tiene tan
Útil animal.
..............................
"Subimos en un coche en dirección a la antigua capital «La-guna
». La subida es agradable, pues se hace por un buen carni-no,
a cuyas laderas se observan de trecho en trecho plantas de
tasay; el cultivo general es higueras tunas, olivos, vides, higue-ras,
entre ellas se notan en abundancia la euphorbia canariensis.
Veíamos pasar mujeres desnudas de pie y pierna, con sayas
cortadas oscuras o listadas de blanco con fondo oscuro, con
mantolas de franela blanca en muchos casos; algunas sostenían
el sombrero de paja, que a veces es negro, colocado encima de
la mantola, con una piedra. Al llegar a la población no era raro
ver ya a las mujeres calzadas. Los hombres gastan una capa
blanca, larga, plegada, sin cuello, ni esclavina y formada por
una manta. La gente salía de misa cuando nos apeamos del
carruaje y nos dirigimos hacia el sitio llamado las «Mercedes».
Víctor Javier Vega Viera
"... Salimos de Santa Cruz a las once y treinta y ocho, des-pués
de almorzar, a máquina, si bien al poco tiempo marchába-mos
a ~ela."'~
Otro de los aspectos de la isla que llamó la atención a estos hombres,
a parte de los puramente científicos, fue el de los guanches, pueblo por
el que sentían gran admiración. Almagro habla de ellos en términos
muy elogiosos: "Los primitivos pobladores fueron los «guanches», de
estatura agigantada, blancos, y probablemente descendientes de las na-ciones
berberiscas, cuyo idioma hablaban. De naturaleza dulce, apacible
y hospitalaria, se dejaron fácilmente conquistar por los normandos, ca-pitaneados
por Juan de Betancourt, a principios del siglo xv; los cuales, ,,
siguiendo la costumbre de aquella época, los persiguieron, los maltrata- -
ron, y trajeron muchos a Europa, donde fueron venaiáos como esciavos.
Este manejo produjo contiendas sangrientas, que dieron por resultado la O
n casi destrucción de esos interesantes aborígenes, mandados por su jefe
-
m
O
«tinguaro». Más sin duda ya se habían efectuado mezclas continuadas E
E
entre europeos y mujeres aborígenes, cuyos productos, hasta el día, son 2
E
de una estatura elevada, que nos chocó a todos. El antiguo idioma -
«guanche» se ha perdido enteramente. Estos indígenas momificaban sus 3
cadáveres, y estando nosotros en Santa Cruz, vimos en el gobierno O-- político tres magníficas momias, encontradas pocos días antes en una m
E
caverna de la isla. Después de examinarlas, quisimos adquirirlas para el O
Museo de Madrid, más el Sr. Gobernador nos dijo que él ya había
determinado mandarlas a ese mismo estable~imiento."A~~ s u regreso a n
E Madrid, tras la expedición, aún no habían llegado a su destino dichas -
a
momias, pero lo hicieron después, tras cuatro años de espera y diversas nl
reclamaciones, algunas de ellas en tono elevado. Parece que el retraso n
n
en los envíos de Canarias fueron una constante, hasta el punto que se
asombraron de la frecuencia del correo con la Península2'. En una carta 3
O
dirigida a Don Francisco Méndez Alvaro, comisario regio del Museo de
Ciencias Naturales, del 3 de mayo de 1868, aún se esperaban cajas
desde Canariasz2.
Durante esta estancia en Canarias fueron recibidos y guiados por el
Cónsul de Francia, el Sr. Berthelot, por el secretario del Gobierno Civil,
'A lnncn rlp Nsiva Ir nnc t e r inrm~ntp~n r !nc ~ ~ c j Cn ~~cin n& Szgt, ""L."" Y" * ,L...' J , ~ V U . . - . - I V * ~ * I " . . - " >
CNZ de Tenerife.
Aunque una parte de lo recogido en Tenerife se perdió por la intran-sigencia
de los jefes de la escuadra a conservarlo y hacerle hueco,
fueron notables las muestras, pese al breve tiempo de la estancia y las
escasas incursiones por la isla. Las más abundantes, que se conservan,
Canarias en la Comisión Ciens$ca del Pacíjico ... 1127
fueron las muestras de botánica hechas por Isern, y la de zoofitos; en
cuanto a moluscos, Paz recogió 175 piezas de 12 especies diferentes de
univalvos terrestres, y 4 de una sola especie de univalvos marinos; de
univalvos fluviales, Paz y Martínez, recogieron un total de 78 piezas de
dos especies diferentes, entre otras. Con ello se demostraban las pala-bras
de Almagro "archipiélago, tan digno de estudio para el naturalista,
que ve en él un eslabón que una la zona tórrida a la templada, como
para el antropólogo, que hubiera deseado hacer estudios sobre la antigua
nación guanche, abongena de estas islas, y de la cual sin duda deben
quedar trazas en alguna de ellas"23.
Como conclusión a la visita de estos científicos a Canarias, debemos
añadir que fue aquí donde empezaron sus trabajos de forma real, co-menzaron
la labor investigadora que iban a prolongar durante varios
&OS Fui Aiii6ik2, COiiiO U11 pi&í~i"v-ü:2~ 2qüd eiiOiiEc ~~iii~ii~iiith?. e
aquí donde se les informó de los jardines botánicos de la isla, y de los
proyectos del gobierno de crear una estación de aclimatación en las
islas, para la adaptación de plantas y animales de zonas tropicales antes
de su envío a la Península. Será Fernando Amor el que acepte el puesto
de director de esta estación cuando regresara de América, plan que no
pudo llevar a cabo por morir en 1863 en aquel Continente.
El olvido en que cayó la expedición durante años, no se debió a su
éxito, que fue enorme, sino a la situación de crisis económica y política
en que se encontraba España. La Expedición del Pacífico cumplió am-pliamente
los objetivos para la que fue creada y se puede decir de ella
que es una de las mejores realizadas por España, "desde entonces, ¡cuán-to
ha ocurrido y cuán importante todo! La historia de nuestra expedición
no será gloriosa, pero es fecunda en hechos, que podrán ilustrar el
conocimiento del corazón humano, ya que, por desgracia, el de los seres
naturales no ha de enriquecerse mucho con lo que nosotros hagamos"24.
Víctor Javier Vega Viera
Canarias en la Comisión Cientqca del PacQico ...
ALMAGRMO,a nuel: Breve descripción de los viajes hechos en América por la
Comisión Cientíjica enviada por el Gobierno de S.M.C. durante los
años de 1862 a 1866. Madrid-1866.
ANDRÉs, M.: Viaje de Marcelino Andrés por las costas de Africa, Cuba e Isla
de Santa Elena (1830-1832). Publicado por Agustín Jesús Barreiro en
la Sociedad Geográfica Nacional. Madrid- 1928.
BARRADSE ARAG~FN.:, L OS últimos escritores de Indias. Bibliografía de espa-ñoles
del siglo XIX que escribieron sobre países de fuera de Europa o
viajaron por ellos. Madrid-1949.
BARREIRAO., J.: Historia de la Comisión CientSfica del Pacífico. Madrid-1926.
BECKERJ.,: Historia de las relaciones exteriores de España durante el siglo
XIX. Madrid- 1924.
CALATAYUMD. , A.: Catálogo de las Expediciones y Viajes Científicos espaiio-les
a América y Filipinas (siglos VI11 y XIX). Madrid-1984.
PUIG-SAMPEMRU LEROM, . A.: PacljCico inédito 1862-1866. Exposi-ción
fotográfica. Madrid-1992.
CASTROO RD~NEZR,.: El Museo Universal. Madrid, años Vm y XIX, 1863 y
1864.
CERVERPAE RYJ, .: Marina y política en la España del siglo XIX. Madrid-1979.
DURANN, .: La Unión Liberal y la Modernización de la España isabelina. Una
convivencia frustrada, 1854-1 868. Madrid- 1979.
ESTEBAN-INFANET.E: SE, xpediciones españolas, siglo XIX. I.C.H., Madrid-1949.
GONZALEDSE VELASCOP.,; JIMI?NEBZL ANCOJ.,; MPEZPI ÑEROJ, . M.: Historia y
Sociología de la ciencia en España. Madrid-1979.
GREZE RECZ. ,E .: LOS intentos de unión hispanoamericana y la guerra del
Pacíjico. Santiago de Chile- 1928.
ISERNJ,. : Diario. Archivo del Jardín Botánico de Madrid.
1130 Víctor Javier Vega Viera
JIMÉNEZD E LA ESPADAM, .: Diario de la Expedición al Pacífico llevada a cabo
por una comisión de Naturalistas españoles ... Publicada por Agustín
Jesús Barreiro en la Real Sociedad Geográfica, Madrid-1928.
MART~NYE SZ& , F.: Diario de viaje. Archivo del Museo Nacional de Ciencias
Naturales.
MILLERR, . R.: Por la Ciencia y la Gloria Nacional. Barcelona-1983.
PUIGSAMPEMR., A.: Crónica de una expedición romántica al Nuevo Mundo:
la Comisión CientljFica del Pac@co (1862-1866). Madrid-1988.
VERNETJ.,: Historia de la Ciencia Española. Madrid-1975.
1. MARTINEZ Y SAEZ, Francisco de Paula: Diario. Archivo del Museo Nacio- n -
=
nal de Ciencias Naturales. Madrid. m
O
E En estos momentos se encuentra en imprenta un destacado trabajo de Doña María E
Angeles CALATAYUD sobre este tema Diario de Don Francisco de Paula Marfínez y 2
Sóez, miembro de la Comisión Cientijka del Pacij'ico (1862-1866), en dos volúmenes. E
=
2. PESET, José Luis: Prólogo de la obra de Miguel Angel PUIG-SAMPER Cró-nica
de una expedición romántica al Nuevo Mundo. Centro de Estudios Históricos, 3
CSIC Madrid-1988, págs. IX-X. - - 0
3. ESTEBAN-INFANTES, Emilio: Expediciones espaiiolas, siglo XIX, ICH. Ma- m
E
drid-1949, pág. 240.
4. PONS MUZZO, Gustavo: Historia del conjlicto entre Perú y España (1864- O
1866). Ed. Col. S. Julián. Lima-1966, pág. 36. n
5. FERNANDEZ DE OVIEDO Y VALDEZ, Gonzalo: La historia general de las -E
Indias. a
6. HERNANDEZ, Francisco: Nova plantarum, animalium et mineralium 2
n mexicunorum. n
0
7. LA CONDAMINE, Charles Marie de: Relation abrégée d'un voyage fair dans
l'interieur de llAmérique Méridionale. O3
8. NOVO Y COLSON, Pedro de: Viaje político-cientij'ico alrededor del mundo
por las corbetas "Descubierta" y "Atrevida".
9. LINNAEUS, Carl: Iter Hispanicum. Eller Resa ti1 spanska Londerna ufi Euro-pa
och America ... Stig RYDEN: Pedro Loefling en Venezuela (1754-1756).
10. MUTIS, José Celestino: Flora de la Real Expedición Botánica del Nuevo
Reino de Granada.
11 NnVo y CQLSQ-N, &&o &: Vi@ JJn!!.icn-&n@co a!o&dn.r &! .mm& A&. -,-
por las corbetas "Descubierta" y "Atrevida ".
12. ARCHIVO DEL REAL JARDIN BOTANICO DE MADRID (ARJB): Carta de
Pedro Sabau a Miguel Colmeiro, fechada el 26 de mayo de 1862. Correspondencia de
Colmeiro, Quinta Div., números 26, 60.
13. BARREIRO, Agustín Jesús: Historia de la Comisión CientrjPica del Pacflco.
Carta del Director general de Instrucción Pública al Ministro de Fomento, 27 de mayo
de 1862. Madrid-926, págs. 41-42.
Canarias en la Comisión Científica del Pacífico ... 1131
14. BARREIRO, A. J.: Citado en nota 13, págs. 42-43.
15. ARJB: Carta de Juan Isern a Mariano de la Paz Graells, fechada en Quito el
3 de enero de 1865.
16. ANDRES, Marcelino: Viaje de Marcelino Andrés por las Costas de Africa.
Cuba e Isla de Santa Elena, publicado por Barreiro en la Sociedad Geográfica Nacio-nal.
Madrid, s.f. págs. 3-10.
17. MARTINEZ SAEZ, F. P.: Diario, AMNCN; JIMENEZ DE LA ESPADA, M.:
Diario de la Expedición al Pac@co. Real Sociedad Geográfica. Madrid-1928. págs. 6-9.
18. JIMENEZ DE LA ESPADA, M.: citado en nota 17, pág. 9.
19. MARTINEZ SAEZ, F. P.: Diario. AMNCN.
20. ALMAGRO, Manuel: Breve descripción de los viajes hechos en América por
la Comisión Cient&ca enviada por el Gobierno de S.M.C. durante los aiios de 1862 a
1866. Ministerio de Fomento. Madrid-1966.
21. MARTINEZ Y SAEZ, F. P.: Diario. AMNCN.
22. AMNCN: Carta dirigida a Don Francisco Méndez Alvaro, Comisario regio
del Museo de Ciencias Naturales. Cádiz, 3 de mayo de 1868.
23. AL?.tAGRO, M.: citad= e:: !u neta 2P., plg. V.
24. JIMENEZ DE LA ESPADA, M.: citado en nota 17, p6g. 9.
Víctor Javier Vega Viera
La documentación referente a la expedición esta repartida por diversos archivos
españoles, si bien s610 consulté los Archivos del Museo Nacional de Ciencias Natura- m
les, el del Real Jardfn BotBnico, el Histórico Nacional y el del Museo Naval, reseño
los restantes por su importancia respecto al tema, del que Canarias fue sólo una E
pequeña parre de ia gran obra que fue ia Comisión Científica de¡ Facífico. Fara u
enumerarlas seguiré la obra de Miguel Angel Puig-Samper: n - m
O
-Archivo Alvaro de Bazán
- Leg. Expediciones. Asuntos Particulares. 1862.
- Leg. Expediciones. Esc. Pac. 1862-1864. - Leg. Expediciones. Asuntos Particulares. 1864-43.
- Documentos relativos a la Campaña del Pacífico. (1863-1867)
-
0
-Archivo General de la Administración m
E
Sección de Educación y Ciencia. - Leg. 6.515, carpetas 1, 2, 3, de la 6 a la 13, 15, 16, 17, 23, 28 y otras sin O
clasificar. n - Expediente de Manuel Almagro y Vega. Exp. número 36132. E
- Archivo Histórico Nacional
Secci6n de Universidades.
- Expediente de Juan Isern. Leg. 2.352/19.
- Expediente de Martínez y Sáez. Leg. 1.685114.
- Expediente de Bartolomé y Galup. Leg. 1.95811 1.
-Archivo del Real Jardín Botdnico
-- Documentos manuscritos de Juan Isern Batlló.
- Archivo del Museo Nacional de Ciencias Naturales
- Documentos de la Comisión Científica del Pacífico.
Rihl intarn Ma n l n r l o ~P aln~in/I D Mnrlrirl -'.c.".."." ..*l..l..l"C 1 L.-," I..1. --. .I - Documentos manuscritos de Jiménez de la Espada.
- Museo Naval
- Diario de navegación practicada al Océano Pacífico con las fragatas y goleta
"Resolución", "Triunfo" y "Covadonga", Luis HernPndez Pinzón, MS. 976.