ALGUNAS IMPLICACIONES DE LAS VISITAS
PASTORALES EN LANZAROTE DURANTE LA PRIMERA
MITAD DEL SIGLO XVII
Las visitas pastorales que periódicamente realizaban los prelados
en el territorio de sus diócesis, constituyen un importante capítulo
dentro de la historia de las mismas, pues implicaban la revisión del
cumplimiento por parte de los fieles de todos sus deberes espirituales
y morales, y además de esto significaban ia actuaiizacion del estado
de las cuentas de la fábrica en las distintas parroquias diocesanas.
El estudio de las visitas a parroquias determinadas supone una
contribución a la visión de conjunto que puede tenerse sobre el desa-rrollo
real de la vida diocesana, por cuanto implican una contrastación
entre el estado real de las cosas en cada parroquia y las órdenes con-tenidas
en las Constituciones Sinodales '.
Los resultados de la visita, que quedaban insertos en el libro de
mandatos de las parroquias, ofrecen una rica fuente de estudio sobre
la situación de las mismas en cuanto a las cuestiones económicas y
jurídicas, y en cuanto a la vida religiosa del pueblo. Su análisis per-mite
reconstruir la vida de las parroquias en todos o en alguno de estos
aspectos. Es el caso de J. Sánchez Herrero, que a través del libro de
mandatos de la parroquia de la Concepción de La Laguna referente a
la visita realizada por el obispo don Francisco Martínez de Cenice-ros,
realiza un estudio de dicha parroquia, atendiendo en este caso a
los aspectos relativos a la vida religiosa =.
En es! ' c emtmi c i ~ i hse intentirá dmrci,z en e! ámhite de !ir ic!a
de Lanzarote, el estudio de las implicaciones de tipo socio-económi-co
sobre la población, que tuvieron las visitas pastorales realizadas
durante la primera mitad del siglo XVII, ocasionadas por la actualiza-
600 Luisa Toledo Bravo de Laguna
ción que los visitadores realizaban de las obligaciones de los fieles
para con las fábricas parroquiales.
LAS VISITAS PASTORALES
Siguiendo a María Fe Núñez Muñoz, una visita pastoral tendría
por objetivo «conocer y velar por el cumplimiento de todas las dis-posiciones
eclesiásticas generales o particulares de la diócesis» 3.
Las visitas se realizaban de forma periódica, J. Lavandera cita una
media de cinco años para el caso de Fuerteventura 4. En esta isla,
además, los visitadores cubrieron en muchas ocasiones la ausencia de ,, -
sus beneficiados, desempeñando por tanto las labores propias de és- E
tos Como resultado de su inspección, entre otros, promovieron la O
reedificaci61i de edificios idigios~sc, oxa !a emita de San Ginés e:: n--
Lanzarote, en 1669 6, se responsabilizaron de la erección y dotación m
O
E de nuevas parroquias 7, o intervinieron en pleitos en lugares determi- E
2 nados '. E
Eran pues, fundamentales para garantizar el buen ejercicio de la
-
labor episcopal. Están definidas por el Concilio de Trento como una 3
de las funciones principales de los obispos, que deben cumplir por sí - -
0
mismos el deber de la predicación o bien escoger a personas capaces m
-
de realizarlo por ellos, en caso de existir impedimentos para ejercer- O
lo de forma directa 9.
Efectivamente, no siempre eran los prelados los que realizaban las n
E
visitas personalmente; a las ocupaciones ordinarias del obispo en la -
a
sede de la diócesis se unían, en el caso del Archipiélago, el carácter 2
n
discontinuo del territorio, que confería mayor dificultad a los despla- n
n
zarnientos 'O. 3
Así pues, las Constituciones Sinodales de don Cristóbal de la Cá- O
mara y Murga, obispo que, por otra parte, visitó íntegramente el te-rritorio
de su diócesis ", definen la figura del visitador y establecen
las funciones a cumplir por éste 12.
Atendiendo a las Sinodales, el visitador tendrá que vigilar por la
decencia y limpieza de la iglesia, revisando todos los libros tocantes
a la fábrica, bautizados, difuntos, confirmados, capellanías, testamen-tos
y aniversarios 13.
Ser6n actiia!izad~s durante !a visita Ins salarios y la fidelidad de
los oficiales de la iglesia, de forma que los mayordomos tendrán que
dar buena cuenta de todos los gastos y gestiones realizados durante
el tiempo que han desarrollado su labor 14.
Algunas implicaciones de las visitas pastorales en Lnnzarote ... 60 1
La visita implica también la revisión e inventario de todas las er-mitas,
hospitales y oratorios, repasando los gastos, eliminando los
innecesarios y ordenando los reparos que fueran menester 15.
En lo tocante a capellanías, aniversarios, memorias perpetuas y
testamentos, se mirará por el cumplimiento de misas y obligaciones
en sus plazos estipulados, ordenando el castigo por incumplimiento
de las mismas 16. Por lo que respecta a las cofradías, se confirmarán
sus ordenanzas si no lo están y se revisarán las cuentas para lograr
una racionalidad en los gastos, evitando los superfluos y tomando
cuentas a los mayordomos 17.
Por último, se encomienda a los visitadores que tomen el pulso a
beneficiados, curas, y demás encargados de la administración de los
sacramentos, vigilando que éstos sean realizados con regularidad, e
impulsando desde sus pláticas a que los eclesiásticos vivan siendo
modelos de honestidad para su grey. Y en cuanto a los fieles, obser-varán
si sus actuaciones están en consonancia con las normas de la
Iglesia, e intentarán enmendar las costumbres que sean contrarias a
éstas 1 8 .
En la mayor parte de los aspectos sobre los que incide la visita
pastoral, se hace especial hincapié en promover la constante elabora-ción
de libros para la mejor administración de los bienes: de la fábri-ca,
de ermitas, capellanías, memorias perpetuas ..., libros además, que
posibiliten a los visitadores su periódica labor de inspección y facili-ten
a la mitra el conocimiento sobre la situación real de las distintas
parroquias 19.
Suponían, por tanto, una revisión minuciosa de las rentas eclesiás-ticas.
En este sentido, no sólo los mayordomos y párrocos debían
poner al día sus libros de cuentas 20, sino que la población, como re-sultado
de la revisión de esos libros, se veía obligada a regularizar sus
cuentas con la iglesia. Y esto aparece reflejado en los protocolos nota-riales,
que de esta forma se convierten en testimonio y en fuente de
estudio de la implicación del clero en la vida económica de sus fieles.
LAS VISITAS A LANZAROTE
Atendiendo, pues, a lo dicho, a continuación se realizará una
aproximación al significado de las visitas realizadas a Lanzarote en
e! rn-e-r-in-d-"n qgp &S& 1618 2 1658 &S& e! p f i t ~& \-,is?u de
que de revisión y actualización de las rentas significaron, a través de
las actas notariales.
602 Luisa Toledo Bravo de Laguna
Entre 1614 y 1658 se suceden en la Diócesis Canariense seis obis-pos
De las visitas efectuadas por cuatro de ellos quedan abundan-tes
muestras en la documentación notarial 22.
El seguimiento de estos documentos no refleja, como podrían ha-cerlo
los libros de mandatos, el cumplimiento o incumplimiento de
aspectos de la religiosidad de los fieles lanzaroteños, sino que permi-te
tomar conciencia de la importancia que estas visitas tenían también
para renovar las entradas de numerario en las fábricas parroquiales y
de la cantidad y cuantía de los censos que poseía el estamento ecle-siástico,
supliendo así la carencia de información a este respecto, que
no hemos podido encontrar ni en el Archivo Diocesano ni en el
Catedralicio. - m
Por lo que respecta al episcopado de don Antonio Corrionero, en N
E 1619 la isla de Lanzarote es visitada en su nombre por el licenciado
O Juan Sánchez Vizcaíno durante los meses de julio, agosto y septiem-
-n-bre.
En este periodo de tiempo, a instancias del visitador, los vecinos m
O
E acuden al escribano a realizar escrituras de reconocimiento de tribu- £
tos de diversa cuantía, que tienen impuestos sobre sus bienes 23.
2
E
Durante los meses en que el licenciado Sánchez Vizcaíno se en- =
cuentra en Lanzarote aumenta, pues, la actualización de estos docu- 3
mentos de censo que, si bien deben ser realizados en un mes después - - 0
del traspaso de uno a otro poseedor 24, parecen esperar, por su acu- m
E
mulación, a la llegada del visitador episcopal 25. En estas escrituras O
se reconocen ante el visitador los tributos que gravan determinadas
propiedades y las condiciones en que éstas se tendrán para salvaguarda n
E de dicha renta. Así, por ejemplo, ocurre en el caso de Tomé Rodrí- -
a
guez, vecino de Lanzarote, que impelido por el visitador realiza el 2
n
reconocimiento del censo existente sobre unas casas que tiene en n
0
Teguise. Las condiciones de esta escritura, que se repetirán en docu- 3
mentos similares son las siguientes: las tierras y casas se tendrán la- O
bradas y reparadas para que siempre vayan a más; si se pasan dos años
consecutivos sin pagar el tributo los propietarios podrán perder sus
deoches, p z i x ! ~e! mayordomo de la fábrica o cofradía beneficiaria
del tributo a hacerse cargo de los bienes; las desgracias fortuitas re-lativas
a heladas, incendios, langosta, robos, saqueos ..., no incidirán
en el pago de la renta; los bienes no podrán trocarse ni venderse sal-vo
a persona saneada y segura en quien quede cierto el tributo y con
licencia del mayordomo, al cual tendrá que notificársele el traspaso
er, U: p!üm de keintu dius, y se !e enfreg~rám i p xte (11 decena o
veintena) del precio de la venta en reconocimiento de su señorío so-bre
los bienes. Éstos, además no podrán partirse entre herederos, a
Algunas implicaciones de las visitas pastorales en iunzarote ... 603
no ser con licencia del mayordomo, ni tampoco serán gravados con
otro censo cualquiera. Por último, como decíamos, se exhorta a los
poseedores a realizar escrituras de reconocimiento, ratificándose en
todo lo dicho en un plazo de treinta días después de que hayan suce-dido
en la propiedad gravada 26.
También se actualizan en este año los documentos que se perdie-ron
con la invasión de los moros en 1618 27, y se realizan nuevas es-crituras
de imposición de censos sobre tierras que la Iglesia tenía como
fruto de las continuas mandas y legados de los testadores, que desean
continuar recibiendo de la Iglesia servicios en beneficio de su alma
a cambio de la cesión de sus propiedades, que eran ahora puestas a
pregón 28.
La cuantía de los tributos, aunque es variable, en relación a los
bienes hipotecados y a la cantidad de mandas que tengan impuestos,
gira enrre íos i i y ios 20 reaies anuaies sobre casas, ionjas, tierras,
aljibes y maretas 29. Aunque lo usual era que el pago se efectuara en
numerario, también se realizan pagos de tributos en especie; es el caso
de la cofradía del Santísimo Sacramento del Valle de Haría, que re-cibe
por sus posesiones una botija de aceite 30.
Se beneficia de esta revisión de cuentas la iglesia parroquial de
Teguise, cuyos libros de mayordomía son puestos al día. Y también
las cofradías del Santísimo Sacramento de Teguise y de Haría, al pa-recer
mayoritariamente beneficiadas por los testadores en sus imposi-ciones
piadosas 3 1 .
En años posteriores a la realización de esta visita, durante el obis-pado
de don Antonio Corrionero y durante el mandato posterior, de
don Fray Pedro de Herrera, que no llegó a residir en la Diócesis, aún
están cumpliéndose por la población los mandatos del visitador, sien-do
realizadas algunas ventas que llevan a pensar que los poseedores,
ante la obligatoriedad de afrontar el tributo, prefieren desembarazarse
de los bienes sobre los que éste se encuentra impuesto 32.
La doci_imentariin refleja también ntm de !m q e c t n s de !il ges-tión
parroquial en que la población se veía afectada: las fianzas a la
mayordomía. El nombramiento de los mayordomos de la fábrica
parroquial, era también competencia de los visitadores, y no de los
párrocos, realizándose escritura ante notario 33. LOS mayordomos, ci-tados
en la documentación eran personajes relevantes de la sociedad . . !anzu:~teiia, c m cargos cama e! de capitán o faiíiiliaie~ del Jaiito
Oficio, como era el caso del mayordomo actual, Juan Perdomo Leme
y el de su sucesor, Diego de Cabrera Ayala, hijo del capitán Sancho
de Herrera, que fue nombrado por el licenciado Juan Sánchez Vizcaí-
604 Luisa Toledo Bravo de Laguna
no en septiembre de 1619. Se obligaba a administrar y dar cuenta de
los bienes de la iglesia parroquial, haciendo juramento que quedaba o
en el libro de la visita y cuentas de la iglesia.
Sin embargo, su actuación no era siempre satisfactoria, y también
de eso se ocupaban los visitadores: la obtención de la mayordomía te-nía
como requisito el ir acompañada de una serie de fiadores que res-ponderían
de su actuación ante el representante episcopal. De esta ma-nera,
el visitador Sánchez Vizcaíno, al poner en orden las cuentas de
mayordomía con el mayordomo en aquel momento, Juan Perdomo
Leme, exige el pago de la cuantiosa deuda que había dejado el mayordo-mo
anterior, Pedro Bemúdez Betancor (538.709 mrs., 685 fanegas y
tres almudes de trigo, 244 fanegas de cebada, 576 fanegas de cal, y 29
bigotes y 50 gibrones de madera), ejecutado por ella. Sus fiadores, que
tendrán que pagar a la rata, obtienen del visitador un aplazamiento en
dos pagos 34, teniendo que realizar cada uno de ellos escritura indivi-dual
de obligación de pago que les impida sustraerse de este deber.
Características similares se reflejan en los documentos con respecto
a las visitas posteriores. La siguiente en el tiempo es la realizada por
don Cristóbal de la Cámara y Murga, que la llevó a cabo en persona
1619, Una fina;izadü Siliodo Diocesano 35.
En el curso de su visita al conjunto del Archipiélago, estuvo en
Lanzarote en mayo del mencionado año, y no sólo se muestra enérgi-co
en la realización de las escrituras de reconocimiento de tributos
para la ejecución de disposiciones testamentarias a los vecinos 36, sino
que también los marqueses se ven obligados a revisar sus cuentas
pendientes con el obispado, y al parecer, no siempre cumplían con sus
obligaciones para con la iglesia. De esta manera, la marquesa hace
escritura de reconocimiento de un tributo de ocho reales anuales por
una misa rezada y una cantada que están impuestas sobre unas
tierras de su propiedad en la vega de Guatiza. Tendrá que pagar tam-bién
la cantidad correspondiente a las misas atrasadas por todo el tiem-po
que estuvo sin pagar el tributo, no se especifica cuánto 37. Asimis-mo,
el marqués de Lanzarote, don Agustín de Herrera y Rojas, se ve
ahora impelido a pagar la deuda que tenía contraída con el obispo don
Antonio Corrionero por el tributo de 200 ducados anuales impuesto
sobre la marca de Jandía, y que ascendía a 4.848 reales y 6 cuartos
per e! GempG we &:S u&si;adu (!6!4-!62!) 38.
Fruto de esta visita fue también el compromiso adquirido por el
Marqués ante el Obispo para realizar una ermita a la advocación de
San Antonio de Padua «en la parte que estuviese mas comoda junto
a la villa» 39.
Algunas implicaciones de las visitas pastorales en Lanzarore ... 605
Durante el obispado de don Cristóbal de la Cámara las visitas se
produjeron regularmente, de forma que aún no había terminado este
año de 1619, y los dueños de tierras gravadas con tributos seguían
obligándose, bien a pagarlos bien a vender estas propiedades, ahora
ante el licenciado Diego Vélez de Matamoros, visitador del obispado
que llegó a las islas con don Cristóbal de La Cámara y Murga 40, y a
partir de 1633 hasta 1635 durante las visitas anuales que en nombre
de este obispo realizó el licenciado Juan Suárez Ponce, también ha-cedor
de las rentas decimales en las islas 41.
La misma tónica encontramos en el siguiente ejercicio episcopal,
el de don Francisco Sánchez de Villanueva, en el que también es
enviado de forma periódica un visitador que continúa con la labor de
poner al día los numerosos tributos que los pobladores habían de pa-gar
a la Iglesia, y los cuales a veces llevaban años sin realizarse. Entre
fines de í636 y principios de 1637, es visitador ei iicenciado don
Pablo Gutiérrez de Sotomayor; entre otras varias escrituras, recibió del
alférez Lorente Perdomo 60 reales por el tributo de quince reales anua-les
impuesto sobre unas tierras que éste heredó de su padre y que no
se pagaba desde 1622 42. Además concede licencias para cambiar dis-posiciones
de visitadores anteriores, puesto que los vecinos también
aprovechaban las visitas para dejar libres unos bienes determinados,
imponiendo el tributo que pesaba sobre ellos en otros diferentes 43.
En 1640 es enviado como visitador el doctor don Diego Vázquez
Romero Botello. Durante su visita se renuevan algunos tributos que
no estaban pagándose por estar situados sobre propiedades ruinosas,
rebajándose los pagos, de forma que el visitador busca la mejora
de los bienes para asegurar la renta, como es el caso del poseedor de
unas casas sobre las que se encuentran impuestos cuatro reales anua-les
por dos misas rezadas, pero que se encuentran en ruinoso estado,
caídas y abandonadas, «convertidas en muladar» durante más de veinte
años, circunstancia por la cual el visitador autoriza una rebaja en la
limosna a un tostan a cambio de que el poseedor reedifinlu-e- a-- -s u cos-ta
la propiedad, de forma que el bien del alma pueda realizarse y la
iglesia parroquia1 obtenga su tributo 44.
Entre 1642 y 1650, se suceden cuatro visitadores: el licenciado
Diego Vélez de Matamoros, en 1642; don Eugenio de Santa Cruz,
provisor y visitador general, en 1644; el licenciado Diego Rodríguez
A, 10 DO, -.. i LAL ., 01 A,+, A,, T.,,, A, A ..,x,t, ., T A, ,, i I;<n UL IU I U&, bII I V - T V y Ll U V C L V L UVll JUUll U C I n l l L l l l U L U y L I I I I L U ) U11 I V J V .
En estos años numerosos tributos redimibles son convertidos en per-petuos
y se realizan otros nuevos, aprovechando la estancia del visi-tador
en la Isla 45.
606 Luisa Toledo Bravo de Laguna
El último obispado del periodo estudiado, el de don Rodrigo
Gutiérrez de Rojas, únicamente refuerza lo dicho hasta ahora, apor-tando
más documentos que continúan en la misma línea de reconoci-mientos
y obligaciones de poner al día deudas atrasadas.
Fue visitador y a la vez hacedor en 1652 el doctor don Juan de
Anchieta y Lima 46, y durante 1655 y 1656 lo fue el licenciado don
Esteban Narciso Linzaga, capellán de Su Majestad y del cual aparece
una documentación particularmente abundante 47, posiblemente en re-lación
con el hecho de que el licenciado don Guillén de Betancort se
encontraba en 1655 en Tenerife y en su ausencia el visitador cubría
gran parte de sus funciones, (incluyendo el posible embargo de parte
de los bienes de dicho licenciado para satisfacer una cierta cantidad
de 620 reales que había recibido para imponerlos a tributo y decir su
valor en misas, cosa que no había llegado a r e a I i ~ a r ) ~ ~ .
CONCLUSIONES
Las visitas pastorales a las diferentes parroquias diocesanas, cons-tituyen
un importante apartado dentro de la documentación eclesiásti-ca
a estudiar, puesto que aportan numerosos datos acerca de la disci-plina
eclesiástica, la religiosidad popular, el estado de iglesias, ermitas,
hospitales ... Y también con respecto al estado de las cuentas de la
iglesia y por tanto, a la continua revisión y elaboración de libros de
mayordomías, de fábrica, aniversarios y mandas testamentarias.
En relación con esta inspección sobre la buena marcha de las cuen-tas,
puede realizarse también una visión de cómo implicaban al pue-blo
que se encontraba viviendo la visita, como hemos comprobado a
través de la documentación notarial en el incremento de documentos
sobre reconocimientos de tributos y obligaciones de pago de censos
atrasados durante las visitas, así como las disposiciones para que sean
cumplidas las mandas de los testadores y el cuidado que ponen los
visitadores en lograr que los bienes gravados se encuentren en bue-nas
condiciones y en imponer a tributo nuevos bienes eclesiásticos que
contribuyan a sanear las economías parroquiales.
Algunas implicaciones de las visitas pastorales en Lanzarote.
. 1. BÉTHENCOUMRTA SSIEUA,, : «Evolución de las Jurisdicciones Parroquiales en
Fuerteventura durante el siglo x v m , en Revista de Historia Canaria. Tomo X X X V ,
No 170, La Laguna, 1973-76, pp. 7-70.
2. SÁNCHEZH ERREROJ.,: «La Parroquia de la Concepción de La Laguna (Tene-rife)
en el tránsito del siglo xvi al XVIIDen, VIII Coloquios de Historia Canario-
Americana, (1988), tomo 11, pp. 817-846. Las Palmas, 1991.
En el Archivo Diocesano de Las Palmas existe una copia de esta visita pastoral
que permite comprobar la minuciosidad del obispo en la actualización de todos los
aspectos de la administración espiritual y temporal de la parroquia. (A.D., serie 3, de
statu diócesis 3.8. Visitas Pastorales).
3. NÚÑEz MuÑoz, María Fe: Visita pastoral del obispo Folgueras a la isla del
Hierro (agosto-septiembre, I832), p. 8. Santa Cruz de Tenerife, 1988.
4. LAVANDERLA~ P E ZJ.:, «Aspectos litúrgicos, administrativos y disciplinares de
la Iglesia de Fuerteventura. Siglo xvi», en 1 Jornadas de Historia de Lanzarote y
Fuerteventura, tomo 1, pp. 295-311. Fuerteventura, 1987.
5. Ibídem, p. 297.
6. CABALLERMOÚ JICA,F .: Documentos Inéditos de la Historia de Lanzarote re-copilados
por don Antonio Hernández Rivero, beneficiado de la Santa Iglesia Care-dral
de Canarias. Teguise, 1991.
7. BÉTHENCOURMTA SSIEUA,, : Evolución ... op. cit., pp. 15-18.
INFANTEFSL ORIDOJ., A,: «El obispo Tavira en Canarias (1791-96)», en II Colo-quios
de Historia Canario-Americana, (1977), tomo 11, pp. 171-223. Las Palmas de
G.C., 1979.
8. R u ~ i oM ERINOP, .: «Problemática de los pleitos apelados del Obispado de
Canarias al Tribunal Metropolitano de Sevilla (1595-1650)», en VI Coloquios de His-toria
Canario-Americana, (1984), tomo 11, p. 65. Las Palmas de G.C., 1988.
9. LLORCAV, ILLOSLADMAO, NTALBÁNHi:s toria de la Iglesia Católica. Tomo 111,
pp. 787-788. Madrid, 1947.
10. VIERAY CLAVIJOJ.,: Noticias de la Historia General de las Islas Canarias.
Tomo 11, p. 557. Santa Cruz de Tenerife, 1982.
608 Luisa Toledo Bravo de Laguna
11. GARC~GAA RC~A,: «La religiosidad popular en el derecho canónico cana-rio
», en VII Coloquios de Historia Canario-Americana, (1986). tomo 11, pp. 296. Las
Palmas, 1990.
12. Biblioteca Museo Canario: Constituciones sinodales «De la Cámara y Mur-ga
», Constitución XLVIII, pp. 276v-290v. Sobre el oficio de visitador: <<...esf uerza
enviar Visitadores ... que atiendan y lleven por su cuenta nuestro cargo y cuydado
pastoral, y al fin que se dirigen las visitas».
13. Ibídem, p. 278r.
14. Ibidem, p. 279r-281r. «Otrosi, para tomarse bien las cuentas de la fabrica,
haga el Visitador aya inventario de la hazienda que pertenece a la fabrica, en diez-mos,
tributos, mandas, limosnas, entierros, testamentos y todos los demas derechos
que le tocaren, para que por el se haga cargo a los Mayordomos en mayor, ó menor
cantidad, conforme huviere tocado cada año».
15. Ibídem, pp. 2811-288r.
16. Ibídem, pp. 283r-287v. «Otrosi, tomará la cuenta de las Missas de cada
Capellania, comencando desde el ultimo año que se visitó, y passará todas las que
estuvieren assentadas, y firmadas en el libro de Colecturia, conforme a la orden que
está dada en el titulo del Colector...».
17. Ibídem, pp. 287v-288r.
18. Ibídem, p. 290r-v.
19. Aunque es necesario tomar en consideración las quejas realizadas por el
obispo Martínez de Ceniceros a principios del siglo XVII sobre que los mandatos de
las visitas recogidos en los libros de cuentas y de los mayordomos no parecían leerse
ni cumplirse. SÁNCHEZH ERREROJ.,: La parroquia de la Concepción de La Laguna
(Tenerife) en el tránsito del siglo xvi al xvii*, en VIII Coloquios de Historia Cana-rio-
Americana, (1988), tomo 11, p. 831. Las Palmas, 1991.
20. LAVANDERLAO PEZ,J .: «Aspectos litúrgicos, administrativos y disciplinares
de la Iglesia de Fuerteventura. Siglo xvr», en I Jornadas de Historia de Lanzarote y
Fuerteventura, tomo 1, p. 308. Fuerteventura, 1987.
21. VIERAY CLAVIJOJ.,: Noticias de la Historia General de las Islas Canarias.
Tomo 11, pp. 533-547. Santa Cruz de Tenerife, 1982. Los obispos al frente de la Dió-cesis
en este periodo serían:
Don Antonio Corrionero, 1614-1621.
Don Fray Pedro de Herrera, 1621-1622.
Don Fray Juan de Guzmán, 1622-1627.
Don Cristóbal de la Cámara y Murga, 1627-1635.
Don Francisco de Villanueva, 1635-1651.
Don Rodrigo de Roxas, 1651-1658.
22. En la documentación no aparecen datos referentes al episcopado de Fray
Pedro de Berrera, lo cual es perfectamente explicabie en cuanto a que no iiegó a re-sidir
en la Diócesis. Sin embargo, no hemos encontrado explicación para la ausencia
de datos con respecto al periodo en que presidió la Diócesis Fray Juan de Guzmán.Tan
sólo hemos encontrado una referencia en un documento de 1644 a la visita efectuada
en agosto de 1625 por el bachiller Juan Pérez Criado, visitador en nombre de Fray
Juan. AHPLPI 2748, Juan Monquía Betancort, fols. 241v-255r.
23. AHPLPI 2721, Juan de Higueras, fol. 567r. Luis Rodríguez, vecino del valle
de Fiaría, en su nombre y ei de sus hermanos comu herederos Úe Luis Rocirígüe~, su
padre difunto, hacen a instancias del lcdo. Juan Sánchez Vizcaíno escritura de reco-nocimiento
del tributo anual de once reales que deben pagar a la cofradía del Santí-simo
Sacramento de la Iglesia del valle de Haría, por estar impuestos sobre una he-
Algunas implicaciones de las visitas pastorales en Lanzarote ... 609
redad de tierra en Haría en la que han sucedido a su padre y que pertenece a dicha
cofradía, reconociendo a su mayordomo por señor de dicho censo.
24. AHPLPI 2723, Juan Tomás de Ganzo, fols. 178v-179r.
25. Algunos ejemplos en : AHPLPI 2721, Juan de Higueras, fols. 523r, 567r,
632v. Los poseedores de bienes gravados declaran realizar estas escrituras de reco-nocimiento
a instancias del señor visitador.
26. AHPLPl2721, Juan de Higueras, fol. 523r. Tomé Rodríguez reconoce que pesa
sobre una casa que tiene en Teguise el tributo de 4 reales anuales perpetuos que se
pagan a la Cofradía del Santísimo Sacramento.
27. AHPLPI 2721, Juan de Higueras, fol. 572r. Alonso Fernández, vecino de
Lanzarote en Haría, se obliga a pagar cada año una botija de aceite para la lámpara
del Santísimo Sacramento en Haría, como se establecía en escritura que se perdió con
el saqueo de 1618 y que ahora renueva por mandato del visitador, el licenciado Juan
Sánchez Vizcaíno.
28. AHPLPI 2721, Juan de Higueras, 628v. El visitador Sánchez Vizcaíno pone
a pregón tres suertes de tierras de pan sembrar, dos en Tomaren y una en Haría, que
Juan Perdomo Betancor, maeso de campo y vecino de Lanzarote, dejó para que de su
renta se le dijese lo que alcanzase en misas rezadas en la iglesia parroquial de la vi-lla.
Fue rematada por el capitán Juan Perdomo Leme a 38 reales anuales de tributo
por tres vidas.
29. AHPLPI 2721, Juan de Higueras. Fols. 567r (11 reales sobre una heredad
de tierra en Haría), 550r (10 reales sobre unas casas en Teguise), 533v (2 ducados
sobre 3 aljibes en Teguise), 661r (20 reales sobre unas maretas en Teguise).
30. AHPLPI 2721, Juan de Higueras, fols. 565r, 572r, 584v.
31. AHPLPI 2721, Juan de Higueras, fols. 523r, 567r, 548v.
32. AHPLPI 2722, Juan de Higueras, fol. 383r. Tomé Rodríguez, comunica a don
Diego de Cabrera Betancor, mayordomo de la fábrica parroquial de Lanzarote, su
intención de vender unos aljibes que llaman de la Tenería Nueva por los que paga de
tributo dos ducados anuales, como se estipuló ante Juan Sánchez Vizcaíno.
33. LAVANDERLAOP EZ,J .: «Aspectos litúrgicos ... » art. cit. pp. 298. El nombra-miento
del nuevo mayordomo de la fábrica parroquial de Teguise efectuado por e l
visitador Juan Sánchez Vizcaíno aparece en los protocolos notariales: AHPLPI 2721,
Juan de Higueras, fol. 62%.
34. AHPLP1 2721, Juan de Higueras, fols. 6071, 638r. 644v,613v, 616v y 656v.
Los fiadores de Pedro Bermúdez declaran la deuda, de la que ya se han dado 293.189
mrs., 385 fanegas de trigo y 220 de cebada. Dicen haber obtenido del señor visita-dor,
en atención a las necesidades y robo de la isla, merced para realizar el pago a la
rata, comprometiéndose a pagar cada uno al mayordomo de la fábrica 451 reales, 33
fanegas y 4 celemines de trigo, 4 fanegas y 11 almudes de cebada, 64 fanegas de cal
y 3 bigotes y 5 jubrones de madera. Pagarán por mitades por fin de septiembre de
1620 y por fin de ese mes de 1621.
35. VIERAY CLAVIIOJ,.: Noticias ... op. cit., pp. 543-544.
36. AHPLPI 2725, Juan Tomás de Ganzo, fol. 72%-v.
37. AHPLPI 2725, Juan Tomás de Ganzo, 717r-718r.
38. AHPLPI 2725, Juan Tomás de Ganzo, fol. 721r-722r. El marqués no había
pagado hasta ahora dicho tributo, cuya cuantía se destinaría para ayudar a la fábrica
de las Casas Obispales.
39. AHPLPI 2725, Juan Tomás de Ganzo, fols. 722v-725r. En la escritura el
marqués se compromete a realizarla a su costa señalando para su dote y festividad 8
610 Luisa Toledo Bravo de Laguna
fanegadas de tierra de pan sembrar en buena parte, así como el que la dotaría con un
bulto del santo.
40. AHPLPI 2731, Juan Alonso Hernández, fols. 13r-15r. El vendedor de unas
tierras gravadas con cinco reales anuales por una misa, obtiene del visitador, licen-ciado
Diego Vélez de Matamoros, la licencia para traspasar este tributo a otra pro-piedad
y por tanto vender libre la suerte sobre la que áquel estaba impuesta.
41. AHPLPl2729, Gaspar de los Reyes Albertos, fols. 132v-125v(sic). El licen-ciado
Suárez y el licenciado don Marcos de Betancor, beneficiado de Lanzarote y
patrón de la capilla de Nuestra Señora del Rosario, imponen 50 doblas de tributo a
redimir, pertenecientes a dicha capilla, que tomó el capitán Hernando Peraza de Ayala
con el rédito de 500 mrs. cada año impuestos sobre bienes seguros.
42. AHPLPI Juan Tomás de Ganzo, fols. 345v-346r. El visitador, además nom-bró
como patrón de la capilla de Santa Ana de la parroquia de la Isla al licenciado
don Guillén de Betancor, beneficiado en ella.
43. AHPLPI 2740, Juan Ascanio, fols. 47r-52r. Melchor Mateos Cabrera deja sus
casas en Teguise libre del tributo que pesaba sobre ellas y que había reconocido en
1615 ante Juan Sánchez Vizcaíno, imponiendo con licencia de Pablo Gutiérrez 300
reales sobre el cortijo del Peñón.
44. AHPLPI 2740, Juan de Ascanio, fols. 286v-288r y AHPLPl 2742, Luis
Rodríguez Fleitas, fols. 96r-100r.
45. AHPLPI 2743, Luis Rodríguez Fleitas, fols. 70r-71v. El capitán Hernando
Peraza de Ayala convierte, con licencia del visitador Diego Vélez de Matamoros, en
perpetuo un tributo que tenía de tres doblas por tres vidas, sobre unas casas terreras
en la villa que él reedificó y labró.
AHPLPI 2748, Juan Monquía Betancort, fols. 241v-255r. El visitador general, don
Eugenio de Santa Cruz, confirma en 1644 la conversión en perpetuo de un tributo de
10 reales que, a favor de la iglesia parroquia1 se había dado por vidas sobre unas
casas en Teguise y cuyos poseedores venían pidiendo que se convirtiera en perpetuo
desde 1625, primero ante el visitador bachiller Juan Pérez Criado en este año, luego
en 1635 ante Juan Suárez Ponce, racionero de la Catedral, que confirmó este cambio,
que no llegó sin embargo a realizarse hasta ahora, puesto que en 1640 las casas fue-ron
vendidas sin estar aún otorgada la escritura de perpetuación.
AHPLPI 2819, Juan Bautista Espínola, fols. 64r-65v. El beneficiado de la isla, con
licencia del visitador, el licenciado Diego Rodríguez de la Paz, restituye unas tierras
requisadas a sus poseedores por impago del tributo de 6 reales, que ahora se con-vierten
en 5 anuales, redimibles si se entregan al contado 100 reales de principal.
AHPLPI 2749, Juan Monquía Betancort, fols, 671v-673r. El capitán Juan Tomás
de Ganza pagará cada año 10 reales de tributo a redimir, por 200 que recibe del doc-tor
Juan de Anchieta y Lima, canónigo de la Catedral, visitador y hacedor en 1650.
46. AHPL?! 2736, Jum Tnmh de Gíinzn, fn!r. 488~-489~.
47. AHPLPI 2746, Luis Rodríguez Fleitas, fols. 103r-104v, 11 lr-v, 115v-1 l8v y
121v-122v (este último obliga a la viuda de Domingo Gutiérrez a hacer traer a su
costa a la Isla un cuadro de la virgen del Carmen que costara 50 ducados, para cum-plir
con la voluntad de su marido).
48. AHPLPI 2746, Luis Rodríguez Fleitas, fols. 125v-127r.
AHPLPI 2746, Luis Rodríguez Fleitas, fols. 127r-131r. El remate de los bienes
del licenciado no llega a producirse porque sus familiares se compromenten a efec-tuar
el pago.