LAS ARMAS DE LOS QUINTANA: UN EJEMPLO
DE LOS USOS HERÁLDICOS EN CANARIAS
JUANR AMÓN GÓMEZ-PAMOG UERRAD EL RÍO
Esta comunicación la desarrollaremos en tres apartados, el primero
será una aproximación a ios estudios heráidicos en Canarias, en el se-gundo
haremos unas consideraciones sobre las armas de los Quintana y
en el tercero veremos algunas de sus representaciones.
1. APROXIMACI~N A LOS ESTUDIOS HERÁLDICOS EN
CANARIAS
Los estudios heráldicos han tenido numerosos cultivadores en Cana-rias
y en todo el ámbito hispánico. Uno de sus más importantes expo-nentes,
el Provincial de la Santa Hermandad Gonzalo Argote de Molina,
estuvo muy relacionado con las islas. En la ciudad de Canaria, en las
últimas décadas del siglo XVI, época en la que se encontraba en el ar-chipiélago
Argote, se reunía en el jardín del canónigo Bartolomé Cairasco
de Figueroa, poeta y músico, la Academia del Apolo Délfico. En ella
participaron figuras tan relevantes como los frailes historiadores Abreu
y Galindo y Alonso de Espinosa, y también Luis Pacheco de Narváez
autor de Grandezas de la espada Alejandrn Cioranescu considera pro-bable
la asistencia del Provincial al jardín del poeta '. Argote había es-crito
Nobleza de Andalucía, uno de los más completos y documentados
tratados heráldicos y genealógicos de su época, en el que incluyó algu-nas
armas de familias canarias 2. Este libro sería una de las fuentes prin-cipales
para la posterior utilización de emblemas heráldicos en pintura
5, evcu!?urz er? !as idas.
En el siglo siguiente el historiador lagunero Juan Núñez de la Peña
escribió su Conquista y antigüedades de las islas de la Gran Canaria,
222 Juan Ramón Gómez-Pamo Guerra del Río
impresa en Madrid en 1676 3. En esta obra dedica un capítulo, el VI de
su libro tercero, titulado «De armas de algunas de las muchas familias
que en esta isla han poblado», a la descripción de más de doscientos
emblemas heráldicos de familias tinerfeñas 4, algunos tomados directa-mente
del tratado de Argote convertido en un clásico de la heráldica
española. El mismo Núñez de la Peña redactó estudios genealógicos y
heráldicos con destino a las pruebas que necesitaban los miembros de
las familias poderosas de su isla que aspiraban a obtener hábitos de las
órdenes militares 5. Peraza de Ayala afirma que entre sus obras manus-critas
figuraba una consagrada a la descripción de las armas de familias
canarias 6, que Buenaventura Bonnet ha considerado que le sirvió como
base para la redacción del capítulo citado de su Conquista y antigüeda- a
des de las islas de la Gran Canaria '. Por otro lado, a lo largo de los N
siglos xvrr y XVIII se hizo frecuente que los miembros de la elite local E
recurrieran a Cronistas y Reyes de Armas de la corte para que certifi- O
-
caran los blasones familiares, así podemos contar con estudios sobre =m
O
familias canarias realizados por Pellicer de Tovar, Núñez de Castro, EE
Hoces Sarmiento y otros conocidos heraldistas españoles de los siglos S
E xvIr y xvrrr S. Todos esos trabajos serán tomados en cuenta a la hora de =
plasmar esos escudos en fachadas, enterramientos, reposteros, etc. 3
E* -1 ";*l,, v , , T r T +a-L;A., h.=L,, 0,.+..,4:nnnn A- +A-",. h,...AlA:,.-n ,.- P" u o q y u A V III LUIIIUICIU LIUUU C . ~ L U U ~ U ~ U D UCI LGIIIUD I IGI~IU~LU~GII ~ a - - -
narias como es el caso de Anselmo Pérez de Brito, de quien Juan Bau- 0m
E tista Lorenzo Rodríguez nos informa que realizó en La Palma, una obra
de heráldica perfectamente escrita lo, pero que quedó inédita por haber O
fallecido antes de darla a la luz ". La obra de Antonio Romero Zerpa, n
en Gran Canaria, tampoco ha tenido suerte, sólo se conoce uno de los E a-seis
tomos de sus noticias genealógicas en las que incluía descripciones l
de armas ''. En el siglo siguiente hay que mencionar a Antonio Pereira n
0
Pacheco y Ruiz «que dedicó algunos de sus escritos a la descripción,
con dibujos de bastantes escudos de armas de apellidos del país» 13, y a 3
O
Alvarez Rixo que también realizó dibujos de armas de familias canarias
«a partir de las indicaciones históricas proporcionadas por Antonio Ro-mero-
Zerpan 1 4 . Pero es el lanzaroteño Francisco Fernández de
Béthencourt la figura señera, en las islas y en España, de los estudios
genealógicos y heráldicos, aunque estos siempre en segundo lugar. Su
obra titulada Nobiliario y blasón de Canarias, que consta de siete to-mos
que se fueron publicando entre Santa Cruz de Tenerife y Madrid,
continua sien& básica para estos y PS~U&Q15. S &vi&& en
capítulos dedicados a la historia de una familia, comienzan con una 1á-mina
con las armas familiares, sigue su descripción, a continuación una
introducción en la cual sefiala, muchas veces, los lugares en que se
Las armas de los Quintana: un ejemplo de los usos heráldicos ... 223
podían ver dichas armas y después desarrolla la historia genealógica
propiamente dicha, en la que también se mencionan las armas de otros
linajes vinculados al principal historiado.
Una parte de la obra del investigador herreño Dacio V. Darias y
Padrón está dedicada a temas heráldicos. Este autor fue la voz canaria
en las reuniones internacionales de heráldica celebradas en 1930 y
1955 16. A mediados del siglo actual el profesor universitario y editor
Juan Régulo Pérez reunió una junta de especialistas para preparar una
nueva edición, ampliada y puesta al día, de la obra de Fernández de
Béthencourt, se tituló Nobiliario de Canarias ". El esquema de presen-tación
varió algo, por ejemplo la descripción de las armas pasó del prin-cipio
al final de cada capítulo. En el caso de los Quintana la nueva
edición ofrece un blasonamiento de las armas familiares distinto de la
primera, como veremos más adelante.
Dos repertorios heráldicos dedicados a las islas han aparecido en las
últimas décadas, son el de Lino Chaparro D'Acosta en 1979-1980 I s , y
el de Carlos Platero Fernández, ya en los 90 1 9 . Siguen el esquema de
los armoriales clásicos de ordenar alfabéticamente los apellidos y des-cribir
las armas. Recientemente las armerías municipales han merecido
la atención de Miguel Rodríguez Díaz de Quintana y Pedro Lasso
Purriños. El primero ha hecho un estudio de las armas del primitivo
Concejo de la isla de Canaria hasta llegar a las que ahora usan el Ayun-tamiento
de Las Palmas de Gran Canaria y el Cabildo Insular de Gran
Canaria 20. El segundo es el autor de dos repertorios de heráldica muni-cipal
en los que se describen las armas de cada municipio a partir del
documento de concesión 2'.
Como podemos deducir de esta relación, los autores antiguos y moder-nos
nos han dado las descripciones de las armas correspondientes a deter-minadas
familias y corporaciones, pero no se han estudiado de forma sis-temática
las manifestaciones concretas que en arquitectura, escultura,
pintura y artes decorativas se han dado de esas armas. Ni se ha estudiado
el papel que los emblemas heráldicos han jugado en la sociedad canaria
dentro ciei campo de ia historia de ias mentaiidacies. Existen aigunas iius-tres
excepciones, los doctores Rumeu de Armas y Trujillo Rodríguez 22, y
más recientemente Darias Príncipe, Martín Rodríguez y Martín Sánchez 23,
han prestado atención en alguna de sus obras a estos temas, analizando
plasmaciones concretas de motivos heráldicos. En la mayoría de los demás
casos los heraldistas no pasaban de la descripción de armas ideales, consi-derándolas
inalterables a lo largo del tiempo, y los historiadores del arte
se limitaban a señalar la presencia de emblemas heráldicos, sin detenerse,
la mayor parte de las veces, siquiera a describirlos.
224 Juan Ramón Gómez-Pamo Guerra del Río
No pretendemos en esta ocasión subsanar esas lagunas, nuestra in-tención
es más modesta, ofrecer a la consideración de los lectores dis-tintas
manifestaciones artísticas de un emblema familiar, en este caso el
de la familia Quintana. Se trata de obras realizadas en distintos momentos
y lugares y con finalidades diversas.
11. CONSIDERACIONES SOBRE LAS ARMAS DE LOS QUINTANA
Los Quintana canarios descienden de Juan de Quintana, más cono-cido
como Juan de Soria que participó en la conquista de Gran Cana-ria,
sus descendientes desde fechas tempranas hicieron informaciones de
nobleza ante la justicia de la isla en las que presentaron la ejecutoria
familiar, ganada en la Península. Estas informaciones serían alegadas
repetidamente por sus descendientes a lo largo de los siglos siguientes.
Fray Juan Suárez de Quintana realizó la historia famiiiar en su manus-crito
inédito de mediados del siglo XVIII 24. Fernández de Béthencourt
dedicó un capítulo en su obra a esta familia, con graves confusiones en
sus primeras generaciones, centrándose en la rama Quintana Rodríguez
de Vivar, la de mas lustre en los siglos XVIII y XIX 25. También dedicó
un capítulo a esta misma rama en sus Anales 26. Ya en nuestro siglo,
Domingo de Quintana y González-Corvo desarrolló algunas líneas de la
familia no tratadas en el Nobiliario 27. La segunda edición de éste, co-rregida
por Sergio Fernando Bonnet y Suárez y supervisada por el déci-mo
Marqués de Acialcázar, subsanó algunos de los errores de la prime-ra
28. Miguel Rodríguez Díaz de Quintana ha reelaborado las primeras
generaciones e historiado especialmente la rama que poseyó el vínculo
de Quintanilla, dentro de un trabajo suyo inédito sobre familias de
Arucas.
Como ya dijimos, en la primera edición del Nobiliario Femández de
Béthencourt, en el capítulo dedicado a los Quintana, describe las armas
de la rama Quintana Rodríguez de Vivar, establecida en la ciudad de
Las Pa!mas dmde, u !e !urge de !es s i g h uw! y x!x, tuvo un papel
preeminente entre las casas que formaban el grupo dominante de la
sociedad isleña. A ello habían contribuido sus mayorazgos y el tener
entre sus miembros personajes tan destacados en la vida política del siglo
pasado y del actual como el coronel José de Quintana y Llarena, que
en el tránsito del Antiguo al Nuevo Régimen fue sucesivamente, Regi-dor
Perpetuo iie1-&iai;iu de Gran C]anaia, Siíi&ico Personero de an-tiguo
Cabildo y Alcalde Constitucional del nuevo Ayuntamiento de Las
Palmas, además había sido Diputado en el Cabildo General Permanente
Las armas de los Quintana: un ejemplo de los usos herúldicos ... 225
de 1808, procurador en las Cortes de 1834 a 1837 y Director de la Real
Sociedad Económica de Amigos del País, entre otros cargos. Hijo de este
fue el también coronel Antonio de Quintana y Llarena, asimismo Dipu-tado
a Cortes y Director de la Real Sociedad Económica, padre a su vez
del general Francisco de Quintana y León, décimo marqués de
Acialcázar, que reunió el valioso archivo de su nombre, y ocupó los
cargos de Senador del Reino, Presidente del nuevo Cabildo Insular, Di-rector
de la Real Sociedad Económica, Presidente de El Museo Cana-rio,
etc. y fue también cultivador de los estudios genealógicos, hacia los
que orientó el citado archivo. A esta rama pertenecen un grupo de re-presentaciones
de las armas familiares de las que nos ocuparemos más
adelante.
Curiosamente las dos ediciones citadas del Nobiliario de Fernández
de Béthencourt nos ofrecen dos descripciones distintas de las armas de
esta familia. La primera edición, al centrarse en la rama de Quintana
~ ~de yivadr, describe~ los cuaíuoc Uafie~:es de ~escüdo, c~UKes- ~
pondientes a los distintos linajes que en ella habían confluido: Rodríguez
de Vivar, Quintana, Ribera-Dávila y Montes de Oca 29. El mismo autor
en sus Anales asigna a la misma rama un escudo partido de Rodríguez
de Vivar y Quintana 30. En ambos casos el segundo cuartel lleva las ar-mas
de los Quintana, «de azur un castillo de oro». Parece que varias
familias del mismo apellido usaron armerías idénticas o similares. En el
sello de Bartolomé de Quintana, que aparece en un documento navarro
de 1362, figuraba ya un castillo en el escudo 3'. Estas armas, con los
mismos esmaltes citados, son usadas por Juan de Quintana, Abad de
Montearagón de 1532 a 1534, «Las armas de su linaje más primitivas,
consistían en escudo de azur, con un castillo de oro» 32. Unos Quintana
de la villa de Magallón en Zaragoza usaban un escudo cuartelado, en
cuyo segundo cuartel aparece un castillo 33. LOS hermanos García
Carraffa, por su parte señalan que los Quintana de Burgos, Soria y
Canarias han usado por armas: «En campo de azur, un castillo de oro» 34.
La segunda edición del Nobiliario, por su parte, atribuye a los Quin-tana
canarios otras armas, que ya habían sido descritas por Domingo de
Quintana en su obra citada. Se trata también de un escudo cuartelado,
pero en este caso no se indica que esté compuesto por las armas de
varios linajes sino que el conjunto corresponde a los Quintana canarios:
«primero de azur, un castillo de oro; segundo y tercero, de plata, una
banda de sable; cuarto, de gules, cuatro estacas o gajos de encina de
oro, en faja. Bordura de gules, cargada de ocho aspas de oro» 35. Son
las armas que podemos ver en las dos labras heráldicas más antiguas
que se conservan de esta familia, ambas del siglo XVII, en la ciudad de
226 Juan Ramón Gómez-Pamo Guerra del Rio
Guía en Gran Canaria. Estas armas son consideradas por Domingo de
Quintana como las propias de los Quintana canarios:
Así resulta de un árbol genealógico hecho por el alférez don
Cristóbal Castrillo el año de 1766 3$ así lo describe don Antonio
Romero Zerpa, que vivió desde 1726 hasta 1798, en un libro in-édito
que escribió con el título de Descubrimiento y conquista de
estas islas de la Gran-Canaria, con las noticias genealógicas de
sus pobladores 37 y así se ostenta hoy, tallado en piedra, en la casa
n." 3 de la plaza de la ciudad de Guía, que perteneció al Sargento
Mayor Gonzalo de Quintana Béthencourt
Estas armas las adopta el décimo marqués de Acialcázar, Francisco
de Quintana y León, que las coloca en un escusón sobre el cuartelado
de sus abalorios: Rodríguez de Vivar, que es el linaje de varonía de esta
rnmn d e lnc n n i n t n n ~T ei ín 1 l a r ~ n aXI T n v ~ n39 . Ha r t a PCP mnm~ntnln c
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Quintana de esta rama habían usado siempre el castillo como emblema
heráldico propio de ese linaje. Consagradas como armas de los Quinta-na
de las islas al aparecer en la segunda edición del Nobiliario, son
recogidas como tales en los repertorios heráldicos canarios posteriores.
Estos ya no mencionan las armas que señalaba Fernández de Béthen-court,
«de azur un castillo de oro», en calidad de armas propias del li-naje,
sino como el primer cuartel del escudo familiar.
En algunos casos estas armas se han blasonado con distintos esmal-tes
y las estacas del cuarto cuartel a veces se han dibujado como palos.
En el árbol genealógico del alférez Castrillo que citaba Domingo de
Quintana, aparece un cuartelado con esmaltes diferentes a los menciona-dos,
el cuarto lleva, de azur tres palos de oro 40. Otro manuscrito del si-glo
XVIII describe así las armas de Quintana: «Un escudo de quatro
quarteles; en el primero a la derecha un castillo; en el izquierdo una varra
berde atravesada; en lo vajo, a la derecha otra vana berde atravesada; y
a la izquierda quatro varras de alto a vajo» 4'. Domingo de Quintana se-ñala
en nuestro siglo: «Don Sebastián Antonio de Quintana, mi bisabue-
"0 io, ie pone al 4 cuartel: en campo de guies, cuatro bastones de oro» --.
111. REPRESENTACIONES DE LAS ARMAS DE LOS QUINTANA
Los tres primeros ejemplos muestran las armas descritas por Domin-go
de Quintana y ia segunda edición dei Nobiliario, que atribulan a ios
Quintana un escudo cuartelado. En los restantes ejemplos aparecen como
228 Juan Ramón Gómez-Pamo Guerra del Río
bandas, por otro lado, los hermanos García Carraffa atribuyen a varios
linajes apellidados San Juan unos palos 47. De esta forma tendríamos que
los cuarteles parecen corresponder a los cuatro abuelos del dueño de la
casa: el castillo de Quintana, armas del abuelo materno, los dos cuarte-les
con las bandas de Carvajal, del abuelo paterno, y de Zurita, de la
abuela materna, y los palos de San Juan de la abuela paterna.
Las armas cuarteladas usadas por estos Quintana de Guía, alusivas
a sus enlaces con Carvajales, Zuritas y San Juanes, una vez olvidada su
vinculación a esta rama concreta serán usadas por otras ramas de la
familia que no descienden de estos Quintana Carvajal, llegarán a con-vertirse
en las armas de todos los miembros del linaje en las islas.
2. Armas de Guanarterne y Quintana.-Se encontraban en el escu-do
colocado en la fachada de otra antigua casa de Guía que luego sería
sede de su ayuntamiento. También existe cierta confusión en cuanto al
&:&.-l-- 2- --A-.. &T.. --LA d.->- 2- .----L- 2- -:--L--
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de la familia Carvajal Quintana. En el catálogo de una exposición cele-brada
en El Museo Canario en 1950, se las identifica como «Escudo de
armas del Teniente Coronel D. Fernando Guanarteme de Quintana, en
las antiguas Casas Consistoriales de Guía» 48. Este personaje, nacido
en 1632, era hijo de Mateo de Quintana Carvajal 49, de quien, según
González-Sosa, heredó la casa mencionada en el epígrafe anterior
Creemos que Domingo de Quintana sufre una confusión entre las dos
casas blasonadas cuando escribe: «Mate0 de Quintana Carvajal, vecino
de Guía, en cuya villa fabricó las casas de su morada (que actualmente
- e n 1933- se conservan ostentando las armas de Guanarteme y Quin-tana
y son propiedad del Ayuntamiento de dicha villa, hoy ciudad)»
Creemos que la casa de Mateo es la mencionada en el epígrafe ante-rior.
La que ostentaba las armas de Guanarteme y Quintana debió per-tenecer
a otro miembro de la familia interesado en destacar su paren-tesco
con Fernando Guanarteme, último rey indígena de Gran Canaria.
Recordemos que además del Teniente Coronel, otros miembros de su
familia también se llamaron Fernando Guanarteme 52.
Se trata de un escudo cortado y medio partido, el primero de
Guanarteme 53, el segundo es el cuartelado que hemos atribuido a Quin-tana,
Carvajal, Zurita y San Juan y el tercero una cruz. Está timbrado
por un yelmo, colocado sobre una cartela con los bordes apergaminados
y a los lados lleva dos alabardas.
3. Escudo en la Iglesia de San Lorenzo.-Juan Naranjo de Quin-tana,
familiar del Santo Oficio de la Inquisición y receptor de su tribu-
Las armas de los Quintana: un ejemplo de los usos heráldicos ... 229
nal desde 1740 a 1758 54, fundó en 7
1755 en la iglesia parroquia1 de
San Lorenzo, su pueblo natal, la
capilla de la Virgen del Buen Su-ceso
55. La dotó con banco, enterra-miento
propio y patronato para su
familia. En la licencia del obispo
Fray Valentín de Morán se dice
que una vez edificada «sea perpe-tuamente
para el dicho don Juan
Naranjo de Quintana, sus herede-ros,
subsesores y desendientes para
que se puedan enterrar en ella y
tener el útil dominio y patronazgo,
como de cosa propria y poner ar-mas
y letreros, y sepultura y asien-to
» 56. Con esa autorización el re-ceptor
colocó su escudo en la pared
exterior de la capilla y en ella fue
sepultado 57.
Sus armas están dispuestas en ' l
LÁM. 2.-Armas de Juan Naranjo de Quin- una curiosa composición la que tana en la Iglesia de San Lorenzo (Dibujo
vemos claramente el blasón de 10s de Miguel Rodríguez Díaz de Quintana).
Naranjo, el árbol frutado y el leo-
-
pardo, y el cuartelado de los Quintana, acompañados de elementos
emblemáticos alusivos a su condición de miembro del tribunal de la
Inquisición. Hay que hacer notar que el receptor era descendiente por
línea femenina de los Quintana, aunque no los Quintana Carvajal de Guía
que levantaron las casas blasonadas. Pero las armas ostentadas en esas
fachadas eran ya consideradas patrimonio de todo el linaje y no sólo de
esa rama. El de la iglesia de San Lorenzo es un escudo medio partido y
cortado: el primero, partido de seis castillos y un naranjo frutado con
un leopardo pasante; el segundo es el cuartelado que veíamos en Guía,
en este caso el cuartel correspondiente a las estacas lleva solo tres y el
conjunto no lleva bordura; tercero, seis estacas. Como timbre un yelmo,
que lleva a su diestra, en el borde superior del escudo, el árbol de los
Naranjo y a la izquierda, la espada de los miembros del Santo Oficio.
Una cruz acolada al escudo, y una calavera en su parte inferior también
hacm referenciz z !z pex?eneda a! Tribiina! de! fundador de !a capi!!a.
Las armas de los Quintana: un ejemplo de los usos heráldicos ... 235
en esta isla de Thenerife, son la Imagen de nuestra Señora de Can-delaria,
nuestra Patrona, y de todas las islas» 66.
En el marco de dicha estampa, Oliva pintó también las armas del
religioso, un escudo partido: en el primer cuartel aparecen repetidas las
dos cruces emblemáticas de su orden; en el segundo, de azur un casti-llo
de oro o sumado de un estandarte, bordura de gules con ocho aspas
de oro, serían idénticas a las armas de los Quintana si no fuera por el
estandarte. En la pared exterior de la iglesia está tallado en piedra un
óvalo con la cruz de los dominicos. En el árbol del alférez Castrillo las
armas usadas por Fray Juan se adjudican a los Déniz.
Con esta comunicación hemos pretendido ofrecer ejemplos del uso
concreto de los emblemas heráldicos por un linaje a través de distintas
manifestaciones artísticas, para ello hemos intentado alejamos de la frial-dad
de los repertorios de armerías y acercamos más a su plasmación en
ia viUd real. Así iieiriüs visto C Ü ~ ÜIü s miembros de üiia fari-íki h a
utilizado sus emblemas heráldicos en las portadas de sus casas, en re-tratos,
en las fachadas, retablos y losas sepulcrales de sus fundaciones
religiosas, etc., y cuando se prohíbe el enterramiento en las iglesias esos
emblemas se colocan en los mausoleos de los cementerios. La intención
es perpetuar la memoria histórica del linaje y establecer su vinculación
con unos lugares concretos.
Juan Ramón Gómez-Pamo Guerra del Río
NOTAS
1. CIORANESCUA, lejandro. Cairasco de Figueroa: su vida, su familia, sus amigos.
Anuario de Estudios Atlúnticos. N. 3, 1957, p. 275-386, en pp. 355-356.
. 2. Un ejemplar de la primera edición de Sevilla, 1588, se encuentra en el Archi- A l u . . " A A -- 1 o . - - 1- -:--- -:.. *u ~ C I C Z I C L L L P L . XLUVV una J C ~ U I I UG~U ICIVII ~ 1 J1 a G i i , iouu, u i t a L G ~ L G eLii~ la 111131116 L I U -
dad por el Instituto de Estudios Giennenses en 1957, una edición facsímil de la primera
en Hildesheim, 1975, y, por último una edición facsímil de la segunda: ARGOTE DE
MOLINAG, onzalo. Nobleza de Andalucía. Jaén: Riquelme y Vargas, 1991.
3. Existen dos ejemplares en la Biblioteca de la Sociedad Científica El Museo Ca-nano,
se volvió a editar en Santa Cruz de Tenerife por la Imprenta Isleña en 1847, re-cientemente
se ha realizado una edición facsímil de la primera: NÚNEZ DE LA PENA, Juan.
Conquista y antigüedades de las islas de la Gran Canaria, y su descripción. Ed. facs. de
la de 1676. Las Palmas de Gran Canaria: Universidad, 1994.
4. NÚNEZ DE LA PENA. Op. cit. en n. 3, pp. 451-467.
5. DARIASY PADR~NDa, c io V. El historiador Núñez de la Peña y su tiempo. Re-vista
de Historia. N. 69, 70, 71, 72 y 73, 1945-46.
6. PERAZAD E AYALA,J osé. Introducción. En FERNÁNDEDZE BETHENCOURT,
Francisco. Nobiliario de Canarias. La Laguna de Tenerife: J. Régulo, 1952-1967, t. 1,
p. XIX-LIX, en p. XLIV.
7. BONNETY REVERONB, uenaventura. El cronista D. Juan Núñez de la Peña: nue-vas
investigaciones. Revista de Historia. N. 79, 81, 82 y 83, 1947-48, p. 37-40.
8. PERAZA DE AYALA. Op. cit. en n. 6.
9. DARIAs Y PADR~NO.p . cit. en n. 5.
10. LORENZOR ODR~GUEJuZa,n B. Apuntes biográficos del Licenciado Don Anselmo
Pérez de Brito. Santa Cruz de La Palma: Imp. Gutenberg, 1908, p. 39.
11. IDEM. Noticias para la historia de La Palma: tomo 11. La Laguna: Instituto de
Estudios Canarios, 1997, p. 105.
12. ROMEROZ ERPAP ADILLAA, ntonio. Descubrimiento y conquista, de estas yslas,
de la Gran, Canaria con las noticias genealógicas de sus pobladores según he logrado
descubrir auténticamente las suseciones de los que haré mención aquí. Las Palmas de
Gran Canaria, Archivo Acialcázar.
13. PERAZA DE AYALA. Op. cit. en n. 6, p. XLVI-XLVII.
14. MILLAREST ORRES,A gustín. Biografías de canarios célebres. Las Palmas de
Gran Canaria: Edirca, 1482, v. 1, p. 223 y 231. El capítulo dedicado a Antonio Romero
Zerpa lo anotó Miguel Rodríguez Díaz de Quintana.
Las armas de los Quintana: un ejemplo de los usos heráldicos ... 237
15. FERNÁNDEDZE BETHENCOURFTra, ncisco. Nobiliario y blasón de Canarias: dic-cionario
histórico, biográfico, genealógico y heráldico de la provincia, 1878-1 886.
16. DARIASY PADR~NDa,c io V. Memoria o estudios sobre la genealogía, nobleza
y heráldica en Canarias, que presenta al Congreso de Genealogía, Nobiliaria y Heráldi-ca
a fuero de España el delgado del mismo en la provincia de Tenerife. En Primer
Congreso de Genealogía y Herúldica. Madrid: Compañía Ibero-Americana de Publica-ciones,
1930; IDEM. Blasones y abolengos en un rincón de Canarias. En Comunicacio-nes
y conclusiones del 111 Congreso Internacional de Genealogía y Herúldica. Madrid:
Instituto Internacional de Genealogía y Heráldica, 1955, p. 187-221.
17. FERNÁNDEDZE BETHENCOURFTra, ncisco. Nobiliario de Canarias. La Laguna
de Tenerife: Juan Régulo, 1952-1967, 4 t.
18. CHAPARRDO' ACOSTA,L ino. Heráldica de los apellidos canarios. Las Palmas
de Gran Canaria: Estudios Técnicos del Blasón, 1979-1980, 2 t.
19. PLATEROFE RNÁNDEZC,a rlos. Los apellidos en Canarias (españoles y castella-nizados).
Las Palmas de Gran Canaria: [m.], 1992.
20. RODR~GUDEZ~ ADZE QUINTANAM,i guel. Historia del escudo heráldico muni-cipal
y de la bandera de la muy noble y muy leal ciudad del Real de Las Palmas. Las
Palmas de Gran Canaria: Ayuntamiento, 1995. . . .
21. LASSGP 'U'RR:NGPSe,d re. B!asenes de !es mün:r:p:=c cunu:i~s. Cunrt-ius: Go-bierno,
Consejería de Presidencia y Turismo, 1994. IDEM. Blasones municipales de
Tenerife. Tenerife: Cabildo Insular, 1994.
22. Por citar sólo algunos ejemplos, RUMEU DE ARMAS, Antonio. Canarias y el At-lántico:
piratenas y ataques navales. Canarias: Viceconsejería de Cultura y Deportes,
1991, 3 t. en 5 v., ed. facs. de la de Madrid: Instituto Jerónimo Zurita, 1947, proporcio-na
gran cantidad de fotos y dibujos de escudos de piedra. sellos armoriados, etc.;
TRUJILLOR ODR~GUEAZlf, onso. San Francisco de La Orotava. La Laguna: Instituto de
Estudios Canarios, 1973, p. 15-19.
23. MART~RNO DR~GUEFZe,r nando Gabriel. Santa Cruz de La Palma: la ciudad
renacentista. Santa Cruz de Tenerife: Cepsa, 1995, p. 166-167; DARIASP R~NCIPAEl,-
berto. Lugares colombinos de la villa de San Sebastián: (historia y evolución). La
Gomera: Cabildo Insular, 1986, p. 73; MART~SNÁ NCHEZM, iguel A. Miguel, el Arcán-gel
de Dios en Canarias: aspectos socio-culturales y artísticos. Tenerife: Cabildo, 199 1,
pp. 135-149.
24. SUÁREZD E QUINTANAFr,a y Juan de. Relación genealógica de los progenitores
de Cristóval Suares de Medina y Naranjo, y de Doña Juana de Quintana Carvaxal su
esposa, desde la conquista de estas yslas de Canaria quienes fueron los que vinieron a
ella, y lo que se alcanza de sus ascendentes, y las mas familias y apellidos entroncados
con los dichos comprobada con diferentes instrumentos públicos que irán citados por la
realidad de dicha relación. Las Palmas de Gran Canaria, Biblioteca de la Sociedad Cien-tífica
El Museo Canario, Armario Metálico.
25. FERNÁNDEDZE BETHENCOUROTp. . cit. en n. 15, t. VI, p. 91-132.
26. IDEM. Anales de la nobleza de España: anuario de 1886. Madrid: Fortanet, 1885,
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27. QUINTANYA GONZÁLEZ-CORVDOo, mingo de. Noticias genealógicas de la fa-milia
de Quintana establecida en Gran-Canaria, sin paginar. Las Palmas de Gran Cana-ria,
Biblioteca de la Sociedad Científica El Museo Canario, Armario Metálico.
28. FERNANDEDZE BETHENCOUROTp. . cit. en n. 17, t. 11, p. 679-745.
29. IDEM. Op. cit. en n. 15, t. VI, p. 93.
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36. Arbol general de varias familias entroncadas con los Quintana hecho por el al-férez
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Biblioteca Acialcázar.
37. ROMEROZ ERPAP ADILLAO. p. cit. en n. 12.
38. QUINTANYA GONZÁLEZ-CORVOOp.. cit. en n. 27.
39. Así están representadas en una lámina enmarcada. Las Palmas de Gran Cana-ria,
Biblioteca Acialcázar.
40. Op. cit. en n. 36.
41. Descripción de los escudos de tionzález, Quintana y otros. Las Palmas de Gran
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42. QUINTANA Y GONZÁLEZ-CORVOOp.. cit. en n. 27.
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Las armas de los Quintana: un ejemplo de los usos herúldicos ... 239
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