DATOS PARA EL ESTUDIO DE LA BURGUESÍA
PALMERA EN EL SIGLO XVII *
* Este trabajo se circunscribe en el Proyecto n." 931062: «El comercio exterior Y
la burguesía palmera, siglo xvrb, financiado por la Consejena de Educación, Cultura y
Deportes del gobierno de Canarias.
ALGUNAS CONSIDERACIONES PRELIMINARES
La producción historiográfica sobre la burguesía mercantil canaria
en el Antiguo Régimen, ha experimentado un notable -aunque a todas
luces insuficiente- aumento en las últimas dos o tres décadas. No se
trata, sin embargo, de una producción homogénea. Apenas si hay unas
pocas referencias globales en los estudios de conjunto sobre la econo-mía
y la sociedad modernas del Archipiélago '. Por el contrario, parece
detectarse una preferencia por determinados períodos y espacios insula-res
2.
Probablemente, la burguesía mercantil mejor conocida es la gran-canaria.
Los trabajos de Rosa Olivera y Lobo Cabrera para el XVI, y,
sobre todo, los de Torres Santana para el primer cuarto del xvrr, sin
que supongan un agotamiento del tema, han sentado las bases de futu-ros
y más profundos estudios. En cambio, para el XVIII sólo dispone-mos
de la memoria de licenciatura y de algún artículo de la propia Torres
Santana, centrados en los primeros veinticinco años de la centuria 6; el
libro de Iglesias Hernández sobre los extranjeros en Gran Canaria ', en
parte sirve de complemento a lo anterior, pero de momento no ha habi-
6" c"ntinuiiJa~ de lo ni de lo
En Tenerife, hay una relativa abundancia de trabajos sobre comer-cio
y su problemática, en especial la del vino y la lucha por la liberali-zación
del tráfico. Por supuesto, en todos ellos se toca de una u otra
manera a la burguesía mercantil, pero rara vez de manera directa y
monográfica. Es significativo que la obra fundamental sigue siendo la
ae Guimerá Ravina y sus iriancieses del Setecientos, once años después
de su publicación 8. En el Quinientos, a los escritos clásicos de Otte y
448 Elisa Torres Santana - Esteban Alemán Ruiz
Marrero Rodríguez lo sobre los genoveses y los flamencos, se suman los
del propio Guimerá Ravina " y de Vranich 12, o el tantas veces citado
trabajo de Cioranescu sobre Nichols 13. Con respecto al XVII, no hay
mucho más que la biografía del famoso mercader inglés Marmaduke
Rawdon 1 4 , o las aportaciones de Everaert 15. Un artículo de Brito
González sobre los extranjeros en el Tenerife de los siglos XVII-XVIII,
no aporta nada realmente nuevo a lo ya conocido sobre los mercaderes
asentados en la isla en aquellas dos centurias 16.
Si incompleto se puede calificar a este panorama, para las llamadas
islas menores ni siquiera existe. Nada sobre Lanzarote y Fuerteventura,
nada sobre La Gomera 17, El Hierro o La Palma. La inexistencia y10
desaparición de las fuentes documentales habitualmente empleadas en
Canarias para el estudio de la burguesía mercantil, puede explicar esta
ausencia con respecto a La Gomera y El Hierro. También en Lanzarote
y Fuerteventura: sus protocolos notariales del XVI y principios del XVII
00 hrin nnrrl;rln nn lno oriniinnr hnrhnr;c~nri n ;nonnrl;r\ii r\r\i.tnAr\rnc xr lnr i>L- LlLLll YL-IUIUV b I I IVi> i>UyUbVO VCIIVbIIi>CIWLI b I11bbI1U1Vi> pJi>lUIIWIUL19 J lV0
que ha sobrevivido son escasos y en un estado de conservación que
los vuelve inservibles; añádase a ello que tampoco están disponibles los
majoreros del Seiscientos, retirados al uso del investigador en espera de
su restauración 18.
El caso de La Palma es aparte. Pese a expurgaciones y pérdidas más
o menos fortuitas, se conservan sus registros notariales desde el XVI, y
también los fondos de su Cabildo. Sin embargo, poco uso se ha hecho
de ellos hasta la fecha. Es una ausencia injustificable, dado el carácter
de centro neurálgico del comercio de Canarias con América que desem-peñó
la isla a lo largo del XVI y, aún con crecientes dificultades, hasta
mediados del XVII 19. Sólo últimamente se ha emprendido un esfuerzo
por ampliar y sistematizar el conocimiento del comercio palmero en esa
época 20. Esta comunicación, como otras dos presentadas a esta nueva
edición de los coloquios de historia canario-americana, obedece a tal
objetivo.
Todos estos trabajos, referidos o no en exclusiva a la burguesía
mercantil, refrenda lo que de antiguo es conocido: el origen extranjero
de ia flor y nata de íos mercaderes que actuaban en ei Árchipieiago.
Italianos, flamencos, franceses y portugueses desde el XVI, ingleses so-bre
todo en el XVII, e irlandeses en el XVIII, llegan a Canarias atraídos
por las ventajas comerciales de las Islas, y en un porcentaje impreciso,
pero sin duda importante (excluyendo a los británicos), se casan,
avecindan y naturalizan en ellas. No es necesario recordar que sus miem-bros
más destacados acaban por introducirse en la burguesía agraria y
en la aristocracia. Pero sí es preciso advertir que, salvo contadísimas
Datos para el estudio de la burguesía palmera en el siglo XVII 449
excepciones, no hay estudios que aborden de manera monográfica un
análisis de esta burguesía.
En resumen, es muy poco lo que sabemos de la burguesía mercantil
palmera. Como en el resto del Archipiélago, el comercio estuvo en gran
medida en manos extranjeras; el auge del azúcar y del vino en el XVI
les debe mucho. Piénsese en los Welser alemanes, cuyo testigo recogie-ron
pronto los flamencos (la minoría más importante cualitativamente;
enriquecida con el comercio y naturalizada, acaparó buena parte de los
cargos del gobierno municipal); o en los genoveses (muy pocos, explo-tadores
de los ingenios de azúcar), franceses y portugueses (estos últi-mos
muy presentes hasta, al menos, la pérdida de los mercados portu-gueses
en el XVII); también ingleses, pero, al contrario que otros grupos,
este no parece que se integrara en la sociedad isleña. Esto no significa
que no hubiera una burguesía nacional: castellanos (grandes mercade-res),
vascos (también marinos y artesanos de la madera), andaluces
(marhnr y merczdeíes r e n ~ ~ + ~y dc ~~ tsd)~ n e(mse nus akundsntes, pe:e
con todo destacados) 2'.
Siendo quizá como es el siglo XVII el menos conocido, a él dedica-mos
las líneas que siguen. En concreto, al comportamiento de la bur-guesía
mercantil palmera hasta el momento de inflexión en su comercio
que supuso 1640 22. Como indica el título, no se trata de un análisis
exhaustivo, pero sí de una serie de reflexiones que pueden ayudar a
situarnos mejor dentro de la estructura socio-económica palmera de aque-lla
centuria.
Para su confección, hemos indagado en los protocolos notariales,
verdadera mina para el modernista. Con justicia, se ha repetido hasta la
saciedad que no es una fuente exenta de problemas e insuficiencias; pero,
desde luego, es la más adecuada, a falta de otras más completas y ase-quibles,
como es el caso del comercio canario en el Antiguo Régimen.
Vamos a efectuar un repaso detenido sobre la actitud y el compor-tamiento
de la burguesía mercantil de la isla de La Palma durante parte
del siglo XVII; tema que si bien ha sido estudiado para las islas orienta-les
del archipiélago canario, está aún falto de un análisis en profundi-dad
para ei coiijunío occicientai de Canarias, como ya hemos señaiado.
Así pues nos centraremos en realizar una aproximación al elemento
humano de la actividad comercial palmera, a estudiar su comportamien-to
financiero y mercantil, sus relaciones comerciales, para de esta for-ma
llegar a una comprensión más exacta de cómo se organizaba el co-mercio
palmero en el siglo XVII, y de cómo actuaba la burguesía
mercantii. Dato éste de vitai importancia, puesto que la actividad mer-cantil
de la isla palmera se inició ya en el siglo XVI con gran intensi-
450 Elisa Torres Santana - Esteban Alemán Ruiz
dad, como ha demostrado Lobo Cabrera 23, y desde muy pronto, 1564,
posee Registro para comerciar con Indias 24.
Nos interesa analizar el «modus operandi» de estos individuos. Ob-servar
cómo se movían, qué hacían y en definitiva como trabajaban,
constituye nuestra preocupación. Dejaremos pues para estudios posterio-res
otros aspectos, también sumamente interesantes, pero que por su
importancia y dimensión exceden al espacio permitido.
Sólo afrontando el estudio del comercio palmero con rigor, podre-mos
analizar con mayor garantía de éxito el análisis del conjunto del
archipiélago canaria, donde la Palma jugaba además un papel de primer
orden en lo financiero 25.
OPERACIONES INTERNAS
Bajo este epígrafe vamos a englobar todas aquellas operaciones rea-lizadas
por los mercaderes palmeros encaminadas a poner en marcha la
maquinaria mercantil, y que tienen por ámbito el espacio insular de la
Palma, o sea el comercio local, y el comercio interinsular.
Debemos de efectuar una aclaración importante, y es que no vamos
a establecer diferenciaciones en función del origen del mercader, sino
que vamos a considerar como palmeros, al menos en este trabajo, a todos
aquellos que con procedencia insular o de la Península Ibérica, caso de
España, realizaban su trabajo y sus operaciones en la Palma 26. Mien-tras
que en otro epígrafe analizaremos las operaciones realizadas por los
mercaderes extranjeros establecidos en dicha isla.
Debemos de precisar asimismo que el ámbito temporal del estudio
se corresponde con la primera mitad de la centuria, proponiéndonos en
futuras investigaciones completar todo el siglo.
En lo que respecta a la articulación del comercio local, no se puede
decir que en líneas generales, el panorama difiera mucho del que pre-senta
la isla de Gran Canaria, por esas mismas fechas z' O de Lanzarote.
De tal manera, que por citar un ejemplo, nos encontramos con que la
Compañía mercantil. continúa siendo un instrumento habitual en el co-mercio
canario-europeo, como ya señalara Lobo Cabrera, para el si-glo
XVI 28 y corroboraran posteriormente Torres Santana 29 y ya en el
siglo XVIII se complica aún más el panorama, como ha señalado Guimerá
Ravina 30. Detectamos su existencia por medio de sendos pleitos entre
eminentes hombres del comercio de la Palma, como era el caso de García
de !as Muñecas y Juan del Valle, junto con un mareante. Marcos de Lugo
y un procurador Mateo Rodríguez, todos ellos palmeros, que habían
Datos para el estudio de la burguesía palmera en el siglo XVII 45 1
efectuado una Compañía sobre un navío 31. No se especifica en el docu-mento
cual era la actividad a desempeñar por la embarcación, pero con
toda probabilidad fuese el comercio insular, dada las características de
vecinos que tienen todos los intervinientes.
Esa misma orientación de intercambio mercantil parece tener la com-pañía
entre Isabel Pérez una vecina de la Palma y Antonio Pérez, tam-bién
avecindado, de la que se obtienen de ganancia 100 ducados de
principal, pertenecientes a la susodicha, pero que están en poder de
García de las Muñecas, más 5 pipas de vino en poder de Antonio Pérez;
ambas cantidades están en poder de Antonio Pérez por haberse disuelto
la compañía 32.
También en esta ocasión la presencia del vino nos apunta la posibi-lidad
de un envío posterior a la adquisición fuera de la isla, pero que
implica previamente una operación local, puesto que su compra o ven-ta,
o simplemente su puesta a disposición en el mercado, indican una
serie de operaciones previas en ei comercio íocai. De tal manera que
primero había que efectuar la plantación y cosecha del producto, lo cual
generaba acuerdos entre cosecheros y mercaderes y posteriormente su
venta o adquisición por parte de los hombres de negocios, para poder
proceder a su exportación.
Nos encontramos pues con personajes influyentes en el comercio,
bien vecinos o residentes en La Palma, que acuden al cosechero para
adquirir el producto que luego saldrá de la isla. Es el caso de Juan
Bandama, un mercader originario de Gran Canaria, posiblemente empa-rentado
con Daniel Bandama 33, que adquiere 20 pipas de vino a 18
ducados, y 28 barriles de vino a 8 reales el barril 34. A veces la opera-ción
se complica un poco incluyendo otras mercancías como el cereal,
y ampliando los plazos de pago 35. En esta segunda operación hay que
destacar además como 11 años después, pues el documento está fecha-do
el 20 de junio de 1611, la pipa de vino se cotizaba a 19 ducados y
medio, uno y medio más, señal de que el juego ofertatdemanda funcio-naba
perfectamente.
Los préstamos en sus diferentes acepciones no estaban ausentes de
la actividad mercantil palmera; nos encontramos pues con que los mer-caderes
importantes aparecen como prestamistas, caso de Mateo González
«Manos de Oro», que presta 1000 reales a Simón de Marichaga, un
vecino de la Palma 36.
Las deudas entre mercaderes, o entre estos y los vecinos también te-nían
su reflejo en el mundo insular y se muestran a través de las obliga-ciones
como la establecida entre Cristóbal Díaz, avecindado en Sta. Cruz
de La Palma, y Juan Blas de la localidad de Puntallana, con Mateos
452 Elisa Torres Santana - Esteban Alemán Ruiz
González «Manos de Oro», sobre dos pipas de vino que les había vendi-do
37, y por los diferentes poderes que con carácter general o específico se
otorgan para el cobro de deudas. Así por ejemplo, el mercader Baltasar
Perera vecino de la Palma, apodera a su yemo Francisco de Guía Ibáñez,
para cobrar todo lo que le deben del pósito de Sta. Cruz de La Palma 38.
En los casos que hemos relatado el mercader es portagonista mien-tras
que en otras ocasiones puede actuar como intermediario para hacer
un favor a un amigo o vecino. Tal es el caso de «Manos de Oro», que
resulta apoderado de Diego Estévez, también vecino 39.
Otra de las actuaciones de lo mercaderes consiste en salir como fia-dores
de compañeros suyos, para de esta forma hacer posible que una
operación mercantil pueda efectuarse. Es lo que hace el mercader Luis
Hemández y su mujer Felipa Diaz, avalando al capitán Diego Díaz 40.
Estos mismos instrumentos son los que se utilizan en el comercio
local para el abastecimiento de productos de primera necesidad, como
!os textiles, ütdizados. pxo e! cmsumo, reme es e! cae de Me!chnr rip
León deudor de 98 reales a Blas Antonio, mercader, por 3 varas y 112
de paño, a 28 reales la vara 4'.
El comercio interinsular se comprueba perfectamente articulado por
medio de las operaciones mercantiles y crediticias que nos señalan los
documentos, que de forma indirecta, nos aluden a unas deudas contraí-das
entre mercaderes de diferentes islas, que suponemos se deben al
intercambio de mercancías o a compañías, o a arreglos entre ellos, o
simplemente a préstamos. Así por ejemplo nos lo refiere el poder que
Hemando Moreo, un importante mercader de Gran Canaria, de origen
francés 42 da a Juan León avecindado en La Palma, para cobrar de otro
mercader palmero, el capitán García de las Muñecas, 14102 reales y
112 43. Posiblemente la mencionada cantidad responda a un ajuste de
cuentas entre ellos, lo que no podemos determinar con exactitud, la
operación que la motivaría.
En otras ocasiones son fianzas las que se establecen para que pueda
realizarse una determinada operación, en este caso la adquisición de pan
en el Hierro para el abastecimiento de La Palma 44.
Ei ajuste de cuentas entre ei capitán han Antonio áe Busiamante
regidor perpetuo de Tenerife y recaudador del almojarifazgo de Tenerife
y Canaria con Mateos «Manos de Oro», que ascienden a 137.914 reales
y 2 cuartos 45, indican la importancia de la relación entre ambos perso-najes.
En todo caso no sabemos si Bustamante actuaba a título perso-nal,
o si por el contrario lo hacía como recaudador del almojarifazgo.
Además de esta cantidad en reaies, que resuita bastante significati-va,
en días sucesivos «Manos de Oro» liquida con otros individuos por
Datos para el estudio de la burguesía palmera en el siglo XVII 45 3
un importe de 154.968 reales y 888.160 mvrs., lo cual nos está dando
una idea bastante aproximada de la dimensión de sus negocios y por lo
tanto del movimiento mercantil de la isla palmera.
La letra de cambio es otro de los instrumentos crediticios utilizado
por la burguesía palmera; ya conocíamos por un trabajo anterior la re-levancia
que alcanza La Palma en el conjunto del archipiélago en cuan-to
a la utilización de este instrumento mercantil 46, pues de las letras
emitidas en Gran Canaria entre 1600-1625, un 40,9% lo son por merca-deres
vecinos de La Palma. Ello significaba que los libradores de las
cédulas iniciaban sus negocios y los finiquitaban con la utilización de
este instrumento de crédito 47. Ahora bien, debemos destacar como es
un tipo de operación que se utiliza fundamentalmente para el comercio
exterior del archipiélago, bien internacional o con la península Ibérica,
particularmente Sevilla o Cádiz, sin que ello signifique que está ausente
de los intercambios interinsulares.
No resuita pues frecuente su uso, a nivei interinsuiar, quizás por ei
ámbito reducido del archipiélago, o porque es un instrumento básico de
los mercaderes con incidencia en el comercio internacional; mientras que
para las operaciones de crédito interinsulares, con un carácter bastante
más modesto, se utilizaban preferentemente otros instrumentos entre los
cuales: las obligaciones, los préstamos o reconocimientos de deudas, eran
lo más frecuente. Sin embargo podemos encontrar algunos ejemplos de
su uso, como la tramitada entre el capitán Pedro Beltrán Santacruz ave-cindado
en La Palma que acepta la letra del licenciado Luis Romero Jara
a 20 días sobre la fecha de entrega y a pagar por Juan Femández. Fi-nalmente
el regidor Gaspar de Vandoval de Cervellón la acepta 48. En
esta ocasión el tomador Pedro Beltrán, el librador Luis Romero y el
librado Juan Femández son palmeros, y la letra sirve para cubrir una
deuda de Romero con el Cabildo Catedral, que tiene su sede en Gran
Canarias, como es sabido.
Estamos pues ante una operación interinsular en la que se vinculan,
una vez más, la isla de la Palma y Gran Canaria, con la particularidad,
en este caso, de la intervención de un cuarto individuo, el regidor
Vendoval y Cervellón que terminaría aceptándola 49; con lo cual nos
indica que la letra ha sufrido un recambio, convirtiéndose de esta forma
en un instrumento de crédito propiamente dicho.
En el ámbito de la Palma se utilizaban asimismo las letras de cam-bio,
si bien en escasas ocasiones para responder al pago de préstamos
454 Elisa Torres Santana - Esteban Alemán Ruiz
OPERACIONES EXTERNAS
La presencia de mercaderes extranjeros en el archipiélago canario no
es un hecho exclusivo del s. XVII, ni de la isla de La Palma. Su llegada
a Canarias se produce durante el proceso de conquista donde algunos
genoveses aparecen ya claramente asociados a ella; y a partir de ese
momento las colonias de extranjeros dedicados al comercio tendrán una
presencia física importante así como económica y social
En el caso que nos ocupa, debemos destacar la aportación de los
mercaderes extranjeros que desde la isla de La Palma realizan sus ope-raciones
o participan en otras que tienen su origen en la propia isla o
en el exterior de ella, en mercados que están localizados en toda la
Europa Atlántica: Inglaterra, Francia, Flandes, Holanda y la Península
Ibérica, con especial incidencia por parte española en Sevilla y Cádiz.
No vamos a ocüpaixos en es:;e :rabajo de !os mercados ifidianos qüe
tenían una gran importancia para La Palma, como ya se ha señalado.
Debido a la complejidad del tema efectuaremos una aproximación
de carácter global, que nos permitirá marcar las directrices del compor-tamiento
de los mercaderes extranjeros, independientemente de las na-cionalidades
de cada uno de ellos.
En primer lugar debemos de señalar que en una primera aproxima-ción
al tema, como la que estamos efectuando, observamos una escasa
presencia de operaciones relacionadas con el fletamento de embarcacio-nes,
que si bien no supone una operación mercantil propiamente dicha,
por las implicaciones que tiene de índole comercial, ya en otras ocasio-nes
lo hemos valorado como si fuese un instrumento de intercambio
mercantil 52. Ello quizás sea debido a que no hemos concluido el ras-treo
de la documentación. Con toda probabilidad en estudios posterio-res
este lapsus quedará subsanado.
Por otra parte, también debemos de tener en cuenta que el único
medio de transporte posible entre las Canarias y los mercados europeos
era la utilización del navío, que llegaba al archipiélago cargado con las
mercanclas de ios puertos de origen y tras descargar regresaba iievando
los productos isleños 53, fundamentalmente vino o azúcares, para repar-tir
entre los puertos atlánticos, o regresar a su puerto de origen.
A veces sucedía que el planteamiento previo del viaje se veía alte-rado
por alguna coyuntura, tal como le sucede al maestre del Ntra. Sra.
de la Esperanza Nicolás Levin, de origen francés, quien fletado por
Nicolás Guillaude, también francés y avecindado en La Palma para ve-nir
a la isla canaria y luego regresar a Francia, se le pide luego que vaya
Datos para el estudio de la burguesía palmera en el siglo xvu 455
a llevar jengibre a Lisboa 54. Con toda probabilidad al fletador este ne-gocio
le resultase más rentable que el primitivo y por eso cambió el flete.
De todas formas esta manera de actuar es la que posibilitaba gran
afluencia de mercaderes y de hombres de mar: capitanes, maestres, y
tripulantes de las embarcaciones que arribaban de forma estacionaria a
la Palma y en función de la actividad a desempeñar permaneciesen mayor
o menor tiempo en la isla.
La formación de compañías mercantiles constituía otra de las actua-ciones
de la burguesía mercantil extranjera en La Palma; si bien no
encontramos contratos propiamente dichos, sino referencias a compañías
ya realizadas y prescritas, donde una de las partes quiere recibir sus
beneficios. La vecindad de uno de los socios en La Palma, Nicolás
Massieu y la entidad de otro mercader francés Francisco Lorenzo, al que
apodera para que cobre el resto de una Compañía, nos está indicando
.u1-1e 2 - *:--- --- -l-:-*:-.- -1 :- --.A--: -- 55 ULUGIUU LuIwzILlal ~ U GLIG IIG ~ U UI U JGLIVU CI LULIICILIU CALGIIUI .
El acuerdo comercial no siempre adoptaba la fórmula de una com-pañía,
sino que podía realizarse de cualquier otra manera, como por
ejemplo la licencia, que significaba asimismo una asociación de carác-ter
mercantil, aunque no cumplía los requisitos de la compañía, propia-mente
dicha. Tal es el acuerdo entre Jerónimo Bute, flamenco, vecino
de la Parna y Gonzalo Xara, mediante el cual, el extranjero da licencia
al otro para que fuese a Indias, al Perú y negociara por él por espacio
de tres años 56, que si bien no es una operación de comercio canario-europeo
nada nos indica que no pudiese utilizarse esta misma fórmula
en él. Observamos como mediante este tipo de acuerdo un flamenco
podía introducirse en el comercio con Indias.
Nos llama la atención, no obstante la escasa presencia de compa-ñías
comerciales en los protocolos palmeros en lo que respecta al
comercio exterior, posiblemente debido a que dichos acuerdos fuesen rea-lizados
en los puntos de origen y no tienen su reflejo en la documenta-ción
palmera, y como bien dicha escasez se ve compensada por la abun-
A - - A o A n n n A n - ~ o n11n ~ m n n - t r o m n o n . 1 ~O ~ O I P P L ~ ~r ~ l - A n n ~ A nrcn n nl
UUIILIU UC tJUUCILJ YUC bIICUIILIUIIIUJ, YUV LLYULCICCII IClUblUIILIUVI) bUI1 b I
comercio exterior. Así Nicolás Massieu capitán de infantería de La Pal-ma
apodera a varios personajes, todos extranjeros, para que cobren en
su nombre, de Luis y Roger Clarise de Amberes, todos los reales y
maravedíes que le debía por habérselos remitido en letras de cambio,
dinero y mercancías desde La Palma Este documento está apuntan-do,
sin ningún género cie dudas, ia existencia ae negocios anteriores.
También puede darse el caso contrario, el del mercader foráneo, en
este caso inglés, Anrique Aspiser, apoderando a su hermano a la sazón
en Tenerife, y a los capitanes Jacques de Briel y Santiago Fierro
456 Elisa Torres Santana - Esteban Alemán Ruiz
Bustamante, almojarife, ambos vecinos de La Palma, para que en su
nombre cobren dineros, azúcares, panela y otras cosas, que se le debie-sen
en La Palma y en otras islas Canarias j8. En esta ocasión la direc-ción
de los negocios es inversa puesto que vienen del exterior a operar
en La Palma.
Quizás el caso más significativo de los encontrados sea el poder
otorgado por el matrimonio Pablo de Monteverde y Doña María de
Guisla y Salgado, avecindados en La Palma, que por lo que le toca a
ella como heredera de su padre el capitán Diego de Guisla, regidor y
depositario general de La Palma, y en nombre de sus hermanos y here-deros,
Juan de Guisla Vendaval, y doña Margarita Vellido y D. Diego
de Guisla Vendaval, apoderan a Adolfo Pérez vecino de Garachico
(Tenerife), para que se traslade a Brujas y pueda cobrar de Matías Dagna
el procedido de todos los negocios que había realizado su padre 59.
r ,.o "ri..+..n*r,r A* ,hl:"n,:X, m,.. 1,- ni>, ..,A A, 1°C. ,"..+en r,
L V ~um uawri UG uull&auuu, pul iuri ~ U Gull a UG iari ycur~ri~ GUJIIULG
una deuda de dinero o especies para con la otra, eran también un ins-trumento
bastante utilizado por los mercaderes extranjeros en La Pal-ma.
Obligación es la Xaques Jacques capitán del Santiago, que se con-cierta
con Cornieles de Riter y Daniel Police, posiblemente flamencos,
residentes en La Palma, para traerles 6 millares de madera blanca para
pipas, cada miiiar a 875 reaies ".
Diferente es la situación de Guillermo Comise flamenco residente
quien confiesa haber recibido 900 reales de plata de Juan Santos, que
le eran debidos por una obligación a pagar en Lisboa, y como allí no
se la habían hecho efectiva la cobra en La Palma 6'. En esta ocasión la
obligación no implica mercancías sino dinero.
Por medio de sucesivas obligaciones suscritas por un vecino de la
Palma, el capitán Pedro de Sotomayor Topete, maestre de Campo, po-demos
observar como funcionaba el mecanismo del comercio y su arti-lugio
económico. Pedro de Sotomayor se compromete con un mercader
francés Julian Cohen, vecino de Saint-Malo y con el mercader inglés
Fnriqw lshan 63. Mediante ertns cnn~atnse! frrncbs percibir6 500 íirrn-bas
de azúcar blanco de la cosecha del año siguiente, 1628, cobradas
de antemano y con la obligación de ser depositadas en el puerto de
Tazacorte. Y con el inglés, 1200 arrobas de panela a 16 reales la arro-ba,
si las recibe en Sta. Cruz y 15 si las recoge en Tazacorte, dichas
arrobas se prorratean en tres años: en 1620, 300; en 1621, 500 y al año
siguiente, 4%. Reciiie ei pago por anticipado, en dinero de contado y
en diversas mercancías como tejidos: carisea del norte, frisa, perpetúan,
bayeta y también en: jabón, estaño, platos y tachos, así como libras de
velas.
Datos para el estudio de la burguesía palmera en el siglo XVII 457
Digamos que a través de estas operaciones se manifiesta muy bien
lo que venimos sustentando; el cosechero de la Palma actúa como un
perfecto tratante, vende su cosecha cobrando de antemano por ella, con
lo cual tiene negocio seguro por tres años consecutivos, al mismo tiempo
percibe dinero y mercancías que él consume pero que también puede
colocar en el mercado palmero o interinsular, y ja todas estas!, no se
proclama mercader, sino capitán o maestre de campo. Por su parte el
mercader extranjero, francés o inglés, vende el cargamento de su barco
y se asegura la cargazón para el viaje de vuelta en un producto como
el azúcar y derivados, que sabe tiene buen mercado en su lugar de
origen; por supuesto que los mercaderes extranjeros mencionados
son estantes o residentes en La Palma, sólo por el tiempo que dura su
negocio.
Resulta también interesante destacar como el transporte local tam-bién
tenía su parte en el negocio del azúcar. pues según se situase la
mercancía en un puerto u otro, su coste era distinto.
Para completar la relación debemos señalar que Enrique Ishan se
muestra muy activo y no sólo compra a Sotomayor, sino a todo aquel
que tiene para venderle: a Andrés Lorenzo 200 arrobas de panela y
al capitán Diego de Guisla Vandeval 900 arrobas de las cosechas de 160
a 1622 65. En total y en 4 años consecutivos Enrique Ishan sacará de La
Palma 2300 arrobas de panela ...
Los préstamos en lo que respecta a la actuación de los mercaderes
extranjeros no presentan un carácter tan doméstico, de andar por casa,
como en el caso del comercio interior, sino que más bien dejan traslu-cir
operaciones comerciales en la que participan vecinos y foráneos, como
Andrea Hernández, tendera de La Palma, que debe al portugués Sebastián
Hernández 400 reales 66. El oficio de tendera de la prestataria nos está
apuntando la posibilidad de un préstamo de carácter comercial.
Las fianzas, por otra parte, formaban también parte de la práctica
utilizada por los mercaderes extranjeros y los vecinos de las Islas. Así
Guillermo Corinsen francés, residente en la isla palmera apodera al criado
de uiru iilercadei, Beiíiardo Vime, pera cjüe !e cabia~e de! caí;i:5: y
vecino Andrés Maldonado, 2000 reales que se le debían por una fianza
que Maldonado había hecho a una vecina del Hierro 67. Por medio de
este documento lo que se atisba es la participación de los mercaderes
extranjeros en el comercio interinsular, y no sólo en el exterior.
45 8 Elisa Torres Santana - Esteban Alemán Ruiz
CONCLUSIONES
Tras una primera aproximación al tema propuesto comprobamos la
necesidad de continuar profundizando en un campo, el de la burguesía
mercantil en la isla de la Plama, que sin duda promete aportar datos lo
suficientemente interesantes, como para completar el panorama de la
misma en el Archipiélago.
Observamos como su comportamiento, en lo que se refiere a la ac-tividad
mercantil y financiera, no difiere cualitativamente del resto de
los burgueses estudiados en otras islas; si bien su especificidad podría
estar determinada por la cantidad de operaciones efectuadas y por el
monto de las mismas.
Los mercaderes de la isla de La Palma utilizan los mismos instru-mentos
de intercambio y de hacer negocios, que los de la isla de Gran
Canaria, por citar un ejemplo: las compañías comerciales, los préstamos,
los apoderamientos, las letras de cambio, etc., son herramientas perfec-tamente
conocidas y empleadas. Si bien podemos apreciar en esta pri-mera
aproximación cómo se marca una pequeña diferenciación entre los
mercderes que se dedican al comercio local o interinsular, de origen
canario o peninsular, preferentemente y aquellos otros, que con un ori-gen
más lejano: flamencos, franceses, ingleses acuden asimismo a co-merciar
con los productos palmeros.
Entre los primeros los negocios suelen ser bastante menos cuantio-sos
y se emplean recursos menos sofisticados: préstamos, obligaciones ...;
mientras que entre los segundos la complicación de las redes comercia-les
establecidas con toda la fachada atlántica europea, impulsa la exten-sión
de herramientas más complicadas, como lo es la letra de cambio. En
todo caso, es un campo éste en el que habrá que profundizar aún más.
Los productos que atraen a la burguesía mercantil a la Palma, son
preferentemente el vino y el azúcar en lo que respecta al comercio ex-terior,
y en el interinsular el cereal y también el vino. Todo ello crea
UMS redes impmtuntes entre c~sechems y expmad~m, !!eghd~se a
confundir a veces ambas funciones en las mismas personas. En el futu-
,ro habrá que detenerse en algunos de estos personajes como Mateos
«Manos de oro», que por su importancia parecen merecedores de
monografías, dado que su comportamiento, no sólo mercantil, puede ser
la clave para explicar de forma más clara la economía de la isla pal-íIieia.
Datos para el estudio de la burguesía palmera en el siglo xvu 459
NOTAS
1. Ver, a modo de ejemplo: ARBELOG ARC~AA,. & HERNÁNDEGZO NZÁLEZM, .:
El Antiguo Régimen (siglos XVII y XVIII), Santa Cruz de Tenerife, 1988, pp. 46-49.
MAC~AHSE RNÁNDEZA, . Manuel: «Canarias en la Edad Moderna (circa 1500-1850)»,
en Historia de los pueblos de España. 1: Tierras fronterizas (1): Andalucía-Canarias,
Barcelona, 1984, pp. 330-333; «Nobles, campesinos y burgueses», en Historia de Ca-narias,
Las Palmas de Gran Canaria, 1995, pp. 230-233.
2. LOBOC ABRERAM, .: «Comercio y burguesía mercantil en Canarias en la Edad
Moderna», en El comercio en el Antiguo Régimen, «Actas de la 111 Reunión Científica
de la Asociación Española de Historia Moderna* (1994), Las Palmas de Gran Canaria,
1995, vol. 11, pp. 139-150.
3. ROSA OLIVERAL, . de la: «La varia fortuna de los Rivarolan, A[nuario] de
E[studios] A[tlánticos], núm. 12 (1966), pp. 167-200; «Francisco de Riberol y la colo-nia
genovesa en Canarias», A.E.A., núm. 18 (1972), pp. 61-198.
4. Algunos títulos: «Flamencos en la Carrera de Indias, vía Gran Canaria», VI11
C[oloquio] de H[istoria] C[anario]-A[mericana] (1 988), Las Palmas de Gran Canaria,
1991, t. 11, pp. 5-20. «Mercaderes de Burgos en Canarias: Francisco Manrique~,A .E.A.,
núm. 36 (1990), pp. 493-513. <<Losm ercaderes y la trata de esclavos en Gran Canaria.
Siglo xvb, en Homenaje a Alfonso Trujillo, Santa Cruz de Tenerife, 1982, t. 11,
pp. 47-87. «Silvestre de Balboa, poeta y mercader de Indias», El Museo Canario,
t. XLVII (1987), pp. 213-216. «El comercio entre Gran Canaria y Flandes hasta 1558
a través de la burguesía mercantil», en IV Coloquio de Historia Social de Canarias,
Valencia, 1979, pp. 29-50. «Los mercaderes italianos y el comercio azucarero italiano
en la primera mitad del siglo XVIDe, n Aspetti della vita económica medievale, Firenze,
1985, pp. 26282. «Un cataia a Canarias: Joan Codina, mercader en el comercio europeu
y atlánticn, II Jornades d'Estudis Caralano-Americans, Barcelona, 1987, pp. 41-55. «Los
mercaderes franceses en Canarias en el siglo xvr: Pablo Reynaldosn, IV C.H.C.A. (1984),
Las Palmas de Gran Canaria, 1987, t. 1, pp. 25-46. «Vascos en el comercio canario-americano:
los Narea~, IX C.H.C.A. (1990), Las Palmas de Gran Canaria, 1993, t. 11,
PP. 551-565.
5. TORRESS ANTANAE,l isa: La burguesía mercantil de las Canarias Orientales
(ióVO-iói5j, Las Paimas cie Gran Canaria, i99i; «Ei comercio a¡ menuáeo en ia ciu-dad
de Las Palmas en tiempos de Felipe III», El Museo Canario, t. XLVIII (1988-1991),
pp. 107-116; «El mercader de la vida socioeconómica de Gran Canaria durante el An-tiguo
Régimen», Vegueta, núm. O (1992), pp. 79-86; «Las relaciona comerciales entre
460 Elisa Torres Santana - Esteban Alemán Ruiz
Gran Canaria y Francia en el siglo XVII. Una aproximación», en El comercio ...,
pp. 179-186.
6. TORRESS ANTANAE,l isa: «Juan Tomás de Cigala: un burgués en el comercio
con Indias», IV Coloquio de Historia Social de Canarias, Valencia, 1979, pp. 53-63;
Relaciones comerciales de Gran Canaria entre 1700-1 725. Una aproximación a la bur-guesía
mercantil canaria, Madrid, 1981.
7. IGLESIAHS ERNÁNDEMZ., ' Luisa: Extranjeros en Gran Canaria en el primer ter-cio
del siglo XVIII, Santa Cruz de Tenerife, 1985.
8. GUIMERRAA VINAA, gustín: Burguesía extranjera y comercio atlántico: la em-presa
comercial irlandesa en Canarias (1703-1771), Santa Cruz de Tenerife, 1985; tam-bién
suyos: «La burguesía mercantil canana en la etapa del libre comercio (1765-1824)»,
en El comercio libre entre España y América Latina. 1765-1824, Madrid, 1987,
pp. 261-287; «Burocracia fiscal y sociedad comerciante: el visitador Pedro Alvarez en
Canarias (1752-1755)», VI C.H.C.A. (1984), Las Palmas de Gran Canaria, t. 1, 1." par-te,
pp. 423-448.
RUIZA LVAREZA, ,: «Matrícula de extranjeros en la isla de Tenerife a fines del si-glo
xviiI», Revista de Historia, núm. 105 (1954), pp. 105-108; «El Marqués de
Vallehermoso y los comerciantes ingleses, 1729», Revista de Historia Canaria, núms.
133-E?. (!?V!), PP. !46-1%. E ~ ~ ~ A h i nGGaNzZ ALFZ, MIITI-e!I P ~SZAN CFIFZM, a-nuel:
«Francisco Caballero Sarmiento y Canarias. Noticias sobre un comerciante ilustra-do
», A.E.A., núm. 31 (1985), pp. 457-476.
9. OITE, Enrique: «Los Sopranis y los Lugo», 11 C.H.C.A. (1977), Las Palmas de
Gran Canaria, 1979, t. 1, pp. 239-259; «Los Boti y los Lugo», III C.H.C.A. (1978), Las
Palmas de Gran Canaria, 1980, t. 1, pp. 47-85.
10. MARRERROO DR~GUEMZa,n uela: «Los genoveses en la colonización de Tenerife.
1496-1509», Revista de Historia, núm. 89 (1950), pp. 52-65; «Mercaderes flamencos en
Tenerife durante la primera mitad del siglo XVI», IV C.H.C.A. (1980), Las Palmas de
Gran Canaria, 1982, t. 11, pp. 599-614.
11. GUIMERÁR AVINAA, gustín: «La financiación del comercio de Garachico con
las Indias (1564-1612)», 11 C.H.C.A. (1977), Las Palmas de Gran Canaria, 1979, t. 1,
pp. 262-282.
12. VRANICHS,. B.: «El negociante tinerfeño Gaspar de Arguijo (1532-1594). His-toria
de un éxito», A.E.A., núm. 16 (1980), pp. 516-614.
13. CIORANESCAUl,e jandro: Thomas Nichols, mercader de azúcar, hispanista y
hereje, La Laguna, 1963.
14. GUERRAC ABRERAJo, sé Carlos: Un mercader inglés en Tenerife en el siglo XVII.
Biografia de Marmaduke Rawdon, Santa Cruz de Tenerife, 1994.
15. EVERAERTJ., G.: «La colonie marchande flamande aux Canaries au tournant
du "cycle du vin" (1665-1705)», V. C.H.C.A. (1982), Las Palmas de Gran Canaria, 1985,
t. 111, pp. 435-458; «L'hispanisation d'une bourgeoisée mercantile: les inmigres flamands
et wallons a Tenerife (1b/O-i745)~>~, 111C .H.C.Á. (i9%j, Las Paimas cie Gran Canaria,
1991, t. 1, pp. 144-187.
16. BRITOG ONZÁLEZO, swaldo: «La presencia extranjera en Tenerife durante el An-tiguo
Régimen. SS. XVII-XVIIIeDn, Strenae Emmanuelae Marrero Oblatae, Pars Prior,
La Laguna, 1993, pp. 203-223.
17. Una excepción: D í ~ PzA DILLAG, loria: «La familia gomera Cubas Betancourt:
sus relaciones comerciales con América. Siglo XVIII», V C.H.C.A. (1982). Las Palmas
de Gran Canaria, :!ES, t. 1, 1: pziie, pp. !4!-162.
18. La situación es algo más optimista para la crisis del Antiguo Régimen, gracias
a los artículos de Agustín Millares Cantero. Uno de los más directamente relacionados
Datos para el estudio de la burguesía palmera en el siglo xvu 46 1
con la burguesía mercantil, pero no sólo de las Canarias Orientales: «Reflexiones acer-ca
del comercio exterior canario y la burguesía mercantil isleña (1772-L852)», V C.H.C.A.
(1982), Las Palmas de Gran Canaria, 1985, t. IV, pp. 679-838.
19. BÉTHENCOURMTA SSIEUA, ntonio de: «La Historia de la Isla, de La Palma. Una
valoración de su estudio», 1 Encuentro de Geografía, Historia y Arte de la ciudad de
Santa Cruz de La Palma (1993), pp. 15-19.
20. LOBO CABRERAM, anuel: «La Palma y el mar. Siglo XVI*, 1 Encuentro ...,
pp. 131-147. TORRESS ANTANAE, lisa: «La Palma y los mercados americanos en el
Quinientos», ibíd., pp. 148-168. SANTANAPÉ REZ,G ermán: «El comercio palmero a través
del escribano Andrés Alvarez de Silva (1644-1665)», ibíd., pp. 169-181. FARINA
GONZÁLEZM, anuel A.: «El Juzgado de Indias en la Isla de La Palma», ibíd., pp. 182-200.
21. VIERAy CLAVIJOJ, osé de: Noticias de la Historia General de las Islas Cana-rias,
8." ed., con introducción y notas de Alejandro Cioranescu, Santa Cruz de Tenerife,
1982, t. 11, p. 112. CASASP ESTANAP,e dro J. de las: La Isla de San Miguel de La Palma.
Pasado, presente y porvenir. (Bosquejo histórico), Santa Cruz de Tenerife, 1898,
pp. 93-104. Martínez Santos, Eduardo: La Isla de La Palma en el siglo xV/. (Un dulce
en el Atlántico), Madrid, 1992, pp. 20-24, 44-58.
22. MORALESG ARC~AM,a tia del Carmen: «Conflictos en la economía canaria del
siglo Xvir: La Palma y su lucha por el comercio americano». X C.H.C.A. !1992), Las
Palmas de Gran Canaria, 1994, t. 1, pp. 273-287.
23. Loso CABRERAM, .: La Palma y el mar ..., art. cit.
24. MORALESP ADR~NF.,: El comercio canario-americano (SS.X VI-XVII y XVIII), Se-villa,
1955, p. 37.
25. TORRESS ANTANAE,. : «Sevilla motor financiero del comercio canario 1600-
1625, 11 Congreso de Historia de Andalucía (1991), Córdoba, 1994, pp. 461-471.
26. Sólo en un análisis posterior más amplio que escapa a las limitaciones impues-tas
por una ponencia o comunicación, entraremos en estos detalles.
27. TORRESS ANTANAE,. : La burguesía mercantil de las Canarias orientales.
1600-1625, Las Palmas, 1991.
28. LOBO CABRERAM, .: El comercio canario-europeo en época de Felipe II,
Funchal, 1988, p. 84.
29. TORRESS ANTANAE,. : El comercio de las Canarias orientales en tiempos de
Felipe 111, Las Palmas, 1991, p. 75.
30. GUIMERÁR AVINAA, ,: Burguesía extranjera .... op. cit., pp. 108-206.
31. A.H.I.L.P., Gaspar Simón y Silva, c. 7, s/f.: El navío era el Espíritu Santo, del
cual cada uno de ellos llevaba una tercera parte y debía costear para su constmcción
esa misma tercia parte. Al final García de las Muñecas restaba a deber 341.816 mvrs. y
se establece un pleito con sus descendientes, que finaliza cuando se hace cargo el pro-curador
Mateo Rodríguez, que paga pleito y costas.
32. A.H.I.L.P., Pedro Hernández, caja 15, s/f. Es de destacar en ambas compañías
la presencia de un personaje fundamental para el comercio de la Palma, la del capitán
García de las Muñecas, merecedor por sí sólo de un estudio.
33. TORRESS ANTANAE,. : La burguesía mercantil ..., op. cit.
34. A.H.I.L.P., Pedro Hernández, caja n. 5, slf, año 1600. La operación importaba
4184 reales y el vendedor es un clérigo presbítero de La Palma, Gregorio de Paz.
35. A.H.I.L.P., Simón de Echaide años 1611, 20 y 21, caja 5, s/f. El comprador es
ahora otro activo mercader, Gabriel del Valle, pero que prefiere ser tratado y compare-cer
ante el escribano como alférez mayor.
36. A.H.I.L.P., czja E. 2, aius 16:4-15, si'f. Ü i i h cantidad debiC de uiiiizarse para
preparar el viaje del prestatario y su expedición en el navío Ntra. Sra. del Rosario. No
sabemos, sin embargo, su destino, ni la composición de su cargamento.
462 Elisa Torres Santana - Esteban Alemán Ruiz
37. A.H.I.L.P. Simón de Echaide, n. 4, años 1614 a 17, f. roto. El total es de 39
ducados de a 11 reales.
38. A.H.I.L.P., Cristóbal de Alarcón, caja 2, 1617-18. Las deudas son en función
del cargo de mayordomo del pósito.
39. A.H.I.L.P., Andrés de Armas, caja 3, s/f. Debe de cobrar 676 reales de plata
de Alfonso Gómez Sedeño. No sabemos por qué concepto.
40. A.H.I.L.P., Martín Pérez Mederos, caja 2. Dicho aval es para hacer frente a
una deuda de 8000 reales que Pimienta tenía con Bartolomé Pinto de 80 pipas de vino.
41. A.H.LL.P., Pedro Hernández, año 1600, caja n. 15, s/f. Ambos son vecinos de
La Palma.
42. TORRESS ANTANAE,. : La burguesía mercantil canaria. .., op. cit., p. 93.
43. A.H.I.L.P., Simón de Echaide, años 1605-6-7, caja 2, f. 290 rto-vto. Dicha
cantidad declara que fue el resto de una deuda.
44. A.H.I.L.P., Cristóbal de Alarcón, caja 8, f. 152 vto. Cristóbal Hemández Flo-res
sale como fiador de Francisco López Barroso, mayordomo del pósito de La Palma,
para que pueda desplazarse a la isla del Hierro, a comprar pan.
45. A.H.I.L.P., Andrés de Chaves, caja 1, 1620-21-22, s/f. Asimismo a continua-ción
en días sucesivos se detallan otras cuentas entre el mismo Manos de oro y otros
individuos: Luis Lorenzo. Nicolás Massieu y Pedro Beltrán.
46. TORRESS ANTANAE,. : «Sevilla motor financiero...», art. cit., p. 464.
47. Idem, p. 463.
48. A.H.I.L.P., Tomás González, caja 14, f. roto. La cantidad era de 1256 reales y
parece responder a un préstamo efectuado por el Cabildo Catedral a Luis Romero.
49. TORRESS ANTANAE,. : «Sevilla motor financiero...», art. cit., p. 463.
50. A.H.I.L.P., Andrés de Armas, 1605 a 1611, caja 1, s/f. El regidor Andrés
Maldonado presta a Antón de Espinosa una cantidad de la que restan 148.623 mvrs y
éste acepta en pago una letra librada sobre Francisco de Adrián. Se compromete a pa-gar
por Navidad de 1612 y si no puede hacerse efectiva la letra pagará sobre una viña
de su hermano que tiene su cuñada Elena de Salazar por dote de casamiento.
51. Ya en la introducción se refieren los principales trabajos publicados en el archi-piélago
sobre el tema y por lo tanto no vamos a detenemos más en ello. Sólo señalar la
próxima aparición de una memoria de licenciatura de Alexis Brito González que con el
título Extranjeros en Lanzarote 1650-1700, que servirá para completar el panorama.
52. TORRESS ANTANAE, .: El comercio de las Canarias. .., op. cit., p. 87.
53. A.H.I.L.P., Cristóbal de Alarcón, caja 6, f. 10 vto. El patrón de la saetía Sta.
Ana Buenaventura, Jacques Fomiel, llegó de Levante fletado por Jacques de Briel, mer-cader
avecindado en la Palma, por 150 reales de a 8.
54. A.H.I.L.P. Cristóbal de Alarcón caja 8, f. 258 rto. El valor del flete alcanza
los 5000 reales y va consignado el cargamento a Juan Filtre un mercader flamenco ave-cindado
en Lisboa.
55. A.K.I.L.P., Andr6s de Amas, P. 7 , f. rete. Ll c i q ~ f i i -s.e hahh redizado !C!
años antes en 1608 y es en 1618 cuando se pretende cobrara lo adeudado.
56. A.H.I.L.P., Andrés de Armas, caja 4, s/f.
57. A.H.I.L.P. Lo cobrado lo debían de remitir a Sevilla a la orden de Nicolás
Antonio.
58. A.H.I.L.P.. Andrés de Chaves, caja 3, f. 15 vto. Asimismo da poder para que
cobren cualquier cosa que viniese consignada a las Islas en su nombre.
59. A.H.I.L.P.: Andrés de Armas. caja 10, s/f. Especifica que el dinero procedía
de las muchas cargazones que su padre había enviado a Brujas: azúcares, panelas,
remieles y otras mercaderías.
Datos para el estudio de la burguesía palmera en el siglo XVI! . 463
60. A.H.I.L.P. Bartolomé González de Herrera, años 1604-5-5, caja 2, s/f. Se pa-garán
10 días después de entregar la carga que tiene que ser depositada en el puerto
principal de la isla.
61. A.H.I.L.P., Simón de Echaide, años 1618-19, caja 6, f. 360 vto.-361 rto.
62. A.H.I.L.P., Cristóbal de Alarcón, caja 5.
63. A.H.I.L.P., Pedro de Betancor y Fleitas, caja 3, f. roto.
64. A.H.I.L.P., Andrés de Armas, caja 8. Debe situárselas en Tazacorte a 16 reales
la arroba. Le paga en dinero y ropa.
65. A.H.I.L.P., Pedro de Brito y Fleitas, caja 3, f. roto. Ahora son 900 arrobas de
panela del Ingenio de Los Sauces. Recibe a cuenta 1718 reales en mercadurías: paños,
perpetuán y barriles de manteca.
66. A.H.I.L.P., Cristóbal de Alarcón, 1617-18, caja 2. Se compromete a pagar en
un año.
67. A.H.I.L.P., Simón de Echaide, caja 6, 1618-19, slf.