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MODO DE VIDA Y EXPLOTACIÓN DE RECURSOS
NATURALES
J. Carlos Lazcano Arce
Estas ideas y reflexiones parten y se sustentan en la Posición Teórica conocida como
Arqueología Social Latinoamericana, de la cual trabajamos 23 fundamentalmente con la
categoría de modo de vida. Esta categoría ha sido usada por varios autores, entre los cuales
tenemos a Marx, Ratzel, Engels, Childe (Veloz Maggiolo 1984:9) y replanteada
principalmente por Felipe Bate, Mario Sanoja, Iraida Vargas y el propio Veloz Maggiolo. El
contenido de la misma establece que un modo de vida permite acceder a las particularidades
de una formación social, tomando en cuenta las condiciones técnicas de producción
(ambiente, recursos, etcétera) y las condiciones sociales de producción (sistema político,
sistema de parentesco, etcétera). Los modos de vida constituyen las concreciones de los
modos de producción; su disolución constituye la disolución del modo de producción
correspondiente (Vargas Arenas, 1985:7).
En las sociedades en donde las formas específicas de producción se han diferenciado, que
es el caso aquí estudiado, hay que distinguir entre el modo de vida como particularidad de la
totalidad social y de los modos o submodos de vida como particularidades de cada sub modo
de vida, así como de sus formas de integración a la totalidad. (Bate, 1989:16) Así los modos
de vida suponen en lo concreto ciertas combinaciones de modos de trabajo y cada modo de
trabajo supone una relación específica entre un conjunto de instrumentos de producción y una
determinada organización de trabajo. Así también cada modo de trabajo supone la relación de
varios procesos de trabajo: aquellos destinados a la creación de los instrumentos de
producción para la ejecución de los quehaceres y oficios productivos, así como la realización
de los mismos quehaceres y oficios.
Bajo estas consideraciones esta investigación trabaja y dará cuenta de uno de los grupos
sociales que integran la totalidad social y que se encuentran íntimamente relacionados con lo
lacustre, y no del modo de vida como particularidad de la totalidad social.
Asimismo nuestra intención con esta labor no sólo es identificar los diversos modos de
trabajo que constituyeron y conformaron el modo de vida de las sociedades del Epiclásico,
sino también contrastar una serie de hipótesis en las que señalamos se produjo un cambio en
el seno de las fuerzas productivas de una sociedad concreta. Para ello, utilizamos como caso
la región del valle Puebla-Tlaxcala y específicamente el sitio y su área circunvecina de
Cacaxtla-Xochitécatl.
Cabe aclarar que este trabajo se viene realizando desde hace tres años al momento de esta
publicación, por lo que el avance de la misma nos permite dar a conocer algunos de los
resultados obtenidos al momento.
Como hemos señalado nuestro interés se conduce por una serie de hipótesis a contrastar
que a partir de la Arqueología Social hemos generado. Al mismo tiempo y convencidos de la
capacidad explicativa de esta Posición Teórica, consideramos necesario contrastar los
Modo de vida y explotación de recursos naturales
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supuestos y constituyentes de la misma posición, cuyo resultado permita establecer sí los
elementos que la conforman se acercan y tienen correspondencia con la realidad social del
pasado que se quiere conocer y explicar.
Así pues en las siguientes líneas desglosamos brevemente las hipótesis que guían la
investigación, así como los apartados y objetivos secundarios que se han tenido que
desarrollar para alcanzar sólo una parte de nuestra meta principal.
Modo de vida y explotación de recursos lacustres como cambio en la calidad de las fuerzas
productivas.
Las sociedades en sus diferentes estadios sociales como cazadores-recolectores, sociedades
tribales y clasistas iniciales han aprovechado y explotado los recursos naturales, de estos se
obtienen los elementos mínimos básicos para su supervivencia. En el caso de las sociedades
clasistas los recursos naturales tiene una gran diversificación, el entorno físico inmediato no
es ya el único medio del que se obtienen productos, estos pueden llegar desde lugares muy
lejanos y por diversas causas (intercambio, tributo, sesión, etc.). No es raro encontrar en sitios
tan importantes como Teotihuacán productos tan diversos y remotos como obsidiana del este,
turquesa del norte o jadeíta del sureste.
La explotación y producción que se da de cada uno de los recursos naturales supone la
especialización y concreción en diversos modos de trabajo y modo de vida, que en algunos
casos, supone sólo el manejo de un recurso natural y quizá en alguna de sus fases de
producción y que según la posición en las relaciones de producción establecerá pertenencia a
una clase social determinada. Esto nos permite señalar en nuestro supuesto, que el cambio que
atribuimos sufren las fuerzas productivas de una sociedad concreta que puede estar
representada por el sitio de Cacaxtla-Xochitécatl durante el Epiclásico, se da en la clase social
productora de alimentos dentro de un ámbito lacustre, en donde la explotación intensiva del
mismo, producida como consecuencia de un control directo en el nicho ecológico a partir de
los intereses de la clase social propietaria de las áreas de explotación, produce un cambio en la
calidad de las fuerzas productivas.
Este cambio tiene que ver con las técnicas de producción y con el objeto de trabajo que se
explota, aquí suponemos que la actividad de explotación intensiva que se realiza de los nichos
ecológicos y en específico de lo lacustre, así como el conocimiento que se tiene del mismo,
genera el desarrollo de un nuevo sistema técnico agrícola, el cual es conocido como de
chinampa o sistema agrícola de chinampa.
Dar cuenta y contrastación de estas hipótesis, así como de los modos de trabajo y recursos
que explotaba la sociedad que se asentó en Cacaxtla-Xochitécatl durante el Epiclásico, ha
implicado resolver varios objetivos implícitos. Estos, en su resolución, señalan diversos
puntos a discutir; desde el manejo y entendimiento que se ha dado al término Epiclásico,
como a la falta de una investigación clara y concreta que involucre un punto de vista regional.
Esto conlleva a tomar una posición con referencia a estos elementos, por lo que consideramos
necesario dar cuenta de nuestro punto de vista. Los intereses de la clase social propietaria de
las áreas de explotación, produce un cambio en la calidad de las fuerzas productivas.
XIV Coloquio de Historia Canario-Americana
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Contenidos y características del término Epiclásico
Desde que se propuso el término Epiclásico (Jiménez Moreno:1959), se han establecido
diversas formas de entenderlo, algunos como Joyce Marcus (1989) dice que este periodo
expresa el cambio de un sistema centralizado como lo fue Teotihuacán a ciudades-estado;
Catherine Berlo (1989) establece que el cambio que se muestra es el de un sistema de control
de dioses y comercio, por un poder económico-militar.
Por otro lado se considera que en el Epiclásico hubo una gran movilidad de grupos,
reacomodo de poblaciones y el surgimiento de nuevos centros de poder (Webb: 1989).
Sugiura (1990) señala que para entender esta etapa es preciso, primero, analizar los procesos
históricos que se dan en el Altiplano Central, posteriormente intentar esclarecer el destino de
los teotihuacanos, después del proceso de caída de su sociedad.
Nuestro punto de vista sugiere a esta última opinión que, además de lo señalado, es
necesario conocer las causas que producen que Teotihuacán caiga como el gran centro rector
de gran parte de Mesoamérica. A este respecto se han establecido algunas ideas, aunque
ninguna se ha corroborado. Asimismo consideramos que el Epiclásico es un periodo en el que
se muestran cambios sociales de índole cuantitativo, de forma y expresión, donde sociedades
estatales secundarias disputan y logran un lugar en el nuevo panorama económico y social que
deja Teotihuacán. Así las sociedades clasistas ya generadas siglos antes al Epiclásico (1200 al
800 a.n.e.) se mantienen y manifiestan en diversas formas y espacios, fenómeno que cubre
toda Mesoamérica.
Complejo cerámico Coyotlatelco
Otra de las interrogantes e ideas vinculadas con lo Epiclásico es la presencia de la cerámica
llamada coyotlatelco, que para el caso de Cacaxtia, se estableció que este sitio era el mejor
candidato para que lo coyotlatelco fuera el principal y mayoritario complejo cerámico
(Rattray en Sanders, 1989:215), proyección que no se ha cumplido.
Así, es clara la idea de que la presencia de esta cerámica y de algunos otros rasgos
(obsidiana gris, navajillas con talón pulido, patrón de asentamiento en cerros, etc) va unida a
la definición y característica del Epiclásico. Por otro lado se estableció que la fase
coyotlatelco tenía una temporalidad aproximada que va de 700 a 900 d.n.e., aunque ahora se
observa una tendencia en ampliar el periodo a fechas más tempranas 600 o 650 d.n.e.
Fuera de la Cuenca de México el complejo coyotlatelco va teniendo menor presencia,
hecho que permite señalar que desarrollos locales externos se conforman y generan sin que en
ello haya un reflejo o presencia fundamental de lo coyotlatelco.
En esta concepción general, nuestra posición considera que el peso que recibe la cerámica
no está del todo justificada. EI complejo coyotlatelco vinculado a lo Epiclásico es un hecho
que no necesariamente refleja el fenómeno o fenómenos sociales que se les atribuyen. En este
mismo sentido vale preguntarse ¿cuántos tipos, variantes y formas constituyen al complejo
cerámico? y ¿cuántos tipos sean o no coyotlatelcos son necesarios para considerar a un sitio
como Epiclásico?. Pensamos que parte de la resolución a esto tiene que ver con lo que
señalaremos en un siguiente apartado, en donde la evidencia material debe de estar sustentada
con fechamientos más que con semejanzas o afinidades estilísticas.
Modo de vida y explotación de recursos naturales
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Características de lo Epiclásico en Cacaxtla-Xochitécatl
Otro objetivo de sustancial importancia que debía resolverse era la pertenencia que se
atribuía existió entre Cacaxtía y Xochitécatl. Aquí mismo consideramos que la inmediata
vecindad que tienen Cacaxtía y Xochitécatl nos permite suponer que existió una interacción
entre ambos sitios. En este sentido vale considerar algunas interrogantes: ¿Cacaxtía y
Xochitécatl conformaron una sociedad concreta? ¿esto se dio en algún momento
determinado?, ¿qué interacción y función cumplió cada una de las estructuras y edificios que
los componen? y algo más relevante ¿qué características económico sociales se encuentran en
la sociedad que conformaron a Cacaxtía y Xochitécatl?, es decir, ¿Cacaxtía y Xochitécatl
representan una sociedad clasista inicial y por lo tanto una sociedad estatal?.
Afortunadamente este trabajo y el de otros investigadores ha permitido dar resolución a
muchas de estas interrogantes. Así por ejemplo y en el caso de que sí representa una sociedad
clasista se ha dado respuesta a ello. Sin intención en este trabajo de extendernos en esto
remitimos a la lectura de Bate-Gándara (1992), en la que concluyen para el caso de Cacaxtía,
que sí existe una correspondencia entre una formación económica social caracterizada por ser
clasista inicial con lo que la evidencia cultural de Cacaxtía muestra.
Para el caso de las otras interrogantes la investigación que se inició con el nombre de
Xochitécatl en 1992, estableció una serie de parámetros con los cuales había que conducir
parte de los esfuerzos a la resolución de las mismas. De esta forma se decide excavar, paralelo
a la investigación que se desarrollaba en el sitio de Xochitécatl, la Plaza de los Tres Pirámides
en Cacaxtía. El objetivo era muy claro, tener en lo material los elementos más similares y
afines con los cuales realizar analogías que permitieran inferir que esta evidencia material,
fuera producto de una misma sociedad concreta.
La características de la Plaza de las Tres Pirámides cumplieron con los requisitos de
similitud y afinidad que se buscaba tener con Xochitécatl y cuyos resultados permitieron
corroborar la existencia de diversos elementos con un origen común y de una misma
temporalidad. Cabe aquí resaltar que en Xochitécatl el edificio No. 4 o llamado Basamento de
los Volcanes, es casi idéntico al excavado al interior de la Plaza de la Tres Pirámides
(Lazcano: 1996). Así, estos trabajos de campo nos permiten conformar las características
materiales que para el Epiclásico presenta el sitio de Cacaxtia -Xochitécatl.
Caso concreto de estudio: Cacaxtla-Xochitécatl
Con base en las fechas de C. 14 obtenidas en las primeras excavaciones de Cacaxtía (655
d.n.e.), las del Basamento de los Volcanes en Xochitécatl y del edificio No.2 de la Plaza de
las tres Pirámides en Cacaxtía (749 + 151 d.n.e.) la evidencia cultural que durante el
Epiclásico están presentes en Cacaxtla-Xochitécatl tienen las siguientes características:
En la Pirámide de las Flores en Xochitécatl: Ampliación de los tres primeros cuerpos con
enormes rellenos de tierra y tepetate; Ofrendas y entierros en las escalinatas con la
terminación de la fachada principal y del recinto superior.
En el Basamento de los Volcanes en Xochitécatl: Ampliación del edificio con la
construcción de una escalinata al este y finalización del edificio con una banqueta estucada y
muros en tablero-talud.
XIV Coloquio de Historia Canario-Americana
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En la Plaza de las Tres Pirámides en Cacaxtía: Construcción de la subestructura de la Plaza
en tablero-talud igual al Basamento de los Volcanes y conclusión de la última etapa
constructiva con una gran escalinata de tepetate.
Las cerámicas más características, ya definidas en otros textos (Serra y Lazcano; 1997:93-
96) son: Tablero Esgrafiado; Foso Esgrafiado Pared Gruesa, Celosía Café Sellado,
Coyotlatelco Rojo sobre Café, Batalla Café Esgrafiado y el Bloque Rojo sobre Café entre
otros.
En el caso de los artefactos de obsidiana, hay una selección más cuidadosa de la materia
prima. Se extiende y generaliza el uso de la plataforma pulida para un mejor control de la
técnica. Las navajas prismáticas son retocadas para obtener instrumentos finos como las
agujas que se han localizado en Cacaxtía y Xochitécatl en contextos de entierros relacionados
con el autosacrificio.
Otros artefactos son cuchillos y puntas de proyectil, que en el caso de los primeros han
sido localizados como ofrendas en la Plaza de las Tres Pirámides y son iguales a los
representados en el llamado “Mural de la Batalla” del Gran Basamento de Cacaxtía.
Elementos marinos y objetos de jade son característicos de este período, en Cacaxtía como
ofrendas bajo el piso de los templos y en Xochitécatl asociados a entierros.
Las figurillas, representan fundamentalmente a mujeres en distintas actitudes (orando, de
pie, sentadas, etc.) con tocados de bandas y quechquemitl, otras hechas en molde destacando
sus tocados de flores. En conjunto, con estas figurillas se ha señalado que representan el ciclo
de vida de la mujer (Serra:1996-97).
Por último tenemos los entierros, que en algunos casos se ha detectado mutilación dentaría
y deformación craneana. Varios de ellos fueron ofrendas a las construcciones y otros,
presentaron ofrendas de navajillas prismáticas con retoque, puntas de proyectil, pequeños
cuchillos, caracoles o placas de piedra verde.
Explotación lacustre como modo de vida en Cacaxtla-Xochitécatl
Como hemos señalado suponemos que cambios sociales cuantitativos son los que
caracterizan y conforman el Epiclásico. De igual forma hipotéticamente suponemos la
existencia de una organización económico-social, en cuya base tenemos junto con otros, un
modo de vida lacustre, es decir, consideramos que en Xochitécatl-Cacaxtla, en la base de su
sociedad, existe la clase productora de alimentos que realiza fundamentalmente trabajos de
índole manual y entre estos se encuentran los que explotan los recursos lacustres.
Esto presupone e implica la existencia de fuentes de agua en el área circunvecina al
asentamiento principal. En el caso de Xochitécatl-Cacaxtla, se ha logrado establecer la
presencia de una gran laguna en la que pudieron manifestarse diferentes modos de trabajo
referidos a la explotación lacustre de los diversos recursos que en ella existieron.
La contrastación de este planteamiento de igual forma ha supuesto diversos objetivos y
alcances. La primera de ellas tuvo que ver con la localización de unidades habitacionales
asociadas al sitio principal de Cacaxtla-Xochitécatl que sirvieran como caso de contrastación,
pues es en ellas donde suponemos podremos observar e inferir los modos de trabajo lacustre.
Modo de vida y explotación de recursos naturales
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La utilización de los recursos naturales que hizo la sociedad asentada en Xochitécatl--
Cacaxtía, tuvo diferencias sustanciales, es decir, no todos los integrantes de la misma
sociedad podían tener acceso y consumo de los mismos recursos. En este sentido
consideramos que el aprovechamiento y explotación lacustre fue muy importante, ya que los
grupos que realizaron un trabajo fundamentalmente de producción, pudieron acceder y
diversificar su dieta. Esto implica identificar los restos culturales que indiquen un
conocimiento del entorno lacustre, no sólo en las áreas consideradas como exclusivas de la
gente que controla y dirige a toda la sociedad, sino también localizar dichas evidencias en los
espacios considerados como unidades de residencia doméstica.
Consideramos que esta explotación puede tener diversas características y reconocerse en
varias formas. La primera de ellas tiene que ver con la propia producción, en la que se
aprovechan los recursos lacustres de este medio con el fin de elaborar artefactos y utensilios.
La segunda se relaciona con la apropiación de los recursos lacustres, a través de la
recolección y pesca, lo que incluye la producción de herramientas (trampas, azuelos, redes,
etc) para llevar a cabo dichas actividades.
La localización de las unidades de residencia implicó un recorrido sistemático en el área de
Xochitécatl-Cacaxtla que abarcó la zona donde existió la laguna conocida como el Rosario
(Serra y Lazcano:1997). Este primer trabajo permitió reconocer sitios de diversas jerarquías
(Monumentales, Secundarios: pequeñas plazas y Unidades Habitacionales) que en primera
instancia sí correspondían al momento del Epiclásico. Las unidades habitacionales donde se
considera vivió la clase fundamentalmente trabajadora manual, estuvo conformado por tres
sitios, uno de los cuales, el llamado Nativitas fue explorado a través de una serie de
excavaciones arqueológicas. El resultado de las misma se encuentra aún en proceso,
señalando que éste tendrá un gran peso con respecto a la contrastación que con base en las
hipótesis anteriormente señaladas efectuaremos.
Estudios Etnoarqueológicos
Otra meta pertinente a la investigación ha tenido que ver con la necesidad de identificar
modos de trabajo lacustres que en la actualidad todavía fueran vigentes y sirvieran como guía
para conocer procesos de trabajo que puedan ser identificados en las áreas de residencia
doméstica durante el periodo del Formativo y Epiclásico. De igual forma se ha trabajado con
algunas crónicas a fin de reconocer en el área de estudio un entorno lacustre que tuviera un
origen prehispánico.
Así la información obtenida a través de las fuentes y crónicas dan un primer acercamiento
a las condiciones geográficas y posibles recursos explotados en la región del valle de
Tlaxcala. El cronista Muñoz Camargo en su texto “Descripción de la ciudad y provincia de
Tlaxcala”, describe a la población de Nopalucan que rodea a lo que fue la laguna El Rosario;
de ella dice: “Tiene este pueblo de Nopalucan montes muy buenos hacia la parte de la venta
del Pinar, que le bastan para su poblazón. Es tierra frigidísima los seis meses del año, porque
la baña el norte y no tiene ningún reparo de serranía”.
Describe también parte del área que cubre el río Zahuapan, aquel que bordea por el lado
este al Bloque Atlachino-Nopalucan-Xochitécatl. De esta área señala:
Hay en toda esta parte (rió Zahuapan) muy buenos abrevaderos y pastos para
ganados, y muchas lagunas y ciénegas particulares a pequeños y grandes trechos; hay
XIV Coloquio de Historia Canario-Americana
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caza de liebres berrendas y pardas, y conejos y codornices, y otras sabandijas, ansi
como tejones y adives, que son a manera de zorras y lobos, y otros animalejos que
traen los hijos en el ombligo en una bolsa que llaman tlaquatzin (tlacuache), y una
cola a manera de rabo de puerco, de muchas y grandes propiedades para la salud
humana. En las ciénegas.;. a sus tiempos, hay gran suma de aves, de patos reales y de
diversas especies, garzas blancas y reales. Ansí mismo hay muchedumbre de aves de
rapiña, azores, neblís y gavilanes y otras aves de diversidad de especies, que por no
detenerrne lo dejare para lugar tratar de algunas propiedades de aves, animales ~ de
algunas raíces de utilidad y provecho (Muñoz Camargo: 1978).
Se tiene información en la que se señala que dado el asedio que sufrían las gentes de
Tlaxcala por parte de los Aztecas, los primeros “estaban obligados a hacer lo poco que podían
con los elementos que su pequeño territorio les proporcionaba. Quedaron privados hasta de
los artículos de primera necesidad como mantas de algodón y sal. En el caso de la sal ésta fue
sustituida por el tequexquite que es el salitre que queda en la tierra cuando la laguna se seca.
Todavía en Santa Ana Nopalucan, después de las lluvias las señoras, con unas latas, recogen
esa arena salitrosa de los llanos y la venden en el mercado” (Gobierno de Estado de Taxcala,
1999:35).
Por otra parte y apoyados en la Etnoarqueología se ha estudiado uno de los distintos modos
de trabajo que aún subsisten y que tiene como base la utilización del tule. Estudio que nos ha
permitido reconocer la totalidad de su proceso y tratamiento, desde la recolección de la
materia prima hasta los productos terminados.
El estudio de los datos etnográficos a estudios arqueológicos, no es, de ninguna manera,
innovadora; sin embargo, como algunos autores ya han apuntado en el pasado, las referencias
a datos e información etnográficos se utilizaban básicamente para establecer una
correspondencia, o a lo sumo una correlación formal entre los datos arqueológicos y los
actuales, en forma aislada y fuera de sus propios contextos.
A partir de la segunda mitad de los sesenta, los estudios etnoarqueológicos tratan de
establecer una relación analógica contextual entre los datos etnográficos y la cultura material
del pasado. El presente, mediante la analogía etnográfica ha adquirido un significado
particular, ya que ha expandido el horizonte interpretativo de los registros arqueológicos. No
obstante, es frecuente que los datos y descripciones etnográficas existentes no satisfagan los
objetivos de los arqueólogos o sean inadecuados para entender la realidad arqueológica, ya
que para establecer relaciones entre el comportamiento del hombre y la cultura material es
preciso penetrar en aquella parte de la cultura frecuentemente registrada o concebida con poca
relevancia por el etnólogo.
En todo caso la cultura material constituye una de las variables medulares para los
arqueólogos. En ella y en sus patrones de distribución, se reflejan, los códigos semánticos del
uso del espacio y el tiempo, pues partimos del supuesto de que cada sociedad humana los
concibe y utiliza de manera particular.
Estos razonamientos generan estudios propios que en este caso hemos investigado la
explotación y el trabajo del tule en la población de Santa Anita Nopalucan donde todavía
existe la tradición de la manufactura de petates y aventadores de tule, que era obtenido en la
laguna El Rosario y que ahora, se trae de otros lugares.
Modo de vida y explotación de recursos naturales
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La explotación de este producto lacustre implica las siguientes actividades:
A) Lugares de Recolección y Obtención
Los habitantes de Santa Ana Nopalucan acuden a los canales más próximos de sus propios
tejidos, en lo que era la Laguna El Rosario, para efectuar la recolección. Todas las personas
entrevistadas coinciden en señalar que antes de la desecación de esta laguna, la recolección
del tule se realizaba en ésta y no existía ninguna restricción para ello, es decir, que cualquiera
que supiera el trabajo del tule podía apropiarse de él. También cuentan que el tule se daba
muy bien en las partes poco profundas del lago y que no existía intervención humana para su
crecimiento.
Ahora, la gente tiene que extraerlo de los pocos canales en los que todavía crece el tule y
cuando no son propietarios de los terraceados y de los canales, los dueños les permiten
limpiarlos del tule cobrándoles una mínima cantidad por el volumen que extraen. Otra opción
es acudir a otros lugares para su recolección, como son la laguna de Acuitlapilco y de Atlanga
en Hidalgo. La llegada del tule de otras partes implica el pago del producto y de la
transportación que oscila entre 400 y 600 pesos.
B) Recolección
La recolección del tule era llevada fundamentalmente por hombres sin que esto signifique
una actividad exclusiva de este género, según comentan esto era más bien estratégico, ya que
se procuraba evitar los peligros de los anegamientos (animales venenosos) por la profundidad
a la que queda inmerso el cuerpo cuando está bajo el agua.
La recolección se hace entrando al canal o a la laguna avanzando hasta que el agua llegue a
la cintura y se cortan las varillas del tule en el extremo inferior con una hoz. El tule en ese
momento tiene una altura promedio de 1.80 m y se va agrupando fuera del agua en montones
que localmente llaman “burritos”.
Algunos de los informantes, en especial los de mayor edad, señalan que la fibra debe de ser
cortada de cierta forma: Las varillas deben de estar totalmente verdes y hacer el corte a una
“mano” de la raíz, esto con el objetivo de que el tule se regenere. La recolección dura 8 días y
se lleva a cabo en los meses de octubre a mayo. Por fiestas, día de muertos o por encargos, es
posible recolectar en otras fechas.
C) Secado
Una vez recolectado el tule se procede al secado, el cual demora 9 días más y se hace
tendiendo las varillas en los patios de las casas o cerca de los graneros. La idea fundamental
es que se tornen amarillas, señal de un secado total. Se prosigue con el desvarillado, que es el
proceso con el cual se le quita la cascarilla o imperfecciones al tule. Otro elemento importante
es que el tendido debe de ser el correcto, es decir que todas las varillas estén expuestas al sol,
si esto no ocurre se ponen “barudos” o muy débiles.
D) Producción
Luego del secado la fibra queda en condiciones de tejería, aunque se almacena haciendo
atados que se guardan en los techos o patios de las casas. Los productos elaborados con tule
XIV Coloquio de Historia Canario-Americana
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son petates, aventadores, chicahistes (tortilleros) y otros de tradición prehispánica como los
tepaaxtales o contenedores de semillas de frijol o maíz. Los espacios que se utilizan para el
trabajo del tule pueden ser el patio, o el exterior de la casa cerca de la puerta de entrada.
En el caso de la producción de un petate, el proceso consiste en humedecer el tule con el
fin de facilitar el amarre, éste se realizaba anteriormente con ixtle, ahora sustituido con hilo de
plástico de dos cabos. El hilo se pasa por una y otra cara del petate, una a una intercaladas. La
medida aproximada para amarrar el hilo es de una mano con respecto al límite exterior del
petate. Una vez terminado el entretejido y unión del tule, se despunta con dos tamices de
madera que sirven de base y con la hoz se realiza el corte. De este corte se detalla el
terminado con alguna navaja o cuchillo.
La medida de un petate grande es de 1.50 x 2.50 m aunque pueden hacerse de menor
tamaño. El conocimiento para la producción de petates lo tienen ambos sexos, aunque ahora,
mayoritariamente ha recaido en la mujer. El tiempo invertido en este producto no es mucho,
pues varios informantes coinciden en señalar que en 3 o 4 horas pueden terminar un petate,
aunque esto casi nadie lo hace, pues dedican, a lo que ellos llaman tiempo libre, 1 hora
solamente, por lo tanto pueden tardar 2 o 3 días en terminarlo.
En la población de Santa Ana Nopalucan todavía es posible encontrar individuos cuyo
tiempo lo dedican exclusivamente al trabajo del tule, todos ellos hombres de mediana y
avanzada edad (40 a 60 años). Por esta labor son fácilmente identificados en la comunidad,
aunque desafortunadamente quedan pocos y no tiene familiares o ayudantes que les interese el
oficio.
E) Comercialización
Ésta es llevada a cabo por los mismos productores y se vende exponiendo los productos en
el mismo pueblo o en mercados y plazas de otras comunidades como San Pablo del Monte,
San Miguel Contía, Tlaxcala, Cholula o Puebla. La venta requiere una buena carga de
productos y los precios para un petate grande son de 50 pesos y para un aventador de 5 o 6
pesos.
Este trabajo es sólo un ejemplo y el inicio de una investigación más amplia y detallada de
los recursos lacustres que suponemos se explotaron y fueron de sustancial importancia para
los habitantes de los sitios de Xochitécatl, Cacaxtla y Nativitas.
A través del estudio del trabajo del tule podremos establecer que indicadores del proceso
de producción pueden estar presentes en las unidades habitacionales excavadas en los sitios
cercanos al área lacustre, y al mismo tiempo servirá como el rescate de tradiciones milenarias
que están a punto de desaparecer en Tlaxcala.
Junto con esta investigación se ha dado inicio al reconocimiento de otros procesos de
trabajo como son la pesca del acocil, recolección de insectos y por supuesto el del sistema
agrícola chinampero.
Consideraciones finales
Como se puede observar, todavía nos encontramos muy lejos de llegar a conclusiones.
Bajo este criterio consideramos que hemos sido claros en establecer el problema que guía esta
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investigación, así como cada uno de los objetivos implícitos a resolver y que son pertinentes a
la propia investigación. De igual modo queda claro que el camino por recorrer es todavía
largo, durante el cual seguramente se generarán otros interrogantes a contestar.
XIV Coloquio de Historia Canario-Americana
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