CANARIAS EN LOS CUERPOS FIJOS DE AMÉRICA.
1775-1798
JosÉ ANTONIO SÁNCHEZ SUAREZ
El reformismo borbónico modificará las relaciones entre los territo-rios
peninsulares y las colonias americanas. La intensión de estable-cer
un mayor control administrativo y económico en estos territorios
provoca un aumento de los ingresos que se intentaron buscar en los
propios recursos americanos. Estos dominios funcionarán como sumi-nistradores
de metales preciosos y de materias primas baratas y como
mercados de los productos de consumo.
Entre los mecanismos que Pedro Pérez Herrero plantea que inten-taron
llevar a cabo los reformistas para poner en práctica ese control
político, económico y administrativo se encuentran entre otros: eli-minar
la oposición de las élites indianas; reducir el poder político y
económico de los consulados de comerciantes para que que la pro-ducción
se dirigiera hacia el exterior; promover una burocracia que
estuviera acorde con las ideas borbónicas; y la de formar un ejército
que fuera capaz de defender estas nuevas ideas '.
Los Borbones heredarán de los Austrias un sistema defensivo en
decadencia, a pesar de haber conseguido hacer frente a los ataques
de las otras potencias.
&je e! rein~dcd e F&pe II este sisf~mad e defensa e basaba en:
fortificaciones de fortalezas y plazas navales, unidades navales y fuer-zas
militares constituidas por grupos armados de encomenderos (su-primidas
en 1718), las guarniciones que prestaban sevicio en fortale-zas
y milicias.
A pesar de las deficiencias que planteaba este sistema defensivo,
perllUi6 hasta !a primera mitad de! s i g ! ~x v!!!, cubriéndose Únicrmen-te
las bajas producidas entre los soldados con gentes nacidas en
America ante las dificultades de enviar soldados de la península. Será
238 José Antonio Sánchez Suárez
Felipe V quien emprenda una reforma general del ejército que se plas-mará
en la reorganización de las guarniciones permanentes que se
transformarán en compañías fijas, batallones y regimientos. Se esta-blecen,
de esta manera, el Regimiento Fijo de la Habana en 1719, los
Batallones Fijos de Santo Domingo y Panamá en 1738 y el Regimiento
Fijo de Venezuela en 1754.
Carlos 111, después del Tratado de París en 1763, llevará a cabo
una política de reforma en el sistema defensivo de América. Una de
las primeras medidas que se tomarían, de orden político, sería la crea-ción
de una junta formada por los ministros de Estado, Hacienda e
Indias, cuya función consistía en la reestructuración de dicha defensa.
Tras la recuperación de La Habana se envía a Alejandro O'Reilly m - con el objetivo de restablecer las fortificaciones y la reorganización E
de las fuerzas regulares y de las milicias. Lo más sobresaliente de la O
reestructuración de estas fuerzas militares lo constituirá la reforma -n-de
las milicias que formarán el grueso de los cuerpos de ejército de m
O
E América. E
2 Los Cuerpos Expedicionarios serán la base militar en América que E
estará compuesta por fuerzas veteranas enviadas desde la Península y =
cuya estancia en estas tierras tenía un carácter temporal. 3
Los Cuerpos Fijos experimentan un incremento a partir de la dé- - - 0
cada de los sesenta y sus miembros eran reclutados o levados entre m
E
los «vagos», maleates, penados ... tanto en territorio peninsular como O
americano. 6
Las Milicias, creadas ante la imposibilidad de mantener un ejército n
E profesional en épocas de paz, estaban organizadas de igual forma que -
a
las peninsulares, estando obligados a prestar servicio todos los varones 2
n
comprendidos entre los 15 ó 16 años y los 40 ó 45, que debían acudir n
0
a las revistas o alardes. Nos encontramos con unidades de milicias de 3
blancos, mestizos, de pardos ... y donde quedaban excluidos los indios O
que ni siquieran eran incluidos en los censos militares.
Los soldados, excepto en las unidades de élite, eran gentes de
condición modesta, generalmente con poca inclinación a las armas, y
que por algún motivo se habían visto obligados a alistarse, lo que
provocaba un alto índice de deserciones.
La reestructuración militar pareció surtir, en parte, los efectos
disuasorios deseados frente a las grandes potencias, pero implicaran,
por el contrario, un alto coste que para los presupuestos de los
virreinatos 2.
En 1775 se permitirá el establecimiento de una bandera de reclu-ta
en las Islas Canarias con el objetivo de proporcionar sujetos a las
Canarias en los cuerposjijos de América. 1775-1 798 239
fuerzas del Regimiento de Infantería de La Habana, estando ésta a
cargo de un oficial subalterno, Rafael Contador, dos sargentos y doce
soldados 3.
Una vez más las autoridades canarias argumentarán en su contra
la decadencia de la población del archipiélago debido a la salida de
isleños para América, que provocaba dificultades para enganchar gen-tes
para las milicias y para completar las tres compañías de infantería
y una de artillería a sueldo. Estas deficiencias, según los dirigentes
canarios, planteaban daños para la defensa de las islas, tan codicia-das
por las potencias extranjeras. Pero, también, llegan a plantearse
aspectos socio-económicos como eran el abandono de las casas y fa-milias
de los que sentaban plaza en la bandera y los perjuicios que
se le causaban a la agricultura. Entre los motivos que se argumenta-ban
para oponerse a la recluta se exponía el escaso amor que tenían
los canarios al servicio de las armas, por lo que se corría el peligro
de que éstos desertaran en América 4.
La negativa de la Corona de aceptar lo afirmado por el Coman-dante
General de Canarias conlleva que la recluta siga en pie Entre
los inconvenientes de las autoridades canarias, utilizando como por-tavoz
al Marqués de Tavalosos, está la negativa de que se pudieran
admitir milicianos en dicho alistamiento, basándose en que no se po-día
aplicar de forma rígida lo establecido en las Ordenanza de Mili-cias
de España 6 .
«Que ningun miliciano pueda pasar a la tropa veterana por
menos tiempo de siete años en la ynfanteria, y ocho en ,la
cavalleria, y cumplidos sin intermision en el cuerpo a que fuere
destinado le valdran por los diez que devia servir en milicias* '.
Esta negativa obligará a Rafael Contador a plantear ante la coro-na
las grandes contrariedades que le supondría esta medida, entre otras
cosas tendría que hacer regresar el punto de enganche establecido en
Gran C a x r h en e! mes de marzo a cargo de un sargento y cuatro
soldados, pudiéndose llegar a la suspensión de la recluta por las gran-des
pérdidas económicas. Ante esta situación solicitará que se le
autorice el reclutamiento de milicianos, sobre todo cuando no se daña-ba
a las islas por no tener tropa fija veterana
Conjuntamente con estas quejas se comunican los primeros tras-
!adm u Lu Hubuno, en dos buques de c~mercie rimk se embarcan
54 reclutas, pagándose por cada uno de ellos 20 pesos de moneda co-rriente
americana, y en otro navío del libre de Cádiz se habían remi-
240 José Antonio Sánchez Suárez
tido seis reclutas, siendo conducidos gratis por el capitán Bernardo
Sepúlveda 9. Por desgracia, por ahora, es la única información que se
nos aporta sobre el número de isleños que se trasladan para cubrir las
bajas del Regimiento Fijo de La Habana.
En la Real Orden de 8 de agosto de 1781 se recoge la suspensión
de la bandera de recluta mientras dure la guerra con Inglaterra,
advirtiéndose de antemano que en los momentos de paz se reiniciaría
con la función de cubrir las bajas de los regimientos de La Habana 'O.
Ante la escasez de hombres al término de la guerra en los ejérci-tos
de América se establecera en la Península y Canarias diferentes
banderas de recluta para cubrir las necesidades de los cuerpos de
Buenos Aires, con punto de enganche en la Coruña, de Luisiana,
Panzacola y San Agustín de Florida con bandera en Pamplona, de
Cuba intentándose reclutar gentes en Cádiz y Canarias, y de Vene-zuela
que procurará cubrir sus bajas en Canarias y Sevilla ".
Ei subteniente Francisco Vareia se traslada con 2 sargentos y 12
soldados desde Cádiz en el paquebote «San Juan Bautista», quién
arrivara a las islas el 27 de junio de 1784, según noticias del Mar-qués
de Branciforte, con el objetivo de reclutar cuatrocientas personas
para el Regimiento Fijo de La Habana, poniéndose fin a la suspen-sión
decretada en 1781 1 2 .
Los 46 pesos fuertes traídos por Francisco Varela resultarán esca-sos
para llevar a cabo la comisión, por lo que se ve obligado a soli-citar
que se le provea de las cantidades necesarias en como se había
realizado con Rafael Contador 1 3 .
«. .. he dado las ordenes deuidas para que a Dn Francisco
Varela ... se le provea por esta Tesoreria de las cantidades que
necesite baxo de su recivo, a fin de evaquar su comision de re-cluta,
segun se executó anteriormente con Dn Rafael Contador,
y con la calidad de reintegro, mediante a que el Sub-Ynspector
de las Tropas de la ysla de Cuba Dn Bernardo Troncoso remitira
aseguradas las cantidades que sean bastantes a cubrir la que
reciva ei En Francisco Varela>>'4 ,
La única noticia que tenemos del número de personas enroladas
será el enganche de 17 milicianos, recogiéndose las dificultades plan-teadas
por el Comandante General para el reclutamiento de éstos ''.
El Capitán General de Caracas Manuel González muestra en 1783
su preocupación a José Gálvez por las dificultades que tenía el Regi-miento
de Caracas para reemplazar a los soldados europeos que ha-
Canarias en los cuerpos fijos de América. 1775-1 798 24 1
bían cumplido los años de servicio, no considerando conveniente que
dicho regimiento se compusiera únicamente de criollos, alegando que
las conexiones de éstos no les permitía obrar con libertad en algunos
lances.
Ante la imposibilidad de que estos soldados fueran cubiertos por
la península, de donde sólo se podía esperar el envío de algunos sar-gentos,
solicita que sea establecida una bandera de recluta en Cana-rias,
y ponía como ejemplo los buenos resultados de la recluta del
Regimiento Fijo de La Habana establecida en las islas. Según las su-gerencias
de Manuel González dicha bandera estaría compuesta por
un oficial y una partida del batallón de Caracas, debiendo correr a
cargo de dicho regimiento los gastos de conducción y engancha-mientos,
y correspondería a la Real Hacienda de Caracas los dos rea-les
de plata que se abonarían a cada recluta con el fin de no gravar
el fondo de gratificación de hombres 1 6 .
«Conforme el Rey con lo propuesto por V.S. en carta de 7
de Agosto n. 112 ha resuelto, que para reemplazar con gente de
fuera del pais, los muchos soldados europeos que han cumplido
su tiempi en ese Batallon veterano, destine V.S. a una de las
Islas Canarias...)) l 7
En la Real Orden del 2 de julio de 1784 se aprueba las medidas
recomendadas por el Capitán General de Caracas, y se ordena al Co-mandante
General de Canarias, jefes militares, y justicias presten la
ayuda necesaria y a los jueces de arribadas que no pongan impedi-mento
para que los soldados reclutados fueran trasladados en los bar-cos
que comerciaran con la zona l a .
El Marqués de Branciforte mostrará, al igual que se había hecho
en períodos anteriores, su preocupación por el perjuicio que le supo-nía
a las islas la continua salida de población agraria hacia América
con el objetivo de servir en los ejércitos de América, sobre todo cuan-
Un se e s t h redizzndn en ese mnmentn ntra rec!iita para e! Regimien-to
Fijo de La Habana 1 9 .
Ante la preocupación manifestada por las autoridades canarias se
resuelve la permanencia de la recluta para el regimiento de Caracas
y la retirada de la bandera de La Habana, al entender que con la ban-dera
que este último tenía en Cádiz se aportarían suficientes hombres
para cUbrir labsaja s de di&= c U e p 2 0.
De la misma forma se le recuerda al Comandante General que el
menoscabo de población en el Archipiélago se debe al incumplimien-
242 José Antonio Sánchez Suárez
to de las leyes que impedían la emigración, destacándose las normas
establecidas en la Ley de Libre Comercio para el control de las tri-pulaciones
de los diferentes barcos con destino a las Indias con el
objetivo de controlar a los polizones. De esta manera se insta a las
autoridades canarias a que pongan remedio al incumplimiento de es-tas
leyes 2 ' .
c... pero hallandose S.M. enterado de que el menoscabo que
padece la población de esas yslas, dimana de la emigración de
sus habitantes, como polizones, a Yndias, por la inobedencia de
las leyes, y otras reales disposiciones que tratan del asunto; ha
resuelto se lleve a devido efecto el establecimento de la nueva
vandera de recluta del Batallón de Caracas, retirandose la del
Regimiento de la Havana . . . » 2 2
El 24 de agosto de 1785 se presentará ante el Comandante Gene-ral
el subteniente Pedro de l a Rosa con siete hombres, conducidos
desde Cádiz por la fragata «La Colón», para presentar el parte donde
se le autoriza el establecimiento en cualquier isla y se ordena se le
presten todos los auxilios necesarios 23.
Entre las causas para elegir Tenerife se encontraba la crisis eco-nómica,
que había alentado la salida de un importante número de
personas para poblar y defender Luisiana y que seguramente aporta-ría
un alto porcentaje de reclutas para el Regimiento Fijo de La Ha-bana.
Sin embargo, hasta el mes de octubre de 1785 únicamente se ha-bían
conseguido enganchar a 17 personas. Hecho que obliga a Pedro
de la Rosa a solicitar que ante las dificultades para alistar gente de-bido
en parte a la limitación del pasaporte a una isla, se le permita
ampliar la comisión de recluta a otras islas como lo hacia la bandera
de La Habana, eligiendo Gran Canaria y la Gomera, de donde se po-día
enganchar a gente sin daño a la labranza 24.
Ante la falta de noticias volverá a mostrar su preocupación por
p s ~ l s c sr e s ~ j t z d e&~te fiiCl_e~,z lponnrin n i i ~ Tpnprifp 12 r e ~ ! ~ t a b"A"' Y--
se ve dificultada por la dedicación de sus habitantes a la recons-trucción
de la ciudad de Santa Cruz tras el incendio sufrido, se men-cionan
también como incovenientes las numerosas personas que se
habían unido al proyecto de la pesca de la ballena, el alto número
de marineros que se habían embarcado para América y las numerosas
perunnas que trabajabuz en !us &rus redes 25.
El 31 de diciembre de 1785 se le comunica al Comandante Gene-ral
la posibilidad dada por Su Majestad a Pedro de la Rosa de poder
Canarias en los cuerposfijos de América. 1775-1798 243
alternar la bandera de su cargo según le convenga 26, sin embargo el
Marqués de Branciforte le limitará el pasaporte a Gran Canaria, lo que
obligará al oficial a reclamar que se le permita establecer partidas en
distintas islas como había solicitado el 2 de noviembre de 1785 ".
Después de la autorización para poder establecer puntos de engan-che
en otras islas, se eligirá Gran Canaria y Fuerteventura, viniendo
a sustituir esta última a la Gomera como se planteaba en las prime-ras
intenciones 28.
La bandera de recluta se verá afectada por los apuros económi-cos,
y se acudirá al apoyo del Gobernador de Caracas para que éste
interceda ante la Corona con el fin de que se le provea de las canti-dades
necesarias en calidad de reintegro, como se hacía con la de La
Habana, no viéndose así obligado a suspender la comisión ".
Tras comunicársele al Marqués de Sonora que diera las órdenes
oportunas al Comandante General, a los directores generales de ren-tas
y al Veedor Pedro Catalán para que le facilitasen al oficial de la
recluta las cantidades indispensables 30, se consiguió de la tesorería de
la hacienda de Canarias una aportación de 15.000 reales de vellón 3'.
El primer grupo de 17 reclutas, enrolados posiblemente en Tene-rife,
será trasladado el 25 de octubre de 1785 en la fragata «Nuestra
Señora del Rosario», alias el brillante, a cargo del capitán Bartolomé
Mead "?.
Las diferentes medidas tomadas mostraron su eficacia como se
puede observar analizando la evolución de la recluta, aunque, por
desgracia, sólo podemos aventurarnos a segurar que el mayor número
de enganchados se daría en Gran Canaria y Fuerteventura y en me-nor
medida en Tenerife.
Fragata
Bergantín
Bergantín
Puquchete
Bergantín
Fragata
N. S. del Rosario
S. Cristobal
N. S. del Rosario
C Prictn del Rlien Vizjp u. -La.z." U". U.."..
Sagrada Familia
N. S. del Rosario
Tipo de Navío Capitán
Bartolomé Mead
José Barrera
Juan Rambla
Mitiir Pérez
Nombre del Barco
Bartolomé Mead
Reclutas
En la Real Orden de 20 de diciembre de 1767 se establacía que
los barcos superiores a 200 toneladas estaban obligados a trasladar
rec!~t.r, siempre rjw no excedieran e! número de 12, con destino a
América con la única aportación de las raciones de comida 33.
Sin embargo esta normativa no se le puede aplicar al paquebote
244 José Antonio Sanchez Suarez
«Santo Sacramento del Buen Viajes de 52 toneladas, por lo que su
capitán reclama el abono de cierta cantidad de dinero. En el acuerdo
entre Matías Pérez y Pedro de la Rosa se recoge que ocho reclutas
sean conducidos sin cargo alguno y que por los otros se paguen 300
reales de vellón 34.
El 29 de abril de 1788 el Gobernador de Caracas, a instancias del
Comandante del Batallón Veterano, solicitará la suspensión de la re-cluta
a causa de los escasos fondos con que contaba la bandera, infor-mando
que el gasto ocasionado por los reclutas canarios en 1786 as-cendía
a 28 pesos fuertes y 16 maravedíes, mientras que en 1787 eran
de 29 pesos fuertes, 2 reales y 3 maravedíes. Un alto precio si se te-nía
en cuenta el alto índice de deserción que se producían entre los
reclutas canarios, quienes eran alentados por sus paisanos para que
abandonarán el ejército. También alega que el Regimiento Fijo de
Caracas había de sufrir los gastos de la bandera de recluta estableci-da
en Sevilla 35.
En 8 de octubre de 1788 en Real Cédula se establece el fin de la
recluta del regimiento fijo de Caracas establecida en canarias.
«Se ha conformado el Rey que por los motivos que ha ex-puesto
a V.S. el Comandante del Batallon veterano .... se retire
la vandera de recluta que tiene en Canarias ... » 36.
En el último grupo, 2 sargentos y 7 cabos encargados de la
bandera, junto con 38 soldados realizan su viaje con destino a
la Guaira en la fragata «Nuestra Señora del Rosario)) de Barto-lomé
Mead 37. Sin embargo las últimas noticias del Capitán Ge-neral
de Caracas disminuyen el número de reclutas a 37
La aportación que Canarias hace para cubrir las deficiencias de este
regimiento asciende a 11 1, aunque Luis P. Ramón 39 lo establece
en 97, proviniendo el error de no contabilizar los 17 reclutas que
parten en el bergantín «Nuestra Señora del Rosario» a cargo de Juan
Rambla.
El 1 de julio de 1876 el gobernador de La Habana tomará la de-cisión
de suspender las licencias de aquellos soldados que han cum-plido
el servicio, hasta que el Regimiento Fijo alcanzara el número
de mil plazas, fuerza considerada óptima para la defensa de aquella
guarnición. En carta remitida al Marqués de Sonora analiza que ante
las bajas sufrida, ya fuesen por deserción, por muerte, por invalidez,
por ser destinados a presidios, se elvaban a 65, mientras que los in-corporados
eran 62.
Canarias en los cuerpos fijos de América. 1775-1 798 245
Ante esta situación y por la formación de un tercer batallón ma-nifiesta
que no ha encontrado otra solución que la de reestablecer una
bandera de recluta en las Islas Canarias 40, con el objetivo de que
pudieran cubrirse las necesidades de dicha guarnición y mantener los
quinientos hombres de dotación de Florida 4 ' .
En octubre de 1787 dicho gobernador dirige a la Corona la ins-tancia
del Coronel del Regimiento de Infantería Fijo de La Habana
en la que expone que la bandera de recluta establecida en Cádiz para
los cuerpos fijos le completarían únicamente 483 bajas, añade por una
parte, que ante la necesidad de alcanzar las 1.000 plazas en el primer
y segundo batallón no había licenciado a 101 soldados cumplidos, y
por otra, la determinación de formar un segundo regimiento fijo, por
lo que suplica se le conceda establecer una bandera de recluta en
Canarias 42.
c.. y la segunda darle licencia para establecer vandera de
Recluta en las Yslas Canarias, Palma, Gomera, Hierro, Fuerte-
Ventura, y Lanzarote, al cargo de un Subarterno, quatro Sargen-tos
y veinte cabos, y soldados, para repartirlos en quatro o cin-co
partidas...>4>s.
Canarias se había convertido en uno de los focos más importan-tes
en la aportación de soldados para los cuerpos fijos de Cuba, como
lo reconoce el Coronel de dicho regimiento.
c.. Que a su ingreso al expresado cuerpo despacho vandera
de recluta a las Yslas Canarias (parage de donde se ha comple-tado
y mantenido siempre desde su creación a acá) que le pro-dujo
en siete meses más de trescientos buenos reclutas (por ser
lo Gallegos de la America) ...D~~.
Con fecha de 4 de octubre de 1787 se comunicará al Gobernador
de C G ~!UU detemimciSn de! Xry para que se continuurz c m !u hun-dera
de recluta establecida en Canarias, y suspendida por la Real Or-den
de 8 de octubre de 1781, con los objetivos de reparar la deca-dencia
de dicho cuerpo y para levantar un tercer batallón 45.
Una vez más el Marqués de Branciforte recalcará por una parte
la decadencia de la agricultura e industrias causada por la emigración
A- 1- ..-l.l"?.:A- : -,.,..ol.,..., .,,.--..-. -..o al ".,.:.a-a"+n A a l n e : n " n " l a o
U6 L U ~ VUlUL I V i lJ L J V b l i , yUb p l V V U b U V Q b1 I I I b I b I I I b L L L W Ub l W L I J U I I I U I b i > ,
por lo que sus dueños se veían obligados a abandonar sus labores, y
por otra la falta de gente en los regimientos de milicias 46.
246 José Antonio Sánchez Suárez
El 19 de Junio de 1788 arribará en Tenerife el bergantín «La Sa-grada
Familia», procedente de La Habana, trayendo a bordo a Anto-nio
Crespo, Teniente de Granaderos, dos sargentos y 16 soldados para
hacerse cargo de la bandera de recluta. A su llegada se ingresará en
la tesorería del Archipiélago la cantidad de 5.500 pesos fuertes que
debía el regimiento desde 1785, los cuales habían sido librados a Fran-cisco
Varela en calidad de reintegro para que pudiera financiar su
comisión 47.
Los primeros inconvenientes se le plantearán a Antonio Crespo con
el traslado de los reclutas en los buques de comercio, por lo difícil
de aplicar lo dispuesto en la Real Orden de 1767 en Canarias por ser
el cabotaje de los navios inferior a las 200 toneladas 48, lo que le
obligaba a llegar a acuerdos con los capitanes para no elevar excesi-vamente
los costes de la comisión, ya que, aunque obligado a pagar
la manutención de todos los soldados, el regateo se establecía en el
precio y número de los reclutas por los que debía pagar.
El primer traslado de soldados a La Habana se realizará en la fra-gata
«San Francisco de Asís» al mando de Benito Ripol1,quie se hizo
cargo .de, 1I:ireclutas. El número de reclutas que parten en 1788 se
eleva a 89 como podemos observar en el cuadro que recoge la evolu-ción
de la recluta de ese año.
El arresto de José de Cartas por la pérdida de algún dinero, le
planteará los primeros problemas de financiación, a pesar de haber
ingresado en la Real Tesorería 10.000 pesos fuertes y después de ha-ber
gastado 8.300. La negativa del Comandante General de liberar los
1.700 pesos que restaban, por tenerlo prohibido por Decreto Legal,
obligaba al encargado de la bandera a solicitar se le concediera dicha
cantidad y se le facilitase lo necesario en calidad de reintegro "". Tras
la aprobación, por parte de las autoridades de la Corona, de los solici-tado
por Antonio Crespo Antonio Vádes le encargará la formación
de un presupuesto de los posibles gastos de la bandera de recluta para
prevenir la falta de caudales
Sin embargo Antonio Crespo planter5 !a imposihi!idad de prefija
alguna cantidad, pues se ignoraba el número de personas que se po-dían
alistar, pero informará que en un año se habían enganchado 207
personas y que se habían empleado cerca de once mil pesos fuertes,
cantidad que considerará conveniente como presupuesto
Las quejas por los alto costes del traslado de reclutas conlleva la
mndificaci6n de !a nmmt ivu de 17'67 p ~ r Cr ~ n ~ r i a ss,i se est~h!ece
que los buques mercantes que hicieran viaje a La Habana desde las
islas estuvieran obligados a conducir cinco reclutas por cada cien to-
Canarias en los c~ierposjijosd e Antérica. 1775-1 798 247
neladas, pero se niega la posilidad de obligar a los mercantes con otro
destino a hacer escala en dicho puerto
La primera aplicación de esta medida se realizará al paquebote
«San José», alias Ramo de Olivo, de Gregorio Zugasty, que será el
primer barco que partirá en 1789.
En ocasiones el encargado de la recluta se ve obligado a abonar
el traslado de parte de los reclutas, ya fuese por ser los navíos de
menos de cien toneladas o por superar el número a que estaban obli-gados
a trasladar los barcos según la normativa.
José Antonio Herrezuelo, capitán de la- Tercera Compañía del Se-gundo
Batallón del Regimiento Fijo de La Habana, sustituirá como
encargado de la bandera a Antonio Crespo 5" quien se trasladará con
dos sargentos y 10 reclutas en la fragata «Nuestra Señora del Car-men
», alias la Tenerife 55.
El número de reclutas que se había conseguido trasladar hasta que
Antonio Crespo abandona el cargo se eleva a 281, como observamos
en los diferentes cuadros que nos muestran la evolución del traslado
de los reclutas, aunque podemos suponer que el número de engancha-dos
sea más elevado.
José Antonio Herrezuelo dejará en poder del Tesorero de la Real
Hacienda de Canarias, José Bartolomé de Mesa, cinco mil pesos fuer-tes
que había sacado de La Habana para pagar los gastos de su comi-sión,
y pretendía cobrarle el 2 por 100 en razón de depósito, por lo
que el nuevo encargado de la recluta reclama que no deben cobrarsele
intereses 56.
La falta de 73 soldados y las posibles bajas por deserción, por
fallecimiento o por licencia que pudieran producirse en el Regimien-to
Fijo de Cuba obligarán al Coronel de este cuerpo, Felipe Carlos
del Cotarro, a solicitar el establecimiento de una bandera en Gran
Canaria a cargo de Vicente Sierra con una partida de 2 sargentos, 3
cabos y 17 soldados 57.
Por lo tanto, se concentrarán a partir del 26 de septiembre de 1991
dos ';anderas de rec!Uta er, Canarias. c=r, e! =bjetir9 & cGnseguir isjr-ños
para los cuerpos de Cuba. La primera será la del Primer Regimiento
Fijo de La Habana a cargo de José Antonio Herrezuelo con base en
Tenerife y la del Segundo Regimiento Fijo de Cuba que se localizará
definitivamente en la misma isla a cargo de Vicente Sierra.
Los documentos consultados hasta este momento no aportan nin-gún
dato suhe el íiúmero de alistados para estos cüeri;os dU:ar,:e 1791,
aunque sabemos que se le concedera prórroga por un año para que
continuen con el reclutamiento.
248 José Antonio Sánchez Suárez
Gracias a las informaciones de Vicente Sierra sobre el estado de la
recluta en los meses de enero, marzo y abril podemos saber que el nú-mero
de reclutas se elevara a 21, distribuyendose por islas de la siguien-te
forma: Gran Canaria 9, Tenerife 3, La Gomera 4, La Palma 3, El
hierro 2 58, aunque desconocemos la distribución de otros meses.
Por lo que se refiere a la recluta llevada a cabo por José Antonio
Herrezuelo únicamente sabemos que el 22 de junio de 1792 parten en
el Bergantín «Santísimo Cristo de Dolores», de José Abreu y cuyo
tonelaje era de 64 toneladas, un soldado y 24 reclutas 59.
La guerra con Francia provocará que el Comandante General de
Canarias suspenda el 30 de abril 1793 las dos banderas establecidas,
basándose en la Real Orden del 8 de Agosto de 1781 que recogía la
interrupción de la recluta llevada a cabo por Rafael Contador mien-tras
durase la guerra. Además se obligaba a los oficiales de las parti-das
a sentar plaza junto con sus hombres en Santa Cruz de Tenerife
por la escasez de tropa que tenía esta localidad para su defensa 60. Por
esta razón los oficiales de ambas partidas mostrarán sus quejas en los
informes remitidos a la Corte donde se' dejaba claro la importancia
que tenían estas banderas de recluta para completar los cuerpos fijos
de Cuba, halagándose las ventajas que tenía Canarias frente a otras
zonas como el Reino de Méjico.
«El Regimiento de Cuba .... prefirio permanecer con alguna
baxa a su fuerza interin S.M. se dignava a aprobar el estableci-miento
de la vandera en Canarias ... Los primeros ensayos han
correspondido bien a nustra esperanza y calculo de los doscien-tos
hombres que recivido mi regimiento antes de mi propartida
de la Habana ... » 61.
Ante esta situación se ordena continuar con las banderas de re-cluta
62, que vuelven a inciarse el 21 de marzo de 1795.
Por las noticias remitidas por los oficiales de la bandera de reclu-ta,
e! Cnmandante Genera! de Canarias ~01verá a ordenar !a reunih
de todas las partidas en Santa Cruz de Tenerife, aunque en esta oca-sión
no suspende la recluta, en noviembre de 1796 ante la declaración
de guerra con Inglaterra, lo que planteaba los mismos inconvenientes
para el reclutamiento. Las diferentes suspensiones de las reclutas ha-bían
impedido, según sus encargados, realizar entre 190 a 200 alista-mientos
por cada cna de !as dos partidas 63.
De igual forma se recogen las dificultades puestas por las autori-dades
canarias para el reclutamiento de milicianos, por lo que se so-
Canarias en los cuerpos fijos de América. 1775-1 798 249
licita se puedan reclutar a éstos con la única formalidad de comuni-cárselo
al coronel de milicias después de sentar plaza, pues si no se
dificultaba el alistamiento ante el escaso número de personas que no
eran milicianos.
c.. por que cuasi todos los avitantes de esta Yslas estan alis-tados
por ser trece los regimientos de Milicias sin las varias
Compañias de Artilleros que hay en las provincias no se usa del
sorteo, y por lo mismo es un corto el número el que queda para
poderse reclutar con franqueza» 64.
Entre los perjuicios que se le provocaba a la recluta se manifesta-rá
el alto índice de licencias para poder embarcar como pasajeros para
Am6 r i r n n r n t ~ c t n n d nI n c n f i r i a l e c d e r ~ r l i i t an nrniip 1796 se hu- "rn' r*Y.-Y.-A'-.V r-'Y-'
biera permitido emigrar a ochocientos hombres 'j5.
En 1798 Pedro del Castillo, quien había sustituido a Pedro Herre-zuelo
en 1793, planteará la imposibilidad de trasladar a 41 reclutas
por estar suspensa la navegación a causa de la guerra y por hallarse
con escasos fondos, que únicamente cubrían el alimento, debido a lo
cuai solicita poder trasiaciar a estos reclutas en barcos de correo y que
se pueda hacer cargo de los gastos la tesorería de Canarias o de La
Habana 66.
El número de reclutas que se alistan para el regimiento fijo de La
Habana desde 1788 hasta 1798 se eleva a 361 personas, según los da-tos
que hemos obtenido hasta ahora, no obstante no descartamos au-mente
con la consulta de nueva documentación. Por otro lado, esta
cifra puede verse incremedada con otros estudios que profundicen
hasta la fecha de conclusión de dicha bandera de recluta, que posi- A
blemente se prolongue hasta el siglo XIX.
EVOLUCIÓN DEL TRASLADO DE RECLUTAS AL CUERPO
FIJO DE LA HABANA EN 1788
Tipo de Navío
Fragata
Fragata
Bergantín
Bergantín
Nombre del Barco
S. Iruncisc~ Asis
Purísima Concepción
N. S. Rosario
Marqués de Branciforte
Capitán
Yn.o-L.I.II;v +- LD.;1-y,V.I1IL
Roberto Madan
José Machín
Francisco Betancurt
Reclutas
!!
62
9
7
250 José Antonio Sánchez Suárez
EVOLUCI~N DEL TRASLADO DE RECLUTAS AL CUERPO
FIJO DE LA HABANA EN 1789
, Tipo de Navío ( Nombre del Barco 1 Capitán ( Reclutas
Fragata
Balandra
Bergantín
Bergantín
Bergantín
San José
Jesus, José y María
S. Cristo de los Dolores
N. S Rosario
Jesús Nazareno
Gregorio Zugasty
Cristóbal García
José Cabrera
José Machín
Alonso Ríos
m
EVOLUCIÓN DEL TRASLADO DE RECLUTAS AL CUERPO
FIJO DE LA HABANA EN 1790 E
O
n
Capitán
Fco. Betancurt
Esteban Montillo
Tipo de Navío
Bergantín
Bergantín
Fragata
-
=
Nombre del Barco Reclutas 1 m
Marqués de Branciforte
N. S. de la Concepción
N. S. del Carmen
6
24
10
O
E
E
2
=E
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sobre la admisión de milicianos a los ejércitos.
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de O'Reilly.
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Conde de O'Reilly.
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-.. :.. J.. 1- P - Z - J - yuca uc ia Laiiaua.
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12. A.G.S. Secretaría de Guerra, Leg. 7248, Exp. 2, fol. 27. Carta del Marqués
de Branciforte al Conde de Guasa.
13. A.G.S. Secretaría de Guerra, Leg. 7248, Exp. 2, fol. 32. Carta de Pedro
Catalán al Conde de Guasa.
14. A.G.S. Secretaría de Guerra, Leg. 7248. Exp. 2, fol. 33, Carta del Marqués
de Biancifurie ai Cuiide de Güasa.
15. A.G.S. Secretaría de Guerra, Leg. 7248, Exp. 2, fol. 28. Carta de Pedro
Catalán al conde de Guasa.
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Canarias en los cuerpos jijos de América. 1775-1 798 253
17. A.G.S. Secretaría de Guerra, Leg. 7.200, Exp. 4, fol. 204. Minuta de Real
orden al Gobernador y Capitán General de Caracas.
18. A.G.S. Secretaría de Guerra, Legajo 7200, Exp. 4, fol. 205 r-v. Minuta de
Provisión minesterial.
19. A.G.S. Secretaría de Guerra, Leg. 7.200, Exp. 4, fol. 208. Carta del Mar-qués
de Branciforte a José de Gálvez.
20. A.G.S. Secretaría de Guerra, Leg. 7.200, Exp. 4, fol. 216. Minuta de Real
orden al Comandate General de Canarias.
21. A.G.S. Secretaría de Guerra, Leg. 7.200, Exp. 4, fol. 216. Minuta de Real
Orden al Comandante General de Canarias.
22. A.G.S. Secretaría de Guerra, Leg. 7.200? Exp. 4, fol. 216. Minuta de Real
orden al Comandante General de Canarias.
23. A.G.S. Secretaría de Guerra, Leg. 7.200, Exp. 4, fol. 217. Carta del Mar-qués
de Branciforte a José de Gálvez.
24. A.G.S. Secretaría de Guerra, Leg. 7.200, Exp. 4, fol. 220. Carta de Pedro
de la Rosa a José de Gálvez.
25. A.G.S. Secretaría de Guerra, Leg. 7.200, Exp. 4, fol. 222. Carta de Pedro
de la Rosa al Marqués de Sonora.
26. A.G.S. Secretaria de Guerra, Leg. 7.200, Exp. 4, foi. 226. ivíinuta de Reai
orden al Comandante de Canarias.
27. A.G.S. Secretaría de Guerra, Leg. 7.200, Exp. 4, fol. 227. Carta de Pedro
de la Rosa al Marqués de Sonora.
28. A.G.S. Secretaría de Guerra, Exp. 7.200, Exp. 4, fol. 233. Carta de Pedro
de la Rosa al Marqués de Sonora.
29. A.G.S. Secretaría de Guerra, Leg. 7.200, Exp. 4, fol. 221. Carta del Manuel
González al Marqués de Sonora.
30. A.G.S. Secretaría de Guerra, Leg. 7.200, Exp. 4, fol. 229. Carta de Pedro
Lerena al Marqués de Sonora.
31. A.G.S. Secretaría de Guerra, Leg. 7.200, Exp. 4, fol. 223. Carta de Pedro
de la Rosa al Marqués de Sonora.
32. A.G.S. Secretaría de Guerra, Leg. 7.200, Exp. 4, fol. 219. Carta de Pedro
de la Rosa a José de Gálvez.
33. A.G.S. Secretaría de Guerra, Leg. 6848, Exp.32, fol. 156. Extracto de expe-diente.
34. A.G.S. Secretaría de Guerra, Exp. 7.200, Exp. 4, fol. 237. Carta de Bartolomé
de Casabuena a Antonio Valdés.
35. A.G.S. Secretaría de Guerra, Leg. 7.200, Exp. 4, fol. 243. Carta de Juan
Guillermo a Antonio Valdés.
36. A.G.S. Secretaría de Guerra, Leg. 7.200, Exp. 4, fol. 241. Minuta de Real
orden a: C-ob~inx!~d; e Cu:ucas.
37. A.G.S. Secretaría de Guerra, Exp. 7.200, Leg. 4, fol. 248. Carta de Pedro
de la Rosa a Antonio Valdés.
38. A.G.S. Secretaria de Guerra, Leg. 7.200, Exp. 4, fol. 250. Carta de Juan
Guillermo a Antonio Valdés.
39. R AM~ NL., J.: «La bandera de recluta del batallón veterano de Caracas en
las Islas Canarias (1785-88)~. A.E.A., 23, pp. 185-203.
AG. A.G.!., Indiferente Genera!, Ieg 3109 A* s/f. Carta de José de Ezpeleta al
Marqués de Sonora.
41. A.G.I. Indiferente General, Leg. 3109 A. s/f. Carta de José de Ezpeleta al
Marqués de Sonora.
254 José Antonio Sánckez Suárez
42. A.G.I. Indiferente General, Leg. 3109 A, s/f. Instancia de Matías Armona.
43. A.G.I. Indiferente General, Leg. 3109 A, s/f. Instancia de Matías Armona.
44. A.G.I. Indiferente General, Leg. 3109 A, s/f. Instancia de Matías Armona.
45. A.G.I. Indiferente General, Leg. 3109 A, s/f. Minuta de Real Orden al Go-bernador
de La Habana.
46. A.G.I. Indiferente General, Leg. 3109 A, s/f. Carta del Marqués de Branciforte
a Antonio Valdés.
47. A.G.S. Secretaría de Guerra, Leg. 6848, Exp. 32, fol. 158. Carta de Antonio
Crespo a Antonio Valdés.
48. A.G.S. Secretaría de Guerra, Leg. 6848, Exp. 32, fol. 162. Carta de Antonio
Crespo a Antonio Valdés.
49. A.G.S. Secretaría de Guerra, Leg. 6848, Exp. 32, fol. 164. Carta de Antonio
a Antonio Valdés.
50. A.G.S. Secretaría de Guerra, Leg. 6848, Exp.32, fol. 179. Carta de Pedro
Lerena a Antonio Valdés.
51. A.G.S. Secretaría de Guerra, Leg. 6848, Exp. 32, fol. 178. Minuta de Real
orden a Antonio Crespo.
52. A.G.S. Secretaría de Guerra, Leg. 6848, Exp. 32, fol. 180. Carta de Antonio
Crespo a Hnronio Yaiaés.
53. A.G.S. Secretaría de Guerra, Leg. 6848, Exp. 32, fol. 172. Carta de Bartolomé
de Casabuena a Antonio Valdés.
54. A.G.S. Secretaría de Guerra, Leg. 6848, Exp. 32, fol. 200. Carta de José
Antonio Herrezuelo al Marqués del Campo de Alanga.
55. A.G.S. Secretaría de Guerra, Leg. 6848, Exp. 32, fol. 201. Relación de re-clutas
y oficiales embarcados.
56. A.G.S. Secretaría de Guerra, Leg. 6848, Exp. 32, fol. 199. Minuta de carta
dirigida a Lerena.
57. A.G.S. Secretaría de Guerra, Leg. 6848, Exp. 32, fol. 204. Instancia de Fe-lipe
Carlos del Cotarro.
58. A.G.S. Secretaría de Guerra, Leg. 6848, Exp. 32, fols. 213, 217, 219, 220.
Relaciones sobre el estado de la recluta.
59. A.G.S. Secretaría de Guerra, Leg. 6848, Exp. 32, fol. 223: Carta de Antonio
Herrezuelo a Conde del Campo de Alanja.
60. A.G.S. Secretaría de Guerra, Leg. 6848, Exp. 32, fol. 229. Copia de infor-me
del Comandante General de Canarias.
61. A.G.S. Secretaría de Guerra, Leg. 6848, Exp. 32, fol. 234. Carta de Martín
Ugarte a Campo Alange.
62. A.G.S. Secretaría de Guerra, Leg. 6848, Exp. 32, fol. 239. Minuta de Real
orden.
63. A.G.S. Secretaria de Güeiio, k g . 6859, Cxp. 188, fui. 373. Sarta dei Son-de
del Mopon a Juan Manuel Albarez.
64. A.G.S. Secretaría de Guerra, Leg. 6859, Exp. 100, fol. 372. Carta del Con-de
Mopon a Juan Manuel Albarez.
65. A.G.S. Secretaría de Guerra, Leg. 6859, Exp. 100, fol. 100. Carta del Con-de
de Mopon a Juan Manuel Albarez.
66. A.G.S. Secretaría de Guerra, Leg. 6882, Exp. 36, fol. 248. Carta de Pedro
de C~sti!!a a Pmn Mufi~e! A!vür,;ez.