BOTIJAS EN YACIMIENTOS ARQUEOL~GICOS
SUBACUÁTICOS DE LAS ISLAS CANARIAS. UNA FUENTE
COMPLEMENTARIA PARA EL ANÁLISIS DEL
COMERCIO CANARIO-AMERICANO
El interés de la arqueología subacuática como fuente complementa-ria
para el estudio del comercio canario hacia América no ha sido valo-rado
en su justa medida, a pesar de que se encuentra en una fase aún
incipiente.
Es& r m u de !u urq~ee!egia ~ b r e!a p~sihilidadd e cmstrüsta: en e!
futuro, a partir de excavaciones submarinas, tanto el contenido de las
cargas declaradas, como de servir para cuantificar las mismas cuando
carecemos de fuentes para determinados periodos, y particularmente,
puede ser una sugestiva vía para analizar la presencia del contrabando
hacia América.
Aún cuando los materiales orgánicos suelen desaparecer mayoritaria-mente
en los pecios subacuáticos, sí se conservan bajo el agua los reci-pientes
cerámicos que eran parte de los cargamentos, tal como vienen
reseñados en los pocos inventarias detallados que disponemos (Morales
Padrón, 1955: 320-328).
El objetivo de nuestra comunicación es tratar de contrastar la infor-macion
actualmente disponible sobre el tráfico comercial hacia América
con los datos procedentes de las botijas o anforoides recuperados en las
Islas Canarias, con la salvedad que en ningún caso se trata de piezas
procedentes de pecios concretos sobre los cuales conozcamos las fechas
de sus hundimientos, sino que se trata de recuperaciones aisladas en
distintos puntos del litoral canario, generalmente asociadas a las inme-diaciones
o interior de puertos y ensenadas.
542 Gabriel Escribano Cobo - Aifredo Mederos Marrín
CONTINUIDAD Y DISCONTINUIDAD EN EL TRÁFICO CANARIO-AMERICANO
Las principales oscilaciones en el regimen comercial canario-ameri-cano
vienen determinadas por los guerras en las que se ve envuelta
España con otros estados europeos (tabla l), que afectan al tráfico con
América a través del apresamiento de buques bajo el régimen de
corsarios o piratas y en ocasiones obligan a introducir modificaciones a
la reglamentaci6n comercial, siendo la Guerra de Sucesión española y
las condiciones del Tratado de Utrech el ejemplo más claro en deterrni-nar
el cambio del régimen comercial a Indias en 1718.
TABLA 1
CONFLICTOMSIL ITARES ENTRE ESPANAY OTROS ESTADOESU ROPEOS
ENTRE LOS SIGLOS XVI-XVIII
GUERRA
l." guerra en Italia
2." guerra en Italia
3.a guerra en Italia
4.a guerra en Italia
1.Werra con Francia
2." guerra con Francia
3.a guem con Francia
4." guerra con Francia
Guerra de Esmalcalde
Guerra con Francia
Gu-na ron Francia
Guerra de la Independencia
holandesa
Liga Santa
Guerra de los tres E ~ q u e s
Armada Invencible
Guerra con Inglaterra
CONTRINCANTES
Francia
Francia
Venecia
Francia
Francia, Venecia, Suiza
Francia
Francia
Francia, Turquía,
Dinamarca, Suecia
Liga alemana de Esmalcalda
Francia
Frrniir
Holanda
Turquía
Francia, Holanda,
Inglaterra (1587)
Inglaterra
Inglaterra
Inglaterra
Botijas en yacimientos arqueológicos subacuáticos de las Islas ... 543
Guerra de los Treinta Años
La Guerra de Restauración
portuguesa
2.%uerra de Restauración
3.querra de Restauración
Guerra de Devolución.
1 a c,,,- ,,, T ; ~ ~ ~ ~ ; ~
1. UU%,IIU CVII I LUllilU
2." Guerra con Francia
3.a Guerra con Francia
herra de la Sucesión española
española
Guerra en Italia
Guerra con Inglaterra
Guerra de Sucesión polaca
Guerra de Sucesión austriaca
Guerra de los Siete Años
Guerra con Portugal
Guerra con Inglaterra
1." Guerra de Coalición
Guerra con Inglaterra
Guerra de las Narajas
Guerra con Inglaterra
(1756 neutral) 1761-1763
Liga alemana y Bohemia,
lolanda (1621), Francia (1626)
Inglaterra (1626), Dinamarca
(1626), Suecia (1630),
Francia (1635)
Portugal, Francia, Inglaterra
Portugal, Francia, Inglaterra
Portugal, Inglaterra
Francia
Francia
Francia
Inglaterra, Holanda,
Austria, lmperio Germánico,
Prusia, Hunnovrr,
'ortugal (1703), Saboya (1703)
Inglaterra, Francia,
Holanda, Austria
Inglaterra
Austria
Austria, Inglaterra,
Holanda, Hannover,
Sajonia, Saboya, Rusia
Inglaterra, Portugal,
Pnlsk Hannover
Portugal
Inglaterra
Francia
Inglaterra
Portugal
Inglaterra
En segundo lugar, la ausencia de una autorización comercial a per-petuidad
desde Canarias hacia América, genera una continuada norma-
544 Gabriel Escribano Cobo - Agredo Mederos Martín
tiva de Reales Cédulas en las cuales se introducirán permanentes modi-ficaciones
al régimen comercial (tabla 2).
Tras una fase inicial de práctica libertad comercial hacia América
en la primera mitad del S. XVI, la situación comienza a modificarse con
la instauración de un monopolio más rígido, no sólo derivado de la
necesidad de un mayor control impositivo para reducir el contrabando,
sino como consecuencia del comienzo de ataques de piratas y corsarios
en aguas canarias y americanas. La imposición de un sistema de flotas
en 1561 a Nueva España y 1564 a Tierra Firme hasta 1740, y la instau-ración
de Jueces de Registro en La Palma (1564) y poco después en
Tenerife y Gran Canaria (1566), son pasos en el mismo sentido, que
culminan en la obligación a los navios canarios que ir y regresar dentro
del sistema de flotas en 1572.
La tónica dominante en los memoriales oficiales canarios dirigidos
a la corona será la lucha permanente para la obtención de permisos de
comercio con América a perpetuidad, frente a las autorizaciones de va-rios
años otorgadas desde la corte, ya que éstas exigían continuos gas-tos
de tiempo y dinero en desplazamientos, gestiones, periodos de blan-co
desde la autorización hasta la llegada de la comunicación oficial de
!a mima, etc.
Sin embargo, dado que Canarias es un punto de obligado contacto
en la ruta hacia América para encontrar refugio y realizar reparaciones,
aguada, aprovisionamiento de alimentos frescos, etc., las islas serán a
partir del último cuarto del S. xvi hasta el primer cuarto del S. XVIII
las únicas autorizadas a romper el monopolio sevillano, lo que creará
una continuada rivalidad con los comerciantes de dicha ciudad que per-manentemente
enfatizarán el contrabando realizado desde las islas.
En este sentido, aunque siempre se insistirá en los memoriales ele-vados
a la corte sobre los efectos perjudiciales del régimen de monopo-lio,
la élite comercial de las islas se beneficiará del mismo, pese a las
restricciones en el tonelaje máximo desde 1612 hasta 1772, porque el
régimen de flotas posibilitaba enviar navíos sueltos legal o ilegalmente
que alcanzaban los mercados indianos cuando estaban faltos de mercan-cías
y generaban suculentos beneficios. Paralemente, se permitió el ac-ceso,
y relativa reserva por el régimen de monopolio, de algunos codi-ciados
mercanos como el venezolano para adquirir el cacao hasta
1780-89.
Los propios condicionantes insulares impusieron siempre un núrne-ro
restrigido de mercancías que oferta, básicamente vino y aguardien-te,
que también utilizaron como medio de transporte las botijas objeto
de nuestro análisis. Y pese a que los vinos canarios se orientaron
Botijas en yacimientos arqueológicos subacuáticos de las Islas ... 545
mayoritariamente hacia Europa, los contínuos conflictos militares en los
que se vió envuelta España cortaban a menudo muchos mercados, par-ticularmente
el inglés, y además el resto de la producción que no con-taba
con autorización para ser exportada necesitaba encontrar mercados.
Los cantidades permitidas a exportar a América desde 1612, converti-das
a pipas de vino, resultan ridículas en relación con la producción,
1000 pipas (500 Tm), 1200 pipas (600 Tm), 1400 pipas (700 Tm) o 2000
pipas (1000 Tm).
No obstante, el verdadero negocio, por el mayor precio y menor peso
de los géneros junto a una mayor tasa de beneficios, fue siempre la
reexportación de productos manufacturados, bien en la Península Ibéri-ca,
bien en Europa. Las limitaciones impuestas por la Casa de Contra-tación
que sólo permitía exportar géneros producidos en las islas des-emb~
cuba ineíitzh!emenk en !u nrcesiduc! de! cent_rahande.
En cierto modo, el contrabando resultó ser una necesidad, y por ello
fue practicado por todos los estamentos de la sociedad canaria y era
relativamente transigido por la autoridad real mientras se realizase dis-cretamente.
A cambio, Canarias importará productos americanos de gran valor
como paio campeche ciei yucatán y paio brasii de Santo Eomingo o Suba
en el S. XVI; cacao venezolano y azúcar cubano, portorriqueño y de Santo
Domingo en el S. XVII; o cacao, tabaco cubano y moneda de plata mexi-cana
en el S. XWI.
Será esta función de intermediación con los mercados americanos la
que realmente atraerá a los comerciantes europeos a Canarias, como
paralelamente, y a mayor escala, los atrajo a Sevilla y Cádiz. A las is-las
transportarán productos manufactuados y en ellas obtendrán vinos
canarios y productos americanos de elevado coste y difícil acceso en
otros mercados.
Tal como Gimerá Ravina (1985: 420-421, 424) ha correctamente
enfatiztr'n, lis cnmerciñntes can"'.ns defendieron la reinstauracilín del
sistema de flotas hacia Nueva España desde 1754. Pero las Islas Cana-rias,
inicialmente afectadas por la generalización de registros sueltos de
barcos desde España en 1749, y después penalizadas en 1765 y 1770
que les privó temporalmente de los mercados de La Habana y Campeche,
una vez fueron autorizadas en 1772, tras innumerables protestas, fueron
incapaces de competir eri régi~iieñ abierto con üiíüs puertos liiás diná-micos
de la Península Ibérica, que reducían los beneficios de las ventas
por la continua arribada de embarcaciones desde distintos puertos pe-ninsulares.
546 Gabriel Escribano Cobo - Alfredo Mederos Martin
TABLA 2
VARIACIONEDSE LA NORMATIVA SOBRE EL COMERCIO
HACIA AMÉRICA EN CANARIASY LA PEN~NSULIABÉ RICA
Cádiz
Sevilla
La Palma
Tenerife
Cartagena, Málaga, Cádiz, Bayona, La Coruña,
Avilés, Laredo, Bilbao, San Sebastián
Tenerife
1 - T---LC- n--- n--"L- 1 " n ----A ~a raiiiia, ierieiiie, uiui uiidiia, ~e uuiiieid,
Lanzarote, Fuerteventura
La Palma, Tenerife, Gran Canaria, La Gomera.
Lanzarote, Fuerteventura
Tenerife, La Palma
Tenenfe, La Palma
La Paima, ieneriie
Tenerife, La Palma
Tenerife, La Palma, Gran Canana, Fuerteventura
La Palma, Tenerife, Gran Canaria, La Gomera,
El Hierro, Lanzarote, Fuerteventura
Tenenfe
La Palma, Tenerife, Gran Canaria, La Gomera,
El Hierro, Lanzarote, Fuerteventura
prohibición total
prohibición Nueva España, Yucatán (Campeche),
Honduras y Campeche
prohibición Nueva España, Campeche, Honduras,
La Habana, Caríagena, Santa Marta, Río de la Hacha
herife (500 Tm), La Palma (300), Gran Canaria (200)
Total (1000 Trn)
Tenerife (300), La Palma (200), Gran Canaria (100)
Total (600 Tml
Tenerife (250), La Palma (175), Gran Canaria (75)
Total (500 Tm)
Tenerife (300), La Palma (204, Gran Canaria (100)
Total (600 Tm)
Botijas en yacimientos arqueológicos subacuáticos de las Islas ... 547
Tenenfe (250). La Palma (180), Gran Canaria (70)
Total (500 Tm)
Tenenfe (250), La Palma (150), Gran Canaria (100)
Total (500 Tm)
Tenenfe (1001180), La Palma (120), Gran Canaria (80)
Total (300 Tm). Según Peraza (1952: 59)
en 1626 son 600 Tm
Tenerife (142), La Palma (94), Gran Canaria (64)
Total (300 Tm). Según Peraza (1952: 57, 59)
en 1627-29 son 700 Tm
Tenenfe (400), La Palma (200), Gran Canaria (100)
Total (700 Tm)
prohibición total
Tenerife (3501400), La Palma (232/200), Gran
Lararia (i i8íiKj. Toiai (7% Tmj. Pruhhición
a Campeche, Honduras y La Habana
prohibición a Campeche y Honduras
Tenenfe (600), La Palma (300), Gran Canaria (100)
Total (1000 Tm)
Tenenfe (300), La Palma (200), Gran Canaria (100)
Total (600 Tm)
Tenerife (600), La Palma (250), Gran Canaria (150)
Total (1000 Tm)
Cádiz. Traslado de la Casa de la Contratación
prohibición total
548 Gabriel Escribano Coba - Alfredo Mederos Martín
8-11-1765 (Islas de Barlovento)
23-3-1768 (Luisiana)
5-7- 1770 (Campeche)
24-7-1772
28-2-1789 [Caracas y Veracruz
(Nueva España)]
- - -
Tenerife (600), La Palma (250), Gran Canaria (150).
Autorización a Trinidad de la Guayana (50),
Cumaná (50), Caracas (200), San Juan de Puerto
Rico (SO), Santo Domingo (SO), La Habana (300),
Campeche (300). Total (1000 Tm)
autorización a Maracaibo (50) y supresión de Trinidad
ampliación de 100 Tm a La Palma hasta (350) y
100 Tm a Gran Canaria hasta (250)
autorización a Buenos Aires (250 Tm)
prohibición a Buenos Aires
autorización de 25 Tm más a Caracas
Cesión de 50 Tm de La Palma a Gran Canaria,
ainora ambas con Tm cada una
Barcelona, Alicante, Cartagena, Málaga, Cádiz,
Sevilla, La Coruña, Gijón, Santander
Tenerife, La Palma, Gran Canaria. Autorización a
Trinidad, Cumaná, Caracas, Maracaibo, Islas de
Barlovento (Puerto Rico, Santo Domingo, Cuba),
Campeche y Luisiana
Vigo
Tortosa, Palma de Mallorca, Almería. Nuevo
reglamento de aranceles en Barcelona, Alfaque de
Tortosa, Palma de Mallorca, Alicante, Cartagena,
Almería, Málaga, Cádiz, Sevilla, Tenenfe,
La Coruña, Gijón, Santander
Tenerife. Autorización a Buenos Aires
(Río de la Plata), Chile y Perú
Barcelona, Alfaque de Tortosa, Palma de Mallorca,
Alicante, Cartagena; Almería, Málaga, Cádiz, Sevilla,
Tenerife, Vigo, La Coruña, Gijón, Santander
De acuerdo con las diferentes clasificaciones actualmente disponibles
(Goggin, 1960; Zunzunegui, 1969; Deagan, 1987; Amores y Chisvert,
1993; Marken, 1994) conocemos tres grandes formas, oval, globular y
Botijas en yacimientos arqueológicos subacuáticos de las Islas ... 549
cónica. Las ovales (formas A y C de Goggin, Deagan, Amores y
Chisvert; tipo A y C de Marken; forma 2 ovoidea de Zunzunegui) tie-nen
capacidades de alrededor de 15.5-18.75 litros, o sea una arroba y
cuarta, habiéndose encontrado en Lanzarote, Fuerteventura, Gran Cana-ria
y Tenerife, siendo utilizadas de acuerdo con Zunzunegui (1969: 15)
para transportar principalmente vino, y más ocasionalmente vinagre,
alcaparras o aceitunas.
Las globulares (forma B de Goggin, Deagan, Amores y Chisvert; tipo
B de Marken; forma 3 esferoidal de Zunzunegui), a veces vidriadas al
interior, y con volúmenes de 5.5 a 6.5 litros proceden de Lanzarote,
Fuerteventura y Tenerife. En general, se dividen en dos variantes, no
vidriadas, con capacidad de media arroba, ca. 6.28-7.5 litros, siendo
contenedores de aceite de oliva. Un segundo tipo, vidriadas interiormente,
con capacidad de un tercio de aiíoba, cü. 5-5.38 !i:ros, seriaii destina-das
al transporte de aguardiente.
Finalmente, las cónicas (forma D de Goggin, Deagan, Amores y
Chisvert; tipo C de finales del S. XVIII de Marken; forma 4 de peonza
de Zunzunegui), cuentan con capacidades variables entre 1.5 y 5 litros,
aunque la media más habitual es el azumbre, en torno a 2 litros, ha-biendo
sido iocaiizadas en Lanzarote, Gran Canaria y 'lenerife. A.
Zunzunegui (1969: 17) apunta el empleo de las mismas para transportar
miel, y,les otorga una cronología exclusivamente del S. XIX.
Respecto a la cronología de las botijas o anforoides, la misma fue
fijada con cierta precisión en la primera sistematización de Goggin
(1960), en base a excavaciones arqueológicas en yacimientos terrestres
y subacuáticos del área circum-caribeña. En un trabajo posterior sobre
la cerámica majólica (Goggin, 1968), en su glosario terminológico in-troduce
modificaciones a las bandas cronológicas a sus series inicial,
medio y final, mientras una síntesis de ambas es presentada Deagan
(1987) en la más reciente sistematización sobre la cerámica colonial
españe!a en e! Caribe y F!mirla (tah!a 3).
TABLA 3
PRIMERAPSR OPUESTAS CRONOLOGICAS DE LAS BOTIJAS O ANFOROIDES
DEAGAN(1 987)
1493-1570
156.5-177011800
178011800-1850
FASES
Inicial (A = Cantimplora)
Medio (A, B, C)
Final (A, B, C, D)
Fuentes: Goggin (1960: 23-24 y 1968: 228) y Deagan (1987: 33-34).
GOGGIN(1 960)
1500-1575180
156211600-175011800
1780-1850
GOGGIN(1 968)
1493-1575
1575-1700
1700-1830
550 Gabriel Escribano Cobo - Aijredo Mederos Marrín
No obstante, en la primera mitad de los años noventa se han publi-cado
dos estudios que amplían signifícativamente el corpus documental
sobre cerámicas históricas en Andalucía Occidental y el Caribe, intro-duciendo
por primera vez estrategias de investigación complementarias
para ambas orillas del Atlántico entre autores españoles y norteamerica-nos,
frente a la tradicional dependencia en la cronología de la cerámica
histórica andaluza y canaria de los estudios realizados en América.
Por una parte, Amores y Chisvert (1993) han aportado la más com-pleta
seriación de cerámica doméstica, almacenamiento, industrial y de
transporte en Sevilla entre los S. xv-xv111, mediante el análisis de la loza
quebrada utilizada como relleno de bóvedas procedente de 19 edificios
en Sevilla, que se revela como la alternativa más adecuada para obtener
series completas de vasos y ayudan a un encuadre cronológico relativa-
-m.e-n-te- -p-o-c irg & 12s mj cml c .
Por otra parte, Marken (1994) ha afrontado el análisis de la cerámi-ca
transportada por 15 pecios subacuáticos hundidos mayontariamente
en aguas del Caribe entre 1554 y 1768, ayudándose además de otro
posiblemente de la primera mitad del S. xvi, aún en una fase prelimi-nar
de estudio, y uno hundido en Australia Occidental en 1839, con una
y tres 'ooíijab conipieias respecíivamenie. iviuchos de estos pecios, ios
principales ya utilizados por Deagan (1987: 16- 18) aportan fechas con-cretas
de su hundimiento que ayudan a un mejor encuadre temporal de
las series de botijas.
El elemento más significativo de ambas aportaciones, dentro de la
seriación cronológica de las botijas de transporte, ha sido que se ha
abandonado la estructuración escalonada inicialmente propuestas por
Goggin de fases inicial, media y final, para comenzar a construir una
cronología específica para cada variante de botija. Un dato particular-mente
interesante, es que si correlacionamos ambas propuestas (tabla 4),
manifiestan una clara homogeneidad cronológica (tabla 5), si exceptua-mos
el final del tipo B. que puede explicarse por la falta de pecios es-tudiados
por Marken correspondientes a la segunda mitad del S. XVIII.
Botijas en yacimientos arqueológicos subncuúticos de las Islas ... 55 1
TABLA 4
YACIMIENTOTESR RESTRES Y ACUATICOS QUE APORTAN LA CRONOLOGÍA
DE LAS BOTIJAS O ANFOROIDES EN SEVILLA(A MORESY CHISVERT, 1993: 272-273)
Y ÁREA CIRCUM-CARIBENA (MARKEN, 1994: 16-39)
Celdas O y P. Claustro de monjes. Cartuja de Sevilla
Capilla de Santa Catalina. Cartuja de Sevilla
Sala Capitular. Monasterio de San Isidoro del Campo. Santiponce
Sala Capitular. Cartuja de Sevilla
Abside. Iglesia de San Juan Bautista. Marchena
Capilla de la Virgen dela Antigua. Catedral de Sevilla
Claustro nuevo. Monasteno de San Isidoro del Campo. Santiponce
Presbiterio. Capilla de Maese Rodngo
Almacenes de Legos. Cartuja de Sevilla
pecio
pecios San Esteban, Espíritu Santo y Santa María de Yciar
Naves laterales. Iglesia de San Juan Bautista. Marchena
pecios Trinidad Valencera, El Gran Gnfón y Santa María de la Rosa
pecio
pecio San Pedro
Imcero Norte del Patio del Recibimiento. Hospital de las Cinco Llagas
Celdas Q, R y capilla. Claustro de monjes. Camija de Sevilla
pecio San Antonio
pecio Nuestra Señora de Atocha
Santa Ana María
Nave lateral derecha. Iglesia de la Trinidad
pecio Concepción
Patio de la Virgen. Antiguo Convento de los Terceros
pecio
Iglesia. Convento de San José. Cannona
Claustro e Iglesia. Antiguo Noviciado de San Luis
Bota de 1715
Bóvedas de arista. Iglesia del Salvador. Camona
Sevilla España 1525
Sevilla España 1500-1525
Sevilla España 1505-
152511550
Gran Bahamas 1500-1550
Bahama
Isla del U.S.A. 1554
idre. Texas
Sevilla España 1556
Escocia U.K. 1588
lemudas U.K. Fines S. xvi
iermudas U.K. 1596
Sevilla España 1550-1600
Sevilla España 1500-1600
iermudas U.K. 1621
Florida U.S.A. 1622
Cork Irlanda 1627
Sevilla España 16ZY
República 1641
Dominicana
Sevilla España 1600-1700
larbuda Antigua 1695
y Barbuda
Sevilla España 1650-1700
Sevilla España 1675-1725
Florida 1 USA. 1 1713 1 Sevilla España 1720
552 Gabriel Escribano Cobo - Alfredo Mederos Marfin
YACIMIENTO PROVINCIA
pecio Conde de Tolosa
pecio Nuestra Señora de Guadalupe l Flota de 1733
Bóvedas de cañón. Atarazanas de Sevilla
pecio El Nuevo Constante
Galerías de fachada. Antiguo Colegio de San Telmo
pecio The Elizabeth
Florida
Sevilla
Lousiana
Sevilla
Australia
Occidental
TABLA 5
ULTIMASPR OPUESTAS CRONOLÓGICAS DE LAS CANTIMPLORAS Y BOTIJAS
Cantimplora
Tipo A
Tipo B
Tipo C
Tipo D (finales tipo C
en Marken)
Tipo E
Fuentes: Amores y Chisvert (1993: 282-285) y Marken (1994: 129, 134,
137). La cronología inicial del Tipo E está aún por fijarse con ma-yor
detalle en lo referente al S. XVII.
Las denominaciones de los recipientes cerámicos en relación con los
textos es variable aunque en líneas generales la cantimplora o tipo A
inicial de Goggin es denominada en los textos como jarra escogiendo
Pleguezuelo y Sánchez Cortegana (1994: 1092) la denominación de ja-rra
comercial, mientras que Lister y Lister (1987: 132) o Amores y
Chisvert (1993: 282) prefieren la de cantimplora por su parecido con
12s acti'a!es peTfi! achatado -&pta&s al transpnrk individiial a la
cintura o caballo, que nosotros también preferimos.
Más unanimidad existe, actualmente, entre los investigadores españo-les
sobre la denominación de botija o botija perulera, quizás por el des-tacado
envío de las mismas hacia el Perú, para los recipientes de los ti-
Botijas en yacimientos arqueológicos subacuáticos de las Islas ... 553
pos A-D. Si bien Goggin (1960: 3-5 y 1968: 228) opta por la denomi-nación
de "olive jar" o jarra de aceite empleada por Holmes (1903: 129),
expresión cuyo uso ha continuado entre los investigadores norteamerica-nos
(Deagan, 1987: 31; Marken, 1994 41) e ingleses (Martin, 1979: 282).
Esta denominación siempre ha resultado incómoda para los autores
españoles por el valor actual de jarra y porque no trasportaban exclusi-vamente
aceite. Especialmente los arqueólogos han optado entre la de-nominación
de anforas (Diego Cuscoy, 1967: 8; García y Bellido, 1970:
197-198), particularmente en los momentos iniciales cuando no se dife-renciaban
claramente de las romanas, mientras posteriormente se intenta
individualizarlas bajo los términos de anforetas (Borges, 1966: 378),
anforitas (Álvarez Delgado, 1967: 199; Serra Rafols, 1970: 429), o
anforoides (Tejera y Balbín, 1983: 11; Delgado Baudet, 1985: 42). Más
recientemente, y en concordancia con los textos escritos, se ha optado por
la denominación de botija (Zunzunegui, 1969: 14; Amores y Chisvert,
iY93: 2Hj, que personaimente preferimos, o anadiendo el apelativo de
botija comercial (Pleguezuelo y Sánchez Cortegana, 1994: 1093).
No obstante, el más serio problema que afecta a la investigación
arqueológica respecto a los datos históricos ofrecidos por la documen-tación
escrita es la falta de una adecuada correlación entre los tipos
cerámicos A-D definidos entre las botijas, respecto a su concreta deno-minación
en la documentación escrita.
Así, por ejemplo, en 1551 se habla de botijas de aceite y miel herreña
junto a botijas peruleras vacias, de vino o de vinagre. En 1680 se men-cionan
más subtipos, botijas y botijuelas de aguardiente, botijas verdes
vidriadas de aguardiente y botijas verdes de aguardiente, y todas se re-fieren
al mismo producto (Morales Padrón, 1955: 320-328). Por el con-trario,
entre 1600-1725 coexisten los tipos A, B, C y E de Goggin y
Amores & Chisvert, y desconocemos si cada tipo tendría una denomi-nación
específica en la época.
Una notable aportación ha sido la de Lobo (1993) ofreciendo una
jerarquización de la capacidad de volúmen de los recipientes cerámicos
y de madera utilizados en el tráfico canario-americano, a partir de los
p r ~ t n c n~n!ta~ri~i!e r de Lis Pi!ms (tah!u 6).
TABLA 6
CAPACIDADM EDIA DE LOS CONTENEDORES L~QUIDOSU TILIZADOS
EN EL TRÁFICO CANARIO-AMERICANO EN EL S. XVI
Litros 7.5 15 22.5 53 159 212 480 583 (
Fuente: Lobo (1993: 41, 177).
554 Gabriel Escribano Cubo - Alfredo Mederos Martín
No obstante, Pleguezuelo y Sánchez Cortegana (1994: 1094) seña-lan
que la botija sevillana más frecuente es la b0ti~a de una arroba con
capacidad de 11.5 litros. Mientras García Fuentes (1980: 244) para el
periodo 1650-1700 apunta la capacidad de la botija en 1.25 arrobas o
sea 18.75 litros, si bien coincide con Lobo en la capacidad de la botija
perulera, esto es 1.5 arrobas o 22.5 litros. En este sentido, tanto Lobo
(1993: 40) como García Fuentes (1980: 243), admiten la presencia de
contradicciones en la documentación que obligan a tomar valores me-dios
o a redondear cifras.
Estos recipientes cerámicos, botijas y botijas peruleras serían utili-zadas
mayoritariamente por tripulantes, pasajeros, emigrantes o peque-ños
comerciantes para obtener pequeños beneficios de su venta, aunque
no debe descartarse que algunas de vino serían destinadas para su con-sumo
a bordo ya que el vino y el aceite formaban parte de la dieta a
be:&.
BOTIJAS O ANFOROIDES DE LAS ISLAS CANARIAS
Tras una exhaustiva revisión bibliográfica y de hemeroteca, tenemos
conocimiento de la publicación de referencias desiguales, al menos para
19 botijas o anforoides. De ellos, 11 corresponden a Tenerife, 4 a
Lanzarote, 2 a Gran Canaria, 1 a Fuerteventura y 1 a La Graciosa.
Además existen 3 más posibles en Lanzarote y 1 en Fuerteventura (ta-blas
7 y 9).
Esta pobre representación de botijas en Gran Canaria tiene su expli-cación
en la sistemática actuación de buceadores deportivos y profesio-nales,
quienes desvian a colecciones particulares los materiales extraidos,
mientras que en Tenerife han estado más controladas por investigadores
de la Universidad de La Laguna. La anómala ausencia en La Palma deri-va
de la falta de prospecciones subacuáticas en la isla, con puntuales ex-cepciones
de algunas realizadas en el puerto de Santa Cruz de La Palma.
En general, la aparición de los mismos desde 1965 coincide con la
aparición de la primera ánfora romana en el islote de La Graciosa en
septiembre de 1964 (Martín Díaz, 1964; Escribano y Mederos, e.p.). La
unánime atribución de las botijas al periodo romano (Serra Rafols, 1970)
incentivará la localización de los mismos, produciéndose hallazgos es-porádicos
en varias islas, Tenerife (Diego Cuscoy, 1967), Lanzarote
(Topham, 1967) o Gran Canaria (Álvarez Delgado, 1967).
Sin embargo, en 1970 coincidirán dos trabajos que pondrán en duda
la filiación romana de las botijas, propugnando García y Bellido (1970:
Botijas en yacimientos arqueológicos subacuáticos de las Islas ... 555
199) cronologías del S. xv-XVI y Pellicer (1970: 47) del S. XVII. Esta
conclusión, paradójicamente, reducirá el interés de la comunidad cientí-fica
por los mismos, al pasar de ser un vehículo para dilucidar el
poblamiento de las Islas Canarias, a simples recipientes del comercio
canario-americano en época moderna.
Salvando algún caso esporádico reflejado en la prensa, como una
botija hallada en Las Palmas (La Provincia, 1975: 5), no será hasta la
incorporación de A. Tejera a la Universidad de La Laguna en 1979 y la
formación del Club de Buceo de Santa Cruz de Tenerife en octubre de
1979 cuando se reanude el interés por la arqueología subacuática en las
Islas Canarias. Sin embargo, nuevamente, será la erronea valoración
como cerámica romana de los hallazgos, por parte de los buceadores,
lo que dispara el interés de la prensa por dichas investigaciones. Pre-sentados
en público en enero de 1980 (El Día, 1980: 1, 3), un día des-pués,
Tejera desmentirá dicha cronología en la prensa, asignándoles una
cronología de los S. xvr-XVIII, pero especificando claramente que "el
hecho de que se niegue el origen romano de las piezas (...) no significa
que éstas carezcan de interés" (García, 1980: 3).
Parte de las mismas será objeto de un estudio detallado por Tejera
y Balbín (1981 y 1983), donde se reafirmó una cronología entre 1575-
1800. La partida de Balbín como catedrático a la Universidad de
Santander y la mayor dedicación de Tejera hacia otras líneas de inves-tigación
marcarán otro periodo de transición, aunque se producirán pros-pecciones
puntuales en Tenerife, La Gomera y Lanzarote.
Estas investigaciones serán retomadas en 1985 por J. Delgado Baudet,
con dos campañas de estudio de materiales subacuáticos depositados en
el Museo del Castillo de San Gabriel y Depósito Municipal de Arrecife
(Lanzarote) y otra de prospección submarina en 1986 alrededor de Pun-ta
Papagayo (Lanzarote). Sin embargo, pese a este prometedor impulso,
sólo queda constancia de que se vuelven a publicar (Delgado Baudet,
1985) las fotos de varias cerámicas procedentes de los estudios de
Pellicer (1970) o Tejera y Balbín (1983), y en una aportación posterior
(Delgado Riiidet, 1987: 6-7) sim,n!emente !as fntns de 12 cerámiczs
depositadas en el Castillo de San Gabriel entre una serie de 134, de las
cuales 5 corresponden a botijas, pero tres de las cuales resultan irreco-nocibles
al haberse fotografiado (Ib., 1987: fot. 7) sólo sus bocas.
Tras la finalización del Proyecto de Investigación "Catalogación e
Inventariado de la Arqueología Submarina en Canarias" (1993) por G.
Ercrih~ne!, US más recientes zpmacimes cmesponde:: a dos croqüis a
mano alzada (Muñoz Amezcua, 1995: 616) de un anforoide del grupo
C y quizás otro del tipo B o E, enteros, procedentes de Caleta de Fuste
556 Gabriel Escribano Cobo - Alfredo Mederos Martín
(Fuerteventura) y que deben pertenecer a una colección particular, y a
publicación de la fotografía de dos botijas de Lanzarote, tras la toma de
muestra de las mismas, a fin de tratar de demostrar que no se trataba
de cerámica romana (Atoche et alii, 1995: 65-66).
TABLA 7
ANFOROIDEPSU BLICADOS DE LAS ISLAS CANARIAS
Punta de
Guadamojete,
Tenerife (1695)
(TF- 1085)
1 Islote del Amor,
Puerto de Arrecife,
Lanzarote (1967)
(LZ-A-85-31)
Puerto de la Luz
Gran Canana (1968)
Playa de San Andrés
Tenerife (1967-68)
(TF-1086)
Playa de Antequera
Tenerife (196?)
Club Náuiico, Puerto de
SIC de Tenenfe (196?)
Roque Bermejo,
Tenerife (196?)
(TF-93-22)
hn!a dt CrUhar,
Tenerife (196?)
(TF-93-21)
Avenida Mantima,
Puerto Las Palmas (1975
Punta de
1 Guadamojete, Te""'
A T R I B U ~ I ~ N
romana (D.C.)
antigua, romana
(S.R.)
S. xv-xvi (G.B.)
s. xix (D.)
romana (R. y G.B.)
antigua, romana
(S.R.)
S. XV-XV(IG .B.)
s. xvr1 (P.)
s. xix (D.)
antigua
antigua, romana
(S.R.)
s. xvr1 (P.)
s. xix (D.)
s. XVll
S. XVlI
s. xvi-xvii (P.)
s. xix (D.)
S. XVI-XVII
s. xix (D.)
medieval-renacentista
fines s. xvi-mitad
s. xix (T. & B.)
s. xix (D.)
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1970: 429, fig. 3; García y
Bellido, 1970: 197, fig. 4, Iám. 1;
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Sera Rifols, 1970: 429, fig. 6;
Pellicer, 1970: 46; Delgado
Baudet, 1985: 44-45
Pellicer, 1970: 46, fig. 2
Pellicer, 1970: 46-47
Pellicer, 1970: 47, 56, fig. 3;
Delgado Baudet, 1985: 42, 44,
fot. 2
Pellicer, 1970: 47: 56, fig. 4;
Delgado Baudet, 1985: 42, 44,
fot. 3
La Provincia, 1975: 5
Anónimo, 1980: fot. 6; Tejera y
Balbín, 1981: 11, Iám. IUl y
1983: 11, Iám. 1U1; Delgado
Baudet, 198: 44-45, fot. 5
Botijas en yacimientos arqueológicos subacuáticos de las Islas ... 557
Punta de
Guadamojete,
Tenerife (1980)
(TF-I O 8 1)
Costa de Guímar,
Tenerife (1980)
(TF- 1073)
Playa del Moro
Tenerife (1980)
Playa de Antequera,
Tenerife (1982)
(TF- 1072)
El Río, La Graciosa
(LZ-A-85-21)
Arrecife, Lanzarote
(1 t 3 bocas)
(LZ-A-85-30)
Caleta de Fuste,
uerteventura ( l t i l ? )
Islote del Amor,
Arrecife, Lanzarote .
(LZ-A-85-9)
fines s. XVI-mitad
s. xix (T. &B.)
s. XIX (D.)
fines s. xvi-mitad
s. xix (T. & B.)
s. xix (D.)
fines s. xvi-mitad
s. xix (T. & B.)
s. xix (D.)
fines s. xvi- mitad
S. XIX
S. XVII-XIX
S. XIX
an!ig&&d
s. XVII-XVIII
El Día, 1980: fot. 5; Tejera y
Balbín, 1981: 11, Iám. 1U2 y
1983: 12; Delgado Baudet, 1985:
44-45
Tejera y Balbín, 1981: 11,
Iám. IV12 y 1983: 11-12, fig. 1;
Delgado Baudet, 1985: 44-45
Tejera y Balbín, 1981: 11 y 1983:
12; Delgado Baudet, 1985: 44-45
El Día, 1980: 3, fot. 2; Tejera y
Balbín, 1983: 13-14, fig. 2
Delgado Baudet, 1987: 6, fot. 1
Delgado Baudet, 1987: 6-7,
fot. 2-3
Milloz Am~zciia, !99: 6!,
616, fig. 2-3
Atoche et alii 1995: 64-67,
Notas: El año entre paréntesis de la primera columna corresponde al del descubrimiento
del anforoide. El código entre paréntesis de la misma columna (p.e., TF-1085) co-rresponde
al asignado a las piezas según su lugar de depósito, si la hemos podido
localizar, por el cual se ordena la tabla 8. La botija de Las Palmas (Alvarez Delga-do,
1964: 199) s610 es conocida por una referencia oral de Arencibia Villegas a
Alvarez Delgado. El fragmento del Club Nautico de Tenerife pertenece a la colec-ción
Ricardo Alvarez donde fue vista por Pellicer (1970: 46-47). La botija (LZ-A-
85-30) aunque es publicado por Delgado Baudet (1987: 6) como procedente de El
Río, entre Lanzarote y La Graciosa, cabe atribuirla a la isla de Lanzarote
Actualmente, contamos con una distribución bastante desequilibrada
de los anforoides en las Islas Canarias (tabla 8 y 9). En orden decre-ciente,
de un total de 55 ejemplares estudiados, se distribuyen 32 en
Tenerife, 12 en Lanzarote, 8 en Gran Canaria, 2 en Fuerteventura y 1
en La Graciosa. Quizás este hecho determine la distribución de tipos,
A-B-C-D y E en Tenerife, A-B y D en Lanzarote, C-D en Gran Cana-ria
o A, B y quizás C en Fuerteventura.
558 Gabriel Escribano Cobo - Aifredo Mederos Martín
La ausencia del tipo C en Lanzarote es interesante porque su crono-logía,
1600-1725, coincide con los decretos de prohibición de comercio
hacia América emitidos a partir de 1607 y la posterior regulación de los
puertos de partida y tonelaje desde 1612, que restringió el comercio
canario hacia América a los puertos de Tenerife, La Palma y Gran Ca-naria,
no experimentándose decretos liberalizadores hasta diciembre de
1718, lo que afectó particularmente a los puertos de las islas menores
como el caso de Lanzarote.
La falta de los tipos A y B en Gran Canaria se debe a lo reducido
de la muestra, tal como claramente ejemplifica Lobo (1993: 188-189,
197) quien reseña envíos desde Las Palmas hacia América en 1587 de
389 peruleras de vino, en 1588 de 114 botijas de vinagre y entre 1585-
1594 de 589 peruleras de vino, mientras la cronología del tipo C co-mienza
hacia 1600.
Merece destacarse, no o~stantei,a presencia de un ejempiar dei tipo
E en Tenerife, que Amores y Chisvert (1993: 285) consideran no fue
usado para el comercio americano por su ausencia en la clasificación
de Goggin, puesto que utilizadas como contenedores de transporte, al
menos alcanzaron las Islas Canarias.
TABLA 8
BOTIJASA PARECIDOS EN LAS ISLAS CANARIAS,
DEPOSITADOS EN MUSEOS Y COLECCIONES PRIVADAS.
ANFOROIDEDSE LAS ISLAS CANARIA(S1 475-1850)
Gran Canaria
Gran Canaria
Gran Canaria
Gran Canaria
Gran Canaria
Gran Canaria
Gran Canaria
Gran Canaria
Fuerteventura
Fuerteventura
Lunzumte
Lanzaro te
Lanzarote
Lanzarote
Botijas en yacimientos arqueológicos subacuáticos de las Islas ... 559
CÓDIGO
LZ-A-85-2
LZ-A-85-12
LZ-R-85-21
LZ-R-85-41
LZ-R-85-42
LZ-A-85-29
LZ-A-85-30
LZ-A-85-3 1
LZ-GR-85- 1
TF-93- 1 l
TF-93-44
TF- 1070
TF- 1075
TF- 1077
TE 1 no?
1 r - 1 U O I
TF- 1094
TF-1117
TF-93- 13
TF-93-14
TF-93-21
TF-93-22
TF-93-25
TF-93-26
TF-DHA- 1
TF-DHA-2
TF- 1073
TF- 1074
TF- 1 O78
TF-1081
TF-93-6
TF-93-9
TF-93-10
TF-93-20
TF-93-sn
TF- 1072
TF- 1 O85
TF- lo86
TF- 1 O94A
TF-93-2
TF-93- 10
TF-93- 12
TF-93-8
ISL4
Lanzarote
Lanzarote
Lanzarote
Lanzarote
Lanzarote
Lanzarote
Lanzarote
Lanzarote
Lanzarote
Tenerife
Tenerife
Tenerife
Tenerife
Tenerife
T,,,AE,
1 GIIGlllG
Tenerife
Teneri fe
Tenerife
Tenerife
Tenerife
Tenerife
Tenerife
Tenerife
Tenerife
Tenerife
Tenerife
Tenerife
Tenerife
Tenerife
Tenerife
Tenerife
Tenerife
Tenerife
Tenen fe
Tenerife
Tenerife
Tenerife
Tenerife
Tenerife
Tenerife
Tenerife
Tenerife
Cabriel Escribano Cobo - Aljredo Mederos Martín
TABLA 9
BOTIJASD OCUMENTADOS EN LAS ISLASC ANARIAS
Tal como claramente puede apreciarse en la tabla 10, el principal
problema a la hora de trabajar con anforoides es el solapamiento
cronológico de muchos de ellos, particularmente entre 1600-1800, que
aún impide hacer demasiadas precisiones sobre los mismos, hasta que
se refine la cronología interna de cada tipo.
BOTIIAS
Publicados
Inéditos
TABLA 10
CRONOLOGD~EA U SO EN LOS PRINCIPALES TIPOS DE ANFOROIDES.
CRONOLOGD~EAL TIPO E AÚN POR PRECISAR MEJOR PARA EL S. XVII
LA DOCUMENTACI~N ESCRITA
TENERIFE
11
25
Una revisión de los datos publicados sobre las cargas detalladas de 3
O
los barcos canarios que marcharon hacia América en principio no es muy
abundante (Morales Padrón, 1955; López Cantos, 1979; Torres Santana,
1991) pero, contrastada con la información arqueológica, muestra su
riqueza ya que un sólo documento sobre la carga de un barco exigiría
la excavación completa de un pecio hundido. Es una lástima que Lobo
(1993) no especifique en tablas el número y contenidos de las botijas
que estudia en los protocolos notariales de Las Palmas entre 1534
y 1598.
Los datos más detallados sobre el comercio de los anforoides desde
Canarias proceden del S. XVII a partir del estudio por López Cantos
(1979) de los registros de Canarias de la sección de Contratación del
LANZAROTE
4
8
GRAN CANARIA
2
8
FUERTEVENTURA
1
2
LA GRACIOSA
1
-
TOTAL
19
43
Botijas en yacimientos arqueológicos subacuáticos de las Islas ... 561
Archivo General de Indias en Sevilla, donde se localiza información de
los años 1602-1627, 1640-1642 y 1679-1699. De acuerdo con López
Cantos (1979: 315-316), a lo largo del siglo XVII tenemos conocimiento
de que al menos se enviaron 21.583 peruleras de vino, 2.268 peruleras
de vinagre y 1.417 peruleras de aguardiente, sin embargo, a pesar del
manifiesto predominio del vino, el aguardiente a partir de 1679, tanto a
nivel de pipas como de peruleras, muestra un marcado incremento has-ta
convertirse desde ese momento en el producto más demandado, si-tuación
que continuará a lo largo de todo el S. XVIII.
Por último, a título sólo meramente orientativo, dado lo fragmenta-rio
de la información disponible, ofrecemos algunas tablas con las refe-rencias
publicadas sobre los contenidos y porcentajes de botijas expor-tadas
hacia América desde Tenerife. La Palma v Gran Canaria entre los
S. xvr-xvi11 (tablas 1 1- 15).
TABLA 11
BOTIJAESX PORTADAS A AMERICAE N MOMENTOS PUNTUALES DEL S. XVI
Nota: Datos sólo de los años 1551 y 1567 para Tenerife y La Palma, y dispersos entre
1585-1594 para Gran Canaria.
Fuentes: Morales Padrón (1955: 320-326) y Lobo (1993: 188-189, 197). Sólo se especi-fica
en un caso 400 botijas vacías, no conociéndose el contenido de las restantes.
PUERTOS
Teneri fe
La Palma
Gran Canaria
TABLA 12
BOTIJASE XPORTADAS A AMÉRICAD URANTE EL S. XVII
DESDE LAS TRES PRINCIPALES ISLAS CANARIAS
1 PUERTOS VINO 1 VINAGRE 1 AGUARDIENTE
VINO
2.950
23
589
Fuente: López Cantos (1979: 3 15-3 16).
VINAGRE
159
114
Tenerife
La Palma
Gran Canaria
17.504
2.795
824
VAC~AS
965
ACEITE
35
MIEL
20
1.318
548.50
838
989
186
567
562 Gabriel Escribano Cobo - Aijredo Mederos Martín
TABLA 1 3
BOTIJASE XPORTADAS A AMERICA,E N MOMENTOS PUNTUALES DEL S. XVII,
DESDE TENERIF(E16 80) Y GRANC ANARIA(1 600-1625 Y 1680)
Garachico
Puerto de la Cruz
Gran Canaria
AGUARDIENTE
567
Fuentes: Morales Padrón (1955: 327-331) y Torres Santana (1991: 487).
TABCA 14
BOTIJASE XPORTADAS A AMÉRICA DURANTE EL S. XVII
DESDE LOS CUATRO PRINCIPALES PUERTOS DE TENERFE
2
mAGUARDIENTE E
3
PUERTOS
Garachico
Fuente: López Canto (1979: 316-317).
TABLA 15
BOTIJASE XPORTADOS A AMÉRICAE N MOMENTOS PUNTUALES
DEL S. XVIII (1730 A BUENOS AIRES Y 1731 A LA GUAYRA)
Santa Cruz de Tenenfe 4.421 40 1
Icod 300
Puerto de la Cruz -
VINO
12.783
VINAGRE
9 1 7
Fuentes: Morales Padrón (1955: 332-337) y Peraza (1952: 103).
Santa Cruz de Tenenfe 1 S00 12 -
Botijas en yacimientos arqueológicos subacuáticos de las Islas ... 563
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Botijas en yacimientos arqueológicos subacuáticos de las Islas ... 567
Gabriel Escribano Cobo - Alfredo Mederos Martín