HISTORIA SOCIAL
Coordinan: Dr. D. Alberto Anaya Hernández. ULPGC
Dr. D. Francisco Fajardo Spínola. ULL
Dr. D. Miguel Suárez Bosa. ULPGC
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LAZZAROTTO MALOCELLO: LA FAMA DE UN MAPA
NÁUTICO
Sandro Pellegrini
Prólogo
No es costumbre habitual poner en evidencia cómo las páginas de la historia están
íntimamente unidas a las de la geografía. En este sentido las fortunas del nombre del
navegador genovés del siglo XIV Lazzarotto Malocello son ejemplares. En efecto debe su
fama a un mapa náutico, casi contemporáneo suyo, donde el nombre de Lazzarotto aparece
íntimamente unido al de la isla de Lanzarote, una de las Canarias.
La isla de Lanzarote trae su nombre del navegador genovés quien llegó a ella en un año
indeterminado de los años '30 del siglo XIV. Lanzarote y Lazzarotto constituyen una sola cosa
desde cuando sobre antiguos portulanos y pergaminos apareció la especificación que “aquella
isla (es decir Lazarote) era la isla del genovés Lazzarotto Malocello. Y para subrayar la
nacionalidad del explorador, durante varios siglos los mapas náuticos designaban la isla
Canaria más cercana a Europa con una bandera rojo - cruzada, señal de una ideal pertenencia
al mundo de gente de mar genovés que desafió el Océano poco conocido en búsqueda de
nuevos rumbos hacia los Países de Oriente.
A principios del siglo XVI, Génova había alcanzado, antes que otras ciudades italianas y
europeas, el apogeo de su potencia, una especie de “pre Renacimiento” (Vitale). Con el
derecho de batir moneda áurea, concedido por el emperador Federico Barbarossa, con el
amplio desarrollo de intercambios, de tráficos, de comercios centralizados en los almacenes
de las “colonias” mediterráneas, Génova estaba presente y radicada en todas las principales
plazas mercantiles del Mediterráneo.
Es notoria la actividad de algunas grandes familias a las cuales hay que asociar algunos
millares de nombres poco notorios (o completamente desconocidos) que ejercitaban todos los
oficios posibles, que habían puesto raíces en casi todos los puertos del Mediterráneo, en toda
ciudad sede de ferias y mercados. Eran los terminales de una red comercial que tenía su
centro motor en Génova.
A la sombra de estas familias había empezado también una actividad bancaria, en sentido
moderno, con el auxilio de nuevos intrumentos para la gestión de crédito y de los capitales
empleados. Una actividad destinada a dilatarse en Italia; en Europa, en las tierras de ultramar.
Centenares de hombres de mar, carpinteros de ribera, calafates, “pilotos”, es decir
comandantes de buques y de enteras flotas, eran considerados los mejores del mundo en la
época conocida. Estaban presentes en Francia, en las Españas, en Portugal y contribuyeron al
nacimiento de las marinas nacionales de aquellos Estados.
La red de los intereses de la ciudad-estado genovés había extendido sus propias mallas a
todo el continente, y también a las orillas nord-africanas medio-orientales, al interior del
imperio griego - latino para penetrar en las más lejanas tierras de los Kans centro-asiáticos.
Lazzarotto Malocello. La fama de un mapa náutico
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La de Génova era una potencia que se ejercitaba, después de la epopea de las Cruzadas, en
maneras por lo general pacíficas. Génova nunca tuvo grandes ejércitos, ni un gran estado en
tierra firme, ni una gran flota militar. Cuando era necesario las flotas particulares se
transformaban en flota del Estado.
El poder genovés y su preminencia se ejercitaban esencialmente en el mar, también a costa
de guerras combatidas con la clásica rival Venecia y en contra del imperialismo aragonés.
Esto todavía en el siglo XIV, el siglo de Lazarotto Malocello. Los problemas grandes Génova
los tuvo en su propio interior.
Un Estado inestable
Desde sus orígenes Génova eligió ser una República, es decir un Estado donde muchos
estaban asociados en la gestión de la cosa pública.
Según las épocas prevalecían las grandes familias, las de la rica burguesía, de la burguesía
tout - court, y también de las categorías de artesanos y del pueblo menudo, que venía
asociado con diversas modalidades, a las categorías preeminentes que necesitaban sus obras
en la vida de cada día.
Estaban presentes y aseguradas varias formas de asociación que garantizaban voz y
presencia también a las clases más humildes.
A pesar de esto, la incapacidad a proporcionarse un gobierno y unas magistraturas
estables, una clase política en condiciones de garantizar la gestión de una realidad socio -
económica de dimensiones sobre nacionales y abierta al Mundo, fueron un elemento costante
en las vicisitudes de la Génova del siglo XIV.
Luchas de clases y de familias, intereses de grupos y de personajes preeminentes por una
breve temporada y pronto renovados por poderes e intereses competidores, acondicionaron el
Estado genovés, obligándolo a un régimen de peremne inestabilidad.
A tal punto que para garantizar una especie de tregua general, a mitad de siglo se prefirió
llamar al interior de las muras ciudadanas el gobierno de los milaneses Visconti, y pasar a
fines del siglo XIV a un gobierno basado sobre la mano fuerte de un militar representante del
rey de Francia. No es difícil de comprender cómo los historiadores más que del Estado de
Génova hablasen de las empresas y de las vicisitudes de los genoveses. Sobre todo de los
grupos familiares y de personajes cuya presencia asumía carácter de realce en los lugares más
lejanos de la Madrepatria. Eran gente, los genoveses de esa época, que consideraban más
fácil buscar afirmarse lejos de la puerta de casa.
El territorio montuoso y angosto, áspero, poco cultivable, de toda la Liguria, la
indisciplina de la clase dirigente, la abertura al mar, empujaban los más intrépidos de los
genoveses (y de los ligures en general) a buscar éxito en el extranjero, o como se decía
entonces, ultramar. El mar constituía una gran frontera casi siempre abierta. La Liguria es por
sí misma únicamente y solamente para el Mar Ligure. En los siglos y los milenios el tráfico
se desarrolló todo y únicamente por mar. (Taviani)
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La frontera marítima
La gran ventana al Mundo era para Génova y para Liguria la del mar. Y a él se volvieron
las poblaciones de esta angosta porción de tierra. Para explotar lo mejor posible toda
oportunidad de vida, los genoveses han siempre escogido la vía del mar, especializándose en
todos los campos del arte náutica y privilegiando el comercio por estar estrechamente ligado
a la actividad en el mar. El transporte y el comercio de la mercadería eran vistos como
importante actividad unida a la habilidad de ir por mar: se atribuye al genovés Zaccaria la
extensión del uso de la galera a tres órdenes, la llamada “galera gruesa” o mercantil.
Respecto a la de dos órdenes que permitía el transporte de 50 ton.de carga útil, la de
Zaccaria con una tripulación de aproximadamente 200 hombres, en parte marineros y en parte
encargados de la vigilancia armada del buque, garantizaba una carga de 150 ton.
multiplicando por tres la ventaja económica general.
Junto a la trirreme se afirmó la embarcación de vela con mayor aún posibilidad de carga,
hasta 1.000 y más toneladas.
Nuevo velamen, nueva arboladura a dos árboles, nuevas maniobras, un timón central,
tripulaciones reducidas con respecto a las buques de remos hicieron estas embarcaciones
extremadamente ventajosas para el transporte de la mercadería.
El sistema de navegación en convoy garantizaba una recíproca defensa y una mayor
seguridad para tripulaciones y mercaderías transportadas. En el siglo XIV se difundió el uso de
la brújula y del astrolabio, de los portulanos y de las “Chartes de navegar” que permitían ya
de proceder en el mar siguiendo líneas rectas, evitando los perfiles de la orilla, viajando
también de noche y de extender la temporada de la navegación a casi ocho meses cada año.
De estos cambios tecnológicos, una verdadera revolución, los genoveses fueron en parte
artífices, en parte grandes difusores y propagadores. Los intereses del ir por mar llegaron a lo
máximo.
Paralelamente se extendían, aún si no de documentada invención genovesa, los
documentos comerciales papeleros, la partida doble, el pagaré, las letras de crédito y de
cambio que, gracias a los genoveses, tuvieron gran difusión evitando de presentarse a los
mercados y dar vueltas con grandes sumas de dinero. En este marco se movían, como ya
decimos, personajes y familias destinados para hacer la historia de Génova y dejar huella en
la historia mundial.
Hacia el océano
En el curso del siglo XIV el centro de gravedad de los intereses genoveses se trasladó
siempre más hacia el cuadrante occidental del Mediterráneo en el cual se encuentra insertado.
Y hacia éste empezó a moverse el balancín de la historia.
La afirmación de Génova como potencia marinera está unida a sus victorias en el Golfo
Ligur donde se encontraba la potencia competidora de Pisa, antes amiga y aliada en la época
de la epopea cruzada y al extenderse de los intereses genoveses de Terrasanta a Chipre, a las
islas griegas, a las costas bizantinas de Turquía hasta el Mar Negro. En la misma
Constantinopla los genoveses contendían a los venecianos una posición de preeminencia. La
Lazzarotto Malocello. La fama de un mapa náutico
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lenta y contínua avanzada musulmana privó de mano en mano los mercantes italianos de sus
bases comerciales en el Oriente mediterráneo. Los terminales de las vías de la seda, de las
especias, de las perlas pasaron bajo el control de una nueva potencia. Las mercaderías que los
genoveses movían, a menudo con carácter de monopolio, desde sus terminales hasta el centro
y la periferia de Europa se hicieron siempre más costosas y de difícil abastecimiento. Desde
el principio del siglo XIV la búsqueda de alternativas se hizo impelente para el mundo que
vivía de esos tráficos. Se había difundido en el ambiente marítimo - comercial ciudadano la
idea de ir en búsqueda de oro, especias, perlas, seda en los lugares de producción, en las
grandes penínsulas indiana y arábica, circumnavegando el África cuyas costas septentrionales
y las cercanas atlánticas eran bien conocidas y frecuentadas. Se pensaba evitar el control
musulmán de los puertos en el Mediterráneo oriental. Ne se imaginaba pero que el continente
africano se extendiera tanto hacia el Sur y que se hubiera demorado casi dos siglos para
doblarlo y descubrir una ruta en el océano indio. La intuición era y quedó genial.
Naturalmente una intuición es destinada a menudo a quedarse tal si no hay organización para
transformarla en realidad. Los genoveses nos pusieron sus mejores recursos para ir en busca
de esta nueva aventura con pleno conocimiento de los objetivos y de las dificultades para
alcanzarlos (Surdich) con una decidida motivación cultural, en un horizonte italiano
(Taviani).
Los genoveses en la segunda parte del siglo XIII y en los primeros decenios del siguiente,
extendieron la red de su presencia en los puertos de la península ibérica, también en Granada,
en Portugal, en África septentrional, asomándose así al océano Atlántico que empezaron a
navegar con rumbos dirigidos a puertos franceses, ingleses, flamencos.
Lazzarotto Malocello en dos documentos genoveses
Delineado este esencial cuadro de referencia, se vuelve más fácil comprender la que nos
gusta definir la “saga” o la vicecitud de los Malocello, la familia cuyo hijo más ilustre fue
Lazzarotto.
Lazzarotto Malocello es personaje histórico. Su fortuna está atada al mapa náutico de
Angelino Dulcert (o Angiolo Dalorto), cartógrafo mallorquino-genovés, unido a las escuelas
cartógraficas de las dos localidades mediterráneas, sedes de dos importantes “escuelas”
náuticas. La fecha es exacta: es del año 1339, y es una variante más enriquecida con respecto
a la fechada, de la misma mano, 1325. En la primera no resultan las islas Canarias, en la
segunda la isla de aquel archipiélago más cercana a Europa, es definida “isla de Lazzarotto
Malocello, genovés” y está marcada con la bandera genovesa, elemento calificativo de la
nacionalidad del descubridor-colonizador-divulgador, como quiera decirse. Pero la existencia
de Lazzarotto Malocello está atestiguada también en los archivos de la Ciudad de Génova y
en el “Canarien” tomo que ilustra la crónica de la conquista normanda de Bethencourt y La
Salle en los primeros años del siglo XV, del archipiélago canario.
Los documentos genoveses que aluden a Lazzarotto Malocello son dos, y ambos se
conservan en el Archivo de Estado de Génova. El primero es un poder del 22 de febrero
1384, el segundo también es un poder del 18 de marzo 1391.
En las dos actas, el nombre del navegador genovés, nombrado como ya fallecido, es unido
al de su esposa Eliana, hija de Bartolomeo Fieschi, importantísima familia genovesa que ya
había dado a la Iglesia dos papas y numerosa hilera de cardenales. A la República había dado
hombres de armas, de gobierno, navegadores y banqueros (Calcagno).
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Estos dos documentos merecen ser citados casi por entero en un ensayo destinado a ser
leído, conocido y difundido en una alta sede cultural de las Canarias, tan ligadas al nombre de
Lazzarotto, cual es la Casa de Colón en Las Palmas.
El de febrero 1384 dice:
Dona Ginevra, esposa del desaparacido uficial don Pietro Malocello, ciudadano
de Génova tutora y curadora con titulo de tutora y curadora de Clara, hija suya y hija
y eredera por la mitad de los bienes de dicho difunto don Pietro, de cuya tutela y
curaduria y del invenario de los bienes a ella conferidos existen dos instrumentos
publicos, escritos de proprio puño por mi notario infrascripto, este año recien
terminado el dia 11 de febrero, y tambien procuradora y con tal titulo de Giovanni
Lomellino del finado Egidio, por una sesta parte de los caudales del nombre do
fallecido don Pietro; del citado poder hay un publico instrumento otorgado a mano
por mi notario infrascripto este año pasado el dia 14 de abril Ilario Lomellini, tutor y
curador con tal titulo en nombre de Valentino y Gregorio hijio del desaparecido
Egidio, y erederos por dos sextas partes del nombrado don Pietro de cuya tutela y
curatela del dicho Ilario y del inventaio de los bienes por el otorgado constan dos
publicos instrumentos escritos de puño del notario Antonio Bono el dia 7 setiembre
1384.
Conocidas y reconocidas estas partidas de credito, Eliana, hija del finado
Bartolomeo de' Fieschi y esposa del finado Lazzarotto Malocello prestó 400 liras
genovesas a dicho don Pietro, 400 liras genoveses que el finado don Pietro reconoció
en sus ultimas voluntades de deber en dote y mutuo para mas personas … Hecho en
Genova, en el almacen de los Malocello el año de la natividad del Señor, 1384 el dia
22 de febrero en la mañana en presencia de Agostino Malocello, Domenico di Finale
hijo de Giovanni, ciudadanos genoveses, y Bartolomeo Borago de Bavari, testigos
llamados y requeridos.
El documento cita Lazzarotto Malocello, en 1384, como ya fallecido. ¿Era nuestro
descubridor? Yo diría que sí, en cuanto la fecha del documento es compatible con la
existencia de Lazzarotto, navegante que llegó a Canarias algunos años antes de ser
mencionado en la carta náutica de Dulcert en 1339. Si hubiese nacido, como es presumible, a
comienzos del siglo habría estado en Canarias en víspera de la edad hoy considerada madura
y habría muerto en una edad, respetable por aquellos tiempos, de 70 - 80 años.
El segundo documento, de fecha 18 marzo 1391, reza así en su parte inicial:
Don Pietro Malocello uficial, hizo, estableció y ordenó su certera mensajera y
procuradora, come mejor ne se podía hacer Eliana, esposa un tiempo de don
Lazzarotto Malocello presente ella y presente el marido la cual spontaneamente se
encarga de pedir, requerir, exigir, recuperar todo y cualquier cosa lo mismo
infrascripto constituyente debe tener y recobrar y puede o podrá recibir cual renta de
pago y de pagos, sea como rateo de cualquier persona … Hecho en Génova en el
nuevo Palacio del Ayuntamiento, delante el acostumbrado banco del derecho del
susodicho señor juez en el año de la natividad del Señor 1391 en la decimotercera
indiccion, segun la costumbre genovesa, el dia 18 marzo presentes Melchiorre del
Pinetto, Cristoforo Revellino y Giovanni de Vernazza, notarios del Ayuntamento de
Génova delante testigos llamados y requeridos.
Lazzarotto Malocello. La fama de un mapa náutico
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En este acta también el personaje principal resulta ser Eliana, descendente de los Fieschi y
esposa de Lazzarotto Malocello, considerado, a mayor razón visto el tiempo transcurrido con
respecto al documento precedente, fallecido. Esta vez Eliana, que debía tener una edad
avanzada, aparece con un segundo marido. Pero Lazzarotto Malocello, el primer esposo,
gracias a la importancia de su apellido y de su fama, es una vez más nombrado.
Resulta, en toda evidencia, el importante rol desarrollado en la Génova del siglo XIV por
las mujeres, su autonomía económica, en una palabra su poder al interior de la familia y en la
misma vida de relación. Los dos documentos genoveses son una prueba importante de que en
Génova vivió a mitad del siglo XIV un personaje llamado Lazzarotto Malocello con
importantes vínculos familiares y de parantesco y no incompatible con el mismo personaje
ligado a la carta de Dulcert y dado como fallecido a fines del siglo.
La familia de los Malocello en las vicisitudes genovesas
Los tomos de las genialogías de las familias genovesas que tuvieron importante difusión
en el siglo XVIII tratan todos de la familia de los Malocello o Malocelli o Marocelli o aún
Marucelli.
Hemos examinado tres, entre los más famosos, los de Federici, de Dalla Cella y de
Giscardi, conservados en las colecciones de la Cívica Biblioteca Berio. En busca del nombre
de Lazzarotto Malocello hemos buscado el mismo nombre en un registro de actas notariales
siempre en la misma Biblioteca genovesa donde, en el siglo XIV, hemos examinado más de
200 documentos - en el compendio referidos a los Malocello en el curso del siglo XIV en
búsqueda de un indicio que evidenciara algún acto estipulado por Lazzarotto Malocello. Su
nombre no es citado en las genealogías ni aparece en ningún acto notarial.
Las tres genialogías aluden a una posible descendencia de la “gens” Malocello de la
familia Visconti antes aún del año 1000, incribiéndolos a la más antigua nobleza genovesa.
Se los consideran también parientes cercanos de los Spínola de los cuáles se distinguieron
tomando el nombre Carmandini y más tarde, no se sabe el motivo, el nombre Malocello, de
toda manera para distinguirse de otras ramas de una misma descendencia. El primer personaje
histórico citado es un Oberto Malocello que en 1114 fue uno de los Cónsules, es decir uno de
los máximos magistrados de la República. Encontramos en sucesión algunos Malocello entre
las personas eminentes del gobierno genovés, capitanes de galeras, embajadores para
estipular la paz con Pisa, embajadores con el Papa y el Conde de Provenza, otros Malocello a
menudo ligados a las vicisitudes de la familia Fieschi. Una Malocello en 1256 se casó con el
juez de Cagliari. Y aún encontramos en todo el siglo XIII algunos Malocello embajadores al
Rey de Aragón y de Cypre, capitanes y comisarios de las armadas genovesas en varias
empresas, titulares de una señoria en Varazze, en la Riviera de Ponente después vendida a la
República de Génova. Importantes también los Malocello que encontramos citados en el siglo
XIV: algunos tuvieron el cargo de Anciano del Ayuntamiento, uno de los doce consejeros del
dogo, un obispo de Ventimiglia en el extremo Ponente lígur, un Pietro Malocello pasado a la
historia por ofrecer un banquete en su villa al rey de Cypre durante el cual fue envenenado el
dogo Simón Boccanegra. Y a fines del siglo encontramos un Lazzaro Malocello entre los
Doce Ancianos, en tiempos del gobierno francés de Genova, ciertamente un homónimo.
Tambien pasó a la historia el Malocello que, habiéndole tomado el pelo en Oriente un
protegido del emperador, se vengó certando nariz y orejas a todos los prisoneros que pudo
capturar, hasta que el emperador no le envió a pedir disculpa el autor de la que fue
considerada una falta de respeto a un genovés. Cuando el personaje llegó a bordo de la galera
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mandada por Malocello recibió como única punición algunas patadas al fondo de la
espalda…
De todas maneras el nombre de Lazzarotto Malocello no aparece en ninguna de las
genealogías examinadas. No hemos tenido mejor suerte en la búsqueda entre los repertorios
notariales. El primer acto en el cual aparece un Malocello es fechado el 14 de enero de 1222
y es un poder de Opizzo Fieschi, conde de Lavagna a favor de Simone Malocello. Un
documento posterior es del 1237, es una escritura de venta estipulada por Giovanna
Malocello. Otros actos, en el curso del siglo XIII se refieren a personajes públicos de la familia
de los Malocello. En la mitad del siglo XIV encontramos citados en dos actos que atañen los
Malocello, Enrico da Recco y Nicoloso da Recco, el gran navegador de quién se ocupó
Boccaccio, famoso por su aventura en las Canarias en 1341 entre julio y noviembre, señal
evidente de conocimiento capaz de explicar muchas cosas. Ninguna seña a documentos
estipulados por Lazzarotto Malocello. A este punto se impone una pregunta: ¿por qué un
personaje importante en la vicisitudes genovesas no aparece en ninguna citación
contemporánea? Varias pueden ser las respuestas. Una podría derivar del hecho de que
Lazzarotto Malocello haya transcurrido buena parte de su existencia lejos de Génova, y haya
muerto fuera de la Patria. No hubiera podido utilizar los servicios de los notarios genoveses
por lo menos en el orden de nuestros conocimientos.
Tal vez se hubiera podido servir de la pluma de los notarios portugueses si residía en
Lisboa, como pensamos, encuadrado en el grupo de “sabedores de mar” genoveses al servicio
de la corona portuguesa; o de los notanos genoveses de estancia a Ceuta donde su familia
tenía notables intereses. Otro motivo podría ser la natural esquivez e indisponibilidad de los
genoveses en dar noticia de sus éxitos, gente que no quiere dejar a la disposición de
eventuales competidores rastro alguno de sus propias fortunas.Vivir más bien
disimuladamente, tratar de no aparecer, tener una conducta modesta es hoy día también el
retrato del genovés de éxito. Lo cierto es que Lazarotto Malocello pasó a través de los pliegos
de la historia genovesa, como atestinguan las crónicas familiares y las actas notariales, sin
dejar directamente huella. Hay solamente los dos documentos cuyo contenido hemos
ilustrado que lo citan cuando había ya dejado este mundo.
Lazarotto Malocello y su familia en la historiografía extranjera
Sobre la figura de Lazzarotto Malocello han escrito numerosos historiadores ya sea
extranjeros como italianos. Es cierta la presencia de los Malocello, ya en el siglo XIII, a Ceuta,
puerto del Marruecos septentrional, frente a Gibraltar, una de las puertas del Océano. Uno de
estos ilustres genoveses habría estado al mando de una flota de diez galeras y cinco navíos
para socorrer la ciudad entonces dependiente del sultán de Marruecos, contra las miras del
emir arábigo de Murcia. Era el año 1231 (Bonnet - Reveron).
Ceuta, a pesar de ser ciudad arábiga, era puerto abierto a los comercios y tráficos
internacionales. Allí se encontraban granos, atún, coral, caballos, alfombras, pieles, casacas
de lana, cera, agrios que recogían los comerciantes europeos procedentes de Portugal, de
Castilla, de Aragón, de Marsella, de Pisa, de Venezia. No faltaban naturalmente los
genoveses que traían lino, paños, telas, quincallería, vinos y armas.
En los años alrededor de 1230 los genoveses ejercían sobre la ciudad una especie de
protectorado y el comerciante bereber al - Muafiq Billak alquiló de ello una gran flota
incrementando los tráficos con la ciudad lígur. En un momento dado los genoveses se
Lazzarotto Malocello. La fama de un mapa náutico
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encontraron en el centro de las controversias que tocaban la ciudad, situada en medio de
numerosos pretendientes a su dominio. Para tratar de aclarar la posición de sus propios
súbditos, fue enviado como embajador en 1235, Carbone Malocello, que probablemente
teniendo interés en esa ciudad era considerado la persona más apta al encargo. No sabemos el
motivo, pero la misión no tuvo resultado. Los genoveses o fueron puestos de patitas en la
calle o consideraron peligrosa su posición, por lo cual dejaron en masa Ceuta para refugiarse
en Sevilla, otra ciudad predilecta por los súbditos de San Jorge (Dufour).
Génova armó una poderosa flota de 120 navíos e hizo en modo que sus súbditos fueran
readmitidos en la ciudad africana la cual fue también obligada a pagar una indemnización
significativa.
En la época cuando Lazzarotto Malocello llegó a Canarias, dos Malocello más,
Antonguido y Carlo Malocello, eran almirantes al servicio de Felipe de Valois, en la primera
fase de la guerra de los Cien Años. El cuadro familiar consiente la hipótesis de un Malocello
al servicio de Portugal cuyo rey quería peremnemente a su servicio veinte “sabedores de mar”
genoveses para dirigir los astilleros, la construcción de embarcaciones y mandar sus navíos.
También en el Canarien, editado por Bergeron en 1630, y dedicado a la primera colonozación
normanda del archipiélago canario, se lee una importante citación sobre la presencia en esas
islas de Lazzarotto Malocello. La obra, cuya importancia ha sido ampliamente puesta en
evidencia por la historiografía canaria, recuerda como Godifer de la Salle, socio de Jean de
Bethencourt, habiendo recolectado gran cantidad de oro, la colocó en un viejo castillo que se
pretendía construido por Lazzarotto Malocello “según lo que se dice”. La misma
construcción habría sido utilizada también, como refugios de cereales. Una investigación
reciente referida también en los actos de los Coloquios de esta Casa de Colón, (Tejera - Sosa
Suárez) recuerda cómo las exploraciones arqueológicas han puesto en evidencia en una
localidad al sur de la isla de Lanzarote, denominada significadamente “la torre”, la existencia
de un muro de 11 metros de largo y otro de 9 metros de largo, ambos del espesor de un metro,
de claro origen europeo (y no prehistórico) realizados con técnicas de construcción
desconocidas a las poblaciones locales. Podrían ser vestigio de una construcción que se
remonta a la época de Lazzarotto Malocello, tal vez su “viejo castillo”. En cuanto a la fecha
del viaje del genovés, hay algunas hipótesis que lo ponen en los primeros decenios del siglo
hasta llegar a colocarlo lo más posible alrededor de 1336. Lazzarotto habría sido empujado
rumbo a Canarias en búsqueda de los Vivaldi desparecidos a final del siglo anterior, y habría
llegado a las islas Afortunadas en 1312 más o menos (Serra y Raflos) buscando conquistarlas.
Fue sucesivamente sacado por los aborígenes. Análoga hipótesis es sustentada por otro Autor
que coloca el viaje y el comienzo del intento de colonización que habría durado algunos
decenios, justo alrededor de 1336, una permanencia que no habría dejado huellas “si se
exceptúan la incorporación de las islas en la cartografía medieval y los escudos de armas de
la bandera genovesa en la isla de Lanzarote”.
La fecha entre 1330 y 1339, año de la carta de Dulcert, es recogida también por una
intelectual portuguesa (Radulet) la cual habla de “exploraciones precoces, fruto del azar que
no han tenido ninguna consecuencia económica y política” y entre ellas habría que colocar las
de nuestro navegador con relaciones entre Portugal y genoveses sumamente “ocasionales”.
Merecen una citación también los estudios de Verliden quien mientras habla de un
descubrimiento genovés “lo encuadra en el ámbito de la marcha portuguesa hacia los mares
del Sur acentuada por la presencia de navegadores y conocedores del mar genoveses a la
corte del rey Dinis, iniciando en 1321, fecha en la cual fue estipulado el contrato entre la
corona lusa y el almirante genovés Emanuele Passagno. Por lo tanto un descubrimiento
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portugués, porque encuadrado en la política de expansión de ese reino, y en mismo tiempo
genovés, en cuanto actuado con navíos armados y al mando de gente de mar, originaria de los
dominios de la ciudad de San Jorge. Digno de releve también el recuerdo (Verlinden) de la
citación de Lazzarotto Malocello quien hubriera sido matado en “su” isla, como aparece en el
anónimo libro escrito por un fraile franciscano entre 1348 y 1349 y titulado “Conocimiento
de todos los reynos y tierras y señorios que son por el mundo”. La cercanía de las fechas
puede hacer suponer un elemento de verdad en esta breve citación. Menos sustentable es la
identificación de un pretendido “Lazzarotto de Franqua” contemporáneo al genovés del cual
hablarían tres documentos de 1370, de 1376 y de 1385 que se conservan en los archivos
portugueses. Una búsqueda efectuada por nosotros en los archivos de Lisboa lleva a excluir la
existencia de tales documentos, no conocidos por los conservadores del archivo central de la
capital portuguesa. Más sostenible la opinión según la cual el apelativo “de Franqua” habría
contraseñado otro Lazzarotto, casi contemporáneo, al servicio por un período de la marinería
francesa, que pero se indentificaria con Lazzarotto Pessagno. Es plausible la existencia de dos
diferentes Lazzarottos, uno Malocello, otro Pessagno, genoveses los dos al servicio de
Portugal.
Finalmente merece nuestra atención un tercer Lazzarotto de quien se habla en la “Crónica
de Guinea” de Gomes Eanes de Zurara. La obra trata de los descubrimientos portugueses a lo
largo de la costa de África Occidental, al Sur de los Cabos Bojador y Rojo, entre los años
1433 y 1448 por obra de navegadores al servicio del Infante Enrique. Una de estas
exploraciones habría visto seis carabelas partir del puerto de Lagos a principio del verano
1444. Hubieran estado al mando de Estevão Afonso, Rodrigo Alvares, Joao Díaz, Joao
Bernardes y un tal Lazzarotto “da Ilha” es decir Lazzarotto “de la isla”. No se escapa que esta
expedición ha tenido lugar casi un siglo después del viaje en el cual Lazzarotto Malocello
dejó su propio nombre a la primera de las islas Canarias que se encuentra al llegar de Europa,
pero el apelativo “de la isla” no nos puede hacer pensar en un descendiente de Lazzarotto
Malocello, un nieto o un bisnieto que llevara el nombre del abuelo centraseñado por el apodo,
ese “dela isla” que no puede no llamar a la memoria Lanzarote. Además es profundamente
evocador el grito de batalla recordado por Gomes Eanes con el cual se atacaba los negros de
África: “Santiago, San Jorge, Portugal!” donde la invocación al santo guerrero patrono de la
República de Génova parece casi subrayar el vínculo entre marineros genoveses y
portugueses que ya duraba desde más de un siglo. Por tal motivo propendería por la
genovesidad también de este tardío Lazzarotto, no liado con las vicisitudes del
redescubrimiento de las Canarias, aún si el antiguo historiógrafo no le da ninguna patente de
nacionalidad. No dice que sea genovés, es cierto, pero tampoco afirma que sea portugués. Un
solo Lazzarotto unió su nombre a las Canarias, aquel cuya citación precisa existe en la carta
náutica de Dulcert, aquello de quien se habla en el “Canarien”, en el libro de los
“Conocimientos” muy cercanos a la fecha estimada de su empresa, citado como ya fallecido
en dos documentos genoveses, custodiados en los archivos de la que no necesitamos en
definirla “su” ciudad de origen. Aún si Lazzarotto fue uno de los muchísimos ligures,
verdaderos ciudadanos del Mundo.
Protagonista de hechos, acontecimientos y situaciones que se desarrollaban lejos de la
Patria y que ejercieron siempre en los genoveses y en los ligures un atractivo del todo
particular, una curiosidad extraordinaria que está a la base de muchas afirmaciones
personales.
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La historiografía italiana y Lazzarotto Malocello
En una historia de Génova aparecida en 1860 Miguel Canale cita tres documentos
encontrados por él en las colecciones de los notarios genoveses en los cuales aparece el
nombre de Lazzarotto Malocello. El primero -hoy en día imposible de hallar- vería el nombre
del navegador citado cual testigo. Los dos restantes son los mismos documentos en que
hemos puesto nuestra atención y en los cuales es citada Eliana Fieschi, esposa del finado
Lazzarotto Malocello.
Canale afirma que “No hay duda que la isla de Lazzarotta haya sido descubierta por un tal
nombrado Lazzarotto Malocello, que la familia fuera genovesa, que en la época del
descubrimiento éxistiera entre nosotros un Lazzarotto Malocello, como dan fé los tres actos
referidos por mi”. Son conclusiones que no podemos no aprobar.
En época más cercana, Geo Pistarino, confirma la genovesidad de Lazzarotto Malocello y
une la vicisitud de su viaje al ingreso de Emanuele Pessagno en Portugal, “por lo tanto el
descubrimiento de Lanzarote tendría que colocarse después de 1317 y conceptuarse a los
portugueses y no a la república de Génova”.
Piero Barozzi reconoce que Lazzarotto es “uno de los grandes en la larga historia de las
exploraciones” y une el viaje de Malocello al de Nicoloso da Recco cuyos resultados llevaron
a la reivindicación de los títulos de preeminencia adelantados por el rey Alfonso IV de
Portugal al papa Clemente VI. Las empresas de los dos navegadores genoveses parecen, las
dos, adaptables “al espíritu del rey Dinis y a sus finalidades”, cosa que limita la época de la
empresa de Lazzarotto a los años que van desde 1317 a 1339.
Luisa de Arienzo liga la empresa malocelliana con la presencia de algunos miembros de la
familia genovesa de los Vivaldi en Lisboa desde 1257, donde ejercitaban actividades
comerciales, gente que habría facilitado la inserción de los Pessagno y de otros genoveses
más. Malocello habría sido uno de los colaboradores del almirante genovés en la corte
portuguesa. La historiadora italiana propende por un primer viaje en 1312 y por la concesión
en 1370 de la “capitanía de Lanzarote y Gomera, descubiertas por el …“. No resulta fácil
comprender como entre un viaje de descubrimiento y una investidura - por lo demás toda por
demostrar en una época tan lejana - haya mediado un lapso de casi sesenta años.
Estamos, francamente, en el campo de las conjeturas, especialmente por lo que concierne
la primera fecha. Gaetano Ferro, eminente geógrafo, es respetuoso de la tradición extranjera,
vieja de siglos, que quiere Lazzarotto en Canarias, como atestiguan varios hombres de
estudio no italianos. El viaje de Malocello se habría desarrollado alrededor de 1336 en
relación “con vínculos con Pessagno”.
En esta directriz también los más recientes estudios de Surdich, de la Universidad de
Génova, el cual enlaza el viaje atlántico del genovés Malocello con una serie de
exploraciones alistadas y promovidas “por las nuevas y diferentes necesidades que mano a
mano se iban proponiendo, enfrentadas con el conocimiento pleno de los objetivos para
alcanzar y de las dificultades a encontrar, cuando habían sido reducido práticamente al
mínimo los márgenes de incertidumbre”, en un cuadro de extrema concisión y de lo práctico,
típico del mundo medieval genovés. Ciertamente la empresa debe ser encasillada en las
iniciativas lusas a lo largo de las costas atlánticas que tenían su momento racional en la grave
crisis económica “originada por la falta de mano de obra y el consiguiendo aumentos de los
XIV Coloquio de Historia Canario Americana
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sueldos, provocada por la crisis demográfica, consecuencia de la pesta negra que azotó
Portugal en la segunda mitad del siglo XIV”. Un movimiento destinado a durar, acaso con
otras motivaciones, por dos siglos más.
Padoan inscribe el mérito del viaje de Lazzarotto Malocello el haber marcado el comienzo
de “relaciones intermitentes pero constantes entre Europa y las islas Canarias después del
viaje a circunscribir alrededor de 1339”. Lingua también, en un ensayo dedicado a Enrique el
navegante, afirma que el viaje hacia la isla de Lanzarote, acaecido por cuenta de la corona
portuguesa, se deba colocar antes de 1339, año en que ese nombre aparece en la carta náutica
del Dulcert y antes del viaje de Nicoloso de Recco ciertamente sucedido en 1341.
Los viajes portugueses en el Atlántico, según Taviani, influyeron en la historia sucesiva,
en el sentido de que abrieron la vía a los más obligativos del grande Colombo. Pero estos no
hubieron pedido ser concebidos si los portugueses no hubiesen contribuido a ensanchar el
conocimiento del Atlántico a las Canarias, a las costas africanas hasta el golfo de Guinea (en
la época colombina) a los archipiélagos de Madera y de Azores. Según el reconocido Autor el
redescubrimiento de las Canarias se podría enlazar con las búsquedas de los hermanos
Vivaldi desaparecidos en el Océano a final del siglo XIII por obra de otros genoveses, y en este
cuadro la empresa de Lazzarotto Malocello sería anterior al 1339, año de la carta del Dulcert.
Un viaje facilitado por el panorama genovés e italiano, por una nación cuyos habitantes
“encontraban estrecha su tierra y angosto su sin embargo grande mar …”
Lazzarotto Malocello. La fama de un mapa náutico
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