LOS ORÍGENES DEL CATOLICISMO SOCIAL
EN GRAN CANARIA: 1860-1890 .
J.M. BARRETO ROMANO
© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
Esta comunicación pretende aportar algunas claves que, desarrolladas
posteriormente, darán lugar a un trabajo de mayor amplitud
sobre la respuesta cristiana al problema social en el ámbito de la
Diócesis de Canarias en el último tercio del siglo pasado. Denominamos
«Catolicismo Social» a un hecho reciente, ligado a la aparición
de la sociedad capitalista y a la clase obrera como elemento
activo y organizado, coyuntura histórica en que la Iglesia ve desaparecer
junto con los gremios, toda la influencia que ejercía en el
mundo de la producción, viéndose en la necesidad de buscar nuevas
formas de presencia entre los trabajadores y los más pobres. El conjunto
de esfuerzos que realizaron los cristianos para acercarse y
estar presentes en esa realidad específica parte de una toma de conciencia
que en Canarias podemos situar en la época del sexenio, y
que se concreta en un conjunto de iniciativas de diversa
fortuna.
A lo largo del siglo XIX nos encontramos con una Iglesia preocupada
casi exclusivamente por cuestiones doctrinales, y por lo que se
consideraban las «desviaciones» típicas de liberalismo.
En lo político se defiende la alianza Trono Altar y es significativa
la vinculación de amplios sectores del clero al carlismo, así
como la actitud apologética y de rechazo a todo lo que signifique
innovación. En este contexto, uno de los descubrimientos fundamentales
aunque no siempre bien expresado, del catolicismo social,
consistió en vincular el progreso social con la mejora en la situación
en que se encontraba la clase trabajadora.
Con ello, se inicia un lento proceso no exento de ambigüedades
en que se pasa de una actitud caritativo-asistencial a otra de mayor
grado de compromiso a nivel social, y cuyos orígenes en Canarias
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podemos fechar en la década de los sesenta, con las primeras iniciativas,
y hasta fines de los ochenta por razones que posteriormente
concretaremos.
Los años finales del reinado de Isabel 11 en Canarias son los del
auge del cultivo y exportación de la grana, y en los que se originó
una cierta actividad artesanal y mercantil en las principales ciudades
canarias. Con el inicio del sexenio y la instauración de las libertades
democráticas aparecen las primeras organizaciones obreras en
Canarias!, localizadas en el ámbito urbano y con un carácter
mutual, mientras que la situación del proletariado campesino raya
en la miseria.
Es en este contexto donde hay que situar la respuesta de la Iglesia
Católica canaria al conflicto social, y que se concreta en una
posición conservadora en lo doctrinal y en propuestas corporativistas
que no constituirían ninguna alternativa al naciente problema
obrero, al proponer un modelo asociativo de tipo «Mixto», como
respuesta al sindicalismo reivindicativo de clase.
Por otro lado, y considerando que la raiz del problema social no
era otra que el creciente proceso de secularización que vivía la
sociedad decimonónica, desde la jerarquía se alentaron todo tipo de
iniciativas de carácter doctrinal en las que se defendía junto al principio
~vangélico de la caridad otro tipo de propuestas de corte liberal,
como el derecho de propiedad individual y la desigualdad
social.
En líneas generales se rechazó la lucha en pro de la armonía de
las clases sociales, dirigiendo un mensaje distinto a los cristianos en
función de su pertenencia social: la llainada a la conciencia de los
privilegiados que han de ejercitarse en la caridad frente a la resignación
que se pide a los más desfavorecidos y el acento en los bienes
de la vida eterna.
Asistimos por tanto a un período de la Historia de la Iglesia en
el que el compromiso global de la jerarquía y el clero con los pobres
se caracterizó por una gran ambigüedad.
El objetivo de estas líneas es situar los orígenes de la acción
social de la Iglesia en Gran Canaria entre los años 1860-1890 y justificar
dicha afirmación.
Es la época de los pontificados de J. Uuch y Garriga (18581868)
José M. Urquinaona y Bidot (1868-1878) y José Pozuelo y
Herrero (1878-1890)2, que cubren los últimos años del reinado de
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Isabel 11, el sexenio revolucionario y los comienzos del período
restauracionista.
Todos destacaron por sus iniciativas en el campo social. Lluch
cuando llega a Barcelona como obispo en 1874 lleva consigo la
aureola de obispo inquieto y activo en lo social «lo que ha mostrado
siendo obispo de Canarias y Salamanca»3. Urquinaona por su parte
tiene en su haber la iniciativa y el sostenimiento del segundo círculo
obrero católico fundado en toda España, el de S. José en Las Palmas
y probablemente el único que funcionó en todo el país entre
1874 y 1878, año en que surgen nuevas iniciativas en Andalucía de
la mano del Cardenal Ceferino González4•
El obispo Pozuelo seguirá una línea similar. De forma que en
los primeros años de su pontificado, el asociacionismo obrero cristiano
se va a extender por toda Gran Canaria.
Situamos el final de este período inicial en tomo a 1890 por tres
razones: en primerlugar, a nivel local en 1891 se inicia un obispado
en Canarias en el que la Diócesis conocerá grandes cambios. Se instalarán
en Las Palmas gran número de congregaciones religiosas y
la presencia de la Iglesia en el terreno de la enseñanza y la beneficencia
será cada vez más importante. Crecerá el número de parroquias
en una proporción considerable y el obispo Cueto proyectará
una reorganización a fondo de la Iglesia diocesana que concluirá su
sucesor Pérez Muñoz5 •
En segundo lugar, a nivel nacional en 1889 comienzan a cele
brarse los Congresos Católicos, primero en Madrid y luego en Zaragoza
(1890) en el que se introduce una importante innovación: la
instauración de una sección especial dedicada a los problemas de
capital y trabajo, y que anteriormente se trataba entre los «asuntos
de caridad»6. Estos congresos tendrán continuidad hasta 1902, y
supondrán un progresivo avance en la toma de conciencia eclesial
acerca de la cuestión social y que derivarán en otro tipo de iniciativas
en las que también habrá participación canaria.
En tercer lugar, destacar que en 1891 se publica la encíclica de
León XIII «RERUM NOVARUM», en la que tradicionalmente se
ha querido ver el punto de partida de la Doctrina Social de la Iglesia,
y que si bien no es un documento contra el capitalismo apuesta por
un cierto intervencionismo y reformismo.
Queda pendiente el estudio de la influencia de este acontecimiento
en la Iglesia canaria, que si bien ha sido tratado a nivel de
otras diócesis, las islas han quedado excluidas7 •
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BREVE DESCRIPCIÓN DE LA DIÓCESIS DE CANARIAS
ENTRE 1860 y 1890
Al iniciarse el obispado de Lluch en 1858, las instituciones
eclesiásticas las integran un clero catedral compuesto por cinco dignidades,
diez canónigos en vez de once ya que se encuentra vacante
el cargo de magistral y doce beneficiados. El número de parroquias
en Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura asciende a 42 y todos
los municipios, excepto Puerto Cabras cuentan con la suya. Superan
esa cifra Las Palmas con cuatro parroquias y Telde con dos, debido
al volumen de su población. La evolución del número de habitantes
en la Diócesis si atendemos a los censos oficiales fue de 94.803
htes. en 1860 a 120.025 en 1887 siendo la media por parroquia de
2.257 en 1860 pasando a 2.857 en 1887 teniendo en cuenta que
durante ese intervalo no hubo ninguna nueva creación. El número de
sacerdotes era de 73 seculares y 48 regulares y generalmente uno
por parroquia en el campo, y mientras que en las urbanas, más populosas
llegaron a contar con cinco (S. Agustín en Las Palmas) y seis
(S. Juan de Telde)8. El Vicario General en época de Lluch era el
arcipreste Domingo Morales y el rector del Seminario Francisco
Femández, institución a cargo de los jesuitas hasta su expulsión en
1868 y que contaba con diez catedráticos. Por otro lado, el único
convento de monjas que existía era el de las bemardas del Cister,
exclaustradas al iniciarse el período revolucionario hasta que en
1888 Pozuelo las instala en el edificio actual ubicado en Teror.
En esa época cuenta con diez profesas y tres novicias mientras
que el resto de las congregaciones no llegarán a las islas de forma
organizada hasta la década de los ochenta, con los claretianos dirigidos
por el padre Hilario Brossosa que tendrá un gran protagonismo
durante todo el pontificado de Pozuelo. El resto comenzará a instalarse
en la época de Cueto ya en los años noventa9•
INICIATIVAS ECLESIALES EN EL CAMPO SOCIAL
Las respuestas que los cristianos canarios dieron en el ámbito
social podemos agruparlas en tres ámbitos relacionados entre si: el
benéfico-asistencial, el doctrinal-educativo y el económico-social.
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AMBITO BENEFICO-ASISTENCIAL
La acción se institucionaliza con la creación de las Conferencias
de S. Vicente Paul fundadas por Lluch al finalizar su primera
visita pastoral a fines de marzo de 1861 con objeto de
«afianzar la piedad de los fieles y extender el ejercicio de las
virtudes cristianas»lO
así como
«socorrer a los pobres con el socorro material y también los
consuelos espirituales».
Se trata del primer intento de organizar sistemáticamente la
presencia de la Iglesia entre los más necesitados, para llevarles
«socorro material» como objetivo prioritario.
La primera conferencia se instala en Las Palmas y poco después
otra en Tenerife que será muy activa ya que a los tres meses de
su fundación cuenta con 19 miembros activos y 7 honorarios que se
ocupan semanalmente de 22 familias pobres que integran un total de
95 personas. Además de intentar cubrir parte de las necesidades
materiales, buscan escolarizar a los jóvenes de dichas familias o
colocarlos en talleres de artesanos para iniciarlos en algún tipo de
aprendizaje. En diciembre de 1861 junto a la Conferencia de Sta.
Cruz ya trabajan otras en La Laguna y Tacoronte y cuentan con
escuela propia donde atienden a más de 100 alumnosll .
En Las Palmas la participación de laicos junto a sacerdotes es
significativa: a fines de 1862 disponen de 32 miembros activos, un
aspirante y 7 honorarios, aunque los fondos con que trabajan son
escasos. Entre septiembre y diciembre de 1862 reunen 2.522 Rv
(reales de vellón) que invierten en pan, gofio, carne y papas. Parte
de estos fondos son enviados a Tenerife en solidaridad frente a la
epidemia reinante en ese momento, lo que indica una cierta vincula-ción
inicial de las conferencias isleñas. .
Entre sus iniciativas hay que destacar la creación de una biblioteca
para uso común de los miembros de las conferencias y las familias
pobres, aunque debido al analfabetismo y la miseria,
posiblemente de dudosa eficacia. A mediados de 1863 atienden en
Las Palmas a 40 familias, y el presidente activo es un laico, el
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médico Luis Navarro. Además de acompañar a las familias, se ocupan
de la catequesis, regularización de matrimonios, escolarización
y recogida de fondos entre las familias más pudientes. A partir de
1865 parece que decae algo la actividad de las conferencias, hasta
su desaparición por O. de 19 de octubre de 1868 en que son suprimidas
por el gobierno revolucionario. No se instituirán de nuevo en la
Diócesis hasta la época de Pozuelo en los primeros meses de 1887 y
por iniciativa de una mujer, Matilde Troncoso, que bajo el seudónimo
de «Raquel» impulsa además una publicación, «LA CARIDAD
CRISTIANA» dirigida al público femenino y que se editaría
en Las Palmas hasta 1889 y desde esa fecha, en Barcelona.
Este grupo tiene un primer encuentro en la parroquia de S.
Francisco en abril de 1887 y ya desde ese momento aparecen en
Las Palmas tres conferencias integradas por mujeres: Nuestra Sra.
de la Soledad en S. Francisco, Nuestra Sra. del Rosario en Sto.
Domingo, las del LC. de María en S. Agustín y junto a ellas, la del
SS.CC. de Jesús en Agaete12 •
La más importante por el número de miembros y el volumen de
sus ingresos será la de Nuestra Sra. de la Soledad, que financia el
Asilo del Niño Jesús y la revista citada. Ya en el mes de julio el
número de miembros en la isla supera el centenar13 y los fondos disponibles
ascienden a 6.155 Rv. A principios de 1888 comienza a
funcionar otra conferencia en Ingenio y Pozuelo impulsa esta expansión,
de modo que en julio de ese año se establece otra en Arrecife,
la de Nuestra Sra. de los Dolores, con 12 miembros y atienden a 11
familias aunque con fondos iniciales muy escasos. La actividad de
las conferencias tendrá continuidad ininterrumpida desde 1890, año
en que las de Sto. Domingo y la del LC. de María instalan escuelas
en S. Cristobal y en San Roque respectivamente, con el objetivo inicial
de enseñar a leer a los niños de los barrios.
Otra iniciativa de este tipo fue la Asociación Benéfica de Señoras,
que se funda en Las Palmas el 3 de enero de 1872 con el fin de
recoger y cuidar a los niños abandonados de la ciudad. Disponían de
fondos propios y se establecieron en el Hospital de San Martinjunto
a las Hermanas de la Caridad, que merecen capítulo aparte en
cuanto a su presencia en el mundo de los marginados. Esta sociedad
llegó a contar desde 1875 con un local de recogida de prendas y
enseres para los niños. Colaboraron con cierta frecuencia con los
párrocos y los obispos, en las visitas a los presos, en la ayuda a las
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familias más pobres de algunas parroquias prolongándose su existencia
durante la década de los ochenta.
A estos colectivos hemos de sumar las acciones habituales de
párrocos y obispos, que en algunos momentos llegaron a adquirir
proporciones de gran envergadura, como la de Pozuelo entre los
años 1881-86 por la sequia sufrida en Lanzarote y Fuerteventura,
en que se llegó a fletar un barco que hiciera el trayecto Las PalmasArrecife-
Puerto Cabras-Gran Tarajal y Sta. Cruz transportando
agua y comida y evacuando familias pobres designadas por los arciprestes
y que deseasen abandonar sus islas hasta que cambiasen las
circunstancias climatológicas. A fines de 1886, se había invertido en
esta empresa casi 26.000 RV14 •
AMBITO DOCTRINAL-EDUCATIVO
En este ámbito una de las primeras iniciativas tomadas por
Lluch aparece consignada en el nuevo reglamento con que dota al
Seminario al poco tiempo de su llegada a la Diócesis15 •
Muestra su preocupación por la formación de los sacerdotes en
contacto con los más desfavorecidos y crea la Pía Unión de los Operarios
Evangélicos que integrarán seminaristas «escogidos» con la
misión de enseñar doctrina a los niños y niñas pobres de Las Palmas
en las ermitas, riscos y zonas marginales. También se responsabilizarían
de las Escuelas Dominicales, establecidas por Lluch al
comienzo de su pontificado. Este tipo de enseñanza se realizaría
también por curas del seminario entre los pescadores de San Cristobal
y por el mismo obispo al aire libre en los arenales de
Guanarteme16 •
La preocupación por la enseñanza es una constante que se
refleja en las distintas circulares enviadas por Lluch a los párrocos.
En 1862 y 63 insiste en que los curas visiten todos los centros de
enseñanza por 10 menos una vez a la semana. Desde 1867, las
Escuelas Dominicales quedarán establecidas en las ermitas de S.
José, S. Roque, S. Nicolás y S. Telmo, quedando la catequesis a
cargo de los «operarios».
Otra iniciativa fue la Congregación de S. Luis Gonzaga en la
que jóvenes laicos realizaban labores de apostolado dirigidos por un
sacerdote y en una doble dirección desde su fundación en 1864: tienen
reuniones en las que realizan ejercicios espirituales y planifican
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el ocio, y por otra parte son agentes activos en la catequesis dirigida
a otros jóvenes. La existencia de este grupo se prolonga durante todo
el pontificado de Urquinaona. .
De mayor envergadura en el campo doctrinal serán la Asociación
Católica de Las Palmas y la Juventud Católica, instituciones
fundadas en la península en los años 1868 y 69 respectivamente. En
Las Palmas se constituyen la noche del 20 de abril de 1873 notificándolo
directamente al Papa Pío IX:
«hemos fonnado una sociedad de católicos para salir a la
defensa de sus grandes intereses (de la Iglesia) por todos los
medios que nos sean posibles... principalmente valiéndonos de
academias públicas en que se desenvuelvan las verdades y
máximas santas del Evangelio... para remediar los males gravísimos
que la propaganda del error lleva por todas partes con
daño de las almas... y la sociedad entera... y también promoviendo
la lectura de buenos libros para que las inteligencias se
fonnen en los principios sanos de la fe católica, luz del cielo
que todo lo ilumina17 •
Como podemos observar, la creación de la Sociedad persigue
dos objetivos fundamentales: la defensa de la Iglesia y la recristianización
de la sociedad. El presidente será Edmundo M. de Aguilar,
siendo vicepresidente el arquitecto diocesano J. CÍrilo Moreno. La
sede social quedó establecida en la calle Peregrina contando con un
órgano de expresión que quiere ser a la vez el de los católicos en Las
Palmas, la revista EL GOLGOTA que se publicó ininterrumpidamente
en la Diócesis entre elIde noviembre de 1873 y el 4 de
marzo de 1876 con dos épocas diferenciadas. Una primera hasta el
15 de agosto de 1874 en que conserva su identidad como órgano de
expresión de la Asociación, instante a partir del que a causa de disposiciones
oficiales pasa a denominarse «Revista religiosa, científica
y literaria de noticias». Con el número 41 se inaugura una
«Sección Científica» en la que paradojicamente se trata un tema
metafísico: el alma humana. A la misma vez, aparece una sección
literaria y otra de noticias en la que la realidad canaria brillará por
su ausencia.
Pío IX responde el 26 de julio concediendo indulgencia plenaria
en la fiesta de S. José e incluyendo a la recien creada sociedad de
opreros por medio del Obispol8. Entre las primeras medidas de la
A'sóciación se proyecta una escuela gratuita para los niños pobres de
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Los orígenes del catolícismo social en Gran Canaria: 1860-1890 893
Las Palmas, difundir la publicación a través de los párrocos, notificar
a la Junta Superior establecida en la península su constitución
enviando el reglamento e iniciar una serie de encuentros periódicos
donde se traten en academias abiertas temas del momento, entre los
que podemos citar «La propiedad y su función social» y «La filantropía
frente a la caridad» entre otros y que reflejan la orientación
socio-política de este grupo. Por su parte, la Juventud Católica ya
funciona en la Diócesis a finales del sexenio, pero su período álgido
será a partir de 1885 en que comienzan a expresarse a través del
semanario «LOS JUEVES DE LA REVISTA» y como subtítulo
«REDACTADO POR JOVENES CATOLICO-CANARIOS».
El primer número se publica el 9 de abril de 1885 con un mensaje a
«nuestro pueblo» en el que se declaran apolíticos, siendo su finalidad
la defensa de la Iglesia. En este colectivo jugará un papel clave
José Roca y Ponsa, en tomo al que se agrupan numerosos estudiantes
del Colegio San Agustín. La promoción de la juventud canaria
será otro de los objetivos, así como el establecimiento de una
escuela nocturna para los niños mayores de 12 años «de las clases
pobres de esta población»19. Esta escuela comenzó a funcionar en
septiembre del mismo año aunque tuvo una vida efímera. Desde sus
orígenes, la Juventud Católica se organizó en cuatro secciones: la
primera, del Dinero de San Pedro, con el objeto de recaudar fondos
para el Papa, la segunda de Escuelas, que elaboró un plan de estudios
muy completo donde figuraban comprometidos como maestros
más diez miembros de la J.C. Una tercera, de la Prensa, estaba dirigida
por Roca y Ponsa y que coordinaba el semanario citado convertido
desde el nO 39 el18 de febrero de 1886 en «BOLETIN DE LA
JUVENTUD CATOLICA» y que seguiría publicándose hasta
1887. Bajo el lema «Fe y Patriotismo» de cara a «levantar al pueblo
de la postración moral en que se encuentra»20 desarrollaron una
notable labor en el campo doctrinal a nivel de divulgación junto a
«LA REVISTA DE LAS PALMAS» y «EL TRADICIONALISTA
», y más tarde, a fines de la década de los ochenta, «EL
DIARIO CATOLICO», órganos de expresión de la Iglesia Canaria,
aunque dirigidos a una minoría de población entre otras razones
porque en las islas en ese momento la tasa de analfabetismo ronda el
80% de la población21 .
En el plano de la enseñanza y la catequesis, hay que señalar
que una de las primeras constataciones del obispo Lluch al llegar a
las islas es la necesidad de promover iniciativas de este tipo. Ya en
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1859 prepara un breve ejecicio catequístico para que se practique
durante la misa mayor en todas las parroquias y ermitas de la diócesis,
buscando comprometer en esta labor a laicos que supiesen leer y
lo expusiesen incluso durante la celebración22 • A la vez, impulsa la
creación de bibliotecas parroquiales que en 1860 ascienden ya en
todo el archipiélago a 18 con un total de 562 volúmenes. Su preocupación
por el tema le lleva a cuidar los más mínimos detalles como
·10 muestra la prohibición de una edición del Catecismo de la Doctrina
Cristiana de Ripalda editado en Tenerife por advertir ligeras
variantes con respecto al original. La revisión de textos y publicaciones
fue constante durante los pontificados de los tres obispos, en la
convicción de la posesión por parte de la Iglesia de un derecho inalienable
a prohibir la lectura de libros contrarios a la doctrina católica
que «expresaba fielmente» los contenidos de la Revelación.
En el ámbito de la enseñanza y al margen de las iniciativas propias
de los distintos grupos hay que citar dos realizaciones de la
época de Pozuelo en el plano civil. En 1879 tiene lugar el establecimiento
de un Colegio de segunda enseñanza en el Seminario agregado
al Instituto de La Laguna con el objetivo de validar civilmente
los estudios de los jóvenes de la isla, independientemente de que
continuasen posteriormente la carrera eclesiástica. Se organizó un
sistema de becas, pero debido a lo elevado de los costes sólo pudieron
realizar allí sus estudios los hijos de las familias más
pudientes.
En la década de los ochenta funcionarán en la ciudad otros dos
colegios: San Agustín y el de San Ignacio y será en este último en el
que en 1890 surge un proyecto de Academia para impartir los primeros
cursos de las carreras de Derecho y Filosofía siguiendo el
plan de estudios de la Universidad de Barcelona en la que se examinarían
posteriormente los alumnos como libres.
En cuanto a la formación del clero, la preocupación de los obispos
fue constante. En Lluch se manifiesta en dos hechos claves: dota
al Seminario de un nuevo reglamento a su llegada 23 y establece en la
Diócesis las Conferencias Morales24 • A pesar de los intentos de sus
antecesores no se habían instituido en las islas debido a dificultades
insuperables como la escasez de clero, lo que imposibilitaba las sustituciones
en parroquias alejadas por la ausencia de los titulares,
dificultad en las comunicaciones, lejanía en las islas mayores de los
pueblos con respecto a los núcleos urbanos y el medio insular para el
resto de las islas. A pesar de ello, estableció Lluch un plan en el que
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Los orígenes del catolicismo social en Gran Canaria: 1860-1890 895
se concretaban dos modalidades de participación de los curas en las
conferencias: los de las ciudades y zonas cercanas se reunirían unos
días al año para realizar los ejercicios espirituales dirigidos por el
mismo obispo, y para los que residiesen en zonas más alejadas el
boletín eclesiástico publicaría con cierta regularidad una serie de
cuestiones morales a resolver cuyos resultados habrían de ser enviados
por correo al obispado. Esto se hizo desde la época de Lluch
indispensable para renovar las licencias ministeriales, por lo
menos teóricamente.
A lo largo del pontificado de Lluch decae esta actividad, a la
que Urquinaona impulsará de nuevo desde 1872 ampliando los
casos prácticos de moral a dos e introduciendo uno de liturgia.
En definitiva se trata del único medio del que disponían los
obispos para lograr una formación permanente del clero, que recibía
ya una mediocre preparación durante los años de estudio y que una
vez ordenados dificilmente regresaban a los libros, máxime si se trataba
de curas rurales.
En el plano doctrinal los pontificados de estos obispos presentan
grandes diferencias. Se ha querido ver una casi nula aportación
de Lluch lo que puede justificarse en parte si consideramos que los
años de su obispado son los últimos del reinado de Isabel I1, de relativa
tranquilidad para la Iglesia25 •
Las aportaciones más significativas sin duda proceden de
Urquinaona, que vive el Concilio Vaticano 1, el sexenio revolucionario
y los primeros años de la Restauración, acontecimientos que
alteraron el marco de la vida eclesiástica. Sus esfuerzos por negar la
«filantropía del siglo» y exaltar frente a ella la «caridad cristiana»,
su preocupación por la desclerización creciente de la clase trabajadora
y el proceso de secularización que se vive en el seno de la
sociedad canaria, la política de los sucesivos gobiernos del sexenio,
las dificultades económicas del clero canario derivadas de la no percepción
de haberes, los conflictos surgidos con ocasión de los entierros
y matrimonios civiles, la pobreza tradicional del clero rural
canario, el problema de la libertad de cultos en un horizonte de comprensión
en que se vive la certeza de estar en posesión de la verdad
absoluta, las luchas con la prensa crítica, las publicaciones polémicas
de Millares y el abogado Lorenzo García antiguo vicepresidente
de la Junta Revolucionaria constituida en Las Palmas en 1868 entre
otras cuestiones, nos aproximan a una coyuntura histórica de la Iglesia
canaria en la que cada vez más amplios sectores de la intelectua-
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lidad isleña y del mundo del trabajo, van a ir prescindiendo de una
jerarquía a la que identifican con el integrismo.
Por su parte, Pozuelo va a destacar como un gran organizador.
Escribe algunas pastorales al comienzo de su pontificado coincidiendo
con los momentos fuertes del año litúrgico y a ellas remitirá
constantemente en lo sucesivo hasta su salida en 1890.
Su aportación doctrinal es escasa, pero durante su pontificado y
en concreto en el bienio 1884-86 adquieren gran impulso la Juventud
Católica y la prensa confesional, pero fundamentalmente llega a
extenderse por casi toda Gran Canaria el modelo asociativo cristiano
de los círculos obreros que habían nacido por impulso de
Urquinaona en 1873 y que tras unos primeros años difíciles, conocen
durante este período el máximo auge dentro del siglo XIX
canario.
AMBITO ECONOMICO-SOCIAL
La respuesta eclesial al problema de la «cuestión social» lo
constituye en esencia el Círculo Obrero Católico que merece estudio
aparte y del que nos limitamos a subrayar algunas claves que nos lleven
a comprender la importancia de esta iniciativa en Las Palmas.
En primer lugar, señalar que la cuestión ha sido abordada parcialmente
en otros trabajos26 de cuya lectura podemos deducir dos consecuencias:
por una parte, que tras la fundación del Círculo de
Alcoy en 1872 y primera experiencia en toda España, surge en los
primeros meses de 1873 un segundo foco, precisamente en Las Palmas
y por tanto con carácter pionero. Hay que añadir que la experiencia
de Alcoy fue efímera, por lo que entre 1874 y 1877 el
Círculo de Las Palmas se convirte probablemente en el único que
funciona en todo el país, con una estructura organizativa democrática,
aunque esta se perderia posteriormente en una modificación de
su reglamento. Puede quizás vislumbrarse un antecedente del Círculo
en la época de Lluch con la Pía Unión de Artesanos que celebran
su fiesta el día de San José en el Seminario ya desde
186327 •
Los primeros años de la existencia del Círculo o Sociedad
Católica de Obreros de Las Palmas como se denominaba en sus orígenes
fueron difíciles, hasta el punto que en 1876 el obispo recurre a
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los grupos más pudientes de la ciudad para que, integrándose en la
Sociedad como protectores u honorarios, pueda ésta tener continuidad.
Tradicionalmente se ha afirmad028 que es el conflicto surgido
entre la Sociedad de Trabajadores de Las Palmas y un párroco con
motivo del enterramiento de uno de sus afiliados, lo que originó la
polémica que desembocaría en la creación de la primera asociación
obrera cristiana del archipiélago. Conviene añadir que el problema
de los entierros civiles y los choques con la jurisdicción eclesiástica
son frecuentes en las islas desde 1868 y Urquinaona está al
corriente, aunque evita intervenir directamente en la cuestión hasta
diciembre de 1872 en que publica una pastoral sobre el tema. Sólo
más tarde, y quizás fortalecido por el respaldo de su obispo, el
párroco en cuestión, se atreve a afrontar directamente un conflicto
con los miembros de la sociedad laica de trabajadores dando lugar a
una nueva intervención de Urquinaona en su defensa.
Superados los primeros años de incertidumbre, la década de los
ochenta con Pozuelo será de auténtico despegue. En febrero de
1884 se crea la Sociedad Católica de Obreros de Guía, a la que
sigue en abril la de Agaete y en julio la de Gáldar. En los meses
siguientes se organizan en San San Gregorio (Telde) y ya en 1885 en
Santa Brígida, San Mateo y Teror, año en que sólo la de Las Palmas
cuenta con 278 afiliados entre hombres y mujeres29 •
A pesar de que el asociacionismo cristiano no tuvo en sus inicios
un carácter reivindicativo y de clase, sino mutual y de colaboración,
la extensión del mismo hace pensar que no se trata este
período de una «etapa vacía» en lo que al movimiento obrero-canario
se refiere30
•
Por último y a modo de síntesis, hacer referencia a la hipótesis
de trabajo. Se trata de elaborar una Historia de la Iglesia interrogando
a las fuentes en los puntos más destacados acerca de todo lo
que tiene que ver con la lucha por la justicia31 entendida como la
defensa de los más débiles32 • En este sentido, habría que afirmar la
desproporción que tuvo lugar entre la situación permanente de indigencia
en que se encontraba una buena parte de la población canaria
y que constituía el grueso de la iglesia diocesana junto a los curas
rurales que en gran medida participaron de la pobreza del pueblo, y
la respuesta de los obispos y el clero dirigente, ubicado en la Catedral,
el Seminario, la prensa y la enseñanza, caracterizada por una
ambigüedad que ha llevado tradicionalmente a afirmar el fracaso
social del catolicismo decimonónic033 •
© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
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NOTAS
José Miguel Barreta Romano
1. BRITO, O. (1980) Historia del movimiento obrero canario. Edit. Popular.
Madrid. p.p. 54 ss.
2. AA.VV. (1977). Guía de la Diócesis de Canarias. Suplemento del Boletín
Oficial. Las Palmas p.p. 19.
3. AUBACH GUIU, M. T. (1975) El Instituto Catalán de Artesanos y Obreros
obra del Obispo Lluch y Garriga. Separata de Salmanticensis. Vol. XXII
fasc. 1. Salamanca.
4. GALLEGO, J. A. (1984) Pensamiento y acción social de la Iglesia en
España. Espasa Calpe. Madrid p.p. 160 s.s.
5. MERINO PEREZ, J.: El Padre Cueto. Dominico, Obispo y fundador.
Tesis doctoral inédíta. Archivo del Colegio San José de las MM. Dominicas. Las
Palmas. p.p. 288 s.s.
6. QUINTIN ALDEA Y OTROS: (1972) Diccionario de Historia Eclesiástica
de España. Voz: Catolicismo Social. Instituto Enrique Flores. CSIC.
Madrid.
7. Este tema ha sido estudiado por el profesor MONTERO F. en su tesis
Reformismo conservador y catolicismo social en la España de la Restauración: 18891902
Y en un trabajo publicado en Hispania Sacra, en la separata del Vol. XXXIV
editada por el Instituto «Enrique Flores» del CSIC en Madrid. 1982 y que lleva por
título «la recepción de RERUM NOVARUM por el episcopado español: 1890-95,
para las diócesis peninsulares.
8. BOEDC. Las Palmas. 5/1/1886. Archivo del CET.
9. MERINO PEREZ J.: op. cito p.p. 252 ss.
10. BOEDC. Las Palmas. 20/8/1861 no 23 p.p. 185. CET.
11. BOEDC. Las Palmas. 20/7/1862 nO 17 p.p. 132-135. CET.
12. ACSSVP. Las Palmas. Libro de Actas de la Junta General. 24/4/
1887.
13. ACSSVP. Las Palmas. Libro de Actas de la J.G. de 19/7/1887.
14. BOEDC. Las Palmas. 23/11/1886 no 19 p.p. 180. CET.
15. BOEDC. Las Palmas. 20/8/1960 no 14 p.p. 117-128. CET.
16. BOEDC. Las Palmas. 10/1/1961 ñ 1 p.p. 7. CET.
17. EL GOLGOTA. Organo de la Asociación Católica de Las Palmas. 1/11/
1873. CET.
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Los orígenes del catolicismo social en Gran Canaria: 1860-1890 899
18. EL GOLGOTA. Las Palmas. nO 2. 8/11/1873.
19. LOS JUEVES DE LA REVISTA nO 1. 9/4/1885. Las Palmas.
HMC.
20. BOLETIN DE LA JUVENTUD CATOLICA DE LAS PALMAS. no
39. 18/2/1886.
21. NOREÑA SALTO M. T. Y OTROS. Revista de Historia de Canarias.
(1978) La Laguna. Tomo XXXVI citado en el artículo: La Junta Superior de
Gobierno de Las Palmas de Gran Canaria. Octubre-Noviembre de 1868. p.p.
80.
22. BOEDC. Las Palmas. 1/9/1859. p.p. 48. CET.
23. Ver (15).
24. BOEDC. Las Palmas. 10/4!l860. CET.
25. AA.W. (1979) Historia de la Iglesia en España. Tomo V. La España Con-temporánea.
BAC. Madrid.
26. GALLEGO J. A. op. cito y BRITO O. op. cito
27. BOEDC. Las Palmas. 15/4/1863 nO 122 p.p. 91.
28. GALLEGO J.A. Y BRITO op. cito
29. ACCLP. Libro de Actas. Junta General de 12/1885. Las Palmas.
30. BRITO O. op. cit.
31. MONNICH C. W. (1970). Concilium. Revista de Teología. Cristiandad.
Madrid. p.p. 49.
32. BARRETO J. (1981). El Dios de los pobres. Algunas Reflexiones bíblicas
sobre el Dios liberador. CET. Las Palmas. p.p. 13.
33. BENAVIDES D. (1973). El fracaso social del catolicismo español: 18701951.
Ed. Nova Terra. Barcelona.
BOEDC:
ACSSVP:
CET:
ACCLP:
HMC:
AD:
AOC:
Boletín Oficial Eclesiástico de la Diócesis de Canarias.
Archivo de las Conferencias de S. Vicente Pau!. Las Palmas.
Centro Teológico de Las Palmas.
Archivo del Círculo Católico de Las Palmas.
Hemeroteca del Museo Canario. Las Palmas.
Archivo Diocesano. Las Palmas.
Archivo del Obispado de Canarias. Las Palmas.
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