ORIGEN DE LA ESCUELA SUPERIOR DE INDUSTRIAS
DE LAS PALMAS
F. PINTADO PICO
© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
Origen de la Escuela Superior de Industrias de Las Palmas
España irrumpe en la presente centuria con el recuerdo aún
vivo y latente de la pérdida de las últimas colonias de ultramar. Esta
pérdida en palabras del pensador José Castillejo, causa depresión,
escepticismo y falta de fe en las soluciones políticas; se abogaba por
un nuevo tipo de hombre a la par que por una sustitución de los antiguos
y obsoletos métodos de actuación, confluyendo las miradas en
el extenso campo de la educación.
Se iniciaba el siglo· con algo más de la mitad de la población
española dentro de los límites del analfabetismo, pero precisamente
se estaba engendrando en este periodo una expansión de índole cultural
surgida de la necesidad expresada por la clase intelectual de
rehacer la cultura nacional.
Fruto de esa inquietud apareceta el fenómeno regeneracionista,
vinculado a los movimientos de una burguesía media disconforme
e insatisfecha con el derrumbre colonial de 98. En el orden de
las ideas, el sentido restringido de regeneracionismo supone una crítica
al régimen emanado de la Restauración. Se convertirá la educación
para los regeneracionistas en uno de los grandes problemas y ,
por ende en una de las cuestiones a considerar como prioritarias. De
este modo, no es de extrañar que cuando en 1899 Macías Picavea
publique «El problema nacional» reserve un capítulo específico a la
educación en España.
En modo alguno setan los regeneracionistas los que obstenten
el monopolio y la exclusividad de la reclamación de soluciones
pedagógicas y los que sufran por la lamentable situación educativa
del país, pero hoy en día parece que no cabe apenas discusión de que
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la labor de Joaquín Costa y la Ponencia de la Asamblea de Zaragoza
de 1899 facilitaron la labor refonnadora de los gobiernos posteriores.
Ya Joaquín Costa en «Reconstitución y europeización de
España» se nos muestra partidario de una acción enérgica que contuviese
el movimiento de retroceso de Españajunto con una renovación
profunda de sus instituciones docentes, proporcionándole una
nueva orientación. Para lograrlo habría que sacrificar la mejor parte
del presupuesto nacional.
La carencia de un órgano adecuado que gestionara los intereses
de la enseñanza venía dificultando el demandado cambio. Sin
embargo se concretizaría la administración educativa en un Ministerio
de Instrucción Pública y Bellas Artes en 1900, tras ser una actividad
más de los ministerios de Gobernación, Gracia y Justicia y
Fomento respectivamente. Al frente del recien creado ministerio, y
como fruto del refonnismo intelectual y pedagógico, el partido conservador,
gobernante por aquel entonces, supo poner a un hombre
firmemente convencido de la necesidad de refonna, lo que viene a
explicar que durante el periodo de 1900 a 1903, tanto conservadores
como liberales coincidiesen de una manera sustancial en los
cambios a realizar. Así, lo que no pudo finalizar el ministro García
Aliz en sus once meses de pennanencia en la cartera ministerial, lo
realizaríaRomanones , su sucesor en el cargo. Para el liberal Romanones,
la difusión de la enseñanza y de la instrucción era «cuestión
de vida o muerte».
Las enseñanzas técnicas entrarán de lleno en el amplio marco
de refonnas ideadas por el impulso del progreso nacional. Los técnicos
de grado medio no se prodigaban en territorio hispano; exponía
Romanones: «de lo que estamos falto es de obreros inteligentes, de
obreros que tengan ese grado intennedio de cultura entre el que no
sabe nada y el ingeniero y facultativo, que no puede descender a las
operaciones secundarias».
La agricultura, la minería y la pesca daban ocupación a las tres
cuartas partes de la población activa española a comienzos de siglo.
Y aunque se hicieron esfuerzos para diversificar la industria con el
fin.de suplir las importaciones con productos nacionales, el crecimiento
industrial seguiría dependiendo en gran medida del capital y
tecnología foránea.
El ministerio se mostraba partidario de la creación de una enseñanza
dual que potenciara conjuntamente la cultura general
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mediante el bachillerato y la cultura tecnológica a través de las enseñanzas
técnicas.
Como venía siendo frecuente en todo tipo de reformas decimonónicas,
la penuria del tesoro público hacía inviable este planteamiento.
Se idearía entonces un original plan de transformación de
los centros estatales de bachillerato en Instituciones Generales y
Técnicos en donde poder cursar los estudios referidos. Plan llevado
a la práctica mediante el Real Decreto de 17 de Agosto de 1901 en
el que se organizaban los antiguos intitutos, cambiando su denomización,
-que impartirían las siguientes enseñanzas: estudios generales
de bachillerato, estudios elementales y superiores de magisterio,
estudios elementales de agricultura, industria, comercio, bellas artes
y enseñanzas nocturnas para obreros.
Vemos pues, que en los institutos provinciales existirían los
estudios elementales de industria (tres cursos para la consecución de
un título de práctico industrial) necesarios para poder ingresar en las
Escuelas Superiores de Industrias (de tres años de duración).
Por el mismo R.D. se creaban Escuelas Superiores de Industrias
en nueve ciudades españolas (Madrid, Alcoy, Béjar, Gijón,
Cartagena, Las Palmas de Gran Canaria, Tarrasa, Vigo y Villanueva
y Geltrú). Con la creación, tanto de estas escuelas superiores
como de las elementales se trataba de ir formando prácticos y peritos
que sustituyesen paulatinamente a los técnicos extranjeros.
Se barajaba la cifra de más de mil extranjeros los que operaban
en territorio español al servicio de nuestras industrias. Cantidad
dada a conocer a través de la estadística elaborada por el Ministerio
de Instrucción Pública y Bellas Artes. La causa de este tan alto
número habría que buscarla, según las fuentes ministeriales, en la
deficiente enseñanza impartida en España en todos los niveles.
Nacerían pues las Escuelas Superiores de Industrias como un
claro intento de solventar la lastimosa educación técnica española.
La ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, sería una de las ciudades
beneficiadas con estas escuelas surgidas del reformismo
educativo.
D. Juan de León y Castillo, retirado ya de sus dos actividades
principales, la ingeniería y la política, sería nombrado primer Director
de la Escuela con el encargo de acomodar el centro docente a las
circunstancias especiales de la región canaria, según lo dispuesto
por el citado R.D.
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La concesión de la Escuela Superior de Industrias será acogida
con entusiasmo por amplios sectores de la opinión pública desde un
primer momento. Pero bien pronto se pasará hacia una postura de
escepticismo cuando no de crítica acerca de la utilidad de la misma.
La razón estribaba en que si bien se había otorgado una escuela
superior, no se había hecho lo propio con la escuela elemental, en
donde se cursarían los estudios previos y exigidos para obtener el
certificado de práctico industrial con el que poder acceder a la
escuela superior. Acción que conllevaría el obligado desplazamiento
de los alumnos a la isla de Tenerife con el objeto de cursar las enseñanzas
especiales en el Instituto Provincial (enseñanzas previas que
aún a fines de 1903 no se había establecido en el Instituto ni en los
colegios de la ciudad, ya que éstos podrían impartirlas si dispusieran
del profesorado adecuado).
Los medios de comunicación se harán portavoces de diversas
soluciones encaminadas a enmendar la omisión de la escuela elemental.
Todos vendrían a coincidir en la necesidad de establecer los
estudios de índole elemental, bien con la creación de la escuela elemental
o que la propia Escuela Superior ya establecida y la Normal
de Maestros se hiciesen cargo de la formación de los estudiantes.
El Ministerios de Instrucción Pública y Bellas Artes reconocía
a través de una Real Orden de Mayo de 1902 la escasa prestación
de servicios de la Escuela Superior si el estudiantado tenía que desplazarse
a Tenerife para la realización de los estudios básicos, por lo
que en atención a ello vendría a disponer junto a los estudios superiores,
que serían los de Mecánico y Electricista, que los estudios
elementales se realizaran en los ceritros educativos existentes. De
esta manera, en la Escuela Normal se impartirían las asignaturas
generales, en la Academia de Dibujo las asignaturas de dibujo y en
la Escuela Superior de Industrias las enseñanzas especiales.
Dado de que un principio no podrían haber alumnos que
acreditasen haber cursado en la forma antes expuesta los estudios
elementales, se efectuaría el ingreso en la Escuela Superior
mediante un examen de las asignaturas correspondientes al grado
elemental. Y en el caso de que no hubiera suficiente número de aspirantes
en condición de ingreso, el profesorado se dedicaría en el primer
año a la preparación del grado inicial.
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Así sucedería, por cuanto en los dos primeros años académicos
(1902-1903 Y1903-1904), los estudios elementales serían impartidos
por el profesorado de la Escuela Superior.
Se totalizaría una treintena de alumnos los matriculados oficialmente,
cifra a considerar, según lo expuesto por León y Castillo,
como relativamente alta teniendo en cuenta el desconocimiento que
existía sobre lo que era y constituía la Escuela para la juventud de las
islas.
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BIBLIOGRAFÍA
F. Pintado Pico
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