CANARIAS Y AMERICA
EN LA MARIANNE NORTH'S GALLERY
(Kew Garden. Londres)
En este trabajo intentamos resaltar la importancia de una hermosa gale-ría
que está ubicada en el interior del famosísimo Roya1 Botanic Gardens en
la localidad de Kew (Londres).
La singular mano que llegó a realizar dicho proyecto fue Marianne
North (1830-1890). Gracias a ella, tanto la flora canaria como la americana
tienen un especial puesto en dicha sala.
* * *
Durante siglos las Islas Canarias han atrafdo la atención de viajeros. Las
más tempranas datan de 2.000 años, pero la investigación propiamente dicha
comienza en 1800, con el momento de la visita de A.Von Humboldt.
El siglo XIX permanecerá como el siglo de las exploraciones con nom-bres
tan destacados como Leopold Von Buch, F.C. MacGregor, Sabino Bert-helot,
P. Baker Webb, etc.. Todos ellos familiarizados con la historia natural
de las islas1.
La más temprana exploración botánica de las islas fue llevada a cabo
por Francis Masson, que pertenecía al Kew Gardens y vino a las islas en dos
ocasiones en 1770. Habfa nacido en Aberdeen en Agosto de 1741. Contanda
30 años de edad fue elegido por Aiton como la persona más idónea para em-prender
un viaje con el fin de obtener plantas para el Kew Gardens. En
efecto, fue el primer coleccionista enviado por las autoridades del famoso
jardfn botánico inglés. Entre 1772 y 1774 se encuentra en South Africa don-de
realiza una excelente labor, que se vera culminada con la publicación de
su libro Skbefiae No- or... new Xbekes cf tbat Genus discmred in tbe interiorparts
of Afica. Este trabajo fue dividido en cuatro fascfculos que contienen unas
l. KUNKEL, G.: Biogeograpby and Ecology in tbe Cmry Idands (l'refacio).
Canarias y América en la Marianne Norrh S Gallery 4
hermosas láminas. Otros trabajos suyos son Pbilosopbical Transactims; un rela-to
de Tres viajes desde Cape Town a So& Afnca (1 776) y un relato de la Isla de
'san M&el (1 778)2.
Corre el año 1776 y es Canarias el lugar elegido por las autoridades del
Kew Gardens para recolectar plantas autóctonas. Una colección de sus plan-tas
y dibujos se guardan en el Departamento de Botánica del Museo Británi-co
(Natural History) (Londres).
También América cuenta en la historia de sus viajes. Hacia 1798 fue
enviado allí y precisamente en el año 1805 en Montreal, durante unas fiestas
navideñas le llegó la hora de su muerte.
Muchas plantas, ahora en conservatorios, fueron llevadas por este insig-ne
coleccionista a Inglaterra. Precisamente el «Genus Massonim fue denorni-nado
así en su honor por Linneaus. Su retrato, un hermoso óleo, cuelga de
las salas de la Linneaus Society en Burlington ~ o u s e ~ .
LAS VIAJERAS VICTORIANAS
Marianne North pertenece a ese gmpo de mujeres viaorianas que eli-gen
Canarias y América como lugares de trabajo e investigación. Estas sue-len
viajar solas y por variadas razones. La mayoría de ellas de mediana edad
y a menudo enfermizas, como ocurrió con Marianne. Eran de un alto nivel
social.
Los viajes son una de las mayores experiencias de la vida de una perso-na
y también de la vida de las sociedades. Sabemos que los ingleses han sido
grandes viajeros. Dado el fin educativo y social de estos viajes, era lógico que
muchas de ellas produjeran interesantes cartas o informes, que a veces termi-naban
en unos hermosos libros de viajes. Libros interesantísimos y de un
gran vaior, como resrimonio, a ia vez de lo que eiias veían en otros países y
también de los ojos con que hacían la observación4. Recordemos por ejemplo
el Sixteen Years ofan Artist's Life in Morocco, SSpain and tbe Canaty Islands (Eliza-beth
Murray); Travels in West Afiica (Mary Henrietta Kingsley); .Teneriye an
its six sattelittes (Olivia Stone); o bien el de Marianne North titulado Redec-tions
ofa Happy Life.
2. BRINSLEY BARBIDGE, R.: Dicfiona'y ofBotmist Fher. hndon.
3. STEPHEN, L.: Dim'o~ryo fNationaLBiography, London, 1888.
4. ROBERTSON, 1.: Los c ~ s oiqse rtinentes Londres, 1978.
5 José Luis García Pérez
Algunas de ellas, en especial en las Islas Canarias, se dedican a criticar
todo cuanto sus ojos ven, las incómodas posadas, las vestimentas femeninas,
las promesas, etc ..., en tanto que otras como Marianne North pisaban tierra
canaria para alabar las excelencias de este pueblo, al mismo tiempo que cap
taba en sus lienzos la belleza del archipiélago canario.
Fortalecidas por una clase de inocente valor, convencidas de la misión
civilizadora de la mujer, con sus largas faldas y equipadas con sus paraguas o
sombqillas según el tiempo, la viajera dama del siglo XM rec~rrfam illas mi-sionando,
coleccionando, escribiendo, pintando, observando, herborizando
y, -1 G,1 c, ,,,, G",A,
(U ~111a1, IVLV~~LICZLIUV. m
D
La mayoría de ellas no estaban interesadas en la politica, a excepción de E
Mary Henrietta Kinsgley. No pensaban viajar por placer, viajaban para tra- O
bajar, siempre arrastrando con ellas su libro de notas, su pincel o su cámara n-- m
f o t ~ g r ~ cSae.rí a interesante saber cómo financiaban sus viajes. Por ejemplo, O
E
Elizabeth Murray recorre el mundo por las condiciones consulares de su es- E
2
poso Mr. Murray, que con sus variados destinos diplomáticos va guiando los E
libros y cuadros de su esposa. Por otro lado, Marianne North fue una mujer $
muy rica que poda costearse sus viajes alrededor del mundo. Otras viajeras -
0 victorianas pensaban en la venta de sus libros, por ejemplo el caso de Isabe- mE
lie Bird. O
La creación de la Female Middle Class Emigration Society en 1862~,
n
abrió las puertas a muchas jóvenes que perteneciendo a la clase profesional E
durante la última parte del siglo XM, fueron a Nueva Zelanda, Australia, a
Canadá y South Africa como institutrices y maestras. Asuntos misionarios
eran también otros motivos para viajar. Fundamentalmente, sin embargo, el
más fuerte +tu fue el creciente deseo de la mujer del siglo XIX por la in- 3
O
dependencia y la oportunidad, un deseo que cristalizó en los grandes movi-mientos
por la emancipación femenina y la' lucha por el sufragio femenino.
La emigración era una solución favorita para todas las enfermedades sociales
de aquel momento.
MARIANNE NORTH, SU VIDA
En la localidad de Hastings (Sussex) en Inglaterra nació en 1830. Hija
de Frederick North, miembro del Parlamento por Hastings. Se educó en un
5. MIDDLETON. D.:V inrmimr Ladj Tra~ikrb~n.d on, 1965, pág. 6.
Canarias y Ameria en la Marianne NonhS Gallery 6
ambiente artfstico en unión de su progenitor. Desde muy pequeña rec -1 ó un
gran talento para el dibujo, pero sus primeros pasos aafsticos fueron dedica-
'dos al canto. Posefa una deliciosa voz pero lo abandonó todo dedicándose de
lleno a la pintura6. Recibió lecciones de Valentine Bartholomew desde 1847
a 1850. No fue muy convencional en sus métodos, pero sin embargo sus tra-bajos
consiguen un alto nivel de competencia artfstica. Pintaba muy rápido,
concluyendo a veces su cuadro en un día.
Hacia 1855 vivió en Londres, después de la muerte de su madre, y en
unión de su padre recorrió las calles y jardines de Londres en busca de plan-tas
extrañas para llevarlas a la colección del Kew ~ardens'.
Rodeada y animada siempre cie grandes e ilustres amigos, entre los que
se encontraba el gran Charles Danvin, que fue su consejero en diversos via-jes,
al mismo tiempo que estaba siempre presto a ver los resultados de los
viajes realizados por ella. Por ejemplo, el viaje de Marianne North a Canarias
en 1874, fue seguido por el gran naturista que quedaba admirado de la belle-za
canaria al tiempo que recordaba su frustrado viaje a las islas en 1832~.
Desde 1874 a 1887 sigue viajando por todos los continentes, pero en
1890 se retiró a Alderley, en Gloucestershire, viviendo apartada de toda re-lación
y de todo tipo de trabajo. Casi sorda y con unos tremendos dolores en
su cabeza, quedó en aquella villa, esperando el momento de su muerte, ro-deada
del más bello jardín de Gloucestershire. Un 30 de agosto de 1890,
cuando contaba 60 años, dejaba de existir la dama de la flora mundial. Sus
últimas palabras en una carta al Director del Kew Gardens, Sir Joseph Hoo-ker,
en la que se interesaba por la asistencia de público a su galería, deciari:
((Strength is gone and rest is corninp («La fuerza se marcha, el descanso ya
viene»)9.
Viajando en solitario, Marianne North recorrió los cinco continentes.
De cada uno de ellos pintó su flora y el resultado de sus 24 años de viaje tra-jo
consigo la creación de una hermosa y atrayente galeria que lleva su nom-bre.
6. SYMONDS, S. A.: A Vision ofEden. Exeter, 1980, pág. 17.
7. LEESMILNE, A.: J o u d ofRyaf HorticulturalS~ciety, 89 (6), June 1964.
8. El Dia (Santa Cruz de Tenerife). Domingo 18 de Abril de 1982.
9. SYMONDS, S. A,: op. cit., pág. 239.
José Luis (;arcíu Pérez
Creemos que para describrir los viajes de Marianne North alrededor del
mundo se necesitaría mucho tiempo y espacio. Esperamos que algún experto
botánico pueda seguir sus pasos a través de los más recónditos lugares por
eila visitados y así comprobar si algunas de las especies pintadas por la dama
victoriana aún existen en este globo.
Viena en 1848 es uno de sus primeros lugares durante su adolescencia.
Hacia 1855, en compañía de su padre, recorre Turquía, Siria y Egipto.
Cinco años más tarde, se entusiasma por España y permanece en los Pi-rineos.
Corre el año 1861 y Hungría y Atenas son los lugares elegidos, pa-
"a"..a.A~- a u uum X~.. a ean. .A- -.. Al-,",;, Ttnl;" .. I2..n,r;n L ~ U L p~. L A L L L L ~ ~ U L ~L, L - ~ y 1 LauLta.
Habiendo muerto su padre, y quizás para olvidar la pérdida de su gran
ídolo, empieza un peregrinaje que la llevara a visitar todos los continentes y
se embarca en primer lugar hacia Canadd y Estados Unidos. Desde 1871 a
1874 reside en países sudamericanos como Jamaica y Brasil, y de regreso a
Inglaterra, permanece un tiempo en Madera y Portugal.
Finales de 1874, principios de 1875, son los años de sü estancia en Te-nerife.
A partir de este viaje, organiza otra gran expedición y desde 1875 a
1877 visita Califomia, Japón, Singapur, Borneo, Java y la India.
Hacia 1880, contando 50 años de edad, llega a Australia, país donde
realiza una gran labor, al mismo tiempo que quedó admirada de su gran va-riedad.
Había ido a este continente, casi por expreso deseo de Charles Dar-win.
También Africa, país muy elegido por las damas victorianas, es lugar de
residencia de Marianne North en 1882.
Su último viaje, seis años antes de su muerte, completamente enferma,
fue nuevamente a tierras sudamericanas, en esta ocasión a ~ h i l e l ~ .
Sus viajes, su gran amor, fueron los que pusieron fin a su vida. Los
cambios bruscos a que se exponía, las tempranas horas en que soiía pintar,
en ocasiones junto a suelos húmedos, otras en suelos secos, tenían que ir mi-nando
aquella brava mujer. En un principio su enfermedad fue el reumatis-mo,
más tarde el hígado, para terminar sus días con una enorme sordera y
unos trastornos nerviosos que casi le condujeron a la locura.
Tras su muerte, nos deja un gran documento, un gran milagro de poder
tener reunida toda la flora mundial, al mismo tiempo que salvar para la pos-teridad
algunos bellos ejemplares.
10. STEPHEN, L.: Dittim'y ~NohohonaiBiograpLh_oyn.d on, 1888.
Canarias y América en la Marianne fiorrhk Gallerj
AMERICA EN SU OBRA
Habiendo leido el libro At Last de Charles Kingsley, gran poeta inglés
y tío de otra gran dama victoriana que visitó las islas, María Henrietta
Kingsley, decidió Marianne North conocer América.
El 12 de Julio de 1871, desde Liverpool, en el vapor Malta, parte para
Boston. La Comptonia es una de las primeras plantas pintadas en suelo ameri-cano.
En West Manchester, pinta la Cardinal Fiower.
Durante su estancia en las islas de Nohant, conoce a Longfellow, quien
le anima a que conozca Brasil. Visita que realizará en 1872, pero antes deci-de
ver ias Cataratas dei Niágara, siendo éste uno de ios pocos paisajes que
pinta.
Había llegado a América del Norte con unas cartas bajo su brazo. Quie-re
llevar a cabo todas estas visitas de amigos, que en ocasiones más que un
entretenimiento resultaron una odisea, ya que muchas veces llegaba comple-tamente
empapada por la lluvia o llena de lodo por los inhóspitos caminos
por los que tenía que pasar. En otros momentos, con la pérdida de trenes,
hacia que permaneciera en un lugar durante 24 horas alimentándose sólo a
base de galletas.
Jamaica, otro de los lugares visitados en 1871, es un lugar que queda
bien claro en su imaginación. Sus pinceles no cesaron de trabajar en las tie-rras
jamaicanas, ya que Marianne encuentra la flora y fruta de este lugar in-teresantes.
En sus lienzos quedan los mangos, mahogany, cocos, las ca-ñas
de bambú, flores de pasi6n, etc ... Fue un lugar donde apenas pudo des-cansar
ya que la gran variedad de materias que le ofrecia el país jamaicano
tenía que aprovecharlo.
El 16 de Julio de 1872 estaba de nuevo en Inglaterra, cerrando asf su
primer ciclo hacia tierras americanas. Su segundo ciclo no tardó en comen-zar,
fue dos meses más tarde cuando decidió aquel proyectado viaje, deseo de
Longfellow. El 28 de Agosto de este mismo año, pisaba la tierra carioca. Su
primera impresión fue extasiarse ante la belleza marina de la Bahia de Río.
Acudia diariamente al Jardín Botánico y la flor por la que siente gran predi-lección
es la «Buganvilla».
La Araucaria Imbricans o Monky P&&, cuadro que pasó a engrosar las
paredes de la Marianne North's Gallery en Kew Gardens, fue fruto de su
último viaje a tierras sudamericanas".
1 l. NORTH, Marianne: RecoL'etfions 40 Happy LIL.on don, 1892, pág. 59-66.
José Luis García Pérez
CANARIAS EN SU OBRA
Un siglo más tarde de la llegada de Francis Masson, colector del Kew
Gardens, que habfa venido para recolectar plantas para el famoso jardín in-glés,
llegaba a Tenerife Marianne North.
Después de su estancia en Brasil y Jamaica, volvfa a su patria para des-cansar,
pero aquel frío intenso por el que pasaba Inglaterra en 1874, hizo
que Marianne cambiara sus planes y decidiera venir en busca del sol de las
Islas Canarias.
Habiendo saiido de iiverpooi ei primer día dei año 1875 conun tiempo p
verdaderamente tormento~ol~le~g,a ba a Madeira el 11 del mismo mes, don-de
visita a algunos familiares. Hacia el 13 de Enero llegaba a Santa Cruz de $
Tenerife, después de haber contemplado y quedar maravillada de la belleza
del Teide desde alta mar. El mismo día de su llegada se dirige presurosa ha-cia
la Villa de La Orotava. En un principio queda un tanto desanimada por
la gran cantidad de árboles y flora que han sido suprimidas en favor de la co-chinilla.
3
Trafa cartas del Dr. Hooker para el manager suizo del Jardín Botánico. %
Al mismo tiempo queda algo desconcertada ante la vista del Drago que
Humboldt habia descrito, convertido ahora en un montón de cenizas.
A. lo largo de su obra expresa la gran amabilidad de la gente canaria que
en ocasiones, al conocer la afición por las plantas de la dama inglesa, no du- %
dan a la menor ocasión en traer ante eiia todo tipo de plantas que tenfan en
n
SUS casas. n
0
Durante su estancia en Tenerife, tuvo la suerte de vivir en una casa E
donde la vista del Teide era inmejorable y no cesaba cada mañana de plas-marlo
en sus lienzos. Otro de los lugares que menciona la artista era Rambla
de Castro, donde pudo pintar y apreciar el gran Caiadium escuientum.
También Mariame North.tuvo la dicha de conocer a Mr. Srnith, quien
posefa un hermoso y valioso jardín, pudiendo conocer mucho de la flora ca-naria
a través de él. Algunos de sus cuadros están realizados en este hermoso
lugar. En un principio traba muy buena amistad con la esposa de Mr. Smith,
una agradable escocesa, amiga de Charles Piazzi Smith, gran astrónomo in-glés
que habfa hecho unas importantes investigaciones en la cima del Pico
Teide en 1856. La misma Marianne North traía cartas de este gran investi-
12. Encidopedia Universal Iiustrada Europea-Amencana XXVII. Espasa-Caipe.
Canarias y América en la Marianne Norrh j. Gallery
gador para los Sres. smith13.
Como dato curioso que nos revela lo encantada y admirada que M.
North quedó de la isla, valgan estas sus propias palabras sobre las rosas de
Tenerife: J never smelt roses so sweet as those)) («Nunca oií rosas tan olo-rosas
como éstas))).
Canarias representa un amplio campo para su colección. No cesa de
pintar, son muchas las vistas que Marianne North se lleva de Canarias. En
sus lienzos no faltan los aloes, cactus, euforbias, arums, cinerarias, y sedurns.
Cada día una nueva planta o una vista diferente es conocida por esta incan-sable
dama viajera.
El 29 de Abril de 1875 decide volver a Inglaterra en el vapor Etiopía,
dejando atrás una isla donde encontró belleza y hospitalidad. Hacia el 8 de
Mayo ya se encontraba en su hogar, preparando su próximo viaje, en esta
ocasión hacia el ~apón'~.
SU OBRA LITERARIA
Sus pasos, sus andanzas y curiosidades se mezclan en su obra literaria
con su principal personaje: las flores. Su libro representa un buen material
para el botánico, para el amante de la naturaleza, en fin para el que busque la
anécdota.
Su estilo es delicado. Posee un conocimiento profundo de los terrenos
que visita. Va en busca muchas veces de algo que ya conoce pero que no ha
visto. Se procura cartas de presentación de personajes influyentes, que luego
son los que le preparan el terreno para buscar ciertas especies. Por supuesto,
su obra trata de la botánica, pero puede ser facilmente leida por cualquier
persona que no la conozca. Va abriendo ifnea a iínea los conocimientos botá-
A través de su libro nos parece estar visitando ese país paso a paso y
palpando esos terrenos con esa flora que tanto ama y venera. No queda atrás
un país donde no haya dejado ella su piropo para con sus plantas y paisajes.
Entre sus mejores obras podemos destacar Recolecfions 4 a Happy Life
(London, 1892, 2 volúmenes) y Some Further Recolecfions d a Happy Life (Lon-
A-- IQ02\
UUil, IU />J.
13. NORTH, Marianne, op. cif. pág. 196.
14. SYMONDS,S.A.: op. cit. pág. 83.
11 José Luis García Pérez
Anos más tarde, después de su muerte, su hermana, presenta un nuevo
libro en que nos cuenta las últimas andanzas de Marianne North. Se trata de
A Vision of Eden.
Otros muchos escritores y comentaristas se han preocupado de la gran
labor de Marianne North alrededor del mundo. Entre éstos podemos men-cionar
a los siguientes:
M. Dickins: Marianne No& (The Cornhiii Magazine, N" 1031, Spring,
1962,319-329).
A. Lees-Milne: Marianne North (Joma1 of Royal HoaiCultural Society,
89 (61, junio, 1964, 231-243).
m -
Dorothy Middleton: Flowers in a Lmdscape (Geographical Magazine, 35 E
(8). Diciembre, 1962,445-462). O
Dorothy Middleton: ((Victorian Lady Travellers)) (London, 1965, n-- m
54-71). O
E
E
2
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THE MARIANNE NORTH'S GALLERY -
3
Esta singular galería que lleva el nombre de la insigne dama victoriana, - -
0
está en el interior del famosísimo Kew Gardens. Conocemos las maravillas m
E
que encierra este hermoso parque, paso obligado de todo turista que pisa el
suelo sajón. Situado en el condado de Surrey, en la orilla derecha del Táme-sis,
a 8 Km. de Hyde Park, fue construido en 1760. Consta del Jardín Botá-a
nico propiamente tal (de 30 hectáreas de superficie) y de un arboretum de
109 hectáreas; adjunta a ellos se halla una biblioteca, un rico herbario (el
mayor del mundo) y 3 museos botánicos. El Kew Gardens es la sede central j
de la botánica colonial inglesa, y como tal, se han publicado en él gran nú- "
mero de obras im-portantes sobre las floras coloniales, al mismo tiempo que
publica varias revistas de relevante imprtancia15.
Entrando en este enorme parque por la Victorian Gate, dirigiéndonos
hacia la izquierda, después de haber atravesado un hermoso paseo, nos halla-remos
frente a la Galeria de Marianne Noah.
Cada vez que M. Noah regresaba de uno de sus viajes, solía realizar
iln_ar exrpi&n-s e invit&n_rlr>a SUS ~m&ta&s, So& mostrar !as miiravi-llas
que había encontrado en todos esos paises. Entre estas amistades, no p-día
fallar su gran amigo y animador Charles Darwin. Ella había alquilado en
15. Catlogo Royal Botanic Gardens (Kew Gardens) Kew. Londres,
Canarias y América en la Marianne North i Gallery 12
un principio una pequefia galeria en Londres, pero su idea definitiva era ins-talar
sus cuadros dentro de su amado y recordado Kew.
Fue precisamente desde una de las estaciones, donde a lo largo de su
vida se encontraba tan a menudo, cuando decidió escribir a Sir Joseph Hoo-ker,
director del Roya1 Botanic Garden en Kew. Esa carta fue enviada desde
la estación de Shreswsbury el 11 de Agosto de 1879. En su interior el ofreci-miento
de todo sus cuadros al Kew Gardens, con la condición de edificar un
pabellón que albergara sus óleos y todos los gastos de la construc.ci6n corre-rían
por cuenta de Marianne North.
Una vez concedido el permiso, Miss North solicitó la ayuda de Mr. Fer-gusson
quien fue el autor del estilo de la galería, pero siempre contando con
el asesoramiento y las ideas de la dama victoriana. Uno de los efectos mejor
conseguido fue la luminosidad de la sala la cual se construyó con una ilurni-nación
al estilo de los templos griegos.
Una vez concluido el edificio, Marianne quedó a solas, ordenando y ca-talogando
todos sus cuadros. Un 8 de Junio de 1882 las puertas de la Galeria
fueron abiertas para asombro de muchos.
La galeria alberga una colección de 848 cuadros, ordenados por países
uno detrás de otros sin dejar ningún espacio libre. En la parte baja de todo
los cuadros existen trozos de madera incrustados en la pared, que son mues-tras
de cada uno de los países por ella visitados.
Calidad y cantidad, en efecto, están unidas en las paredes de esta sala,
resultado de casi 20 años viajando y pintando a través de todos los continen-tes.
Para darnos una idea de lo asombroso que resulta este museo botánico
relatamos la siguiente anécdota: «Un día, mientras estaba Marianne North
ordenando y clasificando sus cuadros en la galerfa aún no abierta al público,
entró un matrimonio que quería cobijarse de la liuvia. Viendo a Marianne, el
caballero le dijo: <Es verdad lo que dicen p r &I que esto lo pht6 =a S Q ! ~
mujer viajando por todos los continentes? Marianne North simplemente con-testó:
«Efectivamente, yo lo he hecho todo». Entonces el caballero, cogién-dola
por los brazos, le dijo: <Usted?, luego usted ha tenido suerte de no haber
nacido hace 200 años, porque usted hubiera sido quemada por brujm16.
Wildfrid Blunt, autor del Art of Bofaflical Iiimfrafim en 1950, cuando
dscik la :aea bziC&?-IÑS:%T &.hT3,
(«como un dbum de gigantescos sellos botánicos»)17.
16. MIDDLETON, D.: op. dt., pág. 68.
17. BLUNT. Wiidfid: Tbe Art @BotMimf I f f ~ a tUi fLfo ndon, 1950.
13 José Luis García Pérez
La distribución de la galería es bien sencilla. Existe una especie de ante-sala
donde cuelgan los cuadros de la vida de Marianne Noah. La segunda
sala es la más ancha y la que alberga la mayor parte de los cuadros, especial-mente
los americanos. Llegando a la última sala más pequeña que la anterior
donde está su busto;, kaiizado pr Conrad Dressler, están los cuadros africa-nos
y los 27 cuadros dedicados a las Islas Canarias.
Entre ios principies cualiros americanos que destacan en ia saia, pode- ,,
mos citar: Californian Pitcher Plant (Darlingtonia Californica). The Old Red E
Ceddar (Juniperus Virginiana) (Massachusets). Vista de las Cataratas del Niá- O
n
gara. Flores salvajes de los alrededores de Nueva York: Jack in the pulpit =m
O (Arisaena triphyllum). Myristica fragrams y mellisuga rninima (Jamaica). Jar-
EE
dín Botánico de Río de Janeiro. Roya1 Palrns prasil). Flor de Pascua (Eup 2
E
horbia pulcherrirna) (Brasil). Cornus nuttalli y Sclasphorus nifus (California).
Plue Puyas (Puya alpestris) y Chillian Caai (Chile). Monkey Puzzle Tree o 3
Chile Pino (Araucaria araucana) la. e-m
E
CUADROS CANARIOS EN LA SALA MARIANNE NORTH O
n
Los 27 cuadros dedicados a la isla de Tenerife y a la flora canaria repre-aE
sentan un buen conjunto en la tercera sala. Destaca el colorido animoso del
n
paisaje canario, teniendo en muchas ocasiones de fondo al gigantesco Teide. n
Estos están enumerados desde el 502 al 528. 3
502. La punica granatum (Punica Granatum, L.) O
503. El Drazo de SanJuan de La Rambla.
504. Grupo dejoresy de pájaros (Opuntia Diiienii, Canarina Campanula y
la Iochroma) (Los pájaros de este cuadro son Agapornis pullaria).
505. A/oe enjlor.
506. El Drago de ¿a Orotava.
507. Raíces del Drago.
5I)R FI T m t u r (Q&g&il ~~qgBe~&>. --v. -7 --Y---
509. Siemprtwiva ypúfaros canarios (Sempervivum) (El nombre de los pája-ros:
Sermus canarius).
18. Catáiogo de la Marianne North's Gallery.
Canarias y América en la Marianne ~ o nj.h G allery 14
5 1 O. Vista del Teide desde Icod con plataneras y palmeras en primer término.
51 1. El Drago dellardin de Mr. Smith.
512. Vista del Pico Teide (En primer término ciertas plantas canarias,
destacando el Cacti (Opuntia).
513. Vista delsitio del Pardo (Orotava) (Destacan otras plantas como son:
Kleinia, Aloe, Euphorbia, Opuntia, etc.).
514. V i ~ t ade l Puerto de la Orotava (Destaca la palmera Phoenix dactilife-ra
en primer término).
5 1 5. ElJardh Botánico (Tener$).
516. Abyssiniam Ensete (Las semillas de esta planta fueron enviadas al
2
Kew Gardens en 1853 por Walter Plowden, cónsd británico en Ma'ssowa).
5 1 7. Estudio del Olivo. E
O
5 18. Dracunculus canariensis y Cinerana en flor. n -
5 19. Una espeta de Bugfoss (Echiurn Simplex). m
O
E
520. The Citrus Aurantium, Risso. E
2
521. Cherokee Rose, Bougainvilea, etc. E
522. La cochinilla.
3
523. El Drago en un jardh de Santa Cruz de Tener$.
524. Vista de Icod @estaca el Arundo Donax, L. y la cochinilla).
-
0
m
E 525. Old Manor de Castro (Con la Erica arborea y las Cinerarias).
O
625. Pino canario (Icod).
,527. Cherokee Rose (R. Laevigata, Michx). n
E
528. El Aloey el Cactus enj7or (Aloe Vera L. y A. Barbadensis, Mill. y a
Cochineal Cactus, Opuntia coccinelligera, steud.)19. n
En el Catálogo que se encuentra en la propia sala de Marianne North, n
existe una minuciosa descripción de cada uno de los cuadros, especialmente O3
unas indicaciones propias e interesantes para el investigador botánico.
Miss North, mujer viajera, incansable, enfermiza, que luchando contra
todas las adversidades, no deja atrás una simple planta o flor de cada conti-nente,
no se conformaba con las noticias sobre cierta flora, necesitaba pal-paria,
conoceria «in siw, aiií donde ia fior crecía.
Sus cuadros son más importantes que bellos, pero uno no puede dejar
15 José Luis Garcia Pérez
de asombrarse ante la maravilla que se presenta ante nuestros ojos. Toda la
flora mundial con su hermoso y variado colorido.
En ocasiones, pinta el paisaje al fondo para darnos una idea de la situa-ción
de esa planta o flor. Hay una gran diferencia cuando ella pinta una vis-ta.
No es realmente el paisaje su objetivo, tampoco es que falle cuando lo
plasma, sino que Miss Noah no le presta atención a él, s610 a su flora. Re-presenta
un segundo papel en su obra, es accesorio.
Su trabajo era lo más importante, reconocia el valor futuro de su obra,
no quiere que ninguna especie quedi fuera del orbe, por eso no duda en
cambiar de aires cuando cree que hay algo interesante. Según ella, pintaba
todo lo que era bello en la naturaleza.
Muchas de las flores pintadas a lo largo de sus viajes, y que hoy están
en su galería, han servido para estudiarlas ya que algunas se han extinguido.
Al mismo tiempo, se preocupa también de los insectos, mariposas y ave5 que
merodean sus plantas. Así en Canarias no cesa de pintar diversas clases de
pajarillos que con su vistoso colorido animan sus lienzos.
Verdaderamente, sus cuadros son dores en un paisaje». Pintaba deprisa
para captar al aire ese momento de la flora. Ella misma decia que deseaba
pintar las flores en su lugar de nacimiento ((plants in their homes»). Tan im-portante
es su nombre en el mundo de la botánica, que al menos cinco flores
llevan su nombre, cuatro de ellas presentadas por ella a Europa, por ejemplo:
Northea Seychellana, Nepenthes Northiana, Crinum Northianum, Areca
Northiana y Kniphofia ~ o r t h i a n a ~ ~ .
Se puede decir que M. North usaba su pincel como los modernos viaje-ros
botánicos usan su cámara, pero ella consiguió efectos que la cámara nun-ca
pudo.
Otra de sus caracterfsticas es la gran variedad que consiguió. Su sala ti;-
ne variedad, es un paseo a través de todos los continentes.
Preocupada por la naturaleza, en ocasiones, ataca en sus escritos a los
que destruyen el paisaje. Se presentaba ya como una buena ecologista. Preci-samente
en Canarias, se lamenta que mucho de la belleza del pasaje se haya
estropeado por culpa del negocio de la cochinilla. En otro momento, su la-mento
es más triste al contemplar los bosques rojos en California y dice «se
le rompe a uno el corazón al ver cómo el hombre, el civilizador, gasta teso-ros
naturales en . o s pocos años, donde los salvajes y los animales no ha-
20. SYMONDS, S. A.: op. d.,t. ,. 233.
Canarias y América en la Marianne North f Gallery
bfan hecho ningún daño durante siglos»21.
Hasta ahora, no comprendemos el por qué Marianne North no ha sido
rescatada de ese anonimato por el buen botánico canario, ya que sin lugar a
dudas representa algo interesante dentro de la historiografía de las Islas Ca-narias.
Ojalá estas pocas notas sobre Miss North sirvan para que el buen afi-cionado
a la flora y fauna canaria intente estudiar más a fondo, desde un
punto de vista botánico, la gran labor de esta dama viaoriana.
SUCESORES
Esa flora canaria que permanece en vivo en un lugar del Kew Gardens,
y que por otro lado está plasmada en los hermosos lienzos de Marianne, ha
hecho que los botánicos ingleses, especialmente los pertenecientes al famoso
jardín botánico, hayan seguido interesados por nuestros temas.
A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, el botánico inglés Re-verendo
R.P. Murray trabajó en las islas entre 1890 y 1904. Desgraciada-mente
no pudo concluir su hermoso trabajo ya que le sobrevino la muerte.
Su trabajo fue continuado por los franceses C. J. Pitard y L. Proust.
Ya entrado el siglo XX otros dos botánicos del Kew Gardens, Thomas
Sprague y John Hutchinson, visitaron la isla y a su vuelta escribieron una se-rie
de articulas sobre las plantas canarias. Más tarde R. Lloyd Praeger, natu-ral
de Dublín estudió la suculenta flora de las Canarias, prestando una espe-cial
atención a la Sempervivum Group (~ouseleeks)~~.
También, en los primeros años del siglo XX, las Islas Canarias se ven
agraciadas con la visita de dos hermanas, grandes conocedoras de la labor de
Marianne North, éstas son Elle y Florence ~ u - ~ a nqeue~ n~o c, e san de es-
..-..l.-.-AL:- *-A-- 1-- :-la- 2 - 1 A--l..:-::l-- -1 -:..-- -: --- LIIU~I DUULC LUU-a~~ -1m3 1 - m UCI L U C I U ~ I C I ~ ~ ~ U-,u 1 1 1 1 3 1 1 1 ~L ~ C I I I ~ Uy c L UU u n a b
hermosas acuarelas van aprovechando la flora y el paisaje canario. Damas
que pensamos también se merecen un rescate de ese gran olvido, ya que al
igual que otras viaorianas que visitan las islas, aportan elementos que pue-den
ser incluidos en algunos apartados de la historia insular.
21. HUXLEY, Anthony: Introduction (A uisión ofmen). Exeter 1980, p6g. 13.
22. BRAMWELL, D. & 2.: Wild FImvm 4th Camy Islands. CIT. 1974, phg. 2.
23. DUCANE, Florence: Thc Canary Is/nnd. hndon, 191 1.