LAS CANARIAS Y LA POL~TICA EMIGRATORIA
A INDIAS
Son diversas las faceta: que el fenómeno emigración brinda y exi-ge
que aclaremos. Desde las razones que respaldan el abandono de la
tierra-patria hasta las posibles repercusiones en esa misma tierra del
emigrante a través de capitales o técnicas que luego importa. Pasando,
por supuesto, por las condiciones de la emigración (embarque, navega-ción,
recepción, adaptación), asentamiento, etc. Porque si interesant~
resulta saber el níúnero total de canarios que dejaron el Archipiéla-go
en los siglos XVI-XIX camino del Nuevo Mundo, más sugestivo nos
parece conocer sus destinos, porcentajes por edades y profesiones, y
razones de su salida, consecuencia de su trasplante y política que les
empujó a dejar su tierra. Ya que muchas veces fue una decisión es-tatal,
condicionada por coyunturas internacionales -junto con circuns-tancias
internas de las Islas- las que determinaron la emigración como
vamos a ver en este esbozo. Esta política gubernamental es la que
nos preocupa en estas páginas. Es decir, la que movió al estado español
para fomentar y hasta compelir al éxodo de los canarios hacia el Nue-vo
Mundo.
El proceso, del xvr al XVIII, para nuestro caso ofrece en el primer
extremo una abundancia, exceso, de población en el Archipiélago que
aprovecha el descubrimiento y el paso de expediciones para enrolarse y
jugar papeles claves en el dominio antillano y continental. Es el mo-mento
heroico, de aventura. En el X ~ I I ya las islas se muestran más
escuálidas en cuanto a demografía, y las razones emigratorias son otras;
la gente va un tanto forzada, pues el Estado condiciona la exportación
al envío de familias. Esto se acentúa en el XVIII, en especial tras el
Reglamento para el comercio canario-americano que se da en 1718. En
esta centuria las Islas denuncian una y otra vez su pobreza demográfica
y el daño que la emigración les hace. No obstante, la Corona, sobre
t d c a partir de !a década de! 30, enperimc~ta mas xcesidades k e r -
nacionales en las áreas de Tejas-Golfo de Méjico, Florida y Santo Do-mingo
que le impele a montar todos unos estudiados planer de repo-blación
donde, subsanando fallos anteriores, se logre remitir cuantiosa
sangre islefia a esas geografías. El litoral caribeño-continental (Vene-zuela,
Colombia, Yucatán), que ha merecido la atención de anteriores
asentarnientos, se deja de lado por estas otras zonas sobre las que pesa
la infiltración extranjera de ingleses, subcontinente norte, y de france-ses,
isla Española.
Un ejemplo de lo que hemos sentado con referencia al XVI lo te-nemos
en la petición de la Isla de La Palma en 1534, manifestando
que está muy poblada de naturales de los reinos de Portugal y Cas-tilla,
deseosos de irse a vivir a Indias, por lo que solicitan licencia para
embarcarse y recibir tierras l. Pero antes de terminar el siglo, en 1574,
ya se está exponiendo que las Islas se despueblan y que conviene poner
coto a la emigración < La prohibición no tarda en darse. Se da en 1599
y años posteriores 3. No obstante, según sabemos y expusimos en otro
trabajo, la corriente no se corta totalmente. En 1663 se habla de llevar
2 800 familias a Santo Domingo, a propuesta de las mismas Islas. Hay N
unas notables consideraciones hechas en dos cabildos celebrados en E E
'Tenerife sobre la remisión de este lote de colonos. Decimos intere- O
n santes porque se le evidencia al Estado que los arrendadores del Almo- -
m
O
jarifazgo están sacando cuantiosos beneficios y, precisamente, de esos EE
fondos se podría extraer el dinero para subvencionar los gastos que S
E
ocasionasen las expediciones colonizadoras. Se discutió en tales cabildos -
si convenía remitir las familias en los navíos autorizados a cargar fru- 3
tos, si el capital a gastar se cubría mediante los propios o donativos %
ae los particulares.. ., etc. Los mismos regidores llegaron a ofrecer can- ' E
tidades y especies para hacer frente a estos desembolsos 4. Dado que el
Capitán General y Gobernador había propuesto a la Corona extraer
gente de las Islas porque abundaban los pobres, el Estado no dudó
en interesarse y de ahí la aceptación del proyecto y las posteriores dis-cusiones
en los dos cabildos del mes de julio cuyas actas recogen lo 2
n
que hemos dicho, los tipos de gentes a enviar, lo que se le podía dar j
a cada familia, etc. El criterio era de que estas familias si salían de $
Canarias sería para fundm poblaciones nuevas y no para acrecentar O
antiguos establecimientos, y gozando de exenciones especiales ".
1. A. G. 1. Indiferente General, leg. 420, lib. 16, fol. 68v.
2, F. MORALESP ADR~NC:o lonos canarios en Indias, .Anuario de Estudios Ameri-canos,,
vol. VIII, Sevilla, 1951, p. 406. En este trabajo utilizamos del Archivo General
de Indias los legajos de Santo Domingo, 899 y 1.020; Panamá: 233; Caracas, 109, e
Indiferente General: 419, 420, 425, 3.091, 3.093, 3.096, 3.098, 3.099, 3.103, 3.108, 3.112 y 3.115.
3. Cedulario de Canarias. Transcripción y estudio preliminar de F. Morales Padrón.
Sevilla-Las Palmas de Gran Canana, 1970, t. 11, doc. 51.
4. A. G. 1. Santo Domingo, leg. 303. Son varios los documentos conservados aquí
sobre esta materia.
5. Carta del Capitan general de Canarias Gerónimo Benavente Quiñones, Santa Cruz
de Tenerife, 8 de septiembre de 1663. A. G. 1. Santo Domingo. leg. 303.
El interés se centraba en Santo Domingo y Puerto Rico. El Gober-nador
de esta isla, Gaspar de Arteaga, en junio de 1670, solicitó el
urgente envío de 200 familias. Luego, en noviembre, pide que sean
300 infantes en lugar de las familias y que cada año sigan llegando 50
mílites con el fin de mantener siempre una guarnición de 500 hom-bres.
Arteaga prefiere a los soldados por razones defensivas y porque
a los colonos no se les puede atender en tanto ze les adapta al terri-torio
y, además, no hay tierras que repartir. En cuanto a La Española,
por esos años sus zonas norte y occidental se encontraban despobladas.
El Presidente de la Audiencia, Gaspar de Castro Rivera, había plan-teado
este dilema y la necesidad de llevar colonos o, mejor, soldados.
Ante esta petición el Consejo exhumará todo un viejo proyecto ex-puesto
ya en 1663 para remitir 800 familias siguiendo las sugerencias
del Capitán General de Canarias, ijenavenre Quiñones. Respecto a la m -
Florida, también su Gobernador, Manuel de Sardoya, plantea similiar E
problemática. El gran valor estratégico de la península, enclave ideal O
para poner en peligro a las islas de Barlovento y a la flota de Nueva n -
=m
España, exige la construcción de un fuerte, la fortificación de Puerto O
E
ApaIache y Río San Martín (a 30 leguas de San Agustín) y el envío E
2
de familias canarias pedidas con antelación. Los gastos que ocasionaría =E
no permitió hacer realidad el plan.
Para algunos especialistas con~ultados, la problemática que brin- 3
-
daban Puerto Rico, Santo Domingo y Florida debía resolverse a base em-de
contestar a una de las dos interrogantes siguientes: E
¿Valía la pena fundar nuevos pueblos? O
¿Sería mejor reforzar los existentes? 6. n
Los canarios se habían estado desparramando por la Guaira, Mara- -E
caibo, Santa Marta, San Francisco de Campeche, Puerto Rico, Santo a
2
Domingo, Santiago de Cuba ... Desde 1675 las Islas gozan de la ventaja n
0
de exportar 1.000 toneladas de vinos siempre que remitieran cinco fami-lias
por cada 100 toneladas con el fin de poblar las islas de Barlo- 3
O
vento Analizando la situación económica insular y las vicisitudes de
su comercio, percibimos que ios años eran diiiciies y así io expresa un
Memorial (le 1678 *, donde se resalta el miserable ectado, el peligro
que se cierne sobre el Archipiélago, el abandono que la gente hace
del mismo camino de las vecinas islas portuguesas, las limitaciones del
tráfico, el trueque que se practica con los extranjeros que traen trigo
6. A. G. 1. Santo Domingo. leg. 855.
7. F. MORALEPSA DR~NE: l comercio canario-americano (siglos X V I , XVI I y XVI I I J .
Sevilla, 1955, pp. 195-6.
8. Memoria1 de las Islas Canarias que eleva don Bernabé Tamariz Figueroa, 1678.
A. G. 1. Indiferente General, leg. 640.
a cambio de alhajas ... Las Islas, con 100.000 habitantes, si caen en
manos extranjeras -se afirma- servirán como base para amenazar o
cortar toda relación Península-América. No hay que olvidar la presen-cia
de Drake en 1593, ni la invasión a Gran Canaria en 1599, ni 12
arribada forzosa buscando refugio de la flota americana en 165'7. En
la fecha del Memorial, las Islas reciben nueva concesión de permiso
para traficar siempre que manden las sabidas cinco familias por cada
cien toneladas. Hasta 1681 no saldrá nadie; pero en ese año emigran
canarios a Cumaná; en 1682 se decide establecer una fundación de cana-rios
en Matanzas (se insiste en 1690); en 1682 zarpan colonos para
Yucatán y para Santo Domingo; en 1684 de nuevo para Santo Do-mingo,
cuyos mandatarios desean conjurar la infiltración extranjera.
Pero las autoridades canarias se quejan de la sangría, pese a lo cual
ese año de la queja (1685) abandonan Tenerife agricultores que fun-daran
San ¿arios, y en 1686 e1 ¿onsejo de Indias decide se embarquen
150 familias y se autorice a usar las rentas reales para su reclutamiento
y embarque. La gente, sin embargo, no se anima mucho.
Como vemos, la política migratoria del XVII, en relación con Cana-rias,
ha cido la de poblar en la orla continental, repoblar Santo Do-mingo
y Puerto Rico, donde interesan, sobre todo, mílites para su
presidio. En función de lo que hemos expuesto renglones más arriba.
en ese 1686 se le ordenó al Gobernador y Capitán General de Cana-rias,
Bernardo de Baraón, que preparase 150 familias y extrayese 3.750
ducados de la Real Hacienda para hacer frente a los gastos. En 1687 se
desea que 30 familias vayan a Santo Domingo y 20 a La Habana. Fue-ron
algunas, pero no todas '. Al poco se insiste en el proyecto para la
Bahía de Matanzas. Recordemos que de ello se habló en 1682; ahora,
en 1690, se espera asentar allí a 30 familias canarias, para lo cual se
le manda al Juez de India:, Isidro García de Bustamante, que las re-clute
y las remita en los navíos de permiso de acuerdo con la obligación
contraída por las Islas al recibir licencias de exportación. El Consejo
opinaba que a estos emigrantes se les debía de entregar tierras y 50 pe-sos,
aparte de eximirles durante veinte años de impuestos que afecta-sen
a todo lo destinado para el fomento de la agricultura y ganadería.
¿Fueron estas 30 familias? 'O. Ese mismo año el Gobernador de Fh-rida
elevaba nueva queja y exponía la necesidad que tenía de 100 fa-milias,
de Orense o Tuy, para poblar Apalachicoli y Apalache.
-
9. RR. CC. al Gobernador y Capitán general de Canarias y al Juez de Indias.
Madrid. 27 de in3o de 1690, Conx!ta de! Ccxsrie, 16 c'e abri! de 169G. A. G. 1. San!^
Dmingo, ieg. 332.
10. Ibídern.
214
La falta de unos planes -basados, claros, cobre una experiencia-se
siguen dando en la primera parte del siglo XVIII hasta alcanzar los
últimos años de la década del 30. Las necesidades de población, en
función de Canarias, continúase detectando en las zonas citadas y en el
Río de la Plata, donde se hará una importante aportación. También
aquí será un peligro extranjero, el portugués, el que decida la presen-cia
de esta sangre insular. De ahí lo fundamental de tener muy en
cuenta los avatares internacionales para una mejor comprensión de esta
política migratoria. Comercio y sucesos internacionales se involucrar,
en el fenómeno migratorio, junto con el estado interno del Archipiélago.
La situación floridana en 1690 determinó una primera petición de
gallegos; la Audiencia de aquel reino informó que los naturales de Ga-licia
por el gran amor a su tierra no deseaban abandonarla, pese a su
miseria. En 1704 el Gobernador de Florida, José de Zúñiga, insiste
en la necesidad que tiene de 200 familias para contener a los indios
y a los inglezes de San Jorge, que ayudan a aquéllos. Este acoso exigió
la demolición de la casa-fuerte de San Luis de Halimali y el éxodo
de sus habitantes hacia Panzacola con tan mala suerte que fueron ata-cados
y diezmados. Urgido por la penuria de Florida, se le pide al Juez
de Indias de Canarias, José de Cobo, que informe si las Islas están en
condiciones de remitir 200 labradores hacia Apalache. Hubo discusión
con la Audiencia y el informe debió ser positivo ".
Aprovechando el permiso de registro concedido en 1713, se ..e
ordena al Juez que vaya enviando a Florida 100 familias, las cuales
irán primero a La Habana, donde se les alojará en el Morro para evi-tar
que huyan. De allí marcharán a Panzacola, provistas de 50 pesos
de plata, un fusil, una espada.. . En esta localidad debían de ser recibidas
con amor situadas cerca del fuerte, y se les entregarían raciones para
cuarenta días y herramientas para alzar cabañar, y bueyes para el trans-porte..
. 12. Santo Domingo entonces -17 13- seguía representando el
.,1:,., d.., ,:,*:C:,,L 1, la,+, :,..,":', L.," rl,"rl, 1, L^,rl^ ---:
pui j lu ~ U L~ L ~ ~ L L L L I L l~aU ~iL uLa l r i v a a l u i i r r a r rLr u a UCUUF la uallua UCLL-dental.
La guerra va a interrumpir las relaciones con Florida de 1715
11. R. C. al Juez de Indias de Canarias. Madrid, 13 de agosto de 1705, ídem al
Capitán general de Canarias, y acuerdo del Consejo de 17 de julio de 1705, A. G. 1.
Santo Domingo, leg. 855. Al Juez de Indias se le ordenó que preparase 200 familias;
no concediera permiso o registro hacia ningún puerto sin que previamente los dueños
de navíos se comprometiesen a transportar las 20 familias a La Habana; que en lugar
Ue cinco familias por cada :E tondadas enviaran siete, y que no peiniutara por
dinero la obligación de transportar a éstas .
12. Al Almirante L6pez Pintado, Superintendente de la fábrica de navíos en La Ha-bana.
Madrid. 26 de agosto de 1715. A. G. 1. Santo Domingo, leg. 336.
a 1720, pero no con La Española. Sin embargo, hay un breve lapsus,
hasta 1720, sin gran actividad o, mejor dicho, de nula emigración.
Esta se va a ver afectada por un nuevo Reglamento de Comercio, el
de 1718, que inserta una cláusula condicionando la exportación a Ia re-misión
de emigrantes: cinco familias por cada 100 toneladas. La gravedad
de las incursiones francesas es subrayada más patéticamente por las
autoridades dominicanas; en 1719 se les conmina a los franceses para
que abandonen lo ocupado; orden que se suspende en 1721, pues se
están negociando paces. En 1724 se pide desde Santiago (Española]
el envío de familias canarias de acuerdo con los registros 13. El Go-bernador
Morla temía que la i:la se perdiese por la falta de comercio
y por la infiltración francesa realizada al socaire de la paz. Esta emer-gencia
se está dando desde 1713, en que se había agudizado la penetra-ción.
El Consejo, once años más tarde, reconocía el hecho y afirmaba
que ios franceses estaban radicados en Río Dajabaon, Guaba, Iiio Ba-jaya
(que ellos llaman Dodón) y Valle de Jatibonico (sic). Quedaba
evidenciado que los extranjeros del Guarico no estaban dispuestos a des-alojar
lo invadido y amenazaban con la violencia. Por eso, el Presi-dente
de la Audiencia consideraba conveniente que en el momento de
firmar las paces se exigiera la devolución de lo ocupado y se remi-tieran
200 hombres con destino al presidio, y colonos canarios para
repoblar 14. El tema de la repoblación de Santo Domingo en estos aíios
lo hemos visto en otra parte, y rabemos que desde 1720 están pasando
familias canarias con destino a Buenos Aires, Puerto Rico, Trinidad,
Montevideo, Maldonado y Tejas. Nos encontramos en vísperas de toda
una planificación del fenómeno migratorio. Planificación que atiende,
sobre todo, a Santo Domingo y a la Florida. Pero antes queremos
detenernos especialmente en una de las últimas oleadas salidas, que
demuestra la imprevisión, falta de estudios previos, etc., y que, si~l
embargo, en estas fechas (1976), por diversas razones, no interesa pa-sar
por alto.
Se trata de las personas que en 1730 pasaron a Tejas, vía Habana-
Méjico.
No estaba desconectado este plan de los proyectos próximos a
poner en marcha en Santo Domingo y Florida. La zona del seno me-jicano
constituía otra región de fricción y de peligro. Desde 1684 se
había manifestado la idea francesa por ocupar puertos en el seno meji-
13. Consulta del Consejo. Madrid, 19 de octubre de 1725. A. G. 1. Santo Domingo,
!-gajo 303:
14. Consulta del Conseio. Madrid, 18 de enero de 1726. A. C. 1. Santo Domingo,
legajo 303.
cano. La expedición de La Salle había alarmado. La política del virrey
Conde de la Moncloa, a partir de 1686, se expresó en una yerie de
expediciones (Rivas, Iriarte, Pez, Gamarra, etc.) encaminadas a locali-zar
lugares y aclarar las actividades galas. Los españoles se apo-deraron
de Mobila, pero la muerte de Carlos 11, y la amistad entre
ambas coronar, difuminó el temor español y permitió a los franceses,
como en Santo Domingo, extenderse por la bahía del Espíritu Santo
y otros parajes, al tiempo que introducían géneros extranjeros en Nue-va
Vizcaya. Fue entonces cuando Méjicc. propuso poblar y fortificar
la bahía de San Bernardo y la provincia de Coahuila con canarios y
gallegos. Con respecto a Tejas, se tenía ya la experiencia del año 1691
sobre lo anegadizo de sus tierras y lo inoportuno, por lo mismo, de
situar allí fundaciones. Basado en estos antecedentes 15, el Gobernador,
Aii&és de Pez, propuso la población de la bahía de San Bernardo m -
para contener a los franceses y resguardar el resto del territorio. El E
plan se sometió en 1718 al Soberano, fecha en la que ya se sabía que O
los enemigos pretendían construir fortificaciones y asentarse en la bahía n-- m de San José con familias europeas e indias. El Consejo le insistió al Rey O E
en 1719 y éste se remitió a su resolución de 1718 en el :entido de E
2
evitar que los extranjeros poblasen la bahía de San José ni otro paraje -E
alguno. Poco después, con motivo de la devolución del fuerte de Pan-zacola
por los franceses (ya era virrey el Marqués de Valero), se volvió 3
a reclamar la remisión de familias para establecerse en el lago de San
- -
0
m
Bernardo y la había del Espíritu Santo con el fin de atajar a los fran- E
ceses. Cuando los españoles entraron en Tejas y los desalojaron, el O
Gobernador y Capitán General -Marqués de San Miguel de Aguaio n
(sic)- manifestó la conveniencia de enviar 200 familias de gallegos, -E
canarios o cubanos, o de la provincia de Tlascala, para acegurar la pro- a
2
vincia. La Corona no dudó en 1724 en atender la demanda del citado n
Gobernador, pero ¿acertaba éste en su petición? ¿Le movían intere- n
ses particulares? O3
El Estado había programado remitir 400 familias canarias para colo-nizar
la Anguila, lago de San Bernardo, bahía del Espíritu Santo, San An-tonio
y Adais (Tejas). El Marqués de Casafuerte, virrey de Méjico,
expuso que las localidades escogidas eran pantanosas y nada conve-nientes
para tal asentamiento. Pero la operación siguió adelante. Y de
Lanzarote, Tenerife y Gran Canaria pasaron 56 personas, que podemos
considerar como los fundadores de San Antonio de Béjar. ¿Cuáles fue-
15. ROBERTO GIL MUNILLA: Política española en el Golfo Mexicano. .Anuario 8e
Estudios Americanos*, vol. XII.
ron los avatares de estas familias? Penzamos que merece cierto deta-llismo
la travesía de este lote demográfico que aún tiene ecos humanos
en las tierras de Estados Unidos de América. Los lanzaroteños llegaron
a Santa Cruz en la balandra San Telmo, y permanecieron en Tenerife
del 14 al 27 de marzo de 1730. Zarparon para La Habana el 19 del
citado mes, en el navío Nuestra Seiiora del Rosario y San Joseph. Los
vemos, desde Lanzarote, cargando con sacos de gofio, cajas, colchones,
tocino, lana, sal. . Hasta cuatro fanegas de gofio en sacos llevaban al-gunos.
Debido a los vientos contrarios, mala mar y presencia de velas
enemigas, esuvieron en Santa Cruz de Tenerife más tiempo del debido,
por lo que se vieron en apuros y obligados a pedir socorros a las auto-ridades.
Estas le acudieron con un real de plata diario por familia.
Eran doce las familias 16, con apellidos Leal, Delgado, Curbelo, Santos,
Cabrera, Padrón, Betancurt ... En La Habana, a Juan Leal, cabeza de
2 una de ellas, se le puso enferma la mujer con dolores de parto, por N
lo que tuvo que pedir permiso para desembarcar y tomar más tarde E
otro navío que lo llevara a Nueva España. Se le alojó en el castillo O
n
de la Punta y la partera Bernarda Balera certificó que en el término
-- m
O
de un mes tendría lugar el alumbramiento, siendo conveniente darle EE
dos sangrías y que no reembarcase. Leal se quedó en La Habana. Tam- S
E
bién permaneció en la plaza la familia del alférez Juan Betancurt, pues su -
mujer y una hija estaban enfermas. Leal, sin embargo, se debió incor- 3
porar posteriormente, pues lo veremos en Veracruz solicitando conti- --
nuar el viaje por tierra, de lo contrario las mujeres se morirían. El Virrey 0
m
E
de Nueva España logró situar en San Antonio de Béjar a un total de O
dieciséis familias canarias. Habían llegado diez familias (de las doce
iniciales), a las que luego se agregaron 23 personas, haciendo un total n
E de 56 al final, pues algunas murieron y otras decertaron. En estas 56 -
a
personas faltaban algunas. Habían muerto los cabeza de un matrimo- 2
n
nio -Cabrera-, dejando tres huérfanos, y algunos niños. Los miem- n
n
bros de algunas familias casaron con integrantes de otras (Alvarez con 3
Curbelo, Arocha con Ciirbelo, Leal con Santos, Delgado con Leal y O
Rodríguez con Mir) y nacieron dos niííos (Habana y Quautitlán). La
juventud primaba entre los colonizadores, que no imaginaron nunca ni
las penalidades de la ruta no lo precario de la zona a donde se les
llevaba. El Virrey se apresuró a comunicar al Gobernador de La HR-bana
que si recalaban algunas más las ocupase en Cuba.
El traslado desde Veracruz hasta San Antonio de Béjar ocasionó
engorrosos trastornos, pues hubo que levantar casas en parajes desér-
16. Carta del Marqués de Casa Fuerte, Virrey de Méjico, 1 de septiembre de 1731,
y respuesta del Fiscal. Madrid, 19 de febrero de 1732. A. G. 1. Guadalajara, leg. 178
ticos, y luchar continuamente con el temor de las mujeres y la poca
deetreza de los hombres. De modo que los desembarcados en Veracruz
en junio (las 10 familias) y en agosto (las 23 personas) formaron una
sola expedición rumbo al pueblo de Quautitlán, a donde entraron el 27
de agosto tras doce días de caminata. El 15 de noviembre dejaron atrás
Quautitlán, escoltados, y el 17 de enero llegaron a Saltillo, donde en-contraron
toda clase de consuelos. Es de imaginar la caravana de mu-jeres,
niños, colonos y soldados por un territorio híspido y peligroso.
Así lo pinta el Virrey, que no ahorra tinta para subrayar lo difícil que
fue trasladar a esta cincuentena de cansados y temerosos pobladores a
Tejas. El 30 de enero abandonaron Saltillo, donde tomaron ganados,
y el 9 de marzo de 1731 entraban ya en el presidio de San Antonio
de Béjar. A la vista de los gastos ocasionados, el Virrey estimaba que
era recurrir a gente de! mismc Virreinato, hechos ya al terreno
y al enemigo.
Para el Virrey, una vez consumada la experiencia de 1730-173 1, al
Marqués de San Miguel de Aguayo le había movido intereses particu-lares.
La región no era buena para una repoblación o poblamiento y
si el mencionado Gobernador la consideró aparente fue por desconoci-miento
o, mejor dicho, porque lo que le movía era preservar su per-sonal
patrimonio territorial (haciendas). Lo manifestado por él sobre el
territorio era falso, como lo probaba un informe del Brigadier Pedro
de Rivera demostrando que el terreno era infecundo y pantanoso. Todo
esto, considerado en enero de 1732 en Madrid, era ya tarde para los
canarios Leal, Curbelo, Padrón, etc., asentados en San Antonio de
Béjar 17.
La atención estaba puesta, pues, en las zonas de Tejas-Luisiana,
Florida y Santo Domingo. Y es en estas geografías sobre las que
se volcaron la corriente emigratoria canaria. No obstante, de 1732
a 1738 salieron numerosos canarios rumbo a Maracaibo, Campeche,
Villa de [Jacalar, Santo Domingo y la Guaira (473 personas) la. Tam-bién
a Trinidad-Guayana se le había concedido en 1737 el pase de 12
17. A. G. 1. Guadalajara, 178.
Al día siguiente de embarcar las doce familias, salieron dos familias más en la
fragata .Gran Poder», con destino a Puerto Rico e integradas por Juan Antonio, de la
Orotava y con 33 años, su mujer Tomasa González, de 26 años, tres hijos varones,
de 12, 8 y 6 años, y dos hijas hembras, de 3 años y 3 meses. La otra familia la formaba
Juan Manuel Guanche de la Orotava, 42 años; María Correa, su mujer, de 38 años, y su
sobrina, María Correa, de 14 años. Portaban cajas, petates, instrumentos de labranza
(barra, machere, hachasj y a caaa persona se ie entrego cuatro pesos de plata. A. Ci. 1.
Indiferente General, leg. 331. Aquí también constan todos los trámites y gastos ocasio-nados
por las familias venidas de Lanzarote y que se enviaron, vía Cuba y Méjico, a Tejas.
18. F. MORALEPSA GR~NC:O ~OIZ..O., Sp . 428.
capuchinos y 25 familias lg. La atención, repetimos, estaba puesta en
las áreas mencionadas y, más concretamente y tras la experiencia de
San Antonio de Béjar, en Santo Domingo y Florida. Para esta penínsu
la se comienza a planear el envío de canarios en 1738, aunque sabemos
de pretensiones anteriores. A Santo Domingo irán muchos isleños en-tre
1738 y 1764.
Observemos el fenómeno floridano. ¿Qué pasa en Florida? Des-de
1690 :e vienen sucediendo las peticiones de sus gobernantes y los
proyectos metropolitanos. Vimos lo que ocurría en 1691, 1704, 1705,
1706, etc. En 1720 el Provincial de los franciscanos escribe en tér-minos
parecidos a1 Gobernador, que lo hace tres años más tarde lo.
Ambos dicen que hace falta gente para poblar Apalache y que urgen
500 familias canarias. Basta con que se remitan 50 en cada barco.
Los ingleses de Carolina han alterado los ánimos indígenas y éstos no
cuentan ya. Diversos informes y peticiones de los años 1725-1727 dan
vida a un dictamen de! Consejo, pero el Soberano no se decide. Y
en 1736 volvía a recalcarse la amenaza que significaban los británicos
de Georgia y Carolina. Los 161 pueblos de indios no han zuplido la
falta de población; los ingleses han invadido a algunos de ellos, intro-ducen
harina de contrabando y hacen esclavos que venden en Carolina
y Nueva Inglaterra (se dice que blancos y de color quebrado han ven-dido
más de 1.000). Por fin se decreta que vayan 200 familias gallegas
a fundar pueblos, a atraerse a los indios y a fomentar el desarrollo del
territorio. Pero la Audiencia de Galicia informó otra vez negativamen-te:
los gallegos están contentos con su miseria y no anhelan emigrar;
sólo irán obligados, en cuyo caso interesa mandar a los desarraigados,
vagabundos, presos y furcia:. A esta propuesta se oponía el Fiscal y
el mismo Consejo, partidarios de una emigración voluntaria y selecta.
La situación de Florida encausa la política migratoria por vías de
~lanificación. El gobierno quiere marchar sobre experiencias anterio-res.
Interesa saber sobre todo cómo se ha realizado la reclusión, qué
cantidades se han donado a los emigrantes, qué tipo de utillaje se les
entregó, etc. En este sentido nos topamos con informes alusivos a 10
suministrado a las familias que fueron a Puerto Rico en 1720 y 1728.
Imaginamos que sobre la base de informes como éste y otros más :e
elaboraron cuatro interesantes planes:
1) Plan sobre los gastos que harían los asentistas que llevarían
las familias a Florida anualmente y franquicias que se les concede para
iñ. Xoiicias ciz ias íamiiias quc de ias idas Canarias han psacio de diez años a
esta parte a los Reinos de Nueva España y Perú (1728-1737). A. G. 1. Snto. Domingo, ieg. 855.
20. A. G. 1. Santo Domingo, leg. 342.
facilitar su transporte. Importaban anualmente 2.877 pesos y las fran-quicias
15.362 pesos y 3 112 reales, por lo que el beneficio neto que
obtenían los asentistas era de 12.485 pesos y 3 112 reales.
2) Plan que costaría el envío de 50 familias a La Española anual-mente
teniendo en cuenta la experiencia del Río de la Plata en 1726-
1729. Entraban aquí vestidos, utillaje, barras de hierro, viático para
gastos menores.. . Se cifraba el desembolso en 1.602 pesos.
3) Plan de los gastos anuales que causarían en la isla Española
las 50 familias; se incluía manutención, enfermedades, transportes de
muebles, congrua de los curas, armas, animales, semillas, ornamentos
para la iglesia, etc. La partida sumaba 16.056 pesos.
4) Costo de 5.000 barriles de harina, de ocho arrobas, a intro-ducir
anualmente en Florida. Los cálculos en este presupuesto jugaban
coii los gastos y &íicficius de yeni.a21. Lo que estos planes p?ieruii m
D influir en la futura remisión de familias canarias lo ignoramos ahora E
mismo. Tras una serie de consideraciones que vamos a exponer, el río O
de emigrantes comienza a fluir casi sin interrupciones a partir de 1736. n-=
En ese año, en 1738, 1739 y 1742 se desplazan canarios a Santo Domin- m
O
E
go. Hay una paralización por causa de la guerra hasta 1749, en que se E
2
reinicia la corriente, y La Española vuelve a enriquecerse con sangre ca-
=E naria a partir del año citado, no constando registros de salida los años
1757 y 1762. A Florida van 666 personas en cinco años (1757-1761). 3
El Consejo, ante todo esto, opinaba que se debían remitir familias - - 0
de Canarias y no de otras partes, porque su ausencia no afectaba tanto m
E
a la despoblación de España (?), eran más fácil de reclutar y menos O
costosa su conducción. Tal vez estaba en lo cierto el máximo organismo n indiano sólo en su última apreciación, porque la despoblación estaba -E
haciendo estragos en el Archipiélago y la facilidad para reclutar a los a
emigrantes había que verla en función de las condiciones locales. 2
n
Estimaba también el Consejo que el Reglamento de 1718 vigente 0
compelía al envío de cinco familias por cada 100 toneladas, estando el O3
propietario del navío obligado a entregar 1.000 reales por cada familia
qUe fio &yrc se && al &&j bd que la
transportase. Bien es cierto que el objetivo del artículo 16 del citado
reglamento era la población de La Española.
Hasta la fecha, recapitulaba el Consejo, habían pasado emigrantes a
Uacalar (Yucatán), Tejas, Puerto Rico, Guayana, Perijá, Montevideo
Y Maldonado. Desde 1719 a
pudo haber pasado al Nuevo
1739, de acuerdo con 10 reglamentado,
Mundo un contingente de 600 familias
21. Cuatro planes que acompañan
A. G. 1. Santo Domingo, leg. 855.
a una consulta y que insertamos en el Apéndice.
con sólo embarcar 30 cada año. Pero, reflexionaban los consejeros, a
Tejas habían cesado la remisión por la inútil y costoso; también por
lo malsano del paraje asignado no interesaba mandar lar 150 familias
programadas para Uacalar; tampoco parecía necesario completar las
200 que se proyectó remitir a Guayana, bastando con las 25 que
fueron a Cumaná en 1738. Menos se necesitaban en Puerto Rico
pobladores, pues las 77 familias llegadas en 1728 estaban gustosa-mente
repoblando la ribera del río Toa. También con el Río de la
Plata se había cumplido con las 50 familias asentadas en Montevideo
en 1729. Eran, pues, La Española y Florida las que necesitaban la san-gre
canaria. Eran los franceses y los ingleses con sus intromisiones y
expansionismo a los que había que acotar.
Se piensa a la par el plan para Santo Domingo y el plan para
la Florida.
2
A) Plan para La Española. El Consejo opinaba que lo que no E
tuvo efecto para la Florida en 1706 podía hacerse realidad ahora en La O n
Española. A saber: que el Juez de Indias enviara a esta isla las 50 fa- -- m
milias por 1.000 toneladas de productos que el Reglamento de 1718 O
E
exigía. Asimismo, era el Consejo partidario de no conceder despacho E
2
E de registro a los puertos permitidos sin que los dueños de los barcos
no transportasen las familias que les correspondían, sin admitir en co- 3
rrespondencia dinero, salvo en los que iban a Puerto Rico, la Guaira y
Maracaibo. A cambio de este dinero se podía llevar gente a La Habana
-
0
m
E y Campeche. Quizá convenga extractar y ordenar algo el plan de1 Con-sejo
para una mayor claridad.
O
La normativa fijada por el máximo organismo, empeñado en lograr n
E el éxito con esta campaña repobladora se expresaba así: a
1) Los emigrantes serán socorridos en los gastos menores que
cause su reclutamiento, manutención y conducción hasta los barcos, sin
que ello exceda de 1.602 pesos, de acuerdo con el Plan A o primero.
2) Ha de procurarse que la gente sea labradora y no como la lle-vada
en 1737, que resultó ser vaga, delincuente y, en el caso de las
mujeres, solteras y viciosas.
3) Debe atendérseles durante el viaje.
4) Darles ayuda y utillaje como a los que fueron a Montevideo
y Maldonado en 1728-1729. Entonces cada persona recibió un doblón
de cuatro escudos de plata, dos hacha:, dos azadas, una barra de hie-rro,
cuatro coas, 20 libras de hierro y 50 de acero para hacer ma-chetes
y cuchiiios de monte.
5) Conviene comunicar a los emigrantes que serán bien alojados.
recibirán buenas tierras de labranza, semillas, ganado de vientre, etc.,
de acuerdo con el Plan B o segundo.
6) El Presidente de la Audiencia de Santo Domingo cuidará que
al arribar los colonos sean atendidos. Conforme lleguen serán alojados
en casas de vecinos pudientes y en la villa de San Carlos, fundada por
isleños, dándosele a cada familia de emigrante un real de plata diario
por persona para que no resulte gravosa a los anfitriones.
7) Se harán casas o bohíos e iglesias, se talará y rozará el terreno,
y se sembrará maíz, yuca, plátano y arroz, tomándolos de las poblacio-nes
más cercanas para que los colonos encuentren -el terreno- ade-lantado
cuando arriben a su destino final. Todo a cuenta de la Real
Hacienda.
8) Se procurará formar cada colonia con gente de la misma isla
canaria y hasta del mismo lugar si fuera posible, procurando estén
juntos los más cercanos en parentesco para afianzar la unión y soli-daridad.
9) Una vez establecido el pueblo, se les entregará tierras de bue-na
calidad para sembrar y donde paste e$ ganado, y se les continuará
proporcionando el real de plata en tanto no se encuentren en condicio-nes
de subsistir por sí mismo cada colono.
10) Aparte del real de plata, recibirán: dos vacas, cinco gallinas,
un gallo, una yegua, un caballo, una fanega de maíz y una arroba de
arroz. E1 apoyo hay que mantenérselo durante tres, cuatro o doce me-ses,
según se vea el progreso de ellos, ya que se ha comprobado que
es fundamental esta ayuda y que por s i l falta han fracacado anteriores
intentos, regresando algunos a Canarias como portavoces de un ma-lestar.
11) Interesa saber el tipo de frutos posibles de cultivar en la re-gión
a donde vayan, en especial los que permitan establecer una rápida
comercialización (azúcar, corambres, tabaco), porque ad no sólo se fa-menta
la conservación de la zona y se intensifica su progreso, sino que
la hacienda real obtiene pingües beneficios.
El Consejo de Indias estaba también preocupado por conocer la
situación de los anteriores poblamientos en La Española. Se tenía cono-cimiento
de San Carlos, donde había dos compañías con 160 hombres
de armas, dos curas y un sacristán mayor, y cuyos vecinos abastecían
a la capital de maíz, cazabe, etc. En Santiago, repoblada con canarios,
funcionaba una compañía de 80 hombres, útiles para contener por
aquella parte a los intrusos franceses. En cuanto a Puerto Plata se
estaba al corriente que habían arribado familias en 1736-1737 y, con-cretamente
30 en 1738, urgía enterarse cuál era su estado y des-
tino, lo mismo que otras tres familias y dos personas desembarcadas
en 1739. Los responsables en la isla dominicana debían de informar
de todo esto y del estado de las demás poblaciones, expresando el nú-mero
de blancos, negros, mulatos, zambos, etc., existentes; dónde es-tán
radicados, a qué distancia de la capital y de la frontera, cantidad
de armas ... Importaba mucho reducir al abrigo de las fundaciones he-chas
con isleños a toda la gente de color, si no surgían inconvenientes.
Hay un manifiesto atisbo de desconfianza, o tal vez un deseo de reagru- -
par a una demografía dispersa que, unida a la que ahora se va a volcar
sobre la isla, puede afianzar la fuerza de ésta para resistir los embates
de occidente. En este sentido se consideraba que como medio para evitar
repeticiones de anteriores fracasos, importaba mucho añadir al situado
neohispano, y mientras fuera necesario, unos 16.000 pesos mencionados
en el Plan B. Si en 1740 tal cantidad no hubiera llegado desde Méjico
se le pediría presrada al vecindario y a la Iglesia, a la cual se le impe- N2
traba también consuelo para los emigrantes a su arribo. Todas estas E
elucubraciones y planes se lanzaban en función de las supuestas 50 fa-milias
que llegarían en 1740. Fuero 1.635 personas, y no desde 1740, -
=m
sino desde 1749, las que se aposentaron en La Española hasta 1764 22.
O
E
B) Plm de Florida. Era el asunto principal de la consulta del Con-sejo.
El objetivo en esta zona, como sabemos, se reducía a contener a
los ingleses, asegurar la conversión de los indios, quienes eran perver-tidos
y armados por los británicos; atraer al seno del catolicismo a
los indígenas y, con los canarios e indios, poner al territorio en condi-ciones
de subsistir por sí mismo sin depender del situado de Nueva
España.
No hace falta que volvamos a insistir, y lo mismo considera el
Consejo, sobre lo que desde 1690 vienen repitiendo los gobernadores
de Florida y últimamente han expresado Benavides y Montiano; basta
-dice el Consejo- con presentar las óptimas cualidades de la región,
idónea para toda clase de cultivos, como han demostrado los ingleses
de San Jorge, Carolina, Virginia y Nueva Irlanda, que cosechan harina,
,1,:, 11a1I, a,L,,A,"V fiIl,,,. L.-L6,,, UIIIUIC +,, aC, LL.,, ,, lo, ",,e ci,ct,=n LV1l ILlci U U I L L I I a 1% htillar, K!d2 12
costa española del Mar del Norte, gracias al navío del asiento de ne-gros.
Para las autoridades metropolitanas la Florida española presen-taba
similares condiciones y, por lo mismo, podía no sólo proveer a
las flotas, sino a La Habana, Santiago de Cuba, Santo Domingo, Puer-to
Rico, Trinidad, Margarita, Cumaná, Caracas, Maracaibo, Santa Mar-
22. Consulta del Consejo. Madrid, 15 de julio de 1739. A. G. 1. Santo Domingo,
leg. 832; F. MORALES imR6X: CoIonos canarios en In6i as..., p. 48-9.
ta, Cartagena de Indias y Portobelo.. ., lugares donde no se produce
trigo. El optimismo oficial era admirable y sin mucha base, en tanto
en cuanto se lanzaba a homologar geográficamente regiones que ofre-cían
ciertas disimilitudes.. . Para los consejeros en Madrid los pobla-dores
floridanos podían sustituir a los británicos y beneficiarse de un
activo y lucrativo comercio, del cual, por supuesto, también percibirían
beneficios el Estado, que lograría eliminar el contrabando. Había que
añadir al trigo la caña y el tabaco, de cuyas labranzas los extranjeros
extraen positivas riquezas y en cuyo comercio emplean un buen número
de embarcaciones que, a la par, les permite mantener activa una nume-rosa
marinería. Estos encandiladores reclamos había que manifestár-selos
a los canarios, a los que el Rey -se imponía proclamarlo-- prc-feria
para poblar la Florida, tierra feraz donde gozarán de libertad de
comercio dmante diez zñns COI? t d ~ !ms puertns de !a Mar del N m t e
y de las América Meridional y Septentrional.
Para el logro de este objetivo era preciso comenzar a enviar ya
en 1740 cincuenta familias de la misma calidad que las previstas para
Santo Domingo. Durante diez años saldría este contingente, hasta com-pletar
un total de 500 familias; sus cabezas no debían de tener menos
de dieciocho años, ni más de cuarenta. Los referidos Planes A, B, etc.,
se tenían muy en cuenta y a ellos se remiten los consejeros. Por eso
se habla del utillaje a llevar, de las semillas, de las armas, de los orna-mentos
para las iglesias, etc. Hay interés porque a lo largo de los pri-meros
años, entre las cincuenta familias, vayan herreros, albañiles, car-pinteros,
zapateros y algunos cirujanos. Las condiciones son muy seme-jantes
a las expuestas en el proyecto para Santo Domingo, por lo que
no vamos a insistir en ellas; tan sólo se da una novedad: la de los
5.000 barriles de harina, de ocho arrobas, precisos de transportar y
vender a 8 pesos de plata el barril con el fin de cubrir la falta que
hay de esta materia, objeto -sabemos- del contrabando británico
También, como ventaja, se ofrece la autorización de llevar una serie
de mercancías (aguardiente, vino, aceite, sombreros, medias, paños, etc.),
controhdus por ün individuo de c d i i i i i ~co~a Uestiiio al vestudriu
de la infantería y el permiso para vender lo sobrante en La Habana,
donde también se autoriza a cargar corambre, azúcar y tabaco sin pa-gar
derechos durante diez años. La autorización para navegar anual-mente
y durante diez años un registro de 150 toneladas es una pre-benda
más que la Corona brinda en su proyecto por fortalecer la re-gión.
la cual se suponía que, una vez transcurrida la década inicial y
enriquecida con las 500 familias, quedaría abierta al comercio de Ca-narias,
según el Reglamento de 1718. El progreso de Florida benefi-
ciaría a la hacienda real y su población seguiría aumentando rin gas-tos,
pues los canarios, atraídos por el auge de la península, pasarían
sin licencias al reclamo de sus antecesores emigrantes que habían repc-tido,
en Florida, los éxitos colonizadores de Cuba y Venezuela.
Así pensaban los consejeros de Indias, deseosos de que el lucrativo
asiento que el Estado ofrecía fuera aceptado por comerciantes de con-fianza
o alguna compañía 23. LO que no vislumbraba el Consejo de In-dias
era la posibilidad de una guerra, la denominada Guerra de la Oreja
de Jenkinr, estallada ese mismo año de 1739, y, sobre todo, la Gue-rra
de Sucesión Austríaca o Guerra del Rey Jorge (1743-1748), que
arrumbó todos los proyectos sobre emigración a América. La toma de
Portobelo por Vernon en 1739 señaló el final de la famosa feria y el
'periclitar de las flotas que, camino de España, pasaban frente a las cos-tas
de la Florida. El valor estratégico de écta, tan acentuado por los
gobernantes cuando trataban de su desarrollo, se veía paliado con se-mejantes
desastres. Todas las rivalidades coloniales concluyeron mo-mentáneamente
según sabemos por el Tratado de Aquisgrán (17481,
pero en 1753 estalló la conocida «French and Indian War» entre bri-tánicos
y franceses, que degeneró en la Guerra de los Siete Años (1756))
transformadora del equilibrio de poder en América. Los proyectos con
relación a Florida pudieron mantenerse en estado latente hasta 175'7,
en que, por fin, llegan las primeras familias. Al finalizar la Guerra
de Sucesión Austríaca el estado español, comprendiendo las dificultades
para llevar adelante todo lo que venía planeando, no dudó en autorizar
a los soldados licenciados, a los cansados e, incluso, a los desertores
para que se transformaran en colonos en Florida y Santo Domingo, al
tiempo que continuaban empuñando las armas como una milicia en re-tén.
Convirtiéndose en vecinos y pobladores, estos soldados, y también
los marinos que pertenecieron a las escuadras de don Rodriga de To-rroes
y Blas de Lezo, subsanaban la ausencia de emigrantes no llegados
por causa de las guerras 24.
La paralización de los planes en 1739 coincidió casi con la funda-ción
de la Compañía de La Habana (18 de diciembre de 17401, en
cuya real cédula de creación figuraba un capítulo 30 por el cual se
comprometía a llevar las tan traídas y llevadas 500 familias. La Com-pañía
de La Habana era el asentista que los consejeros habían ima-ginado,
pero ésta, en 1756, no había cumplido con el mentado ca-
-
Y. GXSU!?..~. ?Aadr'.d, 15 de julio de 1739. A. G. 1. S a t i Eiiyingi, !eg.
24. Cartas de los gobernadores de Cuba y Florida, fechadas ambas el
de 1749. A. G. 1. Santo Domingo, leg. 2384.
-IL"1"2 .
18 de mayo
pítulo 40. Un largo expedientez5, que hemos utilizado en otros tra-bajos,
nos permite seguir paso a paso todas las incidencias dadas has-ta
llegar a 1757, en que, por fin, embarcaron las primeras 75 fami-lias,
procedentes en su mayoría de Gran Canaria (Telde, Arucas), 'l'e-nerife,
Fuerteventura y La Palma 26. Toda la mecánica seguida: reia-ción
Juez de Indias-Factor de la Compañía, propaganda en carteles
halagando a los canarios y exhibiendo las ventajas concedidas, relación
del material de labranza entregado, gratificación en dinero, valor de las
herramientas y gastos originados en los traslados (comidas, carretas,
peones de aduana, lanchas, etc.) consta en diversas certificaciones dd
expediente originado. Pese a las guerras, los canarios entraron en Flo-rida
en 1757, 1758, 1759, 1760, 1761, según hicimos ya constar.
Los primeros, los salidos en los barcos «Nuestra Señora de la Soledad»
íaiias «ei Feniw) y ei «Santfsimo Sacramento)) (aiias «ei Santiago))),
de la Compañía de La Habana, no debieron de trasmitir a sus coterrá-neos
aquellas buenas nuevas a que se referían los consejeros de Indias
cuando teorizaban sobre el plan colonizador de las 500 familias. Y de-cimos
esto porque en una carta-descripción de la Florida" se dice tex-tualmente
que las familias conducidas de Canarias se encuentran «actual-mente
en rérminos de las mayores desdichas, pereciendo de necesidad,
a causa de que pasado el año de su venida no se les administra socorro
alguno, ni tienen dónde cultivar para mantenerse, ni se trata de darles
destino correspondiente al fin a que vinieron». Cuando esto se estaba
escribiendo faltaban pocos días para que la fragata «Corazón de Je-sús
» entrara en la bahía de La Habana con 16 familias canarias desti-nadas
a la Florida que el 24 de mayo abandonaron el Morro, donde
se les alojó, y zarparon para la Florida. Iban sólo 72 personas (una
recién nacida), pues ocho enfermaron y una desertó. El 31 de mayo
ingresaban en el presidio de San Agurtín '$. El 28 de julio un nuevo
barco reaparecía en San Agustín con 123 canarios ... 30. (Qué les de-paraba
la tierra que los teóricos consejeros habían soñado un tanto
bíblicamente? ¿Por qué dejaban atrás sus islas los canarios?
25. A. G. 1. Indiferente General, leg. 3093.
26. Ibidem. F. MORALEPS. 40~6~C: olonos ..., p. 429-435. Aquí solo figuran 42 familias
embarcadas en el navío .Nuestra Señora de la Soledad Y Sr. San J o s e~h »(r ealmente
fueron 44 v- 3 p- ersonas), pero en el barco «Santiagox fueron 30 famigas y' dos per-sonas
más.
27. Carta descripción de Juan 1. Solana. San Agustín, 22 de abril de 1759. A. G. 1.
Santo Domingo, leg. 2584.
28. Carta de Cagigal. Habana, 22 de junio de 1795. A. G. 1. Santo Domingo, leg. 2584.
29. Carta cit. del gobernador de La Florida. San Agustín, 1 de junio de 1757. A. G. T.
Santo Domingo, leg. 2584.
30. Carta del gobernador de La Florida. San Agustin, 1 de agosto de 1759. A. G. 1.
Santo Domingo, leg. 2584.
Un Memorial de 1761 rervía a las Islas para exhibir su papel de
engendradoras de pueblos en América, a la par que se trazaba el
penoso estado en que yacían tras los diversos ataques extranjeros
del XVIII, la sequía, las epidemias, los volcanes, la crisis comer-cial,
la falta de moneda.. . Las Islas, afirman sus habitantes, han per-dido
el nombre de Afortunadas, son unos infelices peñascos que apre-suradamente
se despueblan.. . 3'.
Las razones existentes en el cuerpo de América para movilizar a
la población insular persistían a finales del XVIII y perdurarán en el XIX
Las difíciles condiciones del Archipiélago también mantenía su vigen-cia.
Colonos a Florida y las Antillas, soldados a Luisiana 32, emigrantes
ilegales a Venezuela continuaban haciendo realidad aquella fecundación
a que aludía el Memorial de treinta años atrás. El Presidente de la
Audiencia de Caracas confesaba en 1791 que en los cinco años que
11 1- - -- .
I L C V ~ UC~I ~> U p u em había tenido ocasión de contemplar cómo familias N2
enteras de Canarias se desarraigaban de sus Islas planteando problemas
en Venezuela. De cada barco desembarcaba una treintena de perso-
33 nas... . Para el letrado caraqueño era una preocupación los casados
que abandonaban a sus mujeres y se metían tierra adentro, así como E
los solteros que bien podían integrarse en el cuerpo de soldados vete- 2
ranos, falto de números, y le preocupaba igualmente el posible daño
que la agricultura y el comercio canario estarían experimentando por 3
tal drenaje humano. No andaba descaminado. El 24 de junio de 1791 -
firmaba su carta, y al día siguiente, en La Laguna (Tenerife), la So- e
E ciedad Económica del País evacuaba una Memoria-informe a petición
de la Audiencia, donde hacía un detenido examen de las causas y con-secuencias
de la emigración isleña. Nada mejor que un resumen de las
consideraciones acertadas que aquí se hacen como colofón de este es- k
quema nuestro. 2
n
La pobreza del país, de Canarias, era la causa báiica de su emigra-ción.
Los capitales nativos son mínimos, pocos los hombres acauda- $
lados y, para colmo, ni el numerario circula. Pero ¿cuál era la causa de "
,,
21. A. U. 1. i~i i i íere~i íGee rierai, ieg. 3168. Apud «Méritos, servicios y esiacio de ias
Canarias en 1761*, por F. MORALEPSA DR~IRIe, vista «El Museo Canario,, núm. 75-76, 1960.
32. Carta y certificación del capitan Andrés Amat Tortosa sobre el envio a Luisiana
de 125 reclutas solteros y casados con sus familias, hasta un total de 263 personas.
Santa Cruz de Tenerife, mayo y julio de 1780. A. G. 1. Cuba, leg. 1276.
Relación de 167 personas, mandadas por el sargento José Martínez Rubio, que. ernbar-can
en el bergantín usan Carlos» con destino a los batallones de La Luisiana. Apresa-dos,
fueron a parar a la isla Tórtola, de aquí marcharon a Saint Thomas y Puerto Ricc,
tras escaparse. A. G. 1. Santo Domingo, leg. 230. Parte de esta gente aparece englobada
en dos relaciones referidas a: Regimiento de Luisiana que se remite desde La Habana
en junio y agoste de 1783. A. 1. 1. Ciiba, kg. 1191.
33. Del presidente de la Audiencia de Caracas, don Juan Guillelmi, al marqués de
Bajamar. Caracas, 21 de junio de 1791. A. G. 1. Caracas, leg. 93.
esta pobreza y escasez? En general, los isleños estaban afectados de
un paro endémico en algunos sectores. El artesano, el menestral, el
obrero de entonces, ejercía su propio oficio con otras actividades a
él vinculadas, dado las mínimas posibilidades que tenía de emplearse.
El hombre que trabajaba la madera hacía de carpintero, de ebanista y
de maestro de coches; el que laboraba el hierro actuaba de herrero,
de cerrajero y de herrador. Y así se podían multiplicar los ejemplos.
Las obras que se llevaban a cabo eran pocas, apenas se levantaban nue-vos
edificios y menos se reparaban. Los sueldos, por otro lado, ofrecían
bajos niveles y aunque había subido el de los menestrales su cota no
estaba de acuerdo con la carestía del trigo, aceite y ropas bastas. Resu-miendo:
que no había trabajo, que éste se malpagaba y que muchas
veces las gentes aceptaban tareas a cambio de míseros jornales para
m mmirse de hambre. Si hubiera t~abajon adie emigra&, c o m acüri-tece
con los pedreros que ejercen su quehacer en la catedral de Las
Palmas. El estado de la economía dejaba mucho que desear. Ni la
agricultura, ni la industria presentaban un halagüeño panorama; sólo
el comercio se escapaba algo del cúmulo de notas negativas que va-mos
a exponer, pero así y todo estaba afectado por ciertas lacras o
taras. En la agricultura se apreciaba la acaparación de la propiedad en
pocas manos que, además, carecían de capitales para invertir y mejo-rarla.
Las rentas de estos pocos propietarios les permitía subsistir, man-teniendo
sus casas con dificultad. No hay que olvidar que muchos gé-neros
necesarios de adquirir eran extranjeros y, por lo mismo, caros.
El sector agrícola más numeroso, el peonaje, el desposeído de la tie-rra,
actuaba como tal a jornal cuando había tarea a cambio de la co-mida
y de un real de plata diario.
La manufactura brillaba por su ausencia a causa de la falta de capi-tales
y de mano de obra especializada.
El comercio, íntimamente ligado a los anteriores capítulos, estaba
reducido a los productos -vinos- del país. Las cosechas han decaído
y aunque el precio de los caldos ha aumentado le pasa lo qu-e .. a los sueldos; es decir, que no están en reiación con otras subidas. Han ad-quirido
valor numerario, pero no real. Se viene acusando también me-nos
estimación por los vinos canarios en los países del norte europeo,
por lo que los únicos mercados de absorción son los americanos. Y auri-que
es bien cierto que la libertad de comercio de 1778 ha parecido
una gran panacea, no resulta así, ya que a las Islas se les veta mercar
generos examjeros. Y c~andns e !es ha pm~ i t i d u( 17%) EO ha servid=
de nada, porque ningún comerciante se aventura a tener en los alma-cenes
de las aduanas peninsulares tales géneros aguardando a la de-
manda de América. Es un capital muerto y en peligro. De ahí que el
comercio siga reducido a los vinos; vinos salidos casi todos de Tene-rife,
que ha dedicado sus campos a este monocultivo, en tanto que
las otras actúan de aprovisionadoras de ella. Esto en sí no debe
considerarse como perjudicial, pues si Tenerife se ve obligada a di-versificar
su producción, las demás islas entrarían en una estrecha
vía por donde hacer circular sus cosechas, que ahora absorbe la isla
mayor. Resumiendo: el Reglamento de 1778 situó al Archipiélago en un
plano de competición con la Península, cosa imposible de mantener,
porque el volumen de la exportación canaria era corto y limitado a
productos agrícolas, en tanto que desde la Península salían géneros
extranjeros que ocupaban poco espacio en los barcos, eran caros y,
por lo tanto, permitían a los asentistas afrontar el alto valor de los
fletes. Hay, además, que pensar que los comerciantes canarios que na-vegan
ai Nuevo ivíundo no 10 hacen a base de propios capitaies, sino N2
que acuden a capitalictas-prestamistas que facilitan caudales, exigiendo E
su devolución en moneda fuerte de América, con lo que ganan un 33
por 100 -
=m
La solución encontrada por los comerciantes para orillar todos estos %E
obstáculos y hacer alguna ganancia ha consistido en sustituir las manu- 2
E facturas extranjeras por emigrantes, convirtiendo al hombre en una =
mercancía. Ad se explica que el comercio con América influya y fo- $
mente la despoblación. Tráfico que no está postrado como algunos ma- -
nifestaban, pese al veto de llevar géneros foráneos o tener que emplear E
capitales dados usureramente; pero bueno sería que este comercio, O
beneficiado de la emigración, brindara una mejor distribución de los
esfuerzos y ganancias entre los que se arriesgan a él y los que cómo-damente
ceden el capital. Y, por supuesto, no tuviera que recurrir a
la mercancía hombre para resultar atractivo. 2
n
Una última causa determinante de la emigración pudiera ser la que j
inicialmente afectó al insular en el xvr: su propensión a romper el cer- $
co marino. Por crianza, por costumbre y por lo que ve y oye, el insular "
se siente llamado a «hacer la América». El canario, «desde que tiene
uso de razón, suzpira por la América como por su verdadera patria».
Las consecuencias de esta marcha, no recompensada con un retor-no,
por ejemplo, de capitales, ha sido el de un vacío demográfico grave
para los hombres de finales del XVIII, que pensaban que en la pobla-ción,
en su aumento, estaba la riqueza de un pueblo. Las protestas con-tra
la extracción de familias nunca han faltado, sin lograr evitar su
a&&. Sal& que a f i ~ i a l ed~e: XVi i i , fuera de p:ailes y contro:es, se
había agravado por las razones expuestas. Muchos barcos realizaban 1m
auténtico tráfico humano; en la veintena de ellos zarpados en 1790
se sabe que alguno cargó hasta más de 300 personas. Calculando cien
cabezas por navío nos encontramos que en un año las Islas han per-dido
2.000 habitantes. Todo ello aparejado con las rupturas de fami-lias,
abandono de hijos, educaciones descuidadas, economía insular 01-
vidada ...; los pocos que regresan -tras vivir auténticas odiceas y ma-los
tratos- compran alguna casa o tierra y siembran, en los que se
han quedado, el deseo de irse. Característica notable de esta emigra-ción
es que, de cada treinta hombres, veintinueve son milicianoc. Es
decir, que son individuos en condiciones de empuñar un fusil los que
marchan a Indias, dejando desguarnecido al Archipiélago, cuyos regi-mientos
ven mermar filas con excesiva velocidad. Y esto, la indefen-sión,
es una de las consecuencias más graves que está proporcionando
Ia emigra-ción.
¿Hay algún remedio a esto? ¿Se puede impedir la emigración? Im-pedirla,
no; pero sí controlarla. Era factible encauzarla y regularla a base
de conceder licencia al verdaderamente necesitado y permitiendo que
en cada barco de 200 toneladas vayan sólo 25 pasajeros. Otro medio
pudiera ser el de establecer el servicio militar durante un tiempo de
veinte o veinticinco años. Pero sería la reforma agraria, la mejora de
la industria y el comercio, las medidas ideales para poner coto a la
emigración. Cabría repartir los terrenos baldíos y acomodar en ellos a
gente desacomodada que, convertidos en propietarios, se fijarían al te-rreno.
Medios todos lentos, tal vez de dudosa eficacia, pero capaces
quizá de reducir el escape de brazos 34.
Frente a la teoría, porque teoría es todo lo que hemos expuesto,
se alzaba siempre la cruda realidad: la emigración no cesaba. Los acon-tecimientos
bélicos de la emancipación hispanoamericana marcaron iin
compás de espera, rápidamente superado. Una nueva etapa se iniciaba
con el siglo XIX. Ya en 1833, unos 104 isleños desembarcaron en La
Guaira, aunque habían salido manifeztando que iban a Puerto Rico.
¿Por qué dejaron su tierra y cambiaron de destino? Porque, dice el
Cat;it& :<la de ayUe!!as islas (es) sUperi3r :, les pr=.
ductos de ellas para su subsistencia, la escasez de comercio y atraso de
industria, por ser la mayor parte de sus terrenos riscos, obligando a
aquellos miserables habitantes a emigrar a La Habana y Puerto Rico,
34. Memoria escrita para presentar a la Real Sociedad Económica de amigos de Te-nerife,
y de su orden, a fin de evacuar un informe que le había pedido la Audiencia sobre
!a emigmiSn de !es naturales de estas islas c, lo Amérka. La L a ~ ~ n Ua , d e junb de 1741.
Fondo Saasedra, leg. 49. Llamamos así al archivo particular de quien fue ministro y
presidente del Consejo de Regencia, don Francisco de Arias Saavedra, guardado en la
Casa de los PP. SS. JJ. de Sevilla y posteriormente trasladado, ese fondo, a Málaga.
deseando hacerlo a las provincias con quienes han tenido más relacio-nes
antes de la revolución como son las de Venezuela y Santa Fe» 35.
A P E N D I C E
PLAN de los gastos que deven hazer los Asentista de Familias
para la Florida en cada un año y franquizias que se les conzederan para
fazilitar su transporte (*).
Por 1.602 pesos que tendra de costo al respecto del
Plan Letra A, el reclutar y aviav las 50 familias en
cada año hasta ponerlas a bordo .....................
Por el coste de 50 fusiles buenos, de prueua, con
su bayoneta, cartuchera y lanza en 4 1/2 pesos para
cada armadura, monta en las 50 familias ............
Por el costo de ornamentos, dos campanas, dos
calizes, dos copones, dos misales, y demas necesario
para el Culto Divino en las dos yglesias que con
cada 50 familias se han de fundar .....................
Por el passage y manutenzion de las 50 famiIias
con sus equipajes y herramientas a razon de 150 pe-
:OS cada familia ..........................................
Por la franquizia de derechos de salida de Cana-rias
en cada un año, de las 100 toneladas de vino
y agurdiente, que cimpenen 200 pipas a razon !as
100 de aguardiente, de a 10 reales de plata cada
una, y las 100 de vino a razon de 4 reales de pla-
35. Expediente sobre la emigración de 104 islefios de Canarias a Venezuela. Madrid,
25 de junio de 1834. El 17 de febrero de 1827 se había permitido al Juez de Arribadas de
Canarias conceder licencias de emigración para Cuba, Puerto Rico y Filipinas y a otro
cualquier país de América que retorne a la fidelidad, a cambio de dos pesos fuertes
--A,, 7: ---- :.. T.." .,, .----.->-- -- ,,,, ..,,,,,,,. ira- l;CCUCLJp aia ir a paises j~blevadoss eiiaz cüiicesi6n real. Los
canarios soslayaban esta exigencia, solicitándolas para Antillas y recalando en Venezuela
como fue el caso de este centenar. A. G. 1. Ultramar, leg. 788.
* A. G. 1. Santo Domingo, leg. 855.
ta ,'f." 1v."/ cada pipa de Vidueño (que es el que
regularmente se carga para la America), ymporta ...
Por el derecho de entrada en la Florida de las
200 pipas de aguardiente y vino a razon de 22 pe-
sos y medio cada pipa segun el Reglamento .........
Por el derecho de !as Escviaanias de Registro que
se papa al Consulado de Espaiía, a razor, de 25 ps.
cada 100 toneladas, monta en las 150 del Registro
annual ......................................................
Por el devecho de Seminano, a razon de 17 1/2
reales de plata por cada tonelada, monta las 150 del
Registro annual .............................................
Por el derecho de estrangeria de cada tonelada a
razon de 100 reales de pIata antigua por cada to-nelada
monta en las 150 del Registro con el 15 D;o
de su coaduzion a España, todo segun el Articu-lo
15 del Reglamento ....................................
Por la fvanqzlizza del derecho de zalida de las 50
toneladas que pueden llevar en sedas, lanas, lenze-ria,
y demas generos necesarios para el bestuario del
Presidio y havitadores, a saber: las 25 toneladas por
Palmeo, que a 5 1/2 reales plata montan 2.859 ps.
2 1/2 reales y las 35 restantes en cera, fierro, azeyte,
papel, crudos, creguela de Amburgo, hilos, canela, pi-mienta,
mantas, alforxas, cordonzillo &." que por
pagarse en Canarias a 2 1/2 Vo de su valor principal
se regula todo el derecho de salida en 2 mil pesos
y ambas partidas montan ..............................
Sobre el supuesto de que las 200 pipas de vino
y aguardiente contienen 180 fraccos cada una y que
reduzidas por la merma a 150 frascos y vendidos
cada frasco de vino a 6 de plata y cada frasco de
aguardiente a 8 de plata importará su producto en
la Florida 27.500 pesos monta el 5 Yo de entrada
de este caudal en Canarias, de que se ha de con-zeder
exsempcion .......................................
Sobre el supuesto de que las 50 toneladas de
oeneroc pnr Palmeo 7: pieza: s~e l t a sd e cada Registro u
rendiran en la Florida como 30 mil pesos por dever
ser generos groseros y de lanas, importa el 5 O/o de
su exsempcion a la entrada en Canarias ...............
Por el 15 O h de la conduzion a Madrid de las dos
partidas antezedentes de que han de ser igualmente
relevados ................................................... 43 1 ,- 2
FRANQUIZIAS ........................ 15.3.62,- 3 1/2
GASTOS ................................. 9.627,-
UTIL ................................. 5.735,-
NOTA: No se computa por franquizia el valor de las 150 toneladas
por que alli nada perciue S. M. de este derecho, y es del dueño del
nauio todo el buque para poderle costear por lo feble de aquel co-mercio.
Importan los Gastos que deven hazer los Asentistas en cada un
año 2.877 pesos y las franquizias que se les conzeden 15.362 pesos
y 3 1/2 reales de que rebmados los dichos 2.877 ps. quedan a su be-neficio
por via de recompensa del servizio 12.485 pesos 3 1/2 reales.
Madrid y Julio.. ... .de 1739.-
PLAN DEL COSTO de 50 familias de Canarias a su Despacho y
embarco para la Isla Española en cada un año, segun Reales ordenes y
lo que se practicó con las 50 que navegaron a Buenos Aires en 726
Por 4 pesos que se dan a cada persona de familia a la
salida de Canarias para vectirse y aviarse, disponer sus ca-jas
y petates que siendo 250 personas las que componen
las 50 familias montan ..........................................
Por dos azadas que se dan a cada familia a razon en
Canarias cada una de 8 reales de aquella moneda montan
las 100 azadas en ias 50 familias ..............................
Por dos hachas a cada familia que a razon de 10 reales
de dicha moneda montan las dos hachas .....................
Por una barra de fierro a cada familia que a razon ,de
20 reales cada una, montan las 50 ...........................
Por 4 coas o tazis a cada familia que a razon de 4 rea-r
_.J. 3- 3:-L- ,-,-A- ,,,+,, l,, inri ,; ,,,, ,,,,
LCS caua ulld uc ulclla lllulicua IiiuilLaii iaa ~ v yvA L b a a y a ~ a
las 50 familias ...................................................
Por el importe de 200 libras de fierro a 10 quartos
libra y 50 de azero /f." lv."/ a 4 de plata para que en
Santo Domingo se hagan los 100 machetes o cuchillos de
monte, correspondientes a las 50 familias que se reparten
a dos para cada familia, (que en Canarias se regulan por
8 reales cada uno) a dos libras de fierro y un cuartero~l
de azero cada machete, monta el costo del fierro y de las
50 libras de azero en Canarias ................................. 32,-
Por 120 pesos en que se regulan los gastos menores
que causan dichas familias en reclutarlas, mantenerlas has-ta
su embarco, vajarlas con sus herramientas de la Laguna
al Puerto de Santa Cruz, lleuarlos a la Plaia conducirlos a
vordo y a las familias con sus caxas y colchones ............ 120,-
Montando el Gasto de las 50 familias annuales a su salida de Cana-rias
1.602 pesos y siendo 50 pesos lo asignado a cada familia pava
su avio en las ordenes antiguas, se halla que en zeguir en la remision
de las 50 familias a Santo /f.O 2/ Domingo lo practicado con las de
de Buenos Aires se escusan 998 pesos.
Madrid a 15 de julio de 1739.-
PLAN DE GASTO que haran a la Real Hazienda en cada un año
en la Isla Española 50 familias de Canarias de a cinco personas cada
una que se han de recibir en la capital, transportar a su destino, ar-mar,
proveer de semillas y expecies para la lauor y cria y mantener
por un año.-
l.-Fairá la manutenzion de las 250 personas de las
50 familias a Real de plata por cada persona al
dia en los 365 dias de un año contados desde el de su
recivo ............................................................ 11 .406,-2
2.-Para la curacion y algun extraordinario motivo
d-e gasto que ocurra con dichas familias en el primer ano ...................................................... 4X,-
3.-Para transportar las 50 familias con sus muebles
desde la ciudad capital al sitio de su destino por
tierra, (que por mar será menos co:toso) a razon de 12
pesos cada familia ............................................. 600,-
4.-Pata la congrua de dos curas respectivos a dos
pueblos que se podran fundar de a 25 vecinos
cada uno con las 50 familias (pues aunque la Ley 10,
Titulo 5.' Libro 4." pide 10 vecino a lo menos para
cada poblacion, la 6." de! mismo Titulo y Libro pre5-
criue 30 /f." lv.'/ en los Asientos de los particulares) a
razon cada cura de 200 pesos en e1 primer año (pues
en los demas años se deducirá su congrua de aquella
parte de Diezmos menudos y primicias que :e les asig-nan
a los demas Beneficios de la IsIa) montan ......... 400,-
5.-Para 50 fusiles con sus garnieles y piedras que
se deuen re~artir a las 50 famiIias a uno por 2
familia, para tenerlas armada:. Que deuen ir de Es- N
E
paña. ................................................... O000000 O
6 --Para 50 lanzas que con el mismo respecto se les n-- m
deven repartir que se haran en Sto. Domingo O
E
con su yerro y acero, que deue remitirse .................. 000000,- E
2
E 7.-Para 100 bacas de vientre para repartir a estas -
familias a razon de dos cada una, que valen en 3
la Isla Española a 2 pesos ................................. 200,- - -
8.-Para 50 puercas de vientre a una por familia que
0
m
E
valen alli a 12 reales de plata ..................... 75,- O
9.-Para cinco gallinas y un gallo para cada fami-lia
a razon de dos reales cada ur.a, monta en las
n
- -E 50 familias ...................................................... 15,- a
2
10.-Para una yegua y un cauallo para cada familia n
que en las 50 familias 'f." 2/ son 100 yeguas n
y cauallos a razon de 4 pesos cada caveza ............... 400,- 3 O
11.-Para una fanega de maiz a cada familia para
rernbrar en 12 redes de plata !d fanega ......... 7141 -,
12.-Para una arrova de arroz para cada familia que
son 50 arrobas y vale cada una a 3 pesos ...... 150,-
13.-Para la hechura de los 100 machetes o cuchillos
de monte para cada 50 familias a 4 reales por
cada uno ...................................................... 50,-
í 4 . P a r a ei costo de 50 bohios y dos ygiesias para
los dos pueblos que han de formar con las 50
familias regulados cada bohio en 30 pesos y las yglesias
cada una en 100 pesos por razon del fierro para la cla-vazon
............................................................ 1.700,-
15.-Para ornamentos de las dos ygIesias de los dos
pueblos que se han de formar con las 50 familias
cuyos ornamentos deven lleuarse de Canarias para la ma-yor
commodidad ............................................. 150,-
16 .-Para manutenzion de 100 hombres empleados
treinta dias en el desmonte y tala mas precisa
para cada uno de los dos sitios a un Real de plata cada
uno al dia ...................................................... 375,-
S~lma1 6.056 pesos y 2 de plata ......... 16.056,- 2
m
NOTA.-La 3." partida se ha regulado sobre el supuesto de que las
familias pasen por tierra desde Sto. DoImn"ngo a PUERTO DE PLATA E
que es un puesto que se ha ya comenzado a poblar por el Presidente O
n
Castro /f." 2v."/ y podra ser menor el importe de dicha partida quando
- m
O
E las colonias se situen por la Vanda del Sur o se transporten por mar E
o alli se desembarquen. 2
E
Aunque en la 4." partida se ha regulado en 200 pesos la congrua
de cada Cura en el primer año y en aquella Isla está por el Sinodo 3
reducida a 150 pesos se ha tenido la considerazion de que los 50 pesos O-de
aumento estimularan a los eclesiasticos para alentarse a entrar en m
E
una nueba fundazion con los riesgos que se dejan considerar en fron- O
tera de otra nazion que podrá ser algun dia enemiga.-
No se consideran entre los ganados para la cria las obejas de que n
E
abla tambien la Ley 6.", titulo 5.O, libro 4P porque en la Isla Espa- a
ñola no producen.-Madrid y Julio 15 de 1739.- n
n
QUENTA DEL COSTO DE 5.000 BARRILES DE ARINA DE
3
A 8 arrobas netas que hacen 40.000 arrobas, la que se ha de conducir o
annualmente en dos viages cada uno de dos embarcaciones de a 150
toneladas, regulada cada embarcacion por 10 mil arroba en 1.250 ba-rriles
que sera del tamaño que podran entrar por la Barra de San
Agustin de la Florida. El gasto de estos armamentos.
C :
LA NEGOZIACION DE LA ARINA DEVE.. .
Para las 40 mil arrobas de arina flor se nece-sita
de 15 mil fanegas de trigo a 3 fanegas
por barril que a 2 ps. son ..................... 30.000
Por moler estas 15 mil fanegas a 2 reales
fanega, hazen ...................................... 3.750
Por 5 mil barriles para ella, a 8 1,s. ...... 5.000
Por el costo de zernerla, embarrilarla, se regula por el
afrecho con que ymportan los 5 mil barriles ............... 38.750 ps.
Por el costo de 4 bergantines o fragatas a 3 mil pe-sos
cada una ...................................................... 120,-
Por emprestamos de 60 plazas de marineros y mozos
al traves ganando 50 pesos de soldada que necesitan estas
embarcaciones a sauer: 4 marineros, 8 mozos y un con-
+u..-a---i-+l*i-ü raur p,"..,...Aa, uailuu ,2 ,p1 "t,"i, la.ca3 iLal,,a, Lr.ii !OS 15 2 12 pesos de N2
emprestamos a la salida de Canarias, segun proyecto ...... 750,- E
Por el emprestamo de 4 pilotos capitanes ganando 600 O
por viage y 100 de emprestamo en Canarias 400,- n -
............... = m
Suponiendo que estas embarcaciones no lleven mas re- o
E
gistros que sus lizencias donde conste la carga a 100 pe- E
2
sos cada una 400,- E
...................................................... =
Por 500 pesos de bastimentos para cada embarcazion 3
y las 4 .............................................................. 2.000,- -
-
0m
54.300,- E
O
De forma que segun parece importa el todo de estos armamentos E
en Canarias 54.300 pesos y tomado este caudal a riesgo de 35 % que a
es lo mas barato valdrá en Indias 73.305 pesos de los quales se ha n
de rebajar lo que quedare necto de los 40 mil pesos de los 5 mil
barriles de Arina. 3
O
Madrid y Julio 15 de 1739.
Por 5 mil barriles de arina vendidos en la Florida a 8
pesos ............................................................... 40.000 ps.
Por los 4 bergantines o fragatas vendidos sus peltrechos
en la Florida a 1.500 ps. ....................................... 6.000
-
46.000
GASTOS Y SOLDADAS.-
Por el costo de desembarcar esta arina, alma-cenarla
a 2 reales cada barril .................. 1.250 ps.
Por 3 mil pesos que ymportan las 60 plazas
de marineros y mozos al traves a 50 pesos
plaza ................................................. 3.000
Por 2 mil pesos que ymportan las 4 soldadas
de los capitanes pilotos a 500 ps. ............ 2.000
6.250
Suman los gastos 6.250 ps. que rebajados de la partida de 46.000
pesos del producto de arinas quedan para los gastos de los armamentos m
39.750 pesos para pagar las escripturas de 73.305 pesos con que se E
reconoce quedarán danificados estos interesados en 33.555 pesos.- O
- Y si estas arinas fuesen de quenta de S. M. pagando el flete regular =m
O
de 45 reales de plata cada tonelada las 600 toneladas importan 37.125 E
pesos .-
11 E
O
LOS FUNDADORES DE SAN ANTONIO DE BEJAR (*) n
E
a
2
n
En el Pueblo de Quautitlan a treze de Nouiembre de mil setecien- o
tos y treinta años: El Señor Don Manuel Angel de Villegas Puente, 3
factor Veedor y Proueedor Oficial Real de la Hazienda y Caja de la O
ciudad de Mexico por su Magestad. y hauiendo venido dicho señor en
virtud de orden del Exmo. Señor Marquez de Casafuerte Virrey de
este reino de cinco del presente mes de Nouiembre para que se hiziese
nueua reseña de las familias que uinieron de las Yslas de Canarias de
orden de su Magestad, y que se an mantenido en este Pueblo ynterin
se les a entregado toda la ropa de su vestuario ynterior y exterior como
la de dormir armas y cauallos municiones y demas equipaje correspon-diente
ei que tienen y a reciuido como consta de las diiigencias antr
" A. G. 1. Guadalajara, leg. 178.
riores como asimismo dos meses que tienen ya anticipados de prediario
cada una de las zinquenta y seis personas, y concluidas todas estas di-ligencias,
hizo dicho señor que compareciesen dichas familias hasi para
haserles la ultima reseña, como para pagarles en mano propia los trein-ta
y seis dias que se an considerado por presisos para su llegada a:
Saltillo y hauiendo de salir presisa y puntualmente el dia de mañana
de este Pueblo en prosecucion de su destino se les fue pasando a cada
uno de ellos muestra y vltima reseña de sus nombres filiaciones, Pa-trias
y señas de cada uno por ante dicho señor y con interuencion de
Francisco Duual: y Juan Leal, como caueza de la primera familia y
presente Don Francisco Domingo de Laba alcalde maior de esta ju-risdiccion
y con asistencia de mi el escriuano publico y real de este
Pueblo de que doi fee y los testigos de asistencia que se executo en
la forma y manera siguiente:
Primera familia
Juan Leal Goras hijo de Antonio Goras, y de Maria
Peres, natural de Lanzarote de hedad de sinquenta y
quatro años, alto de cuerpo cariaguileño, zerrado de bar-ba,
color trigueño naris afilada falto de el ojo yzquier-do,
uaruas y pelo negro ojo pardo y claro quien reciuio
dies y ocho pesos por el prediario de quatro reales al dia
y por los treinta y seis que les an considerado de uiaje
desde este Pueblo a el real del Saltillo .................. 018 p.
Vizente Leal hijo del dicho, y de Catharina Rodrigues
(defunta) natural de dicha Ysla de hedad de diez y ocho
años mediano de estatura reecho cariaguileño lampiño
nariz afilada zijijun to, ojos pardos pelo anillado negro
y zejas negras color trigieño, quien reciuio la propia can-tidad
de diez y ocho pesos por la misma razon que la
antecedente. ..................................................... 018 p.
Bernardo Leal hijo del propio, natural de la expresada
Ysla de edad de treze años, carirredondo, nariz roma,
ojos entrepardos, zejas y pelo castaño, quien reciuio la
misma cantidad de diez y ocho pesos ..................... 018 p.
Segunda familia
Juan Curbelo, hijo de Domingo Curbelo, y de Maria
Martin Henrriquez natural de Lanzarote de hedad de sin-
-..-.-L. qucilia a-i=iu-b-, ~ I L U u3-c C-.U-C-L--~ -UI- C-C-C-LI I-U, C---a:-L-AI-L->C- u u I l u u , C--UlL-.U. L
blanco, barba blanca, pelo negro entrecano ojos pardos,
zejas negras y canas, algo caluo en las entradas de la fren-te
naris afilada quien reciuio otra tanta cantidad de diez
y ocho pesos por la misma razon que los antecedentes.. .
5. Gracia Perdomo y Unpierres, muger del antecedente, y
hija de Don Marcos Perdomo y Unpierres y de Maria
Cabrera, natural de Lanzarote de hedad de quarenta y
seis años mediana de estatura, cariaguleña color trigue-ño,
ojos negros naris afilada, pelo y zejas negras quien
reciuio los mismos diez y ocho pesos por la misma razon.
6. Josep Curbelo hijo de los dichos natural de dicha ysla
de hedad de veinte años de mediana estatura reecho
cari redondo lampiño olloso de viruelas, naris afilada,
ojos pardos color trigieño pelo y zejas negras quien re-ciuio
la mesma cantidad de diez y ocho pesos por la pro-pia
razon .......................................................
7. Juan Francisco Curbelo hijo de los dichos natural de la
Palma de hedad de nueue años color blanco cari redondo
ojos pardos, zejas y pelo castaño nariz afilada algo car-gado
de parpados quien reciuio la referida cantidad de
diez y ocho pesos que los antecedentes ..................
8. Maria Curbelo hija de los mismos natural de Lanzarote
de hedad de trece año, chica de cuerpo cariabultada co-lor
trigueño ojos grandes y pardos zejas y pelo negro,
naris roma, la que reciuio la misma cantidad de diez y
ocho pesos por la misma razon ..............................
Terzera familia
9. Juan Leal el mozo hijo de dicho Juan Leal conthenido
en la primera familia natural de la Ysla de Lanzarote
de hedad de treinta años mediano de estatura reecho
color trigieño cariaguileño, zerrado de barua nariz afila-da
zejijunto pelo crespo zejas y pelo negro, ojos casi
n n r r l n ~~ l n nY ~ ~ ! ~deQl de alain e! m,.- r~r i n i nla Y----- --aV I - > Y-- ------
propia cantidad de los diez y ocho pesos por la misma
razon .............................................................
10. Gracia de Acosta muger del antecedente y hija de Pe-dro
Gonzales Cauezas y de Francisca de Acosta natural
de la Ysla de Thenerife de hedad de treinta años alta
de cuer-po cari redonda color blanco, ojos pardos, zejas
y pelo negro nariz puntiaguda, quien reciuio la expre-sada
cantidad de diez y ocho pesos por la propia razon.
Manuel Leal hijo de los dichos natural de Lanzarote de
hedad de doze años cari redondo color trigueño, nariz
afilada ojos pardos pelo anjllado y castaño con una sica-triz
sobre la seja ysquierda el que perciuio la menciona-da
cantidad de los dies y ocho pesos por la misma razon. O18 p.
Miguel Leal hijo de los dichos natural de Fuerte Ven-tura
de hedad de diez años cari redondo ojos grandes y
oardos zejijunto pelo castaño claro, naris aguileña con
una sicatris en el remate de la zeja yzquierda algo belfo
pelo negro anillado el qual reciuio la misma cantidad de
los diez y ocho pesos por la propia razon ............... 018 p.
Domingo Leal hijo de los dichos natural de la Palma de
edad de siete años cari redondo color blanco ojos negros
pelo. .e ntre bermejo abultado de nariz algo pecoso, quien -fin..-.- 1- -:--A ,,,+;JnJ A, lnc ,V^+PCnAne 77 ~ P L A ICCIUIU ia i i i r 3 u i a Laiiuuau uc i u ~~ ~ y ~ c a c r uuvicau J vci iu
pesos por la expresada razon .............................. 018 p.
Pedro Leal hijo de los dichos natural de la Hauana de
cinco mezes cari redondo, blanco ojos negros, pelo y ze-jas
negras, socorrido con la misma cantidad de los diez
y ocho pesos por la misma razon que los de ariua ...... 018 p.
María Leal hija de los dichos natural de Fuerte Ventura
de hedad de seis años cari redonda color trigueño ojos
pardos y rasgados pelo y zejas negras otra tanta cantidad
por la misma razon .......................................... 018 p.
Quauta familia
Antonio Santos hijo de Simon y de Ana Rodrigues natu-ral
de Lanzarote de hedad de zinquenta años poco mas
medina estatura reecho cari redondo color trigueño naris
abultada ojos negros algo lampiño, barbas y pelo negro
entrecano chespo y zejas negras quier! perciuio Ia misma
cantidad de los diez y ocho pesos por la propia razon ... 018 p.
Ysauel Rodrigues muger del antecedente y hija de Do-mingo
de Vega, y de Leonor Rodriguez de hedad de
treinta y quatro años natural de dicha Ysla alta de cuer-po
color blanco naris afilada abultada de cara, ojos par-dos
pelo y zejas negras, la que reciuio la expresada can-tidad
de diez y ocho pesos por la misma razon ......... 018 p.
Miguel Santos hijo de los dichos natural de Lanzarote,
de Iiedad de des y siete &os poco mas, & iriediaiiü es-tatura
reecho cari redondo color trigieño naris abultada
ojos pardos zejas y pelo negro anillado ancho de frente,
el que perciuio la misma cantidad de diez y ocho pesos
por la misma razon ........................................ 018 p
19. Cathalina Santos hija de los dichos natural ydem, de edad
doze años poco mas cari redonda, color trigueño claro,
ojos negros naris roma zejas y pelo negro, oiosa de virue-las
la misma cantidad de diez y ocho pesos por la pro-pia
ramn que los antecedentes .............................. 018 p.
20. Maria Santos hija de los dichos natural de la Palma de
hedad de siete años poco mas, cari aguileña, color trigie-ño,
ojos pardos, naris afilada pelos y zejas castaños cla-ros;
la misma cantidad de diez y ocho pesos por la pro-pia
razon ........................................................ 018 p.
21. Jcsephu Smtm hija de !es dichm nut~ra! de Lurizarcte
de hedad de dos poco mas cari redonda roma de naris
ojos pardos pelo y zejas castaño a quien se socorrio con
la misma cantidad de diez y ocho pesos que a los ante-cedentes
.......................................................... 0 18 p.
Qzlinta familia
22. Joseph Padron natural de la Palma de hedad de veinte
y dos años poco mas de buen cuerpo, cari aguileño, color
trigueño, ojos negros zegas y pelo negro, lanpiño y bar-uas
negras la propia cantidad de diez y ocho pesos por
la misma razon .................................... 01 8 p.
23. Maria Francisca Zanaria muger del dicho y hija de Luis
Sanaria y de Francisca Lugarda de hedad de veinte años
poco más natural de Lanzarote de mediana estatura del-gada
cariaguileña naris afilada, ojos pardos color trigue-ño
cejas y pelo castaño la misma cantidad de diez y ocho
pesos por la propia razon ................................... 018 p.
Sexta familia
24. Manuel de Niz hijo de Juan y de Andrea Mireles, natu-ral
de Canarias de hedad de zinquenta años poco mas de
mediana estatura reecho cariaguileño color trigueño, lan-piño
nariz entre roma, ojos pardos, varbas y pelo negro
entre cano, y cejas negras la propia cantidad de diez y
ocho pesos por la mizma razon que a los de arriua ...... 018 p.
25. Seuastiana de la Peña muger del antecedente, hija de Do-mingo
de Leon y de Gregoria Suares de la Peña de hedad
de quarenta y quatro años poco mas de buen cuerpo, co-lor
trigueño cariaguileña, ojos pelos y zejas negras, naris
afilada, la misma cantidad de diez y ocho pesos por la
misma razon que a los ancedentes ........................
Septima familia
Visente Aluares Trauieso hijo de Juan Albares Trauieso
y de Cathaliña Caietana, natural de Thenerife, de hedad
de veinte y nueue años, de media estatura reecho cari
redondo, nariz afilada ojos pardos zerrado de barba color
blanco pelo castaño y anillado la misma cantidad de diez
y ocho pesos por la propia razon que a los antecedentes.
Maria Ana Curbelo muger del dicha y hija de Juan Cur-belo
y de Gracia Perdomo y Umpierres, natural de Lan-zaroLe,
de edad de diez y ocho años poco mas de mediana
estatura reecha, color blanco, cari aguileña ojos pardos,
zejas y pelo castaño naris afilada, la cantidad de diez y
ocho pesos por la propia razon ...........................
Octaua familia
Saluador Rodrigues hijo de Francisco Rodrigues y de Ysa-uel
de los Reies, natural de Tenerife de edad de quarenta
y dos años poco mas, de buen cuerpo, cari abultado co-lor
trigueño ojos verdosos, serrado de barua abultado de
nariz barba negra entre cana, pelo negro la cantidad de
diez y ocho pesos por la propia razon .....................
Maria Peres Cabrera muger del dicho y hija de Domingo
y de Maria Peres natural de Lanzarote de hedad de qua-renta
y dos años poco mas de buen cuerpo cariaguileño
color trigueño naris afilada ojos pardos, zejas y pelo ne-gro
la cantidad de diez y ocho pesos por la propia razon.
Patricio Rodrigues hijo de los dichos natural ydem, de
hedad de quinze años poco mas de mediana estatura,
delgado, color trigueño, ojos pardos cariaguileño zejas,
y pelo castaño la cantidad de diez y ocho pesos por la
misma razon ...................................................
Nouena familia
Francisco de Arocha hijo de Simon de Arocha, y de An-geia
Francisca, natural de la Pali~ia de hedad de v-eiiiíe
y siete años alto de cuerpo cari aguileño ojos pardos co-
Ior trigueño zejijunto, zerrado de barba, naris afilada y
pelo negro, la cantidad de diez y ocho pesos por la mis-ma
razon ........................................................
Juana Curbelo muger del dicho y hija de Juan Curbelo y
de Gracia Perdomo y Umpierres, natural de Lanzarote
de hedad de catorze años cari abultada color trigueño,
ojos pardos zejas y pelo negro nariz algo roma la canti-dad
de diez y ocho pesos que a los antecedentes .........
Decima familia
Antonio Rodrigues hijo de Juan y de Maria del Carmen,
natural de la ciudd de Canaria de hedad de diez y ocho
años poco mas de mediana estatura reecho cariabultado
--l..& Ll---- 3- -2 le- --a- -:-e
LUIUL UIüIILU UlUbU UE: VILUClZb, IlaLlb LUllld U)Ub pZlUUb
zejas y pelo castaño, con un lunar en la mejilla, casi en
el vos0 del lado derecho la cantidad de dies y ocho pesos
por la propia razon ..........................................
Josepha de Niz hija de Manuel de Niz y de Seuastiana
de la Peña, muger del antecedente natural de Canarias
de edad de diez y nueue años poco mas de buen cuerpo
cariaguileña, ociosa de viruelas, ojos negros zejas y pelo
negro naris afilada, y color trigueño la cantidad de diez
y ocho pesos por la misma razon ...........................
Undecima familia
Joseph Leal hijo de Juan Leal Gorzs, y de Lucia Her-nandez
natural de Lanzarote de edad de veinte y dos años
poco mas, de buena estatura cariaguileño color trigue-ño
zerrado de barba zejas y pelo negro anillado, ojos en-tranpados
zejijunto naris afilada la misma cantidad de
y ocho pesos por la propia razon ........................
Ana Santos muger del dicho y hija de Antonio Santos
y de Ysauei Kodrigues naturai de Lanzarote, de edad de
quinze años poco mas de mediana estatura, reecha cari-abultada,
color blanco ojos pardos alegres, nariz algo ro-ma,
pelo castaño claro y zejas la cantidad de diez y ocho
pesos por la razon expresada ..............................
Duodecima familia
Juan Delgado hijo de Lucas Delgado y de Maria Melean
natural de Lanzarote de hedad de diez y nueue años
poco mas de buen cuerpo reecho cariredondo color tri-gueño,
algo sejijunto ojos pardos zejas y pelo castaño le
ba pintando el vozo la cantidad de diez y ocho pesos,
por la propia razon .......................................... 018 p.
Cathalina Leal hija de Juan Leal y de Lucia Hernandez
muger del antecedente, natural de yden de hedad de diez
y seis años poco mas de mediana estatura color trigueño
cariabultada naris entre roma, ojos pardos alegres, zejas
y pelo negro, la cantidad de diez y ocho pesos por la
propia razon ................................................... 0 18 p.
Decima tevzera familia
hueifaizos de padie y madre
Juseph Cabrerz hiju de JUan de Cabrera y de Maria !?e-drigues
natural de Lanzarote de edad de quince años po-co
mas de mediana estatura reecho color trigueño cari
redondo nariz roma oioso de viruelas ojos pardos zejas
y pelo castaño algo belfo del labio de abajo, la cantidad
de diez y ocho pesos por la propia razon .................. 018 p.
Marcos Cabrera hija de los dichos natural ydem de hedad
de seis años poco mas color trigueño cari redondo, ojos
zejas y pelo negro romo de nariz la misma cantidad de
diez y ocho pesos por la propia razon ..................... 018 p.
Ana de Cabrera hija de los dichos, de edad de treze años
poco mas, natural ydem de mediana estatura delgada,
cari aguileña color trigieño ojos pardos, pelo y zejas cas-taño
naris afilada, la cantidad de diez y ocho pesos por
la misma razon ................................................ 0 18 p
Decima quarta familia de viuda
Maria Rodrigues Robaina, hija de Manuel y de Paula
Umpierres, natural de Lanzarote de hedad de veinte y
siete años poco mas de buena estatura delgada cari agui-leña
color blanco, ojos negros naris afilada zejas y pelo
negro la cantidad de diez y ocho pesos por la misma
razon ............................................................ 018 p.
Pedro Rodrigues Granadillo, hijo de Juan Rodrigues
Granadillo y de la dicha natural ydem de hedad de treze
años poco mas de buen cuerpo reechv cariredu~idv ujus
pardos naris afilada pelo y zejas castaño claro algo oioso
de viruelas la cantidad de dies y ocho pesos por la pro-pia
razon ........................................................
Manuel Francisco Rodrigues Granadillo hijo de los di-chos
natural ydem de edad de tres años poco mas color
blanco, pelo bermejo y ojos azules la cantidad de diez
y ocho pesos por la razon que a los antecedentes ......
Josepha Rodrigues Granadillo hija de los dichos natural
ydem de hedad de diez años, color blanco cari redondo
nariz roma, ojos rubios y pelo castaño la misma cntidad
por la propia razon ..........................................
Paula Rodriguez Granadillo hija de los dichos de edad
de ocho años poco mas natural de Lanzarote, color blan-co
nariz roma, cari redonda ojos pelos y zejas negras la
misma cantidad de diez y ocho pesos por dicha razon ...
Maria Rodrigues Granadillo hija de los dichos de hedad
de cinco años natural de Lanzarote cari redonda color
blanco pelo y zejas bermejas ojos pardos la misma can-tidad
de dies y ocho pesos que a los antecedentes ......
Juan de Acuña Rodrigues Granadillo hijo de los dichos
natural de Quautitlan de hedad de un mes poco mas cari
redondo color blanco ojos azules zejas y pelo bermejo
algo chato y romo de nariz la misma cantidad de diez
y ocho pesos por la propia razon ...........................
Dedma quinta familia de biuda
Mariana Meleana hija de Francisco y de Ynes de Oios '
natural de Lanzarote de edad de treinta años de buen
cuerpo color blanco cari aguileña ojos negros zejas y
pelo negro la cantidad de dies y ocho pesos por la mis-ma
razon que a los antecedentes ...........................
Francisco Delgado hijo de Lucas y de la dicha natural
ydem de hedad de dies y seis años poco mas de media-nn
nr+n+,rt-n r,-.l,-.r Ll,nr,-. nn&, n$:lnrln ,-.:,-.= rinrrl,-..- -,:no
110. L O C U C U L ~ , LUIUI UIUIILU ~ a ~a~iilaiura UJUJ yaruuir cibjao
y pelo castaño dos lunares en la mejilla derecha la mis-ma
cantidad de diez y ocho pesos por la propia razon.
Domingo Delgado hijo de los dichos natural ydem de
hedad +e dos años color blanco cari redondo, pelo ber-mejo
naris afilada y ojos uerdosos la misma cantidad
de diez y ocho pesos por dicha razon .....................
Leonor Delgado hija de los dichos de hedad de quatro
años poco mas natural ydein cari redonda color blanco,
ojos negros y rasgados zejas v pelo negro la propia can-tidad
de dies y ocho pesos por Ia propia razon ......... 018 p.
L.os quatvo mozos sueltos
Phelipe Peres hijo de Domingo y de Maria Granados
natural de Tenerife de hedad de veinte años de mediana
estatura reecho cariaguieño color trigueño, naris afila-da,
ojos zejas y pelo negro ancho de frente la propia
cantidad de diez y ocho pesos por la misma razon ...... 0 18 p.
Joseph Antonio Perez hermano del dicho y hijo de 10s
propios padres natural ydem de hedad de diez y nueue
años de buen cuerpo cari aguileño naris afilada, ojos ze-jas
y pelo negro la cantidad de diez y ocho pesos por
la misma razon ............................................... 018 p.
Maitiii Lorenzo de Armas hijo de Kvque y de Thereza
Aruiles natural de !a Ysla de Canaria de edad de veinte
años poco mas de buen cuerpo reecho cariabultado color
trigieño romo de naris zejijunto ojos pardos, vozo zejas
y pelo negro con tres lunares en la mejilla derecha acia
la nariz en el propio lado la cantidad de diez y ocho
pesos por la propia razon que los antecedentes ......... 018 p.
Ignacio Lorenzo de Armas hermano del dicho hijo de
los propios padres natural ydem de edad de veinte y
quatro años poco mas de buen cuerpo cariaguileño color
trigueño naris afilada, ojos barbas sejas y pelo negro al-go
oyoso de viruelas algunos lunares repartidos entre
naris y mejilla ysquierda la misma cantidad de diez y
ocho pesos que a los antecedentes ........................ 018 p.
En cuia conformidad fueron pasando muestra y ultima receña las
sinquenta y seis personas de que se componen las expresadas familias
y cada una de ellas por lo que asi toca perciuieron la cantidad de
diez y ocho pesos en tabla y mano propia y en presiencia de mi el
presente escriuano publico y real que de hauerse executado asi doy
fee como de que se hizo con interuencion de Francisco Duval y Juan
Leal presente Don Francisco Domingo de Laba Alcalde maior de esta
jurisdiccion siendo testigos: Don Thomas de Zubiria Don Joseph Ca-rrillo
y Don Juan Manuel Ximenes y lo firmo dicho Señor Francisco
DuvaI y Juan Leal con los que supieron escreuir de estas familias lo
firmaron y por los que no supieron lo hizieron los testigos: Don Ma-nuel
Angel de Villegas Puente, Fra~iciscoD uval, Juan Leal Goras, ne DI-sente
Aluares Trauiezo, Francisco Joseph de Arocha, Thomas de Zu-
biria, Juan Delgado, Antonio Santos, Joseph Curbelo, Don Joseph Ca-rrillo,
Juan Manuel Ximenes. Ante mi: Francisco Manuel de Cobarru-bias
escriuano publico.
M E M O R I A
Escrita para presentar á la Real Socíedad de Amigos
de Tenerife, y de :u Orden á fin de evaquar un Yn-forme
que la había pedido Is Red Aiidienria sobre !a
emigracion de los Naturales de estas Is!as a la
A m e r i c a . *
Que aunque cada uno puede mudar domicilio y estar a donde quisiere;
quando la necesidad aprieta y se ve que se vá aperder todo, V."M. pue-de
y debe mandar que cada uno asista en su Natural.
Consulta que el Consejo hizo al Sor Rey Dn. Felipe 3."
en 1 ." de Febrero de 1619 = Apud." Navarr.
El damor contra la emigracion de los Naturales de estas
Yslas á la América, se ha hecho vivíssimo y casi universal.
Los propietarios se quexan de que no encuentran trabaja-dores
para sus haciendas. Los Militares se lamentan de q."
faltan reemplazos para los Regimientos; y las Personas ze-losas
del bien Publico se duelen de que la Patria camina
precipitadamente á su Ruina, y vá á quedarse sin Oficios,
sin Agricultura, sin Gente. En medio de este grito general,
yo que soy propietario, que he sido Militar, y que me precío
de Amar a la Patria como el que mas, he Observado sin
embargo hasta aquí un profundo silencio, ó á lo menos he
tenido cuidado de no Manifestar abiertamente mi modo de
pensar sobre una materia tan complicada, y que se me pre-sentaba
baxo de diferentes Aspectos; pero una vez de que
la R.' Audiencia ha mandado que esta Sociedad la informe
en razon de un Objeto tan importante, y q.e V. S. S. se
han dignado de escogerme para ei desempeño de esta Zo-
* Fondo Saavedra, le-. 49. Casa de los SS.JJ. de Malaga.
misión, ya me es precizo decir sin rodeos mí dictamen, y
lo diré con la franqueza, é imparcialidad que debo á mi
conciencia y al Publico, aunque por cumplir con esta Obli-gación,
la primera de un hombre de bien y de un Amigo
del País, me vea algunas veces en la dolorosa necesidad de
separarme de una Opinión recomendable para la Sociedad,
y para mi mucho mas respetable y Sagrada l.
Para tratar este asunto con el debido Acierto, se hace
preciso, no solamente un conocimiento exacto del estado
Actual de nuectro País, y de sus berdaderos intereses, sino
tambien el hallarse versado en los puntos más importantes
de la Política; y á unque esta empresa sea superior á mis
fuerzas, yo por Obedecer á V. S. S. me atreveré á abra-zarla
en toda su amplitud, tratando l." de las causas de la
emigracion, 2." dei exceso y afectos de este mai, y 3." de
las precauciones que se pueden tomar para impedirlo. Si
estos puntos no son precisamente los mismos que propone
el S.OY Fiscal en su Escrito de 5. NoviemLure ultimo, creo
que coinciden con ellos, y q.e su re~olución dexaría plena-mente
satisfecho el Ynforme que se nos pide.
0 l."
Causas de la emigracion.
Todas las causas de la emigracion se pueden reducir á
una sola, que es la suma pobreza del País; pero como una
propocición general nada prueba, y tampoco es digna de
un Cuerpo que debe proceder en sus Discursos con calculo
y exactitud, recorreremos los diferentes ramos que forman
la riqueza publica para demostrar el influxo inmediato que
su mal estado tiene sobre la extraccion de los Vecinos.
Agricultura. Y en primer lugar la Agricultura, esta Madre fecunda
de hombres y de biener: esta productora de las subsisten-cias,
que apesar de los esfuerzos de la Política y de los sis-temas
de los Escritores, serán siempre la medida de la Po-pulación:
la Agricultura es incapaz en el estado en que :e
1. El Marqués de Vi1lanv.a del Prado, Director fundaGor y perpetuo de la Sociedad
de Tenerife, Padre del que escribe, presentó a este Cuerpo un Discurso sobre la
,-,,-,,: o-,,-L,-,,, -: x - ,A,,. ,.,,.- .&.T.,.&, ,,,.,.,-,m ,2,- V.",,. .,., .- r !a Ad r i c a , e! q~r!s e reri.iti6 &
la RI. Audiencia y obra en el expedte. que cita el Sor. Fiscal sobre Reclutas para la
Luisiana.
halla, de detener en este País un numero conciderable de
personas.
No solo se tocan aquí los inconvenientes que causan la
despoblación de la Mayor parte de la Europa: Esto es, que
las propiedades se hallan reunidas en un pequeño numero
de manos, respecto al total de los vecinos, sino que la con-dición
de los propietarios y las de los que no lo son, contri-buye
igualmente á ahuyentar del País á la mayor parte de
estos ultimos.
Los propietarios aunque en corto número (Ya sea por
la escasez de Nuestros frutos comerciales, ya por la deca-dencia
del mismo Comercio, ó ya por la necesidad de man-tenerse
con una cierta decencia correspondiente á su es-tado)
consumen todas sus rentas en la moderada fubsis-tencia
de sus familias, y en comprar los generos que necc-sitan
para su Vestuario, y que casi todos vienen del Es-trangero,
sin que ezte gasto, que es el mayor, pueda en
ninguna manera vivificar el País. Pocos son los propieta-rios
que en nuestra tierra llegan á este grado de comodidad,
que consiste en poder mantener una casa todo el año con
el producto de sus propias haciendas, pero se puede afir-mar,
y V. S. S. deben creer en esta parte mi arercion, que
casi ninguno tiene sobrante para poder emplear en otras
obras utiles aunque menos necesarias, á tantos brazos como
quedan ociosos entre nosotros por falta de quien pueda
darles Ocupacion.
La clase numerara de los que no son propietarios, y
que sin embargo se exercitan en el cultibo de las tierras
(eceptuando los Arrendadores, Medianeros &." que forman
una pequeña pte. de ella, y que apenas sacan de sus loca-ciones
lo simplemente necesario para la vida) está pues
-re--r-i~--ic id-.e n ncertrn P& 6 12 cendiciSn de meres Jerfi&-
ros; Gente infelicísima que por la pobreza apuntada de los
propietarios que no hacen en sus terrenos, sino las labores
precisas, no halla en que trabajar mucha parte del año, y
que quando trabaja solo gana al día una escasa comida, y
un real de plata ó menos por el salario de cada un día.
Esta descripción de nuestra agriciilt'ira, creo que 6 nin-guno
de V. S. S. parecerá exagerada, y Ojalá no fuese tan
verídica; pero ya que al menos no nos es permitido el con-
suelo de dudar de su exactitud, pasemos á deducir de ella
algunas reflexiones importantes a ntro asunto.
Es evidente que el hombre que es tan desgraciado que
no posee ni un palmo de tierra, ha sido zin embargo dotado
por la naturaleza de un (sic) propiedad más sagrada, á mi
ver, que aquellas que las leyes protexen por tantos medios
y con tanta eficacia. Esta es la propiedad de sus brazos:
en qualquiera País en que el individuo que se halla con
voluntad y bigor para exercitarlo:, no saca de ellos todo
lo necesario para mantenerse y cubrirse á si mismo y ayu-dar
á lo menos al sustento de una familia pobre, se puede
asegurar que hay algún defecto en la Organización de la
Sociedad, y que mientras este subsista no podra medrar
la poblacion 2. Las naciones cultas están tan persuadidas
de este principio que ai hombre sano y que goza de todas
sus facultades físicas, se le tiene en todas partes á crimen
e1 pedir limosna.
Supuesto pues este axioma politico, re puede preguntar,
si el hombre que haciendo con sus brazos el Mayor trabajo
de que son capazes, un trabajo que Necesariamente le acor-ta
la Vida, no gana sin embargo sino un real de plata al
día en ciertas temporadas (á veces tarde, ó mal pagado),
puede con este corto auxilío mantenerse el resto del año,
vestirse y sufragar en estas dos esenciales nececidades al
gasto mas escaso de una familia reducida? Si este hombre
podría juntar un repuesto para el caso de una enfermedad,
ó de otro Accidente q.' le imposibilite, aunque sea por muy
corto tiempo, del uso de sus fuerzas? Si este hombre se
diferencia de los mendigos, en cuya condicion está proximo
á entrar á cada momento, y en la que bendrá sin falta á
parar, si la violencia de sus tareas no tiene á lo menos el
buen efecto de no dexarlo llegar a la vejez? Si este hom-bre
en fin podrá amar la Patria, y encontrará algun ali-cente,
que le incite á permanecer en eiia? Con solo pro-poner
estas qüestiones, me parece que quedan todas re-sueltas.
Pero aun quando a pesar de tantos inconvenientes, la
clase de gente de que hablamos se reduzca de grado ó de
,. -4 T,.. ,.-,-,:,-,.,.,.. ,,..,:,A, - .,.a ,,,,h," 6 c-h..- VI gezte e:: c n Pais, S Iisarreg!~. en 11.e d2r
ocupación a los naturales que los arraigue en el suelo nativo.
Apénd. á Ia Educ. Pop. Part. l.>, pág. 466, not 17.
fuerza á no abandonar el País, que utilidad sacará este de
un numero tan conciderable de infelices? Se nos pondera
el aumento de la Populacion. Que Populacion! Vn enjam-bre
de mendigos, un sin numero de desgraciados, es acaso
una ventaja muy apetecible? Vn Pais que no dá de comer
á sus actuales habitantes, puede desear el tener mas de la
misma especie? Pero yo niego el que :e Aumentaría con
esto solo la Populacion. Bien sabido es que esta no crece
sino en razon de que se multiplican los subsistencias, ó los
medios de subsistir, y en un Pais cultivado en que el nú-mero
de habitantes ha llegado á ponerse en equilibrio con
sus productos naturales, 6 artificiales, no se aumenta la
población á menos que no se descubran nuevos manantiales
A, ,.:",.,"" 'Er+" .,n*,l"A ;*,,,+,."n+"L.l, ..,o 1" ",*,A:+" +"m
UL Iiyubba. u a L a v b r u a u k i i c w i l L L a a r a u l L l l W 3 ~a a u L u k L a L a I u -
bién la experiencia de tantas Provincias, tantos Reynos
como vemos permanecer siglos enteros sin diferencia no-table
en su Población, al paso que esta recive un prodigioso
aumento en otros Paises nuevos o recien descubiertos. Esta
es la causa de la maravillosa propagación de los habitantes
de la Ysla de Pinés, cuyo exemplar de ningun modo se
puede aplicar á ntra. Patria '. En efecto la situación de un
Pais, cuyos habitantes se hallan en muy pequeña proporcion
respecto á la extención de los terrenos propios para la cul-tura,
es muy semejante al estado feliz de la pura natura-leza.
Las tierras no valen casi nada, y el trabajo del hombre
vale infinito: El 1é dá toda la amplitud que exigen sus ne-cesidades
y el Aumento progresivo de su familia, sin que
jamas le falte materia en que emplear sus brazos, que tie-nen
entonces como una virtud productiva que mutiplica
(sic) prodigiosamente quanto es necesario para la vida. De
aqui el rápido y casi increible progreso de la populacion.
Pero quando esta llega á encontrar sus limites en la ex-
~e~i s i&mii siiiia del País, ó en su consrirución: quando los
progresos de la sociedad dando mas valor á las cosas que
á los hombres, han formado ya una clase numerosa de es-tos,
cuyo trabajo es como una mercancía esteril que tiene
3. Si los individuos qe. se embarcan p.. la Arnérc.~, permaneciendo dentro del Pais,
hubiesen de enrriqueser a este con la populación de que se nos hace cuenta con el
1%- de !z de y,;;&; iio S& qUé i&bi, los se q.uci;aii e,i ia paii.ia,
y que son á lo menos en igual núm.~, y los más acomodados, no habían de propagarse
en la misma proporc.n, y en este caso he aquí en pocos anos una populación inmensa,
sin necesidad de contener la emigración antes que la haría indispensable.
su tasa y su precio fixo, parece que este mismo azote de
esterilidad ha alcanzado al propio tiempo en ellos á los gér-menes
de la vida. Sus matrimonios á la verdad no son me-nos
fecundos, pero hay un abismo siempre abierto para
tragar las generaciones de los infelices antes de que lleguen
á sér utiles á la Patria, semejantes á aquellas plantas q.' la
tierra no puede sustentar, y que perecen apenas se han
dexado vér sobre la superficie.
Yo creo que bien comprendidos estos principios, no
dexaran lugar á la replica de que á medida que se aumen-ta
la populación, se aumenta también la riqueza, que la
sostiene y la multiplica; pero por si acaso alguno, tomando
áqui el efecto por la causa nos arguyere con semejante ge-neralidad,
destruiremos de paso su aplicacion al paso pre-sente,
recurriendo segunda vez á !os iundamentos que que-dan
sentados.
Que en la Populación consista la mayor riqueza de m
País, es una máxima muy sabida, pero p." que sea cierta
se hace preciso entender la de una Populación Activa aco-modada,
y de un Pais en que no le falte Ocupacion. Nada
de esto se verifica entre nosotros, según ya queda visto,
pudiendo aplicarse aquí muy bien aquel axioma de que
nada, nada re hace. En efecto que riqueza produciria para
la Patria una multitud de personas de la clase de las q."
regularmente se embarcan de pasageros para la America,
sin tierra que cultivar y sin fondos para formarse un
Establecimt."? Serían estos los que aumentasen las produc-ciones
naturales de nuestro suelo? los que perfeccionasen
nuestra agricultura? Crearían ellos mismos las manufacturas
de que Absolutamt.' carecemos, y cuya falta es una de las
causas mas poderosas de la Emigracion? Ya se vé que el
prometerse estos milagros de la sola abundancia de brazos,
no puede servir sino á lisonjear la imaginación de los que
amando ia Patria desean ver cifrado en medios muy faciies
todo el secreto de su restablecimiento.
Tales ventajas se pudieran esperar sin embargo, si en-tre
nosotros hubiese muchos caudales acumulados, y á los
que sus dueños no pudiesen dár otro destino mas prove-choso
para ellos mismos, que el de emplearlos dentro del
p-u-p:~- -uD -:,- D,, ..,, 1,- L,,,L, ,:, a-&+,, L a l a . I UL u l l a y a r ~ c .~ u 3r u i l u u a a l i l rLLurLuo, y ijGr
otra los brazos sin ocupacion, se buscarian mutuamt.' y de
esta union feliz y necesaria nacería sin duda algun estable-cimiento
de suma utilidad para la Patria: un nuevo manan-tial
de riqueza que Aumentaría los medios de subsistir, y
por conseqüencia la Populacion. Pero si estos caudales so-brantes
no podemos suponerlos en los propietarios, segun
lo que ya se ha dicho de su situacion, no esperemos tam-poco
el hallarlos en los Comerciantes; y sin Anticipar aquí
sobre lo que tenemos que exponer acerca del mal estado
de nuestro comercio, solo haremos la reflexion de que los
que se emplean en el, no destinan regularmente sus fondos
al fomento de la agricultura o de las fábricas, sino quando
aquellos llegan a ser excesivos para las especulaciones de
su profesion. Esta tiene para ellos. o. tros atractivos que les kxen ~ i ~ m pre~feeri ble su exerac:c. La entienden me j ~ r
que ninguna otra, se han criado en ella, y las ganancias
del Comercio son mucho mayores que las que prometen
las fabricas y la agricultura, lo que se acredita con la er-periencia
de que por medio de estas, rara vez se logra una
fortuna considerable, al paso q." aquel proporciona en poco
tiempo grandes caudales. Es pues constante que mientras
el Capital de Ntros. Comerciantes no exceda de lo que
prudentemt." pueden emplear en su trafico exterior, nin-guna
parte él refluirá de aquel canal acortumbrado para
fecundar inmediatamt." el suelo nativo: o lo que es lo mis-mo,
mientras el aumento y concurrencia de los fondos en
el Comercio no obligue á que algunos permanezcan sin re-ditos,
ó disminuya el interes de todos al punto de que se
puedan esperar iguales 6 mayores ganancias, empleandolos
en la labranza, ó en las manufacturas, jamas estas parti-ciparan
de aquel fomento. Cuan lexos está nuestro comer-cio
de este período de Opulencia, es una cosa que qual-quiera
de nosotros puede juzgar pos sí mismo, y lo acredita
ta~biCn !a falta de ixmerario q c se enperiiiienta para la
circulacion interior, la necesidad en que aveces se vén nues-tros
mas fuertes Comerciantes de tomar dinero á premio, y
otras muchas señales que nos convencerían especulativamte
de las insuficiencia de sus capitales, si entre nosotros se
debiese hacer uso de esta clase de pruebas, propias para
conoser el estado de una grande nacion: pero superfluas
en un Pais como el nuestro en que podemos contar, por
decirlo así, no solo el corto numero de personas acauda-
ladas, sino á un los caudales de cada una, y en que por
conseqüencia estamos todos practicamente cerciorados de
que no son capaces de llenar todos los Objetos del Comer-cio
exterior á q.' los destinan, ni menos de distraerse como
sobrantes al fomento inmediato de la agricultura.
Si los fondos pues que se emplean anualmt.' para man-tener
la cultura en el mismo estado en que se halla, dexan
todavía ociosos algunos brazos en todo el año, ó en mucha
parte de él, y si por otro lado no hay nuevos capitales que
los pongan en movimiento, parece que ni la labranza saca-ría
mucha vtilidad de que permaneciesen dentro del Pais,
ni los propietarios tienen derecho á exigir de ellos ecte sa-crificio.
Qualquiera de nosotros se hallaría á la verdad bien
embarazado para responder á un infeliz Jornalero que al
iiioaento de embarcarse para la America, nos dixese: Vos
no sabeis quanto me cuesta para abandonar la Patria: Quan-tas
penas he devorado antes de llegar á tomar erta resolu-ción:
sin embargo vos la desaprobaís: Eh bien, aseguradme
con que subsistir, y yo os consagro todas mis fuerzas. Este
contrato que acaso ningun propietario aceptaría, es sin em-bargo
el que todo hombre hace tacitamt." con la Patria, y
no hallandose la nuestra en estado de cumplirla por su par-te,
parece que no puede, sin una especie de injusticia, obli-gar
á los particulares á su Observancia.
Si los hombres fuesen como una maquina, cuyo costo
siempre se disminuye con ventaja de la Obra á que se des-tina,
ó como aquellos efectos comerciables que hace aba-ratar
la concurrencia, es cierto que entonces el empeño de
encerrar en el Pais más gente que la que se nececita para
sus ordinarias ocupaciones, podría tener un objeto mas ra-zonable.
La abundancia de brazos haría baxar los Jornales;
un hombre costaría menos .de lo que cuesta actualmte, y
permaneciendo los mismos, los fondos que se destinan á
ia agricultura, se podría sin embargo e~iipleai en ella inu-cho
mayor número de trabajadores de donde resultaría
ne~e s a r i am.u~n aumento de producciones y de subsisten-cia.
Pero una vez que el jornal ha llegado á reducirse á lo
simplemente necesario para el diario mantenimt." ya es im-posible
emplear la maquina humana á menos costa, y el
mon0p&~ de una c!ase de personas á fa-vor de otra, sería
también una injusticia mucho mas atroz que la que se co-
mete en estancar el mas esencial de los Alimentos. Si los
propietarios de nuestro Pais fuesen mas acomodados, yo
les diría que acaso tubiera mejor efecto una escazés de gen-te
que los Obligase á levantar el precio de los jornales.
Puestos por este medio los trabajadores en estado de man-tener
todo el año con su sudor a una familia pobre (que es
todo el Objeto de su ambición y á lo que parece tienen
dro) no saldrían tantos del País, y pudieran criar una des-cendencia
que lo iría repoblando poco á poco. Quando un
mercado qualq." se halla sin bastante provisión de una cosa
necesar.", sube precisamente el precio de ella, y este mis-mo
aumento vuelve á ocasionar dentro de poco la abun-dancia.
Pero ya que la estrechez de nuestros propietarios no
me permite el hacerles semejante propuesta, yo les diré que
no es justo que concideren á los trabajadores como unos
Siervos adscripticios nacidos unicamte. para dar valor a sus
tierras: les diré que si a ellos a quienes el Pais ha tratado
con una señalada predileccion, y p." quienes ha reservado
sus bienes y sus placeres, les es permitido sin embargo el
ausentarse con motivo de vtilidad, y aun a veces de diver-sion,
é ir á consumir en otra parte las rentas que este mis-mo
suelo produce para alimento de sus habitadores: aque-llos
que no participan en él síno los trabajos y de la mi-seria,
y para los quales la Patria es una verdadera Madras-tra,
son al menos acreedores a que se les deje salir á buscar
en otra parte el sustento que ella le niega: les dire en fin
que si no está en su mano el mejorar nuestra agricultura, el
estado de ella entre nosotros, lejos de poder contribuir á ¡a
repoblación del País, es una poderosa causa de emigración.
Oficios .- Casi las mismas reflexiones se pueden aplicar á los Ofi-cios,
cuyo estado influye tambien considerablemente en la
riqueza publica, y que considero entre nosotros como otra
de las causas de despoblacion. Por que á la verdad en un
Pais pobre en que los propietarios apenas tienen lo nece-sario
p." mantenerse con decencia, y en que el numero de
personas acaudaladas es tan corto que nada influye sobrc.
la suerte común, los Oficios están forzosamente reducidos
á aquellas Operaciones indispensables q." Absolutamente
no puede excusar ninguna sociedad civilisada, y áun la con
dicion de los Menestrales que se dedican á ellas es en pro-porcion
de su clase, más infeIiz que la de los que los em-plean.
Ni en un Pais semejante :e puede conseguir aquella
división del trabajo, en que consiste así la perfección de las
Obras, como la ocupacion de una porcion mas considerable
de Yndividuos. El que aprende á labrar la madera, es al
mismo tiempo Carpintero, Ebanista, Maestro de Coches,
el que sabe manejar el Hierro, es Herrero, Cerrajero, y á
vezes herrador, y sin embargo de abrazar tantos ramos dis-tintos,
no siempre tienen que trabajar. Por esta descripcion
se puede colegir el estado de 10s demas Oficios, y tampoco
se podria dár otro indicio mas zeguro de la infelicidad del
Pais. No se levantan nuevos edificios, y apenas se reparan
los Antiguos, no se vé obra alguna que sea dictada por la
comodidad, ni menos por el gusto, sino solamente aquellas
que Ordena la imperioca nececidad, y si acaso hay un luxo
moderado, que es provechoso a la Sociedad, en tanto que
anima las Artes, que difunde las conveniencias, que exita
los descubrimientos y que hace vivir una multitud de gen-te,
cuya propiedad consiste toda en su habilidad y en sus
brazos, este luxo es enteramente derconocido. Semejante
pintura de Ntra. Patria, y si es verdadera, no presenta
seguramente el Estado de los Oficios como capáz de con-tener
la emigración. Prosigamosla con la misma fidelidad y
veremos si la decadencia de ellos no es por el contrario
una de las causas de este mal.
En efecto, si el Pais que vamos describiendo no fue
anteriormt." tan pobre: si hubo en el mayor numero de
Oficios, o si los mismos que existen estubieron separados
en muchas manos, al menos segun sus mas groseras divi-siones:
o én fin si, sin nada de esto, en cada uno de ellos
se contaba mayor numero de Yndividuos: si había por
exemplo (y esto no puede dudarse entre nosotros) mayor
porcion de Carpinteros, de Pedreros, de Herreros, de quai-quiera
causa que haya provenido la reduccion, todos los
menestrales que por ella han quedado sin empleo, ó lo que
es lo mismo, el exceso de ellos hasta que su numero se
haya reducido al de los que puedan subsictir todo el año
con las Obras que exige la Sociedad, es necesario que vaya
a buscar en otra p i t e quien !e dé ocüpa~i~iyi , esto se
hace tanto más indispensable, quanto los menestrales no
son propios p." dedicarse á las labores del Campo, ni á otros
ministerios de que los aleja su educacion, y el genero de
sus tareas acostumbradas.
Este mismo efecto que causa necesariamente la pobreza
del Pais, y la escasez de trabajo en proporcion de los Ope-rarios,
puede originarse también, y se ha Originado realrnt.'
entre nosotros, de otro principio que ha concurrido con
aquel: qual es el no subir el precio de los jornales en la
misma proporcion que el de las cosas necesarias á la vida.
Es cierto que de pocos años á esta parte se ha levantado el
salario de los menestrales, pero en su comparación ha to-mado
regularmente más valor el Trigo, el Aceite, las ropas
bastas, y en fin todo aquello que no puede excusarse de con-sumir
una persona de esta clase. En una palabra, ya sea
que la penuria de un Artesano, provenga de no tener que
trabajar en alguna parte del año, ó ya de que su trabajo á
un que sin intermision, no lo sufrague para el preciso
mantenimt.", siempre ella producirá los mismos efectos en
perjuicio de la Populacion.
Y para convencer á un mas á los que creen que la es-casez
de los Oficiales es el motivo de la rareza de las obras,
ó que el mal estado de los Oficios (es el efecto y no la cau-sa
de la emigracion, bastará si proceden de buena fe) el
ponerles presente q.' a un de los pocos Menestrales que
nos quedan, hay algunos que pasan largas temporadas sin
ocupacion, y otros que por no perecer de hambre se some-ten
á trabajar por un Jornal inferior al precio Ordinario de
sus Tareas. Y si no fuere todavía suficiente este exemplar,
á la vista tienen Otro que podrá acabar de deiengafiarlos.
Tal es lo que está sucediendo años ha en la fábrica de la
Cathedral de Canaria. A esta obra han ocurrido muchos Pe-dreros
de esta Ysla y juzgo tambien que de las demas cir-cunvecinas:
algunos de ellos han llevado sus familias, y creo
que sin embargo de sér grande el número de los Oficiales
que alli se han juntado, ninguno habrá tenido la tentación
de embarcarse para la America. Proporcionad, á los hom-bres
dentro de su propio País el modo de subsistir, y de
mantener una familia conforme á las nececidades de su cla-se,
y muy raro será el que lo abandone. La determinacion
de expatriarse, siempre cuesta al vecino algunos esfuerzos.
Manufacturas.- De lo dicho hasta aquí se colíge quanta confianza
merecen las promesas de los que pretenden que con impe-dir
la emigración se lograria entre nosotros el estableci-miento
de las manufacturas, de que abs01utam.~c~a resemos.
Vna manufactura no es otra cosa que el agregado de dife-rentes
oficios q.' concurren todos á un fin, y de los quales
viene á resultar una Obra. Por consequencia semejantes es-tablecimientos
solo pueden tener lugar en un País rico en
q.' haya tomado ya mucho aumento el poderoso influxo
de la direccion del trabajo; porque solo un País rico y una
Sociedad adelantada pueden pagar muchos Obreros para
cada operacion parcial, en q." consiste, así la perfección,
como el menor costo del todo de la obra. ¿Como pues se
podrá esperar semejante adelantamiento en un País, cuyo
atraso, como ya hemos dicho, ni aun permite aquellas mas
groseras divisiones, del trabajo, quales son las que hay
entre los diferentes oficios de un Carpintero? ¿Ni como
este efecto peculiar de una Sociedad Opulenta podrá cau-sarlo
la sola super abundancia de brazos? Repitamos aquí
lo que hemos insinuado mas arriba acerca de la falta de
fondos para el adelantamt." de la agricultura. Las reflexio-nes
hechas alli en Orden á los Capitales del Comercio, que
son los unicos de alguna concideración en nuestra tierra,
tienen la misma fuerza aplicadas al fomento de las manu-facturas,
y es preciso confesar que si algunos Comerciantes
han querido entre nosotros promover Fabricas de esta Na-turaleza,
el exito de sus tentativas, no es propio para ani-mar
á repetirlas, pues a un quando aquellos no hubieran
desistido de sus proyectos Patrioticos por los disgustos y
perdidas inesperadas, que trae al principio la introduccion
de una manufactura en un País en que son desconocidas
sus operaciones, siempre los hubieran abandonado por la
razon simple de que el Capital empleado en ellos, no :es
produciria el mismo interes que si lo tubiesen en el giro
de su Comercio. Solo habiendo un sobrante podra este de-dicarse
á semejantes objetos: Asi no esperemos el resta-blecimt."
de la manufactura de la sola abundancia de bra-zos,
impedida eficazmente la emigración, ni del zelo de
a!gün~~p articu!ares, ni aun (me ztrevo a decide) de les
esfuerzos reunidos de la autoridad y del Patriotismo, sino
de los progrecos de la riqueza pública, que solos pueden
dar a estos establecimientos el caracter de maduréz y de
verdadera utilidad de que necesitan absolutamt.' para su
permanencia.
Comercio.- Pasemos ahora al estado actual de nuestro Comercio
que nos suministraría sin duda una tercera y muy poderosa
causa de emigración. Y como en los particulares anteceden-tes
hemos tratado ya de este ramo, según algunas de sus
relaciones con la agricultura y con los Oficios, solo habla-remos
aqui de su influxo inmediato en la prosperidad del
País, y sobre todo en su Populacion.
Todos saben que el Comercio es el instrument? prin-cipal
de la riqueza publica, el que dá valor a las produccio-nes
de !a Tierra, e! yUe anima !a indüstria, y el +e, por
decirlo así, distribuye la vida á todas las partes de que se
compone el Cuerpo social. Pero es menester hacer aquí la
reflexion de que si el Comercio exterior mirado baxo de
estos respectos, es utilísimo á todo País, y por lo tanto in-fluye
notablemt." en el Estado de su Populacion, en el nues-tro
se puede considerar como de primera nececidad. En
efecto, nuestros antecesores conociendo q.e el Terreno de la
Ysla de Tenerife, por varias circunstancias que ha confir-mado
la experiencia, rendiría mas poblado de Viñas que
de ninguna otra planta, dedicaron la mejor parte de él á
una produccion cuyos consumidores se hallan repartidos en
muy distantes parages de la America, y de la Europa, y ya
se vé que qualquier variacion en el Despacho de este ramo,
debe decidir essencialmt." de la suerte de un tal Pais. Ni
separo de esta concideracion á las demás Yslas que consti-tuyen
la Provincia, pues mi animo es hablar de los inte-reses
generales de ella, por que á todos les importa tanto,
como á Tenerife el Comercio exterior de esta, y las más
L vru~ajvsa extrac~iun de sus preciosos Vinos. Si Senerife se
viese precisada á abandonar este cultivo, y á reemplazarlo
con producciones propias para el consumo interior, ya no
necesitaría de las demas Yslas para el mantenimt.O de sus
habitantes, y entonces adonde irían estas á vender el so-brante
de sus cosechas, ó si reducian estas á lo necesario
para e1 propio consumo & cada EEZ. ?en w e pr-&tci=fi
emplearían el Terreno restante, que fuese tan á proposito
para el Comercio exterior, y rindiese tanto proporsional.
mente como los acreditados vinos de Tenerife? Las demás
Yslas deben pues hacerse cargo de que en esta tienen plan-tadas
sus viñas, y de que el Comercio que se hace con él
estimado fruto de ellas, dá al mismo tiempo y en la misma
proporcion valor a rus tierras, que á las de los propietarios
de Tenerife. Asi nuestra Agricultura que carece de fomen-to,
me parece á lo menos distribuida en su sistema general
del modo mas favorable á la riqueza publica, y quando
estas observaciones no se mirasen sino como una digresion
á mi asunto, creo qile se me debían perdonar en favor de
que presentase á toda la Provincia reunida baxo de un mis-mo
y comun interes, y pueden servir á preservarla de aque-lla
revalidad y nocivas oposiciones en que la hacen incurrir
unas ventajas parciales y mal entendidas. Pero yo juzgo
que dará a mi asunto un caracrer de mas imporrancia el
haber probado que en lo que voy a decir se trata no colo
del bien de una Ysla, sino de1 de toda la Provincia. Mire-moslo
pues baxo de este aspecto.
Nadie puede dudar que nuestro Comercio de Vinos
haya sufrido una conciderable decadencia. Las cosechas son
incomparablemente menores que lo que eran en otros tiem-pos
por caucas que no e: aquí lugar de exponer, una véz
que el efecto es notorio e indisputable; y aunque el precio
del Vino en dinero ha subido de algunos años á esta parte,
se puede afirmar que no se há aumentado su valor. Esto
es facil de comprehender si atendemos á que con una Pipa
de Vino, tendremos á la verdad mas dinero del que nos hu
bieran dado veinte, treinta, ó cien años há, pero no podre-mos
comprar con ella mas comestibles, ni mas efectos, y á
un creo que el precio de estos há subido en mayor pro-porcion
que el de nuestros vinos, de donde resulta que á
un quando su estimacion no se haya baxado, habran adqui-rido
mas valor numerario, pero no mas valor real. Por con-sequencia
ia disminucion de ias cosechas, haciendo mas
raro el fruto, no por esto lo han encarecido, y toda la dife-rencia
que se experimenta en la menor extracción, se debe
reputar por una pérdida efectiva para el Pais, que es casi
la mitad ó dos terceras partes menos rico ci el despacho de
su principal cosecha se há reducido á la mitad, ó la ter-
, ,,+,,,," ,,,, r, ,.,.na, rn,+n* ,;, a"ri,o*nr;rrn nii