TRABAJADORES CANARIOS EN AMERICA
ALGUNOS EJEMPLOS DE CONTRATAS
MARIA CRISTINA ALBELO MARTIN
La vocación americanista de los habitantes del Archipiélago Canario se
manifestó desde ei momento dei nacimienro de estc nuevo coatiiieiite pala
Europa. Desde el principio han sido muchos los que iniciaron su aventura
abandonando la tierra de nacimiento para ocupar un lugar en América, solu-ción
ésta que se presenta como única salida ante las periódicas crisis econó-micas
por las que atraviesa el Archipiélago.
Durante el siglo XIX, al que dedicamos las páginas del presente trabajo,
la emigración hacia América tiene una doble vertiente: se mantiene en lo que
podríamos llamar «mfnimos» durante la primera mitad, al coincidir con las
guerras de independencia de las futuras repúblicas, para de nuevo incremen-tarse
durante la segunda mitad del siglo. En cuanto a la dirección de los emi-grantes,
éstos pondrán sus miras en las islas antillanas, Cuba y Puerto Rico,
aunque no faltan ejemplos de expediciones que se dirigieron al continente
propiamente dicho, especialmente hacia Venezuela, Uruguay y Argentina.
Vamos a señalar aquí uno de los puntos que interesan dentro del proce-so
de la emigración de canarios hacia América, y es el aspecto relacionado
con la función que cumple el emigrado islefío, el papel que desempelia den-tro
del mundo laboral del Nuevo Continente.
El paso a América es algo que se mantiene latente en la mente de los
canarios y, por lo tanto, el decidirse a emprender el viaje no suele per dema-siado
costoso. Sí lo es, sin embargo, el conseguir el dinero del flete, y esto
suele resolverse con pago aplazado, con venta de bienes o con préstamos que
se consiguen tanto en América como en Canarias. Finalmente queda el as-pecto
del trabajo, el oficio que desempefiarán y que estudiareos a continua-ción,
ayudandonos de varias contratas recogidas en la dommentaudn de
Protocolos Notariales de los archivos provinciales.
Los tipS & til&2jOS a los se iiiai70 & obza ca7=ia
diversos. Sin embargo, de ellos debemos destacar en un lugar principal el de
la agricultura, oficio éste que tienen la mayor parte de los islefios decirnonó-nicos
y en el que se integran perfectamente. En un artículo publicado en la
Trabajadwes canarios en América 4
Revista de Canarias (periódico cubano) dedicado al estudio de la inmigración
canaria en aquella isla de Cuba, se habla de «grandes ventajas que representa-ba
en la agricultura la inmigración de canarios)), tanto por la calidad del tra-bajo,
como por tratarse de pobladores de raza blanca. Esto último era impor-tante
porque servía de control a la preponderancia negra y ayudaba, por su
parte, al emblanquecimiento de la población cubana:
«Hay que advertir, en honor de la inmigración canaria, qUe éste, en su
gran mayoría, pronto formaba famiiia enlazándose en matrimonio con hijas
de! pais, sin contar las qae llegaban de las Canarias, dispestas a dividir !os
azares del trabajo entre el esposo, la esposa y los hijos))'.
Ahora bien, también existen otras ventajas en cuanto a esta mano de
obra canaria, ya que, como indica la Sociedad Económica de la isla de Cuba, t- E
se la considera muy conveniente al: O
-
=m
c.. poseer nuestro mismo idioma y porque en general son los que más
beneficios personales han hecho a nuestra agricultura por su robustez, que les
hace susceptibles a sobrellevar los rigores del ardiente clima tropical, por su =E
inclinación y demás buenas disposiciones al trabajo)).
3
Pero es que, de una manera especial y siguiendo la recomendación del
mismo organismo cubano, se obtienen tres ventajas procedentes de esta in- E
migración canaria, y son: O
n
«...primero, el buen orden; segundo, compensar en los lazos de una apa- k
cible unión, las fatigas de un penoso trabajo; y tercero, sembrar al hombre,
n
por decirlo asf, en nuestra tierra, haciendo.que todo lo encuentre en su nueva
patria y que todos sus intereses los vea siempre en derredor.suyov2.
3
O
Este último párrafo nos parece extraordinariamente importante ya q~
en él ha qiiedadu de iiiaííSestü b que eñ realidad se espera obtener del inmi-grante:
«penoso trabajo)), ((sembrar al hombre», y finalmente, mantener el
1. Revi~ta de Canasiar, publicada en la ciudad de La Habana, el día 9 de septiembre de 1890.
2. Revista de Canasar, La Habana, 9 de octubre de 1890.
«buen orden» en todo momento. Para que no exista riesgo de que algo faile,
parece muy importante el que pueda ir este hombre acompaziado de su fami-lia,
como una manera de arraigar casi completamente esta mano de obra,
cosa que se logra en gran medida puesto que la emigración, que siempre se
piensa con carácter temporal, acaba convirtiéndose en definitiva con dema-siada
frecuencia.
A nivel oficial encontramos también que esta predilección es clara
cuando D. José María Calvo, regidor de La Habana, hace una descripción de
la situación en la que se encuentra la isla a nivel de población, y termina re-comendando
una serie de puntos de entre los que destacamos dos:
m
«Que convendría estimular la colonización de los trabajadores del campo
costeándoseles el viaje y su subsistencia durante los seis primeros meses y pre- E
senthdoles ventajas prácticas. O
Que los mejores colonos son los de canariasn3. =m
O
E
Ahora bien, no sólo a nivel de gobierno se veía con buenos ojos la E
2
E afluencia de canarios. Los campesinos cubanos también estaban agradecidos
al isleao y esto lo deducimos de lo escrito por Alfonso Camin, cuando &ir- =
ma que: -
0m
«El mejor hombre del campo, par a par con e! guajiro, era también el
buen canario. Enseguida formaba su «sitio», su bohío de guano, su vega de ta-baco,
sus asnos y sus gallinas, sin que faltara el puerquito que fuera a comer
«palmiche». Así como en la ciudad poca familia cubana hay sin sangre de astu-riano,
en el campo es rara la que no lleve sangre de isleiío. Se distingue de los
demás por su caracter sufrido, su honradez y constancia. Viven tostados de sol
y llenos de tierra roja. Todas las guardarrayas cubanas saben de la labor del
buen canario, entre emigrante y guajiro»4.
La afluencia de hombres del campo a la isla de Cuba o a lugares del
continente como Venezuela o Uruguay la tenemos documentada en los Pro-tocolos
Notariales, y a lo largo de las páginas del presente trabajo iremos
viendo las contratas de labradores y colonos que son las más abundantes.
3. Archivo Historico Nacionai. Sección de üitramar. Fomento. cuba Legajo n' 3, expedien-te
1. Año 1835.
4. CAMIN, Alfonso: ElisMo en Cuba, publicado en la obra de MARRERO, Manuel hlaria:
Los canarios en América. Santa Cruz de Tenerife, 1936.
Trabajadores canarios en América 6
Con todo esto pensamos que ya queda suficientemente reflejado que la
ocupación para la que los canarios están predestinados es la labor en el cam-po,
la agricultura. Ahora bien, no será la única faceta y opción para el traba-jador
isleño. También lo encontramos formando parte de la construcción de
un «camino de hierro», como minero, como camellero, etc., situaciones que
analizaramos más adelante.
Con respecto a la contratación de operarios para la construcción de un
«camino de hierro» creemos que es éste un dato que se nos presenta como
muy importante por su novedad y ademas porque absorbe una mano de obra
muy destacable desde el punto de vista cuantitativo: hemos comprobado
como fueron un total de 528 personas en el año 1836. Este total que tene-mos
documentado, podria verse incrementado en gran medida si tenerms en 2
cuenta que en un articulo de periódico se habla de 927 operarios. E
Otro caso curioso es el de la contratación de mineros por medio de una O
n campaña de origen británico. Es significativo también observar cómo el ca- =m
nario se apunta a seMr de minero en una zona de extracción de cobre, tra- O
E
bajo que desconoce por completo y que aceptan un total de 50 personas. E
2
E Por último está el caso de los camelleros que son contratados para el
cuidado de los animales, exclusivamente, y sólo cuando éstos falten se dedi- 3
carán sus cuidadores al cdtivo de la tierra o al trabajo en la mina, según el
e-uso
al que estuvieran destinados estos camellos. m
E
Otros ejemplos de trabajos los tenemos en las noticias que llegan desde O
América a través de las cartas que los emigrados envían a sus familiares y n
que por otras razones han quedado en las páginas de los Protocolos Notaria- E
les. Como casos curiosos vamos a mencionar dos, un pintor y un comercian- a
n te. n
El primero de ellos, Manuel Ane, escribe a su madre dándole noticias
suyas, y de entre las líneas de su carta queremos destacar algunos párrafos 3
O
que nos parecen interesantes: -
«Yo ahora estoy en el pueblo de Montevideo, trabajando por la pintura,
en casa de unos franceses, bien portado de comida y demás, gano 18 pesos
mensuales fuertes y... por la noche hago o pinto algunas imágenes, que tengo
para cigarros y para pagar la 1avandera.n
NYa he trabajado en casa del General, que quedó la sala mmo monumen-to
con tantas columnas y flores, cuya ganancia no se ha cobrado y que impar-tan
600 pesos; y también pinté un altar en la Matriz, yo solo pero mandado
por el patr6n...»5.
El segundo ejemplo que mencionamos es el de Domingo Acosta, el cual
indica que:
N... tengo, como es, muchas yuntas de bueyes y bestias caballares en mi
potrero, y tierras propias con algún ganado en mi hacienda, mucho crédito
para conducir desde aquel punto donde me hallo de San Fernando de Nuevi-tas
al pueblo de Puerto Prfncipe, todos los meses, cargamentos de los comer- ,,
ciantes para el abasto de esta ciudad, como géneros de toda ropa, cardos, car- -
nes del Norte, arroz y trigo, y todos los demás comestibles...»6. E
Esta idea de la pluralidad de menesteres a los que se dedicaba el canario =m
O
aparece también reflejada en la prensa cubana: EE
2
E
«En esta época, los arrieros, cargadores de mieles, carreteros, peones de
ganado y demds trabajos del campo se hallaban entregados, en su mayoría, a 3
los hijos de las Canarias. Los vendedores de baratillos, tiendas de campo y - 0
otros trabajos enlazados en la compraventa del comercio, era manejado por los m
E
hijos de las ~fortunadaw~. 0
Parece que desde siempre, el isleño ha estado asociado con el vendedor- -
E
comerciante. Tenemos algunos ejemplos de esto en otro artfculo. Asf estS la a
descripción hecha por Alfonso Camin, cuando habla de:
0
«El buen vendedor ambulante que iba de casa en casa con su tienda en 3
O
los hombros, especie de torre china, la mercancia aireada, blanca y rosa, on-deando
al $01 y al am! , como iina ~!cgrkm is de !2 cirrlzd hahonera:.
Cuando describe al isleño-vendedor dice de él que:
5. Carta insertada en el protocolo del escribano Matlas RANCEL, Arrecife de Lanzarote, 6
de octubre de 1830. Registro no 2937(2); pág. 207. rto. Archivo Histórico Provincial de Las Pal-mas
(A.H.P.L.1').
6. Escribano Agustin de SILVA, Las Palmas de Gran Canaria, 3 de octubre de 1833. Regis-tro
n' 2103; págs. 216vto.-223rto. A.1-4.P.L.P.
7. Repista de Canarias. La Habana, 29 de septiembre de 1890.
Trabajadores canasios en América 8
«Nunca vendió mas que al fiado, sin otra garantía que el trabajo y la bue-na
fe. El caso era que no faltase en el hogar de escasa economía nada de lo
que tuviera el buen «isleiio» en los peldaiios de su torre china.
Jamás hizo fortuna Que él no es hombre de codicia ... El «isleiio», aun-que
tuviese pendiente mucho tiempo las facturas y el papel blanco del apunte
ya estuviese amarillo, recorría las mismas puertas, noble de carácter, sin impo-sición
ni reproches...»8.
Finalmente queremos también mencionar el caso de otro tipo de co-mercio,
menos profesional si se quiere, hecho por los marineros de los bar-cos
que hacían la travesia indiana, y que efectuaban con bordados. Noticias
de ello las encontramos también en boca de Yanes y Carrillo, quien alude a
~ r t te*d fL-n a cC bu.- .,.C.LA..- -.u..
«En sus viajes llevaban (los marineros), además de la ropa de su uso par-ticular,
una especie de baúl de madera que llamaban fresquel, qiie llenaban con
ricos bordados de ropa blanca interior de mujer, confeccionados por las hábi-les
artesanas palmeras, los que vendian en La Habana en los dias que el capi-tán
les daba francos de servicio ... Estos bordados, que llamaban pacotilla, les
producían una buena ganancia, que sumaban a sus respectivos sueldow9.
Como vemos, un importante abanico de posibilidades se abre al emi-grante
canario que traza su destino en América, y de entre estas opciones va-mos
a tratar a continuación de algunas de ellas. Comentaremos varias con-tratas
para las que han sido requeridos los islefios y veremos las condiciones
y requisitos a los que se sujetan.
OPERARIOS PARA LA CONSTRUCCION DE UN CAMINO DE HIE~F~O
EN LA ISLA DE CUBA. AÑO 1836
Cm fe&s de 20 de enero y 7 de marzoj y domjciliados en las ciudades
de Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria, respectivamente,
se inician una serie de documentos, en los Protocolos Notariales canarios,
como respuesta a una llamada hecha desde América: son contratas de trabajo
suscritas por un total de 528 canarios que acuden ante la petición de opera-
8. CNvíiiu', Aúvnsu: =p. d.
9. YANES Y CARRILLO, Amando: Cosa vig<u de h mar. Ediciones Juan Regulo. Santa
Cruz de La Palma, 1953.
rios para la construcción de un «camino de hierro» en la isla de Cuba, liarna-da
efectuada por la Real Junta de Comercio y Agricultura. Las contratas se
redactan, aproximadamente, siguiendo siempre el mismo esquema:
A Juan Pérez Hidalgo, vecino de la ciudad de Las Palmas,
«...le ha llegado la noticia de que la Real Junta de Comercio y Agricultu-ra
de la isla de Cuba ha contratado con D. Juan Morales, vecino y del comer-cio
de la ciudad de La Habana y éste ha encargado en la viiia de Santa Cruz a
su consignatario D. Bernardo Forstall, la conduccicin a dicha ciudad de opera-rios,
jornaleros para la obra de un camino de hierro que se está construyendo,
y que el D. Bernardo ha conferido su poder para lo propio a D. Ramdn Gar-cia
Panasco que se halla en el día en esta dicha ciudad (Las Palmas de Gran
m
Canaria); y deseoso el compareciente de ser uno de los comprendidos en la ex- -
pedicidn que se está habilitando en el bergantin espafiol llamado Neptuno, su E
capithn Tomás Garch Penasco, ha ocurrido en este día al D. Ramdn para que O
n -
le admita en ella llevando consigo a su mujer y sus dos hijos, y habiendo con- =m
O
descendido, ha ajustado su licencia y fletes en cantidad de 80 pesos fuertes, de E
veinte reales vellón cada uno ... »lo.
E
2
E
=
Como se puede ver, lo que se necesita es gente capacitada para dedicar- =
se al trabajo de la construcción de un camino de hierro, un tendido de ferro- - -
carril, trabajo que se desvincula de los ya tradicionales entre los agricultores 0m
E
de las Islas. A pesar de ello, son muchos los que responden a esta llamada: a O
lo largo del año fueron 326 las personas que zarparon desde el puerto de
Santa Cruz de Tenerife, mientras que otras 202 lo hicieron desde el de Las n
Palmas de Gran Canaria. A continuación analizamos el 'grupo de emigrantes,
las condiciones en las que se efectúa el viaje, asi como el trabajo que les espe-ra
a su llegada.
LOS EMIGRANTES
La respuesta dada por el Archipiélago Canario a esta petición de jorna-leros
ferroviarios se tradujo en la serie de contratas que se firmaron para
ello. El total de emigrantes que aceptaron este trabajo en la isla dé Cuba lo
reflejamos en el cuadro número 1, teniendo en cuenta que las contratas se
hacen individualmente o en grupos, de tal manera que pueden ser varias las
10. Sebastián DIAZ. Las Palmas de Gran Canaria, 5 de abril de 1836. Registro n" 2152(2);
págs. 93vto.-94rto. A.H.P.L.P.
personas que, familiares o no, puedan acompañar al individuo firmante del
documento.
Analizando el conjunto hemos de destacar, en principio, que se trata de
una emigración con marcado acento individualista: los 528 emigrantes han
realizado un total de 365 contratas lo que nos da una media de 1,44 personas
por cada una.
Junto a esto podemos observar también que quienes marchan en eleva-do
porcentaje son los varones (77,46%), seguidos de lejos por las mujeres
(1 1,93%e) «hijos» (10,G). Pero es más, de entre los varones destacan aquellos
que van individualmente o los que lo hacen en p p o s no familiares, indicio
-
=m
O
Composición del grupo de emigrantes que salen desde las islas de E
E
Gran Canaria y Tenenife con destino a Cuba, como jornaleros 2
E ferroviarios
2
Gran Canaria Tenerife -
0m
Personas Contratas Personas Contratas Total
personas E
Varones solos
Dos varones
Tres varones
Cuatro varones
Seis varones
Q&o varom?s
Matrimonios
Matr. con 1 hijo
Matr. con 2 hijos
Matr. con 3 hijos
Matr. con 4 hijps
Varón con 1 hijo
Total 202 105 326 286 528
claro de que sólo se pretende hacer el trabajo para el que se han ~ontratadoy
regresar a su casa. Esto último, sin embargo y como ya hemos visto en otros
muchos casosll, puede acabar convirtiéndose en un reclamo a los familiares
para que marchen a América, pues «no piensan regresar más».
En cuanto a los grupos familiares, éstos aparecen integrados fundarnen-talmente
por familias completas y matrimonios solos, y muy en menor medi-da
varones solos con hijos. La existencia de grupos familiares parece indicar-nos
que en estos casos podría tratarse de emigraciones definitivas, en las que
no se piensa regresar. Además, la posible inclusión de los denominados di-jo~
»c omo trabajadores que van a servir de ayuda al padre, no parece proba-ble,
ya que estos hijos van cuando marcha el matrimonio completo, dándo-nos
a entender que se trata de nifios que acompañan a sus padres. Unica-mente
podrían considerarse como adultos aquellos que van junto al padre:
podrfa tratarse de hijos mayores que contribuyen con su trabajo al bien fami-liar.
Por lo que se refiere al lugar del cual son naturales estos emigrantes, el
total general queda como señalamos en el cuadro número 11.
Como podemos ver, el número más importante corresponde a los natu-rales
de la isla de Tenerife (54,73%), seguidos de los de Gran Canaria
(39,77%), y muy lejos se encuentran los naturales de Fuerteventura (3,4%),
Gomera (1,894;) y Lanzarote (0,18%). Como localidades destacan de manera
muy especial las tres grandes ciudades: Santa Cruz de Tenerife, la capital
provincial, Las Palmas de Gran Canaria, y La Laguna, mientras que a gran
distancia se encuentran Gufa, Telde, Teror y Agüimes, en Gran Canaria.
Finalmente, el nivel cultural que existe entre los emigrantes es mínimo.
Los datos de analfabetos los hemos obtenido atendiendo al número de docu-mentos
que aparecen firmados y aquellos en los que se indica que no saben.
De esta manera hemos comprobado cómo, de las 365 contratas realizadas en
-AL. 17 1- c..-- 2-1 ----------- 1- ---1 --m 3- f.->:-- 3.1 n c ? A V ~uiu1 1 a y a L c c G la I i L l i i a ucl c u l l L l a L a l i L C , lu Ludl Iius Wd U 1 IIluiLC uel 75,346
de anaifabetismo. Y esto es, simplemente, un fiel reflejo del estado de atraso
cultural que por estas fechas vive el Archipiélago.
1 l. ALBELO MARTIN, María Cristina: Canarias y los indianos repatriados durante h primera
mitad de(@ XIX, comunicación presentada al IV Coloquio de Historia Canario-Americana. Las
Palmas de Gran Canaria En prensa.
351
Trabajadores canarios en América
CUADRO 11
Lugares de procedencia de los 528 operarios del camino de hierro
de Cuba
Isla Localidad Total
Tenerife Santa Cruz de Tenerife
La Laguna
Garachico
Vilaflor
~Tenerifen
Gran Canaria
Taganana
La Guancha
Fasnia
San Andrés
Güírnar
Tegueste
Las Palmas de Gran Canaria
Guía
Telde
«Gran Canaria»
Teror
Aguirnes
Moya
Gáidar
Santa Brfgida
Agaete
Arucas
San Nicolás
San Lorenzo
Artenara
Valsequillo
San Mate0
Fuerteventura «Fuerteventura»
Tuineje
Lanzarote «Lanzaroten
Gomera «Gomera»
Total 528
EL VIAJE A LA ISLA DE CUBA
Con respecto a las condiciones en las que se efectúa el viaje, no nos
consta referencia alguna. S610 se hace alusión al precio del pasaje y a la ma-nera-
en que se paga. El importe está fijado entre los 43 y 44 pesos fuertes
para cada uno de los varones, siendo inferior para las mujeres y los hijos.
Así, José Antonio Correra, vecino de Santa C m de Tenerife, indica que
pasa a la isla de Cuba acompañado de su esposa y de sus dos hijos pequeños,
pagando por el flete de los cuatro la cantidad de 87 pesos fuertes12. Otro
ejemplo es el de la contrata hecha por Juan Pérez Hidalgo, quien indica que
va acompañado de su esposa y de dos hijos, y paga por todos la cantidad de
on ,,"c,..,,,," VV p J V J I U L l L L D 1 3 .
De todos modos, lo que sf vemos claro es que el costo del viaje queda
perfectamente acordado antes de la saiida, asi como también la manera en la
que se deberá devolver. Textualmente se especifica este particular asi:
«Estipulado con cada uno de ellos el pasaje, se deberán comprometer y
obligar por escrito a reintegrar su importe y el de los costos de sus licencias
con el descuento de la tercera parte de su salario mensual ... »14.
Y más adelante suele añadir:
(c.. teniendo que trabajar para la Junta hasta completar el importe total
del pasaje y será cuando queden en libertad total»15.
Otras veces el documento está redactado de otra manera, pero con el
mismo resultado:
«Su obligación a trabajar por cuenta de la Real Junta de Fomento será
por el tiempo que tarden en reintegrar el dicho importe del pasaje y Licencia,
a menos que entreguen en efectivo esa suma, en cuyo caso quedarán en ii'ber-tad
de trabajar por su cuenta»l6.
12. Jose OIJVER FERNAND&, Santa Cruz de Tencrife, 18 de febrero de 1836. Registro
no 1150; págs. 94vto.-95vto. Archivo Histórico Provtncial de Santa CNZ de Tenerife
(A.H.P.S.C.T).
13. Ver nota 10.
14. :=sé <?!.!VER FF?.NANDEZ. Santa Cnrz de Tener&, 20 de enero de 1836. Registro
n" 1150. A.H.P.S.C.T.
15. José O1,IVER FERNANDEZ. Santa CNZ de Tenerife, 27 de diciembre del aiío 1836.
Registro no 1150. A.H.P.S.C.T.
Trabajadores canarios en América 14
Pero pasemos a ver cómo se producirá el traslado de estos emigrantes
hasta la isla de Cuba.
Ya hemos indicado antes que la Junta de Comercio realiza su petición
de trabajadores a través de D. Juan Morales, vecino de la ciudad de Santa
Cruz de Tenerife, pero también vemos que lo hace a través de D. Domingo
Cabrera, capitán del bergantín español llamado San Vicente:
«...por contrata celebrada con la Junta Real de Fomento y Agricultura y
de Comercio de la Isla de Cuba con fecha 3 de Noviembre del año pasado de
1835, se comprometió y contrató.el paso a las Islas y a la mayor brevedad po-sible
procurar con todo el celo, actividad y diligencia, la emigración de este
País de todo el número de operarios jornaleros que pudiese conseguir sanos,
de buena edad y en estado de trabajar en la obra del camino de hierro, que se
está emprendiendo en aquella Isla, en clase de peones ... facilitándoseles la con-secución
de pasaportes, licencias y documentos que necesiten para salir de
aquí. ..»
A partir de este momento son contratados los barcos que se encarga-rían
del transporte de los emigrantes. La lista de embarcaciones que han ser-vido
para ello ha quedado de la siguiente manera que vemos a continuación:
Goleta Rosa, aliar Fortuna. Sale desde el puerto de Tenerife con 92
varones a bordo (17,42% del total anual). Su capitán es José Fortunato
Pereira y las contratas se han formalizado entre los días 20 de enero y
el 1 de marzo de este año de 1836.
Bergantin goleta Intr3ido. Sale del puerto de Tenerife llevando 56
varones a bordo (10,6% del conjunto), bajo el mando del capitán Jacin-to
González Bermúdez. Las fechas de las contratas oscilan entre el 7 y
el 9 de abril.
Bergantfn Neptuno. Estz embarcación, con su capitán Tomás García
Panasco al frente,comienza a recibir los pasajeros con destino a Cuba y
como jornaleros ferroviarios desde los primeros meses del año: concre-tamente
la primera alusión la tenemos en los Protocolos de Santa Cruz
de Tenerife entre el 18 de febrero y el 22 de abril. Por estas fechas en-contramos
también una serie de contratas efectuadas en la ciudad de
Las Palmas de Gran Canaria donde se cita el nombre de este mismo
bergantín y su capitán, convenios fechados entre el 7 de mano y el 10
de abril. Esta coincidencia nos informa de que en un mismo viaje se
han reunido gentes que proceden tanto de la isla de Gran Canaria como
de la de Tenerife. Así podemos concluir diciendo que la expedición del
bergantfn N@mo estaba definitivamente integrada por 134 varones, 48
mujeres y 52 «hijos» (es decir el 46,02% del total).
Bergan~fr-goletaS an Vicente. La expedición de esta embarcación pre-senta
un caso semejante al anterior. Hemos localizado contratas celebra-das
en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria con fechas comprendi-das
entre el 8 de abril y el 11 de mayo, mientras que las efectuadas en
Santa Cruz de Tenerife son de fecha 6 de mayo. Existe sin embargo una
diferencia en cuanto al nombre del capitán: mientras en las primeras fi-gura
Domingo Cabrera, en las segundas es Antonio Cabrera. Esta mes- ,, -
tión se resuelve al conocer que el propietario del bergantin-goleta es D. E
Manuel Cabrera y el capitán del barco puede ser tanto su hijo Domingo O,
como ~ n t o n i o ' ~A.s í, una vez comprobado que se trata de la misma n -
=m
embarcación, el balance de pasajeros queda definitivamente en 88 varo- O
E
nes, 1 1 mujeres y 2 «hijos» (un 19,12%d el total). E
2
E Berganth-goleta Atlrora, alias Papete de Tener@. Zarpa del puerto de =
Tenerife bajo el mando del capitán Diego Canter llevando a bordo 6 va- =
rones y una mujer (1,32%),h abiéndose realizado las contratas los días 23 -- 0
y 30 de julio. m
E
Bergantríl Santa Cruz de Tener@. Parte del puerto de la isla de Tene- O
rife bajo el mando del capitán Germán Garcfa, llevando por pasajeros a
n
16 varones, 3 mujeres y dos «hijos» (3,96%). Las contratas se celebraron -E
entre los &as 14 y 20 de julio. a
2
Bergantin Laberinto. Sale del puerto de Gran Canaria con 8 varones n
0 a bordo (1,52%) bajo el mando del capitán Gerónimo Navarro. La con-trata
lleva fecha de 27 de diciembre. 3
O
Bergantin Santa Cw de Tener@. De nuevo nos lo encontramos zar-pando
del puerto de Tenerife con un varón a bordo (0,18%)y siendo su
capitán Germán Garcfa; la contrata fue celebrada el 27 de diciembre.
16. Sebastián DIAZ. Las Palmas de Gran Canaria, 8 de abril de 1836. Registro n" 2152(2).
A.H.P.L.P.
17. Francisco QUESADA. Las Palmas de Gran Canaria, 8 de abril de 1836. Registro n"
2258; págs. 112vto.-113vto. A.H.P.L.P.
18. José OLIVER FERNANDEZ. Santa Cmz de Tenerife, 6 de mayo de 1836. Registro n"
1150; págs. 490no.-491rto. A.H.P.S.C.T.
Trabajadores canarias en América 16
Finalmente y para terminar este apartado, indiquemos que el total de
salidas desde la isla de Tenerife suponen un 61,74% del total, mientras que
las efectuadas desde la isla de Gran Canaria sólo proporcionan el 38,25% res-tante.
CONDICIONEDSE L TRABAJO
Todos los documentos señalan que el contratado acepta plenamente las
condiciones comprendidas en el articulo segundo. Este señala, primero, los
requisitos sobre el precio del flete y el pago a través de un descuento men-sual
que se hará sobre el sueldo estipulado que será de «9 pesos además del
aiojamiento, comida y hospitaiidad si cayeran enfermos)). Asi el costo del pa-saje
deberá salir del descuento de la tercera parte de los 9 pesos que reciben
de remuneración. Por esto, durante algo más de un año percibirán 6 pesos.
Más adelante y siempre indicado en el articulo segundo, se insiste en
que:
«...deberán comprometerse asimismo y desde luego, a ser compelidos en
caso de deserción a cumplir con la contrata y con el recargo de 24 pesos por
vía de multa e indemnización de los gastos que ocasione, sin perjuicio de los
costos que cause su aprehensi6n ... »
La contrata termina siempre con este párrafo, donde el contratante &ir-rna
que:
«...cumplirá exactamente, queriendo que de lo contrario se le obligue a
ello por todo rigor legal y se le exijan las multas y costas en que diere lugar en
caso de deserción ... »19.
Quedarán libres de todo lazo con la Junta de Fomento, desde el mo-mento
en que terminen de pagar el flete, cantidad que se ha de devolver a la
Junta, ya que ha sido ella la encargada de traerlos y la que ha cargado con to-dos
los gastos del transporte.
Y hasta aquí es lo que hemos podido deducir y comprender a través del
e s t d b de !^S dnmm~otnsd e mntram e ~ ~ m t z d PaUs. ! =S arcli-vss mu i s s
y referidos a estos operarios.
1 9. Ver nota 1 O.
Ma Cristina Albelo Madn
Sin embargo, existe un dato que creemos vale la pena comentar. Se tra-ta
de un artículo aparecido en la prensa canaria en la época y que a continua-ción
reproducimos fntegramente:
«De una cuenta general de los gastos hechos hasta el 30 de noviembre ú1-
timo (1836) en la obra del camino de hierro de La Habana a Güines, copia-mos
lo que sigue:
Trabajadores de Islas Canarias contratados a nueve pesos al mes.
Recibidos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 927 individuos
Retirados habiendo liquidado sus cuentas. ........... 148 u
Fugados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65 u
Dados por in?íti!e':. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5 m
Muertos de cólera. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 102 M
E Muertos de fiebres malignas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20 <(
Muertos de otras enfermedades. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12 N n
O
Existentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 575 0
=
<< m
Los adelantos por pasaje y demás gastos de los 927 individuos, asciende a
la cantidad de 48.105 pesos
Analizand~ el texto un poco detenidamente, lo primero que salta a la
vista es que, hasta el 30 de noviembre de 1836, el número de los emigrados
canarios que pasaron a Cuba con la intención de trabajar en el camino de
hierro es bastante más importante que el que nosotros tenemos documenta-do,
de tal manera que debemos intuir que los 528 individuos que señalamos
deberfan tomarse como parte de un total superior. Sin embargo, no hemos
podido encontrar documentación diciente como para identificar estos 399
canarios que nos faltan y llegar asf a la cifra expuesta en el articulo.
Ahora bien, aparte del dato cuantitativo, la nota periodística nos pro-porciona
también otras noticias de sumo interés y con las que no contába-mos,
y que sirven para tener una idea más real de la situación del emigrado
una vez llegado a la isla de Cuba. Asf nos encontramos con datos para esta-blecer
la mortalidad, inutilidad, fugas y liquidación de cuentas con la consi-guiente
obtención de «libertad» ya prevista en la contrata.
De los 927 operarios, el 37,98% han desaparecido. Las causas de esta
«desaparición» son varias. Una de ellas es el caso de los 148 individuos que
20. Periódico El Atlanfe. Santa Cruz de Tenerife, 31 de enero de 1837.
Trabdadores canarios en América
al llegar pagan el importe del flete y de las licencias para desligarse de la con-trata
y quedar en libertad para realizar el trabajo que desearan. Pero, ?cómo
era posible esto? Si al llegar a Cuba han tenido el dinero suficiente para pa-gar
el flete y las licencias a la Junta de Comercio, quiere decir que o bien ya
lo tenían desde el momento de iniciar el viaje, o bien podían disponer de
amigos o parientes que se lo prestaran a la llegada, y por lo tanto no tuvie-ron
la necesidad de realizar el trabajo para el que se contrataron. Una res-puesta
que se nos ocurre es que probablemente fuera más fácil emigrar sien-do
operario y a través de la Junta que haciéndolo individualmente; o también
podría ocurrir que una vez llegados a Cuba no les gustara el trabajo a desem-peñar
y se vieran en la obligación de acudir a préstamos para poder desvin-cularse
de la contrata suscrita.
Otro aspecto interesante es ei que afecta a ios emigrantes que se vieron !
en la necesidad de recurrir a la fuga. Es decir, han abandonado su trabajo y E
por consiguiente deben estar siendo buscados para cumplir las condiciones -
establecidas en la contrata Este sería el caso de aquellos que no consiguie- E
E ron préstamos suficientes para poder saldar su deuda. E
Una de las causas de ((desaparición))y que consideramos de gran impor- 2 -
tancia es la de aquellos canarios que murieron debido a las enfermedades epi- %
dérnicas de aquellas latitudes. Estas muertes se han asignado al cólera, &e- -
bres malignas» y ((otras enfermedades», provocando un total de 134 falleci-mientos.
Hacemos aquí un inciso para destacar este tema, la mortalidad de
los canarios en América, punto muy interesante y del que se tienen pocas
noticias. n
Así pues, hablando de una manera conjunta, ?cuál sería la situación real k
de los que acaban cumpliendo con el trabajo? Creemos que el dato más ca-racterfstico
y trágico lo representa el de aquellos canarios que han fallecido, n
0
los que han debido pagar con su vida la esperanza de unas mejores condicio- 5
nes de vida. Pero también es triste la situación de los que se han visto obli- O
gados a desertar, que no han reunido fuerzas suficientes _para cumplir con el
plazo de tiempo que se habfan propuesto, y que ahora se ven en la situación
de ser buscados por las autoridides y ser castigados en el momento en el que
sean localizados. En cuanto a los que cumplen la contrata, pensamos que son
aquellos que marchan con muy buenos ánúnos y que a la llegada los trans-forman
en resignación.
Finalmente digmos l e el contratar oLperarios para la construcción de
un camino de hierro en la isla de Cuba no es exclusivo para los canarios
puesto que en la Gaceta de Madrid se hace referencia a la contratación de 40
trabajadores en Barcelona, que se harán pronto a la mar con aqucl nimbo,
posiblemente para hacerse cargo del camino de hierro de ~uevitas~l.
LABRADORES CONTRATADOS PARA IR A VENEZUELA
ANO 1837
Aunque la tónica general de emigración en la primera mitad del XIX es
la destinada a la isla de Cuba, y en menor medida a la de Puerto Rico, tam-bién
se dan casos en los que se marcha a distintos puntos del continente
americano, propiamente dicho, como son Venezuela y Uruguay. Uno de es-tos
casos es el que vamos a comentar a continuación.
A partir de 1831 se autoriza al Poder Ejecutivo de Venezuela a promo-ver
la inmigración de canarios, concesión que se ve fomentada en aiíos suce-s
i v o ~U~n~a. d e estas expediciones la hemos podido documentar en el afio
1837 en los Protocolos de la isla de Gran Canaria: con fecha 10 de octubre
aparece una contrata escriturada en la ciudad de Las Palmas de Gran Cana-ria
y que da pie para un total de 15 documentos, todos ellos con la intención
de reclutar labradores que quieran ir a trabajar a la ciudad de Caracas. El re-sultado
final fue la colaboración de 89 personas.
La solicitud de agricultores está suscrita por D. Baltasar Perdomo, veci-no
de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, quien a su vez ha recibido el
encargo de D. Juan Rivero, vecino de Caracas, «...para que contrate el viaje
de algunos labradores y hombres de trabajo que quieran ir a establecerse a
aquel país bajo las condiciones que se hará mérito . . . D ~ ~ .
LOS EMIGRANTES
La respuesta a esta llamada es rápida. Entre los días 10 y 11 de octubre
de 1837 son contratados los labradores con sus respectivas familias; y es ésta
una diferencia básica con respecto a la contrata que vimos anteriormente:
aquí la peculiaridad le viene dada porque, al tratarse de un trabajo como la-
21. Gaceta de Madrid, 8 de febrero de 1837.
22. UDDhTA hTnC7 A D P T A 1..1:-. 1 .. .A. J. 1.. F.>.. r ... : i . 1 -71x1 i-. i.
i i r i ~ ~ ~ r i u~i ru i ~\ ~ui ri,. J UUU. b u omrgruírua ur r u l i ~ rwL unarzas en er sg6o AIA. ca-ciones
del Cabildo Insular de Gran Canaria. Las Palmas de G. C., 1981. págs. 352-5.
23. Sebastián DIAZ. Las Palmas de Gran Canaria, 10 de octubre de 1837. Registro n'
21 52(2); págs. 72vto.-73vto. A.H.P.L.P.
Trabajadores canarios en América 20
brador, la estancia es obligatoriamente prolongada, lo cual incita al ernigran-te
a trasladarse acompañado de su familia
La expedición marcha del puerto de Gran Canaria con destino a Cara-cas,
en Venezuela, y las 89 personas que la integran se organizan de la mane-ra
señalada en el cuadro número 3.
Composición del grupo de labradores que marchan hacia Caracas en
1837
Personas Contratas
Varones solos
Matrimonios con 1 hijo
Matrimonios con 2 hijos
Matrimonios con 3 hijos
Matrimonios con 4 hijos
Matrimonios con 6 hijos
Matrimonios con 7 hijos
Matrimonios con 9 hijos
Varón con 4 hijos
Total 89 15
Como ya indicamos, estamos ante una emigración familiar: 13 familias
completas más una en la que falta la madre y un varón solo (posiblemente
soltero) son todos sus integrantes. Y dentro de estas familias destacar que la
media de hijos es de 4,35 por cada una, reflejo del alto índice de natalidad en
el Archipiélago.
En cuanto a la vecindad de estos emigrantes diremos que todos son
grancanarios y en su mayoría de Telde, concretamente 77 (86,51%), mientras
que los 12 restantes lo son de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria En
2 1 Ma Cristina Albelo Madn
catas realizadas en la documentación tinerfeña no pudimos localizar, para
este año, una expedición similar.
Igual que como dijimos para las contratas anteriores, el fndice de analfa-betismo
es enorme, del 93,33E de todos los que figuran como contratados,
solamente uno firma y el resto indican que no saben.
EL VIAJE
En ninguno de los documentos pertenecientes a esta expedición encon-tramos
una referencia o alusión que nos lleve a identificar el barco que les
conducirá hasta América, ni como será este viaje. Tampoco hay referencias
a! pre& de! flete y Iíenrks, ni de! tramsrmrte; sin embargo estas cantidades m
si que deberán ser abonadas a la llegada con un descuento del salario, refle-
E jándose esto en el primer articulo de la contrata donde queda bien zanjada la
O
manera de reintegrarlas. n -
m
' O
«El flete de su pasaje y familia lo cubrirá en Caracas a la persona que
debe percibirlo el referido D. Juan Rivero, según arreglo que sobre el particu-lar
tenga hecho con respecto a estas expediciones, y su importe se irá cubrien-do
progresivamente con el salario o jornal que devenguen los interesados».
De esta manera queda claro que el flete y licencias se deberán pagar con
el descuento de una parte de su sueldo mensual que asciende a 6 pesos fuer-tes.
%ONDICIONES DE TRABAJO
n
Pasamos ahora a un tema que aparece explicado perfectamente en la n
contrata; son los requisitos a los que se deben obligar, y que de hecho se 30
obligan, a cumplir.
El tiempo de vigencia del trato es de cuatro dos, durante ios cuaies se
verán sujetos a todas las condiciones estipuladas, «...y a sufrir el recargo de
dos afíos además de los cuatro de la contrata, si faltase a cualquiera de ellas,
pero quedaría en libertad y como si no se hubiese obligado a cosa alguna
desde el momento que por D. Juan Rivero se falte a cualquiera de estas esti-pulaciones.
..»
Pero veamos cuáles son estos requisitos a los que quedan obligados los
labradores canarios y para los que han sido contratados. En primer lugar
destacaremos que:
Trabajadores canarios en América 22
«...el trabajo será en todos los dias útiles desde salir el sol hasta ponerse,
con s610 el descanso de costumbre para el almuerzo y comida..))
Al mismo tiempo encontramos otra cláusula en la que se dice que cada
familia dispondrá de:
«...una casa separada y licencia para criar sus animales con tal de que es-tos
no hagan dafio a la hacienda, y se les facilitará dinero anticipado para sus
compras.. .»
Y más adelante se añade que:
(c... a cada hombre se le dará el terreno que pueda comprar y la semilla
que sea necesaria para la siembra; desde el instante que lleguen, y mientras no E
recojan su cosecha se les dará el millo suficiente para mantener a sus hijos, ... 0
n
pero después de recogida la cosecha, se mantendrán de su producto ... » - m
O
A la vista de esto se puede notar que el trabajo ofrecido es muy duro.
E Trabajo en el campo desde la salida del sol a la puesta, con apenas un des- ;
canso para la comida. Al terminar la jornada deberán comenzar de nuevo en $
su propio terreno para producir el alimento familiar. . -2
0
Por lo que al sueldo se refiere, éste será de: m
E
«...seis pesos en cada mes. .. y una moneda de plata o medio re21 fuerte
n
cada día para que compren lo que les acomode,. .. entendiéndose que los seis -2
pesos los ganarán los hombres de dieciocho a cuarenta años, y el medio real $
diario...)) 2
n
n
Y asf vemos cómo, a cambio del trabajo exigido, se les ofrece un sueldo 5
O de G pesos mensuales y una moneda de plata diaria, cantidad que se ve mer-mada
por todo lo que se les debe descontar: el importe del flete, la devolu-ción
de los anticipos que les dio para las compras iniciales, el pago del terre-no,
etc.
Sin embargo, también los hijos y esposas podían contribuir al beneficio
farniiiar con su trabajo: para los hijos, «...los más pequeños serán ocupados
en aquellos ejercicios que les permitan sus fuerzas...)), mientras que las espo-sas
e hijas; «...si éstas se dedicasen al trabajo casero de cocinar> lavar, etc se
les pagará medio real cada día...))
M. Cristina Albelo Martín
«Y a todos les empezará a correr ei dicho sueldo desde el día que desem-barquen,
y desde él mismo, serán alimentados por D. Juan Rivero hasta po-nerlos
en su destino, y además les asistirá y alimentará en sus enfermedades, y
sin hacerles otro descuento que el de la moneda en cada uno de los dias que
por enfermedad no hubiesen trabajado».
Finalmente y con respecto al tiempo de duración del contrato, el docu-mento
especifica que:
«...el comprometimiento para el trabajo ha de ser por cuatro afios y al fi-nal
de ellos quedarán en libertad para contratar de nuevo o tomar otro desti-no,
para esto se entiende si dentro de ellos acabase de pagar sus deudas al D.
Juan Rivero, pues de lo contrario permanecerán hasta quedar enteramente sol-ventadas...))
En conjunto, pues, toda esta situación se ve prolongada dmante los
cuatro años estipulados a los que se les añade la obligación de permanecer
otros dos más, en caso de que las cuentas no hayan quedado del todo salda-das.
Como vemos, las condiciones que se presentan a los labradores canarios
no son demasiado halagüeñas: mucho trabajo y poco sueldo, y sin embargo a
esta nueva llamada de América contestan los 15 agricultores que con sus res-pectivas
familias, abandonan su tierra y ponen nimbo hacia aquella Repúbli-ca
Americana, cargados con todo tipo de esperanzas.
FAMILIAS QUE VAN CON DESTiNO A CARACAS PARA ESTABLECERSE
ANO 1838
Como en el caso anterior, de nuevo nos encontramos, en el año 1838,
un grupo de emigrantes, familias en su inmensa mayoría, que pasan a Vene-zuela
con la intención de establecerse en aquellas tierras. Ahora bien, la dife-rencia
que existe con las contratas anteriores es que aquí no se hace mención
alguna con respecto al trabajo al que se les destinará ni las condiciones de su
vida en América. Simplemente marchan al Nuevo Mundo con toda su fami-lia,
buscando el progreso que no encuentran en Canarias y respondiendo a la
p i&n de col~nosq ue desde e! continente indiano se solicitan.
Trabajadores canarios en América
LOS EMIGRANTES
La expedición la componen 116 personas de las que 108 se encuentran
integradas en grupos familiares. Se organizan internamente en la forma que
señalamos en el cuadro número 4.
CUADRO IV
Composición del grupo de colonos que marchan a Caracas en
1838
Varones solos
Mujeres solas
iMujeres en grupos
Matrimonios
Matrimonios con 1 hijo
Matrimonios con 2 hijos
Matrimonios con 3 hijos
Matrimonios con 4 hijos
Matrimonios con 6 hijos
Matrimonios con 7 hijos
Varón con 1 hijo
Varón con 4 hijcs
Mujer con 3 hijos
Mujer con 5 hijos
Personas Contratas
a
Total 116 30
Comprchmxx, ptes, !e ?se decizxz antes: üna exy$ci& &a& d ~ -
minan los grupos familiares, con una media de 4,69 personas por cada una.
A nivel general podemos decir que el grupo se reduce a un total de 26 varo-nes,
24 mujeres y 66 «hijos» (el 56,896). Como dato anecdótico señalar que
uno de los varones es un presbitero, Aniceto del Buen Suceso, que «marcha
a Venezuela y ciudad de Caracas con el permiso de su prelado»24. Y señalar
+--L:A- -..- A--&-- A-i ----- A- r :I ,--
LILIIIVILII y ~ u=cu uv ULI g ~ uc pI ~ I I I I I ~hSa y cuatro que no esrán cornpietas
porque falta alguno de los cónyuges: una explicación podría ser que estamos
25 Ma Cristina Albelo Martin
ante personas en estado de viudedad o bien (y esto es factible para las muje-res
con hijos), reclamadas desde América.
Pasando al apartado de la vecindad de los emigrantes, lo reflejamos en
el cuadro número 5.
Cuadro V
Lugares de origen de los emigrantes que marchan a la ciudad de
Caracas como colonos, en 1838
Las Palmas de Gran Canaria
Telde
Arucas
((Tenerifen
Agüimes
Gáldar
Total 116
La expedición se organiza en la isla de Gran Canaria y con ello se en-tiende
el que la mayor parte de sus componentes sean naturales o vecinos de
esta isla (el 87,93%)m, ientras que los de Tenerife se señalan en minoria y el
resto de las islas no se mencionan.
Finalmente, el nivel cultural que impera en el grupo de los emigrados se
mantiene en los mismos niveles que venimos viendo en contratas anteriores:
de los 30 documentos estudiados, 5 aparecen firmados.
EL VIAJE
Las fechas en las que han sido efectuadas las contratas oscilan entre el 8
y el 21 de agosto de 1838. En 15 &as se ha organizado esta expedición de
tipo familiar con destino a Venezuela. Tiene como embarcación que les con-
24. Agustfn de SILVA. Las Palmas de Gran Canaria, 17 de agosto de 1838. Registro no
2106; pág. 136vto.137vto. A.H.P.L.P.
365
Trabajadores canarias en América 26
duzca al puerto de la Guaira, a la goleta Norma, propiedad de D. Francisco
Rey. El capitán será D. Miguel Azopardo quien se encargará no s6lo de todo
lo relacionado con el barco y el viaje, sino tambikn de exigir las licencias que
autoricen a los expedicionarios a embarcar, documentos que son indispensa-bles
como se refleja en la declaración que hace:
«...se compromete (el capitán) a no dejar a nadie que carezca de pasaporte
pues de lo contrario tendrá que aceptar la multa que se le imponga...))2 5.
El precio del flete es de dos onzas de oro para cada uno de los adultos y
cantidades inferiores, atendiendo a la edad, para los menores. Algunos ejem-plos
son: Ramón de Santa Ana, vecino de Telde, que viaja con su esposa y
L::-- --- ,-L... r ----- 2- ---26. r ..-e n~,,, -.,, :,, A, 1, -:..~-a UUD ~ U J U ~pa, ga p~LU UUD J u l u a a UG UIU , juau u L C s f ; a , VGLIIIU UL la uuuau
de Las Palmas, pasa a la Guaira con su esposa y G hijos, pagando un total de
13 onzas de oro por sus fletes2'; o bien, Miguel González Armas, natural de
Arucas, que viaja con su mujer y 7 hijos y debe abonar la cantidad de 11 on-zas
de oro28.
También se les podrá exigir el precio de la licencia cuando sea el capi-tán
el encargado de conseguirla: por ejemplo está el caso de Juan Robaina,
vecino de los Llanos de Telde, que pasa a Caracas con su mujer y su hijo y
debe pagar, además de las 5 onzas de oro por los fletes, la cantidad de G pe-sos
más por el importe de las licencias29.
Y terminamos indicando los pocos datos más con los que contamos
para esta expedición: las condiciones del viaje son similares a otras que vere-mos:
c.. los llevará (el capitán) como pasajeros de combés, dándoles el buen
trato y el alimento necesario»30.
25. Francisco QUESADA. Las Palmas de Gran Canaria, 14 de agosto de 1838. Registro n'
2260; págs. 585rto.-585vto. A.H.P.L.P.
26. Francisco QUESADA. Las Palmas de Gran Canaria, 8 de julio de 1838. Registro n"
2260; pág. 563vto.564vto. A.H.P.L.P.
27. Francisco QUESADA. Las Palmas de Gran Canaria, 8 de julio de 1838. Registo n"
2260; págs. 569ao.-570ao. A.H.P.L.P.
28. Francisco QUESADA. Las Palmas de Gran Canaria, 14 de julio de 1838. Registro no
2260; págs. 582ao.-584ao. A. H.P.L.P.
29. Francisco QUESADA. Las Palmas de Gran Canaria, 8 de agosto de 1838. Registro no
2260; págs. 562vto.-563vto. A.H.P.L.P.
30. Ver nota 29.
Esta promesa, que se repite constantemente en la documentación, sólo
podrá comprobarse si se localizaran algunos documentos indicando las con-diciones
del barco y de los pasajeros una vez arribados a la Guaira.
FAMILIAS QUE PASAN A URUGUAY A ESTABLECERSE
ARO 1838
.El año 1838 se presenta, en su vertiente emigratoria hacia América,
como el más importante que hemos localizado en la documentación notarial
de la primera mitad del XIX. En él encontramos, aparte de los 118 emigran-tes
que desde Gran Canaria salen para Caracas, otros 916 individuos más
que lo hacen hacia Montevideo y en la misma calidad de colonos.
El origen de esta expedición a Uruguay podemos encontrarla en el con-venio
firmado con España en 1836, para llevar colonos canarios y vasconga-dos
a aquella República Americana, puesto que es «...necesidad perentoria de
los Nuevos Estados el acrecentar su entonces ya escasa población...», con el
apoyo de su misma raza, cultura, lengua y religión31. A pesar de que desde
siempre se efectuaron viajes de canarios hacia Montevideo, es a partir de
ahora cuando se organizan a nivel oficial, aunque también se cuente con pro-blemas
graves.
Uno de estos ejemplos de expediciones de colonos es la que pasamos a
comentar. Los documentos que dan fe de esta importantisima expedición ha-cia
Uruguay se inician el 9 de mamo de 1838 y terminan el 11 de septiembre
del mismo año; los expedicionarios se organizan en tres barcos escalonados a
lo largo del año: son la corbeta Bella Jdia y los bergantines Ufwguay y Cir-czinstancia.
LOS EMIGRANTES
De nuevo nos encontramos con que estamos %e una emigración de
carácter familiar ya que de las 218 contratas formalizadas en el ario, 163 (es
decir, el 74,77% de ellas) corresponden a grupos familiares completos o fal-tando
alguno de sus miembros (padre o madre), mientras que las 55 restan-tes
no tienen ese carácter de familiar.
31. GUERRERO BALFAGO~E, nrique: La emigraRón de los nafuraler de lar ~ s l d ~ a n a naa r
lar Repcíblicar del Rbo de la Plata en lap~imerad a d d el siglo XIX. Anuario de Estudios Atlánticos,
no 6. 1960, págs. 495-496.
Trabajadores canarios en América
CUADRO VI
Composición del grupo de emigrantes que, en tres expediciones, salen
desde Gran Canaria hacia Montevideo como colonos en 1838
Corbeta Bergantín Bergantín
Beiia Julia Circunstancia Uruguay Total
- .-- ..- - - . - -
- -- --
- 7 varones soios
Varones acompañados
Varones en grupos
Mujeres solas
Mujeres acompañadas
Mujeres en grupos
Matrimonios
Matrimonios acompañados
Matrimonios con 1 hijo
Matrimonios con 2 hijos
Matrimonios con 3 hijos
Matrimonios con 4 hijos
Matrimonios con 5 hijos
Matrimonios con 6 hijos
Matrimonios con 7 hijos
Matrimonios con 8 hijos
Varón con 2 hijos
Varón con 3 hijos
Varón con 5 hijos
Mujer con 1 hijo
Mujer con 2 hijos
&f..:-- --- 2 L:L.- II'UjCiL C V I L _I I1,JVJ
Mujer con 4 hijos
Mujer con 5 hijos
Mujer con 10 hijos
Matrimonio con dos nietos
Total 246 48 357 84 313 66 916 218
P: Personas. C: Contratas
En el cuadro número 6 hemos representado los datos que sobre ellos
hemos obtenido en la documentación y en él podemos comparar las perso-nas
que integran cada una de estas tres expediciones. A nivel general, los
916 emigrantes se reparten entre 208 varones (22,7%), 176 mujeres (19,21%)
y 532 «hijos» (58,07%)L. a cantidad final de adultos podria, sin embargo, ver-se
incrementada si contáramos con los datos sobre la edad de los que se ci-tan
como hijos; ahora bien, al desconocerse este dato, tendriamos que recu-rrir
a la cantidad pagada por el flete de la familia completa, pero tampoco asi
nos resultarian datos fiables, sino únicamente cantidades máximas posibles y
mínimas, y nunca obtendrfamos resultados realmente fiables.
La clasificación general de los lugares de donde son vecinos estos erni-grantes
la ordenamos en el cuadro número 7.
CUADRO VI1
Lugares de procedencia de los emigrantes que, en tres expediciones,
salen en 1838 con destino a Montevideo como colonos
Corbeta Bergantín Bergantín
Bella Julia Circunstancia Umguay Total
Las Palmas de G. C.
Agüimes
Santa Bríjida
Tirajana
Arucas
San Lorenzo
Gaidar
Tenoya
Santa Lucía
«Lamarote»
«Fuerteventura»
«La Palma))
«Tenerife»
Total 246 357
Trabajd0re.r udmri0.r en América 30
Y aquí vemos algo interesante: las expediciones, a pesar de organizarse
en la isla de Gran Canaria, se nutren en su mayoría de los naturales de Lan-zarote
(40,17%) y Fuerteventura (30,78%), quedando la isla grancanaria en un
nivel muy bajo en cuanto al aporte de sus naturales (27,83%). La razón está
en que son las islas orientales, consideradas como «menores», las que se ven
atacadas por crisis económicas muy fuertes que las afectan mucho más pro-fundamente
que las consideradas mayores)), Gran Canaria y Tenerife.
El indice de analfabetismo roza también aquí los iírnites máximos,
como ya es norma entre los isleños.
Pero veamos a continuación las características de estas tres expedicio-nes
que se organizan en el año:
Primera expedición
Se organiza ésta en la corbeta Bella Julia, capitaneada por Juan José So-ria,
y los fletes fueron contratados entre el 9 de marzo y el 5 de abril de
1838. Estaba integrada por un total de 246 personas (el 26,85% del total
anual) y que hemos pormenorizado en el cuadro número 6. Resumiendo es-tos
datos no encontramos con unos totales de 75 varones, 48 mujeres y 123
«hijos».
Un dato importante a destacar es el de las familias que se embarcan. Ya
hemos señalado que estamos ante la expedición de colonos que van a poblar
territorios en Uruguay y esto ya de antemano nos indica que las famiilas se
encuentran en mayoria. Y, efectivamente, esto es lo que ocurre: de las 68
contratas formalizadas, 38 pertenecen a familias, completas o incompletas (y
con,una media de 3,23 hijos por cada una) y 8 a matrimonios sin hijos. Las
22 restantes fueron realizadas de manera individual.
En cuanto al lugar de residencia, lo hemos señalado en el cuadro núme-ro
7: la mayor parte son naturales de la isla de Gran Canaria (el 93,49%)y, el
resto de la de Fuerteventura; en cantidades insignificantes se encuentran los
tiqeA.f@LuS ~ o l m ~ + r i r
J Y-----
El fndice de analfabetismo constatado en esta expedición está situado
en el 80,88% debido a que de todos los contratantes, sólo 13 han firmado el
documento.
Segunda expedición
F1 s i g i c n t ~p p & C~!noos nrip ~ l l p~ rna MGotPx.~i& hacer, en e! a- 7-- ------
bergantin Circunstancia, y sus fletes han sido contratados entre los dfas 21 de
agost0.y 7 de septiembre. Está integrada por 357 pasajeros y formando, de
esta manera, la expedición más numerosa del año (con el 38,972). La compo-sición
general del gmp, que quedó reflejada en el cuadro número 6, se po-dría
resumir en un total de 58 varones, 52 mujeres y 206 «hijos». También
aqui son protagonistas las familias, que significan el 75% de las contratas (y
con una media de 3,26 hijos cada una).
La naturaleza o vecindad de estos emigrantes si que presenta diferencias
importantes con respecto a la primera de las expediciones y aparecen señala-das
en el cuadro número 7. Se trata de que la isla de Gran Canaria se man-tiene
como minoritaria frente a la gran mayoria alcanzada por los naturales
de Lanzarote (59,942) y Fuerteventura (37,53%).
Ei fn&ce de anaifabetismo entre eiios sigue situado en cotas muy aitas,
85,712, puesto que sólo firman el documento de contratación 12 de los 84
que hay en total.
Tercera expedin'ón
Finalmente, la última se organiza en el bergantín Umgway y su capitán
es José Rafael Alejo, pero coincidiendo las fechas de su contratación con las
del bergantin anterior: entre el 25 de agosto y el 11 de septiembre.
En total, componen el grupo 313 emigrantes que aparecen desglosados
en el cuadro número G y que a manera de resumen quedan en 58 varones, 52
mujeres y 203 «hijos». Las familias significan el 68,18% de las contratas, con
una media de 4.46 hijos por cada una. Destacamos, además, un caso curioso:
se trata de un matrimonio que pasa a Montevideo acompañado de sus dos
nietos, posiblemente reclamados por sus hijos.
El lugar de origen de los componentes de esta tercera expedición apare-ce
reflejado en el cuadro número 7 y de nuevo comprobamos cómo son las
islas de Lanzarote (49,2%) y Fuerteventura (43,45%) las que aportan mayor
cantidad de personas, seguidas muy de lejos por los grancanarios, tinerfeños
y palmeras.
El índice de anaifabetismo continúa la misma tónica general: el 86,56%
de ellos no firman el documento porque no saben.
EL VIAJE
amy-ao he nios & estos Co;oños n a ~Ma o nt&dm
efectúa en tres embarcaciones, y podemos resaltar el hecho de que la primera
de ellas, la de la corbeta BelaJwIia, se organiza a principios de afío y los otros
Trabajadoys canarios m América 32
dos bergantines, el CirMnstanka y el Uruguay, se contratan simultáneamente y
durante la segunda mitad del año, siendo, además, los más numerosos en
cuanto a pasajeros.
El precio del pasaje de cada individuo considerado adulto es de 100 pa-tacones,
moneda corriente en la República de Umguay, y que viene a equiva-ler
a unos 100 pesos fuertes. Los menores pagarán, como ya es costumbre,
cantidades inferiores, atendiendo a su edad. Asf lo vemos reflejado en un
ejemplo escogido de entre la documentación:
«...El citado Ignacio Afonzo ilevará consigo a su mujer y cinco hijos, uno
de diecisds aiios, otro de trece, y los tres otros de dos a seis años, y de consi-guiente
se consideran el matrimonio como dos pasajes, los dos de trece y die-ciséis
otros dos pasajes, y los tres restantes como un pasaje, que resultan por
todos cinco pasajes, que a razón de cien patacones, moneda de aquellos paises,
hacen 500 patacones...»32.
Normalmente estas cantidades no las pagan antes de efectuarse la salida
de las Islas, sino que N... la satisfarh ..e.l día de su llegada al citado puerto
de Montevideo, pudiendo compelérseles a ello ante las autoridades, y sin po-der
alegar ni admitirsele ninguna clase de excepción ni excusa de que preten-da
valerse para eludir el cumplimiento de esta inviolable condición^^^.
Por tanto, aquí ya vemos la primera de las condiciones exigidas: el pago
del flete debe ser efectuado a la llegada a América, y por lo tanto, su importe
debe llevarlo el emigrmte consigo o bien puede tener prevista la manera de
conseguirlo en el momento de la llegada, con familiares o amigos que se lo
presten.
En cuanto a las condiciones del viaje, éstas se encuentran especificadas
en cada una de las contratas, referencia que se hace en la segunda y tercera
de las condiciones:
((Segunda: Que el D. Francisco se obliga a hacerlo conducir (al emigran-te)
a cargo del mismo capitán como pasajero de bodega, desde esta isla al cita-do
puerto de Montevideo, dándoles buen trato y suministrándoles los víveres
necesarios, portándose del mejor modo que pueda según las circunstancias, y
comprometiéndose a tener a bordo un médico para cuidar de las enfermeda-des
que ocurran».
Este contratante al que hace referencia el documento es D. Francisco
Rey, vecino y del comercio de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, que
junto con D. Ramón Pérez, vecino del Puerto de Cabras en la isla de Fuerte-ventura,
son los dueaos de la corbeta Ber'la Julia y organizadores de la expedi-ción.
La tercera de las condiciones dice textualmente:
- «...El Afonzo (emigrante) y su familia deberán tener cama y ropa de su
uso con toda la limpieza que se necesite a bordo para evitar en fe me dad es^^? m
D
E
Asf pues, teniendo en cuenta estas dos condiciones, no parece que el O
n
viaje pueda resultar demasiado malo. Se cuenta a bordo con la presencia de =m
O un médico que atienda las enfermedades que puedan aparecer durante el via- E
E
je, y en cuanto a los víveres parece que no faltarán; el trato también se les S
E
promete bueno. Sin embargo, no tenemos manera de comprobar si en red- =
dad se verificaron o no estas cláusulas, ya que no existen datos que certifi- 3
quen lo que en reddad sucedió durante el viaje. e-
Hacemos aquf un inciso para hacer resaltar algunas de las ideas y he- m
E
chos que ha estudiado Guerrero ~ a l f a g 6 nE~f~ec.t ivamente, siguiendo a este O
autor vemos cómo desde 1836 ya se empiezan a hacer denuncias sobre los n
malos tratos que reciben los emigrantes en su viaje y la falta de aiimentos, E
razones éstas que dificultan la concesión de licencias para pasar a Uruguay. a
De tal manera se entrecortaron las relaciones entre ambos países que por n
RR. 00. de 1 de octubre y 6 de noviembre de 1838 (nótese la cercada de
estas fechas con las expediciones que comentamos) aparece la realidad de 3
O
una prohibición que pesará sobre los canarios para poder pasar al Rio de la
Plata, y que se levantará en ,1853.
Las condiciones que hemos sefialado para el asentamiento de los emi-grantes
en Montevideo están referidas a los pasajeros de la Bela Juba. Por lo
que a las otras dos se refiere, estas mismas condiciones son las predominan-tes.
Así, el bergantin Uruguay, que también es propiedad de Fernando Rey,
34. Iaém.
35. GUERRERO BALFAGON, Enrique. op. ut.
Trabajadores canarios en América 34
clarifica en sus contratas el hecho de la presencia de un médico para atender-les
durante el viaje, los buenos tratos de que gozarán y la obligación de man-tener
los pasajeros sus ropas de cama y las del uso personal siempre limpias
como medidas para evitar contagios.
El bergantín Circunstancia es propiedad de Mariano Chiafino, natural de
Guadalajara en México, y de Juan Francisco Colomb, natural y vecino (le la
ciudad de Marsella, quienes organizan la expedición al mando del capitán
Antonio Colomb, hijo del último. El precio del flete para los componentes
de este viaje es el de 100 pesos fuertes y uno más por gastos de licencia.
También aquí vemos señaladas las mismas condiciones:
«Artfculo segundo. Mariano Chiafino y Antonio Colomb se comprome-ten
a pasarle (ai emigrante) al puerto de Montevideo dándoie buen trato y a¡¡- 2
mentos. E
Articulo tercero. Los viajeros deben tener la cama y ropa aseada para evi-tar
contagios»36.
-
= Om
-
E
Todas las contratas terminan con una cuarta y última condición que
E casi es la misma para cada una de las tres expediciones que comentamos.
Esta se redacta, en términos generales, asi: 3
- 0
((Cuarta y última. Que si por cualquier evento hubiese de parte de las au- m
E
toridades alguna dificultad sobre el embarque de pasajeros de la expedición, el 0
presente contrato quedará sin efecto, como si no se hubiese expedido, sin que
de parte a parte puedan intentarse la menor reclamacion ni ninguna clase de n
E
indemnización . . . D ~ ~ . a
CONDICIONES DEL TRABAJO n
Es éste un aspecto del que no tenemos ninguna clase de información. 3
O
Se debe señalar que, a diferencia de lo que hemos visto en los expediciona-r
i a de a k s ztericres, en este a s e 110 se trata de c~nt r~i td.e, s t r d x j ~s,i n=
de familias que quieren pasar a establecerse en Uruguay como colonos. Ade-más,
la única referencia que se tiene acerca de cuál será su destino a la llega-da,
es una alusión que se hace relativa a los pasajeros del bergantín C k n s -
tancia, y que dice ask
36. Ver nota 32.
37. Mariano iMARTINEZ DE ESCOBAR. Las Palmas de Gran Canaria, 21 de agosto de
1838. Registro no 2173(3); págs 63rto.-64rto. A.H.P.L.P.
«...el Antonio Colomb, como capitán, será el encargado de la expedición
hasta su llegada en donde entregará al consignatario que ya tiene seaalado en
aquel puerto: Juan María ~ é r e m ~ ~ .
Así vemos como la misión de los organizadores acaba en el momento
en que el barco llega a puerto, momento a partir de cual todos los expedicio-narios
pasan a manos del consignatario, que se encargará de distribuirlos por
el pais.
Suponemos que a la llegada de estos emigrantes, cada uno se dedicará a
la búsqueda del trabajo que se les ofrezca, o, en algún caso, el que más les
convenga a él y a su familia, y suponemos que el preferido será el de la la-
Y:.m~a, nrnfeciAn q 2 ~s~ . q ~ ~ s t rCaQm Q mq~fitzri-. entre k&hmqte~ & Y--------
las Islas Canarias.
OTRAS EXPEDICIONES PARA MONTEVIDEO
ÁNO 1838
Ya comentábamos en el apartado anterior que el año 1838 se mostraba
como el más importante en cuanto a emigraciones hacia América, y así ve-mos
cómo nos referimos a él de nuevo, para comentar dos expediciones que
se organizaron para el continente indiano y concretamente hacia Uruguay.
Sin embargo, la característica principal de estas dos expediciones es que
hemos localizado el documento que hace referencia a su organización, pero
no hemos podido constatar si efectivamente se llevaron a cabo estos viajes, o
si bien nunca se efectuaron. De cualquier forma, veámos las características
de cada uno.
PRIMERA EXPEDICION
Y= Y-+---;-m- -* kgx hacemx referencia a! decmxzt:t.= fechade :e: Smt a
Cruz de Tenerife, capital de la Provincia, el 2 de febrero de 1838~', donde se
menciona una expedición que se prepara para salir con destino a Montevideo
en el mes de noviembre.
38. Mariano MARTINEZ DE ESCOBAR. Las Palmas de Gran Canaria, 8 de septiembre de
1838. Registro no 2173(3); págs. 127vto.-128vto. A.H.P.L.P.
39. Jose OLIVER Y FERNANDEZ. Santa Cruz de Tenerife, 2 de febrero del a?io 1838.
Registro no 1 152; pág. 73-0.-751t0, A.H.P.S.C.T.
Trabajadores canarios en América 36
Se trata de un contrato entre D. Pedro Serra, propietario de la polacra
española llamada Leonor, y D. Juan Bautista Venzano, ambos vecinos y del
comercio de Santa Cruz de Tenerife. El trato lleva consigo el reclutamiento
de un gnipo de emigrantes con destino a Montevideo, en la citada enbarca-ción,
y que irá al mando del sobrecargo D. José Poggi.
Las condiciones iniciales entre ellos son las siguientes:
«...el Pedro Serra se obliga a poner lista la polacra de su propiedad con
todo lo necesario para hacer el viaje a Montevideo en el mes de noviembre ... »
Mientras, por su parte:
c.. el Juan Bautista preparará la aguada, calderos y víveres necesarios
para alimentar como es debido y sin escasez a los 250 pasajeros que llevan a
Montevideo, ... se hará cargo tambien de los pasajeros, de los gastos de eiios,
así como de los gastos de constmcción en el barco, reparaciones; constmc-ción,
maderas y chevazón del entrepuente que se debe hacer para la comodi-dad
de los pasajeros, así como también del logon que debe constmirse en cu-bierta
para este mismo fin...))
A la hora de referirse a los pasajeros resulta que no serán tinerfeños los
futuros emigrantes, ni saldrá la expedición de la isla de Tenerife, sino que,
(c.. una vez listo el barco, pasará a la isla de Fuerteventura y Puerto de Ca-bra,
a recoger a los 250 pasajeros...)), de manera que vemos continuada la tó-nica
general que presentábamos en apartados anteriores con respecto a los
emigrantes que saiían desde Gran Canaria, es decir, que la mayoria de ellos
eran majoreros y conejeros.
Ahora bien, en la documentación manejada no hemos podido localizar a
estos nuevos 250 emigrantes que se presume salieron en la polacra Leonor
con destino a Montevideo en noviembre de 1838, pero tampoco hemos po-
&so certiicar qie no se !levara a efecto, pesto y e , repetimos, carecemos
de los datos indispensables para ello.
Pero sigamos con el documento. A continuación se pasa a analizar las
condiciones del viaje y los beneficios que piensan obtenerse con él. Las obli-gaciones
del sobrecatgo son muy variadas ya que hará de responsable de la
expedición y tendrá toda clase de poderes a su vez:
«...al sobrecargo de la expedici6n, Jose Poggi, se le entregarán los pasa-portes,
contratas y todos los papeles necesarios, además de los 200 pesos fuer-tes
en metálico para atender a los gastos que pueda ocurrir en caso de arribada
forzosa...))
También tiene carta blanca para exigir los fletes a los emigrantes, aun-que
con determinados requisitos que ven reflejadas las siguientes líneas del
documento:
(c.. también se le faculta al sobrecargo para entrar en trato sobre el im-porte
de los fletes, haciendo la rebaja precisa y juiciosa que exige la necesidad,
-..J:--A- ll--- - L. ,.,..+, ,,..+, ,., ,A, ,,,.,,A, h,,, -1 ,P-A* ,LaA pU",GIIu" IlGt;pl a 10 LULULL1 p . I I C i > .xu11Cia I l l a o , yIVLYIP..UV ..*C1. u. iiiriiul .C.L"
a la expedición ... »
Por lo que al precio del flete se refiere, se introducen algunas noveda-des
que se indican asf:
«...el flete de los pasajeros será de 100 pesos fuertes para los de cámara y
120 para los que paguen en Montevideo; y 100 pesos comentes para los de
combés que pagarán al14 tanto los hombres como las mujeres, 50 pesos co-rrientes
para los menores que no lleguen a 12 años, y gratis irán todos los me-nores
de 2 años, haciéndoseles una rebaja del 20 por ciento si,pagan por ade-lantado.
Como vemos, estamos ante algo especial: diferencias en el precio si el
pasaje se abona antes de la salida o a su llegada a Montevideo. Efeaivamen-te,
nunca nos hemos encontrado con estas diferencias en el importe del pasa-je
y suponemos que para los organizadores de la expedición les resulta más
ventajoso el poseer el dinero antes de la salida y, con el descuento, animan al
viajero a que lo abonen «a priorh. Sin embargo, también contamos con una
nueva novedad en cuanto a la forma de pago del pasaje y que reflejamos en
el texto extraído de la contrata:
aEl se verif~cará al contado, bien en efectivo o en cueros, al precio
del mercado, o bien en carne salada, cosa que se evitará en lo posible, pero si
asi ocumese irá (el sobrecargo) a algún puerto del Brad a realizarlo y traer
aguardiente de caña, procurando que no pase de 50 pipas, y el resto en cueros,
pudiendo realizarlo a su vuelta a Eu ropa... »
Trab(2jadores mnarios en América 38
Asi vemos como se favorece el pago por adelantado; aparte, el desem-bolso
no sólo puede verificarse en moneda, como hemos visto siempre, sino
que se admiten especias, cueros o carne salada, dándose, de eqa manera,
mayores posibilidades al emigrado para poder cumplir con este trámite.
El beneficio que obtengan los comerciantes, organizadores de la expedi-ción,
también está especificado en el documento que comentamos:
M... llegada la expedición a su destino, el sobrecargo se consignará a una
de las personas para las cuales se le dará carta de recomendación, prefiriéndolo
la de D. Juan María Pérez, desembarcará los pasajeros en el punto donde dis-ponga
el consignatario y se detendrá en Montevideo hasta que la expedición
esté enteramente realizada, ocupándose interin esto se verifique, en invertir
los fondos que vayan haciendo, en cueros vacunos y caballares, cebo y lana de
buena calidad, cuyos efectos embarcará a su bordo y traerá a flete todo el res-to
del buque que no necesite la expedición, para cualquier punto de Europa
para donde se le pueda presentar car ga... D
Finalmente aclara que:
«...llegado el buque de regreso, se harán las cuentas y una vez sacado el lí-quido
de los beneficios se repartirá entre los dos socios, correspondiendo las
dos terceras partes para el señor Venzano y un tercio para el Serra ...a
En cuanto a la comisión que recibirá el sobrecargo, también es impor-tante:
«...al citado sobrecargo se le abonará su sueldo y además el dos por cien-to
del líquido que resulte una vez deducidos todos los gastos de la expedición,
permitiéndosele traer alguna pacotilla que no pase de las dos toneladas ... »
Es decir, que además de su sueldo y su beneficio. se le da la -posibilidad
de traer productos para que el mismo negocie por su cuenta.
La contrata termina con una última condición que aclara que «...si algu-no
de los socios se retrae de su parte, deberá pagar al otro 500 pesos co-rrientes,
sin ninguna excusa».
Como vemos, este documento supone un ejemplo más de organización
& ~ ~ - J i r i h n& C&IE~ 2 I_inpq,p = r ~ punto & vkta nuevo: --r-----'
no la estudiamos desde el ángulo del expatriado, sino desde el del comercian-te
que obtiene sus beneficios con el viaje, es un contrato comercial.
SEGUNDA EXPEDICION
Las características que presenta este segundo documento son casi exac-tamente
las mismas ya comentadas para el caso anterior. De nuevo encon-tramos
un convenio firmado pocos dias después en Santa Cruz de Tenerife,
entre dos personas, D. Angel Zino, y D. Juan Leuri, vecinos de Gibraltar el
primero y de la propia capital canaria el segundo, con el fin de organizar un
viaje con colonos, también destinados a ~ o n t e v i d e o ~ ~ .
Esta vez se organiza en el bergantín-goleta espaiíol llamado Fortuna del
cual es capitán orek km Ruiz. Las condiciones son las mismas que para el
caso anterior: la responsabilidad de tener preparado el navío corresponde al
s&or Zino, mientras que los víveres y todo lo necesario para la humm mar-cha
del contrato correrá a cargo del seiior Leuri. Además, se indica que la
embarcación debe prepararse c.. con la mayor brevedad posible...)). indicán-donos
que se hará a la mar casi inmediatamente.
En cuanto a los viajeros, en este caso se especifica que el bergantfn-goleta
Fortuna pasará desde el puerto de Tenerife al de la isla de Lanzarote a
recoger a los expedicionarios, para luego seguir viaje hacia América. Por tan-to,
volvemos una vez más a abundar en el tema de que en la vecindad de los
isleños emigrantes hacia Montevideo en este año, dominan los de las dos is-las
más orientales.
El consignatario que se encargará de los pasajeros desde que lleguen al
punto de destino será Juan María Pérez, el mismo que era citado como pre-ferido
en el documento anterior. Por otro lado, también los fletes de los pa-sajeros
cuestan iguak 100 y 120 pesos fuertes para los de cámara y que abo-nen
su importe en el momento de la salida o la llegada, respectivamente, y
100 pesos corrientes que abonarán los que van de combés, 50 los menores
de 12 aiios y gratis los menores de dos aiios, contando con el correspondien-te
descuento del 20% si el pago se efectúa antes de la salida.
Iguai que comentamos en ei caso anterior, ios beneficios de ia expedi-ción
se repartirán de la misma forma y además de esto:
«...de los productos de la expedición, podri el Angel Zino cargar para
este puerto todo lo que resulte de la misma en cueros, lana y cebo, prefirién-dose
siempre cueros; pudiendo admitir carga de particulares si sobra espacio
40. José OLIVER Y FERNANDEZ. Santa C m de Tenenfe, 11 de febrero del año 1838.
Registro n' 1152; págs. 94rto.-96rto. A.H.P.S.C.T.
en la bodega, con la condición de que sólo se admitirá para este puerto o el de
Cádiz, debiendo siempre venir para este primero y luego, si fueia necesario,
pasaría al de Cádiz ... »
En resumen, no existe una referencia cierta de queestos viajes se ileva-ran
a cabo, pero tampoco la tenemos para indicar lo contrario; ahora bien,
en caso de que pudiéramos confirmar ambas expediciones, el número totai
de emigrados en este año sufrida una importantfsirna alza, pero de una ma-nera
especial el número de los naturales de las islas menos favorecidas, Lan-zarote
y Fueaeventura
Aparte del dato cuantitativo deben destacarse también las innovaciones
que aparecen en cuanto al precio y modo de abonar el pasaje, asi como el re-greso
dei barco con cargamento de productos para ei Archipiéiago, preieren-temente.
También es este último dato una novedad con la que contamos en
la documentación manejada.
MINEROS CANARIOS PARA TRABAJAR EN CUBA
ANO 1838
Entre los documentos tinerfeños encontramos'uno que nos presenta
una nueva faceta del trabajador isleño en América: se trata de la contrata-ción
de mineros para trabajar en una mina de cobre cerca de la ciudad de
Santiago de Cuba La petición la hace D: Juan Hardy Junior, cónsul de S. M.
Británica en la isla de Cuba, en su calidad de director de la Primera Compa-ñía
Consolidada de Minas de Cobre de la isla de Cuba, y el consignatario en
Canarias que es D. Bernardo Forstall, vecino y del comercio de estas Islas.
El texto al que hacemos referencia está suscrito por el consignatario y
el grupo de mineros, en conjunto, y lleva fecha de 20 de abril de 1838. En él
se hace un análisis de algunos requisitos y condiciones que regirán la vida de
estos- mineros4'.
LOS EMIGRANTES
Como bien se puede suponer, los emigrantes canarios que aceptan el
trabajo de mineros en Cuba, son, básicamente, hombres y, efectivamente,
41. José OLIVER FERNANDEZ. Santa Cmz de Tenerife, 20 de abril de 1838. Registro n"
1152; págs. 186ao.-189rto. A.H.P.S.C.T.
4 1 Ma Cristina Albelo Madn
son 50 los varones que han aceptado esta contrata, afiadiéndoseles 6 mujeres
que viajan acompañando a sus respectivos esposos y no de manera indepen-diente.
Ahora bien, aunque sean estas 56 personas las que se reflejan en el
documento como emigrantes, hemos de decir que de ellos 5 acabaron no
embarcándose por motivos que no se especifican, y esto lo sabemos gracias a
que, por primera vez, contamos con un documento de «ratificación de con-trata
» efectuado en Santiago de Cuba y a la llegada de la expedición, concre-tamente
el 29 de mayo del mismo año. En este documento se indican quié-nes
de los contratados efectuaron realmente el viaje, las condiciones que
aceptaron y su confirmación en los puntos del compromiso que firmaron a la
salida del ~ r c h i ~ i é l a ~ o ~ ~ .
De esta manera hemos confirmado que la expedición se compuso real-mente
de 45 varones y G mujeres, esposas de algunos de ellos. Además he-mos
podido conocer algunos otros datos; las enfermedades de dos mineros y
la de la esposa de otro, ocurridas antes de la fecha del segundo texto, y el fa-llecimiento
de otro más, a causa de tuberculosis, muerte producida a princi-pios
del aiio siguiente (concretamente el 15 de febrero de 1839).
También el estado civil del grupo de mineros lo podemos intuir aten-diendo
a que, dentro de la propia contrata, algunos de ellos disponen que se
entregue una determinada cantidad de su sueldo mensual a sus familiares.
Asi, 15 de ellos asignan esta cantidad a sus esposas y uno a su suegro, y
otros 17 lo dejan a sus padres u otras personas. A éstos se afíaden los 6 ma-trimonios
y otros 6 individuos más que recibirh completo su sueldo.
Finalmente, el tema de la vecindad del grupo de emigrantes es el que
nos queda oscuro ya que no se concreta en ningún caso; únicamente se dice
de ellos que son a... todos naturales y vecinos de estas Islas Canarias y resi-dentes
en esta capital de la Provincia...)), resthdonos por saber si la residen-cia
que se menciona era fija o bien simplemente estaban de paso.
EL VIAJE
Se realiza en el berganth inglés Ton Cringh que va al mando del capi-tán
Juan Buston. En cuanto al flete, quedan eximidos de su pago todos los
contratados, como vemos precisado textualmente en la propia contrata:
"42 José OLIVER FERNANDEZ. Santa Cruz de Tenerife, 15 de febrem del &o 1839. Re-gistro
no 1862; págs. 82rto.-85rto. A.H.P.S.C.T.
38 1
Trabajadores canarios en AmétiEa 42
«...el importe del pasaje, gastos del pasaporte, etc., será de cuenta de la
empresa sin que los contratados tengan que intervenir para nada ... »
Y, además, otra ventaja inicial para ayudarles, es la del préstamo que se
les hará:
«...D. Bernardo Forstall adelantará a cada uno de los contratantes la can-tidad
de veinte pesos fuertes para su habilitación, cantidad que descontará de
su salario en la forma que se indicara...)).
La fecha de salida de la expedición no se conoce, pero sin embargo esti-mamos
que ha debido producirse pocos dias después de hecha la contrata
puesto que el documento de ratificación celebrado ya en Santiago de Cuba
tiene como fecha el mes siguiente. Concretamente ha debido efectuarse entre ?- E
el 20 de abril y el 28 de mayo, fechas de ambos documentos. O
E
Tampoco aquí encontramos cláusula que nos hable del trabajo en con-creto,
de las condiciones en las cuales se va a realizar el trabajo en la mina de %
cobre. Sin embargo si podemos contar con algunos datos. Por ejemplo, la $
duración del contrato queda perfectamente indicada desde la primera de las
condiciones: E
O
«...irán por un espacio prefijado de tres años que se contarán desde el día
de la llegada al puerto de Cuba, bajo la dirección del señor Hardy ... » E
a
Por otro lado se dice que se dedicarán al ((laboreo de las minas de co- I
bre» y aparte de esto, la única referencia que se hace es la de que:
3
O
«...los otorgantes se obligan a trabajar y cumplir con lo estipulado y en
J.-.
UXJ uc quc alguno prcseníe aigún tipo de vicio, se ies buscara y reprimirá por
la autoridad del partido donde se encuentre...))
En cuanto a la remuneración del trabajo, se refiere lo siguiente:
«...desde el día en que lleguen, comenzarán a ganar un salario de doce pe-sos
fuertes a! mes y se& i_n_mteni&r mmo e! resto de !QS jema!ems de esta
empresa...))
43 M. Cristina A&& Martin
Sin embargo, el capitulo más interesante es el de los descuentos del sa-lario.
De los 12 pesos fuertes mensuales que cobran, se deben hacer una se-rie
de rebajas que hemos agrupado en tres tipos:
La primera merma se hará para que puedan satisfacer el dinero que se
les entregó como adelanto antes de la salida del barco:
«...durante diez meses consecutivos (se descontará) la cantidad de dos du-ros
al mes por el pago de los veinte que han recibido de D. Bernardo Fors-tal1
... »
Lo cual quiere decir que aquella ventaja inicial del préstamo, ahora se
conviene en una carga.
También se debe deducir lo que nosotros hemos dado en llamar ((des-cuento
familian): «... igualmente se les descontará todos los meses lo que
ellos han destinado para sus familiares...)). Como ya hemos apuntado en otro
momento, algunos de los emigrantes dejan en reserva y para que les sea en-tregado
a sus familiares o personas que ellos mismos designaron, una canti-dad
determinada de un sueldo mensual. El descuento éste es voluntario, de
tal manera que quien no desee que se le haga, recibirá su salario completo,
con los descuentos necesarios y obligados para todos.
Finalmente podemos afiadir una tercera deducción y que se nos muestra
al estilo de «fianza». Su explicación está redactada en los siguientes términos:
«...dejarán también mensualmente la cuarta parte, tres pesos fuertes, para
la seguridad de su seniicio y para evitar que alguno deje de trabajar durante los
tres afios prefijados...))
Como vemos, se trata de una garantía que mantendrá sujeto al minero
durante todo el tiempo que dure el contrato, de manera que no exista ningu-na
poshiiidad de escapar de ei.
Pero vamos a continuación a insistir y a tratar de aclarar cuáles son los
descuentos que se efectúan y cuál es el sueldo que, en definitiva, percibirán '
estos emigrantes.
Con respecto a la deducción familiar, ésta revertirá sobre las familias se-gún
el siguiente proceso:
«...D. Bernardo Forstall pagará a las familias de los contratantes lo que se
indica a continuación y desde el dia de la llegada a su conocimiento de que la
Trabajadores canarios en América
expedición ha llegado realmente...))
El total de este descuento afecta a 33 personas ya que otros dos más de
entre ellos, «por justas razones que les asistían)) anularon estos descuentos en
el momento de la ratificación de su contrata.
El dinero que se suele destinar a los familiares es de 5, 3 o un peso
fuerte y haciendo un cálculo aproximado para deducir cuál es el sueldo que
mensualmente acabarán percibiendo los mineros del grupo, hemos obtenido
el siguiente resultado:
Sin descuento familiar: a los 12 pesos del sueldo se les descuen-tan
los dos del adelanto y los tres de la fianza y restan un total de siete
pesos fuertes que es lo que percibirán.
2 Con descuento familiar: a los 7 pesos que restaban una vez he-
E chas las deducciones se descuentan los 5, 3 o un peso y quedan a per- E O cibir, respectivamente, 2, 4 o 6 pesos mensuales. n--
Todas estas cantidades se entiende que serán cobradas durante los 10
E
primeros meses de vigencia de la contrata, época durante la cu.d están pa-gando
los 20 pesos fuertes que se les entregó por adelantado. Así, a partir
del undécimo mes todos percibirán 2 pesos de más, quedándoles como suel- E
do entre 9 y 4 pesos fuertes, según sean, o no, sus descuentos familiares. Asf
seguirán hasta que, «al finalizar la contrata, recibirán todos en Santiago de B
E Cuba, el dinero depositado como fondo durante los tres aiiosn, lo que quiere E O
decir que se les devolverá todo el dinero descontado como garantía para ase-gurar
la permanencia del minero en su trabajo. Según nuestros cálculos, la
E cifra asciende a unos 108 pesos para cada uno de ellos. -
a
Además de este salario, también existe la posibilidad de aumentar la 1 n
cantidad mensual a percibir y es contando con el trabajo femenino. En este
caso s610 se encuentran los seis matrimonios que han emigrado, reglarnen-tándose
el trabajo de sus esposas de la siguiente manera:
«...las mujeres serán empleadas en trabajos propios de su sexo, cuidado y
asistencia a los trabajadores, pagándoseles por parte de Hardy, el sueldo que
merezcan atendiendo a su habilidad y trabajo ... »
A modo de resumen, pues, podríamos indicar que la remuneración para
este trabaio de mineros no es en ningún modo envidiable, sobre todo duran-te
el primer afio; solamente los que llevan a sus esposas podrán elevar un
poco su salario pero nunca llegarán a subirlo demasiado.
El trato que se les dará no será especial con respecto al resto de los tra-bajadores
que ya se encuentran en la mina, como se indica en el documento:
«serán mantenidos como el resto de los jornaleros de esta empresa».
Y por último, otro punto que se toca en la contrata es el tema de la sa-nidad
y la asistencia que parece quedar asegurada en uno de los apartados de
la contrata:
«...en caso de enfermedad, se les dará médico, medicinas y asistencia, co-menzándoseles
a descontar el sueldo en caso de que la enfermedad exceda en
tres dias, y si no llegasen, no se les descontará nada ... »
Cn otro lado se dice también que:
«...en caso de fallecimiento de alguno de ellos, el Forstall se compromete
a pagar a la familia todo el dinero que el finado ha dejado de fondo durante el
tiempo que ha estado trabajando...))
Y hasta aquf, todo lo que la documentación localizada nos ofrece relati-vo
a esta expedición de mineros canarios. Desde luego, lo que no podemos
aclarar es cuál sería el grado de preparación que estos isleños pudieran tener
para aceptar el trabajo en una mina de cobre. Lo único que podemos supo-ner
es que se acepta todo tipo de trabajos que se ofrezcan para poder aban-donar
las Islas y pasar a América, y, a juzgar por las condiciones que, como
saben, les esperan, pensamos que lo único que les importaba era salir del Ar-chipiélago,
sin más, hacia esa «tierra de promisión)).
Como dato complementario a esta contrata, haremos un inciso para
destacar la alusión que se hace a un contrato privado entre estos mismos or-ganizadores,
Forstall y Hardy y Santiago Linares, quien pasará como came-llero
para el cuidado y manejo de dos camellos que se encuentran también al
servicio de ia mina. Ei citado Linares se ha presentado a ratificar su contrato
junto con el grupo de mineros. Parece que su contratación se efectuó casi el
mismo dia que la de los anteriores (22 de abril de 1838), pero sin embargo
no la hemos podido localizar, lo que nos impide conocer los términos de su
redacción y condiciones. Sin embargo, podemos suponer que se trataria de
algo semejante a las contratas hechas a otros camelleros que también serán
destinados ai trabajo en las minas, contratas que veremos en el apartado si-guiente.
Trabajadores canarios en América 46
CONTRATACION DE CAMELLEROS PARA TRABAJAR EN LA ISLA DE
CUBA. ANOS 1838, 1839 y 1840
La contratación de camelleros es una situación que vemos repetirse en
1838, 1839 y 1840. El trabajo es diverso: los animales pueden destinarse al
trabajo en las minas o a la agricultura, pero, en ambos casos, estos camelle-ros
se encargarán de su cuidado y atención. A continuación vamos a hacer
un análisis de estas contratas, siguiendo un orden cronológico.
CAMELLEROS CONTRATADOS PARA L A AGRICULTURA
ENEL AÑo 1838
En este año nos encontramos con un individuo, D. Pedro Perez Espi-no,
vecino de la ciudad de Las Palmas de Gran Canana, que marcha hacia
Cuba en el bergantfn Pren'sión con la intención de establecerse ailá. Antes de
su marcha contrata a varias personas que se trasladarán con él, unos para el
cuidado de su casa y de su familia, y otros para el cuidado de dos camellos
que ha comprado y que llevará también a Cuba. Intuimos, por tanto, que se
trata de un individuo que tiene más o menos organizada la idea de su vida en
América, suponemos que tendrá tierras o podrá conseguirlas, y contrata a
estas personas para que le ayuden, en parte, a ponerla en marcha. De todos
modos irá solo y más adelante lo harán su esposa e hijos; esta misma recla-mación
a los familiares permite que la hagan sus contratados.
Pero pasemos a analizar los documentos que nos interesan y que dan
noticias de las contratas hechas a los camelleros.
En primer lugar contamos con uno suscrito por el citado D. Pedro Pé-rez
con fecha 20 de agosto, que consiste en la compra de Juan Caravallo, na-tural
de Antigua en Fuerteventura, de u... dos camellos de su pertenencia
con todos sus utensilios y aperos para poder trabajar...^^^. Sin embargo, esta
venta lleva consigo una condición fundamental:
(Que queriendo el Pedro los citados dos cameilos para conducirlos a la
América, contrata a su hijo José (Caravallo) para seguir a dicho destino al D.
Pedro como arriero de eilos en la forma siguiente: que desde ahora su hijo
José queda en casa del Pedro cuidando los camellos hasta su embarque, s610
43. Francisco QUECADA. Las Palmas de Gran Canaria, 20 de agosto de 1838. Registro n"
2260; págs. 596-0.-597-0. A.H.P.L.P.
M. Cristina Albelo Man'in
por la manutención y sin ningún otro salario; que le pagazí al D. Pedro cua-renta
pesos corrientes por su pasaje desde este puerto al de la América, des-contándose
proporcionalmente seis pesos que mensualmente le pagará D. Pe-dro
por su trabajo, desde que desembarque en aquel punto...))
Rapidamente deducimos que existe una fuerte vinculación entre los ca-mellos
y el hijo del anterior propietario, José Caravallo, de tal manera que es-tos
animales han sido vendidos con la condición expresa de que sea este jo-ven
quien haga de cuidador.
Al f i a l del documento parece aclararse algo el por qué de esta estrecha
vinculación. La familia de los Caravallo, los vendedores, es natural del pue-blo
de Antigua en Fuerteventura, y como se explicita en el texto, el hijo
acepa ~ í i i ~ í i&i ~ ü i i hei! ~triaitot ~, e ... mfifomes Con lo qüe su p&e k ki
convenido y con el D. Pedro Pérez, por conocerse les sigue un gran benefi-cio,
pues de otro modo no podria salir de su pueblo para ir a la América a
mejorar de fortuna.. .»
Pero continuando con el documento de venta, vamos a seguir viendo
las condiciones en las que se ve envuelto el joven camellero para pasar a
América:
«Que también está convenido que el D. Pedro, durante dos años, le ha de
mantener y alimenta: con la comida al uso del pais, y que el dicho su hijo José
trabajará como arriero de camellos, en todo lo'que se le mande, y si éstos mu-riesen,
podrá ser destinado a la agricultura hasta cumplir el citado contrato...»
De esta manera constatamos que lo más importante es qte José Carava-
110 tenga una ocupación en América, y que la mantenga mientras dure el
tiempo obligado de la contrata:
«...cuyo contrato durará por dos años, los que cumplidos podrá disponer
el José, su hijo, de su persona siempre que no deba nada al Pedro Pérez, por
razón ciei fiete convenido, pasaportes y derechos de esta contrata...))
Queda claro, pues, que interesa que José Caravallo permanezca los dos
primeros años trabajando y ganando su sueldo, en compañía de Pedro Pérez,
para, a partir de este momento, establecerse por su cuenta o bien regresar a
su casa. Pero ocurre algo curioso. El documento de venta que estamos co-
~~ieíitaíidSüig ue pniendo ~ü~i&~iür~ievsrr iüs e rcflcjan tcxtualmenie. Así,
en los siguientes términos, se dictamina que:
Trabdadores mcanarios en América 48
«...si el D. Pedro comprase otros dos camellos irá a recibir la misma plaza
que el Jose, su otro hijo Antonio o él mismo, con las condiciones que están
pactadas para con el José...))
Creemos que es altamente significativo este aspecto de vinculación que
no sólo atañe al primero de los hijos, sino que también lo será para el segun-do
e incluso para él mismo, en caso de que el comprador vuelva a interesarse
por más camellos.
Pero es que hay más todavia. El documento termina diciendo que:
«...y últimamente, que si al D. Pedro Pérez le conviniese vender los ca-mellos,
tendrá fuerza este contrato para con aquél a quien 10 endose...))
2
Frente a ésto, ?qué más podemos afiadir? La conclusión apunta directa-mente
hacia que lo que interesa es pasar a América, como medio para obte- O
ner un «gran beneficio)) y la posibilidad, más bien seguridad, de ma mejora = m en los bienes de fortuna. Esta vinculación no se puede romper ni por muerte O E
de los animales, ni por venta de ellos, puesto que siempre quedarán destina- E
2
dos a otro trabajo, o bien automáticamente serán contratados por el nuevo E
propietario.
Este porvenir que parece resuelto para Jose Caravallo, uno de los hijos
3
-
del vendedor, lo quiere preparar también para su otro hijo Antonio o incluso 0m
E
para él mismo: en caso de que sean comprados más camellos, deberá llevarse
a alguno de los dos con las mismas condiciones que para José.
Algo que no se especifica es cuál será realmente el rendimiento que se
-
espera de los camellos. No creemos que sea muy aventurado el asegurar que $ 2 su ocupación será en la agricultura puesto que si muriese algún animal el
arriero será destinado a esta labor, y no vemos factible otra ocupación que H
no sea la relacionada con la agricultura. O3
En un segundo documento fechado un mes más tarde (5 de oaubae de
4 0 . > 0 \ io~o)n os encontrmios Cpüe d ~ikíli0D . PdiO léic2~-t iata a & ~ Z S
personas, Andrés Noa y Juan Pedro Marrero, vecinos de Lamarote, también
para el cuidado de varios camellos. Al igual que en el caso anterior, el con-tratante
se encarga de pagarles el pasaje mientras que ellos a su vez se com-prometen
a reintegrarlo:
44. Francisco QUESADA. Las Palmas de Gran Canaria, 5 de cctubre de 1838. Registro no
2260; págs. 746-0.-747-0. A.H.P.L.P.
M. Cristina Al&& Martin
c.. pagdndole al D. Pedro Pérez por su pasaje cuarenta pesos, los cuales
se descontarán de 6 pesos que mensualmente les ha de pagar desde que lle-guen
a la ciudad en que D. Pedro tenga su domicilio, debiendo estar a su ser-vicio
por el término de dos años, que empezarán a contar desde que ganen su
salario ... »
Como se puede.ver, el flete, salario y manutención, se desarrollarán de
la misma manera que en casos anteriores. Vivirán en casa del propio Pedro
Pérez y será también él quien les proporcione su sueldo. Ahora bien, tarnpo-co
aquf tenemos ningún indicio concreto del lugar donde piensa establecerse
el contratante.
En esta nueva contrata, redactada casi exactamente igual que la ante- ,,
D
rior, se hace referencia somera a la forma de vida que les espera: E
O
n
«...el D. Pedro.sólo les dará los seis pesos contratados, dos comidas al es- - m
O
tilo del país donde residan y local desamueblado para alojarse ... pues todo lo E
E
demás que necesitan será por su cuenta ... » 2
E
En cuanto al trabajo que desempeñarán, dice ask 3
-
0
«...se ocuparán en cualquiera servicio a que los destine el Pedro, paaicu- m
E
lamente al de arrear y trabajar con los camellos que lleve, servicio de agricul- O
tura, almacenes, al de su persona y quehaceres domésticos de su casa...))
Como se puede ver, aunque aquf tampoco se aclara si los camellos van
o no a ser empleados en el trabajo agricola, si que podemos pensar que será
esta la ocupación más probable.
Finalmente se indica que:
«...conciuido ei dicho piazo (dos años de permanenciaj podrán ciisponer
de su personas o ajustarse de nuevo si convinieran las partes, siempre que no
le deban nada al D. Pedro, por razón de dicho pasaje, contrata o anticipacio-nes...
»
Por último, en un tercer documento, contrata a otras dos personas,
Agustfn Casimiro González y su hijo: también vecinos de Lanzarote, quienes
se dedicarán al servicio de su persona, almacenes, casa, etc., en Cuba. A es-tos
es a quienes da la oportunidad de que cuando marchen la esposa e hijos
Trabajadores unarios en América 50
del contratante, puedan hacerlo también sus familiares (esposa y otros seis
hijos más)45.
A nivel de resumen podríamos comentar que las condiciones de trabajo
que esperan a estos camelleros no son muy buenas; sin embargo, los emi-grantes
las aceptan, incluso ligándose entre sí, ya que «de otro modo no po-drian
salir de un pueblo para ir a la América a mejorar de fortuna», y es ésta
simplemente la razón que les impulsa a ello, estando dispuestos a cualquier
cosa con tal de pasar al Nuevo Mundo. El salario es muy -pobre, 6 pesos, de
donde deben deducir el importe del pasaje y de los adelantos que se les pu-dieran
haber hecho, asf como todo el dinero que hayan necesitado para. su
comodidad. El «resto» les queda limpio para su manutención.
CAMELLEROS PARA EL TRABAJO EN UNA MINA DE COBRE D
EN EL AÑO 1839
E
O
n
Ya comentábamos que otra de las ocupaciones era los camellos destina-dos
al trabajo en las minas y, por tanto, encontramos casos de contratación E
para el cuidado de estos animales. S
Un documento concreto lo tenemos en la contrata firmada por D. Ber- $
nardo Forstall, el mismo que ya vimos contratando mineros, consignatario $
de D. Juan Hardy. En síntesis se trata de la contratación de seis camelleros
m
todos vecinos de la ciudad de Santa Cruz de Tenerife, con destino al trabajo
en las citadas minas de cobre de la isla de El viaje se realiza en la
barca inglesa llamada PortIand, bajo el mando del capitán Jonatan Moore. n
A continuación entresacaremos algunos de los párrafos que lleva consi-go
para poder situamos con respecto a las condiciones y obligaciones que se
imponen. En principio, los emigrantes han sido contratados: n
«...con el objeto de cuidar a bordo del barco y durante la navegación,
veinte camellos y dos hembras, que se han embarcado por el señor Forstall, y
con la obligación de segu~rh acténdolo durante doce meses después de Ilega-dos,
y bajo la dirección de Juan Hardy, cónsul de S. M. Británica...))
De ellos se espera un comportamiento ejemplar:
45. Francisco QUESADA. Las Palmas de Gran Canaria, 5 de octubre de 1838. Registro n"
2260; págs. 747vto.-748vto. A.H.P.L.P.
M. Cristina Albelo Marfzn
«...los camelleros se obligan a trabajar sumisos y voluntariamente, y en
caso de que se les vea algún vicio, serán castigados por la autoridad competen-te.
..»
Insistiendo sobre lo mismo, más adelante se les exige también la exclu-sividad:
«...no podrán tener otras obligaciones que para las que han sido contratados,
es decir, ciudar los camellos ... »
A la vista de estas primeras exigencias ya se nos patentiza el paralelismo
y e existe ento esta cintrltl de rmx!!erns y !2 q~ur ya hemx ccmmtadc y
que fue ajustada por los mismos señores para los mineros. Sin embargo, en
esta contrata encontramos algo que aparece repetido en otras y se refiere al
adelanto que se ofrece a los contratados:
«...el Forstall les adelantará a los citados camelleros doce pesos fuertes a
cada uno, a cuenta del salario, por cuyo motivo se les descontari dos duros al
mes ... »
Y es precisamente en esta cantidad en la que existe una pequeña dife-rencia
con respecto al adelanto que se les dió a los mineros: mientras que
para aquellos fueron 20 pesos, para éstos son 12. De todos modos, la cláusu-la
que se refiere al flete es la misma:
«...el pasaje de los citados camelleros será de cuenta de la empresa de la
mina de cobre...))
En cuanto al sueldo o salario, también aquí se repite el convenio relati-vo
a que algunos de los camelleros piden que parte de sus salarios les sean
entregados a sus familiares en las islas, aceptando asi el descuento familiar
voluntario que ellos mismos estipulan.
Los sueldos que percibirán serán los mismos que los mineros:
«...desde el dia de la salida del barco para Santiago de Cuba, se les abona-rá
la cantidad de doce pesos fuertes al mes' igual que es costumbre con los de-más
jornaleros de dichas minas de cobre...))
Trab4adoorcs canarios m Amériur 52
Si a esto le calculamos los descuentos que tanto obligatorios como vo-luntarios
deben hacerse, resulta que la cantidad a percibir mensualmente
queda, aproximadamente, de la siguiente manera:
Sin descuento familiar. s610 existe un caso, el de Agustin Linares
que marcha a Cuba acompaiiado de su familia; su sueldo de 12 pesos,
una vez hechas las deducciones, queda en 7 pesos que será io que reci-ba
mensualmente.
Con descuento familiar: en estas circunstancias se encuentran el
resto de los camelleros contratados y el sueldo que recibirán mensual-mente
es uno o tres pesos mensuales, teniendo en cuenta si el des-cuento
familiar es de 6 o 4 pesos.
Todas estas cantidades se mantendrán vigentes hasta el momento que
terminen de pagar el adelanto que se les di6, de tal manera que a partir del
séptimo mes ya recibirán estos dos duros de más; y, finalmente, una vez
cumplidos los 12 meses de vigencia de la contrata, se les hará entrega de
todo el dinero que mensualmente se les ha descontado en calidad de fondo, y
que asciende a 36 pesos. Referente a esto último, también existe referencia al
hecho de que:
«...si falleciera alguno de ellos, se le enviqá a su familia todo el dinero de -
fondo que se les ha descontado mensualmente ... » 0
m
E
Atendiendo a la persona a la que se destina este descuento familiar po-demos
intuir el estado civil de los camelleros: así, cuatro de ellos lo destinan
a sus padres, razón por la cual suponemos que se trata de solteros, y uno lo
destina a su esposa. n
n
La asistencia sanitaria se resuelve igual que como vimos para el resto de
los mineros: 3
O
<<...en czro de enfe-edad, se 1-5 pagará médico, medicinas y asistencia.
siempre que la enfermedad no exceda de tres días, en cuyo caso comenzará a
no pagárseles el salario correspondiente, y no haciéndoseles el descuento si no
pasa de los tres días...))
Por último, la contrata termina indicando que:
«...no podrán abandonar el trabajo y en caso de intentarlo se les descon-tará
dos meses de su salario...))
53 M. Cristina Afbefo Martin
Esta cláusula donde se especifican el castigo para aquellos que traten de
evadirse de su obligación, suele venir siempre indicada para evitar que éstas
puedan realmente producirse. Además, a manera de prevención y de suje-ción
al camellero, se cuenta con el descuento que de su sueldo se hace men-sualmente
en calidad de fianza para asegurar su permanencia en el trabajo.
Como vemos, el documento de contratación de camelleros que comen-tamos,
presenta unas camaeristicas muy similares a las que citamos cuando
tratamos el paso de los trabajadores para la mina de cobre de Santiago de
Cuba. Pero Además existe otra coincidencia: hacíamos referencia en aquel
momento a qce cuando los mineros hicieron su ratificación de contrata, en
el momento de su llegada a Cuba, también se presentó un individuo, Santia-go
Linares, que fue contratado como camellero y había realizado el mismo m
D
viaje que el resto de los mineros. Pues bien, en este documento realizado un E
año después, se da el caso de aparecer otro individuo que se contrata, Agus- O
n tín Linares, que coincide con el anterior en cuanto a su apellido y profesión. -
m
O
Naturalmente esto no puede confirmarnos el que exista ninguna relación fa- E
E
2 miliar entre ellos, perb se podrfa sospechar algún parentesco. ¿Podría tratar- E
se este segundo Linares de un familiar reclamado por el primero?
-
3
CAMELLEROS CONTRATADOS TAMBIEN PARA EL TRABAJO EN UNA O-MINA
DE COBRE EN EL ANO 1840
m
E
O
Finalmente comentamos la última de las contratas que, referidas a ca-melleros,
hemos localizado y que lleva fecha de 1 8 4 0 ~ ~ .
n
E
Las personas que suscriben este nuevo documento son Robert Houg- a
ton, inglés de nacionalidad y vecino de la ciudad de Las Palmas de Gran Ca- n
naria, y por otro lado 12 camelleros vecinos de la Isla de Fuerteventura y re- n
. sidentes en la misma ciudad. Su fecha es de 1 de octubre. 3
O
De entrada podemos destacar el que los camelleros son naturales de la
isla de Fuerteventura siguiendo la tónica general anterior, donde se nos
muestra la preponderancia de los vecinos de las islas llamadas menores como
preferentes en el desempefio de este trabajo, por ser allí donde más frecuen-temente
se utilizan. Los términos en los que se redacta la contrata serán, en
46. $S& CXJVE?. Y FEXYhraYJEoZ. Snxn CFGZ de TemBfc, 8 de de 1839. R+iü
no 1862; págs. 279rto.-281rto. A.H.P.S.C.T.
47. Manuel SANCHEZ. Las Palmas de Gran Canana, 1 de octubre de 1840. Registro n'
2194; págs 545vto.-548vtü. A.H.P.L.P.
Trabajadores canarios en América 54
defitiva, los mismos que ya hemos visto, y que pasamos a comentar a con-tinuación.
,
La expedición se está organizando para zarpar en el buque llamado Por-tland,
<«u otro que se destine por la empresa establecida en esta isla», y lo hará
con destino a la de Cuba En cuanto a los emigrantes, su misión queda muy
clara:
«...para que a su llegada ailí sean dirigidos por el sefior D. Joaquín de
Arrieta a la ciudad de Santiago de Cuba, con el objeto de cuidar durante el tér-mino
de tres años, contando desde su liegada, a los camellos que se destinen al
servicio de las propias minas ... »
2 Por tanto, los camellos siguen siendo utilizados en las minas como ani- :.
males de tiro. E
O En cuanto a la identidad de los carnelleros que son -tratados, dire-
=
mos que los 12 son varones; ninguno se hace acompañar de su esposa, y sólo
E
uno de ellos está acompafiado de su hijo: es éste el caso de Alejandro de Saa
y su hijo Manuel. De estos doce, tres son menores: uno, el ya citado Manuel E
de Saa, y los otros dos son Antonio de León y Domingo Diaz, que han teni: E
do que recurrir a sus respeaivos padres para poder formalizar la contrata, de
tal manera que el acuerdo está realizado por Pedro de León y Francisco José B
E Diaz en nombre de sus respectivos hijos. Sin embargo, de estos tres, sola-mente
el primero de ellos es el que no llega a cobrar lo estipulado para un
varón adulto sino hasta después del segundo afio de permanencia en Améri-
-E
Ca. a
Pero, enumeremos las condiciones del trato. Una de ellas hace referen-cia
a la actuación de estos carnelleros y su misión que es: 0
3
O
«...simiendo de criados o ayos de los referidos animales en todo lo que
concierne a su cuidado y traba jo... »
Pero, como novedad, también se les podrá requerir para otros trabajos:
«...sujetándose en todo a las órdenes e inmediata dirección del seiíor D.
Miguel Mahón u otra cualquiera persona que al efecto se nombre por la em-presa,
siendo además obligados a trabajar en clase de peones o criados,en lo
que no les perjudique a su salud, y con tal que no sea bap tierra, y siempre
que no sean necesarios para el cuidado de dichos animales, por razón de iiu-vias
u otros motivos que impidan a éstos trah jar... »
Ma Cristina Aheh Marhír
Queda muy claro, pues, que la obligación al trabajo no se puede limitar
con ningún tipo de excusa Si es imposible el trabajo con los camellos se les
destinará a cualquier otra ocupación que no les perjudique a su salud, pero
de ninguna manera quedarán inactivos.
Además queda clara su obligación al trabajo en la siguiente de las condi-ciones:
«...que los antedichos individuos se constituyen y obligan a desempeilar
exactamente y de buena voluntad, sus cargas y obligaciones, sin que haya ne-cesidad
de apremiarles a cumplir como hombres honrados, y si dejaren de ha-cerlo
en lo que se les mandare en los términos pactados o descubrieran vicios
que merezcan corrección, ia auroriciaci competente dei punto en que se haiia y
a cuya jurisdicción se someten, les podrá imponer las penas a que se hagan
acreedores, conforme a las leyes y a esta contrata..))
Como vemos, junto a la obligación del trabajo, el castigo para aquellos
que no lo cumplan. Más adelante sigue insistiendo en esto mismo:
«...que si cualquiera de los referidos individuos intentase separarse de esta
obligación que contrataron antes de los tres años pactados, se les habrá de
compeler por la autoridad competente a su exacta observancia, habiendo de
sufrir, tan sólo por el hecho de pretenderlo y en via de pena, la pérdida de dos
meses de salario, con cuyo objeto y para la debida garantía, dejará cada uno en
el fondo, la cuarta parte de lo que sea devengado...))
En cuanto al viaje, éste seguirá siendo por cuenta de los contratantes:
«...que el transporte de los mismos individuos será de cuenta de la referi-da
empresz, sin tener ellos que satisfacer cantidad alguna por este respecto ... »
Asf el contratado, en este caso los cameüeros, no tendrán que preocu-parse
por el precio del viaje, sino simplemente el decidirse a realizarlo. Ade-más,
y siguiendo la costumbre:
«...el sefior Robert Hougthon adelantará, como ya lo ha verificado, a to-dos
los antedichos contratantes, doce pesos fuertes a cada uno, cuyo adelanto
habrán de cubnr con dos pesos fuertes mensuales del salano que respectma-mente
se les tiene asignado...))
Trabajadores anarios en América 56
De tal manera que quedan ya vinculados a un nuevo descuento de su
salario mensual.
Aparte de éste, existe también aquél que destinan a sus familiares, con
carácter voluntario, y:
«...cuyas sumas mensuales serán satisfechas por el sefior D. Robea
Hougthon tan pronto como se reciban de Cuba los estados mensuales que
acrediten existir dichas cuentas de los referidos individuos, por hallarse cum-pliendo
exactamente con lo aquí pactado...))
Y asi, para iievar a cabo una averiguación tendente a descubrir cuál es
el sueldo que cada uno de los camelleros recibe, debemos tener en cuanta
que:
O
«...desde el dia de la salida del indicado buque de esta ciudad (Las Palmas -
de Gran Canaria) para la expresada isla de Cuba, se empezará a abonar a cada o"
E
uno de los referidos individuos que aU habrán de trasladarse, doce pesos fuer- E
2
tes por mes, excepto Manuel de Saa que ganara durante el primer aiío a razón
de 8 duros mensuales, el segundo 10 y el tercero 12, como los demás, ... y de %
cuyos salarios se deberá deducir a todos las sumas que se les ha adelantado y $
las que se les contribuyen aquí en la forma ya indicada...)) - -
0
m
En resumen y haciendo los descuentos pertinentes, el salario fmal a
percibir, una vez realizadas todas las deducciones, oscila entre los 7 pesos
fuertes para aquellos que no tienen descuento familiar, y los 5 o 3 que perci-birán
los que dejan parte del salario para sus familias. Un caso especial es el
de Manuel de Saa que ya comentamos: durante el primer &o sólo cobrará 8
pesos y al descontarse de ellos los dos del adelanto, los dos de la fianza y
cuatro que deja a su madre, resulta que durante el primer aíio no cobrará
nada de sueldo.
Ahora bien, rocias esras canuaacies que acabamos de indicar y como ya
hemos visto en otros casos, se refieren a los sueldos que se cobran durante el
perfodo de tiempo en el que se les está descontando los dos pesos que sirven
de amortización del préstamo hecho en momento de la salida. A partir del
stptimo mes, todos cobrarán estos dos pesos de más. En el caso de Manuel
de Saa, durante el segundo año de permanencia se le ha asignado un sueldo
de 10 pesos que con ios descuentos pertinentes quedan reducidos a 3 pesos y
medio; y durante el tercer año, cuando ya se le paguen los 12 pesos, termina-rá
recibiendo 5.
En cuanto al trato y las condiciones en las que les tendrá, también tene-mos
una cierta alusión en la contrata:
«...habiéndoseles de alimentar a todos de la misma manera que alií se
acostumbra con los otros jornaleros que trabajan en la propia mina..))
Y por lo que a la asistencia se refiere, se repite ,la misma cláusula que en
otras contratas:
<...que en caso de enfermedad se les suministrará médico, medicinas y la
asistencia necesaria, gratuitamente, con la cualidad de que si la enfermedad pa-sase
de tres das cesará ei saiario hasta que principien de nuevo a trabajar...)) m
E
Terminando con el último punto referente a dinero, vemos lo siguiente: O
n
«Que concluidos los tres afios de esta contrata, percibirán los citados in-dividuos
que lo han cumplido exactamente, en la expresada isla de Cuba, todo
lo que resulte haber de fondo por sus depósitos mensuales u otro motivo, y en
caso de haber faltado a lo estipulado, percibirán tan s610 lo que se les reste,
hechos los debidos descuentos con arreglo a esta contrata...))
La cantidad que hemos calculado que percibirán en concepto de lo des-contado
en calidad de fondo, ascenderá a unos 108 pesos fuertes para todos
los camelleros excepto para Manuel de Saa. Debe tenerse en cuenta que el
depósito dejado como fianza equivale a la cuarta paae del salario, r&n por
la cual este último recibir6 aproximadamente unos 90 pesos fuertes.
Por otro lado, también se hace referencia a que si:
«...alguno de los referidos individuos falleciera haciendo servicio cual co-
-rr-e.sp-r le, e! e ~ p s - d ose íror D RnhPrt I-Iougthnn pagad a !m ospei--ivos
herederos por cuenta de la empresa, lo que el fmado haya dejado en fondo, de-duciéndose
aquellas sumas que se hayan entregado en virtud de esta contrata,
antes o despuds de su fallecimiento ... »
El último de los puntos se redacta asi:
«...los referidos individuos se obligan a revalidar este convenio a su llega-da
a la isla de Cuba, siempre que la citada empresa lo juzgue necesario para su
mayor seguridad y fumeza ...N
Esto lo hemos podido comprobar en otra contrata de mineros que a su
llegada a Cuba hicieron un acto de ratificación de contrata. Esto ocurria,
como ya hemos visto, en el año 1838.
Finalmente sólo queda hacer menaón del hecho que aparece señalado
en una contrata, y que indica que:
«...y de querer continuar en el mismo trabajo se les conservará por la em-presa
bajo el nuevo contrato que al efecto se celebre al vencimiento del citado
piazo....
Es decir, habrá posibilidad de poder continuar en el mismo trabajo,
siempre que hayan cumplido satisfactoriamente con lo que se habfa estipuia-do.
Y es aquí donde vamos a poner punto fmal a este apartado dedicado a
la contratación de camelleros para América, y en caso concreto para la isla
de Cuba. Como se puede ver, el trabajo a desernpeiíar es el de «criados» de
los animales que se liman para el trabajo, tanto en las minas de cobre como,
muy posiblemente, en la agricultura. Su misión está fijada en una vinculación
estrecha con los camellos y sólo en caso de fdecimiento del animal podrán
desernpeiiar otro oficio. Pero ocurre que otras veces, además del cuidado de
los animales, se les exigirá un trabajo extra, cuando, por distintos motivos,
los camellos no puedan trabajar.
.- .
Es una de las formas que existe para pasar a América, que es lo único
que preocupa a estos islefios, deseosos de «mejorar de fortuna».
EXPEDICION CON DESTINO A CUBA Y PUERTO RICO
AÑO 1843
La última de las expediciones que comentamos es aquella que hace refe-rencia
a un grupo de 254 emigrantes que marchan con destino a ias idas de
Cuba y Puerto Rico en el año 1843, y que se ha organizado en la isla de
Gran Canaria
El conjunto documental que nos sirvi6 para su conocimiento está inte-grado
por una solicikd que hace D. José Cardoso, capitán del bergantín Li-beral,
al Alcalde Constitucional de Las Palmas de Gran Canaria, para que se
expidieran los pasaportes correspondientes a los miembros de la expeciici6n
que piensa llevar a aquellas islas antillanas. Este documento de solicitud está
fechado el 12 de agosto de 1843, y se ve acompafiado de una lista de los pa-sajeros,
asf como del testimonio de varios conocidos que dan fe de ellos48.
Como ya hemos seiialado, el grupo lo integran 254 personas y la nove-dad
que presentan con respecto al resto de las expediciones que ya comenta-mos,
es que disponemos de datos específicos sobre el sexo, edad, estado civil
y vecindad de cada uno de ellos. Por el contrario, no contamos con informa-ción
con respecto al lugar último de su asentamiento (Cuba o Puerto Rico) o
las condiciones que regirán una vez que hayan llegado al punto de destino.
A continuación analizarnos cada uno de los aspectos referidos al grupo
de emigrantes.
SEXO Y EDAD
Del total de los 254. individuos que aparecen integrando la expedición,
podemos ver cómo algo más de la mitad (concretamente 138) son varones y
el resto son mujeres (el 45,66%).
Aparte de esta primera clasificación, contamos también con una infor-mación
muy valiosa referente a la edad de cada uno de ellos. En total, las
edades de los miembros del grupo oscilan entre los 2 meses y los 58 años.
Los más jóvenes son dos niííos, uno de 2 y otro de 3 meses, mientras que los
de más edad son dos varones, uno de 56 y otro de 58 aííos. El resto, dis-puestos
entre dos polos, presentan mayor tendencia hacia las personas de 20
años. Es más, podemos ver cómo el 69,67% de los expedicionarios no llegan
a sobrepasarlos.
Todas las edades de los integrantes de la expedición las hemos resumi-do
en el cuadro número 8.
Como podemos ver, estos datos nos dan el reflijo de lo que sería una
pirámide de población bastante especial: se iniciaría con un ligero estrecha-miento
que iría seguido de un enorme ensanchamiento d o ~ d ese englobarian
ias cotas más aitas de emigrantes, y a partir de aqui se produciría un enorme
estrechamiento por una disminución clara del número de expatriados e in-cluso
edades que no aparecen reflejadas por no contar con ningún expedicio-nario.
AdemAs, podemos afiadir que las edades que tienen mayor número de
varones son los 13 y 16 años, mientras que la de los 20 afíos es la que resulta
como predominante entre las mujeres.
48. Documento expedido por primera Alcaldía Accidental de la ciudad de Las Palmas de
Gran Canaria, el 12 de agosto de 1843. Ayuntamiento. Sección de Orden Público. A.H.P.L.P.
399
Trab12jadores canarios en América
Emigrantes que se dirigen hacia Cuba y Puerto Rico en 1843, distribuidos
por sexo y grupos de edades
Varones Mujeres Total
Menos de 10 años
entre 11 y 20 años
entre 21 y 30 años
entre 31 y 40 años
más de 40 años
Total 138 116 254
Finalmente cit& que la edad media obtenida en el grupo es de 20,71
años, y si la desglosamos entre ambos sexos se mantiene también muy equili-brada:
20,55 entre los varones y 20,87 para las mujeres. Este dato nos sirve,
una vez más, para confirmar el ((estado perpetuo de juventud» que domina
entre los emigrantes isleños, y más en este caso donde nos encontramos con
una expedición tipica de carácter familiar, en la que dominan las familias
completas que emprenden el viaje: concretamente de las 41 contratas forma-lizadas,
34 corresponden a grupos familiares, 3 pertenecen a individuos inde-pendientes,
personas que marchan solas, y las 4 últimas se refieren a grupos
que no tienen una relación familiar aparente o ai menos no la sefialan.
Ei hecho de que sean ias famiiias ias que se encuentren en situaci6n do-minante
(88,181) es lo que explica la abundancia de emigrantes que cuentan
con menos de 20 años y al mismo tiempo nos sirve para, de nuevo, señalar
el dato de la alta natalidad registrada en el Archipidago. La media de hijos
que tienen estas familias que emigran a las islas de Cuba y Puerto Rico en
este año, se encuentra en 4,58, siendo 12 (casi la tercera parte) las que so-brepasan
los 5 hijos. La composición interna de estas familias la reflejamos
en el cuadro número 9.
CUADRO IX
Composición de las familias que integran este grupo de emigrantes
con destino a Cuba y Puerto Rico
Matrimonios con un hijo
Matrimonios con dos hijos
Matrimonios con tres hijos
Matrimonios con cuatro hijos
Matrimonios con cinco hijos
Matrimonios con seis hijos
Matrimonios con siete hijos
Matrimonios con ocho hijos
Personas Conuatas
Total 224 34
ESTADO CIVIL
Otro dato que encontramos especificado en los documentos que comen-tamos
referentes a este gmpo de emigrantes es el del estado civil de cada
uno de ellos. En total se distribuyen entre los 188 solteros, 63 casados y 3
viudos.
El grupo de solteros es el más importante y acoge al 74,012 del total de
expedicionarios. Lo integran todos ios menores de 20 años más otros í i in-dividuos
repartidos entre el resto de las edades. El mayor de ellos cuenta con
50 años.
Por su parte, el grupo de los casados se compone de 32 varones y 31
mujeres, y aunque significan el 24,8% del total, es el estado dominante entre
los adultos, oscilando entre la más joven, una mujer de 20 aiios, y un varón
de 58.
Finalmente el grupo de los viudos, que sólo representa el 1,18% del to-tal,
está formado por tres mujeres, una de 26 años y las otras dos de 40.
Trabajadores canarios en América
VECINDAD
Por lo que se refiere a la naturaleza o vecindad de los expedicionarios,
en la contrata no se indica claramente cuál es, sin embargo tenemos motivos
para conocerla.
Como señalábamos al principio, el conjunto documental que nos sirvió
de base para este análisis, estaba compuesto por una petición efectuada por
D. José Cardoso, capitán del bergantín Liberal, para que se le expidieran los
pasaportes y licencias a los componentes del grupo. En ella se hace una lista
de todos y cada uno de los expedicionarios y finalmente se pide el juramento
de varios testigos, concretamente Francisco Espinoza, Sebastián Betancor e
Ignacio Garcfa, los cuales garantizan la naturaleza e integridad de cada uno
2 de ellos. N
Pues bien, estos tres testigos son vecinos de la isla de Fuerteventura, E
del pueblo de La Oliva el primero y de Tuineje los otros dos. Cada uno con-firma
que: =m
O
E
2
«...conocer personalmente a cada una de las referidas cuarenta y una per- E
sonas que componen aquella lista (de los emigrantes), y le consta de propia
ciencia que ninguna de ellas se halia encausada ni adeudada, y que asimismo le 3
consta que hace cosa de tres o cuatro meses que salieron de la isla de Fuerte- % m
ventura para ésta (Gran Canaria) con el objeto de encontrar barco en que po- E
der hacer viaje a la América...))
Ante esto, pues, podemos confirmar que todos son naturales de la isla
de Fuerteventura, aunque según los testigos que les conocen han llegado a la
de Gran Canaria en busca de algún barco que les pudiera llevar a su. destino
en América.
Debe tenerse en cuenta que en el texto señalado se habla de una lista de
41 personas. Estas serán las que figuran como «cabezas de grupo», únicos
que rienen que soiicitar ia licencia, y son cada uno de eiios ios que se hacen
responsables de los componentes de su grupo, ya sea familiar o no.
El último documento que forma parte del expediente que comentamos
es un permiso para que se efectúe el citado viaje y por lo tanto se pueda rea-
, lizar este deseo tan esperado por los majoreros.
Como hemos visto, muchas de las contratas que se realizan a lo largo
del siglo XJX tienen un carácter particular, es decir, personas que contratan
a los trabajadores individualmente y para un determinado quehacer.
La reglamentación oficial que rige, por ejemplo, el paso de colonos ca-narios
a la isla de Cuba, hace acto de presencia en el año 1851. Efectivamen-te,
en este año aparece publicado en el Boletín Ojn'aI de k Prwinn'a las reglas
que deberán seguirse, inexcusablemente, para autorizar el paso de colonos a
aquellas tierras americanas.
La primera de las condiciones es la de que toda expedición o pasajero
en particular que desee establecerse en aquella isla, deberán dirigirse única y
exclusivamente a la ciudad de La Habana, único punto en el que se les admi-tirá
y a cargo de la Real Junta de Fomento.
Pero es que, además, también se van a exigir ciertas condiciones al indi-viduo,
es decir, unos requisitos que debe poseer y que serán indispensables
para ia autorización de su viaje:
«Dichos colonos han de ser naturales de los dominios espaiioles, sanos y
robustos, sin defecto corporal ni mental aunque sea ligero y se conozca que no
les impide trabajar; laboriosos y de buenas costumbres, trabajadores de los ta-lleres
o del campo, dándose a éstos la preferencia en igualdad de circunstan-cias.
Los varones no han de pasar de 40 afios, ni las hembras de 25, excep
tuándose las casadas que vengan en compafiía de sus maridos; entendiéndose
que no se admitirán las que traigan hijos si éstos no tienen al menos 10 d o s
cumplidos».
Las modalidades que se observan en este articulo con respecto a lo que
h.e.m-..o, s visto en momentos anteriores, afectan en manera especial a las muje- e 1-P L;;AP r ~ - - .TPmnC -1 LPL r ] ~ -.- -1 -1 r r i~a - , .r ] - r--: x r u y a ~ u i uu ~ u u . uviuv v r i i i v i l , bi i ibu~vu & y u L~A ~vivuv, LI Lavbwr u~ L a i r u -
lia, se le obligue a ser laborioso y de buenas costumbres, es un requisito que
venia pidiéndose desde siempre a todos los inrnigrantes en tierras america-nas.
Sin embargo, ahora aparecen modificaciones referidas a las esposas y
mujeres solteras, asf como a los hijos. La razón que explique estas restriccio-nes
no aparecen; ?podría tratarse de protección ante las denuncias efectua-
A--> 3: ..:--A- 1.L - .l-, uax, cuaju rciluiIruriiru iauurair
Una vez establecidas las restricciones en cuanto al tipo de colonos y pa-sajeros
que serán admitidos, se explica que, a la llegada del barco se dispon-
Trabajadores ~narioren Amérzca
drá de alojamiento y manutención para los inmigrados, y:
«Al dia siguiente de ésta (arribada) se anunciará por los periódicos la lle-gada
de los pasajeros expresándose sus circunstancias y que están dispuestos a
colocarse con las personas que lo soliciten, debiéndose tener lugar las coloca-ciones
en los 15 días siguientes de su llegada, en concepto de que cumplido
este plazo, cesarán los auxilios de alojamiento y manutención por parte de la unta»^^.
Con esta ley parece que lo que se pretendía era controlar mejor el paso
y la estancia de estos emigrantes en la isla de Cuba. Ge consiguió realmente
este control?, ?qué ocurrirfa con las personas que no fueron contratadas se-am-
í-n se -in-r-l-ir-a- e--n- e! texte? Ll @& & trz&l&'Ares ~ ~ q l r i g s ~ q 1 1 0 -
ciada por la prensa y allí debian acudir los que necesitaran de esta mano de
obra: ¿cómo se efectuaban las contrataciones? Este panorama no deja de ha-cemos
venir a la memoria la llegada de los barcos negreros a las costas arne-ricanas,
a