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XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2018), XXIII-120, pp. 1-18 PODER POLÍTICO Y RELIGIOSIDAD EN EL VIRREINATO. LA PROCLAMACIÓN DE LA VIRGEN DE GUADALUPE COMO PATRONA DE LA NUEVA ESPAÑA POLITICAL POWERAND RELIGIOSITY IN THE VICERROYALTY. THE PROCLAMATION OF THE VIRGIN OF GUADALUPE AS PATRONESS OF NEW SPAIN Carmen Losa Contreras Cómo citar este artículo/Citation: Losa Contreras, C. (2020). Poder político y religiosidad en el Virreinato. La proclamación de la Virgen de Guadalupe como patrona de la Nueva España. XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana (2018), XXIII-120. http://coloquioscanariasamerica.casadecolon.com/index.php/CHCA/article/view/10516 Resumen: Este trabajo surge de la voluntad de plantear nuevas líneas de investigación en la Historia jurídico-institucional del Virreinato novohispano desde el punto de vista interdisciplinar. Un relevante acontecimiento religioso-festivo: la exaltación de la Virgen de Guadalupe como patrona de la Nueva España, permite abordar no sólo su significado devocional, sino las diversas perspectivas que presenta la complicada relación político-institucional entre las autoridades virreinales y los cabildos ciudadanos. Palabras clave: Religiosidad, devoción guadalupana, criollismo, Cabildos, ceremonial. Abstract: This work arises from the desire to propose new lines of research in the legal-institutional history of the Viceroyalty of New Spain from an interdisciplinary point of view. A relevant religious-festive event: the exaltation of the Virgin of Guadalupe as patroness of New Spain, allows us to address not only its devotional significance but the diverse perspectives presented by the complicated political-institutional relationship between the viceroyalty authorities and the city councils. Keywords: Religiousness, Guadalupan devotion, criollismo, city Council, ceremonial. INTRODUCCIÓN: CEREMONIAL BARROCO Y SIMBOLOGÍA POLÍTICA DE UN FASTO RELIGIOSO Los aspectos devocionales y religiosos que aparecen de continuo en las manifestaciones festivas del Barroco, han generado una fecunda línea de investigación que, en buena medida, sigue en sus planteamientos metodológicos y conceptuales, a la Historia del arte, la Sociología, la Antropología e incluso la Teología1. Especial importancia se ha dado al carácter simbólico de las escenografías de las ceremonias y festejos públicos; que se han considerado, más allá de la exaltación de la devoción religiosa, un útil instrumento de justificación, Profesora Titular de Universidad. Departamento de. Historia del Derecho, Facultad de Derecho Universidad Complutense de Madrid. España. Correo electrónico: closacon@ucm.es. Pertenece como investigadora al Grupo de Investigación consolidado de la Universidad Complutense 970758 “Historia de las ciudades hispanas y europeas, y su proyección a América (1250-1600)”. 1 En general estos trabajos de conjunto nos ofrecen aspectos comunes: establecer una tipología de las fies-tas; analizar cuándo se instituyen y porqué, quiénes son los encargados de la organización de los actos, como transforman el espacio urbano, y, fundamentalmente, cómo se sufragan los gastos que ocasionan. Así: JAC-QUOT (1975), Jacques HEERS, 1976 (2º ed. 1982). ESTEBAN y ETIENVE (1988); STRONG (1988); BATJIN (1988); SCHULTZ (1993); MARTÍNEZ-BURGOS y RODRÍGUEZ GONZÁLEZ (2004); GARRIDO ARAN-DA (2005); LORENZO (2010). © 2019 Cabildo de Gran Canaria. Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional. CARMEN LOSA CONTRERAS 2 XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2018), XXIII-120, pp. 1-18 recreación, y ratificación del poder establecido, que legitiman la actuación de los que en ellas participan. Este hecho me ha impulsado a la necesidad de estudiar como el ceremonial y sus rituales inciden en los aspectos devocionales; y, sobre todo, en los numerosos conflictos que su ruptura o reinterpretación generaba, como elemento indispensable para explicar las estructuras de poder y los vínculos de cohesión social que nos presenta la sociedad novohispana, pues ya no es posible considerar estas cuestiones como una mera anécdota reflejo del carácter trivial de las sociedades hispanas agobiadas por los formalismos y el honor. Y si los rituales religiosos que el Barroco magnifica, especialmente en América, son de raíz medieval, pero es en los siglos XVII y XVIII, cuando los conceptos, honor, protocolo y preminencia obsesionan a los integrantes de una sociedad corporativa que reconocía su trascendencia en las relaciones establecidas con sus semejantes y con sus inferiores. Las fiestas públicas se convirtieron así en elaboradas celebraciones alegóricas, de marcada simbología y rígido protocolo donde cada personaje tenía su papel asignado2. Como el resto de los festejos públicos, los religiosos tenían la función de servir como instrumento político de persuasión o dominación en quienes ejercían el poder, que, asociado a la imagen y a la ostentación, tenía su mejor escaparate en estos actos. También era el lugar idóneo para mostrar y ser reconocido con el atributo más preciado en la vida pública; el honor, entendido como la estimación del propio valor o dignidad. En este trabajo vamos a tratar un fasto religioso de significación singular: la proclamación del Patronato de la Virgen de Guadalupe3 sobre la Nueva España, que, a su indudable significación devocional y religiosa, se su significación política. En efecto la devoción a un culto mariano eminentemente criollo con hondas raíces indígenas, se convirtió, desde el siglo XVII, en el eje estructural de la génesis de un sentimiento patriótico entre criollos y mestizos, que los diferenciaba claramente de los peninsulares que habitaban en la Nueva España4. La elección del objeto de investigación ha venido condicionada por varios factores: En primer lugar, por la peculiaridad de la configuración de lo que se ha venido en llamar el Estado 2 Sobre la práctica de los rituales políticos y su significado en la Nueva España, así como los conflictos que en el curso de los mismos se generaban inevitablemente CAÑEQUE (2004), pp. 609-634. 3 Según la tradición, entre el 9 y el 12 de diciembre de 1531, a diez años de la conquista de México Teno-chtitlan, y, resaltemos el dato, en plena guerra con el luteranismo en Europa, se aparece la Virgen se apareció en cuatro ocasiones a un indio pobre, llamado Juan Diego, en el cerro del Tepeyac, también conocido como de Guadalupe, situado a poca distancia de la ciudad de México. En las dos primeras ocasiones, la Virgen pidió al indio que notificara al obispo de México, fray Juan de Zumárraga, que deseaba que en el lugar de la aparición se erigiera una iglesia, para que ella se convirtiera en patrona de los novohispanos y en su intermediaria ante Dios. El obispo Zumárraga se mostró incrédulo frente al relato del indio y solicitó una prueba de la veracidad de los hechos. La Virgen accedió a darla y en una cuarta aparición pidió a Juan Diego que subiera a la cima del árido cerro y cortara rosas de Castilla para llevarlas al obispo. El indio recogió las flores en la manta de algodón que llevaba anudada al hombro, prenda conocida como “tilma”, y al extenderla delante del obispo, las flores cayeron al suelo y la imagen de la Virgen quedó estampada en ella. Durante una quinta aparición, en esta ocasión a Juan Bernardino, un tío de Juan Diego, la Virgen de Guadalupe realizó su primer milagro al curarlo de la peste. Zu-márraga agradeció a Dios estos milagros, mandó construir la iglesia solicitada por la Virgen y depositó ahí la tilma con la pintura, atribuida a los ángeles o al mismo Dios. El relato religioso es totalmente coincidente con la tradición del relato mariano de Guadalupe en España, lo que parece sugerir una interesada trasposición de una tradición religiosa para vincularla afectivamente con los españoles y criollos. Así coinciden, la aparición en un entorno rural de manera casual a un vidente de bajo estrato social, el hallazgo e incredulidad de las autoridades religiosas que piden una prueba, la plasmación de su propia imagen en un objeto que dará al vidente, la sanación de un enfermo o la resucitación de un muerto como prime-ros milagros, además de la orden de la erección de un templo en donde se honre su hallazgo. 4 PAZ (1979), pp. 4-10. PODER POLÍTICO Y RELIGIOSIDAD... 3 XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2018), XXIII-120, pp. 1-18 Virreinal5, donde la ausencia física del monarca condicionaba todo el ritual al que estamos haciendo referencia. En las Indias se acentúa el barroquismo en la expresión de dicho ceremonial, lo que generó el uso de un código simbólico propio que se va a prolongar hasta las grandes reformas de la Ilustración carolina. En segundo lugar, porque el ceremonial virreinal, tan estudiado desde el punto de vista de la Antropología y la Historia cultural, lo ha sido menos desde el punto de vista político-jurídico, visión que estimamos fundamental, pues, en una sociedad que se nutre de gestos y rituales públicos, éstos expresan los diversos elementos sociopolíticos del mundo virreinal y el cuerpo social, como receptor, los reconoce y acata. De modo el orden social preestablecido que perfectamente apuntalado: así en las cortes virreinales vivían grandes fastos ceremoniales, donde participaban lo más granado de la sociedad, en pos del honor y el prestigio, y el resto de los súbditos “menudos” como receptores de ese deslumbrante mundo de poder. En tercer lugar, la ciudad, como escenario de la teatralidad política, hace imprescindible examinar el papel de sus instituciones de gobierno, personificadas en el Cabildo. El mito o la hierofanía guadalupana ha sido objeto de una agria polémica desde casi el inicio de su culto, y su interés radica en que más allá de creencias religiosas y hechos históricos la devoción arraigada a Guadalupe es uno de los símbolos identitarios de México. No podemos dejar de remarcar que este culto se estableció por una serie de intereses intelectuales y políticos que transformaron la vida espiritual, económica y cultural de la sociedad novohispana. En una sociedad profundamente heterogénea, donde ser indio, negro, criollo o mestizo, marcaba la vida de sus individuos, ¿cómo pudo arraigarse en todas las capas sociales este culto? A mi entender, el culto exaltó el criollismo6, un sentimiento común de pertenecer a un nuevo mundo, con raíces prehispánicas y que era distinto al peninsular. Este fenómeno se acentuó en el siglo XVII, momento en que el culto se afianzó. Por años, “aparicionistas” y “antiaparicionistas” han debatido sobre la verdad histórica de estos hechos, han aportado argumentos y contraargumentos, presentado pruebas y descalificándolas, sin llegar a conclusiones aceptadas por todos7. Mi intención no es entrar en esta discusión, sino reconstruir y analizar desde la simbología política el papel de las elites criollas, las autoridades virreinales y el pueblo en el proceso que desembocó en la proclamación del Patronato de la Guadalupana sobre la ciudad de México primero y sobre toda la nueva España después. En cuanto a las fuentes documentales que se han utilizado en este trabajo, se han seleccionado testimonios de los contemporáneos que presenciaron esas ceremonias8, cuyas impresiones nos dan una idea exacta del microcosmos político de la 5 Aunque sugerente a la hora de explicar los rituales políticos y ceremoniales barrocos la caracterización de la organización política virreinal como un “Estado-Teatro”, entiendo que esos rasgos son una característica no exclusiva de las Indias, sino esencial al Estado moderno. CAÑEQUE (2001), pp. 5-57. 6 Se ha relacionado el criollismo con un fenómeno cultural clave en la formación del barroco mexicano, (MANRIQUE, 1995, pp. 108 y ss; o bien con un fenómeno político social, opinión que comparto, por el cual, desde el siglo XVII, la sociedad novohispana empieza a asimilar el pasado indígena como un elemento sustancial que le distingue y enaltece del peninsular (FLORESCANO, 2002, pp. 7-39). 7 Aunque el historiador BRADING (2002), había abordado en muchas de sus trabajos el mito guadalu-pano, en 2002, realizo un completísimo estudio histórico donde tras un exhaustivo estado de la cuestión, aborda los aspectos teológicos del mito e insiste en que la confusión de los distintos elementos de la tradición ha moti-vado este encono; Para él una cosa es la historia del culto y de las apariciones y otra la tradición textual y teoló-gica que legitima el fenómeno cultural y social de la devoción. Señala el triunfo del guadalupanismo durante el siglo XVIII, y como la ortodoxa Ilustración en las Indias se ocupó del mismo, incluso usándolo como justifica-ción a las revolucionarias propuestas criollistas de Fray Servando Teresa de Mier. En el México independiente, analiza el significado del criollismo guadalupano en Iturbide e Hidalgo, para hacer un recorrido por la agria polémica generada a lo largo de los siglos XIX y XX. 8 Este género literario es una constante fuente de noticias histórico-jurídicas desde la Antigüedad. Las abun-dantes obras dedicadas a las Indias permitían conocer, a pesar de las enormes distancias, la vida oficial y cotidiana de estos territorios que los viajeros ofrecían a sus coetáneos. Vid. CÁTEDRA GARCÍA (1996), pp. 33-64. CARMEN LOSA CONTRERAS 4 XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2018), XXIII-120, pp. 1-18 Nueva España y nos permiten desentrañar el significado jurídico del complicado ceremonial. Hemos utilizado un valioso memorial sobre el Ceremonial de la Ciudad de México, que se presume coetáneo al gobierno del Virrey, Marqués de las Amarillas9, hacia 1756, donde describe el ciclo festivo de la urbe mexicana, prestando una atención esencial a acontecimientos inusitados, como el que nos ocupa10. Este relato debe completarse con los testimonios, seguramente provenientes de las crónicas del siglo XVIII, que se recogieron por un jesuita, orden que hizo bandera de la defensa del guadalupanismo, a finales del siglo XIX, con intención claramente hagiográfica, y, desde luego trufado de nacionalismo mexicano11, donde en algunos momentos se tergiversa intencionadamente la visión que ofrecieron los contemporáneos12. EL CABILDO CIVIL COMO PERSONIFICACIÓN DE LA HONRA Y PREMINENCIA DE LA CIUDAD Sin la vertebración política y territorialmente de los territorios conquistados a través de la creación de núcleos urbanos, era imposible consolidar la conquista de los nuevos territorios. Por esa razón desde mediados del XVI, la Corona impulsó, al modo peninsular, una red urbana perfectamente jerarquizada. Los datos hablan por sí mismos: Hacia 1600 existían 500 ciudades y villas virreinales, y unos 8000 pueblos de indios, mientras que, a finales del XVIII, eran más del millar los asentamientos urbanos. Paulatinamente los indígenas y mestizos fueron incorporándose a esa estructura urbana, dando lugar a un sincretismo ciudadano que se manifestará con todo su esplendor en el barroco. Dos fueron los grandes polos urbanos de las Indias, México y Lima, donde los cabildos compartirán unos mismos ideales de honor y prestigio y una airada pugna por la preminencia, que se traducirá en la elevación a Patronas de los Virreinatos a dos advocaciones señeramente criollas: la virgen de Guadalupe y Santa Rosa de Lima13. 9 Agustín de Ahumada y Villalón, II Marqués de las Amarillas (Ronda 1715-Cuernavaca 1760), fue el Vi-rrey número 42 de la Nueva España, sucediendo Juan Francisco de Güemes, primer conde de Revillagigedo. Caballero de la Orden de Santiago y Comendador de la Reina. Militar de carrera, obtuvo prestigio en las guerras de Italia, e intervino en el gobierno de Cataluña, como alcalde de Barcelona, ciudad que abandonó al ser desig-nado como Virrey. Tomó posesión el 10 de noviembre de 1755. Su mandato fue breve, y estuvo marcado por las guerras. En el norte del Virreinato debió hacer frente a las revueltas comanches en Texas, y en Coahuila, y des-cubiertos los yacimientos de plata en Nuevo León, impulso la colonización de este territorio. Luchó contra fran-ceses e ingleses, por la defensa de la Florida, ciertos puestos fronterizos de Texas, y contra las incursiones piratas en el Caribe. Mejoró las infraestructuras de la capital colonial, continuando las obras del desagüe del Valle de México, para prevenir las constantes inundaciones. Su actitud con las autoridades eclesiásticas fue difícil, porque aunque en su mandato se nombró a la virgen de Guadalupe como patrona de la Nueva España; su actitud en orden a erradicar las irregularidades de las órdenes religiosas poblanas —que afectaban al Real Patronato— le granjeó la enemistad de la cúpula religiosa. Murió en Cuernavaca en 1760, la Audiencia en Real Acuerdo, se hizo cargo del gobierno hasta la llegada de su sucesor, el entonces administrador de Cuba, Francisco Antonio Cagigal de la Vega. Hombre con fama de caritativo, sus abundantes donaciones dejaron en la pobreza a su viuda que tuvo que solicitar ayuda económica para regresar a España. VÁZQUEZ-GÓMEZ (2007). 10 Ceremonial de la nobilísima ciudad de México por lo acaecido el año 1755 (1976). 11 Sobre la mitificación de la Guadalupana desde la época virreinal hasta el siglo XX: ZIRES (1994), pp. 281-313. 12 Historia de la aparición Sma. Virgen María Guadalupe en México desde año mdxxxi al Historia de la aparición Sma. Virgen María Guadalupe en México desde año mdxxxi al Historia de la aparición Sma. Virgen María Guadalupe en México desde año mdxxxi al Historia de la aparición Sma. Virgen María Guadalupe en México desde año mdxxxi al Historia de la aparición Sma. Virgen María Guadalupe en México desde año mdxxxi al Historia de la aparición Sma. Virgen María Guadalupe en México desde año mdxxxi al Historia de la aparición Sma. Virgen María Guadalupe en México desde año mdxxxi al Historia de la aparición Sma. Virgen María Guadalupe en México desde año mdxxxi al Historia de la aparición Sma. Virgen María Guadalupe en México desde año mdxxxi al Historia de la aparición Sma. Virgen María Guadalupe en México desde año mdxxxi al Historia de la aparición Sma. Virgen María Guadalupe en México desde año mdxxxi al Historia de la aparición Sma. Virgen María Guadalupe en México desde año mdxxxi al Historia de la aparición Sma. Virgen María Guadalupe en México desde año mdxxxi al Historia de la aparición Sma. Virgen María Guadalupe en México desde año mdxxxi al Historia de la aparición Sma. Virgen María Guadalupe en México desde año mdxxxi al Historia de la aparición Sma. Virgen María Guadalupe en México desde año mdxxxi al Historia de la aparición Sma. 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Virgen María Guadalupe en México desde año mdxxxi al mdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesús mdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesús mdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesús mdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesús mdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesús mdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesús mdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesús mdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesús mdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesús mdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesús mdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesús mdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesús (1897).(1897).(1897).(1897).(1897).(1897).(1897). 13 “En las Indias la ciudad es, inexorablemente, una compañera del Imperio. Sólo los imperios romano y español desarrollaron hasta tal punto la vocación urbana [...] el dato fundamental es que los centros urbanos prehispánicos existieron por sí mismos, mientras que cada una de las ciudades de raigambre ibérica fue parte de una misma red urbana a escala continental. Esta inmensidad entrañó a presencia de dos capitales que hicieron de las Indias una estructura bicéfala: México y Lima. (MAZÍN (2009), p. 43). PODER POLÍTICO Y RELIGIOSIDAD... 5 XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2018), XXIII-120, pp. 1-18 La vida urbana pronto transformó a los rudos conquistadores y los nuevos pobladores, en una élite de importante peso económico y un poder político que siempre se veía coartado por el gobierno virreinal. Con el tiempo, esta ennoblecida oligarquía criolla que detentaba el gobierno capitular y el poder económico, pero no la cúspide de la administración virreinal, reservada a oriundos peninsulares, encontraron en los complejos rituales ceremoniales el cauce para expresar su poder y honor, convirtiéndose así en los actores del Teatro del Poder sin el que no se entendía la vida pública en las sedes virreinales, y, a menor escala, en el resto de las ciudades indianas. El Cabildo personificaba a la Ciudad, representaba el común de los intereses de los vecinos, pero, en singular, los de la oligarquía rectora. Gobernaba atendiendo a la defensa de sus intereses económicos y, especialmente, políticos; entre los que destacaba exhibir su preeminencia frente a otras instancias corporativas, velando incansablemente para que en las solemnidades y ceremonias públicas ésta se reconociera14. Esa representación perseguía indudablemente la defensa de la economía local, pero no descuidaba el resto de los intereses colectivos, de los que no era el menor dejar clara su influencia política y la necesidad que en los fastos y actos públicos de solemnidad ésta se reconociera. La Ciudad, término con el que los coetáneos aluden al Cabildo, personalizando la corporación que representaba a todos sus habitantes, debía participar en la vida respetando escrupulosamente las normas recogidas en la legislación virreinal y local, donde las Ordenanzas municipales, junto con la costumbre y tradición marcaba su actuación. La justificación radicaba en que el Cabildo, desde un punto de vista institucional, personifica la lealtad, pero también el honor de los súbditos de una Monarquía, no por lejana, menos próxima. Y aunque los Cabildos novohispanos se comportaban de una manera similar, porfiando sobre su especial condición nacida de los privilegios de la ya lejana conquista y población, caso de Tlaxcala o Puebla de los Ángeles15, la ciudad de México tenía una especial consideración. México-Tenochtitlan había sido la más brillante ciudad de los aztecas y se consideraba, la primera entre las ciudades de las Indias16; consciente o inconscientemente sus rectores se sabían investidos del prestigio que otorgaba un pasado brillante y, sobre todo, la presentaban como cabeza del entramado municipal novohispano, el trasunto de la Corte española; como tal, la Ciudad fue objeto crónicas y barrocos poemas alegóricos que, poniendo el acento en la nueva ciudad surgida de la conquista cortesiana, ensalzaban su belleza, arrojo, riqueza, en definitiva, su grandeza17. En línea con esa literatura coreográfica, muchas veces encargada por el Cabildo, que tenía como objeto engrandecer los orígenes y fundación de la ciudad, se enmarcan las narraciones de apariciones marianas, milagros de los santos protectores de la ciudad, o de reliquias que en ella se conservan, en las ciudades de la Nueva España éstas son muy numerosas desde mediados del XVII, y, son otra manera de exaltar la honra ciudadana18. En ellas, y lo veremos en la narración del ciclo guadalupano, especialmente en la obra de Miguel Sánchez19, al patrono/a se le otorga un especial poder religioso y simbólico, y se le 14 Una primera aproximación imprescindible en FLORES MOSCOSO (1992), pp. 457-483. 15 Vid. CARRIÓN (1896); FERNÁNDEZ DE ECHEVERRÍA Y VEYTIA (1963). 16 Carlos I, en 1523, concedió a México armas propias. En 1548, una Real Provisión de 2 de julio se honra a la Ciudad con el título de Muy Noble, Insigne y Leal. 17 El teólogo y jurista Francisco CERVANTES DE SALAZAR, cronista de la Nueva España, nos habla en sus obras de la importancia de México, capital novohispana y su pasado ilustre en la Crónica de la Nueva España, De 1604, data quizás la obra alegórica que mejor describe esa visión de la magnificencia de la ciudad, Grandeza Mexicana dl Bachiller Bernardo de Balbuena. Dirigida al Ilustrisimo y reverendisimo Don Fr. García de Mendoza y Zúñiga, Arzobispo de Mexico. Del Consejo de su Magestad. 18 SERRANO MARTIN (2018), pp. 81-83. 19 Imagen de la Virgen María, Madre de Dios de Guadalupe. milagrosamente aparecida en la ciudad de México. Celebrada en su historia, con la profecía del capítulo doce del Apocalipsis. CARMEN LOSA CONTRERAS 6 XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2018), XXIII-120, pp. 1-18 muestra con todo su esplendor en el lugar en que se le venera, difundiendo los hechos milagrosos que protagonizó; el motivo radica en mostrar que las ciudades han sido elegidas por estos protectores porque cuentan con el beneplácito divino, lo que aumenta su prestigio. Las ciudades se acogen a la advocación de estos santos patronos, y su prestigio se verá proyectado, en ámbitos territoriales más amplios siendo reivindicados y disputados por regiones y patrias que ven así reafirmada su identidad y reconocida su antigüedad. Esto es el motivo de que la Ciudad, emprenda el camino de reivindicar el patronazgo de uno o varios santos o advocaciones marianas y en ello empeñe capital y honra. La Iglesia otorgaba una importancia excepcional a los días de celebración de los patrones pues, desde mediados del XVII, una bula de Urbano VIII, los declaraba días feriados y de precepto, con importantes solemnidades religiosas20. Desde el primer momento de la conquista, la Ciudad, se encomienda a uno o varios patrones, que van aumentando conforme crece la importancia de la ciudad. La elección de su culto obedece a una casuística muy heterogénea en la que, en último término podemos rastrear el objetivo de afianzar un culto donde los intereses políticos y sociales de las élites se reconocen, y nos permite adentrarnos en las relaciones de poder e influencia que las sustentan como ocurrió con la virgen de Guadalupe. En la ciudad de México, a mediados del siglo XVII, dos patronos eran sus principales protectores: San Hipólito21 y la Virgen de los Remedios22, a los que había que añadir otros de menor rango: San Nicolás Tolentino que protegía a la Ciudad de los frecuentes temblores, San Gregorio Taumaturgo, protector contra las inundaciones, o San Roque, que protegía de las frecuentes epidemias. En estas festividades el Cabildo y los Gremios Mayores contribuían a la celebración de las fiestas con un considerable boato. Generalmente, se organizaba una procesión por las principales calles de la ciudad, conformada por las autoridades tanto civiles como religiosas, gremios y cofradías, donde se seguía un estricto ceremonial donde cada estamento y oficial público tenía su lugar. Para el lucimiento de la comitiva se limpiaban y arreglaban las calles y se formaba una carrera de soldados que contenían al pueblo que jaleaba, cantaba y rezaba al patrón al paso de la comitiva; balcones y ventanas, donde se aposentaban las damas nobles, se adornaban con ricas telas, flores y colgaduras. Las fiestas mayores duraban varios días, dos o tres, y se organizaban espectáculos de danzas, donde participan los indígenas. También se representaban comedias escritas a propósito para el acontecimiento y se corrían toros. Los festejos culminaban con una solemne función religiosa y un ágape o varios que pagaban las autoridades locales. Como puede apreciarse, la celebración de estos festejos era una carga pesada para las arcas municipales. Para comprender cabalmente la actuación del Cabildo mexicano, es menester tener una idea de sus ingresos y gastos; las fuentes de ingresos que recibía el Cabildo 20 Frente a la libertad de los primeros años, en 1630, La Santa Sede somete a un estrecho control la elec-ción del santo o santos protectores de una ciudad. La Congregación de Ritos confirmaba la elección de una ciu-dad, o grupo de ciudades, de un protector que debía ser una advocación mariana o un santo ya canonizado o registrado en el martirologio romano. 21 El Paseo del Pendón o fiesta de San Hipólito tenía como objetivo celebrar la toma de Tenochtitlán el 13 de agosto. El rico Pendón se guardaba todo el año en la sala del Cabildo y la víspera de la fecha señalada se llevaba, con toda solemnidad a pernoctar en la Iglesia de San Hipólito, en donde se efectuaban ceremonias reli-giosas. La procesión era encabezada por el alférez real, un regidor, acompañado por el gremio de plateros, el más rico de la ciudad. Todo regidor se resistía a convertirse en alférez por los enormes gastos personales que se veía obligado a hacer; por ello, les tocaba ser alférez, obligatoriamente, so pena de una multa, por orden de antigüe-dad. En esta ocasión se organizaban corridas de toros y juegos de cañas en la Plaza Mayor. 22 La visita anual de la Virgen de los Remedios, como patrona de la ciudad, consistía en su estancia du-rante ocho días en la catedral metropolitana. Era traída en una solemne procesión desde su lugar de origen y al llegar a la catedral era recibida por medio de cañonazos de salva y se prendían fuegos artificiales o “luminarias”. Seguramente se trataba de un gran espectáculo esperado por los vecinos, ya que interrumpía la monotonía de la vida cotidiana. PODER POLÍTICO Y RELIGIOSIDAD... 7 XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2018), XXIII-120, pp. 1-18 provenían de lo que se llamaba los “propios” de la ciudad, es decir, un conjunto de bienes inmuebles que le proporcionaban rentas, tales como los censos enfitéuticos y alquileres sobre tiendas de comercio, casas y accesorias; los cánones de uso sobre los puestos y mesillas en la Plaza Mayor y en sus portales. Una buena cantidad de numerario lo proporcionaban las concesiones del abasto de la carne y de las corredurías de lonja, y además se lucraba de un impuesto especial sobre el consumo de vino, llamado “la sisa del vino”, dedicado exclusivamente a sufragar los gastos que generaba la conducción del agua, la construcción de arquerías, pilas de aguas y cañerías. De carácter regular era el real por cabeza que pagaban anualmente los indios de los barrios de San Juan y Tlatelolco y que se destinaba para sufragar las obras públicas, así como su mano de obra; tales cargas procedían del tributo que la población indígena debía a la Corona. Algunos ingresos extraordinarios procedían de las “penas de cámara”, o multas que pagaban lo delincuentes. Así, hacia 1620, el ingreso total ascendía a la cantidad de 16.500 pesos anuales. Pero estos ingresos eran insuficientes para cubrir los numerosos salarios de regidores y oficiales capitulares. También era preciso mantener la Alhóndiga, el Pósito y atender al empedrado de las calles, su conservación y limpieza, así como la de las fincas de donde procedía un buen número de sus rentas. En el año referido, 1620, los gastos alcanzaron la suma de 19.295 pesos al año; lo que habla de un desfase en las arcas municipales de las que el pago de las fiestas no era el menor culpable; mientras que a obras públicas o a los pleitos del Cabildo se destinaban 500 pesos de oro; a sufragar la deuda del consistorio, 4.000 pesos, solo los salarios (7.786 pesos), superaban a los gastos ordinarios o extraordinarios que se debían a las fiestas públicas. En ocasiones el déficit crónico de la ciudad se incrementaba por la financiación de festejos extraordinarios como el recibimiento de un virrey, por poner un ejemplo en el del Marqués de Montesclaros se desembolsaron 30.000 pesos de oro. Exorbitantes fueron los gastos derivados de la Proclamación de la virgen de Guadalupe como patrona de la ciudad entre 1737 y 1743, que llegaron a endeudar al Cabildo en más de 19.000 pesos de oro23. Esta preocupante situación económica que despertó el rechazo y la denuncia de pensadores como Clavijero o Fray Servando Teresa de Mier e impulsó a los capitulares y miembros de los gremios mayores a pedir ayuda al Virrey, quien nunca apoyo dicha petición, pues ante la posibilidad de dejar de realizar algún ceremonial, la mayoría de los capitulares se negó por el descredito y deshonra en la que caería la Ciudad24. EL CABILDO COMO PROMOTOR DE LA ENTRONIZACIÓN DE LA VIRGEN DE GUADALUPE COMO PATRONA DE LA NUEVA ESPAÑA El culto a la virgen de Guadalupe se remonta a la primera época de la colonización española y se inscribe dentro del proceso de evangelización de los indígenas. El cerro del Tepeyac25 era un lugar sagrado en la época prehispánica. Allí había un santuario dedicado a la diosa madre Tonantzin, que junto con Ometéotl formaba la pareja de dioses primigenios del panteón mexica. Era muy visitado por peregrinos que llevaban ofrendas a la diosa y le brindaban cantos y danzas, según la usanza indígena. En el primer tercio del siglo XVI, los frailes franciscanos lo convirtieron en una “casa de Dios” dedicada a la virgen María, con el 23 Historia de la aparición... (1897), pp. 28-32. 24 Historia de la aparición... (1897), pp. 35 y ss. 25 Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las 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estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba situado en las inmediaciones de México Tenochtitlan. Allí estableció Gonzalo Sandoval, esituado en las inmediaciones de México Tenochtitlan. Allí estableció Gonzalo Sandoval, e situado en las inmediaciones de México Tenochtitlan. Allí estableció Gonzalo Sandoval, e situado en las inmediaciones de México Tenochtitlan. Allí estableció Gonzalo Sandoval, esituado en las inmediaciones de México Tenochtitlan. Allí estableció Gonzalo Sandoval, esituado en las inmediaciones de México Tenochtitlan. Allí estableció Gonzalo Sandoval, esituado en las inmediaciones de México Tenochtitlan. Allí estableció Gonzalo Sandoval, esituado en las inmediaciones de México Tenochtitlan. Allí estableció Gonzalo Sandoval, esituado en las inmediaciones de México Tenochtitlan. Allí estableció Gonzalo Sandoval, e situado en las inmediaciones de México Tenochtitlan. Allí estableció Gonzalo Sandoval, esituado en las inmediaciones de México Tenochtitlan. Allí estableció Gonzalo Sandoval, e situado en las inmediaciones de México Tenochtitlan. 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Allí estableció Gonzalo Sandoval, el célebre capitán de l célebre capitán de l célebre capitán de l célebre capitán de l célebre capitán de l célebre capitán de l célebre capitán de l célebre capitán de l célebre capitán de l célebre capitán de l célebre capitán de l célebre capitán de Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Triste, cuando tuvieron que huir de la ciudad, derrotados por los mexicas. Estos hechos se aportaron al relato Triste, cuando tuvieron que huir de la ciudad, derrotados por los mexicas. Estos hechos se aportaron al relato Triste, cuando tuvieron que huir de la ciudad, derrotados por los mexicas. Estos hechos se aportaron al relato Triste, cuando tuvieron que huir de la ciudad, derrotados por los mexicas. Estos hechos se aportaron al relato Triste, cuando tuvieron que huir de la ciudad, derrotados por los mexicas. Estos hechos se aportaron al relato Triste, cuando tuvieron que huir de la ciudad, derrotados por los mexicas. Estos hechos se aportaron al relato Triste, cuando tuvieron que huir de la ciudad, derrotados por los mexicas. Estos hechos se aportaron al relato Triste, cuando tuvieron que huir de la ciudad, derrotados por los mexicas. Estos hechos se aportaron al relato Triste, cuando tuvieron que huir de la ciudad, derrotados por los mexicas. Estos hechos se aportaron al relato Triste, cuando tuvieron que huir de la ciudad, derrotados por los mexicas. 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Estos hechos se aportaron al relato las aparicio las aparicio las aparicio nes, como ejemplo del favor mariano ante la Conquista.nes, como ejemplo del favor mariano ante la Conquista. nes, como ejemplo del favor mariano ante la Conquista. nes, como ejemplo del favor mariano ante la Conquista.nes, como ejemplo del favor mariano ante la Conquista.nes, como ejemplo del favor mariano ante la Conquista.nes, como ejemplo del favor mariano ante la Conquista. nes, como ejemplo del favor mariano ante la Conquista.nes, como ejemplo del favor mariano ante la Conquista.nes, como ejemplo del favor mariano ante la Conquista.nes, como ejemplo del favor mariano ante la Conquista. nes, como ejemplo del favor mariano ante la Conquista.nes, como ejemplo del favor mariano ante la Conquista.nes, como ejemplo del favor mariano ante la Conquista. nes, como ejemplo del favor mariano ante la Conquista.nes, como ejemplo del favor mariano ante la Conquista. nes, como ejemplo del favor mariano ante la Conquista.nes, como ejemplo del favor mariano ante la Conquista.nes, como ejemplo del favor mariano ante la Conquista.nes, como ejemplo del favor mariano ante la Conquista.nes, como ejemplo del favor mariano ante la Conquista. nes, como ejemplo del favor mariano ante la Conquista. nes, como ejemplo del favor mariano ante la Conquista.nes, como ejemplo del favor mariano ante la Conquista.nes, como ejemplo del favor mariano ante la Conquista.nes, como ejemplo del favor mariano ante la Conquista. nes, como ejemplo del favor mariano ante la Conquista. nes, como ejemplo del favor mariano ante la Conquista. nes, como ejemplo del favor mariano ante la Conquista.nes, como ejemplo del favor mariano ante la Conquista.nes, como ejemplo del favor mariano ante la Conquista.nes, como ejemplo del favor mariano ante la Conquista.nes, como ejemplo del favor mariano ante la Conquista.nes, como ejemplo del favor mariano ante la Conquista. nes, como ejemplo del favor mariano ante la Conquista. CARMEN LOSA CONTRERAS 8 XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2018), XXIII-120, pp. 1-18 explicito apoyo de fray Juan de Zumárraga, quien fue obispo y después arzobispo de México entre 1528 y 1548, parece que, durante la primera mitad del XVI el culto se centraba en los indígenas, mientras los primeros pobladores preferían eran devotos de advocaciones marianas de tradición peninsular como la virgen de los Remedios, del Rosario o de la Piedad. Sin embargo, la devoción del Tepeyac, suscitó la sospecha entre las órdenes religiosas, y especialmente los franciscanos, de que bajo la advocación a María se seguía venerando a deidades prehispánicas, lo que suponía un comportamiento herético y peligraba su salvación26. Sin embargo, podemos afirmar que a finales del XVI el culto se había extendido en la ciudad de México, con el apoyo del episcopado. Españoles, criollos y mestizos; ricos y pobres de la ciudad de México y de las inmediaciones, acudían al Tepeyac por la fama de milagrosa que tenía la Virgen. Se hablaba de curación de enfermos, de cese de epidemias como la peste de 1554, y de un milagro que la vinculaba con la elite criolla dirigente que la tomo como propia: su invocación le salvo la vida al hijo del regidor mexicano, Antonio Carbajal, cuando se desbocó su caballo. Sin embargo, en el relato oral de los milagros en ningún momento aparecen las apariciones ni la milagrosa impresión de la imagen de la virgen de Guadalupe en la tilma del indio. La trasformación social de la población de la Nueva España, y la reivindicación de su pasado indígena a través de ese “criollismo” que, en el fondo, era su seña de identidad a lo peninsular azuzado por el deseo de una mayor participación en la política y administración virreinal, trastocó de una manera significativa el culto, dotándolo de los elementos que lo caracterizan. Hacia finales del siglo XVI, parece que se había difundido oralmente la leyenda aparicionista en los testimonios recogidos en náhuatl por Antonio Valeriano27. Fue hasta 1648, es decir, alrededor de 120 años después del establecimiento de la ermita, salió a la luz la primera versión escrita del mito. Con esta publicación se consolidó la trama narrativa de la leyenda, a la vez que adquirió un sustento teológico y se adaptó al público español culto28. con la inestimable ayuda de los jesuitas29, abanderados del criollismo en su pugna con la Corona española, la devoción se extendió a otras provincias novohispanas. Hacia finales del siglo XVII, en casi todas las casas de españoles, de indios, de mestizos y de mulatos había reproducciones de su imagen, y en varias iglesias, entre ellas las catedrales de México, Puebla y otros lugares como Oaxaca, el Colegio de San Pedro y San Pablo y la Casa Profesa de los jesuitas en México, se habían levantado altares en su honor. El significado político del culto impuso que los virreyes se adhirieran a esa devoción públicamente para conservar la cohesión social. De hecho, la última jornada antes de hacer su entrada oficial en 26 Fray Bernardino de Sahagún hacia 1576, ponía de relieve este hecho en Historia General de las Cosas de Nueva España. Vid. NOGUEZ (1993), pp. 93-95. 27 El testimonio más conocido es el El testimonio más conocido es el El testimonio más conocido es el El testimonio más conocido es el El testimonio más conocido es el El testimonio más conocido es el El testimonio más conocido es el El testimonio más conocido es el El testimonio más conocido es el El testimonio más conocido es el El testimonio más conocido es el El testimonio más conocido es el El testimonio más conocido es el El testimonio más conocido es el El testimonio más conocido es el El testimonio más conocido es el El testimonio más conocido es el El testimonio más conocido es el El testimonio más conocido es el Nican mopohuaNican mopohua Nican mopohuaNican mopohuaNican mopohua Nican mopohuaNican mopohuaNican mopohuaNican mopohuaNican mopohua, u, u, un texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha sido considerado la principal fuente de toda tradición aparicionista guadalupana. Ha atribuido al indígena sido considerado la principal fuente de toda tradición aparicionista guadalupana. Ha atribuido al indígena sido considerado la principal fuente de toda tradición aparicionista guadalupana. Ha atribuido al indígena sido considerado la principal fuente de toda tradición aparicionista guadalupana. Ha atribuido al indígena sido considerado la principal fuente de toda tradición aparicionista guadalupana. Ha atribuido al indígena sido considerado la principal fuente de toda tradición aparicionista guadalupana. Ha atribuido al indígena sido considerado la principal fuente de toda tradición aparicionista guadalupana. Ha atribuido al indígena sido considerado la principal fuente de toda tradición aparicionista guadalupana. Ha atribuido al indígena sido considerado la principal fuente de toda tradición aparicionista guadalupana. Ha atribuido al indígena sido considerado la principal fuente de toda tradición aparicionista guadalupana. 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Este extraordinario tex to conjuga las dos to conjuga las dos to conjuga las dos to conjuga las dos to conjuga las dos to conjuga las dos to conjuga las dos to conjuga las dos to conjuga las dos to conjuga las dos to conjuga las dos to conjuga las dos to conjuga las dos tradiciones que confluyen en la cultura mexicana: española y indígena. En cuanto a influencia española, tradiciones que confluyen en la cultura mexicana: española y indígena. En cuanto a influencia española, tradiciones que confluyen en la cultura mexicana: española y indígena. En cuanto a influencia española, tradiciones que confluyen en la cultura mexicana: española y indígena. En cuanto a influencia española, tradiciones que confluyen en la cultura mexicana: española y indígena. En cuanto a influencia española, tradiciones que confluyen en la cultura mexicana: española y indígena. En cuanto a influencia española, tradiciones que confluyen en la cultura mexicana: española y indígena. 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un desarrollo nardesarrollo nar desarrollo nardesarrollo nardesarrollo nar desarrollo nardesarrollo nardesarrollo nar rativo parecido a las leyendas marianas españolas (Cfr. LEON PORTILLA 2000), pp. 40 y ss.). El rativo parecido a las leyendas marianas españolas (Cfr. LEON PORTILLA 2000), pp. 40 y ss.). El rativo parecido a las leyendas marianas españolas (Cfr. LEON PORTILLA 2000), pp. 40 y ss.). El rativo parecido a las leyendas marianas españolas (Cfr. LEON PORTILLA 2000), pp. 40 y ss.). El rativo parecido a las leyendas marianas españolas (Cfr. LEON PORTILLA 2000), pp. 40 y ss.). El rativo parecido a las leyendas marianas españolas (Cfr. LEON PORTILLA 2000), pp. 40 y ss.). El rativo parecido a las leyendas marianas españolas (Cfr. LEON PORTILLA 2000), pp. 40 y ss.). El rativo parecido a las leyendas marianas españolas (Cfr. LEON PORTILLA 2000), pp. 40 y ss.). El rativo parecido a las leyendas marianas españolas (Cfr. LEON PORTILLA 2000), pp. 40 y ss.). El rativo parecido a las leyendas marianas españolas (Cfr. LEON PORTILLA 2000), pp. 40 y ss.). El rativo parecido a las leyendas marianas españolas (Cfr. LEON PORTILLA 2000), pp. 40 y ss.). El rativo parecido a las leyendas marianas españolas (Cfr. LEON PORTILLA 2000), pp. 40 y ss.). El rativo parecido a las leyendas marianas españolas (Cfr. LEON PORTILLA 2000), pp. 40 y ss.). El rativo parecido a las leyendas marianas españolas (Cfr. LEON PORTILLA 2000), pp. 40 y ss.). El rativo parecido a las leyendas marianas españolas (Cfr. LEON PORTILLA 2000), pp. 40 y ss.). El rativo parecido a las leyendas marianas españolas (Cfr. LEON PORTILLA 2000), pp. 40 y ss.). El rativo parecido a las leyendas marianas españolas (Cfr. LEON PORTILLA 2000), pp. 40 y ss.). El rativo parecido a las leyendas marianas españolas (Cfr. LEON PORTILLA 2000), pp. 40 y ss.). El rativo parecido a las leyendas marianas españolas (Cfr. LEON PORTILLA 2000), pp. 40 y ss.). El rativo parecido a las leyendas marianas españolas (Cfr. LEON PORTILLA 2000), pp. 40 y ss.). El rativo parecido a las leyendas marianas españolas (Cfr. LEON PORTILLA 2000), pp. 40 y ss.). 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El sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro de la ortodoxia religiosa que necesitaba el cride la ortodoxia religiosa que necesitaba el cri de la ortodoxia religiosa que necesitaba el cri de la ortodoxia religiosa que necesitaba el cride la ortodoxia religiosa que necesitaba el cride la ortodoxia religiosa que necesitaba el cri de la ortodoxia religiosa que necesitaba el cride la ortodoxia religiosa que necesitaba el cride la ortodoxia religiosa que necesitaba el cride la ortodoxia religiosa que necesitaba el cri de la ortodoxia religiosa que necesitaba el cride la ortodoxia religiosa que necesitaba el cri de la ortodoxia religiosa que necesitaba el cri de la ortodoxia religiosa que necesitaba el cride la ortodoxia religiosa que necesitaba el cri de la ortodoxia religiosa que necesitaba el cride la ortodoxia religiosa que necesitaba el cride la ortodoxia religiosa que necesitaba el cri de la ortodoxia religiosa que necesitaba el cride la ortodoxia religiosa que necesitaba el cri de la ortodoxia religiosa que necesitaba el cri de la ortodoxia religiosa que necesitaba el cri de la ortodoxia religiosa que necesitaba el cri de la ortodoxia religiosa que necesitaba el cri de la ortodoxia religiosa que necesitaba el cri de la ortodoxia religiosa que necesitaba el criollismo.ollismo. ollismo.ollismo.ollismo. 28 SÁNCHEZ (1648). El presbítero Sánchez, fue un destacado teólogo que formaba parte de la corriente de pensadores criollos preocupados por dotar a Nueva España de una historia sagrada mediante la cual se reco-nociera como territorio agradable a Dios y propicio para manifestar en él sus prodigios; dota a la imagen del Tepeyac de un origen milagroso, y data las apariciones a Juan diego en diciembre de 1531, Así la Virgen de Guadalupe se convirtió en verdadero símbolo de la mexicanidad. 29 En 1688 salió a la luz la obra Estrella del norte de México, aparecida al rayar el día de la luz evangéli-ca en este nuevo mundo, en la cumbre del cerro del Tepeyac… del jesuita Francisco de Florencia. El autor se refiere de manera concisa a las cinco apariciones y continúa la línea patriótica que caracterizó a sus antecesores PODER POLÍTICO Y RELIGIOSIDAD... 9 XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2018), XXIII-120, pp. 1-18 la ciudad de México, se celebraba una solemne función religiosa en la colegiata de Guadalupe con todo lujo y acompañamiento de autoridades capitulares, religiosas y de la Audiencia y Tribunales novohispanos, y cuando el virrey dejaba el virreinato, la última jornada antes de embarcarse en Veracruz, se repetía la visita30. La conjunción del elemento patriótico que, al considerar el culto guadalupano como producto netamente americano y sostener que María había elegido a México para aparecerse y para estampar su imagen en la tilma del indio, sacralizó la tierra y la igualó a los lugares sagrados de la península, junto con el origen sobrenatural que desde mediados del siglo XVII se suponía a la imagen, fraguó el deseo de elevar la advocación por encima de otras, a través de la proclamación de su patronato sobre México; con ello las élites ciudadanas buscaban afianzar la representación e importancia política de la Ciudad como cabeza de la Nueva España. El primer intento de obtener este reconocimiento y declarar el día 12 de diciembre, presunta fecha de las apariciones como fiesta religiosa de tabla, es decir con misa y oficio propios, fue en 1663; sin embargo, la rigurosidad que el Decreto de 1630 sobre las condiciones que debía tener un santo o advocación mariana para ser elevada a esa dignidad, así como los prodigios o milagros que se habían producido para ello, no pudieron ser probados de un modo eficaz, y la Congregación de los Sagrados Ritos no lo admitió31. Patronato de la Virgen de Guadalupe sobre México, 1737-1743 En el primer tercio del XVIII, la advocación guadalupana era mayoritaria en la Nueva España y la Corona también veía con agrado dicho culto. Aprovechando la repercusión política y económica que esta proclamación podía tener, y argumentando que, cuando la ciudad se veía arruinada y despoblada por la peste —hubo más de 40.000 víctimas en México y sus aledaños—, la intervención de la Virgen hizo que la epidemia cesara, en 1737, el Cabildo, de acuerdo con el Virrey-Arzobispo, iniciaron los trámites para la proclamación del Patronazgo. La Santa Sede desde 1630, exigía que la ciudad, elegido su patrón/a, por las causas argüidas, trasladara esos motivos al clero local, y recabara el apoyo del obispo o arzobispo, para después trasladarlo a la congregación de cultos, que daría su visto bueno final, y convertía el día del patrón en feriado32. En México la iniciativa capitular corrió verdadero peligro por los conflictos institucionales entre el Arzobispado y el Cabildo de la colegiata guadalupana que, con autorización de Roma y de la Corona se había formado; pero era tal la repercusión del culto en la capital virreinal que las presiones políticas y, sobre todo, la circunstancia que el arzobispo ejerciera como Virrey lugarteniente hasta la llegada del nuevo titular, le impidieron cualquier oposición a los preparativos33, el Cabildo se preparó para la celebración de la solemnidad como protagonista y pagador del evento. 30 LOSA CONTRERAS (2017), pp. 140, 148, 150-152. 31 BRADING (2002), pp. 129-130. 32 SERRANO (2018), pp. 75-76. 33 “Y respecto de que la nobilísima ciudad solicita que el Ven. Cabildo concurra anualmente al Santuario y V. Exc. Ilma promueva que concurran igualmente la Real Audiencia y demás tribunales: desde luego está pronto el cabildo a la anual asistencia cantando misa sus Capitulares y predicando uno el que fuese invitado de la nobilísima ciudad y oficiando los capellanes mismos y demás ministros subalternos de la Iglesia. Y teniendo presente en que en los años venideros se hallará aquel Santuario con la distinción de Iglesia Colegiata, cuyo cabildo había de hacer en tal caso función, no por ello dejar de [obrar] el Cabildo de la Metropolitana, si se pudiesen arreglar las incompatibilidades que suelen excitarse sobre las precedencias y demás circunstancias; pero previniendo este caso, se solemnizará perpetuamente ese día con cuantos aparatos permitiese el Rito, y dictan el esmero y cuidado con que se distinguen semejantes funciones en la Santa Iglesia Matriz. V.Exc Ilma determinará en todo caso como siempre lo mejor. Sala Capitular de México, marzo 3 de 1737. Dr. D. Alonso CARMEN LOSA CONTRERAS 10 XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2018), XXIII-120, pp. 1-18 El 16 de mayo de 1737, el corregidor, coronel D. Juan Rubín de Celis, con solemnidad de timbales clarines y con el acompañamiento de la Justicia, mandó pregonar el bando y fijarlo en los sitios acostumbrados, con todas las formalidades. El bando hacia saber, a todos los habitantes de México y su territorio que, el día 26 de mayo en la Iglesia Metropolitana, con asistencia del Virrey, Real Audiencia y Tribunales, Cabildo de la ciudad y de todo el clero regular y secular, se promulgaría el Patronato de la Virgen de Guadalupe34. El bando ordenaba cómo se celebraría el festejo: en los días 24, 25 y 26 de mayo se debían limpiar y adornar las casas y calles lo más ricamente posible, se instaba a que hubiera luminarias nocturnas, fuegos artificiales, músicas35, tablados y cánticos “según la condición y liberalidad de cada uno”. La festividad culminaría con la procesión solemne por las calles de la ciudad el día 25 y con la misa pontifical del día 26 donde se promulgaría el Decreto. En una ciudad diezmada por la peste y la hambruna, la promesa de festejos daba esperanza a sus habitantes y, muchos regresaron para poder participar del evento. Así empezó la transformación de la ciudad, el entusiasmo de las autoridades, y la remisión de la peste que estaba en buena medida controlada, tranquilizaron a la población y comenzaron los fastuosos y caros preparativos; que por otro lado contribuían a revitalizar el alicaído comercio urbano: En Historia de la Aparición..., se recoge la magnificencia sin igual, en la procesión del 25 de mayo; ésta se realizó por todo el centro de México saliendo por la puerta occidental de la Catedral y recorriendo las calles del Empedradillo, Portal de Mercaderes, casa del Ayuntamiento, Plaza Mayor, Portal de Flores y Palacio Real hasta entrar por la puerta oriental. La carrera se cercaba con barras y rejas con telas preciosas, en el recorrido se habían colocado enormes cirios en medio de grandes vasos ornados con flores, o con incienso y maderas aromáticas. Numerosos nichos y altares dedicados a la virgen del Tepeyac jalonaban el recorrido, pero entre ellos destacaban los de los gremios más importantes, donde la riqueza de los mismos simbolizaba su importancia y prestigio en la vida la de la ciudad, compitiendo con las de las Aduanas reales y el Palacio virreinal, que debía mostrar todo el poder y magnificencia de la Monarquía, y sobre todo con la magnificencia de la catedral, símbolo del poder religioso36. Como muestra de los elevadísimos gastos, solo en cera se gastó más de 100 pesos de oro37. Fco Moreno y Castro, y maestre D. Bartolomé Felipe de Isla y Parra”. Documento recogido en Historia de la aparición (1897) t. II, p. 15. 34 “Conforme al juramento hecho en manos de señor arzobispo por los cuatro comisarios de la Nobilísi-ma ciudad —además de dos comisarios religiosos, un jesuita y un canónigo del Cabildo guadalupano, los regido-res D. Felipe Cayetano de Medina y Sarabia , y D. José Francisco de Aguirre y Espinosa— y en fuerza de ese juramento, la Virgen de G en su milagrosa imagen debía ser pública y jurídicamente reconocida, venerada e invocada como patrona principal de la ciudad y que como a Patrona se le debía el 12 de diciembre que fuese día festivo y de precepto “in foro et choro”. (Historia de la aparición…, t. II, p. 16). 35 En estos días no se vio terrado ni azotea, sea de pobres, sea de ricos, que no llevase gallardetes, pen-dones y banderas. Las torres de las iglesias, las puertas y balcones de las casas se adornaban con cortinas, cuadros, y colgaduras de ricos tejidos. En parte como medida sanitaria, para evitar los malos olores, en parte como ornato proliferaban las plantas, flores, incienso y otros sahumerios que
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Calificación | |
Título y subtítulo | Poder político y religiosidad en el Virreinato : la proclamación de la Virgen de Guadalupe como patrona de la Nueva España |
Autor principal | Losa Contreras, Carmen |
Entidad | Cabildo de Gran Canaria |
Publicación fuente | XXIII Coloquio de historia canario - americana |
Numeración | Coloquio 23 |
Sección | Religiosidad y advocaciones marianas en las relaciones atlánticas |
Tipo de documento | Congreso y conferencia |
Lugar de publicación | Las Palmas de Gran Canaria |
Editorial | Cabildo Insular de Gran Canaria |
Fecha | 2018 |
Páginas | pp. 1539-1556 |
Materias | Congreso ; Historia ; Canarias ; América ; Religión ; Virgen de Guadalupe ; México |
Enlaces relacionados | Enlace al editor : http://coloquioscanariasamerica.casadecolon.com/ |
Copyright | http://biblioteca.ulpgc.es/avisomdc |
Formato digital | |
Tamaño de archivo | 319488 Bytes |
Texto | XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2018), XXIII-120, pp. 1-18 PODER POLÍTICO Y RELIGIOSIDAD EN EL VIRREINATO. LA PROCLAMACIÓN DE LA VIRGEN DE GUADALUPE COMO PATRONA DE LA NUEVA ESPAÑA POLITICAL POWERAND RELIGIOSITY IN THE VICERROYALTY. THE PROCLAMATION OF THE VIRGIN OF GUADALUPE AS PATRONESS OF NEW SPAIN Carmen Losa Contreras Cómo citar este artículo/Citation: Losa Contreras, C. (2020). Poder político y religiosidad en el Virreinato. La proclamación de la Virgen de Guadalupe como patrona de la Nueva España. XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana (2018), XXIII-120. http://coloquioscanariasamerica.casadecolon.com/index.php/CHCA/article/view/10516 Resumen: Este trabajo surge de la voluntad de plantear nuevas líneas de investigación en la Historia jurídico-institucional del Virreinato novohispano desde el punto de vista interdisciplinar. Un relevante acontecimiento religioso-festivo: la exaltación de la Virgen de Guadalupe como patrona de la Nueva España, permite abordar no sólo su significado devocional, sino las diversas perspectivas que presenta la complicada relación político-institucional entre las autoridades virreinales y los cabildos ciudadanos. Palabras clave: Religiosidad, devoción guadalupana, criollismo, Cabildos, ceremonial. Abstract: This work arises from the desire to propose new lines of research in the legal-institutional history of the Viceroyalty of New Spain from an interdisciplinary point of view. A relevant religious-festive event: the exaltation of the Virgin of Guadalupe as patroness of New Spain, allows us to address not only its devotional significance but the diverse perspectives presented by the complicated political-institutional relationship between the viceroyalty authorities and the city councils. Keywords: Religiousness, Guadalupan devotion, criollismo, city Council, ceremonial. INTRODUCCIÓN: CEREMONIAL BARROCO Y SIMBOLOGÍA POLÍTICA DE UN FASTO RELIGIOSO Los aspectos devocionales y religiosos que aparecen de continuo en las manifestaciones festivas del Barroco, han generado una fecunda línea de investigación que, en buena medida, sigue en sus planteamientos metodológicos y conceptuales, a la Historia del arte, la Sociología, la Antropología e incluso la Teología1. Especial importancia se ha dado al carácter simbólico de las escenografías de las ceremonias y festejos públicos; que se han considerado, más allá de la exaltación de la devoción religiosa, un útil instrumento de justificación, Profesora Titular de Universidad. Departamento de. Historia del Derecho, Facultad de Derecho Universidad Complutense de Madrid. España. Correo electrónico: closacon@ucm.es. Pertenece como investigadora al Grupo de Investigación consolidado de la Universidad Complutense 970758 “Historia de las ciudades hispanas y europeas, y su proyección a América (1250-1600)”. 1 En general estos trabajos de conjunto nos ofrecen aspectos comunes: establecer una tipología de las fies-tas; analizar cuándo se instituyen y porqué, quiénes son los encargados de la organización de los actos, como transforman el espacio urbano, y, fundamentalmente, cómo se sufragan los gastos que ocasionan. Así: JAC-QUOT (1975), Jacques HEERS, 1976 (2º ed. 1982). ESTEBAN y ETIENVE (1988); STRONG (1988); BATJIN (1988); SCHULTZ (1993); MARTÍNEZ-BURGOS y RODRÍGUEZ GONZÁLEZ (2004); GARRIDO ARAN-DA (2005); LORENZO (2010). © 2019 Cabildo de Gran Canaria. Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional. CARMEN LOSA CONTRERAS 2 XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2018), XXIII-120, pp. 1-18 recreación, y ratificación del poder establecido, que legitiman la actuación de los que en ellas participan. Este hecho me ha impulsado a la necesidad de estudiar como el ceremonial y sus rituales inciden en los aspectos devocionales; y, sobre todo, en los numerosos conflictos que su ruptura o reinterpretación generaba, como elemento indispensable para explicar las estructuras de poder y los vínculos de cohesión social que nos presenta la sociedad novohispana, pues ya no es posible considerar estas cuestiones como una mera anécdota reflejo del carácter trivial de las sociedades hispanas agobiadas por los formalismos y el honor. Y si los rituales religiosos que el Barroco magnifica, especialmente en América, son de raíz medieval, pero es en los siglos XVII y XVIII, cuando los conceptos, honor, protocolo y preminencia obsesionan a los integrantes de una sociedad corporativa que reconocía su trascendencia en las relaciones establecidas con sus semejantes y con sus inferiores. Las fiestas públicas se convirtieron así en elaboradas celebraciones alegóricas, de marcada simbología y rígido protocolo donde cada personaje tenía su papel asignado2. Como el resto de los festejos públicos, los religiosos tenían la función de servir como instrumento político de persuasión o dominación en quienes ejercían el poder, que, asociado a la imagen y a la ostentación, tenía su mejor escaparate en estos actos. También era el lugar idóneo para mostrar y ser reconocido con el atributo más preciado en la vida pública; el honor, entendido como la estimación del propio valor o dignidad. En este trabajo vamos a tratar un fasto religioso de significación singular: la proclamación del Patronato de la Virgen de Guadalupe3 sobre la Nueva España, que, a su indudable significación devocional y religiosa, se su significación política. En efecto la devoción a un culto mariano eminentemente criollo con hondas raíces indígenas, se convirtió, desde el siglo XVII, en el eje estructural de la génesis de un sentimiento patriótico entre criollos y mestizos, que los diferenciaba claramente de los peninsulares que habitaban en la Nueva España4. La elección del objeto de investigación ha venido condicionada por varios factores: En primer lugar, por la peculiaridad de la configuración de lo que se ha venido en llamar el Estado 2 Sobre la práctica de los rituales políticos y su significado en la Nueva España, así como los conflictos que en el curso de los mismos se generaban inevitablemente CAÑEQUE (2004), pp. 609-634. 3 Según la tradición, entre el 9 y el 12 de diciembre de 1531, a diez años de la conquista de México Teno-chtitlan, y, resaltemos el dato, en plena guerra con el luteranismo en Europa, se aparece la Virgen se apareció en cuatro ocasiones a un indio pobre, llamado Juan Diego, en el cerro del Tepeyac, también conocido como de Guadalupe, situado a poca distancia de la ciudad de México. En las dos primeras ocasiones, la Virgen pidió al indio que notificara al obispo de México, fray Juan de Zumárraga, que deseaba que en el lugar de la aparición se erigiera una iglesia, para que ella se convirtiera en patrona de los novohispanos y en su intermediaria ante Dios. El obispo Zumárraga se mostró incrédulo frente al relato del indio y solicitó una prueba de la veracidad de los hechos. La Virgen accedió a darla y en una cuarta aparición pidió a Juan Diego que subiera a la cima del árido cerro y cortara rosas de Castilla para llevarlas al obispo. El indio recogió las flores en la manta de algodón que llevaba anudada al hombro, prenda conocida como “tilma”, y al extenderla delante del obispo, las flores cayeron al suelo y la imagen de la Virgen quedó estampada en ella. Durante una quinta aparición, en esta ocasión a Juan Bernardino, un tío de Juan Diego, la Virgen de Guadalupe realizó su primer milagro al curarlo de la peste. Zu-márraga agradeció a Dios estos milagros, mandó construir la iglesia solicitada por la Virgen y depositó ahí la tilma con la pintura, atribuida a los ángeles o al mismo Dios. El relato religioso es totalmente coincidente con la tradición del relato mariano de Guadalupe en España, lo que parece sugerir una interesada trasposición de una tradición religiosa para vincularla afectivamente con los españoles y criollos. Así coinciden, la aparición en un entorno rural de manera casual a un vidente de bajo estrato social, el hallazgo e incredulidad de las autoridades religiosas que piden una prueba, la plasmación de su propia imagen en un objeto que dará al vidente, la sanación de un enfermo o la resucitación de un muerto como prime-ros milagros, además de la orden de la erección de un templo en donde se honre su hallazgo. 4 PAZ (1979), pp. 4-10. PODER POLÍTICO Y RELIGIOSIDAD... 3 XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2018), XXIII-120, pp. 1-18 Virreinal5, donde la ausencia física del monarca condicionaba todo el ritual al que estamos haciendo referencia. En las Indias se acentúa el barroquismo en la expresión de dicho ceremonial, lo que generó el uso de un código simbólico propio que se va a prolongar hasta las grandes reformas de la Ilustración carolina. En segundo lugar, porque el ceremonial virreinal, tan estudiado desde el punto de vista de la Antropología y la Historia cultural, lo ha sido menos desde el punto de vista político-jurídico, visión que estimamos fundamental, pues, en una sociedad que se nutre de gestos y rituales públicos, éstos expresan los diversos elementos sociopolíticos del mundo virreinal y el cuerpo social, como receptor, los reconoce y acata. De modo el orden social preestablecido que perfectamente apuntalado: así en las cortes virreinales vivían grandes fastos ceremoniales, donde participaban lo más granado de la sociedad, en pos del honor y el prestigio, y el resto de los súbditos “menudos” como receptores de ese deslumbrante mundo de poder. En tercer lugar, la ciudad, como escenario de la teatralidad política, hace imprescindible examinar el papel de sus instituciones de gobierno, personificadas en el Cabildo. El mito o la hierofanía guadalupana ha sido objeto de una agria polémica desde casi el inicio de su culto, y su interés radica en que más allá de creencias religiosas y hechos históricos la devoción arraigada a Guadalupe es uno de los símbolos identitarios de México. No podemos dejar de remarcar que este culto se estableció por una serie de intereses intelectuales y políticos que transformaron la vida espiritual, económica y cultural de la sociedad novohispana. En una sociedad profundamente heterogénea, donde ser indio, negro, criollo o mestizo, marcaba la vida de sus individuos, ¿cómo pudo arraigarse en todas las capas sociales este culto? A mi entender, el culto exaltó el criollismo6, un sentimiento común de pertenecer a un nuevo mundo, con raíces prehispánicas y que era distinto al peninsular. Este fenómeno se acentuó en el siglo XVII, momento en que el culto se afianzó. Por años, “aparicionistas” y “antiaparicionistas” han debatido sobre la verdad histórica de estos hechos, han aportado argumentos y contraargumentos, presentado pruebas y descalificándolas, sin llegar a conclusiones aceptadas por todos7. Mi intención no es entrar en esta discusión, sino reconstruir y analizar desde la simbología política el papel de las elites criollas, las autoridades virreinales y el pueblo en el proceso que desembocó en la proclamación del Patronato de la Guadalupana sobre la ciudad de México primero y sobre toda la nueva España después. En cuanto a las fuentes documentales que se han utilizado en este trabajo, se han seleccionado testimonios de los contemporáneos que presenciaron esas ceremonias8, cuyas impresiones nos dan una idea exacta del microcosmos político de la 5 Aunque sugerente a la hora de explicar los rituales políticos y ceremoniales barrocos la caracterización de la organización política virreinal como un “Estado-Teatro”, entiendo que esos rasgos son una característica no exclusiva de las Indias, sino esencial al Estado moderno. CAÑEQUE (2001), pp. 5-57. 6 Se ha relacionado el criollismo con un fenómeno cultural clave en la formación del barroco mexicano, (MANRIQUE, 1995, pp. 108 y ss; o bien con un fenómeno político social, opinión que comparto, por el cual, desde el siglo XVII, la sociedad novohispana empieza a asimilar el pasado indígena como un elemento sustancial que le distingue y enaltece del peninsular (FLORESCANO, 2002, pp. 7-39). 7 Aunque el historiador BRADING (2002), había abordado en muchas de sus trabajos el mito guadalu-pano, en 2002, realizo un completísimo estudio histórico donde tras un exhaustivo estado de la cuestión, aborda los aspectos teológicos del mito e insiste en que la confusión de los distintos elementos de la tradición ha moti-vado este encono; Para él una cosa es la historia del culto y de las apariciones y otra la tradición textual y teoló-gica que legitima el fenómeno cultural y social de la devoción. Señala el triunfo del guadalupanismo durante el siglo XVIII, y como la ortodoxa Ilustración en las Indias se ocupó del mismo, incluso usándolo como justifica-ción a las revolucionarias propuestas criollistas de Fray Servando Teresa de Mier. En el México independiente, analiza el significado del criollismo guadalupano en Iturbide e Hidalgo, para hacer un recorrido por la agria polémica generada a lo largo de los siglos XIX y XX. 8 Este género literario es una constante fuente de noticias histórico-jurídicas desde la Antigüedad. Las abun-dantes obras dedicadas a las Indias permitían conocer, a pesar de las enormes distancias, la vida oficial y cotidiana de estos territorios que los viajeros ofrecían a sus coetáneos. Vid. CÁTEDRA GARCÍA (1996), pp. 33-64. CARMEN LOSA CONTRERAS 4 XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2018), XXIII-120, pp. 1-18 Nueva España y nos permiten desentrañar el significado jurídico del complicado ceremonial. Hemos utilizado un valioso memorial sobre el Ceremonial de la Ciudad de México, que se presume coetáneo al gobierno del Virrey, Marqués de las Amarillas9, hacia 1756, donde describe el ciclo festivo de la urbe mexicana, prestando una atención esencial a acontecimientos inusitados, como el que nos ocupa10. Este relato debe completarse con los testimonios, seguramente provenientes de las crónicas del siglo XVIII, que se recogieron por un jesuita, orden que hizo bandera de la defensa del guadalupanismo, a finales del siglo XIX, con intención claramente hagiográfica, y, desde luego trufado de nacionalismo mexicano11, donde en algunos momentos se tergiversa intencionadamente la visión que ofrecieron los contemporáneos12. EL CABILDO CIVIL COMO PERSONIFICACIÓN DE LA HONRA Y PREMINENCIA DE LA CIUDAD Sin la vertebración política y territorialmente de los territorios conquistados a través de la creación de núcleos urbanos, era imposible consolidar la conquista de los nuevos territorios. Por esa razón desde mediados del XVI, la Corona impulsó, al modo peninsular, una red urbana perfectamente jerarquizada. Los datos hablan por sí mismos: Hacia 1600 existían 500 ciudades y villas virreinales, y unos 8000 pueblos de indios, mientras que, a finales del XVIII, eran más del millar los asentamientos urbanos. Paulatinamente los indígenas y mestizos fueron incorporándose a esa estructura urbana, dando lugar a un sincretismo ciudadano que se manifestará con todo su esplendor en el barroco. Dos fueron los grandes polos urbanos de las Indias, México y Lima, donde los cabildos compartirán unos mismos ideales de honor y prestigio y una airada pugna por la preminencia, que se traducirá en la elevación a Patronas de los Virreinatos a dos advocaciones señeramente criollas: la virgen de Guadalupe y Santa Rosa de Lima13. 9 Agustín de Ahumada y Villalón, II Marqués de las Amarillas (Ronda 1715-Cuernavaca 1760), fue el Vi-rrey número 42 de la Nueva España, sucediendo Juan Francisco de Güemes, primer conde de Revillagigedo. Caballero de la Orden de Santiago y Comendador de la Reina. Militar de carrera, obtuvo prestigio en las guerras de Italia, e intervino en el gobierno de Cataluña, como alcalde de Barcelona, ciudad que abandonó al ser desig-nado como Virrey. Tomó posesión el 10 de noviembre de 1755. Su mandato fue breve, y estuvo marcado por las guerras. En el norte del Virreinato debió hacer frente a las revueltas comanches en Texas, y en Coahuila, y des-cubiertos los yacimientos de plata en Nuevo León, impulso la colonización de este territorio. Luchó contra fran-ceses e ingleses, por la defensa de la Florida, ciertos puestos fronterizos de Texas, y contra las incursiones piratas en el Caribe. Mejoró las infraestructuras de la capital colonial, continuando las obras del desagüe del Valle de México, para prevenir las constantes inundaciones. Su actitud con las autoridades eclesiásticas fue difícil, porque aunque en su mandato se nombró a la virgen de Guadalupe como patrona de la Nueva España; su actitud en orden a erradicar las irregularidades de las órdenes religiosas poblanas —que afectaban al Real Patronato— le granjeó la enemistad de la cúpula religiosa. Murió en Cuernavaca en 1760, la Audiencia en Real Acuerdo, se hizo cargo del gobierno hasta la llegada de su sucesor, el entonces administrador de Cuba, Francisco Antonio Cagigal de la Vega. Hombre con fama de caritativo, sus abundantes donaciones dejaron en la pobreza a su viuda que tuvo que solicitar ayuda económica para regresar a España. VÁZQUEZ-GÓMEZ (2007). 10 Ceremonial de la nobilísima ciudad de México por lo acaecido el año 1755 (1976). 11 Sobre la mitificación de la Guadalupana desde la época virreinal hasta el siglo XX: ZIRES (1994), pp. 281-313. 12 Historia de la aparición Sma. Virgen María Guadalupe en México desde año mdxxxi al Historia de la aparición Sma. Virgen María Guadalupe en México desde año mdxxxi al Historia de la aparición Sma. Virgen María Guadalupe en México desde año mdxxxi al Historia de la aparición Sma. Virgen María Guadalupe en México desde año mdxxxi al Historia de la aparición Sma. 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Virgen María Guadalupe en México desde año mdxxxi al mdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesús mdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesús mdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesús mdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesús mdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesús mdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesús mdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesús mdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesús mdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesús mdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesús mdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesús mdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesúsmdcccxcv por un sacerdote de la Compañía Jesús (1897).(1897).(1897).(1897).(1897).(1897).(1897). 13 “En las Indias la ciudad es, inexorablemente, una compañera del Imperio. Sólo los imperios romano y español desarrollaron hasta tal punto la vocación urbana [...] el dato fundamental es que los centros urbanos prehispánicos existieron por sí mismos, mientras que cada una de las ciudades de raigambre ibérica fue parte de una misma red urbana a escala continental. Esta inmensidad entrañó a presencia de dos capitales que hicieron de las Indias una estructura bicéfala: México y Lima. (MAZÍN (2009), p. 43). PODER POLÍTICO Y RELIGIOSIDAD... 5 XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2018), XXIII-120, pp. 1-18 La vida urbana pronto transformó a los rudos conquistadores y los nuevos pobladores, en una élite de importante peso económico y un poder político que siempre se veía coartado por el gobierno virreinal. Con el tiempo, esta ennoblecida oligarquía criolla que detentaba el gobierno capitular y el poder económico, pero no la cúspide de la administración virreinal, reservada a oriundos peninsulares, encontraron en los complejos rituales ceremoniales el cauce para expresar su poder y honor, convirtiéndose así en los actores del Teatro del Poder sin el que no se entendía la vida pública en las sedes virreinales, y, a menor escala, en el resto de las ciudades indianas. El Cabildo personificaba a la Ciudad, representaba el común de los intereses de los vecinos, pero, en singular, los de la oligarquía rectora. Gobernaba atendiendo a la defensa de sus intereses económicos y, especialmente, políticos; entre los que destacaba exhibir su preeminencia frente a otras instancias corporativas, velando incansablemente para que en las solemnidades y ceremonias públicas ésta se reconociera14. Esa representación perseguía indudablemente la defensa de la economía local, pero no descuidaba el resto de los intereses colectivos, de los que no era el menor dejar clara su influencia política y la necesidad que en los fastos y actos públicos de solemnidad ésta se reconociera. La Ciudad, término con el que los coetáneos aluden al Cabildo, personalizando la corporación que representaba a todos sus habitantes, debía participar en la vida respetando escrupulosamente las normas recogidas en la legislación virreinal y local, donde las Ordenanzas municipales, junto con la costumbre y tradición marcaba su actuación. La justificación radicaba en que el Cabildo, desde un punto de vista institucional, personifica la lealtad, pero también el honor de los súbditos de una Monarquía, no por lejana, menos próxima. Y aunque los Cabildos novohispanos se comportaban de una manera similar, porfiando sobre su especial condición nacida de los privilegios de la ya lejana conquista y población, caso de Tlaxcala o Puebla de los Ángeles15, la ciudad de México tenía una especial consideración. México-Tenochtitlan había sido la más brillante ciudad de los aztecas y se consideraba, la primera entre las ciudades de las Indias16; consciente o inconscientemente sus rectores se sabían investidos del prestigio que otorgaba un pasado brillante y, sobre todo, la presentaban como cabeza del entramado municipal novohispano, el trasunto de la Corte española; como tal, la Ciudad fue objeto crónicas y barrocos poemas alegóricos que, poniendo el acento en la nueva ciudad surgida de la conquista cortesiana, ensalzaban su belleza, arrojo, riqueza, en definitiva, su grandeza17. En línea con esa literatura coreográfica, muchas veces encargada por el Cabildo, que tenía como objeto engrandecer los orígenes y fundación de la ciudad, se enmarcan las narraciones de apariciones marianas, milagros de los santos protectores de la ciudad, o de reliquias que en ella se conservan, en las ciudades de la Nueva España éstas son muy numerosas desde mediados del XVII, y, son otra manera de exaltar la honra ciudadana18. En ellas, y lo veremos en la narración del ciclo guadalupano, especialmente en la obra de Miguel Sánchez19, al patrono/a se le otorga un especial poder religioso y simbólico, y se le 14 Una primera aproximación imprescindible en FLORES MOSCOSO (1992), pp. 457-483. 15 Vid. CARRIÓN (1896); FERNÁNDEZ DE ECHEVERRÍA Y VEYTIA (1963). 16 Carlos I, en 1523, concedió a México armas propias. En 1548, una Real Provisión de 2 de julio se honra a la Ciudad con el título de Muy Noble, Insigne y Leal. 17 El teólogo y jurista Francisco CERVANTES DE SALAZAR, cronista de la Nueva España, nos habla en sus obras de la importancia de México, capital novohispana y su pasado ilustre en la Crónica de la Nueva España, De 1604, data quizás la obra alegórica que mejor describe esa visión de la magnificencia de la ciudad, Grandeza Mexicana dl Bachiller Bernardo de Balbuena. Dirigida al Ilustrisimo y reverendisimo Don Fr. García de Mendoza y Zúñiga, Arzobispo de Mexico. Del Consejo de su Magestad. 18 SERRANO MARTIN (2018), pp. 81-83. 19 Imagen de la Virgen María, Madre de Dios de Guadalupe. milagrosamente aparecida en la ciudad de México. Celebrada en su historia, con la profecía del capítulo doce del Apocalipsis. CARMEN LOSA CONTRERAS 6 XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2018), XXIII-120, pp. 1-18 muestra con todo su esplendor en el lugar en que se le venera, difundiendo los hechos milagrosos que protagonizó; el motivo radica en mostrar que las ciudades han sido elegidas por estos protectores porque cuentan con el beneplácito divino, lo que aumenta su prestigio. Las ciudades se acogen a la advocación de estos santos patronos, y su prestigio se verá proyectado, en ámbitos territoriales más amplios siendo reivindicados y disputados por regiones y patrias que ven así reafirmada su identidad y reconocida su antigüedad. Esto es el motivo de que la Ciudad, emprenda el camino de reivindicar el patronazgo de uno o varios santos o advocaciones marianas y en ello empeñe capital y honra. La Iglesia otorgaba una importancia excepcional a los días de celebración de los patrones pues, desde mediados del XVII, una bula de Urbano VIII, los declaraba días feriados y de precepto, con importantes solemnidades religiosas20. Desde el primer momento de la conquista, la Ciudad, se encomienda a uno o varios patrones, que van aumentando conforme crece la importancia de la ciudad. La elección de su culto obedece a una casuística muy heterogénea en la que, en último término podemos rastrear el objetivo de afianzar un culto donde los intereses políticos y sociales de las élites se reconocen, y nos permite adentrarnos en las relaciones de poder e influencia que las sustentan como ocurrió con la virgen de Guadalupe. En la ciudad de México, a mediados del siglo XVII, dos patronos eran sus principales protectores: San Hipólito21 y la Virgen de los Remedios22, a los que había que añadir otros de menor rango: San Nicolás Tolentino que protegía a la Ciudad de los frecuentes temblores, San Gregorio Taumaturgo, protector contra las inundaciones, o San Roque, que protegía de las frecuentes epidemias. En estas festividades el Cabildo y los Gremios Mayores contribuían a la celebración de las fiestas con un considerable boato. Generalmente, se organizaba una procesión por las principales calles de la ciudad, conformada por las autoridades tanto civiles como religiosas, gremios y cofradías, donde se seguía un estricto ceremonial donde cada estamento y oficial público tenía su lugar. Para el lucimiento de la comitiva se limpiaban y arreglaban las calles y se formaba una carrera de soldados que contenían al pueblo que jaleaba, cantaba y rezaba al patrón al paso de la comitiva; balcones y ventanas, donde se aposentaban las damas nobles, se adornaban con ricas telas, flores y colgaduras. Las fiestas mayores duraban varios días, dos o tres, y se organizaban espectáculos de danzas, donde participan los indígenas. También se representaban comedias escritas a propósito para el acontecimiento y se corrían toros. Los festejos culminaban con una solemne función religiosa y un ágape o varios que pagaban las autoridades locales. Como puede apreciarse, la celebración de estos festejos era una carga pesada para las arcas municipales. Para comprender cabalmente la actuación del Cabildo mexicano, es menester tener una idea de sus ingresos y gastos; las fuentes de ingresos que recibía el Cabildo 20 Frente a la libertad de los primeros años, en 1630, La Santa Sede somete a un estrecho control la elec-ción del santo o santos protectores de una ciudad. La Congregación de Ritos confirmaba la elección de una ciu-dad, o grupo de ciudades, de un protector que debía ser una advocación mariana o un santo ya canonizado o registrado en el martirologio romano. 21 El Paseo del Pendón o fiesta de San Hipólito tenía como objetivo celebrar la toma de Tenochtitlán el 13 de agosto. El rico Pendón se guardaba todo el año en la sala del Cabildo y la víspera de la fecha señalada se llevaba, con toda solemnidad a pernoctar en la Iglesia de San Hipólito, en donde se efectuaban ceremonias reli-giosas. La procesión era encabezada por el alférez real, un regidor, acompañado por el gremio de plateros, el más rico de la ciudad. Todo regidor se resistía a convertirse en alférez por los enormes gastos personales que se veía obligado a hacer; por ello, les tocaba ser alférez, obligatoriamente, so pena de una multa, por orden de antigüe-dad. En esta ocasión se organizaban corridas de toros y juegos de cañas en la Plaza Mayor. 22 La visita anual de la Virgen de los Remedios, como patrona de la ciudad, consistía en su estancia du-rante ocho días en la catedral metropolitana. Era traída en una solemne procesión desde su lugar de origen y al llegar a la catedral era recibida por medio de cañonazos de salva y se prendían fuegos artificiales o “luminarias”. Seguramente se trataba de un gran espectáculo esperado por los vecinos, ya que interrumpía la monotonía de la vida cotidiana. PODER POLÍTICO Y RELIGIOSIDAD... 7 XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2018), XXIII-120, pp. 1-18 provenían de lo que se llamaba los “propios” de la ciudad, es decir, un conjunto de bienes inmuebles que le proporcionaban rentas, tales como los censos enfitéuticos y alquileres sobre tiendas de comercio, casas y accesorias; los cánones de uso sobre los puestos y mesillas en la Plaza Mayor y en sus portales. Una buena cantidad de numerario lo proporcionaban las concesiones del abasto de la carne y de las corredurías de lonja, y además se lucraba de un impuesto especial sobre el consumo de vino, llamado “la sisa del vino”, dedicado exclusivamente a sufragar los gastos que generaba la conducción del agua, la construcción de arquerías, pilas de aguas y cañerías. De carácter regular era el real por cabeza que pagaban anualmente los indios de los barrios de San Juan y Tlatelolco y que se destinaba para sufragar las obras públicas, así como su mano de obra; tales cargas procedían del tributo que la población indígena debía a la Corona. Algunos ingresos extraordinarios procedían de las “penas de cámara”, o multas que pagaban lo delincuentes. Así, hacia 1620, el ingreso total ascendía a la cantidad de 16.500 pesos anuales. Pero estos ingresos eran insuficientes para cubrir los numerosos salarios de regidores y oficiales capitulares. También era preciso mantener la Alhóndiga, el Pósito y atender al empedrado de las calles, su conservación y limpieza, así como la de las fincas de donde procedía un buen número de sus rentas. En el año referido, 1620, los gastos alcanzaron la suma de 19.295 pesos al año; lo que habla de un desfase en las arcas municipales de las que el pago de las fiestas no era el menor culpable; mientras que a obras públicas o a los pleitos del Cabildo se destinaban 500 pesos de oro; a sufragar la deuda del consistorio, 4.000 pesos, solo los salarios (7.786 pesos), superaban a los gastos ordinarios o extraordinarios que se debían a las fiestas públicas. En ocasiones el déficit crónico de la ciudad se incrementaba por la financiación de festejos extraordinarios como el recibimiento de un virrey, por poner un ejemplo en el del Marqués de Montesclaros se desembolsaron 30.000 pesos de oro. Exorbitantes fueron los gastos derivados de la Proclamación de la virgen de Guadalupe como patrona de la ciudad entre 1737 y 1743, que llegaron a endeudar al Cabildo en más de 19.000 pesos de oro23. Esta preocupante situación económica que despertó el rechazo y la denuncia de pensadores como Clavijero o Fray Servando Teresa de Mier e impulsó a los capitulares y miembros de los gremios mayores a pedir ayuda al Virrey, quien nunca apoyo dicha petición, pues ante la posibilidad de dejar de realizar algún ceremonial, la mayoría de los capitulares se negó por el descredito y deshonra en la que caería la Ciudad24. EL CABILDO COMO PROMOTOR DE LA ENTRONIZACIÓN DE LA VIRGEN DE GUADALUPE COMO PATRONA DE LA NUEVA ESPAÑA El culto a la virgen de Guadalupe se remonta a la primera época de la colonización española y se inscribe dentro del proceso de evangelización de los indígenas. El cerro del Tepeyac25 era un lugar sagrado en la época prehispánica. Allí había un santuario dedicado a la diosa madre Tonantzin, que junto con Ometéotl formaba la pareja de dioses primigenios del panteón mexica. Era muy visitado por peregrinos que llevaban ofrendas a la diosa y le brindaban cantos y danzas, según la usanza indígena. En el primer tercio del siglo XVI, los frailes franciscanos lo convirtieron en una “casa de Dios” dedicada a la virgen María, con el 23 Historia de la aparición... (1897), pp. 28-32. 24 Historia de la aparición... (1897), pp. 35 y ss. 25 Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba Los soldados españoles conocieron este santuario durante las guerras de conquista, ya que estaba situado en las inmediaciones de México Tenochtitlan. Allí estableció Gonzalo Sandoval, esituado en las inmediaciones de México Tenochtitlan. Allí estableció Gonzalo Sandoval, e situado en las inmediaciones de México Tenochtitlan. Allí estableció Gonzalo Sandoval, e situado en las inmediaciones de México Tenochtitlan. Allí estableció Gonzalo Sandoval, esituado en las inmediaciones de México Tenochtitlan. Allí estableció Gonzalo Sandoval, esituado en las inmediaciones de México Tenochtitlan. Allí estableció Gonzalo Sandoval, esituado en las inmediaciones de México Tenochtitlan. Allí estableció Gonzalo Sandoval, esituado en las inmediaciones de México Tenochtitlan. Allí estableció Gonzalo Sandoval, esituado en las inmediaciones de México Tenochtitlan. Allí estableció Gonzalo Sandoval, e situado en las inmediaciones de México Tenochtitlan. Allí estableció Gonzalo Sandoval, esituado en las inmediaciones de México Tenochtitlan. Allí estableció Gonzalo Sandoval, e situado en las inmediaciones de México Tenochtitlan. 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1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Hernán Cortes, su cuartel y allí se refugiaron los españoles el 30 de junio 1520 durante la llamada Noche Triste, cuando tuvieron que huir de la ciudad, derrotados por los mexicas. Estos hechos se aportaron al relato Triste, cuando tuvieron que huir de la ciudad, derrotados por los mexicas. Estos hechos se aportaron al relato Triste, cuando tuvieron que huir de la ciudad, derrotados por los mexicas. Estos hechos se aportaron al relato Triste, cuando tuvieron que huir de la ciudad, derrotados por los mexicas. Estos hechos se aportaron al relato Triste, cuando tuvieron que huir de la ciudad, derrotados por los mexicas. Estos hechos se aportaron al relato Triste, cuando tuvieron que huir de la ciudad, derrotados por los mexicas. Estos hechos se aportaron al relato Triste, cuando tuvieron que huir de la ciudad, derrotados por los mexicas. Estos hechos se aportaron al relato Triste, cuando tuvieron que huir de la ciudad, derrotados por los mexicas. Estos hechos se aportaron al relato Triste, cuando tuvieron que huir de la ciudad, derrotados por los mexicas. Estos hechos se aportaron al relato Triste, cuando tuvieron que huir de la ciudad, derrotados por los mexicas. 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CARMEN LOSA CONTRERAS 8 XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2018), XXIII-120, pp. 1-18 explicito apoyo de fray Juan de Zumárraga, quien fue obispo y después arzobispo de México entre 1528 y 1548, parece que, durante la primera mitad del XVI el culto se centraba en los indígenas, mientras los primeros pobladores preferían eran devotos de advocaciones marianas de tradición peninsular como la virgen de los Remedios, del Rosario o de la Piedad. Sin embargo, la devoción del Tepeyac, suscitó la sospecha entre las órdenes religiosas, y especialmente los franciscanos, de que bajo la advocación a María se seguía venerando a deidades prehispánicas, lo que suponía un comportamiento herético y peligraba su salvación26. Sin embargo, podemos afirmar que a finales del XVI el culto se había extendido en la ciudad de México, con el apoyo del episcopado. Españoles, criollos y mestizos; ricos y pobres de la ciudad de México y de las inmediaciones, acudían al Tepeyac por la fama de milagrosa que tenía la Virgen. Se hablaba de curación de enfermos, de cese de epidemias como la peste de 1554, y de un milagro que la vinculaba con la elite criolla dirigente que la tomo como propia: su invocación le salvo la vida al hijo del regidor mexicano, Antonio Carbajal, cuando se desbocó su caballo. Sin embargo, en el relato oral de los milagros en ningún momento aparecen las apariciones ni la milagrosa impresión de la imagen de la virgen de Guadalupe en la tilma del indio. La trasformación social de la población de la Nueva España, y la reivindicación de su pasado indígena a través de ese “criollismo” que, en el fondo, era su seña de identidad a lo peninsular azuzado por el deseo de una mayor participación en la política y administración virreinal, trastocó de una manera significativa el culto, dotándolo de los elementos que lo caracterizan. Hacia finales del siglo XVI, parece que se había difundido oralmente la leyenda aparicionista en los testimonios recogidos en náhuatl por Antonio Valeriano27. Fue hasta 1648, es decir, alrededor de 120 años después del establecimiento de la ermita, salió a la luz la primera versión escrita del mito. Con esta publicación se consolidó la trama narrativa de la leyenda, a la vez que adquirió un sustento teológico y se adaptó al público español culto28. con la inestimable ayuda de los jesuitas29, abanderados del criollismo en su pugna con la Corona española, la devoción se extendió a otras provincias novohispanas. Hacia finales del siglo XVII, en casi todas las casas de españoles, de indios, de mestizos y de mulatos había reproducciones de su imagen, y en varias iglesias, entre ellas las catedrales de México, Puebla y otros lugares como Oaxaca, el Colegio de San Pedro y San Pablo y la Casa Profesa de los jesuitas en México, se habían levantado altares en su honor. El significado político del culto impuso que los virreyes se adhirieran a esa devoción públicamente para conservar la cohesión social. De hecho, la última jornada antes de hacer su entrada oficial en 26 Fray Bernardino de Sahagún hacia 1576, ponía de relieve este hecho en Historia General de las Cosas de Nueva España. Vid. NOGUEZ (1993), pp. 93-95. 27 El testimonio más conocido es el El testimonio más conocido es el El testimonio más conocido es el El testimonio más conocido es el El testimonio más conocido es el El testimonio más conocido es el El testimonio más conocido es el El testimonio más conocido es el El testimonio más conocido es el El testimonio más conocido es el El testimonio más conocido es el El testimonio más conocido es el El testimonio más conocido es el El testimonio más conocido es el El testimonio más conocido es el El testimonio más conocido es el El testimonio más conocido es el El testimonio más conocido es el El testimonio más conocido es el Nican mopohuaNican mopohua Nican mopohuaNican mopohuaNican mopohua Nican mopohuaNican mopohuaNican mopohuaNican mopohuaNican mopohua, u, u, un texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha n texto anónimo de gran belleza literaria, que ha sido considerado la principal fuente de toda tradición aparicionista guadalupana. 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El sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro sincretismo de los elementos indígenas e hispánicos fortaleció el culto y proporcionó la carga ideológica dentro de la ortodoxia religiosa que necesitaba el cride la ortodoxia religiosa que necesitaba el cri de la ortodoxia religiosa que necesitaba el cri de la ortodoxia religiosa que necesitaba el cride la ortodoxia religiosa que necesitaba el cride la ortodoxia religiosa que necesitaba el cri de la ortodoxia religiosa que necesitaba el cride la ortodoxia religiosa que necesitaba el cride la ortodoxia religiosa que necesitaba el cride la ortodoxia religiosa que necesitaba el cri de la ortodoxia religiosa que necesitaba el cride la ortodoxia religiosa que necesitaba el cri de la ortodoxia religiosa que necesitaba el cri de la ortodoxia religiosa que necesitaba el cride la ortodoxia religiosa que necesitaba el cri de la ortodoxia religiosa que necesitaba el cride la ortodoxia religiosa que necesitaba el cride la ortodoxia religiosa que necesitaba el cri de la ortodoxia religiosa que necesitaba el cride la ortodoxia religiosa que necesitaba el cri de la ortodoxia religiosa que necesitaba el cri de la ortodoxia religiosa que necesitaba el cri de la ortodoxia religiosa que necesitaba el cri de la ortodoxia religiosa que necesitaba el cri de la ortodoxia religiosa que necesitaba el cri de la ortodoxia religiosa que necesitaba el criollismo.ollismo. ollismo.ollismo.ollismo. 28 SÁNCHEZ (1648). El presbítero Sánchez, fue un destacado teólogo que formaba parte de la corriente de pensadores criollos preocupados por dotar a Nueva España de una historia sagrada mediante la cual se reco-nociera como territorio agradable a Dios y propicio para manifestar en él sus prodigios; dota a la imagen del Tepeyac de un origen milagroso, y data las apariciones a Juan diego en diciembre de 1531, Así la Virgen de Guadalupe se convirtió en verdadero símbolo de la mexicanidad. 29 En 1688 salió a la luz la obra Estrella del norte de México, aparecida al rayar el día de la luz evangéli-ca en este nuevo mundo, en la cumbre del cerro del Tepeyac… del jesuita Francisco de Florencia. El autor se refiere de manera concisa a las cinco apariciones y continúa la línea patriótica que caracterizó a sus antecesores PODER POLÍTICO Y RELIGIOSIDAD... 9 XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2018), XXIII-120, pp. 1-18 la ciudad de México, se celebraba una solemne función religiosa en la colegiata de Guadalupe con todo lujo y acompañamiento de autoridades capitulares, religiosas y de la Audiencia y Tribunales novohispanos, y cuando el virrey dejaba el virreinato, la última jornada antes de embarcarse en Veracruz, se repetía la visita30. La conjunción del elemento patriótico que, al considerar el culto guadalupano como producto netamente americano y sostener que María había elegido a México para aparecerse y para estampar su imagen en la tilma del indio, sacralizó la tierra y la igualó a los lugares sagrados de la península, junto con el origen sobrenatural que desde mediados del siglo XVII se suponía a la imagen, fraguó el deseo de elevar la advocación por encima de otras, a través de la proclamación de su patronato sobre México; con ello las élites ciudadanas buscaban afianzar la representación e importancia política de la Ciudad como cabeza de la Nueva España. El primer intento de obtener este reconocimiento y declarar el día 12 de diciembre, presunta fecha de las apariciones como fiesta religiosa de tabla, es decir con misa y oficio propios, fue en 1663; sin embargo, la rigurosidad que el Decreto de 1630 sobre las condiciones que debía tener un santo o advocación mariana para ser elevada a esa dignidad, así como los prodigios o milagros que se habían producido para ello, no pudieron ser probados de un modo eficaz, y la Congregación de los Sagrados Ritos no lo admitió31. Patronato de la Virgen de Guadalupe sobre México, 1737-1743 En el primer tercio del XVIII, la advocación guadalupana era mayoritaria en la Nueva España y la Corona también veía con agrado dicho culto. Aprovechando la repercusión política y económica que esta proclamación podía tener, y argumentando que, cuando la ciudad se veía arruinada y despoblada por la peste —hubo más de 40.000 víctimas en México y sus aledaños—, la intervención de la Virgen hizo que la epidemia cesara, en 1737, el Cabildo, de acuerdo con el Virrey-Arzobispo, iniciaron los trámites para la proclamación del Patronazgo. La Santa Sede desde 1630, exigía que la ciudad, elegido su patrón/a, por las causas argüidas, trasladara esos motivos al clero local, y recabara el apoyo del obispo o arzobispo, para después trasladarlo a la congregación de cultos, que daría su visto bueno final, y convertía el día del patrón en feriado32. En México la iniciativa capitular corrió verdadero peligro por los conflictos institucionales entre el Arzobispado y el Cabildo de la colegiata guadalupana que, con autorización de Roma y de la Corona se había formado; pero era tal la repercusión del culto en la capital virreinal que las presiones políticas y, sobre todo, la circunstancia que el arzobispo ejerciera como Virrey lugarteniente hasta la llegada del nuevo titular, le impidieron cualquier oposición a los preparativos33, el Cabildo se preparó para la celebración de la solemnidad como protagonista y pagador del evento. 30 LOSA CONTRERAS (2017), pp. 140, 148, 150-152. 31 BRADING (2002), pp. 129-130. 32 SERRANO (2018), pp. 75-76. 33 “Y respecto de que la nobilísima ciudad solicita que el Ven. Cabildo concurra anualmente al Santuario y V. Exc. Ilma promueva que concurran igualmente la Real Audiencia y demás tribunales: desde luego está pronto el cabildo a la anual asistencia cantando misa sus Capitulares y predicando uno el que fuese invitado de la nobilísima ciudad y oficiando los capellanes mismos y demás ministros subalternos de la Iglesia. Y teniendo presente en que en los años venideros se hallará aquel Santuario con la distinción de Iglesia Colegiata, cuyo cabildo había de hacer en tal caso función, no por ello dejar de [obrar] el Cabildo de la Metropolitana, si se pudiesen arreglar las incompatibilidades que suelen excitarse sobre las precedencias y demás circunstancias; pero previniendo este caso, se solemnizará perpetuamente ese día con cuantos aparatos permitiese el Rito, y dictan el esmero y cuidado con que se distinguen semejantes funciones en la Santa Iglesia Matriz. V.Exc Ilma determinará en todo caso como siempre lo mejor. Sala Capitular de México, marzo 3 de 1737. Dr. D. Alonso CARMEN LOSA CONTRERAS 10 XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2018), XXIII-120, pp. 1-18 El 16 de mayo de 1737, el corregidor, coronel D. Juan Rubín de Celis, con solemnidad de timbales clarines y con el acompañamiento de la Justicia, mandó pregonar el bando y fijarlo en los sitios acostumbrados, con todas las formalidades. El bando hacia saber, a todos los habitantes de México y su territorio que, el día 26 de mayo en la Iglesia Metropolitana, con asistencia del Virrey, Real Audiencia y Tribunales, Cabildo de la ciudad y de todo el clero regular y secular, se promulgaría el Patronato de la Virgen de Guadalupe34. El bando ordenaba cómo se celebraría el festejo: en los días 24, 25 y 26 de mayo se debían limpiar y adornar las casas y calles lo más ricamente posible, se instaba a que hubiera luminarias nocturnas, fuegos artificiales, músicas35, tablados y cánticos “según la condición y liberalidad de cada uno”. La festividad culminaría con la procesión solemne por las calles de la ciudad el día 25 y con la misa pontifical del día 26 donde se promulgaría el Decreto. En una ciudad diezmada por la peste y la hambruna, la promesa de festejos daba esperanza a sus habitantes y, muchos regresaron para poder participar del evento. Así empezó la transformación de la ciudad, el entusiasmo de las autoridades, y la remisión de la peste que estaba en buena medida controlada, tranquilizaron a la población y comenzaron los fastuosos y caros preparativos; que por otro lado contribuían a revitalizar el alicaído comercio urbano: En Historia de la Aparición..., se recoge la magnificencia sin igual, en la procesión del 25 de mayo; ésta se realizó por todo el centro de México saliendo por la puerta occidental de la Catedral y recorriendo las calles del Empedradillo, Portal de Mercaderes, casa del Ayuntamiento, Plaza Mayor, Portal de Flores y Palacio Real hasta entrar por la puerta oriental. La carrera se cercaba con barras y rejas con telas preciosas, en el recorrido se habían colocado enormes cirios en medio de grandes vasos ornados con flores, o con incienso y maderas aromáticas. Numerosos nichos y altares dedicados a la virgen del Tepeyac jalonaban el recorrido, pero entre ellos destacaban los de los gremios más importantes, donde la riqueza de los mismos simbolizaba su importancia y prestigio en la vida la de la ciudad, compitiendo con las de las Aduanas reales y el Palacio virreinal, que debía mostrar todo el poder y magnificencia de la Monarquía, y sobre todo con la magnificencia de la catedral, símbolo del poder religioso36. Como muestra de los elevadísimos gastos, solo en cera se gastó más de 100 pesos de oro37. Fco Moreno y Castro, y maestre D. Bartolomé Felipe de Isla y Parra”. Documento recogido en Historia de la aparición (1897) t. II, p. 15. 34 “Conforme al juramento hecho en manos de señor arzobispo por los cuatro comisarios de la Nobilísi-ma ciudad —además de dos comisarios religiosos, un jesuita y un canónigo del Cabildo guadalupano, los regido-res D. Felipe Cayetano de Medina y Sarabia , y D. José Francisco de Aguirre y Espinosa— y en fuerza de ese juramento, la Virgen de G en su milagrosa imagen debía ser pública y jurídicamente reconocida, venerada e invocada como patrona principal de la ciudad y que como a Patrona se le debía el 12 de diciembre que fuese día festivo y de precepto “in foro et choro”. (Historia de la aparición…, t. II, p. 16). 35 En estos días no se vio terrado ni azotea, sea de pobres, sea de ricos, que no llevase gallardetes, pen-dones y banderas. Las torres de las iglesias, las puertas y balcones de las casas se adornaban con cortinas, cuadros, y colgaduras de ricos tejidos. En parte como medida sanitaria, para evitar los malos olores, en parte como ornato proliferaban las plantas, flores, incienso y otros sahumerios que |
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