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XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2018), XXIII-070, pp. 1-13 TRAYECTORIA BIOGRÁFICA DE JUAN MARICHAL, REFERENTE INTELECTUAL DEL EXILIO CANARIO BIOGRAPHIC TRAYECTORY OF JUAN MARICHAL, CANARY EXILE INTELLECTUAL LANDMARK Julia Rodríguez Cela Cómo citar este artículo/Citation: Rodríguez Cela, J. (2020). Trayectoria biográfica de Juan Marichal, referente intelectual del exilio canario. XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana (2018), XXIII 070. http://coloquioscanariasamerica.casadecolon.com/index.php/CHCA/article/view/10467 Resumen: Juan Marichal es un referente en la historia del hispanismo, como muy bien queda reflejado en sus publicaciones sobre los principales escritores españoles, desde Santa Teresa de Jesús, hasta su maestro, Américo Castro y su suegro, Pedro Salinas, destacando sus estudios pioneros sobre Manuel Azaña y Juan Negrín. En estas páginas no solo hacemos un recorrido por su obra intelectual de ensayo, sino también por su vida, en la que debido a los avatares de la Guerra Civil española se vio abocado al exilio. Aunque su país siempre estuvo presente en sus investigaciones académicas y en las clases que profesaba en las universidades norteamericanas, como fueron: Princeton y Harvard. Palabras clave: Juan Marichal, hispanismo, ensayo español, exilio Guerra Civil española, Universidad de Harvard. Abstract: Juan Marichal is a landmark in Hispanism history. This fact is well reflected in his publications about the main Spanish writers, from Santa Teresa de Jesús, to his mentor, Américo Castro and his father in law, Pedro Salinas, highlighting his pioner studies about Manuel Azaña and Juan Negrín. In these pages we won’t only take a tour around his intelectual work, but also around his life, in which due to Spanish Civil War avatars he was compeled to exile. Despite his exile life, his country was always present in his academic research as well as in the lectures that he professed in North American universities as Princeton and Harvard. Keywords: Juan Marichal, hispanism, spanish essay, Spanish Civil War exile, Harvard University. INTRODUCCIÓN Juan Marichal fue uno de los intelectuales más originales de la España de la segunda mitad del siglo XX, no solo por la obra singular que llevo a cabo, la de historiar el ensayo español, mucho menos estudiado que la literatura, con un estilo peculiar, el suyo propio. Y esta singularidad se acrecienta al haber escrito esta obra, fuera de su propio país, debido al exilio que las circunstancias políticas le llevaron junto con su familia a emprender, pero no por ello dejó de pertenecer allí donde se encontrara a la comunidad española que había dejado atrás, su preocupación por todo lo que acontecía en su país le llevó a enriquecer el panorama intelectual de éste mediante su obra de pensamiento, y políticamente también contribuyó a la recuperación de su legado liberal, parlamentario y democrático que él conoció de niño en la España de los años treinta, y que desde el exilio luchó por restaurar. Sus obras reflejan una gran pluralidad de intereses, desde los ensayos de historia de la literatura que abarcan el estilo literario de Santa Teresa o San Juan de la Cruz hasta los poetas de la generación del 27, especialmente la obra de Pedro Salinas, pasando por Cadalso, Feijóo, Profesora en la Facultad de Ciencias de la Información. 28040. Universidad Complutense de Madrid. España. Correo electrónico: jurodrig@ucm.es © 2019 Cabildo de Gran Canaria. Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional. JULIA RODRÍGUEZ CELA 2 XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2018), XXIII-070, pp. 1-13 Jovellanos o Benito Pérez Galdós, para convertirse en un experto en Unamuno y Ortega y Gasset, y llegar hasta los compañeros transterrados como: Américo Castro, José Ferrater Mora y Francisco Ayala. Pero si sus ensayos sobre la literatura española y latinoamericana son de consulta obligatoria para conocer la labor de estos escritores fundamentales de habla hispana, su lugar en la historia del ensayo español lo alcanza gracias a los estudios pioneros de dos personajes de la historia contemporánea: Manuel Azaña y Juan Negrín, de los cuales son deudores todos los posteriores historiadores que se han acercado a estos dos políticos y al estudio del ensayo español contemporáneo. Si tuviéramos que definir en una frase al hombre y al intelectual que fue Juan Marichal, nos podría servir la definición que un día dio de sí mismo Manuel Azaña: burgués, liberal e intelectual. Hoy todas estas acepciones se encuentran un tanto denostadas y pueden conducirnos a equívocos y falsas interpretaciones, se encontraban más claramente definidas en el momento en que lo hizo Azaña a principios del siglo XX. La palabra burgués nos viene dada por la pertenencia a un origen familiar, el de la burguesía provinciana dedicada a los negocios, propia de su Canarias natal. Burguesía de espíritu laico, que transmite sus valores morales de una elevada educación a sus vástagos, valores parejos a los que proclama en esa época la Institución Libre de Enseñanza y Giner de los Ríos, y que Juan Marichal cultivó durante toda su vida. Liberal, más allá de toda ideología política —que en los ismos del siglo pasado en su caso se entronca con el socialismo— tal como hoy entendemos esa palabra, sino liberal como entendían el liberalismo los padres de la Ilustración —que tan bien ha estudiado Marichal— como respeto y tolerancia hacia la personalidad individual, y a la singularidad propia y manifiesta de cada individuo. E intelectual, porque su quehacer a lo largo de toda su existencia ha estado marcado por el ansia de saber, de aprender y de transmitir los conocimientos adquiridos. Si hubiera que buscar tan solo un rasgo que defina al hombre y al gran intelectual que todos conocimos, como Juan Marichal. Este rasgo que destaca por encima de todos sería el de su ansia de saber, de aprender algo nuevo, ese amor por la lectura y el trabajo intelectual desde que era un niño sensible y preocupado por el mundo que le rodeaba y, que le llevó a plasmar todas estas preocupaciones e investigaciones en una obra como la suya que muy bien define Biruté Ciplijauskaité: “Una obra que ha sabido unir la filosofía y la historia, aplicándolas a la literatura para conseguir una visión integral” (Ciplijauskaité y Maurer, 1990). Una obra que parte desde una idea que le persigue desde muy joven, la de historiar el ensayo español, mucho menos estudiado que la literatura española, aportando para ello sus conocimientos como historiador, sus pensamientos y reflexiones filosóficas, que ya de adolescente quedan reflejadas en sus Diarios filosóficos —inéditos—, y todo ello expresado con un cuidado estilo literario, el suyo propio, en el que se trasluce su personalidad entera. INFANCIA EN CANARIAS (1922-1935) Juan Marichal nace en Santa Cruz de Tenerife el 2 de febrero de 1922, en el seno de una familia de la pequeña burguesía comercial de las islas. En su partida de nacimiento consta que es hijo legítimo de José López Marizatt y de Concepción Marichal López, ambos naturales y vecinos de esta población. Y podemos comprobar, que el niño al que inscriben como Juan Augusto (el nombre de cada uno de sus abuelos) López Marichal, es natural de Santa Cruz de Tenerife no solo por nacimiento sino también por ambas ramas familiares. La familia paterna de los López-Marizatt era una familia dedicada al comercio de las islas, en concreto el abuelo Juan López era propietario de una tienda de paños, situada en la calle Castillo, por lo tanto se dedicaba al pequeño comercio. Pese a la tradición comercial de la familia solo continuó ésta su hijo mayor José, pero dedicándose ya al gran comercio, como empleado de la familia Rodríguez López en la exportación de la industria bananera de la isla. TRAYECTORIA BIOGRÁFICA DE JUAN MARICHAL... 3 XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2018), XXIII-070, pp. 1-13 La familia materna los Marichal-López también tenía su lugar en esa burguesía comercial urbana de la isla a través de la industria del plátano, pero sobre todo destacará por las labores políticas que llevarán a cabo alguno de sus miembros y que tanta trascendencia ha tenido en la historia de la isla, como fue el caso de su tío Rubén Marichal —hermano mayor de su madre—, que fue el fundador del Partido Republicano Tinerfeño, por el que obtuvo un escaño en el Parlamento en las elecciones de noviembre de 1933. Partido que luego se acabó integrando en el Partido Radical. Aquel niño que nació el 2 de febrero de 1922 en la Rambla, muy pronto dejó de ser hijo único, pues al año siguiente nació su hermano Carlos, Chicho como le llama su “mano” Juan y toda la familia. Ambos hermanos siempre estuvieron muy unidos no solo en aquellos días de la infancia tinerfeña sino también durante los años del exilio, y aún cuando en los años de madurez vivían don Juan en los Estados Unidos y su hermano, en Puerto Rico. Unos años antes de que la familia se preparará para el traslado a Madrid, su tía Carmen Marichal se casa en 1931 con Domingo Pérez Trujillo, persona tan influyente en la historia de la isla, como también lo será en el transcurso de la vida futura tanto de don Juan como de su hermano, Chicho. Y Carmen se casa como un personaje singular de la isla, un antiguo periodista, que en 1922 fue detenido por publicar un artículo que la dictadura de Primo de Rivera consideraba irreverente con la religión católica. Domingo Pérez Trujillo, que fue el fundador en el Puerto de la Cruz de la primera Agrupación Socialista de Canarias, se afilió al Partido Socialista Obrero Español y a la Unión General de Trabajadores y fue el representante de Tenerife por el partido socialista en las primeras elecciones en las Cortes Constituyentes de la Segunda República durante 1931-1933, lo que le llevó a trasladarse como a su cuñado Rubén Marichal a la Península. En 1935 se plantea el traslado por parte de la empresa exportadora Rodríguez López de José López (padre de don Juan) a Madrid, y con él su familia: su esposa y sus dos hijos. SEGUNDA REPÚBLICA Y GUERRA CIVIL ESPAÑOLA (1935-1938) La llegada a la Península en el año 1935 de la familia López-Marichal en principio no produjo en don Juan un gran disgusto, pues le estimulaba el cambio de colegio, la perspectiva de poder ir al Instituto-Escuela, debido a su carácter pedagógico. La realidad no se sabe porqué fue otra, “y se adoptó la idea de enviarme al Instituto Quevedo que se encontraba detrás del edificio de la Telefónica, y que hoy ya no existe”. (Marichal y Cela, 2011:37)Pero ese año de 1935 vendrá marcado por uno de los acontecimientos más importantes en la vida de Juan Marichal, la muerte de su madre. Su madre enfermó al poco de su llegada a la Península, no recordaba cual era verdaderamente la causa de su muerte pero parece que debió ser algún tipo de cáncer. La muerte de la madre se produjo en julio de 1935 cuando don Juan contaba tan solo trece años y entraba en la difícil etapa de la adolescencia, por lo que marcó no solo los años de ésta sino también el resto de su vida, pues las decisiones adoptadas a esa edad marcaron ya su destino y el de su hermano, Carlos. La muerte de la madre termina con el feliz mundo de la infancia, para él en aquel entonces, su madre Concha era el miembro más importante de la familia y su pérdida le deja abatido, sin consuelo y con un cierto resquemor hacia su padre, es el comienzo de la ruptura con el padre, que se hará del todo efectiva unos años después, ya en Barcelona cuando decide no quedarse con él, sino tomar la difícil senda del exilio. Pero ya entonces en Madrid, tanto él como su hermano dejan de vivir con su padre, que pronto vuelve a casarse con su secretaria, y prefieren ambos hermanos (aunque la decisión la toma el hermano mayor por los dos) ir a vivir al piso que compartían en la calle Ríos Rosas de Madrid, su tía Carmen (hermana de la madre) y su esposo Domingo Pérez Trujillo. JULIA RODRÍGUEZ CELA 4 XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2018), XXIII-070, pp. 1-13 La política en aquellos años republicanos lo impregnaba todo, en la casa que don Juan compartía con sus tíos la política estaba muy presente, y era lógico ya que su tío Domingo Pérez Trujillo había sido diputado socialista en el primer gobierno de la República y seguía en su militancia y colaboración con el PSOE. Es en su propia casa donde don Juan toma conciencia de los acontecimientos que se avecinaban, de los problemas y revueltas en el bienio negro, de la división en el seno de la izquierda, incluso la división entre los propios socialistas que él presenció en las discusiones habidas en su propia casa. Y así en esta República convulsa llegamos al verano del 36: el año de 1936 en mi vida como la de tantos fue el año del gran tajo, de la gran divisoria. Yo lo viví de una manera muy tajante digamos, porque el colegio se iba a cerrar para el verano pero no se cerró hasta el comienzo de las hostilidades, y ya no se volvió a abrir. (Marichal y Cela, 2011:38)1 Como muy bien nos dice don Juan, en el año 1936 se produjo un gran tajo en su vida, y como la de él, en la de tantas otras personas, en la gran mayoría de los españoles de ese momento. La vida en Madrid no era nada segura, ni siquiera para los altos cargos del partido socialista, recuerda Marichal que vivían con miedo por su tío que se encontraba en el Frente, y al que casi nunca veía. Por eso la familia decidió que los dos niños abandonaran Madrid, como así lo hicieron el 13 de diciembre de 1936 con destino a Valencia. El viaje desde Madrid a Valencia lo hicieron con un grupo de jóvenes que encabezaba su profesor Fidel Moncada que había sido herido y se encaminaba a Valencia para su recuperación. Valencia se les presenta a los hermanos Marichal como un paraíso, iban a las tiendas y encontraban comida, y además en las calles no se veía el desorden de Madrid, veían otra tranquilidad, otra alegría, la gente no se sentía invadida por el miedo. Su día a día en la Valencia republicana transcurría en el Instituto Blasco Ibáñez al que acudían él y su hermano todas las mañanas, alejados de la guerra y dedicados al estudio. Si don Juan en las clases del instituto valenciano destacaba en literatura y filosofía, su hermano Carlos lo hacía en dibujo, ya en aquellos años tempranos de Valencia, Carlos dibujaba de una forma que deslumbraba a sus compañeros, a su propio hermano —sobre todo— y a sus profesores. Y así decidieron con un grupo de amigos del Instituto entre los que se encontraban los hermanos, Juan y Luis Sanz editar su propia revista, que llevaba por nombre La Guanchada. La revista como es de suponer tuvo corta vida, y no se conserva ningún ejemplar, pues estos se perdieron en Casablanca. Pero sí recuerda don Juan que La Guanchada reflejaba en sus páginas algunos acontecimientos culturales de importancia a los que asistió en el año 1937, como un recital de poemas de León Felipe, o el Congreso de intelectuales antifascistas celebrado en Valencia, en que los principales intelectuales del momento manifestaban su apoyo a la República Española. Pero con el paso de los años lo que siente Marichal por la pérdida de los ejemplares de la revista, no es por sus artículos o los de sus amigos, sino porque ya no quede constancia de las ilustraciones que hizo su hermano Carlos. En el invierno de 1937 la familia siguiendo al gobierno republicano se traslada a vivir a Barcelona, sus tíos: Domingo Pérez Trujillo y Carmen Marichal se instalan en la ciudad y deciden que sus sobrinos abandonen Valencia y vivan con ellos en Barcelona. Barcelona no era como Valencia, en esa ciudad existían revueltas todos los días, bombardeos, la ciudad se hallaba en plena guerra civil, atestada de gente que como ellos 1 Todas las frases de Juan Marichal incluidas en el texto pertenecen a las grabaciones realizadas por Julia Cela desde julio de 1992 hasta diciembre de 2002, y posteriormente utilizadas en la biografía realizada por Julia Cela en el libro: Marichal, J. y Cela, J. (2011). Testimonios de un isleño. Santa Cruz de Tenerife: Editorial Septenio. TRAYECTORIA BIOGRÁFICA DE JUAN MARICHAL... 5 XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2018), XXIII-070, pp. 1-13 buscaba comida entre la escasez de alimentos. Pero no todo fueron penurias en Barcelona, pese a los bombardeos, a las revueltas callejeras y sobre todo el hambre, los Marichal prosiguieron con sus estudios, en esta ocasión el Instituto elegido era el Instituto Nicolás Salmerón uno de los institutos más prestigiosos de la ciudad. Y recuerda su estancia en el Instituto con verdadero agrado, por una parte porque los institutos en los que estuvo durante la guerra civil fueron como pequeños oasis que hacían olvidar a sus estudiantes las situación en la que se encontraban fuera de ellos; y la más importante porque en el Instituto Nicolás Salmerón tuvo la suerte de tener un profesor de filosofía como Eduardo Nicol, que impartía unas clases que dejaron profunda huella entre sus alumnos, sobre todo en Juan Marichal. Sus clases no eran clases corrientes al uso, les hacía pensar sobre temas de la vida cotidiana desde una perspectiva filosófica, se discutía en clase sobre las enseñanzas de los grandes filósofos como Descartes, uno de los primeros que estudiaron; o sobre ciertos temas: como el recuerdo, la imaginación, la verdad hallada por uno mismo, etc. Sobre todas esas cuestiones les hacía reflexionar a los alumnos Eduardo Nicol. Es entonces cuando Juan Marichal impulsado y maravillado por las enseñanzas del filósofo, por el alto nivel de sus clases, por los temas que se debaten en ellas, cuando siente el despertar de su vocación de filósofo en imitación a su maestro, y así comienza el 23 de diciembre de 1937, una serie de cuadernos, en total al menos unos nueve que se conserven, que llevan por título: Pequeño diario filosófico. Estos cuadernos son un diario de sus pensamientos y vicisitudes durante el tiempo que don Juan vivió en Barcelona y en París. Al acabar el curso en el verano de 1938, la situación no mejoraba en Barcelona, al revés empeoraba y el hambre era cada vez más acuciante, por lo que los tíos de los Marichal decidieron que ambos hermanos acompañados de su tía Carmen se marcharan ya al exilio y se trasladaran a París. Su tío Domingo Pérez Trujillo continúa todavía en Barcelona, al mando de una fábrica de armamento, a la espera de que la guerra finalice y entonces también se reunirá con su familia en el exilio. UN JOVEN EXILIADO EN PARÍS (1938-1941) Y en el verano de 1938 parten en tren hacía París, Carmen Marichal acompañada de sus dos sobrinos, Juan y Carlos Marichal. En la capital francesa se alojan en un piso muy pequeño, y la penuria continúa, el dinero que llega de España es muy escaso, dinero que procede de la familia de Canarias que son quienes les sostienen mientras viven en París, pero que tampoco es suficiente para poder vivir y apenas llega para mal alimentarse. Al poco de instalarse en París deciden que Carlos que ya había demostrado grandes dotes para la pintura, aprovechara la oportunidad que se le brindaba en un internado belga —con gran prestigio en los estudios de Bellas Artes— financiado por el gobierno checoslovaco, que en esos momentos colaboraba con el gobierno de la República española. Fue la primera separación de los dos hermanos, que no se volverían a encontrar hasta dos años después cuando el ejército nazi invadiera Bélgica y Chicho regresara a París para reunirse con su familia y juntos viajar a Casablanca. Don Juan dice que el arte de Chicho nació verdaderamente en Bélgica que ahí comenzó a expresarse como el pintor que luego llegaría a ser, y que él sentía profundamente no poder haber asistido al nacimiento de su arte. A comienzos del curso de 1938-1939 la familia decide que lo mejor para don Juan es que prosiga sus estudios de bachillerato, y el lugar elegido es el prestigioso Liceo Michelet, que además de proporcionar una excelente preparación era uno de los pocos liceos que aceptaban alumnos extranjeros y que además tenía internado. El Liceo era de lo más cosmopolita además de los alumnos franceses, había un gran grupo de alumnos latinoamericanos, de JULIA RODRÍGUEZ CELA 6 XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2018), XXIII-070, pp. 1-13 alumnos judíos que provenían de familias que ya huían de la persecución por parte de los nazis, y solo otro alumno español, Julio Álvarez del Vayo, hijo del ministro. Don Juan continúa en París su interés por la filosofía, en un cuaderno de ese curso se conservan sus notas que el titula: Notes Philo et Littérature, son notas escritas en francés sobre las obras que estudia de Jean Rostand, Schopenhauer, Paul Valéry, Thibaudet, Durkheim, pero también: José Ortega y Gasset y Salvador de Madariaga. Así era el nivel de estudios del bachillerato francés, pero no era menos el nivel de los institutos republicanos, cuando profesores y alumnos se sorprenden al saber que el joven español ya había leído a Kant, Descartes, Pascal, Platón, Aristóteles, Hegel, Stuart Mill, y por supuesto, Ortega. “Le petit rouge” como le llamaban cariñosamente sus compañeros del liceo. La primavera de 1940 traerá una buena noticia la llegada de su hermano a París en mayo de 1940, por fin se vuelven a reunir los dos hermanos, aunque la causa no sea del todo halagüeña pues venga dada por la entrada en Bélgica de las tropas alemanas, y un mes más tarde los nazis también entrarán en París, lo que dificulta enormemente la vida de la familia en esa ciudad, son refugiados republicanos en una ciudad invadida por el ejército alemán. Ante el peligro que en esos momentos están viviendo sus hijos, José López les propone que regresen a España, que vivan con él en Madrid dónde ha sido destinado al obtener una plaza como funcionario, don Juan se niega, no quiere vivir con sus padre, pese a que la situación en la que se encuentran en París de miedo y penurias económicas no sea la más favorable, don Juan persiste en su enemistad en contra de su padre, pese a los ofrecimientos de éste que les salvaría del penoso exilio. Y eso significa para los hermanos Marichal el abandonar Europa, en ese invierno de 1940 para trasladarse a Casablanca —en la Francia libre— a la espera de un barco que les lleve a América. En Casablanca vivieron desde el invierno de 1940 hasta octubre de 1941 en que consiguieron embarcar en el Quanza con destino a México. La espera en Casablanca de estos exiliados españoles con el deseo de llegar a tierras americanas, nos recuerda a la película Casablanca, es inevitable pensar en esta familia española viviendo las mismas vicisitudes que todos aquellos exiliados de distintos países que esperan en Casablanca. Don Juan en cambio con el paso de los años recuerda la estancia en esa ciudad, como una estancia relativamente feliz, sin el dramatismo que por el contrario nos muestra la película. Así la recordaba Marichal: “Nuestra estancia en Casablanca fue en verdad como un oasis pues la ciudad era muy bonita y las relaciones humanas entonces eran muy cordiales.” (Marichal y Cela, 2011:55) En Casablanca pudo terminar el bachillerato francés en esta ocasión en el Liceo Lyautey, también de gran nivel, un bachillerato que le abrió luego las puertas de los estudios superiores cuando se trasladaron a México. En esa época Carlos siguió pintando, pero tanto sus cuadros, como los libros y los documentos de don Juan que dejaron al cuidado de la familia Elmaleh (una familia de amigos judíos) cuando tuvieron que abandonar Casablanca, se perdieron, ya que a México solo podían llevar una pequeña maleta cada uno. EN LA CAPITAL DEL EXILIO ESPAÑOL: MÉXICO (1941-1945) Para el joven Marichal, la ciudad de Casablanca fue un remanso de paz, como expresa años después él mismo, pese a los avatares de la Segunda Guerra Mundial. Pero aún así él sabía que Casablanca representaba para todos aquellos refugiados que la habitaban al igual que para él, una ciudad de tránsito en sus vidas, a la espera del barco que les llevara a la soñada América. Y ese barco llegó por fin a las costas africanas para trasladar entre otros a un puñado de exiliados españoles que comenzarían su nueva vida en México. El barco denominado Quanza era un barco portugués que partió de Casablanca en octubre de 1941, para llegar tres semanas después a la costa mexicana de Veracruz. La travesía era complicada pues se TRAYECTORIA BIOGRÁFICA DE JUAN MARICHAL... 7 XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2018), XXIII-070, pp. 1-13 encontraban en plena guerra mundial y había que evitar por todos los medios posibles los bombardeos alemanes que atacaban a los barcos en el Atlántico, por lo que el viaje se hizo más largo al tener que navegar por el Atlántico Norte en aguas canadienses para tener así mayor seguridad de no ser bombardeados por los submarinos nazis. Con la perspectiva de los años vividos, don Juan recuerda ese viaje, no como un viaje traumático, un viaje sin perspectiva de retorno a la patria que se dejaba atrás, sino como un viaje esperanzador hacía unas nuevas perspectivas de futuro que ofrecía América, que en esos momentos no ofrecía una Europa en guerra. Y recuerda las largas caminatas por la cubierta del barco para no marearse con las tempestades que en muchas ocasiones azotaban al mismo; recuerda las reuniones de los hombres que viajaban en él, sentados entre las cajas que llevaban a México a los toros bravos españoles, y al preguntarle de que se hablaba en esa hora de España, cuándo los contertulios eran personalidades tan destacadas de nuestra política como Niceto Alcalá Zamora o Blas Cabrera, don Juan nos comentaba para nuestro asombro que no se hablaba de política como cabía pensar, más bien se hablaba del futuro que a todos les esperaba al otro lado del mar. En México don Juan cumple su anhelo de ingresar en la Universidad, concretamente en la Facultad de Filosofía y Letras, y allí se encuentra que los profesores que están impartiendo clases en esa Facultad son: Eduardo Nicol (su profesor de filosofía en Barcelona), José Gaos, Rafael Altamira, Joaquín Xirau, con estos profesores sintió la continuidad de la Universidad española, se encontraba en el exilio, es cierto, pero los profesores que impartían en esa Facultad eran como él, también exiliados, y representaban a los mejores profesores de filosofía de las Universidades españolas, que ahora continuaban su profesión de docentes en México. Sus estudios los compaginaba dando clases en el Instituto Luis Vives, fundado por profesores españoles bajo el espíritu de la Institución Libre de Enseñanza. Qué mejor lugar para trabajar para este joven exiliado español, que comienza a dar clases de inglés y francés a los alumnos de primaria. Pese a que la vida de Marichal en México transcurrió toda ella entre la Universidad y el Instituto Luis Vives, también dedicó parte de su tiempo a la política, a su preocupación por el gobierno republicano en el exilio, ya que en ese momento la ciudad principal era México y en ella se encontraba como figura señera Indalecio Prieto, frente al último Presidente del gobierno de la República, Juan Negrín. Don Juan era partidario de Negrín, como lo fue toda la vida, y un gran estudioso de su biografía que desgraciadamente nunca fue terminada. Juan Marichal termina sus estudios de licenciatura en México, y su maestro Edmundo O´Gorman le aconseja que prosiga con su doctorado en una Universidad norteamericana, y a su vez buscar trabajo en una de esas universidades de los Estados Unidos. La Universidad que le propone es la de Princeton, donde imparte clases, otro gran historiador español, Américo Castro. Don Juan sigue los consejos de O´Gorman y en el año 1946 abandona México para instalarse de forma definitiva en los Estados Unidos. Su hermano Carlos poco tiempo después también acude a los Estados Unidos, y posteriormente prosigue su propio camino instalándose en Puerto Rico donde conoce a su esposa Flavia de Lugo, es en ese país donde nacen sus hijos y donde también merece la consideración debida su pintura. Los tíos tanto Domingo Pérez Trujillo como su esposa Carmen, siguen viviendo en México, aunque intentaron poder trasladarse con sus sobrinos a Estados Unidos, pero no consiguieron los visados, lo que les obligó a permanecer en México hasta el trágico fallecimiento de don Domingo. Una vez que este fallece, su viuda, sola en México, sin ningún familiar que la acompañe, decide trasladarse a Cuba donde vive una de sus hermanas, y allí permanecerá hasta el final de sus días. JULIA RODRÍGUEZ CELA 8 XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2018), XXIII-070, pp. 1-13 LLEGADA A LOS ESTADOS UNIDOS, LAS UNIVERSIDADES NORTEAMERICANAS Y LA FAMILIA SALINAS Y LA LITERATURA (1946-1958) En enero de 1946 Juan Marichal abandona México para instalarse en los Estados Unidos, su primera parada es Princeton, en cuya Universidad ejerce como catedrático, Américo Castro. Y es con don Américo con el que el joven Marichal va a trabajar en su futura tesis, como así le habían aconsejado en México. Américo Castro era por aquel entonces uno de los historiadores españoles con mayor reputación, por lo que al tener que exiliarse, pronto le ofrecieron una Cátedra en los Estados Unidos, nada menos que en la prestigiosa Universidad de Princeton. Pero si don Américo era reconocido como historiador también le precedía la leyenda de su carácter irascible que ponía en guardia a sus alumnos, como así le avisaron a don Juan. Pero todas esas cautelas no fueron necesarias, cuando Marichal llega a Princeton después de un viaje de casi diez días, cambiando de autobuses, don Américo y su esposa, Carmen Madinaveitia, le acogieron cariñosamente. Por una serie de circunstancias también fortuitas entre las que estaba detrás la figura de don Américo, encontró nada más llegar trabajo como ayudante de profesor en la misma Universidad de Princeton, y así el mismo día de su vigésimo cuarto cumpleaños comenzaba sus tareas de docente y tutor de curso. El trabajo le pareció bastante agradable (aunque tenía muchos horas de clase) y el sueldo bastante bueno, y lo mejor de todo es que le permitía poder seguir los cursos de don Américo, que era la finalidad principal de su viaje a Princeton, así como realizar su tesis doctoral sobre la figura y la obra del Padre Feijóo. La llegada a Princeton para Marichal, fue una llegada venturosa en todos los sentidos, y además el temido don Américo no lo recibió con cajas destempladas, sino todo lo contrario, prácticamente lo trató como a un hijo, y así iba a ocurrir con el resto de la comunidad de españoles e intelectuales exiliados en los Estados Unidos, las familias exiliadas de los Guillén, Salinas, Zulueta, García Lorca, etc., lo acogieron como uno más de ellos, para todos representaba a ese muchacho español exiliado como ellos, que se convertiría en profesor en las Universidades norteamericanas, como todos ellos, pero con una particularidad, don Juan no venía acompañado por una familia que le arropará, que le hiciera más llevadero el exilio y la ausencia de España, y por eso enseguida formó su propia familia, y a su vez formó parte de la familia Salinas, y con ella de todas las otras familias con las que los Salinas tenían una relación de amistad profunda. Solita Salinas durante los años de estancia en los Estados Unidos tenía en Teresa Guillén a su mejor amiga, al igual que los padres Pedro Salinas y Jorge Guillén tuvieron una gran amistad durante toda su vida, tanto en España como luego en el exilio, la misma amistad se dio en sus hijos que prácticamente se criaron juntos en el exilio norteamericano, y si Claudio (hijo de Jorge Guillén) fue siempre el amigo y compañero de juegos de Jaime (hijo de Pedro Salinas), sus hermanas mayores Teresa y Solita fueron también siempre amigas íntimas. Por aquel año de 1946 en el que don Juan llega a Princeton, Teresa Guillén ya se encontraba casada y acababa de conocer al nuevo estudiante español de don Américo, según lo conoció le pareció que era el hombre ideal destinado para su amiga Solita, y así rápidamente organizó una comida en su casa en la que los dos fueron invitados con el fin de presentarlos. Después de aquella comida de domingo en casa de Teresa Guillén, la pareja volvió a coincidir en Nueva York, pero el noviazgo no se formaliza hasta el verano en el que ambos se vuelven a encontrar en la Universidad de verano de Middlebury donde coincidían gracias a la generosa invitación de Vicente Llorens las familias exiliadas: los García Lorca, los Salinas, los Guillén, etc., y donde también fue invitado a dar clases Juan Marichal. Jaime Salinas en su libro de memorias Travesías, nos relata cómo fue acogido por la pequeña comunidad de exiliados españoles en los Estados Unidos ya que venía muy bien avalado, pues todos sabían que era el sobrino de Domingo Pérez Trujillo que había sido diputado socialista por Tenerife en las TRAYECTORIA BIOGRÁFICA DE JUAN MARICHAL... 9 XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2018), XXIII-070, pp. 1-13 Cortes Constituyentes de la República y además era el alumno predilecto de Américo Castro y con un gran futuro en la docencia, todas ellas cualidades de gran estima para los padres con hijas casaderas. Pero enseguida se supo en la comunidad española desperdigada por Nueva York, Boston y Baltimore, que la elegida por el soltero español era Solita Salinas, la hija de don Pedro. Y así nos cuenta Jaime Salinas como don Juan fue presentado a la familia Salinas: En otoño de 1946, cuando la familia había regresado a Baltimore, Juan fue presentado a Don Pedro y a doña Margarita. Mi padre quedó encantado con el joven discípulo de don Américo que desde el primer día le trató con veneración. (…) Juan sabía escuchar, seguir su conversación, y no dudo de que fue el primero en desear que su relación con la hija del poeta fuera a más. Para mi madre, el que hubiera hecho su bachillerato francés era un tanto a su favor, pero lo que más le agradaba era ver cómo mi padre disfrutaba de su compañía. (…) No sé si Juan encontró en él al padre que hubiera querido tener; lo que sí es cierto es que Don Pedro encontró en él al hijo que le hubiera gustado tener, más aún cuando con este “hijo” podía compartir la soledad del exilio. (Salinas, 2003:346) La admiración de ambos fue mutua, y años después don Juan nos hablaba de su suegro con verdadera veneración, no solo en su faceta humana de padre y abuelo, también como el poeta al que su yerno dedica muchas horas de estudio y publica sendas ediciones de su obra, sino sobre todo, como el gran maestro que fue Pedro Salinas, un maestro vocacional como recordaba también su hija: “le encantaba dar clases”. Y el noviazgo se formalizó en boda. Y así el 8 de junio de 1947 contrajeron matrimonio Juan Augusto López Marichal con Soledad Salinas Bonmatí. Y con la llegada de la primavera del año siguiente de 1948, los Marichal tuvieron a su primer hijo que nació concretamente el 10 de marzo. Solita se instaló en la casa familiar de los Salinas en Newland Road (Baltimore), arropada y protegida por sus padres y su hermano, mientras don Juan esperaba el feliz acontecimiento dando sus clases en Princeton. Al año siguiente el 7 de noviembre nace el segundo hijo de los Marichal, Miguel, que es desde luego tan celebrado por toda la familia como el primero. Pero la condición de abuelidad que tanta alegría le proporcionó a Don Pedro, no pudo disfrutarla mucho, ya que la enfermedad le consumía y le condujo todavía joven a la muerte. La cual se produjo el 4 de diciembre de 1951 en el Massachusetts General Hospital de Cambridge, en Boston. Una semana antes, el 27 de noviembre, había cumplido sesenta años. “Unos días antes de la muerte de mi padre —nos narra Jaime Salinas—, mi madre había recibido de Puerto Rico un telegrama de Luis Muñoz Marín, el primer gobernador nativo, recientemente nombrado por Truman. (…) El telegrama le pedía a mi madre que nuestro padre fuera enterrado en San Juan, en el antiguo cementerio, al pie del Morro y junto a ese mar que tanto había querido”. (Salinas, 2003:449) El escritor Francisco Ayala, gran amigo de Pedro Salinas fue una de las personas que acudió al entierro, ya que por aquel entonces se encontraba exiliado en Puerto Rico, y cuenta como se quedó sorprendido al ver que acudía tanta gente de la isla, incluso vio a niños y jóvenes que también asistían, pensó que esos jóvenes no sabían a quién se enterraba y acudían arrastrados por la curiosidad y el gentío, por ello le preguntó a uno de ellos sí sabía que ocurría para que se concentrara tanta gente en el cementerio, a lo que el joven le contestó: “Es que a muerto un poeta español”. (Ayala, 2006) Así era de querido Don Pedro que también vivió un tiempo de su exilio en Puerto Rico y donde escribió algunos de sus libros de poemas, entre ellos: El Contemplado. Con la muerte de su suegro, Juan Marichal comienza ayudado por su esposa y también por el mejor amigo de Don Pedro, Jorge Guillén a trabajar en la edición de su obra. Entre sus papeles se encuentran con un libro de poemas que Pedro Salinas no quiso editar en su momento, y que suponía la continuación de sus mejores poemas de amor: La voz a ti debida, JULIA RODRÍGUEZ CELA 10 XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2018), XXIII-070, pp. 1-13 Razón de amor, y que conformaría la trilogía hoy por todos conocida, gracias al libro hallado por la familia que llevaría por título: Largo lamento. Don Juan se dedica desde entonces ayudado por Solita a editar y reeditar la obra de su suegro y a realizar estudios sobre la misma. En esos años de 1955 a 1958 edita Poesías completas para la editorial Aguilar, edición en la que todavía no se incluye Largo lamento. También edita los poemas inéditos de Confianza, el Teatro Completo. Y ya en décadas posteriores: Ensayos de literatura hispánica, La responsabilidad del escritor, El defensor, etc. Los años cincuenta siguen siendo para Juan Marichal la época de afianzarse como profesor en Harvard e incluso en otras Universidades en las que da clase temporalmente como Bryn Mawr College desde 1953 a 1958, y en la que tuvo como colega y amigo al filósofo José Ferrater Mora; son los años familiares de la desaparición de sus suegros, pero también de ver crecer a sus hijos; y en los que aparece también uno de sus principales libros: La voluntad de estilo (Teoría e historia del ensayismo hispánico) en 1957, libro en varias ocasiones reeditado, el que podemos considerar como el primer libro importante de su autor. Hoy es desde luego un clásico del ensayo español sobre nuestros ensayistas principales desde Santa Teresa hasta nuestros transterrados como Ferrater Mora y Francisco Ayala, pero pasando anteriormente por Cadalso, Feijóo, Jovellanos, Unamuno, Ortega y desde luego Américo Castro y Pedro Salinas, y ya con un estilo propio, el de Juan Marichal. MAESTRO EN HARVARD (1958-1988) Las décadas siguientes de los años sesenta, setenta y ochenta estarán marcadas por el trabajo de docente en Harvard, por las publicaciones, y sobre todo, por el contacto con la España que había tenido que dejar atrás, aunque también todos esos éxitos profesionales se ven empañados por un hecho trágico acaecido en su propia familia. Son también los años más prolíficos en su carrera como ensayista y articulista, después de su libro: La voluntad de estilo, aparecen en esas década entre otros: El nuevo pensamiento español en 1966, publicado por una editorial mexicana, Finisterre. En colaboración con Octavio Paz, en la misma editorial Las cosas en su sitio (sobre la literatura española del siglo XX); Tres voces de Pedro Salinas en 1976. Y en 1978: Cuatro fases de la historia intelectual latinoamericana (1810-1970) publicado por la Fundación Juan March y la editorial Cátedra. De estos años son también diversas ediciones de las obras de sus maestros, Pedro Salinas y Américo Castro. Pero sobre todo la edición de las obras completas (al menos en esos años de 1966-1968) en que se publicaron así lo eran de Manuel Azaña en la editorial Oasis de México. Un trabajo intelectual por el que será siempre recordado que le llevó a investigar durante años con la colaboración de la viuda de Azaña, Dolores Rivas Cherif; y que tanta trascendencia ha tenido en la formación de los intelectuales y políticos españoles, que gracias a Marichal pudieron conocer la obra de Azaña y asomarse por primera vez a esos textos prohibidos en España. Además de dar a conocer la personalidad y la obra de Manuel Azaña, Marichal hace lo mismo con un canario hasta entonces bastante desconocido y mal tratado por la historia como Juan Negrín, del que escribe varios artículos en revistas científicas, y además se propone con la gran cantidad de material que reúne escribir su biografía, empresa que nunca lleva a cabo, y que recientemente han publicado otros historiadores como Gabriel Jackson, Ricardo Miralles, Enrique Moradiellos o Ángel Viñas, deudores de artículos pioneros sobre la figura de Negrín que en su día publicara Juan Marichal tales, como: Ciencia y Gobierno: la significación histórica de Juan Negrín (1892-1956), La revelación de Juan Negrín en la Valencia de 1937, Juan Negrín: el científico como gobernante, Significación histórica de Juan Negrín, etc. En estos años ya a principios de los sesenta es en los que Juan Marichal toma contacto real con la sociedad española de la que nunca estuvo alejado, por el interés que siempre tuvo por TRAYECTORIA BIOGRÁFICA DE JUAN MARICHAL... 11 XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2018), XXIII-070, pp. 1-13 todo lo que acontecía en su país, y por la larga correspondencia con sus paisanos no solo del exilio, sino también del exilio interior. El contacto lo mantiene a lo largo de los años de varias formas: 1. por la correspondencia; 2. al estar plenamente informado de todo lo que ocurre en España a través de las publicaciones, que consulta en ese oasis que es para él la biblioteca de la Universidad de Harvard; 3. por los españoles que empiezan a viajar a los Estados Unidos para realizar sus estudios, los jóvenes estudiantes que como Javier Solana y otros, contactan con el maestro español; y 4. y más importante los viajes que comienza a realizar a España, a la que viene como en su día diría Ayala: “para ver y no ser visto”. Y así de esta manera a principios de los sesenta Marichal viaja por primera vez a aquel país que tuvo que abandonar en 1938, no viajó antes, aunque su esposa Solita ya había hecho algún viaje anterior con sus hijos. En esos viajes se entrevista con todos esos amigos que solo conoce por carta y con los que lleva manteniendo esa exhaustiva correspondencia, amigos como el canario Domingo Pérez Minik y su esposa, con los que visita su isla de Tenerife a la que no había vuelto desde 1935. Y también es el momento en que se reconcilia con su padre al que también visita. Marichal nos decía siempre que el exilio y el establecerse personal y profesionalmente en otro país de adopción no le hizo nunca olvidar por ningún momento a España, en su despacho universitario y en su casa de Boston se encontraba en un reducto español y siempre se mantuvo en contacto con su país, en su preocupación de que éste recuperara las libertades perdidas, que él ayudó a que se restablecieran desde su exilio norteamericano. Y no es conocida su contribución al restablecimiento de la democracia en nuestro país, él nunca hablaba de ello, en las largas conversaciones mantenidas nunca me lo refirió, pues era hombre humilde y un demócrata de pensamiento y acción. Pero en su correspondencia hemos podido leer como en momentos críticos durante el franquismo él luchaba desde los Estados Unidos para que les restituyeran en sus Cátedras a los profesores expulsados de la Universidad española como: Enrique Tierno Galván y José Luis López Aranguren. Para ello intenta que por aquel entonces el gobierno del presidente Kennedy presione al gobierno del general Franco, pidiendo el favor a su amigo el arquitecto y profesor en la Universidad de Harvard, Josep Lluís Sert, para que escriba a otro catedrático de Harvard, J.K. Galbraith (por aquel entonces asesor del presidente) para que interceda por los profesores españoles. Todas esas cartas que dan testimonio de esos hechos se conservan y, en ellas se comprueba como don Juan no duda en pedir favores a sus colegas norteamericanos y de solicitar a estos y a otros profesores españoles exiliados apoyo para encontrar acomodo en Universidades norteamericanas a estos profesores represaliados por el régimen franquista. Así era la generosidad de don Juan y este gesto nos da cuenta de cómo desde el exilio luchaba por que se restableciera la democracia en su país. Pero sí estas décadas estuvieron tan plagadas de éxitos profesionales como hemos visto, de reencuentro con los amigos, con su país, con su padre, de disfrute de su propia familia, de sus hijos y de Solita, su esposa; todo eso se vio empañado por la muerte de su hijo Miguel, que se suicida en mayo de 1975, poco antes del fallecimiento de Franco, cuando solo contaba veinticinco años de edad. La muerte de Miguel sumió a la familia Marichal-Salinas en un dolor tan profundo, del que ya nunca don Juan y Solita pudieron recuperarse. A la memoria de Miguel, don Juan dedica desde entonces la mayoría de sus libros, y concretamente en La vocación de Manuel Azaña, editado en 1982 por Alianza, así lo expresa: Estas páginas fueron escritas gracias a la compañía y el apoyo de mi mujer, Solita Salinas, y de mis hijos, Carlos Marichal y Miguel Marichal (1949-1975). Y a la memoria de Miguel, que no llegó a ver la restauración de las libertades democráticas españolas, se dedican estas páginas. (Marichal, 1982:12) JULIA RODRÍGUEZ CELA 12 XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2018), XXIII-070, pp. 1-13 Pese a que los Estados Unidos le acogió generosamente y en ese país pasó más de cuatro décadas de su vida, (los último treinta años como catedrático en la Universidad de Harvard) su sueño y el de su esposa Solita era regresar a España, pero ya no de visita, sino ya para quedarse a vivir hasta el final de sus días. VOLUNTARIO DE MADRID (1988-2003) En el año 1988 Juan Marichal se jubila de su Cátedra de Harvard, desde entonces es catedrático emérito de la citada universidad, y decide junto con su esposa Solita realizar un sueño acariciado desde aquel día en el que se casaron y le dijo a Solita que no necesitaban muchas cosas, ya que pronto volverían a España, y como me confesaba don Juan la maleta tuvo que esperar mucho tiempo. Pero en 1989 se establecen ya definitivamente en España, venden su casa de Boston y dejan atrás los Estados Unidos para comprarse una casa en Madrid, y como don Juan se declaraba ser “Voluntario de Madrid”. Y desde esa ciudad donde fijan su residencia viajar por todo el país. En ese primer año de 1989, en el año académico de 1989-1990 impartió un curso en el Instituto Universitario Ortega y Gasset de Madrid, sobre el pensamiento político latinoamericano. Solo fueron dos cursos en los que dio clases en nuestro país. Durante los años que don Juan vivió en Madrid, sí abandonó lo que había sido su dedicación principal durante toda su vida, la enseñanza, no fue así con respecto a las publicaciones, conferencias, y demás actividades culturales, al contrario podemos decir que se incrementaron, pues fueron años, sobre todo los diez primeros de intensa vida intelectual. El reconocimiento a su trayectoria intelectual no tardó en llegar, el mismo año de su establecimiento en Madrid se le concede la Medalla de Oro de Bellas Artes, dos años antes le habían concedido el Premio Canarias de Literatura, en 1996 se le concede la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio, y en el año 2002 coincidiendo con su ochenta cumpleaños, su Tenerife natal realiza un homenaje, que fue para Marichal el acto más querido de su trayectoria vital e intelectual, ya que supuso el reconocimiento de sus paisanos, en la isla que le vio nacer. Los catorce años que don Juan residió en Madrid, aunque no por ello dejó de viajar por toda la Península y las islas Canarias, fueron como ya dijimos —sobre todo los diez primeros— frenéticos en su actividad intelectual. Además de la dirección del Boletín de la Institución Libre de Enseñanza, también impartió durante esos años múltiples conferencias en la Residencia de Estudiantes, la Institución Libre de Enseñanza, la Fundación Juan March, la Fundación Mapfre, etc.; publicó una gran cantidad de artículos periodísticos en múltiples periódicos y revistas, sobre todo en El País; e incluso publicó también tres libros: El intelectual y la política, editado en 1990 por la Residencia de Estudiantes y el CSIC, que reúne cuatro conferencias pronunciadas en la citada Residencia de Estudiantes sobre cuatro figuras españolas tan estudiadas por Juan Marichal: Miguel de Unamuno, Manuel Azaña, José Ortega y Gasset y Juan Negrín. En 1995 publica una de sus obras capitales titulada, El secreto de España, que edita la editorial Taurus y que fue merecedora en 1996 del Premio Nacional de Historia. En el año 2002 también en Taurus, publica el que será su último libro editado en vida, El designio de Unamuno, con mi colaboración, en el que el eje central que une sus capítulos es la idea europeísta de Unamuno y también esa idea de la Europa de futuro por la que también abogaba Juan Marichal. Desgraciadamente durante el año 2002 y en el 2003 su salud se fue deteriorando hasta el punto de no poder continuar con sus actividades intelectuales, ya apenas escribe, aún sigue leyendo los periódicos, pero las grabaciones se suspenden y su salud se deteriora de día en día. Ante esta situación su hijo Carlos decide trasladar a sus padres a Cuernavaca donde él vive con su familia. TRAYECTORIA BIOGRÁFICA DE JUAN MARICHAL... 13 XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2018), XXIII-070, pp. 1-13 EPÍLOGO: MÉXICO (2003-2010) En julio de 2003 Juan Marichal llega con su esposa Solita, su hijo Carlos y su nuera Soledad González, a Cuernavaca. El traslado viene dado por las circunstancias del empeoramiento de la salud tanto de don Juan como de Solita. Y agradece las visitas que le hacemos sus amigos españoles, esos días se siente como nuevo, y en esos primeros años intentaba por todos los medios que su hijo Carlos le permitiera regresar, lo intentó cuando lo visité en el año 2004 y 2005, pero ya no en el 2010. También le visita en todos los viajes que hace a México el periodista canario Juan Cruz, pero se siente solo y triste en Cuernavaca, pese a las visitas diarias de Carlos y su familia. Y la soledad se agudiza cuando en noviembre de 2007 muere su esposa Solita, la compañera de toda una vida. En junio de 2008 el embajador español en México lo visita en su casa de Cuernavaca, para imponerle la Encomienda de la Gran Cruz de Isabel la Católica que le había sido concedida. Con tal motivo su hijo le organiza una fiesta en la que están presentes no sólo las autoridades, sino también toda la familia, hasta sus pequeños bisnietos: Elisa y Teo. Don Juan se siente muy feliz ese día, pese a su estado de salud. Aún así, don Juan se mantiene fuerte, gracias a la buena alimentación de la que siempre hizo gala, y a los cuidados que le precisan, pero el 8 de agosto de 2010, Juan Marichal fallece en su casa de Cuernavaca, en el exilio que le impusieron las circunstancias de su salud. Sus restos reposan al lado de los de su esposa, Solita Salinas, en un cementerio rodeado de vegetación y de la belleza de las buganvillas. BIBLIOGRAFÍA AYALA, F. (2006). Recuerdos y olvidos. Madrid: Alianza. CIPLIJAUSKAITÉ, B. y MAURER C. (1990). La voluntad de humanismo. Homenaje a Juan Marichal. Barcelona: Anthropos. MARICHAL, J. y CELA, J. (2011). Testimonios de un isleño. Santa Cruz de Tenerife: Editorial Septenio. MARICHAL, J. (2002). (Edición de Julia Cela). El designio de Unamuno. Madrid: Taurus. MARICHAL, J. (1995). El secreto de España. Madrid: Taurus. MARICHAL, J. (1990). El intelectual y la política: Miguel de Unamuno, Manuel Azaña, José Ortega y Gasset y Juan Negrín. Madrid, Residencia de Estudiantes y CSIC. MARICHAL, J. (1982). La vocación de Manuel Azaña. Madrid, Alianza. MARICHAL, J. (1976). Tres voces de Pedro Salinas. Madrid: Taller de Ediciones Josefina Betancor. MARICHAL, J. (1957). La voluntad de estilo (Teoría e historia del ensayismo hispánico). Barcelona: Seix Barral. SALINAS, J. (2003). Travesías. Barcelona: Tusquets.
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Título y subtítulo | Trayectoria biográfica de Juan Marichal, referente intelectual del exilio canario |
Autor principal | Rodríguez Cela, Julia |
Entidad | Cabildo de Gran Canaria |
Publicación fuente | XXIII Coloquio de historia canario - americana |
Numeración | Coloquio 23 |
Sección | La trayectoria intelectual de Juan Marichal: presentación de la web de sus obras |
Tipo de documento | Congreso y conferencia |
Lugar de publicación | Las Palmas de Gran Canaria |
Editorial | Cabildo Insular de Gran Canaria |
Fecha | 2018 |
Páginas | pp. 0947-0959 |
Materias | Congreso ; Historia ; Canarias ; América ; Marichal, Juan (1922-2010) ; Exiliados ; Biografías |
Enlaces relacionados | Enlace al editor : http://coloquioscanariasamerica.casadecolon.com/ |
Copyright | http://biblioteca.ulpgc.es/avisomdc |
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Texto | XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2018), XXIII-070, pp. 1-13 TRAYECTORIA BIOGRÁFICA DE JUAN MARICHAL, REFERENTE INTELECTUAL DEL EXILIO CANARIO BIOGRAPHIC TRAYECTORY OF JUAN MARICHAL, CANARY EXILE INTELLECTUAL LANDMARK Julia Rodríguez Cela Cómo citar este artículo/Citation: Rodríguez Cela, J. (2020). Trayectoria biográfica de Juan Marichal, referente intelectual del exilio canario. XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana (2018), XXIII 070. http://coloquioscanariasamerica.casadecolon.com/index.php/CHCA/article/view/10467 Resumen: Juan Marichal es un referente en la historia del hispanismo, como muy bien queda reflejado en sus publicaciones sobre los principales escritores españoles, desde Santa Teresa de Jesús, hasta su maestro, Américo Castro y su suegro, Pedro Salinas, destacando sus estudios pioneros sobre Manuel Azaña y Juan Negrín. En estas páginas no solo hacemos un recorrido por su obra intelectual de ensayo, sino también por su vida, en la que debido a los avatares de la Guerra Civil española se vio abocado al exilio. Aunque su país siempre estuvo presente en sus investigaciones académicas y en las clases que profesaba en las universidades norteamericanas, como fueron: Princeton y Harvard. Palabras clave: Juan Marichal, hispanismo, ensayo español, exilio Guerra Civil española, Universidad de Harvard. Abstract: Juan Marichal is a landmark in Hispanism history. This fact is well reflected in his publications about the main Spanish writers, from Santa Teresa de Jesús, to his mentor, Américo Castro and his father in law, Pedro Salinas, highlighting his pioner studies about Manuel Azaña and Juan Negrín. In these pages we won’t only take a tour around his intelectual work, but also around his life, in which due to Spanish Civil War avatars he was compeled to exile. Despite his exile life, his country was always present in his academic research as well as in the lectures that he professed in North American universities as Princeton and Harvard. Keywords: Juan Marichal, hispanism, spanish essay, Spanish Civil War exile, Harvard University. INTRODUCCIÓN Juan Marichal fue uno de los intelectuales más originales de la España de la segunda mitad del siglo XX, no solo por la obra singular que llevo a cabo, la de historiar el ensayo español, mucho menos estudiado que la literatura, con un estilo peculiar, el suyo propio. Y esta singularidad se acrecienta al haber escrito esta obra, fuera de su propio país, debido al exilio que las circunstancias políticas le llevaron junto con su familia a emprender, pero no por ello dejó de pertenecer allí donde se encontrara a la comunidad española que había dejado atrás, su preocupación por todo lo que acontecía en su país le llevó a enriquecer el panorama intelectual de éste mediante su obra de pensamiento, y políticamente también contribuyó a la recuperación de su legado liberal, parlamentario y democrático que él conoció de niño en la España de los años treinta, y que desde el exilio luchó por restaurar. Sus obras reflejan una gran pluralidad de intereses, desde los ensayos de historia de la literatura que abarcan el estilo literario de Santa Teresa o San Juan de la Cruz hasta los poetas de la generación del 27, especialmente la obra de Pedro Salinas, pasando por Cadalso, Feijóo, Profesora en la Facultad de Ciencias de la Información. 28040. Universidad Complutense de Madrid. España. Correo electrónico: jurodrig@ucm.es © 2019 Cabildo de Gran Canaria. Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional. JULIA RODRÍGUEZ CELA 2 XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2018), XXIII-070, pp. 1-13 Jovellanos o Benito Pérez Galdós, para convertirse en un experto en Unamuno y Ortega y Gasset, y llegar hasta los compañeros transterrados como: Américo Castro, José Ferrater Mora y Francisco Ayala. Pero si sus ensayos sobre la literatura española y latinoamericana son de consulta obligatoria para conocer la labor de estos escritores fundamentales de habla hispana, su lugar en la historia del ensayo español lo alcanza gracias a los estudios pioneros de dos personajes de la historia contemporánea: Manuel Azaña y Juan Negrín, de los cuales son deudores todos los posteriores historiadores que se han acercado a estos dos políticos y al estudio del ensayo español contemporáneo. Si tuviéramos que definir en una frase al hombre y al intelectual que fue Juan Marichal, nos podría servir la definición que un día dio de sí mismo Manuel Azaña: burgués, liberal e intelectual. Hoy todas estas acepciones se encuentran un tanto denostadas y pueden conducirnos a equívocos y falsas interpretaciones, se encontraban más claramente definidas en el momento en que lo hizo Azaña a principios del siglo XX. La palabra burgués nos viene dada por la pertenencia a un origen familiar, el de la burguesía provinciana dedicada a los negocios, propia de su Canarias natal. Burguesía de espíritu laico, que transmite sus valores morales de una elevada educación a sus vástagos, valores parejos a los que proclama en esa época la Institución Libre de Enseñanza y Giner de los Ríos, y que Juan Marichal cultivó durante toda su vida. Liberal, más allá de toda ideología política —que en los ismos del siglo pasado en su caso se entronca con el socialismo— tal como hoy entendemos esa palabra, sino liberal como entendían el liberalismo los padres de la Ilustración —que tan bien ha estudiado Marichal— como respeto y tolerancia hacia la personalidad individual, y a la singularidad propia y manifiesta de cada individuo. E intelectual, porque su quehacer a lo largo de toda su existencia ha estado marcado por el ansia de saber, de aprender y de transmitir los conocimientos adquiridos. Si hubiera que buscar tan solo un rasgo que defina al hombre y al gran intelectual que todos conocimos, como Juan Marichal. Este rasgo que destaca por encima de todos sería el de su ansia de saber, de aprender algo nuevo, ese amor por la lectura y el trabajo intelectual desde que era un niño sensible y preocupado por el mundo que le rodeaba y, que le llevó a plasmar todas estas preocupaciones e investigaciones en una obra como la suya que muy bien define Biruté Ciplijauskaité: “Una obra que ha sabido unir la filosofía y la historia, aplicándolas a la literatura para conseguir una visión integral” (Ciplijauskaité y Maurer, 1990). Una obra que parte desde una idea que le persigue desde muy joven, la de historiar el ensayo español, mucho menos estudiado que la literatura española, aportando para ello sus conocimientos como historiador, sus pensamientos y reflexiones filosóficas, que ya de adolescente quedan reflejadas en sus Diarios filosóficos —inéditos—, y todo ello expresado con un cuidado estilo literario, el suyo propio, en el que se trasluce su personalidad entera. INFANCIA EN CANARIAS (1922-1935) Juan Marichal nace en Santa Cruz de Tenerife el 2 de febrero de 1922, en el seno de una familia de la pequeña burguesía comercial de las islas. En su partida de nacimiento consta que es hijo legítimo de José López Marizatt y de Concepción Marichal López, ambos naturales y vecinos de esta población. Y podemos comprobar, que el niño al que inscriben como Juan Augusto (el nombre de cada uno de sus abuelos) López Marichal, es natural de Santa Cruz de Tenerife no solo por nacimiento sino también por ambas ramas familiares. La familia paterna de los López-Marizatt era una familia dedicada al comercio de las islas, en concreto el abuelo Juan López era propietario de una tienda de paños, situada en la calle Castillo, por lo tanto se dedicaba al pequeño comercio. Pese a la tradición comercial de la familia solo continuó ésta su hijo mayor José, pero dedicándose ya al gran comercio, como empleado de la familia Rodríguez López en la exportación de la industria bananera de la isla. TRAYECTORIA BIOGRÁFICA DE JUAN MARICHAL... 3 XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2018), XXIII-070, pp. 1-13 La familia materna los Marichal-López también tenía su lugar en esa burguesía comercial urbana de la isla a través de la industria del plátano, pero sobre todo destacará por las labores políticas que llevarán a cabo alguno de sus miembros y que tanta trascendencia ha tenido en la historia de la isla, como fue el caso de su tío Rubén Marichal —hermano mayor de su madre—, que fue el fundador del Partido Republicano Tinerfeño, por el que obtuvo un escaño en el Parlamento en las elecciones de noviembre de 1933. Partido que luego se acabó integrando en el Partido Radical. Aquel niño que nació el 2 de febrero de 1922 en la Rambla, muy pronto dejó de ser hijo único, pues al año siguiente nació su hermano Carlos, Chicho como le llama su “mano” Juan y toda la familia. Ambos hermanos siempre estuvieron muy unidos no solo en aquellos días de la infancia tinerfeña sino también durante los años del exilio, y aún cuando en los años de madurez vivían don Juan en los Estados Unidos y su hermano, en Puerto Rico. Unos años antes de que la familia se preparará para el traslado a Madrid, su tía Carmen Marichal se casa en 1931 con Domingo Pérez Trujillo, persona tan influyente en la historia de la isla, como también lo será en el transcurso de la vida futura tanto de don Juan como de su hermano, Chicho. Y Carmen se casa como un personaje singular de la isla, un antiguo periodista, que en 1922 fue detenido por publicar un artículo que la dictadura de Primo de Rivera consideraba irreverente con la religión católica. Domingo Pérez Trujillo, que fue el fundador en el Puerto de la Cruz de la primera Agrupación Socialista de Canarias, se afilió al Partido Socialista Obrero Español y a la Unión General de Trabajadores y fue el representante de Tenerife por el partido socialista en las primeras elecciones en las Cortes Constituyentes de la Segunda República durante 1931-1933, lo que le llevó a trasladarse como a su cuñado Rubén Marichal a la Península. En 1935 se plantea el traslado por parte de la empresa exportadora Rodríguez López de José López (padre de don Juan) a Madrid, y con él su familia: su esposa y sus dos hijos. SEGUNDA REPÚBLICA Y GUERRA CIVIL ESPAÑOLA (1935-1938) La llegada a la Península en el año 1935 de la familia López-Marichal en principio no produjo en don Juan un gran disgusto, pues le estimulaba el cambio de colegio, la perspectiva de poder ir al Instituto-Escuela, debido a su carácter pedagógico. La realidad no se sabe porqué fue otra, “y se adoptó la idea de enviarme al Instituto Quevedo que se encontraba detrás del edificio de la Telefónica, y que hoy ya no existe”. (Marichal y Cela, 2011:37)Pero ese año de 1935 vendrá marcado por uno de los acontecimientos más importantes en la vida de Juan Marichal, la muerte de su madre. Su madre enfermó al poco de su llegada a la Península, no recordaba cual era verdaderamente la causa de su muerte pero parece que debió ser algún tipo de cáncer. La muerte de la madre se produjo en julio de 1935 cuando don Juan contaba tan solo trece años y entraba en la difícil etapa de la adolescencia, por lo que marcó no solo los años de ésta sino también el resto de su vida, pues las decisiones adoptadas a esa edad marcaron ya su destino y el de su hermano, Carlos. La muerte de la madre termina con el feliz mundo de la infancia, para él en aquel entonces, su madre Concha era el miembro más importante de la familia y su pérdida le deja abatido, sin consuelo y con un cierto resquemor hacia su padre, es el comienzo de la ruptura con el padre, que se hará del todo efectiva unos años después, ya en Barcelona cuando decide no quedarse con él, sino tomar la difícil senda del exilio. Pero ya entonces en Madrid, tanto él como su hermano dejan de vivir con su padre, que pronto vuelve a casarse con su secretaria, y prefieren ambos hermanos (aunque la decisión la toma el hermano mayor por los dos) ir a vivir al piso que compartían en la calle Ríos Rosas de Madrid, su tía Carmen (hermana de la madre) y su esposo Domingo Pérez Trujillo. JULIA RODRÍGUEZ CELA 4 XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2018), XXIII-070, pp. 1-13 La política en aquellos años republicanos lo impregnaba todo, en la casa que don Juan compartía con sus tíos la política estaba muy presente, y era lógico ya que su tío Domingo Pérez Trujillo había sido diputado socialista en el primer gobierno de la República y seguía en su militancia y colaboración con el PSOE. Es en su propia casa donde don Juan toma conciencia de los acontecimientos que se avecinaban, de los problemas y revueltas en el bienio negro, de la división en el seno de la izquierda, incluso la división entre los propios socialistas que él presenció en las discusiones habidas en su propia casa. Y así en esta República convulsa llegamos al verano del 36: el año de 1936 en mi vida como la de tantos fue el año del gran tajo, de la gran divisoria. Yo lo viví de una manera muy tajante digamos, porque el colegio se iba a cerrar para el verano pero no se cerró hasta el comienzo de las hostilidades, y ya no se volvió a abrir. (Marichal y Cela, 2011:38)1 Como muy bien nos dice don Juan, en el año 1936 se produjo un gran tajo en su vida, y como la de él, en la de tantas otras personas, en la gran mayoría de los españoles de ese momento. La vida en Madrid no era nada segura, ni siquiera para los altos cargos del partido socialista, recuerda Marichal que vivían con miedo por su tío que se encontraba en el Frente, y al que casi nunca veía. Por eso la familia decidió que los dos niños abandonaran Madrid, como así lo hicieron el 13 de diciembre de 1936 con destino a Valencia. El viaje desde Madrid a Valencia lo hicieron con un grupo de jóvenes que encabezaba su profesor Fidel Moncada que había sido herido y se encaminaba a Valencia para su recuperación. Valencia se les presenta a los hermanos Marichal como un paraíso, iban a las tiendas y encontraban comida, y además en las calles no se veía el desorden de Madrid, veían otra tranquilidad, otra alegría, la gente no se sentía invadida por el miedo. Su día a día en la Valencia republicana transcurría en el Instituto Blasco Ibáñez al que acudían él y su hermano todas las mañanas, alejados de la guerra y dedicados al estudio. Si don Juan en las clases del instituto valenciano destacaba en literatura y filosofía, su hermano Carlos lo hacía en dibujo, ya en aquellos años tempranos de Valencia, Carlos dibujaba de una forma que deslumbraba a sus compañeros, a su propio hermano —sobre todo— y a sus profesores. Y así decidieron con un grupo de amigos del Instituto entre los que se encontraban los hermanos, Juan y Luis Sanz editar su propia revista, que llevaba por nombre La Guanchada. La revista como es de suponer tuvo corta vida, y no se conserva ningún ejemplar, pues estos se perdieron en Casablanca. Pero sí recuerda don Juan que La Guanchada reflejaba en sus páginas algunos acontecimientos culturales de importancia a los que asistió en el año 1937, como un recital de poemas de León Felipe, o el Congreso de intelectuales antifascistas celebrado en Valencia, en que los principales intelectuales del momento manifestaban su apoyo a la República Española. Pero con el paso de los años lo que siente Marichal por la pérdida de los ejemplares de la revista, no es por sus artículos o los de sus amigos, sino porque ya no quede constancia de las ilustraciones que hizo su hermano Carlos. En el invierno de 1937 la familia siguiendo al gobierno republicano se traslada a vivir a Barcelona, sus tíos: Domingo Pérez Trujillo y Carmen Marichal se instalan en la ciudad y deciden que sus sobrinos abandonen Valencia y vivan con ellos en Barcelona. Barcelona no era como Valencia, en esa ciudad existían revueltas todos los días, bombardeos, la ciudad se hallaba en plena guerra civil, atestada de gente que como ellos 1 Todas las frases de Juan Marichal incluidas en el texto pertenecen a las grabaciones realizadas por Julia Cela desde julio de 1992 hasta diciembre de 2002, y posteriormente utilizadas en la biografía realizada por Julia Cela en el libro: Marichal, J. y Cela, J. (2011). Testimonios de un isleño. Santa Cruz de Tenerife: Editorial Septenio. TRAYECTORIA BIOGRÁFICA DE JUAN MARICHAL... 5 XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2018), XXIII-070, pp. 1-13 buscaba comida entre la escasez de alimentos. Pero no todo fueron penurias en Barcelona, pese a los bombardeos, a las revueltas callejeras y sobre todo el hambre, los Marichal prosiguieron con sus estudios, en esta ocasión el Instituto elegido era el Instituto Nicolás Salmerón uno de los institutos más prestigiosos de la ciudad. Y recuerda su estancia en el Instituto con verdadero agrado, por una parte porque los institutos en los que estuvo durante la guerra civil fueron como pequeños oasis que hacían olvidar a sus estudiantes las situación en la que se encontraban fuera de ellos; y la más importante porque en el Instituto Nicolás Salmerón tuvo la suerte de tener un profesor de filosofía como Eduardo Nicol, que impartía unas clases que dejaron profunda huella entre sus alumnos, sobre todo en Juan Marichal. Sus clases no eran clases corrientes al uso, les hacía pensar sobre temas de la vida cotidiana desde una perspectiva filosófica, se discutía en clase sobre las enseñanzas de los grandes filósofos como Descartes, uno de los primeros que estudiaron; o sobre ciertos temas: como el recuerdo, la imaginación, la verdad hallada por uno mismo, etc. Sobre todas esas cuestiones les hacía reflexionar a los alumnos Eduardo Nicol. Es entonces cuando Juan Marichal impulsado y maravillado por las enseñanzas del filósofo, por el alto nivel de sus clases, por los temas que se debaten en ellas, cuando siente el despertar de su vocación de filósofo en imitación a su maestro, y así comienza el 23 de diciembre de 1937, una serie de cuadernos, en total al menos unos nueve que se conserven, que llevan por título: Pequeño diario filosófico. Estos cuadernos son un diario de sus pensamientos y vicisitudes durante el tiempo que don Juan vivió en Barcelona y en París. Al acabar el curso en el verano de 1938, la situación no mejoraba en Barcelona, al revés empeoraba y el hambre era cada vez más acuciante, por lo que los tíos de los Marichal decidieron que ambos hermanos acompañados de su tía Carmen se marcharan ya al exilio y se trasladaran a París. Su tío Domingo Pérez Trujillo continúa todavía en Barcelona, al mando de una fábrica de armamento, a la espera de que la guerra finalice y entonces también se reunirá con su familia en el exilio. UN JOVEN EXILIADO EN PARÍS (1938-1941) Y en el verano de 1938 parten en tren hacía París, Carmen Marichal acompañada de sus dos sobrinos, Juan y Carlos Marichal. En la capital francesa se alojan en un piso muy pequeño, y la penuria continúa, el dinero que llega de España es muy escaso, dinero que procede de la familia de Canarias que son quienes les sostienen mientras viven en París, pero que tampoco es suficiente para poder vivir y apenas llega para mal alimentarse. Al poco de instalarse en París deciden que Carlos que ya había demostrado grandes dotes para la pintura, aprovechara la oportunidad que se le brindaba en un internado belga —con gran prestigio en los estudios de Bellas Artes— financiado por el gobierno checoslovaco, que en esos momentos colaboraba con el gobierno de la República española. Fue la primera separación de los dos hermanos, que no se volverían a encontrar hasta dos años después cuando el ejército nazi invadiera Bélgica y Chicho regresara a París para reunirse con su familia y juntos viajar a Casablanca. Don Juan dice que el arte de Chicho nació verdaderamente en Bélgica que ahí comenzó a expresarse como el pintor que luego llegaría a ser, y que él sentía profundamente no poder haber asistido al nacimiento de su arte. A comienzos del curso de 1938-1939 la familia decide que lo mejor para don Juan es que prosiga sus estudios de bachillerato, y el lugar elegido es el prestigioso Liceo Michelet, que además de proporcionar una excelente preparación era uno de los pocos liceos que aceptaban alumnos extranjeros y que además tenía internado. El Liceo era de lo más cosmopolita además de los alumnos franceses, había un gran grupo de alumnos latinoamericanos, de JULIA RODRÍGUEZ CELA 6 XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2018), XXIII-070, pp. 1-13 alumnos judíos que provenían de familias que ya huían de la persecución por parte de los nazis, y solo otro alumno español, Julio Álvarez del Vayo, hijo del ministro. Don Juan continúa en París su interés por la filosofía, en un cuaderno de ese curso se conservan sus notas que el titula: Notes Philo et Littérature, son notas escritas en francés sobre las obras que estudia de Jean Rostand, Schopenhauer, Paul Valéry, Thibaudet, Durkheim, pero también: José Ortega y Gasset y Salvador de Madariaga. Así era el nivel de estudios del bachillerato francés, pero no era menos el nivel de los institutos republicanos, cuando profesores y alumnos se sorprenden al saber que el joven español ya había leído a Kant, Descartes, Pascal, Platón, Aristóteles, Hegel, Stuart Mill, y por supuesto, Ortega. “Le petit rouge” como le llamaban cariñosamente sus compañeros del liceo. La primavera de 1940 traerá una buena noticia la llegada de su hermano a París en mayo de 1940, por fin se vuelven a reunir los dos hermanos, aunque la causa no sea del todo halagüeña pues venga dada por la entrada en Bélgica de las tropas alemanas, y un mes más tarde los nazis también entrarán en París, lo que dificulta enormemente la vida de la familia en esa ciudad, son refugiados republicanos en una ciudad invadida por el ejército alemán. Ante el peligro que en esos momentos están viviendo sus hijos, José López les propone que regresen a España, que vivan con él en Madrid dónde ha sido destinado al obtener una plaza como funcionario, don Juan se niega, no quiere vivir con sus padre, pese a que la situación en la que se encuentran en París de miedo y penurias económicas no sea la más favorable, don Juan persiste en su enemistad en contra de su padre, pese a los ofrecimientos de éste que les salvaría del penoso exilio. Y eso significa para los hermanos Marichal el abandonar Europa, en ese invierno de 1940 para trasladarse a Casablanca —en la Francia libre— a la espera de un barco que les lleve a América. En Casablanca vivieron desde el invierno de 1940 hasta octubre de 1941 en que consiguieron embarcar en el Quanza con destino a México. La espera en Casablanca de estos exiliados españoles con el deseo de llegar a tierras americanas, nos recuerda a la película Casablanca, es inevitable pensar en esta familia española viviendo las mismas vicisitudes que todos aquellos exiliados de distintos países que esperan en Casablanca. Don Juan en cambio con el paso de los años recuerda la estancia en esa ciudad, como una estancia relativamente feliz, sin el dramatismo que por el contrario nos muestra la película. Así la recordaba Marichal: “Nuestra estancia en Casablanca fue en verdad como un oasis pues la ciudad era muy bonita y las relaciones humanas entonces eran muy cordiales.” (Marichal y Cela, 2011:55) En Casablanca pudo terminar el bachillerato francés en esta ocasión en el Liceo Lyautey, también de gran nivel, un bachillerato que le abrió luego las puertas de los estudios superiores cuando se trasladaron a México. En esa época Carlos siguió pintando, pero tanto sus cuadros, como los libros y los documentos de don Juan que dejaron al cuidado de la familia Elmaleh (una familia de amigos judíos) cuando tuvieron que abandonar Casablanca, se perdieron, ya que a México solo podían llevar una pequeña maleta cada uno. EN LA CAPITAL DEL EXILIO ESPAÑOL: MÉXICO (1941-1945) Para el joven Marichal, la ciudad de Casablanca fue un remanso de paz, como expresa años después él mismo, pese a los avatares de la Segunda Guerra Mundial. Pero aún así él sabía que Casablanca representaba para todos aquellos refugiados que la habitaban al igual que para él, una ciudad de tránsito en sus vidas, a la espera del barco que les llevara a la soñada América. Y ese barco llegó por fin a las costas africanas para trasladar entre otros a un puñado de exiliados españoles que comenzarían su nueva vida en México. El barco denominado Quanza era un barco portugués que partió de Casablanca en octubre de 1941, para llegar tres semanas después a la costa mexicana de Veracruz. La travesía era complicada pues se TRAYECTORIA BIOGRÁFICA DE JUAN MARICHAL... 7 XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2018), XXIII-070, pp. 1-13 encontraban en plena guerra mundial y había que evitar por todos los medios posibles los bombardeos alemanes que atacaban a los barcos en el Atlántico, por lo que el viaje se hizo más largo al tener que navegar por el Atlántico Norte en aguas canadienses para tener así mayor seguridad de no ser bombardeados por los submarinos nazis. Con la perspectiva de los años vividos, don Juan recuerda ese viaje, no como un viaje traumático, un viaje sin perspectiva de retorno a la patria que se dejaba atrás, sino como un viaje esperanzador hacía unas nuevas perspectivas de futuro que ofrecía América, que en esos momentos no ofrecía una Europa en guerra. Y recuerda las largas caminatas por la cubierta del barco para no marearse con las tempestades que en muchas ocasiones azotaban al mismo; recuerda las reuniones de los hombres que viajaban en él, sentados entre las cajas que llevaban a México a los toros bravos españoles, y al preguntarle de que se hablaba en esa hora de España, cuándo los contertulios eran personalidades tan destacadas de nuestra política como Niceto Alcalá Zamora o Blas Cabrera, don Juan nos comentaba para nuestro asombro que no se hablaba de política como cabía pensar, más bien se hablaba del futuro que a todos les esperaba al otro lado del mar. En México don Juan cumple su anhelo de ingresar en la Universidad, concretamente en la Facultad de Filosofía y Letras, y allí se encuentra que los profesores que están impartiendo clases en esa Facultad son: Eduardo Nicol (su profesor de filosofía en Barcelona), José Gaos, Rafael Altamira, Joaquín Xirau, con estos profesores sintió la continuidad de la Universidad española, se encontraba en el exilio, es cierto, pero los profesores que impartían en esa Facultad eran como él, también exiliados, y representaban a los mejores profesores de filosofía de las Universidades españolas, que ahora continuaban su profesión de docentes en México. Sus estudios los compaginaba dando clases en el Instituto Luis Vives, fundado por profesores españoles bajo el espíritu de la Institución Libre de Enseñanza. Qué mejor lugar para trabajar para este joven exiliado español, que comienza a dar clases de inglés y francés a los alumnos de primaria. Pese a que la vida de Marichal en México transcurrió toda ella entre la Universidad y el Instituto Luis Vives, también dedicó parte de su tiempo a la política, a su preocupación por el gobierno republicano en el exilio, ya que en ese momento la ciudad principal era México y en ella se encontraba como figura señera Indalecio Prieto, frente al último Presidente del gobierno de la República, Juan Negrín. Don Juan era partidario de Negrín, como lo fue toda la vida, y un gran estudioso de su biografía que desgraciadamente nunca fue terminada. Juan Marichal termina sus estudios de licenciatura en México, y su maestro Edmundo O´Gorman le aconseja que prosiga con su doctorado en una Universidad norteamericana, y a su vez buscar trabajo en una de esas universidades de los Estados Unidos. La Universidad que le propone es la de Princeton, donde imparte clases, otro gran historiador español, Américo Castro. Don Juan sigue los consejos de O´Gorman y en el año 1946 abandona México para instalarse de forma definitiva en los Estados Unidos. Su hermano Carlos poco tiempo después también acude a los Estados Unidos, y posteriormente prosigue su propio camino instalándose en Puerto Rico donde conoce a su esposa Flavia de Lugo, es en ese país donde nacen sus hijos y donde también merece la consideración debida su pintura. Los tíos tanto Domingo Pérez Trujillo como su esposa Carmen, siguen viviendo en México, aunque intentaron poder trasladarse con sus sobrinos a Estados Unidos, pero no consiguieron los visados, lo que les obligó a permanecer en México hasta el trágico fallecimiento de don Domingo. Una vez que este fallece, su viuda, sola en México, sin ningún familiar que la acompañe, decide trasladarse a Cuba donde vive una de sus hermanas, y allí permanecerá hasta el final de sus días. JULIA RODRÍGUEZ CELA 8 XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2018), XXIII-070, pp. 1-13 LLEGADA A LOS ESTADOS UNIDOS, LAS UNIVERSIDADES NORTEAMERICANAS Y LA FAMILIA SALINAS Y LA LITERATURA (1946-1958) En enero de 1946 Juan Marichal abandona México para instalarse en los Estados Unidos, su primera parada es Princeton, en cuya Universidad ejerce como catedrático, Américo Castro. Y es con don Américo con el que el joven Marichal va a trabajar en su futura tesis, como así le habían aconsejado en México. Américo Castro era por aquel entonces uno de los historiadores españoles con mayor reputación, por lo que al tener que exiliarse, pronto le ofrecieron una Cátedra en los Estados Unidos, nada menos que en la prestigiosa Universidad de Princeton. Pero si don Américo era reconocido como historiador también le precedía la leyenda de su carácter irascible que ponía en guardia a sus alumnos, como así le avisaron a don Juan. Pero todas esas cautelas no fueron necesarias, cuando Marichal llega a Princeton después de un viaje de casi diez días, cambiando de autobuses, don Américo y su esposa, Carmen Madinaveitia, le acogieron cariñosamente. Por una serie de circunstancias también fortuitas entre las que estaba detrás la figura de don Américo, encontró nada más llegar trabajo como ayudante de profesor en la misma Universidad de Princeton, y así el mismo día de su vigésimo cuarto cumpleaños comenzaba sus tareas de docente y tutor de curso. El trabajo le pareció bastante agradable (aunque tenía muchos horas de clase) y el sueldo bastante bueno, y lo mejor de todo es que le permitía poder seguir los cursos de don Américo, que era la finalidad principal de su viaje a Princeton, así como realizar su tesis doctoral sobre la figura y la obra del Padre Feijóo. La llegada a Princeton para Marichal, fue una llegada venturosa en todos los sentidos, y además el temido don Américo no lo recibió con cajas destempladas, sino todo lo contrario, prácticamente lo trató como a un hijo, y así iba a ocurrir con el resto de la comunidad de españoles e intelectuales exiliados en los Estados Unidos, las familias exiliadas de los Guillén, Salinas, Zulueta, García Lorca, etc., lo acogieron como uno más de ellos, para todos representaba a ese muchacho español exiliado como ellos, que se convertiría en profesor en las Universidades norteamericanas, como todos ellos, pero con una particularidad, don Juan no venía acompañado por una familia que le arropará, que le hiciera más llevadero el exilio y la ausencia de España, y por eso enseguida formó su propia familia, y a su vez formó parte de la familia Salinas, y con ella de todas las otras familias con las que los Salinas tenían una relación de amistad profunda. Solita Salinas durante los años de estancia en los Estados Unidos tenía en Teresa Guillén a su mejor amiga, al igual que los padres Pedro Salinas y Jorge Guillén tuvieron una gran amistad durante toda su vida, tanto en España como luego en el exilio, la misma amistad se dio en sus hijos que prácticamente se criaron juntos en el exilio norteamericano, y si Claudio (hijo de Jorge Guillén) fue siempre el amigo y compañero de juegos de Jaime (hijo de Pedro Salinas), sus hermanas mayores Teresa y Solita fueron también siempre amigas íntimas. Por aquel año de 1946 en el que don Juan llega a Princeton, Teresa Guillén ya se encontraba casada y acababa de conocer al nuevo estudiante español de don Américo, según lo conoció le pareció que era el hombre ideal destinado para su amiga Solita, y así rápidamente organizó una comida en su casa en la que los dos fueron invitados con el fin de presentarlos. Después de aquella comida de domingo en casa de Teresa Guillén, la pareja volvió a coincidir en Nueva York, pero el noviazgo no se formaliza hasta el verano en el que ambos se vuelven a encontrar en la Universidad de verano de Middlebury donde coincidían gracias a la generosa invitación de Vicente Llorens las familias exiliadas: los García Lorca, los Salinas, los Guillén, etc., y donde también fue invitado a dar clases Juan Marichal. Jaime Salinas en su libro de memorias Travesías, nos relata cómo fue acogido por la pequeña comunidad de exiliados españoles en los Estados Unidos ya que venía muy bien avalado, pues todos sabían que era el sobrino de Domingo Pérez Trujillo que había sido diputado socialista por Tenerife en las TRAYECTORIA BIOGRÁFICA DE JUAN MARICHAL... 9 XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2018), XXIII-070, pp. 1-13 Cortes Constituyentes de la República y además era el alumno predilecto de Américo Castro y con un gran futuro en la docencia, todas ellas cualidades de gran estima para los padres con hijas casaderas. Pero enseguida se supo en la comunidad española desperdigada por Nueva York, Boston y Baltimore, que la elegida por el soltero español era Solita Salinas, la hija de don Pedro. Y así nos cuenta Jaime Salinas como don Juan fue presentado a la familia Salinas: En otoño de 1946, cuando la familia había regresado a Baltimore, Juan fue presentado a Don Pedro y a doña Margarita. Mi padre quedó encantado con el joven discípulo de don Américo que desde el primer día le trató con veneración. (…) Juan sabía escuchar, seguir su conversación, y no dudo de que fue el primero en desear que su relación con la hija del poeta fuera a más. Para mi madre, el que hubiera hecho su bachillerato francés era un tanto a su favor, pero lo que más le agradaba era ver cómo mi padre disfrutaba de su compañía. (…) No sé si Juan encontró en él al padre que hubiera querido tener; lo que sí es cierto es que Don Pedro encontró en él al hijo que le hubiera gustado tener, más aún cuando con este “hijo” podía compartir la soledad del exilio. (Salinas, 2003:346) La admiración de ambos fue mutua, y años después don Juan nos hablaba de su suegro con verdadera veneración, no solo en su faceta humana de padre y abuelo, también como el poeta al que su yerno dedica muchas horas de estudio y publica sendas ediciones de su obra, sino sobre todo, como el gran maestro que fue Pedro Salinas, un maestro vocacional como recordaba también su hija: “le encantaba dar clases”. Y el noviazgo se formalizó en boda. Y así el 8 de junio de 1947 contrajeron matrimonio Juan Augusto López Marichal con Soledad Salinas Bonmatí. Y con la llegada de la primavera del año siguiente de 1948, los Marichal tuvieron a su primer hijo que nació concretamente el 10 de marzo. Solita se instaló en la casa familiar de los Salinas en Newland Road (Baltimore), arropada y protegida por sus padres y su hermano, mientras don Juan esperaba el feliz acontecimiento dando sus clases en Princeton. Al año siguiente el 7 de noviembre nace el segundo hijo de los Marichal, Miguel, que es desde luego tan celebrado por toda la familia como el primero. Pero la condición de abuelidad que tanta alegría le proporcionó a Don Pedro, no pudo disfrutarla mucho, ya que la enfermedad le consumía y le condujo todavía joven a la muerte. La cual se produjo el 4 de diciembre de 1951 en el Massachusetts General Hospital de Cambridge, en Boston. Una semana antes, el 27 de noviembre, había cumplido sesenta años. “Unos días antes de la muerte de mi padre —nos narra Jaime Salinas—, mi madre había recibido de Puerto Rico un telegrama de Luis Muñoz Marín, el primer gobernador nativo, recientemente nombrado por Truman. (…) El telegrama le pedía a mi madre que nuestro padre fuera enterrado en San Juan, en el antiguo cementerio, al pie del Morro y junto a ese mar que tanto había querido”. (Salinas, 2003:449) El escritor Francisco Ayala, gran amigo de Pedro Salinas fue una de las personas que acudió al entierro, ya que por aquel entonces se encontraba exiliado en Puerto Rico, y cuenta como se quedó sorprendido al ver que acudía tanta gente de la isla, incluso vio a niños y jóvenes que también asistían, pensó que esos jóvenes no sabían a quién se enterraba y acudían arrastrados por la curiosidad y el gentío, por ello le preguntó a uno de ellos sí sabía que ocurría para que se concentrara tanta gente en el cementerio, a lo que el joven le contestó: “Es que a muerto un poeta español”. (Ayala, 2006) Así era de querido Don Pedro que también vivió un tiempo de su exilio en Puerto Rico y donde escribió algunos de sus libros de poemas, entre ellos: El Contemplado. Con la muerte de su suegro, Juan Marichal comienza ayudado por su esposa y también por el mejor amigo de Don Pedro, Jorge Guillén a trabajar en la edición de su obra. Entre sus papeles se encuentran con un libro de poemas que Pedro Salinas no quiso editar en su momento, y que suponía la continuación de sus mejores poemas de amor: La voz a ti debida, JULIA RODRÍGUEZ CELA 10 XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2018), XXIII-070, pp. 1-13 Razón de amor, y que conformaría la trilogía hoy por todos conocida, gracias al libro hallado por la familia que llevaría por título: Largo lamento. Don Juan se dedica desde entonces ayudado por Solita a editar y reeditar la obra de su suegro y a realizar estudios sobre la misma. En esos años de 1955 a 1958 edita Poesías completas para la editorial Aguilar, edición en la que todavía no se incluye Largo lamento. También edita los poemas inéditos de Confianza, el Teatro Completo. Y ya en décadas posteriores: Ensayos de literatura hispánica, La responsabilidad del escritor, El defensor, etc. Los años cincuenta siguen siendo para Juan Marichal la época de afianzarse como profesor en Harvard e incluso en otras Universidades en las que da clase temporalmente como Bryn Mawr College desde 1953 a 1958, y en la que tuvo como colega y amigo al filósofo José Ferrater Mora; son los años familiares de la desaparición de sus suegros, pero también de ver crecer a sus hijos; y en los que aparece también uno de sus principales libros: La voluntad de estilo (Teoría e historia del ensayismo hispánico) en 1957, libro en varias ocasiones reeditado, el que podemos considerar como el primer libro importante de su autor. Hoy es desde luego un clásico del ensayo español sobre nuestros ensayistas principales desde Santa Teresa hasta nuestros transterrados como Ferrater Mora y Francisco Ayala, pero pasando anteriormente por Cadalso, Feijóo, Jovellanos, Unamuno, Ortega y desde luego Américo Castro y Pedro Salinas, y ya con un estilo propio, el de Juan Marichal. MAESTRO EN HARVARD (1958-1988) Las décadas siguientes de los años sesenta, setenta y ochenta estarán marcadas por el trabajo de docente en Harvard, por las publicaciones, y sobre todo, por el contacto con la España que había tenido que dejar atrás, aunque también todos esos éxitos profesionales se ven empañados por un hecho trágico acaecido en su propia familia. Son también los años más prolíficos en su carrera como ensayista y articulista, después de su libro: La voluntad de estilo, aparecen en esas década entre otros: El nuevo pensamiento español en 1966, publicado por una editorial mexicana, Finisterre. En colaboración con Octavio Paz, en la misma editorial Las cosas en su sitio (sobre la literatura española del siglo XX); Tres voces de Pedro Salinas en 1976. Y en 1978: Cuatro fases de la historia intelectual latinoamericana (1810-1970) publicado por la Fundación Juan March y la editorial Cátedra. De estos años son también diversas ediciones de las obras de sus maestros, Pedro Salinas y Américo Castro. Pero sobre todo la edición de las obras completas (al menos en esos años de 1966-1968) en que se publicaron así lo eran de Manuel Azaña en la editorial Oasis de México. Un trabajo intelectual por el que será siempre recordado que le llevó a investigar durante años con la colaboración de la viuda de Azaña, Dolores Rivas Cherif; y que tanta trascendencia ha tenido en la formación de los intelectuales y políticos españoles, que gracias a Marichal pudieron conocer la obra de Azaña y asomarse por primera vez a esos textos prohibidos en España. Además de dar a conocer la personalidad y la obra de Manuel Azaña, Marichal hace lo mismo con un canario hasta entonces bastante desconocido y mal tratado por la historia como Juan Negrín, del que escribe varios artículos en revistas científicas, y además se propone con la gran cantidad de material que reúne escribir su biografía, empresa que nunca lleva a cabo, y que recientemente han publicado otros historiadores como Gabriel Jackson, Ricardo Miralles, Enrique Moradiellos o Ángel Viñas, deudores de artículos pioneros sobre la figura de Negrín que en su día publicara Juan Marichal tales, como: Ciencia y Gobierno: la significación histórica de Juan Negrín (1892-1956), La revelación de Juan Negrín en la Valencia de 1937, Juan Negrín: el científico como gobernante, Significación histórica de Juan Negrín, etc. En estos años ya a principios de los sesenta es en los que Juan Marichal toma contacto real con la sociedad española de la que nunca estuvo alejado, por el interés que siempre tuvo por TRAYECTORIA BIOGRÁFICA DE JUAN MARICHAL... 11 XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2018), XXIII-070, pp. 1-13 todo lo que acontecía en su país, y por la larga correspondencia con sus paisanos no solo del exilio, sino también del exilio interior. El contacto lo mantiene a lo largo de los años de varias formas: 1. por la correspondencia; 2. al estar plenamente informado de todo lo que ocurre en España a través de las publicaciones, que consulta en ese oasis que es para él la biblioteca de la Universidad de Harvard; 3. por los españoles que empiezan a viajar a los Estados Unidos para realizar sus estudios, los jóvenes estudiantes que como Javier Solana y otros, contactan con el maestro español; y 4. y más importante los viajes que comienza a realizar a España, a la que viene como en su día diría Ayala: “para ver y no ser visto”. Y así de esta manera a principios de los sesenta Marichal viaja por primera vez a aquel país que tuvo que abandonar en 1938, no viajó antes, aunque su esposa Solita ya había hecho algún viaje anterior con sus hijos. En esos viajes se entrevista con todos esos amigos que solo conoce por carta y con los que lleva manteniendo esa exhaustiva correspondencia, amigos como el canario Domingo Pérez Minik y su esposa, con los que visita su isla de Tenerife a la que no había vuelto desde 1935. Y también es el momento en que se reconcilia con su padre al que también visita. Marichal nos decía siempre que el exilio y el establecerse personal y profesionalmente en otro país de adopción no le hizo nunca olvidar por ningún momento a España, en su despacho universitario y en su casa de Boston se encontraba en un reducto español y siempre se mantuvo en contacto con su país, en su preocupación de que éste recuperara las libertades perdidas, que él ayudó a que se restablecieran desde su exilio norteamericano. Y no es conocida su contribución al restablecimiento de la democracia en nuestro país, él nunca hablaba de ello, en las largas conversaciones mantenidas nunca me lo refirió, pues era hombre humilde y un demócrata de pensamiento y acción. Pero en su correspondencia hemos podido leer como en momentos críticos durante el franquismo él luchaba desde los Estados Unidos para que les restituyeran en sus Cátedras a los profesores expulsados de la Universidad española como: Enrique Tierno Galván y José Luis López Aranguren. Para ello intenta que por aquel entonces el gobierno del presidente Kennedy presione al gobierno del general Franco, pidiendo el favor a su amigo el arquitecto y profesor en la Universidad de Harvard, Josep Lluís Sert, para que escriba a otro catedrático de Harvard, J.K. Galbraith (por aquel entonces asesor del presidente) para que interceda por los profesores españoles. Todas esas cartas que dan testimonio de esos hechos se conservan y, en ellas se comprueba como don Juan no duda en pedir favores a sus colegas norteamericanos y de solicitar a estos y a otros profesores españoles exiliados apoyo para encontrar acomodo en Universidades norteamericanas a estos profesores represaliados por el régimen franquista. Así era la generosidad de don Juan y este gesto nos da cuenta de cómo desde el exilio luchaba por que se restableciera la democracia en su país. Pero sí estas décadas estuvieron tan plagadas de éxitos profesionales como hemos visto, de reencuentro con los amigos, con su país, con su padre, de disfrute de su propia familia, de sus hijos y de Solita, su esposa; todo eso se vio empañado por la muerte de su hijo Miguel, que se suicida en mayo de 1975, poco antes del fallecimiento de Franco, cuando solo contaba veinticinco años de edad. La muerte de Miguel sumió a la familia Marichal-Salinas en un dolor tan profundo, del que ya nunca don Juan y Solita pudieron recuperarse. A la memoria de Miguel, don Juan dedica desde entonces la mayoría de sus libros, y concretamente en La vocación de Manuel Azaña, editado en 1982 por Alianza, así lo expresa: Estas páginas fueron escritas gracias a la compañía y el apoyo de mi mujer, Solita Salinas, y de mis hijos, Carlos Marichal y Miguel Marichal (1949-1975). Y a la memoria de Miguel, que no llegó a ver la restauración de las libertades democráticas españolas, se dedican estas páginas. (Marichal, 1982:12) JULIA RODRÍGUEZ CELA 12 XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2018), XXIII-070, pp. 1-13 Pese a que los Estados Unidos le acogió generosamente y en ese país pasó más de cuatro décadas de su vida, (los último treinta años como catedrático en la Universidad de Harvard) su sueño y el de su esposa Solita era regresar a España, pero ya no de visita, sino ya para quedarse a vivir hasta el final de sus días. VOLUNTARIO DE MADRID (1988-2003) En el año 1988 Juan Marichal se jubila de su Cátedra de Harvard, desde entonces es catedrático emérito de la citada universidad, y decide junto con su esposa Solita realizar un sueño acariciado desde aquel día en el que se casaron y le dijo a Solita que no necesitaban muchas cosas, ya que pronto volverían a España, y como me confesaba don Juan la maleta tuvo que esperar mucho tiempo. Pero en 1989 se establecen ya definitivamente en España, venden su casa de Boston y dejan atrás los Estados Unidos para comprarse una casa en Madrid, y como don Juan se declaraba ser “Voluntario de Madrid”. Y desde esa ciudad donde fijan su residencia viajar por todo el país. En ese primer año de 1989, en el año académico de 1989-1990 impartió un curso en el Instituto Universitario Ortega y Gasset de Madrid, sobre el pensamiento político latinoamericano. Solo fueron dos cursos en los que dio clases en nuestro país. Durante los años que don Juan vivió en Madrid, sí abandonó lo que había sido su dedicación principal durante toda su vida, la enseñanza, no fue así con respecto a las publicaciones, conferencias, y demás actividades culturales, al contrario podemos decir que se incrementaron, pues fueron años, sobre todo los diez primeros de intensa vida intelectual. El reconocimiento a su trayectoria intelectual no tardó en llegar, el mismo año de su establecimiento en Madrid se le concede la Medalla de Oro de Bellas Artes, dos años antes le habían concedido el Premio Canarias de Literatura, en 1996 se le concede la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio, y en el año 2002 coincidiendo con su ochenta cumpleaños, su Tenerife natal realiza un homenaje, que fue para Marichal el acto más querido de su trayectoria vital e intelectual, ya que supuso el reconocimiento de sus paisanos, en la isla que le vio nacer. Los catorce años que don Juan residió en Madrid, aunque no por ello dejó de viajar por toda la Península y las islas Canarias, fueron como ya dijimos —sobre todo los diez primeros— frenéticos en su actividad intelectual. Además de la dirección del Boletín de la Institución Libre de Enseñanza, también impartió durante esos años múltiples conferencias en la Residencia de Estudiantes, la Institución Libre de Enseñanza, la Fundación Juan March, la Fundación Mapfre, etc.; publicó una gran cantidad de artículos periodísticos en múltiples periódicos y revistas, sobre todo en El País; e incluso publicó también tres libros: El intelectual y la política, editado en 1990 por la Residencia de Estudiantes y el CSIC, que reúne cuatro conferencias pronunciadas en la citada Residencia de Estudiantes sobre cuatro figuras españolas tan estudiadas por Juan Marichal: Miguel de Unamuno, Manuel Azaña, José Ortega y Gasset y Juan Negrín. En 1995 publica una de sus obras capitales titulada, El secreto de España, que edita la editorial Taurus y que fue merecedora en 1996 del Premio Nacional de Historia. En el año 2002 también en Taurus, publica el que será su último libro editado en vida, El designio de Unamuno, con mi colaboración, en el que el eje central que une sus capítulos es la idea europeísta de Unamuno y también esa idea de la Europa de futuro por la que también abogaba Juan Marichal. Desgraciadamente durante el año 2002 y en el 2003 su salud se fue deteriorando hasta el punto de no poder continuar con sus actividades intelectuales, ya apenas escribe, aún sigue leyendo los periódicos, pero las grabaciones se suspenden y su salud se deteriora de día en día. Ante esta situación su hijo Carlos decide trasladar a sus padres a Cuernavaca donde él vive con su familia. TRAYECTORIA BIOGRÁFICA DE JUAN MARICHAL... 13 XXIII Coloquio de Historia Canario-Americana ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2018), XXIII-070, pp. 1-13 EPÍLOGO: MÉXICO (2003-2010) En julio de 2003 Juan Marichal llega con su esposa Solita, su hijo Carlos y su nuera Soledad González, a Cuernavaca. El traslado viene dado por las circunstancias del empeoramiento de la salud tanto de don Juan como de Solita. Y agradece las visitas que le hacemos sus amigos españoles, esos días se siente como nuevo, y en esos primeros años intentaba por todos los medios que su hijo Carlos le permitiera regresar, lo intentó cuando lo visité en el año 2004 y 2005, pero ya no en el 2010. También le visita en todos los viajes que hace a México el periodista canario Juan Cruz, pero se siente solo y triste en Cuernavaca, pese a las visitas diarias de Carlos y su familia. Y la soledad se agudiza cuando en noviembre de 2007 muere su esposa Solita, la compañera de toda una vida. En junio de 2008 el embajador español en México lo visita en su casa de Cuernavaca, para imponerle la Encomienda de la Gran Cruz de Isabel la Católica que le había sido concedida. Con tal motivo su hijo le organiza una fiesta en la que están presentes no sólo las autoridades, sino también toda la familia, hasta sus pequeños bisnietos: Elisa y Teo. Don Juan se siente muy feliz ese día, pese a su estado de salud. Aún así, don Juan se mantiene fuerte, gracias a la buena alimentación de la que siempre hizo gala, y a los cuidados que le precisan, pero el 8 de agosto de 2010, Juan Marichal fallece en su casa de Cuernavaca, en el exilio que le impusieron las circunstancias de su salud. Sus restos reposan al lado de los de su esposa, Solita Salinas, en un cementerio rodeado de vegetación y de la belleza de las buganvillas. BIBLIOGRAFÍA AYALA, F. (2006). Recuerdos y olvidos. Madrid: Alianza. CIPLIJAUSKAITÉ, B. y MAURER C. (1990). La voluntad de humanismo. Homenaje a Juan Marichal. Barcelona: Anthropos. MARICHAL, J. y CELA, J. (2011). Testimonios de un isleño. Santa Cruz de Tenerife: Editorial Septenio. MARICHAL, J. (2002). (Edición de Julia Cela). El designio de Unamuno. Madrid: Taurus. MARICHAL, J. (1995). El secreto de España. Madrid: Taurus. MARICHAL, J. (1990). El intelectual y la política: Miguel de Unamuno, Manuel Azaña, José Ortega y Gasset y Juan Negrín. Madrid, Residencia de Estudiantes y CSIC. MARICHAL, J. (1982). La vocación de Manuel Azaña. Madrid, Alianza. MARICHAL, J. (1976). Tres voces de Pedro Salinas. Madrid: Taller de Ediciones Josefina Betancor. MARICHAL, J. (1957). La voluntad de estilo (Teoría e historia del ensayismo hispánico). Barcelona: Seix Barral. SALINAS, J. (2003). Travesías. Barcelona: Tusquets. |
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