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EL CANARIO JOSE ARCE Y LOS ORIGENES DE LAS MISIONES DE CHIQUITOS El 16 de septiembre de 1673 comparecía en el Colegio de San Hermenegildo de Sevilla ante el Tesorero José de Veitia Linaje un estudiante. Lo hacía así cumpliendo un trámite necesario para po-derse trasiadar ai Paraguay a expensas de ia Reai naciencia. ¿a re- ,, - seña de su embarque decía lo siguiente : E O "José de Arce, filósofo, de la isla de Palma de Canarias; veintidós n - años, blanco, pelo castaño, alto de cuerpo, un lunar en el carrillo =m O derecho". E E 2 Formaba parte de una numerosa expedición que el Rey de Es- =E paña había concedido al P. Cristóbal Altamirano en 20 de octubre de 1672, para que pudiese volver con Simón Méndez, su compañero, 3 - llevando consigo treinta universitarios y tres Hermanos coadjutores, em-haciendo su viaje en derechura al Puerto de Buenos Aires. E Los compañeros de Arce no habían acabado en su mayoría, como O él, la carrera eclesiástica. Su edad media era la suya; procedían de n los más diversos lugares de España. Les acompañaban cuatro herma- -E nos coadjutores, tres padres sardos y cuatro españoles, cuya edad a 2 media era 30 años. Era una expedición de jóvenes misioneros cuya n mayoría no volvería a ver las tierras de Europa. 0 Llegaron a un Paraguay jesuita que ya estaba hecho, donde los O3 indios guaranís ya eran cristianos y vivían en sus célebres reduccio-nnr + n + ~ l ~n*nn~rn+l;r~lo, 40r DO,.^,.:^ nn.. 1 n +.,..+A n.10 -7. $..+....T. l*,. I I ~ Y LVLULYI~IILL ~VIIYVIIUUUUY. A a i b b i a pul IU rairrv yur YU i u r u l u r r a reservaba un papel más que de heroicos misioneros de cómodos pro-fesores en colegios de enseñanza media o universitaria, predicadores de españoles o párrocos de indios que disfrutasen de las delicias del Reino Jesuita creado por sus antecesores. Esta última opción fue el supuesto divulgado por Félix de Azara que han repetido bastantes historiadores. Sin embargo, no lo fue así y la vida de ese joven canario, los problemas que resolvió, la activi-dad que tuvo que desplegar y sobre todo su muerte es la más clara refutación de la tesis que sostiene haber sido los jesuitas en Para- guay, con la excepción de los de los primeros tiempos, cuando se fundaron las reducciones guaraníes, unos vividores a costa del sudor indígena. El indiscutible esplendor de dichas reducciones ha deformado la visión global de una provincia que comenzó el P. Diego de Torres Bollo dándole una impronta social: la lucha contra la servidumbre personal de los indios; pugna no sólo dialéctica a base de sermones públicos o informes privados a las autoridades, sino también con las violencias externas de la revolución y la guerra, que llegó a matizar toda la existencia de los jesuitas en el Paraguay desde la creación de esta provincia independiente de la del Perú hasta la expulsión de sus miembros por Carlos 111. Asimismo las actuales ruinas de esas mismas reducciones de los Guaranies dan la irnpresirín de haber sido la obra jesuita esplendo-rosa pero inconsistente, de un gran brillo temporal, pero sin la tras-cendencia de superar su existencia a la de la Orden que las creó, sin continuidad, como flor de estufa cuidada en invernadero que desapa-rece con su jardinero. Mas repetimos, si tenemos en cuenta la obra del P. Arce, misionero de los segundos tiempos del Paraguay jesuita, no podemos sostener tales opiniones por muy divulgadas y aceptadas que estén. Las reducciones de los Chiquitos que él fundó no están en ruinas, sus templos y casas siguen levantados cobijando a los des-cendientes de aquéllos a quienes predicó la fe de Cristo. Reciente-mente el Departamento de Publicaciones de la Universidad Boliviana ((Gabriel René Moreno)) de Santa Cruz de la Sierra ha editado un estudio urbano arquitectónico titulado : Chiquitos misiones jesuiti-cm, ilustrado con abundantes fotografías actuales donde aparecen las antiguas casas de las misiones habitadas, los templos con sus retablos sirviendo al culto, y las enormes plazas de estas reducciones donde continúan celebrándose las fiestas religiosas y pueden verse los ros-tros de sus habitantes con rasgos indígenas. Con el fin de comprobar estas apreciaciones mías, frente al des-conocimiento o escamoteo que se hace de estos indios en al, aunos censos, visité San José de Chiquitos hace unos años y me encontré ante un delicioso pueblo de las tierras bajas de Bolivia, con estación de ferrocarril, hospital, colegio de enseñanza media y que conservaba su antigua traza de misión jesuita. Me acerqué a los libros canónicos de la parroquia regentada por franciscanos austríacos y encontré entre los apellidos actuales las siguientes palabras chiquitanas: "Surubís, Velais, Yobiós, Pachuri, Poiquis, Tomichás, Pesoa, Cu-manés, Taborga, Gofer y Parabá". Durante el siglo XIX se consignaba en las partidas de bautismo si era indio o no quien recibía el sacramento y a qué grupo pertene-cía. De estos últimos aparecen registrados los indios carpinteros, que-mes, quitachius, parames, pochichos, sumuques, tajotos y xamarus. En 1864 se bautizaron 55 hijos de españoles y 39 de indios; de los primeros sólo eran legítimos 24, mientras que lo eran todos los indí-genas. Ese hecho que se repite en los años siguientes demuestra que después de un siglo del extrañamiento de los jesuitas, los que se con-sideraban indios seguían fieles a las enseñanzas que predicó a sus antepasados el P. Arce y tenían una moral cristiana doblemente ele-vada que los que se consideraban españoles. E La interesante vida del P. José Francisco Arce, primer artífice de esa encarnación de la Iglesia entre los Chiquitos, no es descono- O n cida en las islas que le vieron nacer. Un libro clásico dentro de la - m O historiografía hispanoamericana, la Relación de los indios Chiquitos E E atribuida al P. Patricio Fernández, dio de ella unos cuantos datos 2 E que divulgó la imprenta desde 1726 en que apareció la primera edi-ción madrileña. Dos años después se publicaba en Roma traducida 3 al italiano y en Viena al alemán. En 1733 aparece la primera edición O- latina en Ausburgo y la segunda alemana en Viena. Desde 1741 apa- m E reció en la colección Lettres Edifiantes et Curieuses. Recogió esos O datos Muratori en su Cristianesirno Felice editado en Venecia el año 1743; también lo hicieron en parte Jorge Juan y Antonio de Ulloa n E en su ReEm%n HistM2Ca del Viage a la América Meridional (Madrid, a 1747) y Charlevoix en su Histoire du Paraguay (París, 1756). En 1895 n la reeditó Victoriano Suárez en los tomos XII-XIII de su Colección n n de libros raros y curiosos que tratan de América. Al año siguiente, 3 1896, aparecía en Asunción del Paraguay la tercera edición en len- O gua castellana. Un benemérito historiador, David W. Fernández, incorporó a las noticias en esas obras consignadas, las aparecidas posteriormente en la documentación del Archivo General de Indias que extractada pu-blicaron los PP. Pablo Pastells y Francisco Mateos en los tomos de la Historia de la Compañía de Jeds en la Provincia del Paraguay (Madrid, 1912-1949). A ellas añadió unos interesantísimos datos fa-miliares, dando un importante paso en el conocimiento y divulgación de esa gran personalidad canario-hispanoamericana. Es en tal sen-tido donde quiero aportar unos documentos y situar nuestro persona- je, digno de los altares, en lo que fue su gran y casi desconocida obra: la evangelización de la chiquitania, por la que tiene un bien ganado puesto entre los próceres de Bdivia y está su nombre gra-vado en la historia y la geografía de este país hermano. Fuentes documentales Los documentos que integran el apéndice de este trabajo son: 1. La parte correspondiente a Tarija del capítulo 1 . q e las Le-tras Anuas en que se trata de lo obrado en tiempo que fue provincial de este Provincia el P. Gregorio de Orozco que se conservan en el Archivo romano de la Compañía de Jesús (ARSI) fondo Paraquaria, tomo 9. Comprende los años 1689-1692 y se narran los acontecimien- +nc rnlq+;.rrnr ri l o ~ . i n n a f ~ o n ;Xnrl n l n c ;ncrr;+oc norqnr iqr rnc n n i ; n * v ~ c n o- C V D I b A U C I I V D U ILI f J b I I L - C L U L - I V I I UL- I V O J b D U I L C W y U I U 6 U U J V D bII & A L - A L U D U- 2 N tuales de Bolivia por ser desde allí más fácil la conquista espiritual del Chaco en que estaban empeñados. En esa estrategia el P. Arce O desempeñó un papel de primera magnitud. Como secuencia inmediata m está el intento de convertir los irreducibles chiriguanos. O E 2. El Capítulo S.", epígrafes 8 y 9 de las Cartas Anuccs de Zla Com- E 2 pañia de Jesús de la Provincia del Paraguay desde el año 1698 hasta j el año 1700, escritas por el P. Ignacio de Frías, Provincial de la mis- = ma Provincia. Este documento se guarda en el Archivo de la Com- - pañía de Jesús de la Provincia de Toledo, sito en Alcalá de Henares, - 0 m tomo 15 de Miscelánea. Trata de las reducciones de Chiquitos y de su defensa contra las razzias esclavistas de los mamelucos. Ambos documentos fueron utilizados como fuentes principales por el P. Pa- n tricio Fernández. -E a 3. Copia de una carta del P. Francisco Xavier, Provincial de la Provincia del Perú, escrita al P. Lauro Núñez, Provincial de la Pro- n n vincia del Paraguay, en Lima el 24 de octubre de 1692, donde se queja de lo obrado por el P. Arce, por considerar que la evangeliza- 3 O ción de Chiquitos competía a la residencia de Santa Cruz de la Sierra y no al Colegio de Tarija. Se cuiiserva en el Archivu ruiiicriio, S. I., paraquaria, tomo 11. 4. Copia de la respuesta del P. Lauro Núñez al Provincial del Perú, Francisco Xavier, en contestación a la suya del 24 de octubre de 1692, fecha en San Miguel del Tucumán el 2 de abril de 1693. En la que se le dice que motivó la entrada del P. Arce atender a los Chin,-&tos d_i~ranutn~o epidemiaj lo qup no pudieron hacer he?- manos de la provincia peruana por falta de personal. Está guardada en el mismo tomo 11 del fondo Paraguaria del ARSI. 5. Copia de la carta del P. Gregorio Orozco al P. Procurador acerca de que se puede dar comunicación y entrada a los Chiquitos por el río Paraguay o por otro camino de tierra. Problema básico en cuya resolución hallará posteriormente la muerte el P. Arce. Se en-cuentra también este documento en ARSI, Paraquaria 11. Fechada el 20 de noviembre de 1693. 6. Copia de la carta del Padre Simón de León al Padre Provincial sobre la imposibilidad de asistir a los Padres de Chiquitos ni por agua, ni por tierra. Su fecha es el 11 de abril de 1694. Se conserva en el mismo fondo (ARSI, Paraquaria 11) y sostiene la posición con-traria a la que se mantiene en la carta anterior. 7. Breve relacih del viaje que hicieron por el río Pmugumj arri-ba cinco padres y un hermano el año i7oj' por orden de nuestro Fa- ,, &e General, escrita por el P. Joseph Francisco de Arce en la reduc- E ción de San Miguel el 5 de abril de 1713 y trasladada por los Padres O Francisco Burgués y Martín López. Se conserva asimismo en el ARSI, - m fondo Paraquaria tomo 12. Este documento y los dos anteriores son O E fundamentales para hacerse cargo de las dificultades que presentaba E 2 la geografía americana para establecer las necesarias comunicaciones E entre los núcleos urbanos de aquellas inmensas provincias. Problema que aún no está totalmente superado en la actualidad pues algunas 3 de las misiones chiquitanas no tienen hoy más vía de comunicación Om- que el avión con el que se transporta hasta las vacas. E 8. Por último los ((Cuatro puntos tocantes al bien de las reduc-ciones antiguas y nuevas y conversión de los gentiles)) dados por el Superior del Paraguay hacia el año 1702. En ellos están contenidas las ideas rectoras respecto a la adaptación de los usos y costumbres indígenas, a la economía, productividad, cooperación y régimen dis-ciplinar con normas pastorales inclinadas siempre al amor y opuestas al rigor. Normas que presidieron más en el espíritu que en la letra los orígenes de las misiones chiquitanas. Esta documentación nos ofrece ios hechos en su versión más pró-xima a la realidad, tales como los números 1, 2 y 7, sobre todo este último por ser escrito del propio Arce que nos relata los aconteci-mientos de una expedición en la que intervino y lo hace poco antes de emprender de nuevo la que le costará la vida. Nos da también las ideas e incluso las pugnas o rivalidades entre las propias provin-cias jesuitas de AmCri_caje splntu de s~ninñ_c ~mpetendaq ue hi& de aguijón o estímulo entre unas y otras, pero que es velada cuidadosa-mente y no aparece con el debido detalle tanto en los cronistas coe-táneos como en los historiadores posteriores de la Compañía de Je- sús. También nos presenta los defectos personales e incluso corrup-telas gregarias de frailes que combatieron los responsables de la Or-den, con lo cual tenemos una garantía de su fidelidad y un criterio más sano frente a determinadas hagiografías desvaídas o manipuladas. Origen de kr misión chiquitcma Los diversos grupos indígenas que bajo las denominaciones de tovacocies o chiquitos ocupaban la llanura septentrional del Chaco entraron en contacto histórico con el hombre blanco desde 1524. Desde 1537 tenemos constancia que se predicó la fe de Jesucristo en aquellas llanadas y se incorporaron en su Iglesia algunos indios, pues según el testimonio del escribano Juan de Valenzuela, la expedición de íraia encontró un indio chané cristianizado pür Ay d a s hacia ayud N2 año, que declaró: E O "Yo señor Capitán, soy un indio natural de los Llanos, que tuve la - m suerte de conocer a Cristo y abrazar la Fe, recibiendo el bautismo, en O E que me pusieron por nombre Gonzalo". (LOZANO: Conquista del Para- E 2 guay, lib. 11, cap. VI). E En 1543 recorrió la parte oriental de la chiquitanía Hernando de Ribera, capitán del Adelantado Alvar Núñez Cabeza de Vaca. En 1549 la cruzó Irala partiendo del río Paraguay hasta llegar a las ori-llas del Guapay. Diez años después (1599) se funda sobre esas orillas, un poco más al sur, la ciudad de la Nueva Asunción que tuvo efímera vida. El 26 de febrero de 1561 Nuflo de Chávez levanta en el corazón de la chiquitania la ciudad de Santa Cruz de la Sierra que pervivió en aquel lugar hasta 1605 en que el oidor Francisco de Alfaro (padre del Superior de las misiones guaraníes que murió de un arcabuzazo en la batalla de Caazapaguazu) la trasladó a los campos de Grigotá. En sus confines occidentales se fundaron dos ciudades: San Lorenzo el Real el 13 de septiembre de 1591 y Santiago del Puerto en 27 de diciembre de 1592, pero ninguna de las dos subsistió, Santiago fue destruida en 1594 y San Lorenzo trasladada a Grigotá y luego fun-dida con Santa Cruz. Durante los 44 años que Santa Cruz de la Sierra permaneció en la vega del Sutós, donde la había eregido Chávez, los indios chiqui-tos relacionados con ella se fueron incorporando al cristianismo in-dividuaimenie, pero la irisüficieii~id. ík pi-suiial rdigiocv iiiipi&S que se cristianizasen como pueblo. En un principio las relaciones de amistad y alianza hizo que los chiquitos se acercasen a los espa- ñoles pero a medida que los mitos áureos se alejaban de la ciudad española y que se quiso imponer la servidumbre personal de los indí-genas, éstos se fueron alejando de ella e incluso llegaron a la hostili-dad. El traslado de Santa Cruz a los llano de Grigotá, donde hoy se encuentra, impidió mayores violencias pero también truncó su pau-latina cristianización que desde ese momento sólo tuvo lugar de mo-do espofádico durante las misiones volantes que efectuaron los reli-giosos de Santa Cruz, y especialmente los jesuitas, que lograron de-sarraigar de su habitat un buen grupo de Chiquitos y formar un pue-blo que se incorporó a sus misiones de Mojos. Pero la importancia que adquirieron estas misiones privó a la residencia jesuita de Santa Cruz del personal necesario para reducir a poblado en la propia chi-quita~ ia a sus hahitantes. Esa fue la tarea que hubo de realizar el P. Arce con correligiona-r i o ~d e la provincia del Paraguay, tarea que requirió la acción con-junta de doctores y mártires, como lo fue el cruceño Cristóbal de Mendoza junto con Roque de Santa Cruz al iniciarse las misiones de los guaraníes; como lo acababa de ser el sabio Pedro Marbán, autor del Arte de lo lengm Moja y el mártir Cipriano Barace, junto con el etnógrafo y mártir de la geografía, pues murió ahogado en las aguas de los rápidos del Mamoré buscando la comunicación entre los llanos de Mojos y Cochabamba, José del Castillo, los tres funda-dores y creadores de la misión mojeña. Eso mismo aconteció desde los albores de la implantación de la Iglesia en América, desde que grupos indígenas, como tales se incorporaron a ella. Junto con el primer etnógrafo y lingüista del Nuevo Mundo, fray Ramón Pané, está el mártir Juan Mateo Guativaca, aunque le niegue ese carácter Bartolomé de las Casas. El P. Pareja y el P. Chozas fueron a evange-lizar Florida, e1 primero escribió el Arte de la lengua Timzrcuma y el segundo la rubricó con su sangre. Así podríamos seguir enumerando mártires y doctores en cada una de las misiones que las órdenes men-dicantes de las provincias españolas fundaron en América. Es senci-llamente la repetición del mismo proceso por el que se cristianizó el mundo greco-romano tal como lo sostuvo con lucidez el P. Danielou. Formación doctorcll del P. Arce Cuando José de Arce sale de España ha terminado sus estudios de filosofía y artes e incluso es posible que hubiese cursado estudios en la Universidad de Salamnca, como bien apunta David Fernández. Le faltaba la teología que hubo de cursar con éxito en la universidad ' o estudio que tenían los jesuitas paraguayos en Córdova del Tucu-mán. Allí también debió a empezar los rudimentos de una nueva teo-logía que no conocieron San Agustín, ni Santo Tomás: las lenguas indígenas y sus culturas, sin cuyos conocimientos no era posible trans-mitir a los indios las verdades reveladas. En todas las universidades americanas de aquel tiempo existió la cátedra de lengua indígena, que es de suponer cursaría quien como él pensaba dedicarse a evkgelizar indios. Sin embargo, esta tarea no la iba a realizar de inmediato. En la vida americana del P. Arce hay un lapso que va desde su llegada al continente en 1674 hasta su salida de Córdova por octubre de 1689, donde es difícil encontrar noticias suyas reflejadas en la documentación jesuita coetánea. La tal ausencia radica en que no realizó cosa alguna de tipo extraordinario digna de figurar en los anales de su provincia, o que sirviese de reciamo, como ciespues IO ,, - será, para que la juventud de la cristiandad se enrolase en la subyu- E gadora empresa de llevar el Evangelio a todas las gentes mostrando O a los gentiles, con palabra y hechos, que todos los hombres somos n - =m hermanos por hijos de un mismo y único Dios. O E De esa etapa obscura nos dice Francisco Javier Charlevoix que E 2 habiendo reconocido en él su provincial« un talento especial para el =E púlpito, lo destinó a la predicación, a pesar de sus ruegos y solicitu-des de ser empleado en las más penosas misiones)) (H." Paraguay, IV, 3 - 133-134). - 0m También sabemos que en Córdova ejerció la docencia. Las Cartas E Anuas de 1689-1690 al pergeñarnos la figura del futuro fundador de O 6 la misión chiquitana lo hace con estas breves palabras: n -E a "El tercero fue el P. Joseph de Arce, sugeto de mucha actividad, l virtud y letras, maestro que fue de Philosofía de un curso de Provincia n que se leyó en este Collegio a cuyo cargo está Ia Universidad de todas o estas provincias". 3 O Nos eiicontrmos poi. !o aíi:e Uu UiiiYersiiario a; que lógicamente podemos suponer docto antes de iniciar su labor misionera, y por más que no fuese la filosofía europea materia nece-saria para la predicación a los sencillos indios, si era una conveniente preparación como actitud para comprender un mundo nuevo, una nueva filosofía de la vida, un modo distinto de pensar. Sus estudios filosóficos le serían útiles siempre que no hubiese prendido en él la vanidad universitaria o la presunción intelectual que incapacitan para entender a los demás. Que Arce no padeció tales aberraciones puede deducirse de haber estudiado con cariño y aprendido la lengua de los chiquitos en un tiempo relativamente breve, facilidad que le pro-porcionó su hábito de estudio. Obras escritas No es mucho lo que escribió el P. Arce y es menor aun lo que de ello se conserva, pero lo que sabemos es suficiente para atribuirle el carácter doctoral que consideramos como una pieza de las funda-mentales en la evangelización de pueblos. Esos conocimientos pro-fundos se han de tener en las dos culturas puestas en contacto en el proceso cristianizador, que podemos considerar desde el punto de vista humano como un proceso de mestizaje cultural, donde se dan y se toman elementos culturales dando lugar a productos nuevos. Ejemplo de esto podría ser en Chiquitos lo que Buschiazzo denominó m D la arquitectura de templos en madera. E El haber desempeñado la cátedra de filosofía en los estudios ecle- O siásticos nos lo cualifica como docto en la cultura de la cristiandad. n-- m En cuanto a la indígena tenemos noticia de haber escrito un Voc~bu- O E lmio de la lengua Chiquita, que anduvo manuscrito entre sus com- E 2 pañeros de misión y una Doctrina Cristiana en lengua Chiquita, tam- -E bién manuscrita y que probablemente fue como otras similares el primer libro con que se enseñó a leer a los chiquitanos. Ese pequeño 3 - trabajo encierra en sí toda la problemática intelectual de la evange- - 0 m lización: la transmisión a otro mundo cultural de los misterios cris- E tianos. O Constancio Eguía añade a estas dos obras «la RelacZÚn Historial n de los Indios Chiquitos que formó sobre sus apuntes el P. Juan Pa- -E tricio Fernández, y que sacó a luz en Madrid, año 1726, el P. Procu- a 2 rador Jerónimo Herrán)) (España y sus misioneros en el Pl~ta,2 71). n Por mi parte en el apéndice de esta ponencia transcribo la citada n Breve relación del viaje a la que se refirió un artículo publicado el O3 año 1938 en el Archivum historicum S. 1. que probablemente aludía a un trabajo que sobre eiia escribió ei P. Furiong y que no he po-dido consultar. Por esa relación se pueden calibrar sus conocimien-tos geográficos e históricos de la región, pero sobre todo el amor y comprensión demostrado hacia los payaguas en cuyas manos moriría violentamente poco después. Los martirios en América hubieron de tener distinto carácter que en Roma por ser distinta la relación entre los cristianos y el poder imperante. Los misioneros podían disponer de soldados para su pro-tección, pero muchos de ellos rechazaron tal ayuda por considerar que no todo lo lícito les convenía para el fin que perseguían, y así se despojaron de todo poder para evangelizar desde una posición de inferioridad, de inanidad, para que fuese Dios y no ellos los que obrasen el proceso, o el milagro en ese caso, de la conversión. Hubo mártires de la caridad, de las lluvias, de los mamelucos, de los piratas, de los caminos y del hambre. Martín Dobrizhoffer afir-maba : "Verás por mi reseña que casi no hay pueblo en Paracuaria que no haya matado a algún jesuita" (Historia de los Abipones, ed. Resis-tencia, 111, 373). esa de los q ~ e cGnsidrraba =iuricrcn 2 meraba : E Martín Javier y Baltasar Seña, de hambre entre los guaraníes. O Juan Neümann, extenuzdo por una agotadora travesía. - m Enrique Adamo, de enfermedad que contrajo en un viaje. O E Lucas Rodríguez, por las continuas lluvias. 2E Félix de Villa García, en un viaje a los Itatines. E Romano Harto, por heridas de mataguayos. 3 Al P. Arce se le podría considerar como mártir de cualquiera de % los tipos que se acaban de enunciar porque sufrió heridas, viajes, m E lluvias, enfermedades, externuación y hambre en grado heroico como para causarle la muerte; lo sufrió todo con el ansia y el deseo de testimoniar con esos padecimientos la fe que predicaba. Lo podría-mos, además, incluir en una categoría muy actual, como mártir de la acción social, como quien arriesgó frecuentemente su vida porque d la sociedad de su tiempo fuese mejor, una sociedad donde se viviese con más intensidad la herman'dad entre todos los hombres. Dobriz- 3 hoffer nos da esta larga, apasionada y hasta exagerada noticia, pero O no exenta de verdad: " ... diré que en Santa Cruz de la Sierra, se celebraba públicamente una venta de indios, donde la madre era vendida con su hijito, cual Ia oveja con su cordero. Sus habitantes efectuaban frecuentes cazas a los indios, mataban algunos y vendían los demás, sea en el terruño, sea en el Perú. Es increíble cómo se empeñaban en perturbar la fundación de las reducciones comenzada por el P. José Arce y sus colegas para los Chiquitos y otras naciones, o a lo menos en impedir su progreso en el temor de que escasearían indios que ellos pudieran cautivar y vender. Este comercio de seres humanos les reportaba anualmente mu-chos miles de pesos, pero también acobardaba a los indios por com- pleto en aceptar el cristianismo, al ver que su adopción y la paz con los españoles les quitaría su libertad y los tornaría infelices para toda su vida. Al fin, ante las muchas y amargas quejas por parte de nuestros Padres por los obstáculos que los Españoles les causaban para propagar la religión, el virreey del Perú, Príncipe de Santo Bono amenazíu en en un decreto público a todos estos malvados negociantes de seres humanos con el destierro, la confiscación de sus bienes y la destitución y así exterminó este abominable comercio en el territorio de Santa Cruz" (Historia de los Abipones, ed. Resistencia, 1, 264-265). Quitando a Dobrizhoffer las palabras ((anualmente muchos miles)), porque la razzias esclavistas no fueron, ni pudieron ser anuales, ni dieron miles de pesos; quitando la generalización de dos españoles)) para reducirla a que algunos españoles en algunas ocasiones, y aña-udi:- c.i.dru- u y-.u.c- c i r u r r a a a-1l- g u i i w o L-oa-,y,a iZiwfiilLa-o &.;. l-,.+ rariiuibii, .,,.,.;aco3,.nm =, x,;AQ c u r i - i i g c r i u i l uu r iuu m para defender la libertad de los indios sin pedir nada a cambio, con D E generosidad en algunos casos sobrenatural, la cita que acabamos de copiar sirve, porque pasado el ciclo heroico de la conquista mítica O n existió en Santa Cruz una mentalidad esclavista propicia a mantener - m O E cierto nivel de vida a costa del sudor de los pueblos más débiles, men- E talidad que llega hasta nuestros días, y a casi todas las capas sociales, 2 E permitiendo a los obreros europeos sostener sus condiciones de vida - elevadas por medio de un sistema libre de comercio que proporciona 3 a sus naciones el comprar barato la materia prima y vender caro los - - 0 productos manufacturados que con ella elaboran, a los mismos pue- m E blos subdesarrollados que les proveen de tal materia y que procuran O no se desarrollen demasiado aprisa. Pero no fue en esta lucha, de la que salió victorioso en diversos n -E planos, donde el P. Arce encontró la muerte y se le abrió el camino a de la vida eterna. Lo fue a mano de sus amados payaguas y no lo 2 n fue, en mi opinión por odio a la fe, sino por incomprensión. Se debió n al difícil problema de la distinta interpretación de esa fe, pues fueron 3 esos mismos payaguás los que transportaron sonrientes en sus ca- O nms hasta 12 As~nciSn a! P. Yirge de Torres Rollo. Eses mismes que habían muerto a la hermana del Gobernador Hernandarias que salió a recibirles sin pasar la factura del crimen que habían cometido, perdonándoles cristianamente en aras de una remota conversión. Esos mismos a quienes Arce en 1703 no sólo les perdonó el crimen que cometieron con cuatro de los indios guaranís que le acompañaban, sino que les excusó con razones europeas que no eran las que habían actuado en los payaguas para cometer tal inhumanidad. Los payaguas consideraban al río Paraguay como propiedad suya y nadie podía navegar por él sin su permiso. Lo consideraban así con una mentalidad parecida a como estimaban portugueses y españoles que era suya y exclusiva la navegación por el Atlántico Sur. Admitían esos indígenas la hermandad con los españoles por considerarse simi-lares en valor y cualidades guerreras, pero esa hermandad no la po-dían compartir con los guaraníes que les acompañaban y para de-mostrárselo los mataban e incluso llegaban a enfrentarse y matar a los españoles aliados o señores de los guaranis. Era por un lado enfrentarse con la dominación española y por otro lado mantener su dominación y prepotencia frente a pueblos indígenas menos belicosos. Idéntico problema al de los caribes, cho-coes, piajaos, araucanos o apaches. El problema en el fondo de todo hombre, como secuela de la rebelión luciferina, el querer que todos ies sirvan y no servir a nadie. Y fue en esa lucha contra el mal donde, sobrenaturalmente y aceptando conscientemente la muerte, entregó su vida el P. Arce. La declaración de mártir corresponde a la Iglesia. Sólo pretendo presentar para su discusión una interpretación que podría llevar a los altares a este canario, como recientemente se ha hecho con ese gran hermano de los indios guatemaltecos Pedro de Betancour. APENDICE Archivo Romano S. 1. Paraquaria, núm. 9, fols. 269-274. LETRAS ANUAS W QUE SE TRATA DE LO OBRADO EN TIEMPO QUE FUE PROVL. DE ESTA PROV." EL P. GREGORIO DE OROZCO Cap. 1. Dase cuenta de las nueveas funds. y misiones q. se han empren-dido desde el año de 1689 hasta el de 1692. FUNDACION D,E TARIXA EN QUE SE REFIEREN LOS VARIOS SUCESOS DE LOS PES. MISSIONEROS QUE VINIERON A FUNDAR ESTE COLLEGIO, Y CONVERSION DE LOS INFIELES CHIRIGUANAS DESDE OCTUBRE DE 1689 HASTA FINES DEL ARO DE 1690. El fruto que se hizo en todos los pueblos y estancias por donde pasaron los Padres Misioneros, que salieron del Collegio de Córdova para Tarixa, a dar principio a la nueva fundación, fue muy copioso, los sujetos que fueron nombrados para esta empresa tan de la gloria de Dios fueron los PP. Thomas de Domvidas, Antonio Yvañes, Joseph de Arze, Juan Baptista Cea, Francisco Bazan y el St.0 Melchor Martines. El Padre Thomas Domvidas era en este ticmpv rector de este c&bgic m ~ m &e ccr&iup lrz q ~ feue srfigl&s de N. P. G1. luego que acabo de ser P1. de esta Prov."., aviendo obtenido este gobierno despues que como Procurador General de esta pro^.^ para Europa traxo una muy lucida y numerosa mision de muy lucidos sugetos de España para ella. El qual dexando el rectorado se consagro a los trabaxos de tan trabaxosa mision, ya para introducir la Compañía en Tarixa, que tanto la deseaba, ya para abrir puerta a la conversion de tanto numero de infieles como ay entre los rios Pilcomayo y Bermejo, y segun las noticias, que se an podido adquirir se quentan noventa y nueve mil, y treinta familias. Abierta la puerta, y entablada la conversion de tan numeroso gentio, y con-cluida la fundacion del Collegio de Tarixa, fue señalado el P. Thomas Domvidas por nuestro P. General Tyrso Gonzales de Satalla visitador de la Provincia del Reyno de Chile, el qual cargo actualmente esta exerciendo en dicha Provincia. El segundo que fue nombrado para esta mision fue el P. Antonio Yvañez Rector del Collegio una de [268 v] las Ciiidades mas principales de esta pro-vincia donde esta la Catedral de este Obispado, y dos veces Procurador General de esta Provincia en este Collegio de Cordova. El tercero fue el P. Joseph de Arce, sugeto de mucha actividad, virtud y letras maestro que fue de Philosofia de un curso de Prov.a que se leio en este Collegio a cuyo cargo esta la universidad de todas estas Provas. El cuarto fue el P. Juan Baptista de Cea sugeto de espiritu apostolico, y talento muy aventajado de missionero ministro acabado de ser de este Collegio maximo de Cordova, y director actual del Collegio del la Rioxa quando fue nombrado para esta expedicion. El quinto fué nombrado el P. Francisco Bassan sugeto de muy aventajadas prendas que fué nombrado aviendo acavado de leer el curso de Philosofia a los nuestros en esta Universidad con mucha acepcion de todos, y aprovechamiento de sus discipulos, el qual concluida ya la fundacion del Ce!legie 4e Tzrixa qiledando per m~ r a d n rd e e!, ~ e n ~ l ~tzmy-obie n crin la vida gloriosamente aviendo salido en mission a recorrer el partido y terminos de la ciudad de Tarixa en una de sus estancias mas principales en donde le quiso Dios premiar sus gloriosos travajos. El StP Melchor Martinez fue como procurador desta mission, aiudo no poco a ella solicitando el sustento de los misioneros en la nueva fundacion con su mucha actividad, y solicitud. Esta pequeña compañia de soldados de Jesus que constaba de solos seis salio desde Cordova de donde hasta Tarixa hay muy cerca de trecientas leguas. Luego que salieron dieron principio a su mission en una estancia de este Collegio donde se juntaron de toda la comarca los estancieros, y se dio principio a la mision del viaje a que correspondio el fruto en todos aquellos estancieros, segun la necesidad de doctrina que tenian como tambien en todas las estancias y poblaciones hasta Tarixa, y tanto maior cuanto mas carecian del trato y comercio de los nuestros. En Santiago del Estero donde tenemos Collegio dieron principio a una mision, con el acto de contriccion, y platicas por las calles prosiguiendo en los demas dias con los sermones de los novisimos en la forma que se estila en Europa siendo esta la primera vez que se dio feliz principio a tan santo ministerio en esta ciudad, fue grande el concurso y el fruto no menor sin que quedase adulto alguno, que no hiciese las diligencias para ganar el santo jubileo: reformaronse las costum-bres, compusieronse las enemistades, que eran grandes entre los principales reconcili[269]andose los unos con los otros, y metiendose por las puertas de sus contrarios a pedir perdon. En esta misma conformidad se hizo la mision en las Ciudades de Tucuman, Salta y Jujui correspondiendo asi mismo el fruto a los trabajos y celo de los misioneros. En la ciudad de Jujui encon-traron los Pes. misioneros con el Maestre de Campo D. fuan Joseph Campero de Herrera que acauaua de llegar de Yaui a recevirse por el Alcalde ordinario, de esta ciudad, y principalmente para hacer la escritura de donacion de la cantidad necesaria para la fundacion del Collegio de Tarixa en la forma y manera siguiente. En virtud del poder que tengo de DP Juana Clemencia Bernardez de Gvando mi muger renunciado como expresamenre renuncio por eiia y por mi la ley de mancomunidad por cuando aviendo llegado a esta ciudad de Jujui, el Rd? P. Thomas Domvidas religioso de la C ~ m p d. e~ J hs. con orde- nes y patentes del Rd.O P. Gregorio de Orozco Provl. actual de esta Prov.% asistido de otros religiosos de la mesma comp.a, a fundar el Collegio de la Villa de San Bernardo de Tarixa en cuio efecto se halla proximo a pasar a dioha Villa y de ella a haser escala a la conversion de los indios Chiriguanas fronterisos y de la jurisdiccion de la provincia de los Chichas del distrito de las Charcas se dedica la fundacion del Collegio de la Comp.& de Jhs. de dicha Villa de Tarixa a la Prov." del Paraguai, y porque conseguirse dicha fundacion sera de mucha gloria de Dios, y su St.0 servicio y de su madre bendita como se halla experimentado en las demas fundaciones de los Cdle-gios en estas Provas. por la conservacion, cuidado, y Sto. celo en gracia y provecho de las almas consuelo espiritual, y continua doctrina en que se halla experimentada esta devota religion en qualquiera de sus asistencias en la enseñanza no solo de la juventud española, sino en la conversion de los naturales mas retirados a este bien comun que son los infieles comunicandoles el conocimiento del culto divino por medio de la doctrina christiana buscando para ello iüdüs los medios mas urgentes que se necesitan para grangeu, y cariño de sus voluntades, a que se aplican sus continuos exercicios, porq. siendo en mi estimación y de la dicha mi mujer este el mas glorioso empleo deseamos con vivos [269'v] deseos desde años pasados el que se consiga obra tan del servicio de ambas rnagestades debaxo de dicha mancomunidad, y en aquella via y forma, que de derecho lugar aiga. Otorgo por mi y por la dicha mi mujer, que hasemos gracia y donacion irrevocable de las que el derecho llama intervivos de la fundacion de dicho Collegio de la Comp." de Jhs. en dicha Villa de Tarixa, y para ella y en su nombre a dicho Rdo. P. Thomas Domvidas fundador de dicho Collegio es a saber primeramente de dos solares en la plaza de esta Villa. Assi mesmo hago donacion de las tierras nombradas Señor Sn. Juan y Sn. Geronimo en la hurisdiccion de dicha villa. Itten de los frutos que tocan de parte y les estan adjudicados a la dicha D." Juana CIemencia Bernardez de cuando mi mujer en la hacienda de la angostura Jurisdiccion de dicha Villa de Tarixa en la porcion correspondiente a los diez y nueve mil pesos que se señalaron en dichas haciendas, que esta rrenta corra por espacio de ocho años por juzgar ser esto lo suficiente para dicha fundacion y conversion de infieles. Heoha la escritura de donacion a satisfaccion del Fe. Ror. Thomas Domvidas salieron los Pes. Missioneros de la ciudad de Jujui para la de Tarixa en compañia de su fundador Dn. Juan Joseph Campero de Herrera, mui gustosos experimentando en el camino los favores de su mucho affecto a la Compañia y mucho mas en Yaui, que es una hasienda, o poblacion de mucha consecuencia de Dn. Juan Joseph Campero en donde de ordinario reside distante de Tarixa veinte leguas, y de Jujui treinta. Despues de aver receuido muy sobresalientes agasajos en Yaui, asi de su fundador, como de la fundadora D.a Juana Clemencia Bernardez de cuando salieron para Tarixa donde ya impacientes de su tardanza les esperaban encontrando en el camino mucha gente que o movida de la novedad, o de afecto salian a dar la nora-buena de su venida a los res. muchas leguas distantes de ia ciudad de Tarixa, a quienes los Pes. correspondieron, con las exortaciones acostumbradas de la rnission que iban haciendo por las estancias, y poblaciones confessandose todos y reconciliandose con Dios, y experimentando las influencias de los ministerios de la Compañia. Los ciudadanos de Tarixa; antes de ser reveuida en la Ciudad. A una legua distante de ella salieron los Religiosos de Sn. Juan de Dios adelantandose a todas las Religiones y dieron la norabuena de su venida a los padres con muestra de mucho agrado y benevolencia, a estos se siguieron los Religiosos de Sn. Francisco, y luego los de Sn. Agustin, que todos salieron al camino. Después de las Religiones se siguio el cabildo secular y otra muoha gente; a vista del pueblo salio [270] inmediatamente el cavildo eclesiastico. En este puesto puso el Teniente de la Ciudad toda la gente en orden a que se seguian los Regidores, y Alcaldes de la Ciudad, y luego los Religiosos que llevaban en medio al Pe. Visitador de Chile Thomas Domvidas #(que ya para este tiempo tenia la patente de Visitador) y los demas Pes. Salia la gente a las puertas de sus casas y por las calles a ver aquella novedad jamás vista con repiques de campanas, y demostraciones de mucho regocijo. Hospedados en la casa donde avian de vivir, vinieron los Religiosos de S. Domingo y dieron asi mesmo la norabuena de la bienvenida a los Pes. Diose feliz principio a los ministerios de la Compañia con un acto de contriccion de noche a que se siguieron los sermones de mision que se acostumbran, con =-y^r c~nciirsn,~ o c i o ny f ~ s t eq ue en ~ i n g ~ ~den a18 s 2 demas ciudades concurriendo de todos 10s valles y cercanias con mucha piedad, y como quien tenia tanta necesidad de enseñanza y doctrina pues en toda la cuaresma hasta que llegaron los Pes. no se avia oydo un,solo sermon siquiera ni una platica ni exemplo aviendo tantos conventos y sacerdotes de suerte que movida de la novedad la gente, decía a voces ojala E saliesen todas, y se deshiciesen los conventos, y quedasen solo los Pes. de la Compañia de Jesus de que se origino el darse calor luego a la fundacion mE haciendo exquisitas diligencias asi los del cavildo como los particulares e ofreciendo sitios a escoger deseando cada uno tener su habitación junto a 5 la nuestra. Sierta Sr.& no quiso salir de su casa ,que era necesaria para la fun-dación y fue tanto el sentimiento, que todos hicieron en especial sus parientes que la afearon mucho y reprehendieron su desatencion no concurriendo a una E m obra tan del servicio de Dios y bien de su Patria, y movida de sus razones la ofrecio, mas porque quedase gustosa se le pago mas de lo que valia con g limosnas que para ello se juntaron. n Estas aunque no han sido cuantiosas por la mucha pobresa de los mora-dores han sido ofresidas con mui buena voluntad saliendolas a pedir el Cavildo, que juntaria hasta diez o doce mil pesos parte en plata y parte en generos ofreciendose todos a la fundacion con la gente de su servicio, y aun con sus personas acarreando los materiales, y hasta el Prior del Convento de S. Domingo ofrecio alguna de la gente de su convento y viendo el fruto que se hacia agradecidos a su fundador le escribio el Cavildo mil parabienes por 12 insigne &r. n,ge hicia en t-c gr.n.ie bien Republica rin,&e&ole las devidas gracias por aver dado a sus mismas casas para nuestra habitacion. Entablada en esta forma la fundación se dispuso el que [2TíYv] huviese escuela de leer, y escribir con mucho numero de niños que a porfia se van juntando con gran consuelo de sus Padres, y utilidad de la Republica, y dispuesta la casa en forma de Collegio se celebro en su nueva Iglesia la fiesta de N. S. Pe. que fue la primera que ocurrio. Luego se hizo una mision recorriendo todo el partido y jurisdiccion de Tarija, que son los valles de la cuiiCeP&óii Chaicrpa y Ri0 Berucju, a y a gente aU~icr~r iernae ce-sitada, asi de la doctrina cristiana, como de la administracion de lo demas, para cuyo efecto pidieron licencia los Padres Misioneros Joseh de Arce, y Francisco Basan, porque eran muchos los amancebamientos, por no tener forma de quien los pudiese casar por su mucha pobreza, y los curas sino ven ya la paga, primero no les querian administrar el Sacramento del Matri-monio, que eran 12 pesos de informaciones y 12 de velaciones sin los cuales no avian ruegos, que valiesen para que los quisiesen casar, todos estos daños se remediaron con la licencia que dio el Cura y Vicario a los Padres Misio-neros, y se abrio puerta para la conversion de los indios Chiriguanas en esta Mision. DE LOS MEDIOS QUE PUSIERON LOS PADRES MISIONEROS JOSEPH DE ARCE, Y FRANCISCO BASAN, PARA GANAR LAS VOLUNTADES DE LOS INFIELES CHIRIGUANAS, Y DISP08ICIONES PARA LA EN-TRADA DE SU CONVERSION. ~ i iio poc~o pzlia ~.facilitar iesta ~ los ~indios C~BsUariu~s, ya antiguos de las misiones del Parana, y Uruguay como se experimento en los effectos, pues a no haverlos traidos; huviera sido mucho trabajo, grande el peligro, y poco o ninguno el fruto, como se vio en Ia entrada del Pe. Pedro Alvarez y otros Pes. de la Provincia del Peru, que ya avian estado entre ellos años antes, porque se persuadian los indios, que el juntarlos los Pes. era para que los españoles se sirviesen de ellos como se sirven de todos los indios del Peru sus vecinos, cosa a que tienen mucho horror esta gente, y que les retrahe de recibir la fe, rehusando el tener sacerdotes en sus tierras, y esta persuasion, que no carece de fundamento les disuadieron los indios ya cristianos de nuestras misiones, contandoles los bienes de que gozan en sus Pueblos haziendose cristianos, y estando al cuidado de los Padres de la Compañia que los defienden de los españoles, por cuya causa han padecido mucho conservandolos en su libertad, sin que ninguno sea osado a moles-tarlos en sus pueblos. Ayudo asi mismo a esta entrada y conversion el Maestre de Campo Don Diego Porcel de Pineda, y su hijo el Capitan Don Diego Porcel de Pineda por ser mucha la autoridad que tienen para con estos in-fieles, y mucho el amor, y fidelidad con que ellos les corresponden defen-diendoles siempre de las vejaciones de los Españoles. Luego que vieron que los Padres traian indios cristianos de sus Misiones dixo Don Diego Porcel, que no avian hecho los Padres cosa mas acertada, que traerlos porque su dicho es a quien an de dar mas credito, y luego se fue experimentando ser asi. Estando en este estado las cosas consolo Dios a los Pe.s. . con 6 indios infieles de pilcG=.,aio con sU casiqU11eLT 1a60 . ~ k ~ ~ vi~cier~on ~ veir:ü,s con muestra de mucho afecto, y benebolencia, que la mostraron en un pre-sente de pescado, que les traian, y fue cresciendo mas este afecto con la comunicacion de los indios cristianos, en especial en el Cacique que ardia en deseos de que los Pes. fuesen a sus tierras para poder cuidar de ellas, como cuidaban en el Paraguay de sus parientes, y llego a tanto esta buena disposicion, y amor, que cobraron a los Pes. junto con gran respeto, viendo el sxemplo de sus parientes, que ia no salian de casa sin avisar, y pedir licen-cia a ios Pes. Aiegrabanse mucho de oir cantar a un muchacno musico que trageron consigo los Pes. y mas oiendo algunos cantarcillos en su propia lengua, y el uno de ellos indio de lindo natural llamado Yrapuii, que luego tomo el nombre de un Pe. por el amor que le cobro, tomo muy a pechos el aprender las oraciones, y dixo, que luego que fuesen a sus tierras ayi [271] les avia de entregar un hijo unico que tenia de pocos años, para que le tuviesen consigo, y lo enseñasen. Con este consuelo suyo, y maior el de los Pes. estuvieron en casa 8 dias, mas no le dieron semejante otros tres indios, que con su Casique vinieron del Rio Vermejo, llamado el Casique Marucu, y es reladino como todos los de aquel rio lo son mostroles muy poco afecto, y no pequeño disgusto de que intentasen entrar en sus tierras, diciendo que pretendian enjañarlos, y que iban a ella a servirse de ellos, y llevarlos plata por los casamientos, y entierros, y no daban entero credito a los que los indios de los Pes. les decian del modo de proceder de los Pes. Disimulaban estos los Pes. y los agasajaban igualmente que a los 6 de Pil-comaio, llegaron estos tres el viernes St.O y no les pudieron detener mas que hasta el Domingo de Paschua, en que por la tarde se les procuro festejar mostrando los indios ya christianos sus habilidades, de que gustaron mucho los infieles en especial los 6 de Pilcomaio. Acabado el festejo se partieron para sus tierras los tres indios del rio Vermejo despues de aver sido agasaja-dos con algunos donecillos en orden a ganarles la voluntad. y los del Pil-comaio se estuvieron ,hasta el tercer día de Paschua gozando del buen agasajo, de los Pes. a quienes pidieron todos, y principalmente el Casique, que les permitiesen llevar 4 indios de los que a los Padres acompañaban, para que viesen a sus parientes, y les dixesen las cosas que a ellos les avian dicho, porque les avia de ser de mucho consuelo, y que hecho esto todos los arnarian como ellos teniendo noticia del modo de proceder de los Pes. y que el mesmo en persona los acompañaria, y guiaria por los Pueblos. Concedieronselos los Pes. juntamente agasajandolos lo mejor que pu-dieron dandoles de nuevo algunos donecillos. Despachado los 4 indios con advertencia de que viesen todos los pueblos de Pilcomaio, y avisasen de los intentos de los Pes. exortandolos a recebir su doctrina, y despues de esto vinieron a ver a los Pes. 7 Chiriguanas del rio Vermejo, y el uno de ellos era el Casique mas principal, de aquel rio, pero con muestras de muy poco afecto, y con acciones, que indicaban aversion, y diciendoles los Padres, que deseaban ir a sus tierras, respondieron que si fuesen tratasen de volverse luego por que ellos no gustaban, de que estuviesen alla mucho tiempo, y al dia siguiente pasaron para Tarixa los 7 indios a vender sus cosillas, y los Pes. fueron en su seguimiento, en especial por dar alcance a otros indios que avian pasado de largo, sin verles, y fue providencia de Dios, porque aunque no dieron alcance a los Indios, que avian pasado de largo sin verles alcanzaron al Casique Chapuarague en ocasion que dos clerigos, y dos espa-ñoles le estaban dando cordelejo, y el estaba muy enojado porque le avian L--L->- 2- L ----- LA. L:-: ------ 7-- ,,- ".. -.+a A,.,L*A:n..--la -,."+...."A-LldLdUU UC UUl l dLl lU. l l l ~ 1 5 1 ~ 1 1IV3 3~ I CJ. UG J U p a l ~ cU GILIIUI~IVIII~ IIIVDLI~IIUV tener sentimiento del mal tratamiento que le avian echo, dandole a entender, que se iban por no oyr aquellas cosas, que le decian, y cuando ya venian caminando los Pes. el Casique fue en su seguimiento y abrasandose con el Pe. Joseph de Arce le &o, que ya conocia que le amaba, pues con tantas demostraciones de afecto le mostraba el amor, que le tenia, y caminando con el Fe. al apearse de su mula el indio en la estancia donde se avian de hospe-dar, ya de noche disparon la mula con todas sus cosillas por entre montes, y malezas sin que hubiese quien la pudiese arrapar, pesaroso el indio de su trabajo, dando ya por perdida la mula mostrando tambien sentimiento el Pe. de su trabajo despacho alguna gente, que la fuesen a buscar, y quiso Dios, que aunque era de noche encontrasen con ella, y se la trajesen sin que se le perdiese cosa alguna: aqui fue donde el Casique no sabia que hacerse con los Pes. abrasandoles y besandoles las manos, ofreciendoles el que los acom-pañaria, cuando fuesen a sus tierras, y que les ayudaria en cuanto pudiese, y finalmente este buen indio entre todos los del rio Vermejo es el unico, que a mostrado amor a los Pes. y se espera que les ayudara no poco. No hallaron tal correspondencia en otro Casique del rio Vermejo Uamado Perucho de Santa Maria, que venia con otros tres indios vasallos suyos, que casualmente [2Tl v] llegaron a hospedarse en una estancia, en donde estaban los Pes. que era la del Alcalde Provincial Fernando Ximenes Sambrano, y llegandoles a hablar los Pes. los recibieron con señas y con voces desento-nadas diciendo, que no tenian que ir a sus tierras, que si iban se volviesen luego por que temian que sus mugeres lres avian de dar veneno, y que muertos luego irian los Españoles a vengar sus muertes. No querian oyr razon alguna, y diciendoles que parecen querian ir a ver las llamas del infierno; rerpn-dieron que los dejase ir con la trampa alla. Viendo los Missioneros, que no hacian cosa, y que no oian tampoco lo que sus indios les decian se retiraron a encomendarles a Dios N. Srao y entonces dicen que los amenazaron con la muerte si iban a sus tierras, y sabiendo esta amenaza el Alcalde P1. le dixo al cacique, que era lo que avia dicho, y que viesen lo que hacian, que si tocaban no en el Pe., pero aun en la mas minima cosa suya, iria en persona con españoles a sus Pueblos a sacarlos a todos, y acabarlos, con esta amenaza nego aver dicho tal cosa, y se mostraron menos sobervios aunque nada blan-dos. Este Casique segun dicen Españoles, e indios, es de malas artes, y que tiene o ha tenido trato con el demonio, y como amigo suyo se opone a su reduccion, y obra tan del servicio de Dios. Dice el que es cristiano, y que lo baptizo uno de los nuestros antiguamente, y no se le hecha de ver, y el Maestre de Campo D. Diego Porcel dice que miente. Cobro mucha estimación para con los suyos con sus embustes, y malas artes segun dicen todos: y el apellido de Santa Maria, se lo an puesto los españoles, por aver fingido años ha, que Santa Maria estaba en una cueva, y que un negrito la servia, o porque el Demonio se transformo para engañar a esta pobre gente; como lo consiguio engañando tambien a dos españoles, que le fueron a rendir adora-ciones con Perucho. Quiso también engañar al Me. de Campo D. Diego Porcel, y diciendole qw aquel era el demonio, que los engañaba no quiso ir, y se vio ser verdad, porque llevandole un escrito con el Aiabado, y acercandose a la cueva desaparecio aquella vision diciendo que me buscan aqui, y con este suceso cayo de su estimación, aunque siempre tiene mucha. Esta misma resistencia, y muestras de poco afecto se reconocio en otros muchos indios del rio Vermejo, que encontraron los Pes. por los Valles donde iban haciendo su mision hasta que ultimamente llegaron a la Characas, y estancia del Me. de Campo Di Diego Porcel, quien con su hijo el Capitan D. Diego se ofrecio a acompañarlos en la entrada a los pueblos de los infieles, para vencer con la ayuda del Señor y la compañía de estos tan afectos nuestros muchas dificultades, quienes usaron con los Pes. de muchas finezas susten-tandolos y haciendo lo mismo con la gente de los Pes. Concluida la Mission se volvio el Pee. Francisco Basan a Tarija por orden que tenía de los su-periores dexando al Pe. Joseph de Arce solo, que esperaba al Fe. Miguel de Val de olivas señalado para este efecto en lugar del Pe. Francisco. Aviendo quedado solo el Fe. Toseph de Arce esperando al Pe. Miguel de Val de olivas le vinieron a buscar dos caciques del Pilcomaio, que le dieron noticia de los indios, que avia despachado mes y medio antes con el Casique Chuacari, y que le venian a buscar por las noticias, que avian adquirido de los indios exploradores, que quedaban con salud muy agasajados de los Casiques indios de aquel rio, y que el les avia tenido en su casa, de donde avian pasado adelante a explorar otros Pueblos, por donde iban divulgado la forma de su venida y que estaban deseosos de que fuesen a sus tierras y añadieron que no fuesen a los pueblos del rio Vermejo, porque era mala gente, y que en su tierra seriamos bien recibidos. Con estas noticias se fue el Pe. Joseph de Arce al valle de la Concepcion a esperar al Pe. Miguel de Valdeolivas, que havia llegado de Salta a Tarija, y persuadido con bastante fundamento que se detendria mas de 10 conveniente en Tarija por falta de avio determino pasar a Tarija el Pe. Jose [272] de Arce, y traerle consigo en donde encontro a los Pes. Antonio ibañez y Juan Baptista Cea, que avian llegado de los Lipes de hacer una mission, en que se hizo mucho fruto pues asia mas de 40 años y cerca de 50 que no avian visto Pe. de la Compañía, y asi era mucha la necesidad, qie avia de reforma. Huvo confesiones generales de 2.01 y 30 años, quitaronse muchos amancebamientos y escandalos. Concurrio de todos los minerales Ia gente que era mucha por concurrir a ellos de todas partes, con la codicia de la plata, que los tiene tan embelesados que apenas los dexa atender a su salvación. Consolado el Pe. Jose de Arce con la venida del Pe. Miguel de Valdeolivas, dio la vuelta al rio Vermejo saliendo de Tarija, al siguiente dia encontraron con los dos Casiques Huiraporu y Yaicura, que se volvian a Pilcomayo, a quienes consolo con decirles presto iria a sus tierras. Llegaron a la estancia de D. Diego Porcel en donde encontraron una tropilla de indios Chiriguanas del mismo no, que avian venido a ver al Me. de Campo con animo de saber los intentos de los Pes., que se mostraron secos al parecer, y esquivos (porque esto an menester los reladinos) aunque al dia siguiente les fueron agasajando con palabras blandas, y amorosas, con que se reconocio iban cobrando amor, y aviendolos hablado el Me. de Campo y su hijo el Capitan D. Diego, muy en favor de los Pes. y diciendo llamasen a los demas Casiques, para que diesen satisfacción a los Pes. de sus necedades, se volvieron a sus tierras. Poco despues de averse estos partido llegan otros 4 indios del ultimo pueblecito de este rio Vermejo con su cacique Marucu que avia estado con los Pes. en Tarija, y no avian encontrado a los arriba dhos.indios, que se volvian a sus pueblos por la angostura del rio Vermejo viniendo ellos por el alto, y lo tuvo dcho. Casique por acierto; por ser los otros sus contrarios con quienes estaba muy enemistado, por una riña que avian tenido, y temia a los &ros por ser micho< mas en numero y tenerlos por contrarios. Reco-nocieron los Pes. en este Casique y los suyos buenas voluntades deseosos, que fuesen a sus tierras. Despues de estos llegaron dos Casiques de Pilcomayo los quales eran principales en compañía de Sepe uno de los 4 indios que avian despachado los Pes. el qual vino dexando a los demas compañeros (que iban corriendo y viendo los demas pueblos) a ruegos de los Casiques que le pidieron los acompañase porque deseaban ver a los Pes. y que aviendolos visto se volverian juntos, y que irian con el acompañandole al pueblo del Casique ~ om~ . r i p dq,u e le ~~auia~Uya , deseo';a mUc-.--hl-. 11-- k---- a-+-- .,AL", ..,'X~",L,,, U,,", des Casiques Caripi, y Yaparu, y traia cada uno un esclavo Chane que les servia y cuidaba de sus mulas con notable puntualidad. Fue grande el consuelo que los Pes. tuvieron de ver y comunicar a estos indios tan diferentes de los del rio Vermejo, porque era muy grande, y desin-teresado el amor, que les tenían, y el deseo de que fuesen a sus tierras significandoles el que tenian todos los del río Pilcomayo de que fuesen a sus tierras para agasajarlos. Decian y no acababan los indios nuestros de los mu-chos favores, que les hicieron en todos los pueblos a que llegaron (que fueron 10 en Pilcomayo y tres en Taracura) a quienes dieron a entender el orden, y buen modo que teniamos en cuidar de sus pueblos llenandolos de mil bienes, sin que huviese españoles que los molestase, a cuyas razones movidos dixeron los indios infieles estos son los Pes. que hemos buscado y dixeron a uno de los indios de los Pes. que de vuelta le mostrarian algunos campos a proposito para vacas y para la fundacion de pueblo donde se juntasen. Desean mucho estos indios se abra camino por Pilcomayo para el Paraguay, y nues-tros pueblos de Yndios, porque sabian la abundancia de vacas que ay por alla, pretendiendo participar de ella para remedio de las muchas ambres, qce pYe~e11~ r i g i ~ l ~ ddze s 11 l ~ n g ~ s t aq,u e zpir^de~zndir^sde e sus tierrzs todas las talan y también de las secas, que muchas veces no dexan criar las simientes, 1272 v] y no se duda que si vienen vacas se reduciran todos los Pueblos tan numerosos en brevedad. En fin agasajaron 10s Pes. a los dos Caciques lo mejor que pudieron, y ellos agradecidos de las cosillas que les dieron para su posada las miraban y remiraban diciendo mil bienes de los Pes. y el Casique Carapu pidio la me-dida de los singulos de los Pes. para mandar hacer a su muger otros seme-jantes diciendo les vendria a encontrar en las salinas, y los trairia. Despa-charonlos ultimamente con Sepe uno de 10s 4 indios a quien dieron los Pes. algunos donecillos para un Casique que con el avia enviado unas tapacuras, o ligas bien hechas de mano de su muger de presente. Que todo esto muestra el grande afecto, que les tienen y buena disposicion, para su reducción (devido todo despues de Dios a los 4 indios, que despacharon y al lo mucho que han dicho de los Pes., y su santo proceder, y de las cosas de sus pueblos, y los muchos bienes que gozan por su medio). Poco despues se volvio el Casique Marucu de este rio a su pueblo, con mucho mas afecto a los Pes. del que antes les tenian, biendo el que les mostraban los casiques del Pilcomayo, y oiendo las cosas, que asi estos como Sepe, decian de los Pes. El dia si-guiente llegaron dos Casiques de este rio, que avia enviado llamar el Me. de Campo D. Diego Porcel, que llegaron en buena coiuntura hallando aqui a los dos dhos. de Pilcomayo. Llamabase el uno Gregorio y el otro el vellaco de Perucho de Sta. Maria, los cuales con lo que el Me. de Campo y su hijo Ies dixeron, y con lo que vieron y oieron en los de Filcomayo, y Scpe, dieron mucha satisfacci6n a los Pes. diciendo eran mentiras aquellas, que de ellos se avian dicho, y que aseguraban fuesen a sus tierras. Correspondieron los Ws. con algun agasajo asi ellos como a sus vasallos que les acompañaban. Volvieron finalmente para Pilcomayo Sepe con los dos casiques Carapu y Yaparo, y poco despues se volvieron los dos casiques dichos con mejor corazon y disposicion para con los Pes. y para su reduccion que se espera conseguir con brevedad aviendo medios, que es lo que les falta. En este ~iempo enconrraron a 9 indios de ios Ojotaes, empiumacios con piumas cie diversos colores, y armados de sus arcos, fleohas, lanzas y macanas y cargados de sus bolsas y redes llenas de diversos trastillos, que traian para rescatar cuñas y cuchillos: llegaron en ocasion que el Pe. Joseph de Arce, estaban resando junto al toldo, y aunque venian silvando y metiendo mucha bulla, no se sobresaltó, por averle dicho el Me. de Campo poco antes, que poco podian tardar los indios de los Ojotaes, y que se olgaba llegasen estando los Pes. alli, porque esperaba se avia de hacer algun fruto en ellos. Habloles el y el Capitan D. Diego su hijo, que sabia la lengua Mataguaya, y les dixeron el fin de la venida de los Pes., y dieron muestras de olgarse. Luego los fueron a ver con el Me. de Campo, y los agasajaron con algunas casillas, y les hablaron por medio de algunos Mataguayos ladinos, de los que aqui tenia el Me. de Campo diciendoles lo que les convenia para su salvación, y para librarse de los peligros, en que les ponian cada dia los españoles, los Sobas, y Chiriguanos, y que estaban para ir a las salinas con el Me. de Campo, y su hijo, y que si querian gozar de los bienes de que gozan los indios de quienes cuidan se fuesen cuanto antes tras ellos, con toda su gente y chusma, y que allí arian pueblo juntandolos con los Mataguayos sus parientes con que estarian a su cuidado libres de sobresaltos: y prometieron con mucho gusto de ir quanto antes y con este intento se partieron de los Pes. para el rio Lupo con mucho consuelo suyo Habitan eitoi en el rio dirtante '30 legiiar de la estancia del Me. de Campo, y otro tanto poco mas, o menos de los Chiriguanas de este rio hacia el Sur. Archivo de la Provincia de Toledo S. 1. 3 Miscelánea, tomo 15, fols. 26.9-274. - 0 m CAPITULO 5." EPIGRAFES 8 Y 9 DE LAS CARTAS ANNUAS DE LA E COMPAmIA DE JESUS DE LA PROVINCIA DEL PARAGUAY DESDE O EL ARO 1698 HASTA EL ARO 1700 ESCRITAS POR EL P. IGNACIO DE FRIAS PROVINCIAL DE LA MISMA PROVINCIA n E El año de mil seiscientos noventa y cinco a los principios del Provincialato a del P. Simón de León fué el P. Superior Juan Bautista Cea a visitar segunda n vez la Reducción de San Francisco Xavier en la cual hallo al P. Francisco n de Hervás que cuidada de ella y al P. José de Arce que había venido de Nuestra Señora de .Guapay a traer un pobre socorro de vino para decir misa 3 O al P. Francisco de Hervás porque estaba muy necesitado y había mucho tiempo qie estaba solo por haber ido el P. D i l o Centeno a suplir en la misión de los Padres del Perú por dos Padres que allí habían caído enfermos. Pocos meses antes que llegase el Padre Superior una parcialidad de los Chiquitos llamados Tabicas de que hasta entonces no se tenía noticia había dado en un pueblo de la misma nación en que ya había algunos bautizados y llevado cautivas algunas mujeres. Estaban los Padres Francisco Hervás y José Arce para ir a apaciguarlos y rescatar las mujeres, pero el Padre Supe-rior quiso ir en persona a una acción de tanta caridad y así lo ejecutó 11 3- -1 T) r ---- :--- U -e-. ^- L ..-- a- :-a:-.. -..:"A: ~lcvuuu cuual~u di r. rlaiiclacu ric~vaa y uucii riuiirc~u uc LUULU~ u ~ a ~ ~ a u u a de los Piñocas y catecúmenos de los mismos Boros. Llegaron a los pueblos de los Tabicas y les hablaron con tan buen modo que juntandose al excelente natural destas naciones no solo les dieron las mujeres cautivas sino que pidieron misioneros que les asistiesen porque querían ser cristianos. Esto lo pidieron tan de corazón que el P. Superior hizo levantar una cruz y puso por nombre a esta misión Sn. Rafael y habiendo bautizado Funda la muchos infantes se volvieron a la reducción de Sn. Francisco Reducción de Xavier. Por el mes de noviembre del mesmo año volvió el San Rafael. P. Superior Juan Bautista de Cea a Tarija y halló que le había sucedido en el oficio el P. Joseph de Castañeda que cuidaba de la reducción de Sn. Ignacio de Taraquea quien viendo la cortedad de medios, el poco fruto que allá se hacía y el grande que prometía la nación de los Chiquitos desamparó aquella reducción retirando al Valle de las Salinas al P. Miguel de Yegros que le había sucedido en el cuidado de ella. Por el mismo tiempo le sobrevino una tan deshecha tem- Venida de los pestad a la misión de los Chiquitos que estuvo a pique de I;or&rÚesr=- qüedar deshecha pere e1 Se%x a quien el 21.r JT e! viente obedecen guió las cosas de modo que la borrasca que pre-tendía sumergirla antes sirvió para adelantarla. A mediado de Febrero del año de 96 vino pasando de pueblo en pueblo y llegó a San Francisco Xavier noticia de que los portugueses del Brasil habían pasado por enero el Río Paraguay, que venían a sus malocas de apresar indios y que se gloriaban de que habían de destruir a Santa Cruz de la Sierra. Esta noticia había dado un indio Guarayo de nación de los que años pasados habían cautivado; el cual al pasar el Río Paraguay se les había huido. Considerando esto los PP. que cuidaban de San Francisco Xavier y el peligro en que estaba aquella reduc-ción resolvieron que se hiciese una espía hacia el oriente por donde había venido la noticia. Salió pues el P. Joseph de Arce a ella llevando en su compañía dos indios mozos y otro de más edad práctico de aquellos lugares. Pero por aquellos pueblos de los Boros llegó a los de los Tabicas y de allí a los de los Taucas siempre con el rumbo al oriente hasta hallarse cincuenta leguas distante de la reducción de San Francisco Xavier, de donde salidos todos les recibieron con grande alegría y les pedían les hiciesen de Dios, principalmente los Taucas que cada día oían la palabra de Dios con grande atención y deseo de saber la doctrina cristiana y de bautizarse. En estos pueblos se certificó de la venida de los portugueses por medio de los que se habían escapado de sus manos y habían dado la noticia a algunos de estos indios que andaban cazando. Tres indios Taucas vinieron al P. y le dijeros que en sus pueblos oían tiros de las escopetas de los portugueses y que si "oi -i-s taha le llevarían donde el mismo los oyese: pero porque para llesar a sus pueblos era necesario pasar un grande monte muy cerrado y si se abría era dar paso más fácil a el enemigo, le pareció al P. más acertado no pasar allá sino hacer que todos se retirasen de aquella parte del monte. De aquesta ocasión les persuadió una cosa que antes no se había podido conseguir y fue que se juntasen unas parcialidades con otras en pueblos grandes para poderse defender del enemigo. Que diesen principio a una o dos reducciones y así se ejecutó escogiendo parajes algo distantes la tierra adentro por la .*,-e.Ii iayur u"fGi*g?.u,.:r,r-lu"a,-ul . T,-.- T.,h;,."" o",.n"; O,,,-.,. -1 7.,mn,.n x, h:,.; e,.nn =,, ,-,,,a kln ,.n,, uva lauircra rarvgar lvi i ri vcryvrv J ~ l i r ~ r uruu y~ur~u ru r v r i el nombre de San Rafael que es el que les había puesto el P. Juan Bautista de Zea y los Taucas escogieron el Parabatan y allí hicieron su pueblo con nombre de Sta. Rosa. El Padre los doctrinó algunos días hizo algunos bautis- mos y dio la vuelta a la reducción de San Francisco Xavier acompañándole muchos indicos Tabicas y Taucas. Habiendo llegado fue forzoso que el mismo P. Arce pasase a Santa Cruz a dar aviso al Gobernador y pedirle socorro de españoles. Púsolo luego en ejecución pero llegando al río Guapay no lo pudo pasar por venir muy crecido y acabándosele el sustento se vió obligado a volver atrás dejando una carta para el Gobernador en una cruz que levantó en el camino con esperanza de que en breve vendría alguno por allí que la viese y encaminase. Así sucedió porque de allí a pocos días pasando el P. Juan de Montenegro sujeto de la Residencia de Santa Cruz la halló y despachó al Gobernador de que resultó enviar un cabo con doce soldados que fuesen a certificarse de la venida del enemigo, de sus fuerzas o intentos. Hicieron estas diligencias por el mes de Junio de aquel año y a fines del mismo mes los dos Padres que cuidaban de San Xavier mudaron la reducción a un sitio más seguro y fuerte en las riberas del mismo río en que estaba a quien los naturales llaman Aperé y los españoles Río de San Miguel. Y pasaban en continuos sobresaltos porque el portugués había ya dado a principios de mayo en los P e h q ~ ~qicse d i s t h z ~ ? de allí dos días de camino a poco menos. Redujéronse al pueblo sobre los que ya habían cerca de mil almas de los Eoros, Taucas y Piñocas que estaban cerca de los Peñoquis y todos estos juntos con el consuelo desta reducción acarreaban a los Ps. nuevos sustos. Los soldados que envió el Gobernador por exploradores Vienen luego le avisaron como el enemigo estaba en tierra. Lo mismo soldados de hizo el P. Superior Joseph de Castañeda que llegó a la Reduc- Santa Cruz. ción de San Francisco Xavier en este tiempo despachando al P. Juan Bautista de Zea a Santa Cruz a solicitar que con toda priesa viniese fuerza de gente armada la cual lleg6 a nuestra misión a muy buen tiempo. Llegaron pues 130 españoles y allí se les juntaron más de 500 indios de los Chiquitos con mucha flechería en que aquellos días se ejercitaron adiestrándose en el modo de acometer y de librarse de las balas del enemigo. Habiendo pues caminado este trozo de gente en su busca el día siguiente por la noche lleg6 noticia a los Ps. que habían quedado en el pueblo como los portugueses habían dado vuelta por las espaldas y cogido el camino de Santa Cruz, y que al anochecer habían dado en el pueblo viejo de los Taucas y cogido alguna chusma de la Reducción que había ido por comida. No es decible la turbación que causó en todos, y luego en aquella hora se dispuso desamparar la Reducción y así se hizo caminando entre penas y llantos con tnda la chiisma de mujeres y iliSos que había cpedade en segliidento de nuestro escuadrbn para guarecerse a su abrigo y aquella misma noche se les despachó un soldado que avisase de lo que pasaba y como quedaba el enemigo a las espaldas. Hizose con tan buena diligencia que volviendo aquel pequeño campo el día siguiente a las tres de la tarde ya estaban todos una legua de la reducción y en esta los portugueses ranchados pero sin saber nada de la venida de los españoles. Juzgose por conveniente se dilatase el acometimiento hasta el día siguiente por la mañana y que antes se confesasen todos y pu-siesen Vien cuil iiüestru JeEor. Asi se hizo estando oyendo coiífesioiiea seis sacerdotes que allí se hallaron hasta después de media noche. Quebrantaron un poco el sueño; y como a las tres de la mañana dió el capitán las órdenes que se habían de guardar que fueron el irlos a cercar y puesto el cerco al amanecer despacharlos un billete diciéndoles rindiesen las armas y que sino los habían de llevar a sangre y fuego. Y que ninguno de los nuestros aco-metiese hasta que se hiciese seña que sería disparar un mosquete. Los pri-meros órdenes se ejecutaron pero esto último faltaron seis soldados de Santa Cruz que demasiadamente orgullosos cuando un indio llevó el billete se acercaron a los capitanes portugueses para que les rindiesen las armas, lo cual viendo uno de los Tupis que los portugueses traían disparó un arcabu-zazo y derribó uno de los soldados llamado Coronado. A este tiempo Andrés Florián compañero del muerto a boca de cañón derribó de otro balazo al primer capitán de ellos que era Antonio Ferraz de Araujo que los años pa-sados se halló en la destrucción de los pueblos de la Villa Rica y luego in-mediatamente desenvainando la espada mató a estocadas a otro capitán llamado Manuel de Frías y cerrando todo el campo con el enemigo a balazos y flechazos le apretó de manera que le hizo arrojarse de la barranca abajo al río de San Miguel en cuyas márgenes se había alojado y Los españoles como allí estaba profundo a boca de cañón se emplearon a y Chiquitos su salvo las balas de los españoles y las flechas de los indios, vencen a los muriendo todos los contrarios que serían como ciento cincuen-portugueses. ta fuera de tres que se escaparon y llevaron la noticia a los que quedaron en los Peñoquis y otros tres mal heridos que quedaron prisioneros y después se llevaron a Chuquisaca. De los nuestros solamente murieron seis españoles y dos indios. Conseguida esta victoria determinaron los españoles volverse al día si-guiente y persuadieron a los indios que se mudasen a un otro sitio más cercano a la ciudad de Santa Cruz y siendo deste parecer algunos Padres y entre ellos el Padre Superior les obligaron a mudarse cuarenta leguas de allí sobre el río Guapay y diez de Santa Cruz contra el parecer de otros. Y así aunque algunos de los indios tuvieron por buena esta determinación a otros les desagradó y se quedaron y esparcieron por sus primeros pueblos o se volvieron después de haber llegado al Guapay. Puesta ya la Reducción de San Francisco Xavier en las riberas deste río sucedió que habiéndose escapado de .los portugueses un indio Peñoqui con toda su familia vino en seguimiento de los misioneros hasta la dicha reduc-ción y di6 noticias que los Tabicas y Taucas habían venido hasta la mitad del camino a persuadir a los Padres que no los desamparasen y que de allí se habían vuelto a sus tierras. Con esto el Padre José de Arce, P. Juan Bau-tista de Cea y P. Francisco Hervás pidieron con instancias licencia al P. Superior para ir a cuidar de ellos y llegaron en tres días a la Reducción de San Rafael donde fueron recibidos con grande alegría de todos. Halláronse aquí algunos de la Reducción de Santa Rosa a los cuales persuadieron que se viniesen a la de San Rafael y así 10 hicieron. Luego se despachó aviso a otras parcialidades cercanas como son los Tapacuras, los Piñotos y Jamams de la venida de los Padres. Los Tapacuras y Piñotos se redujeron a San Rafael, los Xamarus ofrecieron reducirse y lo cumplieron como después diré. Capitulo 9 Mientras esto se iba obrando en los Chiquitos después de la victoria con-tra los portugueses sucedió el alterarse los indios Chiriguanos de nuestra Señora del Guapay por los malos consejos de algunos españoles contra los Padres Felipe Suárez y Lucas Caballero que cuidaban de ellos de tal suerte que les quemaron la casa e iglesia y no teniendo estos por seguros estando por otra parte muy deseosos de ir a trabajar en los Chiquitos viendo que con los Chiriguanos no se lograban bien sus trabajos se vinieron a la Reduc-ción de San Francisco Xavier. Despachó luego el Padre Superior al P. Diego Centeno escolta de españoles a la Reducción desamparada de nuestra Señora y trajo a la de San Xavier el ganado y todo lo que en ella había. Poco después entró el Padre Felipe Suárez a las tierras de los Chiquitos a juntar los que se habían quedado cuando se hizo la mudanza de San Francisco Xavier y los que después de mudados se habían vuelto a que se agregaron los Tapacuras y Piñotos que estaban en San Rafael y los Peñoquis que se habían escapado de los portugueses y de todos estos formó la Reduccih de San José que Fundación de la Reducción de San Tosé. enemigo había Fundación de la Reducción de San Juan Bautista. quedó al cuidado y enseñanza del mismo Padre Suárez. El Padre Francisco Hervás y el Padre Juan Bautista de Cea cui-daban de la Reducción de San Rafael, y el P. @ea tomó a su carso el ir a reconocer el camino de los portu-geses y puesto donde habían estado los Peñoquis para certificarse que ya el salido de la tierra. Lo cual ejecutó con felicidad y con mayor dicha fundó después en los Samucos la reducción de San Juan Bautista. Habiendo los Padres fundado estas cuatro misiones o primeras colonias de aquella nación tan excelente pasaban cuidado dellas y de su aumento aunque con suma pobreza y soledad y grandes incomodidades muy gozosos en el Señor el cual les aumentó el gozo porque el año de noventa y ocho envió el Wdre Provincial Simón de León por visitador destas misiones al Padre Gregorio Cabra1 su secretario el cual quedó muy edificado en aquel nuevo plantel de la iglesia. Volvió la reducción de San Francisco Xavier al río de San Miguel donde antes estaba pero a mejor puesto. Estuvo muy despacio en todas ellas viendo y experimentando con mucho consuelo suyo la bondad y famosos naturales de los indios Chiquitos los cuales serían en este tiempo en las cuatro Reducciones de San Francisco ,Xavier, San Rafael, San José y San Juan Bautista más de cinco mil almas. Ahora con el nuevo socorro de sujetos que ha llegado de Europa se ha aumentado el número de los operarios hasta 12 los cuales se ocupan en doctrinar catequizar y bautizar estos redimidos con la sangre de Cristo y agregar otros para que entren con ellos por el camino del Cielo. Por consiguiente han crecido las esperanzas de aumentos desta misión hasta que llegue a ser una floridísima cristiandad, porque sola-mente de la nación de los Chiquitos se pueden hacer hasta doce reducciones que tendrán más de veinte mil almas. Y si se van reduciendo los Guarayos que están allí cerca, los Xaraus, los Paresis y Mboroyaaras que son de una misma lengua y costumbres sino políticas menos barbas [sic] que las otras destas partes será esta cristiandad muy numerosa. Quiera el Señor por su infinita bondad lo veamos cumplido. Aunque deshicieron las dos reducciones de San Ignacio de Taraquea y Nuestra Señora del Guapay no se ha abandonado del todo a la conversión de los iridiüs Cniriguaiíüs, porque persevera la estaiicia de ;es& Xark eíi e1 Valle de las Salinas y en ella uno o dos Padres que demás de tener cuidado de un poco de ganado que en ella hay para el socorro de los demás misio- neros: y en lo espiritual un principio de reducción de algunos indios Mata-guayos que allí se agregaron cuando se fundó perseveran también en aquel puesto que es puerta de los indios Chiriguanos aguardando sus Padres de las luces se compadezcan de ellos alumbrando sus entendimientos para que se reduzcan al gremio de la Santa Iglesia. 1692, Octubre 24. Lima Archivo Romano S. 1. Paraquaria, núm. 11, fol. 5084. COPIA DE UNA CARTA DEL PADRE FRANCISCO XAVIER PROVINCIAL DE LA PROVINCIA DEL PERU ESCRITA AeL PA,DRE LAURO NUNEZ PROVINCIAL DE LA PROVINCIA DEL PARAGUAY Mi Padre Provincial Pax Xpti. etc. En otras tengo dada a V.R. la obediencia, y plácemes de su entrada en el gobierno de toda esa santa provincia dichosa, y feliz en merecer un Su-perior, y Padre a quien tanto la honra, acredita, y adelanta con su espíritu, y tan singulares prendas, que conserve el Señor con la salud, que como uno de sus más afectos súbditos le suplico para su mayor gloria y honra de nues-tra Compañía. En esta me precisa la obligación de mi oficio, y mirar por el crédito de mi provincia el representar a V.R. como se me avisa de Ia Residencia de Santa Cruz, y Misiones de los Chiquitos, y Chiriguanas, que algunos sujetos de esa, llevados más de su fervoroso celo, que gobernados de la obediencia, se han propasado tanto de los términos de esa Santa Provincia que se han entrado en 10s propios, y más principales misiones de los de esta del Perú. Haciendo asiento como procurador de ellas en la Residencia de Santa Cruz el Padre Diego Centeno, siendo tan cortos los medios para sustentar los sujetos precisos, que la asisten, que es necesario socorrerlos con limosnas desde Potosí para que no perezcan. En la misión de los Chiquitos y Chiriguanos, donde han trabajado tantos años los obreros de esta Provincia derramando su sudor, y sangre, en que hoy con más esperanza lograra el fruto; y a donde voy enviando fervorosos sujetos, que acompañen al Padre Juan de Montenegro, que hoy las tiene a su cargo, se han entrado no se con que motivo los Padres José Francisco de Nce, Y jUaE EzU;ista Cea, pro;estalido a; Juiierior de la Eesi&mcia de Santa Cruz, que si para el tiempo, que sus Reverencias señalan no llegan los de esta Provincia a residir en aquellos parajes se apoderarán en nombre de la Provincia del Paraguay de todos ellos para entablar sus misiones. No rep~esento a V.Ra. los graves inconvenientes que esto tiene, los desórdenes, y desabrimientos, que con desedificación se pueden originar entre las dos Provincias los órdenes repetidos de nuestros Padres Generales, que tienen estas materias prevenidas, y ponen términos a las Provincias porque siendo esta acción nacida del fervor de algunos obreros de esa Santa Provincia y no ordenada de su prudentísima cabeza, fuera el representarlos, suponer, tenía infiujo en ellos, y que necesitaba de razones, para mudar de dictamen. La noticia sola basta, siendo. tan cierta, como en repetidos correos me la dan los Padres de Santa Cruz, para que V.Ra. con sus prudentísimos órdenes los contenga, y retire a que empleen su fervoroso celo, en la esfera que tiene esa Santa Provincia que esta del Perú gloria al Señor no le faltan hijos, que emplen con igual emulación sus vidas en los campos que se ha servido de descubrirle, y encomendarle a su cuidado, y cultivo. Y fuera culparla de omiso dejar entrar a otros, aunque hermanos a rozar sus selvas, y cultivar sus mieses. Y como fuera muy sensible a esa Santa Provincia que 10s de esta distando setecientas leguas, se le entrase porsus tierras a asentar niievas misiones, lo es miiy sensible a la de! Perií, lo qiie e emprende en las suyas. Espero de la mucha justificación de V.Ra. y de su prudentísimo gobierno, dará la providencia que pide este negocio, mandando a sus súbditos se retiren luego de los parajes en que se hallan y a mi como a uno de ellos, y el mas afecto me ordene lo que fuere de su mayor agrado. Nuestro Señor guarde a V.Ra. con la vida y salud, que le suplico. Lima y octubre 24 de 1692. Añado P. mio Provincial que en carta, que tengo del Padre Visitador del Nuevo Reino, recibida el mes pasado, P. Diego Francisco Altamirano me escribe siente mucho nuestro Padre General este propaso de misioneros, a !as jurisdicciones de otra Provincia y que con pretexto alguno pasen a ellas, Y asi ha sentido el que dos Padres misioneros del Marañón, hayan venido a este colegio, aun con las causas que les movió a este viaje, y muy favorables a sus misiones, y me pide que con todo aprieto se los despache, sin permi-tirles detenerse mas, y que para esto me valga de todos los aprietos que pueda en su nombre. Y con esta ocasión me dice cuan prevenido tiene N. P. General este punto. Estoy muy cierto que V.Ra. no sabe lo que pasa, y que ha sido sin su orden esta empresa, como también la protesta que al Superior de Santa 'Cruz hicieron !os Padres ,Centeno, Arce y Cea, de que si dentro de un año no enviase yo misioneros, se apoderarían de los Chiquitos, Chiriguanaes, etc., sin haber merecido a 15041 ninguno de ello una letra, en que habiendo entrado, en terminos de esta Provincia me diesen noticias de sus intentos santos, como lo pide la cortesía religiosa, y estilada en la Com-pañía y modo que ha sentido gravemente esta Provincia tan amante de esa, en la t"ngrrgaci&i proviiieia~ que acaba de celebar en este Colegio, en que todos me pidieron significase a V.Ra. su sentimiento, en la forma, que lo hago, y con el rendimiento y veneración que tengo a su persona, y siempre he tenido desde que aun muy niño le conocí. Muy Siervo de V.R.". FRANCISCOX AVIER 1693, Abril 2. San Miguel del Tucumán Archivo Romano S. 1. Paraquaria, núm. 11, fols. 5084 v-50.5 v. COPIA DE LA RESPUESTA DEL PADRE LAURO NUREZ AL PROVIN-CIAL DEL PERU FRANCISCO XAVIER EN CONTESTACION A SU CARTA DE 24 OCTUBRE DE 1692 Mi Padre Francisco Xavier Pax Xpk etc. En la hacienda del colegio de Santiago del Estero en 29 de marzo recibi la de V.Ra. de 24 de octubre de 92, con la estimacion, y aprecio que debo a la singular caridad que V.Ra. me hace en ella, sin merecerla. Repiteme vues-tra R."los placemes de la carga que nuestro Señor fue servido que cargase, y cargue hasta ahora, y que V.Ra. sabe por experiencia, que es bien pesada. Yo le agradezco a V.Ra. con todo el afecto de mi voluntad, la que a V.Ra. le debo; y ahora solo le envidio a V.Ra. el que se halla libre de aquella Cruz, que con tanta satisfaccion de todos, y credito de esa Santa Provincia ha llevado V.Rn. hasta ahora: porque segun me escribe de Chile el Padre Juan de Mendoza, habiendo cumplido V.Rn. sus cuatro años de gobierno, sin que lo hubiese nuevo, le sucedio a V.Ra. por la nominacion in casus mortis el Padre Juan Yañez, de cuya religion, celo, y buenas prendas tengo muchas noticias. Diceme V.Ra. en la suya como se le aviso de la Residencia de Santa Cruz que algunos sujetos de esta se habian entrado en los terrninos, y misiones de esa Santa Provincia porque en los de los Chiquitos, y Chiriguanos lo habían hecho los Padres Jose Francisco de Arce, y Juan Bautista de Cea, protestando al Padre Superior de la Residencia de Santa Cruz, que si para el termino que señalaron (que fue un año) no llegasen los de esa Santa Fro-vincia a residir en ellas, se apoderarian en nombre de esta, de todas, para entablar en ellas sus misiones, y que el Padre Diego Centeno como su Pro-curador ha hecho asiento en la dicha Residencia: faltando este, y aquellos en escribir a V.Ra. dandole noticia de sus intentos, como lo pide la cortesia religiosa, y estilada en la Compañía con lo demas, que V.Rn. se sirvio añadir de su letra en la post data. Antes de decir a V.Rn. lo que en el particular se me ofrece, no puedo dejar de significarle, como esta ha tenido y venerado siempre esa Santa Provincia como a Madre, y principio de todo 10 que es. Porque de ella le vinieron los primeros Padres que la fundaron; los maestros que la enseñaron; y los Su-periores que la criaron, dirigieron, y gobernaron, y la pusieron en el estado que hoy tiene. Y este cierto V.Kn. que si los Padres Tose Francisco de Arce, Juan Bautista Cea, y Diego Centeno hubieran llegado a entender que le oca-sionaban sentimiento en lo que obraban, no hubieran pasado a el, y lo hubieran escusado. Forque solo desea esta Provincia servir a esa como es su obIigaci6n, y servirla como a Madre de quien se precia mucho de ser hija. Despues de esto lo que ha pasado, es segun estoy informado es, que deseando mi antecesor el Padre Gregorio de Orozco, fundada ya la Resi-dencia de Tarija, que se descubriese o abriese el. camino desde ella hasta el rio Paraguay; envio al Padre Jose Francisco de Arce con el Hermano An-tonio de Ribas; que en Guapay, donde estaba, y esta el Padre Juan Bautista de Cea, tomo al Padre Diego Centeno, que le acompañaba, para que desde Santa Cruz le siguiese, y llevase algun bastimento, y habiendo estado en aquella ciudad pocos dias, salio de ella para continuar su viaje: y llegando a los Piñocas, indios infieles, y parcialidad de los Chiquitos, como cuarenta leguas de Santa ,Cruz, los hallo enfermos con la peste de las viruelas, de que morian muchos, y en extrema necesidad de remedio, asi para el alma como para el cuerpo; pidieronle al Pe. que se detuviese; y asi porque le era imposible pasar adelante por varias causas, como por la justificación de lo que pedian los indios, se quedo entre ellos: Bautizo a los parvulos, y adultos que estaban en peligro; y a los que no lo estaban, por el temor que tenian, e instancias que hacian por el bautismo, despues de bien doctrinados. Esta fue !a causa !a detencinc del Padre A~.ce en 103 fi.ñoczs; y de que despues continuase en ellos su asistencia, y pusiese en su lugar cuando le [504 v] fue forzoso ausentarse al Padre Diego Centeno, para que no quedasen aquellos nuevos cristianos {que no son pocos los que escaparon de la peste, y con ella, o por su temor recibieron el bautismo) sin Padre y maestro, que los enseñase, y conservase en la fe, que habian recibido. Yo supe este suceso en el Paraguay a 25 de Mayo de 92 y hasta agora no me he visto con el Padre Jose Francisco de Arce. Camino a la visita del nuevo Colegio de Tarija, y en ella me informare del estado que aquello tiene. A esto se añade que el Gobernador que fue de Santa Cruz escribio al Padre Gregorio de Orozco mi antecesor, como pidiendole Padres los de aquella Nacion deseosos de convertirse, recurrio a V.Ra. y que V.Ra. se le escuso porque no los tenia. Detuvose con todo mi antecesor, encargando al Padre Jose Francisco de Arce, que cuando pasase para el rio Paraguay, reco-nociese la disposicion de aquel gentio; y en el interin parece que el dicho Gobernador escribio tambien a nuestro Padre Genera1 porque en el ultimo despacho que recibi de su Paternidad, vino carta para el; y a mi antecesor escribio en una de 27 de octubre de 91 estas palabras. Inmediata a la ciudad de San Lorenzo, gobierno de Santa Cruz de la Sierra, esta la numerosa Provincia de los Chiquitos ultimamente reducidos a la paz, gente de muy buenos y dociles naturales, que desean y piden ser instruidos en nuestra santa Fe; confina con las misiones del Paraguay en medio; el Gobernador que los ha sujetado D. Agustin de Arce de la Concha desea mucho esta entrada, y gf r e~ete & asistencia p x a wyuridad de 10s Padres, y cooperar por si mirmn en cuanto pudiere, porque en ello hace el servicio de Dios, y del Rey. Deseo mucho que se atienda a la conversion de Provincia tan numerosa, y bien dispuesta. Y en otra de la misma fecha, respondiendo a una de mi antecesor de 31 de marzo del mismo año, le dice. La mucha gente para cuya conversion ha pedido a V.Ra. el Gobernador de Santa Cruz de la Sierra, me persuado seran los indios Chiquitos, que deje ya recomendados a V.Ra. en la carta 14; para todo dara nuestro Señor operarios con el arribo de la nueva mision etc. Con lo cual parece que nuestro Padre General declara bastantemente su voluntad. El Padre Bautista Cea ha 'estado, y esta desta parte del Guapay entre los indios Chiriguanos; cuya mision, con la villa de Tarija, y su territorio, tiene aplicadas nuestro Wdre General a esta Provincia en repetidas cartas; y agora en una del ultimo despacho en que acepta la fundación del nuevo colegio de Tarija dice asi. Hemos aceptado esta fundación, esperando, que ha de ser de mucho servicio de Dios nuestro Señor, y muy conducente para los gloriosisimos y santisimos fines, que han movido la piedad de los señores fundadores a hacerla y dotarla con tanta liberalidad, que como se ve en la propia carta, son principalmente la conversion a nuestra Santa Fe de los infieles del Chaco, Chiriguanas, y otros, a cuya espiritual conquista da facil y comoda entrada esta fundacion, y siendo los motivos de los señores fun-dadores tan propios de nuestra vocación, y tan de la obligación de esa Pro-vincia debo encargar a V.Ra. como con el afecto de todo mi corazon lo hago, el que con todo celo, y cuidado se procuren ejecutar, continuando en los buenos principios, que se han dado, enviando (como quedaba V.Ra. en ha-cerlo) muy fervorosos operarios, que con apostolico celo soliciten la con-version, y salud espiritual de aquellos infieles etc. De la protesta, que V.Ra. me dice hicieron los Padres Arce y Cea al Superior de la Residencia de Santa Cruz no he tenido mas noticia que la que me da V.Ra., yo sabre cuando les vea si fue asi, como a V.Ra. se hizo informe; y los reprehendere como mereciere su culpa. Lo que yo me persuado sera; (porque conozco la religion y prudencia de ambos Padres) que ha-blando como suele suceder, y por divertir el tiempo, harian algun ademan de protesta, sin animo de que lo fuese, sino de pasar el tiempo: porque no habia para que. El Padre Diego Centeno, aunque ha estado en Santa Cruz algunas veces, siempre de paso, y nunca como pr_ocurador, porque no lo ha sido ni lo es con patente, que mi antecesor o yo le hayamos dado, ni con otro titulo. Llevo10 del Guapay el Padre Jose Francisco de Arce para que le ayudase en lo necesario para el viaje del rio Paraguay, y le siguiese despues como lo hizo; mas como lo dejo en los Piñocas, no dudo que habra recurrido algunas veces a Santa Cruz para la provision necesaria. Con todo yo dispondre, que no le sean molestos a aquella casa: porque a quien se debe agradecimiento, como se le debe grande a ella, y a todos sus sujetos no se les debe añadir alguna carga 15051. Los Padres Jose de Arce, Juan Bautista y Diego Centeno, no escribieron a V.Ra. dan[do]le parte de sus intentos; e hicieron mal, por la grande aten-cion, que V.Ra. y toda esa Provincia se debe, entrando como entraron en la Residencia de Santa Cruz aunque de paso, sin animo de detenerse mucho en ella; pero esto mismo les puede servir de alguna escusa y mas considerando quizas a V.Ra. distante sobre cuatrocientas leguas de ella. Con esto he res-pondido a todo lo que la de V.Ra. contiene, aunque sin las noticias que tomare en el nuevo Colegio de Tarija: y con ellas procurare poner todo el remedio, que pareciere mas conveniente. Agora solo suplico a V.Ra. que pues nuestro Padre General con la ultima determinacion tiene aplicado el nuevo colegio de Tarija a esta Provincia acep~ada su fundacion, y mandado hacer los sufragios por sus fundadores vivos; y se halla esa con la licencia de Su Majestad (como escribio V.Ra.) para poder fundar en ella; la cual esta no ha conseguido hasta agora; si no hubiere inconveniente (que parece no lo hay) solicitase o dispusiese V.Ra. como se me enviase, porque la dicha licencia nos hace fdta a nosotros, y a V.Ras. les sobra. Nuestro Señor me guarde a V.Ra. en cuyos santos sacri-ficios me encomiendo. S. Miguel del Tucuman y abril 2 de 1693. Muy siervo de V.Ra. LAURO NUÑEZ Sirvase V.Ra. de comunicarle esta al Padre Provincial porque me remito a ella en la que le escribo. DOCUMENTNO.O 5 1693, Novi,embre 20. Córdoba Archivo Romano S. 1. Paraquaria, núm. ii, fois. 508-508 v. 2 N E CARTA DEL PADRE GREGORIO HOROZCO AL PADRE PROCURADOR O n ACERCA DE QUE SE PUEDE DAR COMUNICACION Y ENTRADA A LOS CHIQUITOS POR EL RIO PARAGUAY O POR OTRO CAMINO E DE TIERRA E 2 - Mi Pe. Procurador en conformidad del orden de V.R. acerca del modo E que se tendra para socorrer a los Pes. que deja V.R. en el Guapay, y Chi- ; quitos, digo soy de parecer, que asentaxdo que el acudirles por Tarija como hasta aqui, no es tratable, queda el que sea por el Paraguay, a donde hay dos caminos por tierra, y el viaje de1 rio. Este se anduvo ahora dos años con E la poca suerte de no conseguir puerto para la vanda de los Chiquitos, vol- O viendose las balsas con los Pes. pudiendo haberse arrimado a la vanda del Paraguay a los puertos de los pueblos antiguos de los Itatines tan conocidos 2 de los indios, que iban, y habian bajado de alla despues del año 1660 y de ; donde pudieron pasar por los pasos conocidos de los que acompañaban al 4 Padre Justo Mansilla, Lucas Oyeta, que trajeron algunos de los indios, que se hallaron en las reducciones de Nuestra Señora de Fe de aquella banda f cuando les hable ofrecieronse a ir los primeros, que supongo irian, y a donde 5 hallaron vacas segun la noticia, que dieron los que fueron a Jerez en los viajes que se hicieron desde el año de 1,682 hasta el de 1689 por orden de lDr GGberr?l&res oruguuy, y cehlas de Majestüd, Este riaje le can-tinuaban las visitas de los Provinciales hasta que se mudaron los indios Itatines, y hay en el Paraguay algunos de los españoles, que les solian acom-pañar, a qquien hable algunas veces, y se ofrecieron a ir en las balsas; y siendo entonces los enemigos mas en numero sin comparacion, no se dificul-taba la subida de las balsas del avio ordinario con dos españoles que llevaban escopetas. Porque se dificultara ahora, que la fiereza del Guicuru ha quedado en tan pocos, que apenas hay cacique de importancia ni gente de su par-cialidad. Los indios que hay son de olras naciones, que ames se juntaban al Guicuru, y algunos de pueblos de labranza como se ve en uno de los mu-chachos, que salvo el Padre Cabra1 en la matanza, que se hizo del Guicuru en la ciudad del Paraguay por D, Diego Rexe, y ha de estar ahora en nuestro Paraguari. De aqui, dejando asentado, que este viaje es muy tratable por haber muchos practicos del, y los costos del y viaticos asi de los que sacan de las doctrinas, como de los que se les dan en el Paraguay de bien poca consi-deracion, por ser lo principal las comidas de grano y charque de que hay tanta abundancia no habiendo de tratarse de la mudanza de los Itatines a sus tierras, y climas naturales; soy de parecer suban balsas con el socorro en la forma que V.Ra. determinase e orden a mayor seguridad con algun Padre o Padres del celo, y confianza que pide el que se consiga con efecto. . Si los indios Itatines persisten en volverse a sus tierras, cosa tan natural, como sabe V. R., tengo por mejor de los dos caminos de tierra, el que repitio el Me. de Campo Bargas, a quien acompañaron indios de los pueblos de Nuestra Señora de Fe y .Santiago, por ser mas retirado del rio, y mas seguro; y creo no habra quien diga, no lo es, porque en esto vi asentaban todos en las consultas, que me halle y trate con los que hicieron estas marchas con los Gobernadores, y cabos, y con los indios a ida y vuelta de viaje [5018]. La razon que despws de la seguridad, facilitara mucho este camino fuera poblar estancias en medio, que tuvieran ganados, y caballada para refresco y remuda de los que traginasen hasta la mudanza; que se habia de hacer despues de las prevenciones, (que se suele de Iglesia y casas y characas etc. Y en la ejecucion sin la incomodidad con que bajaron huyendo, y sin tener adonde aportar por socorro. En todo sabe V.R. muy bien la fuerza que tiene con ellos, querer o con-tradmecir el Padre que cuida del pueblo, porque si este no se inclina al socorro o a la mudanza a sus temples, y tierras por demas es. Yo los halíe tan deseosos de volverse a sus paises, que me admiro no hallar ni uno que dijese que no, y preguntado despues la razon de esta uniformidad a algunos del Paraguay, y a los nuestros que habian visto aquellos parajes dijeron que no hay comparacion en sus calidades, porque son mucho mejores, y mas fertiles aquellas tierras, que las que ahora habitan; y habiendo hecho la mudanza solo por el temor de los mamelucos, porque ha cesado asi por haber ido con las manos en la cabeza los pocos, que escaparon ahora dos años siendo ven-cidos de los Piñocas, como mas principalmente por estar ellos tanto mas adelantados en numero, y de tropa de armas, caballos, y avilantez, que han cobrado con los buenos sucesos, que han tenido en los viajes, y en especial en la de S. Gabriel. La facilidad con que ei Ri&e judn Bautista Cea se me ofrecio a bajar con aquellos indios que se quedaron en los Mojos cuando estos bajaron, y los Peñocuis al Padre Arce a traerle a las reducciones, prueban, que es tra-table bajar de alla por el rio, y sera mas seguro despues el subir rio arriba, y asi seria bien escribir esta razon al Padre Cea, que como a quien importa, dara trazas y medios. Esto se me ofrece salvo melior etc. Cordoba y Nov. 20 de 1693. DOCUMENTNO. ~6 1694, Abril 11. Archivo Romano S. 1. Paraquaria, núm. 11, fols. 51 1-51 1 77. CARTA DEL PADRE SIMON DE ,LEON AL PAD'RE PROVINCIAL DEL PARAGUAY SOBRE LA IMPOSIBILIDAD DE ASISTIR A LOS PADRES DE CHIQUITOS NI POR AGUA NI POR TIERRA Mi Padre Provincial En cuanto al primer punto, si se ha de volver a intentar la comunicacion con los Padres que estan en los Chiriguanas, y Chiquitos por el rio Paraguay, mi parecer es, que parece este medio intratabIe. Lo 1 . O porque dos tiempos del año hay en que pudieran los de tierra a las orillas del rio del Rio Paraguay. Zl 1." de verano, y de aguas. Ci 2 . q e invierno. El tiüi~pu de agüas, dicrn 2 pone los pasos, y los montes tan Ilenos de pantanos, lodazales anegadizos, E y a los arroyos hace crecer tanto, que por espacio de seis meses es imposible atravesarlos, y que las cabalgaduras, que es fuerza llevar, se quedaran sumidas, O n sin que aiga remedio, para sacarlas. Faltando estas, y estando tan intratables - m aquellos pasos, como podran pasar los Padres que vienen? Como podran O E llevar el bastimento necesario etc.? Si es tiempo de seca dicen, que secan E 2 tanto los pozos, o por lo menos grandes atravesias que ni una gota se halla de agua para beber. Y caminos de esta calidad, no es posible pasarse aun en tierras mas conocidas, y caminos de plata, como son los de esta ciudad para 3 Santa Fe, y Buenos Aires, donde si hay seca no es posible arrojarse por las atravesias de las islas de la mora onaste [sic], y en aquel desde los sauces - 0 m adelante. Ni hay que decir que se podra pasar aquellos pasos cuando ni haya E perfecta seca, ni aguas; porque entonces suelen ser los pantanos peores O porqque metidas las cabalgaduras una vez, de tal suerte quedan presas en aquel barro no tan humedo, que no hay fuerzas para eximirlas de aquella n prision. E Lo 2.0 porque hasta ahora no se sabe la atravesia, y distancia, que hay a desde los pueblos de los Chiquitos hasta el rio, ni hay abierto camino, y n seria necesario con grande incertidumbre ir10 abriendo por montes cerra- n disirnos, y despues de haber trabajado mucho, puede ser que se hallen muy distantes, y reconozcan que es necesario intentar otro rumbo muy diverso. 3 O Todo esto se hace mas dificultoso por la falta grande que hay den [sic] toc',avia & ~=ec',ies, e instrumentns para vencer tantas dificultades. Lo 3.0 y principal, que dado caso, que se hallara y facilitara el camino [sic] no se habia de evitar el peligro de caer en manos de los Guaycurus, o Paiaguas, que corren todos aquellos parajes vecinos al rio, contra cuyos asaltos, no hay prevencion de gentes, armas, o industria. Pues cuando mas seguros estan los nuestros dan el salto como rabiosos tigres, y despedazan, y destrozan todos los que encuentran. Y aunque se pudiera decir, que se procurarian las paces con esas gentes, y con eso se facilitaria la comunicación, este es medio muy arr~esgado; porque son genre rraiáora, y no sabe con-servar palabra y se vale de la misma seguridad de la paz prometida para asegurar mejor la ruina de sus rabiosos corazones. Y bien se vio esto en las paces del Gobernador D. Pedro Ortiz con los Mocobies, que fueron la se-guridad de su ruina y atrocisima muerte, y del Padre Salinas y sus com-pañeros. Y los Guicurus son gente mas traidora, y mas enemiga de españoles, y de los que siguen su partido, sean o no sean sacerdotes. Lo 4.0 porque aun facilitado el paso de parte de los Chiquitos, no es tan facil el paso de los nuestros por el rio arriba. Porque no han de salir muchas balsas para conducir un Padre o dos, o llevar el socorro necesario, porque eso seria hacer crecidos los gastos, cuando uno de los fines es moderarlos. Fuera de que, ya fuera materia para que los Padres de las Doctrinas se opusieran con grande empeño; que si el moderado envio de indios a las Corrientes caminando sin riesgos, y bien pagados, ha ocasionado tantos dis-gustos, que no ocasionaria viaje de balsas tan arriesgado? Esta balsa, o balsas que subieren ese rio van expuestas a mil riesgos. Porque dado caso que los Faiagua no se atrevan a acometerlas con sus canoas; como se libraran en los puestos, que todas las noches toman de las invasiones de estos, y de los &~icuri-is? y mas cilando nliertrns indios no son aptos para r ~ n t i i ~ l apso, r - que luego se duermen, y en el viaje infructifero pasado, era necesario, que los Padres hicieran ese oficio. Y que molestia seria para dos, o tres Padres que irian en esas balsas, ocuparse en ese oficio, y eso no seria bastante; porque reconociendo el enemigo, que era poca nuestra gente, no obstante la vigilancia del Padre se arrojarian a nuestro destrozo, y si una, o algunas veces se libraron los nuestros como se librarían tantas veces? Lo 5.0 porque aun vencidas todas las dificultades de una y otra parte, no es facil concurrir al mesmo tiempo al puesto que se señalare, la balsa o balsas por el rio, y el Padre con los indios, que han de venir de la parte de los Chiquitos. Porque aunque las balsas partan midiendo el tiempo con pruden-cia, los accidentes de los temporales, o enemigos retardan el viaje mas de lo que se presumio; con que llegando los de tierra, y no hallando las balsas y no pudiendose detener mucho por falta de bastimentos, sobra de ene-migos etc., se verian obligados a retirarse, con que llegando las balsas se habian de volver sin fruto, como se volvieron las balsas primeras. Al contrario puede suceder, que las balsas lleguen al tiempo señalado, y que en la tierra o por las aguas, o por la seca, o por falta de cabalgaduras etc. no hayan podido partir los que an de recibir el socorro ni llegar en muchos dias. Con que de la misma suerte habran de desandar su camino las balsas sin provecho. Fuera de que las cartas en tan largas distancias se suelen retardar mucho, con que cuando llegan a las doctrinas, o se habra pasado el termino señalado, o no podran la mayor diligencia abreviar tanto, que lleguen al punro determinado, por ser muy breve el plazo, que queda. Fodran decir que haya una poblacion a orilla del rio, en que todo se remedia. Y para hacer esa población, que no costará? Para conservarla, que gente y armas seran bastantes? Esos pobres que la hubieren de poblar, sean de Chiquitos o sean Guaranis, en que continuo desasosiego no estaran? Por lo menos se han de pasar muchos años hasta que se pueda llegar a practica algo de esto. Y asi juzgo que es imposible ahora socorrer a los Padres por ese camino. Archivo Romano S. 1. Paraquaria, núm. 12, fols. 4-11 v. BREVE RELACION DEL VIAJE QUE HICIERON POR EL RIO) PARAGUAY ARRIBA 5 PADRES Y UN BERMANO EL ANO DE 1703 POR ORDEN DE NUESTRO PADRE GENERAL Salieron de la ciudad de la Asuncion del Paraguay a 26 de junio de 1703 con cinco balsas y un barco el Padre Bartolome Ximenez, que iba por Su-perior de las Reducciones de los Chiquitos, el Padre Juan Bautista de Zea, y el Padre Francisco Herbas que asi mismo iban para trabajar en dichas reducciones y el Padre Juan Bautista Neuman con el Hermano Silvestre Gonzalez, para volverse con todas las embarcaciones del puerto en que dejasen a dichos Fadres misioneros. N2 Las dichas 5 balsas que salieron a dicho viaje eran de las doctrinas de ; E Itapua, de Loreto, de la Candelaria, de la Concepción y la 5.a de las doc- 5 trinas de Santo Tome, y San Borja, y finalmente el barquillo de la doctrina de San Cosme. - m O Mando el Padre provincial Lauro Nuñez que se llevase una barca cargada E de comida para que no les faltase a la gente de las balsas el sustento nece- E 2 sario, y su ejecucion se encargo al P. Joseph de Arce, para cuyo efecto se E quedo el dicho Padre en la Asuncion acabando de hacer dar carena a la - barca; y con ella se partio en seguimiento de las dichas embarcaciones en 5 3 de julio del dicho año. - Por falta de viento solas ocho leguas caminó la barca hasta el dia 10 del - 0 m . dicho mes de julio. Este mismo dia llego a encontrar la barca el barquillo E de S. Cosme, en que vino el Padre Juan Bautista de Zea con la mala nueva de O haber quitado la vida a cuatro de los nuestros indios los infieles Payaguas en un paraje distante de la ciudad de la Asuncion 25 leguas, y que por esta n desgracia se volvian ya de aquel paraje las balsas con animo de de[4]sistir -E a del viaje, aunque no faltaban animosos, que querian proseguir con el, y que l para tomar la ultima resolucion esperaban en el paraje llamado Arecutagua. n A este paraje llegó la barca el dia 12 de dicho mes y nos detuvimos en n el hasta el dia 22 por las dificultades que hubo. Hizose consulta de 5 votos 3 decisivos, conforme a la instruccion, que teniamos del Padre Provincial y O salio de ella que prosiguiesemos con el viaje. No se consolo con esta resolu-el &&e Sup&nr y reciirio al Padre Rector del Colegio, como a Vice-provincial que era, bajando en persona al colegio el dia 14. De alli volvio y llego a Arecutagua el dia 19' sin haber podido conseguir su intento. Caminamos pues, ya todos juntos el rio arriba el dia 22, y en solas 16 le-guas tardamos hasta 4 de agosto en que llegamos al paraje dicho de las muertes de los 4 indios de donde las balsas se habian vuelto. Y no hay que admirar tardasemos tanto, porque hubo remoras que entonces y en lo restante del viaje nos hacian ma.lo g.r ar el tiempo, y fueron las causas con tantas retar- CidIUds, que no se coiisigUiese d fin. A la boca del rio Xexui, por donde bajaban las balsas cargadas de yerba de la Villarica, llegamos el dia 7 de agosto, y el dia 18 a la de Ypane, y pasamos dos leguas mas arriba al pescadero de los de Nuestra Señora de Fe, a donde iban a matar pescado para los Padres, cuando su doctrina estaba en Aguaranambi. Asi esto como otras cosas, que dire en esta breve relación, nos lo declaraban indios viejos, que llevabamos con nosotros nacidos en aquellas tierras en nuestras doctrinas y principalmente un indio Guarani, llamado Juan Payagua, por haber criado entre los Payaguas, y ser muy cono-cido de ellos, con los cual>esh abia andado todo el rio Paraguay muchas veces hasta sus cabezadas, y por eso muy practico de el, y amado de ellos, y muy noticioso. El cual si hubiera estado con las balsas no hubiera sucedido la desgracia de las muertes de los 4 indios, antes nos hubieran ayudado mucho para nuestro intento, como él nos ase[4 vlguraba diciendonos, que los Paya-guas amaban mucho a los Padres, y que a haber sabido que los indios eran nuestros hijos no los hubieran muerto antes alegres se hubieran venido con ellos a nosotros y nos hubieran conboyado todo el viaje. Poco mas arriba de este pescadero a la orilla del rio Paraguay esta un monte de mucha y h e z u paz carieas, e" el qce teniar? losPu yzgru~ ~ 2 y 5YIc~ryrr su oficina, y estaban en ella como 30 familias las cuales habiendonos visto se despoblaron aquella noche, dejando gran cantidad de esteras, y ollas, y algunas canoas que estaban haciendo. Desde aqui para arriba caminamos en demanda del Caaguazu, vimos algunas canoas de Payaguas, y se llegó a el en 'el dia 27 de agosto. En este mismo dia se les repartieron a las balsas 50 sacos de grano, hallandonos ya distantes de la Asunción por rio como 801 leguas, o poco mas, porque por tierra decian los indios practicos ser mucho menos la distancia del camino. En los tres dias siguientes tuvimos viento favorable, con que anduvimos 22 leguas costeando el Caaguazu hasta la boca del rio Tepotti, que pasamos el dia 31 de agosto por la tarde. En esta distancia se vieron dos canoas de Guachicos, que huyendo de nosotros, se metieron en una rinconada. Hasta aqui no hubo peligro ni sobresalto de consideracion, despues de las muertes de los dichos 4 indios (ni en todo lo restante del viaje) aunque el miedo fingio algunas visiones nocturnas, que se ponderaron mucho, como grandes acometimientos de infieles, en que algunas de las balsas gastaron mucha polvora, sin que se sintiese, ni viese llegado el dia, una sola flecha o dardos de aquellos fingidos enemigos. Y con todo eso quedaron tan fijos en algunas imaginaciones, que los describieron y pusieron en mapas, como verdaderos. Finalmente desde este paraje descubrimos los altos cerros llamados Ybitirotis o Ybitipucus a donde años antes llegaron el Padre Pedro Lascamburua, y sus compañeros desde la Asuncibn caminando moderadamente en poco menos 2 - -. - - UC U11 IUCU. En el dia 4 de septiembre pasamos con buen viento toda la costa de los dichos cerros Ybitiratis y llegamos a Ias dos de la tarde al paraje, y cerro ultimo alto, de hechura, o forma de un pan de azucar, de donde los dichos Padres se volvieron en poco mas de [5] una semana a la Asunción, como lo decia el Padre Juan Bautista Neuman, que fue uno de ellos, y se ve en carta del mismo Padre Pedro de las Camburu, escrita al Padre Lauro Nuñez, y Padre Simon de Leon, en que dice haber gastado en ida y vuelta, y las demas diligencias, apenas 40 dias, en lo mesmo que nosotros, solo en subir, gasta-mos mas de dos meses. En este mismo dia oimos un tiro de escopeta de las balsas, que dejamos atras desde el dia 30 de agosto, porque la barca lograse el buen viento, que nos sobrevino estando ellas aviadas de comida para muchos dias. Esta este dicho paraje, de donde se volvieron los Padres dis-tante de la Asunción por rio como 120 leguas, pero. mucho, y casi la mitad, menos por tierra. Dormimos con la barca algo mas arriba en un paso de Guaycurus, en que vimos rastros de sus caballos, con que pasan a coger vacas en la vaqueria de Jerez. En el dia 6 pasamos la boca de la laguna Negutuus en cuyas riberas, y en las del rio que entra en ella, que viene de los 8 pueblos de los Guanas, tienen su asistencia y sus crias de caballos, y mulas, y dormimos mas arriba junto a la boca del arroyo Mboimboi, en que fue muerto antiguamente de los Tupis del Brasil el P. Alonso Arias en ocasion que iba a bautizar a los Guatos. En este mismo dia encontramos una canoa de los Payaguas de arriba del cacique Yarechacu, y luego que nos vieron se volvieron rio arriba a avisar a los suyos. Venia a visitar a los Guaycurues, con quienes entonces tenian paz, y en ella venia un indio Guarani, que despues se vino con nosotros, y esta hoy en Santa Rosa, quien nos conto todo lo sucedido, y como luego que tuvimos noticia de las embarcaciones que subian, despacharon los dos caci-ques principales Yarechacu, y Arapichigua, siete canoas rio arriba a avisar 2 N a todas las naciones hasta el lago de los Jarayes, las cuales encontramos E; despues, cuando ya volvian cerca del dicho lago. O De dicha boca de la laguna de los Guaycurus pasamos a la boca de Ycaguazú o Ygarape, que esta a la banda de Jerez, y alli esperamos que ; llegasen las balsas hasta el dia 9 en que llegaron, y paramos alli todos el dia E siguiente, porque calafateasen el barquillo, que necesitaba de ese reparo. Desde aqui para arriba se cria [5 v] mucho arroz en los bañados del rio Paraguay a su tiempo que es por el otoño. 3 Estando ya mas de 140 leguas de la Asunción se nos quedo atras una canoa de la balsa de la Concepción (que se habia desecho) con 2 indios, y - 0 m con ocasion de esperarla, se junto consulta el dia 16 y se resolvio en ella E m que la barca que no podia caminar con remos prosiguiese caminando, y que 5 todas las demas embarciones de vela y remo. parasen alli esperando dicha canoa. El 22 del dicho mes de septiembre llegamos con la barca al puerto de la Candelaria (donde antiguamente fue muerto Juan de Ayolas con los suyos) que llaman los Itatines Cuñayegua, y es el primer paso para Santa Cruz de la Sierra, por el paso el Venerable Martir P. Pedro Romero con sus com-pañeros cuando fue a fundar la reduccion de Santa Barbara, que luego se deshizo con su muerte, que padecio a manos de los Guaranis por Nuestro Señor Jesucristo, y por alli mismo anduvo despues el P. Lucas Quera reco- -:--a- 1-m :-a:-- a ,,,,,,,, ,A,, A, XT..,O+~~ P,;;~,.~ de on en +;,,,,, a,i ZLSUUU iVJ UlUlUD UCjJpalilaLuaUVa UL I'IuLDIIa U.rllVICI LU, CICYIpVY UUli Obispo Cardenas, de los cuales iban algunos con nosotros en la barca, fuera de otros dos que mucho despues viniendo a buscar a sus parientes cristianos de dicho pueblo de Nuestra Señora de Fe dieron con D. Jose de Leon y con Salvador Maricos y se vinieron con ellos a la Asunción y de alli entre los suyos. Si hubieramos atendido a estos indios y creidolos cuando ellos con todo empeño nos querian llevar por alli a los Chiquitos por sus mismas tierras, y taperas, y por Santa Cruz la vieja, hubieramos conseguido felizmente el fin de nuestro viaje y escusado el trabajo de subir tan arriba, e ir tan lejos sin conseguirlo. Esta este puerto y paso como 160 leguas de la Asunción por rio, que por tierra esta casi a la mitad menos distante por camino derecho sin las muchas vueltas que da el rio. El mismo dia 22 pasamos 5 leguas mas arriba con buen viento Sur a dormir junto al promontorio en el puerto de San Fernando, [6] en frente de la isla, en que fue acometido antiguamente de los Payaguas el famoso Domingo Martinez de Irala. En toda esta distancia desde que dejamos atras las demas embarcaciones solo vimos dos canoas de Payaguas en dos ocasiones. A los 26 llegamos a las bocas del rio Mandijyi, que tiene su principal cabezada cerca de Santa Cruz la Vieja, en que hoy se halla poblada la reduc-cion de S. Jose de los Chiquitos, que tiene destinado este rio navegable para su Ygarupa o puerto. Y en el sus misiones de Morotocos etc. Poco mas arriba de la segunda boca de este rio cae enfrente la ,principal boca del Mbotetei, y por debajo de ella esta el paso grande, y puerto principal de los Itatines, por donde era la comunicacion ordinaria de la ciudad de la Asunción con la de Santa Cruz de la Sierra, y por donde tantos subieron al Perú. En este mismo dia pasamos 4 leguas mas arriba a la segunda boca de Mbotetei. .Es este rio caudaloso y viene, o baja de la tierra alta de hacia el Parana. Y por el bajan los portugueses del Brasil al rio Paragay y suben por este arriba a sus malocas. Entra en este un brazo del Wrana 'que viene de arriba del salto grande, ,que en lo alto se llama Ymeney, y en lo bajo Araguay, y junto ya con Mbotetei entra o desemboca en el dicho rio Paraguay, dividido alli de una grande isla en las dos bocas ya dichas. Desde este paraje para arriba caminamos poco a poco esperando las demas embarcaciones, las cuales se vinieron a juntar con nosotros en 5 de octubre, cuando estabamos ya distantes de la Asunción 200' leguas por rio, a los 19 dias desde que nos apartamos de ellas con ocasion de que esperasen la canoa que se nos habia quedado atras con los 9' indios dichos, los cuales estaban ya en ella de vuelta a ese tiempo en la ciudad de la Asunción. Llegaron pues las balsas a la barca con mas de ocho sacos de grano que aun tenian. El dia 7 de octubre se reconocieron los sacos de grano que habia aun en la barca en servicio, y se hallaron 75. Y de estos se apartaron b6 v] hasta la proa 20 sacos con mas de 30 fanegas, que estuviesen reservados para la vuelta de las embarcaciones. Y despues de esto se le dio nuevo socorro de yerba y grano a todas las embarcaciones en e1 dia 9' para mucho tiempo, porque de alli para adelante con la baja del rio hubo abundancia de pescado y demas desto mucha miel y frutas. Después de esto encontramos en el día 15 las 7 canoas de Payaguas, ya dicha, que volvian de dar aviso a las naciones de nuestra subida. De ellas se acercaron dos a nuestras embarcaciones y las agasajamos por medio de Tuan Pavagua, Y Bernabe Yuri a que fueron a hablarles, y nos correspondieron con maiz y batatas que dijeron que traian de los pueblos de los Guaraius, o Guaranis, Guatos, Guacamas y Nambiquas. Estos nos dieron noticia de las muchas naciones, que hay rio Paraguay arriba, y entre ellas de los Cuxubinas, Coes y Chiquitos, y de sus fuegos. En esta ocasión en que ellos subieron con sus canoas rio arriba habia bajado el Padre Superior José Tolu a encontrarnos a el paraje de la Cruz que el Padre Francisco Herbas habia levantado como me lo escribio el dicho Padre Sp e r i a r &ciendome, que nns ha?$. estado esperan& a!! i nn- -r r e n-t -i ~-- m- h- ,r y~ que como no pareciamos se volvio a sus reducciones. Desde este paraje vimos continuas quemazones de campos o fuegos por todas partes. Con estas noticias y otras muchas de gente Guarani y otras naciones que nos dijeron, y tantos fuegos como se veian, desearon los indios nacidos y criados en aquellas tierras, que iban con nosotros que entrasemos por la laguna Mandiore, que esta ya cerca, asegurandonos que hallariamos por alli sus taperas, o en un grande platanal, que alli hay gente de su nacion, que nos llevase a los Chiquitos, y se hubiese hallado, como la hallo despues alli mismo el Padre Juan Patricio Fernandez, cuando bajo a reconocer por aquella parte el rio Paraguay. Solicitose la entrada, mas no se pudo conseguir de los que tenian el mando, que respondieron que el orden que tenian era de ir a buscar la Cruz que el P. Francisco Herbas habia levantado [7]. El dia 17 de dicho mes de octubre llegamos a la boca de dicha laguna Maniore de donde eran dichos indios y la dejamos atras, con no poco dolor de algunos la cual esta en dos cerros altos y empinados a la parte del po-niente. Ella es muy dilatada mas su boca o entrada es como un mediano rio caudaloso, y esta entre dichos cerros y por eso es facil acertar con ella. Desde aqui para arriba se continuan las serranias altas de mano izquierda, que fuimos costeando hasta su remate, que esta enfrente de la grande isla de los orejones, o Nambicuara que es la principal del lago de los Jarayes. Y fue llamada antiguamente de 10s primeros conquistadores el Paraiso por su amenidad y otras buenas calidades. El dia 18 alcanzamos las balsas que ya habia algunos dias que se nos habian adelantado a la barca y dormimos todos juntos. Mas el dia siguiente por ser el viento favorable para la barca dejamos atras todas las demas em-barcaciones y alcanzamos una canouela con un solo indio del pueblo de Nambicuaras, que esta en la isla dicha a donde iba, y haciendole señas que nos esperaba, lo hizo sin mostrar recelo alguno, y sin el se vino a nosotros a la barca aquerenciandose tanto, que no nos queria dejar, y entendiendose con los indios Itatines dichos que llevabarnos, que algunas veces habian ido a su isla, cuando estaban en Manyore, instó por llevarnos a su isla, y nos dio noticias de todas las naciones circunvecinas del lago, y tambien de los Chi-quitos, pero con todas sus instancias no pudo conseguir su deseo. Siguionos este buen indio hasta el dia 23 en .que bien agasajado, se partio a su pueblo, ofreciendonos que con los suyos habia de venir en busca nuestra a traernos maiz y procurar llevarnos a su pueblo, y a los de los Guatos y Guacamas que estaban todos en dicha isla de aquel gran lago, en el cual entramos desde el dia 19 de dicho mes de octubre. El dia 27 se vieron muchos fuegos y una canoa con 5 indios que pasaba de la dicha isla y veniase a nosotros por lo ancho del lago, mostrando sartas de maiz, y estando aun lejos de nosotros, [7v] sobrevino un recio temporal, y la arrojó muy lejos, anegada, a una costa donde se vieron otras canoas. Despues supimos a la vuelta de los Payagiiac, que aqdlas caiioas eran suy2s, y que aquel recio temporal impensadamente arrojo alli aquella canoa con 5 indios isleños, que nos llevaban maiz, de los cuales el uno era aquel buen indio, quien les dio noticias ciertas de los agasajos recebidos, y de que eramos Padres sacerdotes, e ibamos a los Chiquitos, y que con ellas volvieron luego a dar noticia entera de todo a sus caciques, y parciales, de que resuIto luego su pretension del ajuste de las paces, y de llegar con nosotros a los Chiquitos, y unirse con ellos, y ser nuestros hijos, por lo que ya sabian que c== mestrc a p ~ - =b& a= -;enci& jr a ~ g ~ n t a d&u aqUeIla erra a loa por-tugueses, y muerto a muchos de ellos. En los tres dias siguientes caminamos 9 leguas por aquel mar dulce, acabando de costear la serrania, que tuvimos siempre a mano izquierda desde la boca de la gran laguna Manioré, y ya no se descubria otra mas arriba, fuera de una que se veia distante de nosotros, como seis o ocho leguas, donde segun las noticias que daba el P. Herbas estaba ciertamente el pasaje de la cruz, que levanto. Pero como los mas eran de contrario sentir, nos obfigaron a volver desde alli atras a buscar dicha cruz 6 leguas mas abajo, donde a algunos les parecia ser probable que la hallasemos. Y en fin el dia 31 de octubre nos hallamos distantes de la ciudad de la Asunción por la mejor cuenta como 260 leguas. En el dia primero de noviembre por el dioho sentir ejecutamos la dicha vuelta a un paraje, en frente de la isla de los Orejones, y remate de la serra-nia, que se juzgo a proposito para hacer de alli las diligencias, para dar con la Cruz, o con el camino. Y habiendo visto fuegos hacia la parte de poniente despachamos a reconocerlos. Hasta este dicho dia le0 de noviembre habia gozado toda la gente de .m.-i.i. y buena sahd en tndn e1 viaje, pera desde este di:, 12 abundanda de pescado (por ir bajando mucho el lago) [8] de frutas y miel, de que comian mucho estando ociosos, y hubo algunos enfermos, y poco despues murio uno, u otro de algunos pueblos. Los indios que enfermaron, muchos, y murieron, por comer cueros de vaca zancochados, fueron los de Sto. Thome, y S. Borja estos como tan dados a la carne, se fueron comiendo los sacos, que se iban vaciando los granos, y como no trabajaban, ni hacian ejercicio, cayeron en-fermos de muerte y tantos que apenas habia gente, que cuidase de su balsa. En diligencias de buscar la Cruz se gastb todo el mes de noviembre y parte del de diciembre, en que estaba ya el rio Paraguay, y lago bajisimo, y con tal baja al paso que crecia la abundancia de pescado crecian las difi-cultades de poder llegar con las embarcaciones al paraje cierto, donde estaba la Cruz, que distaba de alli como 15 leguas poco mas o menos, segun las noticias 'que daba el P. Francisco Herbas, y reconocieron despues los Padres de Chiquitos, y el mismo P. Juan Bautista Zea, despues que volvio de aquellas misiones y anduvo por aquellos parajes recogiendo infieles, de los que cuando estuvimos alli andaban huyendo de nosotros, juzgandonos portugueses del Brasil, que por aquella parte tanto han invadido aquellas naciones. Finalmente en el dia 7 de diciembre se junto consulta sobre la vuelta a la Asunción y los mas votos fueron que todas las demas embarcaciones se volviesen, y sola la barca se quedase para llegar con ella al paraje de la Cruz en creciendo el lago pues se acercaba ya el tiempo de su creciente, y sobre esto insto mucho el español piloto de la barca que dificultaba mucho el bajar entemer c m 12 bars. est~n.dne! riu t m b aje. A 8 se hizo otra consulta, para resolver si convenia pedir su parecer a los indios, y estar a él, y a su voluntad, y se resolvio por los mas votos, que de ninguna suerte convenia y que se les mandase lo que juzgasemos mas conveniente en orden a conseguir el fin del viaje. Otra consulta se juntó. el dia 9 sobre si se habia de poner [8v] precepto al P. Juan Bautista Neuman para que con el H.O Silvestre Gonzalez, y todas las embarcaciones se volviesen dejandonos solos con la barca. Y todos fuimos de parecer, que no se ies pusiese, y que se quedasen si quisiesen, pues se hallaba por alli tanta comida, y la gente estaba contenta meleando, pescando y cogiendo fruta. Despues de todo esto el Padre Superior hablo a los indios el dia siguiente y determinó contra los mas votos, e instrucción del Padre Provincial que mandaba que en todas las resoluciones se estuviese siempre a los mas, el volverse a la ciudad de la Asunción con todos nosotros y todas las embar-caciones juntamente con la barca y asi lo hizo ejecutar el dia 12 de diciembre, en que venimos a dormir al remate de aquel gran lago, donde a la subida halIamos a aquel buen indio isleño con s
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Título y subtítulo | El canario José Arce y los orígenes de las misiones de Chiquitos |
Autor principal | Tormo Sanz, Leandro |
Publicación fuente | IV Coloquio de historia canario - americano |
Numeración | Coloquio 04. Tomo 1 |
Tipo de documento | Congreso y conferencia |
Lugar de publicación | Las Palmas de Gran Canaria |
Editorial | Cabildo Insular de Gran Canaria |
Fecha | 1980 |
Páginas | p. 368-415 |
Materias | Congresos ; Historia ; Canarias ; América |
Notas | Coordinación y prólogo de Francisco Morales Padrón |
Copyright | http://biblioteca.ulpgc.es/avisomdc |
Formato digital | |
Tamaño de archivo | 3099424 Bytes |
Texto | EL CANARIO JOSE ARCE Y LOS ORIGENES DE LAS MISIONES DE CHIQUITOS El 16 de septiembre de 1673 comparecía en el Colegio de San Hermenegildo de Sevilla ante el Tesorero José de Veitia Linaje un estudiante. Lo hacía así cumpliendo un trámite necesario para po-derse trasiadar ai Paraguay a expensas de ia Reai naciencia. ¿a re- ,, - seña de su embarque decía lo siguiente : E O "José de Arce, filósofo, de la isla de Palma de Canarias; veintidós n - años, blanco, pelo castaño, alto de cuerpo, un lunar en el carrillo =m O derecho". E E 2 Formaba parte de una numerosa expedición que el Rey de Es- =E paña había concedido al P. Cristóbal Altamirano en 20 de octubre de 1672, para que pudiese volver con Simón Méndez, su compañero, 3 - llevando consigo treinta universitarios y tres Hermanos coadjutores, em-haciendo su viaje en derechura al Puerto de Buenos Aires. E Los compañeros de Arce no habían acabado en su mayoría, como O él, la carrera eclesiástica. Su edad media era la suya; procedían de n los más diversos lugares de España. Les acompañaban cuatro herma- -E nos coadjutores, tres padres sardos y cuatro españoles, cuya edad a 2 media era 30 años. Era una expedición de jóvenes misioneros cuya n mayoría no volvería a ver las tierras de Europa. 0 Llegaron a un Paraguay jesuita que ya estaba hecho, donde los O3 indios guaranís ya eran cristianos y vivían en sus célebres reduccio-nnr + n + ~ l ~n*nn~rn+l;r~lo, 40r DO,.^,.:^ nn.. 1 n +.,..+A n.10 -7. $..+....T. l*,. I I ~ Y LVLULYI~IILL ~VIIYVIIUUUUY. A a i b b i a pul IU rairrv yur YU i u r u l u r r a reservaba un papel más que de heroicos misioneros de cómodos pro-fesores en colegios de enseñanza media o universitaria, predicadores de españoles o párrocos de indios que disfrutasen de las delicias del Reino Jesuita creado por sus antecesores. Esta última opción fue el supuesto divulgado por Félix de Azara que han repetido bastantes historiadores. Sin embargo, no lo fue así y la vida de ese joven canario, los problemas que resolvió, la activi-dad que tuvo que desplegar y sobre todo su muerte es la más clara refutación de la tesis que sostiene haber sido los jesuitas en Para- guay, con la excepción de los de los primeros tiempos, cuando se fundaron las reducciones guaraníes, unos vividores a costa del sudor indígena. El indiscutible esplendor de dichas reducciones ha deformado la visión global de una provincia que comenzó el P. Diego de Torres Bollo dándole una impronta social: la lucha contra la servidumbre personal de los indios; pugna no sólo dialéctica a base de sermones públicos o informes privados a las autoridades, sino también con las violencias externas de la revolución y la guerra, que llegó a matizar toda la existencia de los jesuitas en el Paraguay desde la creación de esta provincia independiente de la del Perú hasta la expulsión de sus miembros por Carlos 111. Asimismo las actuales ruinas de esas mismas reducciones de los Guaranies dan la irnpresirín de haber sido la obra jesuita esplendo-rosa pero inconsistente, de un gran brillo temporal, pero sin la tras-cendencia de superar su existencia a la de la Orden que las creó, sin continuidad, como flor de estufa cuidada en invernadero que desapa-rece con su jardinero. Mas repetimos, si tenemos en cuenta la obra del P. Arce, misionero de los segundos tiempos del Paraguay jesuita, no podemos sostener tales opiniones por muy divulgadas y aceptadas que estén. Las reducciones de los Chiquitos que él fundó no están en ruinas, sus templos y casas siguen levantados cobijando a los des-cendientes de aquéllos a quienes predicó la fe de Cristo. Reciente-mente el Departamento de Publicaciones de la Universidad Boliviana ((Gabriel René Moreno)) de Santa Cruz de la Sierra ha editado un estudio urbano arquitectónico titulado : Chiquitos misiones jesuiti-cm, ilustrado con abundantes fotografías actuales donde aparecen las antiguas casas de las misiones habitadas, los templos con sus retablos sirviendo al culto, y las enormes plazas de estas reducciones donde continúan celebrándose las fiestas religiosas y pueden verse los ros-tros de sus habitantes con rasgos indígenas. Con el fin de comprobar estas apreciaciones mías, frente al des-conocimiento o escamoteo que se hace de estos indios en al, aunos censos, visité San José de Chiquitos hace unos años y me encontré ante un delicioso pueblo de las tierras bajas de Bolivia, con estación de ferrocarril, hospital, colegio de enseñanza media y que conservaba su antigua traza de misión jesuita. Me acerqué a los libros canónicos de la parroquia regentada por franciscanos austríacos y encontré entre los apellidos actuales las siguientes palabras chiquitanas: "Surubís, Velais, Yobiós, Pachuri, Poiquis, Tomichás, Pesoa, Cu-manés, Taborga, Gofer y Parabá". Durante el siglo XIX se consignaba en las partidas de bautismo si era indio o no quien recibía el sacramento y a qué grupo pertene-cía. De estos últimos aparecen registrados los indios carpinteros, que-mes, quitachius, parames, pochichos, sumuques, tajotos y xamarus. En 1864 se bautizaron 55 hijos de españoles y 39 de indios; de los primeros sólo eran legítimos 24, mientras que lo eran todos los indí-genas. Ese hecho que se repite en los años siguientes demuestra que después de un siglo del extrañamiento de los jesuitas, los que se con-sideraban indios seguían fieles a las enseñanzas que predicó a sus antepasados el P. Arce y tenían una moral cristiana doblemente ele-vada que los que se consideraban españoles. E La interesante vida del P. José Francisco Arce, primer artífice de esa encarnación de la Iglesia entre los Chiquitos, no es descono- O n cida en las islas que le vieron nacer. Un libro clásico dentro de la - m O historiografía hispanoamericana, la Relación de los indios Chiquitos E E atribuida al P. Patricio Fernández, dio de ella unos cuantos datos 2 E que divulgó la imprenta desde 1726 en que apareció la primera edi-ción madrileña. Dos años después se publicaba en Roma traducida 3 al italiano y en Viena al alemán. En 1733 aparece la primera edición O- latina en Ausburgo y la segunda alemana en Viena. Desde 1741 apa- m E reció en la colección Lettres Edifiantes et Curieuses. Recogió esos O datos Muratori en su Cristianesirno Felice editado en Venecia el año 1743; también lo hicieron en parte Jorge Juan y Antonio de Ulloa n E en su ReEm%n HistM2Ca del Viage a la América Meridional (Madrid, a 1747) y Charlevoix en su Histoire du Paraguay (París, 1756). En 1895 n la reeditó Victoriano Suárez en los tomos XII-XIII de su Colección n n de libros raros y curiosos que tratan de América. Al año siguiente, 3 1896, aparecía en Asunción del Paraguay la tercera edición en len- O gua castellana. Un benemérito historiador, David W. Fernández, incorporó a las noticias en esas obras consignadas, las aparecidas posteriormente en la documentación del Archivo General de Indias que extractada pu-blicaron los PP. Pablo Pastells y Francisco Mateos en los tomos de la Historia de la Compañía de Jeds en la Provincia del Paraguay (Madrid, 1912-1949). A ellas añadió unos interesantísimos datos fa-miliares, dando un importante paso en el conocimiento y divulgación de esa gran personalidad canario-hispanoamericana. Es en tal sen-tido donde quiero aportar unos documentos y situar nuestro persona- je, digno de los altares, en lo que fue su gran y casi desconocida obra: la evangelización de la chiquitania, por la que tiene un bien ganado puesto entre los próceres de Bdivia y está su nombre gra-vado en la historia y la geografía de este país hermano. Fuentes documentales Los documentos que integran el apéndice de este trabajo son: 1. La parte correspondiente a Tarija del capítulo 1 . q e las Le-tras Anuas en que se trata de lo obrado en tiempo que fue provincial de este Provincia el P. Gregorio de Orozco que se conservan en el Archivo romano de la Compañía de Jesús (ARSI) fondo Paraquaria, tomo 9. Comprende los años 1689-1692 y se narran los acontecimien- +nc rnlq+;.rrnr ri l o ~ . i n n a f ~ o n ;Xnrl n l n c ;ncrr;+oc norqnr iqr rnc n n i ; n * v ~ c n o- C V D I b A U C I I V D U ILI f J b I I L - C L U L - I V I I UL- I V O J b D U I L C W y U I U 6 U U J V D bII & A L - A L U D U- 2 N tuales de Bolivia por ser desde allí más fácil la conquista espiritual del Chaco en que estaban empeñados. En esa estrategia el P. Arce O desempeñó un papel de primera magnitud. Como secuencia inmediata m está el intento de convertir los irreducibles chiriguanos. O E 2. El Capítulo S.", epígrafes 8 y 9 de las Cartas Anuccs de Zla Com- E 2 pañia de Jesús de la Provincia del Paraguay desde el año 1698 hasta j el año 1700, escritas por el P. Ignacio de Frías, Provincial de la mis- = ma Provincia. Este documento se guarda en el Archivo de la Com- - pañía de Jesús de la Provincia de Toledo, sito en Alcalá de Henares, - 0 m tomo 15 de Miscelánea. Trata de las reducciones de Chiquitos y de su defensa contra las razzias esclavistas de los mamelucos. Ambos documentos fueron utilizados como fuentes principales por el P. Pa- n tricio Fernández. -E a 3. Copia de una carta del P. Francisco Xavier, Provincial de la Provincia del Perú, escrita al P. Lauro Núñez, Provincial de la Pro- n n vincia del Paraguay, en Lima el 24 de octubre de 1692, donde se queja de lo obrado por el P. Arce, por considerar que la evangeliza- 3 O ción de Chiquitos competía a la residencia de Santa Cruz de la Sierra y no al Colegio de Tarija. Se cuiiserva en el Archivu ruiiicriio, S. I., paraquaria, tomo 11. 4. Copia de la respuesta del P. Lauro Núñez al Provincial del Perú, Francisco Xavier, en contestación a la suya del 24 de octubre de 1692, fecha en San Miguel del Tucumán el 2 de abril de 1693. En la que se le dice que motivó la entrada del P. Arce atender a los Chin,-&tos d_i~ranutn~o epidemiaj lo qup no pudieron hacer he?- manos de la provincia peruana por falta de personal. Está guardada en el mismo tomo 11 del fondo Paraguaria del ARSI. 5. Copia de la carta del P. Gregorio Orozco al P. Procurador acerca de que se puede dar comunicación y entrada a los Chiquitos por el río Paraguay o por otro camino de tierra. Problema básico en cuya resolución hallará posteriormente la muerte el P. Arce. Se en-cuentra también este documento en ARSI, Paraquaria 11. Fechada el 20 de noviembre de 1693. 6. Copia de la carta del Padre Simón de León al Padre Provincial sobre la imposibilidad de asistir a los Padres de Chiquitos ni por agua, ni por tierra. Su fecha es el 11 de abril de 1694. Se conserva en el mismo fondo (ARSI, Paraquaria 11) y sostiene la posición con-traria a la que se mantiene en la carta anterior. 7. Breve relacih del viaje que hicieron por el río Pmugumj arri-ba cinco padres y un hermano el año i7oj' por orden de nuestro Fa- ,, &e General, escrita por el P. Joseph Francisco de Arce en la reduc- E ción de San Miguel el 5 de abril de 1713 y trasladada por los Padres O Francisco Burgués y Martín López. Se conserva asimismo en el ARSI, - m fondo Paraquaria tomo 12. Este documento y los dos anteriores son O E fundamentales para hacerse cargo de las dificultades que presentaba E 2 la geografía americana para establecer las necesarias comunicaciones E entre los núcleos urbanos de aquellas inmensas provincias. Problema que aún no está totalmente superado en la actualidad pues algunas 3 de las misiones chiquitanas no tienen hoy más vía de comunicación Om- que el avión con el que se transporta hasta las vacas. E 8. Por último los ((Cuatro puntos tocantes al bien de las reduc-ciones antiguas y nuevas y conversión de los gentiles)) dados por el Superior del Paraguay hacia el año 1702. En ellos están contenidas las ideas rectoras respecto a la adaptación de los usos y costumbres indígenas, a la economía, productividad, cooperación y régimen dis-ciplinar con normas pastorales inclinadas siempre al amor y opuestas al rigor. Normas que presidieron más en el espíritu que en la letra los orígenes de las misiones chiquitanas. Esta documentación nos ofrece ios hechos en su versión más pró-xima a la realidad, tales como los números 1, 2 y 7, sobre todo este último por ser escrito del propio Arce que nos relata los aconteci-mientos de una expedición en la que intervino y lo hace poco antes de emprender de nuevo la que le costará la vida. Nos da también las ideas e incluso las pugnas o rivalidades entre las propias provin-cias jesuitas de AmCri_caje splntu de s~ninñ_c ~mpetendaq ue hi& de aguijón o estímulo entre unas y otras, pero que es velada cuidadosa-mente y no aparece con el debido detalle tanto en los cronistas coe-táneos como en los historiadores posteriores de la Compañía de Je- sús. También nos presenta los defectos personales e incluso corrup-telas gregarias de frailes que combatieron los responsables de la Or-den, con lo cual tenemos una garantía de su fidelidad y un criterio más sano frente a determinadas hagiografías desvaídas o manipuladas. Origen de kr misión chiquitcma Los diversos grupos indígenas que bajo las denominaciones de tovacocies o chiquitos ocupaban la llanura septentrional del Chaco entraron en contacto histórico con el hombre blanco desde 1524. Desde 1537 tenemos constancia que se predicó la fe de Jesucristo en aquellas llanadas y se incorporaron en su Iglesia algunos indios, pues según el testimonio del escribano Juan de Valenzuela, la expedición de íraia encontró un indio chané cristianizado pür Ay d a s hacia ayud N2 año, que declaró: E O "Yo señor Capitán, soy un indio natural de los Llanos, que tuve la - m suerte de conocer a Cristo y abrazar la Fe, recibiendo el bautismo, en O E que me pusieron por nombre Gonzalo". (LOZANO: Conquista del Para- E 2 guay, lib. 11, cap. VI). E En 1543 recorrió la parte oriental de la chiquitanía Hernando de Ribera, capitán del Adelantado Alvar Núñez Cabeza de Vaca. En 1549 la cruzó Irala partiendo del río Paraguay hasta llegar a las ori-llas del Guapay. Diez años después (1599) se funda sobre esas orillas, un poco más al sur, la ciudad de la Nueva Asunción que tuvo efímera vida. El 26 de febrero de 1561 Nuflo de Chávez levanta en el corazón de la chiquitania la ciudad de Santa Cruz de la Sierra que pervivió en aquel lugar hasta 1605 en que el oidor Francisco de Alfaro (padre del Superior de las misiones guaraníes que murió de un arcabuzazo en la batalla de Caazapaguazu) la trasladó a los campos de Grigotá. En sus confines occidentales se fundaron dos ciudades: San Lorenzo el Real el 13 de septiembre de 1591 y Santiago del Puerto en 27 de diciembre de 1592, pero ninguna de las dos subsistió, Santiago fue destruida en 1594 y San Lorenzo trasladada a Grigotá y luego fun-dida con Santa Cruz. Durante los 44 años que Santa Cruz de la Sierra permaneció en la vega del Sutós, donde la había eregido Chávez, los indios chiqui-tos relacionados con ella se fueron incorporando al cristianismo in-dividuaimenie, pero la irisüficieii~id. ík pi-suiial rdigiocv iiiipi&S que se cristianizasen como pueblo. En un principio las relaciones de amistad y alianza hizo que los chiquitos se acercasen a los espa- ñoles pero a medida que los mitos áureos se alejaban de la ciudad española y que se quiso imponer la servidumbre personal de los indí-genas, éstos se fueron alejando de ella e incluso llegaron a la hostili-dad. El traslado de Santa Cruz a los llano de Grigotá, donde hoy se encuentra, impidió mayores violencias pero también truncó su pau-latina cristianización que desde ese momento sólo tuvo lugar de mo-do espofádico durante las misiones volantes que efectuaron los reli-giosos de Santa Cruz, y especialmente los jesuitas, que lograron de-sarraigar de su habitat un buen grupo de Chiquitos y formar un pue-blo que se incorporó a sus misiones de Mojos. Pero la importancia que adquirieron estas misiones privó a la residencia jesuita de Santa Cruz del personal necesario para reducir a poblado en la propia chi-quita~ ia a sus hahitantes. Esa fue la tarea que hubo de realizar el P. Arce con correligiona-r i o ~d e la provincia del Paraguay, tarea que requirió la acción con-junta de doctores y mártires, como lo fue el cruceño Cristóbal de Mendoza junto con Roque de Santa Cruz al iniciarse las misiones de los guaraníes; como lo acababa de ser el sabio Pedro Marbán, autor del Arte de lo lengm Moja y el mártir Cipriano Barace, junto con el etnógrafo y mártir de la geografía, pues murió ahogado en las aguas de los rápidos del Mamoré buscando la comunicación entre los llanos de Mojos y Cochabamba, José del Castillo, los tres funda-dores y creadores de la misión mojeña. Eso mismo aconteció desde los albores de la implantación de la Iglesia en América, desde que grupos indígenas, como tales se incorporaron a ella. Junto con el primer etnógrafo y lingüista del Nuevo Mundo, fray Ramón Pané, está el mártir Juan Mateo Guativaca, aunque le niegue ese carácter Bartolomé de las Casas. El P. Pareja y el P. Chozas fueron a evange-lizar Florida, e1 primero escribió el Arte de la lengua Timzrcuma y el segundo la rubricó con su sangre. Así podríamos seguir enumerando mártires y doctores en cada una de las misiones que las órdenes men-dicantes de las provincias españolas fundaron en América. Es senci-llamente la repetición del mismo proceso por el que se cristianizó el mundo greco-romano tal como lo sostuvo con lucidez el P. Danielou. Formación doctorcll del P. Arce Cuando José de Arce sale de España ha terminado sus estudios de filosofía y artes e incluso es posible que hubiese cursado estudios en la Universidad de Salamnca, como bien apunta David Fernández. Le faltaba la teología que hubo de cursar con éxito en la universidad ' o estudio que tenían los jesuitas paraguayos en Córdova del Tucu-mán. Allí también debió a empezar los rudimentos de una nueva teo-logía que no conocieron San Agustín, ni Santo Tomás: las lenguas indígenas y sus culturas, sin cuyos conocimientos no era posible trans-mitir a los indios las verdades reveladas. En todas las universidades americanas de aquel tiempo existió la cátedra de lengua indígena, que es de suponer cursaría quien como él pensaba dedicarse a evkgelizar indios. Sin embargo, esta tarea no la iba a realizar de inmediato. En la vida americana del P. Arce hay un lapso que va desde su llegada al continente en 1674 hasta su salida de Córdova por octubre de 1689, donde es difícil encontrar noticias suyas reflejadas en la documentación jesuita coetánea. La tal ausencia radica en que no realizó cosa alguna de tipo extraordinario digna de figurar en los anales de su provincia, o que sirviese de reciamo, como ciespues IO ,, - será, para que la juventud de la cristiandad se enrolase en la subyu- E gadora empresa de llevar el Evangelio a todas las gentes mostrando O a los gentiles, con palabra y hechos, que todos los hombres somos n - =m hermanos por hijos de un mismo y único Dios. O E De esa etapa obscura nos dice Francisco Javier Charlevoix que E 2 habiendo reconocido en él su provincial« un talento especial para el =E púlpito, lo destinó a la predicación, a pesar de sus ruegos y solicitu-des de ser empleado en las más penosas misiones)) (H." Paraguay, IV, 3 - 133-134). - 0m También sabemos que en Córdova ejerció la docencia. Las Cartas E Anuas de 1689-1690 al pergeñarnos la figura del futuro fundador de O 6 la misión chiquitana lo hace con estas breves palabras: n -E a "El tercero fue el P. Joseph de Arce, sugeto de mucha actividad, l virtud y letras, maestro que fue de Philosofía de un curso de Provincia n que se leyó en este Collegio a cuyo cargo está Ia Universidad de todas o estas provincias". 3 O Nos eiicontrmos poi. !o aíi:e Uu UiiiYersiiario a; que lógicamente podemos suponer docto antes de iniciar su labor misionera, y por más que no fuese la filosofía europea materia nece-saria para la predicación a los sencillos indios, si era una conveniente preparación como actitud para comprender un mundo nuevo, una nueva filosofía de la vida, un modo distinto de pensar. Sus estudios filosóficos le serían útiles siempre que no hubiese prendido en él la vanidad universitaria o la presunción intelectual que incapacitan para entender a los demás. Que Arce no padeció tales aberraciones puede deducirse de haber estudiado con cariño y aprendido la lengua de los chiquitos en un tiempo relativamente breve, facilidad que le pro-porcionó su hábito de estudio. Obras escritas No es mucho lo que escribió el P. Arce y es menor aun lo que de ello se conserva, pero lo que sabemos es suficiente para atribuirle el carácter doctoral que consideramos como una pieza de las funda-mentales en la evangelización de pueblos. Esos conocimientos pro-fundos se han de tener en las dos culturas puestas en contacto en el proceso cristianizador, que podemos considerar desde el punto de vista humano como un proceso de mestizaje cultural, donde se dan y se toman elementos culturales dando lugar a productos nuevos. Ejemplo de esto podría ser en Chiquitos lo que Buschiazzo denominó m D la arquitectura de templos en madera. E El haber desempeñado la cátedra de filosofía en los estudios ecle- O siásticos nos lo cualifica como docto en la cultura de la cristiandad. n-- m En cuanto a la indígena tenemos noticia de haber escrito un Voc~bu- O E lmio de la lengua Chiquita, que anduvo manuscrito entre sus com- E 2 pañeros de misión y una Doctrina Cristiana en lengua Chiquita, tam- -E bién manuscrita y que probablemente fue como otras similares el primer libro con que se enseñó a leer a los chiquitanos. Ese pequeño 3 - trabajo encierra en sí toda la problemática intelectual de la evange- - 0 m lización: la transmisión a otro mundo cultural de los misterios cris- E tianos. O Constancio Eguía añade a estas dos obras «la RelacZÚn Historial n de los Indios Chiquitos que formó sobre sus apuntes el P. Juan Pa- -E tricio Fernández, y que sacó a luz en Madrid, año 1726, el P. Procu- a 2 rador Jerónimo Herrán)) (España y sus misioneros en el Pl~ta,2 71). n Por mi parte en el apéndice de esta ponencia transcribo la citada n Breve relación del viaje a la que se refirió un artículo publicado el O3 año 1938 en el Archivum historicum S. 1. que probablemente aludía a un trabajo que sobre eiia escribió ei P. Furiong y que no he po-dido consultar. Por esa relación se pueden calibrar sus conocimien-tos geográficos e históricos de la región, pero sobre todo el amor y comprensión demostrado hacia los payaguas en cuyas manos moriría violentamente poco después. Los martirios en América hubieron de tener distinto carácter que en Roma por ser distinta la relación entre los cristianos y el poder imperante. Los misioneros podían disponer de soldados para su pro-tección, pero muchos de ellos rechazaron tal ayuda por considerar que no todo lo lícito les convenía para el fin que perseguían, y así se despojaron de todo poder para evangelizar desde una posición de inferioridad, de inanidad, para que fuese Dios y no ellos los que obrasen el proceso, o el milagro en ese caso, de la conversión. Hubo mártires de la caridad, de las lluvias, de los mamelucos, de los piratas, de los caminos y del hambre. Martín Dobrizhoffer afir-maba : "Verás por mi reseña que casi no hay pueblo en Paracuaria que no haya matado a algún jesuita" (Historia de los Abipones, ed. Resis-tencia, 111, 373). esa de los q ~ e cGnsidrraba =iuricrcn 2 meraba : E Martín Javier y Baltasar Seña, de hambre entre los guaraníes. O Juan Neümann, extenuzdo por una agotadora travesía. - m Enrique Adamo, de enfermedad que contrajo en un viaje. O E Lucas Rodríguez, por las continuas lluvias. 2E Félix de Villa García, en un viaje a los Itatines. E Romano Harto, por heridas de mataguayos. 3 Al P. Arce se le podría considerar como mártir de cualquiera de % los tipos que se acaban de enunciar porque sufrió heridas, viajes, m E lluvias, enfermedades, externuación y hambre en grado heroico como para causarle la muerte; lo sufrió todo con el ansia y el deseo de testimoniar con esos padecimientos la fe que predicaba. Lo podría-mos, además, incluir en una categoría muy actual, como mártir de la acción social, como quien arriesgó frecuentemente su vida porque d la sociedad de su tiempo fuese mejor, una sociedad donde se viviese con más intensidad la herman'dad entre todos los hombres. Dobriz- 3 hoffer nos da esta larga, apasionada y hasta exagerada noticia, pero O no exenta de verdad: " ... diré que en Santa Cruz de la Sierra, se celebraba públicamente una venta de indios, donde la madre era vendida con su hijito, cual Ia oveja con su cordero. Sus habitantes efectuaban frecuentes cazas a los indios, mataban algunos y vendían los demás, sea en el terruño, sea en el Perú. Es increíble cómo se empeñaban en perturbar la fundación de las reducciones comenzada por el P. José Arce y sus colegas para los Chiquitos y otras naciones, o a lo menos en impedir su progreso en el temor de que escasearían indios que ellos pudieran cautivar y vender. Este comercio de seres humanos les reportaba anualmente mu-chos miles de pesos, pero también acobardaba a los indios por com- pleto en aceptar el cristianismo, al ver que su adopción y la paz con los españoles les quitaría su libertad y los tornaría infelices para toda su vida. Al fin, ante las muchas y amargas quejas por parte de nuestros Padres por los obstáculos que los Españoles les causaban para propagar la religión, el virreey del Perú, Príncipe de Santo Bono amenazíu en en un decreto público a todos estos malvados negociantes de seres humanos con el destierro, la confiscación de sus bienes y la destitución y así exterminó este abominable comercio en el territorio de Santa Cruz" (Historia de los Abipones, ed. Resistencia, 1, 264-265). Quitando a Dobrizhoffer las palabras ((anualmente muchos miles)), porque la razzias esclavistas no fueron, ni pudieron ser anuales, ni dieron miles de pesos; quitando la generalización de dos españoles)) para reducirla a que algunos españoles en algunas ocasiones, y aña-udi:- c.i.dru- u y-.u.c- c i r u r r a a a-1l- g u i i w o L-oa-,y,a iZiwfiilLa-o &.;. l-,.+ rariiuibii, .,,.,.;aco3,.nm =, x,;AQ c u r i - i i g c r i u i l uu r iuu m para defender la libertad de los indios sin pedir nada a cambio, con D E generosidad en algunos casos sobrenatural, la cita que acabamos de copiar sirve, porque pasado el ciclo heroico de la conquista mítica O n existió en Santa Cruz una mentalidad esclavista propicia a mantener - m O E cierto nivel de vida a costa del sudor de los pueblos más débiles, men- E talidad que llega hasta nuestros días, y a casi todas las capas sociales, 2 E permitiendo a los obreros europeos sostener sus condiciones de vida - elevadas por medio de un sistema libre de comercio que proporciona 3 a sus naciones el comprar barato la materia prima y vender caro los - - 0 productos manufacturados que con ella elaboran, a los mismos pue- m E blos subdesarrollados que les proveen de tal materia y que procuran O no se desarrollen demasiado aprisa. Pero no fue en esta lucha, de la que salió victorioso en diversos n -E planos, donde el P. Arce encontró la muerte y se le abrió el camino a de la vida eterna. Lo fue a mano de sus amados payaguas y no lo 2 n fue, en mi opinión por odio a la fe, sino por incomprensión. Se debió n al difícil problema de la distinta interpretación de esa fe, pues fueron 3 esos mismos payaguás los que transportaron sonrientes en sus ca- O nms hasta 12 As~nciSn a! P. Yirge de Torres Rollo. Eses mismes que habían muerto a la hermana del Gobernador Hernandarias que salió a recibirles sin pasar la factura del crimen que habían cometido, perdonándoles cristianamente en aras de una remota conversión. Esos mismos a quienes Arce en 1703 no sólo les perdonó el crimen que cometieron con cuatro de los indios guaranís que le acompañaban, sino que les excusó con razones europeas que no eran las que habían actuado en los payaguas para cometer tal inhumanidad. Los payaguas consideraban al río Paraguay como propiedad suya y nadie podía navegar por él sin su permiso. Lo consideraban así con una mentalidad parecida a como estimaban portugueses y españoles que era suya y exclusiva la navegación por el Atlántico Sur. Admitían esos indígenas la hermandad con los españoles por considerarse simi-lares en valor y cualidades guerreras, pero esa hermandad no la po-dían compartir con los guaraníes que les acompañaban y para de-mostrárselo los mataban e incluso llegaban a enfrentarse y matar a los españoles aliados o señores de los guaranis. Era por un lado enfrentarse con la dominación española y por otro lado mantener su dominación y prepotencia frente a pueblos indígenas menos belicosos. Idéntico problema al de los caribes, cho-coes, piajaos, araucanos o apaches. El problema en el fondo de todo hombre, como secuela de la rebelión luciferina, el querer que todos ies sirvan y no servir a nadie. Y fue en esa lucha contra el mal donde, sobrenaturalmente y aceptando conscientemente la muerte, entregó su vida el P. Arce. La declaración de mártir corresponde a la Iglesia. Sólo pretendo presentar para su discusión una interpretación que podría llevar a los altares a este canario, como recientemente se ha hecho con ese gran hermano de los indios guatemaltecos Pedro de Betancour. APENDICE Archivo Romano S. 1. Paraquaria, núm. 9, fols. 269-274. LETRAS ANUAS W QUE SE TRATA DE LO OBRADO EN TIEMPO QUE FUE PROVL. DE ESTA PROV." EL P. GREGORIO DE OROZCO Cap. 1. Dase cuenta de las nueveas funds. y misiones q. se han empren-dido desde el año de 1689 hasta el de 1692. FUNDACION D,E TARIXA EN QUE SE REFIEREN LOS VARIOS SUCESOS DE LOS PES. MISSIONEROS QUE VINIERON A FUNDAR ESTE COLLEGIO, Y CONVERSION DE LOS INFIELES CHIRIGUANAS DESDE OCTUBRE DE 1689 HASTA FINES DEL ARO DE 1690. El fruto que se hizo en todos los pueblos y estancias por donde pasaron los Padres Misioneros, que salieron del Collegio de Córdova para Tarixa, a dar principio a la nueva fundación, fue muy copioso, los sujetos que fueron nombrados para esta empresa tan de la gloria de Dios fueron los PP. Thomas de Domvidas, Antonio Yvañes, Joseph de Arze, Juan Baptista Cea, Francisco Bazan y el St.0 Melchor Martines. El Padre Thomas Domvidas era en este ticmpv rector de este c&bgic m ~ m &e ccr&iup lrz q ~ feue srfigl&s de N. P. G1. luego que acabo de ser P1. de esta Prov."., aviendo obtenido este gobierno despues que como Procurador General de esta pro^.^ para Europa traxo una muy lucida y numerosa mision de muy lucidos sugetos de España para ella. El qual dexando el rectorado se consagro a los trabaxos de tan trabaxosa mision, ya para introducir la Compañía en Tarixa, que tanto la deseaba, ya para abrir puerta a la conversion de tanto numero de infieles como ay entre los rios Pilcomayo y Bermejo, y segun las noticias, que se an podido adquirir se quentan noventa y nueve mil, y treinta familias. Abierta la puerta, y entablada la conversion de tan numeroso gentio, y con-cluida la fundacion del Collegio de Tarixa, fue señalado el P. Thomas Domvidas por nuestro P. General Tyrso Gonzales de Satalla visitador de la Provincia del Reyno de Chile, el qual cargo actualmente esta exerciendo en dicha Provincia. El segundo que fue nombrado para esta mision fue el P. Antonio Yvañez Rector del Collegio una de [268 v] las Ciiidades mas principales de esta pro-vincia donde esta la Catedral de este Obispado, y dos veces Procurador General de esta Provincia en este Collegio de Cordova. El tercero fue el P. Joseph de Arce, sugeto de mucha actividad, virtud y letras maestro que fue de Philosofia de un curso de Prov.a que se leio en este Collegio a cuyo cargo esta la universidad de todas estas Provas. El cuarto fue el P. Juan Baptista de Cea sugeto de espiritu apostolico, y talento muy aventajado de missionero ministro acabado de ser de este Collegio maximo de Cordova, y director actual del Collegio del la Rioxa quando fue nombrado para esta expedicion. El quinto fué nombrado el P. Francisco Bassan sugeto de muy aventajadas prendas que fué nombrado aviendo acavado de leer el curso de Philosofia a los nuestros en esta Universidad con mucha acepcion de todos, y aprovechamiento de sus discipulos, el qual concluida ya la fundacion del Ce!legie 4e Tzrixa qiledando per m~ r a d n rd e e!, ~ e n ~ l ~tzmy-obie n crin la vida gloriosamente aviendo salido en mission a recorrer el partido y terminos de la ciudad de Tarixa en una de sus estancias mas principales en donde le quiso Dios premiar sus gloriosos travajos. El StP Melchor Martinez fue como procurador desta mission, aiudo no poco a ella solicitando el sustento de los misioneros en la nueva fundacion con su mucha actividad, y solicitud. Esta pequeña compañia de soldados de Jesus que constaba de solos seis salio desde Cordova de donde hasta Tarixa hay muy cerca de trecientas leguas. Luego que salieron dieron principio a su mission en una estancia de este Collegio donde se juntaron de toda la comarca los estancieros, y se dio principio a la mision del viaje a que correspondio el fruto en todos aquellos estancieros, segun la necesidad de doctrina que tenian como tambien en todas las estancias y poblaciones hasta Tarixa, y tanto maior cuanto mas carecian del trato y comercio de los nuestros. En Santiago del Estero donde tenemos Collegio dieron principio a una mision, con el acto de contriccion, y platicas por las calles prosiguiendo en los demas dias con los sermones de los novisimos en la forma que se estila en Europa siendo esta la primera vez que se dio feliz principio a tan santo ministerio en esta ciudad, fue grande el concurso y el fruto no menor sin que quedase adulto alguno, que no hiciese las diligencias para ganar el santo jubileo: reformaronse las costum-bres, compusieronse las enemistades, que eran grandes entre los principales reconcili[269]andose los unos con los otros, y metiendose por las puertas de sus contrarios a pedir perdon. En esta misma conformidad se hizo la mision en las Ciudades de Tucuman, Salta y Jujui correspondiendo asi mismo el fruto a los trabajos y celo de los misioneros. En la ciudad de Jujui encon-traron los Pes. misioneros con el Maestre de Campo D. fuan Joseph Campero de Herrera que acauaua de llegar de Yaui a recevirse por el Alcalde ordinario, de esta ciudad, y principalmente para hacer la escritura de donacion de la cantidad necesaria para la fundacion del Collegio de Tarixa en la forma y manera siguiente. En virtud del poder que tengo de DP Juana Clemencia Bernardez de Gvando mi muger renunciado como expresamenre renuncio por eiia y por mi la ley de mancomunidad por cuando aviendo llegado a esta ciudad de Jujui, el Rd? P. Thomas Domvidas religioso de la C ~ m p d. e~ J hs. con orde- nes y patentes del Rd.O P. Gregorio de Orozco Provl. actual de esta Prov.% asistido de otros religiosos de la mesma comp.a, a fundar el Collegio de la Villa de San Bernardo de Tarixa en cuio efecto se halla proximo a pasar a dioha Villa y de ella a haser escala a la conversion de los indios Chiriguanas fronterisos y de la jurisdiccion de la provincia de los Chichas del distrito de las Charcas se dedica la fundacion del Collegio de la Comp.& de Jhs. de dicha Villa de Tarixa a la Prov." del Paraguai, y porque conseguirse dicha fundacion sera de mucha gloria de Dios, y su St.0 servicio y de su madre bendita como se halla experimentado en las demas fundaciones de los Cdle-gios en estas Provas. por la conservacion, cuidado, y Sto. celo en gracia y provecho de las almas consuelo espiritual, y continua doctrina en que se halla experimentada esta devota religion en qualquiera de sus asistencias en la enseñanza no solo de la juventud española, sino en la conversion de los naturales mas retirados a este bien comun que son los infieles comunicandoles el conocimiento del culto divino por medio de la doctrina christiana buscando para ello iüdüs los medios mas urgentes que se necesitan para grangeu, y cariño de sus voluntades, a que se aplican sus continuos exercicios, porq. siendo en mi estimación y de la dicha mi mujer este el mas glorioso empleo deseamos con vivos [269'v] deseos desde años pasados el que se consiga obra tan del servicio de ambas rnagestades debaxo de dicha mancomunidad, y en aquella via y forma, que de derecho lugar aiga. Otorgo por mi y por la dicha mi mujer, que hasemos gracia y donacion irrevocable de las que el derecho llama intervivos de la fundacion de dicho Collegio de la Comp." de Jhs. en dicha Villa de Tarixa, y para ella y en su nombre a dicho Rdo. P. Thomas Domvidas fundador de dicho Collegio es a saber primeramente de dos solares en la plaza de esta Villa. Assi mesmo hago donacion de las tierras nombradas Señor Sn. Juan y Sn. Geronimo en la hurisdiccion de dicha villa. Itten de los frutos que tocan de parte y les estan adjudicados a la dicha D." Juana CIemencia Bernardez de cuando mi mujer en la hacienda de la angostura Jurisdiccion de dicha Villa de Tarixa en la porcion correspondiente a los diez y nueve mil pesos que se señalaron en dichas haciendas, que esta rrenta corra por espacio de ocho años por juzgar ser esto lo suficiente para dicha fundacion y conversion de infieles. Heoha la escritura de donacion a satisfaccion del Fe. Ror. Thomas Domvidas salieron los Pes. Missioneros de la ciudad de Jujui para la de Tarixa en compañia de su fundador Dn. Juan Joseph Campero de Herrera, mui gustosos experimentando en el camino los favores de su mucho affecto a la Compañia y mucho mas en Yaui, que es una hasienda, o poblacion de mucha consecuencia de Dn. Juan Joseph Campero en donde de ordinario reside distante de Tarixa veinte leguas, y de Jujui treinta. Despues de aver receuido muy sobresalientes agasajos en Yaui, asi de su fundador, como de la fundadora D.a Juana Clemencia Bernardez de cuando salieron para Tarixa donde ya impacientes de su tardanza les esperaban encontrando en el camino mucha gente que o movida de la novedad, o de afecto salian a dar la nora-buena de su venida a los res. muchas leguas distantes de ia ciudad de Tarixa, a quienes los Pes. correspondieron, con las exortaciones acostumbradas de la rnission que iban haciendo por las estancias, y poblaciones confessandose todos y reconciliandose con Dios, y experimentando las influencias de los ministerios de la Compañia. Los ciudadanos de Tarixa; antes de ser reveuida en la Ciudad. A una legua distante de ella salieron los Religiosos de Sn. Juan de Dios adelantandose a todas las Religiones y dieron la norabuena de su venida a los padres con muestra de mucho agrado y benevolencia, a estos se siguieron los Religiosos de Sn. Francisco, y luego los de Sn. Agustin, que todos salieron al camino. Después de las Religiones se siguio el cabildo secular y otra muoha gente; a vista del pueblo salio [270] inmediatamente el cavildo eclesiastico. En este puesto puso el Teniente de la Ciudad toda la gente en orden a que se seguian los Regidores, y Alcaldes de la Ciudad, y luego los Religiosos que llevaban en medio al Pe. Visitador de Chile Thomas Domvidas #(que ya para este tiempo tenia la patente de Visitador) y los demas Pes. Salia la gente a las puertas de sus casas y por las calles a ver aquella novedad jamás vista con repiques de campanas, y demostraciones de mucho regocijo. Hospedados en la casa donde avian de vivir, vinieron los Religiosos de S. Domingo y dieron asi mesmo la norabuena de la bienvenida a los Pes. Diose feliz principio a los ministerios de la Compañia con un acto de contriccion de noche a que se siguieron los sermones de mision que se acostumbran, con =-y^r c~nciirsn,~ o c i o ny f ~ s t eq ue en ~ i n g ~ ~den a18 s 2 demas ciudades concurriendo de todos 10s valles y cercanias con mucha piedad, y como quien tenia tanta necesidad de enseñanza y doctrina pues en toda la cuaresma hasta que llegaron los Pes. no se avia oydo un,solo sermon siquiera ni una platica ni exemplo aviendo tantos conventos y sacerdotes de suerte que movida de la novedad la gente, decía a voces ojala E saliesen todas, y se deshiciesen los conventos, y quedasen solo los Pes. de la Compañia de Jesus de que se origino el darse calor luego a la fundacion mE haciendo exquisitas diligencias asi los del cavildo como los particulares e ofreciendo sitios a escoger deseando cada uno tener su habitación junto a 5 la nuestra. Sierta Sr.& no quiso salir de su casa ,que era necesaria para la fun-dación y fue tanto el sentimiento, que todos hicieron en especial sus parientes que la afearon mucho y reprehendieron su desatencion no concurriendo a una E m obra tan del servicio de Dios y bien de su Patria, y movida de sus razones la ofrecio, mas porque quedase gustosa se le pago mas de lo que valia con g limosnas que para ello se juntaron. n Estas aunque no han sido cuantiosas por la mucha pobresa de los mora-dores han sido ofresidas con mui buena voluntad saliendolas a pedir el Cavildo, que juntaria hasta diez o doce mil pesos parte en plata y parte en generos ofreciendose todos a la fundacion con la gente de su servicio, y aun con sus personas acarreando los materiales, y hasta el Prior del Convento de S. Domingo ofrecio alguna de la gente de su convento y viendo el fruto que se hacia agradecidos a su fundador le escribio el Cavildo mil parabienes por 12 insigne &r. n,ge hicia en t-c gr.n.ie bien Republica rin,&e&ole las devidas gracias por aver dado a sus mismas casas para nuestra habitacion. Entablada en esta forma la fundación se dispuso el que [2TíYv] huviese escuela de leer, y escribir con mucho numero de niños que a porfia se van juntando con gran consuelo de sus Padres, y utilidad de la Republica, y dispuesta la casa en forma de Collegio se celebro en su nueva Iglesia la fiesta de N. S. Pe. que fue la primera que ocurrio. Luego se hizo una mision recorriendo todo el partido y jurisdiccion de Tarija, que son los valles de la cuiiCeP&óii Chaicrpa y Ri0 Berucju, a y a gente aU~icr~r iernae ce-sitada, asi de la doctrina cristiana, como de la administracion de lo demas, para cuyo efecto pidieron licencia los Padres Misioneros Joseh de Arce, y Francisco Basan, porque eran muchos los amancebamientos, por no tener forma de quien los pudiese casar por su mucha pobreza, y los curas sino ven ya la paga, primero no les querian administrar el Sacramento del Matri-monio, que eran 12 pesos de informaciones y 12 de velaciones sin los cuales no avian ruegos, que valiesen para que los quisiesen casar, todos estos daños se remediaron con la licencia que dio el Cura y Vicario a los Padres Misio-neros, y se abrio puerta para la conversion de los indios Chiriguanas en esta Mision. DE LOS MEDIOS QUE PUSIERON LOS PADRES MISIONEROS JOSEPH DE ARCE, Y FRANCISCO BASAN, PARA GANAR LAS VOLUNTADES DE LOS INFIELES CHIRIGUANAS, Y DISP08ICIONES PARA LA EN-TRADA DE SU CONVERSION. ~ i iio poc~o pzlia ~.facilitar iesta ~ los ~indios C~BsUariu~s, ya antiguos de las misiones del Parana, y Uruguay como se experimento en los effectos, pues a no haverlos traidos; huviera sido mucho trabajo, grande el peligro, y poco o ninguno el fruto, como se vio en Ia entrada del Pe. Pedro Alvarez y otros Pes. de la Provincia del Peru, que ya avian estado entre ellos años antes, porque se persuadian los indios, que el juntarlos los Pes. era para que los españoles se sirviesen de ellos como se sirven de todos los indios del Peru sus vecinos, cosa a que tienen mucho horror esta gente, y que les retrahe de recibir la fe, rehusando el tener sacerdotes en sus tierras, y esta persuasion, que no carece de fundamento les disuadieron los indios ya cristianos de nuestras misiones, contandoles los bienes de que gozan en sus Pueblos haziendose cristianos, y estando al cuidado de los Padres de la Compañia que los defienden de los españoles, por cuya causa han padecido mucho conservandolos en su libertad, sin que ninguno sea osado a moles-tarlos en sus pueblos. Ayudo asi mismo a esta entrada y conversion el Maestre de Campo Don Diego Porcel de Pineda, y su hijo el Capitan Don Diego Porcel de Pineda por ser mucha la autoridad que tienen para con estos in-fieles, y mucho el amor, y fidelidad con que ellos les corresponden defen-diendoles siempre de las vejaciones de los Españoles. Luego que vieron que los Padres traian indios cristianos de sus Misiones dixo Don Diego Porcel, que no avian hecho los Padres cosa mas acertada, que traerlos porque su dicho es a quien an de dar mas credito, y luego se fue experimentando ser asi. Estando en este estado las cosas consolo Dios a los Pe.s. . con 6 indios infieles de pilcG=.,aio con sU casiqU11eLT 1a60 . ~ k ~ ~ vi~cier~on ~ veir:ü,s con muestra de mucho afecto, y benebolencia, que la mostraron en un pre-sente de pescado, que les traian, y fue cresciendo mas este afecto con la comunicacion de los indios cristianos, en especial en el Cacique que ardia en deseos de que los Pes. fuesen a sus tierras para poder cuidar de ellas, como cuidaban en el Paraguay de sus parientes, y llego a tanto esta buena disposicion, y amor, que cobraron a los Pes. junto con gran respeto, viendo el sxemplo de sus parientes, que ia no salian de casa sin avisar, y pedir licen-cia a ios Pes. Aiegrabanse mucho de oir cantar a un muchacno musico que trageron consigo los Pes. y mas oiendo algunos cantarcillos en su propia lengua, y el uno de ellos indio de lindo natural llamado Yrapuii, que luego tomo el nombre de un Pe. por el amor que le cobro, tomo muy a pechos el aprender las oraciones, y dixo, que luego que fuesen a sus tierras ayi [271] les avia de entregar un hijo unico que tenia de pocos años, para que le tuviesen consigo, y lo enseñasen. Con este consuelo suyo, y maior el de los Pes. estuvieron en casa 8 dias, mas no le dieron semejante otros tres indios, que con su Casique vinieron del Rio Vermejo, llamado el Casique Marucu, y es reladino como todos los de aquel rio lo son mostroles muy poco afecto, y no pequeño disgusto de que intentasen entrar en sus tierras, diciendo que pretendian enjañarlos, y que iban a ella a servirse de ellos, y llevarlos plata por los casamientos, y entierros, y no daban entero credito a los que los indios de los Pes. les decian del modo de proceder de los Pes. Disimulaban estos los Pes. y los agasajaban igualmente que a los 6 de Pil-comaio, llegaron estos tres el viernes St.O y no les pudieron detener mas que hasta el Domingo de Paschua, en que por la tarde se les procuro festejar mostrando los indios ya christianos sus habilidades, de que gustaron mucho los infieles en especial los 6 de Pilcomaio. Acabado el festejo se partieron para sus tierras los tres indios del rio Vermejo despues de aver sido agasaja-dos con algunos donecillos en orden a ganarles la voluntad. y los del Pil-comaio se estuvieron ,hasta el tercer día de Paschua gozando del buen agasajo, de los Pes. a quienes pidieron todos, y principalmente el Casique, que les permitiesen llevar 4 indios de los que a los Padres acompañaban, para que viesen a sus parientes, y les dixesen las cosas que a ellos les avian dicho, porque les avia de ser de mucho consuelo, y que hecho esto todos los arnarian como ellos teniendo noticia del modo de proceder de los Pes. y que el mesmo en persona los acompañaria, y guiaria por los Pueblos. Concedieronselos los Pes. juntamente agasajandolos lo mejor que pu-dieron dandoles de nuevo algunos donecillos. Despachado los 4 indios con advertencia de que viesen todos los pueblos de Pilcomaio, y avisasen de los intentos de los Pes. exortandolos a recebir su doctrina, y despues de esto vinieron a ver a los Pes. 7 Chiriguanas del rio Vermejo, y el uno de ellos era el Casique mas principal, de aquel rio, pero con muestras de muy poco afecto, y con acciones, que indicaban aversion, y diciendoles los Padres, que deseaban ir a sus tierras, respondieron que si fuesen tratasen de volverse luego por que ellos no gustaban, de que estuviesen alla mucho tiempo, y al dia siguiente pasaron para Tarixa los 7 indios a vender sus cosillas, y los Pes. fueron en su seguimiento, en especial por dar alcance a otros indios que avian pasado de largo, sin verles, y fue providencia de Dios, porque aunque no dieron alcance a los Indios, que avian pasado de largo sin verles alcanzaron al Casique Chapuarague en ocasion que dos clerigos, y dos espa-ñoles le estaban dando cordelejo, y el estaba muy enojado porque le avian L--L->- 2- L ----- LA. L:-: ------ 7-- ,,- ".. -.+a A,.,L*A:n..--la -,."+...."A-LldLdUU UC UUl l dLl lU. l l l ~ 1 5 1 ~ 1 1IV3 3~ I CJ. UG J U p a l ~ cU GILIIUI~IVIII~ IIIVDLI~IIUV tener sentimiento del mal tratamiento que le avian echo, dandole a entender, que se iban por no oyr aquellas cosas, que le decian, y cuando ya venian caminando los Pes. el Casique fue en su seguimiento y abrasandose con el Pe. Joseph de Arce le &o, que ya conocia que le amaba, pues con tantas demostraciones de afecto le mostraba el amor, que le tenia, y caminando con el Fe. al apearse de su mula el indio en la estancia donde se avian de hospe-dar, ya de noche disparon la mula con todas sus cosillas por entre montes, y malezas sin que hubiese quien la pudiese arrapar, pesaroso el indio de su trabajo, dando ya por perdida la mula mostrando tambien sentimiento el Pe. de su trabajo despacho alguna gente, que la fuesen a buscar, y quiso Dios, que aunque era de noche encontrasen con ella, y se la trajesen sin que se le perdiese cosa alguna: aqui fue donde el Casique no sabia que hacerse con los Pes. abrasandoles y besandoles las manos, ofreciendoles el que los acom-pañaria, cuando fuesen a sus tierras, y que les ayudaria en cuanto pudiese, y finalmente este buen indio entre todos los del rio Vermejo es el unico, que a mostrado amor a los Pes. y se espera que les ayudara no poco. No hallaron tal correspondencia en otro Casique del rio Vermejo Uamado Perucho de Santa Maria, que venia con otros tres indios vasallos suyos, que casualmente [2Tl v] llegaron a hospedarse en una estancia, en donde estaban los Pes. que era la del Alcalde Provincial Fernando Ximenes Sambrano, y llegandoles a hablar los Pes. los recibieron con señas y con voces desento-nadas diciendo, que no tenian que ir a sus tierras, que si iban se volviesen luego por que temian que sus mugeres lres avian de dar veneno, y que muertos luego irian los Españoles a vengar sus muertes. No querian oyr razon alguna, y diciendoles que parecen querian ir a ver las llamas del infierno; rerpn-dieron que los dejase ir con la trampa alla. Viendo los Missioneros, que no hacian cosa, y que no oian tampoco lo que sus indios les decian se retiraron a encomendarles a Dios N. Srao y entonces dicen que los amenazaron con la muerte si iban a sus tierras, y sabiendo esta amenaza el Alcalde P1. le dixo al cacique, que era lo que avia dicho, y que viesen lo que hacian, que si tocaban no en el Pe., pero aun en la mas minima cosa suya, iria en persona con españoles a sus Pueblos a sacarlos a todos, y acabarlos, con esta amenaza nego aver dicho tal cosa, y se mostraron menos sobervios aunque nada blan-dos. Este Casique segun dicen Españoles, e indios, es de malas artes, y que tiene o ha tenido trato con el demonio, y como amigo suyo se opone a su reduccion, y obra tan del servicio de Dios. Dice el que es cristiano, y que lo baptizo uno de los nuestros antiguamente, y no se le hecha de ver, y el Maestre de Campo D. Diego Porcel dice que miente. Cobro mucha estimación para con los suyos con sus embustes, y malas artes segun dicen todos: y el apellido de Santa Maria, se lo an puesto los españoles, por aver fingido años ha, que Santa Maria estaba en una cueva, y que un negrito la servia, o porque el Demonio se transformo para engañar a esta pobre gente; como lo consiguio engañando tambien a dos españoles, que le fueron a rendir adora-ciones con Perucho. Quiso también engañar al Me. de Campo D. Diego Porcel, y diciendole qw aquel era el demonio, que los engañaba no quiso ir, y se vio ser verdad, porque llevandole un escrito con el Aiabado, y acercandose a la cueva desaparecio aquella vision diciendo que me buscan aqui, y con este suceso cayo de su estimación, aunque siempre tiene mucha. Esta misma resistencia, y muestras de poco afecto se reconocio en otros muchos indios del rio Vermejo, que encontraron los Pes. por los Valles donde iban haciendo su mision hasta que ultimamente llegaron a la Characas, y estancia del Me. de Campo Di Diego Porcel, quien con su hijo el Capitan D. Diego se ofrecio a acompañarlos en la entrada a los pueblos de los infieles, para vencer con la ayuda del Señor y la compañía de estos tan afectos nuestros muchas dificultades, quienes usaron con los Pes. de muchas finezas susten-tandolos y haciendo lo mismo con la gente de los Pes. Concluida la Mission se volvio el Pee. Francisco Basan a Tarija por orden que tenía de los su-periores dexando al Pe. Joseph de Arce solo, que esperaba al Fe. Miguel de Val de olivas señalado para este efecto en lugar del Pe. Francisco. Aviendo quedado solo el Fe. Toseph de Arce esperando al Pe. Miguel de Val de olivas le vinieron a buscar dos caciques del Pilcomaio, que le dieron noticia de los indios, que avia despachado mes y medio antes con el Casique Chuacari, y que le venian a buscar por las noticias, que avian adquirido de los indios exploradores, que quedaban con salud muy agasajados de los Casiques indios de aquel rio, y que el les avia tenido en su casa, de donde avian pasado adelante a explorar otros Pueblos, por donde iban divulgado la forma de su venida y que estaban deseosos de que fuesen a sus tierras y añadieron que no fuesen a los pueblos del rio Vermejo, porque era mala gente, y que en su tierra seriamos bien recibidos. Con estas noticias se fue el Pe. Joseph de Arce al valle de la Concepcion a esperar al Pe. Miguel de Valdeolivas, que havia llegado de Salta a Tarija, y persuadido con bastante fundamento que se detendria mas de 10 conveniente en Tarija por falta de avio determino pasar a Tarija el Pe. Jose [272] de Arce, y traerle consigo en donde encontro a los Pes. Antonio ibañez y Juan Baptista Cea, que avian llegado de los Lipes de hacer una mission, en que se hizo mucho fruto pues asia mas de 40 años y cerca de 50 que no avian visto Pe. de la Compañía, y asi era mucha la necesidad, qie avia de reforma. Huvo confesiones generales de 2.01 y 30 años, quitaronse muchos amancebamientos y escandalos. Concurrio de todos los minerales Ia gente que era mucha por concurrir a ellos de todas partes, con la codicia de la plata, que los tiene tan embelesados que apenas los dexa atender a su salvación. Consolado el Pe. Jose de Arce con la venida del Pe. Miguel de Valdeolivas, dio la vuelta al rio Vermejo saliendo de Tarija, al siguiente dia encontraron con los dos Casiques Huiraporu y Yaicura, que se volvian a Pilcomayo, a quienes consolo con decirles presto iria a sus tierras. Llegaron a la estancia de D. Diego Porcel en donde encontraron una tropilla de indios Chiriguanas del mismo no, que avian venido a ver al Me. de Campo con animo de saber los intentos de los Pes., que se mostraron secos al parecer, y esquivos (porque esto an menester los reladinos) aunque al dia siguiente les fueron agasajando con palabras blandas, y amorosas, con que se reconocio iban cobrando amor, y aviendolos hablado el Me. de Campo y su hijo el Capitan D. Diego, muy en favor de los Pes. y diciendo llamasen a los demas Casiques, para que diesen satisfacción a los Pes. de sus necedades, se volvieron a sus tierras. Poco despues de averse estos partido llegan otros 4 indios del ultimo pueblecito de este rio Vermejo con su cacique Marucu que avia estado con los Pes. en Tarija, y no avian encontrado a los arriba dhos.indios, que se volvian a sus pueblos por la angostura del rio Vermejo viniendo ellos por el alto, y lo tuvo dcho. Casique por acierto; por ser los otros sus contrarios con quienes estaba muy enemistado, por una riña que avian tenido, y temia a los &ros por ser micho< mas en numero y tenerlos por contrarios. Reco-nocieron los Pes. en este Casique y los suyos buenas voluntades deseosos, que fuesen a sus tierras. Despues de estos llegaron dos Casiques de Pilcomayo los quales eran principales en compañía de Sepe uno de los 4 indios que avian despachado los Pes. el qual vino dexando a los demas compañeros (que iban corriendo y viendo los demas pueblos) a ruegos de los Casiques que le pidieron los acompañase porque deseaban ver a los Pes. y que aviendolos visto se volverian juntos, y que irian con el acompañandole al pueblo del Casique ~ om~ . r i p dq,u e le ~~auia~Uya , deseo';a mUc-.--hl-. 11-- k---- a-+-- .,AL", ..,'X~",L,,, U,,", des Casiques Caripi, y Yaparu, y traia cada uno un esclavo Chane que les servia y cuidaba de sus mulas con notable puntualidad. Fue grande el consuelo que los Pes. tuvieron de ver y comunicar a estos indios tan diferentes de los del rio Vermejo, porque era muy grande, y desin-teresado el amor, que les tenían, y el deseo de que fuesen a sus tierras significandoles el que tenian todos los del río Pilcomayo de que fuesen a sus tierras para agasajarlos. Decian y no acababan los indios nuestros de los mu-chos favores, que les hicieron en todos los pueblos a que llegaron (que fueron 10 en Pilcomayo y tres en Taracura) a quienes dieron a entender el orden, y buen modo que teniamos en cuidar de sus pueblos llenandolos de mil bienes, sin que huviese españoles que los molestase, a cuyas razones movidos dixeron los indios infieles estos son los Pes. que hemos buscado y dixeron a uno de los indios de los Pes. que de vuelta le mostrarian algunos campos a proposito para vacas y para la fundacion de pueblo donde se juntasen. Desean mucho estos indios se abra camino por Pilcomayo para el Paraguay, y nues-tros pueblos de Yndios, porque sabian la abundancia de vacas que ay por alla, pretendiendo participar de ella para remedio de las muchas ambres, qce pYe~e11~ r i g i ~ l ~ ddze s 11 l ~ n g ~ s t aq,u e zpir^de~zndir^sde e sus tierrzs todas las talan y también de las secas, que muchas veces no dexan criar las simientes, 1272 v] y no se duda que si vienen vacas se reduciran todos los Pueblos tan numerosos en brevedad. En fin agasajaron 10s Pes. a los dos Caciques lo mejor que pudieron, y ellos agradecidos de las cosillas que les dieron para su posada las miraban y remiraban diciendo mil bienes de los Pes. y el Casique Carapu pidio la me-dida de los singulos de los Pes. para mandar hacer a su muger otros seme-jantes diciendo les vendria a encontrar en las salinas, y los trairia. Despa-charonlos ultimamente con Sepe uno de 10s 4 indios a quien dieron los Pes. algunos donecillos para un Casique que con el avia enviado unas tapacuras, o ligas bien hechas de mano de su muger de presente. Que todo esto muestra el grande afecto, que les tienen y buena disposicion, para su reducción (devido todo despues de Dios a los 4 indios, que despacharon y al lo mucho que han dicho de los Pes., y su santo proceder, y de las cosas de sus pueblos, y los muchos bienes que gozan por su medio). Poco despues se volvio el Casique Marucu de este rio a su pueblo, con mucho mas afecto a los Pes. del que antes les tenian, biendo el que les mostraban los casiques del Pilcomayo, y oiendo las cosas, que asi estos como Sepe, decian de los Pes. El dia si-guiente llegaron dos Casiques de este rio, que avia enviado llamar el Me. de Campo D. Diego Porcel, que llegaron en buena coiuntura hallando aqui a los dos dhos. de Pilcomayo. Llamabase el uno Gregorio y el otro el vellaco de Perucho de Sta. Maria, los cuales con lo que el Me. de Campo y su hijo Ies dixeron, y con lo que vieron y oieron en los de Filcomayo, y Scpe, dieron mucha satisfacci6n a los Pes. diciendo eran mentiras aquellas, que de ellos se avian dicho, y que aseguraban fuesen a sus tierras. Correspondieron los Ws. con algun agasajo asi ellos como a sus vasallos que les acompañaban. Volvieron finalmente para Pilcomayo Sepe con los dos casiques Carapu y Yaparo, y poco despues se volvieron los dos casiques dichos con mejor corazon y disposicion para con los Pes. y para su reduccion que se espera conseguir con brevedad aviendo medios, que es lo que les falta. En este ~iempo enconrraron a 9 indios de ios Ojotaes, empiumacios con piumas cie diversos colores, y armados de sus arcos, fleohas, lanzas y macanas y cargados de sus bolsas y redes llenas de diversos trastillos, que traian para rescatar cuñas y cuchillos: llegaron en ocasion que el Pe. Joseph de Arce, estaban resando junto al toldo, y aunque venian silvando y metiendo mucha bulla, no se sobresaltó, por averle dicho el Me. de Campo poco antes, que poco podian tardar los indios de los Ojotaes, y que se olgaba llegasen estando los Pes. alli, porque esperaba se avia de hacer algun fruto en ellos. Habloles el y el Capitan D. Diego su hijo, que sabia la lengua Mataguaya, y les dixeron el fin de la venida de los Pes., y dieron muestras de olgarse. Luego los fueron a ver con el Me. de Campo, y los agasajaron con algunas casillas, y les hablaron por medio de algunos Mataguayos ladinos, de los que aqui tenia el Me. de Campo diciendoles lo que les convenia para su salvación, y para librarse de los peligros, en que les ponian cada dia los españoles, los Sobas, y Chiriguanos, y que estaban para ir a las salinas con el Me. de Campo, y su hijo, y que si querian gozar de los bienes de que gozan los indios de quienes cuidan se fuesen cuanto antes tras ellos, con toda su gente y chusma, y que allí arian pueblo juntandolos con los Mataguayos sus parientes con que estarian a su cuidado libres de sobresaltos: y prometieron con mucho gusto de ir quanto antes y con este intento se partieron de los Pes. para el rio Lupo con mucho consuelo suyo Habitan eitoi en el rio dirtante '30 legiiar de la estancia del Me. de Campo, y otro tanto poco mas, o menos de los Chiriguanas de este rio hacia el Sur. Archivo de la Provincia de Toledo S. 1. 3 Miscelánea, tomo 15, fols. 26.9-274. - 0 m CAPITULO 5." EPIGRAFES 8 Y 9 DE LAS CARTAS ANNUAS DE LA E COMPAmIA DE JESUS DE LA PROVINCIA DEL PARAGUAY DESDE O EL ARO 1698 HASTA EL ARO 1700 ESCRITAS POR EL P. IGNACIO DE FRIAS PROVINCIAL DE LA MISMA PROVINCIA n E El año de mil seiscientos noventa y cinco a los principios del Provincialato a del P. Simón de León fué el P. Superior Juan Bautista Cea a visitar segunda n vez la Reducción de San Francisco Xavier en la cual hallo al P. Francisco n de Hervás que cuidada de ella y al P. José de Arce que había venido de Nuestra Señora de .Guapay a traer un pobre socorro de vino para decir misa 3 O al P. Francisco de Hervás porque estaba muy necesitado y había mucho tiempo qie estaba solo por haber ido el P. D i l o Centeno a suplir en la misión de los Padres del Perú por dos Padres que allí habían caído enfermos. Pocos meses antes que llegase el Padre Superior una parcialidad de los Chiquitos llamados Tabicas de que hasta entonces no se tenía noticia había dado en un pueblo de la misma nación en que ya había algunos bautizados y llevado cautivas algunas mujeres. Estaban los Padres Francisco Hervás y José Arce para ir a apaciguarlos y rescatar las mujeres, pero el Padre Supe-rior quiso ir en persona a una acción de tanta caridad y así lo ejecutó 11 3- -1 T) r ---- :--- U -e-. ^- L ..-- a- :-a:-.. -..:"A: ~lcvuuu cuual~u di r. rlaiiclacu ric~vaa y uucii riuiirc~u uc LUULU~ u ~ a ~ ~ a u u a de los Piñocas y catecúmenos de los mismos Boros. Llegaron a los pueblos de los Tabicas y les hablaron con tan buen modo que juntandose al excelente natural destas naciones no solo les dieron las mujeres cautivas sino que pidieron misioneros que les asistiesen porque querían ser cristianos. Esto lo pidieron tan de corazón que el P. Superior hizo levantar una cruz y puso por nombre a esta misión Sn. Rafael y habiendo bautizado Funda la muchos infantes se volvieron a la reducción de Sn. Francisco Reducción de Xavier. Por el mes de noviembre del mesmo año volvió el San Rafael. P. Superior Juan Bautista de Cea a Tarija y halló que le había sucedido en el oficio el P. Joseph de Castañeda que cuidaba de la reducción de Sn. Ignacio de Taraquea quien viendo la cortedad de medios, el poco fruto que allá se hacía y el grande que prometía la nación de los Chiquitos desamparó aquella reducción retirando al Valle de las Salinas al P. Miguel de Yegros que le había sucedido en el cuidado de ella. Por el mismo tiempo le sobrevino una tan deshecha tem- Venida de los pestad a la misión de los Chiquitos que estuvo a pique de I;or&rÚesr=- qüedar deshecha pere e1 Se%x a quien el 21.r JT e! viente obedecen guió las cosas de modo que la borrasca que pre-tendía sumergirla antes sirvió para adelantarla. A mediado de Febrero del año de 96 vino pasando de pueblo en pueblo y llegó a San Francisco Xavier noticia de que los portugueses del Brasil habían pasado por enero el Río Paraguay, que venían a sus malocas de apresar indios y que se gloriaban de que habían de destruir a Santa Cruz de la Sierra. Esta noticia había dado un indio Guarayo de nación de los que años pasados habían cautivado; el cual al pasar el Río Paraguay se les había huido. Considerando esto los PP. que cuidaban de San Francisco Xavier y el peligro en que estaba aquella reduc-ción resolvieron que se hiciese una espía hacia el oriente por donde había venido la noticia. Salió pues el P. Joseph de Arce a ella llevando en su compañía dos indios mozos y otro de más edad práctico de aquellos lugares. Pero por aquellos pueblos de los Boros llegó a los de los Tabicas y de allí a los de los Taucas siempre con el rumbo al oriente hasta hallarse cincuenta leguas distante de la reducción de San Francisco Xavier, de donde salidos todos les recibieron con grande alegría y les pedían les hiciesen de Dios, principalmente los Taucas que cada día oían la palabra de Dios con grande atención y deseo de saber la doctrina cristiana y de bautizarse. En estos pueblos se certificó de la venida de los portugueses por medio de los que se habían escapado de sus manos y habían dado la noticia a algunos de estos indios que andaban cazando. Tres indios Taucas vinieron al P. y le dijeros que en sus pueblos oían tiros de las escopetas de los portugueses y que si "oi -i-s taha le llevarían donde el mismo los oyese: pero porque para llesar a sus pueblos era necesario pasar un grande monte muy cerrado y si se abría era dar paso más fácil a el enemigo, le pareció al P. más acertado no pasar allá sino hacer que todos se retirasen de aquella parte del monte. De aquesta ocasión les persuadió una cosa que antes no se había podido conseguir y fue que se juntasen unas parcialidades con otras en pueblos grandes para poderse defender del enemigo. Que diesen principio a una o dos reducciones y así se ejecutó escogiendo parajes algo distantes la tierra adentro por la .*,-e.Ii iayur u"fGi*g?.u,.:r,r-lu"a,-ul . T,-.- T.,h;,."" o",.n"; O,,,-.,. -1 7.,mn,.n x, h:,.; e,.nn =,, ,-,,,a kln ,.n,, uva lauircra rarvgar lvi i ri vcryvrv J ~ l i r ~ r uruu y~ur~u ru r v r i el nombre de San Rafael que es el que les había puesto el P. Juan Bautista de Zea y los Taucas escogieron el Parabatan y allí hicieron su pueblo con nombre de Sta. Rosa. El Padre los doctrinó algunos días hizo algunos bautis- mos y dio la vuelta a la reducción de San Francisco Xavier acompañándole muchos indicos Tabicas y Taucas. Habiendo llegado fue forzoso que el mismo P. Arce pasase a Santa Cruz a dar aviso al Gobernador y pedirle socorro de españoles. Púsolo luego en ejecución pero llegando al río Guapay no lo pudo pasar por venir muy crecido y acabándosele el sustento se vió obligado a volver atrás dejando una carta para el Gobernador en una cruz que levantó en el camino con esperanza de que en breve vendría alguno por allí que la viese y encaminase. Así sucedió porque de allí a pocos días pasando el P. Juan de Montenegro sujeto de la Residencia de Santa Cruz la halló y despachó al Gobernador de que resultó enviar un cabo con doce soldados que fuesen a certificarse de la venida del enemigo, de sus fuerzas o intentos. Hicieron estas diligencias por el mes de Junio de aquel año y a fines del mismo mes los dos Padres que cuidaban de San Xavier mudaron la reducción a un sitio más seguro y fuerte en las riberas del mismo río en que estaba a quien los naturales llaman Aperé y los españoles Río de San Miguel. Y pasaban en continuos sobresaltos porque el portugués había ya dado a principios de mayo en los P e h q ~ ~qicse d i s t h z ~ ? de allí dos días de camino a poco menos. Redujéronse al pueblo sobre los que ya habían cerca de mil almas de los Eoros, Taucas y Piñocas que estaban cerca de los Peñoquis y todos estos juntos con el consuelo desta reducción acarreaban a los Ps. nuevos sustos. Los soldados que envió el Gobernador por exploradores Vienen luego le avisaron como el enemigo estaba en tierra. Lo mismo soldados de hizo el P. Superior Joseph de Castañeda que llegó a la Reduc- Santa Cruz. ción de San Francisco Xavier en este tiempo despachando al P. Juan Bautista de Zea a Santa Cruz a solicitar que con toda priesa viniese fuerza de gente armada la cual lleg6 a nuestra misión a muy buen tiempo. Llegaron pues 130 españoles y allí se les juntaron más de 500 indios de los Chiquitos con mucha flechería en que aquellos días se ejercitaron adiestrándose en el modo de acometer y de librarse de las balas del enemigo. Habiendo pues caminado este trozo de gente en su busca el día siguiente por la noche lleg6 noticia a los Ps. que habían quedado en el pueblo como los portugueses habían dado vuelta por las espaldas y cogido el camino de Santa Cruz, y que al anochecer habían dado en el pueblo viejo de los Taucas y cogido alguna chusma de la Reducción que había ido por comida. No es decible la turbación que causó en todos, y luego en aquella hora se dispuso desamparar la Reducción y así se hizo caminando entre penas y llantos con tnda la chiisma de mujeres y iliSos que había cpedade en segliidento de nuestro escuadrbn para guarecerse a su abrigo y aquella misma noche se les despachó un soldado que avisase de lo que pasaba y como quedaba el enemigo a las espaldas. Hizose con tan buena diligencia que volviendo aquel pequeño campo el día siguiente a las tres de la tarde ya estaban todos una legua de la reducción y en esta los portugueses ranchados pero sin saber nada de la venida de los españoles. Juzgose por conveniente se dilatase el acometimiento hasta el día siguiente por la mañana y que antes se confesasen todos y pu-siesen Vien cuil iiüestru JeEor. Asi se hizo estando oyendo coiífesioiiea seis sacerdotes que allí se hallaron hasta después de media noche. Quebrantaron un poco el sueño; y como a las tres de la mañana dió el capitán las órdenes que se habían de guardar que fueron el irlos a cercar y puesto el cerco al amanecer despacharlos un billete diciéndoles rindiesen las armas y que sino los habían de llevar a sangre y fuego. Y que ninguno de los nuestros aco-metiese hasta que se hiciese seña que sería disparar un mosquete. Los pri-meros órdenes se ejecutaron pero esto último faltaron seis soldados de Santa Cruz que demasiadamente orgullosos cuando un indio llevó el billete se acercaron a los capitanes portugueses para que les rindiesen las armas, lo cual viendo uno de los Tupis que los portugueses traían disparó un arcabu-zazo y derribó uno de los soldados llamado Coronado. A este tiempo Andrés Florián compañero del muerto a boca de cañón derribó de otro balazo al primer capitán de ellos que era Antonio Ferraz de Araujo que los años pa-sados se halló en la destrucción de los pueblos de la Villa Rica y luego in-mediatamente desenvainando la espada mató a estocadas a otro capitán llamado Manuel de Frías y cerrando todo el campo con el enemigo a balazos y flechazos le apretó de manera que le hizo arrojarse de la barranca abajo al río de San Miguel en cuyas márgenes se había alojado y Los españoles como allí estaba profundo a boca de cañón se emplearon a y Chiquitos su salvo las balas de los españoles y las flechas de los indios, vencen a los muriendo todos los contrarios que serían como ciento cincuen-portugueses. ta fuera de tres que se escaparon y llevaron la noticia a los que quedaron en los Peñoquis y otros tres mal heridos que quedaron prisioneros y después se llevaron a Chuquisaca. De los nuestros solamente murieron seis españoles y dos indios. Conseguida esta victoria determinaron los españoles volverse al día si-guiente y persuadieron a los indios que se mudasen a un otro sitio más cercano a la ciudad de Santa Cruz y siendo deste parecer algunos Padres y entre ellos el Padre Superior les obligaron a mudarse cuarenta leguas de allí sobre el río Guapay y diez de Santa Cruz contra el parecer de otros. Y así aunque algunos de los indios tuvieron por buena esta determinación a otros les desagradó y se quedaron y esparcieron por sus primeros pueblos o se volvieron después de haber llegado al Guapay. Puesta ya la Reducción de San Francisco Xavier en las riberas deste río sucedió que habiéndose escapado de .los portugueses un indio Peñoqui con toda su familia vino en seguimiento de los misioneros hasta la dicha reduc-ción y di6 noticias que los Tabicas y Taucas habían venido hasta la mitad del camino a persuadir a los Padres que no los desamparasen y que de allí se habían vuelto a sus tierras. Con esto el Padre José de Arce, P. Juan Bau-tista de Cea y P. Francisco Hervás pidieron con instancias licencia al P. Superior para ir a cuidar de ellos y llegaron en tres días a la Reducción de San Rafael donde fueron recibidos con grande alegría de todos. Halláronse aquí algunos de la Reducción de Santa Rosa a los cuales persuadieron que se viniesen a la de San Rafael y así 10 hicieron. Luego se despachó aviso a otras parcialidades cercanas como son los Tapacuras, los Piñotos y Jamams de la venida de los Padres. Los Tapacuras y Piñotos se redujeron a San Rafael, los Xamarus ofrecieron reducirse y lo cumplieron como después diré. Capitulo 9 Mientras esto se iba obrando en los Chiquitos después de la victoria con-tra los portugueses sucedió el alterarse los indios Chiriguanos de nuestra Señora del Guapay por los malos consejos de algunos españoles contra los Padres Felipe Suárez y Lucas Caballero que cuidaban de ellos de tal suerte que les quemaron la casa e iglesia y no teniendo estos por seguros estando por otra parte muy deseosos de ir a trabajar en los Chiquitos viendo que con los Chiriguanos no se lograban bien sus trabajos se vinieron a la Reduc-ción de San Francisco Xavier. Despachó luego el Padre Superior al P. Diego Centeno escolta de españoles a la Reducción desamparada de nuestra Señora y trajo a la de San Xavier el ganado y todo lo que en ella había. Poco después entró el Padre Felipe Suárez a las tierras de los Chiquitos a juntar los que se habían quedado cuando se hizo la mudanza de San Francisco Xavier y los que después de mudados se habían vuelto a que se agregaron los Tapacuras y Piñotos que estaban en San Rafael y los Peñoquis que se habían escapado de los portugueses y de todos estos formó la Reduccih de San José que Fundación de la Reducción de San Tosé. enemigo había Fundación de la Reducción de San Juan Bautista. quedó al cuidado y enseñanza del mismo Padre Suárez. El Padre Francisco Hervás y el Padre Juan Bautista de Cea cui-daban de la Reducción de San Rafael, y el P. @ea tomó a su carso el ir a reconocer el camino de los portu-geses y puesto donde habían estado los Peñoquis para certificarse que ya el salido de la tierra. Lo cual ejecutó con felicidad y con mayor dicha fundó después en los Samucos la reducción de San Juan Bautista. Habiendo los Padres fundado estas cuatro misiones o primeras colonias de aquella nación tan excelente pasaban cuidado dellas y de su aumento aunque con suma pobreza y soledad y grandes incomodidades muy gozosos en el Señor el cual les aumentó el gozo porque el año de noventa y ocho envió el Wdre Provincial Simón de León por visitador destas misiones al Padre Gregorio Cabra1 su secretario el cual quedó muy edificado en aquel nuevo plantel de la iglesia. Volvió la reducción de San Francisco Xavier al río de San Miguel donde antes estaba pero a mejor puesto. Estuvo muy despacio en todas ellas viendo y experimentando con mucho consuelo suyo la bondad y famosos naturales de los indios Chiquitos los cuales serían en este tiempo en las cuatro Reducciones de San Francisco ,Xavier, San Rafael, San José y San Juan Bautista más de cinco mil almas. Ahora con el nuevo socorro de sujetos que ha llegado de Europa se ha aumentado el número de los operarios hasta 12 los cuales se ocupan en doctrinar catequizar y bautizar estos redimidos con la sangre de Cristo y agregar otros para que entren con ellos por el camino del Cielo. Por consiguiente han crecido las esperanzas de aumentos desta misión hasta que llegue a ser una floridísima cristiandad, porque sola-mente de la nación de los Chiquitos se pueden hacer hasta doce reducciones que tendrán más de veinte mil almas. Y si se van reduciendo los Guarayos que están allí cerca, los Xaraus, los Paresis y Mboroyaaras que son de una misma lengua y costumbres sino políticas menos barbas [sic] que las otras destas partes será esta cristiandad muy numerosa. Quiera el Señor por su infinita bondad lo veamos cumplido. Aunque deshicieron las dos reducciones de San Ignacio de Taraquea y Nuestra Señora del Guapay no se ha abandonado del todo a la conversión de los iridiüs Cniriguaiíüs, porque persevera la estaiicia de ;es& Xark eíi e1 Valle de las Salinas y en ella uno o dos Padres que demás de tener cuidado de un poco de ganado que en ella hay para el socorro de los demás misio- neros: y en lo espiritual un principio de reducción de algunos indios Mata-guayos que allí se agregaron cuando se fundó perseveran también en aquel puesto que es puerta de los indios Chiriguanos aguardando sus Padres de las luces se compadezcan de ellos alumbrando sus entendimientos para que se reduzcan al gremio de la Santa Iglesia. 1692, Octubre 24. Lima Archivo Romano S. 1. Paraquaria, núm. 11, fol. 5084. COPIA DE UNA CARTA DEL PADRE FRANCISCO XAVIER PROVINCIAL DE LA PROVINCIA DEL PERU ESCRITA AeL PA,DRE LAURO NUNEZ PROVINCIAL DE LA PROVINCIA DEL PARAGUAY Mi Padre Provincial Pax Xpti. etc. En otras tengo dada a V.R. la obediencia, y plácemes de su entrada en el gobierno de toda esa santa provincia dichosa, y feliz en merecer un Su-perior, y Padre a quien tanto la honra, acredita, y adelanta con su espíritu, y tan singulares prendas, que conserve el Señor con la salud, que como uno de sus más afectos súbditos le suplico para su mayor gloria y honra de nues-tra Compañía. En esta me precisa la obligación de mi oficio, y mirar por el crédito de mi provincia el representar a V.R. como se me avisa de Ia Residencia de Santa Cruz, y Misiones de los Chiquitos, y Chiriguanas, que algunos sujetos de esa, llevados más de su fervoroso celo, que gobernados de la obediencia, se han propasado tanto de los términos de esa Santa Provincia que se han entrado en 10s propios, y más principales misiones de los de esta del Perú. Haciendo asiento como procurador de ellas en la Residencia de Santa Cruz el Padre Diego Centeno, siendo tan cortos los medios para sustentar los sujetos precisos, que la asisten, que es necesario socorrerlos con limosnas desde Potosí para que no perezcan. En la misión de los Chiquitos y Chiriguanos, donde han trabajado tantos años los obreros de esta Provincia derramando su sudor, y sangre, en que hoy con más esperanza lograra el fruto; y a donde voy enviando fervorosos sujetos, que acompañen al Padre Juan de Montenegro, que hoy las tiene a su cargo, se han entrado no se con que motivo los Padres José Francisco de Nce, Y jUaE EzU;ista Cea, pro;estalido a; Juiierior de la Eesi&mcia de Santa Cruz, que si para el tiempo, que sus Reverencias señalan no llegan los de esta Provincia a residir en aquellos parajes se apoderarán en nombre de la Provincia del Paraguay de todos ellos para entablar sus misiones. No rep~esento a V.Ra. los graves inconvenientes que esto tiene, los desórdenes, y desabrimientos, que con desedificación se pueden originar entre las dos Provincias los órdenes repetidos de nuestros Padres Generales, que tienen estas materias prevenidas, y ponen términos a las Provincias porque siendo esta acción nacida del fervor de algunos obreros de esa Santa Provincia y no ordenada de su prudentísima cabeza, fuera el representarlos, suponer, tenía infiujo en ellos, y que necesitaba de razones, para mudar de dictamen. La noticia sola basta, siendo. tan cierta, como en repetidos correos me la dan los Padres de Santa Cruz, para que V.Ra. con sus prudentísimos órdenes los contenga, y retire a que empleen su fervoroso celo, en la esfera que tiene esa Santa Provincia que esta del Perú gloria al Señor no le faltan hijos, que emplen con igual emulación sus vidas en los campos que se ha servido de descubrirle, y encomendarle a su cuidado, y cultivo. Y fuera culparla de omiso dejar entrar a otros, aunque hermanos a rozar sus selvas, y cultivar sus mieses. Y como fuera muy sensible a esa Santa Provincia que 10s de esta distando setecientas leguas, se le entrase porsus tierras a asentar niievas misiones, lo es miiy sensible a la de! Perií, lo qiie e emprende en las suyas. Espero de la mucha justificación de V.Ra. y de su prudentísimo gobierno, dará la providencia que pide este negocio, mandando a sus súbditos se retiren luego de los parajes en que se hallan y a mi como a uno de ellos, y el mas afecto me ordene lo que fuere de su mayor agrado. Nuestro Señor guarde a V.Ra. con la vida y salud, que le suplico. Lima y octubre 24 de 1692. Añado P. mio Provincial que en carta, que tengo del Padre Visitador del Nuevo Reino, recibida el mes pasado, P. Diego Francisco Altamirano me escribe siente mucho nuestro Padre General este propaso de misioneros, a !as jurisdicciones de otra Provincia y que con pretexto alguno pasen a ellas, Y asi ha sentido el que dos Padres misioneros del Marañón, hayan venido a este colegio, aun con las causas que les movió a este viaje, y muy favorables a sus misiones, y me pide que con todo aprieto se los despache, sin permi-tirles detenerse mas, y que para esto me valga de todos los aprietos que pueda en su nombre. Y con esta ocasión me dice cuan prevenido tiene N. P. General este punto. Estoy muy cierto que V.Ra. no sabe lo que pasa, y que ha sido sin su orden esta empresa, como también la protesta que al Superior de Santa 'Cruz hicieron !os Padres ,Centeno, Arce y Cea, de que si dentro de un año no enviase yo misioneros, se apoderarían de los Chiquitos, Chiriguanaes, etc., sin haber merecido a 15041 ninguno de ello una letra, en que habiendo entrado, en terminos de esta Provincia me diesen noticias de sus intentos santos, como lo pide la cortesía religiosa, y estilada en la Com-pañía y modo que ha sentido gravemente esta Provincia tan amante de esa, en la t"ngrrgaci&i proviiieia~ que acaba de celebar en este Colegio, en que todos me pidieron significase a V.Ra. su sentimiento, en la forma, que lo hago, y con el rendimiento y veneración que tengo a su persona, y siempre he tenido desde que aun muy niño le conocí. Muy Siervo de V.R.". FRANCISCOX AVIER 1693, Abril 2. San Miguel del Tucumán Archivo Romano S. 1. Paraquaria, núm. 11, fols. 5084 v-50.5 v. COPIA DE LA RESPUESTA DEL PADRE LAURO NUREZ AL PROVIN-CIAL DEL PERU FRANCISCO XAVIER EN CONTESTACION A SU CARTA DE 24 OCTUBRE DE 1692 Mi Padre Francisco Xavier Pax Xpk etc. En la hacienda del colegio de Santiago del Estero en 29 de marzo recibi la de V.Ra. de 24 de octubre de 92, con la estimacion, y aprecio que debo a la singular caridad que V.Ra. me hace en ella, sin merecerla. Repiteme vues-tra R."los placemes de la carga que nuestro Señor fue servido que cargase, y cargue hasta ahora, y que V.Ra. sabe por experiencia, que es bien pesada. Yo le agradezco a V.Ra. con todo el afecto de mi voluntad, la que a V.Ra. le debo; y ahora solo le envidio a V.Ra. el que se halla libre de aquella Cruz, que con tanta satisfaccion de todos, y credito de esa Santa Provincia ha llevado V.Rn. hasta ahora: porque segun me escribe de Chile el Padre Juan de Mendoza, habiendo cumplido V.Rn. sus cuatro años de gobierno, sin que lo hubiese nuevo, le sucedio a V.Ra. por la nominacion in casus mortis el Padre Juan Yañez, de cuya religion, celo, y buenas prendas tengo muchas noticias. Diceme V.Ra. en la suya como se le aviso de la Residencia de Santa Cruz que algunos sujetos de esta se habian entrado en los terrninos, y misiones de esa Santa Provincia porque en los de los Chiquitos, y Chiriguanos lo habían hecho los Padres Jose Francisco de Arce, y Juan Bautista de Cea, protestando al Padre Superior de la Residencia de Santa Cruz, que si para el termino que señalaron (que fue un año) no llegasen los de esa Santa Fro-vincia a residir en ellas, se apoderarian en nombre de esta, de todas, para entablar en ellas sus misiones, y que el Padre Diego Centeno como su Pro-curador ha hecho asiento en la dicha Residencia: faltando este, y aquellos en escribir a V.Ra. dandole noticia de sus intentos, como lo pide la cortesia religiosa, y estilada en la Compañía con lo demas, que V.Rn. se sirvio añadir de su letra en la post data. Antes de decir a V.Rn. lo que en el particular se me ofrece, no puedo dejar de significarle, como esta ha tenido y venerado siempre esa Santa Provincia como a Madre, y principio de todo 10 que es. Porque de ella le vinieron los primeros Padres que la fundaron; los maestros que la enseñaron; y los Su-periores que la criaron, dirigieron, y gobernaron, y la pusieron en el estado que hoy tiene. Y este cierto V.Kn. que si los Padres Tose Francisco de Arce, Juan Bautista Cea, y Diego Centeno hubieran llegado a entender que le oca-sionaban sentimiento en lo que obraban, no hubieran pasado a el, y lo hubieran escusado. Forque solo desea esta Provincia servir a esa como es su obIigaci6n, y servirla como a Madre de quien se precia mucho de ser hija. Despues de esto lo que ha pasado, es segun estoy informado es, que deseando mi antecesor el Padre Gregorio de Orozco, fundada ya la Resi-dencia de Tarija, que se descubriese o abriese el. camino desde ella hasta el rio Paraguay; envio al Padre Jose Francisco de Arce con el Hermano An-tonio de Ribas; que en Guapay, donde estaba, y esta el Padre Juan Bautista de Cea, tomo al Padre Diego Centeno, que le acompañaba, para que desde Santa Cruz le siguiese, y llevase algun bastimento, y habiendo estado en aquella ciudad pocos dias, salio de ella para continuar su viaje: y llegando a los Piñocas, indios infieles, y parcialidad de los Chiquitos, como cuarenta leguas de Santa ,Cruz, los hallo enfermos con la peste de las viruelas, de que morian muchos, y en extrema necesidad de remedio, asi para el alma como para el cuerpo; pidieronle al Pe. que se detuviese; y asi porque le era imposible pasar adelante por varias causas, como por la justificación de lo que pedian los indios, se quedo entre ellos: Bautizo a los parvulos, y adultos que estaban en peligro; y a los que no lo estaban, por el temor que tenian, e instancias que hacian por el bautismo, despues de bien doctrinados. Esta fue !a causa !a detencinc del Padre A~.ce en 103 fi.ñoczs; y de que despues continuase en ellos su asistencia, y pusiese en su lugar cuando le [504 v] fue forzoso ausentarse al Padre Diego Centeno, para que no quedasen aquellos nuevos cristianos {que no son pocos los que escaparon de la peste, y con ella, o por su temor recibieron el bautismo) sin Padre y maestro, que los enseñase, y conservase en la fe, que habian recibido. Yo supe este suceso en el Paraguay a 25 de Mayo de 92 y hasta agora no me he visto con el Padre Jose Francisco de Arce. Camino a la visita del nuevo Colegio de Tarija, y en ella me informare del estado que aquello tiene. A esto se añade que el Gobernador que fue de Santa Cruz escribio al Padre Gregorio de Orozco mi antecesor, como pidiendole Padres los de aquella Nacion deseosos de convertirse, recurrio a V.Ra. y que V.Ra. se le escuso porque no los tenia. Detuvose con todo mi antecesor, encargando al Padre Jose Francisco de Arce, que cuando pasase para el rio Paraguay, reco-nociese la disposicion de aquel gentio; y en el interin parece que el dicho Gobernador escribio tambien a nuestro Padre Genera1 porque en el ultimo despacho que recibi de su Paternidad, vino carta para el; y a mi antecesor escribio en una de 27 de octubre de 91 estas palabras. Inmediata a la ciudad de San Lorenzo, gobierno de Santa Cruz de la Sierra, esta la numerosa Provincia de los Chiquitos ultimamente reducidos a la paz, gente de muy buenos y dociles naturales, que desean y piden ser instruidos en nuestra santa Fe; confina con las misiones del Paraguay en medio; el Gobernador que los ha sujetado D. Agustin de Arce de la Concha desea mucho esta entrada, y gf r e~ete & asistencia p x a wyuridad de 10s Padres, y cooperar por si mirmn en cuanto pudiere, porque en ello hace el servicio de Dios, y del Rey. Deseo mucho que se atienda a la conversion de Provincia tan numerosa, y bien dispuesta. Y en otra de la misma fecha, respondiendo a una de mi antecesor de 31 de marzo del mismo año, le dice. La mucha gente para cuya conversion ha pedido a V.Ra. el Gobernador de Santa Cruz de la Sierra, me persuado seran los indios Chiquitos, que deje ya recomendados a V.Ra. en la carta 14; para todo dara nuestro Señor operarios con el arribo de la nueva mision etc. Con lo cual parece que nuestro Padre General declara bastantemente su voluntad. El Padre Bautista Cea ha 'estado, y esta desta parte del Guapay entre los indios Chiriguanos; cuya mision, con la villa de Tarija, y su territorio, tiene aplicadas nuestro Wdre General a esta Provincia en repetidas cartas; y agora en una del ultimo despacho en que acepta la fundación del nuevo colegio de Tarija dice asi. Hemos aceptado esta fundación, esperando, que ha de ser de mucho servicio de Dios nuestro Señor, y muy conducente para los gloriosisimos y santisimos fines, que han movido la piedad de los señores fundadores a hacerla y dotarla con tanta liberalidad, que como se ve en la propia carta, son principalmente la conversion a nuestra Santa Fe de los infieles del Chaco, Chiriguanas, y otros, a cuya espiritual conquista da facil y comoda entrada esta fundacion, y siendo los motivos de los señores fun-dadores tan propios de nuestra vocación, y tan de la obligación de esa Pro-vincia debo encargar a V.Ra. como con el afecto de todo mi corazon lo hago, el que con todo celo, y cuidado se procuren ejecutar, continuando en los buenos principios, que se han dado, enviando (como quedaba V.Ra. en ha-cerlo) muy fervorosos operarios, que con apostolico celo soliciten la con-version, y salud espiritual de aquellos infieles etc. De la protesta, que V.Ra. me dice hicieron los Padres Arce y Cea al Superior de la Residencia de Santa Cruz no he tenido mas noticia que la que me da V.Ra., yo sabre cuando les vea si fue asi, como a V.Ra. se hizo informe; y los reprehendere como mereciere su culpa. Lo que yo me persuado sera; (porque conozco la religion y prudencia de ambos Padres) que ha-blando como suele suceder, y por divertir el tiempo, harian algun ademan de protesta, sin animo de que lo fuese, sino de pasar el tiempo: porque no habia para que. El Padre Diego Centeno, aunque ha estado en Santa Cruz algunas veces, siempre de paso, y nunca como pr_ocurador, porque no lo ha sido ni lo es con patente, que mi antecesor o yo le hayamos dado, ni con otro titulo. Llevo10 del Guapay el Padre Jose Francisco de Arce para que le ayudase en lo necesario para el viaje del rio Paraguay, y le siguiese despues como lo hizo; mas como lo dejo en los Piñocas, no dudo que habra recurrido algunas veces a Santa Cruz para la provision necesaria. Con todo yo dispondre, que no le sean molestos a aquella casa: porque a quien se debe agradecimiento, como se le debe grande a ella, y a todos sus sujetos no se les debe añadir alguna carga 15051. Los Padres Jose de Arce, Juan Bautista y Diego Centeno, no escribieron a V.Ra. dan[do]le parte de sus intentos; e hicieron mal, por la grande aten-cion, que V.Ra. y toda esa Provincia se debe, entrando como entraron en la Residencia de Santa Cruz aunque de paso, sin animo de detenerse mucho en ella; pero esto mismo les puede servir de alguna escusa y mas considerando quizas a V.Ra. distante sobre cuatrocientas leguas de ella. Con esto he res-pondido a todo lo que la de V.Ra. contiene, aunque sin las noticias que tomare en el nuevo Colegio de Tarija: y con ellas procurare poner todo el remedio, que pareciere mas conveniente. Agora solo suplico a V.Ra. que pues nuestro Padre General con la ultima determinacion tiene aplicado el nuevo colegio de Tarija a esta Provincia acep~ada su fundacion, y mandado hacer los sufragios por sus fundadores vivos; y se halla esa con la licencia de Su Majestad (como escribio V.Ra.) para poder fundar en ella; la cual esta no ha conseguido hasta agora; si no hubiere inconveniente (que parece no lo hay) solicitase o dispusiese V.Ra. como se me enviase, porque la dicha licencia nos hace fdta a nosotros, y a V.Ras. les sobra. Nuestro Señor me guarde a V.Ra. en cuyos santos sacri-ficios me encomiendo. S. Miguel del Tucuman y abril 2 de 1693. Muy siervo de V.Ra. LAURO NUÑEZ Sirvase V.Ra. de comunicarle esta al Padre Provincial porque me remito a ella en la que le escribo. DOCUMENTNO.O 5 1693, Novi,embre 20. Córdoba Archivo Romano S. 1. Paraquaria, núm. ii, fois. 508-508 v. 2 N E CARTA DEL PADRE GREGORIO HOROZCO AL PADRE PROCURADOR O n ACERCA DE QUE SE PUEDE DAR COMUNICACION Y ENTRADA A LOS CHIQUITOS POR EL RIO PARAGUAY O POR OTRO CAMINO E DE TIERRA E 2 - Mi Pe. Procurador en conformidad del orden de V.R. acerca del modo E que se tendra para socorrer a los Pes. que deja V.R. en el Guapay, y Chi- ; quitos, digo soy de parecer, que asentaxdo que el acudirles por Tarija como hasta aqui, no es tratable, queda el que sea por el Paraguay, a donde hay dos caminos por tierra, y el viaje de1 rio. Este se anduvo ahora dos años con E la poca suerte de no conseguir puerto para la vanda de los Chiquitos, vol- O viendose las balsas con los Pes. pudiendo haberse arrimado a la vanda del Paraguay a los puertos de los pueblos antiguos de los Itatines tan conocidos 2 de los indios, que iban, y habian bajado de alla despues del año 1660 y de ; donde pudieron pasar por los pasos conocidos de los que acompañaban al 4 Padre Justo Mansilla, Lucas Oyeta, que trajeron algunos de los indios, que se hallaron en las reducciones de Nuestra Señora de Fe de aquella banda f cuando les hable ofrecieronse a ir los primeros, que supongo irian, y a donde 5 hallaron vacas segun la noticia, que dieron los que fueron a Jerez en los viajes que se hicieron desde el año de 1,682 hasta el de 1689 por orden de lDr GGberr?l&res oruguuy, y cehlas de Majestüd, Este riaje le can-tinuaban las visitas de los Provinciales hasta que se mudaron los indios Itatines, y hay en el Paraguay algunos de los españoles, que les solian acom-pañar, a qquien hable algunas veces, y se ofrecieron a ir en las balsas; y siendo entonces los enemigos mas en numero sin comparacion, no se dificul-taba la subida de las balsas del avio ordinario con dos españoles que llevaban escopetas. Porque se dificultara ahora, que la fiereza del Guicuru ha quedado en tan pocos, que apenas hay cacique de importancia ni gente de su par-cialidad. Los indios que hay son de olras naciones, que ames se juntaban al Guicuru, y algunos de pueblos de labranza como se ve en uno de los mu-chachos, que salvo el Padre Cabra1 en la matanza, que se hizo del Guicuru en la ciudad del Paraguay por D, Diego Rexe, y ha de estar ahora en nuestro Paraguari. De aqui, dejando asentado, que este viaje es muy tratable por haber muchos practicos del, y los costos del y viaticos asi de los que sacan de las doctrinas, como de los que se les dan en el Paraguay de bien poca consi-deracion, por ser lo principal las comidas de grano y charque de que hay tanta abundancia no habiendo de tratarse de la mudanza de los Itatines a sus tierras, y climas naturales; soy de parecer suban balsas con el socorro en la forma que V.Ra. determinase e orden a mayor seguridad con algun Padre o Padres del celo, y confianza que pide el que se consiga con efecto. . Si los indios Itatines persisten en volverse a sus tierras, cosa tan natural, como sabe V. R., tengo por mejor de los dos caminos de tierra, el que repitio el Me. de Campo Bargas, a quien acompañaron indios de los pueblos de Nuestra Señora de Fe y .Santiago, por ser mas retirado del rio, y mas seguro; y creo no habra quien diga, no lo es, porque en esto vi asentaban todos en las consultas, que me halle y trate con los que hicieron estas marchas con los Gobernadores, y cabos, y con los indios a ida y vuelta de viaje [5018]. La razon que despws de la seguridad, facilitara mucho este camino fuera poblar estancias en medio, que tuvieran ganados, y caballada para refresco y remuda de los que traginasen hasta la mudanza; que se habia de hacer despues de las prevenciones, (que se suele de Iglesia y casas y characas etc. Y en la ejecucion sin la incomodidad con que bajaron huyendo, y sin tener adonde aportar por socorro. En todo sabe V.R. muy bien la fuerza que tiene con ellos, querer o con-tradmecir el Padre que cuida del pueblo, porque si este no se inclina al socorro o a la mudanza a sus temples, y tierras por demas es. Yo los halíe tan deseosos de volverse a sus paises, que me admiro no hallar ni uno que dijese que no, y preguntado despues la razon de esta uniformidad a algunos del Paraguay, y a los nuestros que habian visto aquellos parajes dijeron que no hay comparacion en sus calidades, porque son mucho mejores, y mas fertiles aquellas tierras, que las que ahora habitan; y habiendo hecho la mudanza solo por el temor de los mamelucos, porque ha cesado asi por haber ido con las manos en la cabeza los pocos, que escaparon ahora dos años siendo ven-cidos de los Piñocas, como mas principalmente por estar ellos tanto mas adelantados en numero, y de tropa de armas, caballos, y avilantez, que han cobrado con los buenos sucesos, que han tenido en los viajes, y en especial en la de S. Gabriel. La facilidad con que ei Ri&e judn Bautista Cea se me ofrecio a bajar con aquellos indios que se quedaron en los Mojos cuando estos bajaron, y los Peñocuis al Padre Arce a traerle a las reducciones, prueban, que es tra-table bajar de alla por el rio, y sera mas seguro despues el subir rio arriba, y asi seria bien escribir esta razon al Padre Cea, que como a quien importa, dara trazas y medios. Esto se me ofrece salvo melior etc. Cordoba y Nov. 20 de 1693. DOCUMENTNO. ~6 1694, Abril 11. Archivo Romano S. 1. Paraquaria, núm. 11, fols. 51 1-51 1 77. CARTA DEL PADRE SIMON DE ,LEON AL PAD'RE PROVINCIAL DEL PARAGUAY SOBRE LA IMPOSIBILIDAD DE ASISTIR A LOS PADRES DE CHIQUITOS NI POR AGUA NI POR TIERRA Mi Padre Provincial En cuanto al primer punto, si se ha de volver a intentar la comunicacion con los Padres que estan en los Chiriguanas, y Chiquitos por el rio Paraguay, mi parecer es, que parece este medio intratabIe. Lo 1 . O porque dos tiempos del año hay en que pudieran los de tierra a las orillas del rio del Rio Paraguay. Zl 1." de verano, y de aguas. Ci 2 . q e invierno. El tiüi~pu de agüas, dicrn 2 pone los pasos, y los montes tan Ilenos de pantanos, lodazales anegadizos, E y a los arroyos hace crecer tanto, que por espacio de seis meses es imposible atravesarlos, y que las cabalgaduras, que es fuerza llevar, se quedaran sumidas, O n sin que aiga remedio, para sacarlas. Faltando estas, y estando tan intratables - m aquellos pasos, como podran pasar los Padres que vienen? Como podran O E llevar el bastimento necesario etc.? Si es tiempo de seca dicen, que secan E 2 tanto los pozos, o por lo menos grandes atravesias que ni una gota se halla de agua para beber. Y caminos de esta calidad, no es posible pasarse aun en tierras mas conocidas, y caminos de plata, como son los de esta ciudad para 3 Santa Fe, y Buenos Aires, donde si hay seca no es posible arrojarse por las atravesias de las islas de la mora onaste [sic], y en aquel desde los sauces - 0 m adelante. Ni hay que decir que se podra pasar aquellos pasos cuando ni haya E perfecta seca, ni aguas; porque entonces suelen ser los pantanos peores O porqque metidas las cabalgaduras una vez, de tal suerte quedan presas en aquel barro no tan humedo, que no hay fuerzas para eximirlas de aquella n prision. E Lo 2.0 porque hasta ahora no se sabe la atravesia, y distancia, que hay a desde los pueblos de los Chiquitos hasta el rio, ni hay abierto camino, y n seria necesario con grande incertidumbre ir10 abriendo por montes cerra- n disirnos, y despues de haber trabajado mucho, puede ser que se hallen muy distantes, y reconozcan que es necesario intentar otro rumbo muy diverso. 3 O Todo esto se hace mas dificultoso por la falta grande que hay den [sic] toc',avia & ~=ec',ies, e instrumentns para vencer tantas dificultades. Lo 3.0 y principal, que dado caso, que se hallara y facilitara el camino [sic] no se habia de evitar el peligro de caer en manos de los Guaycurus, o Paiaguas, que corren todos aquellos parajes vecinos al rio, contra cuyos asaltos, no hay prevencion de gentes, armas, o industria. Pues cuando mas seguros estan los nuestros dan el salto como rabiosos tigres, y despedazan, y destrozan todos los que encuentran. Y aunque se pudiera decir, que se procurarian las paces con esas gentes, y con eso se facilitaria la comunicación, este es medio muy arr~esgado; porque son genre rraiáora, y no sabe con-servar palabra y se vale de la misma seguridad de la paz prometida para asegurar mejor la ruina de sus rabiosos corazones. Y bien se vio esto en las paces del Gobernador D. Pedro Ortiz con los Mocobies, que fueron la se-guridad de su ruina y atrocisima muerte, y del Padre Salinas y sus com-pañeros. Y los Guicurus son gente mas traidora, y mas enemiga de españoles, y de los que siguen su partido, sean o no sean sacerdotes. Lo 4.0 porque aun facilitado el paso de parte de los Chiquitos, no es tan facil el paso de los nuestros por el rio arriba. Porque no han de salir muchas balsas para conducir un Padre o dos, o llevar el socorro necesario, porque eso seria hacer crecidos los gastos, cuando uno de los fines es moderarlos. Fuera de que, ya fuera materia para que los Padres de las Doctrinas se opusieran con grande empeño; que si el moderado envio de indios a las Corrientes caminando sin riesgos, y bien pagados, ha ocasionado tantos dis-gustos, que no ocasionaria viaje de balsas tan arriesgado? Esta balsa, o balsas que subieren ese rio van expuestas a mil riesgos. Porque dado caso que los Faiagua no se atrevan a acometerlas con sus canoas; como se libraran en los puestos, que todas las noches toman de las invasiones de estos, y de los &~icuri-is? y mas cilando nliertrns indios no son aptos para r ~ n t i i ~ l apso, r - que luego se duermen, y en el viaje infructifero pasado, era necesario, que los Padres hicieran ese oficio. Y que molestia seria para dos, o tres Padres que irian en esas balsas, ocuparse en ese oficio, y eso no seria bastante; porque reconociendo el enemigo, que era poca nuestra gente, no obstante la vigilancia del Padre se arrojarian a nuestro destrozo, y si una, o algunas veces se libraron los nuestros como se librarían tantas veces? Lo 5.0 porque aun vencidas todas las dificultades de una y otra parte, no es facil concurrir al mesmo tiempo al puesto que se señalare, la balsa o balsas por el rio, y el Padre con los indios, que han de venir de la parte de los Chiquitos. Porque aunque las balsas partan midiendo el tiempo con pruden-cia, los accidentes de los temporales, o enemigos retardan el viaje mas de lo que se presumio; con que llegando los de tierra, y no hallando las balsas y no pudiendose detener mucho por falta de bastimentos, sobra de ene-migos etc., se verian obligados a retirarse, con que llegando las balsas se habian de volver sin fruto, como se volvieron las balsas primeras. Al contrario puede suceder, que las balsas lleguen al tiempo señalado, y que en la tierra o por las aguas, o por la seca, o por falta de cabalgaduras etc. no hayan podido partir los que an de recibir el socorro ni llegar en muchos dias. Con que de la misma suerte habran de desandar su camino las balsas sin provecho. Fuera de que las cartas en tan largas distancias se suelen retardar mucho, con que cuando llegan a las doctrinas, o se habra pasado el termino señalado, o no podran la mayor diligencia abreviar tanto, que lleguen al punro determinado, por ser muy breve el plazo, que queda. Fodran decir que haya una poblacion a orilla del rio, en que todo se remedia. Y para hacer esa población, que no costará? Para conservarla, que gente y armas seran bastantes? Esos pobres que la hubieren de poblar, sean de Chiquitos o sean Guaranis, en que continuo desasosiego no estaran? Por lo menos se han de pasar muchos años hasta que se pueda llegar a practica algo de esto. Y asi juzgo que es imposible ahora socorrer a los Padres por ese camino. Archivo Romano S. 1. Paraquaria, núm. 12, fols. 4-11 v. BREVE RELACION DEL VIAJE QUE HICIERON POR EL RIO) PARAGUAY ARRIBA 5 PADRES Y UN BERMANO EL ANO DE 1703 POR ORDEN DE NUESTRO PADRE GENERAL Salieron de la ciudad de la Asuncion del Paraguay a 26 de junio de 1703 con cinco balsas y un barco el Padre Bartolome Ximenez, que iba por Su-perior de las Reducciones de los Chiquitos, el Padre Juan Bautista de Zea, y el Padre Francisco Herbas que asi mismo iban para trabajar en dichas reducciones y el Padre Juan Bautista Neuman con el Hermano Silvestre Gonzalez, para volverse con todas las embarcaciones del puerto en que dejasen a dichos Fadres misioneros. N2 Las dichas 5 balsas que salieron a dicho viaje eran de las doctrinas de ; E Itapua, de Loreto, de la Candelaria, de la Concepción y la 5.a de las doc- 5 trinas de Santo Tome, y San Borja, y finalmente el barquillo de la doctrina de San Cosme. - m O Mando el Padre provincial Lauro Nuñez que se llevase una barca cargada E de comida para que no les faltase a la gente de las balsas el sustento nece- E 2 sario, y su ejecucion se encargo al P. Joseph de Arce, para cuyo efecto se E quedo el dicho Padre en la Asuncion acabando de hacer dar carena a la - barca; y con ella se partio en seguimiento de las dichas embarcaciones en 5 3 de julio del dicho año. - Por falta de viento solas ocho leguas caminó la barca hasta el dia 10 del - 0 m . dicho mes de julio. Este mismo dia llego a encontrar la barca el barquillo E de S. Cosme, en que vino el Padre Juan Bautista de Zea con la mala nueva de O haber quitado la vida a cuatro de los nuestros indios los infieles Payaguas en un paraje distante de la ciudad de la Asuncion 25 leguas, y que por esta n desgracia se volvian ya de aquel paraje las balsas con animo de de[4]sistir -E a del viaje, aunque no faltaban animosos, que querian proseguir con el, y que l para tomar la ultima resolucion esperaban en el paraje llamado Arecutagua. n A este paraje llegó la barca el dia 12 de dicho mes y nos detuvimos en n el hasta el dia 22 por las dificultades que hubo. Hizose consulta de 5 votos 3 decisivos, conforme a la instruccion, que teniamos del Padre Provincial y O salio de ella que prosiguiesemos con el viaje. No se consolo con esta resolu-el &&e Sup&nr y reciirio al Padre Rector del Colegio, como a Vice-provincial que era, bajando en persona al colegio el dia 14. De alli volvio y llego a Arecutagua el dia 19' sin haber podido conseguir su intento. Caminamos pues, ya todos juntos el rio arriba el dia 22, y en solas 16 le-guas tardamos hasta 4 de agosto en que llegamos al paraje dicho de las muertes de los 4 indios de donde las balsas se habian vuelto. Y no hay que admirar tardasemos tanto, porque hubo remoras que entonces y en lo restante del viaje nos hacian ma.lo g.r ar el tiempo, y fueron las causas con tantas retar- CidIUds, que no se coiisigUiese d fin. A la boca del rio Xexui, por donde bajaban las balsas cargadas de yerba de la Villarica, llegamos el dia 7 de agosto, y el dia 18 a la de Ypane, y pasamos dos leguas mas arriba al pescadero de los de Nuestra Señora de Fe, a donde iban a matar pescado para los Padres, cuando su doctrina estaba en Aguaranambi. Asi esto como otras cosas, que dire en esta breve relación, nos lo declaraban indios viejos, que llevabamos con nosotros nacidos en aquellas tierras en nuestras doctrinas y principalmente un indio Guarani, llamado Juan Payagua, por haber criado entre los Payaguas, y ser muy cono-cido de ellos, con los cual>esh abia andado todo el rio Paraguay muchas veces hasta sus cabezadas, y por eso muy practico de el, y amado de ellos, y muy noticioso. El cual si hubiera estado con las balsas no hubiera sucedido la desgracia de las muertes de los 4 indios, antes nos hubieran ayudado mucho para nuestro intento, como él nos ase[4 vlguraba diciendonos, que los Paya-guas amaban mucho a los Padres, y que a haber sabido que los indios eran nuestros hijos no los hubieran muerto antes alegres se hubieran venido con ellos a nosotros y nos hubieran conboyado todo el viaje. Poco mas arriba de este pescadero a la orilla del rio Paraguay esta un monte de mucha y h e z u paz carieas, e" el qce teniar? losPu yzgru~ ~ 2 y 5YIc~ryrr su oficina, y estaban en ella como 30 familias las cuales habiendonos visto se despoblaron aquella noche, dejando gran cantidad de esteras, y ollas, y algunas canoas que estaban haciendo. Desde aqui para arriba caminamos en demanda del Caaguazu, vimos algunas canoas de Payaguas, y se llegó a el en 'el dia 27 de agosto. En este mismo dia se les repartieron a las balsas 50 sacos de grano, hallandonos ya distantes de la Asunción por rio como 801 leguas, o poco mas, porque por tierra decian los indios practicos ser mucho menos la distancia del camino. En los tres dias siguientes tuvimos viento favorable, con que anduvimos 22 leguas costeando el Caaguazu hasta la boca del rio Tepotti, que pasamos el dia 31 de agosto por la tarde. En esta distancia se vieron dos canoas de Guachicos, que huyendo de nosotros, se metieron en una rinconada. Hasta aqui no hubo peligro ni sobresalto de consideracion, despues de las muertes de los dichos 4 indios (ni en todo lo restante del viaje) aunque el miedo fingio algunas visiones nocturnas, que se ponderaron mucho, como grandes acometimientos de infieles, en que algunas de las balsas gastaron mucha polvora, sin que se sintiese, ni viese llegado el dia, una sola flecha o dardos de aquellos fingidos enemigos. Y con todo eso quedaron tan fijos en algunas imaginaciones, que los describieron y pusieron en mapas, como verdaderos. Finalmente desde este paraje descubrimos los altos cerros llamados Ybitirotis o Ybitipucus a donde años antes llegaron el Padre Pedro Lascamburua, y sus compañeros desde la Asuncibn caminando moderadamente en poco menos 2 - -. - - UC U11 IUCU. En el dia 4 de septiembre pasamos con buen viento toda la costa de los dichos cerros Ybitiratis y llegamos a Ias dos de la tarde al paraje, y cerro ultimo alto, de hechura, o forma de un pan de azucar, de donde los dichos Padres se volvieron en poco mas de [5] una semana a la Asunción, como lo decia el Padre Juan Bautista Neuman, que fue uno de ellos, y se ve en carta del mismo Padre Pedro de las Camburu, escrita al Padre Lauro Nuñez, y Padre Simon de Leon, en que dice haber gastado en ida y vuelta, y las demas diligencias, apenas 40 dias, en lo mesmo que nosotros, solo en subir, gasta-mos mas de dos meses. En este mismo dia oimos un tiro de escopeta de las balsas, que dejamos atras desde el dia 30 de agosto, porque la barca lograse el buen viento, que nos sobrevino estando ellas aviadas de comida para muchos dias. Esta este dicho paraje, de donde se volvieron los Padres dis-tante de la Asunción por rio como 120 leguas, pero. mucho, y casi la mitad, menos por tierra. Dormimos con la barca algo mas arriba en un paso de Guaycurus, en que vimos rastros de sus caballos, con que pasan a coger vacas en la vaqueria de Jerez. En el dia 6 pasamos la boca de la laguna Negutuus en cuyas riberas, y en las del rio que entra en ella, que viene de los 8 pueblos de los Guanas, tienen su asistencia y sus crias de caballos, y mulas, y dormimos mas arriba junto a la boca del arroyo Mboimboi, en que fue muerto antiguamente de los Tupis del Brasil el P. Alonso Arias en ocasion que iba a bautizar a los Guatos. En este mismo dia encontramos una canoa de los Payaguas de arriba del cacique Yarechacu, y luego que nos vieron se volvieron rio arriba a avisar a los suyos. Venia a visitar a los Guaycurues, con quienes entonces tenian paz, y en ella venia un indio Guarani, que despues se vino con nosotros, y esta hoy en Santa Rosa, quien nos conto todo lo sucedido, y como luego que tuvimos noticia de las embarcaciones que subian, despacharon los dos caci-ques principales Yarechacu, y Arapichigua, siete canoas rio arriba a avisar 2 N a todas las naciones hasta el lago de los Jarayes, las cuales encontramos E; despues, cuando ya volvian cerca del dicho lago. O De dicha boca de la laguna de los Guaycurus pasamos a la boca de Ycaguazú o Ygarape, que esta a la banda de Jerez, y alli esperamos que ; llegasen las balsas hasta el dia 9 en que llegaron, y paramos alli todos el dia E siguiente, porque calafateasen el barquillo, que necesitaba de ese reparo. Desde aqui para arriba se cria [5 v] mucho arroz en los bañados del rio Paraguay a su tiempo que es por el otoño. 3 Estando ya mas de 140 leguas de la Asunción se nos quedo atras una canoa de la balsa de la Concepción (que se habia desecho) con 2 indios, y - 0 m con ocasion de esperarla, se junto consulta el dia 16 y se resolvio en ella E m que la barca que no podia caminar con remos prosiguiese caminando, y que 5 todas las demas embarciones de vela y remo. parasen alli esperando dicha canoa. El 22 del dicho mes de septiembre llegamos con la barca al puerto de la Candelaria (donde antiguamente fue muerto Juan de Ayolas con los suyos) que llaman los Itatines Cuñayegua, y es el primer paso para Santa Cruz de la Sierra, por el paso el Venerable Martir P. Pedro Romero con sus com-pañeros cuando fue a fundar la reduccion de Santa Barbara, que luego se deshizo con su muerte, que padecio a manos de los Guaranis por Nuestro Señor Jesucristo, y por alli mismo anduvo despues el P. Lucas Quera reco- -:--a- 1-m :-a:-- a ,,,,,,,, ,A,, A, XT..,O+~~ P,;;~,.~ de on en +;,,,,, a,i ZLSUUU iVJ UlUlUD UCjJpalilaLuaUVa UL I'IuLDIIa U.rllVICI LU, CICYIpVY UUli Obispo Cardenas, de los cuales iban algunos con nosotros en la barca, fuera de otros dos que mucho despues viniendo a buscar a sus parientes cristianos de dicho pueblo de Nuestra Señora de Fe dieron con D. Jose de Leon y con Salvador Maricos y se vinieron con ellos a la Asunción y de alli entre los suyos. Si hubieramos atendido a estos indios y creidolos cuando ellos con todo empeño nos querian llevar por alli a los Chiquitos por sus mismas tierras, y taperas, y por Santa Cruz la vieja, hubieramos conseguido felizmente el fin de nuestro viaje y escusado el trabajo de subir tan arriba, e ir tan lejos sin conseguirlo. Esta este puerto y paso como 160 leguas de la Asunción por rio, que por tierra esta casi a la mitad menos distante por camino derecho sin las muchas vueltas que da el rio. El mismo dia 22 pasamos 5 leguas mas arriba con buen viento Sur a dormir junto al promontorio en el puerto de San Fernando, [6] en frente de la isla, en que fue acometido antiguamente de los Payaguas el famoso Domingo Martinez de Irala. En toda esta distancia desde que dejamos atras las demas embarcaciones solo vimos dos canoas de Payaguas en dos ocasiones. A los 26 llegamos a las bocas del rio Mandijyi, que tiene su principal cabezada cerca de Santa Cruz la Vieja, en que hoy se halla poblada la reduc-cion de S. Jose de los Chiquitos, que tiene destinado este rio navegable para su Ygarupa o puerto. Y en el sus misiones de Morotocos etc. Poco mas arriba de la segunda boca de este rio cae enfrente la ,principal boca del Mbotetei, y por debajo de ella esta el paso grande, y puerto principal de los Itatines, por donde era la comunicacion ordinaria de la ciudad de la Asunción con la de Santa Cruz de la Sierra, y por donde tantos subieron al Perú. En este mismo dia pasamos 4 leguas mas arriba a la segunda boca de Mbotetei. .Es este rio caudaloso y viene, o baja de la tierra alta de hacia el Parana. Y por el bajan los portugueses del Brasil al rio Paragay y suben por este arriba a sus malocas. Entra en este un brazo del Wrana 'que viene de arriba del salto grande, ,que en lo alto se llama Ymeney, y en lo bajo Araguay, y junto ya con Mbotetei entra o desemboca en el dicho rio Paraguay, dividido alli de una grande isla en las dos bocas ya dichas. Desde este paraje para arriba caminamos poco a poco esperando las demas embarcaciones, las cuales se vinieron a juntar con nosotros en 5 de octubre, cuando estabamos ya distantes de la Asunción 200' leguas por rio, a los 19 dias desde que nos apartamos de ellas con ocasion de que esperasen la canoa que se nos habia quedado atras con los 9' indios dichos, los cuales estaban ya en ella de vuelta a ese tiempo en la ciudad de la Asunción. Llegaron pues las balsas a la barca con mas de ocho sacos de grano que aun tenian. El dia 7 de octubre se reconocieron los sacos de grano que habia aun en la barca en servicio, y se hallaron 75. Y de estos se apartaron b6 v] hasta la proa 20 sacos con mas de 30 fanegas, que estuviesen reservados para la vuelta de las embarcaciones. Y despues de esto se le dio nuevo socorro de yerba y grano a todas las embarcaciones en e1 dia 9' para mucho tiempo, porque de alli para adelante con la baja del rio hubo abundancia de pescado y demas desto mucha miel y frutas. Después de esto encontramos en el día 15 las 7 canoas de Payaguas, ya dicha, que volvian de dar aviso a las naciones de nuestra subida. De ellas se acercaron dos a nuestras embarcaciones y las agasajamos por medio de Tuan Pavagua, Y Bernabe Yuri a que fueron a hablarles, y nos correspondieron con maiz y batatas que dijeron que traian de los pueblos de los Guaraius, o Guaranis, Guatos, Guacamas y Nambiquas. Estos nos dieron noticia de las muchas naciones, que hay rio Paraguay arriba, y entre ellas de los Cuxubinas, Coes y Chiquitos, y de sus fuegos. En esta ocasión en que ellos subieron con sus canoas rio arriba habia bajado el Padre Superior José Tolu a encontrarnos a el paraje de la Cruz que el Padre Francisco Herbas habia levantado como me lo escribio el dicho Padre Sp e r i a r &ciendome, que nns ha?$. estado esperan& a!! i nn- -r r e n-t -i ~-- m- h- ,r y~ que como no pareciamos se volvio a sus reducciones. Desde este paraje vimos continuas quemazones de campos o fuegos por todas partes. Con estas noticias y otras muchas de gente Guarani y otras naciones que nos dijeron, y tantos fuegos como se veian, desearon los indios nacidos y criados en aquellas tierras, que iban con nosotros que entrasemos por la laguna Mandiore, que esta ya cerca, asegurandonos que hallariamos por alli sus taperas, o en un grande platanal, que alli hay gente de su nacion, que nos llevase a los Chiquitos, y se hubiese hallado, como la hallo despues alli mismo el Padre Juan Patricio Fernandez, cuando bajo a reconocer por aquella parte el rio Paraguay. Solicitose la entrada, mas no se pudo conseguir de los que tenian el mando, que respondieron que el orden que tenian era de ir a buscar la Cruz que el P. Francisco Herbas habia levantado [7]. El dia 17 de dicho mes de octubre llegamos a la boca de dicha laguna Maniore de donde eran dichos indios y la dejamos atras, con no poco dolor de algunos la cual esta en dos cerros altos y empinados a la parte del po-niente. Ella es muy dilatada mas su boca o entrada es como un mediano rio caudaloso, y esta entre dichos cerros y por eso es facil acertar con ella. Desde aqui para arriba se continuan las serranias altas de mano izquierda, que fuimos costeando hasta su remate, que esta enfrente de la grande isla de los orejones, o Nambicuara que es la principal del lago de los Jarayes. Y fue llamada antiguamente de 10s primeros conquistadores el Paraiso por su amenidad y otras buenas calidades. El dia 18 alcanzamos las balsas que ya habia algunos dias que se nos habian adelantado a la barca y dormimos todos juntos. Mas el dia siguiente por ser el viento favorable para la barca dejamos atras todas las demas em-barcaciones y alcanzamos una canouela con un solo indio del pueblo de Nambicuaras, que esta en la isla dicha a donde iba, y haciendole señas que nos esperaba, lo hizo sin mostrar recelo alguno, y sin el se vino a nosotros a la barca aquerenciandose tanto, que no nos queria dejar, y entendiendose con los indios Itatines dichos que llevabarnos, que algunas veces habian ido a su isla, cuando estaban en Manyore, instó por llevarnos a su isla, y nos dio noticias de todas las naciones circunvecinas del lago, y tambien de los Chi-quitos, pero con todas sus instancias no pudo conseguir su deseo. Siguionos este buen indio hasta el dia 23 en .que bien agasajado, se partio a su pueblo, ofreciendonos que con los suyos habia de venir en busca nuestra a traernos maiz y procurar llevarnos a su pueblo, y a los de los Guatos y Guacamas que estaban todos en dicha isla de aquel gran lago, en el cual entramos desde el dia 19 de dicho mes de octubre. El dia 27 se vieron muchos fuegos y una canoa con 5 indios que pasaba de la dicha isla y veniase a nosotros por lo ancho del lago, mostrando sartas de maiz, y estando aun lejos de nosotros, [7v] sobrevino un recio temporal, y la arrojó muy lejos, anegada, a una costa donde se vieron otras canoas. Despues supimos a la vuelta de los Payagiiac, que aqdlas caiioas eran suy2s, y que aquel recio temporal impensadamente arrojo alli aquella canoa con 5 indios isleños, que nos llevaban maiz, de los cuales el uno era aquel buen indio, quien les dio noticias ciertas de los agasajos recebidos, y de que eramos Padres sacerdotes, e ibamos a los Chiquitos, y que con ellas volvieron luego a dar noticia entera de todo a sus caciques, y parciales, de que resuIto luego su pretension del ajuste de las paces, y de llegar con nosotros a los Chiquitos, y unirse con ellos, y ser nuestros hijos, por lo que ya sabian que c== mestrc a p ~ - =b& a= -;enci& jr a ~ g ~ n t a d&u aqUeIla erra a loa por-tugueses, y muerto a muchos de ellos. En los tres dias siguientes caminamos 9 leguas por aquel mar dulce, acabando de costear la serrania, que tuvimos siempre a mano izquierda desde la boca de la gran laguna Manioré, y ya no se descubria otra mas arriba, fuera de una que se veia distante de nosotros, como seis o ocho leguas, donde segun las noticias que daba el P. Herbas estaba ciertamente el pasaje de la cruz, que levanto. Pero como los mas eran de contrario sentir, nos obfigaron a volver desde alli atras a buscar dicha cruz 6 leguas mas abajo, donde a algunos les parecia ser probable que la hallasemos. Y en fin el dia 31 de octubre nos hallamos distantes de la ciudad de la Asunción por la mejor cuenta como 260 leguas. En el dia primero de noviembre por el dioho sentir ejecutamos la dicha vuelta a un paraje, en frente de la isla de los Orejones, y remate de la serra-nia, que se juzgo a proposito para hacer de alli las diligencias, para dar con la Cruz, o con el camino. Y habiendo visto fuegos hacia la parte de poniente despachamos a reconocerlos. Hasta este dicho dia le0 de noviembre habia gozado toda la gente de .m.-i.i. y buena sahd en tndn e1 viaje, pera desde este di:, 12 abundanda de pescado (por ir bajando mucho el lago) [8] de frutas y miel, de que comian mucho estando ociosos, y hubo algunos enfermos, y poco despues murio uno, u otro de algunos pueblos. Los indios que enfermaron, muchos, y murieron, por comer cueros de vaca zancochados, fueron los de Sto. Thome, y S. Borja estos como tan dados a la carne, se fueron comiendo los sacos, que se iban vaciando los granos, y como no trabajaban, ni hacian ejercicio, cayeron en-fermos de muerte y tantos que apenas habia gente, que cuidase de su balsa. En diligencias de buscar la Cruz se gastb todo el mes de noviembre y parte del de diciembre, en que estaba ya el rio Paraguay, y lago bajisimo, y con tal baja al paso que crecia la abundancia de pescado crecian las difi-cultades de poder llegar con las embarcaciones al paraje cierto, donde estaba la Cruz, que distaba de alli como 15 leguas poco mas o menos, segun las noticias 'que daba el P. Francisco Herbas, y reconocieron despues los Padres de Chiquitos, y el mismo P. Juan Bautista Zea, despues que volvio de aquellas misiones y anduvo por aquellos parajes recogiendo infieles, de los que cuando estuvimos alli andaban huyendo de nosotros, juzgandonos portugueses del Brasil, que por aquella parte tanto han invadido aquellas naciones. Finalmente en el dia 7 de diciembre se junto consulta sobre la vuelta a la Asunción y los mas votos fueron que todas las demas embarcaciones se volviesen, y sola la barca se quedase para llegar con ella al paraje de la Cruz en creciendo el lago pues se acercaba ya el tiempo de su creciente, y sobre esto insto mucho el español piloto de la barca que dificultaba mucho el bajar entemer c m 12 bars. est~n.dne! riu t m b aje. A 8 se hizo otra consulta, para resolver si convenia pedir su parecer a los indios, y estar a él, y a su voluntad, y se resolvio por los mas votos, que de ninguna suerte convenia y que se les mandase lo que juzgasemos mas conveniente en orden a conseguir el fin del viaje. Otra consulta se juntó. el dia 9 sobre si se habia de poner [8v] precepto al P. Juan Bautista Neuman para que con el H.O Silvestre Gonzalez, y todas las embarcaciones se volviesen dejandonos solos con la barca. Y todos fuimos de parecer, que no se ies pusiese, y que se quedasen si quisiesen, pues se hallaba por alli tanta comida, y la gente estaba contenta meleando, pescando y cogiendo fruta. Despues de todo esto el Padre Superior hablo a los indios el dia siguiente y determinó contra los mas votos, e instrucción del Padre Provincial que mandaba que en todas las resoluciones se estuviese siempre a los mas, el volverse a la ciudad de la Asunción con todos nosotros y todas las embar-caciones juntamente con la barca y asi lo hizo ejecutar el dia 12 de diciembre, en que venimos a dormir al remate de aquel gran lago, donde a la subida halIamos a aquel buen indio isleño con s |
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