XXII Coloquio de Historia Canario-Americana
ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2017), XXII-059, pp. 1-12
VALORACIONES PARA UN ESTUDIO DEL DIBUJO ARTÍSTICO EN CANARIAS. EL EJEMPLO TESTIMONIAL DE LA COLECCIÓN BETANCOURT1
REVIEWS FOR A STUDY OF ARTISTIC DRAWING IN THE CANARY ISLANDS. THE TESTIMONY EXEMPLE OF BETANCOURT COLLECTION
Juan Alejandro Lorenzo Lima*
Cómo citar este artículo/Citation: Lorenzo Lima, J. A. (2017). Valoraciones para un estudio del dibujo artístico en Canarias. El ejemplo testimonial de la colección Betancourt. XXII Coloquio de Historia Canario-Americana (2016), XXII-059. http://coloquioscanariasmerica.casadecolon.com/index.php/aea/article/view/10002
Resumen: Este ensayo ofrece unas primeras conclusiones sobre el trabajo acometido en el archivo familiar de los Betancuourt, relativas a la catalogación y el estudio pormenorizado de sus grabados y dibujos.
Palabras clave: grabado, dibujo artístico, archivo familiar, hermanos Betancourt, Islas Canarias
Abstract: This essay offers the first conclusions of the work done in the family archive of Betancourt, on cata-loging and studying of its engravings and drawings.
Keywords: engraving, artistic drawing, family archive, Betancourt brothers, Canary Islands
Una de las asignaturas pendientes para la historiografía artística del Archipiélago es el estudio del dibujo antiguo con un fundamento compilador, capaz de solventar las circunstancias que imposibilitan a día de hoy su análisis e investigación. Las dificultades surgidas para ello son muchas y muy diversas, porque, al margen de que los testimonios conservados no sean abundantes ni variados, tampoco existió ―o al menos no pareció existir con un sentido moderno― la promoción del dibujo como una disciplina autónoma para comprender el proceso creativo o lo que sucedía a veces fuera de él. Desde luego, ello otorga un valor mayor a colecciones como la que damos a conocer ahora, susceptibles de interpretaciones contrapuestas y abiertas a una catalogación convincente de sus obras más representativas. Podría decirse que cada una de las piezas que integra tales conjuntos o gruesos de documentación es única por los presupuestos formales y la casuística que describe su propia existencia, porque, como ya se ha insinuado, antes del siglo XIX no abundaron repertorios de este alcance en un territorio peculiar y distante como las Islas. Sin embargo, tal coyuntura no resta valor a la colectividad ni al sentido facticio con el que se han generado luego colecciones y archivos.
Al igual que sucede en buena parte de nuestro país y en los territorios americanos, los dibujos antiguos de Canarias guardan relación con un sentido pragmático y funcional, no exclusivamente plástico. De ahí que, sin ánimo de ser exhaustivos en la enumeración, puedan citarse ejemplos vinculados con la retablística durante las centurias del Barroco, ya sean obras
* Doctor en Historia del Arte. Universidad Europea de Canarias. C/ Inocencio García Feo, nº 1. 38300. La Orotava. Santa Cruz de Tenerife. España. Teléfono: +34 922 98 50 50; correo electrónico: juanalejan-dro.lorenzo@universidadeuropea.es
1 Trabajo enmarcado en el proyecto de investigación Los hermanos José y Agustín de Betancourt. Recu-peración de su obra gráfica en los inicios de la época Contemporánea. Aliciente académico, patrimonial y turís-tico [Universidad Europea, 2016/UEM21].
JUAN ALEJANDRO LORENZO LIMA
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en su totalidad como el altar de San Fernando que Alonso de Ortega (1661-1721) ensambló para la catedral de San Ana durante la década de 16902 o las medias trazas que no pocos maestros entregaban al tiempo de contratar los conjuntos lígneos. De esa práctica, muy común durante los siglos XVI, XVII y XVIII3, tan sólo perduran ejemplares en La Palma4 y en Tenerife5. En ocasiones, la representación de diseños está asociada a pleitos6 o a proyectos que quedaron en papel y no llegaron a construirse, de los que son buena muestra algunos que corresponden con arquitectos del tiempo de la Ilustración7.
Otras veces hay dibujos que permanecen inéditos y resulta difícil identificarlos, asignarles autoría y, en el mejor de los casos, encuadrarlos en un marco cronológico de acuerdo al ornato y a los elementos arquitectónicos que contienen sus representaciones. Sucede así, entre otros, con un diseño de altar que localizamos hace tiempo en los legajos del Archivo Ossuna [fig. 1] y cuya nota marginal, posterior y debida a sus últimos propietarios, lo identifica con un retablo que pudo planificarse a finales del siglo XVIII para la ermita de San Juan de Güímar, extremo no confirmado y difícil de comprobar porque la obra subsistente allí difiere del esbozo que tratamos en estructura, volumen y ornato8.
Fig. 1: Anónimo: Diseño de retablo. Archivo Municipal de La Laguna [fondo Ossuna], La Laguna.
2 CONCEPCIÓN RODRÍGUEZ (2011), con bibliografía precedente.
3 MARTÍN GONZÁLEZ (1983), p. 17; PÉREZ MORERA (2014), pp. 537-540.
4 PÉREZ MORERA (2001), pp. 286-289/nº 4.12.
5 CALERO RUIZ (1987), pp. 148-149.
6 CONCEPCIÓN RODRÍGUEZ (2001), pp. 294-296/nº 4.16.
7 LORENZO LIMA (2013), pp. 81-83/nº II.5.
8 Archivo Municipal de La Laguna: Archivo Ossuna. Sign. 0.72.5. VALORACIONES PARA UN ESTUDIO DEL DIBUJO...
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Foto: Juan Alejandro Lorenzo.
Al margen de los retablos, el dibujo artístico se vinculó en muchos casos a las representaciones heráldicas para ilustrar memorias, relaciones de nobleza y árboles genealógicos, siempre necesarias a la hora de otorgar distinción a los manuscritos [fig. 2]. Igual sentido cobraban los croquis y planos insertos en infinidad de pleitos que sus impulsores siguieron ante la justicia local o regional, teniendo la particularidad de que a veces tales representaciones eran requeridas a maestros de prestigio como José Luján Pérez (1756-1815) y los muchos pintores de su tiempo, destacando entre ellos a Cristóbal Afonso (1742-1797) o Manuel Antonio de la Cruz (1750-1809)9. Respecto a dibujos autógrafos sin ser estas cuestiones nada sabemos, pero la documentación confirma que ciertos artífices —y entre ellos el citado Luján Pérez o el pintor Juan de Miranda (1723-1805)― lo cultivaron con frecuencia, ya que algunos documentos de finales del siglo XVIII refieren dicha práctica10. Lo mismo cabría decir de los centros de formación habilitados entonces por las Reales Sociedades de Amigos del País de Tenerife y Gran Canaria para la enseñanza del arte, aunque, hasta donde conocemos ahora, no se conservan los ejercicios de cuantos alumnos acudieron a ellos antes de 1800, los trabajos cotidianos que exigían sus docentes o las láminas y cartillas anatómicas que, entre otros, el académico y pintor de la corte Mariano Salvador Maella (1739-1819) preparó en Madrid con el propósito de enviarlas a Las Palmas11.
Fig. 2: Agustín de Betancourt: Armas de la familia Betancourt y alianzas. Archivo Histórico Provincial de Santa Cruz de Tenerife, La Laguna. Foto: Juan Alejandro Lorenzo.
9 Cfr. AAVV (2007).
10 LORENZO LIMA (2011).
11 RODRÍGUEZ GONZÁLEZ (1986). JUAN ALEJANDRO LORENZO LIMA
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De ese tiempo data la representación de una Virgen con el Niño que firmó Diego Nicolás Eduardo (1733-1798) y copia grabados contemporáneos de Manuel Salvador Carmona (1734-1820), sin duda alguna la figuración dibujada más interesante que conocemos de un autor isleño12. Ello viene a completar el amplio número de planos, secciones, diseños de mobiliario o simples croquis que subsisten de su mano, conservados desde el siglo XIX en la catedral de Santa Ana e inventariados luego por Marco Dorta, si bien el paso del tiempo y últimas investigaciones invitan a reconsiderar ciertas hipótesis, a promover nuevas identificaciones y, sobre todo, a revisar los juicios manifestados con premura en dicho registro13. A buen seguro, una investigación concienzuda desvelará nuevas pistas sobre el valor de esos y otros dibujos que fueron realizados en Canarias durante la época Moderna. Además, resta por localizar obras de las que contamos con noticias recientes, porque, sin ir más lejos, Tarquis estudió en 1958 una representación de San Miguel Arcángel firmada en 1685 por Cristóbal Hernández de Quintana (1651-1725)14.
El panorama descrito, no completo ni exhaustivo, es necesario a la hora de comprender la valía del archivo en que venimos trabajando. No debe obviarse que los conjuntos equiparables serían los «papeles» ya referidos de Eduardo o la rica colección que se custodia en un domicilio particular de Tegueste, integrada en su totalidad por obras de Antonio Pereira Pacheco y Ruiz (1790-1858). Se trata, en realidad, de buena parte de los dibujos que dicho eclesiástico reunió y ordenó al final de su vida, mientras fue párroco de la iglesia de San Marcos y vivía lejos de sus ocupaciones anteriores en La Laguna15. Sin embargo, por cronología, el elevado número de piezas y su temática ―esencialmente retratos, diseños de platería, vistas urbanas y representaciones religiosas— dicho conjunto escapa a los intereses o claves contextuales que fijamos para concretar nuestro objeto de análisis con anterioridad a 1800. Durante el siglo XIX cambió el sentido que el dibujo tuvo en centurias precedentes y, precisamente, ello confirió a las obras que se asocian con trámites arquitectónicos o propiamente estéticos una oficialidad que omite la variación de épocas anteriores16.
Así pues, partiendo de dichas ideas y de la problemática aducida para el Archipiélago, el propósito de nuestra comunicación es subrayar el valor de la llamada por último colección de estampas y dibujos que integra el Archivo de los Herederos de la familia Betancourt y Castro, bien custodiado en un domicilio particular de La Orotava17. Responde, además, a la actividad desarrollada en torno a un proyecto de investigación iniciado el año pasado en el seno de la Universidad Europea de Canarias. Bajo el título simplificado de Los hermanos José y Agustín de Betancourt. Recuperación de su obra gráfica en los inicios de la época Contemporánea, uno de los objetivos que persigue dicho proyecto es revitalizar ese conjunto de estampas y dibujos para señalar su alta significación artística18. De ahí que durante los últimos meses nos hayamos ocupado de su investigación y catalogación con un criterio múltiple, insistiendo por
12 SÁNCHEZ RODRÍGUEZ (2000).
13 MARCO DORTA (1964).
14 RODRÍGUEZ GONZÁLEZ (1986), p. 246.
15 Para la contextualización de este personaje en ese tiempo véase LORENZO LIMA/HERNÁNDEZ GONZÁLEZ (2015), aunque el repertorio de sus dibujos conocidos hasta el momento lo ofrece GONZÁLEZ YANES (2002).
16 PÉREZ SÁNCHEZ (1986).
17 Archivo Herederos de la Familia Betancourt, La Orotava [en adelante AHBC]: Archivo. Memoria de uso interno. La Orotava, 2001. Agradecemos una vez más a don Juan Cullen Salazar las facilidades brindadas para trabajar en el archivo familiar, porque buena parte de los resultados obtenidos con esta investigación son también un mérito suyo.
18 Los hermanos José y Agustín de Betancourt. Recuperación de su obra gráfica en los inicios de la época Contemporánea. Aliciente académico, patrimonial y turístico [memoria del proyecto de investigación]. La Oro-tava, 2015, p. 9. VALORACIONES PARA UN ESTUDIO DEL DIBUJO...
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igual en el valor individual de cada representación como en su vínculo con obras construidas o proyectadas durante los siglos XVIII y XIX. El resultado de esta labor, todavía en curso y pendiente de cotejo con material bibliográfico, podrá consultarse a través de una publicación que es meta final del proyecto en lo que compete a la investigación histórica para 201719. De momento, y a la espera de que los resultados sean concluyentes, nos limitamos a exponer las primeras conclusiones o hipótesis de trabajo, tras haber terminado con la labor de campo y con la recopilación de los datos necesarios para el análisis posterior.
EL ARCHIVO COMO CONTENEDOR DE DIBUJOS
La colección investigada es resultado de la documentación que miembros de la familia Betancourt generaron entre los siglos XVI y XIX, aunque no siempre se ha reconocido como tal ni responde a las mismas casuísticas en aspectos cualitativos y cuantitativos. Su origen es de carácter privado y pudo contar con un primer orden en el domicilio que José de Betancourt (1757-1816) edificó en La Orotava a principios del siglo XIX, lindante con la céntrica calle del Agua por un lateral y con el convento de San Benito o Santo Domingo al frente. Su conservación en buen estado la posibilitan circunstancias muy diversas, ya que toda la documentación preservada sobrevivió al incendio desatado en dicho inmueble cuando mediaba el año 1889. Del siniestro se salvaron también bienes muebles y buena parte de la colección pictórica que reunió en vida el mismo José junto a sus hermanos, dispersa hoy entre múltiples herederos y parientes20. El archivo no llegó a dividirse y se mantuvo siempre al cuidado de miembros de la familia, siendo Fernando Salazar y Betancourt (1877-1948) junto a sus hermanas los últimos que llevaron el apellido Betancourt y velaron por él. Luego, sin disgregarlo ni menoscabar el material recopilado, pasó a la custodia de sus actuales depositarios21.
Durante el siglo XX investigadores de distinta inquietud y formación trabajaron con los voluminosos legajos del archivo, útiles para recomponer la biografía de los hermanos Betancourt y otros aspectos que atañen a la familia. De ello dan buena cuenta algunas publicaciones de Antonio Lugo Massieu, Jesús Hernández Perera, Sebastián Padrón Acosta, Alejandro Cioranescu, Antonio Rumeu de Armas o Manuel Rodríguez Mesa, entre otros. Sin embargo, hasta donde sabemos ahora, no se había mostrado un interés por catalogar e inventariar los repertorios grabados y dibujísticos que nos ocupan22.
El archivo de los Betancourt da cabida a parte del legado documental de sus propietarios, por lo que, como muchos de la misma naturaleza, presenta grandes lagunas y vacíos que suplantan otros aspectos a considerar. El análisis de este tipo de colecciones es un tema recurrente en Canarias, donde ya se han producido valoraciones importantes si atendemos a lo sucedido con la familia Lercaro, por citar un caso concreto23; y como revelan últimos trabajos de investigación, los archivos particulares son una herramienta indispensable para reconstruir la identidad familiar y todo lo que ello trajo consigo en la sociedad estamental del Antiguo Régimen24.
19 Los hermanos…, p. 11.
20 Cfr. RODRÍGUEZ MESA (1988).
21 AHBC: Memoria…, p. 9.
22 AHBC: Memoria…, p. 17.
23 GONZÁLEZ ZALACAÍN/NÚÑEZ PESTANO (2014).
24 GUTIÉRREZ DE ARMAS (2016), pp. 11-40. JUAN ALEJANDRO LORENZO LIMA
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El archivo Betancourt y otros próximos a él como el de la casa del Hoyo25 o el más completo de los Zárate Cólogan, felizmente depositado entre el Archivo Histórico Provincial de Santa Cruz de Tenerife, la Biblioteca Universitaria de La Laguna y el Museo de Historia y Antropología de Tenerife26, no permanecen al margen de dicha dinámica. Pese a ello, el que nos ocupa no ha centrado una atención notable en ese sentido. Como es habitual, en sus cajas o unidades documentales se contienen manuscritos muy variados y de distinta época. Muchos son copias de escrituras vinculadas con las transmisiones de propiedades o el control de las ciertas tierras que acumuló la familia, especialmente en parajes próximos del Puerto de la Cruz, La Orotava, el enclave costero de Castro, La Zamora e Icod el Alto. Además, como no podía ser de otra forma, también da cabida a informaciones de nobleza y a documentos que tienen que ver con el estatus de la familia, algunos bellamente ilustrados [fig. 2].
Lo mismo podrá decirse de diferentes relaciones de bienes y de escrituras públicas o protocolos, indispensables para el control de un mayorazgo que se mantuvo con solvencia económica hasta principios del siglo XIX. De ahí que este elevado volumen de documentos, el gran grueso de la colección, se complemente con inventaros de diversa naturaleza, pleitos por linderos, registros más o menos pormenorizados de enseres, cuadrantes de contabilidad y otros manuscritos que generó la titularidad de tan extensas propiedades. En términos numéricos ―y de acuerdo a lo señalado en varias ocasiones por Cullen Salazar, gran conocedor del fondo― el archivo lo compone un total de 637 registros, 15 alusivos al siglo XVI, 97 al siglo XVII, 263 al siglo XVIII y 262 al siglo XIX27.
Otra sección documental quedó integrada por la correspondencia familiar, bien ordenada y relativa sobre todo a cartas que los hermanos Betancourt y Molina intercambiaron a finales de Antiguo Régimen. Se trata de los documentos de mayor utilidad para reconstruir su biografía, especialmente de José, ya citado, y del prestigioso ingeniero Agustín de Betancourt y Molina (1758-1824). Desde la época de Padrón Acosta y Cioranescu, muchos historiadores han aludido a ellas para perfilar la trayectoria de tan esclarecidos personajes antes y después de la etapa insular de Agustín. Ya se han transcrito y estudiado en su totalidad por Juan Cullen Salazar, a quien debemos un impecable volumen que editó el Gobierno de Canarias en 2008 para difundir este apartado del conjunto documental28.
A pesar de que los dibujos y grabados quedaron siempre al margen de tales repertorios o series del archivo, el trabajo acometido por último permitirá otorgarles una signatura y ordenarlos convenientemente para su consulta futura. De acuerdo a los criterios que marcan las modernas disposiciones de archivística, se propone clasificarlos en función de su temática, tamaño y cualidad material. A estas cuestiones prestaremos atención en el siguiente epígrafe, tras conocer los primeros resultados del estudio o trabajo acometido.
LOS DIBUJOS DEL ARCHIVO BETANCOURT. UNA PRIMERA APROXIMACIÓN
El análisis de los dibujos que integran la colección no puede desligarse de las láminas impresas, estampas o grabados en papel del archivo donde se custodian, ya que han tenido la misma suerte durante los últimos siglos y su conservación discurre en paralelo. Sin contar los
25 Custodiado en otro domicilio de La Orotava y ordenado en parte con recientes criterios de archivística, contiene valiosos documentos para reconstruir la trayectoria familiar y las muchas propiedades que reunieron sus miembros, entre ellas varias en Santiago del Teide que estuvieron durante siglos bajo su tutela jurisdiccional. Se ha publicado poco sobre él.
26 Fundamental para la reconstrucción de muchos aspectos de la vida comercial y social del Archipiélago, es citado constantemente en trabajos de investigación histórica.
27 AHBC: Memoria…, p. 12.
28 CULLEN SALAZAR (2008). VALORACIONES PARA UN ESTUDIO DEL DIBUJO...
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ejemplares cosidos a legajos y otros desestimados por su escasa calidad, el inventario de grabados lo compondrán 60 estampas y al menos 25 dibujos sueltos. En relación con los últimos, algunos ya son conocidos y fueron reproducidos en el catálogo de la exposición dedicada a Agustín de Betancourt (1758-1824) en 199629. Otros, incluso, pudieron mostrarse entonces y en 2003 a raíz de exposiciones dedicadas a dicho ingeniero, porque se trata de obras notables si atendemos al diseño de algunos puentes, dibujos asociados a la máquina de vapor y a otras láminas de ese tiempo vinculadas con la ingeniería y la edificación30. Pero, sin duda, las piezas más notables de la colección son dos dibujos al carboncillo que reproducen una escultura antigua y un modelo femenino copiado de Guido Reni (1575-1642), remitidos por el mismo Agustín a la familia en diciembre de 1779 para evidenciar los avances de su trabajo cotidiano en la Academia de Bellas Artes de San Fernando31 [figs. 3-4]. Otros dibujos suyos tienen que ver con estudios de perspectiva, reproducciones de maquinaria, esbozos para sistemas constructivos y obras de ingeniería, sin descartar que simples trazos a lápiz puedan ser igualmente de su autoría [fig. 5].
Fig. 3: Agustín de Betancourt: Modelo académico [yeso o escultura de la Antigüedad].
Archivo Herederos Betancourt y Castro, La Orotava. Foto: Juan Alejandro Lorenzo.
29 AA VV (1996).
30 CULLEN SALAZAR (2008), p. 58.
31 Últimas alusiones a ellos, con reproducción y comentario pormenorizado, en CULLEN SALAZAR (2008), pp. 67-71. JUAN ALEJANDRO LORENZO LIMA
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Fig. 4: Agustín de Betancourt: Modelo académico [figura femenina de Guido Reni].
Archivo Herederos Betancourt y Castro, La Orotava. Foto: Juan Alejandro Lorenzo.
Fig. 5: ¿Agustín de Betancourt?: Estudio de perspectiva.
Archivo Herederos Betancourt y Castro, La Orotava. Foto: Juan Alejandro Lorenzo. VALORACIONES PARA UN ESTUDIO DEL DIBUJO...
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La iniciativa emprendida ha permitido el rescate y la revalorización de los planos de un proyecto importante: la sede del Consulado Marítimo y Terrestre de Canarias, dibujados durante los primeros meses de 1792 por José de Betancourt en Madrid y que le valieron el título de académico en el centro ya referido de San Fernando. Conocidas con anterioridad32, las representaciones al uso —alzado del frente y perfiles laterales― y otras de las casitas anexas a la institución que tampoco pudieron construirse son el mejor exponente de la arquitectura canaria de la Ilustración, comparable a algunos diseños que Diego Nicolás Eduardo previó para ampliar la catedral de Santa Ana [fig. 6]. Con José vinculamos ahora buena parte de los dibujos que representan edificios civiles, sagrarios y retablos, piezas de mobiliario, aparatos efímeros y meros ejercicios de traza, de los que se dará cuenta pormenorizada al editar el inventario [fig. 7].
Fig. 6: José de Betancourt: Sede del Consulado Marítimo y Terrestre de Canarias.
Archivo Herederos Betancourt y Castro, La Orotava. Foto: Juan Alejandro Lorenzo.
Fig. 7: ¿José de Betancourt?: Sagrario.
Archivo Herederos Betancourt y Castro, La Orotava. Foto: Juan Alejandro Lorenzo.
32 RODRÍGUEZ MESA (1988), pp. 87-97; HERNÁNDEZ GUTIÉRREZ, A. S. (1990), pp. 635-649. JUAN ALEJANDRO LORENZO LIMA
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Otros dibujos, en cambio, están sujetos a una interpretación cambiante y no se prestan todavía a conclusiones definitivas. Sucede así con una planta muy colorista de la plaza fuerte de Gibraltar, que de momento no sabemos si corresponde a un trabajo acometido por José de Betancourt mientras trabajó en Cádiz a finales de la década de 1780 o a una copia del plano expuesto por el pintor José de Sala en la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife, a raíz de la celebración de las fiestas reales de 1782 [fig. 8]. Buena parte de los dibujos y de los grabados puede datarse en el tránsito de los siglos XVIII y XIX, aunque hay excepciones significativas. Entre los dibujos más tardíos se encuentra un diseño de altar que el escultor palmero Aurelio Carmona (1826-1901) reinterpretó a la hora de esculpir las andas de la parroquia de San Juan Bautista de La Orotava en 186933; y de los anteriores al periodo de la Ilustración mencionaremos sólo un diseño de baldaquino procesional que Hernández Perera publicó en 195534, pero seguimos sin saber cuál es el sentido de dicha representación o su posible vínculo con otra requerida en época previa [fig. 9].
Fig. 8: Anónimo: Planta de la plaza fuerte de Gibraltar.
Archivo Herederos Betancourt y Castro, La Orotava. Foto: Juan Alejandro Lorenzo
El trabajo acometido a raíz del inventario contempla también el añadido de signaturas específicas con el propósito de otorgar una identificación correcta a cada pieza, su resguardo con los medios óptimos de conservación y la digitalización para evitar manipularlas en el futuro. Como ya se ha citado, todo ello integrará el inventario que aspiramos a publicar en 2017 con los dibujos de esta colección y otros que responden a la autoría de los Betancourt, conservados en varios archivos de las Islas. De ahí que hayamos vuelto a escribir sobre obras disponibles en la Biblioteca Universitaria de La Laguna, el archivo de la Catedral de Santa Ana y, muy especialmente, la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife, donde se custodia, entre otros, el diseño ya conocido de la máquina epicilíndrica que Agustín y su hermana María del Carmen presentaron a los festejos promovidos por en dicha corporación en noviembre de 177835.
33 PÉREZ GARCÍA (2001), pp. 88-89, 96-101; LORENZO LIMA (2008), pp. 97-98/nº 25.
34 HERNÁNDEZ PERERA (1955), fig. 218.
35 AA VV (1996), pp. 158-159. VALORACIONES PARA UN ESTUDIO DEL DIBUJO...
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Fig. 9: Anónimo: Templete procesional.
Archivo Herederos Betancourt y Castro, La Orotava. Foto: Juan Alejandro Lorenzo.
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