GRAN CANARIA Y LOS CONTACTOS CON LAS ISLAS
PORTI-JNJESAS ATLÁNTTCAS: AZORES, MADERA,
CABO VERDE Y SANTO TOMÉ
MANUEL LOBO CABRERA
Los estudios sobre la influencia portuguesa en Canarias cuentan con
cierta tradición. Se ha analizado la problemhica política y dip:omática
entre Castilla y Portugal y su repercusión en el archipiélago canario; los in-tentos
lusitanos para apoderarse de las islas; la participación portuguesa en
la conquista de las Canarias realengas y su posterior asentamiento. Del mis-mo
modo se han realizado trabajos sobre la influencia en el léxico, folklore,
etc.'.
Dentro de este conjunto la atención dedicada a las islas atlánticas por-tuguesas
es mínima, aún cuando se hace alusión a la participación de sus
gentes en la conformación social canaria. Sin embargo como islas, se olvidan
a veces los historiadores, que desempeñaron un papel en el primer plano de
la historia, de una amplitud que no se esperaría de mundo tan miserable,
según palabras de Braude12.
El conjunto de islas cercanas a Canarias, posesión del reino lusitano,
mantienen comportamientos diferentes, puesto que las relaciones y contac-tos
que se hacen con ellas difieren, aún cuando se debe tener en cuenta un
punto común: que por estar en el camino de las rutas marítimas, participan
de las grandes relaciones.
Azores y Madera aportan población y realizan contactos comerciales.
Pues ambos archipiélagos constituían sendas avanzadas de Portugal y de Es-paña
en sus empresas de descubrimiento; fronteras bases en el arranque de
los caminos marítimos hacia las nuevas tierras. Entre uno y otros era impor-
1. PEREZ VIDAL, J. : AportwiÓnpomgue.raa lapoblación de Canan'a~D. atospara su es-tudio.,
aAnuario de Estudios Atlánticosv, 14, Madrid-Las Palmas, 1968, pp. 41-108. ErboZo
de m estudio de h injhencia portuguesa en la cdtura tsadiiond canaria, aEn homenaje a
Elías Sena Rafob, T.I., La Laguna. 1970. pp %?-??O. Este I???c!~re ccge er, s ~:rs&+ s !z Lvi-
, bliografia publicada sobre el tema por Bonnet Reveron. S.F. Bonnet, Rumeu de Armas, Stef-fen,
Alvarez Delgado, Régulo Pérez, Alvar y expecialmente Serra Rafols.
2. Braudel, F. : El Mediterá~eoy el mun& mediterráneo en la época de Felipe 11, T l..
Madrid, 1976, p. 203.
tante y frecuente el intercambio, pero la corriente principal se dirige desde
el de Madera al de Canarias3.
De Madera llega no solo el cultivo de la caña y de la industria azucare-ra,
sino la mano de obra especializada y en ocasiones el pan para alimentar a
la población canaria.
De Azores llegaron pobladores: de las islas de San Miguel, de la Terce-ra
y de Fayal; siempre en menor cantidad que de Madera. También el trigo
azoreano fue providencial en ocasiones para abastecer a la isla de Gran Ca-naria.
Cabo Verde, archipiélago situado al sur de las Canarias, ofrece otro
tipo de contacto. Es la zona a donde acuden los isleños como comerciantes a
intercambiar sus productos por esclavos y otras mercancías. Al contrario que
los archipiélagos anteriores recibe emigrantes de Canarias, que van allí
wInu especialistas prua ~ralajare n la caEa o como factores y represenIantes
de compañías comerciales. Por lo tanto el comportamiento entre ambos ar-chipiélagos
es bastante distinto.
Con este estudio queremos demostrar los vínculos que unían a las islas
atlánticas. Por un lado, estudiar una constante mantenida entre Madera y
C u ~ ~ ~eri! abasse a !a iqortacio., r: y expertaciSr: de ceredes pr ixipahente,
y por otro relacionar a Gran Canaria con Cabo Verde apoyándonos en el in-tercambio
de caldos isleños por esclavos negros.
De norte a sur hemos creído conveniente iniciar el trabajo por las rela-ciones
entre Gran Canaria y Azores, pero antes es oportuno dedicarle cierta
atención al vehículo que hizo capaz el acercamiento entre ambos archipiéla-gos:
el barco.
1. EL BARCO
-1 a- hnirg q c h~lC Z2p C)Sih!P ~ ~& i is~las -, e; t r s~ era ~r r , ~ ,
y el único transporte que era capaz de surcarlo era aquel en el que domina-ba
mucha madera y poco hierro. Los tipos de naves que van y vienen de un
puerto a otro eran los mismos que hacían las travesías en el Atlántico.
Son corrientes las carabelas y los navíos, de fabricación portuguesa y
pequeño tonela,ie, nunca mayor de 100 toneladas. También se utilizan las
barcas, propias para pequeños recorridos, de cabotaje, que tanto se utiliza-ban
en las relaciones interinsulares como en los viajes a la costa africana.
3. PEREZ VID AL, J. : Aportación.. . , Art. cit., p. 100.
Los maestres y tripulación suelen ser de origen portugués en su mayor
parte; destacan los avecindados en Madera, seguidos por los vecinos de La-gos,
de Lisboa, de las islas de Abajo; en algún caso tanto el navío como su
tripulación son de procedencia canaria, y m& en concreto de Tenerife y La
Palma.
2. PUERTOS
Los puntos de contacto entre ambas islas eran unos pequeños puertos o
surgideros ocasionales. En Gran Canaria la actividad la desarrollaban los m
puertos de las Metas, en Las Palmas, y de Melenara en Telde. El primero era E
el receptor de cerea!es y el segundo el exportador de vino. O
En Azores la escala se hacía en el puerto de San Jorge en la Punta Del- -- m
O gada, y en otros de las islas de Abajo que no se especifican. EE
En Madera la actividad se centraba en los de Funchal y Santa Cruz, y S
E
en Cabo Verde destaca el de Ribera Grande.
3
-
0
3. CONTACTOS ENTRE GRAN CANARIAS Y AZORES m
E
O
Es sabido que Azores contribuyó al poblamiento canario, aunque su
porcentaje fue escaso y su llegada tardía. Gaspar Fructuoso, natural de Azo-res,
nos comenta el paso de gentes de aquel archipiélago hacia Canarias, en
especial de la isla de San Miguel, para tomarlas como puente y escala hacia
las Indias castellanas y hacia Brasil4.
Hacia 1520 comenzamos a encontrarnos en los protocolos notariales
con portugueses avecindados en Azores, que realizan viajes entre las islas.
En concre~o 1523 =no fleta cai-abcla 2 üIi cata&3 psa aaer
de Tenerife a Gran Canaria trigo y cebadaJ.
En la segunda mitad del siglo XVI y en Gran Canaria tenemos la prue-ba
que nos confirma la relación comercial entre ambos archipiélagos. La ini-ciativa
parte de un vecino de la Isla, de origen catalán, Francisco Méndez,
4. FRUCTUOSO,G.:Saudude~date~uIV,PontaDelgada,1922,1p5p0., 1 64y200.
5. COELLO GOMEZ, M.I. y otros: Protocol'os de Alon~o Gt&%wz (IS22-1SZS), SIC. de
Tenerife, 1980, doc. 1.076. El vecino de Azores es Francisco Fernández, dueño de la carabela
Santa Bárbola, y la fleta a Antón Fonte para llevar en dos viajes todo el trigo, cebada y otras co-sas
que cupieran en la nave.
escribano público y regidor, pero dedicado a las actividades mercantiles.
Comercia con Francia, Flandes, la Península y las islas. Fleta una nao en
nombre de su hermano, Luis Méndez, para cargar en los puertos de Melena-ra
y las Isletas 50 ó 55 botas de vino y 60 quintales de breo. Junto con la
mercancía iría Luis Méndez con su mozo y hato. La primera escala sería en
San Jorge, donde se descargaría el conjunto de la mercancía o parte de ella,
y de allí partiría al resto de las islas donde se acabaría de desalojar el barco.
Esta es la primera parte del contrato. En la segunda se explica que con el be-neficio
del producto se comprará trigo, corambre u otra mercadería para
traer a la Isla o La Palma6. No es extraño que desde Canarias se enviara a
buscar trigo a Azores, bien a comprarlo o trocarlo, ya que este archipiélago
se convirtió desde fines del siglo XV y principios del XVI en el área triguers
de Portugal, suplantando fundamentalmente a Madera'.
Este fletamente permite reiacionar una serie de cuestiones. Ci maestro
de la nao y el transporte es portugés; los contratadores son comerciantes
asentados en las islas desde la conquista, que incluyen entre sus redes a Azo-res,
con objeto de proveerse de panes a cambio de los caldos isleños y la
brea, productos cotizados en Africa. Permite esto cuestionar que, tal vez,
,,,,, ,J.,*, a, ,+,:A, ,A. l,, ,.,",A, ,,O C ~ L V~ L~V U U L LWJ ~ i a ua y L c L c i u v 3 yvi AV> a & v i c a i l v a paia l.,,,, ;,+,.,-,h;"c~ L ~ L ~i i lWL L r u z u i v i a r -
los por esclavos en las posesiones lusitanas, o como elementos de abasto y de
necesidad artesanal para la población.
De destacar es también la asociación familiar propia de Francisco Mén-dez,
pues tenía otro hermano destacádo en Francia al cual le enviaba mer-cancías.
Es lógico que confiara en gente de su propia sangre para dar más
continuidad a las operaciones, pues ve en el parentesco el medio idóneo pa-ra
extender los tratoss.
En definitiva queremos destacar que los cambios con Azores no se co-nocen
muy bien aún cuando se tengan datos de envíos de trigo, vino y otras
mercaderías a la isla Terceras.
6. A(rchivo), H(inórico), P(rovincia1) de L(as) P(almas), García Oniz, no 852, f. 236 v.
7. SERRAO, J.: Le ble des ih atlantiqzres: Mdere et Agores aux XV¿ et XVIc siecles,
~AnnalesESCs. IX, 3, 1954, pp. 337-41.
8. LORENZO SANZ, E.: Comercio de Esplma con América en la época de Fel$e II, 1, Va-lladolid,
1979, p. 139.
9. CIORANESCU, A.: H&o& de Santa C m de Tenerife, T. 11.. SIC. de Tenerife, 1977,
p. 21.
4. CONTACTOS ENTRE GRAN CANARIA Y MADERA
El archipiélago maderense permite hablar de unas relaciones mucho
más intensas y duraderas que las establecidas con Azores. Nos informan de
ellas los viajes regulares que se hacían de una isla a otra. Las noticias sobre la
comunicación y comercio entre ambos archipiélagos arrancan desde antes de
la conquista de las Canarias realengas. Conocemos estos contactos por un
salvoconducto que los Reyes Católicos dan a un mercader portugués para
que pueda entrar en Castilla con mercaderías de Madera y Canariasl0. En
1483, al tiempo en que se concluía la conquista de Gran Canaria, los navíos
sevillanos se dirigían por igual a Gran Canaria y a Madera para comerciarll.
El hecho de unir a estas islas en sus rutas comerciales está en relación a
que para los hombres de la época el mar era más un camino que una fronte-ra.
Así, por este sendero llegan a Madera esclavos canarios y otros productos,
como carne, sebo y quesosl2, lo mismo que ganadol3.
Este préstamo dio como resultado que desde Madera llegara a Canarias
la base de la futura economía: el azúcar. Además la influencia que ejerció la
cercanía de Madera en las islas fue notable. En 1504, en un acuerdo del Ca-bildo
de Tenerife, se dispone «que los enforros sean fechos como los haze
Jorge Vaez, enforrados, puerta e todo lo que se requiere, como se faze en la
ysla de Maderml4.
Las referencias hacia estas islas lusitanas, para comprobar comporta-mientos,
nos indican lo cercano de las relaciones entre ambos archipiélagos,
pues en 15 13 se ordena a los escribanos de Gran Canaria que envien al Con-sejo
el proceso instruido contra un portugués, maestre de la carabela Pies de
plata, acusado de llevar a bordo un malhechor, por cuyo acto se le remató la
nave. Esta medida se tomó ante la tesis de que los habitantes de la isla de la
Madera tomaran resoluciones semejantesl5.
10. AZNAR VALLEJO, E. : Documentos canarios en el Regism General del Sello (1476-
151 7), La Laguna, 1981, doc. 16. 30 de noviembre de 1477.
11. Idem, doc. 91. 20 de octubre de 1483. Por esta fecha partía de Sevilla un navío carga-do
de mercancías valoradas en 420.000 marave*.
12. SIEMENS; L. y BARJETO, T. : lm o l n z t o ~& ?I'ge~er m !a 3 & k
(1455-1505), «Anuario de Estudios Atlánticos, 20, Madrid-Las Palmas, 1974, p. 115.
13. Idem, p. 117.
14. SERRA RAFOLS, E.: Acuerahs del Cabddo de Tenerife, 1, (1497-1li07), La Laguna,
1949, no 504.
1 5. m A R VAUEJO, E. : Op. cit., doc. 958.
Este acercamiento se debía a la proximidad de Canarias y a las escasas
posibilidades económicas que el archipiélago maderense podía ofrecer por
encontrarse ya bastante poblado, lo mismo que a las facilidades que ofrecía
Canarias para el comercio con los territorios africanos e indianos16.
Corroboramos lo dicho por la familiaridad con que los vecinos de am-bas
islas viajaban", y por la presencia de maderenses en Canarias desde
muy temprano. En 1508 un natural de Madera otorga testamento en Tene-rife,
y en él nos habla de sus bienes y familia en Funchal y en la villa de
Punta del So118.
4.1. TRATOS COMERCIALES
Éstos se inician desde Tenerife, y la documentación más antigua se si-túa
en torno a 1509. Ese a50 un mercader realiza el primer envío, que co-nozcamos,
de pez a Funchall9; al .año siguiente el mismo maestre de la ca-rabela,
Antonio, genovés, la fleta a dos mercaderes para llevar a Madera 300
quintales de pez y 40 fanegas de trigo20.
Si en los primeros momentos la materia exportada es la brea, ésta va
quedando atrás, al ser desplazada por los cereales, al margen de los envíos
de ganado, en especial puercos, que m 15 11 se cargan con ese destino21.
Los excedentes de trigo y cebada de Canarias tienen en el siglo XVI varios
destinos entre ellos los puertos portugueses continentales e isleños; Madera
suele devolverlo luego en períodos de escasez. La producción de cereales
en el primer tercio del quinientos constituía un serio problema en Portugal,
por su variabilidad: unas veces abundante y otras insuficiente, en relación
al consum02~E. s por ello por lo que uno de los esfuerzos de los lusitanos al
16. PEREZVIDAL, J.: Esbozo ..., Art. cit., p. 376.
17. MARRERO RODRIGUEZ, M.: Protocolo del escribano Juan Ruiz de Berlanga. La La-guna
i5Oi-IjOo", La Lagüna, 1974, dür. 94.
18. I&, doc. 207.
19. GONZALEZ YANES, E., y MARRERO RODRIGUEZ, M.: Protocolos del escn3ano
Hernán Guerra. La Laguna 1508-1510, La Laguna, 1958, doc. 1.247. El mercader que fleta la
carabela es Melchor Díaz, y otorga la escritura el 15 de junio de 1509.
20. Idem, doc. 1.311. Los dos mercaderes que fletan la nave son Juan López de la Fuente y
Luca Rego y se obligan a ir con la carga a Madera junto con dos mozos.
q r PT A X T T T A U ' C D X T A X T ~ E ~ E . n-----.~-.J - U--_:..P / I C I A I C I T ~ C I T .I-T^
2.1. LUI. Y V V 1 I L I U Y L I I Y U L ; L i . L.. rlVlVOVIVJ WL- 11IIILUI' VaL-IIU ( L J 1 V - L J L L/, J I L. UC IC-nerife,
1980, doc. 1.148. El 3 de julio de 15 11 Alonso de Pedraza fleta el navío de Pantaleón
Afonso para ir a los puertos de Vigo y Bayona con carga de cereales, pero antes hará escala en
Madera, donde estará 4 días.
22. PEREZ VID AL, J.: Aportación.. . , Art. cit., p. 61.
colonizar Madera fue convertirla en una gran productora de trigo, labor que
tuvo comienzos prometedores hasta que vino a menos23. Así nos lo confir-ma
Serrao cuando dice que alrededor de 1475 finalizó el ciclo del trigo en
Madera, al ser liquidado por el azúcar24.
Esta evolución de la producción cerealera maderera la recoge Torriani,
cuando afirma
<En cada año se recogen treinta mil fanegas venecianas de trigo, poco más o
menos. Sus campos solían rendir sesenta por uno; pero al presente se ha redu-cido
a treinta y cuarenta por uno, porque los terrenos se van agotando cada
día máw25.
En 1520 se nota el déficit de granos en Madera al fletarse un barco en
T-,,.;C- ,,- A-,+:-, ,.,1 ,,,i.:+.:11,,, ,,..-,II,,, ,,:..t +.,-,:a,,, ILULIILL LUII ULJLIIIU 2 ayuu a u u y I u a g u , paa IICvaI L L I ~ U y p a a a j u u a ¿i
Funchal26.
El mayor índice de exportación se recoge en el período 1522-1525; en
estos años se asiste a una crisis frumentaria en el oeste peninsular y Iógica-mente
en aquellas islas atlánticas. Efectivamente en estas fechas parten de
Tenerife varios hanos cargados dr cereales con dirección a Madera. Fn 1523
un mercader carga 400 quintales de pez y 130 fanegas de trigo con ese obje-t027;
en el mismo año un gallego, conocedor posiblemente de las crisis lusi-tanas,
carga en otro navío 500 fanegas de cebada con el mismo destinoz*. Al
año siguiente Juan Pérez de Merando, estante en Tenerife, es deudor a un
vecino de cierta cantidad de maravedíes por trigo, que pagaría en la isla de
la Madera. Conocemos la cantidad del cereal por una hipoteca que realiza:
200 fanegas de trigo29. En agosto de ese año un portugués, vecino de Gran
Canaria, fleta la carabela de Artua Báez, para llevar a la citada isla 600 fane-gas
de trigo y las más que cupieran, al puerto que estuviese sano, puesto
que al parecer la isla estaba azotada por la pestilencia3O. Este suceso indica y
23. FREITAS FERRAZ, M.L.: O gucm e sna impo7tancia na economía madeirense, «Geo-graphicm,
30, Lisboa, 1972, pp. 76-89.
24. SERRAO, J.: Alt. cit., pp. 337-41.
25. TORRIANI, L. : Descripción e histona del reino de las Idas Canarzas, S/ C. de Teneri-fe,
1959, p. 264.
26. LORO. M. : Prot~coL~&c A¿ ~mnG gtiZjper (!_520-1521), S IC & TPEP&, 1979, &c
340.
27. COELLO GOMEZ, M.I. y otros: Op. cit., doc. 835.
28. Idem, doc. 962.
29. Idem, doc. 1.341.
30. Idem, doc. 1.674.
corrobora la necesidad de cereal, pues en espacio de dos años se envían a
Madera más de 1.000 fanegas.
De otras islas, como Lanzarote y Fuerteventura, también se exporta ce-real
con el mismo fin3l.
Gran Canaria mantiene una actitud diferente en cuanto a sus relacio-nes
comerciales y contactos con Madera, pues tenía su mismo problema: era
deficitaria en cereales. No obstante su puerto es testigo del trasiego de bar-cos
con destino a aquel archipiélago. Así por ejemplo, en 1526 dos portu-gueses
fletan un navío a un vecino de Las Palmas y a un genovés para ir a
Lanzarote a cargar ganado, quesos y otras mercaderías con destino a los
puertos de Funchal y Santa Cruz32. No debe extrañar la exportación de ga-nado,
pues desde muy temprano, finales del siglo XV, sabemos que aporta-ron
cabras a Madera33.
Fue también Gran Canaria ei punto de eniace entre ei Nuevo Mundo y
la isla lusitana. En 1568 uri vecino, Antonio de Campos, daba poder a un
vecino de Madera para que cobrara del depositario general de aquella isla,
30 cueros vacunos procedentes de la isla de San Juan de Puerto Rico34.
Los maderenses residentes en Las Palmas y otros puntos de la Isla recla-man
sus deudas y Lvicrie3, rior~iúrancioa podt.rados a vecinos de Funchai y de
Agua de Mie135.
La estancia de maestres y marineros en las caletas canarias hace posible
que barcos de origen maderense se vendan en Gran Canaria, a donde acu-den
por el conocimiento que tenían de la necesidad de transporte marino
en la Isla. Los navíos o parte de ellos, puestos en venta, han sido construidos
o comprados en la isla portuguesa. En 1571 un vecino de Funchal vende a
dos mercaderes sevillanos, que tenían por objeto ir a Cabo Verde, un navío
redondo por 450 ducado+. Años más tarde, 1573, un flamenco tenía en
compañía del señor de las islas de Lanzarote y Fuerteventura, una barca
"gr ande. de doce botas de porte, comprada a un vecino de Madera37.
3 l. TORRIANI. L. : Op. cit., p. 46. VIERA Y CLAVIJO, J. : Noticias de la historia gene~al
de las Islas Canarzas, SIC. de Tenerife, 1967, T.I., p. 808.
32. A.H.P.L.P., Cristóbal de San Clemente, no 736, f. 522 r.
33. SIEMENS, L. y BARRETO, L.: Aít. cit.
34. A.H.P.L.P., Antonio Loienzo, no 810, s.f., f. 87 r.
35 A H.P L.P . T omi k i c ~ hn,o 3.122, Fr.; Antifiio Lircnzi, so 811. f. 18Gr.
36. A.H.P.L.P., Antonio Lorenzo, no 811, fs. 183 r y 293 r. El vendedor es vecino de Fun-chal
pero natural de Azores. Para hacer esta venta realiza dos escrituras; en una de ellas sólo
vende la tercera parte del navío, y ya en la segunda hace venta roral.
37. A.H.P.L.P., Luis de Balboa, no 860. f. 142 r. Se la vende al mismo señor don Gonzalo
de ~aaiedrapo r 25 ducados.
El problema de los cereales fue continuo er? el archipiélago de Madera
en la segunda mitad del siglo XVI, aún cuando en determinadas épocas go-zó
de excedente que devolvió a Canarias. En 1552 se dirigían a Gran Cana-ria,
en navíos, distintas cantidades de trigo y cebada para varios consigna-tario~
d, esde Lanzarote. El mal tiempo hizo que los barcos perdieran su de-rrota
y aportaran a Madera, donde fue depositado y vendido. Las autorida-des
isleñas reclaman el cereal, entre ellos el doctor Gómez de Salazar y el li-cenciado
Agustín de Zurbarán, oidores de la Audiencia, junto con el inqui-sidor
Luis de Padilla y el notario del Santo Oficio, Juan de Vega38. En los
años 1572-1576 ocurre algo similar. El primer año se piden los maravedíes
procedidos del trigo, que a la Madera aportó por mal tiempo, que desde
Lanzarote se dirigía a Gran Canaria; el cereal fue tomado y vendido en San-ta
Cruz, y su producto depositado en un mercader39. En 1576 sucede algo
similar, pues ese año, debido a la crisis carencia1 que sufría Gran Canaria, se
importó trigo de Castilla. Sin embargo el cereal junto con tres fardos de ro-pa
se descargó en Madera, y se despositó en manos de un vecino, aclarándo-sele
el costo y el 17% de ganancia. Aquél lo puso en circuiación obteniendo
en la transación 124.109 mara~edís*~.
Frente a lo comentado, Gran Canaria recibió en compensación en años
críticos, el pan qLe le hacía falta para alimentar a su población. En 2573 ne-cesitada
de pan envió por él a La Madera. Para ello se realizó una suscripción
popular. El encargado de la compra era el regidor Hernán Peraza, quién de-clara
que la ciudad y el. concejo le hablan nombrado para desplazarse a Ma-dera
a comprar trigo, con destino al pósito de la Isla, por la extrema nece-sidad
de pan. Fue quien hizo las diligencias para conseguir el dinero puesto
que ni el cabildo ni el pósito contaba con numerario. Recaudó de los veci-nos
9.197 reales, cerca de medio millón de maravedís41. FletC, para tal me-
38. LOBO CABRERA, M.: Indices y extwtos de bsp~otocolosd e Hemán González y de
-T 4-c.F -m..w--&-",d.-~ .?--$ rR ncrn orrm'hamnr JP Tnr Pnlrnnr / i55n. 7 5 5 7 ) TIC P~l rnml O2n An r p 1&1 1LO ^ .l---,---l--l,." --.ll---.,,-l-,-,-l --,,,---- -.---, ^,-">-"--. - " - > --,.
39. A.H.P.L.P., Pedro de Cabrejas, no 855, f. 12 r. Quienes reclaman los maravedís son
Margarita Martínez, viuda de Baltasar de Armas, y sus hijos: el licenciado José de Armas, fiscal
del S.O., el licenciado Bemardino de Armas, Leonor de Armas y Gaspar de Armas. El trigo le
había enviado desde Lanzarote el beneficiado de aquella isla Gaspar de Armas.
40. A.H.P.L.P., Alonso de Balboa, no 777, f. 334 r.
41. A.H.P.L.P., Alonso de Balboa, no 776, f. 250 r. y 249 r. Los vecinos que aportaron el
dinero fueron: el deán don Juan de Villalta con 1.700 reales: el chantre don Luis Corral con
2.083; el regidor Hernán Peraza con 1.000; Juan Ortiz con 416; Antonio Folguera, portugués,
con 250; Aparicio Negrín con 50; Antonio Dfaz, portugués, con 100; Maciai, lanero, con 50;
Salvador Pérez, zapatero, con 200; Juan González de Triana con 250; Juan Pérez, mercader,
nester una barca de porte de 1 .O00 fanegas de trigo, condicionando al maes-rre
que si no rraía la totalidad del aforamiento le descontaría por rata42.
La Madera contribuyó también con sus exportaciones a crear en Gran
Canarix una industria de calzado, pues aunque la Isla poseía tenerías no
contaba con zumaqi;i suficiente para curtir !os cueros. Por ello los zapate-ros,
bien dan poder o tA,itregand inero, para comprarlo. En 15 69 dos artesa-nos
reclaman, por sepatado, 1.000 arrobas que vendrían en sacas43, y 27
cuartos de lo mismo44.
Visto el negocio que podía resultar de la impiirtación de este producto
los vecinos y mercaderes se aprestan a imitar a los zapateros. En 1570 un co-merciante
de origen sevillano, Diego Hernández, se concierta con un axaez
de barca para ir a los puertos de Funchal y Santa Cruz a cargar codo el zuma-que
que se le dierc por parte del merixder maderense Antonio Aivarez de
Apupa, y de allí partir hacia las Isleras45. A ~ m i dre la intervención de los
comerciantes, los zapateros abaridonan la práctica comercial y acuden a
ellos. Un flamenco, de gran pericia y movimiento en operaciones mercanti-les,
Cornelio de Manaquer, envía a un agente a Madera. Este era paisano su-yo,
Juan Belteque, y se encarga de enviarle el zumaque. Por ello un zapate-ro,
vecino de Telde, acude a comprarle a Manaquer 60 arrobas de zumaque
de Madera46.
Por los mismos años, 1571, se formaliza una comp-rñí:, de carácter fijo
con un solo objeto. Dos vecinos de Gran Canaria, Antón Solís y Juan de Ca-brejas,
se conciertan para comerciar con Madera. Cada uno pone 200 doblas.
-1.000 maravedis- para invertir en 600 arrobas de zumaque, que se de-bían
vender en Gran Canaria al mayor provecho. Vendidas partirían costas y
beneficios. Concluida esta primera operación, uno de los socios volvería a
Madera con 300 doblas para emplearlas en zumaque y en lo que le parecie-ra;
el otro iría con la misma cantidad a La Palma para romprar 10 mismo; al
final se repartirían costos v ganancias47.
con 100; Diego Franquiz con 312; Gómez Gonzálet con 800; Tomás de Guzmán con 300;
Juan Pérez, herrero, con 500; Tomás Box con 200; Baltasar Díaz con 130; Miguel de Arencibia,
mayordomo del concejo, con 625; Antón García con 100; Diego López, cerero, con 104; Adán
Gonzáiez, zapatero, con 48; Leonel Alvarez con 300 y Alonso Hernández de Talavera con 104.
42. A.H.P.L.P., Antoniohrenzo, no 812, f. 12 r. El flete de la barca ascendió a 90 doblas.
43. A.H.P.L.P., Lorenzo de Palenzuela, no 827, f. 564 r.
44. A.H.P.¿.P..Antonio¿orenzo,n"8iÜ,í.8ir.
45. A.H.P.L.P., Antonio Lorenzo, no 81 1, f.r.
46. A.H.P.L.P., Luis de Balboa, no 860, f. 428 r.
47. A.H.P.L.P., Rodrigo de Mesa, no 783, f. 567r.
Otras veces la compañía se celebra entre vecino? de Madera48, o entre
un vecino de Gran Canaria y otro de aquella isla. En Csta, e! tiempo para co-merciar
era tres años, en los cuales la firma podía repovarse o desaparecer.
Los socios celebraron escritura en 1572 con el propósito de traer zumaque y
otras cosas de Madera, y en 1574 la deshacen y liquidan, repartiéndose el
principal y ganancias'@.
Las sociedades comentadas tienen las siguientes características: el obje-to
principal es la importación de zumaque, al margvn de que se engloben
otros productos. Los componentes no pasaban de dos, y el tiempo estipula-do
para el contrato está cercano a los dos o tres años. La aportación del capi-tal
es por igual, es decir al 50%, y el reparto de beneficios en función de él y
del trabajo aportado por ambas partes; éste se repartiría: cada uno se desta-caba
en un puerto islefio, y al final de la jornada se repartían los beneficios.
Lnr fletmentns y !os +es tienen I veces ~hjetivcs Uistinte~. Y!= es
sólo el comercio lo que une por mar a Gran Canaria y a Madera, sino tam-bién
la ida y vuelta de pasajeros. Para ello es una perqona la que contrata el
barco, encargándose a su vez de buscar el resto del pasaje. En 1572 Mateo
Deniz, vecino de La Madera, fleta una barca para ir a Funchal, con su perso-na
y caja, más 15 pasajeros; cada uno pagaría por su pasaje 500 maravedís~0.
Años más tarde se realiza un contrato similar aunque el desti510 no sea
Madera, pero sí el lugar de escala durante 10 días, en un viaje a Lagos. El
maestro de la carabela es un maderense, y los pasajeros: el capitán Juan de
Benavides, gobernador que había sido de Gran Canaria, y el regidor Ber-nardino
de San Juan; el primero llevaría consigo 8 personas, 7 cajas y un ga-llinero,
y el segundo, su hijo, 4 criados y 2 cajas de vestidos; pagarían res-pectivamente
al maestre 30 y 20 ducados>'.
Los datos analizados nos dan pie para enumerar algunas consideracio-nes:
los contactos mantenidos entre Madera y Grzn Canaria en el siglo XVI
se pueden clasificar en poblacionales, emigración-inmigración, y comercia- les, irripo~drióri-cxpom.. o nh, aciéndose continuos préstamos ai pasar de
receptora a exportadora o viceversa.
48. A.H.P.L.P., Luis de Balboa, no 860, f. 94 r.
49. A.H.P.L.P., Luis de Balboa, no 860, f. 172 r. En este caso los socios de la compañía
son dos vecinos. uno de Gran 'nana& y otro de LI Maderz, A& G=11zá!ez y Tez& z p ~ z .
Liquidaron la cuenta y Epez alcanzó a González en 100 reales de principal y ganancias que
metió, los cuales ha recibido.
50. A.H.P.L.P., Luis de Balboa, no 860, f. 82 r.
51. A.H.P.L.P.,AlonsodeBalboa,nO 777,f. 138r.
5. CONTACTOS ENTRE GRAN CANARIA Y CABO VERDE
Las relaciones mantenidas entre Gran Canaria y Cabo Verde son com-pletamente
diferentes a las comentadas para Azores y Madera. En éstas el
objetivo estaba en función de un comercio de abastecimiento, mientras que
en Cabo Verde priva el comercio a gran escala. Otra diferencia está en rela-ción
a que en aquéllas eran las propias autoridades y el vecindario los qae se
ocupaban y preocupaban de las importaciones y exportaciones, mientras
que en ésras irrumpen otros profesionales del comercio: los mercaderes
extranjeros.
El comercio de Cabo Verde no es excluyente de Gran Canaria, sin3 del
resto de las islas e incluso de la Península que toma a las Canarias como es-cala
en sus viajes hacia el sur.
Eescie que se inicia ia conquisrd dr Grari Canaria aparecen eii escena
mercaderes que llevan por destino el archipiélago atricano. En 1478 y desde
Sevilla el rey don Fernando comunica al deán de Canaria y al gobernador
Juan Rejón que den seguro a Pedro de Montoya, factor de dos vecinos de
Burgos, para que pudiera permanecer en Cabo Verde y traer mercaderías a
los reinos peninsulares, a pesar de la guerra con PortugalS2.
Este viaje iniciado en el último tercio del XV tiene su continuidad en el
siglo XVI, aun cuando se acentúen en la segunda mitad del siglo. No obs-tante
en el primer tercio del XVI también se pertrechan navíos con ese des-tino.
Nos informa un poder otorgado en 1523, en el que un maestre de ca-rabela
nombra apoderados a dos mercaderes pa:a que cobren de tres mari-nos
cierta cantidad de maravedís que le debían del flete, cosra del armazón
y mercaderías, que hicieron en el viaje a Cabo Verde53.
Desde la Península también pasan por las islas naves rumbo a Cabo
Verde, como una propiedad de los Espinosa, familia originaria de Medina
de Rioseco asentada en Sevilla, que iba cargada de ropas5*.
mei, comercio man~enidoc irsdc Gran LaiiaGa como de Tcnsiife es a b z c
de vinos; este tráfico tuvo que ser frecuente para llamar la atención del Juez
52. AZNAR VALLEJO , E. : Op. cit., doc. 30.
53. COELLO GOMEZ, M.I. y nrros:O>. cit.; doc. 1.180.
54. BRICH, W.D.G. : CataCogne ofu collection oforzginal manz s r r ipt s fo~mube~lo onging
to the holi o f i e ofthe ionqnisihon in the Cuonary Islands.. . , Edinburgh and London, 1903,
T.I., p. 56.
de Indias, que pretendió someter este tráfico al mismo gravamen que pesa-ba
sobre el comercio de Indias''.
Este tráfico de vinos pudo haber sido intenso y de hecho ha llamado la
atención ce los historiadores; E. Vila mantiene que la cuantía y el volumen
de este trafico fue indudablemente el más importante que mantuvieron los
isleños durante casi un siglo"; no obstante nos parece un poco exagerada la
afirmación, y estamos más en la línea de Mauro cuando dke y sostiene, sin
llegar a coriclusiones de volumen, que la llegada de los vinos de Canarias a
Cabo Verde parece que fue numerosa, al menos antes de 1640, sin que se
pueda hablar de competencia57.
El vino h e la principal granjería que tuvieron los isleños para comer-ciar
con Cabo Verde, junto con la brea y otras mercaderías cotizadas en Afri-ca.
La orientación de este comercio teda una base fuerte: importar esclavos
negros para emplearlos en los ingenios y otros sectores económicos. Antes
de que los isleños se decidieran a intervenir en el tráfico los mrrcaderes por-tugueses
eran los que recorrían las islas ofreciendo su humana mercancía
en los ingenios y lugares de trabajo's. Los isleños acudirán a Cabo Verde,
puesto que es:as islas se convirtieron bien pronto en el íugar de aprovisio-namiento
de esclavos de cara a la exportación'9.
Los primeros viajes tienen por objeto el comercio y no el rescate de ne-gros.
En 1524 varios armadores entregan a un piloto y maestre 120 doblas
para que les compre carne, sebo y otras cosas60. Al año siguiente, otro veci-no
reconoce tener cargada en la carabela de Francisco Lerca cierta mercade-ría
para negociarla en la isla de Santiago, que va a cargo de un sobrino suyo,
pero por ser joven se teme que no sepa hacer el negocio y da poder a un ge-novés,
para que si su sobrino no supiera hacer la negociación o muriera, to-me
la carga y la emplee como mejor convenga al negocio y trata61.
5j . CiSiíiANXSCü, A. : Q. c i ~,. T .ii, p. 2 1.
56. VILA VILAR, E.: Las Islas Ca?za& como base de aprovisionamiento de navíospom-peses,
u11 Coloquio de Historia Canario-Americana (1977)», Las Palmas, 1979, t.I., pp.
285-300.
57. MAURO F.: Le Porbsg~'rtl'Atlantique auXVIIcsiecLe 1570-1670, París, 1960, p. 357.
58. RUMEU DE ARMAS, A: Pisatenás y ataques navales contra las idas Cananis,
Madrid, 1947, T.I. p. 350.
59. ;IEiXEiKA DA MOTÁ, A.: Viigens espanbolas das Canama a Guine no secdo XV7,
segun& documentos dos arquivosportlcgueses, a111 Coloquio de Historia Canario-Americana
(1978)~L. as Palmas, 1980,II T., pp. 219-250.
60. A.H.P.L.P., Cristóbal de San Clemente, no 736, f. Ir.
61. A.H.P.L.P., Cristóbal de San Clemente, no 736, f. 262 r. El vecino es Luis de Villalo-bos
y el maestre de la carabela Juan Trabuco.
En 1532 se conoce el reccrrido que un mercader hace de isla en isla
para comprar sal, mercaderías y esclavos; el itinerario es, por esx orden, isla
de Mayo, Santiago y San Nicolás6*.
Años más tarde se realiza otro viaje, tal como nos lo revela el testamen-to
de un vecino de color loro, Bastián Martín63.
En los años 1553 y 1559 conocemos dos nuevas expediciones, en la3
que se embarcan bizcochos, harinas y vin0s6~.
A partir de estos momentos y desde la década de los o0 hasta 1600 e:
tráfico se intensifica, y es el vino el principal vehículo de este comercio. En
estos años se realizzn unos 32 viajes, de los cuales el 50% aproximadamente
se concentran en la década de los años sesenta. De ellos la mitad tienen co-mo
misión el rescate de esclavos, mientras que el resto se hacen con objeto
de intercambi::? vino y harina por oro, sebo, corambre y tocinos.
Estos viajes y armazones que desde Gran Canaria se hacen a Cabo Ver-de
no se realizan nunca de la misma manera, depende de la organización
del comercio y de los intereses y participación de los socios. Lo más corrieníx
es la compaííía de cargazón individual o colectiva, aiinque t:unbién existen
los encomen deros.
El procedimiento más usual en el comercio con Cabo Verde consiste en
la participación individual del cargador, aunque si la ocasión se le presenta
no la deshecha para asociarse con otros compañeros.
Lo más corriente es que el mercader flete un navío o carabela para lle-var
a Cabo Verde vino u otras mercaderías con ciertas condiciones: cargar en
cierto tiempo, 12 días; llevar libre de flete otras mercaderías, como por
ejemplo alguna cantidad de brea; pagar el flete en el puerto de destino en
determinado plazo; volver al puerto de despacho con o sin mercancía, com-prada
o cambiada en Cabo Verde por los productos isleños. En estos casos,
en e! r ~ v vha e ! cargdm sele c? iin2 ~PTSOI IXP II S= x ~ h r eb. s c mtrxLzti,tes
62. A.H.P.L.P., Cristóbal de San Clemente, no 740, f. 561 r. Vid. LOBO CABRERA, M.:
Relaciones entre Gan Cana&, Afirca y América a través de h trata, RII Coloquio de Historia
Canario-Americana (1977)», Las Palmas, 1979, pp. 75-98.
63. A.H.P.L.P., Hernando de Padilla, no 750' f. 227 r. El motivo de laotorgación del tes-tamento
es por estar de partida para las islas de Cabo Verde.
64. A.H.P.L.P., Alonso de Balboa, no 772, f. 772 r., y Adriano de Padilla, no 762, f. 436
r. Conocemos estas expediciones por un testamento y un poder.
suelen ser portugueses, mercaderes extranjeros e incluso canónigos de la ca-tedral.
El mercader Pedro de La Rabli fletó una carabela para llevar todas las
botas de vino que hiciera el navío65; el mercader lusitano Miguel de Acosta
se concertó con el maestre de navío portugués Luis Márquez para llevar 46
pipas de vino y traer toda la mercancía de corambre, tocino, cuero, sebo y
esclavos que le dieran66. El canónigo Juan Carrillo hzce lo propio con el. por-tugués
Melchor Baez para llevar a la isla de Santiago vino, harina y hizco-cho;
en este caso va por él una persona a realizar la trarlsacción67.
Otras veces se cuenta con factores en aquellas islas, a quienes los maes-tres
de navío se obligan a entregar la mercancía. según se consigna en los re-gistros
de embarque68.
Estos fletamentos se contratan por todo el cupo del barco o por tonela-das
de carga; cuando sucede lo primero el flete oscila en torno a los 120 du-cados;
si es por tuneladas de 5 a 6 ducados cada una. En los viajes de vuelta
el flete se cobraba por tonelada cuando se trataba de mercancía, y si eran es-clavos
a 4,5 ducados por pieza, con la obligación, por parte del maestre, de
darle agua y fuego durante el viaje@.
A veces dos cargadores se ponen de común acuerdo para fletar un na-vío,
pero cada uno paga de acuerdo a la carga embarcitda. Así en 1565 dos
mercaderes, Francisco de la Coba y Vicente Romano, fletan la car&e!a del
portugués Vicente López. El primero se obliga a llevar de 35 a 40 pipas de
vino y el segundo 10 pipas más una tonelada de ropa menuda. El maestre se
obliga a llevarles la mercancía y a esperarlos en Santiago cierto tiempo; en
este tiempo pueden decidir si quieren cargar el navío para La Madera, y
queriendo han de dar mercancía con un volumen no inferior a 50 toneladas70.
Las compañías se suelen realizar entre dos o más socios, y son de carác-ter
eventual, pues no duran más que el tiempo de la transacción.
Estas operaciones comerciales suele realizarlas el mercader de tres for-
65. A.H.P.L.P., AntonioLorenzo, no 807, f. 253 v.
66. A.H.P.L.P., García Ortiz, no 852, f. 262 r.
67. A H.P.L.P., Lorenzo de Palenzuela, no 825, f. 146 r.
68. A.H.P.L.P., Lorenzo de Palenzuela, no 826, f.r. En este caso Ventura Pluma, con li-cencia
de Bernardino Canino de Veintemilla, señor del navío, lo fleta a Agustín García Loza-no,
para llevarle a Santiago de Cabo Verde de 17 a 20 toneladas en pipas de vino, y allí entre-o-
o r. -l ~ r I - -11 - nprcnn* -- -- - q ~ !e- e r&=nz2, qiieri pagX&e ! &te, Si cs:g p c w ~ n a diG c-2 !a
traerá a Gran Canaria. y entregará a Lozano.
69. A.H.P.L.P., Francisco Méndez, no 820, f. 227 r.
70. A.H.P.L.P., Francisco Méndez, no 819, f. 8 r.
mas diferentes: personalmente, tal como hemos visto, por medio de socios o
empleando agentes. Lc zorriente en este tipo de negocios es el traslado per-sonal
del mercader con la merc¿uicía o la asociación con otro compañero,
aun cuando existen compañías de mayor participación y envergadurz.
Las compañías más simples y corrientes suelen estar formadas por dos
socios; uno es el inversor y otro es el que realiza el trabajo y viaja con la mer-cancía.
Para ello ambas partes se conciertan de común acuerdo. En 1565 dos
vecinos, Juari González y Antón de Solís redizan escritura. González da a
Solís 2 1 botas de vino, cargadas en el navío de iin portugués, y 12 quintales
de bizcocho, para que lo beneficie y venda o trueque por otras mercaderías
de esclavos o corambre según las instrucciones que lleva, al mayor provecho;
la procedido ha de cargarlo con destino a las islas de Tenerife y La Palma,
donde lo entregará a agentes suyos o lo venderá a excepción de los esclavos
que han de venir a Gran Canaria. Del total se sacará el principal, 13 1.280
malave&, y costos, y las ganalis se ieparti.i a.ii eiitie ?!los: Guiiz&%% se
quedará con los 21 3 y Solís, por su trabajo y solicitud, percibirá el 11 3 res-tante7l.
En estos casos, por miedo a perder la mercancía si ie ocurciera algo al
socio, se da poder a alguna persona de las que va en el navío. casi siempre al
maesrre72. En este ejemplo concreto, como parte de las mercancías trocadas
en Cabo Verde han de ir a venderse a puertos distintos al de despacho, se da
poder a familiares y agentes residentes en ellos73.
Compañía similar se hace con otros productos, como la pez, materia
demandada y cotizada en Africa. 25 quintales entrega un genovés calafate a
un maestre de navío para que se la venda y beneficie en Cabo Verde, pa-gándole
por su trabajo un tercio de la ganancia7*.
En estas operaciones ei reparto de beneficios está en función del capital
y del trabajo aportado por cada una de las parte; aquí se tiene en cuenta la
solicitud de la parte que va a vender la mercancía, tanto como si tratara de
un socio capitalista, dado que lo esencial no era sólo el dinero, sino como
expiica'&&& & i&rca:o <el ingenio e in&stria con que se
71. A.H.P.L.P., GarcíaOrtiz,nO 852,f. 98r.
72. A.H.P.L.P., García Ortiz, no 852, f. 104 r. Tres días después de haber realizado la es-critura
de concierto Juan Gonzáiez da poder al maestre de la carabela, Alvaro Pérez, ponu-gués,
para que si a Solís le sucediese algo, pueda tomar los vinos, bizcochos y demás a su cargo,
y reciba lo procedido de ellos.
73. A.H.P.L.P., Francisco Méndez, no 819. f. 195 r.
74. A.H.P.L.P., Luis Felipe, no 854, f. 98 r.
75. MERCADO, F.T. del: Szmmade tratosy contratos, Sevilla, 1571, p. 40 v.
Otras compañías suelen estar compuestas por más de dos socios. En
1567 ocho compañeros se conciertari para negociar en Cabo Verde, y apor-tan
un capital de 371.800 maravedís76; al año siguiente algiinos de los an-teriores
vuelven a p,micipar en unión de un número mayor de socios, en to-tal
11, e invierten un mayor capital. Los socios s o r dos regidores de Tene-rife,
Lope de Azoca y Juan de Valverde; seis franceses, un flamenco, un ca-talán
y varios vecinos, algunos de ellos marinero y maestre de navío. Uno de
los partícipes, Juan Bolenge, capitán de navío, pone la saetía nSantankn>,
más cierta cantidad de maravedís, y los demás invierten su capital en paños,
estaño, trigo, brea, aceite, pólvora, cierta artillería y otros menudos. Como
la compañía se realiza entre gentes avecindadas en Tenerife y Gran Canaria,
se obligan a hacer declaración en ambos puertos, para luego unificar la
cuenta de la armazón. Las declaraciones tienen por objeto explicitar lo que
rada t i n ~ha Ma inveni&, y admitir í, 10s ~ompñ_ñ~roqc:~ h~abrlan pec:to
más cantidad de maravedís de lo usual, para que cada uno heredara en'las
ganancias conforme al capital. Según la cuenta, la inversión se repartía así:
Inversor Capital en rnaravedl;~
- Lope de Azoca 146.584
- Juan de Lambaru 69.916
-Juan de Chovete 201.378
- Román Caletote 253.779
-Juan Codina 19.200
- Tomás Rasel 63.900
- Francisco Provenzal 205.492
- Diego Casafilete 9.588
- Rodrigo Hernández 32.500
-Juan Estala 50.000
- T ~ I RD n~ l ~ n m ~
J "-' '"'-" S- 105.600
Total 1.157.937
Según esta cuenta resulta lo invertido 1.157.937, pero ellos en un
apunte consignan 1.348.9 10 maravedís77. La diferencia se puede explicar
76. LOBO CABRERA, M. : La esclavitud en las Cana& Orientaler de el siglo XVI, Las
Palmas, 1982, p. 112-113.
77. A.H.P.L.P., Francisco Méndez, no 821, fs. 144 t., 167 r.
por el mal estado del documento que impide leer parte de lo escrito, o por-que
se consigna el navío como integrante de lo invertido, que es lo que se
suele hacer en estas operaciones. Esta inversión tiene sólo el propósito de ir a
Cabo Verde a traer esclavos.
El interés de las autoridades y de los mercaderes en aliarse para formar
este tipo de sociedades estriba en el rendimiento que ofrecen, pues tenien-do
como base compañías similares, pero de capital inferior, hemos logrado
deducir que el beneficio tenía un margen del 200 al 250OX~~~.
La participación, como se puede observar, es variada, porque en defi-nitiva
sobre este particular no existían reglas fijas, aun cuando los socios par-ticiparan
o al 50%, o por terceras y cuartas partes.
El reparto de beneficios, sacado el principal, costos y derechos, estaba
en función de la inversión, del trabajo aportado por cada socio, y en ocasio-nes
del transporte, puesto por uno de los compañeros.
S .2. ENCOMENDER OS
Este es otro de los sistemas utilizado en el comercio con Cabo Verde. El
encomendero es un hombre de negocios que al mismo tiempo que trabaja y
negocia lo suyo, cumple encomiendas diversas por las que cobra una comi-sión79.
En estos casos no se invierte mucha cantidad de maravedís, sino que se
le hace entrega a esta persona de dinero o mercaderías para comprar escla-vos,
uno o dos a lo sumo. Así por ejemplo Beltrán de Savalaga confesaba en
1565 que había entregado al mercader y escribano público Luis Hernández
Rasco, fallecido en Cabo Verde, 2 pipas de vino, una de harina, 3 piezas de
jarcia menuda y 2 quintales de estopa para que allí se le vendiese y aprove-chase
y con lo obtenido, sacados costos y ganancia, le comprase un esclavo y
el resto del numerario en contado se lo entregara en la Islago.
Otro recibía para el mismo fin 50 libras de estaño labrado en platos y
escudillas, para rescatar oro, esclavos u otras cosassl.
Este procedimiento no fue frecuente, salvo en los casos de rescate de
piezas de esclavos; con ello se evitaba esquivar el encarecimiento que los ne-gros
alcanzaban en mercado.
78. LOBO CABRERA, M. : La esclavitzrd . . , p. 1 13.
79. LORENZO SANZ, E.: Op. cit., p. 146.
80. A.H.P.L.P., Lorenzo de Palenzuela, no 825, f. 824 r.
8 1. A.H.P.L.P., Lorenzo de Palenzuela, no 826, f.t.
S.3. ORAS RUTAS
El viaje realizado desde Gran Canaria a Cabo Verde no significaba que
al retornar tuviera que tocar la Isla, sino que por el contrario algunos se rea-lizaron
con miras a negociar en Indias o en Sevilla. Esto sucedía cuando los
navíos se pertrechaban en Canarias con objeto de intercambiar los produc-tos,
principalmente caldos isleños, en Cabo Verde, y lo obtenido negociarlo
en otros puertos. Así, en ocasiones, Gran Canaria se convirtió sólo en
de escala, en la ruta de Indias, para introducir esclavos en el Nuevo conti-nente.
Algunas expediciones conquistadoras al pasar por Gran Canaria,
conciertan en Las Palmas a parte de su hueste y a los navíos que les faltan,
para ir a Cabo Verde a rescatar esclavos con licencia reaP2.
También el viaje a Cabo Verde se utilizó como pretexto para practicar
ei contrabando, engañando ios maestres de ios navíos no sóio a ias autori-dades
sino a los propios armadores. Contrataban sus barcos para ir a Cabo
Verde en viaje de ida y vuelta, y en vez de regresar al puerto de despacho to-maban
la derrota hacia Indias. Por esta causa un vecino dio poder a varios
parientes y a otros vecinos residentes en Santo Domingo y Vera Cruz, para
q ~ coeb:a :afi de fiaficisco Reinase, dg~aci!q ue haKa side de !a !da, cicrta
cantidad de rnaravedís que le había dado para que se los rescatara en Cabo
Verde, y su producto traérselo a Gran Canaria; sin embargo cambió.de rum-bo
y se fue a Indias@.
Por esta razón los jueces de Indias recelaban de este tráfico, y pedían
fianzas a los vecinos que iban a Cabo Verde, de que no pasarían a Indias84.
Sevilla era el otro destino que se tomaba desde Cabo Verde, aun cuan-
. do la compañía o viaje se realizara desde Gran Canaria. Por este medio lo
que se pretendía era colocar la mercancía y los esclavos en la ciudad andalu-za,
y su beneficio emplearlo en productos necesarios en las islass'.
82. LOBO CABRERA, M. : La esc/avitud.. . , p. 107.
83. A.H.P.L.P., Lorenzo de Palenzuela, no 827, f. 378 r.
84. A.H.P.L.P., Antonio Lorenzo, no 811, f. 392 v. En 1571 ei vecino Meichor de Castro
sale por fiador de Alvaro Méndez, cirujano, que va a Cabo Verde en el navío de Vicente Báez,
y se obliga bajo pena de 200.000 rnaravedís que aquel volverá a la Isla o a España, sin pasar a
Indias.
85. A.H.P.L.P., Francisco Méndez, no 821, f. 49 r.; Lorenzo dcPalenzuela, no 832, f.r.
6. CONTACTOS ENTRE GRAN CANARIA Y SANTO TOME
La presencia de esclavos negros, procedentes de la isla del golfo de Gui-nea,
en el mercado grancanario, nos habla del contacto mantenido entre
ambas zonas. Entre 1576-1590 son puestos en venta en Las Palmas 9 escla-vos
negros, bozales alguno de ellos, originarios de Santo Tomé. Sin embar-go
en este tráfico poco o nada tuvieron que ver los canarios, sino que estaba
controlado por los portugueses, vecinos de Lisboa y Lagos, capitanes de na-vío86,
y en algún caso por el propio canónigo de Santo Tomé87.
No obstante algún viaje sí que se terminó de organizar en Gran Cana-ria,
aun cuando los tripulantes fueran de origen andaluz, lusitano y gallego.
En una ocasión, 1571, la nao La Trinidad se terminó de pertrechar en el
puerto de Las Isletas, con el dinero que un vecino de Sevilla prestó a la tri-pulación
y armadores, con obligación &rus de eiitiegai el capital en Sanre
Tomé en un piazo de tres meses88.
7. CONCLUSIONES
Analizados los datos con los que hemos elaborado este trabajo, pode-mos
deducir algunas cuestiones. Las relaciones comerciales y humanas man-tenidas
entre Gran Canaria y las islas atlánticas portuguesas en el siglo XVI,
se desarrollan en dos campos completamente diferentes.
las islas situadas al norte del archipiélago canario, es decir, Madera y
Azores, mantienen con Gran Canaria un comportamiento bastante distin-to,
al observado en las islas del sur. Entre Gran Canaria y aquellas islas lusi-tanas
existió un contacto humano y comercial a nivel de productos de con-sumo,
aun cuando se realicen compañías abocadas a la importación de
zumaque para lanzar la industria marroquinera. Por lo tanto, más que de
comercio, en líneas generaies hay que hablar de ayuda íiiiiiiia, ptiesto qüe si
La Madera importó cereales de Canarias luego los devolvió en época de crisis.
86. A.H.P.L.P., Alonso de Balboa, no 777, fs. 368 r. y 629 r.; Alonso de San Juan, no
811, f. 36 r.; Luis de Loreto, no 874, s.f.; Teodoro Calderína, no 897, f. 31 r.; Pedro Fernán-dez
de C~ZPSn.o 901. f 79 r.; 120 r. y 121r .
87. A.H.P.L.P.,AlonsodeSanJuan,n0811,f.13r.
88. A.H.P.L.P.. Francisco Méndez, no 822, f. 140 r.
El tráfico hacia Cabo Verde precisa mayor atención, puesto que es una
vía comercial importante. El rescate de esclavos permite colocar en Cabo
Verde, desde muy pronto, los excedentes de vino canario y pez, con objeto
de abastecer a Gran Canaria de esclavos para poner en marcha su economía
y convertirla en un mercado esclavista de primer orden.
Las compañías, el capital invertido y el volumen de vinos conocido,
que se exporta a aquél archipiélago, nos informan de este trafico. Se organi-zan
sociedades, con intervención canaria y extranjera, donde el capital as-ciende
a veces a varios millones de maravedís. El volumen del tonelaje del
vino pasa del ciento, unas 245 pipas, sin contar aquellas cantidades en don-de
no se especifica claramente el total; junto al vino destaca la pez, materia
cotizada en la costa africana, la harina, el bizcocho y la quincallería.