XXII Coloquio de Historia Canario-Americana
ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2017), XXII-003, pp. 1-17
APELLIDOS EN TELDE DURANTE EL SIGLO XVII: EVOLUCIÓN, TRANSFORMACIÓN Y VARIACIÓN
SURNAMES IN TELDE DURING THE 17TH CENTURY: EVOLUTION, TRANSFORMATION AND VARIATION
Jesús Emiliano Rodríguez Calleja*
Cómo citar este artículo/Citation: Rodríguez Calleja, J. E. (2017). Apellidos en Telde durante el siglo XVII: evolución, transformación y variación. XXII Coloquio de Historia Canario-Americana (2016), XXII-003. http://coloquioscanariasmerica.casadecolon.com/index.php/aea/article/view/9958
Resumen: Los apellidos refuerzan la identidad de las personas y marcan el linaje al que pertenecen. En este estudio analizamos los diferentes apellidos utilizados en Telde (Gran Canaria) durante el siglo XVII, cuando ya la población está consolidada, tras el proceso de asentamiento del siglo anterior. Se analizan las diferentes formas de transmisión, así como la variación de los apellidos por una cambiante ortografía, alteración de letras, o feminización, lo que determinará troncos familiares diferentes, aunque próximos, debido a esa variación y a una adopción a veces caprichosa de los apellidos. Se analizan las diferentes tipologías, así como la desaparición y mantenimiento, pero también la introducción de otros nuevos. Se incluye un apéndice con todos ellos en el que se señala su cuantificación, forma de transmisión, y permanencia a lo largo del tiempo.
Palabras clave: Apellido, genealogía, gentilicio, identidad, linaje, patronímico, población
Abstract: Surnames reinforce the identity of people and show the lineage which they belong to. In this study we analysed the different surnames used in Telde (Gran Canaria) during the 17th century, when the population is already consolidated after the process of settlement of the previous century. The different ways of transmission as well as the variation of surnames because of a changeable orthography, alteration in letters or feminization are analysed. This will determine different familiar branches which are close because of this variation and an adop-tion of the surnames sometimes whimsical. The different typologies as well as the disappearance and mainte-nance are analysed, but also the introduction of other new ones. An appendix with all of them is included. Its quantification, way of transmission and permanence along the time are marked in it.
Keywords: Surname, genealogy, demonym, identity, lineage, patronymic, population
Los apellidos refuerzan la identidad de las personas, pero a la vez marcan el linaje al que pertenecen, y de manera especial en las poblaciones reducidas, donde los troncos genealógicos no se han ramificado en exceso. Son los padres los que transmiten los apellidos, y es en el S. XIX, con la implantación del Registro Civil, en 1869, cuando se establece la normativa clara de transmitir los apellidos a partir del primero del padre, seguido del primero de la madre, y así sucesivamente, siempre anteponiendo los paternos a los maternos. En la actualidad la Ley 40/1999 de 5 de noviembre1, establece que son los padres, quienes de común acuerdo, deciden el orden de los apellidos, que ha de ser igual para todos sus hijos, aunque éstos, al alcanzar la mayoría de edad pueden solicitar la alteración de los mismos.
Con anterioridad a estas disposiciones se producía una importante movilidad de los apellidos, no existiendo una correlación clara en el uso de los mismos, pues los varones eran
* Doctor en Historia. C/ Aguadulce, nº 13, P. 2, 2º C. 35004. Las Palmas de Gran Canaria. España. Telé-fono: +34 630545299; correo electrónico: callejadevillaveta@yahoo.es
1 BOE, nº 266, de 6 de noviembre de 1999, pp. 38.943-38.944.
JESÚS EMILIANO RODRÍGUEZ CALLEJA
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más tendentes a utilizar el de los padres, mientras que las mujeres utilizaban más los de las madres. Este uso sin criterio aparente, es el que dificulta en exceso la reconstrucción familiar.
LA TRANSMISIÓN DE LOS APELLIDOS
Para tener una idea de cómo se transmitieron los apellidos en Telde, durante el S. XVII, hemos de recurrir a los registros matrimoniales, puesto que en ellos se indica la filiación de los contrayentes y que para los varones casados en Telde, quedó reflejado en el 80,98 % de los registros, mientras que para las mujeres lo fue en el 85,36 %. Porcentajes lo suficientemente amplios como para acercarnos a la realidad de la sucesión y transmisión de los apellidos entre padres e hijos. El estudio que realizamos se centra de manera preferente en los primeros apellidos, ya que en las actas matrimoniales, por lo general, se registra a los contrayentes con dos apellidos, mientras que a sus progenitores tan sólo con uno.
Del análisis realizado (ver Cuadro I), observamos que hay una importante diferencia entre la adopción de apellidos por parte de los varones y de las mujeres. Los varones se decantan con gran predilección por el primer apellido paterno, puesto que lo portan y adoptan el 63,01 %, mientras que en las mujeres lo llevan una de cada cuatro, pues el estudio revela que lo utilizaron en el 24,69 %. El primer apellido de las madres es más utilizado por las mujeres, puesto que lo adoptan la mitad de ellas (50,29 %), mientras que el porcentaje de utilización en los hombres queda reducido al 14,51 %.
CUADRO I.- Telde, Siglos XVI y XVII. Adopción de los primeros apellidos (%)
APELLIDOS
HOMBRES
MUJERES
S. XVI
S. XVII
S. XVI
S. XVII
Primero paterno
63,01
67,76
24,70
24,69
Primero materno
17,81
14,51
27,16
50,29
Segundo paterno
1,37
1,22
1,23
0,97
Segundo materno
1,37
0,07
1,23
0,26
Otros
16,44
18,44
45,85
23,79
Fuente: A.P.-S.J.B.-T.: Registros Matrimoniales. Siglos XVI y XVII. Elaboración propia.
Los segundos apellidos, tanto paternos como maternos, pasan a ser primeros, en hijos e hijas, en escasas ocasiones, puesto que difícilmente alcanzan, o superan, el uno por ciento. En cambio hay un elevado porcentaje de primeros apellidos que no coinciden con los de los padres, aunque podría tratarse de los segundos apellidos de los progenitores y que por deficiencias anotadoras en los registros parroquiales, nos impiden comprobarlo, y así el 18,44 % de los hombres y el 23,79 % de las mujeres portan primeros apellidos de procedencia desconocida, lo que nos hace pensar que en ocasiones pudieron adoptar el de los abuelos; el de otros parientes; el de los padrinos; e incluso, en algunas ocasiones, de manera caprichosa, resultando así que en una misma familia los hermanos y las hermanas tengan apellidos completamente diferentes.
Los esclavos mientras mantienen esta condición suelen aparecer sin apellidos, y su identidad va asociada a la pertenencia de un dueño concreto, pero cuando alcanzan la libertad suelen adoptar el apellido de sus antiguos dueños, sin faltar aquellos que se apellidan Moreno y que no hace sino recordar su etnia y pigmentación de la piel, y que en un buen número de esclavos reflejaron con las indicaciones de: “negro”, “moreno”, “mulato”, “horro”, “horra” o APELLIDOS EN TELDE...
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“bozal”, así como de otros sobrenombres, de acuerdo con sus características físicas o de comportamiento, para un mejor reconocimiento2.
Los apodos refuerzan la identidad de las personas y en ocasiones se convierten en señas distintivas y de reconocimiento, más importantes que los apellidos e incluso que los propios nombres. En las pequeñas poblaciones son muy frecuentes, lo que propicia que cada familia sea reconocida por uno propio, que a su vez se va transmitiendo de generación en generación, e incluso llegan a desplazar a los apellidos convirtiéndose en uno de ellos. Por lo general suelen hacer referencia a deficiencias y rasgos físicos diferenciados; a características o habilidades especiales; a lugares de procedencia, e incluso a los propios apellidos, de forma alterada o deformada. En las relaciones cotidianas suelen emplearse comúnmente, en especial cuando se trata de hacer alusión a un tercero, pero esta diversidad de apodos que se manifiesta comúnmente en el lenguaje hablado, se pierde, en gran parte al recoger documentación escrita, pues es difícil que los anotadores incluyan los apodos de las personas distinguidas, que sin duda también los tenían. Para reforzar la identidad y tener así un mejor conocimiento de sus feligreses, los curas anotadores incluían los cargos u oficios que desempeñaban, e incluso dejan constancia de su importancia y distinción social con la inclusión del don. También suelen diferenciar a padres e hijos, que poseen el mismo nombre, con anotaciones de: “el viejo”, “la vieja”, “el mozo”, “la moza”, “el menor”, “el mayor”, “el grande” o “el chico”.
Las personas que aparecen con dos apellidos son reducidas, el 7,18 % de los hombres y el 4,86 % de las mujeres y estos segundos apellidos aparecen, bien a partir de los primeros y segundos, tanto paternos como maternos, aunque con un porcentaje de utilización muy reducido, alcanzando el máximo el segundo paterno (3,25 %), que en ocasiones también aparece como segundo apellido en los hijos.
Comparando la transmisión de los apellidos en Telde, durante los siglos XVI3 y XVII, se aprecian algunas variaciones y mientras que la adopción del primer apellido paterno, tanto por los varones como por las mujeres, se mantiene en unos porcentajes con poca variación, hay cambios notables en la adopción del primero de la madre, que en los hombres desciende del 17,81 % al 14,51 %, mientras que en las mujeres hay un cambio destacado, al pasar del 27,16 % en el siglo XVI al 50,29 % en el siglo XVII, variación que afecta a la utilización de otros apellidos, que no aparecen ni como primeros ni como segundos, y que en las mujeres representan el 45,68 % durante el siglo XVI, descendiendo al 23,79 % en el siguiente.
CUANTIFICACIÓN Y EVOLUCIÓN
Para conocer los apellidos que se usaron en Telde a lo largo del S. XVII nos hemos centrado en analizar los registros bautismales, puesto que los padres y madres se registraron, en la mayoría de los casos, con uno o dos apellidos y éstos, son los susceptibles de adopción posterior, cuya forma y manera hemos descrito anteriormente.
La diversidad de apellidos utilizados, si los consideramos con sus diferentes variantes debido a una cambiante ortografía, a la anteposición de artículos, preposiciones o feminización, sería muy extensa, por lo que antes de elaborar un listado definitivo, hemos procedido, independientemente de su ortografía, a dar un tratamiento uniforme y de acuerdo con la escritura actual, máxime si tenemos en cuenta que algunos libros de registros son copias de los originales, aunque en algunos casos, pese a cambios ortográficos, se ha mantenido la variante, y esos cambios han generado dos apellidos, y aunque similares, diferentes, y que han
2 A tal efecto véase LOBO CABRERA (2009), pp. 183-196.
3 RODRÍGUEZ CALLEJA y VIERA ORTEGA (2007), p. 108. JESÚS EMILIANO RODRÍGUEZ CALLEJA
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progresado hasta la actualidad, e incluso aquellos que a partir de uno primitivo se feminizó, o los que aparecen antepuestos por artículos o preposiciones, o simplificados, o con variantes. Teniendo en cuenta estos aspectos, ha resultado que el total de apellidos empleados en Telde durante el S. XVII fueron 397, contabilizando tanto primeros como segundos (Ver Anexo), mientras que la variedad de apellidos durante el siglo anterior fue mayor4, llegando a completar un largo listado de hasta 535.
La diferencia en el número de apellidos utilizados en los siglos XVI y XVII, nos indica que los mismos no se mantuvieron constantes, y mientras que algunos estuvieron presentes a lo largo del tiempo, otros desaparecieron, pero también hubo una renovación constante5. Para analizar este comportamiento, hemos analizado la diversidad de apellidos y su utilización por espacios temporales de cuartos de siglo.
Cuadro II.- Telde. Siglos XVI y XVII. Utilización temporal de apellidos
PERIODO
APELLIDOS
UTILIZADOS
REPETIDOS
NUEVOS
1503-1525
140
140
1526-1550
185
75
110
1551-1575
288
130
158
1576-1600
258
131
127
1601-1625
225
147
78
1625-1650
235
156
79
1651-1675
229
164
65
1676-1700
248
174
74
Fuente: A.P.-S.J.B.-T.: Registros Bautismales, siglos XVI y XVII. Elaboración Propia.
Durante las primeras décadas del siglo XVI, cuando se produjo el asentamiento y consolidación de la población, fue cuando se asiste la introducción y consolidación de los apellidos, que a lo largo de dicho siglo irán asentándose pero también variando, con desapariciones e introducciones nuevas, hasta tal punto que de los 140 apellidos utilizados en el primer cuarto del siglo XVI, la mitad de ellos se perdió, introduciéndose durante el cuarto siguiente 110 nuevos apellidos, por lo que la mayor variedad se observa entre 1551 y 1575, llegándose a utilizar hasta 288 apellidos diferentes, de los que 158 eran de nueva introducción. En el último cuarto del siglo XVI se produjo un descenso en el número de apellidos utilizados, que fueron 258, con la circunstancia de que fueron más los apellidos repetidos que los de nueva introducción, 131 frente a 127, lo que está indicando y reflejando el estancamiento de la población, por la falta de renovación de las familias, y que además quedó marcado en el descenso de los bautismos que se produjo en la última década del S. XVI en Telde.
Durante el siglo XVII la utilización del número de apellidos no ofrece grandes variaciones y en el primer cuarto del siglo se emplearon 225 apellidos diferentes, de los que 37 no volvieron a repetirse en los cuartos siguientes. En el segundo cuarto de siglo la utilización de apellidos fue de 235, de los que 79 fueron de nueva introducción. Introducciones que irán descendiendo a lo largo del siglo, puesto que en el tercer cuarto, de los 229 apellidos empleados, 65 son nuevos y en el último cuarto, de los 248 apellidos empleados, 74 son de nueva introducción. Cuando un apellido deja de utilizarse durante un largo período de tiempo,
4 RODRÍGUEZ CALLEJA y VIERA ORTEGA (2007), pp. 189-196. (Anexo V).
5 Para conocer los apellidos que actualmente se usan en Telde, consultar: PLATERO FERNÁNDEZ (1996), pp. 51-55. APELLIDOS EN TELDE...
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como mínimo 25 años, y posteriormente vuelve a aparecer podemos entender que: o bien ha sido recuperado de los abuelos u otros parientes, o, por el contrario, se trata de una reintroducción por parte de un linaje nuevo, aunque con idéntico apellido.
Como conclusión al largo listado de apellidos utilizados en Telde, durante los siglos XVI y XVII, podemos indicar que de los 699 apellidos diferentes registrados, se mantuvieron, bien de manera constante, o alterna, 233 de ellos. Aunque de manera constante, durante ambos siglos tan sólo lo consiguieron 38, mientras que 112 se mantuvieron de manera permanente durante el S. XVI, y 121 durante el S. XVII. De los 535 apellidos diferentes utilizados durante el S. XVI, 233 pasaron al siglo siguiente y 302 se perdieron definitivamente.
La indicación en los registros de segundos apellidos, durante el siglo XVI no fue muy importante, pero aún así 87 de ellos se colocaron en segundo lugar, en la mayoría de los casos para los hombres, puesto que éstos utilizaron 74 de ellos y las mujeres tan sólo 13. En el siglo XVII hay un mayor reflejo de identidades con segundos apellidos y así 148 de ellos se colocan en segundo lugar para los hombres, de los que 52 son exclusivamente segundos apellidos, mientras que para las mujeres se emplearon 69 apellidos como segundos, de los que exclusivamente aparecen como segundos once.
La consideración de apellidos compuestos es harto difícil determinarla y a tal efecto tan sólo podríamos decantarnos por uno de ellos: Cabeza de Baca, aunque algunos otros que se han clasificado como segundos apellidos, bien pudiera tratarse de complementar a un primero y formar, en la evolución temporal y para dar prestigio al linaje familiar, uno compuesto, y éstos podrían ser los casos de: Díaz de Morón; Díaz de Zurita; García de Moguer; García del Castillo; García Tello; del Castillo Olivares; González Herrezuelo; González de Salinas; Hernández Calva; Hernández Gallego; Hernández de Rosiana; Hernández Monagas; López Montañés; López Romero; Marín de Cubas; Martín de Zorita; Olivares Lezcano; Pérez Espino; Ruiz Montañés; Ruiz de Vergara; Rodríguez Aguiar; Rodríguez Villalón; Suárez Tello y Vélez de Valdivielso, entre otros, y como se comprobará por esta muestra, la gran mayoría de estas asociaciones está formada por un patronímico más un topónimo o gentilicio.
Durante el siglo XVII, la acumulación total de repeticiones de los diferentes apellidos, tanto en primer como en segundo lugar, así por hombres como por mujeres, suman un total de 17.161, de las que a los hombres corresponden 8.971 y a las mujeres 8.190 (Ver Anexo). Estas cifras nos han permitido saber cuáles han sido los apellidos más frecuentes, pero también aquellos que se han utilizado en reducidas ocasiones. Del total de apellidos (397), se mantuvieron a lo largo de todo el siglo 121 (30,48 %), aunque la gran mayoría de ellos (208) tan solo se utilizaron entre una y diez veces (53,39 %). Superan el centenar de repeticiones 35 apellidos (8,81 %), pero que acumulan gran parte de las repeticiones (64,16 %).
Los apellidos más repetidos son, por lo general, los patronímicos, en su mayoría terminados en z y que en la actualidad son también los más comunes. Ordenados de mayor a menor utilización, son los siguientes: Rodríguez (1.678 veces de utilización); Hernández (1.347); González (827); Pérez (669); Martín (593); Suárez (443); García (412); Lorenzo (355); López (310); Morales, de (280); Alonso (258); Gutiérrez (245); Betancor, de (242); Díaz (231); Sánchez (228); Jiménez (205); Cruz, de la (204) y Ortega (200).
TIPOLOGIAS
Si nos detenemos en los apellidos teldenses y su significado, debido a su formación, podemos ver que hay varios tipos:
Patronímicos. Son los apellidos más antiguos, y por tanto los más frecuentes y más usados. Tienen su inicio en la Edad Media y se forman a partir del nombre paterno, añadiendo una terminación en az, ez o iz. Llegan a Canarias junto con la Conquista. Son los que más se JESÚS EMILIANO RODRÍGUEZ CALLEJA
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repitieron, tanto a lo largo del siglo XVI como en el siglo XVII y la mayoría de ellos, aparecen presentes, de manera ininterrumpida, a lo largo del tiempo. Entre ellos destacan: Álvarez; Antúnez; Benítez; Bermúdez; Domínguez; Estévez; Fernández; Gómez; González; Gutiérrez; Henríquez; Hernández; Jiménez; López; Márquez; Martínez; Méndez; Muñoz; Núñez; Ordóñez; Ortiz; Pérez; Ramírez; Rodríguez; Ruiz; Sánchez; Suárez, o Vélez.
Toponímicos. Hacen referencia a un lugar, lo puede estar indicándonos la procedencia en muchos de los casos. En España solían usar de este rasgo identificativo los judeoconversos y moriscos, disfrazando así su verdadera identidad, en un intento de ocultar su pasado religioso. En Telde es frecuente el uso de estos apellidos, de manera especial durante los comienzos del siglo XVI, máxime si tenemos en cuenta que la introducción de los mismos coincide con un momento de afluencia poblacional, tras la conquista de las islas y que pudieron utilizarse para recordar el lugar de origen, por ello en ocasiones aparecen como segundos apellidos y casi siempre precedidos por la preposición de. Hay un importante número de apellidos que hacen referencia a lugares y poblaciones de los diferentes rincones de España y en algunos casos de otros países, en especial de Portugal, y aunque muchos se conservaron durante el siglo XVII, la presencia de estos apellidos fue tendente a la disminución.
Durante el siglo XVII, los apellidos que recuerdan lugares, y que consideramos enlazan con los primeros repobladores de Telde, entre un largo listado, y algunos precedidos por la preposición de, o por el contracto del, destacan: Aguilar; Alarcón; Almonte; Aranda, Ávila (Dávila); Barrios; Betanzos; Bracamonte; Campos; Cardona; Castilla; Castillo; Frías; Jerez; Lemos; León; Liria; Maqueda; Medina; Melgarejo; Molina; Monte; Montesdeoca; Monzón; Mota; Munguía, Oliva; Orihuela, Palma; Pastrana, Pedrosa, Peña, Peñalosa; Puerto; Quintana, Reinosa; Rosiana; Salinas; Sanabria; Talavera; Toro; Torre, Trujillo; Vergara; Villalobos; Vitoria y Zurita. Los que consideramos apellidos de La Vega y de La Yedra, al ir unidos junto a una identidad nominal, pueden indicar, no tanto el origen o el linaje de sus portadores, sino la vecindad en la cercana jurisdicción parroquial de La Vega (en la actualidad ocupada por los municipios de Santa Brígida y Vega de San Mateo).
Gentilicios. Al igual que los toponímicos, indican procedencia, aunque de manera genérica, algunos feminizados, como Francesa e Inglesa. No son muchos, entre ellos: Alemán; Castellano; Gallego(s); Montañés: Romano(a) y Vizcaíno.
Nominales. Entendemos por tales apellidos aquellos que son similares a los nombres de personas, por lo que en ocasiones tendrían la misma función y finalidad que los patronímicos, incluso algunos se encuentran feminizados o pluralizados. Posiblemente en su origen fuesen segundos nombres, y la frecuencia continuada en los registros los ha convertido en verdaderos apellidos, algunos prolongándose hasta la actualidad. Entre ellos podemos citar a: Alexos; Alonso; Amado; Antón; Asensio; Bellido; Duarte; Felipe; Francisco (también como Franco, posiblemente debido a abreviaciones); García; Gil; Gómez; Jerónimo; Jorge; Luis; Marín; Matías (que en mismos troncos familiares aparece como Mateos y Macías, debido a errores caligráficos y que se han consolidado como apellidos diferentes); Miguel; Ponce; Santiago, Silvestre; Simón; Ventura y Vicente.
Hagiográficos. Son aquellos que tienen relación con el santoral. Pensamos que en la mayoría de los casos se trató de nombres compuestos, que luego evolucionaron hacia apellidos, y que en la actualidad algunos son bastante frecuentes. En la mayoría de los casos van acompañando a nombres de mujeres, por tener relación con advocaciones femeninas, lo que apoya la teoría de que en origen formaron nombres compuestos. El ejemplo más característico que podemos poner, de estos apellidos, es el de Baptista/Bautista/Batista, que debió formar parte de un mismo nombre, junto con Juan, o Juana, que además de tener relación con el patrón parroquial (San Juan Bautista), unía la característica de haber sido portado por una persona próxima a Cristo y que su segundo apelativo recogía, no un nombre APELLIDOS EN TELDE...
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sino su actividad de imponer bautismos en el Jordán. Algunos apellidos de esta tipología podrían estar haciendo referencia a la toponimia, al coincidir con el nombre de localidades.
Entre los apellidos relacionados con el santoral, encontramos a: de Los Ángeles; Bautista (en sus diferentes acepciones), Candelaria, de; Concepción, de la; Cristo, del; Cruz, de la; Encarnación, de la; Gracia, de; Guarda, de la; Jesús, de; Nieves, de las; Paz, de la; Peña, de la; Pino, del; Reyes, de los; Rosario, del; San Juan, de; San Diego, de, San Martín (Samartín); San Pedro, de; Santamaría; Santana (Santa Ana); Santiago, de; Santisteban, de; Santos, de los, y Trinidad, de la.
De descripción personal. Nos estarían indicando características físicas o cualidades de las personas. Posiblemente en los primeros portadores de estos apellidos actuasen como apodos para reforzar su identificación y conocimiento, en determinados casos empleados para los esclavos. Con respecto a descripciones físicas, entre otros, podríamos citar: Barba; Blanco; Botello; Cabello; Cabeza; Calva; Cardoso, Collado; Delgado; Izquierdo; Morato, Moreno; Negrín; Silvestre; Velosa; Verde y Travieso.
Entre los apellidos que indican determinadas cualidades personales, tendríamos a: Agraz; Bueno; Caballero; Gallardo; Hidalgo; Holgado; Leal; Lozano; Noble; Silvestre y Travieso.
En este apartado podríamos incluir aquellos apellidos que hacen referencia a la actividad de ciertas personas y que con el tiempo han derivado en apellidos, sin que sus portadores, pasado el tiempo, desempeñasen tales oficios. Entre ellos podríamos citar a: de Armas; Cabrera, de; Ferrer; Ferrón; Guerra; Herrera, de; Marrero; Montero; Romero y Vaquero.
De la naturaleza. Serían aquellos apellidos que son similares a plantas y animales. En determinados casos podría tratarse de apodos, e incluso de lugares. En relación con los animales podemos citar a: Palomares; León, de; Lobo; Sardina y Toro, del. Con referencia vegetal tendríamos a: Acevedo, de; Álamo, del; Arce; Carrasco, Espino; Espárrago/Esparragón; Jara; Jaraquemada, Mata, de la; Matos, de; Morales, de; Naranjo; Nuez, de la; Oliva, de la; Olivares; Palma, de la; Pino, del; Ramos; Robles; Romero; Rosa, de la y Yedra, de la.
TRANSFORMACIÓN Y VARIACIÓN
Apellidos que eran portados por una misma familia, linaje o portador, se han ido transformando y cambiando a lo largo del tiempo y en ello han contribuido diferentes aspectos, como serían los casos de una audición más o menos acertada de los anotadores y que supuso registros más próximos a la sonoridad que a la ortografía, pero también ha influido una incorrecta transcripción de los registros sacramentales originales que se han llevado a cabo en la parroquia de San Juan Bautista de Telde. También hay variación por la eliminación de letras; alteración de vocales; latinización, o supresión de ella; contracciones; abreviaciones; feminizaciones o cambios ortográficos.
Un buen número de apellidos aparecen feminizados, entre los que podríamos citar a: Barreto(a); Blanco(a); Borrero(a); Bueno(a); Calderín(a); Cardoso(a); Delgado(a); Falcón(a); Ferrer(a); Ferrón(a); Galindo(a); Godino(a)/Cudina; Herrero(a); Herrezuelo(a); Hidalgo(a); Lozano(a); Marichal(a); Marrero(a); Morán(a); Moreno(a); Navarro(a); Pacheco(a); Perdomo(a); Romero(a); Rivero(a); Simón(a); Travieso(a); Valero(a); Vélez(Velosa) y Zambrano(a).
Hay apellidos que aparecen pluralizados, o con otros añadidos o variación final y que en el caso de los patronímicos atienden a la variación, de manera indistinta entre la z y la s y que podríamos entender como apellidos portugueses, pero que ha de juzgarse con cautela debido a la sonoridad final suave del habla canaria, que en estos casos se traslada a los registros escritos (Antúnez(s); González(s); López(s), o Rodríguez(s), podríamos incluir también a Lazo (Laso). JESÚS EMILIANO RODRÍGUEZ CALLEJA
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Entre otros apellidos que ven alterado su final, podemos citar a: Amado(r); Calimán(o); Casalla(s); Casaña(s); Gallego(s); Fuente(s); Mejía(s); Péloz (s); Rivero(s) y Verde(s).
La contracción también se observa en determinados apellidos y cuyos portadores aparecen con ellos de diferentes formas, serían, entre los más señalados: Darsa/de Arza; Dávila/de Ávila; Dorta/de Orta; Espino/de Espino/Despino; Oreste/de Oreste/Doreste; Montesdeoca/Mon-tedoca; San Martín/Samartín; Soberanis/Sobranis y Umpiérrez/de Umpiérrez/Dumpiérrez. Caso contrario sería el apellido Jaraquemada, que en ocasiones queda reducido a Jara. El apellido Yanes también queda sujeto a variaciones y así lo encontramos como Yanes(z) o Yañes(z), pero también de forma contracta con el nombre de sus portadores, caso de Alonsianes, Francisquianes y Pedrianes.
Un buen número de apellidos, aparece, en las mismas personas, o en sus linajes, de diferentes formas, cuya variación la entendemos debida a similitud sonora, a cambios de letras y ortografía, que sin duda tienen su origen en la ya comentada transcripción, no ajustada a los originales, de los registros sacramentales de la parroquia teldense. Entre ellos podemos indicar los siguientes: Abreo/Abreu; Afonso/Alonso; Almeida/Almeda/Olmeda; Aguilar/Aguiar; Ascanio/Escanio/Des-canio; Ayres/Aires/Arias; Baez/Bais; Barrera/Barreda; Bautista/Baptista/Batista; Carrasco/Cairas-co; Casalla/Casañas; Cortiña/Cartiña; Caballero/Caravallo; Cabrera/Cabeza; De Cuevas/De Cubas; De Losa/De Sosa; De la Mota/de la Mata; Déniz/Dinis; Falcón(a)/Halcón(a); Fernández/ Hernández; Ferrer/Ferrera/Ferrús/Xerez; Francisco/Franco (posible por abreviatura); García/Ma-cías; Godoy/Godino/Cudina; Gomar/Gómez; Guevara/Guerra; Gutiérrez/Umpiérrez/ Dumpierrez/ Hernández; Henríquez/Anríquez/Hernández; Herrera/Herrero/Perera: Lordelo/Nordelo; Matías/Macías; Martín/Martínez; Melanoza/Mendoza/Méndez; Melián/Milán; Mexia(s)/ Mejía(s); Miñol/Viñol; Monguía/Munguía; Mújica,Múxica/Móxica; Muñoz/Núñez; Nantes/Enan-tes; Navarro/Naranjo; Osorno/Osornio/Osorio; Péloz/Velos; Perera/Herrera; Pérez/Vélez; Pérez/Xerez; Piris/Xiris; Ríos, de los/Del Río; Rivero/Riverol; Saavedra/Sayavedra/Sanabria /Sanabia; Santa Ana/Santana; Selgado/Salgado; Valdivielso/Valdivieso; Valerón/Valero/Valera y Vega/Vera/De Vega/De Vera. A ellos debemos añadir el apellido Betancor, con sus diferentes variantes.
Otros apellidos han sufrido variación por una adaptación ortográfica, siendo los más sobresalientes los que han sufrido la alteración de x por j y entre los que podemos señalar a: Alexos, Cabrexas, Ximénez, Mexías, Múxica, Xaraquemada, Xerez y Tubillexa.
Como conclusión, vemos que los apellidos se fueron imponiendo en Telde a lo largo del S. XVI, aunque muchos de ellos desaparecieron en esta centuria, con una mayor consolidación en el siglo XVII. Son el origen y composición de los actuales, con diferente formación, alteración y procedencia, no sólo castellana y portuguesa, sino también francesa, italiana y flamenca.
Esta diversificación y variación de los apellidos, y a la que hemos tratado de acercarnos, contribuye a dar una riqueza y diferenciar a los distintos grupos familiares, pero dificultan la labor de investigación, a la vez que se requiere una importante dedicación y trabajo en el proceso de reconstrucción familiar, y que en ocasiones sólo admite un tratamiento manual, por encima las aplicaciones informáticas.
Los apellidos además de fijar la identidad de las personas y sus linajes, también sirvieron para denominar e identificar al territorio, y así muchos lugares, de los actuales municipios de Telde y Valsequillo, hacen alusión a sus primeros propietarios y entre esta toponimia estarían los casos de: Barranquillo de Juan Inglés; Valle de Casares; García Ruíz; La Cruz de Jerez; Zamora; Hoya de Niebla; Rosiana; Huerta de Sardina; Degollada de Sardina; La Cruz de Sardina; La Hoya de Castillo; Juan Gallegos; Cercados de Juan Tello; Hoya de Zurita; Montaña de Ávila; Valle de Oreste; Los Llanos de Jaraquemada; Los Roques de Valido, y otros muchos más.
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ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, (2017), XXII-003, pp. 1-17
APÉNDICE
Apellidos utilizados en Telde, susceptibles de transmisión. S. XVII
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Fuente: A.P.-S.J.B.-T.: Registros Bautismales. Siglo XVII. Elaboración propia.
BIBLIOGRAFÍA
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PLATERO FERNÁNDEZ (1996). “Los apellidos en Telde. Origen de los apellidos españoles y castellaniza-dos que se usan actualmente en la ciudad de los Faycanes” en Guía Histórica Cultural de Telde, nº 8, Tel-de, pp. 51-55.
RODRÍGUEZ CALLEJA y VIERA ORTEGA (2007). La población de Telde en el S. XVI. Telde: M.I. Ayun-tamiento de Telde-Caja Rural de Canarias.
FUENTES
Archivo Parroquial de San Juan Bautista de Telde (A.P.-S.J.B.-T.)
Registros Sacramentales de Bautismos y Matrimonios. Siglos XVI y XVII.