XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014)
ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-092, pp. 1-6 1
© 2016 Cabildo de Gran Canaria. Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.
* Estudiante de Grado en Antropología Social y Cultural, Universidad de La Laguna. Facultad de Ciencias Políticas, So-ciales
y de La Comunicación. Campus de Guajara, s/n. 38271. La Laguna. Tenerife, España. Correo electrónico: orbitanoemi@
hotmail.com
RELIGIOSIDAD Y SANACIÓN (II): UNA APROXIMACIÓN A LAS/OS
SANTIGUADORAS/ES EN FUENCALIENTE (LA PALMA)
RELIGIOUS AND HEALING (II): AN APPROACH TO THE
SANTIGUADORAS IN FUENCALIENTE (LA PALMA)
Noemí Bienes Brito*
Cómo citar este artículo/Citation: Bienes Brito, N. (2016). Religiosidad y sanación (II): una aproximación a las/
os santiguadoras/es en Fuencaliente (La Palma). XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014), XXI-092.
http://coloquioscanariasmerica.casadecolon.com/index.php/aea/article/view/9572
Resumen: El presente texto pretende ser una aproximación al estudio sobre la figura de las santiguadoras, su
papel como mediación y la relación con la religiosidad popular en el marco de las reflexiones sobre religiosidad y
sanación. Esta aproximación tiene como punto de partida una serie de escritos y trabajos sobre dicha temática en
la isla de La Palma y un survey etnográfico realizado en el municipio de Fuencaliente.
Palabras clave: Medicina popular; santiguador/a; religiosidad popular; sanación; mediación; Fuencaliente; La Palma
Abstract: This paper tries to study the figure of the “santiguadoras” —women which cure people in natural or
spiritual ways—, her role as a medium and her relationship with popular religiosity in the context of reflections on
religion and healing. This approach has as its starting point a series of writings and works on this subject on the
island of La Palma and an ethnographic survey conducted in Fuencaliente.
Keywords: Folk medicine; healer; popular religión; healing; mediation; Fuencaliente; La Palma
Introducción
El planteamiento general de este texto se basa en un trabajo preferentemente bibliográfico aunque
se ha procedido a efectuar un survey etnográfico en el municipio de Fuencaliente de La Palma. En este
sentido, el presente texto pretende ser una aproximación al estudio sobre la figura de las santiguadoras
en dicho municipio en el marco de las reflexiones sobre religiosidad y sanación.
La presente investigación antropológica sobre relaciones entre religiosidad y sanación se ve fuertemente
influenciada por la antropología simbólica insistiendo en el sincretismo existente en la religiosidad popular.
Asimismo, se intenta indicar la importancia de la sanación en el proceso religioso, así como una in-terpretación
del proceso de curación como un fenómeno en el que el santiguador/a extrae de la persona
el mal y lo expulsa en un lugar donde no afecte a otra persona.
Historia de la medicina popular en Canarias
Con la conquista de las islas a finales del siglo XV por parte de los colonos galaico-portugueses
y los africanos que llegan a las islas para trabajar en los ingenios azucareros de las islas, entre otras
actividades, comienzan a mezclarse las prácticas curanderiles de los aborígenes y las creencias médico-
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populares de los conquistadores con los que llegan a las islas las brujas, los curanderos, saludadores y
santiguadores, y con ellos, los rezados y ensalmos1 Llegan además tradiciones culturales tales como la
morisca en las que tienen un papel destacado las adivinadoras y los sabios en bebedizos para males de
amor. Otra aportación fundamental para la medicina popular canaria surge con el descubrimiento de
América y que Canarias se convirtiera en parada fundamental y trasvase entre el material que recibe de
la Península y su traslado a América, lugar del que retorna impregnado de esencias americanas produ-ciéndose
así: “La “ida y vuelta” de tanto interés para la etnología”2 . Así mismo, y años después, con la
partida de los inmigrantes canarios hacia América y en especial a Cuba; los canarios llevan sus prácticas
de medicina popular, sin embargo ésta adopta algunos componentes de las prácticas llevadas a cabo
en Cuba y regresa de nuevo a Canarias con nuevos elementos y conocimientos que se incorporan a la
medicina popular isleña3 .
Es así como la gran abundancia de elementos médico-populares en las islas es fruto de influencias
muy diversas que arriban a las islas en diferentes fechas y que se integran, mezclan y desarrollan en el
archipiélago durante varios siglos.
Conviene también dejar claro que los trabajos que se han realizado hasta ahora en las islas sobre me-dicina
popular y sus diferentes aspectos, remedios, figuras, elementos, etc. son principalmente trabajos
de recopilación folklórica.
Definición y relación con otros conceptos
La brujería y la hechicería son dos temas superpuestos a lo largo de la historia de la teoría antropo-lógica;
ambos conceptos pertenecen al más ambicioso estudio de los procesos de creación y resolución
de conflictos en diversas sociedades. Ahora bien, mientras que la brujería, llevaría vinculado el juicio de
“fuerza destructiva”, siendo la expresión de un poder maligno en el cuerpo de una persona; la hechicería,
se distingue como la utilización de una habilidad o un conocimiento mágico para perjudicar o beneficiar
a otros4. Según esta definición podríamos incluir, pues, la sanación dentro del concepto de hechicería,
en tanto que “La sanación puede ser definida como el instrumento mediante el cual toda sociedad re-cuerda
la división instituida por ella entre lo puro y lo impuro, lo lícito y lo ilícito. [...]” (Bonte e Izard,
1991). Aunque habría que hacer el matiz de que la magia entendida como parte de la sanación, supone
un conjunto de creencias y técnicas que, con fines específicos, pretende un control sobre el medio natural
y sobrenatural5. Con ello, queremos decir que la sanación va íntimamente ligada, no sólo a lo que es la
hechicería, sino que se diferencia de ésta última en que tiene un vínculo muy fuerte con la naturaleza
—las plantas sobre todo— y con la simbología.
Entrando ya en materia, concretamente la figura de la santiguadora (hablamos en femenino, ya que
todas de las que se tiene constancia son mujeres), podemos decir que se trata de un individuo al que se
le considera normal, siempre y cuando sus prácticas se ciñan a la verbalización de un rezado y la apli-cación
de ciertas técnicas, que muchas veces son conocidas por más vecinos. Sin embargo, se convierte
en un ser que linda la brujería, pudiendo llegar a ser temido por tener la posibilidad de dañar con sus
conocimientos a los demás cuando se sale de éstas prácticas. Aunque bien es cierto que muchas veces en
Canarias, “se denomina santiguador al que cura el mal de ojo y curandero al que emplea sólo medios
materiales (como plantas) con o sin rezos”6.
1 VIDAL (1985).
2 CUSCOY (1991).
3 GALVÁN (1997).
4 STEWART y STRATHERN (2004).
5 GALVÁN TUDELA (1997).
6 GALVÁN TUDELA (1997).
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Desarrollo teórico/empírico
“Es forzoso comprobar que la sanación es la piedra angular de toda explicación en términos de
integración social”7. Es en esta frase precisamente, en la que podemos observar el punto de vista ho-lístico
de la antropología, y concretamente la holisticidad del concepto de sanación como una práctica
relacionada directamente con la medicina popular, en tanto que engloba, como ya hemos dicho con
anterioridad, medios materiales naturales como pueden ser las plantas. Y como existe dicha relación
entre sanación y medicina popular, debemos dar cuenta de que no es posible entender ninguna de ambas
categorías, si no es en su entorno y contexto socio-cultural, que es quien las mantiene con vida principal-mente.
A ello volveremos más adelante con nuestros ejemplos empíricos de cada uno de los municipios
estudiados; pero lo importante en este punto, es con total certeza, que la sanación como remedio real a
ciertas dolencias o enfermedades, sigue existiendo en muchos lugares de Canarias porque el contexto
socio-cultural se presta a ello y, por tanto, lo permite.
Volviendo a la holisticidad de la antropología —en éste caso aplicada a la sanación como método
curativo— debemos decir que son importantes una serie de distinciones entre pares de conceptos que,
en principio, parecen no tener nada que ver el uno con el otro, pero que por dicho carácter holístico, son
inevitables de nombrar en cuanto al tema que aquí nos incumbe.
La primera distinción relevante dentro de la sanación en Canarias, es la de lo sagrado respecto de lo
profano. Y es que, la sanación tiene una parte íntimamente ligada a la religión católica —es aquí donde
encontramos el elemento sagrado—, pues se dan rezos como el Padre Nuestro o el Ave María mientras
se curan ciertos males, pero a su vez se utilizan remedios más “profanos” como todos aquellos rela-cionados
y derivados de los sincretismos afrocubanos de los que habla Galván Tudela en su texto8. La
segunda distinción relevante, que ha de hacerse, es la de los estudios anteriores realizados, que han sido
básicamente de dos tipos: por un lado, es necesario resaltar que la mayor parte de teóricos que se han
dedicado al tema de la Medicina Popular Canaria —y, por ende, en algún momento de sus estudios a la
sanación en concreto— han sido folkloristas. Es de gran relevancia decir que si bien se trata de estudios
totalmente lícitos y fiables, éstos no están enmarcados en un contexto de estudio antropológico, del que
se diferencian, sobre todo, por los métodos y la metodología general aplicada; aunque sí es cierto que
en ambos casos se trata de evitar hacer interpretaciones universales de lo que se analiza. Sin embargo, el
antropólogo recurre al estudio minucioso, detallado y tanto bibliográfico como empírico de la materia,
mientras que el folklorista se limita al análisis de relatos orales no planificados como una entrevista en
sí.
Por último, pero no por ello menos importante, es imprescindible hacer una clara distinción entre el
plano físico-empírico y el plano mágico-simbólico dentro de la sanación, puesto que, si bien es cierto
que existe una parte de la misma, como bien hemos podido comprobar en el campo, que es física (las
dolencias son, al fin y al cabo reales y científicamente demostrables en su gran mayoría), hay otra parte,
que es mágico-simbólica. En este sentido hablamos de los rezos, mientras que en el primero hacemos
referencia a los remedios naturales que incluyen las sanaciones en sí y de los materiales vegetales (sobre
todo) utilizados durante el proceso. Sin embargo, no sólo las dolencias pueden tener una explicación
científica, sino también el acto de sanación en sí. Así es que muchas veces, como también sucede en
los sincretismos afrocubanos descritos ya por Galván9, hay hechos, como puede serlo el trance que se
pueden explicar por la combinación de las creencias, el movimiento provocado por la música, la fuerte
inhalación de humo, la respiración rápida y un tanto incontrolada… Ejemplos como éste pueden haber
varios.
Con todo ello, a donde realmente queremos llegar, es a que dentro del estudio de la sanación en Ca-narias,
hay que analizar, sus aspectos materiales y simbólicos Asimismo, en el contexto de los rituales de
sanación en sí, las cuestiones relacionadas con el punto de vista mira; si es folklorista o antropológico, así
como los aspectos físico-empíricos y mágico-simbólicos, tanto de las dolencias como de la “cura”.
7 BONTE e IZARD (1991).
8 GALVÁN TUDELA (1997).
9 GALVÁN TUDELA (1997).
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Proceso de la sanación
Es raro el pueblo o aldea en Canarias donde no se encuentre la figura del viejo curandero, herbolero/
yerbero o santiguador —tanto hombre como mujer, aunque se dice que la mujer tiene mayor habilidad
que el hombre—, además de personas que conocen diferentes remedios e indicaciones caseras para todo
tipo de enfermedad o dolencia.
En la isla de La Palma la existencia desde antaño de médicos y hospitales se limitaba a la capital
Santa Cruz de La Palma, por lo que en el caso del municipio de Fuencaliente eran abundantes las per-sonas
que tenían conocimientos de curandería, hierbas o santiguados y, por lo tanto, hacían las veces de
médicos y administraban los remedios pertinentes a cada enfermedad, dolencia o mal. A pesar del paso
de los años y con ellos los correspondientes avances médicos y la evolución sociocultural del municipio,
parece que el tiempo se hubiera detenido años atrás donde los fuencalenteros —y personas venidas de
otros pueblos— requerían los trabajos de los santiguadores —en especial santiguadoras—, dado que
a día de hoy las personas siguen acudiendo en busca de respuestas y curas a sus males o dolencias no
solo en médicos, sino en la medicina popular y concretamente en la figura del santiguador/a que sigue
ocupando un papel importante en la vida del pueblo.
La medicina popular canaria tiene un fuerte componente mágico simbólico y físico empírico, por lo que
es necesario distinguir las causas de la “enfermedad” o estado que se quiera tratar o sanar. En el caso de que
las causas sean físico-empíricas se tratará de enfermedades o estados “observables, donde existe una relación
metonímica, de contacto o contagio, tales como erisipela, el síndrome denominado posmo/buche virado/
susto/madre caída/matriz desviada, el sol en la cabeza, torceduras de huesos y músculos…”, en cambio si se
trata de una causa mágico-simbólica se entiende que “el estado anómalo observado en el individuo afectado
es debido a fuerza de vista, un maleficio, hechizo... realizado sobre la representación o semejanza de un ob-jeto
con la persona afectada. Entre estos estados se encuentra el mal de ojo.”10
Cuando la persona experimenta o descubre algún tipo de mal o enfermedad decide acudir a un
santiguador/a en busca de una solución o remedio a dicho mal, ya sea propio o ajeno (niños, anima-les…).
Es aquí donde varios autores que han realizado trabajos sobre medicina popular en diferentes
islas (La Palma, Tenerife, La Gomera…) como los folkloristas José Pérez Vidal o Luis Diego Cuscoy
con un carácter más descriptivo, o los realizados por el antropólogo José Alberto Galván Tudela con un
enfoque más teórico-empírico, coinciden en una serie de aspectos comunes que describen el proceso de
curación/sanación desde el momento en que la persona acude en busca de ayuda o solución, hasta que
finaliza el proceso con la administración del remedio.
Una vez que la persona cae enferma, o bien un niño o animal (en el caso del mal de ojo), se recurre al
santiguador, quien tras un reconocimiento previo donde determina la enfermedad o mal que se padece,
administra el santiguado y/o tratamiento físico-empírico correspondiente. “El santiguado es el elemento
principal en muchos rituales de curación (mágico-simbólicos y mágico-empíricos), implicando rezos
con connotaciones religiosas (la señal de la cruz), en las que se intenta expulsar la causa del mal, trans-ferir
la enfermedad a un determinado elemento o lugar (por ejemplo, al fondo del mar, al bosque oscuro),
conseguir que no se transmita el mal a quien está expulsando el maleficio, y ser destruido por el fuego,
símbolo de purificación”11.
Esta descripción del proceso ritual de sanación encaja o coincide con el llevado a cabo por algunas
santiguadoras en el municipio de Fuencaliente. Si bien es cierto que solo se ha llevado a cabo un survey,
además de los conocimientos previos sobre la medicina popular y la figura de las santiguadoras fruto
de la convivencia en el municipio a lo largo de los años, he podido comprobar que la mayoría de las
descripciones del proceso de sanación llevadas a cabo tanto por los folkloristas como por el antropólogo
José Alberto Galván Tudela —en las diferentes islas, entre las que se incluye La Palma— muestran una
conexión con las prácticas llevadas a cabo en el municipio.
Como comenté con anterioridad los santiguadores están completamente integrados en la vida del
pueblo, por lo que es sencillo acercarse a los mismos en busca de remedio para el mal que afecte a la per-
10 GALVÁN TUDELA (1997).
11 GALVÁN TUDELA (1997).
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sona que acude en busca de los servicios del santiguador, a un familiar, algún niño, animal… pudiendo
incluso, si el santiguador conoce a la persona y la enfermedad o mal a curar no requiere que la persona
esté presente, llamar por teléfono y no tener que desplazarse a la casa del santiguador, lugar en el que
generalmente y en la mayoría de las ocasiones se realiza el ritual de sanación.
Dicho ritual dependerá en primer lugar de si la enfermedad o mal que la persona padece es producto
de causas físico-empíricas (sol en la cabeza, susto/padrejón…) o mágico-simbólicas (poder de la vista
o de bien querer en el mal de ojo), y en segundo lugar de si el santiguador al que se acude conoce los
remedios o se debe acudir a otro. En cualquier caso, el elemento común a todos los rituales de sanación
en su mayoría es el santiguado, proceso durante el cual el santiguador recita para sí diferentes rezos con
connotaciones religiosas referentes a la religión católica (Padre Nuestro, Ave María, Credo, señal de la
cruz, intercesión de diferentes Santos Católicos…), además de emplear diferentes técnicas y objetos
o ungüentos dependiendo de la enfermedad o mal a tratar y, por último, desembocar o enviar el mal a
lugares de la naturaleza (fondo del mar, monte oscuro…) donde no afecte a ninguna otra persona, ni al
santiguador que lleva a cabo el proceso de sanación.
En relación a este último aspecto del ritual de sanación cabe señalar, que a diferencia de los estados de trance
que experimentan los santeros cubanos, las santiguadoras no parecen entrar en un proceso de trance como tal,
pero sí experimentan físicamente una serie de síntomas tales como bostezos, ojos lagrimosos, náuseas, vómitos,
eructos… que son resultado de ese mal o dolencia que tiene la persona que acude en busca de remedio, actuan-do
el santiguador como mediador entre la persona afectada y el lugar al que envía el mal.
Conclusiones
A través de la lectura profunda de diferente material bibliográfico que versaba sobre medicina po-pular
canaria y ámbitos relacionados, así como un survey llevado a cabo en los municipios objeto de
estudio —en mi caso Fuencaliente en la isla de La Palma y Valle Gran Rey en la isla de la Gomera en
el caso de mi compañera—, además de los conocimientos empíricos pre-adquiridos tras la convivencia
a lo largo de los años en ambos municipios, nos han permitido contrastar o comparar lo escrito con la
realidad, habiendo llegado a una serie de conclusiones o aspectos que nos parecen relevantes, y que
consideramos deben ser resaltados.
Uno de los factores a tener especialmente en cuenta es la combinación entre lo natural y lo religioso,
en concreto la religión católica en relación con la sanación. Los santiguadores hacen alusión al Padre, al
Hijo y al Espíritu Santo, pero al final cuando ya han extraído el mal lo arrojan a la naturaleza no domes-ticada
o salvaje, tal como es el monte, el mar, etc. Con ello se muestra una relación íntima entre las fuer-zas
de la naturaleza con el mundo de la religión. Asimismo, los objetos empleados durante la sanación,
también pertenecen al mundo de lo natural, como es el caso por poner un ejemplo, la rama de hierba
mora empleada para “cortar” la erisipela o un frasco de agua para “sacar” el sol. Dicha combinación se
da también en los sincretismos afroamericanos como el cubano, al que tanta alusión hemos hecho a lo
largo de todo nuestro estudio. Aunque en ese caso es quizá más acentuado, puesto que cada santo de la
religión católica posee también un nombre africano.
A pesar del paso de los años, y con ellos sus correspondientes avances médicos, cambios y evolución
sociocultural de la sociedad canaria, la medicina popular sigue ocupando un papel importante en la vida
de los canarios, especialmente en los municipios pequeños donde los santiguadores se encuentran perfec-tamente
integrados en la vida del pueblo. Fenómeno que se puede constatar en que las personas —tanto en
sus propios municipios, como de los municipios cercanos— siguen acudiendo a santiguadores y personas
que realizan tratamientos de medicina popular, combinándose con la medicina científica.
La figura del santiguador o santiguadora ocupa un papel fundamental dentro de la medicina popular
canaria, entendida como mediación dentro del proceso ritual de sanación durante el que se diagnostica
el mal o dolencia, se administra la cura correspondiente a través del santiguado y/o el tratamiento físico-empírico
correspondiente, y se expulsa el mal a un lugar donde no pueda afectar a ninguna otra persona,
ni al santiguador que realiza dicho ritual.
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Por último, la realización del presente texto —que no pretende ser más que una aproximación a la
figura de las santiguadoras dentro de las reflexiones sobre religiosidad y sanación— nos ha indicado la
importancia de seguir profundizando y trabajando en la línea de estudio de la etno-medicina y en con-creto
de la medicina popular en Canarias realizando un análisis antropológico y, por tanto, no solo con
carácter descriptivo sino con un enfoque teórico-empírico.
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