XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014)
ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-035, pp. 1-7 1
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EL GRUPO DE BURGOS Y LA ESCLAVITUD
THE GROUP OF BURGOS AND SLAVERY
Adelaida Sagarra Gamazo*
Cómo citar este artículo/Citation: Sagarra Gamazo, A. (2016). El grupo de Burgos y la esclavitud. XXI Coloquio
de Historia Canario-Americana (2014), XXI-035. http://coloquioscanariasmerica.casadecolon.com/index.php/
aea/article/view/9517
Resumen: Este trabajo analiza la participación de algunos mercaderes burgaleses en el tráfico negrero como alter-nativa
a la explotación de las especias en las Molucas.
Palabras clave: mercaderes burgaleses; tráfico negrero; explotación especiera
Abstract: This paper analyzes the rol of Burgos merchants in the slave trade as an alternative to the exploitation
of spices in the Moluccas.
Keywords: merchants of Burgos; slave trade; exploitation of spices
Mucho se ha escrito acerca de las leyes de Burgos y el entorno histórico y social en el que surgieron,
muy especialmente con el reciente V Centenario de su promulgación en 1512. En los Coloquios de
Historia Canario-Americana, donde todo debate histórico tiene cabida, también hubo el correspondiente
sobre las Leyes, coordinado por la Dra. Martín Acosta. Se sugirieron cuestiones interesantes, como la
confrontación entre uno de los rangos de la herencia indiana de la Reina Isabel —el Buen Tratamiento
de sus súbditos indígenas— y las necesidades económicas del Rey Fernando a partir de 1508, en con-fluencia
con los intereses del Consulado de Burgos. En la Corte estaban Francisco de Garay, Juan Ponce
de León y Pedro García de Carrión1, pero fue éste —el de menos experiencia americana pero de familia
consular— el elegido para participar en la redacción de las 35 ordenanzas indigenistas. En la ciudad
donde se estudió el conflicto con los naturales y se dictaron las Leyes que intentaron salvaguardar la
libertad de los indios, existía un grupo de comerciantes que no tenían inconveniente en traficar con otros
hombres y mujeres, esclavos africanos.
El grupo de burgos
El grupo de Burgos fue definido como tal por el profesor Demetrio Ramos Pérez, cuando comprobó
que partir de 1508 a través del aragonés Miguel de Pasamonte —factor de Alonso de Sandoval— los
burgaleses Santa Cruz, Quintanadueñas, Carrión, Nebreda, Santo Domingo, Balmaseda, Salinas, Bur-gos,
Jiménez, de Palma, Maluenda, Briones, Castro, de Isla, Ballesteros y Nájera intervenían activamen-te
en el comercio indiano2. Ramos distingue un momento de dominio, entre 1508 y 29, y otro de diso-lución
del proyecto especiero, con la venta de las Molucas a Portugal. En el trabajo, Demetrio Ramos
menciona una carta escrita desde Bilbao en 1510 al portugués Rey Manuel acerca del negocio pimentero
* Profesora Titular de Historia de América de la Universidad de Burgos. Facultad de Humanidades y Comunicación.
C/ Villadiego, s/n. 09001. Burgos. España. Teléfono: +34 947258082; correo electrónico: asaga@ubu.es
1 CASAS (1986), tomo II, p. 455.
2 RAMOS PÉREZ (1992), p. 131.
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y asevera que en ese interés estaban presentes los burgaleses3. En la carta, no se mencionan nombres,
sino que figura una alusión general a los “prinçipaes mercadores de Burgos4”. El Consulado del Mar de
Burgos realizó fuertes préstamos al Rey Fernando para las “reales urgencias” y “de antiguo” —1508 ó
1509— sin que en los asientos se aclaren los conceptos; en cambio, desde 1512 se consignan: la guerra
contra Francia y la anexión de Navarra. Entre ambos momentos, en 1511, el portugués Antonio de Abreu
llegó a las Molucas navegando por el Océano Índico, el mismo año en que Hernando Colón ofreció al
Rey Fernando la posibilidad de dar la vuelta al mundo, solicitud que obviamente fue denegada. Si el
Consulado de Burgos había prestado al Rey aragonés 14.000 ducados en 1512, este inició unas gestiones
que costaron dos años al embajador Vich, en Roma, para situar a Juan Rodríguez de Fonseca, gestor
indiano, en la sede episcopal de Burgos. Con él vino desde Palencia como secretario personal Francisco
de Valenzuela —Comendador de Santiago y gestor de la Bulas Alejandrinas5—. Además, don Fernando6
y don Juan7 defendieron a Sancho de Matienzo, Tesorero de la Casa de la Contratación de Sevilla, en su
nuevo cargo de Tesorero de la Iglesia de Burgos desde 1510 frente al Cabildo Catedral8.
Entre las cuentas del bolsero consular 1524 apareció por fin la relación de reales acreedores del Rey
Fernando que aún no habían cobrado la deuda de 15129 —en tabla en anexo y en nota— y a los que por
eso se descontaba el pago de la avería. En la lista figuran cinco de las grandes familias que ya estaban
operativas antes de esa fecha —Burgos, Castro, Maluenda, Quintanadueñas y Salinas— y aparecen
cincuenta y dos nuevas familias —en algunos casos varios miembros— y no aparecen doce, aunque los
Carrión obtuvieron nombramientos indianos. Es decir, parece haber habido un relevo financiero en las
pequeñas apoyaturas de los cinco grandes grupos iniciales, y en este segundo momento se incorporan
otros dos grandes mercaderes, Cristóbal de Haro y su suegro, Gregorio de Ayala. Lo interesante es que
Fernando el Católico se muere en 1516 dejando sus deudas pendientes, y el heredero va a necesitar de
una considerable ampliación. El Grupo de Burgos está dispuesto a ofrecer su línea de financiación al
joven Rey para una empresa que seguía pendiente y parecía, eso sí, prometedora: la Especería. Pero
también había iniciado su exigencia de “precio político10”: la Corona, en deuda con los mercaderes11,
concentró en Burgos a Fonseca, Matienzo y Valenzuela y puso a su disposición una fuente de financia-ción12:
la Bula de Cruzada Dum Turcorum Sarracenorumque13 administrada por don Juan de Fonseca y
Francisco de Valenzuela. La recaudación de la Cruzada se cedía en parte a la cobranza a los mercaderes
que habían adelantado el dinero al Rey: Benavente, Maluenda, Palacios, Haro y Burgos14. Otra fórmula
de recompensa fueron los nombramientos indianos, que aportaban nómina e información directa. Desde
1511, burgaleses de familia mercantil ocuparon cargos antillanos: Juan Ortiz de Matienzo, Amador de
3 RAMOS PÉREZ (1992), p. 131.
4 SAGARRA (2013), p. 22.
5 AGI. Patronato, legajo 35, Ramo 5, 1. 1533.
6 Archivo Catedral Burgos (ACAB). RR 36, folios 188-89, 12 de junio de 1511.
7 ACAB. RR36, folio 246. 25 de mayo de 1512.
8 AGS. CCA. Libros Generales. Libro 29.Folio 59 Rº. Burgos, 15 de mayo de 1512.
9 ACMB. Libro Registro 1. Folio 45 Vº. Juan de Castro; Juan de Astudillo, Isabel Orense viuda de Diego Bernuy;
Diego de Medina Mazuelo; Juan de Béjar; Diego López Gallo; Juan de Burgos; Andrés de Paredes y Diego Gutiérrez; Lope
Pérez de Maluenda y herederos de Alonso de Astudillo; Gómez de Quintanadueñas; Andrés y Antonio de Melgosa; Cristóbal
de Haro; Francisco y Juan de Mazuelo; Nicolás de Vitoria y Diego López de Aliaga; Juan de San Vítores; Diego de Salaman-ca
Polanco y Gregorio de Polanco; Juan Ortega y Domingo del Hospital; Martín de Salinas; Hernando Aguado; García de
Encinas; Luis de Gumiel; Juan y García de Valladolid; Francisco de Angulo; Andrés de Mora; Luis Fernández; Licenciado
Gallo; Juan de Vega; Hernando de Burgos; Pedro Ruiz de Villegas; Diego de la Torre; Francisco de Aresti; Gregorio de Aya-la
y Juan del Castillo; Pedro de Mazuelo, Diego de Cuéllar y Pedro de Castro; Álvaro de Villafuertes; Lope de Baeza; Juan
Ramírez de Miranda; Tristán de Camargo; Francisco de Vallejo y Salcedo; Martín de Dobro; Juan de Valpuesta; Nicolás de
Montellana; Bernardo de Arlanzón; Pineda; García de Lerma; García de Arauz; Juan Cerón; Diego Trapaz; Pedro de Polanco;
Alonso Cerezo; Bernardo Santamaría, Nicolás Cebolleros; Juan de Hoyos y su hermano; Pedro Morisco; Hernando de Setién;
Antonio de Salamanca y Martín de Maluenda.
10 SAGARRA (2010), p. 13.
11 ACMB. Libro Registro 1. Folio 45 Vº.
12 KELLENBENZ (1999), p. 43.
13 ACAB, Libro 60, folio 36, Real Cédula, Bruselas, el 17 de marzo de 1517. Bula de León X al obispo de Burgos.
AGS. PR. 60-78. Roma, 23 de abril de 1515.
14 KELLENBENZ (1999), p. 43.
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Lares, Pedro de Mazuelo, Andrés de Haro, Ortega de Carrión, Baltasar de Castro15 se instalaron en las
islas.
El 29 de septiembre de 1513, Vasco Núñez de Balboa había tomado posesión de la Mar del Sur, ig-norando
que desde julio el Lugarteniente General y Gobernador de la Tierra Firme era Pedrarias Dávila,
no él. Toda la historiografía —desde Pablo Álvarez Rubiano hasta Carmen Mena García— considera
a Balboa despojado de sus posibilidades. Pero hay un matiz interesante: de acuerdo con don Fernando,
Fonseca envió a Pedro de Arbolancha al istmo para averiguar qué estaba ocurriendo. Arbolancha decidió
asociarse con Balboa e invirtió en la Compañía del Mar del Sur con la que Vasco Núñez pensaba seguir
explorando el océano. Pedro de Arbolancha informó al Rey y éste concedió a Balboa la gran posibilidad:
el Adelantamiento del Mar del Sur. Dávila se quedaba en tierra mientras el sector Burgos-Bilbao recibía
el Pacífico16. Balboa y Arbolancha en cierto sentido eran socios, así que estamos hablando de un intento
norteño anterior a la empresa de Cristóbal de Haro…Sea lo que fuere, las muertes de Vasco Núñez y el
Rey Fernando, y las estrategias de Cisneros y Carlos I postergaron el proyecto hasta que los armadores
Cristóbal de Haro y Juan Rodríguez de Fonseca, ayudados por Juan de Aranda en la Casa de la Con-tratación
impulsaron el viaje de Magallanes y Elcano, colaborador habitual de los Haro, promovido,
organizado y en parte financiado por Haro y el Grupo de Burgos. Haro y Fonseca previeron la creación
de una nueva Casa de la Contratación para la Especería que se haría realidad si la empresa resultaba
positiva, como así fue17.
Cristóbal de Haro estaba en Valladolid, como la Corte, cuando apoderó a Diego Díaz, para recoger su
parte de la cargazón de clavo y pimienta en octubre de 1522; y envió a Gonzalo de Almazán a Burgos un
correo de Haro sobre “lo del Maluco18” para el Consulado, fuera “lo del Maluco” la llegada de Elcano,
las albricias del éxito especiero y/o la confirmación real de la Casa de la Contratación de la Especería
en La Coruña y su nombramiento como Factor. También es significativo que reunidas las comisiones
de Badajoz y Elvas, el Rey Carlos reclame para uso de los plenipotenciarios castellanos las cartas de
navegar que estaban en poder de Francisco de Lerma19. El 23 de mayo de 1524 los jueces castellanos
disponían ya de “la navegación del capitán Juan Sebastián del Cano20”. Francisco de Lerma Polanco y
su hermano Juan habían prestado dinero al Rey para la compra del título imperial.
Si en 1514 la expansión pacífica basculaba sobre el istmo, diez años después las regiones fronteri-zas
con posibilidades reales en el Pacífico se habían multiplicado: no sólo Hernán Cortés, hasta Diego
López de Salcedo, gobernador de Honduras, planteó al Rey Carlos ir a la Especiería21. No obstante, la
creación de la Casa de la Contratación de la Coruña implicaba el monopolio para el grupo de Burgos y
la Corona no hizo concesiones a terceros.
La segunda armada especiera aviada por Haro fue, como es sabido, la de Loaysa, que zarpó de las
costas gallegas el 25 de julio de 1525. Juan Nicolás de Artieta, asociado con los burgaleses Diego de
Covarrubias y Juan de Mota, obtuvo los respaldos necesarios y se embarcaron en el viaje de Loaysa y
Elcano22. Entre los siete barcos estaba la San Lesmes dedicada al santo francés patrono de la ciudad de
Burgos. Como en anteriores ocasiones los banqueros alemanes Fugger, Cristóbal de Haro y la Corona
participaron en la financiación del viaje, pero la expedición fracasó, y a las Molucas sólo llego una parte
de la armada. El tráfico especiero no iba a ser fácil.
No obstante, desde 1524 hasta 1529 se mantuvieron los burgaleses en sus intentos especieros, sin
dejar desde luego otros negocios. Pedro de Arbolancha trabajaba en 1528 como abogado para los Fugger
15 Baltasar de Castro, fue nombrado factor de la Isla de San Juan. AGI. INDIFERENTE, 420, L.8, F.52R-53R, Bar-celona
6 de abril de 1519.
16 SAGARRA (2014), p. 72.
17 SAGARRA (2013), p. 27.
18 Archivo del Consulado del Mar de Burgos (ACMB) Libro Registro 1. Folio 42 Rº.
19 FERNÁNDEZ DE NAVARRETE (1964), p. 609.
20 FERNÁNDEZ DE NAVARRETE (1964), p. 630.
21 AGI PATRONATO, 46, R.1, León de Nicaragua, 18 de marzo de 1528.
22 AGI. PATRONATO, 46, R.28. Real Provisión a Juan de la Cueva, nombrándole factor de las islas del Maluco, al
haber fallecido Diego de Covarrubias, que fue en la armada del comendador Loaysa. AGI. PATRONATO, 37, R.28. Toledo,
29 de enero de 1529.
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como abogado y arrendador de rentas; Cristóbal de Haro y su sobrino Gonzalo de Burgos ejercieron
como tesoreros de la Bula de Cruzada en la diócesis burgalesa23, mientras Francisco de Valenzuela admi-nistraba
la veintena de las expediciones a la Especería24 y en algún caso de Tierra Firme25. El apoderado
burgalés de Haro, Diego Díaz, adelantaba dineros a la Contratación de la Coruña que luego recuperaba26.
Por último, el propio Haro recuperó lo que pagó en la Corte, de sus dineros, de unas provisiones para
la Universidad y unas cartas de Pedro González de Escalante.27 Es decir, la explotación especiera por
el Pacífico no terminaba de consolidarse por las dificultades variadas, y el Grupo de Burgos que había
recibido la posibilidad monopolística compensaba los déficits y/o la falta de ingresos con otros negocios.
El momento crítico llegó cuando el Emperador vendió las Molucas y dejó a los mercaderes burgaleses
—además de a otra gente— endeudados y sin negocio de recuperación económica. Entonces, el tráfico
negrero surgió como una alternativa.
El grupo de Burgos y la esclavitud
Los primeros esclavos que pasaron a Indias eran de propiedad privada y de ámbito doméstico. El
cabeza de familia o dueño contraía el compromiso de no venderlos en América, así que permanecían
vinculados —teóricamente al menos— a la economía familiar. Solían ser pocos, entre uno y seis por
persona. En la documentación se detalla el sexo, el nombre o algún otro detalle relevante como el color
de la piel —por ejemplo “negrillo”, e incluso aparece alguno blanco, como Pedro— o el hecho de ser
cristianos. Cruzaban el océano como parte de las “casas movidas” de algunos funcionarios, o pobladores
con sus familias; incluso computados entre los animales para el viaje.
Pero la riqueza potencial de las Antillas requería fuerza de trabajo para la explotación de las minas,
la productividad de las haciendas, y la subsistencia y el enriquecimiento de los españoles. Ciertamente,
podía —con ciertas condiciones— disponerse de los naturales. De hecho, en 1514, varios burgaleses
habían recibido indios en encomienda: Pedro de Burgos; García de Lerma y Juan Ortiz de Matienzo; Pe-dro
de Gumiel, Diego de Villadiego y su hermano Rodrigo; Francisco de Covarrubias; Juan de Villegas;
Francisco de Frías; Esteban Pardo; Pedro de Soria; Gaspar de Astudillo, Pedro de Villadiego, Sancho y
Antonio de Villasante. Todos vivían en La Española28, pertenecían a familias vinculadas al Consulado, y
estaban allí para lucrar, y obtener información fidedigna sobre el paso y/o los posibles viajes a la Espe-cería.
La catástrofe demográfica y la progresión colonizadora práctica en las Antillas mayores llevaron
a los pobladores a pensar en los esclavos.
A. Un problema de mano de obra
Las primeras solicitudes de tráfico negrero desde el Grupo de Burgos se produjeron en un contexto de
necesidad de mano de obra para sus economías familiares. En un segundo momento, la transformación
de las iniciativas particulares en un sistema económico productivo hizo que la mano de obra esclava
fuera imprescindible: el burgalés Pedro de Mazuelo, desde Jamaica, fue uno de aquellos incipientes
reclamadores de esclavos para su trapiche. En 1515 escribió al Rey Fernando advirtiéndole de que los
indios habrían desaparecido en dos años, a menos que fueran relevados de los trabajos más duros por
piezas procedentes de África. Mazuelo consiguió del Emperador licencia para introducir 30 esclavos
negros procedentes de Portugal o Cabo Verde, siendo el principal impulsor de la trata negrera en las
Antillas. Pedro de Mazuelo erigió un poblado en una llanura en los bancales del río Cobre, alegando que
23 ACAB. LIB - 60. Folios 152. 02 de diciembre de 1531. Medina del Campo.
24 AGI. INDIFERENTE, 422, L.14, F.30R-30V- 22 de noviembre de 1529, Madrid.
25 AGI. INDIFERENTE, 421, L.13, F.215R. 13 de junio de 1528, Madrid.
26 Real Cédula a los Oficiales de la Casa de la Contratación para que envíen relación del gasto hecho por Cristóbal de
Haro, [factor de la Especiería] de 300 ducados que prestó Diego Díez, burgalés, en 1528.
27 ACMB. Libro Registro 1. Folio 101 Vº.
28 PEREDA (2001), p. 130.
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era el lugar ideal para trasladar la malsana capital de la isla, Nueva Sevilla. Estratégicamente, escribió
al Rey elogiando el sitio y solicitando el traslado de la ciudad; pero el verdadero motivo era que tenía
un ingenio en las proximidades y quería fijar cerca la mano de obra. Consiguió su propósito, y al nuevo
establecimiento cerca del Molino Mazuelo, se le llamó Villa de la Vega y luego Santiago de la Vega.
El despegue del ciclo del azúcar fue un momento de expansión económica pero de recesión demográ-fica
indígena: los pobladores demandaban esclavos negros. Cisneros lo había prohibido absolutamente;
los Reformadores Jerónimos enviados por él llegaron dispuestos a impedir la esclavitud, pero cambia-ron
de opinión al ver que era lo único que podía hacerse por los indios. Manzanedo, Figueroa y Santo
Domingo recomendaron, eso sí, que se introdujeran negros bozales directamente traídos de África. El
inhumano tráfico empezó tímidamente, pero en 1518 el Rey Carlos pagó sus servicios a Lorenzo de Go-rrevod,
el noble flamenco señor de Bresa, con una licencia para introducir 4.000 esclavos. Adán Vivaldo,
Tomás Forne, el burgalés Juan Fernández de Castro y el tesorero de la Contratación, Alonso Gutiérrez de
Madrid fueron sus agentes operativos. El genovés Melchor Centurione fue el factor de esclavos sobre el
terreno. Gorrevod recibió todas las facilidades —exención del almojarifazgo y del paso por Sevilla— y
los burgaleses entraron con él. Castro se encargó de la entrada de mil. Con los Forne trabaja otro hombre
clave en la conexión del grupo de Burgos y la bula de Cruzada, Hernán Vázquez. Pero junto al gran mo-nopolio
hubo mercaderes oportunistas que traficaban sin licencia, como Juan Martín, Alonso de Algaba,
Pedro Pineda y Francisco de Urista.
Volviendo a los Castro, Baltasar vivió en La Española como encomendero y fue Factor en la isla de
San Juan; Melchor era Escribano Mayor de Minas y Hernando, Factor. Respecto a los Astudillo, Gaspar
fue Procurador de Santo Domingo e intervino en el Repartimiento; fue Regidor de la ciudad en 1528, y
Factor y Veedor de la Isla Española; en 1525 empezó a introducir en Indias esclavos negros en pequeñas
cantidades. Respecto a los Vega, el prestamista Juan y su hermano Andrés comerciaban con América
asociados con Hernando de Santa Cruz. Juan se introdujo en el comercio negrero en 1513; y parece el
mismo Juan de Vega nombrado contador de Cuba en 1515. García de Lerma tenía indios de encomienda
en la Española, fue Veedor de la Costa de las Perlas; se asentó en Cuba dónde recibió una caballería,
pasó esclavos negros y llegó a ser Gobernador de Santa Marta, como es sabido.
No obstante, si planteamos el comercio negrero de mercaderes castellanos desde las Cabo Verde
hacia Sevilla o Lisboa, hay que mencionar a los Covarrubias y los Haro. Ya en 1478 Fernando y Juan de
Covarrubias, vecinos de Burgos, tenían licencia para traficar desde dichas islas a través de su factor, Pe-dro
de Montoya, a pesar de la guerra con Portugal29. No se menciona explícitamente a los esclavos, pero
no deja de ser una de las acostumbradas mercancías procedentes de la zona… Por su parte, Cristóbal
de Haro, durante sus años en Lisboa, armaba expediciones esclavistas en comandita con portugueses,
una de ellas hacia el Río de la Plata en 1513. Precisamente gracias a eso —Esteban Iusarte le hundió
la armada— Haro tuvo un desencuentro con el Rey Manuel y pasó con Magallanes a Castilla, con una
baza fuerte que jugar: la ruta a la Especería navegando hacia el oeste. Con el apoyo de Juan Rodríguez
de Fonseca aviaron la armada y partieron.
Tres años después, los Haro y el grupo de Burgos se concentraron en el pingüe negocio —o al me-nos
lo pareció un cierto tiempo— que abrió para ellos la vuelta de Elcano en 1522, hasta que razones
políticas, económicas, familiares y dinásticas llevaron a Carlos V a vender a Portugal lo que era suyo,
las Molucas. Los mercaderes burgaleses asociados en el Consulado acumulaban deudas procedentes
de adelantos al joven Rey y a su real abuelo don Fernando. El tráfico de esclavos apareció como una
alternativa al truncado negocio especiero, tal como lamentará unos años después fray Tomás de Mer-cado
cuando escribía en su Suma de Tratos y Contratos, dedicadas al Prior y los cónsules y mercaderes
sevillanos estas palabras:
si los de este consulado siguiesen mi parecer (…) y contentasen con cargar algunos años sólo
vinos y ropa (…) Su Rey Serenísimo proveería sobre ello con más advertencia, estudio y cui-dado30.
29 AGS. RGS,LEG,147809,140 1478-9-25 Sevilla.
30 SÁNCHEZ ALBORNOZ, p. 142. http://www.hacer.org/pdf/Tratos.pdf consulta 11 de enero de 2016.
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B. Un negocio alternativo
Cuando Haro vio cercenado su futuro como pimentero con la venta de las Molucas y la desaparición
de la Casa de la Contratación de la Coruña, intentó sustituir a Juan López de Recalde, a su muerte en
1532, en la Casa de Sevilla. Cristóbal de Haro prestaba otros servicios al Emperador, poniendo a su
disposición su eficaz red de información de para prevenirle sobre las expediciones que se armaban en
otros países rumbo a las Indias31. Había recomprado algunas licencias negreras desde 1526, en espera
de que las promesas regias de otros beneficios no se volatilizaran. Diez años después Haro y su sobrino
Francisco de Burgos regularizaban la venta de 150 esclavos, que ya tenían en Indias, distribuyéndolos
en Tierra Firme y Perú. Francisco de Burgos era un reconocido traficante de esclavos en Tierra Firme
asociado a su tío32 Cristóbal de Haro33 y otros consortes34. Es difícil no relacionar la presencia de los
Haro-Burgos con las posibilidades especieras. Ciertamente, las Molucas se habían vendido, pero no las
Filipinas, y la posibilidad de comerciar y descubrir por el océano seguía incitando a los promotores. No
es descabellado pensar que los sobrinos Burgos estuvieran en Panamá y Perú, y con socios en Santo
Domingo para enriquecerse, en espera de noticias y oportunidades especieras.
Es significativo que mientras Haro se procuraba actividades económicas alternativas al negocio pi-mentero,
Carlos Habsburgo hizo lo mismo con la obtención de especias, encontrando una opción dife-rente
gracias a otro norteño. En diciembre de 1538 Carlos Habsburgo aceptó capitular con Juan de Uribe
—en cierto modo relevo de Haro, acogiendo su propuesta de obtener especia en Indias— nombrándole
Factor perpetuo de la otra Especería, la Especería industriosa del cultivo, la granjería de pimienta,
malagueta, jengibre, laca, clavo, canela, sándalo, benjuí y nuez moscada que él sin costos para la Real
Hacienda ni inversiones regias había querido solicitar y estaba dispuesto a gestionar y explotar en La
Española, Cuba, San Juan, o incluso en Tierra Firme. Eso sí, se le concederían tierras baldías y agua una
vez elegido el lugar; por lo demás, la granjería era coste cero para la Corona y con 50% de los beneficios
para la Real Hacienda35.
Por fin, en 1539, la Corona concedió una amplia licencia a Cristóbal de Haro36, que fue en realidad,
un dramático pago en especie: el permiso para obtener de los mil esclavos —un tercio de ellos, muje-res—
2.437.500 maravedíes, sobre el alcance de 6.022.950 que la Corona le debía. Con todas las faci-lidades
fiscales, podría llevar el número suficiente para introducir mil vivos; no tendría control oficial
a la ida, sino al llegar a los diversos enclaves americanos —islas o provincias— dónde se registrará el
número y a su regreso —o el de su factor— daría cuenta en Sevilla. La captura o compra inicial se haría
en Cabo Verde, Guinea, u otros lugares vinculados a Castilla o Portugal. Podría incluso emplear navíos
y tripulaciones lusas, siempre que en América sólo bajara a tierra el maestre, el despensero, los factores
y Haro o su representante. Los otros 3.585.450 maravedíes los recibiría de las sobras de la Cruzada y
otras Bulas, que tanto él como Benavente y Burgos eran encargados de hacer predicar.
Sin embargo, estos detalles no figuran en la cartela funeraria de su sepulcro en la iglesia de San Les-mes
de Burgos —como tampoco en las de los Castro, los Salamanca, los Covarrubias o los Astudillo—
donde quiso ser recordado por su más altos cargos y no por otras actividades: Factor de la Casa de la
Contratación de la Especería y Regidor de Burgos. En la basa del enterramiento ordenó que se plasmara
su escudo de armas con las Columnas de Hércules y el mote Plus ultra, las cinco naves del primer viaje a
las Molucas y la representación figurada de las especias, imagen del sueño pimentero que vio esfumarse.
El Emperador le pagó con honores, los dineros se los tuvo que trabajar él, de forma no siempre honrosa.
31 Vid. AGI: INDIFERENTE, 1092, Nº 25, 3. y AGI: INDIFERENTE, 1092, Nº 26,5.
32 Cuenta de Francisco de Burgos CONTADURÍA, 425 - 1524 - 1534.
33 Real Cédula. Valladolid, 1 de diciembre de 1536. AGI. PANAMÁ, 235, L.6, F.64 V. Real Cédula de Doña Isabel.
Valladolid, 8 de octubre de 1536, AGI. LIMA, 565, L.2, F.195.
34 Real Cédula. Valladolid, 1 de diciembre de 1536. AGI. SANTO DOMINGO, 868, L.1, F.21 R-21 V.
35 AGI. SANTO_DOMINGO, 868, L.1, F.152V-153R, Toledo, 6 de diciembre de 1538.
36 AGI. SANTO_DOMINGO, 868, L.1, F.152V-153R, Toledo, 6 de diciembre de 1538.
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