XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014)
ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-078, pp. 1-12 1
© 2016 Cabildo de Gran Canaria. Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.
* Fundación para la Etnografía y el Desarrollo de la Artesanía Canaria (FEDAC).
** Departamento de Antropología Social y Cultural (UNED), Departamento de Didácticas Especiales de la Facultad de
Formación del Profesorado de la ULPGC.
*** Departamento de Didácticas Especiales de la Facultad de Formación del Profesorado de la ULPGC.
**** Sociedad Micológica de Gran Canaria.
***** Catedrática y Directora del Departamento de Didácticas Especiales de la Facultad de Formación del Profesorado
de la ULPGC.
NUEVAS APORTACIONES A LOS PROCESOS DE TINCIÓN
EN ÉPOCA ABORIGEN EN LAS ISLAS CANARIAS
NEW CONTRIBUTIONS TO THE PROCESSES OF DYEING
IN ABORIGINAL TIME IN THE CANARY ISLANDS
Nilia Bañares Baudet*; Daniel Becerra Romero**; Ioannis Basdos***;
Soraya Jorge Godoy****; Vicente Escobio García****;
María del Carmen Mato Carrodeguas*****
Cómo citar este artículo/Citation: Bañares Baudet, N.; Bacerra Romero, D.; Basdos, I.; Jorge Godoy, S.; Es-cobio
García, V.; Mato Carrodeguas, Mª del C. (2016). Nuevas aportaciones a los procesos de tinción en época
aborigen en las Islas Canarias. XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014), XXI-078. http://colo-quioscanariasmerica.
casadecolon.com/index.php/aea/article/view/9559
Resumen: En anteriores ediciones de estos mismos Coloquios examinamos los distintos recursos tintóreos en el
pasado aborigen. Presentamos a la comunidad científica los primeros resultados de los experimentos destinados a
reconstruir las técnicas que harían posible los procesos de tinción e igualmente abordamos la problemática exis-tente
a la hora de realizar dicha reconstrucción.
A partir de los éxitos y los errores anteriores pensamos —en esta ocasión— centrar el objetivo de nuestra propuesta
en la exposición de los resultados de las nuevas pruebas tintóreas que hemos realizado. Las crónicas y relatos de
la Conquista son verdaderamente parcos en este tipo de datos pero pese a ello, y aunque en un primer momento
concentramos nuestra atención en la isla de Gran Canaria para la que existe un mayor número de referencias, de-cidimos
ampliar nuestro trabajo inicial a otras islas.
Palabras clave: alumbre; Antropología; Bereberes; color; Norte de África; Prehistoria de Canarias; tintes
Abstract: In previous editions of these Seminars we examined the different dyeing resources of the aboriginal
past. In those seminars we showed to the scientific community the first results of the experiments destined to
rebuild the techniques and processes that would make possible the process of staining. Also our approach to the
problems, that exist were to be able to rebuild such a reconstruction whether it was in those related aspects of the
natural, which of course is completely alien to the research, or whether it was the particular difficulties of the mate-rial
aspects of the investigation.
From previous successes and errors, we think, on this occasion, that we should focus the objective of our proposal
in the presentation of the results of the new dye tests we have done. The chronicles and tales of The Conquest are
really limited to this kind of data in spite of this, and although initially we focused our attention on the island of
Gran Canaria for which exists a greater number of references, we decided to extend our initial work into other
islands.
Keywords: alum; Anthropology; Berbers; Canary Prehistory; colour; dye; North Africa
Nilia Bañares Baudet; Daniel Becera Romero; Ioanis Basdos; Soraya Jorge Go-doy;
Vicente Escobio García; María del Carmen Mato Carodeguas
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Es bien conocido que la práctica de dar color con tintes naturales se mantuvo, prácticamente sin cam-bios,
hasta finales del s. XIX cuando el descubrimiento de las anilinas químicas modificó y simplificó su
proceso. No obstante, al tratarse de una situación relativamente reciente aún pueden rastrearse algunos
de los antiguos métodos de tinción con sus fases previas y los materiales necesarios para la adquisición
de la coloración deseada. Por fortuna, aunque cada vez menos, siempre han quedado artesanos fieles al
trabajo tradicional. Una vez más, al estudiar el pasado isleño, hemos tenido que volver nuestra mirada
hacia las tierras norteafricanas ya que no debemos olvidar que hasta la década de los sesenta-setenta del
siglo XX continuaban vigentes muchos de los hábitos tintóreos que hemos localizado también en las
Islas, lo cual refuerza aún más los lazos tradicionales entre ambos territorios.
Siguiendo la línea de anteriores trabajos, la unión de datos de carácter antropológico, histórico y
arqueológico nos ha resultado imprescindible en nuestro intento de conocer y reproducir los métodos y
procesos de esta actividad en el pasado aborigen. En esta ocasión, además, hemos querido ahondar en un
aspecto que, si bien habíamos comentado anteriormente, no habíamos podido abordar con el rigor que
merecía. Nos referimos al aporte de datos procedentes de la Geología y, en concreto, a un material es-pecífico
que es el alumbre, tradicionalmente empleado como mordiente en todo el ámbito mediterráneo.
Como señalamos en pasadas ediciones de este Coloquio, la selección del mordiente es fundamental para
que el color se fije en la pieza y por este motivo hemos tratado de profundizar en el que quizás sea el más
ancestral con el objetivo de averiguar, en primer lugar, si pudo ser utilizado por los antiguos habitantes
de las Islas; o si, en segundo lugar, se recurrió con total seguridad a los otros métodos ya comentados
en dichos trabajos.
La metodología empleada para alcanzar nuestro objetivo ha continuado en la misma dirección y se
resume en los siguientes puntos:
-Estudio, selección, recolección y procesado de las especies vegetales destinadas a la obtención del
tinte.
-Selección, recolección y procesado de los materiales que van a ser tintados, en este caso fibras ve-getales
y pieles.
-Selección y preparación de los diferentes mordientes.
-Procesado en frío y en caliente, con diferentes mordientes, y pruebas de resistencia de la coloración
obtenida.
Ahora bien, como hemos señalado en alguna ocasión, los tiempos propios de la Naturaleza son ajenos
por completo, como es lógico, a los de la investigación y condicionan evidentemente el desarrollo de la
misma. El primer condicionante de nuestra labor es un viejo problema: la obtención de las especies bo-tánicas
para tintar. De acuerdo a los datos mencionados en las Crónicas de la Conquista las muestras se
volvieron a recoger durante las últimas semanas de la primavera y las primeras del verano de 2014; un
hecho que resultó clave en una de las especies como veremos más adelante. En esta ocasión, previamente
habíamos seleccionado tres especies vegetales y una micológica, todas recolectadas en Gran Canaria.
Decidimos comenzar primero por la gualda, Reseda luteola L., debido a que las circunstancias no
nos habían permitido localizar ejemplares suficientes para su estudio —durante la fase de trabajo de
campo— hasta este año. Por norma general, la gualda florece cada dos años —aunque pueda haber
excepciones por las características climáticas de Canarias— y por eso se convierte en uno de esos con-dicionantes
naturales de los que hablábamos anteriormente. Como los ensayos con esta especie habían
quedado pendientes, en esta ocasión queríamos solventar este punto; la situación nos fue más favorable
y dispusimos de muestras suficientes para nuestra investigación.
Otro de los aspectos que tuvimos especialmente en cuenta fue comprobar que fructificase durante
las estaciones señaladas con lo que nos asegurábamos que se cumplían las condiciones necesarias para
nuestro estudio. Fig. 1.
Hemos realizado ensayos tanto en frío como en caliente. El procedimiento primero consistió en tri-turar
y sumergir sus flores en agua dulce. Por separado se emplearon como mordientes la sal marina y la
orina sobre fibra vegetal (junco y palma) y piel de cabra que es de lo que disponían en Canarias. Cons-cientes
de que la calidad de las aguas afecta al producto final, y con objeto de profundizar en aquellos
materiales que se podrían obtener con facilidad en el pasado de las Islas, también se probó con agua de
mar.
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Fig. 1. Fase de secado de Reseda luteola L., la gualda. F: Fotografía de los autores.
Como era de esperar, solo con el agua caliente el proceso fue claramente satisfactorio. Hecho que
coincide plenamente con los datos históricos y etnográficos consultados. Por el contrario, en frío los
resultados no fueron significativos ya que no son perdurables. En general, si bien el tono amarillento
resultante fue el esperado somos conscientes de que la intensidad también sería un factor importante por
la importancia simbólica en el mundo aborigen de este color. Uno de los cuatro colores más importantes
aún en el mundo bereber norteafricano que se puede apreciar aún hoy en día tanto en los tejidos como
en el mundo de la orfebrería. En este sentido consideramos que podría ser un aspecto interesante para
profundizar en su estudio. Fig. 2.
Fig. 2. Piel tintada con gualda. Obsérvese el tono amarillento. F: Fotografía de los autores.
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La segunda de las especies elegidas fue el acebiño, Ilex canariensis Poir. El color azul ha sido uno
de los que más hemos buscado pues aparece citado para la isla de La Gomera en las Crónicas de la Con-quista:
Peleaban con varas tostadas, y andaban en carnes, con solo pañetes de cuero pintados. Cuando
andaban de guerra, traían atadas unas vendas por los frentes, de junco majado tejido, teñidas de colo-rado
y azul, la cual color daban con un árbol que llaman taxinaste, cuyas raíces son coloradas, y con
la yerba que se dice pastel, con que dan color azul a los paños1. Sin embargo tras sabemos que fue una
tonalidad muy empleada en Canarias tras la Conquista debido a la introducción desde muy temprano
de la mano de los portugueses para la industria tintórea de la hierba pastel, Isatis tinctoria L. Hay que
tener en cuenta que fue muy temprana la presencia de maestros tintoreros y que ya los encontramos en
1505 en Tenerife, en 1522 en Gran Canaria y en 1528 en La Palma y que estos la utilizarían en su oficio2.
Igualmente la toponimia nos recuerda su importancia en el pasado de las Islas como, por ejemplo,
Montaña del Pastel en Tacoronte (Tenerife) o El Pastel, en las cercanías de Tifirabe (El Hierro) isla que
aún conserva algunas de las antiguas ruedas de molino que se utilizaban para el proceso de obtención
de este tinte.
Esta especie, que en realidad fue introducida posteriormente a la Conquista, ha sido confundida con
la que estamos convencidos que realmente daría el tono azulado, Ilex canariensis., que sí es autóctona.
Como ya señalamos en otra ocasión la hierba pastel no podría haberse utilizado para la obtención de
dicha coloración durante la etapa aborigen. El error del fraile se debería precisamente a su importancia
comercial, sobre todo en la época en que redacta su obra, a finales del s. XVI. Precisamente la misma
toponimia nos confirma su valor en el espacio geográfico de La Gomera en casos como el de La Cañada
del Pastel y Monte del Pastel3.
Los datos que tenemos como referencia escrita sitúan la obtención de este color justamente en la
propia isla de La Gomera al menos desde el siglo XIX4, motivo por el cual centramos nuestra atención
en esta especie. No obstante, el trabajo de campo fue infructuoso. No pudimos obtener muestras de La
Gomera y las que se intentaron recoger tanto en el Jardín Canario “Viera y Clavijo” como en la Finca de
Ossorio, en Teror, tampoco tenían la suficiente entidad como para realizar los ensayos correctamente. A
pesar de estos inconvenientes estamos convencidos de que la línea a seguir es la correcta ya que hasta la
fecha la revisión y análisis de los datos históricos y etnográficos así lo avalan. Por este motivo consid-eramos
que debemos seguir trabajando en su estudio.
La tercera especie seleccionada fue el popular mocán, Visnea mocanera L., de cuya relevancia deja
constancia el gran número de topónimos diseminados por las Islas (Barranco del Mocán, La fuente
del Mocán, El paso del Mocán, Pico de Mocán, Mocán negro, La era del Mocán, Lomo del Mocán,
El Mocanal…). Los datos etnográficos analizados nos llevaron a investigarla pues aparece asociada al
color azul obtenido del acebiño en La Gomera. Desde un punto de vista técnico se buscaba un color
marrón-canelo. Sin embargo, los resultados obtenidos una vez procesado sus frutos tanto en frío como
en caliente consideramos que no fueron significativos por lo que aún seguiremos investigando en esta
línea. Fig. 3.
Por último, regresamos a Pisolithus tinctorius (Mich.: Pers.) Coker&Couch, un tipo de hongo cosmo-polita
muy conocido en el territorio isleño. Sobre la problemática de esta especie remitimos a lo ya expues-to
por parte de este equipo al objeto de evitar repeticiones innecesarias5 Los estudios filogenéticos obliga-torios
para solventar las dudas acerca de las diversas variedades de esta especie escapan por completo a
los límites del presente artículo. Recordemos que esta es una especie que tradicionalmente en el Norte de
África se ha venido recolectando con fines tintóreos asociada a Pistacia atlántica Desf., bajo la denomi-nación
de tizarhla y çorra, pues es común encontrarlo en el entorno de los viejos ejemplares. En Canarias
esta es una especie arbórea bien conocida bajo la denominación de almácigo. Ahora bien, la abundante
distribución del pisolithus por el territorio isleño vinculado a especies del género Eucalyptus (Eucalyptus
1 ABREU GALINDO (1977), p. 74.
2 MARRERO (1977), p. 377; LOBO CABRERA (1980), p. 553; RIVERO SUÁREZ (1991), p. 861, nota 32.
3 PERERA LÓPEZ (2005), tomo III, vol. 22, pp. 193-194.
4 PERERA LÓPEZ (2005), tomo III, vol. 18, p. 14.
5 BAÑARES BAUDET y BECERRA ROMERO (2010).
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camaldulensis Dehnh. y E. globulus Labill) ha hecho que sea muy difícil obtener muestras sin posibles
contaminaciones. Por otra parte, las características medioambientales tan particulares de Canarias hacen
que casi todo el año puedan recolectarse especies del Reino Fungi. En este sentido las muestras durante la
fase de campo se obtuvieron en la segunda quincena del mes de julio.
Fig. 3. Visnea mocanera L, especie de la que se obtendría el color marrón. F: Fotografía de los autores.
Igual que sus predecesores se realizaron ensayos tanto en frío como en caliente. El procedimiento
consistió en triturar y convertir en polvo las muestras. Posteriormente se introdujeron en agua y por
separado se emplearon la sal marina y la orina, a modo de mordiente, sobre fibra vegetal (junco y palma)
y fibra animal. Fig. 4.
Fig. 4. Comparativa entre junco seco y otro tintado con pisolithus. F: Fotografía de los autores.
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En frío, una vez más, los resultados no fueron satisfactorios ni concluyentes. Todo lo contrario con el
proceso en caliente. Esta vez sí que nos sorprendieron ya que el tan buscado tono amarillento hizo acto
de aparición frente a los marronáceos obtenidos con anterioridad. La diferencia respecto a los ensayos
anteriores radica en la elección del momento de recolección y en que en vez de utilizar las muestras
secas, se emplearon frescas. En un primer momento la larga experiencia tintórea de uno de los autores
firmantes del presente artículo —Nilia Bañares— nos llevó a dudar de la existencia de este tono de color,
ya que hasta la fecha únicamente se obtenían marrones. No obstante, ello implicaría que todos los datos
recopilados de carácter histórico y etnográfico fueran erróneos. Difícilmente podría ser así por lo que
asumimos que el error debía de estar en alguna de las fases del trabajo de campo o del proceso de tinta-do.
Una vez revisados, analizados y estudiados hemos obtenido la coloración deseada sin que debamos
dar por finalizado nuestro estudio.
Una vez definidas las especies tintóreas la segunda parte del trabajo se enfocó en la búsqueda, análisis
y estudio del agente fijador (denominado mordiente) que sirviera para fijar el color en la fibra vegetal.
La palabra mordiente viene, según6, del Latín mordere (morder, apresar, agarrar) término utilizado
para caracterizar cualquier sustancia de origen natural o sintético que sirva para fijar los tintes en las
fibras. Además, actúa como agente para intensificar o reducir el color que producen los tintes, así como
para estabilizar los colores frente a la acción de la luz solar. Como revelan numerosos documentos
históricos los tintoreros han empleado desde la antigüedad una serie de mordientes7 de origen animal
(orina fermentada) y vegetal (cenizas de diferentes maderas y extractos de algunas plantas), así como
mordientes inorgánicos como ácidos (oxáltico, nítrico y sulfúrico) o bases (sosa cáustica), sales me-tálicas
solubles (aluminio, cromo, cobre, hierro y estaño)8 y el mineral alumbre, siendo este último el
mordiente frecuentemente más usado por los tintoreros naturales.
Tal como hemos indicado ya en otros trabajos para la realización de los ensayos de tinción9 hemos
empleado como mordiente sal marina, orina corrompida y ceniza de carbón vegetal, así como alumbre
que es un mineral de naturaleza salina (sulfato de aluminio y potasio o sodio) y un mordiente utilizado
frecuentemente desde la antigüedad; un componente básico en los recetarios norteafricanos consultados.
Mientras los tres primeros son recursos que se pueden obtener fácilmente en cualquier entorno costero,
el cuarto mordiente que hemos utilizado para los ensayos de tinción —el alumbre— está directamente vin-culado
a determinados entornos geológicos poco frecuentes en nuestro medio. Los yacimientos de alumbre
más importantes en el sur de Europa se localizan en Italia (Tolfa y Pozzuoli) y en la isla griega de Melos
—este último ya conocido desde la Antigüedad— y en España (Murcia, Tarragona, Almería y Segovia)
siendo el yacimiento de Rodalquilar en Almería uno de los más importantes del mundo. Los yacimientos
más importantes en el entorno geográfico que nos concierne (Norte de África) son los de Dakhla en Egipto,
Tozeur en Túnez, Bugía en Argelia y Sidjilmasa en Marruecos. Fig. 5.
Ya se ha comentado en trabajos anteriores que, en el examen preliminar de parte de los restos líticos
encontrados en varios yacimientos arqueológicos de Gran Canaria, no se han encontrado indicios de la
existencia y utilización de cristales de alumbre en la isla de Gran Canaria. La única referencia docu-mental
sobre la existencia de alumbre en las Islas se encuentra en el Diccionario de Historia Natural
de las Islas Canarias, donde el conocido humanista J. Viera y Clavijo en la entrada correspondiente
lo define como: “sal mineral fósil, cuyo sabor es dulce al pronto, y luego astringente...” lamentando
que “su consumo es importado, pudiéndose obtener de nuestras tierras”; obviamente hace alusión a
la existencia de posibles depósitos de alumbre en las islas de Tenerife, La Palma y especialmente en la
isla de los volcanes, Lanzarote, donde se hallaría mezclado con caparrosa10. Sin embargo, en ninguno
de los documentos consultados se hace mención a la presencia y posible utilización del alumbre por los
pueblos aborígenes de Canarias. No obstante, dado que su uso está constatado desde la época romana y
entre los pueblos de Norte de África y que partimos de la idea de que los pueblos aborígenes canarios
6 MCRAE (1993).
7 BERTHELOT (1885), (1889).
8 ALFARO (1997) y VENTOSA (1983).
9 BAÑARES BAUDET y BECERRA ROMERO (2012).
10 Estos mismos datos los recoge poco tiempo después A. Manrique y Saavedra ((1873), p. 84), al hablar de los mine-rales
de las Islas, quien parece copiar a Viera y Clavijo o seguir la misma fuente ya que la aportación es la misma.
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proceden de ellos, lógicamente nos hemos planteado la posibilidad de que lo usaran en Canarias en el
caso de que dispusieran del mismo.
Fig. 5. Yacimientos de alumbre en el área mediterránea. F: PICON (2005), p. 14.
Antes de proceder a la exposición de la metodología utilizada y presentar los resultados de la bús-queda
de depósitos de alumbre en Gran Canaria consideramos conveniente hacer una breve introducción
sobre la problemática de la formación de yacimientos aluníferos, así como de los métodos utilizados
tradicionalmente para la obtención artificial del alumbre.
El alumbre común, denominado también alumbre potásico, alumbre de potasio o alumbre napolitano, era
conocido y utilizado en el Antiguo Egipto, en Roma11 y sobre todo en la época medieval en diferentes campos
como: la fabricación de vidrio y papel, la fabricación de velas, la elaboración de medicamentos y desodoran-tes,
la fabricación de pinturas y para el curtido de pieles.
Químicamente se trata de un sulfato doble hidratado de aluminio y potasio con 12 moléculas de agua
(dodecahidrato), cuya fórmula química es KAl (SO4)2.12H2O12. En su estado más puro se presenta en
forma de cristales octaedros isomorfos, incoloros, inodoros y de sabor astringente (Fig. 6. fotografía de
la izquierda). El alumbre obtenido artificialmente por calcinación de la piedra de alumbre es un polvo
blanco, ligero, anhidro y cristalino (Figura 6, fotografía de la derecha). Fig. 6.
La mayoría de los alumbres disponibles en el mercado son productos de la calcinación de la alunita
natural13 (piedra de alumbre), un producto de alteración hidrotermal de rocas ricas en feldespato potá-sico.
El proceso de obtención del alumbre consiste en las siguientes fases de elaboración que refleja la
figura 7. Fig. 7.
Calcinación: Operación de transformación de la alunita a un sulfato anhidro en un horno.
Maceración: Operación relativamente duradera cuyo objetivo es hidratar el sulfato obtenido prepa-rándolo
para el proceso de la lixiviación.
Lixiviación: Esta operación consiste en la disolución de algunos componentes de la masa pastosa
resultado de la maceración y lixiviación del mismo hacía los depósitos de filtrado.
11 Plinio El Viejo fue el primero en llamarlo “Alumen romanum” en su Naturalis Historia. También el conocido Dios-córides
menciona el alumbre en su De Materia Medica.
12 El alumbre fue caracterizado por primera vez en el año 1754 por Margrat.
13 Berthelot considera que la “Piedra de Frigia”, mencionada en los papiros de Leyden y Estocolmo como mordiente
para la fijación del tinte, fuera probablemente alunita.
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Fig. 6. Alumbre cristalino (izquierda) y calcinado (derecha). F: www.mineralienatlas.de
Fig. 7. Tratamiento de alunita para la obtención de alumbre.
F: PICON (2005), p. 22.
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Filtrado: Este proceso consiste en la eliminación de cualquier contenido terroso mediante la filtra-ción
decantación y depuración del eluato obtenido.
Evaporación: Tras el filtrado, el eluato se somete a un proceso largo de cocción y evaporación con
el fin de proceder a la cristalización una vez finalizado el enfriamiento del mismo.
Cristalización: Operación que permite que el alumbre disuelto se cristalice.
Purificación: Esta operación consiste en primer lugar en disolver los cristales de alumbre obtenidos
en agua pura y hervir la disolución. A continuación se procede al filtrado de la misma, eliminando las
impurezas y a la cristalización del alumbre en un recipiente.
En la documentación bibliográfica consultada no hemos encontrado ninguna información sobre la
existencia en Gran Canaria de un taller de obtención de alumbre con las características que refleja la fi-gura
7. En el caso hipotético de que los aborígenes hubiesen utilizado alumbre como mordiente, habrían
podido utilizar este mineral en su estado cristalino o con impurezas terrosas, así como haberlo obtenido
con métodos mucho más sencillos que el método tradicional presentado arriba.
Partiendo de la hipótesis de que los materiales utilizados por los aborígenes de Gran Canaria, al no
poder ser importados, deberían de estar disponibles en la isla, nos planteamos iniciar la búsqueda de
entornos geológicos favorables a la formación de alumbre o alunita en la isla, uno de los objetivos prio-ritarios
del presente trabajo.
Al analizar la bibliografía específica sobre las condiciones y los procesos de formación de los dife-rentes
yacimientos de alunita, nos hemos encontrado con una controvertida discusión desatada dentro
de la comunidad científica. De acuerdo con recientes investigaciones sobre el tema basadas en isótopos
estables; los yacimientos de alunita se pueden diferenciar en los tres tipos siguientes: diques, rocas me-tasomáticas
y yacimientos sedimentarios14
Mientras los dos primeros tipos —al tratarse de yacimientos vinculados a entornos volcánicos como el del
Archipiélago Canario— son relevantes para los fines del presente trabajo, los de origen sedimentario no se
pueden dar en Gran Canaria, por tanto, prescindimos de detallar las condiciones de su formación.
En definitiva, los yacimientos de alunita hidrotermales en diques se forman mayoritariamente en bre-chas
y tobas riolíticas alteradas, mientras que los de rocas metasomáticas se encuentran en las llamadas
zonas metasomáticas formadas en una etapa fumarólica tardía en el entorno de fracturas y diaclasas, donde
los fluidos ácidos (fundamentalmente ácido clorhídrico y sulfuroso) ascendentes alteran la roca caja de
composición ácida hasta intermedia, transformándola química y mineralógicamente (Figura 8). Cuando
la roca caja es de composición traquítica —roca ígnea volcánica con importante contenido alcalino (sobre
todo potásico)— el producto de la alteración hidrotermal es una roca denominada “traquita alunífera” que
mediante adecuado tratamiento se convierte en alumbre potásico. Fig. 8.
Fig. 8. Esquema del proceso hidrotermal de formación de alunita F: CUNNINGHAM y OTROS (1984).
14 HALL (1978).
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De lo expuesto anteriormente es evidente que la búsqueda de alumbre en la Isla de Gran Canaria pasa
por la localización de un entorno geológico favorable a la formación de alunita y que cumpla las condicio-nes
antes descritas; o sea, presencia de rocas de composición ácida hasta intermedia transformadas quími-ca
y mineralógicamente por procesos de alteración hidrotermal. La localización de posibles depósitos de
alumbre se llevó a cabo por medio del mapa geológico de la isla realizado por el ITGE y digitalizado por
GRAFCAN, mediante un sistema de información geográfica (SIG) vectorial . Fig. 9.
Fig. 9. Modelo de relieve sombreado de Gran Canaria con localización de las formaciones riolítico-traquíticas y los niveles
de alteración hidrotermal (Azulejos). F: Mapa Geológico Digital Continuo de Canarias modificado por AT Hidrotecnia S.L,
IGME-GRAFCAN, (2003).
A continuación se ha procedido a la localización en el mapa geológico de Gran Canaria de unidades
litológicas de composición traquítica-sienítica, necesarias para la formación de alumbre y a su repre-sentación
gráfica sobre el Modelo de relieve sombreado generado a partir de un Modelo Digital de
Elevaciones (MDE).
Asimismo se procedió a la localización y representación en el MDE de las zonas afectadas por pro-cesos
hidrotermales, limitadas fundamentalmente a los “niveles de alteración verdes y amarillentos”,
denominados Los Azulejos15. Como se puede observar en la figura 9 dichos niveles están ligados a la
unidad “tobas, ignimbritas y lavas riolítico-traquíticas peralcalinas”16 y están directamente relacionados
con la Caldera de Tejeda encontrándose en el borde occidental de la misma (Dominio Intracaldera). Di-chas
rocas afloran en los acantilados de la carretera GC 200 y GC 210 respectivamente, entre Veneguera
y el Risco (municipios de Mogán, San Nicolás de Tolentino y Agaete), observándose su máximo espesor
cerca de Veneguera (Columna de Veneguera-3 (VEN-3)17 .
De acuerdo con los resultados de los trabajos antes citados, parece que el entorno geológico, que ha
conducido a la formación de los depósitos hidrotermales en el borde occidental de la Caldera de Tejeda,
15 GARCÍA DEL CURA (1999).
16 ITGE (1990), (1992); HERNÁN (1976)
17 CABRERA SANTANA (2006).
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cumple las condiciones necesarias para la formación de la alunita, o sea presencia de rocas de compo-sición
traquítica transformadas química y mineralógicamente por procesos de alteración hidrotermal.
No obstante, en ninguno de los trabajos mineralógico-petrológicos realizados sobre Los Azulejos18 se
ha confirmado la presencia de cristales de alumbre19 o de depósitos de alunita en la zona de estudio. Al
interpretar los resultados del análisis geoquímico que refleja la tabla de la figura 10 llama la atención
la ausencia de SO3 (Manual de mineralogía de Dana de 38,34%) y el bajo contenido en potasio (K2O
= 3,05-5,28%) que presentan las muestras de Los Azulejos analizadas, muy inferior al de las traquítas
aluníferas conocidas de 10,46% (Manual de mineralogía de Dana) y 11,4% (yacimiento de Rodalqui-llar).
Fig. 10.
Fig. 10. Concentración de los principales elementos de las tobas hidrotermalmente alteradas. F: DONOGHUE y OTROS (2008).
En consecuencia, la probabilidad de encontrar alumbre cristalino o alunita en la zona de estudio en con-centraciones
relevantes para los fines del presente estudio es baja, por tanto continuar la investigación por
este camino no tendría sentido. Aún así, dada la importancia que tiene el alumbre como mordiente para la
fijación de los tintes en las telas hemos planteado dejar en suspenso esta línea de investigación (búsqueda
de yacimientos de alumbre natural) e intentaremos seguir la investigación analizando, mediante técnicas
de análisis químico, los restos de fibras vegetales depositados en el Museo Canario en búsqueda de trazas
de alumbre en los mismos. En el caso de que el resultado del análisis químico fuese afirmativo retomaría-mos
la búsqueda de alumbre natural en los lugares antes localizados.
Para finalizar, pues, quisiéramos insistir en que el análisis de los materiales del Museo sería funda-mental
para nuestro trabajo, teniendo en cuenta que se abordaría con las nuevas técnicas cromatográfi-cas.
Un proyecto que para la obtención de resultados fiables, dada su gran magnitud, consideramos que
requiere un trabajo más a largo plazo.
No quisiéramos acabar el presente estudio sin expresar nuestro agradecimiento a Isabel Nogales,
técnica del Área de Medioambiente del Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria, por su ayuda en la
identificación botánica de las especies utilizadas y en las cuestiones relacionadas con dicho campo de
estudio. Igualmente a los compañeros de la Sociedad Micológica de Gran Canaria, León Calcines Mar-tín,
Juan Francisco López Quintanilla e Ignacio Velaz Vergara por su inestimable ayuda en la recogida
y obtención de los materiales.
18 GARCÍA DEL CURA (1999); CABRERA SANTANA (2006); DONOGHUE (2008)
19 CABRERA SANTANA (2006) identificaron en las muestras analizadas “cristales cúbicos de halita”.
12
Nilia Bañares Baudet; Daniel Becera Romero; Ioanis Basdos; Soraya Jorge Go-doy;
Vicente Escobio García; María del Carmen Mato Carodeguas
XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014)
ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-078, pp. 1-12
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