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XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-001, pp. 1-15 1 © 2016 Cabildo de Gran Canaria. Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional. LA POBLACIÓN ESCLAVA DE LAS PALMAS EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XVI SLAVERY POPULATION IN LAS PALMAS IN THE FIRST HALF OF THE 16TH CENTURY Manuel Lobo Cabrera* Cómo citar este artículo/Citation: Lobo Cabrera, M. (2016). La población esclava de Las Palmas en la primera mitad del siglo XVI. XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014), XXI-001.http://coloquioscanariasme-rica. casadecolon.com/index.php/aea/article/view/9483 Resumen: Los esclavos presentes en la ciudad de Las Palmas, se incorporan a la sociedad a partir de la conclusión de la conquista de la isla a fines del siglo XV, pero será a partir de la centuria décimo sexta cuando alcancen su apogeo, al convertirse la ciudad en uno de los mercados de esclavos más importantes del Atlántico. Su número, obtenido a través de los libros sacramentales y de los contratos de compra-venta así lo demuestra. Palabras clave: Canarias; esclavitud; demografía; siglo XVI Abstract: The slaves living in the city of Las Palmas join the society when the conquest of the island finishes at the end of the 15th century, but it will be in the 16th century when they reach their peak, by becoming the city one of the most important slaves markets in the Atlantic. Their number, obtained through sacramental books and sale and purchase contracts, is a clear demonstration of this. Keywords: Canary Islands; slavery; demography; 16th century La esclavitud en el mundo moderno fue una institución con bastante presencia en el medio urbano, aún cuando también hubo esclavos en las haciendas y en las labores rurales. En casi todas las ciudades y poblaciones españolas de cierta entidad los cautivos formaban un grupo numeroso1, pues eran necesa-rios tanto en el servicio doméstico como en las labores artesanas, y especialmente en aquellos sectores relacionados con el comercio. Asimismo, esta presencia es lógica, pues eran los núcleos urbanos los que servían como mercado, donde estos seres humanos eran puestos en venta mediante almonedas públicas. Canarias no era una excepción, y a pesar que desde muy pronto se implantó en las islas el cultivo y elaboración del azúcar a partir de la caña, que demandaba mano de obra esclava, fueron las ciudades y principales núcleos de población los que acumularon mayo número de esclavos. Esta afirmación nos la da el conocimiento que tenemos de la presencia esclava en las ciudades de La Laguna2 y de Santa Cruz de La Palma3, así como de los cautivos presentes en la ciudad de Telde4. Sin embargo de la mayor urbe de Canarias en el siglo XVI, que acumuló en los primeros momentos, fines del siglo XV y comienzos del siglo XVI, mayor población y riqueza, Las Palmas, no tenemos ningún estudio específico que nos dé una visión certera de la presencia de cautivos en su solar en esta época5. * Catedrático de Historia Moderna. Departamento de Ciencias Históricas. Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. C/ Pérez del Toro, 1. 35016. Las Palmas de Gran Canaria. España. Teléfono: +34928451714; correo electrónico: manuel.lobo@ ulpgc.es 1 Vid a este respecto: CORTÉS ALONSO (1964) y FRANCO SILVA (1979); MARTÍN CASARES (2000); GONZÁ- LEZ ARÉVALO (2006). 2 MARCOS MARTÓN (1980), pp. 5-35. 3 LOBO CABRERA y QUINTANA ANDRÉS (1997) 4 LOBO CABRERA (1982 a), pp. 47-89 5 La presencia de la población esclava en la ciudad de Las Palmas en los siglos XVII y XVIII ha sido estudiada de una Manuel Lobo Cabrera 2 XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-001, pp. 1-15 En el presente trabajo queremos abordar la institución esclavista y su desarrollo en Las Palmas, a través especialmente de los registros sacramentales, toda vez que los libros de bautizos comienzan en dicha población a fines del siglo XV, concretamente el 26 de noviembre de 14986. Las partidas donde se recoge el bautizo de los esclavos son las que nos informan sobre el origen del cautivo, su procedencia, si es adulto o recién nacido, sus progenitores, sus dueños y sus padrinos, así como el cura que le impuso el sacramento. En estos primeros momentos, dado lo escueto de las anotaciones en el registro apenas se indica el lugar de donde proceden los esclavos7, aun cuando por información paralela tenemos informa-ción al respecto. Las anotaciones halladas en este periodo, un total de 321, entre 1498 y 1550, inciden en el sexo del cautivo, su nombre cristiano, el dueño, del cual se señala su nombre y apellidos8, e incluso en ocasiones, su profesión, vecindad y dignidad9. Todavía en esta época son escasas las menciones al color de la piel, aunque ya figuran algunos como negros, y a si son bozales o no. En último lugar se señalan los padrinos, con su condición social, apellidos y vecindad. En algunas partidas, las menos, donde se bauti-zan a varios esclavos a la vez, propiedad del mismo amo, se distinguen el padrino de cada uno de ellos10. Aunque el periodo de tiempo es cercano a la conclusión de la conquista y al proceso colonizador, sin embargo ya comienzan a registrarse los primeros esclavos criollos, es decir nacidos en la nueva tierra que de manera violenta acogió a sus progenitoras. Así en estas partidas se menciona el nombre de la madre, y en alguna ocasión su procedencia, en función del color o de su religión11. Junto con estos registros, para poder complementar la visión sobre la realidad de este sector de la población, hemos recurrido a otras fuentes para precisar o cruzar datos. De gran valor cualitativo y cuan-titativo han sido las referencias localizadas en los protocolos notariales de las Palmas, sitos en el Archivo Histórico Provincial de Las palmas, lo que nos ha permitido estudiar el mercado con sus incidencias, así como otros aspectos relativos a la vida de este grupo. Paralelamente la documentación del Archivo del Tribunal de la Inquisición de Las Palmas, ha sido de gran ayuda, toda vez que nos da un censo de esclavos del primer tercio del siglo, en donde figura el sexo así como el color de los mismos, y sus propietarios12. La población de Las palmas en la primera mitad del siglo XVI La población de la villa de las Tres Palmas, conocida así hasta que a comienzos del siglo XVI se le concede el título de ciudad, no hizo sino aumentar a partir de la conclusión de la conquista. Dicho nú-cleo, conformado en los primeros momentos por parte de la hueste de la conquista, que decide quedarse en la isla al ser beneficiados con los repartos de tierras y agua, y por los indígenas que permanecieron libres, se asentó en torno al solar donde se había ubicado en 1478 el campamento militar. Junto a estos fueron llegando numerosos pobladores, atraídos por el llamamiento que se hace para poblar la isla, de distinto origen, pero especialmente genoveses y portugueses. Esta atracción junto con la búsqueda de esclavos en la vecina costa de Berbería como mano de obra para poner en movimiento todos los sectores económicos, hará que desde bien pronto figuren esclavos africanos en la urbe, junto con los cautivos manera pormenorizada a través de distintas fuentes, en especial a través de los registros parroquiales de la parroquia del Sagra-rio, tal como se puede comprobar en LOBO CABRERA y DÍAZ HÉRNÁNDEZ (1984), pp. 157-316, y LOBO CABRERA, LÓPEZ CANEDA y TORRES SANTANA (1993). Sobre el conjunto de las Canarias Orientales conocemos la dimensión de la esclavitud en dicho período, incluida en términos generales la ciudad de Las Palmas, en LOBO CABRERA (1982b). 6 Archivo Diocesano de Las Palmas, Primer libro de Bautizos del Sagrario, 1498-1515. 7 En algunas anotaciones se señala que el cautivo es morisco. 8 Cuando el propietario es una persona conocida solo se le pone el nombre, al entenderse que al ser todavía una socie-dad pequeña todo el mundo se conoce. 9 Otras veces si la persona que lleva a bautizar sus cautivos es alguien de importancia se anotan todos los daros. 10 Así en 27 de febrero de 1514 cuando son bautizados por el cura Aparicio López, Juan, Antón, Catalina y Ana, escla-vos todos de los Riberoles, figuran como padrinos cuatro personas, una para cada esclavo o esclava. 11 En 10 de noviembre de 1503 se bautiza una esclava, que se dice que es negra, propiedad del mercader Francisco de Carmona, a la que se le impone de nombre Elena. 12 Afortunadamente dicho archivo, de los pocos que se encuentran en el lugar donde hacía sus actuaciones el santo Oficio, junto con el Cuenca, se encuentra depositado en El Museo Canario. 3 LA POBLACIÓN ESCLAVA DE LAS PALMAS EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XVI XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-001, pp. 1-15 indígenas resultantes de la conquista. Según algunos autores, entre ellos Rumeu de Armas, el engrande-cimiento de Las Palmas en población y riqueza se debía en buena parte a las cabalgadas africanas13. Esta diversidad le daba a Las Palmas en estos primeros momentos un cierto carácter de cosmopolitismo. Así de resultas de todos estos aportes humanos, junto con aquellos que comenzaban a nacer en la ciudad, surgiendo así los primeros criollos, a comienzos de octubre de 1493, según un testigo que iba en el segundo viaje de Colon, dicho lugar presentaba este aspecto: Hay allí un obispo hospitalario, se acude a un templo venerable, un monasterio de franciscanos observantes, que han construido un edificio que tiene pujos de belleza; hay, además mercade-res de mil lugares, artesanos expertos en casi todos los oficios, población numerosa14. Esta población y las viviendas que van surgiendo en el núcleo fundacional son las que nos sirven como elemento indicativo para apreciar la magnitud de Las Palmas. Los datos para poder estudiar la población de la ciudad en esta primera mitad del siglo apenas existen, salvo referencias y alguna que otra extrapolación. Las cifras que conocemos responden más bien a impresiones subjetivas; sin embargo, nos permiten hacernos una idea, al menos aproximada, de la población de la ciudad, pues en ningún caso se habla de habitantes, sino de casas o de vecinos. E. Sánchez Falcón15 en su estudio sobre la demografía de Las Palmas, marca unos hitos supuestos, basándose en la correlación de índices, para hallar con que población contaba la ciudad en 1510 y en 1540. Según dicha autora en la primera fecha contaría la ciudad con unos 1.589 habitantes16; por otra parte el profesor Ladero Quesada calcula que unos años más tarde, en 1518, la capital grancanaria contaría con unos 600 vecinos, que con la aplicación del índice evalúa en 2.700 habitantes17. Nosotros basándonos en un censo inquisitorial elaborado en 1525, a partir del primer libro de genealogías de la In-quisición18, en el cual presentan sus antecedentes los conversos y esclavos, calculamos que en 1525 Las Palmas contaría con unos 2.000 habitantes, cifra cercana a la dada por Ladero. En este caso la presencia de tan abultado número de esclavos ante el tribunal de la Inquisición se debía a que estaba indagando si una vez bautizados mantenían la fe y se sabían la doctrina y las oraciones, lo que denota que a pesar de ser esclavos se les consideraba una persona dotada de alma inmortal. Para 1540 la citada autora, basándose en los mismos índices, estima que habitaban la ciudad unos 2.224 habitantes19, cifra que por otras referencias nos parece insuficiente, dado que el 26 de octubre de 1541 el gobernador Agustín de Zurbarán lleva a cabo una información pública, y en la pregunta número 7 donde se trata sobre el tamaño de la población de Las Palmas y con cuantos habitantes contaba, así los vecinos debían responder: … si saben que en esta ciudad de Las Palmas hay hasta ochocientos fuegos e moradores de más de otras personas estantes20. De esta pregunta se deduce, si aplicamos el coeficiente de 4,5, que la urbe canaria contaría en aquella fecha con unos 3.600 vecinos. El aumento de la población en la ciudad en estos años que median del siglo XVI se debía a varios factores de importancia, especialmente a uno que tenía que ver con la riqueza que aportaban a la ciudad y a la isla las plantaciones e industria azucarera que se había extendido por las riberas desde que se implanta en 1484 por el gobernador Pedro de Vera21. A ello hay que unir la impor- 13 RUMEU DE ARMAS (1956), p. 152. 14 El autor de esta visión en Guillermo Coma, quién hace una relación de su viajes, en el que incluye estas afirmaciones. 15 SÁNCHEZ FALCÓN (1964), pp. 299-414. 16 SÁNCHEZ FALCÓN (1964), p. 322. 17 LADERO QUESADA (1974), p. 735. 18 A.M.C., Inquisición CLII-I 19 SÁNCHEZ FALCÓN (1974), p. 322 20 Archivo General de Simancas, Diversos de Castilla, leg. 13, doc. 3 21 CAMACHO PÉREZ GALDÓS (1961), pp. 11-70. 4 Manuel Lobo Cabrera XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-001, pp. 1-15 tancia más que destacada de las actividades de un comercio cada vez más pujante con Europa22, a la par que el desarrollo de las relaciones que se mantienen con África23 y las Indias. Esta febril actividad que dominará este periodo hará que la población no pare de crecer, al encontrar-nos con una sociedad con un alto índice de inmigración, especialmente europea y africana, y una alta localización de la misma en la capital de la isla de Gran Canaria. El estudio de primer libro de bautizos, que da la natalidad en este periodo, confirma lo que venimos desarrollando sobre la evolución de la población en Las Palmas. En el cuadro I, que acompaña este tex-to, contabilizamos para su análisis, las cifras de bautizos, donde además de señalar el total de neófitos que reciben el sacramento, los dividimos entre libres y esclavos. Las cifras aportadas por estos libros de bautizos, el primero, segundo y tercero24, de la única pila exis-tente en Las Palmas en aquella época, la del Sagrario, pese a ser incompletas por su carácter pre estadístico y criticables desde el punto de los registros, dados los baches que se producen en la tabla, omisiones o parcialidad, nos aportan una visión general sobre el crecimiento de la población en la capital grancanaria durante un tiempo importante para conocer como se fue asentando en ella la inmigración que se produce en estos años, que otras fuentes por su poca fiabilidad o limitaciones, no pueden cubrir. CUADRO I BAUTIZOS EN LAS PALMAS, 1498-1550 Año Libres Esclavos Total 1498 6 - 6 1499 25 1 26 1500 40 - 40 1501 31 - 31 1502 16 - 16 1503 53 2 55 1504 44 11 55 1505 27 2 29 1506 46 6 49 1507 48 - 48 1508 50 - 50 1509 33 - 33 1510 33 - 33 1511 45 1 46 1512 61 18 79 1513 75 28 103 1514 143 71 214 1515 70 6 76 1516 63 - 63 1517 61 - 61 1518 57 - 57 1519 52 - 52 1520 68 - 68 1521 63 - 63 1522 33 - 33 1523 10 - 10 22 LOBO CABRERA (2002), p. 2010. 23 LOBO CABRERA (1982b). 24 A.D.L.P., Libros de Bautismos del Sagrario: libro I: 1498-1528; Libro II: 1529-1547 y Libro III: 1548-1557. 5 LA POBLACIÓN ESCLAVA DE LAS PALMAS EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XVI XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-001, pp. 1-15 1524 50 1 51 1525 33 - 33 1526 29 - 29 1527 28 - 28 1528 15 - 15 1529 37 9 46 1530 55 - 55 1531 50 2 52 1532 66 1 67 1533 44 1 45 1534 55 2 57 1535 62 5 67 1536 45 3 48 1537 96 8 107 1538 69 6 75 1539 49 - 49 1540 31 1 32 1541 92 2 94 1542 103 1 104 1543 85 - 85 1544 92 - 92 1545 101 - 101 1546 93 1 94 1547 95 1 96 1548 155 13 168 1549 167 55 222 1550 176 64 240 * Fuente: Libros de bautizos de la parroquia del Sagrario. Elaboración propia. La tendencia que marcan las cifras en estos años nos dan una idea clara del aumento continuado del número de bautizos a lo largo de periodo, con incrementos notables en algunas fechas como los dos pe-riodos más importantes de la época: el que va de 1512 a 1514 en que se bautizan un total 396 criaturas, lo que puede a entender que en los años anteriores pudo haber un subregistro, así como los años 1548,1549 y 1550, en que reciben el agua del bautismo 730 niños. Así si analizamos el cuadro donde figuran el total de los bautizados, que no todos son recién nacidos, puesto que muchos de los esclavos son adultos, recién llegados de las costas africanas, se puede apreciar algo ya advertido: el ritmo ascendente de la población. Si seguimos detenidamente los baches que se aprecian en la grafica, así como algunas lagunas, podemos establecer con total claridad dos períodos: 1498-1520 y 1521-1550. A cada periodo corresponde unos porcentajes diferenciados, así en el primero todavía la sociedad está en germen aunque aumentando de una manera más pausada, quizá por ello en la grafica se describen de forma más acentuada los picos, mientras que en el segundo, después de cierto mantenimiento se produce un aumento ya imparable y sostenido. La curva describe los lógicos ciclos de descenso y ascenso característicos de la natalidad antigua, aunque hay unas anualidades ciertamente excepcionales. Es a partir de 1530 cuando ya observamos que el ritmo no para, todo lo contrario es ascendente, lo que indica que se goza en la ciudad de cierta tran-quilidad y de cierta bonanza económica que posibilita las concepciones con algunos años que sobresalen dentro del conjunto, como 1542, 1545 y los tres últimos del período. Este crecimiento viene dado por el apogeo comercial que se respira en la ciudad, pues a través de su puerto, el más importante de la isla, 6 Manuel Lobo Cabrera XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-001, pp. 1-15 las conexiones con Europa y América son continuas, así como viajes y negocios que se preparan en las Palmas para importar esclavos y organizar expediciones. Los esclavos Los esclavos se convirtieron en este primer siglo de la colonización en una pieza clave e imprescin-dible en el desarrollo urbano y económico de la capital grancanaria y de la propia isla. Esclavos eran los que abrían los caminos, ayudaban a construir las casas y obras civiles que se levantaban con celeridad en el solar de la urbe, los que trabajaban en las canteras y en las maquinas que levantaban piedras, y en otros trabajos más peligrosos, en los cuales se recurría a una vida cuyo valor se tasaba en dinero. Del mismo modo atendían las tiendas y los talleres de los artesanos, acarreaban agua a las casas y las es-clavas lavaban la ropa y cuidaban a los niños. A todo ello tenemos que añadir en esta fase de despegue económico al cultivo y elaboración de la caña de azúcar, donde el trabajo realizado por los esclavos en las tareas propias de los ingenios era valorado. Junto a ellos están aquellos necesarios en el trabajo doméstico, donde se convertían en cómplices y confidentes de sus amos, mucho más en una ciudad del boato y prestigio de Las Palmas. Los números que tenemos son los que nos dan los registros en esta primera mitad del siglo XVI, pero somos de la opinión de que las cifras que se recogen en ellos están minusvaloradas o al menos nos figuran todos los cautivos que llegaron a la ciudad de Las Palmas en aquella época, dada la información que nos ofrecen otros datos, pues al ser considerado como un grupo inferior, valorado solamente por su trabajo, muchos dueños, con total seguridad, prescindieron de dicho formalismo y se contentaron con el agua impuesta a bordo de los mismos navíos, cuando había peligro, sin preocuparse si el sacramento así suministrado era válido, o por alguna persona de confianza en su casa, así como por la partera cuando los niños son recién nacidos, evitando así tener que acudir a la iglesia. De todo modos conocer el número exacto de esclavos existentes en cualquier ciudad de la época es una tarea casi más que imposible dada la calidad de las fuentes que se manejan para realizar dichos estudios. No obstante en el caso de Canarias, es muy posible que muchos esclavos no pasasen por la pila, especialmente los negros, pues al proceder de las posesiones portugueses de la costa atlántica del continente africano ya estaban bautizados al llegar a la isla, aunque, a veces, ante las dudas algunos son presentados al cura de turno para que le imponga el sacramento. Si nos atenemos a que la mayor parte de los esclavos bautizados en esta época figuran sin padres, nos lleva a pensar que en su mayoría son esclavos adultos que van llegando a la ciudad como resultado de las razias y cabalgadas que se hacían a Berbería desde casi el momento de la conquista, para nutrirse de esclavos o de las ventas que los portugueses hacen de los esclavos negros que importan de sus pose-siones en el continente africano. En efecto ya a fines del siglo XV se informa, que una vez concluida la conquista de la isla los reyes habían hecho merced a su gobernador, Pedro de Vera, de la mitad de los quintos de las cabalgadas que se organizasen bajo su mando, y que en un solo año ahorró más de 300.000 maravedís25, lo que da idea del número de esclavos de origen berberiscos que debieron haber entrado en la ciudad en esos primeros años. Asimismo a fines del siglo, en 1493, Cristóbal Colón, hace la siguiente apreciación sobre la presencia de esclavos en Canarias: … porque en Castilla y Portogal y Aragón y Italia y Cecilia y las islas de Portugal y de Aragón y las Canarias gastan muchos esclavos…26, lo que da idea del número criaturas privadas de libertad que iban llegando a las islas y a la ciudad grancanaria en esa época. De ello dan fe, aunque no del total, los registros parroquiales, así en los años 1513 y 1514, pasan por la pila 28 y 71 esclavos respectivamente, coincidiendo con la realización de una entrada en el año 1513 a la costa de Berbería, sucediendo lo mismo en 1549, año en que se bautizan en 25 RUMEU DE ARMAS (1956), pp. 151-152. 26 VARELA (1984), p. 243. 7 LA POBLACIÓN ESCLAVA DE LAS PALMAS EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XVI XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-001, pp. 1-15 el Sagrario 55 esclavos. En algunos casos se bautizan en el mismo acto varios esclavos, propiedad del mismo amo27; por tanto en estos casos hay una correspondencia entre los registros de bautismo consi-derados como buen indicador para conocer el ritmo de las expediciones que se hacen tanto a Berbería como a Cabo Verde y Guinea. Además de los esclavos adultos que son llevados a la iglesia por su amos, comienzan a aparecer tími-damente los cautivos nacidos en la isla, como hijos de esclavas, pues en este caso los niños mantienen la condición de su madre. Los nacidos en Las Palmas, en casa de sus amos, eran hijos ilegítimos de esclavas, tanto moriscas como negras, traídas de África, y en casi su totalidad como fruto de las relaciones mante-nidas entre aquellas y sus amos o familiares, como en algún caso, los menos, entre esclavos del mismo dueño. Al ser presentado el cautivo ante el cura es el dueño el que comparece en la pila para certificar la propiedad del recién nacido, toda vez que las criaturas nacidas de madres esclavas, de acuerdo con las leyes castellanas, seguían la condición de la madre, y por tanto eran esclavas. El primer ejemplo de un niño nacido en Las Palmas lo tenemos en 1506 en que el cura bautiza a Lázaro, hijo de Violante, esclava criada de Mercado28. A partir de esta fecha los niños y niñas esclavas nacidos en la ciudad irán en aumento, aunque cuando en realidad se nota dicho crecimiento es a partir de 1525. No obstante, hechas las salvedades, y teniendo como referencias otros datos que nos permiten cruzar las cifras, entendemos que la muestra obtenida es bastante elocuente y significativa al revelar la existen-cia en Las Palmas de una creciente población esclava. El total de esclavos bautizados en esta primera del siglo es de 322 lo que representa casi el 10% del total de bautizados en los mismos años, que alcanza la cifra de 3.548, lo que sitúa a la ciudad en los mismos niveles de demografía esclava que otras ciudades andaluzas y castellanas29. Frente a esta cifra el mercado aparece un poco más distanciado, al alza, pues en los mismos años aproximadamente fueron puestos en venta unos 427 esclavos, en su mayoría adultos, lo que quiere indicar que no todos los escla-vos eran bautizados en la isla. Ambas cifras, la de los bautizos y la del mercado, para el conjunto de Las Palmas, no parecen des-deñables, especialmente si los comparamos con otras ciudades peninsulares como Sevilla30, Málaga31, Granada32 o Madrid33. Todo ello convierte a Las Palmas en esta época en una ciudad con una importante densidad de esclavos, pues pese a las cifras consideramos que pululaban por la ciudad muchos más, tal como nos corroboran otras fuentes. En el año 1525, año en que comparecen ante el tribual de la Inqui-sición para declarar su genealogía 785 conversos34, figuran como esclavos 324 personas, de ellos 195 negros, 84 varones y 111 mujeres, 127 moriscos, 53 varones y 74 mujeres, junto con otros 15 entre loros y de otras procedencias. La cifra muestra una fotografía del número de esclavos residentes en la ciudad en dicho año, así como de los libertos, pues en el mismo listado figuran 13 personas que habían accedido a obtener su carta de alhorría. A mayor abundamiento en 1541 las autoridades de la isla, denunciaban la existencia en la misma de una numerosa población cautiva y horra, de origen africano, cuando denuncian ante la corona por inte-reses particulares, que “… ay más esclavos berberiscos y negros que vezinos…”35. Analizando las cifras por periodos, pues hemos dividido el ritmo de crecimiento de los natalicios en dos :1498-1520 y 1521-1550, nos encontramos con que en el primero el número de esclavos bautizados asciende a un 17,2% con respeto a los nacidos libres, en función de que aparecen algunas anualidades abultadas con un número de esclavos significativos, con promedios que van desde el 17,7 en 1512 al 27 El 24 de octubre de 1512 son bautizados en un mismo acto cuatro esclavos propiedad del gobernador de la isla Lope de Sosa 28 Libro I de bautizos. El 12 de marzo de 1506 el cura Alonso de Carmona impone el sacramento a dicho niño siendo sus padrinos dos hombres: Melchor de la Puebla y Pero Sánchez. 29 FERNÁNDEZ CHAVES y PÉREZ GARCÍA (2000), pp. 5-34. 30 FRANCO SILVA (1979). 31 MARTÍN CASARES (2000). 32 GONZÁLEZ ARÉVALO (2006). 33 LARQUIÉ (1970), pp. 41-74. 34 Archivo Museo Canario, Inquisición CLII-1 35 A.G.S.; Registro General del Sello, Madrid, 23 de junio de 1540 8 Manuel Lobo Cabrera XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-001, pp. 1-15 31,6% en 1514, lo que denota un índice bastante elevado que solo es explicable por la importación de esclavos ese año, fruto de las razias y de las compraventas, aunque también puede tratarse de registros tardíos que incluyan en un año bautizos celebrados en anualidades anteriores. En el segundo tramo, después de una cierta atonía en donde no es bautizado ningún esclavo, y al-guna interrupción entre 1524 y 1529, encontramos años manifiestamente bajos en la cifra de bautizos de cautivos, con algunas crestas notables al final del periodo de estudio como son los años 1548, 1549 y 1550, que son anualidades ciertamente excepcionales dentro del total. Sin embargo a pesar de dichas excepciones los bautizados esclavos en su conjunto en esta fase experimentan un notable descenso con respecto al periodo anterior, descendiendo su volumen. ESCLAVOS Bautizos en Las Palmas, 1498-1550 Origen de los esclavos Lo parco de los registros limita bastante el saber de dónde procedían los esclavos que vivían en Las Palmas, pues salvo indicar que son moriscos o negros no se detienen en más pormenores, faltando algu-na reseña que indique en qué lugar habían nacido, especialmente aquellos que reciben el agua del bautis-mo siendo adultos. Los propios dueños que son los que presentan a los esclavos en la iglesia desconocen en su mayoría de donde proceden las piezas que llevan a bautizar, y los esclavos, aunque sepan cual era su hábitat anterior, malamente se hacen entender. Por lo tanto si nos fiáramos solo de los registros, a lo más que llegaríamos eran a conocer sus características raciales, pues en las anotaciones se diferencian los moriscos de los negros. Por documentación contemporánea a ésta, especialmente protocolos notariales, podemos acercarnos al conocimiento sobre de que lugares procedían los esclavos vendidos en estos años en el mercado de Las Palmas, tal como se deduce de las cartas de venta, aunque tampoco son muy especificas, pues se de-tienen más en destacar las cualidades físicas del cautivo que en indagar cual era su lugar de nacimiento, aún cuando posteriormente si hubo interés en saber su origen, pues en función de él adquirían mayor precio, así los mandingas eran los preferidos por su robustez y los de Guinea eran apreciados para traba-jar en el servicio doméstico, mientras que los de Santo Tomé no eran muy cotizados. Dos son las zonas, amplias, de donde proceden: una es la cercana costa de Berbería, a donde, los nuevos pobladores que se asientan en el archipiélago, se dirigen a través de un sistema ya practicado en la península, las razias conocidas también como cabalgadas. En los primeros años los moriscos y moros constituyen el grueso, pues dichas expediciones tienen un carácter netamente depredador con un obje- 9 LA POBLACIÓN ESCLAVA DE LAS PALMAS EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XVI XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-001, pp. 1-15 tivo bien claro: conseguir mercancía humana36, contabilizándose en algún año, como fue 1522, la rea-lización de seis entradas en Berbería. Los lugares de donde proceden los berberiscos, aunque lo común y reiterativo es Berbería, presentan menos inconveniente pues la toponimia es más o menos conocida, ya que hay que tener en cuenta que dado el sistema por el que se les cautivaba la mayoría procedían de puntos de la costa como el cabo de Aguer, San Bartolomé, cabo Bojador y Arguín. La otra zona de la cual se proveen los isleños de mano de obra esclava para trabajar principalmente en los ingenios azucareros, ubicados en las proximidades de Las Palmas y en la isla, es el África negra. La aparición en el mercado canario de estos cautivos se debe en los primeros años de la colonización de la isla a los portugueses, quienes desde fines del siglo XV recorrían con su humana mercancía las poblaciones y especialmente la ciudad de Las Palmas, donde contaban con buenos compradores. Será desde su factoría de Cabo Verde desde donde abastecían la demanda de esclavos, mucho más en Cana-rias donde la presencia portuguesa se constata desde bien pronto, así el 12 de enero de 1499 el tesorero de la catedral, el canónigo Fernán Álvarez, imponía el sacramento a un negro de Porras, y en 1504 se hacía lo mismo con una negra de Diego Ramírez. Sin embargo la carestía de los precios impuesta por los lusitanos hará que los isleños decidan en una fecha temprana dirigirse a la fuente de provisión, evi-tando así los intermediarios, de tal manera que en 1524 conocemos una expedición que partiendo de Las Palmas se dirige a las islas de Cabo Verde37. Muchos de los esclavos que llegaban a Las Palmas por esta vía procedían de lo que se conocía como la costa de Guinea y Magarabomba, pues desde allí eran llevados al principal mercado atlántico que poseían los portugueses. Por último tampoco hay que olvidar que muchos negros llegaban a Gran Canaria a través de Berbería, pues era una zona por donde pasaban caravanas que en el retorno de la ruta que hacían al Sudan en busca de oro, traían esclavos negros, es-pecialmente Jolofes y Fulos, de Senegambia. Tanto unos como otros, se consideraban bozales, es decir que no conocían otra lengua que la suya propia, pero que con rapidez aprendían el castellano, no así los preceptos religiosos en los cuales se descuidaban. Sexo y edad El sexo de los esclavos es uno de los parámetros que nos permite saber cuál era la realidad de la demanda. En los registros parroquiales cuando los esclavos que reciben el agua del bautismo son adul-tos, se informa sobre el sexo, de igual manera que para los nacidos en la ciudad. Sin embargo es en el mercado y en los censos es donde mejor se palpa el conocimiento de la edad de los esclavos, pues era la misma un valor a tener en cuenta. El predominio de la esclavitud femenina en algunos de los años pone de manifiesto algo que se suele re-petir en otras ciudades. El carácter urbano de la misma durante la Edad Moderna hace que dicha esclavitud vaya asociada al servicio domestico, aunque también hay que matizar en el sentido de que en Las Palmas confluían por un lado ser la sede administrativa, política y religiosa, demandante de mano de obra femeni-na para que trabajaran en sus casas, las cercanías de algunos ingenios a la vera del barranco Guiniguada y la abundancia de talleres artesanales que demandaban mano de obra masculina. A pesar de lo anterior, en relación a los esclavos que se ponen en el mercado tenemos que hay una predilección por los varones, lógico si entendemos que su adquisición tienen como fin poseer brazos para trabajar, de ahí que del conjunto de los esclavos vendidos en los años que median de la primera mi-tad del siglo XVI los hombres representan el 60% del total con 253 unidades. En cuanto a los bautizados se observa un cierto un equilibrio entre sexos, pues si mientras entre los que se bautizan ya adultos abun-dan los hombres, cuando comienzan a producirse los nacimientos cautivos en las casas de las ciudad esa tendencia varía, al nacer más niñas que niños. 36 RUMEU DE ARMAS (1956), pp. 5445-546; LOBO CABRERA (1982b), pp. 66-67. Entre 1513 y 1550, según los protocolos notariales, partieron del puerto de Las Palmas con destino a Berbería unas 21 expediciones que tenían por objeto el saqueo y la consecución de esclavos como botín de guerra, amparándose para ello en la lucha contra el infiel. 37 A.H.P.L.P., Cristóbal de San Clemente, nº 740, f. 1 r. Esta expedición se apresta en 28 de enero de 1524. 10 Manuel Lobo Cabrera XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-001, pp. 1-15 En total, en el período que va de 1510, año en que hayamos la primera escritura de compraventa38, hasta 1550, fueron puestos en circulación un total de 425 esclavos, de los cuales 253 eran hombres y 172 mujeres. Sin embargo en el día a día la realidad es otra, tal como nos lo muestra el censo obtenido de la infor-mación genealógica del tribunal inquisitorial, en donde se constata que el número de mujeres esclavas es mayor que el de los hombres, en una proporción del 58 frente al 42%. La inversión de la proporción puede estar originada en que los varones al ser más explotados tengan una menor media de vida, así como que la mayor parte de los cautivos que se exportan desde Las Palmas a otros lugares sean varones, mientras las mujeres al servir en las casas, con más cuidado, al ser consideradas vientres a fecundar, alcancen mayor longevidad. En cuanto a la edad solo tenemos información a través de las cartas de venta, donde se detallan con todas las característica posibles del esclavo, incluyendo la edad, puesto que sus años podían ser un atractivo a la hora de venderse. De la mayor parte de los esclavos que son vendidos en la ciudad consta su edad, a partir de la cual comprobamos hacia donde se dirigía la demanda, pues la juventud, el poseer buenas cualidades, tener buena dentadura y fortaleza son incentivos que hacen elevar el precio. Son los jóvenes, entre los 16 y los 30 años, los más aptos para el trabajo, los que va a prevalecer dentro del conjunto de la sociedad, alcanzando cifras que van del 50 al 60%. El resto de los grupos, los niños y los más viejos, alcanzan cifras mínimas, unos por que hay que criarlos y hay que invertir en ellos y los otros poco aptos para realizar jornadas laborales largas ya no son rentables, y los dueños procuran desprenderse de ellos en cuanto pueden. Mercado La ciudad de Las Palmas funcionó casi desde su fundación como un lugar donde coexistían varios mer-cados esclavistas, con una relación y dependencia en las dos fuentes provisión de mano de obra. El mer-cado se estableció en los primeros momentos como una necesidad perentoria para apoyar a los pobladores en la puesta en marcha de los sectores económicos, que se agudizó desde el momento en que importan los esquejes de la caña de la azúcar para poner en marcha el complejo entramado de los ingenios azucareros. Este mercado se nutría de los aportes externos, principalmente moriscos y cada vez más negros, juntos con los esclavos que nacían en la ciudad y en la isla. Junto a este, después del descubrimiento del Nuevo Mundo nos encontramos con un mercado que tiene como objeto exportar negros a América, controlado por mercaderes andaluces y extranjeros, a la par que se exportaban cautivos, generalmente negros, a la Península y a otras islas del archipiélago, como Lanzarote y Fuerteventura. En esta primera etapa del siglo fue más importante el mercado interno, por la propia necesidad de mano de obra. En el mismo, mediante la venta en lotes o a menudeo, los esclavos se iban integrando en el entramado social y urbano de la ciudad. El mercado estuvo regulado por distintas variables, tales como la época en que se ponían en venta estas personas, la mayor oferta y demanda en función de los aportes propias de las cabalgadas y de las expediciones, así como por la mercancía, bien fuera morisca, negra y mulata, y por sus características, edad, sexo, estructura, etc. El mercado de Las Palmas se va a mantener activo a lo largo del siglo XVI por dos circunstancias: de un lado por la importancia de la producción azucarera y de otro por la trata de esclavos. Hasta tal punto fue decisivo este mercado para el engrandecimiento de la ciudad que a partir de 1499, cuando se restringen las cabalgadas y todo el intenso tráfico esclavista se vino abajo, se lanzó la voz de alarma, pues: Las Palmas, el más importante mercado de seres humanos, vio arruinado su activo y prove-choso comercio. La ciudad se despobló, los mercaderes se retiraron, los navíos buscaron otros puertos; faltó el dinero y aumentó la pobreza general39. 38 Hay que tener en cuenta que los primeros protocolos conservados en el Archivo Provincial de Las Palmas corres-ponde al año 1509, del escribano Alonso de Herrera, de la escribanía de Guía, mientras que los de Las Palmas comienzan a partir de 1510. 39 RUMEU DE ARMAS (1947-1950), p. 148. 11 LA POBLACIÓN ESCLAVA DE LAS PALMAS EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XVI XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-001, pp. 1-15 Los esclavos, una vez llegaban a la ciudad, eran puesto en venta, a través de las cual pasaban a im-plicarse en las casas de los vecinos, en sus haciendas y en sus talleres. Rastrear el mercado no ha sido complicado, en tanto en cuanto se ha hecho un seguimiento de las cartas de venta, en donde figuran el comprador y el vendedor, así como las características de la mercancía, su sexo, edad, nombre, tachas y virtudes, y por último su valor y la forma de pago40. Haciendo un rastreo en este tipo de escrituras obtenemos que en el periodo objeto de estudio se ponen en venta 425 esclavos, entre hombre y mujeres, repartidos entre negros, moriscos, mulatos y otros de los cuales no se indica ni su color ni su origen. Por la cifras se observa que son los negros los esclavos más demandados, pues representan el 61% del total de esclavos, seguidos de los moriscos con el 24%, los sin origen con el 9% y los multaos con el 6%. De los porcentajes señalados comprobamos como de los cautivos puestos en venta la mayoría son aportados al mercado por las cabalgadas y por las expediciones a las zonas de Cabo Verde y Guinea. Todavía los mulatos, fruto de los cruces entre esclavas negras y hombres blancos, son una minoría. Pues bien, desde 1510, año en que hayamos la primera escritura de compraventa hasta 1550, obser-vamos en la gráfica como se va produciendo un continuado ascenso en la presencia de esclavos en el mercado. Si en los primeros años comprobamos como el mercado se va animando, en la década de los veinte ya se produce un ascenso sustancial que se dispara entre 1521-1523, en que llegan a ponerse en circulación un buen número de esclavos, luego se produce una cierta atenuación, pero se mantiene el ritmo de las ventas, con algún bache, más achacable a falta de información que a otra cosa, para volver de nuevo en los últimos años de la década de los cuarenta a alcanzar el ritmo que se veía marcando desde la década de los veinte. Pero no solo con los números se puede entender el mercado, sino también tenemos que utilizar como parámetro para ver la correspondencia el precio, en donde impera la ley de la oferta y la demanda, la cual ocasiona en las graficas unos giros bruscos con crestas y depresiones que se van sucediendo al ritmo de la llegada de esclavos al mercado. En estos primeros cincuenta años del siglo la tónica general de los precios es de ascenso, puesto que existe un cierto equilibrio. Los descensos en los precios tienen que ver con el exceso de oferta y en consecuencia con la poca demanda, como se observa en los años 1522-1524, en que figuran puestos en venta 83 esclavos. La abundancia de esclavos en esos años se debe a la frecuencia de armadas que se organizan para Berbería en esos años, pues solo en 1522 se realizaron seis cabalgadas41, lo que justifica que en ese mismo año fueran puestos en venta 19 esclavos moriscos y 26 negros. Asimismo el mercado, la demanda y los precios varían en función de otros parámetros, como son la raza, el sexo y la edad. Entre los negros y los moriscos no se observan grandes variaciones, aunque a partir de la llegada masiva de negros el precio desciende, pero no en los niveles que se pudiera suponer, toda vez que son preferidos por su resistencia física para determinados trabajos. El sexo era otro factor dominante que incidía en el precio, así los varones a pesar de ser los más abun-dantes en el mercado, casi el 60%, eran a su vez los más cotizados, puesto que su trabajo y la necesidad del mismo eran cada vez más demandados, mientras que las mujeres, aunque eran necesarias en la eco-nomía doméstica, no tenían tanta demanda en estos primeros años, aunque siempre fueron consideradas vientres fecundos. La edad, al igual que el sexo hacía variar de manera notable el precio de los cautivos, por lo cual eran preferidos los esclavos comprendidos entre los 16 y los 30 años, que arrojan un porcentaje cercano al 50 del total de esclavos vendidos en este periodo. Entre ese grupo los precios van variando, aumentando a medida que avanzan los años, así mientras que un esclavo varón de 20 años tenía un precio medio de 16.225 maravedís en 1526, otro de la misma edad y color tenía un precio medio en 1550 de 21.593 maravedís. 40 Ejemplo de una venta, con las características señaladas es la siguiente: En 12 de septiembre de 1532, en las Palmas Teodoro Calderín, genovés, estante, vende al canónigo de la catedral de Las Palmas una esclava blanca, herrada en la barba y en el carrillo, de 20 años llamada Isabel, por 60 doblas de oro. A.H.P.L.P., Hernando de Padilla, nº 748, f. 336 v. 41 LOBO CABRERA (1982b), p. 66. En dicho año se organizaron cabalgadas en 27 de junio, 22 de julio, 26 de julio, 6 de septiembre, 15 de septiembre y 16 de diciembre. Fuente: protocolos notariales. 12 Manuel Lobo Cabrera XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-001, pp. 1-15 Frente a estos, los niños y los viejos eran los menos apreciados, pues su rendimiento laboral era mí-nimo, unos por su juventud y otros porque ya habían dado todo lo que podían. Por otra parte no hay que olvidar que en el mercado podían incidir algunas otras características que po-dían hacen que el precio oscilase, entre ellas tenemos por un lado la cualificación del esclavo, que hacía que su precio ascendiera, o el hecho que una esclava se encontrara en estado de gravidez. Por el otro estaban las llamadas tachas, defectos, vicios o enfermedades, que incidían negativamente en el precio. El mercado de esclavos no sólo estaba abierto a los comerciantes, especialmente extranjeros42, sino también a los isleños que veían en la trata una oportunidad de lucro y en ocasiones no dudaban de par-ticipar en ella. Así podemos decir que entre ellos se hallaban todas las categorías sociales, destacando detrás de los comerciantes, que son en la mayoría de los casos quienes ponen en venta la mercancía, los hombres de la administración, tanto eclesiásticos como civiles, seguidos de los marineros y hombres de la mar, profesiones liberales, oficiales y artesanos. ESCLAVOS EN EL MERCADO DE LAS PALMAS Año Hombres Mujeres Total 1510 1 - 1 1511 - - - 1512 - 1 1 1513 - - - 1514 2 2 4 1515 1 - 1 1516 1 1 2 1517 4 - 4 1518 - 1 1 1519 9 6 15 1520 - - - 1521 - - - 1522 29 22 51 1523 5 8 13 1524 11 8 19 1525 3 1 4 1526 3 2 5 1527 11 6 17 1528 6 10 16 1529 17 8 25 1530 12 7 19 1531 11 6 17 1532 15 12 27 1533 15 8 23 1534 20 8 28 1535 16 10 26 1536 6 3 9 1537 13 5 18 1538 6 4 10 1539 8 7 15 42 LOBO CABRERA (1982 c), pp. 47-87. 13 LA POBLACIÓN ESCLAVA DE LAS PALMAS EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XVI XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-001, pp. 1-15 1540 2 - 2 1541 - - - 1542 2 - 2 1543 1 1 2 1544 1 2 3 1545 12 4 16 1546 13 7 20 1547 - - - 1548 5 6 11 1549 - - - 1550 3 4 7 253 172 425 * Fuente: protocolos notariales. Elaboración propia ESCLAVOS Esclavos en el mercado de Las Palmas, 1510-1550 Propietarios Uno de los medios para conocer el papel que desempeñaban los esclavos en un lugar como Las Palmas, es saber en qué lugares trabajaban y quienes eran sus amos. Tanto los registros sacramentales, como los protocolos notariales e incluso el censo de la Inquisición dan bastante información en este sentido. Los registros porque en el momento en que un cautivo es presentado en la iglesia para recibir el sacramento figura acompañado de su amo, quien como tal se registra en la partida. En los protocolos son los dueños los que ponen en venta y compran a esta humana mercancía y en los documentos de la inquisición porque los dueños acompañan a sus cautivos a que declaren acerca de su conocimiento de la religión y doctrina cristiana. De acuerdo con esto y cotejando y cruzando dichas fuentes hallamos que en la ciudad de Las Palmas un porcentaje alto de esclavos pertenecían a gentes no involucradas de manera activa en las actividades productivas aunque tuvieran sus negocios, pues son los miembros de la iglesia y de la administración los que poseen un mayor número de esclavos. Ya otros autores habían llegado a conclusiones similares, 14 Manuel Lobo Cabrera XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-001, pp. 1-15 como el propio Bennassar en su libro sobre Valladolid43. Se cuentan entre ellos tanto a los miembros del cabildo como los gobernadores, pues don Lope de Sosa durante su estancia en Gran Canaria llegó a acu-mular hasta 15 esclavos, bautizando en el Sagrario entre el 24 de octubre de 1512 y el 28 de diciembre de 1515, nueve esclavos44; le van a la zaga los regidores, seguidos de personas con títulos académicos y los eclesiásticos, a los que también hay que añadir algunos artesanos, pues se valían en sus talleres y tiendas de cautivos que le servían como aprendices y peones. No obstante, aunque en menor proporción encontramos algunos mercaderes y hacendados azucareros como los Riberol, de origen genovés, que presentan para bautizar a unos cuantos esclavos. Aun así, en la ciudad lo que destaca es el papel del cautivo como elemento de signo de distinción social para sus dueños, al convertirse como un elemento decorativo adscrito a determinados grupos sociales Sin embargo, no debemos olvidar que aunque el mayor número de cautivos se encuentran en manos de dichos sectores, también los representantes del mundo rural se acercan a la ciudad a comprar sus esclavos e incluso a bautizarlos, figurando por lo tanto registrados en la urbe. Esta distribución social de los propietarios de esclavos, nos lleva a asegurar que de acuerdo con ello la presencia de los mismos en Las Palmas es importante, toda vez que el esclavo vive por lo general en la casa de su amo, por lo cual aparece representado dentro del conjunto social, tal como nos lo demuestra un censo tardío para nuestro estudio que da idea de su número en la ciudad. Estos cautivos, por tanto, vivían bajo el mismo techo que sus amos, teniendo con ello asegurado el sustento, ganándose en ocasio-nes la confianza y el amor de sus propietarios. Mientras que en el mercado esclavista propiamente dicho los que destacaban eran los mercaderes, ávidos de mercancía humana para vender y trocar, en el conjunto social son otros grupos los que van a llevar la delantera, toda vez que lo que les m interesaba era sacar provecho de su trabajo. Así una mues-tra interesante la tenemos en 1525, cuando los esclavos comparecen ante el inquisidor para declarar su genealogía. De los 324 registrado, 203 declaran quiénes son sus amos, es decir casi el 63%, lo que hace bastante fiable la distribución entre los distintos sectores sociales. De ellos son los eclesiásticos los que acaparan el mayor numero de cautivos, en especial los canónigos, priores, beneficiados, así como los conventos, con un 49%, en su mayoría dedicados al servicio doméstico, aunque algunos miembros del cabildo catedral poseían propiedades azucareros como Bartolomé Cairasco y los hermanos Salvago. A este grupo le siguen en importancia el sector conformado por todos aquellos que se dedicaban a las profesiones liberales como los escribanos, cirujanos, doctores, etc., que alcanzan un porcentaje del 25%. Los cargos dirigentes de la sociedad, miembros del cabildo y de la sociedad, le siguen a la zaga, junto con los oficiales y aquellas personas relacionadas con los trabajos de la tierra. Curiosamente los extran-jeros, en su mayoría mercaderes, pierden peso en esta distribución pues solo figuran con esclavos 34 genoveses, y 5 portugueses, en esta parte del siglo. De acuerdo con dicha distribución, observamos cómo se distribuían los esclavos en una sociedad urbana, a caballo entre los funcionarios y los oficiales, en donde la mayor parte de los esclavos son ne-cesarios como objetos de distinción social pero especialmente como criados y servidores dentro de las casas de los grupo más destacado de la sociedad del momento. BIBLIOGRAFÍA BENNASSAR, B. (1967). Valladolid au siécle d´Or. Una ville et sa compagne au XVIe, París-La Haya, pp. 468-469 BENNASSAR, B. (1976). Los españoles. Actitudes y mentalidad. Barcelona, pp. 106-107. CAMACHO PÉREZ GALDÓS, G. (1961). “El cultivo de la caña de azúcar y la industria azucarera en Gran Canaria (15101535)”, Anuario de Estudios Atlánticos, 7. Madrid-Las Palmas, pp. 11-70. CORTÉS ALONSO, V. (1964). La esclavitud en Valencia durante el reinado de los Reyes católicos (1497-1516). Valencia. FERNÁNDEZ CHAVES, M.F.: y PÉREZ GARCÍA, R.M. 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Título y subtítulo | La población esclava de Las Palmas en la primera mitad del siglo XVI = Slavery population in Las Palmas in the first half of the 16th century |
Autor principal | Lobo Cabrera, Manuel |
Entidad | Cabildo de Gran Canaria |
Publicación fuente | XXI Coloquio Historia canario - americana |
Numeración | Coloquio 21 |
Sección | Sesión inugural |
Tipo de documento | Congreso y conferencia |
Lugar de publicación | Las Palmas de Gran Canaria |
Editorial | Cabildo Insular de Gran Canaria |
Fecha | 2014 |
Páginas | pp. 0003-0015 |
Materias | Congreso ; Historia ; Canarias ; América ; Canarias ; Esclavitud ; Demografía ; Siglo 16 |
Enlaces relacionados | http://coloquioscanariasamerica.casadecolon.com/ |
Notas | Resumen: Los esclavos presentes en la ciudad de Las Palmas, se incorporan a la sociedad a partir de la conclusión de la conquista de la isla a fines del siglo XV, pero será a partir de la centuria décimo sexta cuando alcancen su apogeo, al convertirse la ciudad en uno de los mercados de esclavos más importantes del Atlántico. Su número, obtenido a través de los libros sacramentales y de los contratos de compra-venta así lo demuestra. |
Copyright | http://biblioteca.ulpgc.es/avisomdc |
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Texto | XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-001, pp. 1-15 1 © 2016 Cabildo de Gran Canaria. Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional. LA POBLACIÓN ESCLAVA DE LAS PALMAS EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XVI SLAVERY POPULATION IN LAS PALMAS IN THE FIRST HALF OF THE 16TH CENTURY Manuel Lobo Cabrera* Cómo citar este artículo/Citation: Lobo Cabrera, M. (2016). La población esclava de Las Palmas en la primera mitad del siglo XVI. XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014), XXI-001.http://coloquioscanariasme-rica. casadecolon.com/index.php/aea/article/view/9483 Resumen: Los esclavos presentes en la ciudad de Las Palmas, se incorporan a la sociedad a partir de la conclusión de la conquista de la isla a fines del siglo XV, pero será a partir de la centuria décimo sexta cuando alcancen su apogeo, al convertirse la ciudad en uno de los mercados de esclavos más importantes del Atlántico. Su número, obtenido a través de los libros sacramentales y de los contratos de compra-venta así lo demuestra. Palabras clave: Canarias; esclavitud; demografía; siglo XVI Abstract: The slaves living in the city of Las Palmas join the society when the conquest of the island finishes at the end of the 15th century, but it will be in the 16th century when they reach their peak, by becoming the city one of the most important slaves markets in the Atlantic. Their number, obtained through sacramental books and sale and purchase contracts, is a clear demonstration of this. Keywords: Canary Islands; slavery; demography; 16th century La esclavitud en el mundo moderno fue una institución con bastante presencia en el medio urbano, aún cuando también hubo esclavos en las haciendas y en las labores rurales. En casi todas las ciudades y poblaciones españolas de cierta entidad los cautivos formaban un grupo numeroso1, pues eran necesa-rios tanto en el servicio doméstico como en las labores artesanas, y especialmente en aquellos sectores relacionados con el comercio. Asimismo, esta presencia es lógica, pues eran los núcleos urbanos los que servían como mercado, donde estos seres humanos eran puestos en venta mediante almonedas públicas. Canarias no era una excepción, y a pesar que desde muy pronto se implantó en las islas el cultivo y elaboración del azúcar a partir de la caña, que demandaba mano de obra esclava, fueron las ciudades y principales núcleos de población los que acumularon mayo número de esclavos. Esta afirmación nos la da el conocimiento que tenemos de la presencia esclava en las ciudades de La Laguna2 y de Santa Cruz de La Palma3, así como de los cautivos presentes en la ciudad de Telde4. Sin embargo de la mayor urbe de Canarias en el siglo XVI, que acumuló en los primeros momentos, fines del siglo XV y comienzos del siglo XVI, mayor población y riqueza, Las Palmas, no tenemos ningún estudio específico que nos dé una visión certera de la presencia de cautivos en su solar en esta época5. * Catedrático de Historia Moderna. Departamento de Ciencias Históricas. Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. C/ Pérez del Toro, 1. 35016. Las Palmas de Gran Canaria. España. Teléfono: +34928451714; correo electrónico: manuel.lobo@ ulpgc.es 1 Vid a este respecto: CORTÉS ALONSO (1964) y FRANCO SILVA (1979); MARTÍN CASARES (2000); GONZÁ- LEZ ARÉVALO (2006). 2 MARCOS MARTÓN (1980), pp. 5-35. 3 LOBO CABRERA y QUINTANA ANDRÉS (1997) 4 LOBO CABRERA (1982 a), pp. 47-89 5 La presencia de la población esclava en la ciudad de Las Palmas en los siglos XVII y XVIII ha sido estudiada de una Manuel Lobo Cabrera 2 XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-001, pp. 1-15 En el presente trabajo queremos abordar la institución esclavista y su desarrollo en Las Palmas, a través especialmente de los registros sacramentales, toda vez que los libros de bautizos comienzan en dicha población a fines del siglo XV, concretamente el 26 de noviembre de 14986. Las partidas donde se recoge el bautizo de los esclavos son las que nos informan sobre el origen del cautivo, su procedencia, si es adulto o recién nacido, sus progenitores, sus dueños y sus padrinos, así como el cura que le impuso el sacramento. En estos primeros momentos, dado lo escueto de las anotaciones en el registro apenas se indica el lugar de donde proceden los esclavos7, aun cuando por información paralela tenemos informa-ción al respecto. Las anotaciones halladas en este periodo, un total de 321, entre 1498 y 1550, inciden en el sexo del cautivo, su nombre cristiano, el dueño, del cual se señala su nombre y apellidos8, e incluso en ocasiones, su profesión, vecindad y dignidad9. Todavía en esta época son escasas las menciones al color de la piel, aunque ya figuran algunos como negros, y a si son bozales o no. En último lugar se señalan los padrinos, con su condición social, apellidos y vecindad. En algunas partidas, las menos, donde se bauti-zan a varios esclavos a la vez, propiedad del mismo amo, se distinguen el padrino de cada uno de ellos10. Aunque el periodo de tiempo es cercano a la conclusión de la conquista y al proceso colonizador, sin embargo ya comienzan a registrarse los primeros esclavos criollos, es decir nacidos en la nueva tierra que de manera violenta acogió a sus progenitoras. Así en estas partidas se menciona el nombre de la madre, y en alguna ocasión su procedencia, en función del color o de su religión11. Junto con estos registros, para poder complementar la visión sobre la realidad de este sector de la población, hemos recurrido a otras fuentes para precisar o cruzar datos. De gran valor cualitativo y cuan-titativo han sido las referencias localizadas en los protocolos notariales de las Palmas, sitos en el Archivo Histórico Provincial de Las palmas, lo que nos ha permitido estudiar el mercado con sus incidencias, así como otros aspectos relativos a la vida de este grupo. Paralelamente la documentación del Archivo del Tribunal de la Inquisición de Las Palmas, ha sido de gran ayuda, toda vez que nos da un censo de esclavos del primer tercio del siglo, en donde figura el sexo así como el color de los mismos, y sus propietarios12. La población de Las palmas en la primera mitad del siglo XVI La población de la villa de las Tres Palmas, conocida así hasta que a comienzos del siglo XVI se le concede el título de ciudad, no hizo sino aumentar a partir de la conclusión de la conquista. Dicho nú-cleo, conformado en los primeros momentos por parte de la hueste de la conquista, que decide quedarse en la isla al ser beneficiados con los repartos de tierras y agua, y por los indígenas que permanecieron libres, se asentó en torno al solar donde se había ubicado en 1478 el campamento militar. Junto a estos fueron llegando numerosos pobladores, atraídos por el llamamiento que se hace para poblar la isla, de distinto origen, pero especialmente genoveses y portugueses. Esta atracción junto con la búsqueda de esclavos en la vecina costa de Berbería como mano de obra para poner en movimiento todos los sectores económicos, hará que desde bien pronto figuren esclavos africanos en la urbe, junto con los cautivos manera pormenorizada a través de distintas fuentes, en especial a través de los registros parroquiales de la parroquia del Sagra-rio, tal como se puede comprobar en LOBO CABRERA y DÍAZ HÉRNÁNDEZ (1984), pp. 157-316, y LOBO CABRERA, LÓPEZ CANEDA y TORRES SANTANA (1993). Sobre el conjunto de las Canarias Orientales conocemos la dimensión de la esclavitud en dicho período, incluida en términos generales la ciudad de Las Palmas, en LOBO CABRERA (1982b). 6 Archivo Diocesano de Las Palmas, Primer libro de Bautizos del Sagrario, 1498-1515. 7 En algunas anotaciones se señala que el cautivo es morisco. 8 Cuando el propietario es una persona conocida solo se le pone el nombre, al entenderse que al ser todavía una socie-dad pequeña todo el mundo se conoce. 9 Otras veces si la persona que lleva a bautizar sus cautivos es alguien de importancia se anotan todos los daros. 10 Así en 27 de febrero de 1514 cuando son bautizados por el cura Aparicio López, Juan, Antón, Catalina y Ana, escla-vos todos de los Riberoles, figuran como padrinos cuatro personas, una para cada esclavo o esclava. 11 En 10 de noviembre de 1503 se bautiza una esclava, que se dice que es negra, propiedad del mercader Francisco de Carmona, a la que se le impone de nombre Elena. 12 Afortunadamente dicho archivo, de los pocos que se encuentran en el lugar donde hacía sus actuaciones el santo Oficio, junto con el Cuenca, se encuentra depositado en El Museo Canario. 3 LA POBLACIÓN ESCLAVA DE LAS PALMAS EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XVI XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-001, pp. 1-15 indígenas resultantes de la conquista. Según algunos autores, entre ellos Rumeu de Armas, el engrande-cimiento de Las Palmas en población y riqueza se debía en buena parte a las cabalgadas africanas13. Esta diversidad le daba a Las Palmas en estos primeros momentos un cierto carácter de cosmopolitismo. Así de resultas de todos estos aportes humanos, junto con aquellos que comenzaban a nacer en la ciudad, surgiendo así los primeros criollos, a comienzos de octubre de 1493, según un testigo que iba en el segundo viaje de Colon, dicho lugar presentaba este aspecto: Hay allí un obispo hospitalario, se acude a un templo venerable, un monasterio de franciscanos observantes, que han construido un edificio que tiene pujos de belleza; hay, además mercade-res de mil lugares, artesanos expertos en casi todos los oficios, población numerosa14. Esta población y las viviendas que van surgiendo en el núcleo fundacional son las que nos sirven como elemento indicativo para apreciar la magnitud de Las Palmas. Los datos para poder estudiar la población de la ciudad en esta primera mitad del siglo apenas existen, salvo referencias y alguna que otra extrapolación. Las cifras que conocemos responden más bien a impresiones subjetivas; sin embargo, nos permiten hacernos una idea, al menos aproximada, de la población de la ciudad, pues en ningún caso se habla de habitantes, sino de casas o de vecinos. E. Sánchez Falcón15 en su estudio sobre la demografía de Las Palmas, marca unos hitos supuestos, basándose en la correlación de índices, para hallar con que población contaba la ciudad en 1510 y en 1540. Según dicha autora en la primera fecha contaría la ciudad con unos 1.589 habitantes16; por otra parte el profesor Ladero Quesada calcula que unos años más tarde, en 1518, la capital grancanaria contaría con unos 600 vecinos, que con la aplicación del índice evalúa en 2.700 habitantes17. Nosotros basándonos en un censo inquisitorial elaborado en 1525, a partir del primer libro de genealogías de la In-quisición18, en el cual presentan sus antecedentes los conversos y esclavos, calculamos que en 1525 Las Palmas contaría con unos 2.000 habitantes, cifra cercana a la dada por Ladero. En este caso la presencia de tan abultado número de esclavos ante el tribunal de la Inquisición se debía a que estaba indagando si una vez bautizados mantenían la fe y se sabían la doctrina y las oraciones, lo que denota que a pesar de ser esclavos se les consideraba una persona dotada de alma inmortal. Para 1540 la citada autora, basándose en los mismos índices, estima que habitaban la ciudad unos 2.224 habitantes19, cifra que por otras referencias nos parece insuficiente, dado que el 26 de octubre de 1541 el gobernador Agustín de Zurbarán lleva a cabo una información pública, y en la pregunta número 7 donde se trata sobre el tamaño de la población de Las Palmas y con cuantos habitantes contaba, así los vecinos debían responder: … si saben que en esta ciudad de Las Palmas hay hasta ochocientos fuegos e moradores de más de otras personas estantes20. De esta pregunta se deduce, si aplicamos el coeficiente de 4,5, que la urbe canaria contaría en aquella fecha con unos 3.600 vecinos. El aumento de la población en la ciudad en estos años que median del siglo XVI se debía a varios factores de importancia, especialmente a uno que tenía que ver con la riqueza que aportaban a la ciudad y a la isla las plantaciones e industria azucarera que se había extendido por las riberas desde que se implanta en 1484 por el gobernador Pedro de Vera21. A ello hay que unir la impor- 13 RUMEU DE ARMAS (1956), p. 152. 14 El autor de esta visión en Guillermo Coma, quién hace una relación de su viajes, en el que incluye estas afirmaciones. 15 SÁNCHEZ FALCÓN (1964), pp. 299-414. 16 SÁNCHEZ FALCÓN (1964), p. 322. 17 LADERO QUESADA (1974), p. 735. 18 A.M.C., Inquisición CLII-I 19 SÁNCHEZ FALCÓN (1974), p. 322 20 Archivo General de Simancas, Diversos de Castilla, leg. 13, doc. 3 21 CAMACHO PÉREZ GALDÓS (1961), pp. 11-70. 4 Manuel Lobo Cabrera XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-001, pp. 1-15 tancia más que destacada de las actividades de un comercio cada vez más pujante con Europa22, a la par que el desarrollo de las relaciones que se mantienen con África23 y las Indias. Esta febril actividad que dominará este periodo hará que la población no pare de crecer, al encontrar-nos con una sociedad con un alto índice de inmigración, especialmente europea y africana, y una alta localización de la misma en la capital de la isla de Gran Canaria. El estudio de primer libro de bautizos, que da la natalidad en este periodo, confirma lo que venimos desarrollando sobre la evolución de la población en Las Palmas. En el cuadro I, que acompaña este tex-to, contabilizamos para su análisis, las cifras de bautizos, donde además de señalar el total de neófitos que reciben el sacramento, los dividimos entre libres y esclavos. Las cifras aportadas por estos libros de bautizos, el primero, segundo y tercero24, de la única pila exis-tente en Las Palmas en aquella época, la del Sagrario, pese a ser incompletas por su carácter pre estadístico y criticables desde el punto de los registros, dados los baches que se producen en la tabla, omisiones o parcialidad, nos aportan una visión general sobre el crecimiento de la población en la capital grancanaria durante un tiempo importante para conocer como se fue asentando en ella la inmigración que se produce en estos años, que otras fuentes por su poca fiabilidad o limitaciones, no pueden cubrir. CUADRO I BAUTIZOS EN LAS PALMAS, 1498-1550 Año Libres Esclavos Total 1498 6 - 6 1499 25 1 26 1500 40 - 40 1501 31 - 31 1502 16 - 16 1503 53 2 55 1504 44 11 55 1505 27 2 29 1506 46 6 49 1507 48 - 48 1508 50 - 50 1509 33 - 33 1510 33 - 33 1511 45 1 46 1512 61 18 79 1513 75 28 103 1514 143 71 214 1515 70 6 76 1516 63 - 63 1517 61 - 61 1518 57 - 57 1519 52 - 52 1520 68 - 68 1521 63 - 63 1522 33 - 33 1523 10 - 10 22 LOBO CABRERA (2002), p. 2010. 23 LOBO CABRERA (1982b). 24 A.D.L.P., Libros de Bautismos del Sagrario: libro I: 1498-1528; Libro II: 1529-1547 y Libro III: 1548-1557. 5 LA POBLACIÓN ESCLAVA DE LAS PALMAS EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XVI XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-001, pp. 1-15 1524 50 1 51 1525 33 - 33 1526 29 - 29 1527 28 - 28 1528 15 - 15 1529 37 9 46 1530 55 - 55 1531 50 2 52 1532 66 1 67 1533 44 1 45 1534 55 2 57 1535 62 5 67 1536 45 3 48 1537 96 8 107 1538 69 6 75 1539 49 - 49 1540 31 1 32 1541 92 2 94 1542 103 1 104 1543 85 - 85 1544 92 - 92 1545 101 - 101 1546 93 1 94 1547 95 1 96 1548 155 13 168 1549 167 55 222 1550 176 64 240 * Fuente: Libros de bautizos de la parroquia del Sagrario. Elaboración propia. La tendencia que marcan las cifras en estos años nos dan una idea clara del aumento continuado del número de bautizos a lo largo de periodo, con incrementos notables en algunas fechas como los dos pe-riodos más importantes de la época: el que va de 1512 a 1514 en que se bautizan un total 396 criaturas, lo que puede a entender que en los años anteriores pudo haber un subregistro, así como los años 1548,1549 y 1550, en que reciben el agua del bautismo 730 niños. Así si analizamos el cuadro donde figuran el total de los bautizados, que no todos son recién nacidos, puesto que muchos de los esclavos son adultos, recién llegados de las costas africanas, se puede apreciar algo ya advertido: el ritmo ascendente de la población. Si seguimos detenidamente los baches que se aprecian en la grafica, así como algunas lagunas, podemos establecer con total claridad dos períodos: 1498-1520 y 1521-1550. A cada periodo corresponde unos porcentajes diferenciados, así en el primero todavía la sociedad está en germen aunque aumentando de una manera más pausada, quizá por ello en la grafica se describen de forma más acentuada los picos, mientras que en el segundo, después de cierto mantenimiento se produce un aumento ya imparable y sostenido. La curva describe los lógicos ciclos de descenso y ascenso característicos de la natalidad antigua, aunque hay unas anualidades ciertamente excepcionales. Es a partir de 1530 cuando ya observamos que el ritmo no para, todo lo contrario es ascendente, lo que indica que se goza en la ciudad de cierta tran-quilidad y de cierta bonanza económica que posibilita las concepciones con algunos años que sobresalen dentro del conjunto, como 1542, 1545 y los tres últimos del período. Este crecimiento viene dado por el apogeo comercial que se respira en la ciudad, pues a través de su puerto, el más importante de la isla, 6 Manuel Lobo Cabrera XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-001, pp. 1-15 las conexiones con Europa y América son continuas, así como viajes y negocios que se preparan en las Palmas para importar esclavos y organizar expediciones. Los esclavos Los esclavos se convirtieron en este primer siglo de la colonización en una pieza clave e imprescin-dible en el desarrollo urbano y económico de la capital grancanaria y de la propia isla. Esclavos eran los que abrían los caminos, ayudaban a construir las casas y obras civiles que se levantaban con celeridad en el solar de la urbe, los que trabajaban en las canteras y en las maquinas que levantaban piedras, y en otros trabajos más peligrosos, en los cuales se recurría a una vida cuyo valor se tasaba en dinero. Del mismo modo atendían las tiendas y los talleres de los artesanos, acarreaban agua a las casas y las es-clavas lavaban la ropa y cuidaban a los niños. A todo ello tenemos que añadir en esta fase de despegue económico al cultivo y elaboración de la caña de azúcar, donde el trabajo realizado por los esclavos en las tareas propias de los ingenios era valorado. Junto a ellos están aquellos necesarios en el trabajo doméstico, donde se convertían en cómplices y confidentes de sus amos, mucho más en una ciudad del boato y prestigio de Las Palmas. Los números que tenemos son los que nos dan los registros en esta primera mitad del siglo XVI, pero somos de la opinión de que las cifras que se recogen en ellos están minusvaloradas o al menos nos figuran todos los cautivos que llegaron a la ciudad de Las Palmas en aquella época, dada la información que nos ofrecen otros datos, pues al ser considerado como un grupo inferior, valorado solamente por su trabajo, muchos dueños, con total seguridad, prescindieron de dicho formalismo y se contentaron con el agua impuesta a bordo de los mismos navíos, cuando había peligro, sin preocuparse si el sacramento así suministrado era válido, o por alguna persona de confianza en su casa, así como por la partera cuando los niños son recién nacidos, evitando así tener que acudir a la iglesia. De todo modos conocer el número exacto de esclavos existentes en cualquier ciudad de la época es una tarea casi más que imposible dada la calidad de las fuentes que se manejan para realizar dichos estudios. No obstante en el caso de Canarias, es muy posible que muchos esclavos no pasasen por la pila, especialmente los negros, pues al proceder de las posesiones portugueses de la costa atlántica del continente africano ya estaban bautizados al llegar a la isla, aunque, a veces, ante las dudas algunos son presentados al cura de turno para que le imponga el sacramento. Si nos atenemos a que la mayor parte de los esclavos bautizados en esta época figuran sin padres, nos lleva a pensar que en su mayoría son esclavos adultos que van llegando a la ciudad como resultado de las razias y cabalgadas que se hacían a Berbería desde casi el momento de la conquista, para nutrirse de esclavos o de las ventas que los portugueses hacen de los esclavos negros que importan de sus pose-siones en el continente africano. En efecto ya a fines del siglo XV se informa, que una vez concluida la conquista de la isla los reyes habían hecho merced a su gobernador, Pedro de Vera, de la mitad de los quintos de las cabalgadas que se organizasen bajo su mando, y que en un solo año ahorró más de 300.000 maravedís25, lo que da idea del número de esclavos de origen berberiscos que debieron haber entrado en la ciudad en esos primeros años. Asimismo a fines del siglo, en 1493, Cristóbal Colón, hace la siguiente apreciación sobre la presencia de esclavos en Canarias: … porque en Castilla y Portogal y Aragón y Italia y Cecilia y las islas de Portugal y de Aragón y las Canarias gastan muchos esclavos…26, lo que da idea del número criaturas privadas de libertad que iban llegando a las islas y a la ciudad grancanaria en esa época. De ello dan fe, aunque no del total, los registros parroquiales, así en los años 1513 y 1514, pasan por la pila 28 y 71 esclavos respectivamente, coincidiendo con la realización de una entrada en el año 1513 a la costa de Berbería, sucediendo lo mismo en 1549, año en que se bautizan en 25 RUMEU DE ARMAS (1956), pp. 151-152. 26 VARELA (1984), p. 243. 7 LA POBLACIÓN ESCLAVA DE LAS PALMAS EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XVI XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-001, pp. 1-15 el Sagrario 55 esclavos. En algunos casos se bautizan en el mismo acto varios esclavos, propiedad del mismo amo27; por tanto en estos casos hay una correspondencia entre los registros de bautismo consi-derados como buen indicador para conocer el ritmo de las expediciones que se hacen tanto a Berbería como a Cabo Verde y Guinea. Además de los esclavos adultos que son llevados a la iglesia por su amos, comienzan a aparecer tími-damente los cautivos nacidos en la isla, como hijos de esclavas, pues en este caso los niños mantienen la condición de su madre. Los nacidos en Las Palmas, en casa de sus amos, eran hijos ilegítimos de esclavas, tanto moriscas como negras, traídas de África, y en casi su totalidad como fruto de las relaciones mante-nidas entre aquellas y sus amos o familiares, como en algún caso, los menos, entre esclavos del mismo dueño. Al ser presentado el cautivo ante el cura es el dueño el que comparece en la pila para certificar la propiedad del recién nacido, toda vez que las criaturas nacidas de madres esclavas, de acuerdo con las leyes castellanas, seguían la condición de la madre, y por tanto eran esclavas. El primer ejemplo de un niño nacido en Las Palmas lo tenemos en 1506 en que el cura bautiza a Lázaro, hijo de Violante, esclava criada de Mercado28. A partir de esta fecha los niños y niñas esclavas nacidos en la ciudad irán en aumento, aunque cuando en realidad se nota dicho crecimiento es a partir de 1525. No obstante, hechas las salvedades, y teniendo como referencias otros datos que nos permiten cruzar las cifras, entendemos que la muestra obtenida es bastante elocuente y significativa al revelar la existen-cia en Las Palmas de una creciente población esclava. El total de esclavos bautizados en esta primera del siglo es de 322 lo que representa casi el 10% del total de bautizados en los mismos años, que alcanza la cifra de 3.548, lo que sitúa a la ciudad en los mismos niveles de demografía esclava que otras ciudades andaluzas y castellanas29. Frente a esta cifra el mercado aparece un poco más distanciado, al alza, pues en los mismos años aproximadamente fueron puestos en venta unos 427 esclavos, en su mayoría adultos, lo que quiere indicar que no todos los escla-vos eran bautizados en la isla. Ambas cifras, la de los bautizos y la del mercado, para el conjunto de Las Palmas, no parecen des-deñables, especialmente si los comparamos con otras ciudades peninsulares como Sevilla30, Málaga31, Granada32 o Madrid33. Todo ello convierte a Las Palmas en esta época en una ciudad con una importante densidad de esclavos, pues pese a las cifras consideramos que pululaban por la ciudad muchos más, tal como nos corroboran otras fuentes. En el año 1525, año en que comparecen ante el tribual de la Inqui-sición para declarar su genealogía 785 conversos34, figuran como esclavos 324 personas, de ellos 195 negros, 84 varones y 111 mujeres, 127 moriscos, 53 varones y 74 mujeres, junto con otros 15 entre loros y de otras procedencias. La cifra muestra una fotografía del número de esclavos residentes en la ciudad en dicho año, así como de los libertos, pues en el mismo listado figuran 13 personas que habían accedido a obtener su carta de alhorría. A mayor abundamiento en 1541 las autoridades de la isla, denunciaban la existencia en la misma de una numerosa población cautiva y horra, de origen africano, cuando denuncian ante la corona por inte-reses particulares, que “… ay más esclavos berberiscos y negros que vezinos…”35. Analizando las cifras por periodos, pues hemos dividido el ritmo de crecimiento de los natalicios en dos :1498-1520 y 1521-1550, nos encontramos con que en el primero el número de esclavos bautizados asciende a un 17,2% con respeto a los nacidos libres, en función de que aparecen algunas anualidades abultadas con un número de esclavos significativos, con promedios que van desde el 17,7 en 1512 al 27 El 24 de octubre de 1512 son bautizados en un mismo acto cuatro esclavos propiedad del gobernador de la isla Lope de Sosa 28 Libro I de bautizos. El 12 de marzo de 1506 el cura Alonso de Carmona impone el sacramento a dicho niño siendo sus padrinos dos hombres: Melchor de la Puebla y Pero Sánchez. 29 FERNÁNDEZ CHAVES y PÉREZ GARCÍA (2000), pp. 5-34. 30 FRANCO SILVA (1979). 31 MARTÍN CASARES (2000). 32 GONZÁLEZ ARÉVALO (2006). 33 LARQUIÉ (1970), pp. 41-74. 34 Archivo Museo Canario, Inquisición CLII-1 35 A.G.S.; Registro General del Sello, Madrid, 23 de junio de 1540 8 Manuel Lobo Cabrera XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-001, pp. 1-15 31,6% en 1514, lo que denota un índice bastante elevado que solo es explicable por la importación de esclavos ese año, fruto de las razias y de las compraventas, aunque también puede tratarse de registros tardíos que incluyan en un año bautizos celebrados en anualidades anteriores. En el segundo tramo, después de una cierta atonía en donde no es bautizado ningún esclavo, y al-guna interrupción entre 1524 y 1529, encontramos años manifiestamente bajos en la cifra de bautizos de cautivos, con algunas crestas notables al final del periodo de estudio como son los años 1548, 1549 y 1550, que son anualidades ciertamente excepcionales dentro del total. Sin embargo a pesar de dichas excepciones los bautizados esclavos en su conjunto en esta fase experimentan un notable descenso con respecto al periodo anterior, descendiendo su volumen. ESCLAVOS Bautizos en Las Palmas, 1498-1550 Origen de los esclavos Lo parco de los registros limita bastante el saber de dónde procedían los esclavos que vivían en Las Palmas, pues salvo indicar que son moriscos o negros no se detienen en más pormenores, faltando algu-na reseña que indique en qué lugar habían nacido, especialmente aquellos que reciben el agua del bautis-mo siendo adultos. Los propios dueños que son los que presentan a los esclavos en la iglesia desconocen en su mayoría de donde proceden las piezas que llevan a bautizar, y los esclavos, aunque sepan cual era su hábitat anterior, malamente se hacen entender. Por lo tanto si nos fiáramos solo de los registros, a lo más que llegaríamos eran a conocer sus características raciales, pues en las anotaciones se diferencian los moriscos de los negros. Por documentación contemporánea a ésta, especialmente protocolos notariales, podemos acercarnos al conocimiento sobre de que lugares procedían los esclavos vendidos en estos años en el mercado de Las Palmas, tal como se deduce de las cartas de venta, aunque tampoco son muy especificas, pues se de-tienen más en destacar las cualidades físicas del cautivo que en indagar cual era su lugar de nacimiento, aún cuando posteriormente si hubo interés en saber su origen, pues en función de él adquirían mayor precio, así los mandingas eran los preferidos por su robustez y los de Guinea eran apreciados para traba-jar en el servicio doméstico, mientras que los de Santo Tomé no eran muy cotizados. Dos son las zonas, amplias, de donde proceden: una es la cercana costa de Berbería, a donde, los nuevos pobladores que se asientan en el archipiélago, se dirigen a través de un sistema ya practicado en la península, las razias conocidas también como cabalgadas. En los primeros años los moriscos y moros constituyen el grueso, pues dichas expediciones tienen un carácter netamente depredador con un obje- 9 LA POBLACIÓN ESCLAVA DE LAS PALMAS EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XVI XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-001, pp. 1-15 tivo bien claro: conseguir mercancía humana36, contabilizándose en algún año, como fue 1522, la rea-lización de seis entradas en Berbería. Los lugares de donde proceden los berberiscos, aunque lo común y reiterativo es Berbería, presentan menos inconveniente pues la toponimia es más o menos conocida, ya que hay que tener en cuenta que dado el sistema por el que se les cautivaba la mayoría procedían de puntos de la costa como el cabo de Aguer, San Bartolomé, cabo Bojador y Arguín. La otra zona de la cual se proveen los isleños de mano de obra esclava para trabajar principalmente en los ingenios azucareros, ubicados en las proximidades de Las Palmas y en la isla, es el África negra. La aparición en el mercado canario de estos cautivos se debe en los primeros años de la colonización de la isla a los portugueses, quienes desde fines del siglo XV recorrían con su humana mercancía las poblaciones y especialmente la ciudad de Las Palmas, donde contaban con buenos compradores. Será desde su factoría de Cabo Verde desde donde abastecían la demanda de esclavos, mucho más en Cana-rias donde la presencia portuguesa se constata desde bien pronto, así el 12 de enero de 1499 el tesorero de la catedral, el canónigo Fernán Álvarez, imponía el sacramento a un negro de Porras, y en 1504 se hacía lo mismo con una negra de Diego Ramírez. Sin embargo la carestía de los precios impuesta por los lusitanos hará que los isleños decidan en una fecha temprana dirigirse a la fuente de provisión, evi-tando así los intermediarios, de tal manera que en 1524 conocemos una expedición que partiendo de Las Palmas se dirige a las islas de Cabo Verde37. Muchos de los esclavos que llegaban a Las Palmas por esta vía procedían de lo que se conocía como la costa de Guinea y Magarabomba, pues desde allí eran llevados al principal mercado atlántico que poseían los portugueses. Por último tampoco hay que olvidar que muchos negros llegaban a Gran Canaria a través de Berbería, pues era una zona por donde pasaban caravanas que en el retorno de la ruta que hacían al Sudan en busca de oro, traían esclavos negros, es-pecialmente Jolofes y Fulos, de Senegambia. Tanto unos como otros, se consideraban bozales, es decir que no conocían otra lengua que la suya propia, pero que con rapidez aprendían el castellano, no así los preceptos religiosos en los cuales se descuidaban. Sexo y edad El sexo de los esclavos es uno de los parámetros que nos permite saber cuál era la realidad de la demanda. En los registros parroquiales cuando los esclavos que reciben el agua del bautismo son adul-tos, se informa sobre el sexo, de igual manera que para los nacidos en la ciudad. Sin embargo es en el mercado y en los censos es donde mejor se palpa el conocimiento de la edad de los esclavos, pues era la misma un valor a tener en cuenta. El predominio de la esclavitud femenina en algunos de los años pone de manifiesto algo que se suele re-petir en otras ciudades. El carácter urbano de la misma durante la Edad Moderna hace que dicha esclavitud vaya asociada al servicio domestico, aunque también hay que matizar en el sentido de que en Las Palmas confluían por un lado ser la sede administrativa, política y religiosa, demandante de mano de obra femeni-na para que trabajaran en sus casas, las cercanías de algunos ingenios a la vera del barranco Guiniguada y la abundancia de talleres artesanales que demandaban mano de obra masculina. A pesar de lo anterior, en relación a los esclavos que se ponen en el mercado tenemos que hay una predilección por los varones, lógico si entendemos que su adquisición tienen como fin poseer brazos para trabajar, de ahí que del conjunto de los esclavos vendidos en los años que median de la primera mi-tad del siglo XVI los hombres representan el 60% del total con 253 unidades. En cuanto a los bautizados se observa un cierto un equilibrio entre sexos, pues si mientras entre los que se bautizan ya adultos abun-dan los hombres, cuando comienzan a producirse los nacimientos cautivos en las casas de las ciudad esa tendencia varía, al nacer más niñas que niños. 36 RUMEU DE ARMAS (1956), pp. 5445-546; LOBO CABRERA (1982b), pp. 66-67. Entre 1513 y 1550, según los protocolos notariales, partieron del puerto de Las Palmas con destino a Berbería unas 21 expediciones que tenían por objeto el saqueo y la consecución de esclavos como botín de guerra, amparándose para ello en la lucha contra el infiel. 37 A.H.P.L.P., Cristóbal de San Clemente, nº 740, f. 1 r. Esta expedición se apresta en 28 de enero de 1524. 10 Manuel Lobo Cabrera XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-001, pp. 1-15 En total, en el período que va de 1510, año en que hayamos la primera escritura de compraventa38, hasta 1550, fueron puestos en circulación un total de 425 esclavos, de los cuales 253 eran hombres y 172 mujeres. Sin embargo en el día a día la realidad es otra, tal como nos lo muestra el censo obtenido de la infor-mación genealógica del tribunal inquisitorial, en donde se constata que el número de mujeres esclavas es mayor que el de los hombres, en una proporción del 58 frente al 42%. La inversión de la proporción puede estar originada en que los varones al ser más explotados tengan una menor media de vida, así como que la mayor parte de los cautivos que se exportan desde Las Palmas a otros lugares sean varones, mientras las mujeres al servir en las casas, con más cuidado, al ser consideradas vientres a fecundar, alcancen mayor longevidad. En cuanto a la edad solo tenemos información a través de las cartas de venta, donde se detallan con todas las característica posibles del esclavo, incluyendo la edad, puesto que sus años podían ser un atractivo a la hora de venderse. De la mayor parte de los esclavos que son vendidos en la ciudad consta su edad, a partir de la cual comprobamos hacia donde se dirigía la demanda, pues la juventud, el poseer buenas cualidades, tener buena dentadura y fortaleza son incentivos que hacen elevar el precio. Son los jóvenes, entre los 16 y los 30 años, los más aptos para el trabajo, los que va a prevalecer dentro del conjunto de la sociedad, alcanzando cifras que van del 50 al 60%. El resto de los grupos, los niños y los más viejos, alcanzan cifras mínimas, unos por que hay que criarlos y hay que invertir en ellos y los otros poco aptos para realizar jornadas laborales largas ya no son rentables, y los dueños procuran desprenderse de ellos en cuanto pueden. Mercado La ciudad de Las Palmas funcionó casi desde su fundación como un lugar donde coexistían varios mer-cados esclavistas, con una relación y dependencia en las dos fuentes provisión de mano de obra. El mer-cado se estableció en los primeros momentos como una necesidad perentoria para apoyar a los pobladores en la puesta en marcha de los sectores económicos, que se agudizó desde el momento en que importan los esquejes de la caña de la azúcar para poner en marcha el complejo entramado de los ingenios azucareros. Este mercado se nutría de los aportes externos, principalmente moriscos y cada vez más negros, juntos con los esclavos que nacían en la ciudad y en la isla. Junto a este, después del descubrimiento del Nuevo Mundo nos encontramos con un mercado que tiene como objeto exportar negros a América, controlado por mercaderes andaluces y extranjeros, a la par que se exportaban cautivos, generalmente negros, a la Península y a otras islas del archipiélago, como Lanzarote y Fuerteventura. En esta primera etapa del siglo fue más importante el mercado interno, por la propia necesidad de mano de obra. En el mismo, mediante la venta en lotes o a menudeo, los esclavos se iban integrando en el entramado social y urbano de la ciudad. El mercado estuvo regulado por distintas variables, tales como la época en que se ponían en venta estas personas, la mayor oferta y demanda en función de los aportes propias de las cabalgadas y de las expediciones, así como por la mercancía, bien fuera morisca, negra y mulata, y por sus características, edad, sexo, estructura, etc. El mercado de Las Palmas se va a mantener activo a lo largo del siglo XVI por dos circunstancias: de un lado por la importancia de la producción azucarera y de otro por la trata de esclavos. Hasta tal punto fue decisivo este mercado para el engrandecimiento de la ciudad que a partir de 1499, cuando se restringen las cabalgadas y todo el intenso tráfico esclavista se vino abajo, se lanzó la voz de alarma, pues: Las Palmas, el más importante mercado de seres humanos, vio arruinado su activo y prove-choso comercio. La ciudad se despobló, los mercaderes se retiraron, los navíos buscaron otros puertos; faltó el dinero y aumentó la pobreza general39. 38 Hay que tener en cuenta que los primeros protocolos conservados en el Archivo Provincial de Las Palmas corres-ponde al año 1509, del escribano Alonso de Herrera, de la escribanía de Guía, mientras que los de Las Palmas comienzan a partir de 1510. 39 RUMEU DE ARMAS (1947-1950), p. 148. 11 LA POBLACIÓN ESCLAVA DE LAS PALMAS EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XVI XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-001, pp. 1-15 Los esclavos, una vez llegaban a la ciudad, eran puesto en venta, a través de las cual pasaban a im-plicarse en las casas de los vecinos, en sus haciendas y en sus talleres. Rastrear el mercado no ha sido complicado, en tanto en cuanto se ha hecho un seguimiento de las cartas de venta, en donde figuran el comprador y el vendedor, así como las características de la mercancía, su sexo, edad, nombre, tachas y virtudes, y por último su valor y la forma de pago40. Haciendo un rastreo en este tipo de escrituras obtenemos que en el periodo objeto de estudio se ponen en venta 425 esclavos, entre hombre y mujeres, repartidos entre negros, moriscos, mulatos y otros de los cuales no se indica ni su color ni su origen. Por la cifras se observa que son los negros los esclavos más demandados, pues representan el 61% del total de esclavos, seguidos de los moriscos con el 24%, los sin origen con el 9% y los multaos con el 6%. De los porcentajes señalados comprobamos como de los cautivos puestos en venta la mayoría son aportados al mercado por las cabalgadas y por las expediciones a las zonas de Cabo Verde y Guinea. Todavía los mulatos, fruto de los cruces entre esclavas negras y hombres blancos, son una minoría. Pues bien, desde 1510, año en que hayamos la primera escritura de compraventa hasta 1550, obser-vamos en la gráfica como se va produciendo un continuado ascenso en la presencia de esclavos en el mercado. Si en los primeros años comprobamos como el mercado se va animando, en la década de los veinte ya se produce un ascenso sustancial que se dispara entre 1521-1523, en que llegan a ponerse en circulación un buen número de esclavos, luego se produce una cierta atenuación, pero se mantiene el ritmo de las ventas, con algún bache, más achacable a falta de información que a otra cosa, para volver de nuevo en los últimos años de la década de los cuarenta a alcanzar el ritmo que se veía marcando desde la década de los veinte. Pero no solo con los números se puede entender el mercado, sino también tenemos que utilizar como parámetro para ver la correspondencia el precio, en donde impera la ley de la oferta y la demanda, la cual ocasiona en las graficas unos giros bruscos con crestas y depresiones que se van sucediendo al ritmo de la llegada de esclavos al mercado. En estos primeros cincuenta años del siglo la tónica general de los precios es de ascenso, puesto que existe un cierto equilibrio. Los descensos en los precios tienen que ver con el exceso de oferta y en consecuencia con la poca demanda, como se observa en los años 1522-1524, en que figuran puestos en venta 83 esclavos. La abundancia de esclavos en esos años se debe a la frecuencia de armadas que se organizan para Berbería en esos años, pues solo en 1522 se realizaron seis cabalgadas41, lo que justifica que en ese mismo año fueran puestos en venta 19 esclavos moriscos y 26 negros. Asimismo el mercado, la demanda y los precios varían en función de otros parámetros, como son la raza, el sexo y la edad. Entre los negros y los moriscos no se observan grandes variaciones, aunque a partir de la llegada masiva de negros el precio desciende, pero no en los niveles que se pudiera suponer, toda vez que son preferidos por su resistencia física para determinados trabajos. El sexo era otro factor dominante que incidía en el precio, así los varones a pesar de ser los más abun-dantes en el mercado, casi el 60%, eran a su vez los más cotizados, puesto que su trabajo y la necesidad del mismo eran cada vez más demandados, mientras que las mujeres, aunque eran necesarias en la eco-nomía doméstica, no tenían tanta demanda en estos primeros años, aunque siempre fueron consideradas vientres fecundos. La edad, al igual que el sexo hacía variar de manera notable el precio de los cautivos, por lo cual eran preferidos los esclavos comprendidos entre los 16 y los 30 años, que arrojan un porcentaje cercano al 50 del total de esclavos vendidos en este periodo. Entre ese grupo los precios van variando, aumentando a medida que avanzan los años, así mientras que un esclavo varón de 20 años tenía un precio medio de 16.225 maravedís en 1526, otro de la misma edad y color tenía un precio medio en 1550 de 21.593 maravedís. 40 Ejemplo de una venta, con las características señaladas es la siguiente: En 12 de septiembre de 1532, en las Palmas Teodoro Calderín, genovés, estante, vende al canónigo de la catedral de Las Palmas una esclava blanca, herrada en la barba y en el carrillo, de 20 años llamada Isabel, por 60 doblas de oro. A.H.P.L.P., Hernando de Padilla, nº 748, f. 336 v. 41 LOBO CABRERA (1982b), p. 66. En dicho año se organizaron cabalgadas en 27 de junio, 22 de julio, 26 de julio, 6 de septiembre, 15 de septiembre y 16 de diciembre. Fuente: protocolos notariales. 12 Manuel Lobo Cabrera XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-001, pp. 1-15 Frente a estos, los niños y los viejos eran los menos apreciados, pues su rendimiento laboral era mí-nimo, unos por su juventud y otros porque ya habían dado todo lo que podían. Por otra parte no hay que olvidar que en el mercado podían incidir algunas otras características que po-dían hacen que el precio oscilase, entre ellas tenemos por un lado la cualificación del esclavo, que hacía que su precio ascendiera, o el hecho que una esclava se encontrara en estado de gravidez. Por el otro estaban las llamadas tachas, defectos, vicios o enfermedades, que incidían negativamente en el precio. El mercado de esclavos no sólo estaba abierto a los comerciantes, especialmente extranjeros42, sino también a los isleños que veían en la trata una oportunidad de lucro y en ocasiones no dudaban de par-ticipar en ella. Así podemos decir que entre ellos se hallaban todas las categorías sociales, destacando detrás de los comerciantes, que son en la mayoría de los casos quienes ponen en venta la mercancía, los hombres de la administración, tanto eclesiásticos como civiles, seguidos de los marineros y hombres de la mar, profesiones liberales, oficiales y artesanos. ESCLAVOS EN EL MERCADO DE LAS PALMAS Año Hombres Mujeres Total 1510 1 - 1 1511 - - - 1512 - 1 1 1513 - - - 1514 2 2 4 1515 1 - 1 1516 1 1 2 1517 4 - 4 1518 - 1 1 1519 9 6 15 1520 - - - 1521 - - - 1522 29 22 51 1523 5 8 13 1524 11 8 19 1525 3 1 4 1526 3 2 5 1527 11 6 17 1528 6 10 16 1529 17 8 25 1530 12 7 19 1531 11 6 17 1532 15 12 27 1533 15 8 23 1534 20 8 28 1535 16 10 26 1536 6 3 9 1537 13 5 18 1538 6 4 10 1539 8 7 15 42 LOBO CABRERA (1982 c), pp. 47-87. 13 LA POBLACIÓN ESCLAVA DE LAS PALMAS EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XVI XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-001, pp. 1-15 1540 2 - 2 1541 - - - 1542 2 - 2 1543 1 1 2 1544 1 2 3 1545 12 4 16 1546 13 7 20 1547 - - - 1548 5 6 11 1549 - - - 1550 3 4 7 253 172 425 * Fuente: protocolos notariales. Elaboración propia ESCLAVOS Esclavos en el mercado de Las Palmas, 1510-1550 Propietarios Uno de los medios para conocer el papel que desempeñaban los esclavos en un lugar como Las Palmas, es saber en qué lugares trabajaban y quienes eran sus amos. Tanto los registros sacramentales, como los protocolos notariales e incluso el censo de la Inquisición dan bastante información en este sentido. Los registros porque en el momento en que un cautivo es presentado en la iglesia para recibir el sacramento figura acompañado de su amo, quien como tal se registra en la partida. En los protocolos son los dueños los que ponen en venta y compran a esta humana mercancía y en los documentos de la inquisición porque los dueños acompañan a sus cautivos a que declaren acerca de su conocimiento de la religión y doctrina cristiana. De acuerdo con esto y cotejando y cruzando dichas fuentes hallamos que en la ciudad de Las Palmas un porcentaje alto de esclavos pertenecían a gentes no involucradas de manera activa en las actividades productivas aunque tuvieran sus negocios, pues son los miembros de la iglesia y de la administración los que poseen un mayor número de esclavos. Ya otros autores habían llegado a conclusiones similares, 14 Manuel Lobo Cabrera XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-001, pp. 1-15 como el propio Bennassar en su libro sobre Valladolid43. Se cuentan entre ellos tanto a los miembros del cabildo como los gobernadores, pues don Lope de Sosa durante su estancia en Gran Canaria llegó a acu-mular hasta 15 esclavos, bautizando en el Sagrario entre el 24 de octubre de 1512 y el 28 de diciembre de 1515, nueve esclavos44; le van a la zaga los regidores, seguidos de personas con títulos académicos y los eclesiásticos, a los que también hay que añadir algunos artesanos, pues se valían en sus talleres y tiendas de cautivos que le servían como aprendices y peones. No obstante, aunque en menor proporción encontramos algunos mercaderes y hacendados azucareros como los Riberol, de origen genovés, que presentan para bautizar a unos cuantos esclavos. Aun así, en la ciudad lo que destaca es el papel del cautivo como elemento de signo de distinción social para sus dueños, al convertirse como un elemento decorativo adscrito a determinados grupos sociales Sin embargo, no debemos olvidar que aunque el mayor número de cautivos se encuentran en manos de dichos sectores, también los representantes del mundo rural se acercan a la ciudad a comprar sus esclavos e incluso a bautizarlos, figurando por lo tanto registrados en la urbe. Esta distribución social de los propietarios de esclavos, nos lleva a asegurar que de acuerdo con ello la presencia de los mismos en Las Palmas es importante, toda vez que el esclavo vive por lo general en la casa de su amo, por lo cual aparece representado dentro del conjunto social, tal como nos lo demuestra un censo tardío para nuestro estudio que da idea de su número en la ciudad. Estos cautivos, por tanto, vivían bajo el mismo techo que sus amos, teniendo con ello asegurado el sustento, ganándose en ocasio-nes la confianza y el amor de sus propietarios. Mientras que en el mercado esclavista propiamente dicho los que destacaban eran los mercaderes, ávidos de mercancía humana para vender y trocar, en el conjunto social son otros grupos los que van a llevar la delantera, toda vez que lo que les m interesaba era sacar provecho de su trabajo. Así una mues-tra interesante la tenemos en 1525, cuando los esclavos comparecen ante el inquisidor para declarar su genealogía. De los 324 registrado, 203 declaran quiénes son sus amos, es decir casi el 63%, lo que hace bastante fiable la distribución entre los distintos sectores sociales. De ellos son los eclesiásticos los que acaparan el mayor numero de cautivos, en especial los canónigos, priores, beneficiados, así como los conventos, con un 49%, en su mayoría dedicados al servicio doméstico, aunque algunos miembros del cabildo catedral poseían propiedades azucareros como Bartolomé Cairasco y los hermanos Salvago. A este grupo le siguen en importancia el sector conformado por todos aquellos que se dedicaban a las profesiones liberales como los escribanos, cirujanos, doctores, etc., que alcanzan un porcentaje del 25%. Los cargos dirigentes de la sociedad, miembros del cabildo y de la sociedad, le siguen a la zaga, junto con los oficiales y aquellas personas relacionadas con los trabajos de la tierra. Curiosamente los extran-jeros, en su mayoría mercaderes, pierden peso en esta distribución pues solo figuran con esclavos 34 genoveses, y 5 portugueses, en esta parte del siglo. De acuerdo con dicha distribución, observamos cómo se distribuían los esclavos en una sociedad urbana, a caballo entre los funcionarios y los oficiales, en donde la mayor parte de los esclavos son ne-cesarios como objetos de distinción social pero especialmente como criados y servidores dentro de las casas de los grupo más destacado de la sociedad del momento. BIBLIOGRAFÍA BENNASSAR, B. (1967). Valladolid au siécle d´Or. Una ville et sa compagne au XVIe, París-La Haya, pp. 468-469 BENNASSAR, B. (1976). Los españoles. Actitudes y mentalidad. Barcelona, pp. 106-107. CAMACHO PÉREZ GALDÓS, G. (1961). “El cultivo de la caña de azúcar y la industria azucarera en Gran Canaria (15101535)”, Anuario de Estudios Atlánticos, 7. Madrid-Las Palmas, pp. 11-70. CORTÉS ALONSO, V. (1964). La esclavitud en Valencia durante el reinado de los Reyes católicos (1497-1516). Valencia. FERNÁNDEZ CHAVES, M.F.: y PÉREZ GARCÍA, R.M. 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