XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014)
ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-051, pp. 1-15 1
© 2016 Cabildo de Gran Canaria. Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.
CONSTRUCCIÓN, DE-CONSTRUCCIÓN E IDEALIZACIÓN DE LAS
MUJERES ESCLAVAS EN EUROPA Y EL NUEVO MUNDO
CONSTRUCTION, DECONSTRUCTION AND IDEALIZATION OF
WOMEN SLAVES IN EUROPE AND THE NEW WORLD
Guadalupe Sánchez Álvarez*; Sagrario Cruz Carretero**
Cómo citar este artículo/Citation: Sánchez Álvarez, G.; Cruz Carretero, S. (2016). Construcción, de-construc-ción
e idealización de las mujeres esclavas en Europa y el Nuevo Mundo. XXI Coloquio de Historia Canario-
Americana (2014), XXI-051. http://coloquioscanariasmerica.casadecolon.com/index.php/aea/article/view/9533
Resumen: El artículo pretende hacer evidentes las ideas masculinas, con las cuales construyeron conceptualmente
a la mujer esclava, y cómo esas ideas llegaron a plasmarse en la pintura, la escultura y la literatura.
Palabras clave: esclavas; cimarronas; mujeres; negras; negrillas; criollas
Abstract: The paper aims to make obvious male ideas, which built-a woman slave, and how those ideas came to
capture is in painting, sculpture and literature.
Keywords: slaves; maroons; women; black; bold; creole
Introducción
En la vida cotidiana, la palabra esclavitud no es utilizada frecuentemente, en cambio, esclavo y es-clava
sí, pero usualmente como prefijos, por ejemplo: “esclava sexual”, “esclavo del trabajo” o “esclavo
de sus pasiones”1, frases empleadas sobre todo en medios de comunicación para referir noticias, calificar
actitudes y titular telenovelas. En el cine tradicionalmente se han presentado películas que abordan el
tema casi siempre desde la óptica “comercial” o “idealizada”, y escasamente como documento testimo-nial.
Pareciera que en pleno siglo XXI aún existe el temor a hablar abiertamente del periodo histórico
que encierra los pormenores de la esclavitud, pero sobre todo, parece que se teme a la verdad, a expresar-la
y escucharla; a aceptar a qué bando perteneció nuestra nación y con ello descubrir el origen de nuestra
raíz. Se percibe falta de valor para asumir un pasado esclavista, y vergüenza para adjudicarse un origen
de esclavo. En contracorriente, académicos de casi todas las naciones que comparten ese periodo de la
historia han venido realizando trabajos de investigación documental para dar luz a verdades y mentiras;
para rescatar personajes que de algún modo dejaron huella y son parte de la historia. Hoy por hoy el
tema está siendo abordado a la luz de nuevas fuentes y desde una perspectiva más abierta a la crítica y
menos prejuiciada. En ese tenor, con este trabajo se pretende hacer evidentes las ideas predominantes en
las mentalidades masculinas que en distintas épocas construyeron conceptualmente a la mujer esclava.
* Investigadora del Instituto de Antropología, Universidad Veracruzana, incorporada a través del Programa de Repa-triada
del CONACyT. CP 91130. Av. Xalapa #310, Colonia Progreso Macuiltepetl, Xalapa-Enríquez. Veracruz. México: Telé-fono:
+52 228 841-8900. extensión 13656; correo electrónico: guadalusanchez@uv.mx
** Investigadora del Instituto de Antropología, Universidad Veracruzana. CP 91130. Av. Xalapa #310, Colonia Pro-greso
Macuiltepetl, Xalapa-Enríquez. Veracruz. México. Teléfono: +52 228 841-8900, extensión 13656; correo electrónico:
scruz@uv.mx
1 La frase fue acuñada por Aristóteles: “A la verdad que es preferible ser esclavo de un hombre que de una pasión, pues
tiránicamente que ejerce su dominio sobre el corazón de los mortales la pasión de dominar”, ARISTÓTELES, Fragmento.
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El punto de partida señalado será la época de los descubrimientos, ya que en ella, el mundo negro
fue extraído masivamente de su origen para cobijar a Europa y posteriormente al continente americano.
Creado, dividido y subdividido por género, edades, orígenes, fisionomía, salud, talentos y aptitudes,
con él se fortaleció durante siglos a las economías europeas. Tal aseveración se haya implícita en la
famosa pintura de William Blake, titulada: “L’Europe soutenue par l’Afrique et l’Amérique”2, en la que
tres mujeres desnudas y de distinto color representan a los continentes. (fig. 1) Un tiempo en el que el
hombre blanco, para mantener el control, creó leyes e ideó castigos, condenando a ese mundo a existir
sin esperanza. Ni el pensamiento ilustrado fue capaz de conceptualizar a los africanos como humanos.
Sobre ellos, Montesquieu escribió en 1748 lo siguiente:
No se puede entender que Dios, que es un ser muy prudente, haya puesto un alma, sobre todo
una alma buena, en un cuerpo tan negro3.
1.- L’Europe soutenue par l’Afrique et l’Amérique. William Blake.
Fuente: http://www.colombiaaprende.edu.co/html/etnias/1604/article-84614.html
La frase de Montesquieu retrata el argumento principal que justificó la esclavitud: los negros no eran
humanos puesto que no tenían alma, siendo así, podía capturárseles como a bestias y tratarlos como
tal. Por ello, el trato que recibieron más ínfimo que el aplicado a algún animal. Sirvan como evidencia
histórica ciertos anuncios de prensa, en los que se ofertaba esclavas para renta o venta: en un ejemplar
emitido en el año 1839 en la Habana, Cuba, se ofrece esclavas, negritos y sanguijuelas en la misma
sección. (fig. 2) Y ya que al parecer no se trataba de seres humanos según el pensamiento de la época,
en algunos territorios esclavistas se inició la cría de negros, para lo cual se seleccionaban hombres que
funcionarían como sementales y mujeres como reproductoras. De ahí que el precio de la mujer esclava
se elevara hasta igualar el costo de un varón en plenitud de fuerzas, eso sí, debía parir un hijo al año para
a cambio recibir buenos tratos y basta alimentación. Los estados principales donde se practicó la cría de
negros fueron: Virginia, Carolina del Norte, Maryland, Kentucky, Tenesse y Missouri4. Aunque sabemos
de los asientos creados por los portugueses desde el siglo XIV.
2 Reproducida de un grabado tomado del trabajo de STEDMAN (1796).
3 MONTESQUIEU (1748).
4 MEYER (1990), p. 103.
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2.- Cartel, la Habana, Cuba, 1836.
Fuente: http://haciendolahistoriadesegundo.blogspot.mx/2009/11/aviso-clasificado-venta-de-esclavos.html
Quienes apoyaron y lucharon por mantener el orden esclavo-amo recibieron soporte, facilidades y
hasta títulos nobiliarios. Sirva como ejemplo José Cánovas del Castillo, nombrado Conde de Cuba en el
último tercio del siglo XIX5. A la distancia podemos observar que con ese mundo negro se fundaron na-ciones,
sólo que su esencia y legitimidad permanecen ocultas en expedientes y archivos, acaso se asoma
en pinturas, cantos, libros, novelas, partidas de nacimiento, contratos de compra y oficios. Los nombres
y apellidos que lo estructuraban fueron borrados y sustituidos con alusiones al grado de negritud y fac-ciones
de sus hijos; otras veces al apellido o mote de quien los compró o al nombre de la región africana
de procedencia. Hoy por hoy, su presencia y permanencia continua siendo negada y escondida a pesar
de que los rasgos de sus hijos han trascendido a mezclas y generaciones.
Las mujeres que lo conformaron y parieron fueron tan importantes como lo es hoy el llamado oro
negro; ambos mundos, negro y blanco, dependían en mucho de ellas, de su fortaleza física y capacidad
reproductora. Tanto que en la cotidianeidad de aquellos mundos, sutilmente desplazaron a la Eva bí-blica.
Cierto, el hombre no lo percibió de ese modo, quizá algunos sí pero no lo aceptaron, lo negaron
o ignoraron. La construcción, deconstrucción e idealización de la mujer esclava, discurrían constante
y simultáneamente en todos los ámbitos sociales y culturales desde los primeros años de la invasión a
América. El hombre blanco dedicado a “cazar negros” concebía a la mujer como mercancía; los reyes
las traducían en reproductoras de dinero; en las mentes de los compradores su ser y esencia se transfi-guraba,
y justo de esa transfiguración dependía el destino y calidad de vida que le esperaba: concubina,
sirvienta, dama de leche, dama de compañía, objeto sexual, de explotación, ganado, pieza de cambio,
etcétera. Todas esas formas impuestas se conjugaron con el ser-mujer-esclava-negra, pero sobre todo:
ser africana o descendiente de africanos.
En la mente de las amas y amitos, las ideas del trato a las esclavas fueron casi siempre animadas
por los estigmas sociales de la época dictados por la religión. Sacerdotes y frailes, en aquél entonces
representantes de dios y el gobierno, fueron responsables directos de muchas formas de conceptualizar
y etiquetar a la población femenina de color, siguiendo principalmente los estatutos político-económicos
5 Financiero y político español, destacado defensor de los intereses de los banqueros y propietarios de haciendas
cubanos, especialmente en su oposición a la abolición de la esclavitud. Militó en el Partido Negrero. Fue ordenador de pagos,
director general de la Hacienda y director del Banco Español de la Isla de Cuba, y recibió el título de Conde del Castillo de
Cuba por el rey Alfonso XII en 1878. Para más información véase: PIQUERAS ARENAS (1992).
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imperantes, pero además, buscando un beneficio y deleite personal que confrontan la ideología católica
de todos los tiempos. La contribución de las monjas y religiosos de las diferentes órdenes no pudo faltar,
indistintamente cooperaron en la construcción de la negritud en general, y de las mujeres negras aunque
aún no nacieran.
De ahí que las historias de la mujer esclava estén siendo investigadas y presentadas en casi toda Amé-rica,
España y Francia. A través de documentos de archivo se han rescatado historias de vida que redi-men
a las mujeres, independientemente si fueron mártires, heroínas, renegadas, prostitutas o cimarronas.
Por supuesto hubo quienes consiguieron obtener su libertad y la de sus hijos por medio de estatutos le-gales.
Los registros históricos demuestran que fue mayor la cantidad de mujeres que lo consiguieron en
comparación con los hombres esclavos, y por si fuera poco, hubo otras que pudieron reunir fortuna para
gastarla comprando a algunos de sus pares. Respecto a las que optaron volverse cimarronas, una gran
cantidad fue recapturada y castigada cruelmente, se les colgó como a reses, descuartizó y decapitó. Eran
negras y esclavas por lo tanto no era mal visto que se les castigara de esos modos, aunque parece ser que
su color de piel y no su condición, fue lo que determinó las sanciones que les propinaron. Sabemos que
en años previos a la conquista en Europa ya se esclavizaba mujeres negras y no negras, por ello cabe
señalar que en aquella época la situación sociocultural de las mujeres en general fue delicada. Se les
consideraba seres de segunda clase y ello determinaba sus derechos y obligaciones. Y si bien las hubo
que sobresalieron de la media y rompieron las reglas, la escritura ciega y miope de la historia las ignoró.
Así, es comprensible que tampoco se mencionen en esas historias las palabras esclavo o esclavitud, y
mucho menos refieran la existencia de mujeres y niñas esclavas, por consiguiente tampoco se reconoce
que constituyeron una parte medular del proceso de conquista. Sobre esa tendencia a eliminar, borrar o
ignorar el papel de las mujeres en el desarrollo de la historia, sobre todo el de las negras, existen estudios
que la relacionan con el catolicismo, precisamente el elemento más sobresaliente de la herencia europea
a los países que colonizó. Esa herencia, sumada al “complejo del conquistado6 “, explican en cierto
modo, que en gran parte de Latinoamérica los hombres continúen limitando el acceso de la mujer a algu-nos
ámbitos de la esfera política y económica. La discriminación racial, la violencia física y la violencia
de género son las estrategias empleadas para alcanzar su cometido, sobre todo porque están sutilmente
inmersas en la educación tradicional hogareña y la cotidianidad, y porque muchas mujeres continúan
la tradición, ya sea fomentándola en la instrucción de sus hijos e hijas, o permitiéndola en su persona.
Todos esos elementos contribuyen a la configuración del racismo y el machismo, de modo que en
muchos casos resulta una desgracia ser mujer, mayormente si se es negra. Más grave es que se trata de
una actitud y concepción de la mujer que se arrastra y asume desde aquellos siglos. Afortunadamente
existieron mujeres negras que se valieron de tantos recursos como pudieron para superarse, a saber,
ganándose el afecto de sus amos, soportando abusos de todo tipo, entregando y vendiendo su cuerpo
voluntariamente, elaborando amarres amorosos para transgredir, y pócimas medicinales para compla-cer
los inaceptables deseos de incontables mujeres, incluidas las blancas. Por desgracia muchas fueron
descubiertas y por ello recibieron crueles castigos, en consecuencia y contradictoriamente, políticos, co-merciantes,
sacerdotes, negreros, reyes y en general “el amo”, entraron sin darse cuenta en una dinámica
que giró de muchas formas en torno de las esclavas.
Con todo, es común leer libros que narran “la historia completa de América” sin mencionar ni una
sola vez las palabras esclavo o esclavitud, y mucho menos refieren la existencia de mujeres y niñas
esclavas dentro de ese proceso. Otros textos no contienen nombres de mujeres por muy profundos y
extensos que sean, a excepción de “la reina Isabel” a quien se le refiere secamente como “la católica” o
la “reina católica” a pesar del importante papel que jugó para hacer posible la aventura de la búsqueda
de las Indias y los primeros años de conquista. La discriminación racial, la violencia física y la violencia
de género son las estrategias empleadas para lograr su cometido, sobre todo porque están sutilmente
inmersos en la educación tradicional hogareña y la cotidianidad. Lo más alarmante es que a pesar de
tratarse de una concepción que se arrastra y asume desde hace siglos atrás, hoy se traduce en actitudes.
Pareciera que la perpetuidad fue otorgada a esa construcción, de ahí mi interés por efectuar una revisión
6 Para más información sobre el tema de la personalidad del mexicano, derivada de la conquista léase: RAMOS
(1934).
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historiográfica que permita comprender cómo o por qué esa construcción de la mujer ha permanecido
en el tiempo.
Entrando en materia
El convulsionado, violento y contradictorio mundo europeo de los siglos de conquista y repartición
del mundo, determinó en muchos aspectos la visión contemporánea. Y no es para menos, las prácticas
militares y religiosas de conquista contradecían el discurso religioso pro-rrumpido a quienes estaban
siendo evangelizados. Fe, esperanza y caridad fueron utopías y quimeras que chocaban y confrontaban
la realidad de los esclavos y los conquistados. No vamos a ignorar que milenios atrás la esclavitud
acompañaba y acechaba al hombre7, a favor diremos que nunca con las dimensiones y consecuencias
que se concibió en el siglo de los descubrimientos y los subsecuentes. El sentido que se le ha dado a lo
largo del tiempo ha sido distinto en cada grupo humano y cultura, empero, nunca igual al consentido
durante la expansión de Hispania y los reinos coetáneos a ella8. Llama la atención que el enfoque dado
en ese entonces, se haya arraigado tanto en la conciencia humana hasta extenderse y convertirse en una
pandemia que vista a la distancia, colisiona con la idea que tenemos de la Europa renacentista. En ella
proliferaron hombres que se manifestaron a favor del humanismo, si, pero al mismo tiempo a favor de
la venta y posesión de esclavos.
Cierto, para aquellos ilustrados el hombre negro no era humano y esclavizar era algo común, al pare-cer
concibieron un género negro aparte aunque no se referían a “el género negro” sino a la “raza negra”.
Y no se crearon leyes para defenderlo del todo como suele afirmarse, se crearon para legitimar la escla-vitud
y los castigos que se propinaban a los rebeldes. De ser considerado humano, las leyes se habrían
creado para otorgarles derechos, garantías y defensa, pero como no lo se le consideró como semejantes,
al menos no durante muchos siglos, las leyes emitidas rezaban como sigue:
[...] mandamos, que al Negro, o Negra ausente del servicio de su amo cuatro días, le sean dados
en el rollo cincuenta azotes, y que esté allí atado desde la ejecución, hasta que se ponga el Sol.
Y si estuviere más de ocho días fuera de la Ciudad una legua, le sean dados cien azotes, puesta
una calza de hierro al pie, con un ramal, que todo pese doce libras, y descubiertamente la traiga
por tiempo de dos meses, y no se la quite, pena de doscientos azotes por la primera vez. [ ...]
Si anduvieren ausentes del servicio de sus amos más de seis meses con los Negros alzados, o
cometido otros delitos graves, sean ahorcados, hasta que mueran naturalmente9.
El párrafo apunta las palabras negro y negra con ene alta, de ahí suponer que efectivamente, a la
gente de piel obscura se le concebía un género aparte del “animal”, el “humano” y quizá hasta del inhu-mano.
Resulta paradójico que para asentar castigos se aplicara con tanta eficacia lo que hoy reclamamos
como “igualdad de género”, y llama la atención, que dicho párrafo forme parte de las Leyes de Indias
7 La esclavitud se remonta a la Edad Antigua de Grecia y Roma, al parecer su origen proviene de la práctica de aprove-char
el trabajo de los cautivos en las guerras. Y aunque Aristóteles sostuvo que la esclavitud era un fenómeno natural, el escla-vismo
se tornó feudalismo, pero a partir del siglo III la mano de obra ya no era esclava. No desapareció del todo, pero se renovó
masivamente durante la colonización de América. En Mesoamérica también se acostumbraba aprovechar la mano de obra de
algunos capturados en guerra (otros eran ofrendados a los dioses), se les permitía vivir en comunidad y formar una familia que
sería considerada libre. Los pueblos sometidos continuaban su vida normal hasta cierto punto, la seña de sometimiento consistía
en tributar al pueblo o señorío vencedor.
8 La Biblia resulta una fuente importante para ahondar en la esclavitud de la antigüedad. Pero en general, la esclavitud
del pasado respondía de cierto modo a un estrato social más, el ínfimo si se quiere, pero al fin estatus social y no condición
humana. En la Antigua Roma, un esclavo podía ser, tanto un criado o sirviente, el ministro de economía del emperador, profesor
de griego y latín, e incluso gladiador. Y a diferencia del pensamiento mesoamericano, los esclavos romanos no podían casarse
ni ejercer la paternidad, y si llegaban a serlo, el amo se convertía automáticamente en el dueño de los hijos. Situación que sería
retomada por los esclavistas del Renacimiento y los siglos posteriores, para reforzar su invasión y dominio a América. Durante
el feudalismo, los siervos, a diferencia de los esclavos, eran semi-libres y gozaban de derechos. y al menos en teoría podían
denunciar a su señor si éste violaba esos derechos, su esclavitud consistía en estar condenados a trabajar la tierra para el señor
feudal.
9 Leyes de Indias, Libro VII, Título V, Ley XXI.
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tan constantemente referidas por para tratar asuntos relativos a los indios y no para normar y especificar
las formas de castigo que debían recibir los esclavos negros. Pareciera que en esa época la concepción
del ser-humano se reinventó. Esclavo y mercancía se convirtieron en sinónimos de negro, mientras que
negro se consideró una condición natural ínfima e infinitamente inferior a la de un hombre blanco. Todo
sustentado y justificado con los escritos de personajes como Aristóteles, Agustín de Hipona, Tomás de
Aquino, y John Locke10.
Tratar a los esclavos como a seres humanos no era bien visto. Se criticó y castigó a quienes intentaron
beneficiarlo de algún modo, pues se consideraba que al hacerlo se rompía un orden natural. Ese fue el caso
de Marie Guillaumine Benoist11, quien en 1800 pintó: Retrato de una negra, obra criticada rudamente, que
se convirtió en el final de su carrera y el rechazo total de la Academia. No sólo por pintar a una negra bella,
sino por el simbolismo con que lo hizo, incluido un pecho desnudo. (fig. 3) El rechazo a la pintura fue cla-ramente
lo que hoy llamamos “violencia de género”, en ese caso tanto a la artista como a la mujer negra, ya
que tres años antes, Anne-Louis Girodet había pintado el Retrato del Ciudadano Belley, un hombre negro
portando el uniforme del ejército francés, por el cual, el artista recibió ovaciones, elogios y halagos, todo lo
contrario a lo ocurrido con Benoist y su hermosa negra, cuya pintura sorprendió por presentar a una mujer
negra como protagonista en una obra de arte, y porque la pintora osó plasmarla siguiendo la convención
europea reservada para las mujeres blancas y de clase alta.
3.- Retrato de una negra, Marie Guillaumine Benoist.
Fuente: https://es.noticias.yahoo.com/blogs/arte-secreto/marie-guillaumine-benoist-la-pintora-que-se-adelantó-
123556444.html
Por la misma época, el suizo César Hipólito Bacle12 incluyó es sus litografías una obra titulada:
Lavandera, haciendo referencia al oficio de una mujer negra en Argentina. (fig. 4) A él le siguieron
10 En los siglos XVI y XVII existió un grupo de personajes conocido como Los neotomistas españoles, muchos de ellos
jesuitas, que justificaban el tráfico y posesión de esclavos, los más destacados fueron: Antonio Diana, Tomás Sánchez de Ávila,
Luis de Molina, Fernando Robello, Diego Avendaño, aunque fue la opinión de Luis de Molina la más matizada. Él consideraba
que la mayor parte de los esclavizados lo habían sido injustamente; empero, mostraba la otra cara de la moneda al decir que esa
verdad no era tal, mientras no se demostrara lo contrario.
11 La pintura sorprendió por presentar a una mujer negra como protagonista en una obra de arte, y porque la pintora
osó plasmarla siguiendo la convención europea, reservada para las mujeres blancas y de clase alta. Marie-Guillemine, Francia,
1768.
12 Cesar Hipólito Bacle (Versoix, Suiza, 16 de febrero de 1794- Buenos Aires, 4 de enero de 1838).
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el italiano Epaminondas Chiama13 quien pintó a Doña Rosa Almeira, la Pastelera, una negra anciana
afro-argentina vestida casi con harapos. (fig. 5) El argentino Prilidiano Pueyrredón14 también pintó a las
afro-argentinas de su tiempo, su obra: Chinita en la cocina da cuenta de las labores de esas mujeres (fig.
6). Por supuesto ninguno fue criticado como lo fue Benoist, pues sus trabajos son simples. Pareciera que
la forma de ejecutar las obras corresponde a la construcción e idea de simpleza que se tenía de aquellas
mujeres. Desde luego, gracias a esas obras sabemos de esclavas que desempeñaron roles distintos como
el de masajista. El francés Edouard Debat-Ponsan15 pintó en 1883 The Massage, una obra que presenta
a una negra semidesnuda, masajeando el brazo de una mujer blanca que yace desnuda cara abajo sobre
un camastro al parecer construido especialmente para ese tipo de actividad; la escena está ambientada
al interior de un cuarto de baño (fig. 7). Esa obra llama la atención porque al igual que Benoist, Ponsan
enfatiza la belleza exuberante de la negra.
Otra obra relevante por la manera de presentar a la esclava es la pintura reproducida de un grabado
que forma parte de la Narrativa de la expedición de cinco años, contra los negros rebelados de Surinam,
a partir del año 1772 a 1777, realizada por John Gabriel Stedman16, pues emula el Nacimiento de la
Venus de Sandro Botticelli, sólo que se trata de una venus negra que surge de la arena del desierto. T.
Stothard [pintor], W. Grainger [grabador], (fig. 8).
Paradoja de ser y no ser
Las esclavas fueron, además de ello, amantes, mancebas, prostitutas, sirvientas, y concubinas por-que
se les prohibió casarse aún con sus iguales. Claro está, fueron concebidas como pie de cría, como
13 Epaminondas Chiama (Italia, 1844-Buenos Aires, 1921).
14 Prilidiano Pueyrredón (Argentina, 1823–1870).
15 Edouard Debat-Ponsan (1847-1913).
16 STEDMAN, op. cit.
4.- Lavandera, César Hipólito Bacle.
Fuentes: http://afroargentinaenlosmuseos.wordpress.com
5.- Doña Rosa Almeira, la Pastelera,
Epaminondas Chiama.
Fuente: http://afroargentinaenlosmuseos.wordpress.com
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6.- Chinita en la cocina, Prilidiano Pueyrredón.
Fuente: http://www.artnet.com/artists/prilidiano-pueyrred%
c3%b3n/past-auction-results
7. - The Massage, Edouard Debat-Ponsan.
Fuente: Wikipedia, Musée des Augustins, Toulouse.
http://en.wikipedia.org/wiki/File:Le_massage_au_Hamam_par_Edouard_Debat-Pon-san_
1883.jpg
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reproductoras de bestias de carga y manos para trabajar. Empero, muchas llevaron una vida decorosa
al lado de su amo blanco, fueron dignas compañeras de aquellos que no comulgaron con las ideas y
mentalidades de la época. Sabemos que las hubo porque el tiempo les hizo justicia: fueron reconocidas
legalmente como compañeras de vida y esposas, y por tanto sus hijos como legítimos; algunas incluso
recibieron como herencia aquello que junto a su amo-amor construyeron17. Por desgracia no todas fueron
favorecidas con la misma suerte. Escritos y grabados registraron las tragedias que la mayoría vivieron.
La pintura de Christian van Couwenbergh18 titutlada: Three Young White Men and a Black Woman, fe-chada
en 1632 sirve como testimonio del maltrato infringido a la mujer negra. El tipo de trazo, forma,
luz, paleta y detalle que el artista procuró a las figuras masculinas, contrasta con el tratamiento que le dio
a la figura femenina. Y no obstante, la posición de ella y la expresión de su rostro consiguen transmitir
al observador la angustia y desesperación que experimentaba ante la aparente situación de abuso que le
infringían jubilosos “tres jóvenes hombres blancos” (fig. 9).
17 Muchas fueron reconocidas como esposas y compañeras en el lecho de muerte de su amo, y no pocas fueron las
únicas con quienes ellos se unieron y procrearon hijos.
18 Artista holandés, nació en la ciudad Delft en 1604.
8.- T. Stothard [pintor], W. Grainger [grabador].
Fuente del original: Narrative, of a Five Years’ Expe-dition,
Against the Revolted Negroes of Surinam, in
Guiana, on the Wild Coast of South America; from
the Year 1772, to 1777:, Elucidating the History of
that Country, and Describing Its Productions, ... with
an Account of the Indians of Guiana, & Negroes of
Guinea – John Gabriel Stedman. P. 482
https://play.google.com/books/reader2?id=V5MBAAAA
QAAJ&printsec=frontcover&output=reader&hl=es&pg=
GBS.PA408-IA2
Imagen disponible: http://www.colombiaaprende.edu.
co/html/etnias/1604/article-84613.html
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9. - Three Young White Men and a Black Woman, Christian van Couwenbergh.
Fuente: Imagen disponible para descarga. La original data de 1632 y se localiza en el Musée des Beaux-Arts, Strasbourg.
https://www.flickr.com/photos/70304197@N06/with/6805163471
En ocasiones algunas mujeres que obtuvieron la libertad tras la muerte de su amo, no se conforma-ron
y emprendieron largos procesos legales para liberar a sus hijos de la esclavitud. Casos de este tipo
ocurrieron en la ciudad de México en 1664, y sobre ellos informa María Elisa Velázquez19. Otras negras
fueron liberadas por familiares comprando su libertad, de ahí que algunos autores señalen la existencia
de esclavistas negros, pero gracias a algunos trabajos sabemos que no se trató de eso. Adriana Naveda20
explica que en Córdoba, Veracruz, madres y parientes liberaban a niñas esclavas pagando su valor,
como ejemplo muestra el caso de Carmen, esclava de 17 años cuya libertad fue comprada en 250 pesos
por su tía. Un caso similar fue el de Francisca Herrera, mulata libre que en la capital novohispana pagó
70 pesos por la libertad de su nieta21. Estos datos son relevantes porque demuestran que a pesar de las
circunstancias y de que usualmente se arrebataba a los hijos de las esclavas para venderlos, existieron
mujeres que procuraron mantener los lazos familiares, en este caso, abuela–nieta. No se exagera al
decir que fue práctica común arrancar las recién nacidas de sus madres, sirva como ejemplo el caso de
Antonia, una mulata de 10 meses que fue comprada, supuestamente para ser liberada, por su padrino el
clérigo presbítero Nicolás de Figueroa Sandoval en 166122.
Las fechas mencionadas demuestran que los mecanismos legales y de protección nunca fueron los
mismos para los esclavos en general, en su defecto, nunca se ejercieron del mismo modo en el mundo
aquel donde el hombre europeo se sintió supremo, cuando irónicamente era sostenido en su economía
y progreso por las manos africanas y americanas. Contrasta que en el México de 1660 la mujer pudiera
obtener por sí misma la libertad y la de los suyos, mientras en la Europa del siglo XIX se continuaba
castigando a quienes desearan favorecer, aunque fuese de modo simbólico a una negra.
Así, la generalidad “esclava negra” encerraba diversos tipos y estereotipos de mujer, muchos de ellos
paradójicos, puesto que hubo mujeres que siendo esclavas consiguieron la libertad en algunos aspectos
de la vida. La que fue vendida como pieza de negro también fue osada; la marcada como animal, incan-sable
luchadora, no siempre permitió ser amedrentada espiritualmente, por ello escapaba por las noches
para reunirse con sus iguales y juntos danzar a su añorada África alrededor de una hoguera. Sobrepuso
su espíritu a pesar de haber sido regalada como dote cuando niña, o dada como limosna por una con-tradictoria
piadosa y caritativa alma. Y a la que le fueron arrebatados los hijos no cesó en el intento de
recuperarlos. El amo blanco consideró que la edad de siete años era óptima para separar a un niño de su
madre, no obstante, durante el periodo 1555 a 1655, en la Nueva España arrancaron los hijos a las ma-dres
para venderles por separado23, al respecto, se tienen noticias de niñas que fueron vendidas contando
19 VELÁZQUEZ, MARIA E., pp. 349-350.
20 NAVEDA, ADRIANA (1993), p. 93.
21 HERNÁNDEZ Y SILVA (1998), p. 90.
22 Ibídem, p. 91.
23 Ibídem, p. 46.
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apenas entre uno y cinco años de edad24, se sabe de esos asuntos gracias a los bautizos registrados. Sirva
como muestra los realizados en el Sagrario Metropolitano de la Nueva España, donde los españoles,
mejor dicho, hijos de españoles eran registrados en un libro, mientras que los otros, los negros, more-nos,
mulatos, moriscos, mestizos, chinos e indios, fueron registrados en el llamado Libro de Bautismo
de Negros. A través de esos libros podemos saber también que de 1555 a 1565 se bautizaron en total
499 varones y 560 mujeres25, de modo que la cantidad de niñas esclavas, esas olvidadas de las historias
oficiales, fueron una raíz importante del mexicano actual, dado que muchas nacieron de la unión de las
esclavas con españoles, y de la unión de esclavas con indios.
Así, la cantidad de esclavos además obedeció a la cantidad de amos o esclavistas, y como hemos ano-tado
con anterioridad, ello favoreció la variedad de actividades que desempeñaron. Muchas se tornaron
paradojas vivientes pues siendo esclavas y negras, fueron plasmadas en obras de arte acompañando a
sus dueñas. En la pintura Señora principal con su negra esclava, (fig. 10) realizada por el pintor quiteño
Vicente Albán, el artista captó la esencia y el garbo de ambas mujeres, podemos ver que la negra esclava
vestía a la usanza de la ama, portaba el mismo tipo de peinado y hasta de joyas. Y más allá de las lecturas
tradicionales que pudieran realizarse de ese retrato, da la impresión de que la esclava es una especie de
“consorte”, pero sobre todo, con el acto de retratar y vestir a la esclava de modo similar a ella, la ama
transgrede los razonamientos de Aristóteles y hasta los supuestos designios divinos que alegaban la
supremacía del blanco y negaban la humanidad de los negros. La imagen contrasta ya que las pinturas
y grabados producidos en ambos continentes, usualmente presentaron desnudas y semidesnudas a las
mujeres esclavas.
10.- Señora principal con su negra esclava, Vicente Albán.
Fuente: http://www.reprodart.com/a/alban-vicente.html
Desnudez que resultaba impúdica a los sacerdotes, algo contradictorio pues ellos, representantes de
dios, la verdad y la moral, consideraban pecaminosos a los fetos de las negras embarazadas, sugiriendo
incluso que abortaran, sobre todo si se trataba de fetos procreados como resultado de las relaciones
sexuales sostenidas con sus amos. El obispo de Tucumán escribió una carta que contiene esa opinión,
24 llegando a costar 200 pesos. Ibídem, p. 47.
25 Para más información sobre bautismos de negros esclavos en la ciudad de México, véase: MASFERRER DE LEÓN
(2008).
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pero además criticó la algarabía de las embarazadas, le molestaba que fuesen capaces de conservar la
risa a pesar de su situación, como si no tuviesen derecho a ello26. Esa actitud no fue exclusiva de las es-clavas
peruanas. El viajero ingles Thomas Gage27 detecta una actitud similar en las esclavas que observó
en la ciudad de México: cito:
Hasta las negras y las esclavas atezadas tienen sus joyas, y no hay una que salga sin su collar y
brazaletes o pulseras de perlas, y sus pendientes con alguna piedra preciosa. El vestido y atavío
de las negras y mulatas es tan lascivo, y sus ademanes y donaire tan embelesadores, que hay
muchos españoles, aun entre los de la primera clase, propensos de suyo a la lujuria, que por
ellas dejan a sus mujeres…
La mayor parte de esas mozas son esclavas, o lo han sido, y el amor les hadado la libertad para
encadenar las almas y sujetarlas al yugo del pecado y del demonio.
Los escritos de Gage y la pintura de Albán fueron realizado y en los siglos XVII y XVIII respecti-vamente,
no obstante, el drama de los inicios de la esclavitud continuaba y se repetía una y otra vez,
de modo que, mientras algunas esclavas conquistaban su libertad ya fuese por emancipación u otro
medio, la venta de mujeres continuaba siendo algo cotidiano aunque ilegal. No se trataba únicamente
de mujeres africanas, la caza y el comercio alcanzó a otros países donde no era común la negritud.
Recordemos que desde el siglo V a.C., y hasta poco antes del S. XIV, se daba ese tipo de esclavitud
en el Mediterráneo con mujeres eslavas (eslavo quiere decir esclavo). Como testimoniales tenemos las
pinturas de reconocidos pintores como Jean-Léon Gérôme, quien en 1866 pintó El mercado de esclavos,
(fig. 11) una obra donde la figura central es una mujer desnuda que está siendo exhibida por el esclavista
y examinada por el cliente. Al año siguiente, el mismo artista pintó Mercado de esclavas, (fig. 12) obra
que impacta porque, además de mostrar mujeres desnudas de varias edades que están siendo exhibidas
para ser vendidas, muestra la vergüenza y el temor de ellas, además de la agitación, furor y excitación
de varios espectadores-compradores entre los que aparecen mujeres. Las pinturas de este artista parecen
contradecir los fundamentos filosóficos que sustentaron la esclavitud durante siglos, en el sentido de
que si los negros eran seres sin alma, eran por tanto incapaces de sentir vergüenza tal como lo plasmó
el pintor. Evidentemente nada garantiza que las obras hicieron referencia a la realidad, pero sabemos
que por lo general las bellas artes suelen nutrirse de la realidad social y cultural que las contiene. De ser
así, podría decirse que ellas evidencian la existencia de mujeres blancas esclavizadas. Doménico Rosso
también pintaría escenas de mercados de esclavas blancas; este pintor agrega a sus pinturas un elemento
nuevo: mujeres esclavistas.
No es común encontrar en la historia que hubiese mujeres que comerciaran con negras, como tam-poco
fue común que las madres vendieran a sus hijos, por supuesto, no les pertenecían porque tampoco
fueron dueñas de su vientre. Según un principio del Derecho Romano, el fruto sigue al vientre, de modo
que el hijo de madre esclava, sea quien fuese el padre, nacía esclavo28.
Con todo, existieron mujeres negras que se organizaron para protestar y no como cimarronas, sino
como seres humanos libres de pensamiento. Esclavas frente a Rosas, realizada en 1841 por D. de Plot,
perpetuó la escena de un grupo de mujeres afro-argentinas manifestándose ante un personaje político.
(fig. 13) Por último mencionaré a Pillips Wheatley, esclava negra quien después de conseguir su libertad
se reconstruyó como poeta29. (fig. 14) Es considerada la primera afroamericana en publicar un libro. El
trabajo fue impreso y difundido en Londres porque la elite científica, religiosa y política de Boston se
negó a aceptar que una negra fuese tan inteligente como para escribir lo que Wheatley.
26 LARROUY, ANTONIO (1927), p. 266-270.
27 GAGE THOMÁS, versión electrónica, p. 8.
28 GARCÍA AÑOVEROS (2000), p. 312.
29 Su obra Poems on Various Subjects (Poemas sobre Varios Asuntos) fue publicada en 1773.
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Conclusiones
Si bien es cierto que este trabajo presenta un énfasis global, nos despliega un panorama rico que
permite comprender el pasado vigente que comparten Europa y América, que subyace desde luego, en
la cultura africana.
La raíz europea imprimió en la cultura americana un sello definitivamente de desigualdad en el trato
que se da a las mujeres con respecto al hombre, situación que sorprende, pues como vimos, fueron seve-
11.- El mercado de esclavos, Jean-Léon Gérôme.
Fuente: cortesía Wikipedia.
http://es.wikipedia.org/wiki/Jean-
L%c3%a9on_G%c3%a9r%c3%b4me
12.- Mercado de esclavas, Jean-Léon Gérôme.
Fuente: cortesía Wikipedia.
http://es.wikipedia.org/wiki/Jean-
L%c3%a9on_G%c3%a9r%c3%b4me
13.- Esclavas frente a Rosas, D. de Plot
http://afroargentinaenlosmuseos.wordpress.com
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ras las “sanciones” sociales por tratar y representar mujeres negras en la Europa del siglo XIX, mientras
que las ocurridas en América no.
Aún queda mucho por analizar y estudiar sobre la situación de la mujer en el marco de la esclavitud,
sobre todo en países donde las comunidades de descendientes afro están marginadas e ignoradas, pero
sobre todo, porque el machismo que ha imperado en las épocas sucesivas a la conquista se gestó en ese
tiempo.
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14.- De sirvienta a poeta,
Fuente: cortesía Wikipedia. http://es.wikipedia.org/wiki/Phillis_Wheatley
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