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XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-047, pp. 1-11 1 © 2016 Cabildo de Gran Canaria. Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional. * Titular de Universidad. Facultad de Ciencias de la Salud. Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Campus de San Cristóbal, 35016. Las Palmas de Gran Canaria. España. Teléfono: +34 928453479; correo electrónico: maria.jose@ulpgc.es PROFESIONALES DE LA SALUD EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX EN LAS PALMAS HEALTH PROFESSIONALS IN LAS PALMAS IN THE LAST HALF OF THE 19TH CENTURY María José Betancor Gómez* Cómo citar este artículo/Citation: Betancor Gómez, M. J. (2016). Profesionales de la salud en la segunda mitad del siglo XIX en Las Palmas. XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014), XXI-047. http://coloquiosca-nariasmerica. casadecolon.com/index.php/aea/article/view/9529 Resumen: Suele decirse que en Canarias ha habido siempre un importante déficit de médicos ¿Fue siempre así? ¿Cuál fue el impacto de la actividad de estos profesionales de la Salud fuera de la Medicina? La comunicación estudia estas dos cuestiones en Las Palmas de Gran Canaria. Sus objetivos son: a) aportar información sobre los facultativos que trabajaban en la ciudad en la segunda mitad del XIX.; b) desarrollar un análisis de la primera Junta Directiva del Museo Canario, en la que ellos ocuparon un rol especialmente activo. Como conclusión se afirma que la vieja imagen de un gran déficit de profesionales de la Salud en Canarias es, al menos, cuestionable: no fue el caso de la capital de la Isla en esos años. Se abriría, además, un nuevo campo para la investigación: el papel que tuvieron los médicos en la introducción en Canarias de nuevos conocimientos y teorías científicas. Palabras clave: médicos; Islas Canarias; Europa; ciencia; siglo XIX Abstract: It is usually claimed that there has been always a huge deficit of medical doctors in the Canary Islands. Was that always true? Which was the impact of the activities of those Health professionals out of Medicine? This paper studies these two questions in Las Palmas de Gran Canaria. Its aims are: a) to provide information on medi-cal doctors working in the city in the last half of the 19th Century; b) to develop an analysis of the first “Junta Directiva” of the Museo Canario in which they played an especially active role. It is concluded that the old image of a big deficit of Health professionals in the Canary Islands is, at least, questionable: it was not the case of the Island’s capital in those years. On the other hand, a new field for further research is opened: medical doctors’ role in the introduction of new scientific knowledge and theories. Keywords: medical doctors; Canary Islands; Europe; science; 19th century Tradicionalmente se ha asumido que Canarias ha sido una zona con un importante déficit de médicos, favorecido tanto por la lejanía de la Península como por la no existencia de una Facultad de Medicina. Es precisamente por esta razón que el estudio de profesionales de la Salud, en un contexto que usualmente se ha supuesto especialmente precario, adquiere una especial relevancia. Los objetivos principales de este trabajo son: aportar datos especialmente relevantes —tanto desde el punto de vista médico como social y político— sobre los facultativos que trabajaban en la ciudad en la segunda mitad del siglo XIX y proceder a un análisis de la primera Junta Directiva del Museo Canario. Este análisis toma en conside-ración el hecho del importante número de médicos que formaban parte de la misma. Partiendo de la premisa del escaso interés que supondría hacer una mera enumeración de todos los médicos que trabajaron en Las Palmas en la segunda mitad del siglo XIX, hemos optado por aportar al-gunos datos sobre los facultativos que había en la ciudad en una fecha central de esta segunda mitad del siglo. Para ello, disponemos de los nombres de los profesionales de la medicina que ejercían su labor en María Jos é Bet anco r Góme z 2 XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-047, pp. 1-11 Las Palmas en 1869. Estos eran, Domingo Navarro Pastrana, Domingo Déniz Greck, Manuel González y González, Luis Navarro Pérez, Juan Padilla y Padilla, Pedro Suárez Pestana, Miguel de Rosa y Báez y Gregorio Chil y Naranjo1. También forman parte de nuestro estudio Andrés Navarro Torrens, Víctor Grau-Bassas y Antonio Jiménez Suárez. Domingo José Navarro Pastrana nació en Las Palmas en 1803 y participó de manera activa en casi todo lo que ocurrió en la isla durante el siglo XIX. Cursó los estudios secundarios, como alumno exter-no, en el Seminario Conciliar2. Se licenció en medicina en Barcelona en 1825 y volvió a Las Palmas en el año 18373. Durante la epidemia de fiebre amarilla de 1838 ya era segundo médico titular de la ciudad4, y según su propio testimonio, continuó siendo médico titular durante más de cincuenta años5. También fue médico del Hospital de San Lázaro6. Por sus méritos profesionales fue recompensado con las cruces de Isabel la Católica, Beneficencia y Mérito Naval. Fue Presidente de la Primera Junta de la Cruz Roja en Las Palmas en 18747. Obtuvo la placa de la Cruz Roja y el nombramiento de Médico de Cámara de la Reina Isabel II. Fue elegido Presidente del Museo Canario en la junta celebrada con motivo su creación en 1879, y desempeñó este cargo hasta su muerte. También fue Presidente del Gabinete Literario y de la Academia de Ciencias Médicas8. Fue Censor de la Real Sociedad Económica de Amigos del País9. Tres años antes de morir, el Ayuntamiento de Las Palmas le nombró Cronista Oficial de la ciudad10, fallecien-do el 25 de diciembre de 189611. La docencia y la política llenaron buena parte de los días del Dr. Navarro. Fue profesor del Seminario Conciliar y del Colegio de San Agustín desde su fundación, además de haber promovido su creación, y de haber formado parte de la comisión que seleccionó a los primeros profesores del Colegio12. En este último, impartió las asignaturas de “Historia Natural y Fisiología e Higiene”13. Por su clase pasaron Be-nito Pérez Galdós y Fernando León y Castillo, y otros muchos jóvenes que ocuparían puestos relevantes en la sociedad grancanaria14. En cuanto a la actividad política, intervino activamente en el ámbito local como representante del sector moderado y fue miembro de la Junta de Gran Canaria, que se constituyó el 26 de julio de 1843, con motivo del pronunciamiento contra Espartero. Pero quizás, lo que más ha contribuido a que el Dr. Domingo Navarro Pastrana permanezca en la memoria colectiva de Las Pal-mas, además del hecho de dar nombre a una calle del centro de la ciudad, es la publicación de su obra Recuerdos de un noventón. El origen de esta publicación fue una conferencia leída en el Museo Canario, el 28 de mayo de 1889, cuyo título era: La Ciudad de Las Palmas a principios de este siglo. Posterior-mente se publicó como artículo en el Diario de Las Palmas, y por último fue publicado como libro, por vez primera, en 189515. Con posterioridad se volvió a editar en 1921, y a partir de esa fecha en varias ocasiones más16. Otro tipo de publicación totalmente diferente, es su obra, Consejos de higiene pública a la ciudad de Las Palmas. Ésta sale a la luz en el mismo año de su muerte en 1896. Independientemente de la carga de subjetividad que posee una obra escrita por alguien que vivió en primera persona gran número 1 ALZOLA (1999), pp. 20, 86, 89 y 90. 2 ALZOLA (1999), p. 16. 3 BOSCH MILLAR ES (1967), p. 95. 4 A.M.C., CHIL Y NARAN JO, G.: Estudios Históricos, Climatológicos y Patológicos de las Islas Canarias. Ms. 5 II-4.4, pp. 1109-1112. Aunque en el análisis de esta epidemia, Chil critica la actuación de todos los médicos de la ciudad, con la excepción del Dr. D. Antonio Roig, por su resistencia a reconocer la existencia de la enfermedad, el Dr. Navarro fue uno de los dos médicos que permanecieron en la ciudad durante la epidemia, de los seis existentes. Ver: BETAN COR GÓMEZ (2000), pp. 2501-2511. 5 NA VAR O PASTRANA (1896), p. III. 6 A.M.C., DÉN IZ GRECK, D.: Resumen Histórico Descriptivo de las Islas Canarias. Ms. II-F-33, p. 941 y 942. 7 ALZOLA (1980), pp. 20 y 21. 8 ALZOLA (1999), pp. 16 y 97. 9 BOSCH MILLAR ES (1967), p. 97. 10 ALZOLA (1999), p. 17; BOSCH MILLAR ES (1967), pp. 97 y 98. 11 BOSCH MILLAR ES (1967), p. 98. 12 BETHENCOURT MASSIEU (1997), p. 21; MAR ERO HEN ING (1997), P. 174. 13 MAR ERO HEN ING (1997), p. 188. 14 ALZOLA (1999), p. 17. 15 NA VAR O PASTRANA (1991), pp. 9 y 10. 16 ALZOLA (1999), p. 17. 3 PROFESIONA LES DE LA SALUD EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX EN LAS PALMAS XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-047, pp. 1-11 de las cuestiones que relata, es una fuente de información valiosa para el estudio de la salubridad y la medicina de Las Palmas17. Domingo Déniz Greck nació en Las Palmas en 1808. Se doctoró en Medicina y Cirugía en Montpe-llier en 183718. Aunque volvió a Gran Canaria en 1838, por motivos económicos de su familia, no pudo revalidar sus estudios hasta 1848. Estos años los ocupa con la docencia. Fruto de ella redactó un manual de Geografía que sirviera de texto a sus alumnos. Éste se publica en Cádiz en 1840 bajo el título Com-pendio de Geografía apropiado a la enseñanza de los niños. Según José Miguel Alzola, la favorable acogida, especialmente en algunos colegios de la Península, hizo que tuviera cuatro ediciones. Además, fue aprobado en 1845 por la Dirección General de Estudios. La cuarta edición se publicó 1871 en Ma-drid, con el título: Rudimentos de geografía y Cronología, arreglados a la enseñanza elemental19. En está primera etapa, uno de sus alumnos fue Gregorio Chil y Naranjo, al cual además de otras disciplinas enseño francés20. En 1844 se creó el “Instituto elemental”, de carácter privado, y que con posterioridad se llamaría Colegio de San Agustín. Fue uno de los elegidos por su comisión directora, en el primer cuadro de profe-sores, y le fue encomendada la cátedra de Geografía e Historia, para impartir la asignatura de “Geografía e Historia General y particular de España y de Canarias”21. No lo aceptó alegando que sus proyectos fu-turos no le permitían hacerse cargo. Sin embargo, su Compendio de Geografía se utilizó desde el primer año de docencia del centro22. Finalmente, años más tarde acabaría por impartir docencia en cuatro áreas diferentes: francés, filosofía, sociales y naturales23. En junio de 1848 recibe el grado de licenciado en Madrid. Sólo dos años después de establecerse en Las Palmas como médico, en 1851 tuvo lugar una terrible epidemia de cólera. En ella tuvo un importante papel en Arucas, y en el transcurso de ésta enfermó. A nivel profesional llegó a ocupar varios cargos. En 1851 es nombrado vocal de la Junta Municipal de Sanidad y “Médico de Visitas de Naves”. Al año siguiente, vocal de la Junta Provincial de Beneficencia y médico del Hospital de San Martín. En 1854 es nombrado Subdelegado de Medicina24, en 1860 asume la Dirección de los Establecimientos de Beneficen-cia, cargo al que dedicó los diecisiete últimos años de su vida25. Además, fue una persona comprometida con los problemas de su Ciudad, como muestra el hecho de que fue uno de los integrantes de la Comisión Local de Instrucción Primaria26, Director de Jardines Públicos27, Socio de la Real Sociedad Económica de Amigos del País28, etc. Falleció en Las Palmas en 187729. Manuel González y González, nació en Arucas en 182530. Se doctoró en Medicina y Cirugía en Mont-pellier31. Fue director y médico del Hospital de San Martín en sustitución de Domingo Déniz Greck. 17 El texto tiene en común con las Topografías Médicas, tan al uso en la época, el que aborda cuestiones parecidas, pero el hecho de que en la obra del Dr. Navarro la información se de en forma de “consejos de higiene”, hace que el tratamiento de los temas no sea tan minucioso y exhaustivo como era habitual en dichas Topografías. En NAVARRO PASTRANA (1896) 18 ALZOLA (2008), pp. 17 y 54. La primera edición la publicó el Museo Canario en 1961. 19 Con el mismo fin publicó posteriormente otro manual, Nociones de literatura española desde su origen hasta el siglo XVIII, con el que según Alzola, estudiaron varias generaciones de alumnos. En ALZOLA (2008), pp. 56 y 57; MARRERO HEN ING (1997), p. 195. 20 ALZOLA (2008), pp. 57 y 58. 21 MAR ERO HEN ING (1997), pp. 174, 175, 194 y 195.; ALZOLA (2008), p. 57. 22 MAR ERO HEN ING (1997), p. 194. 23 ALZOLA (2008), p. 58; MAR ERO HEN ING (1997), p. 195. 24 ALZOLA (2008), p. 72. Sin embargo, José Miguel Alzola en la obra que le dedica en 1899 a Andrés Navarro Torrens, afirma en palabras de Navarro Torrens que era médico titular. En ALZOLA (1999), p. 63. 25 Se trataba de: Hospital de San Martín, Cuna de Expósitos, Hospicio y Casa de Socorro. En ALZOLA (2008), p. 74. Las Acta Municipales de Las Palmas recogen una petición de Déniz Grez como director de Beneficencia. L.A.A.L.P. Año 1861. Sesión del 9 de diciembre. 26 MAR ERO HEN ING (1997), p. 45. 27 BOSCH MILLAR ES (1967), p. 93. 28 L.A.A.L.P. Año 1861. Sesión del 3 de mayo. 29 ALZOLA (2008), p. 115. 30 BOSCH MILLAR ES (1967), p. 100. 31 ALZOLA (1999), p. 83. 4 María Jos é Bet anco r Góme z XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-047, pp. 1-11 Desde 1853 a 1868 fue profesor del área de Naturales en el Colegio de San Agustín32. En 1868 pasó a ser profesor del Instituto Local de Segunda Enseñanza de Las Palmas33. Fue Presidente del partido progre-sista, cargo desde el que apoyó la creación de dicho Instituto y la división provincial. Murió en 188434. Luis Navarro Pérez, nació en Las Palmas en 1832. Se doctoró en la Universidad Central, en 1861. Empezó a ejercer la profesión en Madrid y de regreso a Las Palmas fue nombrado médico del Hospital de San Martín en 1872. A raíz de la Restauración fue nombrado Alcalde de Las Palmas, lo cual algo tuvo que ver con sus ideas conservadoras35. Según Millares Torres, tuvo cierta responsabilidad en la supresión del Instituto de Segunda Enseñanza. Aunque a nivel oficial se decía que el Instituto se cerraba por la falta de ayuda de los Ayuntamientos de la Isla, Millares Torres afirma que Luís Navarro Pérez había iniciado una campaña contra algunos profesores, sensible a las presiones del Obispo Urquinaona, temeroso el clérigo de las ideas supuestamente krausistas que inculcaban en sus alumnos36. Cuestión de suma im-portancia, si se tiene en cuenta, que con posterioridad la Isla de Gran Canaria no vuelve a contar con un Instituto, hasta que por Real Decreto de 4 de febrero de 1916 se crea el Instituto de Las Palmas37. Fue profesor de las asignaturas de Historia de España e Historia Universal desde 1882 a 1890 en el Colegio de San Agustín38. Murió en 1891 a los 59 años39. Juan Padilla y Padilla, nació en Las Palmas en 1821. Estudió y se doctoró en Paris en 185840. Volvió a Gran Canaria en 1859 y fue nombrado médico titular de Gáldar, pero su afición a la investigación his-tórica, y de las ciencias naturales, le llevó a trasladarse a Las Palmas, donde colaboró con Gregorio Chil y Naranjo41. Esta colaboración hizo que Chil, en sus Estudios históricos, climatológicos y patológicos de las Islas Canarias, elogiara a Juan Padilla y Padilla, afirmando que aquél había sido de gran utilidad en la génesis de su obra por su extraordinaria honradez y su independencia42. Impartió la asignatura de francés en el Colegio de San Agustín en 1857-185843. Fue interino en la Cátedra de Lengua Francesa en el Instituto44. Formó parte de la Primera Junta de la Cruz Roja en Las Palmas en 1874, donde ocupó el cargo de contador45 Según Bosch Millares fundó la agrupación republicana de Las Palmas. Fue nombra-do Alcalde de Las Palmas en 187146 y murió en 189147. Pedro Suárez Pestana, nació en Las Palmas en 183348. Al contrario de los anteriores no fue profesor del Colegio de San Agustín pero sí fue alumno49. Estudió medicina en Cádiz, fue médico Titular de Las Palmas, y desempeño la Subdelegación de Medicina hasta su muerte. También ejerció de médico Direc- 32 Marrero Henning cuando hace referencia a el curso escolar 1861-1962 afirma que impartía la asignatura de física y química. En: MAR ERO HEN ING (1997), pp. 137 y 196. 33 MAR ERO HEN ING (1997), p. 180. 34 BOSCH MILLAR ES (1967), p. 100. 35 BOSCH MILLAR ES (1967), pp. 101-103. 36 El término krausista sólo es usado en las notas que se le añadieron a la obra de Millares Torres en 1975. MILLARES TOR ES (1975), p. 74. 37 FAJAR DO SPÍN OLA (1995), p. 266. 38 MAR ERO HEN ING (1997), p. 186. 39 BOSCH MILLAR ES (1967), p. 104. 40 BOSCH MILLAR ES (1967), p. 107. Según Marrero Henning era licenciado en medicina. MAR ERO HEN ING (1997), p. 281. 41 BOSCH MILLAR ES (1967), p. 107. 42 Chil relata que a su llegada en 1848: “… al principios de Abril a Paris, encontré allí tres paisanos que cursaban medicina: uno de ellos era mi particular amigo y compañero de estudios desde Canaria el Dr. D. Juan Padilla, vieja amistad que jamás se ha alterado y cuya extraordinaria honradez é independencia han sido de gran utilidad para estos estudios; había llegado el año anterior…”. A.M.C., CHIL Y NARAN JO, G.: Estudios Históricos, Climatológicos y Patológicos de las Islas Canarias. 8 II-A-5, pp. 1509 y 1510. 43 MAR ERO HEN ING (1997), p. 195. 44 BOSCH MILLAR ES (1967), p. 108 y 109. 45 ALZOLA(1980), p. 20 y 21 46 PLATERO FERN ÁNDEZ (1996), p. 153. 47 BOSCH MILLAR ES (1967), p. 109. 48 BOSCH MILLAR ES (1967), pp. 109 y 110. 49 MAR ERO HEN ING (1997), p. 223. 5 PROFESIONA LES DE LA SALUD EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX EN LAS PALMAS XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-047, pp. 1-11 tor de Sanidad del Puerto. Fue Inspector Honorario de la Primera Junta de la Cruz Roja en Las Palmas en 187450. Murió en 189651. Miguel de Rosa y Báez, nació en Las Palmas a comienzos del siglo XIX. Se doctoró en Montpellier en 185352. Trabajó en un Hospital de Nimes durante cinco años, y trasladado a Gran Canaria, primero trabajó en Guía, pero al poco tiempo empezó a ejercer en Las Palmas. A partir de la revolución de 1868 fue diputado a Cortes en dos legislaturas por el distrito de Guía, derrotando en una de estas elecciones a Fernando León y Castillo. Ocupó la alcaldía de Las Palmas al proclamarse la República53. Fue profesor en el Colegio de San Agustín y en el Instituto de Segunda Enseñanza54. Falleció en 188755. Gregorio Chil y Naranjo, nació en Telde en 1831. Al terminar los estudios primarios se traslada a Las Palmas para iniciar los secundarios en el Seminario Conciliar, donde culmina su Bachillerato56. En 1848 se traslada a París para estudiar medicina. En esta ciudad se doctoró en Medicina en 1859, regre-sando a Las Palmas57. En Cádiz revalidó su título de licenciado en 1860. Desde su vuelta, simultaneará el ejercicio de la profesión con la investigación en profundidad de los orígenes y peculiaridades de la población aborigen del Archipiélago. Sin embargo, sus investigaciones superaron ampliamente esta te-mática, como lo refleja su obra Estudios Históricos, Climatológicos y Patológicos de las Islas Canarias. A pesar, de que la mayor parte de esta obra continúa como manuscrito, la publicación del primer tomo en 1876 originó una indignada condena del Obispo José María de Urquinaona y Bidot58. Únicamente desem-peño un cargo político, en una ocasión. En concreto, fue nombrado en 1887 Diputado Provincial por la Isla de Lanzarote59. Fue quien concibió el proyecto de fundar el Museo Canario y su principal impulsor60. Falleció en 190161. En nuestro trabajo nos ha parecido pertinente detenernos en la figura de Chil por varias razones, entre las que destacan, obviamente, la importancia de su obra y haber sido el principal impulsor de la funda-ción del Museo Canario. Chil destacaba por su excelente formación. Cualidades personales aparte, su estancia en París como estudiante de medicina fue determinante. No es difícil entender el impacto que debió de producir en un muchacho de 17 años la llegada al París de 1848. Y más viniendo de una pequeña ciudad alejada del Continente, como lo era Las Palmas en la época. Por tanto, aunque nos parezca interesante dar algunos datos del panorama de la medicina francesa que encontró, es imposible no reseñar la riqueza de experiencias –de todos los órdenes- que allí vivió. En este sentido, sus Estudios son una fuente de primer or-den. Relata, por ejemplo, que al salir de Canarias nada sabía de los acontecimientos que estaban sucediendo en Francia. Y, sin embargo, Chil, participó activamente en los sucesos de 1848. Es más, se identificó con la revolución y los revolucionarios62. Por otra parte, la impronta de su formación médica hay que situarla dentro de las coordenadas de un importante cambio. La patología decimonónica —pensemos que Chil se formó como médico en los años centrales de este siglo— fue la culminación del enfrentamiento dialéctico que los movimientos renovadores venían manteniendo con la medicina tradicional en los siglos anteriores. Su aparición excluyó por completo al galenismo de la medicina viva y lo convirtió definitivamente en objeto de indagación histórica63. Ésta pa-tología decimonónica la podemos dividir en dos etapas que coinciden, en gran medida, con las dos mitades 50 ALZOLA (1980): p. 20 y 21 51 BOSCH MILLAR ES (1967), vol. II, pp. 110 y 111. 52 ALZOLA (1999), p. 83. 53 MILLAR ES CAN TERO (1975), p. 86. 54 MAR ERO HEN ING (1997), p. 180. 55 BOSCH MILLAR ES (1967), p. 106. 56 BOSCH MILLAR ES (1971), pp. 25, 28 y 30. 57 Bosch Millares en la biografía dedicada a Chil afirma que volvió en 1859. Sin embargo, en su Historia de la Medici-na en Gran Canaria sitúa el regreso en 1857. Apoyando la primera fecha tenemos que obtuvo el doctorado en 1859. Ver BOSCH MILLAR ES (1971), pp. 39, 40 y 45. BOSCH MILLAR ES (1967), p. 111. 58 El segundo aparecerá en 1880 y el tercero en 1891. MILLARES CANTERO (1975), p. 131. 59 BOSCH MILLAR ES (1971), p. 56; GALVÁN RODRÍ GUEZ (1995), pp. 355 y 356. 60 ALZOLA (1999), p. 97. 61 BOSCH MILLAR ES (1967), p. 114. 62 A.M.C., CHIL Y NARAN JO, G.: Estudios Históricos, Climatológicos y Patológicos de las Islas Canarias. 8 II-A-5, pp. 1509 y 1510. 63 LÓPEZ PIÑERO (1985), p. 255; MAULITZ (1993), pp. 176 y 177. 6 María Jos é Bet anco r Góme z XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-047, pp. 1-11 del XIX. A la primera se le ha denominado etapa anatomoclínica, y a la segunda etapa de la «medicina de laboratorio», en contraposición a la «medicina hospitalaria» propia del período anatomoclínico anterior64. Pensemos que Chil vivió en París, precisamente, entre el final de la primera etapa y el inicio de la segunda. En lo referente a la primera etapa, no es por azar que el escenario original de la medicina anatomoclínica fuera precisamente la Francia posterior a la Revolución. Por razones obvias, las nuevas estructuras políticas, sociales y económicas ofrecieron las condiciones adecuadas para que se produjera una ruptura decisiva con la tradición médica. París, en concreto, se convirtió en el centro indiscutible de la nueva patología. Para eli-minar el lastre del Antiguo Régimen, la profesión, la enseñanza, las instituciones científicas y los hospitales fueron organizados sobre bases totalmente distintas. Se deseaba crear una nueva medicina y esta reorgani-zación consiguió terminar con la separación entre médicos y cirujanos, imponer una enseñanza de carácter fundamentalmente práctico, y convertir los hospitales en el centro de la vida médica. Nosotros, con objeto de hacernos una idea de la situación de París a la llegada de Chil, desde el punto de vista médico, únicamen-te haremos una breve referencia a la Escuela Anatomoclínica de la Charité y a la etapa de la escuela médica de París entre 1830 y 1848 denominada “etapa de eclecticismo”. La patología anatomoclínica propiamente dicha tuvo su centro en la escuela del hospital de la “Charité”. Cuando Chil llegó a París, los representantes más importantes de esta “Escuela”, como Corvisart, Bayle o Laeenec ya habían muerto, pero sin embargo, permanecía la huella de su obra y sus discípulos. Pensemos, brevemente, en la gran repercusión que tuvieron, al ser los introductores de técnicas tan paradigmáticas del ejercicio médico como la percusión y la auscultación. Pero la máxima figura del grupo de la Charité fue René Théophile Hyacinthe Laennec (1781-1826), quien en 1816 descubrió la auscultación mediata y cuya obra cumbre es su estudio de la tuberculosis pulmonar65. La llegada de Chil a París coincide cronológicamente con el final de la “etapa de eclecticismo”. Sin em-bargo, los llamados “eclécticos”, entre los que se encuentran Roche, Bouillaud, Louis, Chomel, Trousseau, Andral, etc., se dividieron en realidad en dos tendencias incompatibles en lo que respecta a la investigación de laboratorio. Es bastante probable que Chil conociera a algunos de los protagonistas de esta etapa, que usara el tratado de patología médico-quirúrgica de Roche —el cual se convirtió en libro de texto de nume-rosas generaciones médicas— y que se viera influido por la obra de Louis quien, a pesar de que nunca llegó a ser nombrado profesor, tuvo un peso decisivo en la formación de numerosas generaciones de médicos franceses. Además, Chil tuvo como decano de la Facultad de Medicina a Bouillaud, pues la revolución de 1848 le llevó a ocupar ese puesto66. Sin embargo, durante la segunda mitad del siglo XIX, Francia dejó de ser el escenario central de la pato-logía europea. Las universidades francesas fueron incapaces de promover una profesionalización académica o de institucionalizar en su seno la investigación, como había hecho la alemana. Por otra parte, una rígida centralización confinó la investigación experimental en algunas instituciones de París, como el Collège de France y el Muséum d´Histoire Naturelle, apartándola de la actividad diaria de los clínicos que dirigían las cátedras universitarias y los servicios hospitalarios. En realidad la patología francesa de esta segunda mitad del XIX supone un desarrollo de las posturas existentes en el período de 1830-1848. Algunas personalidades de esta etapa, como Claude Bernard, Brown-Séquard, Vulpian, Robin, Duchenne, Jaccoud o Charcot, pudie-ron ser compañeros de Chil, e incluso, en el caso de Robin fue su profesor, pues como sabemos formó parte del Tribunal que le confirió el grado de doctor en 185967. Significativamente, Charles Philippe Robin (1821- 1885), fue uno de los integrantes del grupo que en 1848, año de la llegada de Chil a París, fundaron la Société de Biologie, institución de importancia central para las disciplinas médicas básicas durante la segunda mitad del siglo XIX68. Por otra parte, es imposible no subrayar la relación estrechísima que Chil estableció con Bro-ca. En efecto, Paul Broca (1824-1880) trabajó como cirujano, pero es sobre todo conocido como uno de los prohombres de la antropología física francesa. Con Aitken, fundó una metodología difícilmente superable y un conjunto muy completo de técnicas en Antropometría69. 64 LÓPEZ PIÑERO (1985), p. 11; MAULITZ (1993), pp. 176-179. 65 LÓPEZ PIÑERO (1985), pp. 31-39; LÓPEZ PIÑERO (1984), pp. 259-262; MAULITZ (1993), pp. 176-179. 66 LÓPEZ PIÑERO (1985), pp. 39-46; LÓPEZ PIÑERO (1984), pp. 262-265; BOOTH (1993), p. 207. 67 BOSCH MILLAR ES (1971), pp. 39, 40 y 45. 68 LÓPEZ PIÑERO (1982), pp. 141-150; TAN SEY (1993), pp. 128 y 129; GILMAN (1993), p. 1033. 69 ARQUIOLA (1982), p. 240; AGUIR E (1982), p. 102. 7 PROFESIONA LES DE LA SALUD EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX EN LAS PALMAS XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-047, pp. 1-11 Por último reseñar que en la época en la que Chil residió en París esta ciudad no sólo fue importante para la patología y la clínica, sino también para otros aspectos primordiales de la salud y la medicina del momento. Así, en 1851, el año que Gran Canaria era asolada por una terrible epidemia de cólera, en París se celebraba la primera Conferencia Sanitaria Internacional motivada, en gran medida, porque veinte años antes había llegado, y por vez primera, el cólera a Europa Occidental. Sus sucesivas apariciones constituían una fuente de gran preocupación70. Por tanto, todo ello debió de dar una amplitud de miras importantísima a aquel muchacho que todavía estaba en época de formación. En lo referente a la obra de Chil, nos vamos a centrar en sus Estudios Históricos, Climatológicos y Patólogicos de las Islas Canarias, a pesar, de que como ya hemos indicado, la mayor parte de esta obra manuscrita continúa inédita. Es un trabajo en el que se refleja tanto su sólida formación científica, su marcado compromiso social y su espíritu crítico. Bien conocida es la riqueza informativa en todos los ór-denes que poseen dichos “Estudios”. A ello hay que unir, lo cual no es extraño dada su condición de médico, que dedicara especial atención a los temas sanitarios. Hecho que reviste aún más valor si tenemos en cuenta que fue un incómodo testigo de algunos de los eventos que allí se relatan. Todo ello hace de los “Estudios” una fuente ineludible para el estudio de la historia de Canarias. Esta obra del Dr. Chil se podría comparar, en algunos aspectos, a la del Dr. Déniz Greck, Resumen Histórico Descriptivo de las Islas Canarias71, quien se formó en la que había sido prestigiosa Facultad de Medicina de Montpellier, la cual, aunque hasta la primera mitad del siglo XIX había mantenido un estima-ble nivel, ya no era equiparable a París72. La obra de Déniz Greck se conserva como manuscrito en el Museo Canario. Aunque también muy valiosa, es de menor envergadura, más descriptiva, y no llega a tener el espí-ritu crítico y “la amplitud de miras” que posee la obra de Chil. Sin duda, estas importantes diferencias entre las obras de ambos autores pudo deberse, en parte, al entorno que tuvo cada uno en sus años de formación, pero seguramente se debería a las diferencias entre ambos respecto a determinadas cualidades personales e inquietudes intelectuales. Un ejemplo, que nos parece significativo es el contenido de una carta que envía Déniz Greck a su familia en 1830, cuando llega a Francia para iniciar sus estudios de medicina. Allí se en-cuentra con la Revolución de 1830. En plena efervescencia revolucionaria declara a su familia que: …puede confiar en mi conducta y estar seguro que no tomaré arte ni parte en asuntos políti-cos. Yo no aspiro a más que a obtener mis diplomas lo más pronto y volverme al seno de mi familia; estos son los límites de toda mi ambición…73. Aunque era una misiva destinada a tranquilizar a sus familiares, el contraste con un Chil que participó activamente en las jornadas revolucionarias de 1848 es significativo74. Andrés Navarro Torrens nació en 1844. Fue uno de los diez hijos que tuvo Domingo Navarro Pastrana. Vuelve a Las Palmas en 1869, después de haber estudiado medicina en Madrid y haber ampliado estudios en Paris75. Fue Inspector efectivo de la Primera Junta de la Cruz Roja en Las Palmas en 187476. Falleció en 1926. Víctor Grau-Bassas nació en 1846 en Barcelona, pero se trasladó a Las Palmas con cuatro años, don-de estudió en el Colegio San Agustín77. Cursó los estudios de medicina en París. A su vuelta a Gran Canaria, primero ejerció en Teror y después en Las Palmas, donde fue Médico Director de Sanidad Marítima. Fue 70 BALAGUER; BALLESTER (1974), p.369. 71 A.M.C., DÉN IZ GRECK, D.: Resumen Histórico Descriptivo de las Islas Canarias. No sabemos con seguridad la fecha en la que Déniz Greck escribió este manuscrito, pues en el ejemplar mecanografiado que se conserva en el Museo Cana-rio, la fecha está incompleta, ya que únicamente consta 185..., faltando el último dígito. Sin embargo, es de suponer que una obra de tal calibre le llevara bastante tiempo para culminarla. Sin embargo, el que exista información sobre el derribo del Hos-pital de San Lázaro en 1854, nos clarifica que por lo menos algunas partes de obra las escribió con posterioridad a esta fecha. En A.M.C., DÉN IZ GRECK, D.: Resumen Histórico Descriptivo de las Islas Canarias. Ms. II-F-33, pp. 937 y 938. 72 LÓPEZ PIÑERO (1984), p. 265. 73 ALZOLA (2008), p. 48. 74 A.M.C., CHIL Y NARAN JO, G.: Estudios Históricos, Climatológicos y Patológicos de las Islas Canarias. 8 II-A-5, pp. 1509 y 1510. 75 ALZOLA (1999), pp. 20, 86 y 89. 76 ALZOLA (1980), p. 20 y 21. 77 BOSCH MILLAR ES (1967), pp. 255 y 256; MAR ERO HEN ING (1997), p. 244. 8 María Jos é Bet anco r Góme z XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-047, pp. 1-11 Diputado Provincial por el Distrito de Teror durante la Primera República. Fue el promotor del estableci-miento de la Cruz Roja en Las Palmas en 1874. En 1884 fue acusado de unos hechos que debieron ejercer en él un profundo pesar, y que le debieron influir en su determinación de salir de Canarias. José Miguel Alzola en su biografía sobre Victor Grau-Bassas le dedica a esta cuestión, un capítulo que lo denomina: “Naufragio de un buque y de una vida”. En 1890 se marchó a Argentina donde murió en 191778. Antonio Jiménez Suárez nació en Las Palmas en 1848. Estudió medicina en Cádiz y Madrid. Fue médico del Hos-pital San Martín y de Sanidad Exterior. Fue Concejal del Ayuntamiento de Las Palmas. Falleció en 190379. Todas estas biografías médicas revelan un tejido sanitario más tupido de lo que tradicionalmente se ha supuesto. De hecho, los médicos tuvieron un papel importante en no sólo en lo referente a su labor como profesionales del ramo, sino también en el establecimiento de un tejido asociativo que trascendía los límites de lo sanitario y se introducía en el terreno de la acción humanitaria en un sentido amplio, tal como refleja el establecimiento de la Cruz Roja en Las Palmas en 1874. La primera Junta tuvo como Presidente a Domingo José Navarro, pero el promotor de esta empresa fue Víctor Grau-Bassas, que además, ocuparía el puesto de secretario en esa primera Junta. También formaban parte de esta Junta, Juan Padilla, Pedro Suárez y Pestana y Andrés Navarro Torrens80. Y más allá del humanitarismo, y como en otras zonas de España, los profesio-nales de la medicina tuvieron un rol esencial en el dominio de la política. De los aludidos en nuestro trabajo, Domingo José Navarro Pastrana, Manuel González y González, Luís Navarro Pérez, Juan Padilla y Padilla, Gregorio Chil y Naranjo, Miguel de Rosa y Báez, Víctor Grau Bassas y Antonio Jiménez Suárez tuvieron algún tipo de actividad. Algunos ocuparon posiciones de liderazgo, otros Diputados a Cortes, Diputados Provinciales, Alcaldes de Las Palmas, Concejales, etc. Pero su actividad no acaba ahí: los médicos tuvieron un rol muy relevante en todo lo referente a la en-señanza. Como es sabido, y ante la inexistencia de un Instituto de Segunda Enseñanza en Las Palmas, en 1844 se crea el “Instituto elemental”, de carácter privado, y que con posterioridad se llamaría Colegio de San Agustín. Los profesores fueron seleccionados en su mayoría entre miembros del Gabinete Literario por una comisión directora. En esta comisión estaba Domingo José Navarro que además sería futuro pro-fesor. También lo serían Domingo Déniz Greck, Manuel González y González, Luis Navarro Pérez, Juan Padilla y Padilla, Miguel de Rosa y Báez, Andrés Navarro Torrens81. El Colegio de San Agustín duró hasta 1917, y en él se formaron gran parte de las elites de Gran Canaria. Para María del Pino Marrero Henning, el Colegio de San Agustín desde su creación le dio importancia al estudio de los idiomas, en concreto al francés, en una etapa que no era obligatorio82. Además, fue de los pocos centros que en esta época utilizó animales para realizar prácticas83. En 1846 tuvo lugar la creación del único Instituto de Segunda Enseñanza de Canarias, en La Laguna, por Real Orden de 21 de agosto84. Sin embargo, Las Palmas tiene que esperar hasta el Sexenio, para la creación de su Instituto de Segunda Enseñanza. Para impulsar su creación también tuvieron importancia algunos de los médicos mencionados. En concreto Manuel González y González no sólo fue profesor, sino que, además, desde su posición de Presidente del partido progresista había apoyado su creación. También apoyó la creación del Instituto Víctor Grau Bassas, durante el desempeño de su car-go como Diputado Provincial85. Además, fueron profesores, Manuel González y González, Juan Padilla y Padilla, Miguel de Rosa y Báez. Sin embargo, como es sabido, el Instituto tuvo una vida efímera, y a raíz de la Restauración fue suprimido. Hemos comentado más arriba la posible responsabilidad en esta cuestión de Luís Navarro Pérez. Pero es en el incipiente tejido de instituciones científicas donde el papel de los médicos adquirió un relieve aún más sobresaliente. Nos referimos al Museo Canario, cuya primera Junta fue elegida en 78 ALZOLA (1980), pp. 19, 20 y 21, 39-56. 79 BOSCH MILLAR ES, pp. 224-226. 80 ALZOLA (1980), pp. 20 y 21. 81 MAR ERO HEN ING (1997), p. 174, 194-197. 82 A pesar de que en los Planes de Estudios o Reglamentos de 1845, 1847, 1848, 1849, 1850, 1852 se reseñaba como no obligatoria la asignatura de idiomas, a excepción del Plan Pidal, en el Colegio de San Agustín se impartió francés de manera ininterrumpida hasta 1852. MAR ERO HEN ING (1997), p. 192 83 En 1851, la Dirección del centro compra un carnero para la asignatura de Historia Natural. MARRERO HENNING (1997), p. 194. 84 FAJAR DO SPÍN OLA (1995), p. 14. 85 ALZOLA (1980), p. 20. 9 PROFESIONA LES DE LA SALUD EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX EN LAS PALMAS XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-047, pp. 1-11 septiembre de 1879, aunque su inauguración tuvo que esperar a mayo de 188086. El Museo Canario representó el acontecimiento científico y cultural más importante de la Isla hasta ese momento. Al pa-recer, los fundadores estuvieron asesorados por Salvador Calderón, uno de los profesores del Instituto de Segunda Enseñanza de Las Palmas, que había sido discípulo de Sanz del Río y amigo personal de Giner de los Ríos87. En este primera Junta, formada por diez personas, seis eran médicos: el Presidente, Domingo José Navarro Pastrana; el Vicepresidente 2º, Andrés Navarro Torrens; el Director, Gregorio Chil y Naranjo; el Conservador, Víctor Grau-Bassas Mas; el Bibliotecario, Juan Padilla y Padilla y el Vocal 2º, Antonio Jiménez Suárez. Canarias ha sido una zona con un importante déficit de médicos, favorecido tanto por la lejanía de la Península como por la no existencia de una Facultad de Medicina. Un ejemplo de ello, queda reflejado en el estudio sobre el proceso inquisitorial al médico D. Juan Perdomo, encarcelado por la Inquisición en Las Palmas a finales del siglo XVIII, y que durante el encarcelamiento la población de Las Palmas pide su libertad alegando la falta de médico revalidado en la Ciudad88. Sin embargo, la situación cambió de una forma importante a lo largo del siglo XIX, y por lo menos en la capital de la Isla no se dio una falta de médicos como la que venía siendo habitual desde la Conquista. Así, a principios de siglo XIX las Palmas contaba con cinco médicos89. Cantidad que siguió aumentando a lo largo de ese Siglo. Además, muchos de los médicos canarios nacidos en el siglo XIX prescindieron de su formación en la Península, optando por formarse en otras universidades europeas de mayor prestigio como eran la de Montpellier y París. Sin embargo, para Estévez González, la razón determinante de la «tradición» de estudiar en Europa por parte de la aristocracia y las clases acomodadas isleñas tiene una razón aún más poderosa que la del mayor prestigio: la estrecha vinculación y dependencia de la economía canaria con respecto a los centros económicos europeos90. Un ejemplo: cuando Chil llega a París, en encuentra tres alumnos canarios sólo en la Facultad de Medicina91. Es también significativo destacar que, aunque en algu-nas ocasiones se formaban en otras universidades europeas, un importante número de estos profesionales se habían formado en Francia, especialmente en las citadas, París y Montpellier. Todo ello indica no sólo que debamos tomar con mayor prudencia el tópico historiográfico de la escasez de médicos en Canarias: empezaba a no ser así, al menos en lo que se refiere al siglo XIX y a la ciudad de las Palmas. También ha de tomarse muy en cuenta su perfil científico: un importante número de estos profesionales se habían formado en Francia. Muy distinta hubiera sido la situación si sus familias se hubieran inclinado porque se formaran en las facultades de medicina españolas. Los años en que estu-diaron los médicos analizados en este trabajo coinciden con el reinado en España de Isabel II. Un periodo, desde el punto de vista de la actividad científica, que Piñero denomina “etapa intermedia”: situado entre el profundo colapso del reinado de Fernando VII y la recuperación del último cuarto de siglo. Es decir, un tiempo de mejora, pero en el que las condiciones en las que se desarrollaba la actividad científica seguían siendo poco favorables92. Pero la influencia de estos médicos, como se ha visto a lo largo del texto, no se limitaba al ámbito sani-tario, sino que combinaban el ejercicio de su profesión con actividades docentes, culturales y políticas. Pero es en el terreno científico donde se abren vías nuevas de investigación que podrían romper viejos clichés. El perfil formativo y académico de los médicos canarios decimonónicos introduce matices en la poco cues-tionada imagen de Canarias como un lugar periférico con respecto a la Península en todo lo referente a la 86 MILLAR ES CAN TERO (1975), p.132. ALZOLA (1999), pp. 97-99. 87 Salvador Calderón junto a otros dos profesores del Instituto fueron los primeros exponentes del Krausismo en las Islas. Según Sánchez Enciso, al restaurarse la Monarquía, el Ayuntamiento que preside Luis Navarro Pérez, ante las presiones clericales, inicia una campaña contra ellos que acaba en la propia supresión del Instituto. La influencia de Calderón quedaría en sus discípulos y en su asesoramiento al grupo de fundadores del Museo Canario, como ya comentamos. Nota de Alberto Sánchez Enciso en MILLAR ES TOR ES (1975), p. 74. 88 BETAN COR GÓMEZ; ANA YA HERN ÁNDEZ (1998), pp. 649-667. 89 A.M.C., CHIL Y NARAN JO, G.: Estudios Históricos, Climatológicos y Patológicos de las Islas Canarias Ms. 4 II-A-3, p. 585. 90 ESTÉVEZ GONZ ÁLEZ (1987), pp. 137 y 138. 91 A.M.C., CHIL Y NARAN JO, G.: Estudios Históricos, Climatológicos y Patológicos de las Islas Canarias. 8 II-A-5, pp. 1509 y 1510. 92 LÓPEZ PIÑERO (1992), p. 217. 10 María Jos é Bet anco r Góme z XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-047, pp. 1-11 generación y circulación de conocimiento. El hecho de que un número importante de médicos canarios se formaran en universidades europeas de gran prestigio, abre una potencial vía de investigación: la de su papel en la introducción en Canarias de nuevos enfoques y saberes científicos que por entonces se difundían en Europa, más allá de los límites disciplinares de la Medicina. Conocido es, por ejemplo, el rol fundamental que tuvo el Dr. Gregorio Chil en la difusión del evolucionismo darwiniano, en el más amplio sentido del término, y la etnología y antropología francesas. Trascendiendo el caso personal de Chil, se abren horizontes novedosos al estudio de la posible influencia de los profesionales de la Salud como un colectivo interesado tanto en la institucionalización de la Ciencia en Canarias, como en la ge-neración de espacios de investigación y difusión del conocimiento científico. Línea que se vería apoyada por la reevaluación al alza del papel de los médicos en la constitución y primeras actividades del Museo Canario. BIBLIOGRAFÍA AGUIR E, E. (1982). “Las ciencias del hombre. Antropología”, en LAÍN ENTRA LGO, P. Historia Universal de la Medicina. Vol. VI, Barcelona: Salvat, pp. 99-107. ALZOLA, J. M. (1980). Victor Grau-Bassas, primer Conservador de el Museo Canario. Las Palmas de Gran Canaria: Museo Canario, Colección Viera y Clavijo, nº 6. ALZOLA, J. 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Calificación | |
Título y subtítulo | Profesionales de la salud en la segunda mitad del siglo XIX en Las Palmas = Health professional in Las Palmas in the last half of the 19th century |
Autor principal | Betancor Gómez, María José |
Entidad | Cabildo de Gran Canaria |
Publicación fuente | XXI Coloquio Historia canario - americana |
Numeración | Coloquio 21 |
Sección | Historia social |
Tipo de documento | Congreso y conferencia |
Lugar de publicación | Las Palmas de Gran Canaria |
Editorial | Cabildo Insular de Gran Canaria |
Fecha | 2014 |
Páginas | pp. 0541-0552 |
Materias | Congreso ; Historia ; Canarias ; América ; Salud ; Médicos ; Siglo 19º |
Enlaces relacionados | http://coloquioscanariasamerica.casadecolon.com/ |
Notas | Suele decirse que en Canarias ha habido siempre un importante déficit de médicos ¿Fue siempre así? ¿Cuál fue el impacto de la actividad de estos profesionales de la Salud fuera de la Medicina? La comunicación estudia estas dos cuestiones en Las Palmas de Gran Canaria. Sus objetivos son: a) aportar información sobre los facultativos que trabajaban en la ciudad en la segunda mitad del XIX.; b) desarrollar un análisis de la primera Junta Directiva del Museo Canario, en la que ellos ocuparon un rol especialmente activo. Como conclusión se afirma que la vieja imagen de un gran déficit de profesionales de la Salud en Canarias es, al menos, cuestionable: no fue el caso de la capital de la Isla en esos años. Se abriría, además, un nuevo campo para la investigación: el papel que tuvieron los médicos en la introducción en Canarias de nuevos conocimientos y teorías científicas. |
Copyright | http://biblioteca.ulpgc.es/avisomdc |
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Texto | XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-047, pp. 1-11 1 © 2016 Cabildo de Gran Canaria. Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional. * Titular de Universidad. Facultad de Ciencias de la Salud. Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Campus de San Cristóbal, 35016. Las Palmas de Gran Canaria. España. Teléfono: +34 928453479; correo electrónico: maria.jose@ulpgc.es PROFESIONALES DE LA SALUD EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX EN LAS PALMAS HEALTH PROFESSIONALS IN LAS PALMAS IN THE LAST HALF OF THE 19TH CENTURY María José Betancor Gómez* Cómo citar este artículo/Citation: Betancor Gómez, M. J. (2016). Profesionales de la salud en la segunda mitad del siglo XIX en Las Palmas. XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014), XXI-047. http://coloquiosca-nariasmerica. casadecolon.com/index.php/aea/article/view/9529 Resumen: Suele decirse que en Canarias ha habido siempre un importante déficit de médicos ¿Fue siempre así? ¿Cuál fue el impacto de la actividad de estos profesionales de la Salud fuera de la Medicina? La comunicación estudia estas dos cuestiones en Las Palmas de Gran Canaria. Sus objetivos son: a) aportar información sobre los facultativos que trabajaban en la ciudad en la segunda mitad del XIX.; b) desarrollar un análisis de la primera Junta Directiva del Museo Canario, en la que ellos ocuparon un rol especialmente activo. Como conclusión se afirma que la vieja imagen de un gran déficit de profesionales de la Salud en Canarias es, al menos, cuestionable: no fue el caso de la capital de la Isla en esos años. Se abriría, además, un nuevo campo para la investigación: el papel que tuvieron los médicos en la introducción en Canarias de nuevos conocimientos y teorías científicas. Palabras clave: médicos; Islas Canarias; Europa; ciencia; siglo XIX Abstract: It is usually claimed that there has been always a huge deficit of medical doctors in the Canary Islands. Was that always true? Which was the impact of the activities of those Health professionals out of Medicine? This paper studies these two questions in Las Palmas de Gran Canaria. Its aims are: a) to provide information on medi-cal doctors working in the city in the last half of the 19th Century; b) to develop an analysis of the first “Junta Directiva” of the Museo Canario in which they played an especially active role. It is concluded that the old image of a big deficit of Health professionals in the Canary Islands is, at least, questionable: it was not the case of the Island’s capital in those years. On the other hand, a new field for further research is opened: medical doctors’ role in the introduction of new scientific knowledge and theories. Keywords: medical doctors; Canary Islands; Europe; science; 19th century Tradicionalmente se ha asumido que Canarias ha sido una zona con un importante déficit de médicos, favorecido tanto por la lejanía de la Península como por la no existencia de una Facultad de Medicina. Es precisamente por esta razón que el estudio de profesionales de la Salud, en un contexto que usualmente se ha supuesto especialmente precario, adquiere una especial relevancia. Los objetivos principales de este trabajo son: aportar datos especialmente relevantes —tanto desde el punto de vista médico como social y político— sobre los facultativos que trabajaban en la ciudad en la segunda mitad del siglo XIX y proceder a un análisis de la primera Junta Directiva del Museo Canario. Este análisis toma en conside-ración el hecho del importante número de médicos que formaban parte de la misma. Partiendo de la premisa del escaso interés que supondría hacer una mera enumeración de todos los médicos que trabajaron en Las Palmas en la segunda mitad del siglo XIX, hemos optado por aportar al-gunos datos sobre los facultativos que había en la ciudad en una fecha central de esta segunda mitad del siglo. Para ello, disponemos de los nombres de los profesionales de la medicina que ejercían su labor en María Jos é Bet anco r Góme z 2 XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-047, pp. 1-11 Las Palmas en 1869. Estos eran, Domingo Navarro Pastrana, Domingo Déniz Greck, Manuel González y González, Luis Navarro Pérez, Juan Padilla y Padilla, Pedro Suárez Pestana, Miguel de Rosa y Báez y Gregorio Chil y Naranjo1. También forman parte de nuestro estudio Andrés Navarro Torrens, Víctor Grau-Bassas y Antonio Jiménez Suárez. Domingo José Navarro Pastrana nació en Las Palmas en 1803 y participó de manera activa en casi todo lo que ocurrió en la isla durante el siglo XIX. Cursó los estudios secundarios, como alumno exter-no, en el Seminario Conciliar2. Se licenció en medicina en Barcelona en 1825 y volvió a Las Palmas en el año 18373. Durante la epidemia de fiebre amarilla de 1838 ya era segundo médico titular de la ciudad4, y según su propio testimonio, continuó siendo médico titular durante más de cincuenta años5. También fue médico del Hospital de San Lázaro6. Por sus méritos profesionales fue recompensado con las cruces de Isabel la Católica, Beneficencia y Mérito Naval. Fue Presidente de la Primera Junta de la Cruz Roja en Las Palmas en 18747. Obtuvo la placa de la Cruz Roja y el nombramiento de Médico de Cámara de la Reina Isabel II. Fue elegido Presidente del Museo Canario en la junta celebrada con motivo su creación en 1879, y desempeñó este cargo hasta su muerte. También fue Presidente del Gabinete Literario y de la Academia de Ciencias Médicas8. Fue Censor de la Real Sociedad Económica de Amigos del País9. Tres años antes de morir, el Ayuntamiento de Las Palmas le nombró Cronista Oficial de la ciudad10, fallecien-do el 25 de diciembre de 189611. La docencia y la política llenaron buena parte de los días del Dr. Navarro. Fue profesor del Seminario Conciliar y del Colegio de San Agustín desde su fundación, además de haber promovido su creación, y de haber formado parte de la comisión que seleccionó a los primeros profesores del Colegio12. En este último, impartió las asignaturas de “Historia Natural y Fisiología e Higiene”13. Por su clase pasaron Be-nito Pérez Galdós y Fernando León y Castillo, y otros muchos jóvenes que ocuparían puestos relevantes en la sociedad grancanaria14. En cuanto a la actividad política, intervino activamente en el ámbito local como representante del sector moderado y fue miembro de la Junta de Gran Canaria, que se constituyó el 26 de julio de 1843, con motivo del pronunciamiento contra Espartero. Pero quizás, lo que más ha contribuido a que el Dr. Domingo Navarro Pastrana permanezca en la memoria colectiva de Las Pal-mas, además del hecho de dar nombre a una calle del centro de la ciudad, es la publicación de su obra Recuerdos de un noventón. El origen de esta publicación fue una conferencia leída en el Museo Canario, el 28 de mayo de 1889, cuyo título era: La Ciudad de Las Palmas a principios de este siglo. Posterior-mente se publicó como artículo en el Diario de Las Palmas, y por último fue publicado como libro, por vez primera, en 189515. Con posterioridad se volvió a editar en 1921, y a partir de esa fecha en varias ocasiones más16. Otro tipo de publicación totalmente diferente, es su obra, Consejos de higiene pública a la ciudad de Las Palmas. Ésta sale a la luz en el mismo año de su muerte en 1896. Independientemente de la carga de subjetividad que posee una obra escrita por alguien que vivió en primera persona gran número 1 ALZOLA (1999), pp. 20, 86, 89 y 90. 2 ALZOLA (1999), p. 16. 3 BOSCH MILLAR ES (1967), p. 95. 4 A.M.C., CHIL Y NARAN JO, G.: Estudios Históricos, Climatológicos y Patológicos de las Islas Canarias. Ms. 5 II-4.4, pp. 1109-1112. Aunque en el análisis de esta epidemia, Chil critica la actuación de todos los médicos de la ciudad, con la excepción del Dr. D. Antonio Roig, por su resistencia a reconocer la existencia de la enfermedad, el Dr. Navarro fue uno de los dos médicos que permanecieron en la ciudad durante la epidemia, de los seis existentes. Ver: BETAN COR GÓMEZ (2000), pp. 2501-2511. 5 NA VAR O PASTRANA (1896), p. III. 6 A.M.C., DÉN IZ GRECK, D.: Resumen Histórico Descriptivo de las Islas Canarias. Ms. II-F-33, p. 941 y 942. 7 ALZOLA (1980), pp. 20 y 21. 8 ALZOLA (1999), pp. 16 y 97. 9 BOSCH MILLAR ES (1967), p. 97. 10 ALZOLA (1999), p. 17; BOSCH MILLAR ES (1967), pp. 97 y 98. 11 BOSCH MILLAR ES (1967), p. 98. 12 BETHENCOURT MASSIEU (1997), p. 21; MAR ERO HEN ING (1997), P. 174. 13 MAR ERO HEN ING (1997), p. 188. 14 ALZOLA (1999), p. 17. 15 NA VAR O PASTRANA (1991), pp. 9 y 10. 16 ALZOLA (1999), p. 17. 3 PROFESIONA LES DE LA SALUD EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX EN LAS PALMAS XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-047, pp. 1-11 de las cuestiones que relata, es una fuente de información valiosa para el estudio de la salubridad y la medicina de Las Palmas17. Domingo Déniz Greck nació en Las Palmas en 1808. Se doctoró en Medicina y Cirugía en Montpe-llier en 183718. Aunque volvió a Gran Canaria en 1838, por motivos económicos de su familia, no pudo revalidar sus estudios hasta 1848. Estos años los ocupa con la docencia. Fruto de ella redactó un manual de Geografía que sirviera de texto a sus alumnos. Éste se publica en Cádiz en 1840 bajo el título Com-pendio de Geografía apropiado a la enseñanza de los niños. Según José Miguel Alzola, la favorable acogida, especialmente en algunos colegios de la Península, hizo que tuviera cuatro ediciones. Además, fue aprobado en 1845 por la Dirección General de Estudios. La cuarta edición se publicó 1871 en Ma-drid, con el título: Rudimentos de geografía y Cronología, arreglados a la enseñanza elemental19. En está primera etapa, uno de sus alumnos fue Gregorio Chil y Naranjo, al cual además de otras disciplinas enseño francés20. En 1844 se creó el “Instituto elemental”, de carácter privado, y que con posterioridad se llamaría Colegio de San Agustín. Fue uno de los elegidos por su comisión directora, en el primer cuadro de profe-sores, y le fue encomendada la cátedra de Geografía e Historia, para impartir la asignatura de “Geografía e Historia General y particular de España y de Canarias”21. No lo aceptó alegando que sus proyectos fu-turos no le permitían hacerse cargo. Sin embargo, su Compendio de Geografía se utilizó desde el primer año de docencia del centro22. Finalmente, años más tarde acabaría por impartir docencia en cuatro áreas diferentes: francés, filosofía, sociales y naturales23. En junio de 1848 recibe el grado de licenciado en Madrid. Sólo dos años después de establecerse en Las Palmas como médico, en 1851 tuvo lugar una terrible epidemia de cólera. En ella tuvo un importante papel en Arucas, y en el transcurso de ésta enfermó. A nivel profesional llegó a ocupar varios cargos. En 1851 es nombrado vocal de la Junta Municipal de Sanidad y “Médico de Visitas de Naves”. Al año siguiente, vocal de la Junta Provincial de Beneficencia y médico del Hospital de San Martín. En 1854 es nombrado Subdelegado de Medicina24, en 1860 asume la Dirección de los Establecimientos de Beneficen-cia, cargo al que dedicó los diecisiete últimos años de su vida25. Además, fue una persona comprometida con los problemas de su Ciudad, como muestra el hecho de que fue uno de los integrantes de la Comisión Local de Instrucción Primaria26, Director de Jardines Públicos27, Socio de la Real Sociedad Económica de Amigos del País28, etc. Falleció en Las Palmas en 187729. Manuel González y González, nació en Arucas en 182530. Se doctoró en Medicina y Cirugía en Mont-pellier31. Fue director y médico del Hospital de San Martín en sustitución de Domingo Déniz Greck. 17 El texto tiene en común con las Topografías Médicas, tan al uso en la época, el que aborda cuestiones parecidas, pero el hecho de que en la obra del Dr. Navarro la información se de en forma de “consejos de higiene”, hace que el tratamiento de los temas no sea tan minucioso y exhaustivo como era habitual en dichas Topografías. En NAVARRO PASTRANA (1896) 18 ALZOLA (2008), pp. 17 y 54. La primera edición la publicó el Museo Canario en 1961. 19 Con el mismo fin publicó posteriormente otro manual, Nociones de literatura española desde su origen hasta el siglo XVIII, con el que según Alzola, estudiaron varias generaciones de alumnos. En ALZOLA (2008), pp. 56 y 57; MARRERO HEN ING (1997), p. 195. 20 ALZOLA (2008), pp. 57 y 58. 21 MAR ERO HEN ING (1997), pp. 174, 175, 194 y 195.; ALZOLA (2008), p. 57. 22 MAR ERO HEN ING (1997), p. 194. 23 ALZOLA (2008), p. 58; MAR ERO HEN ING (1997), p. 195. 24 ALZOLA (2008), p. 72. Sin embargo, José Miguel Alzola en la obra que le dedica en 1899 a Andrés Navarro Torrens, afirma en palabras de Navarro Torrens que era médico titular. En ALZOLA (1999), p. 63. 25 Se trataba de: Hospital de San Martín, Cuna de Expósitos, Hospicio y Casa de Socorro. En ALZOLA (2008), p. 74. Las Acta Municipales de Las Palmas recogen una petición de Déniz Grez como director de Beneficencia. L.A.A.L.P. Año 1861. Sesión del 9 de diciembre. 26 MAR ERO HEN ING (1997), p. 45. 27 BOSCH MILLAR ES (1967), p. 93. 28 L.A.A.L.P. Año 1861. Sesión del 3 de mayo. 29 ALZOLA (2008), p. 115. 30 BOSCH MILLAR ES (1967), p. 100. 31 ALZOLA (1999), p. 83. 4 María Jos é Bet anco r Góme z XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-047, pp. 1-11 Desde 1853 a 1868 fue profesor del área de Naturales en el Colegio de San Agustín32. En 1868 pasó a ser profesor del Instituto Local de Segunda Enseñanza de Las Palmas33. Fue Presidente del partido progre-sista, cargo desde el que apoyó la creación de dicho Instituto y la división provincial. Murió en 188434. Luis Navarro Pérez, nació en Las Palmas en 1832. Se doctoró en la Universidad Central, en 1861. Empezó a ejercer la profesión en Madrid y de regreso a Las Palmas fue nombrado médico del Hospital de San Martín en 1872. A raíz de la Restauración fue nombrado Alcalde de Las Palmas, lo cual algo tuvo que ver con sus ideas conservadoras35. Según Millares Torres, tuvo cierta responsabilidad en la supresión del Instituto de Segunda Enseñanza. Aunque a nivel oficial se decía que el Instituto se cerraba por la falta de ayuda de los Ayuntamientos de la Isla, Millares Torres afirma que Luís Navarro Pérez había iniciado una campaña contra algunos profesores, sensible a las presiones del Obispo Urquinaona, temeroso el clérigo de las ideas supuestamente krausistas que inculcaban en sus alumnos36. Cuestión de suma im-portancia, si se tiene en cuenta, que con posterioridad la Isla de Gran Canaria no vuelve a contar con un Instituto, hasta que por Real Decreto de 4 de febrero de 1916 se crea el Instituto de Las Palmas37. Fue profesor de las asignaturas de Historia de España e Historia Universal desde 1882 a 1890 en el Colegio de San Agustín38. Murió en 1891 a los 59 años39. Juan Padilla y Padilla, nació en Las Palmas en 1821. Estudió y se doctoró en Paris en 185840. Volvió a Gran Canaria en 1859 y fue nombrado médico titular de Gáldar, pero su afición a la investigación his-tórica, y de las ciencias naturales, le llevó a trasladarse a Las Palmas, donde colaboró con Gregorio Chil y Naranjo41. Esta colaboración hizo que Chil, en sus Estudios históricos, climatológicos y patológicos de las Islas Canarias, elogiara a Juan Padilla y Padilla, afirmando que aquél había sido de gran utilidad en la génesis de su obra por su extraordinaria honradez y su independencia42. Impartió la asignatura de francés en el Colegio de San Agustín en 1857-185843. Fue interino en la Cátedra de Lengua Francesa en el Instituto44. Formó parte de la Primera Junta de la Cruz Roja en Las Palmas en 1874, donde ocupó el cargo de contador45 Según Bosch Millares fundó la agrupación republicana de Las Palmas. Fue nombra-do Alcalde de Las Palmas en 187146 y murió en 189147. Pedro Suárez Pestana, nació en Las Palmas en 183348. Al contrario de los anteriores no fue profesor del Colegio de San Agustín pero sí fue alumno49. Estudió medicina en Cádiz, fue médico Titular de Las Palmas, y desempeño la Subdelegación de Medicina hasta su muerte. También ejerció de médico Direc- 32 Marrero Henning cuando hace referencia a el curso escolar 1861-1962 afirma que impartía la asignatura de física y química. En: MAR ERO HEN ING (1997), pp. 137 y 196. 33 MAR ERO HEN ING (1997), p. 180. 34 BOSCH MILLAR ES (1967), p. 100. 35 BOSCH MILLAR ES (1967), pp. 101-103. 36 El término krausista sólo es usado en las notas que se le añadieron a la obra de Millares Torres en 1975. MILLARES TOR ES (1975), p. 74. 37 FAJAR DO SPÍN OLA (1995), p. 266. 38 MAR ERO HEN ING (1997), p. 186. 39 BOSCH MILLAR ES (1967), p. 104. 40 BOSCH MILLAR ES (1967), p. 107. Según Marrero Henning era licenciado en medicina. MAR ERO HEN ING (1997), p. 281. 41 BOSCH MILLAR ES (1967), p. 107. 42 Chil relata que a su llegada en 1848: “… al principios de Abril a Paris, encontré allí tres paisanos que cursaban medicina: uno de ellos era mi particular amigo y compañero de estudios desde Canaria el Dr. D. Juan Padilla, vieja amistad que jamás se ha alterado y cuya extraordinaria honradez é independencia han sido de gran utilidad para estos estudios; había llegado el año anterior…”. A.M.C., CHIL Y NARAN JO, G.: Estudios Históricos, Climatológicos y Patológicos de las Islas Canarias. 8 II-A-5, pp. 1509 y 1510. 43 MAR ERO HEN ING (1997), p. 195. 44 BOSCH MILLAR ES (1967), p. 108 y 109. 45 ALZOLA(1980), p. 20 y 21 46 PLATERO FERN ÁNDEZ (1996), p. 153. 47 BOSCH MILLAR ES (1967), p. 109. 48 BOSCH MILLAR ES (1967), pp. 109 y 110. 49 MAR ERO HEN ING (1997), p. 223. 5 PROFESIONA LES DE LA SALUD EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX EN LAS PALMAS XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-047, pp. 1-11 tor de Sanidad del Puerto. Fue Inspector Honorario de la Primera Junta de la Cruz Roja en Las Palmas en 187450. Murió en 189651. Miguel de Rosa y Báez, nació en Las Palmas a comienzos del siglo XIX. Se doctoró en Montpellier en 185352. Trabajó en un Hospital de Nimes durante cinco años, y trasladado a Gran Canaria, primero trabajó en Guía, pero al poco tiempo empezó a ejercer en Las Palmas. A partir de la revolución de 1868 fue diputado a Cortes en dos legislaturas por el distrito de Guía, derrotando en una de estas elecciones a Fernando León y Castillo. Ocupó la alcaldía de Las Palmas al proclamarse la República53. Fue profesor en el Colegio de San Agustín y en el Instituto de Segunda Enseñanza54. Falleció en 188755. Gregorio Chil y Naranjo, nació en Telde en 1831. Al terminar los estudios primarios se traslada a Las Palmas para iniciar los secundarios en el Seminario Conciliar, donde culmina su Bachillerato56. En 1848 se traslada a París para estudiar medicina. En esta ciudad se doctoró en Medicina en 1859, regre-sando a Las Palmas57. En Cádiz revalidó su título de licenciado en 1860. Desde su vuelta, simultaneará el ejercicio de la profesión con la investigación en profundidad de los orígenes y peculiaridades de la población aborigen del Archipiélago. Sin embargo, sus investigaciones superaron ampliamente esta te-mática, como lo refleja su obra Estudios Históricos, Climatológicos y Patológicos de las Islas Canarias. A pesar, de que la mayor parte de esta obra continúa como manuscrito, la publicación del primer tomo en 1876 originó una indignada condena del Obispo José María de Urquinaona y Bidot58. Únicamente desem-peño un cargo político, en una ocasión. En concreto, fue nombrado en 1887 Diputado Provincial por la Isla de Lanzarote59. Fue quien concibió el proyecto de fundar el Museo Canario y su principal impulsor60. Falleció en 190161. En nuestro trabajo nos ha parecido pertinente detenernos en la figura de Chil por varias razones, entre las que destacan, obviamente, la importancia de su obra y haber sido el principal impulsor de la funda-ción del Museo Canario. Chil destacaba por su excelente formación. Cualidades personales aparte, su estancia en París como estudiante de medicina fue determinante. No es difícil entender el impacto que debió de producir en un muchacho de 17 años la llegada al París de 1848. Y más viniendo de una pequeña ciudad alejada del Continente, como lo era Las Palmas en la época. Por tanto, aunque nos parezca interesante dar algunos datos del panorama de la medicina francesa que encontró, es imposible no reseñar la riqueza de experiencias –de todos los órdenes- que allí vivió. En este sentido, sus Estudios son una fuente de primer or-den. Relata, por ejemplo, que al salir de Canarias nada sabía de los acontecimientos que estaban sucediendo en Francia. Y, sin embargo, Chil, participó activamente en los sucesos de 1848. Es más, se identificó con la revolución y los revolucionarios62. Por otra parte, la impronta de su formación médica hay que situarla dentro de las coordenadas de un importante cambio. La patología decimonónica —pensemos que Chil se formó como médico en los años centrales de este siglo— fue la culminación del enfrentamiento dialéctico que los movimientos renovadores venían manteniendo con la medicina tradicional en los siglos anteriores. Su aparición excluyó por completo al galenismo de la medicina viva y lo convirtió definitivamente en objeto de indagación histórica63. Ésta pa-tología decimonónica la podemos dividir en dos etapas que coinciden, en gran medida, con las dos mitades 50 ALZOLA (1980): p. 20 y 21 51 BOSCH MILLAR ES (1967), vol. II, pp. 110 y 111. 52 ALZOLA (1999), p. 83. 53 MILLAR ES CAN TERO (1975), p. 86. 54 MAR ERO HEN ING (1997), p. 180. 55 BOSCH MILLAR ES (1967), p. 106. 56 BOSCH MILLAR ES (1971), pp. 25, 28 y 30. 57 Bosch Millares en la biografía dedicada a Chil afirma que volvió en 1859. Sin embargo, en su Historia de la Medici-na en Gran Canaria sitúa el regreso en 1857. Apoyando la primera fecha tenemos que obtuvo el doctorado en 1859. Ver BOSCH MILLAR ES (1971), pp. 39, 40 y 45. BOSCH MILLAR ES (1967), p. 111. 58 El segundo aparecerá en 1880 y el tercero en 1891. MILLARES CANTERO (1975), p. 131. 59 BOSCH MILLAR ES (1971), p. 56; GALVÁN RODRÍ GUEZ (1995), pp. 355 y 356. 60 ALZOLA (1999), p. 97. 61 BOSCH MILLAR ES (1967), p. 114. 62 A.M.C., CHIL Y NARAN JO, G.: Estudios Históricos, Climatológicos y Patológicos de las Islas Canarias. 8 II-A-5, pp. 1509 y 1510. 63 LÓPEZ PIÑERO (1985), p. 255; MAULITZ (1993), pp. 176 y 177. 6 María Jos é Bet anco r Góme z XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-047, pp. 1-11 del XIX. A la primera se le ha denominado etapa anatomoclínica, y a la segunda etapa de la «medicina de laboratorio», en contraposición a la «medicina hospitalaria» propia del período anatomoclínico anterior64. Pensemos que Chil vivió en París, precisamente, entre el final de la primera etapa y el inicio de la segunda. En lo referente a la primera etapa, no es por azar que el escenario original de la medicina anatomoclínica fuera precisamente la Francia posterior a la Revolución. Por razones obvias, las nuevas estructuras políticas, sociales y económicas ofrecieron las condiciones adecuadas para que se produjera una ruptura decisiva con la tradición médica. París, en concreto, se convirtió en el centro indiscutible de la nueva patología. Para eli-minar el lastre del Antiguo Régimen, la profesión, la enseñanza, las instituciones científicas y los hospitales fueron organizados sobre bases totalmente distintas. Se deseaba crear una nueva medicina y esta reorgani-zación consiguió terminar con la separación entre médicos y cirujanos, imponer una enseñanza de carácter fundamentalmente práctico, y convertir los hospitales en el centro de la vida médica. Nosotros, con objeto de hacernos una idea de la situación de París a la llegada de Chil, desde el punto de vista médico, únicamen-te haremos una breve referencia a la Escuela Anatomoclínica de la Charité y a la etapa de la escuela médica de París entre 1830 y 1848 denominada “etapa de eclecticismo”. La patología anatomoclínica propiamente dicha tuvo su centro en la escuela del hospital de la “Charité”. Cuando Chil llegó a París, los representantes más importantes de esta “Escuela”, como Corvisart, Bayle o Laeenec ya habían muerto, pero sin embargo, permanecía la huella de su obra y sus discípulos. Pensemos, brevemente, en la gran repercusión que tuvieron, al ser los introductores de técnicas tan paradigmáticas del ejercicio médico como la percusión y la auscultación. Pero la máxima figura del grupo de la Charité fue René Théophile Hyacinthe Laennec (1781-1826), quien en 1816 descubrió la auscultación mediata y cuya obra cumbre es su estudio de la tuberculosis pulmonar65. La llegada de Chil a París coincide cronológicamente con el final de la “etapa de eclecticismo”. Sin em-bargo, los llamados “eclécticos”, entre los que se encuentran Roche, Bouillaud, Louis, Chomel, Trousseau, Andral, etc., se dividieron en realidad en dos tendencias incompatibles en lo que respecta a la investigación de laboratorio. Es bastante probable que Chil conociera a algunos de los protagonistas de esta etapa, que usara el tratado de patología médico-quirúrgica de Roche —el cual se convirtió en libro de texto de nume-rosas generaciones médicas— y que se viera influido por la obra de Louis quien, a pesar de que nunca llegó a ser nombrado profesor, tuvo un peso decisivo en la formación de numerosas generaciones de médicos franceses. Además, Chil tuvo como decano de la Facultad de Medicina a Bouillaud, pues la revolución de 1848 le llevó a ocupar ese puesto66. Sin embargo, durante la segunda mitad del siglo XIX, Francia dejó de ser el escenario central de la pato-logía europea. Las universidades francesas fueron incapaces de promover una profesionalización académica o de institucionalizar en su seno la investigación, como había hecho la alemana. Por otra parte, una rígida centralización confinó la investigación experimental en algunas instituciones de París, como el Collège de France y el Muséum d´Histoire Naturelle, apartándola de la actividad diaria de los clínicos que dirigían las cátedras universitarias y los servicios hospitalarios. En realidad la patología francesa de esta segunda mitad del XIX supone un desarrollo de las posturas existentes en el período de 1830-1848. Algunas personalidades de esta etapa, como Claude Bernard, Brown-Séquard, Vulpian, Robin, Duchenne, Jaccoud o Charcot, pudie-ron ser compañeros de Chil, e incluso, en el caso de Robin fue su profesor, pues como sabemos formó parte del Tribunal que le confirió el grado de doctor en 185967. Significativamente, Charles Philippe Robin (1821- 1885), fue uno de los integrantes del grupo que en 1848, año de la llegada de Chil a París, fundaron la Société de Biologie, institución de importancia central para las disciplinas médicas básicas durante la segunda mitad del siglo XIX68. Por otra parte, es imposible no subrayar la relación estrechísima que Chil estableció con Bro-ca. En efecto, Paul Broca (1824-1880) trabajó como cirujano, pero es sobre todo conocido como uno de los prohombres de la antropología física francesa. Con Aitken, fundó una metodología difícilmente superable y un conjunto muy completo de técnicas en Antropometría69. 64 LÓPEZ PIÑERO (1985), p. 11; MAULITZ (1993), pp. 176-179. 65 LÓPEZ PIÑERO (1985), pp. 31-39; LÓPEZ PIÑERO (1984), pp. 259-262; MAULITZ (1993), pp. 176-179. 66 LÓPEZ PIÑERO (1985), pp. 39-46; LÓPEZ PIÑERO (1984), pp. 262-265; BOOTH (1993), p. 207. 67 BOSCH MILLAR ES (1971), pp. 39, 40 y 45. 68 LÓPEZ PIÑERO (1982), pp. 141-150; TAN SEY (1993), pp. 128 y 129; GILMAN (1993), p. 1033. 69 ARQUIOLA (1982), p. 240; AGUIR E (1982), p. 102. 7 PROFESIONA LES DE LA SALUD EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX EN LAS PALMAS XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-047, pp. 1-11 Por último reseñar que en la época en la que Chil residió en París esta ciudad no sólo fue importante para la patología y la clínica, sino también para otros aspectos primordiales de la salud y la medicina del momento. Así, en 1851, el año que Gran Canaria era asolada por una terrible epidemia de cólera, en París se celebraba la primera Conferencia Sanitaria Internacional motivada, en gran medida, porque veinte años antes había llegado, y por vez primera, el cólera a Europa Occidental. Sus sucesivas apariciones constituían una fuente de gran preocupación70. Por tanto, todo ello debió de dar una amplitud de miras importantísima a aquel muchacho que todavía estaba en época de formación. En lo referente a la obra de Chil, nos vamos a centrar en sus Estudios Históricos, Climatológicos y Patólogicos de las Islas Canarias, a pesar, de que como ya hemos indicado, la mayor parte de esta obra manuscrita continúa inédita. Es un trabajo en el que se refleja tanto su sólida formación científica, su marcado compromiso social y su espíritu crítico. Bien conocida es la riqueza informativa en todos los ór-denes que poseen dichos “Estudios”. A ello hay que unir, lo cual no es extraño dada su condición de médico, que dedicara especial atención a los temas sanitarios. Hecho que reviste aún más valor si tenemos en cuenta que fue un incómodo testigo de algunos de los eventos que allí se relatan. Todo ello hace de los “Estudios” una fuente ineludible para el estudio de la historia de Canarias. Esta obra del Dr. Chil se podría comparar, en algunos aspectos, a la del Dr. Déniz Greck, Resumen Histórico Descriptivo de las Islas Canarias71, quien se formó en la que había sido prestigiosa Facultad de Medicina de Montpellier, la cual, aunque hasta la primera mitad del siglo XIX había mantenido un estima-ble nivel, ya no era equiparable a París72. La obra de Déniz Greck se conserva como manuscrito en el Museo Canario. Aunque también muy valiosa, es de menor envergadura, más descriptiva, y no llega a tener el espí-ritu crítico y “la amplitud de miras” que posee la obra de Chil. Sin duda, estas importantes diferencias entre las obras de ambos autores pudo deberse, en parte, al entorno que tuvo cada uno en sus años de formación, pero seguramente se debería a las diferencias entre ambos respecto a determinadas cualidades personales e inquietudes intelectuales. Un ejemplo, que nos parece significativo es el contenido de una carta que envía Déniz Greck a su familia en 1830, cuando llega a Francia para iniciar sus estudios de medicina. Allí se en-cuentra con la Revolución de 1830. En plena efervescencia revolucionaria declara a su familia que: …puede confiar en mi conducta y estar seguro que no tomaré arte ni parte en asuntos políti-cos. Yo no aspiro a más que a obtener mis diplomas lo más pronto y volverme al seno de mi familia; estos son los límites de toda mi ambición…73. Aunque era una misiva destinada a tranquilizar a sus familiares, el contraste con un Chil que participó activamente en las jornadas revolucionarias de 1848 es significativo74. Andrés Navarro Torrens nació en 1844. Fue uno de los diez hijos que tuvo Domingo Navarro Pastrana. Vuelve a Las Palmas en 1869, después de haber estudiado medicina en Madrid y haber ampliado estudios en Paris75. Fue Inspector efectivo de la Primera Junta de la Cruz Roja en Las Palmas en 187476. Falleció en 1926. Víctor Grau-Bassas nació en 1846 en Barcelona, pero se trasladó a Las Palmas con cuatro años, don-de estudió en el Colegio San Agustín77. Cursó los estudios de medicina en París. A su vuelta a Gran Canaria, primero ejerció en Teror y después en Las Palmas, donde fue Médico Director de Sanidad Marítima. Fue 70 BALAGUER; BALLESTER (1974), p.369. 71 A.M.C., DÉN IZ GRECK, D.: Resumen Histórico Descriptivo de las Islas Canarias. No sabemos con seguridad la fecha en la que Déniz Greck escribió este manuscrito, pues en el ejemplar mecanografiado que se conserva en el Museo Cana-rio, la fecha está incompleta, ya que únicamente consta 185..., faltando el último dígito. Sin embargo, es de suponer que una obra de tal calibre le llevara bastante tiempo para culminarla. Sin embargo, el que exista información sobre el derribo del Hos-pital de San Lázaro en 1854, nos clarifica que por lo menos algunas partes de obra las escribió con posterioridad a esta fecha. En A.M.C., DÉN IZ GRECK, D.: Resumen Histórico Descriptivo de las Islas Canarias. Ms. II-F-33, pp. 937 y 938. 72 LÓPEZ PIÑERO (1984), p. 265. 73 ALZOLA (2008), p. 48. 74 A.M.C., CHIL Y NARAN JO, G.: Estudios Históricos, Climatológicos y Patológicos de las Islas Canarias. 8 II-A-5, pp. 1509 y 1510. 75 ALZOLA (1999), pp. 20, 86 y 89. 76 ALZOLA (1980), p. 20 y 21. 77 BOSCH MILLAR ES (1967), pp. 255 y 256; MAR ERO HEN ING (1997), p. 244. 8 María Jos é Bet anco r Góme z XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-047, pp. 1-11 Diputado Provincial por el Distrito de Teror durante la Primera República. Fue el promotor del estableci-miento de la Cruz Roja en Las Palmas en 1874. En 1884 fue acusado de unos hechos que debieron ejercer en él un profundo pesar, y que le debieron influir en su determinación de salir de Canarias. José Miguel Alzola en su biografía sobre Victor Grau-Bassas le dedica a esta cuestión, un capítulo que lo denomina: “Naufragio de un buque y de una vida”. En 1890 se marchó a Argentina donde murió en 191778. Antonio Jiménez Suárez nació en Las Palmas en 1848. Estudió medicina en Cádiz y Madrid. Fue médico del Hos-pital San Martín y de Sanidad Exterior. Fue Concejal del Ayuntamiento de Las Palmas. Falleció en 190379. Todas estas biografías médicas revelan un tejido sanitario más tupido de lo que tradicionalmente se ha supuesto. De hecho, los médicos tuvieron un papel importante en no sólo en lo referente a su labor como profesionales del ramo, sino también en el establecimiento de un tejido asociativo que trascendía los límites de lo sanitario y se introducía en el terreno de la acción humanitaria en un sentido amplio, tal como refleja el establecimiento de la Cruz Roja en Las Palmas en 1874. La primera Junta tuvo como Presidente a Domingo José Navarro, pero el promotor de esta empresa fue Víctor Grau-Bassas, que además, ocuparía el puesto de secretario en esa primera Junta. También formaban parte de esta Junta, Juan Padilla, Pedro Suárez y Pestana y Andrés Navarro Torrens80. Y más allá del humanitarismo, y como en otras zonas de España, los profesio-nales de la medicina tuvieron un rol esencial en el dominio de la política. De los aludidos en nuestro trabajo, Domingo José Navarro Pastrana, Manuel González y González, Luís Navarro Pérez, Juan Padilla y Padilla, Gregorio Chil y Naranjo, Miguel de Rosa y Báez, Víctor Grau Bassas y Antonio Jiménez Suárez tuvieron algún tipo de actividad. Algunos ocuparon posiciones de liderazgo, otros Diputados a Cortes, Diputados Provinciales, Alcaldes de Las Palmas, Concejales, etc. Pero su actividad no acaba ahí: los médicos tuvieron un rol muy relevante en todo lo referente a la en-señanza. Como es sabido, y ante la inexistencia de un Instituto de Segunda Enseñanza en Las Palmas, en 1844 se crea el “Instituto elemental”, de carácter privado, y que con posterioridad se llamaría Colegio de San Agustín. Los profesores fueron seleccionados en su mayoría entre miembros del Gabinete Literario por una comisión directora. En esta comisión estaba Domingo José Navarro que además sería futuro pro-fesor. También lo serían Domingo Déniz Greck, Manuel González y González, Luis Navarro Pérez, Juan Padilla y Padilla, Miguel de Rosa y Báez, Andrés Navarro Torrens81. El Colegio de San Agustín duró hasta 1917, y en él se formaron gran parte de las elites de Gran Canaria. Para María del Pino Marrero Henning, el Colegio de San Agustín desde su creación le dio importancia al estudio de los idiomas, en concreto al francés, en una etapa que no era obligatorio82. Además, fue de los pocos centros que en esta época utilizó animales para realizar prácticas83. En 1846 tuvo lugar la creación del único Instituto de Segunda Enseñanza de Canarias, en La Laguna, por Real Orden de 21 de agosto84. Sin embargo, Las Palmas tiene que esperar hasta el Sexenio, para la creación de su Instituto de Segunda Enseñanza. Para impulsar su creación también tuvieron importancia algunos de los médicos mencionados. En concreto Manuel González y González no sólo fue profesor, sino que, además, desde su posición de Presidente del partido progresista había apoyado su creación. También apoyó la creación del Instituto Víctor Grau Bassas, durante el desempeño de su car-go como Diputado Provincial85. Además, fueron profesores, Manuel González y González, Juan Padilla y Padilla, Miguel de Rosa y Báez. Sin embargo, como es sabido, el Instituto tuvo una vida efímera, y a raíz de la Restauración fue suprimido. Hemos comentado más arriba la posible responsabilidad en esta cuestión de Luís Navarro Pérez. Pero es en el incipiente tejido de instituciones científicas donde el papel de los médicos adquirió un relieve aún más sobresaliente. Nos referimos al Museo Canario, cuya primera Junta fue elegida en 78 ALZOLA (1980), pp. 19, 20 y 21, 39-56. 79 BOSCH MILLAR ES, pp. 224-226. 80 ALZOLA (1980), pp. 20 y 21. 81 MAR ERO HEN ING (1997), p. 174, 194-197. 82 A pesar de que en los Planes de Estudios o Reglamentos de 1845, 1847, 1848, 1849, 1850, 1852 se reseñaba como no obligatoria la asignatura de idiomas, a excepción del Plan Pidal, en el Colegio de San Agustín se impartió francés de manera ininterrumpida hasta 1852. MAR ERO HEN ING (1997), p. 192 83 En 1851, la Dirección del centro compra un carnero para la asignatura de Historia Natural. MARRERO HENNING (1997), p. 194. 84 FAJAR DO SPÍN OLA (1995), p. 14. 85 ALZOLA (1980), p. 20. 9 PROFESIONA LES DE LA SALUD EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX EN LAS PALMAS XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-047, pp. 1-11 septiembre de 1879, aunque su inauguración tuvo que esperar a mayo de 188086. El Museo Canario representó el acontecimiento científico y cultural más importante de la Isla hasta ese momento. Al pa-recer, los fundadores estuvieron asesorados por Salvador Calderón, uno de los profesores del Instituto de Segunda Enseñanza de Las Palmas, que había sido discípulo de Sanz del Río y amigo personal de Giner de los Ríos87. En este primera Junta, formada por diez personas, seis eran médicos: el Presidente, Domingo José Navarro Pastrana; el Vicepresidente 2º, Andrés Navarro Torrens; el Director, Gregorio Chil y Naranjo; el Conservador, Víctor Grau-Bassas Mas; el Bibliotecario, Juan Padilla y Padilla y el Vocal 2º, Antonio Jiménez Suárez. Canarias ha sido una zona con un importante déficit de médicos, favorecido tanto por la lejanía de la Península como por la no existencia de una Facultad de Medicina. Un ejemplo de ello, queda reflejado en el estudio sobre el proceso inquisitorial al médico D. Juan Perdomo, encarcelado por la Inquisición en Las Palmas a finales del siglo XVIII, y que durante el encarcelamiento la población de Las Palmas pide su libertad alegando la falta de médico revalidado en la Ciudad88. Sin embargo, la situación cambió de una forma importante a lo largo del siglo XIX, y por lo menos en la capital de la Isla no se dio una falta de médicos como la que venía siendo habitual desde la Conquista. Así, a principios de siglo XIX las Palmas contaba con cinco médicos89. Cantidad que siguió aumentando a lo largo de ese Siglo. Además, muchos de los médicos canarios nacidos en el siglo XIX prescindieron de su formación en la Península, optando por formarse en otras universidades europeas de mayor prestigio como eran la de Montpellier y París. Sin embargo, para Estévez González, la razón determinante de la «tradición» de estudiar en Europa por parte de la aristocracia y las clases acomodadas isleñas tiene una razón aún más poderosa que la del mayor prestigio: la estrecha vinculación y dependencia de la economía canaria con respecto a los centros económicos europeos90. Un ejemplo: cuando Chil llega a París, en encuentra tres alumnos canarios sólo en la Facultad de Medicina91. Es también significativo destacar que, aunque en algu-nas ocasiones se formaban en otras universidades europeas, un importante número de estos profesionales se habían formado en Francia, especialmente en las citadas, París y Montpellier. Todo ello indica no sólo que debamos tomar con mayor prudencia el tópico historiográfico de la escasez de médicos en Canarias: empezaba a no ser así, al menos en lo que se refiere al siglo XIX y a la ciudad de las Palmas. También ha de tomarse muy en cuenta su perfil científico: un importante número de estos profesionales se habían formado en Francia. Muy distinta hubiera sido la situación si sus familias se hubieran inclinado porque se formaran en las facultades de medicina españolas. Los años en que estu-diaron los médicos analizados en este trabajo coinciden con el reinado en España de Isabel II. Un periodo, desde el punto de vista de la actividad científica, que Piñero denomina “etapa intermedia”: situado entre el profundo colapso del reinado de Fernando VII y la recuperación del último cuarto de siglo. Es decir, un tiempo de mejora, pero en el que las condiciones en las que se desarrollaba la actividad científica seguían siendo poco favorables92. Pero la influencia de estos médicos, como se ha visto a lo largo del texto, no se limitaba al ámbito sani-tario, sino que combinaban el ejercicio de su profesión con actividades docentes, culturales y políticas. Pero es en el terreno científico donde se abren vías nuevas de investigación que podrían romper viejos clichés. El perfil formativo y académico de los médicos canarios decimonónicos introduce matices en la poco cues-tionada imagen de Canarias como un lugar periférico con respecto a la Península en todo lo referente a la 86 MILLAR ES CAN TERO (1975), p.132. ALZOLA (1999), pp. 97-99. 87 Salvador Calderón junto a otros dos profesores del Instituto fueron los primeros exponentes del Krausismo en las Islas. Según Sánchez Enciso, al restaurarse la Monarquía, el Ayuntamiento que preside Luis Navarro Pérez, ante las presiones clericales, inicia una campaña contra ellos que acaba en la propia supresión del Instituto. La influencia de Calderón quedaría en sus discípulos y en su asesoramiento al grupo de fundadores del Museo Canario, como ya comentamos. Nota de Alberto Sánchez Enciso en MILLAR ES TOR ES (1975), p. 74. 88 BETAN COR GÓMEZ; ANA YA HERN ÁNDEZ (1998), pp. 649-667. 89 A.M.C., CHIL Y NARAN JO, G.: Estudios Históricos, Climatológicos y Patológicos de las Islas Canarias Ms. 4 II-A-3, p. 585. 90 ESTÉVEZ GONZ ÁLEZ (1987), pp. 137 y 138. 91 A.M.C., CHIL Y NARAN JO, G.: Estudios Históricos, Climatológicos y Patológicos de las Islas Canarias. 8 II-A-5, pp. 1509 y 1510. 92 LÓPEZ PIÑERO (1992), p. 217. 10 María Jos é Bet anco r Góme z XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014) ISSN 2386-6837, Las Palmas de Gran Canaria. España, 2016, XXI-047, pp. 1-11 generación y circulación de conocimiento. El hecho de que un número importante de médicos canarios se formaran en universidades europeas de gran prestigio, abre una potencial vía de investigación: la de su papel en la introducción en Canarias de nuevos enfoques y saberes científicos que por entonces se difundían en Europa, más allá de los límites disciplinares de la Medicina. Conocido es, por ejemplo, el rol fundamental que tuvo el Dr. Gregorio Chil en la difusión del evolucionismo darwiniano, en el más amplio sentido del término, y la etnología y antropología francesas. Trascendiendo el caso personal de Chil, se abren horizontes novedosos al estudio de la posible influencia de los profesionales de la Salud como un colectivo interesado tanto en la institucionalización de la Ciencia en Canarias, como en la ge-neración de espacios de investigación y difusión del conocimiento científico. Línea que se vería apoyada por la reevaluación al alza del papel de los médicos en la constitución y primeras actividades del Museo Canario. BIBLIOGRAFÍA AGUIR E, E. (1982). “Las ciencias del hombre. Antropología”, en LAÍN ENTRA LGO, P. Historia Universal de la Medicina. Vol. VI, Barcelona: Salvat, pp. 99-107. ALZOLA, J. M. (1980). Victor Grau-Bassas, primer Conservador de el Museo Canario. Las Palmas de Gran Canaria: Museo Canario, Colección Viera y Clavijo, nº 6. ALZOLA, J. 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