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ECOS DEL SEGUNDO “PLEITO INSULAR”: EL INSULARISMO EN
LA PRENSA HISTÓRICA DE LANZAROTE Y FUERTEVENTURA
ECHOES OF THE SECOND “PLEITO INSULAR”, THE INSULARISM IN
THE HISTORIC PRESS OF LANZAROTE Y FUERTEVENTURA
Mario Ferrer Peñate
RESUMEN
Uno de los principales ejes temáticos de la prensa local
histórica de Lanzarote y Fuerteventura ha sido la
defensa de los que se consideraban como intereses
insulares legítimos frente a la preponderancia de las
islas capitalinas de Canarias. Esta comunicación
aborda el estudio de los discursos que sobre este
ámbito se realizaron desde la prensa editada en estas
islas hasta 1982. La finalidad es conocer las
principales líneas de opinión y los apoyos
argumentales que se han sostenido respecto a este
tema. Nuestros objetivos y metodologías no se refieren
a la historia política sino a la historia de la
comunicación social y, más concretamente, a una
lectura de las corrientes de opinión y las dialécticas
empleadas.
PALABRAS CLAVE: Canarias, insularismo, prensa
histórica, pleito insular, pugna intracanaria.
ABSTRACT
One of the main themes of the historic local press of
Lanzarote and Fuerteventura has been the defense of it
was considerated as legitimate insularist interests
against the preponderance of the main islands of the
Canaries. This paper deals with the study of the
speeches that were made on the field from the press on
these islands until 1982. The aim is to identify the
main lines of opinion and argument supports that have
been held on this issue. Our objectives and
methodologies are not about political history but to the
history of social communications and more
specifically, to a reading of the currents of opinion and
the dialectics employed.
KEYWORDS: The Canaries, insularism, historic
press, social communication, pleito insular.
Despierta conejero, que desde otras latitudes cercanas, los
poderes fácticos y oligárquicos que sirven al insaciable caballo
de su amo –los intereses creados de siempre– ya no solamente
están al acecho sino posiblemente en plena ofensiva para
tragarse a Lanzarote… Y eso, si somos realmente un pueblo
con dignidad no lo podemos consentir.1
OBJETIVOS Y METODOLOGÍA
La prensa, como otros medios de comunicación, ha sido y es una herramienta de creación de
opinión pública e influencia social con claras repercusiones en el ámbito político. Incluso en espacios
con un desarrollo histórico tan marginal como Lanzarote y Fuerteventura, partidos, intelectuales y
facciones de distinta índole han utilizado los periódicos para dinamizar a sus sectores afines y difundir
sus postulados.
Con esta comunicación no pretendemos abordar el análisis del devenir político canario sino hacer
un acercamiento a los discursos que sobre el reparto de poder regional se realizaron desde la prensa
local editada en Lanzarote y Fuerteventura hasta 1982. Se trata, por tanto, de examinar las distintas
posturas que han adoptado estos periódicos locales en su línea editorial con respecto al insularismo y
también estudiar el papel de la prensa local en las dinámicas políticas. Para ello, partimos de los datos
de una tesis doctoral sobre la prensa y la opinión pública surgida en Lanzarote y Fuerteventura entre
Doctor en Ciencias de la Información y coordinador de Memoria Digital de Lanzarote (www.memoriadelanzarote.com).
Centro de Datos del Cabildo Insular de Lanzarote. Calle Castillo de las Coloradas, nº. 2, 2 piso. 35500. Arrecife de
Lanzarote. España; Teléfono: +34928810100, ext. 3006; Correo electrónico: datos1@cabildodelanzarote.com
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1852 y 1982.2 En dicha investigación se estudiaban ampliamente las principales cabeceras de este
periodo bajo un modelo de ficha hemerográfica. Sin embargo, en esta ponencia nos hemos centrado en
un análisis de contenido de los editoriales o artículos relacionados con el insularismo. Tras recopilar
este tipo de textos, los clasificamos temáticamente y examinamos aspectos cuantitativos (repetición y
extensión) y cualitativos del discurso (las demandas y quejas planteadas, las llamadas a la
movilización, las propuestas de solución expuestas, etc.). La finalidad era conocer las principales
líneas y apoyos argumentales que ha sostenido la prensa de ambas islas respecto a este tema.
Previamente a estudiar estos aspectos, comentaremos algunas de las características del periodismo
local de Lanzarote y Fuerteventura hasta la fecha escogida para conocer mejor la prensa sobre la que
tratamos.
LA PRENSA LOCAL DE LANZAROTE Y FUERTEVENTURA ENTRE 1852 Y 1982
En la tesis que señalábamos antes se da información de 72 periódicos, aunque realmente se
analizaron pormenorizadamente 12 cabeceras por ser estas las que tuvieron una duración apreciable y
de las que se conservan abundantes ejemplares. Con estos 12 periódicos se procedió a la recogida de
datos mediante un ficha hemerográfica para realizar un perfil completo de cada uno: descripción
formal y la datación; la naturaleza y orientación; los aspectos económicos y empresariales; el
planteamiento informativo y las secciones; los promotores y el equipo redaccional; la difusión y
repercusión; y, por último, un análisis de contenido centrado en las principales corrientes de opinión.
Periódicos por islas y etapas
1852-1898 1898-1936 1936-1975 1975-1982 Total
Lanzarote 10 30 11 9 60
Fuerteventura 1 2 4 5 12
Fuente: colecciones y archivos consultados. Elaboración propia.
Duración de los periódicos de Lanzarote y Fuerteventura (1852-1982)
Duración Periódicos
Más de diez años 1: Antena (1953-70).
Entre tres y seis años
4: La Aurora (1900-1906), Lanzarote (1924-1928), Tiempos
Nuevos (1930-34) y Tiempos Nuevos (1977-1982).
Entre uno y tres años
10: Crónica de Lanzarote (1861-63), El Horizonte (1887-89), El
Amor (1913-14), Acción (1932-34), Pronósticos (1946-48),
Boletín del Círculo Mercantil (1965-66), Maxorata (1968-70), La
Voz Juvenil de Lanzarote (1969-70), Asamblea Informa (1980-…)
y Lancelot (1981-…).
Menos de un año 57…
Fuente: colecciones y archivos consultados. Elaboración propia.
En comparación con otras islas de Canarias como Tenerife3 o con otras regiones de España y
Europa, Lanzarote y Fuerteventura han tenido una periodización tardía en el desarrollo e implantación
de su prensa local. Esto se debe a varios factores que solo vamos a citar brevemente para no
extendernos en exceso: negativos condicionantes históricos y geográficos (aislamiento, economía
precaria, falta de agua, caciquismo…), escasa base empresarial, altas tasas de analfabetismo o falta de
sectores amplios de población urbana. El resultado de esta situación son largos periodos sin
publicación alguna (de los 124 años estudiados en 52 de ellos no existieron periódicos en ninguna isla)
y una debilidad financiera casi crónica en las cabeceras editadas en Lanzarote y Fuerteventura.
Ecos del Segundo “Pleito Insular…
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La publicidad, pilar de la prensa en los espacios donde esta consigue su consolidación empresarial,4
era muy escasa y las tiradas de ejemplares no podían ser sino limitadas en unas islas pobres, rurales y
con poblaciones campesinas o pesqueras diseminadas y poco alfabetizadas.5 Solo por exponer algunas
cifras que ilustren la fragilidad del contexto, recordamos que el denominado decenio calamitoso
(1875-1885) —uno de los varios ejemplos de crisis socioeconómica aguda que sufrieron estas islas—
provocó que Fuerteventura perdiera más del 12% de sus habitantes y núcleos como Puerto de Cabras
lo hiciera en más de dos tercios de su población.6 En 1900, el índice de analfabetismo en Lanzarote era
del 80,05% frente al 56% de la media estatal de un país ya con retraso respecto a otras naciones
europeas.7 Además, las oleadas emigratorias provocadas por las sequías siguieron repitiéndose hasta
los años cuarenta del siglo XX. Toda esta inestabilidad y precariedad repercutían en cualquier proyecto
empresarial, incluidos los de carácter informativo. Periódicos tan importantes como La Aurora (1900-
1906, Puerto de Cabras), Lanzarote (1924-1928, Arrecife), Tiempos Nuevos (1930-1934, Arrecife) o
Pronósticos (1946-1948, Arrecife), se imprimieron total o parcialmente en Gran Canaria y no en
Fuerteventura y Lanzarote. A pesar del coste del transporte, las ventajas de impresión y de acceso al
papel hacían más rentable la opción de imprimir en Gran Canaria. Igualmente, la profesionalización de
los periodistas no llegó hasta finales de los años sesenta del s. XX con los primeros corresponsales a
tiempo completo de los grandes diarios provinciales.
PERIÓDICOS POLITIZADOS Y DIRIGIDOS POR Y PARA LAS ÉLITES INSULARES
La irregularidad del desarrollo de la prensa local en Lanzarote y Fuerteventura nos impide una
tipificación evolutiva clara de la orientación ideológica y de la naturaleza política de los periódicos,
aunque sí podemos señalar varias pautas básicas.
Una característica generalizada fue la autoproclamación que hacían las cabeceras como
representantes del bien común de cada isla. Ya en el primer periódico impreso de los estudiados,
Crónica de Lanzarote (1861-1863), se afirmaba en un editorial sobre los problemas del agua que “si es
una verdad que la prensa es el órgano por el que el pensamiento público llega a las autoridades (…)
Hoy Lanzarote alza su voz doliente para que llegue a los jefes de todos los ramos de la provincia”.8
Prácticamente en todas las cabeceras de las que conservamos los primeros ejemplares nos
encontramos con textos donde los periódicos se designaban a sí mismos defensores de los intereses
insulares y agentes legítimos de la “voz de Lanzarote” o la “voz de Fuerteventura”. Sin embargo, más
allá de las ansias de representatividad de la prensa local, su repercusión y difusión estuvo
condicionada estrictamente por diversos factores como el alto analfabetismo. En 1920, en regiones
como las Vascongadas y Navarra o Castilla la Vieja la tasa era de un 33,99 y 34,88% frente al 69,40
de Canarias, que se situaba a la cola del país, y con Lanzarote y Fuerteventura, a su vez, por debajo de
la media canaria.9 Hasta avanzado el s. XX son periódicos casi siempre destinados a las pequeñas
minorías que sabían leer y escribir. Un caso llamativo y significativo que nos puede servir de ejemplo
fue La Alborada (1905, Arrecife). Este curioso periódico estaba dirigido al sector femenino, cuando en
1900 Arrecife solo tenía 483 mujeres que sabía leer frente a 1.286 analfabetas.10
Durante el siglo XIX, y también en algunos casos de principios del siglo XX como La Aurora (1900-
1906), hubo una clara identificación de las principales cabeceras del momento con las élites locales de
Arrecife y Puerto de Cabras. Pioneros del periodismo local como Elías Martinón, Carlos Schwartz,
Antonio María Manrique, Leandro Fajardo, los Castañeyra o Juan Domínguez Peña respondieron a ese
tipo de perfil. Se trataba de comerciantes, altos funcionarios, consignatarios, juristas…, miembros de
la pequeña burguesía de ambas islas que no solo eran elementos destacados del tejido económico, sino
también del ámbito político y social. Varios de ellos tuvieron aspiraciones en la política local y se
integraron en los principales partidos de Canarias, especialmente en el liberal de Fernando León y
Castillo, aunque también defendieron intereses insulares de estas islas frente a Gran Canaria o
Tenerife.
Muchos de los promotores de los periódicos iniciales de Lanzarote y Fuerteventura también fueron
los impulsores de las primeras sociedades, asociaciones y colectivos sociales, económicos o
educativos. Igualmente mostraron inclinaciones literarias y culturales, expresadas generalmente a
través de la prensa y de las actividades que realizaban este tipo de sociedades. Dentro de esta corriente
genérica inicial nos podemos encontrar con dos variantes, que casi siempre dependen de la
personalidad de la figura impulsora del periódico. Por ejemplo, Antonio María Manrique o Tomás
XX Coloquio de Historia Canario-Americana
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Lubary Medina exhibieron una mayor inclinación erudita y cultural que sirvió para ejemplificar una
prensa más minoritaria, cuya prioridad eran los contenidos literarios. Por otro lado, Leandro Fajardo o
los promotores de La Aurora tenían más preocupación por temas económicos y sociales, simbolizando
a su vez la clásica prensa local que se autodeclaraba expresamente de “defensa de los intereses
materiales del país” en los subtítulos de las cabeceras.
Desde fines del siglo XIX aparece un periodismo eminentemente político y partidista que se fue
haciendo cada vez más importante y que se convirtió en el principal motor en la creación de periódicos
en el primer tercio del siglo XX.
Ricardo Acirón indicó hace tiempo que “el pleito [entre Gran Canaria y Tenerife] alentó la creación
o el hundimiento de periódicos”,11 una afirmación que también se puede aplicar fuera de las islas
capitalinas. Lanzarote (1902-1903, Arrecife) fue uno de los casos más claros —y del que más
ejemplares conservamos— de periódico nacido del grupo local proclive al político Fernando León y
Castillo, “incansable protector de Lanzarote”.12 La inclinación a favor del político grancanario fue tan
clara que además de elogiarlo siempre que fuera posible, Lanzarote llegó a publicar una amplia serie
de artículos con las firmas de los que apoyaban a León y Castillo en cada pueblo de la isla e imprimió
un telegrama del líder de los liberales canarios advirtiendo a quién no se debía votar en las
elecciones,13 dejando una muestra muy clara de las formas de proceder del caciquismo imperante
durante la Restauración en Canarias.
De la misma manera, existieron varios ejemplos del bando contrario a Fernando León y Castillo.
En ambos casos, se empleó con frecuencia una dialéctica incendiaria en la confrontación partidista.
Una de las muestras más claras, desde su propia denominación, fue Autonomista (1914-1915,
Arrecife):
Los leoninos de Lanzarote por sus hechos nefandos, que reprueban todas las personas
honradas, tendrán una agonía terrible y acabarán por morir no como los espartanos, que
perecieron con gloria por defender a su patria, sino como Nerón, ese monstruo de la
historia.14
Desafortunadamente existen serios obstáculos para estudiar estas cabeceras políticas porque han
desaparecido muchas colecciones de periódicos, claramente partidistas, que tan solo pervivieron unas
pocas semanas o escasos meses. Por el contrario, sí podemos hacer un seguimiento preciso de las
disputas entre dos periódicos de ideologías parcialmente enfrentadas durante la II República con los
casos del socialista Tiempos Nuevos (1930-1934, Arrecife) y Acción (1932-1934, Arrecife), cabecera
de los partidarios del partido republicano radical de Lerroux.
Paradójicamente, uno de los capítulos más interesantes para el estudio político e ideológico del
periodismo local que hemos analizado está en los dos principales semanarios lanzaroteños del
franquismo: Pronósticos (1946-1948, Arrecife) y Antena (1953-1970, Arrecife). Surgidos como
proyectos personales de sus directores más que como empresas periodísticas cuando la dictadura
aplicaba el control más estricto y restrictivo, ambos semanarios aprovecharon la marginalidad de
Lanzarote para desarrollar una línea editorial sorprendente reivindicativa en determinados casos.15
Durante la transición democrática, con la vuelta de la plena efervescencia de la política local,
surgieron multitud de publicaciones de distinto signo ideológico. Uno de los aspectos que a nosotros
más nos puede interesar es el nacimiento de muchas cabeceras claramente nacionalistas o insularistas,
que hicieron críticas más agudas. Así por ejemplo Mahey (1977-1978, Puerto del Rosario) se quejaba
de que la visita a Canarias del ministro de Obras Públicas solo había pasado por Gran Canaria y
Tenerife:
(…) queremos decirle a Garrigues-Walker [ministro de Obras Públicas] que en modo alguno
ha visitado Canarias, entendiendo por Canarias a un archipiélago, a siete islas, nunca a
Tenerife y Gran Canaria.
(…)
A los hechos nos remitimos: Los problemas de Gran Canaria y Tenerife, y las visitas
ministeriales lo confirman, merecen un tratamiento especial del que se priva a las islas
menores. Pensamos que de la misma forma que los problemas nuestros se pueden tratar en
Ecos del Segundo “Pleito Insular…
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Las Palmas, también los de Las Palmas y Tenerife se pueden tratar en Madrid, con lo que se
ahorrarían fondos del presupuesto nacional.16
REIVINDICACIONES: TEMÁTICAS Y RETÓRICAS
El camino a seguir por todos los que anhelamos que las islas menores de nuestro
Archipiélago se administren y dirijan por sí mismas (…) no pueden ser otro que el de
integrar nuestros votos a los partidos que desde el primer momento del nuevo régimen
republicano, declararon por boca de sus hombres representativos estar a nuestro lado.17
Antes de examinar algunas de las muestras del insularismo, remarcamos que estas posturas han ido
variando o graduándose dependiendo del momento político de cada época, y que cada corriente ha
propuesto soluciones de acuerdo de sus postulados ideológicos, como hacía en el ejemplo anterior el
periódico Acción con el régimen republicano. Otro punto que hay destacar de nuevo, es que hablamos
de la prensa local de dos “islas menores” con escasa repercusión fuera de Lanzarote y Fuerteventura.
Precisamente, una de las variantes temáticas más constantes en las reclamaciones insularistas fue la
de los transportes, y especialmente, por su valor histórico, las referentes a las comunicaciones
marítimas. Así por ejemplo, El Horizonte (1887-1889), incidió en este tema cuando se quejaba de la
falta de inversiones en Lanzarote. Tras exponer repetidas veces18 las necesidades del puerto de Naos
de Arrecife, el periódico concluía que “a veces se olvidan de que somos tan acreedores a recibir
beneficios de lo que pagamos, como los demás pueblos de la provincia”.19
La publicación dirigida por el abogado y político lanzaroteño Leandro Fajardo a veces fue más
directa, exponiendo la retórica clásica usada en los agravios comparativos entre islas:
Lo único que vemos es que en otras islas se emprenden obras públicas y antes de terminarse
ya otras están comenzadas. En esta, que tanto necesita la obra del puerto, cuya utilidad es tan
evidente, apenas se hace nada o va todo con tanta lentitud que parece esta obra trabajo de
varias generaciones.20
La Aurora argumentaba de forma muy parecida, tanto para reclamar las inversiones necesarias
(“¿Pero es que Fuerteventura no tienen derechos sino deberes? ¿No es una isla española como las
demás del archipiélago?”),21 como para buscar las causas de ese supuesto olvido: “El mal social y
económico que sufre la isla proviene de un mal político. No ha sabido, o no ha podido, ejercitar sus
derechos con las ventajas de reciprocidad, y de aquí sus perjuicios y el desprecio con que se la mira”.22
Por el contrario, Lanzarote (1902-1903, Arrecife), un periódico plenamente consagrado a ensalzar
a Fernando León y Castillo, hacía una lectura bastante diferente de las causas de los retrasos en las
obras en los puertos:
No podemos culpar de este censurable abandono al ilustrado cuerpo de Obras Públicas,
porque éste ya ha cumplido su privativo deber, formando y elevando a la superioridad el plan
de reformas indispensables.
En nuestra tradicionales trabas administrativas, hay que buscar el motivo de la funesta
paralización que sufre este interesante asunto; y para cortarla, conviene que nuestro celoso
Ayuntamiento renueve sus gestiones en el Ministerio de Obras Públicas, acompañándolas de
valiosas cartas de recomendación de nuestro ilustre comprovinciano, el Sr. León y Castillo.23
No obstante, la principal reclamación fue la mejora de los servicios marítimos entre islas. Tiempos
Nuevos (1930-1934, Arrecife), como hicieron otras muchas cabeceras, se encaró repetidas veces con la
compañía encargada remarcando sus ideas políticas: “A pesar de nuestra protestas, la Compañía
Transmediterránea sigue cometiendo el indignante abuso de conducir como animales a nuestro
hermanos de clase, los pasajeros de tercera”.24 En plena posguerra, la penosa situación de las
comunicaciones marítimas hizo que Pronósticos y Antena insistieron en sus críticas a la falta de
acción de los responsables regionales, argumentando un olvido intencionado por su parte hacia
Lanzarote y Fuerteventura:
XX Coloquio de Historia Canario-Americana
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Nuestras autoridades tienen la palabra para exigir el cumplimiento de unas obligaciones
ineludibles que tiene la Compañía y que se hacen inmensamente más exigibles en estos
momentos en que nuestra isla pasa por momentos de verdadera angustia y dolor. ¿Ganará
Lanzarote algún día la gran batalla de sus comunicaciones marítimas?25
De la misma manera que los transportes eran claves para un espacio insular, los sistemas de
telecomunicación se convirtieron en un elemento esencial en las reclamaciones de los periódicos
estudiados. Ya Crónica de Lanzarote (1861-1863, Arrecife) se quejó con frecuencia de las malas
comunicaciones con el exterior, que producían hasta 12 días de retraso en la entrega de la
correspondencia desde Tenerife a Lanzarote. Una novedad es que sus críticas se dirigían al ejecutivo
central: “El gobierno de una nación tan importante (…) como España, no debe mirarnos con tanta
indiferencia, y el servicio de correos, por lo que respecto a esta isla, es una vergüenza para la madre
patria”.26
Quejas parecidas publicaron otras cabeceras, aunque el caso más paradigmático fue el de La
Aurora con el telégrafo. La burguesía comercial y exportadora de Puerto Cabras se desesperaba
porque el cable pasaba a pocas millas de la ciudad en su conexión con Lanzarote pero no se invertía en
un ramal para “unirnos telegráficamente con el mundo”.27
El semanario majorero desarrolló una intensa campaña para lograr avances en este sentido,
publicando editoriales, entrevistas o artículos en los que exponía motivos de índole militar, comercial,
social o de estrategia internacional para España… El periódico expuso razones de todo tipo, se dirigió
duramente a los representantes políticos regionales y nacionales y solicitó ayudas económicas. Sin
embargo, en el concurso de 1904 no se ofertó el deseado ramal y esto dio pie a críticas que son
paradigmáticas del tono que siguió en muchos casos la prensa local de Fuerteventura y Lanzarote:
Una y mil veces hemos pedido el telégrafo, beneficio que disfrutan Gran Canaria y
Lanzarote (…), y nada hemos conseguido. Una y mil veces hemos pedido, lo que a otros se
ha otorgado sin mejor derecho, es decir, un depósito de aguas, y ningún caso se nos ha
hecho. Una y mil veces se ha pedido un juzgado de primera instancia, que tanta falta hace, y
hemos perdido el tiempo. Una y mil veces hemos solicitado la parroquia, cuyo expediente se
halla hace años en el Ministerio de Gracia y Justicia, y nada hemos conseguido. Una y mil
veces hemos reclamado todo aquello que redunda en beneficio de esta isla, y todo ha sido
completamente inútil.28
La Aurora tenía claro que la culpa residía en la falta de verdadero compromiso por parte de los
representantes políticos:
Guardar esperanzas y creer en las palabras de quien estaba llamado a defender los intereses
generales de una región es completamente inútil (…). Se arrastran serios compromisos, se
rompen serias amistades, se pasa el todo por el todo, posesionado del acta y del destino, se
olvida lo acordado, y hasta se critica la actitud de quien recuerda y pide.
Y cuidado con que se diga una palabra que pueda disgustar…29
Casi treinta años después, tras un largo periodo de incomunicación por la rotura del cable
telegráfico, las quejas que se pueden leer en Tiempos Nuevos suenan muy similares: “(…) lo
tristemente cierto es que Lanzarote y Fuerteventura continúan sin comunicación telegráfica, en el más
absoluto aislamiento, en pleno siglo XX, en el más indignante abandono por parte de quienes
voluntariamente se han proclamado padres espirituales de estas islas”.30
Es significativo para nuestro estudio comprobar que periódicos locales coetáneos con ideologías
diferentes y un largo historial de ataques mutuos como Tiempos Nuevos y Acción, coincidieran en sus
críticas a las islas centrales. En el primero se quejaron de los supuestos intentos de boicot contra el
tabaco de Lanzarote (números 9 y 17), mientras que Acción hablaba de “la muerte del cultivo del
tomate en nuestra isla, en la que parecen interesados algunos elementos de Gran Canaria”.31
Culminamos este breve repaso con un ejemplo claro de la retórica insularista publicado en El
Horizonte, un periódico que también planteó una polémica por las trabas a las exportaciones desde
Lanzarote (números 117, 118 y 123) pero en este caso la hacemos con un episodio especialmente
Ecos del Segundo “Pleito Insular…
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controvertido. Se trató del traslado a La Graciosa de un vapor correo salido de La Palma que se puso
en cuarentena por la fiebre amarilla y que iba con destino inicial a Tenerife y Gran Canaria. La
cabecera dirigida por Leandro Fajardo se quejaba duramente de los prejuicios que esto significaba para
Lanzarote:
¿Qué importan estos males [el peligro de dejar incomunicada a Lanzarote si se producía un
contagio] con tal de que Las Palmas y Santa Cruz lleven hasta el exceso sus precauciones
sanitarias y no queden incomunicadas del mundo? (…) lo que ningún bien trae, lo que puede
originar perjuicios sin cuento, a Lanzarote; lo que es un bien general (…) a Canaria, que es la
isla mimada de la fortuna.32
CONCLUSIONES
Como era de suponer, los periódicos de dos islas más orientales de Canarias han argumentado a
favor de una mayor independencia y capacidad de decisión de Lanzarote y Fuerteventura dentro del
contexto canario. Algo lógico en una prensa local, que, como la de otras zonas, surgió muy ligada a los
intereses de las élites de ambas islas, aunque los periódicos han ejercido esta posición con distinta
intensidad y con matices ideológicos muy variados.
En nuestra opinión, existen dos razones de fondo muy significativas en este fenómeno de crítica a
las islas capitalinas. Por un lado, la prensa de Fuerteventura y Lanzarote estaba promovida
habitualmente por figuras de la oligarquía local con importantes intereses económicos y políticos que
en muchas ocasiones entraron en colisión con los de las clases dirigentes de las islas capitalinas. En
muchos casos, estas figuras usaron la prensa como herramienta para dar satisfacción a sus inquietudes
personales pero, al mismo tiempo, para reivindicar una entidad propia de Fuerteventura y Lanzarote,
frente a la influencia de las élites de las islas capitalinas, como voceros de los sectores locales a los
que representaban.
La otra razón de fondo es que otras islas, y especialmente Gran Canaria para el caso que nosotros
estamos estudiando, han ejercido una tutela efectiva y férrea sobre Lanzarote y Fuerteventura,
especialmente en lo relacionado con el control político por lo que sus votos representaban en los
complicados juegos de poder de la pugna intracanaria.33 Son muchos los historiadores que han
señalado la histórica intervención de las islas centrales sobre las periféricas mediante “una red de
caciques locales sin credo ideológico alguno, que se someten a los dictados de las élites
grancanarias”.34
En un contexto de agudo caciquismo, especialmente en periodos como el de la Restauración, las
disputas entre las islas centrales y las distintas familias políticas tuvieron su continuación en los
discursos de los medios dirigidos o influenciados, por los representantes de cada bando en Lanzarote y
Fuerteventura. Hubo casos de periódicos que trataron de mostrar una neutralidad respecto a las luchas
entre Gran Canaria y Tenerife, mientras otros ejemplos como Lanzarote (1924-1928, Arrecife)
defendieron claramente la conveniencia de la división provincial. Este periódico afirmaba que “en
tanto subsistió la ficticia unidad no había otro remedio que mantener a los que fuera como fuera
arrimaban el ascua a la sardina de Tenerife y así se explica que en aquella isla no se atendieran las
justificadas quejas de los que por encima de todo dejando a un lado la unidad o la división, solo pedían
ser bien administrados”.35
Las posturas más combativas se mezclaron con otras más moderadas:
El HORIZONTE es completamente ajeno a las luchas que existen en la provincia, y sólo se
ocupará de ellas cuando afecten directa o indirectamente a nuestros intereses de todas clases,
sin necesidad de servir a más señor que al progreso de las dos islas, venga de donde viniere,
y de base a cualquier persona o entidad política.36
Estas declaraciones a la supuesta autonomía de la línea editorial, en muchas ocasiones dependían
de los acuerdos y desacuerdos que mantenían sus promotores, en este caso el abogado y político
Leandro Fajardo, con los políticos regionales. Como señalaba Manuel Henríquez en su estudio de
Crónica de Lanzarote (1861-1863, Arrecife), este periódico tenía un tono “en cierto modo
beligerante” que no se debía tanto a “un enfrentamiento formal con el organigrama socio-económico
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canario”, como a “una actitud celadora de todo cuanto (…) pueda afectar de un modo u otro al devenir
de Lanzarote”.37 En esta clave es en la que nosotros queríamos insistir en esta ponencia. Así como la
historiografía canaria reconoce al “pleito insular” como un aspecto singular y significativo de la
evolución periodística de las islas, la pugna intracanaria también afectó al resto de las islas,
impulsando la aparición y desaparición de cabeceras vinculadas a esta disputa entre Gran Canaria y
Tenerife, pero también incentivando de réplicas insularistas que reclamaban más autonomía, en este
caso, para Lanzarote y Fuerteventura. Es lo que nosotros hemos denominado, más por intención de
llamar la atención que por rigor histórico, como “segundo pleito insular”, aludiendo a las
reivindicaciones de las islas menores respecto al dominio de las capitalinas, un terreno donde la
prensa, de nuevo, ha tenido un papel destacado.
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XX Coloquio de Historia Canario-Americana
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NOTAS
1 Lancelot (1982, mayo), nº. 7, p. 3.
2 FERRER PEÑATE (2012). [Tesis inédita].
3 YANES (2003).
4 En las islas que nosotros hemos estudiado, ese proceso no se fraguó hasta los años ochenta del s. XX, mientras en otras
islas cercanas, como Tenerife, esto sucedió en los años veinte. YANES (1998), pp. 70-85.
5 Las publicaciones más importantes por su duración o entidad de las que tenemos constancia tuvieron una tirada de entre
250 y 350 ejemplares como ocurrió con La Aurora, Tiempos Nuevos o Pronósticos. Dos excepciones importantes
fueron Antena, que superó los 1.200 ejemplares y Lancelot, ya en los años 80 del s. XX.
6 MILLARES y PAZ (1990), pp. 19-75.
7 PERERA (1994), p. 34.
8 Crónica de Lanzarote (1861, 11 de mayo), nº. 13, pp. 1 y 2.
9 GONZÁLEZ PÉREZ (1996), p. 332.
10 Censo de 1900. Instituto Nacional de Estadísticas (www.ine.es).
11 ACIRÓN ROYO (1986), p. 31.
12 Lanzarote (1902, 26 de junio), nº. 7, p. 4.
13 Lanzarote (1903, 22 de abril) suplemento del nº. 50, p. 1.
14 Autonomista, (1914, 26 de diciembre), nº. 108, pp. 1 y 2.
15 FERRER PEÑATE (2012, mayo).
16 Mahey (1977, diciembre), p. 3.
17 Acción (1933, 21 de octubre), nº. 62, p. 1.
18 El Horizonte (1988, 5 de mayo), nº. 72, p. 2. Este editorial ejemplifica en buena medida las principales intervenciones
que se solicitaban para el puerto de Naos.
19 El Horizonte (1988, 15 de diciembre), nº. 116, p. 1.
20 El Horizonte (1988,30 de diciembre), nº. 118, p. 2.
21 La Aurora (1901, 22 de enero), nº. 11, p. 1.
22 La Aurora (1903, 7 de noviembre), nº. 145, p. 1.
23 Lanzarote (1902, 17 de julio), nº. 10, pp. 1 y 2.
24 Tiempos Nuevos (1932, 15 de diciembre), nº. 99, p. 1. También aparecieron quejas parecidas en los números 5, 7, 8, 71,
88 y 109.
25 Antena (1956, 21 de febrero), nº. 147, p. 2. Se puede ver más sobre esta temática en FERRER PEÑATE (2010),
pp. 541-557.
26 Crónica de Lanzarote (1862, 12 de julio), nº. 74, p. 2.
27 La Aurora (1904, 22 de octubre), nº. 191, p. 1.
28 La Aurora (1904, 22 de octubre), nº. 191, p. 1. Otros editoriales similares se pueden encontrar en los números 162,
163, 169 ó 170.
29 La Aurora (1904, 22 de mayo), nº. 171, p. 1.
30 Tiempos Nuevos (1938, 31 de diciembre), nº. 148, p. 1.
31 Acción (1932, 23 de julio), nº. 8, p. 1.
32 El Horizonte (1889, 5 de enero), nº. 120, p. 1.
33 Recordamos también que durante una parte importante del periodo estudiado, Lanzarote y Fuerteventura compartían
distrito electoral con el norte de Gran Canaria.
34 SUÁREZ BOSA; MILLARES CANTERO. y ALCARAZ ABELLÁN (1993), p. 239.
35 Lanzarote (1928, 19 de febrero), nº. 5, p. 1.
36 El Horizonte (1887, 10 de junio), nº. 8, p. 2.
37 HENRÍQUEZ MARTORELL (1987), p. 334.