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RELACIONES ENTRE GRAN CANARIA, AFRICA Y AMERICA
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A TRAVES DE LA TRATA DE NEGROS E
MANUELL OBOC ABRERA 3
-
0
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Desde los inicios del siglo XVI, acabada ya la conquista del archi-piélago
canario y apenas iniciada la del Nuevo Mundo, los contactos
entre Canarias, Africa y América van a ser continuos y duraderos
tanto en esta centuria como en las siguientes. En los primeros momen-tus
!as rrla¿ioíies Cariaiias-Africa van a estar orientadas en gran mane-ra
al Africa noroccidental por varios motivos: principalmente por un
motivo pura y simplemente comercial del cual formaban parte los es-clavos,
mano de obra que demandaba continuamente Gran Canaria, y
por otra parte, la presencia castellana en la torre de Santa Cruz de la
Mar Pequeña, dependiente durante muchos años de los gobernadores
de Gran Canaria l. Mientras los contactos Canarias-América obedecían
a que fuera nuestro Archipiélago el paso obligado de la ruta de los
descubridores y de la flota de Indias, a la vez que nuestras islas ex-portan
al Nuevo Mundo hombres, materias de primera necesidad y
junto con todo esto dejó sentir su influencia en el desarrollo cultural '.
Sin embargo, la relación que queremos connotar en este estudio es
aquella en la cual tres puntos geográficos se hayan unidos por un mis-mo
denominador común: la trata de negros, en la cual cada uno de
ellos juega un papel de suma importancia: a) Gran Canaria viene a
ser como si dijéramos «la casa comercial* en la cual se monta la com-pañía
tanto para nutrir el mercado isleño como el americano. b) Afri-ca,
concretamente Cabo Verde y Ríos de Guinea, ofrece la tan codicia-da
presa. c) América o Indias es la receptora de ella y punto final de
operlcibfi, f i g q ~ ae T J ~ J P C ~ ~ el punto fiEU! VUC!ie a Ser Gra:: Cafiuria,
por ser en ella donde se reparten los beneficios. Pero veamos seguida-mente
el proceso seguido en tales empresas.
Como ya hemos indicado, los primeros contactos entre las islas y
1. A. Rulnsu DE ARMAS: España en el Africa Atldntica, Madrid, 1956.
2. M. MARREROR ODRIGUELL: a esclavitud en Tenerife a raíz de la conquista, I.E.C.,
La Laguna, 1966, p. 53.
Africa nos lo ofrecen las armadas realizadas a Berbería por las razones
ya aducidas, autorizadas por los Reyes con la finalidad de perseguir a
!os infieles -continuación de la Reconquista 3-. Fue Berbería la zona
que tempranamente aportó al Archipiélago más esclavos ofreciendo dos
aspectos importantes: mano de obra barata que pusiese en movimiento
la economía insular a la vez que procuraba a la Corona una renta sa-neada,
el llamado «quinto». Pero, ante los probiemas que crearon los
rnoriscos muy prematuramente, por sus rebeldias, huidas, etc., los is-leños
pusieron cus ojos en el Africa Negra -posesiones portuguesas
principalmente- donde se podía obtener una mano de obra resistente
a trabajos duros, a la vez que la lejanía de sus lugares de origen no les
incitaba tanto a la huida como ocurría con los moriscos.
La trata de negros se hizo acudiendo al mercado de las islas de
Cabo Verde o comprándoios directamente a íos mercaderes portugueses
que recorrían las Islas ofreciendo su humana mercancía en los ingenios
o lugares de trabajo 4, sin embargo, hemos observado que más que
esperar Ia llegada de los portugueses a la Isla con la mercancía traída
de sus posesiones 5 , lo cual encarecía considerablemente el precio, los
vecinos y estantes -generalmente mercaderes- decidieron arrebatarles
este monopolio, optando por consiguiente en ir e1Ios mismos a la fuente
inicial. Así, en 1532, Domingo González fleta su carabela a Bernardino
de Soria, mercader estante, para ir a las islas de Cabo Verde 6 . Años
más tarde dos vecínos repiten Ia operación, en este caso es Diego Her-nández
el que fleta su carabela a Alonso de Cisneros para ir de «res-gate
» a las partes y ríos de Guinea, entendiéndose no sea del río Ce-nasa
o Cenaga para abajo, más de hasta puerto Yeguas e islas de Cabo
Verde, es decir, a la altura de la factoría de Arguin. En 1561 volvemos
a encontrar a Diego Hernández reparando otra expedición a las partes
de Guinea ! También los extranjeros en unión de vecinos de las islds
se asocian y hacen compañía para ir a Cabo Verde a «resgatar» escla-vos
con mercaderías lo. Aunque aquí hayamos citados pocos casos, hay
que hacer constar que son numerosos y continuos, pero debido tal vez
a la premura del tiempo no nos ha sido posihie hacer ei estudio com-pleto,
más adelante pensamos hacer un estudio más amplio, sin embar-go,
los documentos utilizados son de los más interesantes.
3. Op. cit., p. 47.
4. A. RUMEU DE ARMAS: Piraterias y ataques navales contra las Islas Canarias, t. 1,
Madrid, 1947, p. 350.
5. HENRY K~NEN«:E l nezr.0 en Hispanoamérica (1500.1700)~. Anuario de Estudios
Americanos, núm. 28, 1971, 125.
L. Documento núm. 1.
7. Documento núm. 2.
8. Creemos que se trata del río Senegal.
9. Documento núm. 3.
10. Documento núm. 5.
1.1. Preparación de la expedición
Las expediciones Canarias-Africa constituían una verdadera empre-sa
comercial, con todo el montaje que lleva consigo como más adelante
veremos, pues no sólo se iba en busca de esclavos, aunque en principio
constituían la principal materia prima, sino incluso se aprovechaba la
expedición para a la vez «resgatar» sal, producto muy demandado en
Europa en estos momentos, oro y otras mercaderías. Como es lógico,
para obtener un buen beneficio es necesario antes una inversión.
Aunque los documentos en este aspecto no nos proporcionan bas-tantes
datos, sin embargo, hemos podido localizar algunos donde se
nos detalla unas veces con abundancia y otras con parquedad todo lo
relativo al gasto del montaje de la operación.
Sigüieiido paso a paso todo su proceso ienemus que el monro r o d
del «armazón» lo constituían en primer lugar lar naves con todo lo a
ellas anejo, seguido de los mantenimientos para la nave y gente de a
bordo, y por últirxo, la mercancía necesaria para «resgatar».
Conjuntamente con esto tenemos al personal de a bordo: pilotos,
maestres, marineros, grumetes, pajes, etc., con su soldada, más el flete
que se ha de pagar por el casco de la nave unas veces, y otras para
sacarle más rendimiento a la operación los armadores de la compañía
compraban entre todos la nave, o la ponía un solo armador, y al final
de la jornada la volvían a vender repartiéndose su valor entre todos.
1 .l. 1. Principal elemento: barcos
Indudablemente, para poder realizar tan largo y peligroso viaje, tal
como lo demuestra el que algunos tripulantes hiciesen su testamento
antes de partir ", lo primero que tenían que considerar era el medio
de transporte, llámese carabela, navío o barca. Así, en la expedición
de 1532 l2 Bernardino de Soria lo primero que hace constar en la es-critura
es que ha fletado la carabela «San Juan» para ir a las islas
de Mayo, Santiago y Nicolás. todas del Archipiélago de Cabo Verde,
por setenta y tantos ducados de oro de moneda de Castilla 13. En 1556
Diego Hernández l4 fleta la carabela «Santo Antón» a Alonso de Cis-neros
por 30 doblas de oro mensuales l5 comenzando desde el día que
11. Archivo Histórico Provincial de Las Palmas. Protocolos Notariales. Antonio Lo-renzo
núm. 808, fl. 4 0 ~ . En adelante se citará A. H. P. L. P.
12. Documento núm. 1.
13. Que difiere del isleño en cuanto a si1 m.riiva!encil, p-es mientras un duca&
castellano equivale a 375 maravedís tal como aparece en el documento, el isleño equi-vale
a 528 maravedís.
14. Documento núm. 2.
15. Al no especificar aquí su valor pensamos que se trata de moneda isleña.
se hiciera a la vela hasta llegar a la ida de Gran Canaria. Cobrará Her-nández
30 doblas adelantadas para adobar la carabela y el resto en
los diez días primeros después de llegada la carabela a la Isla. En esta
escritura es conveniente hacer constar que se hace sin estar todavía en
puerto la nave, lo cual puede indicar cierta demanda de barcos para
hacer estas expediciones, puesto que comenzará a cargar cuando llegue
de La Gomera a donde ha ido por un viaje de leña, materia impres-cindible
para poner en movimiento los ingenios de azúcar, dada su
importancia al constituir este producto uno de los principales elemen-tos
de exportación a Europa en estos momentos 16. Cisneros ha de poner,
además de pagar el flete, el cebo necesario para la carabela.
Si en estas dos expediciones hemos podido comprobar que la com-pañía
se realiza entre dos personas, una de las cuales pone la carabela,
cobrando por ella, en la realizada en 1567 l7 entre Alvaro Gómez, ,,
residente en la Isla, Román Caletote, francés, Juan Absolbi, francés, D
E Pedro Alvarez, portugués, Blas del Castillo, Juan de Berneo y Juan
Sánchez de Sambrana, vecinos de Tenerife, y Jacóme Nuremberque, n -
vecino de La Palma, éstos poseen la barca «Santa Inés» que corresponde 2
a la parte invertida en la compañía por uno de los armadores, Pedro E
E
Alvarez, la cual ha comprado a Juan Guillén, vecino de Tenerife. Jun-tamente
con la barca llevan también un barquito para su servicio, más
lo anejo a ellos como son áncoras, velas, tiros, jarcias, etc. Como aquí $
el transporte y lo anejo a él forma parte de la compañía, una vez lle- e--
gados a puerto de destino se ha de vender, y el vaIor procedido se m
E
repartirá entre los armadores. O
Con los ejemplos citados llegamos a la conclusión de la existencia E
de distintas modalidades, al menos dos, a la hora de preparar estas
expediciones.
-
a
El tonelaje de estas embarcaciones era limitado, solía oscilar entre
30 y 70 toneladas con un cupo de piezas de esclavos de 50 a 100, n
0
aunque siempre se podían cargar más. Esto no :e puede certificar con $
exactitud, pues varía bastante l8 y depende del valor de la inversión y "
de las mercancías llevadas para «resgatame
Estos navíos parten usualmente desde el puerto de Las Isletas, el
principal de la Isla, o desde su arrecife 19, aunque también suelen zar-par
desde el puerto de Melenara en la ciudad de TeldeZ0 con destino
16. GUILLERMCOA MACHEOR EZ-GAIDIS<SE:l cultivo de la caña de azúcar y la indus-tria
azucarera en Gran Canaria (1510-1535)~. Anuario Estudios AtIánticos, núm. 7, Ma-drid-
las Palmas. 1961.
17. Documento núm. 5.
18. ENRIQUETVAU VILAR:* Algunos datos sobre la navegaci6n y los navíos negreros
en el siglo XVIII. Historiograffa y Bibliografía Americanista, 17 (3). 1973, p. 225.
19. Zona de las Canteras.
20. A. H. P. L. P., PEDROH ERN.~WEnZú, m. 853, f. 9 8 ~ .
al Archipiélago de Cabo Verde, Ríos de Guinea e incluso a Magara-bomba
21.
Conseguido el transporte y lo a él dependiente, la segunda fase va
encaminada a preparar y embarcar en los navíos los mantenimientos
propios para la gente de a bordo y las «mercaderías», expresión de
la época, para hacer el «resgate» o cambio, pues tal como deja entrever
la documentación manejada es la transacción de unas mercancías por
otras.
Entre los mantenimientos se cuenta con vino, agua, pan, bizcocho,
carne y otros productos o cosas no especificadas. Aquí, es conveniente
hacer una aclaración, pues muchos de estos productos llevados para
mantenimientos, también tienen su utilidad como elementos de «res-gate
» tal como ocurre con el vino y el bizcocho.
En cuanto a las mercaderías embarcadas para el «resgate» general-mente
solían ser baratijas y tejidos, como ejemplo del tipo de tejidos
usuales para estas operaciones poseemos la lista que nos da un docu-mento
". En 1571 en la expedición que va a Guinea y Cabo Verde,
de la cual es capitán Pedro Rodríguez, Arnaldos Vandala, posiblemente
flamenco por su apellido, ha invertido en mercaderías 92.040 maravedís
en lo siguiente:
Mrs.
- 2 piezas de lienzo audinarda que tienen 113 varas
y dos tercias a 2,5 reales la vara .................. 14.640
- 1 pieza de tela de seda fina en 72 reales ......... 3.456
- 25 varas de angeo a 2 reales .................. 2.400
- 10 varas de holanda blanca a 6 reales ............ 2.880
- 1 pieza de paño azul de 33 varas a 17 reales vara ... 26.928
- 109,5 varas de ruan a 3 reales la vara ............ 15.768
- 100 varas de an-ae o a dos reales . . . . . . . . . . . . . . . 9.600
piezas de telilla de seda fina a 72 reales pieza ... 6.912
varas de holanda a 6 reales vara ............... 1.728
fresada blanca en 4 doblas ..................... 2.000
varas de paño de Castilla a 17 reales vara ...... 4.896
varas de holanda blanca a 6 reales vara ...... 1.728
Total" ..................... 92.936
21. A pesar de nuestras indagaciones, topónimo sin identificar.
22. Documento núm. 7.
23. Las equivalencias las hemos hecho de acuerdo con la moneda corriente en la
isla, valorando el real en 48 maravedis y la dobla en 500.
Atendiendo al resultado total que nos da la suma, habiendo sido
detallada la mercancía y valorada a nuestro juicio de acuerdo con las
equivalencias corrientes y vigentes en la Isla, observamos que no coin-de
con el capital invertido por Vandala; esta diferencia existente entre
un total y otro -896 maravedís- puede obedecer a varias causas;
por un lado, puede estar valorada la mercancía atendiendo a otras equi-va!
e~cias; por otro, que algún tejido tenga un valor diferente al espe-cificado,
y, por último, que sea errónea la cantidad de la cual :e da por
recibido el capitán, pues en otra escritura otorgada ante Rodrigo de
Mesa dos días después, es decir, el 22 de noviembre 24, se cita a Van-dala
como inversor de 150 doblas que vienen a representar 75.000 ma-ravedí~;
de todos modos, sea una cifra u otra, lo cierto es que el capital
invertido en mercaderías por una sola persona es cuantioso, máxime si
tenemos en cuenta que con 10.000 maravedís se «resgatan» dos pie-
2 zas de esclavos; sacando la proporción obtenemos que con 92.040 ma-ravedís
se «resgatarían» 18,4 piezas. Tampoco se puede olvidar que
es la inversión de una $ola persona como ya hemos dicho y lo usual en I -
estas operaciones es la participación de varios inversores. O-m
También es corriente en este tipo de compañías que la gente de a
bordo o tripulantes, principalmente marineros, lleven mercancías suyas
o de segundos para «resgatar» repartiéndose luego las ganancias. Este
es el caso de Francisco de Farios, de color loro, marinero, estantez5,
el cual confiesa haber recibido de Catalina Learda, vecina de la I s l ~ ,
25 piezas de estaño, 4 paños de la India de Portugal, 2 cintos gran-des
de corales, un cazisón de lienzo blanco, una bota de aceite, medio
quintal de bizcocho, valorado todo en 20 doblas para «resgatar» dos
piezas de esclavos en las partes de Guinea, las cuales se han de repar-tir
entre los dos, es decir, una para cada una de las partes.
En resumen, tenemos que las mercancías apropiadas y utilizadas
para «resgatar» son múltiples y variadas, pues llevan tanto materias
primas como tejidos y baratijas. 3
O
1.1.3. Personal
El perronal contenido en estas expediciones es diverso por su ori-gen
y color, a la vez que por su categoría marítima. En cuanto al origrn
tenemos a los extranjeros -tanto portugueses como franceses y fla-mencos-
y al personal isleño, tanto de Gran Canaria como de las de-más
islas -Tenerife y La Palma, principalmente-. Por su color, citar
21. Documenlo núm. 8.
25, Documento núm. 4.
a Francisco de Farios de color loroz6 y a Bastián Prieto, el apellido
de este puede indicar lo oscuro de su tez.
En el capítulo de inversores de estas compañías comerciales los cx-tranjeros
jugaban un papel decisivo por dos motivos claros: por una
parte, los portugueses ejercieron casi un monopolio en la trata porque
fue de sus posesiones en Africa de donde se sacaron la mayoría de los
negros ", y, en segundo lugar, porque los extranjeros eran comúnmente
mercaderes, lo cual indica cierta solvencia económica para realizar estas
operaciones. Junto a ellos, los isleños jugaban un papel no menos im-portante,
sobre todo los poseedores de algún cargo local, regidores,
personeros, etc., y aquellos que por un motivo u otro estaban rela-cionados
con los ingenios de azúcar, como los Palenzuelas, García del
Castillo, Padillas, etc. 2e.
El personal cualificado para estos viajes se componía principalmente
por maestre, piloto, marineros, grumetes, pajes y mozos, los cuales
cobraban su «soldada» *' de acuerdo a su categoría y oficio, tanto en
dinero de contado como en mercancía humana, esclavos, como muy
pronto tendremos ocasión de comprobar.
Los mareantes, excepto el maestre y piloto, ha de buscarlos el ar-mador,
ése les pagará y sustentará a su costa 30.
Los maestres y pilotos, aparte de ser la jerarquía máxima dentro
del navío, si exceptuamos el capitán, poco corriente en estas expedicio-nes,
suelen ser comúnmente los dueños de las naves y, por lo tanto, los
que más salario cobran, tanto en dinero como en «piezas», si lo com-paramos
con el salario de los marineros o de los grumetes.
Así, en la expedición realizada por Alonso de Cisneros y Diego
Hernández, éste cobrará por su pilotaje 10 doblas de oro mensuales,
además de una «pieza» de esclavo libre de costos. Con datos aproxi-mados
podemos calcular el valor total de su salario: poniendo como
término medio de duración de estas expediciones dos meses, y calcu-lando
el valor del esclavo en mercado a 50 doblas, obtenemos un sala-rio
de 70 doblas, correspondiéndole mensualmente 23 doblas, casi tanto
como lo que cobraba un moiedor de ingenio durante el tiempo de «za-fra
» de la caña. Pero además ha de tener facultad para que resgatadds
25 «piezas» del armazón pueda él resgatar una «pieza» con su hacienda,
resgatadas otras 25 puede «resgatar» otra, y hecho el «resgate» final
del armazón, otra, que hace un total de tres «piezas» libres de todo
26. Amuiarado.
27. KAMEN: op. cit., 125.
28. Esto lo hemos comprobado en el A. H. P. L. P. Secci6n de Protocolos.
29. Sueldo, salario, etc.
30. Documento núm. 2.
gasto de comida y flete durante el tornaviaje. Si calculamos que él
emplea en «resgatar» cada «pieza» 10 doblas, y el precio en mercado
es de 50 doblas, libre de gastos de entrada, obtenemos que además de
su salario recibe un beneficio de 120 doblas, lo cual indica lo saneado
de su oficio.
En esta misma expedición Pedro de Viana cobrará por ir por maes-tre
nueve doblas de oro mensuales, una menos que el piloto, aparte de
tener facultad de «resgatar» una «pieza» después de hecho el «resgate»
la cual vendrá en el navío libre de costos.
Poseemos otros datos con los cuales aún podemos cuantificar más
el beneficio de estos mareantes, y es que si al margen del fin con el
que ha otorgado el contrato, el navío tomase algunos pasajeros, el flete
pagado por su pasaje se partirá de por medio tanto para el armador
para el Iiiaestrc 31. Ailte es;us datos , -y-a- -iAi-u a L-0J r:-+i-.inio yuoiAullr-. ~rnu1i;Li runrr u ~ 2
N el beneficio obtenido, lo que sí aseguramos es un margen de ganancias
elevado. O
En otra expedición, años más tarde 32, el maestre va ganando una
parte como marinero, además de recibir como armador la parte corres-pondiente
de acuerdo a lo invertido, mientras, el piloto por su trabajo i
tendrá facultad para con mercaderías y hacienda «resgatar» tres «piezas» 1
de esclavos machos o hembras, libres de gasto:, bajo obligación de ha-cer
el «resgate» sin descuido y si algún daño tuviere ha de pagarlo a ;
los armadores, más 50 doblas que ha de llevar por su trabajo como ri -
0
m
realmente las hubiese invertido en la compañía. E
Este viaje nos da de manera precisa el rol del personal que va en
la barca y el salario de cada uno, lo cual podemos tomar como ejemplo ; E de este tipo de expediciones: -
a
Piloto.-Alvaro Gómez: 50 doblas, licencia para «resgatar» escla-vos
y una parte de marinero.
Maestre.-Juan Guillén: Una parte de marinero. O3
Mauinevos.-Pedro Alvarez, una parte de mari-n.e ro; Vicente Gon- zález, hijo de P. Aharez, una parte de marinero; Bias "nodríguez, una
parte de marinero; Cosme Hernández, una parte de marinero; Juan
Báez, una parte de marinero; Juan Afonco, una parte de marinero.
Mozos:-Cinco: dos partes de marinero.
Interpretando el docurcento en el contexto de que ganarán una
parte cada 100 doblas, sacamos como conclusión que cada marinero
--
31. Documento núm. l.
32. Documento núm. 5.
percibe por su parte 10 doblas, excepto las dos partes asignadas a los
cinco mozos, resultando como total las 100 doblas citadas.
Como tripulación total de la barca tenemos: piloto, maestre, seis
marineros y cinco mozos, imaginamos incluidos en ellos a los grumetes
y pajes.
Por el personal citado deducimos que la barca tenía una capacidad
aproximada de 35 toneladas, según datos dados en otros estudios 33.
En expediciones similares 34 los marineros no perciben su salario
en dinero de contado, sino en licencias para poder «resgatar» con su
hacienda dos piezas de esclavos -indistintamente, varones o hembras.
1.1.5. Invevsiones y beneficios
Es inexacto a todas iuces sacar conciusiones claras sobre el bene- m
ficio obtenido en estas expediciones al no contar con listas o docn- E
mentos que nos consignen el número total de «piezas» llegados a O
Gran Canaria, por ello los datos que daremos son relativos, en tanto n - m
en cuanto desconocemos eyas listas a la vez que también desconocemos O
E
el número de esclavos muertos en travesía. E
2
En principio, vamos a tomar como ejemplo dos expediciones, la E
de 1567 35 y la de 1571 36, contando primero con la inversión realizada
en cada una de ellas. 3
En la de 1567 tenemos a los armadores con la cantidad invertida -
0
m
por cada uno o grupo de ellos: E
Mavavedís O
n
Pedro Alvarez ....................................... 1 14.300 E
a
Juan Guillén ....................................... 32 S00
Juan de Bernero y Juan Sánchez de Sambrana ......... 75.000 n n
Román CaIetote, Jacome Nuremberque y Juan Absolbi. 125.000
Blas del Castillo 25.000 3
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . O
Tal como dice el documento, toda la armazón suman siete partes
de a 100 doblas cada una de ellas, con 43 doblas y 200 maravedís
más, pero es necesario puntualizar, sólo por método,
cifra de maravedís es errónea, pues haciendo el reparto
que la última
de la cantidad
33. E. VILA: Algunos datos .... p. 227.
34. Documentos niims. 1, 3.
35. Documento núm. 5.
36. Documento núm. 8.
total entre las siete partes nos da 300 maravedís y no 200 como se
aprecia en el documento; la diferencia no tiene mayor importancia,
pero es necesario consignarlo para que no nos lleve a errores.
Si ya sabemos la cantidad invertida, analicemos ahora los beneficids
posibles obtenidos en base sólo a las piezas de esclavos que podían
«resgatar» con tal cantidad, prescindiendo de otras xercancías tales
como oro, cuero, sal, etc., los cuales eran también objeto de inter-cambio.
Partiendo de la bzse, tal vez un poco relativa, que con 10 doblas
empleadas en mercancías se obtiene una «pieza» de exlavo, es obvio
hallar la regla de tres para calcular cuántas piezas se obtendrían con
700 doblas; para hallar de una manera clara tal proporción hay que
descontar a piiori la parte invertida en la barca y aparejos, calculándolo
en uiia tcrccra parte de lo invertido; descontado esto, nos :estan 467 2
doblas. Contando ya con esta cifra nos da como posibles «piezas resga- N
tada:» 47; apreciando cada pieza en una media de 30.000 maravedís, O
dejando gastos, puesto que este precio es bastante económico para !a n-- m época en el mercado grancanario, obtenemos como valor total de IJS O E
piezas vendidas 1.410 000 maravedís, es decir, cuatro veces más la
cantidad invertida. Descontando la inversión y el salario de la tripii- - E
lación quedan de beneficios limpios de polvo y paja 963.200 mara-vedí~.
3
-
0
m
1.410.000 1.038.200 E
371.800 inver~ión 75.000 soldada O
n
1.038.200 963.200 E
a
2
Como se puede apreciar este tipo de compañía resultaba de una
rentabilidad asombrosa, pues daba unos beneficios con un margen de
flexibilidad amplio entre el 200 y cl 250 por 100. Sin embargo, queda 2
aún más para demostrar que todavía la rentabilidad podía ser mayor,
pües 12 tercia p i t e descon:ada de !G invertido e!: la Yarcc, no es a
fondo perdido, pues es condición entre los armadores que llegados a
la Isla se ha de vender y lo procedido "e repartirá entre ellos de acuer-do
a la cantidad que cada uno invirtió en el negocio. Resultaba, por
tanto, una operación tan perfecta en la cual no se perdía ni un solo
maravedí.
En e! otro ejemplo citado se invierten, aproximadamente. 1.504.420
maravedís para ir de «resgate» a las costas de Guinea en un navío que
tiene de capacidad de 70 a 100 toneladas más o menos. Siguiendo aq:ii
el porcentaje utilizado por Chaunu, el cual calcula que una tonelada
equivale a 1,2 negros 37, tenemos que un navío de 85 toneladas -media
entre 70 y 100- nos da un total de 102 piezas 38, valoradas a 30.000
nlaravedís da un rexltado de 3.060.000 maravedís, descontándole lo
invertido nos quedan 1.555.580 maravedís. Hallado el beneficio Dc?r
este sistema da una rentabilidad del 100 por 100. De todos modss
calculando un porcentaje y otro observamos que el margen de eanan-cias
es elevado y satisfactorio para cualquier mercader.
Hay que hacer constar que este tipo de beneficios varía de acuerdo
y según las condiciones con que se haga la armazón, dependiendo de
muchos factores.
Como conclusión, solamente decir que a la vista de los datos obtc-
,-.;A, lmlw,o a ,..,A, .,.,.. daro e! por qaS taiitü los imrcadercs coim ?m
propios vecinos se arriesgaban a este tipo de compañías, pues el bene-ficio
obtenido compensaba con creces los riesgos que la operación Ile-vaba
consigo. Si esto ocurre en nuestras islas, América ofrece un pano-rama
aún más agradable, puesto que allí la mano de obra negra era
cada vez más solicitada 39, a la vez que se prestaba mucho más al con-trabando,
pues tal como cita Enriqueta Vila en su trabaio «Los asien-tos
portugueses y el contrabando de negros» 40, la trata de negros ]:a
sido una de las vías más expeditas con que se contó en el período
colonial para la introducción del contrabando, contrabando que se fo-mentó
desde nuestras propias islas, pues muchos capitanes, maestres,
etcétera, alegando tener falta de gente de mar y no hallarla en la Isla
piden al gobernador les dé licencia para llevar esclavos negros por gru-metes
y marineros, esclavos negros que muy pocas veces regr,- san a
España 41.
Si hasta aquí hemos estudiado las expediciones Canarias-Africa,
ahora vamos a intentar compararlas con aquellas que van a adquirir
una importancia decisiva para el ectudio de la trata de negros en el
continente americano, queriendo hacer constar antes que nuestra inten-
37. CHAUNUH, UGUETTyE PIERRE:S eviIIe et L'AtIantique (1504-1650), París. Leyendo
a ENRIOUETVAIL A en eLos asientos portugueses y el contrabando*, A. E. A., núm. 30,
1973, p. 561.
38. Aunque aquí hayamos seguido este porcentaje no quiere decir que sea fidedigno,
pues rsio iipo de navíos podía Transportar hasta iW «piezas» de esclavos. E. VILA:' Al-gunos
datos ..., p. 225.
39. E. VILA: LOS asientos ..., p. 558.
40. Idem, p. 557.
41. A. H. P. L. P., LORENZODE PALENZUELnú.~m, . 841, f . 690110.
ción ha sido en todo momento hacer una pequeña aportación al estudio
de tan importante tema.
Estas expediciones son tal vez más complicadas que las anteriores,
aunque en el aspecto material pocas diferencias hemos encontrado.
El primer aspecto diferenciador es el de las licencias, único medio
legal para introducir negros en el continente americano. Estas Iicen-cias
tenían que ser expedidas obligatoriamente por la Casa de la Con-tratación
aunque el barco saliera de Lisboa o Canarias, como era lo más
frecuente 42, tal como hemos comprobado en el Archivo Provincial.
Habiendo ya encontrado el rasgo que distingue a ambas expedicio-nes,
pasemos a comentar y a analizar una compañía de este tipo reali-zada
en Las Palmas el 7 de noviembre de 1571 43, ello no quiere decir
que con anterioridad no se realizaran operaciones de este tipo en los
puertos insulares, pues como indica Kamen 44, la importación de negros
en masa comenzó en 1518 con la primera licencia para llevar esclavos
de Africa, y es indiscutible que nuestros puertos jugaron desde ese
momento un papel decisivo en la introducción de negros en el Nuevo
Mundo. Este es un aspecto poco estudiado, a pesar de ser consciente
de la riqueza bibliográfica existente sobre el tema en general, al cud
pensamos en breve dedicarle su debido tiempo y estudio.
Desde la segunda mitad del siglo XVI, período que estudiamos, las
licencias para la introducción de esclavos se habían utilizado para va-rios
fines, siendo los más comunes el pago del rey de algún mérito O
servicio personal o la cobertura de los juros situados en la Casa de la
Contratación 45, pero también solían darse licencias para estimular
la emigración, para que se pudieran llevar esclavos servidores de fa-milia,
para ayudar a Ias conquistas se dieron licencias a muchos jefes
conquistadores; para la construcción de fortificaciones, etc. 46. En el
caso que estudiamos nos da la sensación que la concesión de licencias
ha sido para ayudar a la conquista de La Nueva Andalucía, pues Adria-no
de Padilla, capitán por su Majestad, invierte en la compañía 3.000
ducado:, cantidad que representa 200 licencias de esclavos a razón
cada una de 18 ducados, precio demasiado barato para la época, pues
en 1561 se cotizan las licencias a 30 ducados 47; aquí es conveniente
hacer un inciso para aclarar que aunque en el documento consten los
3.000 ducados las matemáticas indican 3.600. No obstante, precisan-
42. E. VILA: Algunos datos ..., p. 219.
43. Documento núm. 6.
44. Op. cit., p. 124.
45. E. V i ~ i ; LOS ü&iiiüs ..., p. 559.
46. MODESTUOU OA: La hacienda Real de Castilla en el reinado de Felipe I I , Libre-ría
Sforzini, Roma, 1963, p. uX).
47. Idem, p. 263.
do aún más, cuando él hace compañía con Cristóbal de Serpa, vecino
de Gran Canaria, y con Vicente Alvarez y Francisco Romano, piloto
de la carrera de Indias, estantes en la Isla, habla realmente de llevar
200 «piezas» de esclavos, la tercera parte hembras, proporción reco-mendada
en los envíos a Indias 48, pero puesto que se permitía embar-car
hasta un 20 por 100 más de los esclavos consignados con tal que
éstos fuesen declarados a su llegada al puerto de destino y abonados
los derechos correspondientes 48, no es de extrañar que Padilla se aga-rrase
a este cupo para llevar hasta 240 esclavos, con el cual obtenía
un beneficio aún mayor.
Analizado ya el aspecto de las licencias, pasemos a estudiar el res-to,
tonelaje, inver~ión, mercancías, artillería, tripulación, etc. Desgra-ciadamente
el documento no nos da el tonelaje, pero en una escritura
de venta otorgada ante Antonio Lorenzoso se consigna el navío «Espí-ritu
Santo» en 50 Tn., barco demasiado pequeño para la armazón qae
se preparaba, ante este hecho el cálculo de Chaunu en que dice que
una tonelada equivalía a 1,2 esclavos no lo podemos aplicar aquí, pues-to
que nos resulta cuatro esclavos por tonelada. Con este dato del
tonelaje, en lo que respecta a Canarias, apoyamos la tesis de Enriqueta
Vila y disentimos de Chaunu cuando consigna la mayor parte de los
navíos utilizados en el siglo XVI como de cien toneladas, pues en ia
documentación consultada rara vez alcanzan los navíos tal capacidad.
Los inversores en esta compañía son los cuatro citados, los cuales
invierten y se obligan a lo siguiente:
a) Llevar los esclavos desde Cabo Verde o Ríos de Guinea a 1:as
Indias. al Duerto a donde fuere el registro; los más usuales para este
fin eran Cartagena y Nueva España. donde re repartirán los beneficios,
quitados los gastos.
b) Invierten:
- Vicente Alvarez y Francisco Romano, 750 doblas en el valor
de una nao aparejada, para que sea de los cuatro, más 30 ducados en
artillería.
- Cristóbal de Serpa, 400 ducados en mercaderías, ropas y dinero.
-- Padilla, 3.000 ducados en las licencias (que realmente no le
costaron nada) y 1.000 más en despacho de licencias, registro, en una
barca grande y en mantenimientos.
48. Viitxili CUKGS k o ~ s o : aFrocedencia Be ios esciavos negros en Vaiencia (i482-
1516)2, Revista E~pañ0fud e Antropología Americana, vol. 7 , Madrid, 1972, p. 138.
49. E. VILA: Algunos datos ..., p. 222.
50. A. H. P. L. P.. ANTONIO LORENZO, núm. 811, f. l83r.
51. Ibídem, p. 2U.
En total tenemos 750 doblas y 4.430 ducados que en maravedis
nos resulta 2.714.040 j2.
c) Aquí hay que distinguir entre mantenimientos y mercaderías.
Entre los mantenimientos mencionados en el documento tenemos: pan,
vino, vinagre, habas y arbejas (guisantes), aunque dada la posible
capacidad del navío la Casa de la Contratación obligaba a almacenar
más 53. Tampoco podemos citar la cantidad de cada cosa por ausencia
en el documento.
En mercaderías, sin saber su tipificación, se han invertido 400 du..
cados y parte de los 1.000 aportados por Padilla.
d) Como se ha indicado en otros trabajos" uno de los privilegios
de los que disfrutaban estos barcos negreros era poder navegar con me-
-n - o- s- a-r- t- -i l- -l e-r - í.a- de la generalmente señalada por la Casa Pues la Caca 2
exigía para un patache de 35 toneladas, donde podían ir hasta cien E
negros, la mitad de lo que lleva el nuestro, ocho mosquetes y dos arca- O
Luces con sus cargas, dos arrobas de plomo en pan y en balas, 20 libras n -
de cuerda de arcabuz y tres arrobas de pólvora 55. NO nos podíamos m
O
E
imaginar harta qué punto gozaban de privilegios estos navíos hasta com-probar
que el «Espíritu Santo» con 15 toneladas más e intuyendo e
que además de ir por navío negrero va a la conquista de nuevas tierras,
no lleva a nuestro entender ni la mitad de lo exigido, pues sólo se cita 3
como artillería: cuatro versos, dos falcones, un barril de pólvora y al-
- -
0
gunas municiones. m
E
e) Componen la tripulación el capitán, maestre, dos pilotos (el de O
g
la Carrera de Indias y el de los Ríos, es decir, el conocedor v encar- n
gado de dirigir la barca para que se introduzca en los ríos de Guinea k
en busca de esclavos), marineros, grumetes. pajes, más los soldadas
y conquistadores que van en servicio de su Majestad. Aquí se nos n
n
plantea la duda de la cual podcmos deducir dos cosas: en principio,
la compañía se realiza para llevar esclavos a Indias, objeto principal, 3
O
pero tal como indica el documento sc llevan a bordo soldados y con-quistadores,
esto nos induce a pensar que continúan con la conquisra
de la Nueva Andalucía, puesto que en 1569 el capitán de la nao, Adria-no
de Padilla, participa en ella como socio de Pedro Hernández de
Serpa para transportar soldados, labradores y esclavos 56; ~iguiendo esu
hipótesis, esta compañía cumple dos fines. En este último aspecto la
52. Esta equivalencia la hemos hecho de acuerdo con la moneda corriente en !a
Isla, en !a cm! un. ducado eqciwle ri !! rez!es: un oa!, s 48 maravedis, y la dobla; 500.
53. E. VILA: Algunos datos ..., p. 228.
54. Idem, p. 226.
55. Ibídem, p. 226.
56. A. H. P. L. P., LOREXZODE P ~ L E X Z C E Ln~ú,m . 838.
armazón descrita difiere de las citadas por Enriqueta Vila ", ya que
en ellas no constan conquistadores.
Por su trabajo, el piloto y el que hace las veces de maestre han de
llevar de salario 1.200 ducados; el capitán es el único que puede «res-gatar
» oro, además por ir por capitán tanto por su Magestad como por
esta arxada ha de haber el «aventija» por joya escogida, entendiéndose
por «joya» el mejor y más apreciado esclavo.
Analizados todos estos puntos llegados a Indias, de lo procedido
de los exlavos, se pagará a la tripulación y soldados más 10s costos,
y el resto se repartirá entre ellos conforme a lo que cada uno ha in-vertido,
con condición que si en Guinea no se resgatasen las 200 «pie-zas
», en tal caso las <<piezas»q ue falten para las 200 las herede Padilla
de menos.
Comparadas las inversiones anteriores con esta, observaremos que
el valor y la envergadura de esta última supera con creces a la mayor
de las anteriores, aunque aquí hay un fondo de licencias que en las
anteriores no existía, indicando unos beneficios más altos, tal vez por
el precio obtenido en el puerto de destino que siempre era más alto
que en las islas. de lo contrario no creemos que los vecinos isleños se
aventuraran a realizar este tipo de operaciones, máxime cuando los bar-cos
en estos momentos no iban en conserva de flotas, sino sueltos, lo
cual aumentaba el riesgo y, adesás, teniendo en cuenta que las expedi-ciones
a Guinea desde Canarias eran lucrativas superando una diftancia
mínima si la comparamos con la existente entre Guinea-América.
Por último, tenemos que aclarar que sería más completo este tra.
bajo si realmente supiésemos los negros llegados a América y los muer-tos
en travesía, y si los beneficios realmente se repartían en América
o en el tornaviaje, lo cual implicaría un comercio de ida y vuelta que
usualmente sería lo más corriente.
57. E. VILA: Algunos datos ..., p. 227.
INTERVENCIONES:
Enriqueta Vda.
Felicitar al señor Lobo por haber abordado el co~nercio de es-clavos
con la documentación de los Archivos de Protocolos que
creo la más idónea para estudiar el sistema comercial interno que
impulsó este comercio. Querda hacer dos observaciones y una
pregunta: 1." No parece adecuado emplear el término «expor-tación
"masiva" de esclavos» para una época tan temprana
como 1518. En esta época se firman contratos para la expor-tación
de esclavos, ciertamente numerosos, pero esporadicos, y 2 N
hasta que no se conozca la cuantia de las licencias que el rey E
otorgó durante este siglo, no podrd saberse la cantidad exporta-da,
pero creo que la «exportación masiva» no comienza hasta
1595 con el periodo de asientos portugueses. EE
2." Se debe tener en cuenta que el término «pieza» se em- 2
E
plea en esta época para denominar a un solo individuo y no
tiene todauia la acepción de «pieza de indias» que se daria $
luego para denominar un esclavo de siete cuavtas y sin tachas. --
Por último, querria saber si las expediciones a Africa son sólo
a Cabo Verde o se dirigen también a Angola, porque en época
posterior y desde Tenerife las expediciones a Angola son &a-tante
numevosas *. n
-E
a
* El autor contestó a esta pregunta, peso no la consiguió para su reproducción.
92
ANEXO
DOCUMENTOS EXTRACTADOS
1.-1532, marzo, 21. Las Palmas.
Domingos Gonzáíez, portugués, . . . roto.. ., maestre de su carabela «San Juan»,
surta en e! puerro de las Isletas, la fleta a Rerxrdim de Saria, mercader, estante,
para ir a las islas de Cabo Verde con ests condiciones: la nave tomará en Gran
Canaria la carga que Soria diga dentro de ocho días a partir de la fecha, curn-plido
este plazo partirá para la isla de Mayo, de allí a la de Santiago y de allí
a la de San Nicolás, todas del Archipiélago de Cabo Verde. En ellas dará el maes-tre
a Soria 18 días de morada en puerto sin que se cuente el tiempo de la trave-sía
entre islas. En los dichos lugares Soria o la persona que actúe en su nombre
aprovechará la demora para cargar cuanto quisiere: sal, esclavos u otras merca-derías,
trayendo todo esto la nave a Las Isletas. El maesire cobrará por todo el
viaje y tornaviaje setenta y . . . roto . . . ducados de oro de su jiisto peso o su justo
valor, razonándolos a 375 maravedís de moneda de Castilla, pagados dentro de los
seis primeros días despuCs del término del viaje. Si tomasen algunos pasajeros,
el flete lo partirán de por medio el mercader y el maestre, el cual no puede
cargar nada sin permiso de Soria excepto hasta 6 esclavos para el maestre y sus
marineros sin flete alguno.
A. H. P. L. P.-Cristóbal de San Clemente, núm. 740, fols. 561-562.
2.-1556, mayo, 16. Las Palmas.
Diego Hernández, vecino y señor de la carabela «Santo Antón», fleta su
carabela a Alonso de Cisneros, vecino, para que pueda ir con la gente y mante-nimientos
que en d a quisiera meter de resgate a Guinea, al río de Cenasa o
a otra cualquier parte y ríos, así de Guinea como de Berberís. Hernández va
por piloto y Pedro de Viana, portugués, mareante, por maestre, que al presente
a d a ei, 1:. carabela, para cun S! segUir vi+ venida qüe sea a esta isla de la isla de
La Gomera donde al presente está ida por un viaje de leña. Descargada la
nave la ha de poner en el arrecife y puerto de esta isla. Alií recibirá todos los
mantenimientos así de vinos, agua, pan como otras cosas que le entregue Cis-neros,
además de las mercaderfas y otras cosas que convengan para el resgate y
las personas que en la carabela vayan. Recibido todo esto se ha de hacer a la
vela para hacer el viaje e ir a los puertos que él mandare, y asimismo se hará
a la vela de ellos cada vez que Cisneros le mandare e ir donde le dijese conque
sea d-1 -'- FI IIV Cemg para abajo, más de hasra puerto de Yeguas o isias de
Cabo Verde
Por razón de d o le pagará de flete de la carabela 30 doblas de oro mensuales
que comenzará desde el día que se hiciere a la vela hasta llegar a esta isla,
pagándole en esta manera: 30 doblas se le han de pagar luego adelantadas pala
adobar la carabela y el resto se le pagará en los diez días primeros siguientes
después de llegado al puerto principal de esta isla.
Hacen e! viaje con las siguientes condiciones: l.') Cisneros ha de buscar los
marineros y gente que fuese necesaria, pagándolos y sustentándolos a su costa.
2.") Cisneros dará a su costa el sebo que fuese necesario para la carabela. 3.") En
la carabela ha de ir por maestre Pedro de Viana, pagándosele de soldada cada
mes 9 doblas de oro, pagadas de la manera que con él fuese concertado, ade-más
se le ha de dar facultad para que hecho el resgate de la compañía Viana
pueda resgatar una pieza. la cual se ha de traer horra de costos, mantenimientos
y flete. 3.") En lo que toca a su pilotaje es condición que además del flete de
su carabela se acordó darle de sueldo por su persona 10 doblas de oro mensuales
en los diez días primeros después de la vuelta y adelantadas se le han de dar
5 doblas. 5.") Además de su pilotaje, después de hecho el resgate de la con~pañía
de todas las piezas que resgatare Cisneros, éste ha de escoger primero una pieza,
y escogida Diego Hernández escogerá de las demás que quedaren una pieza de
esclavo o esclava, ia cual ha de venir señaiada y escogida por mar, sin costo m
de flete ni mantenimiento. 6.") Ha de tener facultad para que resgatadas 25 pie- -
zas del armazón pueda el resgatar una pieza con su hacienda, y resgatadas otras E
25 piezas pueda resgatar otra, y hecho el resgate del armazón otra, que son en 0
total tres, que han de venir horras de todo gasto. Asimiimo Cisneros lo ha de n-- m sustentar. O E A H. P. L. P.-Alonso de Balboa, núm. 796, fol. 178r. E
2
E 3.-1561, febrero, 19. Las Palmas. -
Bastián Prieto, vecino, es concertado con Cristóbal Mainel y otras personas
para ir por marinero en la carabela de Diego Hernández, nombrada «San Lázarov,
que va de resgate a las partes de Guinea. Se obliga a hacer todo lo que buen
marinero es obligado a hacer fielmente tanto en la ida como en la vuelta hasta
ser llegados a esta Isla. Por razón de ello ha de tener licencia y facultad para
poder con su hacienda resgatar dos piezas de esclavos o esclavas, los cuales han
de venir en la carabela hasta el puerto de esta isla.
A. H. P. L. P.-Antonio Lorenzo, núm. 808, s. f.
4.-1561. febrero. 20. Las Palmas.
Francisco de Farios, de color loro, marinero, estante, confiesa que ha recibido
de Catalina Learda, vecina, 25 piezas de estaño, 4 paños de la India de Por-tugal,
2 cintos grandes de corales, un camisón de lienzo blanco, una bota de
aceitei medio quintal de bizcocho, todo lo cual fue apreciado en 20 doblas de oro,
para llevarlo a resgatar a las partes de Guinea y Magarabomba donde al presente
va en el navío de Alvaro Díaz, vecino de Telde, por dos piezas de esclavos de
... años arriba, y traerlos a esta isla. Venido que sea han de repartir de esta
manera: una pieza para cada uno, y si una valiere más que la otra que la
demasía se parta de por medio.
A. H. P L. P.-Antonio Lorenzo, núm. 808, fol. 43r.
5-1567 m l p , 9. -2s f i l m l o . < . - / - . , ----
Alvaro GCrmez, residente, confiesa que Román Caletote, francés, Juan Absolbi,
francés, residente, Pedro Alvarez, portugués, residente, Blas del Castillo, Juan
de Benero y Juan Sánchez de Sarnbrana, vecinos de Tenerife, y Jácome Nurum-berque,
vecino de La Palma, son de acuerdo en enviarle por piloto en una
barca desde esta isla a Cabo Verde a resgatar esclavos con mercaderías. Dentro
de la barca han de ir y meten los dichos 371.800 maravedís en el valor de la
barca nombrada «Santa Inés» que han metido en la compañía, surta en el puerto
del Arrecife de esta isla, con todas las áncoras, velas, tiros y lo demás anejo
a la barca que en esta armazón se ha puesto. La barca ha sido de Juan Guillén,
vecino de Tenerife, el cual va en ella. Lo demás a cumplimiento de la dicha
cantidad y armazón lo han gastado en mantenimientos de bizcocho y vino para
la armada y resgate y en mercaderías convenientes y necesarias para hacer cl
resgate, todo lo cual él ha comprobado y visto, puesto que se ha hecho de acuerdo
entre el y ellos. Ha de llevarlo a su cargo y poder ya que lo ha recibido como tal
piloto; Juan Guillén que es presente a ello y va por maestre confiesa asimismo
haberlo recibido.
Todo va a riesgo de los armadores y a cargo del maestre y piloto para que
en las parte5 de Cabo Verde, Gómez haga todo el resgate que se pudiera hacer,
y en el tiempo que sean de venida a esta isla conste entre ellos la cantidad que
cada uno lleva: va por cuenta de Pedro Aivarez ii4.363 maravedís que ha puesro
en el valor de la barca, 6 pipas de vino y otros gastos y costos; Juan Guillén
ha puesto 32.500 maravedís; Juan de Benero y Juan Sánchez de Sambrana
75.000 maravedís; Román Caletote por sí y por Jacóme Nuremberque y Juan
Absolbi todos tres 250 doblas de oro llevando por tal cantidad tres partes
. . . roto . . . ~r~ercaderíaqsu e en ella han dado ... de Francia, y Blas del Castillo
25.000 maravedís en otro quatro (sic) . . . roto . . . entre los cuales van partidos
y dividida 1s cantidad. Todo lo cual ilevarán desde esta isla dentro de dos días.
Se obligan a llevar por marineros que vayan ganando su parte en lo dicho a
Pedro Alvarez y a Juan Guiilén, asimismo han de ir ganando una parte de mari-neros
Vicente González, hijo de Pedro Alvarez, Blas Rodríguez, Cosme Hernán-dez,
Juan Báez y Juan Afonso además han de ir cinco mozos que sirvan en la
barca ganando todos cinco dos partes, asimismo Alvaro Gómez ha de ganar
una parte de marinero.
Se entiende que todo el cuerpo de la armazón que es la cantidad arriba dicha
suman 7 partes, 43 doblas más 200 maravedís porque han puesto a 100 doblas
y es una parte cada 100 doblas. Al dicho respecto se ha de tener cuenta venido
que sea el viaje y resgate.
Gómez por su trabajo en ir personalmente en el viaje a resgatar los esclavos
con las mercaderías que lleva, ha de tener facultad para con mercaderías y ha-cienda
suya poder resgatar 3 piezas de esclavos o esclavas que hallare y traerlas
en el viaje de vuelta a esta isla sin que por ello pague cosa alguna, y por ello
y por la parte que lleva de marinero se obliga a ir por tal piloto y hacer el
resgate sin descuido, y si algún daño tuviere el resgate se obliga a pagarlo a los
armadores.
Venidos que sean a esta isla, de todo lo que traigan de resgate de las merca-derías
que llevan, así de esclavos, oro u otras cosas se ha de hacer almoneda
y se ha de vender primeramente todo lo que viniere resgatado con la hacienda
que de ellos va dentro de la barca, y vendido todo, primeramente se ha de sacar
los 371.800 maravedís del precio principal de lo puesto en este resgate, y de
ello se ha de llevar cada uno lo que lleva metido en este viaje, y pagado esto,
lo demás que restare se ha de partir entre ellos y los marineros llevando cada
uno su parte, respecto de las 100 doblas por parte.
Hecho esto es condición entre los armadores que la barca y barquito que lleva
para su servicio con todos los aparejos que vinieren a esta isla se ha de vender
y el precio de ello se ha de partir y lo han de recibir al respecto por las partcs
y cantidad que cada uno puso, sin que en esto tengan parte los marineros, salvo Al-varo
Gómez que ha de llevar una parte como si hubiera puesto en la armazón
50 doblas porque esto se lo dan por cuenta de su trabajo. De la misma manera
se ha de partir entre todos los armadores y el piloto por Ia dicha cantidad el
valor de las mercaderías que se trajeren del viaje que quedaren por resgatar.
Lorenzo de Palenzuela, núm. 826, fol. 486 r.
6.-1571, noviembre, 7. Las Palmas.
Adriano de Padilla, capitán por su Majestad, Cristóbal de Serpa, vecinos de
Gran Canaria, Vicente Alvarez y Francisco Romano, piloto de la carrera de In-dias,
estantes, hacen compañía en esta manera: 1) Llevarán de Ias islas de Cabo
Verde o de los Ríos de- Guinea 200 piezas de esclavos y esclavas que sean la
tercera parte hembras, heredando cada uno en esta compañía conforme a lo que
cada uno metiere, sacando antes los costos y gastos que en la compañía se hicie-ren
de montón desde el día que se empezare hasta acabar. Los esclavos los
han de :leval- a lBS Indias de jU Majestad a lus pUeb!GS y !Ugaiej a dande fuere
el registro que de esta isla llevan, y llegados se han de vender y disponer de
ellos; de lo procedido quitados los gastos se ha de repartir conforme a lo que
cada uno puso. 2) Alvarez y Romano han metido 750 doblas en el valor de una
nao que tienen curta en Las IsIetas llamada «Santo Espíritu» aparejada con todo
lo a ella anejo para que sea de los cuatro y de la compañía y acabada ésta se
venda el navío a quien más diere por él, y lo procedido se ha de partir como
lo demás. En el navío Romano ha de ir por piloto y Alvarez por armador. 3) Ser-pa
tiene metido en la compañía 400 ducados en tantas mercaderías, ropas y di-neros,
entendiéndose que luego heredará según lo que ha metido. 4) Padilla
mete en la compañía las licencias de las 200 piezas de esclavos a razón cada
una de 18 ducados, que suman y montan 3.000 (sic) ducados y 1.000 ducados
que asimismo tiene metidos en la compañía en el despacho de las licencias y
registro de ellas y en una barca grande que compró de Pedro Lópa, vecino de
la Isla, y en mantenimientos de pan, vino, vinagre, habas, arbejas y otros resgates
y municiones que tiene metidas en la compañía. 5) Es condición que han de
llevar la gente que fuere necesaria para el servicio y barca concertada con tanto
que se han de obligar en las Indias los cuatro a los marineros, grumetes, pajes
y al piloto de los ríos saliendo todo de montemayor antes de que hagan partición.
6) Padilla ha de ir por capitán de la armazón porque además de ser capitán por
su Majestad para esta jornada, han por bien que sea de esta armada acatándolo
por tal capitán, además de ir por maestre del navío, por lo uno y por lo otro
ha de haber «el aventija* por joya escogido lo que se declarará en esta escritura.
7,,) DA- - - - L- 2 . I,uiiiaiiu un ~2 ir ~ o $rh to del navio hasta Ee:.arlo y meterle e= !es puertes
para donde fuere el registro y hacer las escalas contenidas en el registro, sin
hacer ausencias, y Alvarez, no embargante que Padilla vaya por maestre, puede
usar el oficio trabajándolo, por ello Romano y AIvaret han de haber por su
trabajo 1.200 ducados. 8) Es condición que la gente que fuere en 1 navío, fuere
aparte de la gente del mar que van por soldados y conquistadores en compañía
y debajo de la bandera del capitán Padilla, sin pagar cosa alguna de flete ni
de otra cosa por respeto de que van en servicio de su Majestar, y así se en-tienden
que los soidados puedan sacar y iievar algunas cosas. 9j Es condición
que si acaso fuere que llegaren a los ríos de Guinea, que ninguno de los que
van en el navío pueda resgatar oro salvo Padilla. 10) Romano y Alvarez meten
30 ducados en 4 versos, 2 falcones y un barril de pólvora que Alvarez mete por
propia cuenta. Se entiende que los 750 ducados que tienen en el navío metidos
son las 2/3 partes de Alvarez y la otra de Romano, por lo cual Alvarez ha de
heredar 530 ducados y el resto Romano. 11) Padilla ha de sacar de montemayor
una joya de pieza macho o hembra cual el quisiere en cualquier parte. 12) ?S
cmdición que en cualquiera de los puertos contenidos en el registro se tenga
entre los cuatro un cofre con dos llaves en que se ponga todo lo procedido de
los esclavos y esté allí hasta tanto se acabe de disponer de ello, y entonces se
parta entre todos, y solamente se saque para pagar los soldados y el pílotaje;
que ninguno de los compañeros pueda vender presa alguna por si aparte sin que
intervengan en la venta dos de los compañeros. 13) Los partidos o escrituras
que se hagan con los marineros o grumetes se ha de cumplir por los cuatro.
14) E, condición que si en la costa de Guinea no se fueren las 200 piezas de
esclavos que en tal caso tantas cuantas piezas fdtaren para las 200 tanto menos
heredará Padilla de los 3.000 ducados a razón de los 18 ducados por licencia.
P,. H. P. L. P.-Antonio Lorenzo, núm. 811, fol. 324r.
7.-í57i, noviembre, Zü. Las Paimas.
Pedro Rodríguez, señor y capitán del navío «Espíritu Santo», surto en las
Isletas, de viaje para Cabo Verde y Guinea, *e obliga a pagar a Arnaldos Van-dala
92.040 maravedís los cudes son por razón de 2 piezas de lienzo audinarda
que tienen 113 varas y dos tercias e 2 1/2 reales la vara, una pieza de tela de
seda fina en 72 reales, 25 varas de angeo a 2 reales, 10 varas de holanda blanca
a 6 reales, una pieza de paño azul de 33 varas a 17 reales la vara, 109 varas
y medias de ruán a 3 reales la vara, 100 varas de angeo a 2 reales, 2 piezas de
tdilla de seda fina a 72 reales pieza, 6 varas de holanda blanca a 6 reales la
vara. Toda la ropa montó el precio dicho, de lo cual se da por recibido y se
obliga a pagar los maravedíes en esta isla o en cualquier parte donde fuere de-mandado
por el día de San Juan de junio de 1572 o antes si antes volviere
con el navío de este viaje donde va dentro de 20 días, despuCs de llegado a esta
isla pagados en dinero de contado.
A. H. P. L. P.-Rodrigo de Mesa, núm. 783, fol. 823r.
8.-1571, noviembre, 22. Las Palmas.
Pedro de Medina y Pedro de Escobar, vecinos de la Isla, dicen que por
cuanto los señores Bernardino Palenzuela y Bernardino García del Castillo por
ellos y en nombre de Escobar, y Pedro Rodríguez, capitán del navío «Espíritu
Santo» surto en el puerto de las Isletas de viaje para Cabo Verde y costa de
Guinea, por sí y por Pedro de Medina otorgaron una escritura de armazón del
navío para las partes de Guinea en la cual por parte de Medina se metieron
626.012 maravedís en el casco del navío y otras cosas, y porque Palenzuela y
García por Escobar metieron 786.368 maravedís según la memoria del armazón
que pasó ante el presente escribano en 8 de noviembre, y en ella cada uno ha
de heredar del resgate de esclavos y otras cosas según la cantidad que metió,
por tanto por esta ratifican la escritura de armazón obligándose a cumplirla, y
porque en otra escritura que Palenzuela, García por sí y en nombre de Escobar
hicieron por la cual declararon lo que cada uno hereda en la armazón que es
Palenzuela en 100 doblas, García 400 doblas y Escobar 150 y en todo lo demás
hereda Arnaldos Vandala porque es suyo, obligándose a pagar cada uno lo que
en la dicha armazón llevan metido, por tanto ratifican la dicha escritura, y las
150 doblas que deben a Arnaldos Vandala por lo que lleva metido en el armazón
en mercaderías que han recibido, se obligan a pagarle como en ella se contiene
en contado en esta isla por el día de San Juan de junio de 1572 o antes, si antes
volviera el navío del resgate en un mes después de llegado a esta isla.
A. H. P. L. P.-Rodrigo de Mesa, núm. 783, fol. 825 v.