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CRONOLOGÍA Y FUNCIÓN DEL POBLADO DE CABAÑAS DEL
BARRANCO DE LAS OVEJAS, LOMO DE LAS CASAS O LOS
CORRALES (EL PASO, ISLA DE LA PALMA)
CHRONOLOGY AND FUNCTIONALITY OF THE VILLAGE OF
CABAÑAS DEL BARRANCO DE LAS OVEJAS, LOMO DE LAS CASAS O
LOS CORRALES (EL PASO, ISLAND OF LA PALMA)
Juan Francisco Navarro Mederos
Juan Carlos García Ávila
Eduardo Mesa Hernández
RESUMEN
El Cabildo insular acometió la protección y puesta en
uso de este poblado de más de cien construcciones, al
que atribuía una procedencia aborigen con
reutilización posterior, y nos encomendó realizar
sondeos arqueológicos para obtener datos objetivos
que ofrecer al visitante.
Se ha podido inferir que existen cabañas y corrales.
Las cabañas son circulares u ovales con muros sólidos,
pavimento de barro batido y una cavidad a modo de
alacena. Los corrales son mayores, de planta irregular
y muros menos elaborados.
Según los resultados de las excavaciones el poblado no
es anterior al siglo XVIII y tuvo su periodo álgido en
el XIX. En el siglo siguiente se reutilizaron algunas
cabañas y fueron construidos los corrales. No se
confirmó la ocupación aborigen de este lugar, aunque
sí existe constancia en algunas covachas cercanas.
Nuestra interpretación es que este gran poblado
albergaba numerosas personas a final de los veranos,
con el objetivo de cavar raíz de helecho. En el siglo XX
fue lugar de asentamiento estacional de pastores y sus
ganados.
PALABRAS CLAVE: arqueología histórica,
excavaciones arqueológicas, isla de La Palma,
consumo de rizoma de helecho.
ABSTRACT
The Island Council plans protect and enhancement this
little village of over a hundred structures, which were
attributed to the Aboriginal with a subsequent reuse.
The Council comissioned us archaeological surveys in
order to obtain objective data to offer the visitor.
It has been inferred that there are cabins and corrals.
The huts are circular or oval with solid stone-walls,
beaten mud floor and a little cave on the wall. The
corrals are more larger, irregular floor and walls less
elaborate.
According to the results of the excavations, the village
is not older than the eighteenth century and had its
peak period in the nineteenth. In the following century
were reused some cabins and corrals were built. No
confirmed Aboriginal occupation of this place,
although there is evidence in some caves nearby.
Our interpretation is that they settled in this village
many people at the end of the summer, in order to
digging fern root. In the twentieth century was a place
of seasonal settlement of shepherds and their flocks.
KEYWORDS: Historical archeology, archaeological
excavations, island of La Palma, fern rhizome
consumption.
Grupo de Investigación “Arqueología del Territorio”. Departamento de Prehistoria, Arqueología, Antropología e Historia
Antigua. Universidad de La Laguna. Campus de Guajara, s/n. 38071. La Laguna. Santa Cruz de Tenerife. España; Correo
electrónico: jnavarro@ull.es
Grupo de Investigación “Arqueología del Territorio”. Departamento de Prehistoria, Arqueología, Antropología e Historia
Antigua. Universidad de La Laguna. Campus de Guajara, s/n. 38071. La Laguna. Santa Cruz de Tenerife. España; Correo
electrónico: c.garciaa@gmail.com
Grupo de Investigación “Arqueología del Territorio”. Departamento de Prehistoria, Arqueología, Antropología e Historia
Antigua. Universidad de La Laguna. Campus de Guajara, s/n. 38071. La Laguna. Santa Cruz de Tenerife. España; Correo
electrónico: emimesa@hotmail.com
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EL SITIO Y SU CONTEXTO
El yacimiento que nos ocupa está integrado al menos por setenta y nueve construcciones y está
situado junto a la cabecera del barranco de Las Ovejas, cerca del Refugio del Pilar, dentro del Parque
Natural de Cumbre Vieja (El Paso, isla de La Palma). Las coordenadas UTM del centro de la zona
arqueológica son 28.613855/-17.842484 y la cota promedio es de 1412 metros.
Está en un terreno volcánico reciente, dominado por la cadena de conos de Cumbre Vieja, que en
sucesivas emisiones han ido cubriendo el paisaje de una espesa capa de lapilli (“granzón” en La
Palma), de manera que este material es el sustrato dominante, salvo algunos pocos lomos donde
afloran coladas de la erupción del Birigoyo de 6 ±2 Ka.1 La capa superior de lapilli en la zona de
estudio, corresponde a la erupción del cercano volcán de Montaña Quemada o de Tacande. María
Rosa Alonso (1956) estimó que esa erupción se produjo entre 1430 y 1440, a partir de su análisis de la
endecha a la muerte de Guillén Peraza, otros historiadores la sitúan hacia 1460 y, recientemente, Juan
Carlos Carracedo2 dató la erupción por C14 entre 1470 y 1490. En cualquier caso, ese estrato de lapilli
se depositó a finales del periodo pre-europeo de la historia de la isla, no mucho antes de su conquista.
En la actualidad la vegetación predominante se corresponde con un pinar de repoblación plantado
en la década de 1960. Con anterioridad a esa fecha había un monte bajo de sustitución, porque
probablemente la erupción de Montaña Quemada arrasó el pinar que ocuparía originalmente este
sector,3 menudeando las formaciones de helechos, particularmente en las laderas de la Montaña de Los
Hoyos, situada justo al este del conjunto arqueológico. A toda la zona se la conoce genéricamente
como barranco de las Ovejas, porque la cabecera del mismo se encuentra allí, pero las personas
mayores conocen este lugar concreto como Lomo de las Casas o Los Corrales por alusión a las
estructuras.
A) El yacimiento en relación con las erupciones fechadas en la dorsal de Cumbre Vieja (Carracedo, 2008: 122). B)
Situación del yacimiento entre los volcanes Montaña Quemada y Birigoyo; la capa de lapilli de Montaña Quemada ocupa,
sobre todo, el sur del volcán, seguramente por efecto del viento, afectando al yacimiento.
A principios de la década de 1980 algunos vecinos de El Paso dieron a conocer estas
construcciones al cronista oficial de la villa, don Braulio Martín Hernández, quien a su vez dio parte a
la delegada insular de Cultura, Miriam Cabrera, y a los arqueólogos que en aquel momento
excavábamos en la Cueva de Los Pedregales. Pero en ningún momento se llegó a realizar una
investigación concienzuda, ni se publicó más que algunas referencias. Por las noticias que obtuvo don
Braulio Martín, llegó a la conclusión de que aquel era el lugar donde los pasenses —vecinos de El
Paso— pasaban “el agobiante calor de la época estival”.4
El jefe del Servicio de Patrimonio Histórico del Cabildo Insular, Felipe Jorge Pais Pais, tuvo en
1992 noticias de su existencia y lo incorporó a la Carta Arqueológica, emprendiendo medidas para la
conservación y puesta en uso del sitio, comenzando por limpiar la potente capa de pinillo que cubría
Cronología y función del poblado…
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las estructuras. En 2002 el Cabildo encomendó a la empresa Arqueocanaria SL una planimetría
general, croquis de las construcciones y una concisa descripción de las mismas, diferenciando cuatro
sectores o agrupaciones: A) grupo de 11 estructuras y una covacha; B) grupo de 3 cabañas; C)
conjunto principal con 65 construcciones; D) covachas naturales de habitación parcialmente destruidas
por la carretera Refugio del Pilar - El Paso.5 Quedan restos de tres covachas y en el talud de derrubios
de una de ellas identificamos cerámicas de la fase IV, piezas líticas y restos de fauna.
Topografía general.
Varias estructuras del Sector C.
Nuestro buen amigo Jorge Pais opinaba que el poblado surgió en época aborigen, aunque algunas
estructuras antiguas se reutilizarían en tiempos históricos a la vez que se construían otras nuevas.6 Los
argumentos para suponer un origen prehispánico eran: A) Según las fuentes etnohistóricas, muchos
asentamientos del cantón de Tihuya, donde está el yacimiento, fueron arruinados por la erupción del
volcán Tacande. La mayoría de los asentamientos tuvo que ser en cabañas, porque escasean las cuevas
por su juventud geológica. B) El sistema constructivo de los muros, especialmente su gran grosor, es
el mismo que el citado investigador había observado en otras cabañas prehispánicas del Pico de
Bejenado y el reborde montañoso de la Caldera de Taburiente. Por otro lado, opina que una
reutilización histórica continuada hubiese dejado mayores rastros de la techumbre, basuras, etc. de las
que se aprecian. C) Es difícil encontrar restos arqueológicos aborígenes superficiales, porque el suelo
está cubierto por una capa de pinillo de hasta 30-40 cm. A pesar de todo, al norte del poblado halló un
pequeño fragmento de cerámica sin decoración que pertenecía a una microcerámica, así como lascas
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de basalto. D) Hay varias covachas naturales de habitación en las inmediaciones del poblado de
cabañas, en el “sector D”.7
OBJETIVOS Y METODOLOGÍA
En el año 2010 el Cabildo promovió el proyecto “Servicio de protección y puesta en uso del
poblado de cabañas del barranco de Las Ovejas en el Refugio de El Pilar, término municipal de El
Paso” (Expediente SV-13/2010), que encomendó a la empresa El Alfar Canarias SL. El pliego de
cláusulas administrativas particulares explicita que la finalidad es garantizar la preservación del
conjunto, a la vez que se facilite su difusión y conocimiento a los palmeros y visitantes. Y las
prescripciones técnicas indican que el objeto del contrato es la protección y puesta en uso del poblado,
adecuándolo para que pueda ser visitado, y una de las actuaciones estipuladas era “la realización por
arqueólogos de una serie de sondeos estratigráficos en algunas de las cabañas, así como en una de las
covachas”,8 aunque esto último se desestimó luego por razones de seguridad. Las excavaciones tenían
como objetivo: A) Contrastar la hipótesis del Servicio de Patrimonio Histórico sobre el origen
prehispánico de las construcciones. B) El proyecto de puesta en valor carecía aún de una base de
conocimientos en que sustentarse, por lo cual los sondeos debían suministrar datos objetivos que
ofrecer al visitante. Concretamente se trataba de comprobar la secuencia estratigráfica del yacimiento,
dotarla de una temporalidad y analizar la naturaleza de las actividades que allí se realizaron.
El equipo de investigación lo dirigió Juan Francisco Navarro Mederos; fueron coordinadores de
campo Eduardo Mesa Hernández y Juan Carlos García Ávila, y colaboraron Ilaysa González Navarro,
Nuria Álvarez Rodríguez, Beatriz Brito Castañeda, Sergio Pou Hernández, Efrain Marrero Salas y
Francisco García Herrera. Agradecemos el asesoramiento de los Dres. Constantino Criado y Arnoldo
Santos.
Los trabajos de excavación se realizaron entre el 18 de junio y el 27 de julio de 2010. Se realizaron
siete sondeos en el sector C, cinco de ellos dentro de otras tantas estructuras y dos en espacios
externos. El procedimiento fue seguir estrictamente la estratigrafía natural, respetando en todo
momento los cambios sedimentológicos o variaciones macroscópicas de los mismos, aislándose de
forma individual, tanto en sentido horizontal como en vertical. Como norma general, se procedió a
excavar subdividiendo cada unidad estratigráfica mediante levantamientos, pero en algunos sondeos el
pequeño grosor de las UES y la escasez de hallazgos nos hicieron desistir de continuar con este
procedimiento. La recuperación de los materiales arqueológicos se realizó registrando sus datos
relativos a la distribución espacial, orientación y pendiente. Se procedió al tamizado en seco de los
sedimentos con mallas de 4 y 2 mm. y se reservó un 20% de los sedimentos para flotación, además de
las correspondientes muestras sedimentológicas, para estudios de fitolitos y otros microrrestos, materia
orgánica, susceptibilidad magnética, micromorfología de suelos, etc. Una vez finalizada la excavación,
se consolidaron los perfiles para asegurar su preservación.
Distribución de los sondeos.
Cronología y función del poblado…
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RESULTADOS
Sondeo 1
Junto a la estructura 28 (según denominación en la topografía de Arqueocanaria), en el pequeño
talud de la pista forestal que atraviesa el sector C, se abrió un sondeo en forma de transecta de 300 x
50 cm. con la finalidad de reconocer la secuencia estratigráfica del sustrato. Todo el paquete
sedimentario está integrado por granzón con diferentes grados de alteración, cuyo reconocimiento y
génesis fue interesante para entender la secuencia de los restantes sondeos. UE 1: paquete heterogéneo
de lapilli compactado y alterado, de espesor entre 45 y 37 cm; misma composición que la UE2, pero
meteorizado y con una proporción variable de materia orgánica y halófanas,9 subdividido en varias
sub-unidades diferenciadas por sus variadas totalidades, que se han desplazado hasta aquí desde su
posición originaria por sucesivos episodios de arroyada. Existe una interfacie en la base de UE1,
formadas por materiales finos percolados, en contacto neto con la UE2 y que aísla a ésta de los
procesos de filtración. UE2: Lapilli negro muy suelto de la erupción de Montaña Quemada, en
posición primaria, sin erosionar ni meteorizar, con más de 1 m de espesor.
Sondeo 1.
Sondeo 1, perfil estratigráfico.
Sondeo 2 (estructura 28)
La estructura 28 es una construcción exenta, con planta de tendencia oval de 10 x 4 m (las medidas
son siempre del espacio interior) y entrada orientada al sur. La estructura muraría está formada por
bloques lávicos de morfología irregular, de una hilera y hasta cinco hiladas de altura. Se trazó un
sondeo estratigráfico de 1 x 2 m en el interior de la estructura, junto al muro este y próximo a la
entrada. UE1: sedimento orgánico de origen natural, compuesto fundamentalmente por restos
vegetales en descomposición con una potencia entre 15 y 35 cm. UE2: paquete homogéneo de lapilli
negro suelto con una potencia entre 20 y 30 cm. Solo se documentó un fragmento de cerámica
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histórica a mano almagrada. UE3: bloques basálticos de gran tamaño redujeron el área de excavación a
la cuadrícula A, donde se distingue tierra vegetal con clastos y cantos de tamaño medio, con una
potencia sedimentaria entre 30 y 60 cm. Se apoya en el sustrato rocoso.
Sondeo 2.
Sondeo 2, perfil estratigráfico.
Cronología y función del poblado…
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Sondeo 3 (Estructura 39)
La estructura 39 tiene planta oval irregular de 7,53 x 4,3 m y entrada al SW. Los muros son de
doble hilera de piedra seca y se conservan hasta cinco hiladas. El sondeo arqueológico se realizó en el
interior de la estructura, a 1 m de la entrada y con un área de 3 m2, donde afloraban muy someramente
unas alineaciones de piedra que parecían estructuras murarías sepultadas. UE 1: Sedimento areno-limoso,
arqueológicamente estéril y una potencia máxima de 5 cm que, una vez retirado, deja al
descubierto un muro de 75 cm de ancho (UE 2); en el espacio adyacente a la cara exterior se localiza
un sedimento arenoso-limoso con lapilli, en el que se hallaron dos fragmentos de cerámica histórica a
mano; en el espacio adyacente a la cara interna se aprecia un sedimento con mayor contenido
orgánico, de 10 cm de potencia, presentando una tonalidad blanquecina grisácea a techo, mientras que
en la base es casi negra, de textura areno-limoso en un análisis de visu y untuosa al tacto, debiendo
tratarse de un incendio que afectó a los restos de la cubierta de la construcción después de su
abandono. Bajo esta se hallaron bloques caídos de la parte superior del muro. UE 2: estructura muraria
de piedras de mediano tamaño, de 75 cm de ancho y 73 cm de alto, orientada hacia el noroeste y que
describe un arco; contenía nueve fragmentos de cerámica histórica a mano, la mayoría con almagre, y
uno de cerámica blanca a torno. UE 3: sedimento areno-limoso con abundante lapilli y poca materia
orgánica, de 72 cm de potencia máxima, que se adosa a la estructura muraria UE2, siendo posterior a
la misma; contiene fragmentos de cerámica histórica realizada a mano. UE 4: sedimento de origen
natural, de 30 cm de potencia máxima, compuesto exclusivamente por lapilli de la erupción de
Montaña Quemada, sobre el que se asienta el muro (UE2).
Sondeo 3, UE 1.
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Sondeo 3, UE 4.
Sondeo 3, materiales de las UEs 1 y 2.
Sondeo 4 (Estructura 33)
La estructura 33 es una cabaña de planta elíptica de 2,50 m x 2,00 m, acceso en el extremo O,
aunque en la actualidad se encuentra cerrado por un muro de elaboración reciente. Muros de doble
hilera de piedra seca con un promedio de 60 cm de ancho y hasta ocho hiladas de altura máxima (1,70
m). Se realizó un sondeo estratigráfico de 2 m2 en el interior, en su extremo sur, abarcando una
pequeña cavidad u hornacina abierta en el muro y el espacio de la cabaña adyacente a la misma. UE1:
sedimento orgánico de origen natural (mantillo compuesto mayoritariamente por pinillo) con 47-31 cm
de espesor, que equivale a la UE1 del sondeo 2; contenía nueve fragmentos de cerámica histórica a
mano, pertenecientes a diversos recipientes, la mayoría de ella almagrada, y un fragmento de cerámica
blanca a torno con vidriado verde en la cara interna. UE2: suelo de ocupación de la cabaña con una
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potencia entre 4 y 10 cm, que al interior de la hornacina es una matriz arcillosa muy fina, ligeramente
compacta y de tonalidad amarilla, mientras que al exterior domina un sedimento ceniciento, producto
de la realización de hogares; contenía numerosos restos de carbón, dos fragmentos de pedernal para
encender fuego, diversos fragmentos de cerámica histórica a mano almagrada, un fragmento de
cerámica a torno blanca vidriada, así como restos de fauna afectada por el fuego (conejo y peces).
UE3: cascajo fruto de la erosión del sustrato rocoso sobre el que se asienta la cabaña.
Sondeo 4, UE 1.
Sondeo 4, UE 2.
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Sondeo 4, UE 2. Detalle del muro de la cabaña en relación con el pavimento y la boca de la cueva-hornacina.
Sondeo 4. Materiales de las UEs 1 y 2.
Sondeo 5
Sondeo de 2 x 1 m realizado en un espacio abierto en la zona más llana del sector C, rodeado por
las estructuras 31, 35, 36, 37, 38 y 39, y al que desembocan las puertas de dos de ellas (31 y 38).
Partíamos del supuesto de que esta zona podía haber funcionado como un espacio común, y que quizás
se habrían producido vertidos desde las dos últimas cabañas, que se encuentran al norte en una
posición ligeramente más elevada. Se alcanzaron 40 cm de profundidad, hasta llegar al nivel de lapilli
de Montaña Quemada, estéril, presente en la base de los sondeos 1 y 3. UE 1: lapilli meteorizado
mezclado con materia orgánica y halófanas, cuya composición es similar a la de la UE 1 del sondeo 1;
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se hallaron quince fragmentos de cerámica histórica a mano, ocho de ellos almagrados. UE 2: paquete
homogéneo de lapilli gris oscuro a negro sin meteorizar ni erosionar, por tanto sin sufrir grandes
procesos de transporte; equivale a la UE2 del sondeo 1, UE2 del sondeo 2 y UE4 del sondeo 3.
Sondeo 5.
Sondeo 5. Material de la UE 1.
Sondeo 6 (estructura 67)
La estructura 67 está situada en el extremo superior de la ladera, es de tendencia oval de 3 x 2,7 m,
su acceso se sitúa en el extremo noroeste, y sus muros son particularmente sólidos y anchos,
superando en la parte oriental 1 m de espesor a causa de un refuerzo externo. Como otras estructuras
de este sector C, aprovecharon una roca del terreno para adosarse a ella y, como el resto de estructuras,
los muros son de doble hilera de piedras, si bien las paredes de esta cabaña y la siguiente tienen un
grosor superior a las restantes, de 60 cm en la mayor parte y casi 100 cm en la parte sur, en cuya cara
externa tiene un contrafuerte; los muros conservan hasta 140 cm de altura, conservándose en algunas
partes hasta ocho hiladas. Se realizó un sondeo de 1 x 0,5 m en la boca de una pequeña hornacina
excavada en la parte interna del muro oriental. En el sondeo se detectó un pequeño agujero de
clandestinos, que había sido rellenado con el propio sedimento desplazando y restos vegetales. UE1:
mantillo (mayormente pinillo) con una potencia de 3-23 cm; aparecieron fragmentos de dos botellas de
vidrio. UE2: paquete de cenizas de 1-4 cm de espesor localizado en el extremo N del sondeo. UE3:
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bloques basálticos del derrumbe parcial de la estructura, 50-31 cm de espesor y estéril. UE4:
sedimento arenoso muy orgánico con lapilli, que se distribuye por toda la superficie del sondeo con
una potencia de 17-38,5 cm; contiene un fragmento de cerámica histórica a mano, dos de losa
esmaltada, astillas de huesos y un trozo de pedernal. UE5: es el nivel de pavimentación, formado por
un sedimento de matriz arcillosa, fino y compacto, de coloración marrón claro, con una potencia de 3-
5 cm. UE6: matriz arcillosa suelto con cantos y clastos angulosos, estéril, que se apoya directamente
en la roca madre.
Sondeo 6, UE 1.
Sondeo 6. UEs 2, 3 y 4.
Sondeo 7 (estructura 65)
Estructura situada justo al NE de la precedente, con la que coincide en forma, dimensiones y
solidez. La cabaña se construyó sobre un sustrato rocoso irregular y con desnivel, adosada a una roca
que forma su pared N; desnivel que motiva el que el interior se encuentre a menor altura que el
exterior en la parte septentrional, mientras que sucede a la inversa en el lado opuesto, donde el muro
alcanza 130 cm en su cara interna y 185 cm en la externa; de ahí que por el N penetre granzón
arrastrado por las escorrentías. El sondeo de 1 x 0,5 cm se planteó junto a la cara interna de la pared
meridional de la estructura, de manera que interesara al agujero practicado por Andrés Casiano Melián
Cruz y en el que decía haber encontrado cerámica aborigen de la fase IV. UE1: lapilli muy suelto
mezclado con tierra vegetal y abundante pinillo con un espesor de 22-25 cm, parcialmente afectado
por el citado agujero, que alcanza 20 cm de profundidad máxima, sin sobrepasar esta UE1.
Cronología y función del poblado…
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Levantamiento 1: es la porción más suelta y con mayor proporción de restos vegetales recientes, con
un espesor medio de 10 cm, y que rellena el agujero citado; apareció un fragmento de cerámica de la
fase IV, un fragmento de disyunción columnar y dos trozos de vidrio, sorprendiendo que las dos piezas
aborígenes apareciesen muy limpias y secas, sin la abundante tierra húmeda adherida que poseían los
vidrios y todo el material recuperado en esta excavación. Se nos ocurrieron dos posibles explicaciones:
a) alguien las colocó allí, intencionadamente o no; b) estas piezas vinieron junto con el lapilli
arrastrado por el agua de lluvia desde las partes más altas de la ladera, donde la parte alta del muro
septentrional se encuentra al nivel del suelo. Levantamiento 2: misma matriz que el levantamiento 1,
aunque más compactado y con menos restos vegetales, con una potencia máxima de 15 cm; contenía
seis fragmentos de cerámica histórica a mano, dos de ellos con almagre, dos fragmentos de un mismo
plato de cerámica esmaltada, varios trozos de una botella de vidrio y un clavo de fundición muy
oxidado, todos ellos materiales del siglo XX. UE2: matriz limoso-arcillosa con muy poco lapilli, algo
suelta en su tracto superior y muy compactada en el inferior, que interpretamos como pavimento y
nivel de ocupación de la cabaña; el único hallazgo es un fragmento de pedernal, fracturado de una
pieza mayor, una piedra de un yesquero o, menos probablemente, de fusil. UE3: muro de la cabaña.
UE4: cascajo amarillento y tierra de igual tonalidad, producto de la desagregación y descomposición
de la colada; sobre esta UE de nivelación se asienta la estructura. UE5: roca virgen.
Estructura 65, en cuyo interior se realizó el sondeo 7.
Sondeo 7. UEs 1, 3 y 4.
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Sondeo 7. A) cerámica aborigen de la UE1, levantamiento 1. B) Material de la UE1, levantamiento 2.
CONCLUSIONES
La inmensa mayoría de estructuras mantiene un excelente estado de conservación y algunos muros
conservan más de 1,50 m. de altura, aunque la mayor parte muestra derrumbes parciales.
Las construcciones circulares u ovales con diámetros interiores de entre 3 y 4 m eran en su mayoría
cabañas destinadas al alojamiento humano, aunque algunas pudieron tener una función distinta.
Suponemos que poseían una techumbre vegetal hoy desaparecida. La mayoría se encuentran adosadas
a sotavento de prominencias rocosas que le sirven de cortavientos, forman parte de la pared y dan
solidez a la construcción. Las paredes de mampostería están asentadas directamente sobre la roca de la
colada volcánica de la erupción del Birigoyo (fechado en 6 ±2 Ka).10 En varios de los casos estudiados
la superficie rocosa fue limpiada de lapilli y escoria para asentar los muros y hacer el pavimento. Para
adosar la cabaña eligieron preferentemente resaltes rocosos que poseyeran una covacha en su base, y
en caso de no existir se labró artificialmente, de manera que esa covacha a modo de hornacina aparece
en muchas construcciones. Su función no es fácil de averiguar a partir de las escasas evidencias, pero
por su aspecto podemos suponer que eran lugares de almacenamiento, aunque en el sondeo 4 se
detectaron restos de carbón, ceniza y huesos quemados de conejo, indicio de que en una ocasión se usó
la hornacina como hogar.
Además, existen unas pocas construcciones mayores, generalmente con más de 8 m de diámetro, y
planta más irregular, que son más recientes que las anteriores. Sus dimensiones indican que no poseían
techo y los niveles asociados a ellos contienen materiales del siglo XX. Estas razones, más el topónimo
“Los Corrales” que algunos le aplican al lugar, creemos son suficientes para concluir que son corrales
para ganado de la última etapa en que estuvo en uso este lugar.
¿A qué época pertenecen las estructuras? Las cuevas semidestruidas por la carretera del sector D
fueron ocupadas por la población aborigen durante la fase IVa, aunque no podemos descartar una
ocupación anterior. Dadas las condiciones ambientales de la zona, esos asentamientos debieron estar
en uso básicamente durante la estación seca. En el entorno de las cabañas del sector C no hemos
conseguido detectar ninguna pieza de adscripción aborigen, a pesar de que se realizó una prospección
intensiva de toda la zona. El hallazgo más cercano, una pieza lítica, se encontraba a 120 m al N del
extremo del poblado y a mayor distancia hacia el NO se halló un fragmento de cerámica sin
decoración. No parece existir dudas de que la zona era frecuentada por pequeños contingentes de
población aborigen y, si además de las citadas covachas llegaron a construir cabañas, no son las que
aquí nos ocupan.
Todo el material que ha aparecido en los sondeos del sector C debe adscribirse al siglo XIX y
primera mitad del XX, pudiéndose remontar algunas evidencias como máximo al siglo XVIII, pero no
existen pruebas de una ocupación de las cabañas anterior a esas fechas. Concretando, se pueden
distinguir dos periodos de ocupación con una función probablemente diferenciada: el primero asociado
a la construcción y uso de las cabañas, es decir de la inmensa mayoría de estructuras, que quizás
comenzaron a erigirse en el siglo XVIII, pero que con seguridad estuvieron en uso a lo largo del siglo
XIX y principio del XX. El otro periodo corresponde aproximadamente al segundo tercio del siglo XX,
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en el que se construyeron los corrales y la casa cuadrangular situada al final del sector C, y se
reutilizaron algunas cabañas.
En el sondeo 7 apareció un fragmento de cerámica aborigen de la fase IVa y un trozo de disyunción
columnar, junto a dos fragmentos de vidrio, en el agujero realizado por un aficionado, donde decía
haber encontrado cerámica similar. Concretamente, se halló en el levantamiento 1 de la UE 1, una
mezcla heterogénea y suelta de lapilli con tierra vegetal y abundante pinillo, con la que se había
rellenado el citado agujero. La cerámica y la disyunción aparecieron sorprendentemente limpias y
secas, sin la tierra húmeda adherida que tiene todo el material recuperado en esta excavación y que
impregnaba el resto de piezas de este sondeo y de la misma UE. Debajo de ese material, en el
levantamiento 2 de esa UE y en la UE inferior aparecieron materiales históricos, bastante recientes.
Barajamos dos posibles explicaciones: 1) Los materiales aborígenes llegaron hasta allí en fechas muy
recientes mezclados con el pinillo y el lapilli arrastrados por el agua de lluvia, que es el origen de esta
UE1; 2) alguien las depositó allí recientemente, de manera intencionada o no.
El paquete de lapilli negro sin meteorizar, que representa la UE 2 en los sondeos 1, 2 y 5, que es la
UE 4 del sondeo 3, es anterior a la construcción de las cabañas. Parece corresponder a la erupción de
Montaña Quemada (siglo XV), lo que significa que las cabañas son posteriores y, de existir evidencias
aborígenes de la sub-fase cerámica IVa y anteriores,11 como hay en las covachas del sector D, deberían
estar debajo del lapilli. Sin embargo, no tenemos la certeza de que pueda descartarse que el lapilli
proceda de la erupción del Birigoyo (6 ±2 millones de años), en cuyo caso los supuestos restos
aborígenes deberían haber estado encima.
Los niveles de ocupación detectados se superponen a este paquete de lapilli en unos casos y, en
otros, el piso de las cabañas se asienta directamente sobre la roca de la colada que dio origen al lomo.
En estos últimos, sobre la roca suele existir una fina UE arcillosa, compacta y horizontal, colocada y
preparada intencionalmente para conformar un pavimento.
Los niveles de ocupación, propiamente dichos, tienen una escasa potencia, lo que evidencia
ocupaciones poco prolongadas en el tiempo. La escasa matriz fina revela procesos tafonómicos que
tuvieron lugar repetidamente, en los que los agentes naturales actuaron desplazando dicha matriz,
quizás el viento o, más probablemente el agua de la lluvia. Ello puede revelar que el sitio solo se
ocupaba temporalmente, bien durante un periodo del año, bien con intervalos mayores en los que los
agentes naturales actuaban sobre el sedimento.
El lapilli meteorizado y mezclado con tierra vegetal que aparece en la superficie (UE 1) de la
mayoría de los sondeos, tiene su origen en un mezcla de procesos naturales. Principalmente, han sido
arrastrados por las escorrentías invernales.
Respecto a la función de las estructuras, no tenemos evidencias macroscópicas directas y aún no se
ha hecho el estudio de fitolitos y otros restos microscópicos, pero sí existen bastantes indicios
indirectos. Empecemos por preguntarnos qué recursos existían en esta zona tan elevada para que allí se
congregara un importante número de personas, las que pueden albergar más de setenta cabañas. Las
erupciones como la de Montaña Quemada habrían eliminado el pinar que pudo haber existido en
tiempos y en su lugar existiría una vegetación de matorral cuyo único interés pudiera ser el pastoreo de
verano. En las zonas más umbrosas crecerían importantes formaciones de helecho y aún hoy lo hacen.
Este fue un recurso alimenticio muy importante en épocas de carestía en las Canarias occidentales
hasta las primeras décadas del siglo XX. Según Francisco Escolar y Serrano, a fines del siglo XVIII o
primero años del XIX, en Barlovento, Tijarafe y otras partes de La Palma “después de haber recogido
las mieses, van los hombres a los montes a cavar la raíz de helecho, las mujeres les llevan … gofio y
vuelven a sus casas cargadas con los haces de raíz que los maridos cavaron”.12
Precisamente, el helecho o helechera (sobre todo Pteridium aquilinum, pero también otras especies)
tiene las mejores condiciones para desarrollarse en un sustrato como el que existe aquí. Es en el lapilli
cargado de la humedad del manto de nubes donde los helechos desarrollan grandes y gruesos rizomas,
que en el país se conocen como “madres del helecho”, que a veces había que sacar cavando a notable
profundidad, aunque por otra parte es bastante fácil cavar en el lapilli, picón o granzón. La inmediata
Montaña de Los Hoyos debe posiblemente su nombre a los numerosos hoyos que había en sus laderas,
producidos al “cavar” helecho.
En el archivo municipal de El Paso existe documentación de fines del siglo XIX, en la que vecinos
de la localidad se quejan de que unos agricultores habían roturado y sembrado papas en unos llanos en
XX Coloquio de Historia Canario-Americana
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el monte donde ellos cavaban el helecho. No sabemos el lugar exacto, pero es en el entorno del
yacimiento.13
Tenemos la inmensa suerte de que se haya conservado una nota manuscrita de Antonino Pestana
Rodríguez (1859-1938), erudito palmero co-fundador de la Sociedad La Cosmológica, describiendo un
campamento de cavadores de helecho en Tijarafe, que titula “El Bailadero donde moraban los
tijaraferos cuando venían a cavar el helecho”.14 No menciona en que fecha observó lo que describe,
por lo que solo podemos conjeturar que debió redactarla entre las dos últimas décadas del siglo XIX y
las primeras del XX, lapso de tiempo en el que desarrolló sus indagaciones etnográficas y
arqueológicas y que, además, coincide con su estancia en la zona NO de la isla, como secretario del
Ayuntamiento de Garafía, cercano a Tijarafe.
Nos aclara la finalidad que tenían los huecos u hornacinas que existen dentro de las cabañas del
barranco de Las Ovejas, cuando dice: “Guardaban sus provisiones en un hoyo en la misma choza”. Es
más preciso que Escolar y Serrano sobre la fecha en que se ocupaban estos campamentos:
“Acostumbraban a venir el tercer domingo de julio y se marchaban para el 8 de septiembre”. Coincide
con Escolar sobre que eran campamentos esencialmente masculinos, porque masculina era la cava del
helecho, pero correspondía a las mujeres subir alimentos y bajar los rizomas dos veces por semana,
días en que pernoctaban con sus maridos y compartían con ellos diversos entretenimientos: “Venían a
traerles de comer los lunes y viernes y a llevar el helecho que tenían cavado; esas noches hacían un
baile en el cual se juntaban muchos, alumbrados por grandes hogueras, lucha, cantiga”. Lo que más
llamó la atención de Pestana fue cómo se organizaba aquella comunidad temporal: “Nombraban un
Alcalde que era el que gobernaba, tenía una vara en forma de cruz y en esas noches el alcalde la
sacaba y todos los tijaraferos iban adornándola con frutas, y hecho esto remataban y el producto de ese
remate se dedicaba como limosna a las ánimas o al Señor. Administraba justicia, dirimía sus querellas
imponiendo multas (las almendras eran reales), que luego se reducían a dinero que eran entregados al
Señor o a las ánimas. El que no tenía almendras paga en rezar, imponiéndole tantos padrenuestros.
Esas noches se nombraba luego otro alcalde para la noche siguiente”.15
Lo que antecede explica la función del poblado del Lomo de Las Casas, Los Corrales o barranco de
Las Ovejas, en su primera etapa. En la segunda etapa tuvo un papel de campamento pastoril
estacional, centrado sobre todo en los meses de verano, y el número de personas que frecuentaban este
lugar se redujo considerablemente, oscilando entre uno y varios pastores, según información oral.16
Cronología y función del poblado…
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BIBLIOGRAFÍA
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Colección documental Antonino Pestana Rodríguez (ES 35001 AMC/APR). Archivo del Museo Canario, Las Palmas
de Gran Canaria.
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NOTAS
1 CARRACEDO (2008), pp. 120-123.
2 CARRACEDO (2008), p. 122.
3 Información oral del Dr. Arnoldo Santos.
4 PAIS (2010), p. 97.
5 BARROSO y MARRERO (2002).
6 PAIS (2011), pp. 100-102.
7 CABILDO INSULAR (2010); PAIS (2003) y (2011).
8 CABILDO INSULAR (2010).
9 Minerales en proceso de argilización, que indican la juventud del suelo en formación.
10 CARRACEDO (2008), pp. 120-122.
11 La subfase cerámica IVa abarcó el periodo 1100-1250 AD.
12 HERNÁNDEZ RODRÍGUEZ (1983), p. 232.
13 Esta información se la debemos a Mª Victoria Hernández, cronista oficial de Los Llanos de Aridane.
14 PESTANA RODRÍGUEZ (sf).
15 PESTANA RODRÍGUEZ (sf).
16 Obtenida por Felipe Jorge Pais Pais de un pastor de Las Manchas (El Paso).