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UN CANARIO UNIVERSAL QUE AMÓ DOS ORILLAS: AMÉRICA
Y SEVILLA
A WORLD CANARIAN THAT LOVED TWO SHORES: AMERICA
AND SEVILLE
Enriqueta Vila Vilar
RESUMEN
El profesor Morales Padrón, del que tuve el honor
de ser discípula, fue un hombre universal en todos
los sentidos: intelectual, académico y social. Su
trayectoria profesional así lo confirman y no se
puede entender su magna obra, dividida entre las
tres tierras que amó –Canarias, Sevilla y América-sin
conocer bien su fuerte personalidad y su amor
al trabajo. Mi contribución a este justo homenaje
que en este XX Coloquio Internacional le dedica la
Casa de Colón de Las Palmas de Gran Canaria, se
va a centrar en intentar plasmar esa personalidad
que pude percibir a lo largo de su vida, para
centrarme posteriormente en profundizar en la
lectura de uno de sus últimos libros que es un canto
de amor a dos orillas que él mejor que nadie pudo
comprender desde su posición de hombre atlántico,
desde su alma canaria. El libro a que me refiero se
titula América en Sevilla, Sevilla en América y
pienso que no lo escribió para ser publicado, sino
como apuntes amorosos y líricos de una conexión
que él conocía como nadie. Por tanto no pretende
ser exhaustivo ni siquiera completo pero después
de él poco nuevo se puede decir sobre el tema: el
espíritu de Sevilla en América y de América en
Sevilla se puede encontrar en sus páginas a través
de los más importantes hitos. Ya, si acaso, solo
cabría publicar una completa guía con las muchas
huellas americanas que aún se conservan en la
ciudad del Betis. O una voluminosa tesis doctoral
que no iba a aportar nada más que erudición a lo
que en este libro aparece tan bellamente escrito.
PALABRAS CLAVE: Historia Universal, Historia
local, Literatura, Bibliografía.
ABSTRACT
Professor Morales Padrón, I had the honour to be
her disciple, was a world man in every way:
intellectual, academic and social. His work
development confirm this and his master work can
not be understood, divided among the three places
he loved –The Canary Islands, Seville and
America– without knowing well his strong
personality and his love for work. My contribution
to this fair tribute in this XX International
Conference in Columbus House in Las Palmas de
Gran Canaria, is going to be pointed in trying to
shape this personality that I was able to perceive
during his life, to focus later in deepening in the
reading of one of his latest books, which is a love
song dedicated to two shores that he, better than
anyone, could understand from his position of an
Atlantic man, from his canarian soul. The book that
I am talking about is América en Sevilla, Sevilla en
América and I think that he didn’t write it to be
published, but as lyric and love notes, from a
connexion that he knew as no one else could.
Therefore it doesn’t pretend to be exhaustive, not
even complete, but after it, little new can be said
about the subject: the spirit of Seville in America
and of America in Seville can be found in its pages
through the most important landmarks. Now, if
necessary, it could only be to publish a complete
guide with a much of the American footsteps that
you can still see in the city of Betis. Or a huge
doctoral thesis that could only add nothing but
erudition to what in this book is so beautifully
written.
KEYWORDS: World History, Local History,
Literature, Bibliography.
El profesor Morales Padrón, del que tuve el honor de ser discípula, fue un hombre universal
en todos los sentidos: intelectual, académico y social. Su trayectoria profesional así lo confirma
y no se puede entender su magna obra, dirigida a las tres tierras que amó —Canarias, Sevilla y
América— sin conocer bien su fuerte personalidad y su amor al trabajo. Por eso quiero
agradecer que hayan pensado en mí para formar parte de este Coloquio homenaje que estamos
Profesora de Investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (Jubilada). Directora de la Real
Academia Sevillana de Buenas Letras. Académica Numeraria de la Real Academia de la Historia. Calle Abades, 14.
41004. Sevilla. España; Teléfono: +34954225200; Correo electrónico: evila@eehaa.csic.es
XX Coloquio de Historia Canario-Americana
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celebrando y darme la oportunidad de exponer en público algunas ideas sobre su personalidad y
su obra. Y quiero dirigir muy especialmente este agradecimiento al Cabildo de Gran Canaria y a
la Casa de Colón, personalizado en este caso en su directora Elena Acosta, tan unida a D.
Francisco, con el que ha trabajado codo a codo y año a año para que estos Coloquios
consiguieran la excelencia que nuestro querido profesor imponía en todo.
No cabe duda que estos Coloquios Internacionales, que este año alcanzan el número de 20,
son producto de un esfuerzo colectivo de las instituciones administrativas y culturales de Las
Palmas, pero también hay que reconocer, y es lo que aquí se está haciendo, que el gran impulso,
promoción y dimensión internacional que estos Coloquios han adquirido se le debe en gran
manera al entusiasmo, constancia y trabajo de un hombre que amó mucho a su tierra y que
siempre contó con ella, con su ayuda y con su reconocimiento. Vaya pues por delante mi
recuerdo emocionado al maestro y mi agradecimiento a todos los que supieron apreciar su valía.
Mi contribución se va a centrar en intentar plasmar brevemente algún rasgo de esa
personalidad que pude percibir a lo largo de su vida, para centrarme posteriormente en uno de
sus últimos libros que es un canto de amor a dos orillas que él mejor que nadie pudo
comprender desde su posición de hombre atlántico, desde su alma canaria. El libro a que me
refiero se titula América en Sevilla, Sevilla en América, y pienso que no lo escribió para ser
publicado, sino como apuntes amorosos y líricos de una conexión que él conocía como nadie.
Si tuviera que destacar la mayor cualidad de D. Francisco, o al menos la que a mi más me ha
marcado, es la del amor al trabajo. Los que lo conocían saben bien que era un trabajador nato,
un trabajador compulsivo, un trabajador ilusionado. Para eso se necesita tenacidad, constancia,
esfuerzo y voluntad, virtudes todas ellas muy arraigadas en el carácter del profesor Morales
Padrón. Si a ello se une la inteligencia, la curiosidad por todo lo que le rodeaba, su espíritu
emprendedor, su amor a la enseñanza y su dedicación constante, se consigue la figura intelectual
que hoy tenemos el gusto de honrar, con más reconocimiento internacional que nacional, como
suele suceder y con una trayectoria profesional impecable y abrumadora. Doctor Honoris
Causae por varias universidades europeas y americanas, distinguido con numerosas
condecoraciones extranjeras y miembro de casi todas las Academias de la Historia
Hispanoamericanas.
Va a ser en esta faceta, la de su dimensión internacional, en la que me gustaría detenerme
brevemente. Siempre tuvo un espíritu de viajero incansable. Mi relación académica comenzó
con él cuando, recién llegado a su cátedra de Sevilla de Historia de los Descubrimientos
Geográficos, era invitado cada año a dar un curso en el primer trimestre en varias universidades
americanas. Para cubrir sus clases en el período que permanecía fuera recurría a tres alumnas ya
en fase de realizar tesis o tesinas: la doctoranda, mi querida y recordada Juana Gil-Bermejo, se
encargaba de su asignatura Geografía de América y las otras dos, Mª Teresa Garrido y yo
misma, quedábamos a cargo de unas clases semi-practicas de Historia de los Descubrimientos.
En esos viajes, no solo comenzó a relacionarse con los mejores hispanistas sino que
internacionalizó la entonces —estoy hablando de finales de la década de los cincuenta y
principio de los sesenta— muy provinciana Universidad de Sevilla. Consiguió becas para que
viajaran a América alumnos y compañeros y, siendo director del Departamento, organizó un
multitudinario Congreso Internacional de Historia Marítima al que acudieron los especialistas
más destacados; del mismo modo que en 1970 organizó otro en la Escuela de Estudio Hispano
Americanos de la que era vicedirector —nunca le permitieron acceder a director— sobre el siglo
XVII que fue, probablemente, la reunión de hispanistas más importante que se ha celebrado en
Sevilla y que nunca ha sido superada. Los trabajos allí presentados están recogidos en un
número de Anuario de Estudios Americanos que él dirigía, que se agotó en poco tiempo y que
aún es un referente para el estudio de esa crucial centuria. Y debo decir que en él tiene un
precioso artículo que no ha perdido vigencia un muy joven profesor John Elliott que esta
mañana nos ha deleitado con su magnífica conferencia de inauguración.
Esa vocación internacional le llevó a crear junto al sueco Magnus Mörner, el inglés John
Lynch y el alemán Hans Koening, entre otros, la Asociación de Latinoamericanistas Europeos
(AHILA) con el fin de conseguir un acercamiento a los hispanistas de los países del Este, aún
tras el llamado telón de acero y bastante aislados. Se hicieron congresos en todos los nuevos
Un canario universal…
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países que se fueron incorporado y desde entonces AHILA funciona con una regularidad
ejemplar aunque ya con otros planteamientos distintos.
Fue amigo íntimo de Pierre Chaunú, de Guillermo Lohmann, de Oscar Acevedo, y de tantos
otros grandes hispanistas que no dudaron en acudir a cualquier llamada para los que los requería
y buena prueba de ello son las personalidades que a lo largo de todos estos años —40 ya— han
pasado por estos Coloquios Internacionales de Historia Canario Americana. No cabe duda que
ha sido un canario universal.
En su obra escrita, por extensa, no puedo detenerme pero sí quiero hacerlo en el libro que
une las dos orillas que tanto amó. De todas formas, parece oportuno señalar, después de haber
resaltado su dimensión internacional, que su tesis doctoral, Jamaica española, ha sido traducida
hace unos años al inglés por expreso encargo del gobierno de Jamaica y que poco después, el
gobernador de Trinidad le encargó que hiciera un trabajo sobre la historia de la isla para ser
traducida también al inglés. Ha sido su obra póstuma, escrita cuando ya estaba muy enfermo y
para la que contó con la ayuda de su esposa, Helena Ruiz, eficaz colaboradora siempre en la
sombra pero con grandes conocimientos sobre el tema que ya había estudiado y con la de su
amigo y compañero hasta el final, el Dr. Bibiano Torres, que le completó la documentación del
A.G.I. que necesitaba y al que ya él no podía acudir.
También voy a decir algo, antes de detenerme en su libro que he mencionado antes, de su
obra sobre Sevilla. La obra de D. Francisco sobre Sevilla es algo más que una labor de
investigación. Es una obra literario-amorosa que proviene, como toda producción de este tipo,
de un conocimiento profundo y duradero. Es una obra que se puede encuadrar entre la
antropología, la literatura, la sociología y la observación, el estudio y la recogida de datos
durante muchos años. Solo citaré algunos títulos porque no dispongo de tiempo: Sevilla insólita,
(siete ediciones), Visión de Sevilla, La ciudad del Quinientos, (su contribución a una obra
colectiva que él ideó, diseñó y dirigió para la Universidad de Sevilla, la Historia de Sevilla más
importante que se ha hecho en los últimos tiempos), Sevilla y el río, Varias Sevillas, Sevilla, la
ciudad de los cinco nombres, Viajeras extranjeras en Sevilla en el S. XIX, Otra imagen de
Sevilla, La visión de los viajeros extranjeros (1500-1850) o los trabajos colectivos sobre los
corrales de vecinos o los archivos parroquiales.
¿Por qué he elegido para mis comentarios sobre su obra sevillana un libro que puede parecer
menor aunque esté muy bien editado en una colección de bolsillo, “Temas sevillanos” de larga
tradición en el Ayuntamiento hispalense? Porque creo que esa obra, que no se escribió con el fin
de ser publicada, es la que refleja esa pasión literario-amorosa a que me he referido. En ella no
medita siquiera qué hitos pueden ser más significativos —ejemplo de que no habla casi de
Colón y sus relaciones en Sevilla— ni guarda un orden preestablecido en sus capítulos. Son
impresiones, recuerdos, apuntes de su vida entre dos mundos como fue el lugar de su
nacimiento que creo que lo marcó en este sentido. Por tanto no pretende ser exhaustivo ni
siquiera completo y me atrevería a decir que tampoco el mejor escrito de los suyos, aunque
muchos de sus párrafos son especialmente bellos y expresivos. Pero después de él poco nuevo
se puede decir sobre el tema: el espíritu de Sevilla en América y de América en Sevilla se puede
encontrar en sus páginas a través de los más importantes hitos, o mejor dicho de los hitos que a
él más le subyugaron. No se trata, por tanto, de un libro de investigación, ni de un libro literario,
ni siquiera cabría ubicarlo en la categoría de ensayo. Es un libro de amor a Sevilla y América y
que para mí, recrea como muy pocos la fusión de los dos mundos: Sevilla en América, América
en Sevilla. Después de él, si acaso, solo cabría publicar una completa guía con las muchas
huellas americanas que aún se conservan en la ciudad del Betis. O una voluminosa tesis doctoral
que aportara erudición a lo en este libro aparece bellamente escrito y en el que se percibe una
gran erudición vivida.
Y quiero terminar con la celebración del V Centenario por dos motivos: el primero, para
decir algo que todo el mundo conoce: que la Exposición Universal del 92 fue eso, una magnífica
Exposición Universal pero también una nueva ocasión perdida para la necesaria unión de
España con los pueblos americanos, que debería haber sido el interés principal de ella por la
efemérides que se conmemoraba. El segundo motivo es que en esta Exposición D. Francisco no
recibió ningún encargo ni creo que se le pidiera siquiera asesoramiento para nada. Pero él no lo
necesitaba: se encargó de hacer la mejor colección de textos que se publicaron para esa
XX Coloquio de Historia Canario-Americana
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conmemoración: seleccionó veinticuatro títulos facsimilares que se guardan, la mayoría de ellos,
en la Biblioteca Colombina de Sevilla, para la colección Tabula Americae, una auténtica joya
bibliográfica, no solo por la exactitud y belleza de sus reproducciones, sino por el enorme valor
documental que en sí misma encierra. La colección abarca desde códices, manuscritos e
incunables anteriores a la llegada del almirante a América, hasta las colecciones de documentos
que sirvieron para ordenar, difundir y explotar sus descubrimientos y los de sus
contemporáneos. Cumplió su cometido en ella, en la Expo, siguiendo su máxima preferida: lo
que se escribe, lo que se publica, es lo que queda. Y, efectivamente, ahí ha quedado otro de los
ambiciosos y siempre originales proyectos del profesor Morales Padrón. Un hombre universal.
Un hombre que vivió en, entre y para dos mundos.
Un canario universal…
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BIBLIOGRAFÍA
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MORALES PADRÓN, F. (2009b). “La Sevilla del Quinientos”, en Historia de Sevilla. Sevilla: Universidad de
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