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LOS RESTOS HUMANOS BENAHOARITAS EN EL
NUEVO MUSEO DE LA PALMA
THE HUMAN REST BENAHOARITAS IN THE NEW
MUSEUM IN LA PALMA
Nuria Álvarez Rodríguez
RESUMEN
En este artículo se realiza una breve
síntesis de la historia de los museos
arqueológicos de La Palma y de los
materiales antropológicos que posee
el Museo Arqueológico Benahoarita
(MAB) en sus fondos, así como las posi-bilidades
que nos ofrece su estudio.
PALABRAS CLAVE: La Palma, museos,
MAB, yacimiento funerario, bioantro-pología.
ABSTRACT
In this paper we expose the history of
the Archaeological Museum of the La
Palma, which special atention in the
anthropological collection of the mab.
KEYWORDS: La Palma, museum, mab,
funerary sities, bioanthropology.
INTRODUCCIÓN
Las investigaciones sobre los antiguos benahoaritas comenzaron muy
pronto en La Palma con el descubrimiento de los grabados de Belmaco
(Mazo) en 1752. Muchos fueron los que intentaron dar una explicación a
esas formas extrañas que aparecían grabadas en la piedra como K. von Fritz,
S. Berthelot o Rene Verneau. Pero no sería hasta bien entrado el siglo XX
cuando comenzarían las investigaciones de forma sistemática en la isla. En
los últimos años de la década de 1940 tomará un importante protagonismo la
arqueología palmera dentro de las iniciativas de la Comisaría Provincial
tinerfeña. Esta etapa ha sido recientemente muy bien analizada en el trabajo
del Dr. J. Navarro Mederos y M. A. Clavijo Redondo (Navarro y Clavijo,
2008)1. La labor entonces más intensa fue la de L. Diego Cuscoy quien se
ocupó, entre otras cosas, del estudio del arte rupestre que coincidía con el
Nuria Álvarez Rodríguez: Alumna del tercer ciclo en la Universidad de La Laguna, Facultad
de Geografía e Historia. Campus de Guajara, Tenerife, 38071.
Los restos humanos Benahoaritas…
1373
descubrimiento de dos conjuntos muy importantes, La Zarza y La Zarcita
(Garafía). Sería en esos momentos cuando el trabajo de campo cogería
impulso. Aparte del estudio de este conjunto rupestre, Diego Cuscoy tam-bién
excavaría en el caboco de Belmaco y en el roque de La Campana
(Mazo) dándose cuenta de la complejidad que entrañaban las secuencias
estratigráficas palmeras.
Más tarde, las investigaciones arqueológicas se reforzaron con la creación
del departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de La
Laguna. M. Pellicer Catalán y P. Acosta Martínez excavarían en yacimientos
como la Cueva del Humo y la de Los Guinchos (Breña Alta). Pero sobre
todo destaca la labor investigadora de M. S. Hernández Pérez que excavaría
nuevamente en Belmaco y en otros yacimientos, así como elaboraría la
primera carta arqueológica de La Palma (Hernández Pérez, 1970). En la
década de los años 80 se intensificaron las investigaciones surgiendo una
serie de proyectos destacados, dirigidos por J. F. Navarro Mederos y E.
Martín Rodríguez. Las líneas de investigación estarían encaminadas inicial-mente
al estudio del barranco de San Juan (San Andrés y Sauces) y al
estudio del arte rupestre para posteriormente verse ampliada con las excava-ciones
de otros yacimientos (Pais Pais, 2008).
Jorge Pais Pais considera que el estancamiento actual de la investigación
arqueológica en La Palma está relacionado, en buena medida, con el hecho
de que hace más de 20 años que no se han realizado excavaciones, salvo
algunos sondeos o limpiezas estratigráficas. Sin embargo, en los últimos
años sí se ha llevado a cabo un importante esfuerzo en lo que se refiere a
inventarios y cartas arqueológicas, destacando el Inventario Etnográfico y
Arqueológico del Parque y Preparque de la Caldera de Taburiente, y la Carta
Arqueológica de la isla de La Palma, iniciada a partir de 1993. Actualmente
se han completado las cartas de los municipios de El Paso, Tazacorte,
Tijarafe, Puntagorda, Garafía, Barlovento, Villa de Mazo y Fuencaliente
(Pais Pais, 2008).
EL MUNDO FUNERARIO COMO UN GRAN DESCONOCIDO
Uno de los grandes campos de estudio que apenas ha sido trabajado en La
Palma es el mundo funerario tanto en lo que se refiere a sus prácticas como
al estudio bioantropológico de los restos humanos.
Desde los inicios del desarrollo de la investigación arqueológica en La
Palma a mediados del siglo XX
2, muchos autores se vienen quejando de la
importante destrucción de los yacimientos funerarios palmeros y de la
pérdida de gran cantidad de material antropológico. Ya, M. Hernández
Pérez, en torno a la década de los 70 y 80, en la Memoria de Licenciatura:
Contribución a la Carta Arqueológica de la isla de La Palma (Hernández
XIX Coloquio de Historia Canario-Americana
1374
Pérez, 1970) señalaba todos los yacimientos conocidos hasta la fecha en La
Palma y entre ellos presentaba una pequeña serie de cuevas sepulcrales, que
describía. Se trata de La Cucaracha (Mazo), de las cuevas del barranco de
Fondero (Garafía), Cuesta de La Pata (Breña Alta), El Caldero (Puntagorda),
Florida (Breña Alta), Llano Negro (Garafía), Niquiome (Mazo), San Francis-co
(Garafía). De este mismo investigador también habría que destacar su
trabajo titulado La Palma prehispánica en el cual toca diversos aspectos de
la vida del benahoarita y entre ellos, el funerario. Ahí, por ejemplo, nos
habla de dos ritos de enterramiento principales: la inhumación y la crema-ción
(Hernández Pérez, 1977).
De forma parecida habría que señalar la Memoria de Licenciatura de M.
C. Arco Aguilar: El enterramiento canario prehispánico, donde se hace una
recopilación, como el mismo nombre de su trabajo indica, de todo los
enterramientos conocidos hasta la fecha en Canarias describiendo, para el
caso de La Palma, yacimientos como barranco del Cuervo (Breña Alta),
nombra nuevamente el yacimiento de Breña Alta llamado Florida, Fondero,
Toscano (Garafía), Llano Negro, La Cucaracha, Hermosillo (El Paso) (Arco
Aguilar, 1973).
Pero realmente el campo de la arqueología de la muerte en La Palma ha
sido objeto de muy poca atención. En el trabajo de E. Martín Rodríguez
titulado “Algunas consideraciones en torno a las prácticas funerarias prehis-tóricas
de la isla de La Palma” (Martín Rodríguez, 1985), el autor muestra
una visión general de las dificultades que presenta este tipo de estudios en La
Palma. Además recoge información sobre diferentes yacimientos como La
Palmera (Tijarafe), cueva de las Palomas (San Andrés y Sauces), barranco de
Alén (San Andrés y Sauces) o el caso de Juan Adalid (Garafía). Pero,
realmente poco más se hace en esta parcela de la investigación hasta la
excavación y estudio de la Zarza (Martín Rodríguez, 1998).
Hay un acuerdo casi unánime entre todos los investigadores que han
trabajado en la arqueología palmera en considerar que las costumbres
funerarias de los benahoaritas son uno de los apartados menos conocidos de
su cultura. Si comparamos a La Palma con las demás islas Canarias observa-mos
que allí no se ha producido la reactivación y el desarrollo que estos
estudios han tenido en otras islas como Gran Canaria, El Hierro, Tenerife e
incluso La Gomera.
Las razones de este escaso desarrollo son muy diversas:
1) El desconocimiento que parece pesar sobre las cuevas funerarias. De
hecho, hasta hace pocos años se conocía un número muy reducido de
yacimientos sepulcrales, de los cuales la mayoría estaban expoliados. Ya en
los últimos años el número de cuevas encontradas ha aumentado considera-
Los restos humanos Benahoaritas…
1375
blemente y, sin duda, esto es lo que ha hecho posible ampliar la casuística a
un total de más de 219 yacimientos funerarios.
2) Es muy difícil encontrar un yacimiento intacto, que previamente no
haya sido visitado por expoliadores. Efectivamente, hay muy pocos yaci-mientos
funerarios en La Palma que se conservan intactos y nos tenemos que
conformar con desear que por lo menos no estén muy destruidos. Esto se
debe entre otras cosas a que en este tipo de enclaves se suele encontrar,
asociados a los restos humanos, materiales arqueológico atractivos que los
expoliadores buscan para sus colecciones particulares.
Pero además de esas alteraciones hay que sumar algunas que han incidido
de forma muy negativa en La Palma en su registro antropológico y que tiene
que ver con la extracción masiva de polvo orgánico de las cuevas, siendo
particularmente apreciado por sus características nutritivas el que procedía
de yacimientos funerarios, hasta el punto de que se hizo de uso corriente la
expresión cueva de polvo para designar aquellas cuevas ricas en esta materia
orgánica. Ese polvo fue muy utilizado y apreciado como abono natural para
la agricultura, lo que implicó la destrucción de muchos yacimientos fune-rarios.
A ello hay que sumar la destrucción que ocasionó el propio terror a
los muertos.
3) No se han publicado los resultados de los pocos yacimientos excava-dos,
como ha ocurrido por ejemplo con el caso de la necrópolis de El Espi-gón
(Puntallana).
4) La metodología de excavación no fue la adecuada en algunos
yacimientos, como en el caso de La Cucaracha (Mazo) (Pais, 2008). Como
es lógico todo esto ha repercutido en la recuperación de un material esca-sísimo
para las investigaciones bioantropológicas.
DE LA SOCIEDAD COSMOLÓGICA AL MAB (MUSEO ARQUEOLÓGICO
BENAHOARITA)
La Sociedad Cosmológica de La Palma se fundó en 1881 con el fin de
saciar la curiosidad intelectual de unos pocos dirigentes. La apertura oficial
del Museo de Historia Natural y Etnografía no sucedería hasta principio de
1987. En él, se incluía no solo el estudio de la fauna y de la flora sino que
también se analizaba los restos, tanto humanos como materiales, de los
antiguos benahoaritas. La Cosmológica se convertiría en la depositaria de los
hallazgos arqueológicos y el lugar de referencia para aquel que quisiera
estudiar el mundo benahoarita.
Con el paso de los años, la importancia de este centro decayó. La andadu-ra
histórica de la Cosmológica se verá entorpecida por continuos problemas
económicos, que se reflejan con claridad en la correspondencia que mantiene
la junta directiva con el Ayuntamiento o el Cabildo Insular, instituciones a
XIX Coloquio de Historia Canario-Americana
1376
las que continuamente acude en busca de ayuda para afrontar los gastos de
mantenimiento de sus instalaciones, que se ven agravados por el constante
crecimiento de sus fondos (Martín Rodríguez, 2008).
El problema principal que tienen hoy en día los materiales que llegaron a
la Cosmológica es que normalmente no señalaban el lugar de procedencia y,
a lo sumo, el nombre del municipio. La consecuencia de ello es la existencia
de cajas con cráneos humanos, entre otros, en los fondos del MAB procedente
de la Cosmológica cuyo origen es desconocido.
De la Sociedad Cosmológica, los fondos arqueológicos pasaron al palacio
Salazar y de ahí, en 1987 al convento de San Francisco, también situado en
Santa Cruz de La Palma. En él se mostraban varias colecciones distribuidas
en diversas salas: de Bellas Artes, ciencia de la naturaleza, etnografía y ar-queología.
Materiales como bumerang o crosser, cestería de juncos, cordería,
industria malacológica y lítica, cerámica y restos humanos se podían obser-var
en las salas de arqueología. Hay que destacar en este último la exposi-ción
de la momia del Espigón (Puntallana) que hoy también se encuentra
expuesta en el MAB.
La necesidad de crear un museo para resguardar únicamente los restos
arqueológicos hizo que el 30 de abril de 2007 abriera sus puertas el nuevo
Museo Arqueológico Benahoarita (MAB). En su exposición permanente se
puede apreciar muchos materiales que ya estaban expuestos en el convento
de San Francisco pero también otros muchos que estaban guardados en sus
almacenes. Así pues, se muestran la creación de la isla, la distribución terri-torial
de los cantones aborígenes, la evolución de las fases cerámicas, la in-dustria
lítica, grabados rupestres, los restos humanos…, etc. La apertura de
sus puertas ha incentivado a muchas personas que poseían colecciones priva-das
en sus casas a donar los materiales permitiendo acrecentar los fondos del
MAB.
LOS RESTOS HUMANOS EN LOS FONDOS DEL MAB
Con el material bioantropológico pueden suceder cuatro cosas: que se
encuentre en el interior del yacimiento funerario, en colecciones privadas
fruto del expolio, que haya desaparecido por diversos acontecimientos o que
se encuentre en los fondos del MAB. El gran problema de esos materiales es
que no son fruto de excavaciones arqueológicas con una metodología adecua-da
y que en términos generales se ha perdido una considerable información.
Con los datos obtenidos tras la realización de la memoria de investigación
inédita3 se puede saber que de los 219 yacimientos documentados hace un
año4, al menos 30 se encuentra en los fondos. Esto no quiere decir que todo
el contenido del yacimiento se encuentre en el museo, sino que como
comenté anteriormente, al ser en su mayor parte fruto del expolio, lo que se
Los restos humanos Benahoaritas…
1377
tiene son los restos localizados en la superficie. Así pues, tenemos entre
otros materiales los restos del barranco del Humo (Breña Alta), del barranco
del Cuervo (Breña Alta), de Florida (Breña Alta), barranco de Media Luna
(Breña Alta), del Salto de Casimiro que hasta hace poco se encontraban los
restos localizados en los almacenes del Ayuntamiento de El Paso, barranco
del Rincón (El Paso), Barranco de Fondero (Garafía), La Zarza (Grafía),
barranco de Fernando Porto (Garafía), barranco de Briesta (Garafía), caboco
de Buracas (Garafía), barranco de las Mejeras (Garafía), Tirimaga (Mazo),
montaña de La Arena (Mazo), necrópolis de La Cucaracha (Mazo), roque
Niquiome (Mazo), barranco de Las Casas (Puntagorda), barranco de Agua
Dulce (Puntagorda), El Espigón (Puntallana), El Dorador (Santa Cruz de La
Palma), barranco de Los Gomeros (Tijarafe), barranquera de Las Rosas
(Tijarafe), laderas de Amagar (Tijarafe), barranco de La Cueva Pedro-Perez
(Tijarafe), La Somada (Tijarafe), barranco de La Baranda (Tijarafe), La
Palmera (Tijarafe). He de señalar que los fondos del museo pueden contener
varios yacimientos de un mismo barranco.
A esto habría que sumarle los restos de la Cosmológica cuya procedencia
se desconoce. En el mejor de los casos se sabe el municipio tal y como
sucede con algunos cráneos que pertenecen a Los Llanos de Aridane o a
Montes de Luna (Mazo). Pero también habría que añadir los nuevos fondos
como podría suceder con el yacimiento localizado en El Palmar (Garafía).
¿QUE INFORMACIÓN PODEMOS OBTENER DE LOS RESTOS HUMANOS
BENAHOARITA?
El estudio de los restos humanos palmeros ha sido muy pobre. Así pues, a
partir de la renovación teórica y metodológica de los estudios de Antropo-logía
Física en Canarias, en la década de los ochenta del siglo pasado, se ha
hecho muy poco en La Palma. Es posible destacar tan sólo algunos análisis
químicos e histológicos de muestras de hueso para establecer los compor-tamientos
dietéticos de los benahoaritas como puede ser La dieta de los
antiguos habitantes de la isla de La Palma. El análisis de los elementos
traza. (Pérez González E., Arnay de la Rosa M., González Reimers E., Mas
Pascual A., Velasco Vázquez J. y Galindo Martín, 2001) o Paleonutritional
analysis of the prehispanic population from La Palma (Canary Islands)
(Pérez González E., Arnay de la Rosa M., González Reimers E., Galindo
Martín L. y Velasco Vázquez J., 2001).
Habría que destacar la Memoria de Licenciatura de M. E. Pérez González
titulada La dieta de los habitantes prehispánicos de la isla de La Palma. El
análisis de los elementos traza. (Elena María Pérez González, 2000, 2004).
En esos años también J. Velasco Vázquez trabajó con el material óseo proce-dente
de dos excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en la década ante-
XIX Coloquio de Historia Canario-Americana
1378
rior en los municipios de El Paso y Tijarafe, en los yacimientos de Los
Pedregales y La Palmera, respectivamente (Martín Rodríguez, 1988) y de
una excavación realizada en el yacimiento de la Zarza, en Garafía (Velasco
Vázquez et al, 1995).
A todo esto habría que añadir los primeros resultados obtenidos por pro-cedimientos
de genética molecular (estudios de ADN mitocondrial) realiza-dos
sobre muestras dentales de La Palma (Rando, 1998), ampliados recien-temente
con otra serie de 38 dientes (Fregel et al, 2009) y la memoria de
investigación titulada Estudios de arqueología funeraria y bioantropología
en la isla de La Palma. Un estado de la cuestión. (Nuria Álvarez Rodríguez,
2009).
Hoy las circunstancias han cambiado y creemos que es posible plantear
un proyecto de investigación sobre el conocimiento de las formas de vida de
los antiguos habitantes de La Palma a partir de las múltiples herramientas
que nos ofrece la bioantropología y con los mismos resultados positivos que
se han obtenido en el estudio de las poblaciones de las otras islas del archi-piélago.
Así pues, la información que nos ofrece el material bioantropológico
palmero es muy amplia. Desde un punto de vista macroscópico y de una
forma muy preliminar se obtiene información sobre diferentes aspectos. Uno
de ellos es el estado de conservación. Ejemplo de ello son los restos del ba-rranco
de Fernando Porto o El Salto de Casimiro que presentan una buena
conservación. En cambio, los restos localizados en El Palmar se encuentran
muy mal conservados ya que el repertorio está fragmentado.
Desde el punto de vista de la paleopatología, nos encontramos con
numerosas enfermedades dentales cuyo estudio es fundamental para las
investigaciones de carácter paleonutricional. Hemos podido observar caries,
una amplitud considerable de desgastes, así como numerosos casos de enfer-medades
periodontales con presencia de abscesos importantes. También es
posible localizar presencia de osteoartritis de diferente grado en las vértebras
sobre todo en las lumbares pero también en otras zonas del esqueleto. La
sacroileitis también la podemos encontrar en los fondos del MAB. Respecto a
esto hay que decir que aun cuando la afectación sacroiliaca puede aparecer
en diversos procesos, la fusión del hueso sacro con la pala iliaca y eventual-mente
los cuerpos vertebrales es característico de la enfermedad de Bechterew
o espondilitis anquilopoyética, cuya existencia en Canarias ha sido amplia-mente
documentada. Las fracturas también están presentes en el repertorio
de restos humanos. Así pues, están presentes en metatarsos y metacarpos
como una fractura con encabalgamiento en un peroné del barranco de Fer-nando
Porto.
Otro aspecto que podemos observar son los caracteres epigenéticos
pudiendo destacar entre otros la presencia de espículas óseas que dividen a
Los restos humanos Benahoaritas…
1379
modo de tabique el foramen transverso de una vértebra. Puede ser parcial o
completa, observándose en c7 y, a veces en el grupo vertebral c3-c6. Los
huesos wormianos también podrían ser incluido dentro de este grupo de
caracteres localizándose, entre otros, un hueso inca bipartito en un occipital
de un cráneo del Salto de Casimiro.
Otro aspecto a destacar es la presencia de restos de individuos infantiles.
Así pues, hay constancia de ellos en diferentes yacimientos destacando el
que se localiza en el barranco de Fernando Porto con la presencia de fé-mures,
húmeros, clavículas y un maxilar inferior.
La cremación o huesos termoalterados también están presentes dentro de
los fondos del MAB en yacimiento como La Cucaracha o el roque Niquio-me,
ambos en Mazo, o el barranco del Cuervo en Breña Alta. De ese mate-rial
se puede extraer numerosa información por medio de la coloración, por
el tipo de fractura…, etc.
De una forma macroscópica se pueden observar marcas que hay que
tratarlas con cautela ya que habría que diferenciarlas de las causadas por
agentes naturales de las antrópicas. Las lesiones como podrían ser trepana-ciones
también están presentes así como cortes por objetos metálicos tal y
como se observa en un cráneo. Las sustancias resinosas adheridas5 también
están presentes para el barranco de Briesta.
Tras la realización del inventario de un porcentaje de los yacimientos
funerarios localizados en los fondos del MAB (barranco de Briesta, El Pal-mar,
Salto de Casimiro y el barranco de Fernando Porto) es posible observar
las inmensas posibilidades de estudio que presentan los materiales bioantro-pológicos
palmeros. Así pues, con las técnicas adecuadas de análisis se
podrá contribuir al conocimiento histórico de los antiguos benahoaritas.
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NOTAS
1 En el trabajo explican el proceso que siguió la arqueología de La Palma desde 1941, fe-cha
en que se activó, hasta 1974 en que se produjo la primera campaña de excavaciones
de Belmaco por M. S. Hernández Pérez.
2 Estudio propiamente dicho sobre cuevas funerarias y restos humanos en el siglo XIX ape-nas
se tiene. Podemos encontrar alguna referencia sobre yacimientos funerarios como
es el caso de La Mondina (Barlovento), el cual fue descubierto el 30 de abril de 1894 en
la zona llamada los Pedregales. En este yacimiento se hallaron tres cuerpos bajo un em-pedrado
que estaba depositado sobre hojas de pino, un ajuar formado por sombreros de
palma puestas sobre las cabezas de los cuerpos, bolsas de cuero, bastones y trozos
de lienzos. Hoy en día este yacimiento se encuentra desaparecido entre los canteros de
plátanos.
A todo esto tenemos que sumar la información dada por K.Von Frisch que además de
estudiar los grabados rupestres de Belmaco realizó excavaciones en Las Nieves (Santa
Cruz de La Palma). Al contrario, sí que se tienen referencias de una serie de análisis an-tropológicos
realizados por Rene Verneau, E. A. Hooton, F. de las Barras de Aragón y
E. Tamagnini y posteriormente Ilse Schwidetzky, de algunos restos óseos de aborígenes
palmeros.
3 Nuria Álvarez Rodríguez: Estudios de arqueología funeraria y bioantropología en la isla
de La Palma. Un estado de la cuestión, Memoria de investigación inédita, julio 2009.
4 En un año se han descubierto al menos cuatro yacimientos funerarios más.
5 R. Verneau: Cinco años de estancia en las islas Canarias, 1987. “Casi no conocemos los
métodos empleados por los guanches para conservar a sus muertos. En las cuevas de
momias he encontrado algunos fragmentos de una sustancia consistente, que tiene el
aspecto de resina mezclada con grasa. Desgraciadamente, estas muestras se han perdido
y nos vemos forzados a someternos a las informaciones, a veces contradictorias, de los
antiguos escritores”.