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DISCURSOS DE GÉNERO Y TRABAJO.
APROXIMACIÓN AL ESTUDIO DE LA PRODUCCIÓN-REPRODUCCIÓN
DE LAS ACTIVIDADES LABORALES
EN EL SUR DE GRAN CANARIA
Rita María Hernández Aguiar
INTRODUCCIÓN
Este trabajo tiene como objeto la actividad laboral femenina en el sur de Gran Canaria,
quedando así enmarcado en el ámbito de investigación de la Sociología del Trabajo y de
Género. Así, con esa meta nos hemos apoyado para este tema en el trabajo de campo iniciado
en los municipios del sur grancanario entre el año 2005 y 2006. Los objetivos establecidos en
esta investigación son los de analizar el discurso masculino y femenino para entrever los
procesos de la producción-reproducción de la actividad laboral. Por ello, las fuentes orales
conforman un elemento imprescindible en este trabajo, siendo por medio de las entrevistas
realizadas el modo de abordar el espacio construido socialmente por hombres y mujeres en el
cual ambos interactúan.
Nuestra hipótesis de partida es que para entender el espacio de la producción y
reproducción social en el que se inserta el trabajo de la mujer, hay que descifrar la relación
entre lo masculino y lo femenino en esos campos.
Antes es necesario realizar un análisis conceptual, que nos aportará el marco teórico, y que
estaría centrado en las ideas de trabajo y actividad laboral, producción y reproducción social,
y la cuestión de la división del trabajo.
Después abordaremos la entrevista y el análisis del discurso, donde esbozaremos las
características de las mismas y la metodología desarrollada para su estudio. De ahí
introduciremos el análisis interpretativo de los discursos seleccionados para este trabajo y,
finalmente, efectuaremos las primeras conclusiones al respecto.
ANÁLISIS CONCEPTUAL
En este apartado intentaremos exponer y aclarar unos conceptos que, aparentemente, se
presentan como dicotómicos debido a su uso de manera generalizada. En las definiciones que
seguimos aquí nos orientamos hacia las ofrecidas desde la Sociología y la investigación de
Género. Aunque desde el ámbito económico son numerosas las aportaciones con respecto a
nuestro tema, se prescinde de las mismas en un intento de reorientar la investigación hacia el
campo interdisciplinario del análisis del discurso.
Trabajo versus actividad laboral
La Sociología del Trabajo ha analizado la evolución del concepto Trabajo y ha establecido
toda una serie de conceptos relacionados con el mismo y que tratan de definirlo. Desde la
concepción de Durkheim sobre el trabajo como función social, o las variaciones del concepto
XVIII Coloquio de Historia Canario-Americana
1480
que se basan en los análisis de K. Marx, y que lo fija como un valor, hasta la aportación de J.
Habermas, que delimita la esfera del trabajo a la actividad del hombre sobre el medio, y que
se expresa en la producción de técnicas y artefactos (Santos Ortega 1995: 37-38). La
Sociología solo ha considerado Trabajo aquellas actividades que se realizan para el mercado,
descartando entre otros el trabajo doméstico (Borderías, 1994: 22). Así, se ha generalizado la
concepción de trabajo asimilada a la actividad laboral asalariada, es decir, se ha reducido el
trabajo a empleo (Santos Ortega 1995: 40). Una asimilación que no es sostenida por las
Ciencias Sociales, y que tampoco es utilizada por las instituciones como es el caso del MTAS
(Ministerio de trabajo y Asuntos Sociales), que distinguen claramente entre Trabajo como un
todo, y empleo. En la década de los años 80 es cuando el concepto Trabajo se transforma en
sinónimo de actividad laboral o empleo, y es a través del debate feminista-marxista cuando se
cuestiona esta concepción, al tratar de reivindicar el concepto de trabajo doméstico (Torns
2003: 213). Posteriormente, se ha avanzado en el análisis del concepto Trabajo y actividad
laboral poniendo al descubierto su complejidad, al mismo tiempo que se manifiesta su
carácter dinámico. El Trabajo se reconceptualiza así como la actividad que contribuye a la
supervivencia material de un grupo, demostrando así su condición de constructo socio-histórico.
Además incluye unas actividades laborales que se muestran complejas en cuanto a
su realización formal o informal, y ponen en evidencia la insuficiencia del término empleo,
que definiría la realización formal de la actividad laboral mientras que ignora, por motivos
ideológicos, otras actividades que favorecen la reproducción del grupo (Santos Ortega 1995:
62-72).
Producción y reproducción social
Con el objetivo de superar el economicismo de las Ciencias Sociales habría que considerar,
aparte de las actividades mercantiles, como se refleja en estudios de los años 70 (Smit, 514-
521), también aquellas que contribuyen a la reproducción social. De tal manera que los
conceptos de producción y reproducción aparezcan vinculados entre sí y revelen las
estrategias de organización de los grupos, así como las condiciones en las que el grupo se
adapta, conserva o reproduce un orden social determinado (Santos Ortega 1995: 115).
Algunas investigaciones han puesto de manifiesto que la consolidación de un sistema o
grupo de trabajo se realiza a través del grupo o institución familiar (Díaz Sánchez 2004: 75), o
cómo algunos tipos de producción, en contextos fuertemente capitalizados, utilizan la
ideología de la familia, entrando y utilizando la esfera de la organización doméstica (Aguilar
Criado 1994: 71). Otros estudios descubren cómo se relacionan las estrategias familiares o de
grupo en la producción con el trabajo de reproducción (Bayunls et al. 2002/3: 132). El hecho
de que a la institución familiar le haya sido otorgada la función de la producción y la
reproducción, insertándola en el trabajo doméstico (Carrasco 1991: 43), hace surgir de nuevo
el planteamiento del estatismo analítico, o más aún, plantearnos si aquí subyace el
eurocentrismo al considerar que solo a través de una institución como la familia es posible la
producción y la reproducción social. Y como indican otros análisis, las consecuencias de estos
enfoques tienen un efecto negativo para comprender cómo se articulan las relaciones sociales
en las unidades de producción-reproducción en su diversidad histórica y en el marco de
amplios procesos políticos. Además, de cómo se ocultan relaciones de poder entre los
miembros de un grupo, porque no todos tienen acceso a los medios de producción (Narotzky
1995: 143).
Discursos de género y trabajo…
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La división del trabajo: interacciones asimétricas
En estudios de Sociología del Trabajo se ha acuñado el término de “formas de división del
trabajo”, señalando así un fenómeno cambiante en espacio y tiempo (Santos Ortega 1995:
111-2), y superando las concepciones de división sexual del trabajo o división internacional
del trabajo. Mientras que la primera se ha insertado en el estudio de Género, la segunda lo ha
hecho en el proceso de migraciones laborales originadas por los procesos descolonizadores
del siglo XX.
Antes de la aplicación de la concepción de género, tuvo lugar el debate feminista sobre el
trabajo doméstico, que era realizado por las mujeres y del cual no se ocupaba la Sociología
del Trabajo por no considerarse trabajo de mercado (Borderías; Carrasco 1994: 22). Sin
embargo, algunas investigaciones han ido más allá y han planteado el concepto de la “doble
presencia”, donde se analiza el trabajo doméstico de la mujer y la mujer como trabajadora
asalariada, en momentos en que la división sexual del trabajo doméstico era estricta como en
la primera mitad del siglo pasado (Borderías 1993: 280).
Y, sobre todo, ponen en evidencia cómo las mujeres, a través del reconocimiento y la
afirmación de la diferencia, se aproximan al mundo laboral masculino (Borderías 1993: 205).
Es en este punto donde el concepto de género permite la investigación sobre cómo se delimita
lo masculino y lo femenino, las tareas y actividades que los caracterizan y las relaciones
sociales entre ambos (Saraceno, según Santos Ortega 1995: 112-3).
Las mujeres como sujetos de la producción social no se expresan en un campo ajeno al
trabajo. La experiencia del trabajo, bajo la forma que sea, está siempre presente y en cierto
modo es siempre reivindicada como una experiencia estructuradora, que repercute incluso
fuera del trabajo (Beratux-wiame; Borderías; Pesce 1988: 74). Sin embargo, la tendencia ha
sido la de ignorar el trabajo femenino, una invisibilidad laboral que, según algunos autores,
disminuyó en los 60 con los movimientos feministas (Casas 1988: 18).
Otros investigadores distinguen tres etapas hacia el logro de la igualdad de géneros y,
aunque se basan en la encuesta de población activa, realizan un análisis sociológico y
lingüístico del sexismo en el discurso y cómo se niega en él la discriminación, pero se
producen y reproducen prácticas sexistas (Callejo Rojo; Martín Rojo 1994/5: 55-6). No cabe
duda que la introducción de una nueva imagen del hombre como más igualitario, vinculado a
su familia, menos centrado en su trabajo y con otro tipo de valores (Abril Morales; Romero
Díaz 2005: 3-4), ha influido enormemente en el sexismo inhibido, donde en el discurso se
suprimen expresiones deslegitimadas (Callejo Gallego; Martín Rojo 1994-5: 60), porque aún
subsiste la imagen del hombre aferrado a sus privilegios patriarcales y que acude a la
violencia para mantenerlos (Abril Morales; Romero Díaz 2005: 3-4). Las relaciones entre
géneros está siendo redefinida por las transformaciones en el trabajo, lo cual conlleva a la
masculinidad a presentar resistencia ante estas transformaciones, es decir, a las situaciones
laborales o formas de circulación con el mercado de trabajo inestables, y que ahora son
plurales para hombres y mujeres (Abril Morales; Romero Díaz 2005: 7).
LAS FUENTES ORALES Y EL ANÁLISIS DEL DISCURSO: AVANCE INTERDISCIPLINARIO
La investigación con fuentes orales ha ido acompañada de polémica, ya sea por
cuestionarse su validez o porque desde las mismas Ciencias Sociales se busca un
equiparamiento con los análisis cuantitativos de tendencia economicista. Varias son las
XVIII Coloquio de Historia Canario-Americana
1482
propuestas de análisis que usan las fuentes orales, destacando su papel esencial en la
reconstrucción de la historia del trabajo, avanzando en la cuestión de su validez a través del
punto de saturación o de su corroboración con fuentes escritas (Folguera, P.; Díaz Sánchez,
P.; Domínguez Prats, P. 2003: 13-14). El Análisis del Discurso se presenta como una
perspectiva metodológica, que aplicada a las fuentes orales en las Ciencias Orales, y en
concreto, el Análisis Crítico del Discurso, que como herramienta de investigación, nos
muestra el lenguaje como una forma de negociación en términos de estrategias que son
adoptadas por el hablante. Asimismo, el discurso presenta una estructura que refleja el orden
social, que es presentado y producido a diario por los hablantes (Fairclough 1992: 9-12). Es
decir, hay que tener en cuenta que el discurso contiene una ideología, la cual es definida como
la visión completa de cada persona sobre la realidad, lo que incluye su conceptualización
mental, sus actitudes y sus valores (Cassany 2006: 93). Lo que hace del Análisis Crítico del
Discurso un instrumento válido de análisis para las fuentes orales es principalmente que el
analista trabaja como un concepto dinámico del contexto social, que es modificable en
cualquier momento (Cortés Rodríguez; Camacho Adarve 2003: 95).
A través del estudio discursivo crítico se revelan las formas en que se representan y se
reproducen el abuso de poder, la dominación y la desigualdad, así como las resistencias a los
mismos (Iñiguez Rueda 2006: 17).
AVANCE DEL ANÁLISIS INTERPRETATIVO
El universo de investigación
En el análisis de la producción y reproducción de la actividad laboral femenina, partimos
del trabajo de campo realizado en el sur de Gran Canaria. Este proyecto ha supuesto la
realización hasta el momento de entrevistas dirigidas y encuentros informales con los
informantes en diferentes épocas del año, a los que se llegaron a través del método de la bola
de nieve. Más detalladamente, los elementos de análisis recogen datos como: 1) el nivel
económico; 2) tipo de servicio retribuido; 3) categoría profesional; 4) nivel educativo; 5)
modo de convivencia; 6) edades; 7) número de hijas e hijos.
De los discursos obtenidos de los miembros de estos grupos intentaremos reconstruir la
vida cotidiana en la que se desarrolla la actividad laboral de la mujer, y de cómo esta se
inserta en los procesos de producción y reproducción.
Los discursos masculinos y femeninos
En este apartado planteamos los resultados extraídos del análisis de los discursos obtenidos
en el trabajo de campo, con el objetivo de obtener un mapa de la realidad social de la
actividad laboral femenina, así como la comparación con otros discursos aparecidos en otro
tipo de fuentes como las escritas, y cuyos datos están en proceso de elaboración.
Discursos masculinos sobre la actividad laboral femenina
En este punto se van a considerar las declaraciones realizadas por los varones de dos
grupos domésticos.1 A partir de aquí, Grupo Doméstico 1 (GD1) y Grupo Doméstico 2
(GD2), cuyos discursos se irán mencionando siguiendo una jerarquía generacional,
empezando por los más ancianos y a los que siguen los varones más jóvenes (Véase Apéndice
2 y 3). De los discursos se han extraído solo los fragmentos relativos a la actividad laboral y
Discursos de género y trabajo…
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la reproducción, que serán los que se analicen y sobre los que adelantamos aquí los primeros
resultados.
Las características discursivas respecto al tema de la actividad laboral, del varón de mayor
edad y sus cuatro hijos varones del GD1 se pueden sintetizar en los siguientes enunciados. La
legitimación discursiva de cómo los hijos realizan la misma actividad económica que su padre
se basa en dos premisas: la primera se presenta de una forma general, que abarcaría el modo
de actuar de una comunidad, cuando los padres varones dicen “en aquella época uno no
pensaba en estudiar, sino de trabajar”. Sin embargo, a continuación se presenta una
legitimación discursiva de índole económico: “no quise poner a nadie… no quise más
medianeros, una locura de cabeza, la gente forastera. Es una ruina. No hacen bien el trabajo y
hay que adular pa tenerlos contentos”. Con respecto a sí mismo, el varón de mayor edad
indica que sus padres nunca le dijeron de ir a la escuela.
La práctica discursiva en lo referente a la reproducción es indicada por los hijos, que
exponen cómo fue su padre quien, al casarse con su madre, toma el trabajo de la familia de
esta. Lo cual nos introduce en la reproducción del sistema de producción, y es la primera
referencia al género femenino.
Así, el padre menciona la actividad laboral, primero de su madre, y la relaciona con un
estado civil, el de ser “soltera”, y luego, la de su mujer. Interesante en este punto discursivo
son las declaraciones sobre otra mujer, que a él le gustaba más, pero como opta por la mujer
que compartía el conocimiento de una actividad laboral concreta, que él también dominaba, y
lo legitima en el discurso aludiendo a presiones familiares y a una tendencia de la comunidad:
“es lo que buscaba uno antes”. De tal forma, que la elección se impone por cuestiones
prácticas de reproducción, además impuesta por el tipo de producción que requiere una
división del mismo. Sin embargo, en ningún otro momento del discurso se menciona el
trabajo de su mujer. Solo cuando se le pregunta si siempre estuvo trabajando en lo mismo,
declara con uso del plural: “¡Siempre! Allí habíamos estado allí, y después los chicos dicen
que ellos se queaban allí, y…”.
De este mismo grupo, el resto de los varones-hijos, el mayor cuenta su experiencia laboral
actual y la de su esposa, que trabaja en el sector servicios. Cuando habla de su hija y de las
perspectivas laborales de esta, sin embargo, es contundente: “de eso me encargo yo”.
Aludiendo así a unas estrategias determinadas en la búsqueda de empleo.
Sin embargo, respecto a los varones restantes del grupo, solo dos de ellos continuaron con
la reproducción del sistema de producción y, a su vez, sólo uno ha incorporado a su esposa en
el mismo. Este nos remite a su padre, el varón de mayor edad, en el momento de requerir
información sobre el sistema de trabajo. El trabajo de su mujer es reconocido en otras partes
de la producción, y es ella la que lleva el control de los gastos-ingresos.
El último, el más joven, realizó estudios superiores y accedió a través de los estudios a otro
sistema de producción.
El GD2 está constituido por el varón de mayor edad, jubilado, y tres hijos varones. El
varón jubilado aprendió a leer y escribir durante el servicio militar; de los tres hijos varones,
sólo el mayor no acabó la escuela, el más pequeño terminó la escuela, y sólo el mediano
realizó estudios superiores, accediendo así a otro sistema de producción. El más pequeño de
los hijos trabaja acompañado de la madre, que legalmente está jubilada también. La hija
XVIII Coloquio de Historia Canario-Americana
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realiza una actividad como autónoma. El varón jubilado se ocupa de las tareas del hogar,
mientras los otros dos hijos varones ejercen actividades laborales no relacionadas con la de su
padre o su madre.
El varón jubilado narra en su discurso las actividades laborales de las mujeres, pero
también el suyo propio. Relata su trabajo de día y de noche, en trabajos temporales en el norte
y en el sur de la isla de Gran Canaria. Realizó todo tipo de actividades laborales y en su
discurso usa el plural, lamentando la situación de inestabilidad laboral que les obligaba a
trasladarse por toda la isla en busca de trabajo e, incluso, manteniendo dos trabajos al mismo
tiempo ya que uno les permitía la subsistencia: “como teníamos tomateros, y trabajábamos en
el hotel, pues cuando oscurecía que no podíamos ver… pues nos marchábamos a la casa”.
Pero “antes de la hostelería, primero fuimos a limpiar”. Una constante en su discurso es que
desde que se casó, “empecemos… una vida de perros”. El sufrimiento lo relata siempre en
plural. “Y la vida nuestra, fue así, una vida de perros, de verdad, que trabajamos mucho”. “Y
esa fue la vida negra que llevábamos, fue esa”.
Respecto a la actividad laboral de las mujeres indica que siempre había más hombres que
mujeres trabajando, aunque lo justifica con que las mujeres no trabajaban porque tenían a su
cargo una casa que atender. Si bien contraponiendo el discurso de su mujer, es que no siempre
había trabajo para todos los de una familia. En cuanto a una posible división de las actividades
laborales señala que allí en las tierras de los tomateros “entraba todo el mundo, mujeres y
hombres hacían el trabajo por igual. Cada uno hacía lo que podía”.
El trabajo de la hostelería nos introduce en otro aspecto bien distinto de las relaciones
laborales, y como determinadas estrategias no siempre funcionaban, y son las estrategias de
ganarse el favor de los empleadores o jefes inmediatos a través de regalos, y que colisionan
con los derechos en este caso, el de la antigüedad del trabajador.
A pesar de todo, se considera el trabajo en los tomateros “más o menos igual” que el de la
hostelería. Solo que el de los tomateros, y aquí recurre al posesivo y a la primera persona “era
interés mío, yo intentaba sacarlo lo mejor posible adelante, sin que nadie me empujara”. Sin
embargo, su mujer participaba también del cultivo de tomates, pero en esta parte del discurso
la omite. En este punto discursivo se deja entrever cómo el trabajo del hotel no aportaba
beneficios, mientras que el de los tomateros, con la posibilidad de mantener una pequeña
huerta para la subsistencia familiar, sí lo hacía.
Respecto a la actividad laboral de su madre, que en principio decía que solo se dedicaba a
su casa, omitiendo cómo su madre también se ocupaba de las tierras, plantando y recogiendo
cosechas de papa o millo. Además de “ayudar a lavar ropa. La llamaban pa lavar la ropa”. El
informante no lo expresa como trabajo, sino como “ayuda”, con lo cual se justifica la omisión
discursiva. Además la legitimación de esta omisión se nos presenta en el discurso cuando en
otro momento añade que había muchos hombres que no querían que sus mujeres trabajaran,
pero eso a él no le parecía bien. Esto justificaría la inhibición en el discurso de la actividad
laboral femenina, si no se considera socialmente aceptable para una comunidad, se excluye
del discurso.
Al contrario sucede con la actividad laboral realizada por su padre, la cual describe
minuciosamente, así como el trabajo infantil, con lo cual nos introduce en el sistema de
reproducción: “Había padres, matrimonios, que tenían muchos hijos pa trabajá, no los
querían, porque querían sino los hijos pa trabajar”.
Discursos de género y trabajo…
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Discursos femeninos sobre su propia actividad laboral y la reproducción
En este apartado se introducen los discursos femeninos pertenecientes a los dos grupos
domésticos, siguiendo los mismos criterios de exposición, y analizando idénticos conceptos
de actividad laboral y reproducción.
En el GD1, la mujer más anciana relata de forma más clara y específica en su discurso los
aspectos relativos a las diversas actividades laborales que realizaba, y al de otras mujeres, sus
hermanas: “yo y mis hermanas”. “Nos juntábamos todas, éramos unas cuantas…”.
No solamente surge en su discurso el trabajo de las mujeres, sino que posteriormente
incluye el de los hombres, sus hermanos: “estábamos trabajando todas y mis hermanos
también”. Sin embargo, indica en su discurso que la reproducción de sistema de trabajo no fue
a cargo de los hombres, porque sus hermanos nunca quisieron ese trabajo, solo el más viejo de
ellos. Aunque existen contradicciones en su discurso: “mi madre también. Sí, mi madre,
nosotros veníamos de raza de, todos mis hermanos”. De hecho, para la división del trabajo,
cuando describe su participación en el sistema productivo, el cual aprendió de su madre que
realizó su actividad laboral toda su vida, señala que ella tuvo cuatro varones, “no tuve hembra
nunca”. Si bien, sus hijos participaron del trabajo que ella realizaba, se desprende que no era
lo habitual. Al igual que su marido, justifica el trabajo de sus hijos en el problema existente
con los medianeros, y en que en realidad sus hijos no eran buenos estudiantes, uno de ellos ni
siquiera aprendió a leer o escribir. Y afirma la reproducción de la siguiente manera: “y yo ya
no podía… Y se quedaron mis hijos allí, ahora que trabajen ellos que son más nuevos”.
Las restantes mujeres de este GD1 son las esposas de los hijos varones. Mientras dos de los
hijos varones han continuado con el oficio del padre, solo una de las mujeres ha dejado sus
anteriores actividades laborales para participar del negocio familiar. Las otras, una optó por
quedarse en casa, y las otras dos mujeres realizan actividades una en sector servicios, y la otra
en el cuaternario.
La mujer que ha seguido al marido, que continúa el trabajo del padre, critica en su discurso
que los suegros hayan dejado de ocuparse del negocio. A través del discurso se entrevé el
trabajo sacrificado y la lucha de esta mujer por tener tiempo libre para ella. De hecho, el
domingo se niega a trabajar, y es el marido el que realiza las tareas. Además de los problemas
derivados del ejercicio de su trabajo, donde parece no ser respetada en el oficio elegido por
personas ajenas a su familia.
En el GD2 la mujer de mayor edad jubilada legalmente, pero ejerciendo actividades
laborales “ayudando a su hijo menor”, se refiere en su discurso a las actividades laborales de
su padre en el sector primario y a su capacidad: “trabajó mucho labrando la tierra con una
yunta de bueyes”. “Y ese hombre tenía una fuerza tremenda, porque cualquier persona de hoy,
yo creo que no hacía ese trabajo tan duro, y tan bestial que hacía él en aquella época”. En su
discurso se refiere directamente al trabajo infantil, tanto masculino como femenino: “Y todo
el mundo estaba empleado, niños y todo”. “Yo empecé a trabajar a los 12 años. Sin ganar
ningún sueldo”. Describe sus tareas laborales desde por la mañana hasta por la noche, y
afirma: “¡que ya eso es un trabajo pa’ un niño… bastante! Pero sus hermanos también
realizaban con 14 años trabajos muy peligrosos, haciendo trayectos muy largos a pie a través
de las montañas. Otro hermano cuidaba los animales.
XVIII Coloquio de Historia Canario-Americana
1486
Con respecto a la actividad laboral realizada, se refiere siempre en plural cuando habla del
trabajo en los tomateros, y en singular para la hostelería: “trabajaba en la hostelería, pero los
tomateros no los podíamos dejar. Porque ahí tenía un medio para plantar en las orillas y de lo
que daba la tierra ir comiendo”. Lo cual nos identifica un sistema de producción colectivo, de
uno más individualizado.
La toma de decisiones respecto a las actividades laborales a realizar por el GD2 están
dirigidas por la mujer más anciana, y en el estilo directo narra las estrategias a seguir dentro
del grupo y fuera, con el objetivo de cambiar de actividad laboral. Se tiene que oponer a su
marido, que intenta frenar las iniciativas de cambio, e intentar convencer a la persona que les
va a emplear para que su marido obtenga también trabajo: “y todos los sitios dónde… me
ayuda, estamos juntos, y hacemos todo ese trabajo juntos…”. A través de su estrategia de
“colectividad” consigue un empleo también para el hombre, de tal manera que ambos
empiezan a trabajar juntos en la nueva actividad. Pero es aquí donde el trabajo del hombre es
declarado como “ayuda” por parte de la persona del grupo que establece las directrices en
materia de supervivencia grupal.
La inestabilidad laboral que narra en su discurso es constante; excepto en una actividad que
realizó durante 12 años, el resto eran actividades temporales. De forma marcante y elevando
el tono, la mujer afirma: “Pero cuidao, yo nunca dejé de trabajar”. Eran “trabajos sueltos”,
“Yo nunca, nunca dejé de trabajar, nunca”. El motivo lo señala a continuación, lo que
“ganaban los hombres era una auténtica miseria”.
Acentúa con firmeza que a sus hijos no les pasaría lo mismo, que no quería que acabaran
como ella trabajando las tierras o en hoteles: “Yo era analfabeta pero mis hijos, yo no quería
que se quedaran sin ir al colegio”. Es en este punto del discurso donde entrevemos una
negativa a la reproducción social, aparte del uso del pretérito que nos indica una situación que
cambió, por consejo de sus hijos ella aprendió posteriormente a leer y escribir. En otro
momento afirma utilizando la primera persona y el estilo directo: “Sí, mis hijos se han
formado, porque la madre ha sido también una cabezota… Yo la ilusión que tenía en mi vida,
cuando mis hijos eran pequeños, era que estudiaran. Lo que yo quería era eso, yo cuando
estaba arrancando yerba, yo decía: mis hijos aquí no vienen a arrancar yerba a los tomateros,
la yerba ésta… la arranco yo. Y cuando trabajaba en la hostelería, decía: a la hostelería mis
hijos no vienen, pa trabajar en la hostelería estoy yo. Y así fue”.
El uso final del pretérito nos lleva, desde la perspectiva de la informante, a una meta
lograda: la no reproducción social de unas actividades laborales determinadas, y de sus
condiciones. Además de aclararnos quién, en este Grupo Doméstico, tenía más poder para
obligar a los cambios que beneficiaran al grupo. Esta influencia se manifiesta en la tercera
generación, la nieta lleva un negocio, que fue ideado por esta informante, para que la chica
tuviera una ocupación: ella “no sirve para trabajar en hoteles”. De nuevo, una justificación en
el discurso, y una acción para evitar en los hijos la reproducción social. Sin embargo, el
discurso de la joven se entrevé que quería otra salida profesional, pero aceptó lo dispuesto
dentro del grupo, declarando que fue una decisión tomada entre todos.
CONCLUSIONES
Las características discursivas relativas a la actividad laboral y la reproducción de los
grupos domésticos analizados ponen de manifiesto, en principio, que no solo las mujeres
adoptan el trabajo que realiza su esposo o la familia de este, sino que se da el fenómeno a la
Discursos de género y trabajo…
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inversa: el marido es el que, en ocasiones, toma el oficio de la familia de ella, o incluso el que
ella ejerza. Además, dejan entrever que la división del trabajo en actividades propiamente
femeninas y masculinas en algunos de los sistemas de producción, no es más que una
estrategia funcional impuesta por los imperativos de la actividad económica que se realiza. Y
también una división del trabajo por edades, donde las mujeres solteras trabajaban en los
tomateros, mientras que las casadas o seguían a su marido o este seguía a la familia de ellas.
Solo cuando se trata de grupos hacen todos los trabajos de manera conjunta, con la excepción
que se produce cuando el grupo se introduce en nuevas actividades laborales.
Otro punto a destacar de la práctica discursiva es el uso del plural para las actividades
conjuntas del Grupo Doméstico, como es la del cultivo de tomates, y la utilización del
singular para referirse a la hostelería, lo cual contrapone un sistema de producción colectivo a
uno más individualizado.
Se destaca también en los discursos de algunos varones mayores la omisión del trabajo de
la mujer, y las legitimaciones del hecho, mientras que esto no ocurre tan notoriamente entre
los más jóvenes. Si bien, en el segundo de los grupos domésticos tenemos ejemplos que lo
cuestionan. No solo los hombres se refieren al trabajo de la mujer como “ayuda”, sino que en
el mismo Grupo se da el caso a la inversa, donde el trabajo del hombre es considerado como
“ayuda”.
En algunos enunciados del discurso del GD2 se entrevé una negativa a reproducir el
sistema de trabajo ejercido. Y el grupo, a través de la mujer, adopta otras estrategias para
evitar esa reproducción. Si bien, como se ha visto, no ocurre lo mismo con el GD1, donde tres
de sus miembros reproducen el sistema de trabajo. Y no parece que el resto, excepto el más
pequeño, disponga de estrategias alternativas.
A modo de conclusión general, la idea que se extrae en estos discursos es que la
reproducción está dirigida por determinados miembros dentro del grupo doméstico, y que
tanto puede ser realizado por un hombre como por una mujer. Posiblemente, al que se le
reconozca mayor autoridad dentro del grupo.
Naturalmente, quedan otros planteamientos que abordar, y uno de ellos es si realmente la
negativa a la reproducción de la actividad laboral se ha logrado, o el modelo de reproducción
se adaptó en algunos grupos domésticos a las nuevas necesidades económicas, permitiendo
simplemente una reproducción algo diferente. Y lo que parece ser una negativa a reproducir
socialmente, solo es una estrategia de adaptación al medio económico cambiante.
XVIII Coloquio de Historia Canario-Americana
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APÉNDICE 1
GRAN CANARIA
San Bartolomé de Tirajana
Santa Lucía
APÉNDICE 2
GRUPO DOMESTICO 1
♂ ♀
♂ ♀ ♂ ♀ ♂ ♀ ♂ ♀
♀ ♀ ♀ ♀
Discursos de género y trabajo…
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APÉNDICE 3
GRUPO DOMESTICO 2
♂♀
♂♀ ♂♀ ♂♀ ♀
♂ ♂ ♂ ♂ ♀ ♀ ?
XVIII Coloquio de Historia Canario-Americana
1490
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XVIII Coloquio de Historia Canario-Americana
1492
NOTAS
1 Aquí considero el grupo doméstico como una unidad analítica que incluye un grupo mínimo y sus
actividades productivas y reproductivas; y que no necesariamente constituye una unidad de residencia, y
que además es una unidad dinámica. Esta acepción se aproxima a la de Devillard (1990: 103-111), que en
su artículo lo considera un concepto poco útil para el análisis y la comparación, pero adecuado para la
descripción.