mdC
|
pequeño (250x250 max)
mediano (500x500 max)
grande
Extra Large
grande ( > 500x500)
Alta resolución
|
|
1586 RELIGIOSIDAD POPULAR, IDENTIDAD ENTRE LO LOCAL/LO GLOBAL Y RELACIONES DE PODER (UNA MIRADA DESDE LOS CORAZONES DE TEJINA) Grecy Pérez Amores MULTIRRELIGIOSIDAD, CAMBIO CULTURAL Y LOCALISMO: UNA PROBLEMÁTICA ACTUAL EN CANARIAS El fenómeno de la multirreligiosidad resulta un importante objeto de estudio antropológico en un archipiélago como Canarias, donde el entramado de prácticas y creencias que definen su actualidad representa un complejo tejido que se nutre no solo de la gran pluralidad de religiones existentes hoy en las mismas, sino que también posee una abundante reelaboración del catolicismo en la mente de sus habitantes, ofreciendo una diversidad a tener muy en cuenta. Los trabajos de investigación llevados a cabo por el grupo RELICAN, en la Universidad de La Laguna, han mostrado un archipiélago poco homogéneo en materia de religiosidad, donde religiones afroamericanas, Testigos de Jehová, budismo, hinduismo, evangelismo, islamismo, espiritismo… y otras muchas manifestaciones religiosas conforman un universo múltiple de prácticas y creencias. Unido a este fenómeno, que muchos consideran parte de la globalización y de su alcance planetario donde las fronteras regionales se borran y las redes trasnacionales alcanzan un lugar privilegiado e interrelacionado con las nuevas dimensiones de las prácticas sociales y los novedosos procesos de la comunicación, tenemos una fuerte religiosidad popular con un profundo sentido de pertenencia que hace de las Islas, en los inicios del siglo XXI, una localización de considerable interés para el estudio del tema. Autoras como Peggy Levitt (2004) plantean la existencia de identidades universales, generadas por redes y conexiones internacionales, que hacen del mundo un todo, y donde los inmigrantes reconstruyen su identidad religiosa, simultáneamente, aquí y allá. Asimismo, varios autores indican que globalización, religiosidad y migraciones aportan valores, conflictos e instituciones, expresiones todas de una nueva cultura más interactiva (HAGAN & EBAUGH, 2003) donde lo nacional, lo regional, lo familiar, lo temporal, lo trasnacional, las relaciones de edad y género, los textos orales o científicos, la identidad, la información, las relaciones de poder, la institucionalización o los medios de comunicación son claves y decisivos para enfrentarse al estudio de las fiestas populares y su vinculación con la nueva dinámica social y urbana. En este universo, donde lo cotidiano engarza con lo excepcional, lo novedoso con lo tradicional y lo individual con lo colectivo, el fenómeno de la religiosidad popular representa un importante documento a explorar. Aunque aún queda mucho trabajo pendiente, en los últimos años se han venido desarrollando en Canarias valiosos estudios sobre el tema, entre los que cabe destacar el realizado por Gustavo Santana Jubells, en la isla de Gran Canaria (2000), los desarrollados por Carmen Marina Barreto Vargas sobre las fiestas urbanas, simbología e identidad (1986, 1989, 1990, 1993, 1997) o las publicaciones de Alberto Galván Tudela (1984, 1987, 1988, 1989, 1991, 1993, 1994, 1997) donde se ponen de manifiesto los cambios sociales, la capacidad creativa popular y la urgencia de un estudio exhaustivo de las mismas, no solo por su gran riqueza y significación sino porque representan una manifestación de las transformaciones y permanencias de los procesos de identidad y producción culturales. Las fiestas han sido una constante en el universo social humano y su estudio desde la Antropología en Canarias y España ha estado determinado por distintas líneas de investigación, que no se excluyen necesariamente, donde las celebraciones festivas Religiosidad popular, identidad entre… 1587 populares resultan expresión de una identidad propia o de otras culturas dependientes, así como interpretación y expresión de una sociedad donde lo individual y lo colectivo se articulan, sin descuidar el elemento iniciático de las mismas (GALVÁN, 1987; ROMA, 1996; SANTANA, 2001). En esta ocasión, no pretendo ofrecer una exposición general de las celebraciones y fiestas populares como parte de un sistema dinámico (SANTANA, 2001) ni mucho menos un inventario de las mismas, sino una aproximación al fenómeno de la religiosidad popular desde el estudio de una celebración concreta: la fiesta de los Corazones, festividad enmarcada en los actos de homenaje a San Bartolomé, santo patrón de Tejina, pueblo perteneciente al municipio de La Laguna en Tenerife, y que puede considerarse como una fiesta de legitimación socioeconómica, encontrándose dentro de las denominadas fiestas litúrgicas (SANTANA, 2001). Al abordar las celebraciones populares desde sus prácticas performáticas, más allá de su carácter normativo, intentaré precisar el modo en que se muestran los distintos componentes dinámicos y complejos de la acción ritual, definiendo las relaciones de poder, el carácter público, el papel político, económico y social, la legitimidad, autoafirmación, así como las representaciones y puestas en escena. Antes de adentrarnos en la celebración específica que aquí nos ocupa, veamos algunos elementos genéricos de las fiestas populares. No son en modo alguno reliquias del pasado, sino que vivas, son retomadas e incluso activamente transformadas por un deseo de conservación, demarcación, neutralización, mercantilización, espectáculo, planificación y proyección, lo que las convierte en un fenómeno de gran seducción antropológica. Como parte de una compleja red de gran poder evocador, donde los símbolos, códigos comunicacionales, elementos rituales y fenómenos de distintos órdenes convergen en el microcosmos de la comunidad y la festividad que las realiza, la fiesta implica un determinado comportamiento de tipo simbólico, individual y colectivo, consciente o inconsciente, donde la espontaneidad, la ruptura, los convencionalismos, las recurrencias y la temporalidad juegan un papel primario. Se unifica lo sacro y lo profano, en un ritual, cuya pluralidad sorprende dentro del dinamismo y las transformaciones experimentadas por la realidad social actual. Entrelazando poder y símbolo y la dinámica reproductora del orden social, una fiesta popular puede verse como un conjunto de actos, objetos, símbolos y comportamientos que, sin romper con la espontaneidad, representan un ritual donde la ambigüedad y la multiplicidad evocan un estilo de vida pretérito, donde el sexo, el estatus social, el orden social y los valores transformados en un modo de decir se entrelazan, que hablan de valores morales y sociales y de sentir, expresando deseos, no necesariamente de modo verbal (GALVÁN, 1987; BARRETO, 1990). Todo ello matizado por los movimientos y transformaciones de la modernidad y sus repercusiones sociales. En este sentido, las fiestas populares, por muy locales que sean, no se pueden comprender sólo como expresiones o reafirmaciones del pasado, sino como dominios en los que se insertan elementos expresivos de lo global, tales como el turismo… Esta comunicación pretende mostrar cómo, en su dinámica expansiva y reproducción social, la Fiesta de los Corazones de Tejina incorpora elementos globales, a la vez que los lee y utiliza para desarrollar una identidad local más allá de su territorio. Algunas celebraciones son un claro ejemplo de esto, con evidentes diferencias entre sí, como pueden ser los Carnavales de Santa Cruz de Tenerife, donde las murgas, formadas en su origen por amigos y familiares y nacidas de las poblaciones marginales de la capital, expresan su descontento social, con astutas y mordaces canciones, pasando de ser un pasatiempo popular a convertirse en un mecanismo de acción política, una fiesta que percibe grandes XVIII Coloquio de Historia Canario-Americana 1588 financiaciones económicas. De modo que, dentro del contexto de una festividad como los Carnavales, donde la inversión social, el caos sensorial y la ruptura reinan, también convergen factores de carácter instrumental e identitarios, capaces de representar la estructura social. Pero también podemos considerar que esta misma celebración es a su vez un ejemplo de manipulación política y económica de una tradición, casi tan antigua como la ciudad, donde la identidad colectiva vivenciada en agrupaciones autónomas se enfrenta a la realidad ocio-política que ha transformado la fiesta en una infraestructura, donde lo económico se infiltra, institucionalizando unas fiestas que en su origen eran de raíz popular (BARRETO, 1990). Lo democrático se convierte entonces en un acto muchas veces selecto, donde se vende y se compra la práctica festiva, con escandalosos presupuestos y espectaculares escenarios que reafirman la capitalidad de la ciudad de Santa Cruz de Tenerife sobre ciudades de la talla de Las Palmas de Gran Canaria, en una constante lucha de poderes, legitimando una posición socio-económica. Una tradición de este tipo no solo comunica, sino que también reafirma significados, ofreciéndonos una gran información de la realidad sociocultural de la región en que se desarrolla. Este fenómeno es apreciable no solo en una celebración de carácter tan internacional como los Carnavales, pues vienen personas de muchas partes, de las Islas, de la Península, de Europa o América (Suecia, Alemania, Inglaterra, Argentina, Venezuela…), personas con reconocido prestigio, en el que pueden verse sublimadas las tensiones de estatus social, y donde antiquísimas querellas tienen hoy su representación en emotivos y simbólicos mecanismos de dinámicas rituales. Si prestamos atención a una fiesta como la de las Cruces en los Realejos, seremos capaces de percibir una nítida diferenciación de clases sociales, en perenne lucha por apropiarse del origen de una tradición que define a la región. En este espacio y tiempo rituales, las personas pertenecientes a dos calles (la calle del Sol y la calle del Medio) se engarzan en una competición de cruces decoradas donde la espectacularidad y la belleza de estas y de los ya reconocidos fuegos artificiales no dejan de lado la poderosa presencia de la religión. Se hace imprescindible recordar que, en las Islas Canarias, el elemento religioso juega un papel vital en muchas de sus celebraciones de carácter popular, sean homenajes a santos patronos, como la de los Corazones de Tejina, a las ya mencionadas Cruces como en Los Realejos o La Laguna, donde se elige la decoración más esbelta y lujosa. O en las romerías, cada día más institucionalizadas como la de San Benito, en La Laguna, el Corpus, con la bellísima tradición de las alfombras, o en otras cuyo carácter profano se ha ido fortaleciendo y actualizando, como son la fiesta de La Rama en Gran Canaria o la de los fuegos de San Juan, en el solsticio de verano, de todas las Islas, de gran poder catártico, ahora bastante matizadas con el abuso de alcohol o el elemento histórico, como es el caso del Carnaval de los Indianos en La Palma. Hay que señalar, no obstante, que no siempre y no en todos los lugares las celebraciones vienen acompañadas del mismo despliegue económico o local, sino que permanecen como parte de una tradición que se repite y que los habitantes organizan, a veces, de modo muy personal. Entre estas tenemos la costumbre de hacer hogueras en los patios de las casas, como en El Socorro, o poner cruces en cuevas de la costa, como es el caso de la Playa del Bolluyo. En la actualidad, el turismo, las tradiciones y las subvenciones representan una arriesgada mixtura, siendo la evolución de algunas de las manifestaciones religiosas populares, aunque natural, respuesta a necesidades que están más allá de las propias tradiciones, entrando en el terreno de lo comercial y lo gubernamental. Muchas de estas expresiones populares transmutan en un modo más de hacer negocio, donde los símbolos son mercantilizados y Religiosidad popular, identidad entre… 1589 transformados en meros instrumentos de poder político, económico o de control social, como sucede con los Carnavales de Santa Cruz de Tenerife o como muchos elementos del pasado prehispánico. Es no obstante verdad que los símbolos están ligados a intereses concretos, ya desde su origen, pero la manipulación de los mismos, o incluso la creación de nuevos, como ocurre con las pirámides de Güímar, con vistas a captar un tipo de consideración muy efectiva, resulta de especial significación en un contexto insular como el actual. En cualquier caso, lo que sí puede apreciarse es que en la actualidad el universo de la religiosidad popular, aunque ha perdido fuerzas, ha encontrado el modo de adaptarse a las nuevas ofertas y costumbres de la actualidad, demarcándose por festividades cada vez más lúdicas, como puede ser la celebración del Día de San Juan en la playa de Las Teresitas o en Punta del Hidalgo que en la actualidad se han convertido en un vivo ejemplo de cómo transformar una celebración religiosa popular en una macro fiesta o en una ocasión de mercadear, llenando las calles de puestos de venta y kioscos que, aunque nada antiguos, conforman ya una tradición, así como las ferias que son montadas y desmontadas en uno u otro pueblo según las fechas y donde el elemento de consumo y ocio ha sustituido al religioso. La rapidez del cambio que la estructura de las Islas ha experimentado con el desarrollo urbanístico, el movimiento migratorio, las redes de comunicación, el crecimiento económico, el turismo y las transformaciones sociales, han marcado los elementos que conforman las celebraciones y la religiosidad popular (SANTANA, 2001). Como puede verse, las fiestas populares, como un elemento más del patrimonio cultural de Canarias, están inmersas en mayor o menor grado en esta dinámica. Es, sin embargo, importante subrayar que el modo en que esto se manifiesta o afecta a cada una es heterogénea, pues lo que en algunos casos supone una ventaja para la conservación, independientemente de los sacrificios sustanciales o sutiles, en otros se transforma en estrategia de revitalización. LOS CORAZONES DE TEJINA ENTRE LO LOCAL Y LO GLOBAL El caso que explicaré a continuación representa un claro ejemplo de cómo los mecanismos de representación y reproducción simbólica colectiva forjan una personalidad local, unas veces más forzada y otras más auténticas, donde los sistemas identitarios se refuerzan por una necesidad de diferenciación y un sentimiento de singularidad, donde convergen conflictos económicos, estrategias políticas e intereses particulares. Tener en cuenta la interacción de lo sagrado y lo profano, de lo político y lo religioso, lo económico y lo social, en las fiestas populares de homenaje a santos patronos, como la que nos ocupa, se hace imprescindible a la hora de interpretar este fenómeno de carácter religioso, donde la alegría, los piques, las criticas, la belleza y espectacularidad, así como las innovaciones y herencias, verbenas, ventorrillos y ofrendas, se unen en una participación popular capaz de detener el cotidiano acontecer de la vida local. Comprender el efecto que estos rituales colectivos, reproductores de la identidad y enmarcados en ocasiones en raíces agrarias ya desaparecidas y muchas veces en confluencia con un pasado prehispánico difícil de constatar y con intereses muy concretos de las élites locales, producen en las personas que lo realizan es de un interés esencial a la hora de estudiar estas manifestaciones de la cultura popular. Los símbolos impulsan la acción social, son una poderosa fuerza para promover identidad, cohesión y continuidad, representando en una celebración como la fiesta de los Corazones de Tejina, donde lo individual y lo colectivo se funden en una vigorosa acción popular, una manifestación del sentir, querer y mirar que sobre sí mismos y sobre los otros posee una comunidad como Tejina. “… No existe el poder sin su escenificación, tampoco existe la identidad sin su dramatización…”.1 Esta cita recoge un elemento vital, pues todo símbolo tiene una vida más o menos intensa, aunque siempre dinámica, que se configura en la XVIII Coloquio de Historia Canario-Americana 1590 vida social, en el tiempo y en la interpretación histórica que se le otorgue desde el poder, sea para inhibirla o para reactivarla. La organización del ritual evidencia intereses y conflictos recurrentes del momento, la localización o la historia y nos remite al horizonte del culto de los santos, donde las prácticas profanas y religiosas se hermanan con las pretensiones políticas, en una secuencia que delimita calendarios, redefiniendo el tiempo y las estaciones a contornos más humanos, urbanos y plurales que imponen límites al fluir cotidiano de la existencia. De todas las localidades que pertenecen a la isla de Tenerife, Tejina, con 7,8 km2, es una entidad del municipio de La Laguna, junto a otras tantas, encontrándose a unos 10 km. del casco capitalino, limitando con el municipio de Tegueste al sur y sureste, con Valle Guerra al oeste, al este con Bajamar y, al norte, una costa de unos 4,5 km. y teniendo su punto más alto, unos 550 m., en la Mesa de Tejina. El gráfico nº 1 muestra algunos datos de interés. La historia de Tejina como pueblo es parte de su identidad presente y se remonta al siglo XVI, apareciendo reflejada en documentos de las reparticiones de tierra que realizó el conquistador don Alfonso Fernández de Lugo por una orden real de los Reyes Católicos. Entonces aparecía como una región de viñas y vinos, siendo nominado como uno de los pueblos ya distintivos de la isla. En poco tiempo fue un reconocido núcleo con características muy propias, que le permitió la construcción de una iglesia, de la que en la actualidad se conservan algunos fragmentos arquitectónicos, siendo remodelada a lo largo del siglo XVIII y el XIX. Ya desde el XVII, en 1609, la población comienza a definirse y a defender los intereses religiosos de la comunidad, aunque no solo se trató de preocupaciones de tipo piadoso, sino que ya en 1662 surgían presiones para la construcción de una especie de granero comunal, mostrando una fuerte conciencia local y una marcada vocación para diferenciarse del resto de las poblaciones circundantes, tomando las decisiones de carácter público en consejos abiertos de vecinos. En el siglo XVIII, Tejina es nombrada por Viera y Clavijo como una de las 31 poblaciones con entidad propia existentes en la isla. En el XIX ya era un reconocido pueblo agrícola, con frutales y terrenos de secano que, aunque producía papas y otras hortalizas, priorizaba la vid y el trigo. Es en este siglo cuando el Ayuntamiento de Tejina es absorbido por el de La Laguna, en una orden de diciembre de 1849, en un momento histórico en que esta ciudad luchaba por afianzar su capitalidad. A lo largo de las décadas, este pueblo ha aprendido a sufragar muchas de sus necesidades, aunando los recursos humanos y económicos imperiosos para la consecución de uno de sus más significados fines: independizarse del municipio de La Laguna, para lo cual han elaborado, año tras año, informes y demandas, llegando a realizar estudios de carácter histórico como los elaborados por María José Ruiz y Guadalberto Hernández en 1997, miembros de la Asociación de los Corazones y editados por el Ayuntamiento de La Laguna. Mientras, no ha parado de crecer, transformando sus calles, casas y personalidad al ritmo de una creciente población y modernización, así como un acelerado desarrollo urbanístico. El gráfico nº 2 nos muestra la evolución de la población a lo largo de algunas fechas. Manteniendo la esencia que la ha hecho merecedora unas veces de respeto y otras de la incomprensión de sus vecinos, Tejina posee una de esas celebraciones emblemáticas de la identidad de un pueblo y, desde las distintas organizaciones creadas con el fin de hacerla perdurar, año tras año coloca en la plaza de la iglesia de San Bartolomé la insignia que la ha hecho merecedora de varios premios y galardones como son: Bien de Interés Cultural en 2003, Premio Internacional a la Conservación del Patrimonio Intangible en 2004 y Medalla de Oro del Centro de Iniciativas Turísticas del nordeste de Tenerife en 2005, llegando a tener desde 2002 el símbolo de los corazones como marca gráfica registrada (M2314139). Entre algunos de los requisitos para usarla está el de pertenecer a Tejina o que los beneficios resultantes de su uso se destinen a la misma y sus tradiciones. La página web de la Asociación de los Corazones, http://www.corazonesdetejina.com, una de las 40 existentes en el pueblo, entre las que se encuentran: las comisiones de fiestas, como la de Navidad y Religiosidad popular, identidad entre… 1591 Reyes, las del barrio de la Cruz, la Asociación de Mujeres Agricultoras de Tejina, la Asociación Artejina, la del Club Deportivo Unión Tejina, la de Pro-Segregación del Ilustre Ayuntamiento de Tejina o la de la Tercera Edad Atalaya y que mantiene muy al día y contiene mucha información referente a los actos que esta incluye. Habitantes empadronados en 2007 7.504 habitantes Centros de educación 3 (2) Primaria (1) Instituto Altitud máxima 550 m. Distancia en km. de la capital 10 km. Tipo de zona Rural Economía Agricultura, industria y pequeña empresa Municipio al que pertenece La Laguna Fiestas y actividades -Romerías -Verbenas -Ofrenda de los corazones -Festival de exaltación -Ferias Superficie 7,8 km2 Gráfico nº 1. Tabla de datos generales de la comarca de Tejina. Elaboración propia según fuentes del ISTAC, trabajo de campo y búsqueda bibliográfica. Gráfico nº 2. Tabla de la evolución de la población de Tejina. Según fuentes del ISTAC y el INE. La noche del 31 de julio, las familias comen papas, carne, pan y mojo entre las 8:30 y las 9:00; luego se bebe vino y se baja a la plaza. Esto es un acontecimiento de solo unos 5 años, pero ya popular, donde una fanfarria anima con instrumentos como el timple; entonces se enciende el corazón de luces de la Calle Abajo, al que llaman el semáforo porque está colocado en la misma esquina, todo eso sobre las 11:30, amontonándose en la escalera de la iglesia. A las 12 en punto de la madrugada y acompañado de 24 campanadas, el santo patrón de Tejina, San Bartolomé, es sacado a la puerta de la iglesia enramado, iluminado y adornado con gerveras, mientras la gente grita: Viva Bartolo. El acontecimiento dura sólo un minuto, pero es uno de los más esperados del año pues anuncia la proximidad de las fiestas, de modo que niños, jóvenes y mayores acuden pacientemente a la plaza, escapando temporalmente de lo que será el quehacer cotidiano hasta el fin de las fiestas: reuniones, comidas familiares y entre amigos, encuentros en la plaza, la elaboración de los corazones y una variada gama de celebraciones entre las que podemos señalar ferias de arte, conciertos y otros. Tras ese día se sucederán, uno tras otro, los actos durante unos treinta días. El pregón radiofónico se ha emitido por las diferentes cadenas a través de los años, como en Radio Club Tenerife en 1966, Radio Juventud de Canarias en 1977, Radio Nacional en 1978 y, desde 2000, generalmente por Radio Tejina. Escrito cada año por una persona distinta e ilustre del pueblo, el pregonero, en verso desde 1968, mediante una crítica satírica se va cuestionando distintos acontecimientos del pueblo, deteniéndose en tres puntos: El Ramal, Cuatro Caminos y la Año 1700 1850 1950 1960 1970 1981 2005 2007 Nº de habitantes 911 646 1.732 2.385 4.531 5.675 10.000 7.504XVIII Coloquio de Historia Canario-Americana 1592 plaza de la iglesia. La fiesta del arte, que se realiza desde 1955 con grupos de música y una reina que antes era elegida por una comisión y desde hace dos años la elige el propio pueblo como se hacía en el pasado. El homenaje a la vejez, las carrozas, que comenzaron sobre 1940, camiones y guaguas transformadas con gran creatividad y que recorren las calles de Tejina en una cabalgata que en la actualidad se realiza un jueves o viernes por la noche, con una media de cuatro a seis carrozas. Los fuegos, que se colocan en una depresión de la montaña representando en la actualidad la forma de un gran corazón, con una cruz. El Festival de Exaltación, celebrado desde 1987, donde la plaza se ilumina y hay representaciones teatrales, música en vivo y diferentes actos de carácter público. Tienen el concurso de poemas y coplas que ha rebasado los límites locales llegando a presentarse concursantes de Miami, Venezuela o Madrid. El caso de Venezuela no es de extrañar, dados los estrechos lazos que la unen a esta región, pues muchos de sus habitantes tienen familia que va y viene constantemente y a donde van a parar muchas de las tortas como recuerdo o regalo. La Verbena del Agua, desde 1974 y actualmente eliminada, ya que atraía constantes disputas callejeras entre locales y foráneos y desviaba la atención de la celebración de los Corazones, verdadero centro de la fiesta. El haragán o machango, establecido en 1943, que es quemado en la plaza, el homenaje a la Vejez desde los años 60, bandas que compiten desde 1993, competiciones de bicicletas desde 1985 y de hormiguillas desde ese mismo año y retomadas ya como una parte más de la celebración desde 1997, el Bestialón desde 1986, campeonatos de dominó desde 1968, múltiples verbenas como la de la Pamela. Como puede apreciarse, algunas de las tradiciones son bastante jóvenes, pero muy asentadas. No entraré en detalles sobre estas nuevas tradiciones, porque lo que ahora pretendo es un acercamiento a la problemática de la religiosidad popular y no un muestreo exhaustivo de esta fiesta. Me desplazaré por el acontecimiento de los Corazones de Tejina, como símbolo y emblema, que cada año es enarbolado frente a La Laguna y cuya perpetuidad parece no tener nada que temer. En toda celebración popular religiosa se unen innovación y tradición, retomando elementos del pasado, manteniendo y redefiniendo los símbolos hasta llegar a conformarse como tradición dentro del proceso de institucionalización. Unas veces se produce la revitalización festiva, como es el caso de los Corazones de Tejina, aumentando el valor simbólico e identitario de la misma y donde la dinámica entre lo local y lo global reúne el plano ideático, el social y el económico en la aparición de nuevos rituales, espectáculos e instituciones que, mediante la correcta mediatización, consiguen ocupar un importante lugar dentro de la celebración donde surge. Si bien es cierto que casi ningún nuevo ritual nace de repente y en abstracto, siendo iniciativa de un sujeto o una institución (SANTANA, 2001), es en la localidad donde esta adquiere la fuerza necesaria para no fracasar. La plaza de la iglesia era punto central de encuentro social en el pasado, desplazándose a El Ramal en la actualidad pero solo en lo cotidiano, pues las actividades culturales y festivas siguen desarrollándose en esta y generalmente queda patente la relación que sus habitantes tienen con los corazones, pues es una figura recurrente en todo el pueblo. Podemos verla en vitrales de casas, setos, tejas y cartelería. En la Feria de Artesanía se venden y exponen artículos relacionados con la fiesta de los Corazones, maquetas alegóricas, tejas decoradas y las hormiguillas antes mencionadas, que son carritos típicos de la zona usados por los niños en una competición durante las fiestas como una actividad infantil de gran aceptación pública. En la plaza se hace además el Auto de Reyes, conciertos, proyecciones de cine de verano y por supuesto la fiesta de los Corazones, pues Tejina es una de esas localidades cuya vida social es muy activa y compartida, no solo porque entre sus habitantes existen fuertes lazos familiares, lo que por otra parte no es una excepción en Canarias, sino porque mantienen un fuerte sentimiento de comunidad. Los fuegos de San Juan, por ejemplo, continúan Religiosidad popular, identidad entre… 1593 celebrándose en la costa de Jover, donde los vecinos se reúnen en la zona que actualmente es una playa y entre los muros y las piedras, así como en caravanas que aparcan y que convierten en improvisados kioscos, beben y comen, mientras unos juegan a las cartas o el dominó para pasar la noche, mientras otros rivalizan en las hogueras que encienden entre los arrecifes. … Con esta ofrenda, venerable Apóstol, hacemos fiel cumplimiento del deseo de nuestros mayores. Un ignoto y lejano día en el tiempo, después de la dura labor que imperaba entonces en estas tierras yermas y estériles para obtener el pan de cada día, quisieron darte gracias con este bello símbolo, hecho de pan y de fruta, ya que nunca les negaste su sustento…2 Cada año, el 24 de agosto, desde 1984, el día de la ofrenda se lee esta oración en presencia del pueblo y los corazones, colocados de frente al pórtico de la iglesia, antes de que estos sean colocados en el lugar que ocupa cada uno (hay unos agujeros en el suelo de la plaza, que se tapan con placas alegóricas durante el resto del año). Los primeros datos escritos que hacen referencia a esta celebración datan de 1800, citándose ya, desde el XIX, en varias publicaciones de la época, siendo en la actualidad una festividad muy reconocida en toda Canarias, reconocimiento que se debe en parte a la ardua labor de los habitantes de la comarca no solo por conservarla sino por difundirla, dándose el caso en 2006 de un grupo de profesores del colegio de San Bartolomé que viajaron a Bélgica, donde impartieron talleres de elaboración de tortas a colegios de allí y cada año, en las celebraciones enmarcadas en el Día de Canarias, los niños, siempre bajo la tutela de los mayores, realizan un híbrido que representará a las tres calles en uno, preparándose así para su posterior incorporación en la sucesión de los Corazones, en la que por otra parte realizan, desde hace unos 44 años, un corazón por cada calle el siguiente domingo de las fiestas. Todo apunta hacia una procedencia donde las prácticas aborígenes y campesinas de carácter agrícola se unen en un ritual de tributo a la divinidad, como agradecimiento y súplica, solicitando bienes futuros y prometiendo esforzarse para ello, como comentan los propios habitantes de la región. Así comentaba un lugareño en una de las entrevistas realizadas en el año 2006, en los inicios del trabajo de campo: “… romerías y verbenas en todos los sitios, corazones solo en Tejina…”.3 Aunque la elaboración de la ofrenda de los Corazones apenas ha sufrido cambios, la fiesta en sí, sí que los ha tenido. Hace unos años, por ejemplo, que se viene colocando una pantalla gigante en la plaza, donde se exponen películas de las fiestas en fechas anteriores, pues la asociación de los corazones contrata cada año a una persona que realiza filmaciones de la fiesta y que luego forma parte del patrimonio del pueblo. También ha variado la localización de ciertas actividades como la feria del arte, que ahora se realiza en el recién restaurado teatro de Tejina o los kioscos de bebidas y comidas que ocupan el emplazamiento del actual aparcamiento de la plaza. Por otra parte, no siempre se dejaron los corazones toda la noche en la plaza, sino que antes se quitaban al atardecer y no como ahora al mediodía siguiente. Cada año, los gastos para los fuegos y las orquestas o grupos musicales crecen. Una fiesta como esta tiene un gasto aproximado de 180.000 euros, cantidad que en opinión de algunos es una verdadera exageración, donde todo queda en grupos de alto caché y excesos, dejando de lado su verdadero sentido, un homenaje de fruta, flores y trabajo del pueblo a su santo patrón. En cambio, la opinión de representantes y dirigentes de la organización de estas fiestas es que la media de gasto no es tan alta como parece, y mucho de ese dinero se va en el alquiler de sonido y menaje festivo, así como en premios y atenciones a los grupos y participantes en la misma. Entre el Ayuntamiento, los empresarios y el pueblo se recauda dinero y no resulta extraño el envío de cartas a distintas empresas como EGATESA, WHEBE, LA CAIXA o DANONE-ILTESA solicitando subvenciones. Los empresarios locales aportan entre 3.000 y XVIII Coloquio de Historia Canario-Americana 1594 4.000 euros para publicidad y la gente llega a los 20 euros mínimos. La asociación de los corazones por su parte recibe una subvención del Ministerio de Cultura de unos 100.000 euros, que usa en los premios del concurso de poemas y coplas, el festival de exaltación, los corazones chicos, el mantenimiento de la página web y distintos útiles para la conservación y divulgación de la información recaudada. Los corazones, como proceso, no reciben sino lo que los vecinos donan en forma de dinero, ya desde julio, y tiempo y trabajo no remunerado, como cuando se unen unos cuantos para barrer la plaza entre suceso y suceso, o brindando espacio y mantenimiento para desarrollar la actividad, diseño de programas, logotipos, donación de lo cobrado, realización de decorados, los propios corazones, la filmación de eventos y posterior realización de películas conmemorativas. Materiales como las flores, cedidas por floristerías de la zona, espacios donde trabajar o guardar el instrumental del corazón, la tarea educativa que se da en los centros escolares, persiguiendo el arraigo de esta tradición en los más jóvenes y el tiempo invertido sin cobrar a lo largo de todo un año de reuniones semanales, investigación, planificación y trabajo conjunto. En una comunidad como Tejina resulta imprescindible la noción de pertenencia y la de aceptación social; no se trata de una ciudad como La Laguna o Santa Cruz, donde los vecinos son miembros de una comunidad itinerante, sino de una idea de vecindad donde cada cual ocupa un lugar y donde incluso los motes son llevados de generación en generación. El criterio de autoadscripción es un elemento a tener muy en cuenta en un caso como este. Los rasgos que los unen son justo aquellos que ellos consideran significativos, como el hecho de seguir ciertas normas o aceptar ciertos símbolos que pueden ser manipulados y seleccionados, en este caso los corazones han sido convertidos en el centro de atención. No resulta por ello extraño que, en las páginas que ocupan los informes sobre la fiesta de los Corazones en un periódico como Mesa de Tejina en 1989, se haga referencia a noticias solicitando la segregación y donde la tradición cultural, religiosa y las motivaciones de tipo económico y político se unen sin tapujos, llegando en 2002 a plantear textos plenamente reivindicativos que abogan por la libertad, la independencia y el orgullo. Las calles de Tejina se transforman mucho antes de que los corazones comiencen a tomar forma en los tres locales que las asociaciones tienen para cada calle. Con una altura aproximada de 7,50 m., y una armazón de madera, revestida de caña y ramas de haya cuidadosamente amarradas, se trata de dos corazones coronados por un ramo. El corazón superior alcanza una media de 1,37 x 1,34 m., el otro de 2,20 x 2,15 m. Cada calle tiene su peculiaridad en el modo de hacer el amarre; por ejemplo, la calle Abajo las amarra inclinadas, la calle Arriba en horizontal y el Pico en vertical. No obstante, diferencias de este tipo y otras como el corte, las frutas utilizadas en los mismos, el cocido de las frutas o la colocación de las tortas, las tres mantienen una estructura base y se realizan de modo muy semejante: una base verde amarrada y cortada con la forma del corazón, uno pequeño sobre otro mayor, dentro de estos fruta y tortas y en la cima el ramo. La fruta que bordea cada corazón es diferente, pero en todos es importante la norma de que haya la misma cantidad en los hombros y en cada uno de sus laterales, teniendo igual cantidad de frutas en la parte superior y en la inferior de la cruceta (véase imágenes). Cada corazón es identificado con un tipo de fruta y cada año se eligen las más grandes, frescas y coloridas para coserlas en estos. La calle Arriba usa peras grandes, aunque en la actualidad usa generalmente piñas, pero cada año aparecen con una fruta sorpresa en el corazón, llegando a colocar incluso cebollas; la calle Abajo usa limones; y la calle el Pico peras rojas y amarillas. Los tres llevan manzanas y granadas formando una cruz y uvas blancas o negras, siendo cosidas todas con sumo cuidado con dos hilos que las atravesarán sin dañarlas con una aguja de unos 25 cm. entre dos personas, una desde arriba y otra desde la parte de abajo, quedando fuertemente atadas hasta el momento del descuelgue. También las tortas son amarradas con cuerdas, para lo cual tienen 4 agujeros, siendo Religiosidad popular, identidad entre… 1595 confeccionadas antes con harina de la región y en la actualidad con harina de importación, como la fruta. La calle del Pico, por ejemplo, amasa con los pies, mientras que la calle Abajo tiene unas medidas de mezcla muy exactas que guarda celosamente ante extraños para que el resto de los corazones no vaya a copiarlas. Los instrumentos que usan son múltiples: botellas cilíndricas que servirán de rodillo, palillos para el corte, tijeras y cuchillos para los detalles decorativos, verdaderas obras de arte que son celosamente conservadas y barnizadas por quien consigue una el día del descuelgue o regaladas a familiares de lugares lejanos como Venezuela, que como ya comenté tiene una estrecha relación con la zona, producto de no tan antiguas migraciones. Los motivos del relieve pueden ser variados: alegorías, plantas, frutos, animales, todo depende del que las hace, siendo horneadas luego cuidando la coloración, pues no deben ennegrecerse, lo que le restaría calidad y sería motivo de críticas posteriores. En la actualidad se hornean en viviendas o negocios locales como la calle Abajo y en el propio local con modernos hornos como en la calle Arriba. Por último, el Ramo, que se hace el sábado en la noche para procurar frescura, es lo que corona al corazón, siendo en la actualidad un complejo diseño que lleva distintas flores: anturios, gladiolos, claveles, gerveras y muchas más. Al principio era una tarea femenina, pero actualmente está delegada a aquellos que tengan el talento de hacerlo mejor. Se entrecruzan jornadas de trabajo diario con los tiempos de trabajo dedicados a la fiesta que sirve para cambiar el estatus público y de ocio, aunque podemos observar cómo se siguen criterios de género y edad, en la actualidad se van saltando ciertas normas, como sucede con la recogida de ramas o en el traslado del corazón y el santo donde las mujeres participan. “… El control del trabajo humano constituye una de las fuerzas principales en la organización de las sociedades…”,4 como dice la antropóloga Susana Narotzki (2004), ya que intentamos explicar y comprender procesos colectivos donde las relaciones sociales y laborales funcionan en la conservación y realización de la misma en unas estructuras comunales de cooperación y donde las relaciones de trabajo suelen ser más de tipo moral que contractual. El capital humano es la base de esta celebración, por ello la polaridad (nosotros/ellos) (fuera/dentro) establecida como punto cardinal de la misma se transforma en el arma ideológica más importante de la comunidad. El ritual se realiza cada año entre estas tres calles del pueblo, desplazándose siempre, el mismo día, desde el lugar donde fueron confeccionados hasta la plaza de la iglesia, donde son ofrecidos al santo tras la lectura de la oración antes comentada. Origen de emoción, belleza y mecanismo imprescindible de unidad y segmentación, que comienza casi un mes antes del día de San Bartolomé, y mucho antes, incluso, es una tarea que se extiende por todo el año en forma de asociaciones, estudios y publicaciones de apreciable constancia. A una hora exacta, ya todos de acuerdo, los corazones salen de los locales y el espectáculo comienza en la mañana del domingo cuando un grupo de niños abre el cortejo, anunciado por cohetes, portando banderas que serán colocadas al corazón al llegar a la plaza. Son 7 banderas: 4 en el corazón inferior, 2 en el superior y 1 sobre el ramo. Las banderas de la calle Arriba y Abajo son españolas, mientras el Pico pone la bandera canaria y cuando se les pregunta la causa de dicha peculiaridad comentan que así ha sido siempre. En alguna ocasión se ha intentado politizar esta peculiaridad, insistiendo en la idea de que todas las banderas deberían ser de Canarias, pero hay algo más importante que la nacionalidad para los habitantes de esta zona y es el hecho de que son de Tejina. Los corazones han sido generalmente llevados por hombres, por razones más de costumbre que normativas, pero en las últimas ocasiones las mujeres se han incorporado al traslado de los mismos, así como al descuelgue de las frutas. El orden de llegada es siempre el mismo: primero el Pico, mientras la calle Abajo y la calle Arriba se enfrentan en El Ramal en un duelo verbal cargado de alusiones, burlas y críticas, donde la música representa el centro. Ya en la plaza se izan los corazones, colocados siempre de frente a La Laguna y de espaldas a la iglesia, lo que no deja de ser curioso dado el hecho de que es XVIII Coloquio de Historia Canario-Americana 1596 una ofrenda a un santo que es tímidamente sacado a la puerta, permaneciendo en el interior de la misma, como quien se pregunta si es realmente para él todo ese homenaje que ocurre en la plaza. El lunes es el descuelgue, donde el orden se sortea y poco a poco cada pieza de fruta es lanzada sobre una multitud; las tortas, por su parte, no son lanzadas sino que en su lugar se tiran unas chapas. Conseguir alguna de las piezas del corazón es visto a modo de trofeo, siendo un momento crucial de la festividad, donde pueden ocurrir pequeños accidentes y donde es aconsejable no participar con demasiada intensidad si no eres de Tejina o no te has informado previamente de algunas costumbres de este acto. En este peculiar momento es importante que la fruta que ha caído al suelo no se recoja y vuelva a lanzarse, pues la fruta solo puede ser lanzada desde el corazón. La calle, las casas, la plaza, los ventorillos, todo se transforma en puntos de reunión, esparcimiento y discusión, donde todos quieren decir la última palabra. Parrandas tocando isas, malagueñas y folias se enzarzan en coplas y piques, que son vitales en este acto; sin ellos, los corazones perderían una parte importante de su sentido. Al final, son bajados los corazones y trasladados de nuevo a su lugar de origen. En las casas se suceden las reuniones familiares afianzando vínculos de parentesco, con sede general en casa de los parientes mayores, donde se comerá generalmente carne, cocinada por los miembros femeninos de la casa, a diferencia de las romerías como la de San Benito en La Laguna, donde los hombres surten las parrillas y sirven el vino desde las carretas, mientras las mujeres permanecen ataviadas y generalmente sentadas, lanzando comida a la multitud. Se estará también en la calle, sobre todo los más jóvenes, bebiendo y comiendo en los ventorrillos de la plaza, se cerrarán locales si son de lugareños, se cambiará el tráfico, se cerrarán calles y todo girará en torno a estas fiestas en una sola idea: que la fiesta de los Corazones salga bien pero, ante todo, que los corazones se exalten en la plaza un año más. En una unidad/rivalidad, que es también identidad y fragmentación, durante los días que dura la fiesta, el pueblo de Tejina establece las fronteras de las antiguas diferencias sociales en una sociedad marcadamente agraria, donde la calle de Arriba estaba conformada por una población rica de propietarios de la tierra, la de Abajo de pequeños agricultores y la del Pico de una población obrera y carente de recursos propios. Durante esas fechas se reactiva ese mecanismo de demarcación, donde el criterio de adscripción viene dado por el lugar de nacimiento y no de residencia. También se zanjan temas locales, para lo que las canciones y coros el día del descuelgue no tienen precio, cuestionando los intereses políticos de algunos representantes de las calles, el uso del presupuesto y comentando sucesos como el corte de la rama con alusiones y críticas. Pero aunque esta segmentación ha permaneciendo en la lectura de la fiesta, no es en este fenómeno donde debe buscarse actualmente la esencia de esta festividad, sino en la marcada diferencia nosotros/ellos, donde el pueblo realiza su verdadera intencionalidad, articulando en los corazones una manifiesta identidad que los enfrenta a los laguneros y al resto de la geografía canaria. Su fama les precede, siendo reconocidos por todos como un pueblo muy regionalista, lo que les hace centro de críticas y burlas a las que esta comunidad responde con una petición de segregación, que aún espera respuesta. Su singularidad es establecida desde la propia lectura de los habitantes de la zona y desde la del exterior, que les confiere a los corazones el estatuto de símbolo legal de Tejina, un ritual como este no solo refleja el sentimiento o expresa una situación, sino que también es un medio de reflexión y de creación. Ya no es un objeto de madera, ramas, telas y frutas que se ofrece como símbolo, sino que es en sí mismo un símbolo que rebasa las fronteras de lo religioso para ser un modo de expresión de todo el pueblo en una manifestación de identidad y cohesión.Religiosidad popular, identidad entre… 1597 A MODO DE CONCLUSIONES ¿Por qué un corazón enramado? Sin duda existen otras fiestas locales donde los arcos, ramos con flores, frutas y panes, así como corazones enramados, forman parte de su emblema, como son las de Arure en Valle Gran Rey, las de El Sauzal en homenaje a san Pedro o las del Amparo en Icod de los Vinos (GALVÁN, 1984). De hecho, adornar con frutas, panes y ramas las balconadas, las ventanas o farolas resulta una tradición en estas islas. Sin embargo, el poder aglutinador que este presenta en Tejina no se da en otra localidad del archipiélago y cuando preguntamos a sus habitantes la causa de la ofrenda, miran asombrados respondiendo ¿Qué otra cosa mejor podríamos ofrecerle al santo? Este símbolo se pierde en el pasado comunal donde muchos ancianos recuerdan a sus abuelos hablando de arcos y palos enramados ya desde el XIX, que muy pronto derivaron en corazones (RUIZ y HERNÁNDEZ, 2002). Símbolo de la afectividad y sede de los sentimientos representa intimidad y compromiso, siendo visto como el centro del cuerpo humano por muchas culturas, identificando su latido con la vida misma y la verdad. Cuando se ofrenda el corazón, es el corazón del pueblo, de sus calles, de sus habitantes, lo que es ofrendado al santo, es su esencia como comunidad, su identidad, el fruto de la tierra y el trabajo realizado por hombres y mujeres, niños, jóvenes y viejos. “... Toda estatua es una metáfora…”5decía Tesauro en su Canocchiale Aristotelico en 1655 y el corazón es la metáfora de esta comunidad, la forma en que se ven y quieren ser vistos, hoy incluso más allá de La Laguna, más allá de las Islas, porque los Corazones de Tejina no permanecen en las fronteras de lo local sino que mediante una dinámica expansiva utilizan aspectos de lo global y son también influenciados por lo externo a lo que se enfrentan y por los que son penetrados. La fiesta mantiene un núcleo central, donde los habitantes del pueblo son actores cuya creatividad personal se manifiesta no solo en la ofrenda, sino en el acontecer mismo de la festividad, ya que el Corazón sale de lo religioso y festivo y se adentra en una actualidad cargada de espacios novedosos. Se trata de las web en Internet, ofreciendo todo tipo de información y primicias, los DVDs divulgativos, los programas de TV donde se reivindica la originalidad y autenticidad, las revistas de compañías áreas como Binter Canarias garantizando un buffet de cultura tradicional, los nuevos puentes aéreos que facilitan el movimiento de personal especializado, como el caso de los profesores que viajaron a Bélgica para dar talleres sobre la realización de las tortas… Todo el universo de la globalización que, aunque resulta un eficaz puente para reivindicar su identidad, ambiciones y sueños, aumentando desde el uso de lo global la resonancia de lo local, implica la aceptación de lo nuevo y la indiscreción de lo extraño. Ya no se trata de resguardar al Corazón de aquellos que una vez lo destrozaron al exponerlo fuera de Tejina, sino de mantener su autonomía frente a la influencia externa, mediante un movimiento hacia la identidad propia, un movimiento opuesto al que desarrolla cuando pretende ser metáfora y mensajero de un pueblo, para proteger ahora su símbolo lo transmuta en marca registrada, enfrentando su identidad local a lo global, en lo que ya está inmerso, no solo por la necesidad de lo inevitable sino por iniciativa propia. Los Corazones nos remiten a un universo donde el espíritu de una comunidad, los intereses políticos y los símbolos más profundos quedan registrados en una página web que recorrerá espacios ilimitados en un tiempo inconcebible, conformando parte de las redes multidireccionales de la información que filtran, ordenan y exportan. Cuando los tres corazones coronados por flores se levantan hoy en la plaza de Tejina, lo hacen no ya solo frente a su vecina Laguna, sino al mundo globalizado y a los cambios culturales y sociales que acontecen en un archipiélago cada vez más inmerso en una realidad multicultural, multirreligiosa y dinámica que absorbe, a la vez que genera, espacios donde la religiosidad popular no solo se conserva, se modifica o evoluciona, sino que se desarrolla cargada de una XVIII Coloquio de Historia Canario-Americana 1598 gran flexibilidad creativa. Este agosto, a la hora prevista, los tres Corazones han salido desde su calle para ser erigidos un año más, pero esta vez frente al mundo. trab no reenmpresayunttrab repueblo Gráfico nº 3. Dotación económica de la fiesta. Gráfico de elaboración propia, según datos obtenidos en el trabajo de campo.Religiosidad popular, identidad entre… 1599 ANEXO FOTOGRÁFICO Fotografía 1: fiesta de los Corazones de Tejina (plaza de Tejina). Agosto de 2006. Autor: Grecy Pérez Amores. Fotografía 2: verbena de la Pamela. Agosto de 2006. Autor: Grecy Pérez Amores.XVIII Coloquio de Historia Canario-Americana 1600 Fotografía 3: los tres corazones de Tejina en la plaza. Agosto de 2006. Autor: Grecy Pérez Amores. Fotografía 4: placas de los corazones de Tejina en la plaza. Julio de 2008. Autor: Grecy Pérez Amores.Religiosidad popular, identidad entre… 1601 Fotografía 5: maqueta del Corazón y sus partes. Julio de 2006. Autor: Grecy Pérez Amores. Fotografía 6: kiosco con publicidad de negocios locales en la plaza de Tejina. Agosto de 2006. Autor: Grecy Pérez Amores.XVIII Coloquio de Historia Canario-Americana 1602 Fotografía 7: corazón calle Arriba. Agosto de 2006. Autor: Grecy Pérez Amores. Fotografía 8: corazón calle Abajo. Agosto de 2006. Autor: Grecy Pérez Amores.Religiosidad popular, identidad entre… 1603 Fotografía 9: corazón calle El Pico. Agosto de 2006. Autor: Grecy Pérez Amores. Fotografía 10: pique entre las tres calles. Agosto de 2006. Autor: Grecy Pérez Amores.XVIII Coloquio de Historia Canario-Americana 1604 Fotografía 11: Día de Canarias en el colegio San Bartolomé de Tejina. Junio de 2008. Autor: Grecy Pérez Amores. Fotografía 12: alfombras de Corpus en Tejina. Mayo de 2008. Autor: Grecy Pérez Amores.Religiosidad popular, identidad entre… 1605 BIBLIOGRAFÍA BARRETO V., Carmen Marina: “Política e impactos socioculturales en el carnaval de Tenerife” en Actas del IV Congreso del Carnaval, Cádiz, 1990. — “Relaciones de poder y apropiación del espacio social durante las fiestas urbanas” en V Congreso de Antropología, Granada, 1990. — El Carnaval de Santa Cruz de Tenerife: un estudio antropológico social, La Laguna: Universidad de La Laguna, 1993. — “Romerías” en Los símbolos de la identidad canaria, Santa Cruz de Tenerife: Centro de la Cultura Popular Canaria, 1997. BAUMANN, Gerad: El enigma multicultural. Un replanteamiento de las identidades nacionales, étnicas y religiosas, Barcelona: Paidós, 1999. BORGES, Vicente: “Pregón de las Fiestas de Tejina” en De corazón a corazón, (Sebastián Rojas Cruz), La Laguna: Parroquia de San Bartolomé de Tejina, 1994, pp. 8-11. DÍEZ de VELASCO, F. y GALVÁN TUDELA, J. A.: Religiones minoritarias en Canarias. Perspectivas metodológicas, Santa Cruz de Tenerife: Idea, 2007. DURKHEIM, Emile: Las formas elementales de la vida religiosa, Buenos Aires: Shapire, 1987. FRAZER, James: La Rama Dorada, México: Fondo de Cultura Económica, 1975. GALVÁN T., Alberto: Las fiestas populares canarias, Tenerife: Interinsular Canaria, 1987. — Los corazones de Tejina, Santa Cruz de Tenerife: Cabildo Insular de Tenerife, 1984. — Las Fiestas Populares Canarias, Santa Cruz de Tenerife: Interinsular Canaria, 1987. — “Inversión simbólica e identidad: a propósito del Carnaval de Las Palmas (Gran Canaria)” en VIII Jornadas de Neuropsiquiatría, Las Palmas de Gran Canaria, 1988. — “La Fiesta de la Rama (Gran Canaria): del indigenismo a la antropología cultural” en Estudios Canarios XXX- XXXI, 1987, pp. 49-50. — “Canarias: Emigración, Geopolítica y Etnicidad” en Antropología de los pueblos de España, Madrid: Taurus, 1991. — “Inversión simbólica e identidad en los carnavales urbanos canarios” en Homenaje a José Pérez Vidal, (ed. Díaz Alayón), La Laguna: Cabildo Insular de La Palma, 1993. — “Identidad local y ritualización festiva (A propósito de La Graciosa) en VI Jornadas de Estudios sobre Fuerteventura y Lanzarote, Puerto del Rosario, 1994. — “La Fiesta de La Rama” en Los símbolos de la identidad canaria, Santa Cruz de Tenerife: Centro de la Cultura Popular Canaria, 1997. GALVÁN T., Alberto y otros: “La fiesta: Multiplicidad de interpretes, pluralidad de significados” en Revista Eres 1, vol. 1, 1989, pp. 37- 72. GALVÁN, Alberto y BERMUDEZ, F.: “Fiestas populares de Canarias” en Cultura Tradicional canaria, vol. 1, Las Palmas de Gran Canaria: Gobierno de Canarias/Canarias 7, 2000. Edición en CD. GARCÍA CANCLINI, Néstor: Culturas híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad, México: Grijalbo, 1995.XVIII Coloquio de Historia Canario-Americana 1606 GONZALES C., David: Religiosidad y costumbres populares en Iberoamérica, Huelva: Universidad de Huelva, 2000. HAGAN, J. and EBAUGH, H. R.: “Calling Upon The Sacred: Migrants´use of Religion in the Migration Process”, International Migration Review 37, 2003, pp. 1145-1162. LEVITT, Pegy: “Transnacional Perspectivas on Migration: Conceptualizing Simltaneity” en Internacional Migration Review 38 (145), 2004, pp. 595- 629. NAROTZKI, Susana: Antropología económica. Nuevas tendencias, Barcelona: Editorial Melusina, 2004. ROMA, Josefina: “Fiestas. Locus de la iniciación y de la identidad” en Ensayos de Antropología Cultural, Barcelona: Ariel, 1996. RUIZ, María José y HERNÁNDEZ, Guadalberto: Fiesta de San Bartolomé de Tejina, La Laguna: Ayuntamiento de La Laguna, 1997. SANTANA J., Gustavo: Fiesta y modernidad. Análisis de las Transformaciones del Sistema Festivo en Gran Canaria a finales del Siglo XX, Gran Canaria: FEDAC, 2001. TATARKIEWICZ, Wladyslaw: Historia de la Estética III, Madrid: Akal, 1970. TURNER, Víctor: La selva de los símbolos, Madrid: Siglo XXI, 1980.Religiosidad popular, identidad entre… 1607 NOTAS 1 GONZALES C., David: Religiosidad y costumbres populares en Iberoamérica, Huelva: Universidad de Huelva, 2000, p. 371. 2 BORGES, Vicente: “Pregón de Tejina”, en De corazón a corazón, (ROJAS CRUZ, Sebastián), La Laguna: Parroquia de San Bartolomé de Tejina, 1994, p. 9. 3 Entrevista realizada en trabajo de campo por la autora en abril de 2006. 4 NAROTZKI, Susana: Antropología económica. Nuevas tendencias, Barcelona: Melusina, 2004, p. 26. 5 TATARKIEWICZ, Wladyslaw: Historia de la Estética III, Madrid: Akal, 1970, p. 507.
Click tabs to swap between content that is broken into logical sections.
Calificación | |
Título y subtítulo | Religiosidad popular, identidad entre lo local/lo global y relaciones de poder (una mirada desde Los Corazones de Tejina) |
Autor principal | Pérez Amores, Grecy |
Publicación fuente | XVIII Coloquio Historia canario - americana |
Numeración | Coloquio 18 |
Tipo de documento | Congreso y conferencia |
Lugar de publicación | Las Palmas de Gran Canaria |
Editorial | Cabildo Insular de Gran Canaria |
Fecha | 2008 |
Páginas | pp. 1586-1607 |
Materias | Congreso ; Historia ; Canarias ; América ; Religión |
Enlaces relacionados | http://coloquioscanariasamerica.casadecolon.com/ |
Copyright | http://biblioteca.ulpgc.es/avisomdc |
Formato digital | |
Tamaño de archivo | 4,69 MB |
Texto | 1586 RELIGIOSIDAD POPULAR, IDENTIDAD ENTRE LO LOCAL/LO GLOBAL Y RELACIONES DE PODER (UNA MIRADA DESDE LOS CORAZONES DE TEJINA) Grecy Pérez Amores MULTIRRELIGIOSIDAD, CAMBIO CULTURAL Y LOCALISMO: UNA PROBLEMÁTICA ACTUAL EN CANARIAS El fenómeno de la multirreligiosidad resulta un importante objeto de estudio antropológico en un archipiélago como Canarias, donde el entramado de prácticas y creencias que definen su actualidad representa un complejo tejido que se nutre no solo de la gran pluralidad de religiones existentes hoy en las mismas, sino que también posee una abundante reelaboración del catolicismo en la mente de sus habitantes, ofreciendo una diversidad a tener muy en cuenta. Los trabajos de investigación llevados a cabo por el grupo RELICAN, en la Universidad de La Laguna, han mostrado un archipiélago poco homogéneo en materia de religiosidad, donde religiones afroamericanas, Testigos de Jehová, budismo, hinduismo, evangelismo, islamismo, espiritismo… y otras muchas manifestaciones religiosas conforman un universo múltiple de prácticas y creencias. Unido a este fenómeno, que muchos consideran parte de la globalización y de su alcance planetario donde las fronteras regionales se borran y las redes trasnacionales alcanzan un lugar privilegiado e interrelacionado con las nuevas dimensiones de las prácticas sociales y los novedosos procesos de la comunicación, tenemos una fuerte religiosidad popular con un profundo sentido de pertenencia que hace de las Islas, en los inicios del siglo XXI, una localización de considerable interés para el estudio del tema. Autoras como Peggy Levitt (2004) plantean la existencia de identidades universales, generadas por redes y conexiones internacionales, que hacen del mundo un todo, y donde los inmigrantes reconstruyen su identidad religiosa, simultáneamente, aquí y allá. Asimismo, varios autores indican que globalización, religiosidad y migraciones aportan valores, conflictos e instituciones, expresiones todas de una nueva cultura más interactiva (HAGAN & EBAUGH, 2003) donde lo nacional, lo regional, lo familiar, lo temporal, lo trasnacional, las relaciones de edad y género, los textos orales o científicos, la identidad, la información, las relaciones de poder, la institucionalización o los medios de comunicación son claves y decisivos para enfrentarse al estudio de las fiestas populares y su vinculación con la nueva dinámica social y urbana. En este universo, donde lo cotidiano engarza con lo excepcional, lo novedoso con lo tradicional y lo individual con lo colectivo, el fenómeno de la religiosidad popular representa un importante documento a explorar. Aunque aún queda mucho trabajo pendiente, en los últimos años se han venido desarrollando en Canarias valiosos estudios sobre el tema, entre los que cabe destacar el realizado por Gustavo Santana Jubells, en la isla de Gran Canaria (2000), los desarrollados por Carmen Marina Barreto Vargas sobre las fiestas urbanas, simbología e identidad (1986, 1989, 1990, 1993, 1997) o las publicaciones de Alberto Galván Tudela (1984, 1987, 1988, 1989, 1991, 1993, 1994, 1997) donde se ponen de manifiesto los cambios sociales, la capacidad creativa popular y la urgencia de un estudio exhaustivo de las mismas, no solo por su gran riqueza y significación sino porque representan una manifestación de las transformaciones y permanencias de los procesos de identidad y producción culturales. Las fiestas han sido una constante en el universo social humano y su estudio desde la Antropología en Canarias y España ha estado determinado por distintas líneas de investigación, que no se excluyen necesariamente, donde las celebraciones festivas Religiosidad popular, identidad entre… 1587 populares resultan expresión de una identidad propia o de otras culturas dependientes, así como interpretación y expresión de una sociedad donde lo individual y lo colectivo se articulan, sin descuidar el elemento iniciático de las mismas (GALVÁN, 1987; ROMA, 1996; SANTANA, 2001). En esta ocasión, no pretendo ofrecer una exposición general de las celebraciones y fiestas populares como parte de un sistema dinámico (SANTANA, 2001) ni mucho menos un inventario de las mismas, sino una aproximación al fenómeno de la religiosidad popular desde el estudio de una celebración concreta: la fiesta de los Corazones, festividad enmarcada en los actos de homenaje a San Bartolomé, santo patrón de Tejina, pueblo perteneciente al municipio de La Laguna en Tenerife, y que puede considerarse como una fiesta de legitimación socioeconómica, encontrándose dentro de las denominadas fiestas litúrgicas (SANTANA, 2001). Al abordar las celebraciones populares desde sus prácticas performáticas, más allá de su carácter normativo, intentaré precisar el modo en que se muestran los distintos componentes dinámicos y complejos de la acción ritual, definiendo las relaciones de poder, el carácter público, el papel político, económico y social, la legitimidad, autoafirmación, así como las representaciones y puestas en escena. Antes de adentrarnos en la celebración específica que aquí nos ocupa, veamos algunos elementos genéricos de las fiestas populares. No son en modo alguno reliquias del pasado, sino que vivas, son retomadas e incluso activamente transformadas por un deseo de conservación, demarcación, neutralización, mercantilización, espectáculo, planificación y proyección, lo que las convierte en un fenómeno de gran seducción antropológica. Como parte de una compleja red de gran poder evocador, donde los símbolos, códigos comunicacionales, elementos rituales y fenómenos de distintos órdenes convergen en el microcosmos de la comunidad y la festividad que las realiza, la fiesta implica un determinado comportamiento de tipo simbólico, individual y colectivo, consciente o inconsciente, donde la espontaneidad, la ruptura, los convencionalismos, las recurrencias y la temporalidad juegan un papel primario. Se unifica lo sacro y lo profano, en un ritual, cuya pluralidad sorprende dentro del dinamismo y las transformaciones experimentadas por la realidad social actual. Entrelazando poder y símbolo y la dinámica reproductora del orden social, una fiesta popular puede verse como un conjunto de actos, objetos, símbolos y comportamientos que, sin romper con la espontaneidad, representan un ritual donde la ambigüedad y la multiplicidad evocan un estilo de vida pretérito, donde el sexo, el estatus social, el orden social y los valores transformados en un modo de decir se entrelazan, que hablan de valores morales y sociales y de sentir, expresando deseos, no necesariamente de modo verbal (GALVÁN, 1987; BARRETO, 1990). Todo ello matizado por los movimientos y transformaciones de la modernidad y sus repercusiones sociales. En este sentido, las fiestas populares, por muy locales que sean, no se pueden comprender sólo como expresiones o reafirmaciones del pasado, sino como dominios en los que se insertan elementos expresivos de lo global, tales como el turismo… Esta comunicación pretende mostrar cómo, en su dinámica expansiva y reproducción social, la Fiesta de los Corazones de Tejina incorpora elementos globales, a la vez que los lee y utiliza para desarrollar una identidad local más allá de su territorio. Algunas celebraciones son un claro ejemplo de esto, con evidentes diferencias entre sí, como pueden ser los Carnavales de Santa Cruz de Tenerife, donde las murgas, formadas en su origen por amigos y familiares y nacidas de las poblaciones marginales de la capital, expresan su descontento social, con astutas y mordaces canciones, pasando de ser un pasatiempo popular a convertirse en un mecanismo de acción política, una fiesta que percibe grandes XVIII Coloquio de Historia Canario-Americana 1588 financiaciones económicas. De modo que, dentro del contexto de una festividad como los Carnavales, donde la inversión social, el caos sensorial y la ruptura reinan, también convergen factores de carácter instrumental e identitarios, capaces de representar la estructura social. Pero también podemos considerar que esta misma celebración es a su vez un ejemplo de manipulación política y económica de una tradición, casi tan antigua como la ciudad, donde la identidad colectiva vivenciada en agrupaciones autónomas se enfrenta a la realidad ocio-política que ha transformado la fiesta en una infraestructura, donde lo económico se infiltra, institucionalizando unas fiestas que en su origen eran de raíz popular (BARRETO, 1990). Lo democrático se convierte entonces en un acto muchas veces selecto, donde se vende y se compra la práctica festiva, con escandalosos presupuestos y espectaculares escenarios que reafirman la capitalidad de la ciudad de Santa Cruz de Tenerife sobre ciudades de la talla de Las Palmas de Gran Canaria, en una constante lucha de poderes, legitimando una posición socio-económica. Una tradición de este tipo no solo comunica, sino que también reafirma significados, ofreciéndonos una gran información de la realidad sociocultural de la región en que se desarrolla. Este fenómeno es apreciable no solo en una celebración de carácter tan internacional como los Carnavales, pues vienen personas de muchas partes, de las Islas, de la Península, de Europa o América (Suecia, Alemania, Inglaterra, Argentina, Venezuela…), personas con reconocido prestigio, en el que pueden verse sublimadas las tensiones de estatus social, y donde antiquísimas querellas tienen hoy su representación en emotivos y simbólicos mecanismos de dinámicas rituales. Si prestamos atención a una fiesta como la de las Cruces en los Realejos, seremos capaces de percibir una nítida diferenciación de clases sociales, en perenne lucha por apropiarse del origen de una tradición que define a la región. En este espacio y tiempo rituales, las personas pertenecientes a dos calles (la calle del Sol y la calle del Medio) se engarzan en una competición de cruces decoradas donde la espectacularidad y la belleza de estas y de los ya reconocidos fuegos artificiales no dejan de lado la poderosa presencia de la religión. Se hace imprescindible recordar que, en las Islas Canarias, el elemento religioso juega un papel vital en muchas de sus celebraciones de carácter popular, sean homenajes a santos patronos, como la de los Corazones de Tejina, a las ya mencionadas Cruces como en Los Realejos o La Laguna, donde se elige la decoración más esbelta y lujosa. O en las romerías, cada día más institucionalizadas como la de San Benito, en La Laguna, el Corpus, con la bellísima tradición de las alfombras, o en otras cuyo carácter profano se ha ido fortaleciendo y actualizando, como son la fiesta de La Rama en Gran Canaria o la de los fuegos de San Juan, en el solsticio de verano, de todas las Islas, de gran poder catártico, ahora bastante matizadas con el abuso de alcohol o el elemento histórico, como es el caso del Carnaval de los Indianos en La Palma. Hay que señalar, no obstante, que no siempre y no en todos los lugares las celebraciones vienen acompañadas del mismo despliegue económico o local, sino que permanecen como parte de una tradición que se repite y que los habitantes organizan, a veces, de modo muy personal. Entre estas tenemos la costumbre de hacer hogueras en los patios de las casas, como en El Socorro, o poner cruces en cuevas de la costa, como es el caso de la Playa del Bolluyo. En la actualidad, el turismo, las tradiciones y las subvenciones representan una arriesgada mixtura, siendo la evolución de algunas de las manifestaciones religiosas populares, aunque natural, respuesta a necesidades que están más allá de las propias tradiciones, entrando en el terreno de lo comercial y lo gubernamental. Muchas de estas expresiones populares transmutan en un modo más de hacer negocio, donde los símbolos son mercantilizados y Religiosidad popular, identidad entre… 1589 transformados en meros instrumentos de poder político, económico o de control social, como sucede con los Carnavales de Santa Cruz de Tenerife o como muchos elementos del pasado prehispánico. Es no obstante verdad que los símbolos están ligados a intereses concretos, ya desde su origen, pero la manipulación de los mismos, o incluso la creación de nuevos, como ocurre con las pirámides de Güímar, con vistas a captar un tipo de consideración muy efectiva, resulta de especial significación en un contexto insular como el actual. En cualquier caso, lo que sí puede apreciarse es que en la actualidad el universo de la religiosidad popular, aunque ha perdido fuerzas, ha encontrado el modo de adaptarse a las nuevas ofertas y costumbres de la actualidad, demarcándose por festividades cada vez más lúdicas, como puede ser la celebración del Día de San Juan en la playa de Las Teresitas o en Punta del Hidalgo que en la actualidad se han convertido en un vivo ejemplo de cómo transformar una celebración religiosa popular en una macro fiesta o en una ocasión de mercadear, llenando las calles de puestos de venta y kioscos que, aunque nada antiguos, conforman ya una tradición, así como las ferias que son montadas y desmontadas en uno u otro pueblo según las fechas y donde el elemento de consumo y ocio ha sustituido al religioso. La rapidez del cambio que la estructura de las Islas ha experimentado con el desarrollo urbanístico, el movimiento migratorio, las redes de comunicación, el crecimiento económico, el turismo y las transformaciones sociales, han marcado los elementos que conforman las celebraciones y la religiosidad popular (SANTANA, 2001). Como puede verse, las fiestas populares, como un elemento más del patrimonio cultural de Canarias, están inmersas en mayor o menor grado en esta dinámica. Es, sin embargo, importante subrayar que el modo en que esto se manifiesta o afecta a cada una es heterogénea, pues lo que en algunos casos supone una ventaja para la conservación, independientemente de los sacrificios sustanciales o sutiles, en otros se transforma en estrategia de revitalización. LOS CORAZONES DE TEJINA ENTRE LO LOCAL Y LO GLOBAL El caso que explicaré a continuación representa un claro ejemplo de cómo los mecanismos de representación y reproducción simbólica colectiva forjan una personalidad local, unas veces más forzada y otras más auténticas, donde los sistemas identitarios se refuerzan por una necesidad de diferenciación y un sentimiento de singularidad, donde convergen conflictos económicos, estrategias políticas e intereses particulares. Tener en cuenta la interacción de lo sagrado y lo profano, de lo político y lo religioso, lo económico y lo social, en las fiestas populares de homenaje a santos patronos, como la que nos ocupa, se hace imprescindible a la hora de interpretar este fenómeno de carácter religioso, donde la alegría, los piques, las criticas, la belleza y espectacularidad, así como las innovaciones y herencias, verbenas, ventorrillos y ofrendas, se unen en una participación popular capaz de detener el cotidiano acontecer de la vida local. Comprender el efecto que estos rituales colectivos, reproductores de la identidad y enmarcados en ocasiones en raíces agrarias ya desaparecidas y muchas veces en confluencia con un pasado prehispánico difícil de constatar y con intereses muy concretos de las élites locales, producen en las personas que lo realizan es de un interés esencial a la hora de estudiar estas manifestaciones de la cultura popular. Los símbolos impulsan la acción social, son una poderosa fuerza para promover identidad, cohesión y continuidad, representando en una celebración como la fiesta de los Corazones de Tejina, donde lo individual y lo colectivo se funden en una vigorosa acción popular, una manifestación del sentir, querer y mirar que sobre sí mismos y sobre los otros posee una comunidad como Tejina. “… No existe el poder sin su escenificación, tampoco existe la identidad sin su dramatización…”.1 Esta cita recoge un elemento vital, pues todo símbolo tiene una vida más o menos intensa, aunque siempre dinámica, que se configura en la XVIII Coloquio de Historia Canario-Americana 1590 vida social, en el tiempo y en la interpretación histórica que se le otorgue desde el poder, sea para inhibirla o para reactivarla. La organización del ritual evidencia intereses y conflictos recurrentes del momento, la localización o la historia y nos remite al horizonte del culto de los santos, donde las prácticas profanas y religiosas se hermanan con las pretensiones políticas, en una secuencia que delimita calendarios, redefiniendo el tiempo y las estaciones a contornos más humanos, urbanos y plurales que imponen límites al fluir cotidiano de la existencia. De todas las localidades que pertenecen a la isla de Tenerife, Tejina, con 7,8 km2, es una entidad del municipio de La Laguna, junto a otras tantas, encontrándose a unos 10 km. del casco capitalino, limitando con el municipio de Tegueste al sur y sureste, con Valle Guerra al oeste, al este con Bajamar y, al norte, una costa de unos 4,5 km. y teniendo su punto más alto, unos 550 m., en la Mesa de Tejina. El gráfico nº 1 muestra algunos datos de interés. La historia de Tejina como pueblo es parte de su identidad presente y se remonta al siglo XVI, apareciendo reflejada en documentos de las reparticiones de tierra que realizó el conquistador don Alfonso Fernández de Lugo por una orden real de los Reyes Católicos. Entonces aparecía como una región de viñas y vinos, siendo nominado como uno de los pueblos ya distintivos de la isla. En poco tiempo fue un reconocido núcleo con características muy propias, que le permitió la construcción de una iglesia, de la que en la actualidad se conservan algunos fragmentos arquitectónicos, siendo remodelada a lo largo del siglo XVIII y el XIX. Ya desde el XVII, en 1609, la población comienza a definirse y a defender los intereses religiosos de la comunidad, aunque no solo se trató de preocupaciones de tipo piadoso, sino que ya en 1662 surgían presiones para la construcción de una especie de granero comunal, mostrando una fuerte conciencia local y una marcada vocación para diferenciarse del resto de las poblaciones circundantes, tomando las decisiones de carácter público en consejos abiertos de vecinos. En el siglo XVIII, Tejina es nombrada por Viera y Clavijo como una de las 31 poblaciones con entidad propia existentes en la isla. En el XIX ya era un reconocido pueblo agrícola, con frutales y terrenos de secano que, aunque producía papas y otras hortalizas, priorizaba la vid y el trigo. Es en este siglo cuando el Ayuntamiento de Tejina es absorbido por el de La Laguna, en una orden de diciembre de 1849, en un momento histórico en que esta ciudad luchaba por afianzar su capitalidad. A lo largo de las décadas, este pueblo ha aprendido a sufragar muchas de sus necesidades, aunando los recursos humanos y económicos imperiosos para la consecución de uno de sus más significados fines: independizarse del municipio de La Laguna, para lo cual han elaborado, año tras año, informes y demandas, llegando a realizar estudios de carácter histórico como los elaborados por María José Ruiz y Guadalberto Hernández en 1997, miembros de la Asociación de los Corazones y editados por el Ayuntamiento de La Laguna. Mientras, no ha parado de crecer, transformando sus calles, casas y personalidad al ritmo de una creciente población y modernización, así como un acelerado desarrollo urbanístico. El gráfico nº 2 nos muestra la evolución de la población a lo largo de algunas fechas. Manteniendo la esencia que la ha hecho merecedora unas veces de respeto y otras de la incomprensión de sus vecinos, Tejina posee una de esas celebraciones emblemáticas de la identidad de un pueblo y, desde las distintas organizaciones creadas con el fin de hacerla perdurar, año tras año coloca en la plaza de la iglesia de San Bartolomé la insignia que la ha hecho merecedora de varios premios y galardones como son: Bien de Interés Cultural en 2003, Premio Internacional a la Conservación del Patrimonio Intangible en 2004 y Medalla de Oro del Centro de Iniciativas Turísticas del nordeste de Tenerife en 2005, llegando a tener desde 2002 el símbolo de los corazones como marca gráfica registrada (M2314139). Entre algunos de los requisitos para usarla está el de pertenecer a Tejina o que los beneficios resultantes de su uso se destinen a la misma y sus tradiciones. La página web de la Asociación de los Corazones, http://www.corazonesdetejina.com, una de las 40 existentes en el pueblo, entre las que se encuentran: las comisiones de fiestas, como la de Navidad y Religiosidad popular, identidad entre… 1591 Reyes, las del barrio de la Cruz, la Asociación de Mujeres Agricultoras de Tejina, la Asociación Artejina, la del Club Deportivo Unión Tejina, la de Pro-Segregación del Ilustre Ayuntamiento de Tejina o la de la Tercera Edad Atalaya y que mantiene muy al día y contiene mucha información referente a los actos que esta incluye. Habitantes empadronados en 2007 7.504 habitantes Centros de educación 3 (2) Primaria (1) Instituto Altitud máxima 550 m. Distancia en km. de la capital 10 km. Tipo de zona Rural Economía Agricultura, industria y pequeña empresa Municipio al que pertenece La Laguna Fiestas y actividades -Romerías -Verbenas -Ofrenda de los corazones -Festival de exaltación -Ferias Superficie 7,8 km2 Gráfico nº 1. Tabla de datos generales de la comarca de Tejina. Elaboración propia según fuentes del ISTAC, trabajo de campo y búsqueda bibliográfica. Gráfico nº 2. Tabla de la evolución de la población de Tejina. Según fuentes del ISTAC y el INE. La noche del 31 de julio, las familias comen papas, carne, pan y mojo entre las 8:30 y las 9:00; luego se bebe vino y se baja a la plaza. Esto es un acontecimiento de solo unos 5 años, pero ya popular, donde una fanfarria anima con instrumentos como el timple; entonces se enciende el corazón de luces de la Calle Abajo, al que llaman el semáforo porque está colocado en la misma esquina, todo eso sobre las 11:30, amontonándose en la escalera de la iglesia. A las 12 en punto de la madrugada y acompañado de 24 campanadas, el santo patrón de Tejina, San Bartolomé, es sacado a la puerta de la iglesia enramado, iluminado y adornado con gerveras, mientras la gente grita: Viva Bartolo. El acontecimiento dura sólo un minuto, pero es uno de los más esperados del año pues anuncia la proximidad de las fiestas, de modo que niños, jóvenes y mayores acuden pacientemente a la plaza, escapando temporalmente de lo que será el quehacer cotidiano hasta el fin de las fiestas: reuniones, comidas familiares y entre amigos, encuentros en la plaza, la elaboración de los corazones y una variada gama de celebraciones entre las que podemos señalar ferias de arte, conciertos y otros. Tras ese día se sucederán, uno tras otro, los actos durante unos treinta días. El pregón radiofónico se ha emitido por las diferentes cadenas a través de los años, como en Radio Club Tenerife en 1966, Radio Juventud de Canarias en 1977, Radio Nacional en 1978 y, desde 2000, generalmente por Radio Tejina. Escrito cada año por una persona distinta e ilustre del pueblo, el pregonero, en verso desde 1968, mediante una crítica satírica se va cuestionando distintos acontecimientos del pueblo, deteniéndose en tres puntos: El Ramal, Cuatro Caminos y la Año 1700 1850 1950 1960 1970 1981 2005 2007 Nº de habitantes 911 646 1.732 2.385 4.531 5.675 10.000 7.504XVIII Coloquio de Historia Canario-Americana 1592 plaza de la iglesia. La fiesta del arte, que se realiza desde 1955 con grupos de música y una reina que antes era elegida por una comisión y desde hace dos años la elige el propio pueblo como se hacía en el pasado. El homenaje a la vejez, las carrozas, que comenzaron sobre 1940, camiones y guaguas transformadas con gran creatividad y que recorren las calles de Tejina en una cabalgata que en la actualidad se realiza un jueves o viernes por la noche, con una media de cuatro a seis carrozas. Los fuegos, que se colocan en una depresión de la montaña representando en la actualidad la forma de un gran corazón, con una cruz. El Festival de Exaltación, celebrado desde 1987, donde la plaza se ilumina y hay representaciones teatrales, música en vivo y diferentes actos de carácter público. Tienen el concurso de poemas y coplas que ha rebasado los límites locales llegando a presentarse concursantes de Miami, Venezuela o Madrid. El caso de Venezuela no es de extrañar, dados los estrechos lazos que la unen a esta región, pues muchos de sus habitantes tienen familia que va y viene constantemente y a donde van a parar muchas de las tortas como recuerdo o regalo. La Verbena del Agua, desde 1974 y actualmente eliminada, ya que atraía constantes disputas callejeras entre locales y foráneos y desviaba la atención de la celebración de los Corazones, verdadero centro de la fiesta. El haragán o machango, establecido en 1943, que es quemado en la plaza, el homenaje a la Vejez desde los años 60, bandas que compiten desde 1993, competiciones de bicicletas desde 1985 y de hormiguillas desde ese mismo año y retomadas ya como una parte más de la celebración desde 1997, el Bestialón desde 1986, campeonatos de dominó desde 1968, múltiples verbenas como la de la Pamela. Como puede apreciarse, algunas de las tradiciones son bastante jóvenes, pero muy asentadas. No entraré en detalles sobre estas nuevas tradiciones, porque lo que ahora pretendo es un acercamiento a la problemática de la religiosidad popular y no un muestreo exhaustivo de esta fiesta. Me desplazaré por el acontecimiento de los Corazones de Tejina, como símbolo y emblema, que cada año es enarbolado frente a La Laguna y cuya perpetuidad parece no tener nada que temer. En toda celebración popular religiosa se unen innovación y tradición, retomando elementos del pasado, manteniendo y redefiniendo los símbolos hasta llegar a conformarse como tradición dentro del proceso de institucionalización. Unas veces se produce la revitalización festiva, como es el caso de los Corazones de Tejina, aumentando el valor simbólico e identitario de la misma y donde la dinámica entre lo local y lo global reúne el plano ideático, el social y el económico en la aparición de nuevos rituales, espectáculos e instituciones que, mediante la correcta mediatización, consiguen ocupar un importante lugar dentro de la celebración donde surge. Si bien es cierto que casi ningún nuevo ritual nace de repente y en abstracto, siendo iniciativa de un sujeto o una institución (SANTANA, 2001), es en la localidad donde esta adquiere la fuerza necesaria para no fracasar. La plaza de la iglesia era punto central de encuentro social en el pasado, desplazándose a El Ramal en la actualidad pero solo en lo cotidiano, pues las actividades culturales y festivas siguen desarrollándose en esta y generalmente queda patente la relación que sus habitantes tienen con los corazones, pues es una figura recurrente en todo el pueblo. Podemos verla en vitrales de casas, setos, tejas y cartelería. En la Feria de Artesanía se venden y exponen artículos relacionados con la fiesta de los Corazones, maquetas alegóricas, tejas decoradas y las hormiguillas antes mencionadas, que son carritos típicos de la zona usados por los niños en una competición durante las fiestas como una actividad infantil de gran aceptación pública. En la plaza se hace además el Auto de Reyes, conciertos, proyecciones de cine de verano y por supuesto la fiesta de los Corazones, pues Tejina es una de esas localidades cuya vida social es muy activa y compartida, no solo porque entre sus habitantes existen fuertes lazos familiares, lo que por otra parte no es una excepción en Canarias, sino porque mantienen un fuerte sentimiento de comunidad. Los fuegos de San Juan, por ejemplo, continúan Religiosidad popular, identidad entre… 1593 celebrándose en la costa de Jover, donde los vecinos se reúnen en la zona que actualmente es una playa y entre los muros y las piedras, así como en caravanas que aparcan y que convierten en improvisados kioscos, beben y comen, mientras unos juegan a las cartas o el dominó para pasar la noche, mientras otros rivalizan en las hogueras que encienden entre los arrecifes. … Con esta ofrenda, venerable Apóstol, hacemos fiel cumplimiento del deseo de nuestros mayores. Un ignoto y lejano día en el tiempo, después de la dura labor que imperaba entonces en estas tierras yermas y estériles para obtener el pan de cada día, quisieron darte gracias con este bello símbolo, hecho de pan y de fruta, ya que nunca les negaste su sustento…2 Cada año, el 24 de agosto, desde 1984, el día de la ofrenda se lee esta oración en presencia del pueblo y los corazones, colocados de frente al pórtico de la iglesia, antes de que estos sean colocados en el lugar que ocupa cada uno (hay unos agujeros en el suelo de la plaza, que se tapan con placas alegóricas durante el resto del año). Los primeros datos escritos que hacen referencia a esta celebración datan de 1800, citándose ya, desde el XIX, en varias publicaciones de la época, siendo en la actualidad una festividad muy reconocida en toda Canarias, reconocimiento que se debe en parte a la ardua labor de los habitantes de la comarca no solo por conservarla sino por difundirla, dándose el caso en 2006 de un grupo de profesores del colegio de San Bartolomé que viajaron a Bélgica, donde impartieron talleres de elaboración de tortas a colegios de allí y cada año, en las celebraciones enmarcadas en el Día de Canarias, los niños, siempre bajo la tutela de los mayores, realizan un híbrido que representará a las tres calles en uno, preparándose así para su posterior incorporación en la sucesión de los Corazones, en la que por otra parte realizan, desde hace unos 44 años, un corazón por cada calle el siguiente domingo de las fiestas. Todo apunta hacia una procedencia donde las prácticas aborígenes y campesinas de carácter agrícola se unen en un ritual de tributo a la divinidad, como agradecimiento y súplica, solicitando bienes futuros y prometiendo esforzarse para ello, como comentan los propios habitantes de la región. Así comentaba un lugareño en una de las entrevistas realizadas en el año 2006, en los inicios del trabajo de campo: “… romerías y verbenas en todos los sitios, corazones solo en Tejina…”.3 Aunque la elaboración de la ofrenda de los Corazones apenas ha sufrido cambios, la fiesta en sí, sí que los ha tenido. Hace unos años, por ejemplo, que se viene colocando una pantalla gigante en la plaza, donde se exponen películas de las fiestas en fechas anteriores, pues la asociación de los corazones contrata cada año a una persona que realiza filmaciones de la fiesta y que luego forma parte del patrimonio del pueblo. También ha variado la localización de ciertas actividades como la feria del arte, que ahora se realiza en el recién restaurado teatro de Tejina o los kioscos de bebidas y comidas que ocupan el emplazamiento del actual aparcamiento de la plaza. Por otra parte, no siempre se dejaron los corazones toda la noche en la plaza, sino que antes se quitaban al atardecer y no como ahora al mediodía siguiente. Cada año, los gastos para los fuegos y las orquestas o grupos musicales crecen. Una fiesta como esta tiene un gasto aproximado de 180.000 euros, cantidad que en opinión de algunos es una verdadera exageración, donde todo queda en grupos de alto caché y excesos, dejando de lado su verdadero sentido, un homenaje de fruta, flores y trabajo del pueblo a su santo patrón. En cambio, la opinión de representantes y dirigentes de la organización de estas fiestas es que la media de gasto no es tan alta como parece, y mucho de ese dinero se va en el alquiler de sonido y menaje festivo, así como en premios y atenciones a los grupos y participantes en la misma. Entre el Ayuntamiento, los empresarios y el pueblo se recauda dinero y no resulta extraño el envío de cartas a distintas empresas como EGATESA, WHEBE, LA CAIXA o DANONE-ILTESA solicitando subvenciones. Los empresarios locales aportan entre 3.000 y XVIII Coloquio de Historia Canario-Americana 1594 4.000 euros para publicidad y la gente llega a los 20 euros mínimos. La asociación de los corazones por su parte recibe una subvención del Ministerio de Cultura de unos 100.000 euros, que usa en los premios del concurso de poemas y coplas, el festival de exaltación, los corazones chicos, el mantenimiento de la página web y distintos útiles para la conservación y divulgación de la información recaudada. Los corazones, como proceso, no reciben sino lo que los vecinos donan en forma de dinero, ya desde julio, y tiempo y trabajo no remunerado, como cuando se unen unos cuantos para barrer la plaza entre suceso y suceso, o brindando espacio y mantenimiento para desarrollar la actividad, diseño de programas, logotipos, donación de lo cobrado, realización de decorados, los propios corazones, la filmación de eventos y posterior realización de películas conmemorativas. Materiales como las flores, cedidas por floristerías de la zona, espacios donde trabajar o guardar el instrumental del corazón, la tarea educativa que se da en los centros escolares, persiguiendo el arraigo de esta tradición en los más jóvenes y el tiempo invertido sin cobrar a lo largo de todo un año de reuniones semanales, investigación, planificación y trabajo conjunto. En una comunidad como Tejina resulta imprescindible la noción de pertenencia y la de aceptación social; no se trata de una ciudad como La Laguna o Santa Cruz, donde los vecinos son miembros de una comunidad itinerante, sino de una idea de vecindad donde cada cual ocupa un lugar y donde incluso los motes son llevados de generación en generación. El criterio de autoadscripción es un elemento a tener muy en cuenta en un caso como este. Los rasgos que los unen son justo aquellos que ellos consideran significativos, como el hecho de seguir ciertas normas o aceptar ciertos símbolos que pueden ser manipulados y seleccionados, en este caso los corazones han sido convertidos en el centro de atención. No resulta por ello extraño que, en las páginas que ocupan los informes sobre la fiesta de los Corazones en un periódico como Mesa de Tejina en 1989, se haga referencia a noticias solicitando la segregación y donde la tradición cultural, religiosa y las motivaciones de tipo económico y político se unen sin tapujos, llegando en 2002 a plantear textos plenamente reivindicativos que abogan por la libertad, la independencia y el orgullo. Las calles de Tejina se transforman mucho antes de que los corazones comiencen a tomar forma en los tres locales que las asociaciones tienen para cada calle. Con una altura aproximada de 7,50 m., y una armazón de madera, revestida de caña y ramas de haya cuidadosamente amarradas, se trata de dos corazones coronados por un ramo. El corazón superior alcanza una media de 1,37 x 1,34 m., el otro de 2,20 x 2,15 m. Cada calle tiene su peculiaridad en el modo de hacer el amarre; por ejemplo, la calle Abajo las amarra inclinadas, la calle Arriba en horizontal y el Pico en vertical. No obstante, diferencias de este tipo y otras como el corte, las frutas utilizadas en los mismos, el cocido de las frutas o la colocación de las tortas, las tres mantienen una estructura base y se realizan de modo muy semejante: una base verde amarrada y cortada con la forma del corazón, uno pequeño sobre otro mayor, dentro de estos fruta y tortas y en la cima el ramo. La fruta que bordea cada corazón es diferente, pero en todos es importante la norma de que haya la misma cantidad en los hombros y en cada uno de sus laterales, teniendo igual cantidad de frutas en la parte superior y en la inferior de la cruceta (véase imágenes). Cada corazón es identificado con un tipo de fruta y cada año se eligen las más grandes, frescas y coloridas para coserlas en estos. La calle Arriba usa peras grandes, aunque en la actualidad usa generalmente piñas, pero cada año aparecen con una fruta sorpresa en el corazón, llegando a colocar incluso cebollas; la calle Abajo usa limones; y la calle el Pico peras rojas y amarillas. Los tres llevan manzanas y granadas formando una cruz y uvas blancas o negras, siendo cosidas todas con sumo cuidado con dos hilos que las atravesarán sin dañarlas con una aguja de unos 25 cm. entre dos personas, una desde arriba y otra desde la parte de abajo, quedando fuertemente atadas hasta el momento del descuelgue. También las tortas son amarradas con cuerdas, para lo cual tienen 4 agujeros, siendo Religiosidad popular, identidad entre… 1595 confeccionadas antes con harina de la región y en la actualidad con harina de importación, como la fruta. La calle del Pico, por ejemplo, amasa con los pies, mientras que la calle Abajo tiene unas medidas de mezcla muy exactas que guarda celosamente ante extraños para que el resto de los corazones no vaya a copiarlas. Los instrumentos que usan son múltiples: botellas cilíndricas que servirán de rodillo, palillos para el corte, tijeras y cuchillos para los detalles decorativos, verdaderas obras de arte que son celosamente conservadas y barnizadas por quien consigue una el día del descuelgue o regaladas a familiares de lugares lejanos como Venezuela, que como ya comenté tiene una estrecha relación con la zona, producto de no tan antiguas migraciones. Los motivos del relieve pueden ser variados: alegorías, plantas, frutos, animales, todo depende del que las hace, siendo horneadas luego cuidando la coloración, pues no deben ennegrecerse, lo que le restaría calidad y sería motivo de críticas posteriores. En la actualidad se hornean en viviendas o negocios locales como la calle Abajo y en el propio local con modernos hornos como en la calle Arriba. Por último, el Ramo, que se hace el sábado en la noche para procurar frescura, es lo que corona al corazón, siendo en la actualidad un complejo diseño que lleva distintas flores: anturios, gladiolos, claveles, gerveras y muchas más. Al principio era una tarea femenina, pero actualmente está delegada a aquellos que tengan el talento de hacerlo mejor. Se entrecruzan jornadas de trabajo diario con los tiempos de trabajo dedicados a la fiesta que sirve para cambiar el estatus público y de ocio, aunque podemos observar cómo se siguen criterios de género y edad, en la actualidad se van saltando ciertas normas, como sucede con la recogida de ramas o en el traslado del corazón y el santo donde las mujeres participan. “… El control del trabajo humano constituye una de las fuerzas principales en la organización de las sociedades…”,4 como dice la antropóloga Susana Narotzki (2004), ya que intentamos explicar y comprender procesos colectivos donde las relaciones sociales y laborales funcionan en la conservación y realización de la misma en unas estructuras comunales de cooperación y donde las relaciones de trabajo suelen ser más de tipo moral que contractual. El capital humano es la base de esta celebración, por ello la polaridad (nosotros/ellos) (fuera/dentro) establecida como punto cardinal de la misma se transforma en el arma ideológica más importante de la comunidad. El ritual se realiza cada año entre estas tres calles del pueblo, desplazándose siempre, el mismo día, desde el lugar donde fueron confeccionados hasta la plaza de la iglesia, donde son ofrecidos al santo tras la lectura de la oración antes comentada. Origen de emoción, belleza y mecanismo imprescindible de unidad y segmentación, que comienza casi un mes antes del día de San Bartolomé, y mucho antes, incluso, es una tarea que se extiende por todo el año en forma de asociaciones, estudios y publicaciones de apreciable constancia. A una hora exacta, ya todos de acuerdo, los corazones salen de los locales y el espectáculo comienza en la mañana del domingo cuando un grupo de niños abre el cortejo, anunciado por cohetes, portando banderas que serán colocadas al corazón al llegar a la plaza. Son 7 banderas: 4 en el corazón inferior, 2 en el superior y 1 sobre el ramo. Las banderas de la calle Arriba y Abajo son españolas, mientras el Pico pone la bandera canaria y cuando se les pregunta la causa de dicha peculiaridad comentan que así ha sido siempre. En alguna ocasión se ha intentado politizar esta peculiaridad, insistiendo en la idea de que todas las banderas deberían ser de Canarias, pero hay algo más importante que la nacionalidad para los habitantes de esta zona y es el hecho de que son de Tejina. Los corazones han sido generalmente llevados por hombres, por razones más de costumbre que normativas, pero en las últimas ocasiones las mujeres se han incorporado al traslado de los mismos, así como al descuelgue de las frutas. El orden de llegada es siempre el mismo: primero el Pico, mientras la calle Abajo y la calle Arriba se enfrentan en El Ramal en un duelo verbal cargado de alusiones, burlas y críticas, donde la música representa el centro. Ya en la plaza se izan los corazones, colocados siempre de frente a La Laguna y de espaldas a la iglesia, lo que no deja de ser curioso dado el hecho de que es XVIII Coloquio de Historia Canario-Americana 1596 una ofrenda a un santo que es tímidamente sacado a la puerta, permaneciendo en el interior de la misma, como quien se pregunta si es realmente para él todo ese homenaje que ocurre en la plaza. El lunes es el descuelgue, donde el orden se sortea y poco a poco cada pieza de fruta es lanzada sobre una multitud; las tortas, por su parte, no son lanzadas sino que en su lugar se tiran unas chapas. Conseguir alguna de las piezas del corazón es visto a modo de trofeo, siendo un momento crucial de la festividad, donde pueden ocurrir pequeños accidentes y donde es aconsejable no participar con demasiada intensidad si no eres de Tejina o no te has informado previamente de algunas costumbres de este acto. En este peculiar momento es importante que la fruta que ha caído al suelo no se recoja y vuelva a lanzarse, pues la fruta solo puede ser lanzada desde el corazón. La calle, las casas, la plaza, los ventorillos, todo se transforma en puntos de reunión, esparcimiento y discusión, donde todos quieren decir la última palabra. Parrandas tocando isas, malagueñas y folias se enzarzan en coplas y piques, que son vitales en este acto; sin ellos, los corazones perderían una parte importante de su sentido. Al final, son bajados los corazones y trasladados de nuevo a su lugar de origen. En las casas se suceden las reuniones familiares afianzando vínculos de parentesco, con sede general en casa de los parientes mayores, donde se comerá generalmente carne, cocinada por los miembros femeninos de la casa, a diferencia de las romerías como la de San Benito en La Laguna, donde los hombres surten las parrillas y sirven el vino desde las carretas, mientras las mujeres permanecen ataviadas y generalmente sentadas, lanzando comida a la multitud. Se estará también en la calle, sobre todo los más jóvenes, bebiendo y comiendo en los ventorrillos de la plaza, se cerrarán locales si son de lugareños, se cambiará el tráfico, se cerrarán calles y todo girará en torno a estas fiestas en una sola idea: que la fiesta de los Corazones salga bien pero, ante todo, que los corazones se exalten en la plaza un año más. En una unidad/rivalidad, que es también identidad y fragmentación, durante los días que dura la fiesta, el pueblo de Tejina establece las fronteras de las antiguas diferencias sociales en una sociedad marcadamente agraria, donde la calle de Arriba estaba conformada por una población rica de propietarios de la tierra, la de Abajo de pequeños agricultores y la del Pico de una población obrera y carente de recursos propios. Durante esas fechas se reactiva ese mecanismo de demarcación, donde el criterio de adscripción viene dado por el lugar de nacimiento y no de residencia. También se zanjan temas locales, para lo que las canciones y coros el día del descuelgue no tienen precio, cuestionando los intereses políticos de algunos representantes de las calles, el uso del presupuesto y comentando sucesos como el corte de la rama con alusiones y críticas. Pero aunque esta segmentación ha permaneciendo en la lectura de la fiesta, no es en este fenómeno donde debe buscarse actualmente la esencia de esta festividad, sino en la marcada diferencia nosotros/ellos, donde el pueblo realiza su verdadera intencionalidad, articulando en los corazones una manifiesta identidad que los enfrenta a los laguneros y al resto de la geografía canaria. Su fama les precede, siendo reconocidos por todos como un pueblo muy regionalista, lo que les hace centro de críticas y burlas a las que esta comunidad responde con una petición de segregación, que aún espera respuesta. Su singularidad es establecida desde la propia lectura de los habitantes de la zona y desde la del exterior, que les confiere a los corazones el estatuto de símbolo legal de Tejina, un ritual como este no solo refleja el sentimiento o expresa una situación, sino que también es un medio de reflexión y de creación. Ya no es un objeto de madera, ramas, telas y frutas que se ofrece como símbolo, sino que es en sí mismo un símbolo que rebasa las fronteras de lo religioso para ser un modo de expresión de todo el pueblo en una manifestación de identidad y cohesión.Religiosidad popular, identidad entre… 1597 A MODO DE CONCLUSIONES ¿Por qué un corazón enramado? Sin duda existen otras fiestas locales donde los arcos, ramos con flores, frutas y panes, así como corazones enramados, forman parte de su emblema, como son las de Arure en Valle Gran Rey, las de El Sauzal en homenaje a san Pedro o las del Amparo en Icod de los Vinos (GALVÁN, 1984). De hecho, adornar con frutas, panes y ramas las balconadas, las ventanas o farolas resulta una tradición en estas islas. Sin embargo, el poder aglutinador que este presenta en Tejina no se da en otra localidad del archipiélago y cuando preguntamos a sus habitantes la causa de la ofrenda, miran asombrados respondiendo ¿Qué otra cosa mejor podríamos ofrecerle al santo? Este símbolo se pierde en el pasado comunal donde muchos ancianos recuerdan a sus abuelos hablando de arcos y palos enramados ya desde el XIX, que muy pronto derivaron en corazones (RUIZ y HERNÁNDEZ, 2002). Símbolo de la afectividad y sede de los sentimientos representa intimidad y compromiso, siendo visto como el centro del cuerpo humano por muchas culturas, identificando su latido con la vida misma y la verdad. Cuando se ofrenda el corazón, es el corazón del pueblo, de sus calles, de sus habitantes, lo que es ofrendado al santo, es su esencia como comunidad, su identidad, el fruto de la tierra y el trabajo realizado por hombres y mujeres, niños, jóvenes y viejos. “... Toda estatua es una metáfora…”5decía Tesauro en su Canocchiale Aristotelico en 1655 y el corazón es la metáfora de esta comunidad, la forma en que se ven y quieren ser vistos, hoy incluso más allá de La Laguna, más allá de las Islas, porque los Corazones de Tejina no permanecen en las fronteras de lo local sino que mediante una dinámica expansiva utilizan aspectos de lo global y son también influenciados por lo externo a lo que se enfrentan y por los que son penetrados. La fiesta mantiene un núcleo central, donde los habitantes del pueblo son actores cuya creatividad personal se manifiesta no solo en la ofrenda, sino en el acontecer mismo de la festividad, ya que el Corazón sale de lo religioso y festivo y se adentra en una actualidad cargada de espacios novedosos. Se trata de las web en Internet, ofreciendo todo tipo de información y primicias, los DVDs divulgativos, los programas de TV donde se reivindica la originalidad y autenticidad, las revistas de compañías áreas como Binter Canarias garantizando un buffet de cultura tradicional, los nuevos puentes aéreos que facilitan el movimiento de personal especializado, como el caso de los profesores que viajaron a Bélgica para dar talleres sobre la realización de las tortas… Todo el universo de la globalización que, aunque resulta un eficaz puente para reivindicar su identidad, ambiciones y sueños, aumentando desde el uso de lo global la resonancia de lo local, implica la aceptación de lo nuevo y la indiscreción de lo extraño. Ya no se trata de resguardar al Corazón de aquellos que una vez lo destrozaron al exponerlo fuera de Tejina, sino de mantener su autonomía frente a la influencia externa, mediante un movimiento hacia la identidad propia, un movimiento opuesto al que desarrolla cuando pretende ser metáfora y mensajero de un pueblo, para proteger ahora su símbolo lo transmuta en marca registrada, enfrentando su identidad local a lo global, en lo que ya está inmerso, no solo por la necesidad de lo inevitable sino por iniciativa propia. Los Corazones nos remiten a un universo donde el espíritu de una comunidad, los intereses políticos y los símbolos más profundos quedan registrados en una página web que recorrerá espacios ilimitados en un tiempo inconcebible, conformando parte de las redes multidireccionales de la información que filtran, ordenan y exportan. Cuando los tres corazones coronados por flores se levantan hoy en la plaza de Tejina, lo hacen no ya solo frente a su vecina Laguna, sino al mundo globalizado y a los cambios culturales y sociales que acontecen en un archipiélago cada vez más inmerso en una realidad multicultural, multirreligiosa y dinámica que absorbe, a la vez que genera, espacios donde la religiosidad popular no solo se conserva, se modifica o evoluciona, sino que se desarrolla cargada de una XVIII Coloquio de Historia Canario-Americana 1598 gran flexibilidad creativa. Este agosto, a la hora prevista, los tres Corazones han salido desde su calle para ser erigidos un año más, pero esta vez frente al mundo. trab no reenmpresayunttrab repueblo Gráfico nº 3. Dotación económica de la fiesta. Gráfico de elaboración propia, según datos obtenidos en el trabajo de campo.Religiosidad popular, identidad entre… 1599 ANEXO FOTOGRÁFICO Fotografía 1: fiesta de los Corazones de Tejina (plaza de Tejina). Agosto de 2006. Autor: Grecy Pérez Amores. Fotografía 2: verbena de la Pamela. Agosto de 2006. Autor: Grecy Pérez Amores.XVIII Coloquio de Historia Canario-Americana 1600 Fotografía 3: los tres corazones de Tejina en la plaza. Agosto de 2006. Autor: Grecy Pérez Amores. Fotografía 4: placas de los corazones de Tejina en la plaza. Julio de 2008. Autor: Grecy Pérez Amores.Religiosidad popular, identidad entre… 1601 Fotografía 5: maqueta del Corazón y sus partes. Julio de 2006. Autor: Grecy Pérez Amores. Fotografía 6: kiosco con publicidad de negocios locales en la plaza de Tejina. Agosto de 2006. Autor: Grecy Pérez Amores.XVIII Coloquio de Historia Canario-Americana 1602 Fotografía 7: corazón calle Arriba. Agosto de 2006. Autor: Grecy Pérez Amores. Fotografía 8: corazón calle Abajo. Agosto de 2006. Autor: Grecy Pérez Amores.Religiosidad popular, identidad entre… 1603 Fotografía 9: corazón calle El Pico. Agosto de 2006. Autor: Grecy Pérez Amores. Fotografía 10: pique entre las tres calles. Agosto de 2006. Autor: Grecy Pérez Amores.XVIII Coloquio de Historia Canario-Americana 1604 Fotografía 11: Día de Canarias en el colegio San Bartolomé de Tejina. Junio de 2008. Autor: Grecy Pérez Amores. Fotografía 12: alfombras de Corpus en Tejina. Mayo de 2008. Autor: Grecy Pérez Amores.Religiosidad popular, identidad entre… 1605 BIBLIOGRAFÍA BARRETO V., Carmen Marina: “Política e impactos socioculturales en el carnaval de Tenerife” en Actas del IV Congreso del Carnaval, Cádiz, 1990. — “Relaciones de poder y apropiación del espacio social durante las fiestas urbanas” en V Congreso de Antropología, Granada, 1990. — El Carnaval de Santa Cruz de Tenerife: un estudio antropológico social, La Laguna: Universidad de La Laguna, 1993. — “Romerías” en Los símbolos de la identidad canaria, Santa Cruz de Tenerife: Centro de la Cultura Popular Canaria, 1997. BAUMANN, Gerad: El enigma multicultural. Un replanteamiento de las identidades nacionales, étnicas y religiosas, Barcelona: Paidós, 1999. BORGES, Vicente: “Pregón de las Fiestas de Tejina” en De corazón a corazón, (Sebastián Rojas Cruz), La Laguna: Parroquia de San Bartolomé de Tejina, 1994, pp. 8-11. DÍEZ de VELASCO, F. y GALVÁN TUDELA, J. A.: Religiones minoritarias en Canarias. Perspectivas metodológicas, Santa Cruz de Tenerife: Idea, 2007. DURKHEIM, Emile: Las formas elementales de la vida religiosa, Buenos Aires: Shapire, 1987. FRAZER, James: La Rama Dorada, México: Fondo de Cultura Económica, 1975. GALVÁN T., Alberto: Las fiestas populares canarias, Tenerife: Interinsular Canaria, 1987. — Los corazones de Tejina, Santa Cruz de Tenerife: Cabildo Insular de Tenerife, 1984. — Las Fiestas Populares Canarias, Santa Cruz de Tenerife: Interinsular Canaria, 1987. — “Inversión simbólica e identidad: a propósito del Carnaval de Las Palmas (Gran Canaria)” en VIII Jornadas de Neuropsiquiatría, Las Palmas de Gran Canaria, 1988. — “La Fiesta de la Rama (Gran Canaria): del indigenismo a la antropología cultural” en Estudios Canarios XXX- XXXI, 1987, pp. 49-50. — “Canarias: Emigración, Geopolítica y Etnicidad” en Antropología de los pueblos de España, Madrid: Taurus, 1991. — “Inversión simbólica e identidad en los carnavales urbanos canarios” en Homenaje a José Pérez Vidal, (ed. Díaz Alayón), La Laguna: Cabildo Insular de La Palma, 1993. — “Identidad local y ritualización festiva (A propósito de La Graciosa) en VI Jornadas de Estudios sobre Fuerteventura y Lanzarote, Puerto del Rosario, 1994. — “La Fiesta de La Rama” en Los símbolos de la identidad canaria, Santa Cruz de Tenerife: Centro de la Cultura Popular Canaria, 1997. GALVÁN T., Alberto y otros: “La fiesta: Multiplicidad de interpretes, pluralidad de significados” en Revista Eres 1, vol. 1, 1989, pp. 37- 72. GALVÁN, Alberto y BERMUDEZ, F.: “Fiestas populares de Canarias” en Cultura Tradicional canaria, vol. 1, Las Palmas de Gran Canaria: Gobierno de Canarias/Canarias 7, 2000. Edición en CD. GARCÍA CANCLINI, Néstor: Culturas híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad, México: Grijalbo, 1995.XVIII Coloquio de Historia Canario-Americana 1606 GONZALES C., David: Religiosidad y costumbres populares en Iberoamérica, Huelva: Universidad de Huelva, 2000. HAGAN, J. and EBAUGH, H. R.: “Calling Upon The Sacred: Migrants´use of Religion in the Migration Process”, International Migration Review 37, 2003, pp. 1145-1162. LEVITT, Pegy: “Transnacional Perspectivas on Migration: Conceptualizing Simltaneity” en Internacional Migration Review 38 (145), 2004, pp. 595- 629. NAROTZKI, Susana: Antropología económica. Nuevas tendencias, Barcelona: Editorial Melusina, 2004. ROMA, Josefina: “Fiestas. Locus de la iniciación y de la identidad” en Ensayos de Antropología Cultural, Barcelona: Ariel, 1996. RUIZ, María José y HERNÁNDEZ, Guadalberto: Fiesta de San Bartolomé de Tejina, La Laguna: Ayuntamiento de La Laguna, 1997. SANTANA J., Gustavo: Fiesta y modernidad. Análisis de las Transformaciones del Sistema Festivo en Gran Canaria a finales del Siglo XX, Gran Canaria: FEDAC, 2001. TATARKIEWICZ, Wladyslaw: Historia de la Estética III, Madrid: Akal, 1970. TURNER, Víctor: La selva de los símbolos, Madrid: Siglo XXI, 1980.Religiosidad popular, identidad entre… 1607 NOTAS 1 GONZALES C., David: Religiosidad y costumbres populares en Iberoamérica, Huelva: Universidad de Huelva, 2000, p. 371. 2 BORGES, Vicente: “Pregón de Tejina”, en De corazón a corazón, (ROJAS CRUZ, Sebastián), La Laguna: Parroquia de San Bartolomé de Tejina, 1994, p. 9. 3 Entrevista realizada en trabajo de campo por la autora en abril de 2006. 4 NAROTZKI, Susana: Antropología económica. Nuevas tendencias, Barcelona: Melusina, 2004, p. 26. 5 TATARKIEWICZ, Wladyslaw: Historia de la Estética III, Madrid: Akal, 1970, p. 507. |
|
|
|
1 |
|
A |
|
B |
|
C |
|
E |
|
F |
|
M |
|
N |
|
P |
|
R |
|
T |
|
V |
|
X |
|
|
|