BERBERIA-NIVARIA-CANARIA
JOSÉ LUIS DE PANDa VILLARROYA
© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
INTRODUCCIÓN
Quisiera en el desarrollo de esta intervención, consecuencia de un
estudio profundo, poner orden en el entendimiento, en la interpretación,
de cuáles son las circunstancias que concurren para definir las
interrelaciones existentes entre los hamitas -en su rama leucoderma
del norte africano-, y entre los primigenios guanches y bereberes,
bajo los principales puntos de vista, para llegar a obtener elementos de
partida para la historia empírica de unos pueblos que siempre han despertado
interés en la investigación como queda probado en la abundante
bibliografía final.
Con la cortesía que debe guardar siempre el que habla (que creo
debe ser doble, primero ser claro y después ser breve), desearía exponer
concretamente esos elementos de mi investigación, que, dentro de
unos límites geográficos amplísimos, han de ser tratados aún involuntariamente
en forma subjetiva. Insisto que trataré de hacerlo con la mayor
claridad posible y dentro de la brevedad obligada.
Mi criterio es netamente antropo-histórico-fisiológico, combinando
la Antropología Física, esto es, la Antropometría y Biología Humana,
con la Historia y la Lingüística. Para ello he tenido que hacer concesiones
a la Antropología Cultural, en el campo de la Etnografía, la
Etnología y la Semántica, así como en la Prehistoria, la Arqueología y
la Geografía.
El valor introductivo de este estudio ha sido reducido por necesidades
de espacio y porque este selecto y especializado auditorio conoce bien
la estructuración del 'dónde', y tiene una profunda visión del marco geográfico
que supuso las bases definitivas del poblamiento actual tanto norteafricano
como del archipiélago canario; soslayando, empero, la dispersión
hamítica habida por las migraciones intercontinentales y las preneolí-
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ticas, más las sucesivas aportaciones que el pueblo hamita-magrebí recibió
de los semitas, con aporte hebraico, árabe e islámico.
(Siento no acompañar notas de pie de página porque comprenderán
que con la síntesis obligada y el ingente número de obras consultadas,
esas notas ocupan más espacio que el trabajo en sí, pero al verdaderamente
interesado en el tema, con gusto, se las facilitaré.)
PANORÁMICA
No es aventurado suponer que la proximidad del archipiélago canario
al continente africano fuese la causa de un aporte mutuo. étnicocultural.
Y esto, aunque no fácil, es demostrable.
En primer lugar hay que recurrir a la atracción que padecieron
poetas y navegantes cuando las bocas del Mediterráneo eran las puertas
del misterio tenebroso, donde las aguas crecían y donde Homero
colocó los Campos Elíseos, Hesíodo situó las Hespérides, y Píndaro, la
mansión de los Bienaventurados.
El siracusano Teócrito cantó en su poesía el paisaje, que el divino
Platón conoció por boca de los egipcios, antes de que el padre Zeus
apartase iracundo de la paz de la tierra las márgenes del Leteo.
Plinio ha de levantar, aún más, la cobertura de las tierras atlánticas
al transmitirnos el hacer de Iuba, el príncipe desheredado y luego
rey de la Mauritania, cuando relata que «son tierras en las que se pone
el sol y en las que se oculta la mar, en las que las tres hijas de la Noche y
de Héspero comen las áureas manzanas que guarda un dragón de cien
cabezas, muerto por Hércules al pie del Atlas».
Estrabón, el geógrafo de Amasia, estudia en su «Geografía» la
historia de la cultura de cada país-y sobre el caso-, a través de lo que
habían visto Polibio, Artemidoro y Posidonio pero no añade nada nuevo
a lo relatado por el Viejo latino.
Pomponio Mela, el hispanolatino contemporáneo de los emperadores
Calígula y Claudio, en su obra «De situ orbis» y por inspirarse en
Hiparco y en Comelio Nepote, abunda en lo ya apuntado.
Ptolomeo, en su «Geographike uphegenesis», supone que el Asia
y el Africa se hallaban unidas por un país desconocido y nos habla de
las islas Afortunadas como lo hizo Hiparco.
Seguirán Julio Honorio, Marciano Capela, Prisciano y San Isidoro,
quienes tampoco añaden en sus escritos cosa nueva alguna, de lo
que sobre el Atlántico se conocía.
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Sí hay coincidencia cuando Homero refiere que jamás se experimenta
en estas islas atlánticas la crudeza del invierno, que el aire es
puro y está refrescado por las brisas del océano.
Es al pie del Atlas de la gran cordillera vertebral, desde el Mediterráneo
hasta la Tripolitania, donde los escritores musulmanes hablan
de unas 'columnas' que abrían las puertas del Mar Desconocido.
Abu Abdullah Mohamed ben Mohamed ben Abdullah ben YDRIS,
conocido por Al Xerij Alldrisi o Edrisi, que fue llamado el Estrabón
árabe, en su «Libro Rogeriano» o «Recreo de quien desea recorrer el
mundo», habla sabiamente de los maghruinos, y cita frente al puerto de
Saji, en árabe «Asji», en la costa occidental de la región de Marrakech,
las islas en las que ha de tomar vida la leyenda de los dos valerosos
hermanos Cherham, que tanto irritaron a Alá y que éste condenó a
permanecer en perpetua centinela y vigía.
AL-KHALIDAT
Las islas Canarias son para los bereberes las Al-Kaledak o Khalidat
(que quiere decir 'eternas') de la geografía árabe, las que así conocidas
visitará con los siglos el genovés Lanzarotto Malocello.
El príncipe de la familia de los Ayubitas, lsmaellmad-ad-Din Al
Ayubí o Abul jeda, que quiere decir «padre de la redención», recuerda
en su geografía general titulada «Takaim-al-boldan», el platónico mito;
mas, en boca de los egipcios.
Otro autor árabe, tunsí, Ibn-Aben-Jaldún, en la tercera parte de su
«Libro de los Ejemplos», nos adentra en la historia de los bereberes,
nos plantea el problema de que la Historiografía debe interesarse por el
hombre, logrando con ejemplar objetividad eliminar sus propios sentimientos
personales. Nos habla de los habitantes insulares diciendo:
«desconocen el hierro, labran las tierras con cuernos en uso de arados,
se alimentan de cebada molida, leche y carne de cabras, se defienden
con toscas armas arrojadizas y adoran la divinidad del sol naciente».
También Backui dice de las islas que «una de ellas tiene cien codos
de altura y que dirige la navegación de sus aguas, recordando que más
allá, nada se encuentra: sólo la mar, reino del misterio».
Al pie de tan grande macizo se asentará un pueblo de heterogeneidad
tipológica, de cultura neolítica, con aportes tangenciales de los
pueblos navegantes en sus periplos tesalocráticos. En la NIVARIA, Ninguaria,
Ningaria o Pintuaria, para todos, TENERIFE; en su derredor, la
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OMBRIOS O Aprositus, y la JUNONIA maior o Hero o Junon, que hoyes
la PALMA; sin olvidar a la JUNONIA minar o Pluvialia, Pluitana o Pluitala
o Pluitula, que será la GOMERA; y la CAPRARIA o Casperia, el
HIERRO; y la CANARIA, que siempre fue Canaria.
Será de justicia investigar en la obra de los doctores Gregario Chil
y Naranjo, René Verneau y Sabino Berthelot, entre otros, porque precisamente
son éstos los que mantienen que la raza aborigen asentada en
la BERBERIA (salvo algunas notas diferenciales) pasará a poblar el archipiélago
de la NIVARIA, la llamada de 'cromagnon', la cual, presionada
por sucesivas glaciaciones del cuaternario o antropozoíca, emigró
del centro de Europa al noroeste de Africa e islas adyacentes en busca
de clima más templado, que encuentran, y del que ahora, hoy, disfrutamos,
tras el paso de los siglos.
EZPERIA
Este estudio étnico-comparativo podría iniciarse en el maglco
azoico para llevarnos hasta el cuaternario holoceno, pasando por el
antiguo paleozoico, el intermedio mesozoico y el moderno cenozoico.
Esteban Bizantino denomina al Africa, Ezperia, para decir 'la última',
la occidental, y Ovidio la llama mundo Hespérico, en cuyo paraje
fingieron los poetas el mencionado jardín de las Hespérides, por donde
vino Hércules para España, llevando consigo ovejas rubias como las
que se criaron después en estas montañas.
Los continentes y los océanos se entrecruzan y menguan, aquellos
hacia el sur y éstos hacia el norte. Según una audaz teoría, hace doscientos
millones de años había en la Tierra un solo continente de proporciones
gigantescas que acabó por excindirse en cinco grandes fragmentos:
uno de estos fragmentos se materializa en el desarrollo y evolución
del continente africano, el cual simultáneamente a los otros
cuatro, fue a la deriva dotado de lento movimiento translaticio continuo,
y emergió de las aguas oceánicas.
Es la teoría orogénica según la cual las masas continentales terrestres
son producto del frenado brusco del sial que se dividió en partes,
las cuales emigraron flotando sobre el sima. El doctor alemán Alfred
Lotario Wegener explica en su obra «El origen de los continentes y los
océanos» el parecido de las costas de América, Europa y Africa, que
parecen encajar unas en otras.
Es el gran continente universal que en el correr de varios millones
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de años se desgaja en dos subcontinentes: LAURASIA, que comprendía
las zonas que actualmente ocupan América del Norte, Europa y Asia,
esto es, el grupo septentrional de los continentes; y GONDWANA, formado
por el grupo meridional con América del Sur, Africa, Península
Indostánica, Australia y la Antártida.
En el comienzo de la fragmentación, la India se separa gracias a la
gran falla que en forma de 'Y' griega empieza a aislar de la masa antártico-
australiana, la América del Sur y Africa. La fosa tethiana se extiende
desde Gibraltar hasta la zona general de Borneo. Así se construye el
planeta en que vivimos, con grandes fosas, que son partes deprimidas
del fondo marino, generalmente marginales a los océanos y ligadas a
factores tectónicos y orogénicos.
El paleontólogo suizo Oswaldo Heer había considerado la existencia
de un continente intermedio que podía haber sido la Atlántida, pero
hay dos objecciones dignas de tener en cuenta:
- Que la existencia e inmersión de ese continente entre el mioceno
y el holoceno es difícil de explicar, y
- Que la emigración de la flora americana a Europa se ha verificado
por el estrecho de Behring.
La geología nos demuestra que, lejos de ser restos de un antiguo
continente, son tierras volcánicas nuevas, emergidas en fechas recientes.
Sir Charles Lyell, geólogo escocés, refuta las teorías de la escuela
catastrófica y predica el metamorfismo. Sin embargo, no pudo demostrar
que en las montañas del archipiélago canario se encuentren vestigios
de haber estado a un nivel más alto o haber sufrido algún hundimiento
parcial. El estudio detenido y gradual de su estructura nos dice
que, por el contrario, las islas han aflorado de modo gradual y constante,
por lo cual, no hay rastro alguno de acción glacial, ni siquiera en los
niveles más elevados.
Tal topografía no encaja en el relato de Platón, e insisto en la
convicción de que son el resultado de erupciones volcánicas acumuladas
sobre antiguas eminencias plutónicas y que se asientan en cadenas
montañosas sumergidas auténticas.
El noroeste del continente africano se hermana, se confunde en
mutuo aporte misterioso con el insular. El todo es el uno: un mismo
pueblo, de heterogeneidad tipológica, de cultura neolítica, que desciende
en latitud presionada por los sucesivos glaciares del cuaternario,
emigrando del centro de Europa al noroeste de Africa e islas adyacentes,
en busca de un clima más templado.
Para los menos científicos, la aparición de este pueblo está en
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Ham, voz hebrea que significa 'negro', y en uno de los descendientes
del llamado MAZIR. Así, Herodoto habla de los maxnes y los historiadores
latinos de mazices; los massyles y los massaisyles poblaban la
Mauritania, según Estrabón, Plinio y otros. Hoy día, los amazirgas son
sólo algunas tribus berberiscas.
Admitimos -porque es opinión admitida- que toda la parte noroeste
de Africa y las Afortunadas de Hannon, fueron pobladas por
una misma raza, raza prehistórica, antropozoica, con el nombre genérico
de raza beréber y representada en las islas por los primitivos guanches,
como en el continente africano lo eran los númidas, gétulos y
garamantes según los antiguos geógrafos.
ATLAS
El desarrollo y evolución de las cinco partes en que puede dividirse
el continente africano se confunde en la meseta septentrional en cuyo
borde noroeste se alzan los Montes Atlas. Su punto más elevado, djbel
o yebel Toubkal, alcanza los 4.165 metros y mira al occidente para
descubrir a su hermano Ayadirma o Echeide, hoy Teide, cuyo pico es
un monte sobre otro monte, con 3.716 metros y un cráter de subsidencia.
La primera analogía de ambos está en el oloroso «escobón» con
que se adornan: la «Cytisus proliferus» de Linneo, la variedad de retama
cuyas ramas son un buen pienso para cabras y ovejas.
Hemos de fijarnos que el Atlas no se detiene en la costa africana,
entre la fortaleza del Sus y el cabo Guer.
El Atlas marroquí se sumerge en el Atlántico, para reaparecer en
algunos puntos del gran océano, como ocurre en las CANARIAS, en
las islas de Cabo Verde y en el archipiélago de las Antillas, Tomando
luego su trayecto submarino, siguiendo a lo largo del Pacífico, para
volver a Europa, cruzando en Asia, por el Himalaya y el Cáucaso.
Sabemos que el Atlas es la gran cadena cincunterrestre que tan
señalados nombres lleva.
Conviene advertir que el nombre que los berberiscos dan a estas
montañas no es el de Atlas, sino Idraren o Deren, formas plurales del
vocablo Adrar que significa 'serranía, país montañoso'. Es muy posible
que la denominación de Atlas, que le aplicaron los griegos, derive del
citado vocablo. .
No es difícil comparar en todo el recorrido, magníficos ejemplares de
graftolites y de traquitas, decanos de la estructura geológica tinerfeña.
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Iguales son las rocas volcánicas intercaladas en las areniscas rojas
del pérmico, de la cuenca del Uad Tesaut et Tajtia y de los bancos de
lava nivarienses, aflorando a través de las calizas. Ambos terrenos son
volcánicos, sin que aparezca el cretácico como pretendían en 1910 los
doctores Cottereau y Lemoine.
En este hermanamiento por ahora topográfico, que al final veremos
que es caracteriológico y lingüístico, corriendo del Atlas al AntiAtlas,
podemos claramente emparejar al Teyde (3.716 m) con el Ayachi
(3.737 m) o con el Bou Naser (3.354 m). Isla y volcán nivariense es
parte emergida del pedestal de pórfidos del volcán que domina el Tizi
N'Ugdur, barrera formidable, destacándose el Tamjutt, el Licumt, el
Tidili, el Bu Uriul y el Amrmer.
Semejanza hay en sus cúpulas regulares cruzadas por filones y presentando
vestigios de cráteres cuya vista evoca el recuerdo remoto de
esta cercana montaña volcánica, techo de nuestra querida España, cubierta
por ampo, por albugíneo, o más propiamente, por níveo manto
de hielo.
La contigüidad geográfica hace el parentesco natural, y así, podemos
afirmar con Berthelot, entre otros, y como hecho comprobado, el
parentesco beréber con la población guanche.
BELAD-EL-BERBER
Desde la meseta desértica, antaño llamada Phazania y hoy conocida
por Fezzan, hasta la llamada por los romanos Saldae, hoy 'Bugía',
son los beréberes bedchaia los que se establecen ponderándola hasta
denominarla Mekka Essagerich (la pequeña Meca).
La antigua raza beréber, apostada en la encrucijada de Africa, Europa
y Asia, como es el Africa del Norte, ha recibido diferentes aportaciones
que se han ido superponiendo sin llegar a fomar una civilización
perfectamente homogénea.
Subsiste, siempre vigoroso, el antiguo fondo beréber autóctono.
Retrocediendo ante los invasores, encontró un refugio en los macizos
de difícil acceso: Kabilia, Aures, Atlas Medio, Alto Atlas, yen el corazón
del Sahara o Ssahhrá, que fue en algún día la mansión del mar, la
cual dejó restos de conchas, de moluscos marinos y además, una copiosa
cantidad de sales que impregnan sus arenas.
Este pueblo conservó allí su cultura propia, su idioma camítico, sus
concepciones artísticas, sus creencias mágicas anteriores al islamismo
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y, sobre todo, su organización social, basada en el conjunto de descendientes
de un mismo antepasado, reunidos en familias emparentadas
entre sí.
Será la base de las raíces líbico-púnicas, derivadas del fenicio antiguo.
Será el esbozo de la raza de Mechta el Arbi, con su alfabeto tifinag
y la gramática tamaxek, tamáchek o temáhak, Que nos describe Hanoteaux,
y que ellos mismos denominan imazighen, imúzagh, imúchak,
imóshag. Es el aporte de la heterogeneidad tipológica, en un marco de
graftolites y de traquitas comunes.
Belad-el-Berber es el nombre que daban los árabes a la región
comprendida desde Trípoli al Atlántico y que en la Edad Media los
autores cristianos traducirían por BERBERIA, derivado beréber de la
radical con el significado de 'tartajear'. Mejor dicho, este vocablo deriva
del verbo árabe berberat, 'murmurar', emitir una.jerga ininteligible,
como nos lo explica el mencionado autor Abu Zaid Abd ol-Rahmán
ibn Munnammad Walí al-Din al-Tunisi al-Hadrami al-Isbili al-Maliki,
alias «Ibn Jaldün» en su obra: «Historia de los Beréberes y de las Dinastías
musulmanas del Africa septentrional». Parece ser que Ifrikos
ibn Kis ibn Saaüií, caudillo yemení, al oir hablar por primera vez la
lengua de los beréberes, exclamó:
- «Ma berber-tekom?» (¿Qué girigay es el vuestro?)
Los árabes designaron como bereberes a todos los habitantes del
Norte de Africa anteriores a la invasión islámica, con la sola excepción
de los egipcios en el Este y los moradores de las islas Afortunadas en el
Oeste. Pero, en su conjunto, son pueblos camitas, como queda explicado,
que recibieron aportaciones posteriores arias y semíticas, y, en consecuencia,
los eruditos árabes consideraban que su lenguaje era extraño,
diferente a todos los conocidos, y de ahí les valió el nombre de
beréberes.
Los filólogos europeos señalan una etimología distinta, pues consideran
la procedencia romana, de 'bavari', 'babari' o 'barbari', los pueblos
contra los que combatían y que ocupaban la Cabilía, comarca del
norte de Argelia, región montañosa comprendida entre Dellys, Aumale,
Setif y Yiyelli, y la llanura de Holdna.
No hay que olvidar que el término beréber se documenta en latín
como barbarus, plural barbari, a través del helenismo barbaroi, 'extranjero'
que se generalizó durante la dominación bizantina del norte
de Africa. Los árabes lo asimilaron dándole la forma berber, plural
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beraber. semejante al mencionado verbo berberat. A su vez barbarus
está relacionado con el sánscrito warwara. 'hombre libre', 'independiente'.
No faltan otras hipótesis menos generalizadas, como las que hacen
derivar el vocablo en cuestión del árabe bar, 'tierra seca', 'desierto';
esta voz en arameo significa 'hijo' y entra como elemento compositivo
en la formación de nombres hebreos. En persa, bar significa 'país',
'región'; y Ber, nombre del supuesto 'padre', según algunos, de los
pueblos beréberes.
Otra hipótesis: Según el rifeñista Sarrionandia, la voz beréber procede
de al-bar, 'dar gritos confusos', a la que se le añadía una '-i' final,
(fenómeno frecuente en árabe) y que a su vez viene de beraberata,
término con el que los egipcios conocían a los pueblos del Oeste.
Por su parte, los propios berberiscos designan su raza e idioma con
los términos amazig o amarin, 'noble', 'independiente'; y con cheloh o
chelha. vocablos de difícil filiación.
En su conjunto Belad-el-Berber y las islas que conforman las AlKhalidat
se caraterizan por sus raíces semito-hamíticas. que no encajan
ni en el relato de Platón, ni en la «Naturaleza» de Plinio, ni en la poesía
de Teócrito. Iuba o Juba queda desmitificado. El misterio de lo relatado
por Estacio Seboso, Estrabón y Pompeio queda desvelado. En cambio
Julio Honorio, Marciano Capela y Prisciano no aportan nada
nuevo.
El nombrado El Edrisi y el mencionado Ibn-Jaldün nos hablan de
los habitantes del continente y de los habitantes insulares, e inician las
teorías con semejanzas etnográficas del foco berberófono, que nos llevan
al cushita o cushitic. esto es, a un grupo de idiomas del Noroeste de
Africa, del que se distinguen dos subgrupos: Alto y Bajo. Al primero
corresponden el grupo agau (en que se incluye el bilin de los bogas, el
camir y el cuara), y el grupo de sidama (en que se incluyen el cafa y el
dauro). Al bajo cushita corresponden los idiomas bedanye de los bedsha
o bisharis; somal de la península oriental africana; gala (cercano al
somal y al suaheli); saho de las montañas al sudoeste de Masana yafar
de los dancali. Visto esto, el «otro» grupo de lenguas camíticas es precisamente
el berberisco, que se diferencia de los otros idiomas en que el
sustantivo declinado en genitivo y el adjetivo, seguramente por influencia
semítica, se posponen, mientras que en los del grupo agau el sustantivo
en caso genitivo se antepone y el adjetivo se pospone.
El beréber es un grupo idiomático que pertenece a la familia semito-
hamita, que, junto allibiano desaparecido, constituye la rama libico-
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beréber de la subfamilia hamítica, del que son sus idiomas: el tuareg,
shluh, kabyl, zenaga o zenete y GUANCHE, con importantes huellas en
las inscripciones líbicas antiguas en tipos númidicos occidentales, como
las halladas por el sacerdote Aquilino Padrón, en 1873, en la isla de
Hierro. Una inscripción petrográfica en tipos de transición, está en la
voz rbd, arbad, que en beréber significa 'maldición', o en la voz rn,
uran, con el significado de 'escribiente' (Zyhlarz y Giese).
La Palma, La Gomera y El Hierro fueron líbicas en la expedición
del rey luba 11 que buscaba islas para sus tintorerías de púrpura, no
'lapillus o haemastoma', si no la de Canarias o de mar, la 'Roccella
tinctoria' o la orchilla, que da nombre al meridiano de Hierro. Desde
este tiempo, el elemento líbico (beréber) fue importante y la relación
con la costa del continente africano nunca cesó definitivamente.
La vida beréber no ha podido mantener toda su pureza original:
las antiguas creencias ceden paso al Islam; el idioma pierde terreno en
favor del árabe.
U-ACXEX
En beréber, u acxex, gu achex, gu-anchex, quiere decir 'el hijo
mozo', y no hay duda alguna de que es vocablo indígena. La forma
guanchos aparece frecuentemente en el romance antiguo:
- «E arribaron en Tenerife, é tomaron tierra, é comem;aron
de hacer la guerra a los guanchas, que ansí se llamaba aquella
nación de gente de aquella isla, guanches, y ellos respondieron
que querían ser christianos y libres ...» (<<Crónica de los Reyes
Don Fernando y Doña Isabel, colección ordenada por don Cayetano
Rosell, Biblioteca de Autores Españoles, tomo 70, página
680; De Tenerife, isla de Canarias.»)
El parentesco beréber con la población guanche, se pone de relieve
también en su lengua. Basta comparar la nomenclatura geográfica del
archipiélago canario con los dialectos berberiscos, particularmente con
los del imazighen chelüh, del Atlas marroquí, y hallaremos analogías
que llegan hasta la identidad.
Las descripciones que de esta parte del continente africano hacen
los antiguos, nos presentan a un pueblo que habla un sólo y mismo
idioma, al que los egipcios dieron el nombre de tehenus, 'blancos'.
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Aquel idioma es el mismo que se habla aún, desde el oasis de Siwa
o de Amón, hasta más allá de las estribaciones del Atlas occidental, y
es el mismo que usan los amazirghes, mazigues, amacirgas o chellades
de Marruecos, los kabileños de Argelia, los drumires de Túnez y los
tuareg (plural de 'targui') del desierto, y es una rama de los idiomas
más extendidos en cuyo número figuran el antiguo egipcio con su lengua
hija, el capto, y las lenguas de los nubios, gallas y somalís.
CARACTERES SOMÁncos
El tipo beréber se perfila a partir del neolítico en que las gentes
recién instaladas imprimen una nota antropológica definitiva: el carácter
hamítico. Recordemos que en hebreo Cam se escribe Ham, y de
aquí se explica la confusión entre los términos camita y hamita, para
indicar la denominación genérica de los pueblos norteafricanos, sudárabes
y cananeos; en hebreo CAM es chám, que significa 'caliente',
'quemado porel sol'.
Los hamitas progatonizaron principalmente la historia del Norte
de Africa, aunque con frecuencia mezclados con otros pueblos. También
se atribuye como fundamental al elemento hamita la historia de
los iberos de la época prerromana de España, así como en la de Estados
menos importantes -desde el punto de vista cultural- como libios,
númidas y otros pueblos norteafricanos de la antigüedad.
Antropológicamente se observa predominio de cráneos dolicocéfalos
moderados, arcos superciliares acusados, frente estrecha, cara ancha,
abertura nasal platirrina o mesorrina, sin prognatismo, ojos y pelo
castaños, tez morena, talla por encima de la media y esqueleto robusto.
En cuanto al carácter tienen vivencia de inteligencia, destacan por su
generosidad y virtudes hospitalarias, así como por sus aptitudes por el
arte.
Estudiosos del tema han descrito a los guanches como un pueblo
de cabellos rubios, rasgo que parece haber sido frecuente en ellos, pero
no único y universal. Entre los bereberes o berberiscos, se distinguen
dos tipos bien diferenciados: el más general de cabello negro, y un tipo
rubio que, aunque menos extendido, es también bastante común. Los
guanches se hallaban en el mismo caso, con la salvedad de que el tipo
rubio era el más numeroso.
Tan apasionante cuestión se ha explicado con hipótesis muy diversas
como la de ser descendientes de un supuesto hombre del Neander-
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thal rubio, O la que se les asigna un origen amorreo. Hay quien atribuye
estos rasgos a condiciones climatológicas específicas del Atlas, suponiendo
que este fenómeno antropológico es exclusivo de esa región
africana. Para otros se trata de descendientes de los conquistadores
arios históricos, pero no romanos, ni bizantinos ni visigodos, sino vándalos.
La opinión más generalizada afirma que se trata de gentes de origen
indoeuropeo: leucodermos de cabellos rubios y ojos claros con
índice cefálico propio de los pueblos escandinavos, del Este británico y
de algunos lugares de Escocia.
Los estudios de René Verneau y del doctor von Luschan nos sirven
para destacar las semajanzas físicas de los guanches, las gentes que
poblaban la Niguaria o NIVARIA, la CANARIA, la Capraria, la Hero y la
Pluviaria o Junonias Maior y Minor, con las tribus bereberes, llevándonos
seguidamente al estudio lingüístico de ambos pueblos y su vinculación
con los restos conocidos de lo que se llama idioma guanche y el
dialecto zemázijg o tamáchek, del idioma mazig o amazigh o imazighen
chelah, que llaman imúchak o imoshag. Todo lo cual refleja, a modo
del ejemplo anteriormente expuesto, en la etimología de la voz gU-AnXEX',
guanses, guanches, de 'Ú-AcXEX'.
SEMEJANZAS PETROGRÁFlCAS
Corría el año 1822 cuando el doctor inglés Gualterio üUDNEY
-quien fallecería dos años después-, en unión de Dixon OENHAM y
el Teniente Hugo CLAPPERTON, iniciaron una expedición cuyo
objetivo era la exploración del Africa septentrional. Recorriendo la
distancia que media desde el oasis de Gat -al sur de Gadamés- a
Murzuk, capital del Fezán, la,antigua Phazania -al sur de la Tripolitania-,
encontraron en distintos parajes de su largo recorrido signos
grabados en las rocas completamente desconocidos para los científicos.
Pocos años después, en 1845, siendo BOISSONET teniente coronel
de Artillería, se encontraba recorriendo el oasis de Tuat, al sudoeste de
Laghuat, Laguat o EI-Aghuat, población muy antigua en el territorio
de Ghardaia, en Argelia, cuando descubrió unas inscripciones en algunas
rocas, muy semejantes a las apuntadas anteriormente, que los naturales
definieron pertenecientes al alfabeto llamado tifinag, compuesto
por doce letras y diez números.
Tales signos de escritura, de lengua extinta desde el siglo XVI, apa-
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recen grabados en rocas cerca de Gadames o Ghadames, al Sursuroeste
de Gabes, la pequeña Sirte de los antiguos, y al Sursureste de Ved, en
Argelia, que fueron descubiertas por Jacob RICHARDSON, misionero y
viajero inglés, en compañía de los sabios alemanes BARTH y OVERWEG.
En Damerghon se separaron los tres exploradores, y el ministro
protestante, agotado por los rigores del clima y la fatiga, pereció cuando
le faltaban unos quince días de marcha para alcanzar el final de su
expedición.
Poco después, VATTIER DE BOURVILLE encontró signos iguales o
análogos en Bengasi o Benghazi, la antigua Berenice, cuyo primitivo
nombre fue, precisamente, Hesperis o Hespérides.
Posteriormente otros viajeros comprobarán escrituras líbicas muy
semejantes, junto a inscripciones púnicas, en un mausoleo de Tuga, al
Sur de las ruinas de Cartago.
Este origen púnico del alfabeto tifinag, derivado como he dicho,
del arameo primitivo, nos lo describe HANOTEAU en su gramática tamaxek,
y está claro que muchos de sus caracteres son semejantes al
alfabeto fenicio (¿finicio = tifinag?).
Inscripciones semejantes a las descubiertas en el vecino continente
africano y grabadas por los berber, beréberes, bereberes o berberiscos,
son las inscripciones que tenemos en la isla de Hierro, la Embryon, así
llamada por el árbol lauráceo que los naturales llamaron garoe, al que
Plinio llamó til, el 'Oreodaphne foetens' de olor casi irresistible, y que
según Vicente Le Blanc, sus hojas destilaban agua que los habitantes
de las regiones próximas bebían.
Son signos de un origen común con unos caracteres gráficos aptos
para fijar las-fechas y otros recordatorios.
La escritura sobre piedra, la escritura jeroglífica, los signos ancestrales,
son también descubiertos en la isla de La Palma, la Junonia
Maior, y en todas hay rasgos de la escritura líbico-púnica, derivada del
antiguo fenicio, en opinión de orientalistas como Rouge o Mariette.
M. Simonin, sin embargo, fundándose en la semejanza de los caracteres
jeroglíficos de las Canarias, con otros hallados en América del
Norte, apunta la idea de que las islas y el continente son parte de un
mundo sumergido, que han quedado fuera del nivel de las aguas. En tal
caso, los primitivos habitantes de las Canarias serían de la misma raza
que los primeros que poblaron el Nuevo Mundo, en el pleistoceno inferior.
Los primitivos habitantes de las islas Afortunadas (Convallis y Planaria)
-según las llama Estacio Seboso-, Espérides de 'esperecer',
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intransitivo anticuado con el significado de 'perecer'; no de Espérides,
de 'Hésperos', hijo de Heós, personificación divina de la Aurora, no
del que subió a la cima del monte Atlas a mirar las estrellas y fue sumido
y convertido en una de ellas, en la estrella del crepúsculo vespertino,
la primera que aparece en el cielo cuando se extingue la luz del Sol,
no de este Héspero de cuyo nombre vino el de Hesperides, así como de
el de Atlas el de Atlántidas; no de Aeglia, Aretusa y Criteya, que también
vivían en el Océano, errantes, hasta que se les dio por habitación
definitiva la costa de Africa y el Archipiélago Canario, o el Archipiélago
de Cabo Verde, -añado yo-, en suma, amplia región desconocida
de los griegos, poblada de misterios, en ese límite, ya confuso y legendario
de los conocimientos antiguos desde que con la eliminación de la
raza púnica en la dirección de la Historia Humana, se apagó por siglos
la vocación marítima de ésta.
La Península Ibérica es puente entre dos continentes y a partir del
Solutrense, el utillaje Capsiense es la industria norteafricana. Africa
estuvo emparentada con la evolución europea postulándose un origen
africano para ese período Solutrense que está en las hachas citadas por
Thomas, procedentes de la localidad argelina de Tahet-Hent-Nadja, cubiertas
por una pátina blanca muy característica.
Volvamos a las interesantes inscripciones de la isla de HIERRO, las
que descubre en 1873 el sacerdote Aquilino Padrón y Padrón, al sur de
Valverde, en el apartado rincón de la isla, al que los naturales daban el
significativo nombre de «Los Letreros». Son misteriosas inscripciones
sobre pared basáltica, no continuas, sino aprovechando los trozos en
que la lava se presentaba más unida y lustrosa. Los signos, más de
cuatrocientos, semejan a los descubiertos por el rabino MARDOCHEO
con representaciones del alfabeto líbico (tifinag), a los que descubrió el
general FAlDHERBE en Marruecos, ya los que encontró en el Sahara el
francés DUVEYRIER. Con dos ausencias: no hay figuras de animales,
como en los templos incas o aztecas, y no hay figuras sentadas y mitradas,
el buey Apis o el Ibis sagrado, como en los jeroglíficos egipcios.
Años antes de 1873 del descubrimiento del padre Aquilino, precisamente
en 1862, había descubierto el doctor C. FRITSCH, de la Universidad
de Francfort, inscripciones parecidas en la gruta de Belmaco,
en la isla de la Palma. Es Sabino Berthelot, el que en comunicación
fechada el 17 de febrero de 1876, manifiesta la creencia de que esta
escritura provenga de la gente de raza rubia de que hablan los jeroglíficos
egipcios, como habitante del norte de Africa hace más de tres mil
años.
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Resumiendo: todas las inscripciones encontradas en las islas, menos
en Tenerife y Gomera, son de carácter númida, con numerosas
huellas semíticas.
Lo que sí quiero dejar claro es que el español que hablamos ahora
contiene tantas palabras de origen árabe incontestable cuantas tiene el
guanche de ayer y el canario de hoy, de origen beréber indudable. Pero
fijémonos en que esa multitud de voces castellanas documentadas en la
lengua árabe, no tienen nada de la gramática árabe, mientras que el
idioma guanche sí tenía mucho de la gramática beréber.
ENTERRAMIENTOS
Otra de las analogías entre los pueblos de Berberia y el de Nivaria
está en sus enterramientos y más particularmente en sus embalsamamientos.
Muy cerca de aquí, de la Casa de Colón, se encuentra el magnífico
Museo Canario en cuyas dos salas de antropología se exhiben los restos,
admirablemente conservados en muchos casos, de la población
aborigen del Archipiélago. Cráneos, pelvis, tibias, esqueletos completos
y momias completas, momias en su característica envoltura típica
de los enterramientos en gruta, esto es, capas de piel de cabra y tejidos
de junco, para ejemplares demostrativos de la fuerte contextura corporal
de los primitivos habitantes del Archipiélago, constituyendo la colección
ósea más completa del mundo entero de restos de una raza
desaparecida que creían en la inmortalidad y eran maestros en la conservación
o momificación de los cuerpos.
Los enterramientos los practicaban en las cuevas más inaccesibles.
El cadáver era allí depositado, sin cubrirlo de tierra, en nicho excavado
en la roca, en posición vertical u horizontal, y en este último caso, se
colocaban unos encima de otros, separados por pieles y madera, cuando
se trataba de cementerios comunes en tierra dura, de malpaís o
volcánicas. Estas semejanzas con los enterramientos continentales nos
lo explicó el cronista Juan Núñez de la Peña, en estos términos:
- «A los que morían no les daban sepultura, sino mirlados
los ponían en unas cuevas para esto señaladas que estaban en riscos
tajados. Para mirlarlos hacían un lavatorio de hojas de granado
y de muchas hierbas y flores y con él lavaban el cadáver; y
después, con unas confecciones que hacían de manteca de ganado
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y de cáscara de pino, polvos de tosca y zumos de hierbas, les llenaban
el vientre, entrándole por la boca estas confecciones.
y lo ponían al sol por espacio de quince días y en ellos duraban
los fúnebres plantos y sentimientos de los parientes.
y después que estaba seco el cuerpo lo envolvían en unas pieles
que tenían guardadas para la mortaja, y las cosían de modo que
cubriesen todo el cuerpo. A los hidalgos los ponían en ataúd de
tea, y a los villanos sobre pieles de cabra y trenzados de fibras vegetales
... »
Recordemos a don José Viera y Clavijo quien comparativamente
nos describe el porqué de la extraordinaria conservación de los cadáveres
humanos:
- «Los cadáveres de nuestros antiguos guanches, que ellos
llamaban 'jajos', deben pasar por superiores a los afamados de
Egipto, que no son sino unas masas informes, ceñidas de vendas
resinosas, con adornos de oro y caracteres simbólicos ... »
Hay que recordar que en los tiempos prehistóricos más remotos,
los hombres que habitaban Egipto no ponían ningún cuidado especial
en la conservación de los cadáveres, preocupación que apareció después
del período neolítico, sin duda a causa de un cambio de religión
que comprendía el culto a los muertos. Los cadáveres a partir de entonces
son someramente eviscerados, secados al sol, colocándolos luego
en un hoyo sentados sobre los talones, con las piernas replegadas de
modo que la cabeza se apoyara en las rodillas y las' manos junto a la
cara. Semejante posición y buena conservación de las momias guanchinescas
las he podido observar recientemente en el Museo de las Artes
de Lima y en el Museo del Oro de Bogotá.
MODORRA
La modorra o torneo es otro de los paralelismos coincidentes en
ambos pueblos, continental e insular. Antaño, bereberes y guanches,
fueron diezmados por esta terrible enfermedad: la modorra o cenurosis,
la infestación por las larvas o cenuros, en este caso el 'Coenurus
cerebralis', 'multiceps' o cisticercos de la 'Taenia coenurus', parasitados
e,n el sistema nervioso central de las reses lanares, afectando a la
población por lesiones multivesiculares mortales, con graves perturba-
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ciones de todos los sentidos y pérdida del apetito_ El remedio era el
mismo: destruir los cerebros de las reses atacadas para evitar que los
perros los devorasen.
LINGüíSTICA
Ante la semejanza física de los guanches con las tribus bereberes
del norteafricano, afamados tratadistas procedieron al estudio lungüístico
de ambos pueblos, estudio que ha demostrado palpablemente la
vinculación existente entre el beréber y los restos conocidos de lo que
se llama el idioma guanche. La vinculación ha quedado expuesta yobedece
a un elemento cromañón en los bereberes o a la emigración de
éstos hasta las islas Canarias.
Vaya intentar establecer la posición lingüística del canario, sin
considerar el aserto del antropólogo francés Pablo Broca (1824-1880)
cuando dijo que «el canario es un guanche bautizado».
La lengua de los antiguos canarios fue el beréber, como lo vio
Abercromby, como lo demostró Werner Vycichl, con la opuesta opinión
de Domingo José W6lfel, la oposición de R6ssler, los valiosos
estudios de Ernest Zyhlarz y los resultados de Wilhelm Giese. De ningún
modo hay que olvidar las apreciaciones valiosas de Alvarez Delgado,
el completo trabajo de Manuel Alvar, ni las valiosas aportaciones
de Berthelot.
Es de lamentar la ausencia de la transmisión de los elementos conservados
de las lenguas canarias, pues, cuando la conquista, el cuadro
que ofrecían las islas, desde el punto de vista cultural, era como diorama
de la Edad de Piedra, por la escasez de metales, si bien es posible
que ocasionalmente se conociera el hierro, lo que no cambia para nada
esta visión de conjunto.
Incluso, en el aspecto marinero, hay que reconocer las dificultades
de transporte, por lo liviano de sus embarcaciones, no porque no queden
huellas de ellas, sino porque la ausencia de equinos, camélidos, y
supuestamente los proboscídeos, indica la imposibilidad material del
traslado desde el continente, lo que sí es factible con los bovinos, y de
ahí la abundancia de esta especie que hasta una isla recibe el nombre de
capraria.
Respecto a la posición lingüística del beréber, hay que reconocer
que tenemos atestiguadas palabras para todas las islas Canarias, y que
los vocablos sacados por las pesquisas de los españoles y complementa-
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dos en tiempos recientes por expertos contienen, distribuidos por todas
las islas, el suficiente material lexicográfico beréber como para demostrar
la concatenación epigráfica de la ponencia.
En primer lugar, la categoría de los pronombres está representada
doblemente, por una parte, con elementos de relación semítica, y por
otra, con elementos no semíticos que se pueden rastrear en antiguas
lenguas europeas.
En segundo lugar, el sistema verbal fue en su origen enteramente
asemítico. .
Sobre el artículo, las características son: el origen demostrativo; su
posición proclítica (no enclítica); distinción del género; distinción del
número. Su sistema tiene cuatro miembros, igual que en el beréber,
aunque con otros elementos. El demostrativo este no se usa sin embargo
como adjetivo, sino en una forma más reciente, delante del sustantivo.
A modo de ejemplo diré que el imperfecto sustituye al futuro hipotético
en la apódosis de las oraciones condicionales.
El más antiguo sistema de escritura de los beréberes -creo que es
el que aparece en el mausoleo de Dougga o Dugga, al Sursuroeste de
Tebursuk- fue imitado de la escritura púnica alrededor del año 150 a.
de J.C., bajo la denominación de Masinisa, rey de los masilios o númidas
orientales. Más tarde, se distingue, aliado de la escritura númida,
una variante mauritana, con la que está emparentada la escritura canaria.
Es por tanto imposible que la escritura guanehe proceda de un
ciclo cultural mediterráneo antiguo, me refiero al prerromano, y que,
en cambio, se relacione más estrechamente con la escritura cretense.
Se trata ahora, por tanto, de saber si el guanehe ofrece formas
arcaicas frente al beréber continental, y para ello hay que fijarse en los
rasgos siguientes:
a) La separación del artículo y del nombre. En el beréber de hoy
el artículo está 'fundido' con el nombre. En el canario de hoy, por el
contrario, el artículo está 'separado' del nombre.
b) Elementos lexicales.
e) Palatización de la T y D, en C, que fue anotada por los españoles
en forma de CH, no siendo consecuencia de una pronunciación fricativa.
d) La H, a veces, pronunciada como G; este cambio es del propio
español posterior (ej. agora = ahora). Siempre faríngea.
e) El sonido de la Z fue reproducido por D.
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f) Evitación de final consonántica.
g) La vocal A, velar, tanto en sílaba libre como en sílaba trabada.
h) La vocal O tiende a cerrarse en posición final absoluta.
i) En general, alargamiento de las vocales.
j) La S, predorsal convexa, sorda. Dental la Z en S.
k) Aspiración de la J en F; como labiodentales.
1) Velar la Q, mientras que la G no estaba palatizada.
m) Alveolares la L, N YR.
n) Labiales la B y P. El ber. pierde la B labial, es contrario a la B.
o) La formación del genitivo con la partícula '-N-' o de
'-M-', cuando está delante de labial.
ELEMENTOS PREHISPÁNICOS
Muchos han sido los vocablos guanches -no es en su aspecto románico
de la lingüística canaria- que han desaparecido. Palabras que
una inexacta discriminación vino a situar en campos equivocados,
como por ejemplo: bayfo, o baifa, belete o beletén, bequeque, goro,
lende, mago o-magua, perenquén, tafor, tamarco, tasaigo, tinquene o
tenique.
Se podrían relacionar muchas más, más de las 32 voces -seguras-
que recoge Zyhlarz, pues se puede admitir un substrato preberéber
en el ambiente lingüístico histórico de Canarias, sin repetir las comparaciones
lexicográficas conocidas por los más. Tras este substrato, es
innegable la existencia de elementos beréberes para todas las islas.
Esto es, hay suficiente material lexicográfico beréber, distribuido por
todas las islas, otros muchos ejemplos se podrían poner de voces netamente
canarias que han conseguido llegar hasta nosotros conformando,
de los guanchismos los canarismos de hoy, filiándolas dentro del tronco
beréber. Unas u otras representan aféresis de voces berberiscas. Los
parelelismos están en nombres geográficos, en costumbres, en utensilios.
Aclaro que estos ejemplos corresponden a un estrato beréber más
antiguo que el estrato posterior de beréberes islamizados venidos a todas
las islas desde el continente africano y, en consecuencia, se trata de
un líbico moderno como lo representan todos los dialectos beréberes,
lo que no quiere decir que el canario de hoy sea una lengua protolíbica,
ni mucho menos: gofio del ber. guowi; jaira, del ber. ahiar; jairamo,
del ber. kahirano; tabaiba o tobaibo, para las clases «Euforbia
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Canariensis O Tithimalus Mauritaniae»; tabefe, del bere. tahof, tafor;
tagasaste, del ber. tagsest; tagoror, del ber. tagrurt; tajaraste, del
ber. taharast; tavas, del ber. tabust; tinquén, del ber. ink-en. En evitación
de equívocos, cuando digo del 'beréber', me estoy refiriendo a
etimologías berberófonas, magrebíes o saharauís, en sus dialectos zemazijz,
zirí, tunsí, zauía, tibbo, xiluh, ksur, shellas, etc., y no de etimologías
arabófonas de los masmudas, havaras, zenetas, senhayas, gumaras,
cte.
ELEMENTOS COMPOSITIVOS
Son de gran importancia los elementos compositivos tanto InIciales
como postpuestos, que se presentan especialmente en los topónimos:
El elemento preformativo 'TA-' formado por 'T-' prefijo de los
femeninos; y por 'A-' prefijo de singular, se encuentra también en el
beréber 'TA-N' como elemento deíctico, que en guanche se convierte
en 'TE-N', con el significado de 'la de', (TAN-nausú, TEN-erife). Variante
es la partícula compositiva 'TE' cuando actúa como prefijo de los
femeninos y también como terminación del singular. (TAcoronTE,
TAmaraceiTE; o en el doble supuesto TEseguiTE o TEgesTE, TEdoTE;
como final AgaeTE, GuinaTE, TigalaTE, TunTE; iniciales hay
variedad: TEnoya, TEjeda, TEguise, TEror, TEide, TEno).
Hay que aclarar que si bien 'TA-' es una simple variante de
'TE-', es distinto pues es beréber 'TAN' equivale a 'la de' y 'TEN'
equivale a 'las de', femenino, pero el primero singular y la segunda
forma en plural. Por el contario en guanche, respectivamente es 'TEN'
para 'la de', singular, y 'TlN' para el femenino plural. 'TA-' fem. sing.
y 'Tl-' fem. pI.; 'A-' masco sing y '1-' masc.pl. 'Wl-N' en beréber, y
'Bl-N en guanche para decir 'los de'; 'BE-N' en guanche y 'WE-N' en
beréber, 'el de' (BENtayga, BENijó, BENijos, BENchijiGUA). Ya
queda dicho en la 'N' delante de labial se transforma en 'M', como en
'BIMbre'.
'GUA' es otro elemento compositivo con el significado de 'persona':
(GUAGUA, GUAyero, GUArguero, GUAnajo, GUApido,
GUAyedra, GUAyre; GUAmasa, GUAdaya, o como sufijo, el ya dicho
BENchijiGUA, TenaGUA, HermiGUA, ChileGUA).
'-EN' siempre como sufijo, sirviendo de apoyatura, mientras que
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en otras ocasiones determina el masculino plural, y la '-A' el femenino
singular (acebEN, lagumEN, beletEN, tíniquEN, perenquEN, TEcEN).
Sus equivalentes en beréber son el sufijo '-AN'.
Hay numerosas formas accesorias con 'CHA', 'CHE' o 'CH!' que
se explica porque en beréber hay una sustitución fonética 'CH = T'
(CHAmorga, CHElé, CHlpude; CHAmbón, CHErne, CHlnipita..
Una inflexión vocálica o de metafonía se presenta también como
aspecto vocálico de la dilatación entre el beréber y el guanche en que la
vocal E o 1, ha penetrado en la A inicial.
'IGO' no es un sufijo, sino la adaptación del primitivo 'IRKU'
(ganIGO) que se pierde al convertirse en 'ICO' (gánICO, TasartICO).
'lE' tiene su paralelismo en el 'HE' beréber, del 'YE' camita (JEdey,
JErduñe, JEbona, TeJEda, TeseJErague, CheJElipes, AlaJEro;
TuineJE, AdeJE.
Muchos ejemplos se podrían poner. Voces tan canarias como: baifa,
gánigo, gofio, tabaiba, perenquén, tafor, representan aféresis de voces
berberiscas. Los paralelismos están en nombres geográficos, en costumbres,
en utensilios, y más ejemplos pormenorizados se saldrían de
la extensión de esta Ponencia, que sólo ha pretendido llevar al ánimo
de los organizadores, de los estudiosos, de los expertos en el tema, una
necesidad investigadora que casi han sentido más los «de fuera», qUe
nosotros los «de dentro», y todavía estamos a tiempo.
TOPÓNIMOS
Algunos nombres de pueblos y lugares, se dan la mano, pues en
una y otra parte hay localidades de semejantes étimos: Doramas u Oramas,
ber. Arammas, monte y parque que recuerda el nombre del último
guanarteme de Telde, con el significado de 'el de nariz ancha',
porque en beréber significa 'sin medio, sin tabique nasal'; Tamareeeite,
en ber. Tamaresseite 'sitio de palmas', en el municipio de San Lorenzo
y es también la capital de los tuareg, según Foucault; Tarajal, en Tazacorte,
tarajal en ber. Gran Tarahal, Tarahalejo, 'terreno poblado de
tarayes o tamarix ('Tamaricetum' o 'Pentandria triginia'); Tazaeorte,
en ber. Tazeggurtta, nombre de la 'Ziziphus lotus' más conocido por
azufaifo, arbusto ramnáceo de frutos rojizos del tamaño de una ciruela
pequeña; Te-bieen-a, en ber. 'Te-wissen-a', 'Atabicenen' o seluaggio o
cane lanuto', según Torriani; bieen, del guanche 'perro'; wissen, del
beréber 'chacal'. TE- elemento deíctica, con el significado 'la de';
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-A (-aria, dellat.) 'semejanza de aspecto'. Antiguo nombre de Canaria;
Teide, en ber. Cheide o Eheide, 'infierno', que es de fuego; Te/de,
'tierra de higueras', en Gran Canaria y en Fez (Tellde); Ten-erif-e
(Chmerfe), se conserva el grupo «-rJ-»; iriJi, 'sed'; urif, 'tostar'; la
del calor, la que es seca; Tirajana, del ber. adir-ahánac 'riscos blancos'
con el elem. ti- 'de los'. Anzar, en ber. tiene el significado de 'lluvia',
Anzar-ote, será 'de la lluvia'.
El nombre de la isla de La Gomera recuerda al de la tribu beréber
de los Gumiira, en un enclave del territorio de Fas o Fez, cerca de la
vieja Volúbilis romana de la Mauritania Tingitana.
CONCLUSIONES
Esta Ponencia sólo ha pretendido llevar al ánimo de los organizadores,
de los estudiosos, de los expertos en el tema, una necesidad
investigadora que casi han sentido más los «de fuera», que nosotros los
«de dentro», y todavía estamos a tiempo. Quedan muchas lagunas y
para un próximo encuentro se podrían parcelar los temas que han aparecido
apretados y que necesitan expansionarse a la luz de la investigación
incansable, buscar esa savia que ta~bién necesita el saber. La raíz
hamita conforma a los guanches, a los beréberes y a los egipcios; son los
leucodernos del Norte, y de sus ramas nace una umbría cerrada que
hay que abrir, pues desdichada cosa es caminar tan sin luz en el proceder,
que sean los aciertos, acaso, y los yerros cosa natural, pues la
realidad probada, la verdad, es lo que verdaderamente da la autoridad
legítima.
FINAL
Con el rico material existente ~entro de lo que cabe- quiero
que éstas mis palabras lleven a todos la inquietud y la necesidad de
ahondar en el tema, por motivos que están en la mente de los presentes,
con la plena conciencia de lo arduo de la tarea, pero con el convencimiento
de que una organizada investigación patrocinada, si no de
expertos, porque no hay tantos expertos, sí de entusiastas --que los
hay y muchos- que ahonden aún más en la prehistoria de nuestras
islas, que la tiene y riquísima, para que conociendo las propias raíces,
nos conozcamos todos mejor y nos entendamos, islas y continente,
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como debe ser, como sin duda es, y como de corazón deseo en este
momento de concluir la exposición de mi Ponencia que espero haya
sido del agrado de todos.
LAVS DEO
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