DOCUMENTACION EXISTENTE EN EL MUSEO NACIONAL
DE ETNOLOGIA EN RELACION CON COLECCIONES DE
CANARIAS, COSTA NOROESTE DE AFRICA
y AFRO-AMERICA.
M. SIERRA DELAGE
© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
INTRODUCCIÓN
El hecho de participar en este coloquio Ibero-Americano que, por
vez primera, abre un Aula dedicada al mundo africano en su costa
Noroeste en relación con nuestras islas Canarias, me es particularmente
agradable, tanto por mi conexión a la cultura africana como por la
dimensión ql1e entraña dentro del mundo hispánico, precisamente ahora
que acaba de celebrarse en Bata (Guinea Ecuatorial) el I Congreso
Internacional Hispánico Africano de Cultura del 2 al 8 de junio, a donde
concurrieron países ibero-americanos, africanos, el instituto afronorteamericano,
el CICIBA (Centro Internacional de Civilización
Bantú con sede en Gabón), la OUA, la UNESCO, y un par de comunidades
religiosas. De las conclusiones de este Congreso se dijo que,
tanto por su historia como por su idiosincrasia, Guinea Ecuatorial está
vinculada a la Comunidad Hispánica; de ahí queremos trasladar este
párrafo exactamente: «Esta realidad debe conducir a un estrechamiento
de sus vínculos culturales, humanos y lingüísticos con la comunidad
española, africana e ibero-americana». Estamos pues ante un hecho
evidente: la valoración de la identidad cultural, la cual se manifiesta,
materializa, como allí indicábamos, en sus objetos, sellos de identificación,
expresión de una manera de hacer, cuyo estilo ha surgido de una
larga tradición, tradición oral en estos pueblos que las propias recomendaciones
del Congreso han considerado, previniendo la preservación
de su patrimonio, de su arte, y protegiendo a los ancianos, fuentes
vivas, documentos «escritos» de su historia. Identidades que una a una
integran lo hispano, a manera de las teselas que forman un mosaico.
Cada pueblo con sus peculiaridades, todo un solo conjunto, con un
denominador común que los aúna y al cual uno por uno aportan lo
propio y característico.
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Vanguardia y enlace entre lo propiamente ibérico y lo hispánico,
las islas Canarias en el océano Atlántico se muestran ante nosotros, en
su particularidad insular, en una relación de proximidad a la costa del
Noroeste africano, a lo que fue Santa Cruz del Mar Pequeño, lugar
desde el cual el «moro» de Berbería o el habitante sahariano, como el
de las selvas ecuatorianas fue visitado por expedicionarios y científicos
que, en un afán incontenible, se despliegan por el continente africano
en el último tercio del siglo XIX.
SÍNTESIS DE LAS EXPEDICIONES
La Restuaración determina una política exterior que se centra
en torno a la Europa de Bismarck, siendo los últimos 30 años del
siglo XIX los que en España van a promover una mayor apertura hacia
el continente africano.
Es allá por 1832 cuando Marcelino Andrés realiza sus viajes por
las islas de Cuba, Santa Elena y Dahomey. Los de Llerena en 1843 y
Chacón en 1858 a Fernando Poo, los de Benítez o de Gatell al Sahara
en 1864, la expedición a la Guinea Ecuatorial de Manuel Iradier en
1875-77 que cristalizaron en la creación de la Sociedad Geográfica
en 1876 y, al año siguiente, en la Sociedad Española para la Exploración
del Africa que moriría unos años más tarde sin pena ni gloria,
son las expediciones de los setenta.
En la década siguiente, a partir del Congreso de Geografía Comercial
en 1883, de la Conferencia de Berlín de 1885 con el reparto consiguiente
de Africa, abundan los viajes, de los que fueron promotores
Coello y Costa. Los organiza la recién creada Asociación de Africanistas
y Colonialistas fundamentalmente por motivos «económicos», aunque
revisten sin embargo un cierto cariz científico por la manera en que
se recogen y describen los objetos, costumbres y usos de sus habitantes.
Recordemos a Quiroga, Cervera y Rizzo en el Sahara, al igual que
Benítez años antes había acompañado al alemán Oscar Lenz, o a BonelIi
que estableció unos puestos en la costa saharaui partiendo de las
Canarias. Las de Guinea Ecuatorial de 1885-87 de Iradier, Ossorio y
Montes de Oca suponen, amén del reconocimiento de una serie de
territorios, abundantes noticias de los pueblos playeros del continente
y de los fango En 1887 Sorella irá desde Dakar, bordeando la costa
hasta Fernando Poo.
Por último la década de los noventa nos trae los viajes de Valero y
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Berenguer con un estudio muy completo de los «bubi» de Fernando
Poo. En consecuencia, los hechos a que da lugar el tratado hispanofrancés
de 1900 para fijar los límites, llevan a la comisión regia a la
Guinea Ecuatorial donde alguno de sus miembros, entre los que figura
Ossorio, en su cuarta expedición, Martínez de la Escalera, entomólogo,
así como O'Almontes geológo, hicieron algunas incursiones por
Río Muni, a la altura del Cabo de San Juan donde desembarcaron,
mientras que el resto de la expedición seguía camino a Libreville, donde
las dos comisiones, española y francesa, se reunirían.
Todos los acontecimientos posteriores son otro capítulo, reverdeciendo
los factores científicos en los años cuarenta de nuestro siglo con
la creación del IDEA Yel Museo de Africa y la consiguiente incursión a
Guinea Ecuatorial, amén de las expediciones promovidas por el profesor
Santa Olalla en los años 1941 y 1943 al Sahara, apagándose paulatinamente
,hasta el momento en que la llama africana aparece de nuevo
en torno a 1984 en el I Congreso Hispánico Africano, en la formación
de la Asociación Española de Africanistas el diez de junio, en la cual el
Dr. Morales me habló de los proyectos de formación de un Aula de
Africa en el VI Coloquio Ibero-Americano que se celebraría meses
más tarde en Canarias.
Toda una serie de ideas de cooperación cultural, futuras reuniones
y trabajos en torno a este despertar nos esperan, pero con un matiz
nuevo, que a mi juicio es muy importante: el sujeto activo es ahora el
africano que empieza a tomar conciencia de su yo en busca de su identidad,
su raíz, buceando en sus orígenes, que se une al movimiento de los
pueblos en la determinación de lo genuino, en su renovado «romanticismo
» que promueve una política cultural que, entre otros aspectos, se
orienta en la promoción de Museos dinámicos, vivos, como centros
divulgadores de culturas, investigando nuevos métodos que sitúen a
éstas en su contexto, con una visión netamente africana, en nuestro
caso, como ha sugerido el Museo de Sahel en Gao (República de Mali)
mostrando la vida de los nómadas con ejemplos directos tomados de
estos mismos y como consecuencia de un problema vivido, recogido
por el Ubersee Museum de Bremen (Alemania), ya que según cita Makagiansar
en su artículo! la Unesco especifica sobre los museos que «el
patrimonio cultural expresa la experiencia histórica de cada pueblo y su
1. «Museos de hoy y de mañana: una misión cultural y educativa» en Revista Museum,
París, 1984, n." 1, p. 5.
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personalidad colectiva de cada uno. Constituye el fundamento mismo
de la identidad cultural en la conciencia del individuo y de la comunidad
». Cooperando con otros centros y asociaciones en una actitud
abierta, enseñando una «elección» de vida que viene arropada por el
entorno tanto natural como cultural.
FUNCIÓN DEL MUSEO
Juega el Museo claramente su papel triple, de enseñar, divulgar e
investigar, creando ambientes a través de los sentidos, recreando al individuo
y lo juega más todavía cuando se trata de comunidades ágrafas, cuyos
restos nos hablan por sí como lo harían las páginas de un libro, sólo tenemos
que pulsar el botón adecuado, leer en ellos obteniendo toda la información
que nos ofrecen con sólo alargar nuestra mano. ¿Cómo?, nos
preguntamos: a) mirando, penetrando en el objeto sogno de su cultura
material, desde sus características físicas: de peso, tamaño, dirección, a las
propias funcionales: el para, el porqué y el cómo; las símbolicas: forma,
contenido y color; las puramente estéticas en el goce que produce su contemplación
o su realización como «bueno», o las históricas derivadas de
sus coordenadas espacio-temporales a las que habría que añadir todas las
ambientales, de «ruidos», sonidos, acústicas, visualización de espacio,
percepción, colorido, etc., b) o contando con las puramente estéticas y
técnicas, las proporciondas por un estudio metalográfico, análisis químico,
microscopio, electronia ... que nos aportarán datos de fabricación, de
resistencia de los materiales, de usos de alimentación, de técnicas de caza
y pesca, económicas, etc.
Es pues, importante y básico el estudio de las colecciones de los
museos, y por ello hago hincapié, ya que nos suministran, nos dan datos
de la historia humana, y es, por lo relativamente poco que hasta el
momento se utiliza, se exprime esta fuente, digamos que está prácticamente
inédita, por lo que queremos reflejar, hablar en una primera
aproximación general de los materiales que el Museo Nacional de
Etnología posee del ámbito canario, Afriéa del Noroeste y su prolongación
en lo antillano y en lo americano, crisol de lo afro-americano,
apoyándonos también en la documentación de archivo existente aún
menos conocida aunque indisociable , añadiéndose algún comentario
de los viajes que, realizados en este área, amplían la información del
objeto en su ámbito natural.
No necesariamente existe esta fuente triple, dadas las normales
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vicisitudes de formación de las colecciones y las propias de la evolución
museística, pero sí son el punto de partida y la aportación primaria a un
estudio ulterior. En tanto que no podemos ofrecer resultados técnicos
por el momento, ya que la carencia de una normativa al respecto nos lo
impide, hecho que al parecer empieza a obviarse con la formación de
una serie de bancos de datos. Con respecto a las piezas estamos llevando
a cabo un estudio individual, basándonos en datos diversos, de archivo,
de las expediciones, comparando con otros elementos la posible
adscripción a uno u otro grupo tribal, en la historia de estos pueblos y
en los pocos datos que poseemos, ya que hay una gran mayoría que no
es posible identificar en los inventarios, debido a la escasez o falta de
precisión de la información sobre ellas.
Las colecciones del Museo de Etnología que fue desde su función
en 1875 dedicado a Museo de Antropología, con el sentido que en la
época esto conllevaba, es decir una orientación física más que cultural,
ya que estamos en el momento del florecimiento de los estudios de este
tipo promovidos por el Dr. Broca, al cual seguía el mundo de la época,
eran diversas: desde aves, esqueletos de animales y humanos, cuadros
con escenas de costumbres, objetos varios, curiosidades en una palabra.
En él se dieron cita toda esta clase de elementos, que su muerte se
dispersaron, pasando a distintos Centros para, años más tarde, en
1910, por Real Orden, convertirse la sección de Antropología del Museo
de Ciencias Naturales en Museo de Antropología, Etnografía y
Prehistoria, con fondos del Museo Biblioteca de Ultramar, disuelto
trás el desastre de las Colonias que comprendía especialmente la cultura
material de Filipinas, Ocenía y algunos, muy pocos, de Africa y
Cuba; del propio Dr. Velasco, comparte de las colecciones africanas de
las expediciones de Ossorio y Sorela depositadas en los años ochenta,
las de Valero y Berenguer, completándose todas éstas posteriormente
por compra o donaciones, debiendo destacar las mil y pico piezas del
Museo de Africa del IDEA, incorporado definitivamente al Museo de
Etnología tras diez años de depósito temporal. Documentos antiguos e
inventarios completan las colecciones, como iremos viendo.
ISLAS CANARIAS
Los documentos escritos indican que los contactos de las Islas con
la costa Atlántica se remontan al siglo xv en la historia, remitiéndonos
a las notas que al respecto nos suministra Uzueta en su libro Historia
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Geográfica de la Isla de Fernando Poo. Destaquemos la Real Cédula de
6 de abril de 1468 en donde se dice, se conceden «en la posesión de las
Canarias y mar Menor de Berbería a Diego Herrera». Más reciente, la
nota de Coello de 1877 habla de la posibilidad de establecer unas líneas
de comunicación desde Cabo Nun a Tombuctú, centro comercial transahariano,
en la línea de las salinas del desierto y las minas de oro del
país negro de Futa Djalon, indicando que desde Canarias hasta aquí
sólo hay 1.450 kilómetros; Costa paladín del africanismo expone en la
revista de Geografía Comercial sus ideas acerca de la conveniencia de
mantener relaciones políticas, comerciales con las tribus de lugares del
Sahara occidental y de tránsito para el Sudán que ahorrarían la salida al
mar de Tombuctú, así como de la industria pesquera la cual considera
excepcional.
Tenemos de las islas Canarias documentación, restos antropológicos
y de cultura material.
a) Documentación. De éstas hay tres cartas del doctor Vernau,
conocido antropólogo francés, que se encontraba haciendo unos estudios
en las islas a finales del siglo pasado, dirigidas a D. Manuel Antón,
entonces en el Museo de Historia Natural, y posteriormente director
del Museo de Etnología:
1." 1886 de 23 de agosto de Las Palmas de Gran Canaria. En ella
habla del envío de dos cajones al museo de Historia Natural de Madrid.
«... de los cuales uno contiene dieciséis cráneos del barranco de
Guayadaque y el otro piedras que destinaba al amigo don Francisco
Quiroga».
Continúa hablando de una serie de incidentes de transporte para
proseguir más adelante:
«Afortunadamente encontré anteayer en esta ciudad a don Julio
Cervera de vuelta de su viaje, quien se encargó de llevar los cajones
de equipaje y así estoy seguro llegarán bien, pues los cuidará
don Francisco Quiroga que se quedó en Santa Cruz de Tenerife
con el señor don Felipe Rizzo2.» Indicándole le diga «de qué
modo podría yo otra vez mandarle lo que tenga que regalar al
Museo ... »
2. Quiroga, Cervera y Rizzo son los miembros de la expedición al Sahara en 1886 de
regreso en Canarias.
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2." En esta carta de 1887, cuya fotocopia adjuntamos -Lám.
n." 1-, Vernau da cuenta de los resultados de sus investigaciones, de la
prueba irrefutable de la existencia del guanche, es decir del tipo de
Cro-Mañon, en Gran Canaria; de los cráneos, esqueletos y objetos
etnográficos3 que ha recogido y del envío de algunos cráneos al Museo,
así como comunica a Manuel Antón la presentación de una Memoria a
la Academia de Ciencias sobre la raza Cro-Magnon a la que asimila al
guanche que ha venido a sorprender a los miembros de la Comisión
según opinión de M. de Quatrefages.
3." 8Xbre de 1901 en París. Vuelve a hablar de los cráneos españoles,
comentándole ha sido nombrado presidente de la Société d'Anthropologie
de Paris y le pide información para su discurso de inauguración
sobre la parte de España, ya que tratará sobre la enseñanza de la
Antropología en Europa y América.
b) Artículos. En 1929 de las Barras de Aragón, a la sazón Director
del Museo, en un «Estudio de los Cráneos antiguos de Canarias,
existentes en el Museo Antropológico Nacional», publicado en Actas y
Memorias de la Sociedad Española de Antropología, Etnografía y Prehistoria;
al hablar del material que posee el Museo dice que la colección
de cráneos canarios tiene 63 ejemplares: parte de la colección Velasco,
20 de la expedición de Quiroga que los trajo de Vernau lo que coincide
con la carta de envío de Vernau de 1886, otros que mandó a Manuel
Antón y otros varios de Agustín Cabrera.
Existen además los trabajos del doctor Valle Ortega reproducidos
en el artículo arriba citado y fechados en 1882, año de la muerte del
doctor Velasco, el cual alentó a éste para su estudio, y que por causas
diversas no fueron donadas al Museo hasta 1927.
Cuenta el Museo con una lista provisional de C. Robles Mendo de
1966 que alude a un catálogo de 1914 y en el cual encontramos unos 31
cráneos de Canarias. Los fondos y la lista se están revisando en la actualidad
por un becario de la Universidad.
c) Momias. Con fecha 5 de marzo de 1925, existe un documento
que transcribimos: «dos trozos de momia de guanche de Tenerife, consistentes
uno en parte de la cabeza y tronco con algunos huesos sueltos.
Parecen a primera vista de una mujer y un niño, éste ya con los terceros
molares. También un trozo de cuero curtido y con una costura, que
3. El subrayado es nuestro.
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parece proceder de un vestido. Fueron enviados estos ejemplares en
1850 por el Gobernador de Canarias a la Real Academia de la Historia
la cual ahora hace el donativo al Museo.
Según oficio de remisión de la Academia de la Historia de 20 de
febrero de 1925 «se descubrieron en 1862 en las cuevas de la Orotava
(Candelaria) cuatro momias que fueron trasladadas al Gobierno Civil
de las Islas Canarias, y requerido por aquel Jefe político el concurso de
varios médicos que los examinaran estimaron se trataba de unas momias
que eran de los guanches; este dictamen fue enviado a nuestra
Academia a principios de 1863». Sobre a quien pudiera ser atribuida la
propiedad de las momias dictaminó el señor Gómez de la Serna. Sobre
el valor arqueológico y etnográfico de los restos informó el señor Fernández
Guerra en 1867 y propuso que las adquiriera el Estado y pasaran
al Museo de Ciencias Naturales. El académico bibliotecario señor
Becker no ha podido averiguar si tales momias vinieron a España y
alguna de ellas a la Academia pero cree por lo indicado que de la que
aquí se trata es una de ellas aunque no puede precisarse con fijeza y
exactitud.
Como puede notarse el texto es bastante confuso, habla de una
donación al Museo que puede suponerse, por la fecha, sean los de la
Lám. 1, los cuales no están ni registrados ni constan en los inventarios.
En cuanto a las momias al parecer sólo vino una.
Respecto a este punto, con fecha de 1929, dice en la publicación
más arriba citada, de las Barras que existen algunas momias de Tenerife
en el Museo que están en cuatro vitrinas; en una de ellas hay un
ejemplar magnífico. «Se trata de un hombre de alta estatura y perfecto
tipo de la raza guanche.»4 Esta descripción se corresponde con la única
momia que hoy tenemos en el Museo, con lo que apunta el inventario
de 1925 ya citado del envío de momias y con el cual figura el número
3.332 la única existente. Continúa «Otras dos vitrinas contienen momias
en mucho peor estado de conservación, mostrando en parte, el
esqueleto descarnado, pero se conserva con ellas las pieles en que estaban
envueltas y cosidas.»5 De éstas no hay la menor indicación en los
archivos y en cuanto a otras dos que son restos incompletos dice proce-
4. De las Barras y Aragón. «Estudio de los cráneos antiguos de Canarias. existentes
en el Museo Antropológico Nacional» en Actas y Memorias de la Sociedad Española de
Antropología, Etnografía y Prehistoria, Madrid, 1929, p. 7.
5. De las Barras y Aragón, op. cit., p. 7.
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den de la Academia de la Historia de 1850, que se corresponderían
con la descri pción de 1925 que tampoco existen.
COSTA NOROESTE
En el orden del tiempo, GateIl irá a Marruecos y Fez en 1864 como
militar recorriendo las kabilas de Beni Hassan entre Rabat y Mequinez, y
de Rahamena y Seragna. En 1865 bajará a la costa, visitando la región del
Sus, del Dad Nun y Tekna, dando noticias sobre este área, que se publicarían
en el Boletín de la Revista de Geografía Comercial. Continuaron los
relatos de Benítez en 1879 que describe en su «Viaje por Marruecos, el
desierto del Sahara y Sudán al Senegal» acompañando al alemán Oscar
Lenz enviado por la Sociedad Geográfica de Berlín.
Bajo la dirección de Bonelli, que ya en 1882 ha visitado el territorio
de los Beni-Hassan, El Garb, Mequinez, Fez y otros lugares hasta
Tánger, ahora en 1884 es enviado por la Asociación de Africanistas
para recorrer el litoral del Sahara Oriental, desde Cabo Bajador a cabo
Blanco, con medios de la Compañía Comercial Hispano Africana(\
yendo desde Canarias a sentar las bases de una relación existente entre
ambas costas.
Quiroga, que junto con Cervera y Rizzo en 1886, irá a los oasis del
Adrar-et-Tmarr y del Sutuff y la zona entre estas regiones y la costa,
forman un equipo complementario, doctor en ciencias físicas y naturales,
ingeniero el segundo, y como arabista Rizzo, recogen datos, formalizan
la celebración de un Tratado con España en la zona del Adrar,
suministrándonos información etnológica de sus habitantes de la que
destacamos algunos párrafos por su interés para nuestras colecciones.
Los habitantes del desierto -se refiere al Sahara español- «si no
son árabes son bereberes muy arabizados», leemos en los escritos de
Quiroga. Hablándonos de la blancura de sus dientes dicen estar así
«por estar frotándolos siempre con unos palitos de una planta algo mu-
6. La cual se formó en Canarias con el objeto de fomentar la industria de la pesca en
el litoral africano. Hay que añadir que la Sociedad de Africanistas había pedido al Gobierno
que se ocupara el litoral africano correspondiente al banco de pesca que explotan
los naturales de Canarias.
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cilaginosa, como el malvavisco>/; con respecto a las mujeres comenta
que las ceban para que estén más hermosas y de su indumentaria que
«van envueltas en un trozo largo de tela azul de algodón con la que se
. tapan desde la cabeza hasta los pies. El pelo lo peinan en una porción
de pequeñas que adornan con cuentas de vidrio, trozos de ámbar, etc.
Usan pendientes de la misma naturaleza y son muy aficionadas a collares,
brazaletes y pulseras en los pies que llevan siempre desnudos, lo
mismo que los hombres. El traje más general de éstos consiste en los
zaragüelles y el jaique o trozo grande de tela, como el de las mujeres,
en que se envuelven todo el cuerpo sin dejar fuera más que los ojos.
Otros añaden, para hacer el turbante y taparse la cara, una especie de
faja de algodón que hacen en el Sudán»8. Sigue hablando de su economía,
ajuar doméstico, de sus sacos de cuero, comenta la educación de
los jóvenes a través del Corán y recoge además reptiles e insectos.
Procedentes de esta misma colección y unas cuatrocientas piezas
entre Sahara y Marruecos, adquiridas muchas de ellas por compra por
Julio Caro en 1953, publicadas en parte en su libro de Estudios Saharianos
de 1955 y en sus Cuadernos de Campo; de indumentarias, telas
marroquíes como delanteras de cama «et-ta'yira», bordado popular de
Chanen Cortina, «ez-mang» con aplicaciones de oro de chanen, funda
de almohada «el mejdadda» bordado de Rabat antiguo o bordado de
«salé», adornos, joyas, cerámicas bereber, platos, bandejas, cajas en
cobre y plata, talismanes, etc.
Del Museo Etnológico, las colecciones de Martínez de la Escallera,
el cual mantiene correspondencia continuada entre 1911 y 1917 con
su director don Manuel Antón, enviando objetos de plata de diferentes
poblados de la región del Sus, Nun y Draa, objetos de menaje, industria.
De él hay escrito que reproducimos encabezado con el título de
Sección de Etnografía -Ingresos de 1921- en Lám. 2.
Sorela. En 1886 por Real Orden, Luis Sorela, teniente de navío,
7. De las Barras y Aragón. «Don Francisco Quiroga, como etnógrafo». Actas y
Memorias de la Sociedad Española de Antropología, Etnografía y Prehistoria, Madrid,
1928, tomo VII, p. 98.
No se limitó Quiroga sólo a temas saharianos, sino que como De las Barras recoge
en su bibliografía, escribió sobre algunos aspectos de las islas Canarias; así en 1892 publica
Los dragos de Tenerife en la Sociedad Española de Historia Natural. Tomo XXI.
8. Tazufras de las que el Museo cuenta con una colección de catorce piezas procedentes
del antiguo Museo de Africa; en éstas puede observarse el tratamiento del cuero
teñido y los dibujos geométricos que los adornan.
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es comisionado a Africa, con motivo de ver el estado de las colonias de
la costa occidental. Recibe al decir de Caridad Robles Mendo, material
necesario para la conservación y envío de las colecciones de zoología y
botánica del Ministerio de Fomento y del Ministerio de la Guerra para
la campaña. Así el 11 de febrero de 1887 parte a D.akar en Senegal y a
San Luis, continuando luego por los puertos de Gorca, Rufique, Santa
María de Bathurst (Gambia), Fundioque, el Archipiélago de los Bisaya,
sube por los ríos Muño y Pongo, y hace escala en la isla de Sable,
Boffa, Laos, Conakry y Benti. Luego a Sierra Leona y Monrovia
(Liberia) recorriendo el río San Pablo. Seguirá a Lagos (Nigeria), permaneciendo
en Weydahn algún tiempo para pasar a Porto Novo en
Dahomey y desde aquí a Fernando Poo (Guinea Ecuatorial), donde
visita al jefe bubi Botuko Moka.
Nos sigue explicando Robles Mendo que al llegar a Madrid entrega
«los objetos recogidos en Africa al Museo-Biblioteca de Ultramar (del
que procede la hermosa colección etnológica trasladada al actual Museo
Etnológico al desaparecer el de Ultramar... )>>9 Ya otros Centros.
Según su biógrafa, en 1889 a Solera se le destina al Ministerio de
Ultramar y Fomento con objeto de que acabara la clasificación científica
de sus colecciones, por lo que pueden ser manuscritos suyos de esa
época los que se conservan en el Museo de Etnología de un tamaño de
10 x 16 cm., con la descripción de los objetos y los nombres de los
mismos en dos lenguas, la local y una europea. Agrupamos estos manuscritos
en:
a) 24 hojas numeradas del 1 al 24, con los nombres en inglés y
yoruga, y al dorso la descripción en francés.
De la número 25 a la 47, perteneciente a este mismo grupo, con
iguales características.
El último de esta serie va numerado de la 49 a la 64 correlativos,
en igual forma y añade el número 72 y 73.
b) Correlativamente de la hoja n." 1 a la 25, con una descripción
en francés.
c) De la número 1 a la 19 lleva cada hoja el nombre en francés y
fiji, y la descripción de la pieza al dorso en francés. Este grupo lleva el
encabezamiento de Porto Novo Collection.
9. «Exploradores científicos de la Guinea» en Trabajos del Instituto Bernardino de
Sahagún. IV Etnología. Madrid, 1946, p. 75.
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Existe también un inventario de 1915 titulado Expedición del capitán
don Luis Sorela. Catálogo de objetos (Costas de la Guinea superior).
Más piezas de la colección Sorela entran por donación en el Museo
en los años cincuenta así como los libros que publicó, siendo una muestra
de la cultura material de las tribus del recorrido que efectúa; de los
islamizados «peul» que cubren zonas del Senegal trabajando el cuero
de igual manera que los del desierto con decoración geométrica y tintadas
al igual que los «mandingas», de los que hay dos espadas con fundas
de cuero policromado de la colección Terrazas, que consta de 213
objetos, cuyos números de inventario son el 4.983 y el 3.576 muy similares
a las que figuran como «peul» en la colección Sorela. Es curioso al
respecto el texto de M. Andrés en que dice que es oficio efectuado por
negras y cito textualmente: «Para el tinte azul observan el método siguiente:
cogen las hojas tiernas de un arbusto llamado Aigó, muy parecido
por sus hojas a la forma de un pastel; las machacan y si las quieren
guardar hacen de ellas unas pelotas y las secan, después de lo cual
pueden emplearse todo el tiempo; pero si quieren teñir enseguida cogen
una porción de hojas machacadas, después otra de raíces de un
árbol llamado Codó (amarillo) y luego una cantidad de ceniza del Dandé
y encima de todo esto las hojas del Aigó. Dispuesto así todo llenan
entonces la tinaja de agua y hacen una infusión por espacio de seis días
pasados los cuales adquiere el líquido un color azul intenso y en disposición
para teñir. Entonces sumergen la ropa en esta mezcla por algunas
horas, cuya operación se repite más o menos, según el grado que se
quiere dar al color de la ropa; pues la primera vez queda azul celeste, la
segunda turquí claro y la tercera muy obscuro, de modo que la cuarta
parece casi negro.
Este tinte, lo mismo que los otros, lo comunican al algodón, a la
paja, a las pieles y demás objetos susceptibles de ser pintados» 10.
De Dahomey provienen una serie de «fetiches» dioses del grupo
Ewe, que son, a nuestro juicio, símbolo de la guerra, de la serpiente
sagrada; el número 5.362 del inventario actual se identifica con el número
9 de la relación hecha a mano del manuscrito del grupo C obtenido
en Porto Novo, su nombre es «Ogun» en yoruba, «Gun» en jiji, al
cual se le inmola según la riqueza, así una vaca, un cordero y la mayor
10. P. BARREIRO. «Viaje de Marcelino Andrés (1830-32).» B. de la Sdad. Geográfica.
Madrid, diciembre. 1932, p. 744-45.
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parte un pollo ... , detalle interesante por las posteriores influencias en
América dentro de los ritos vudú.
De los «yoruba» de Nigeria tenemos de esta colección cuatro piezas
interesantes:
- La n.O 32del manuscrito -grupo a- corresponde al n.O 982 del
actual inventario, pág. 31, máscara «Gelade».
- El n.O 33 «Opon ayo» grupo a del manuscrito, al n.O 930 del
actual, pág. 30. Es juego muy extendido del que dice en el manuscrito
que hemos clasificado en el grupo a lo siguiente:
«Es un juego en gran boga en todo el litoral de Benin yen el
interior o yoruba. Los granos que sirven de peones son 48. El
ganador debe lograr todos los peones del contrario.»
- Dos fetiches altares «Agere» con los números 50 y 55 -grupo
a- que corresponden, el primero al n." 758 de 1948, tomo 1, y pág. 24
del actual; el segundo al n.O 983 del actual, pago 31. Se acompaña fotocopia
con las descripciones :-Lám. 3-.
Otras colecciones. Del área de Costa de Marfil hay unas puertas
de granero de la cultura «senufo» que no tienen procedencia, con los
n. ° 4.055 Y4.056 respectivamente del actual inventario.
De la Guinea Bissau, tenemos en el Museo unas 300 piezas de la
colección de Aduanas ingresadas en 1981, de las que hay que destacar
objetos culturales y máscaras de iniciación de los «Bijoyo», las máscaras
«Vaca Bruto» son representaciones de cabezas de toro que lleva el
portador, el cual imita los movimientos de estos animales, invocando
así la fuerza de los mismos.
Existen también algunos elementos del sur de Nigeria y del Camerún,
el n." 736 de los «bamun» es un taburete sin documentación de
procedencia del Museo de Africa, registrado con el n. ° 5 de la Dirección
General de Marruecos y ColoniaslI
.
GUINEA ECUATORIAL
Nos suministran datos de la Guinea Ecuatorial, entre los primeros
que comprenden y emprenden una expedición científica organizada,
11. El n." corresponde al inventario y registro de la colección del antiguo Museo de
Africa que conservamos. Los registros del Museo de Etnología son los antiguos de 1948
tomo I y n. y 1952 tomo I y n. y el actual de 1970 que unifica los anteriores.
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84 M. Sierra Delage
Manuel Iradier, de su primera incursión de 1875 a 1877, financiada por
la Sociedad La Exploradora, fundada en 1868, que reconoce en país al
interior de la bahía de Corisco, haciendo 1.876 kilómetros cuadrados
en 834 días. «Como el viaje que proyectaba tenía un fin científico, permaneció
tres meses en la isla de Gran Canaria estudiando y corrigiendo
los instrumentos ... »12. •
Nos dejó un plano del territorio recorrido que fue arreglado por
Coello, una gramática y vocabulario de los idiomas venga, valengue,
vico y massango de las tribus playeras indicando su situación como el
mismo indica, «Varias series de observaciones meteorológicas, astronómicas,
craneoscópicas, espectroscópicas, datos sobre costumbres,
religión, estado político y social de los habitantes, tradiciones y cantos;
apuntes de comercio, industria, explotaciones ... , coleciones etnológicas,
botánicas, zoológicas, mineralógicas y de un álbum de dibujos»13.
Ningún objeto tenemos de esta expedición, excepto una sortija de la
reina Uganga obsequiada a Manuel Iradier.
En su segunda expedición con Ossorio (primera de éste) y Montes
de Oca en nombre de la Sociedad de Afric:l;nistas, la cual le encomienda
la dirección y organización de la expedición en 1884-86 obtuvo como
resultado los 14.000 Km2 de Río Muni, hablando especialmente de la
psicología del «venga», de la abundancia de poetas entre éstos/y de que
no tiene noción del tiempo. Recorrió Iradier y Ossorio, en sus pallabras:
«apenas llegamos al islote Elobey, nos dedicamos con actividad
febril a asegurar el trozo de costa comprendido entre la punta Ukoko,
situada a la orilla izquierda del río Muni, y la punta Buene ... »14. La
expedición de la Sociedad de Africanistas se componía de cuatro españoles
y ocho africanos. Se internan en el Muni siendo punta Botika su
primera escala; «de allí recorrimos el río Noya y el Utamboni, para
seguir el criterio adoptado de señalar lo primero el límite S. de la anexión
»15. Luego, al Bañe, al límite superior del Utongo, al Congoa descendiendo
por la orilla derecha del Muni para ir a las costas del ~uru en
el Noroeste de la Bahía de Corisco. Enfermo, salía el 28 de noviembre
de 1884 con los documentos, actas y contratos de anexión de territorios
que entrega a la Sociedad de Africanistas en febrero de 1885, como él
12. MANUEL IRADIER. Revista de Geografía Comercial, Madrid, 1886. p. 341.
13. Iradier, op. cit., p. 342.
14. lradier. op. cit.. p. 343.
15. Iradier. op. cit., p. 343.
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Documentación existente en el Museo Nacional de Etnología en relación... 85
mismo cuenta en su relación terminando con algunos datos someros
sobre pamues y tribus playeras.
La expedición de Ossorio y Montes de Oca (segunda de aquél)
tiene como sentido enlazar las expediciones para que las cuencas de los
ríos Benito, Campo y Muni así como las de sus afluentes quedaran
cubiertas y anexionadas. Duró de junio de 1885 hasta noviembre, cubriendo
desde el curso superior del río Noya hasta el río Benito.
La tercera, «... realizada por mi sólo, comprende la comarca más
septentrional del río Campo, cuyo curso seguí en dirección N.E. descendiendo
luego al S.O. hasta encontrar el río Benito; aparte de otras
excursiones que realicé a lo largo de la costa ... »16; en enero emprende
la última expedición penetrando en el Campo o Etembue, siguiendo
por la orilla izquierda hasta llegar al monte Bimbili, pasar la catarata
Moma-na-Malole, hasta llegar al principio de las vertientes del Eyo o
San Benito, siguiendo la dirección Sodoeste desde aquí. Sigue después
con toda una enumeración de costumbres de los distintos pueblos y
hace una descripción de cada uno de los objetos17 que recoge, que será
publicada en la revista de Historia-Nautral de 1886.
«En casos de peligro, como en comienzo de la guerra por
ejemplo, sacan de ciertos depósitos (semejantes, por su "figura,
a una colmena de corteza natural, que está colocada en una de
las esquinas de la choza pública donde cada pueblo celebra sus
asambleas), los cráneos de individuos que han descollado por
su valor o por su posición de caudillos notables, y llevándolos
a un lugar determinado del bosque, los untan con sustancias aceitosas,
y ejecutan a su alrededor danzas acompañadas de cantos
... ,,18.
Si hemos destacado esta nota de entre todas las otras es por la
importancia de tal hecho, ya que se refiere concretamente al culto de
los antepasados, hecho que no ha sido éonstatado muchas veces, tan
sólo Tessman describe en 1913 la ceremonia con minuciosidad, pues
efectivamente estos cráneos transmiten su fuerza a través del «bieri» o
16. A. OSSORIO. «La Sociedad de Geografía Comercial a los expedicionarios» en
Revista de Geografía Comercial. Madrid, 1886, n. 024, p. 351.
17. Fueron expuestos en los salones del Ateneo de Madrid según el discurso de
Coello en «La Sociedad de Geografía Comercial a los expedicionarios» en Revista de
Geografía Comercial. Madrid, 1886, n. u 24.
18. A. OSSORIO, op. cit. p. 355.
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86 M. Sierra Delage
talla que es la que realmente danzaba en las ceremonias de iniciación, y
que usualmente se sentaba encima de estas cajas donde se guardaban
los cráneos. De ellas guarda una excelente colección el Museo; la
n. o 129 y 130 del catálogo de Antón (las n. o 947 y 948 respectivamente
del catálogo actual) son descritas por Ossorio. Son dos piezas, como
muchas de la etnia esta, de una belleza formal incuestionable, su verticalidad,
distintos ángulos de visión, la tensión contenida son poderosos
elementos que se conjugan en la interpretación de sus planos, en sus
ojos de latón que son el foco de atención. Tenemos una observación
curiosa y significativa de Martínez de la Escalera, en los territorios del
Muni publicado en 1902 por el B. de la Real Sociedad Geográfica, en
que habló con Ndung, jefe de los pámues de Acurenam, quien le da su
«ídolo» pero se queda con los cráneos, puesto que la protección la recibirá
ahora a través de España.
Valero y Berenguer recorren el continente y la isla en 1890-91,
dejándonos observaciones muy científicas de los distintos pueblos y su
ubicación, de sus costumbres que describe minuciosamente, aunque los
objetos que llegaran hasta nosotros estarían en proporción inversa a la
cantidad de información que nos suministra, la cual será publicada en
el Boletín de la Sdad. Geográfica de Madrid bajo el título «Guinea
Española».
Catálogo/Inventario. Hay de la Guinea Ecuatorial piezas de los
grupos fang, de los pueblos playeros: kombes, venga, bujeba, valengue
... , y de los bubis de la isla de Fernando Poo, provenientes de dos
colecciones: la del antiguo Museo de Africa, procedente en su mayoría
de la expedición IDEA de 1948 con unas seiscientas piezas, y las del
Museo de Etnología de las expediciones del S. XIX, de Ossorio, Montes
de Oca, Valero y Berenguer y Martínez de la Escalera que constan de
ajuar doméstico, objetos culturales, armas e instrumentos agrícolas e
«industriales», musicales, de adorno, etc.
A) Catálogo de la colección de Ossorio
Ordenado por tribus
(Golfo de Guinea)
Hecho con los objetos a la vista, según el catálogo descriptivo de
D. Manuel Antón Ferrándiz. Anales de Historia Natural Sociedad Española.
Tomo XV - 1886.
20 de febrero de 1915.
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Documentación existente en el Museo Nacional de Etnología en relación... 87
I Tribus del Continente
Pamues 41 objetos
Vicos 3 »
Vengas 2 »
Bujebas 7 »
Valengues............ 7 »
Kru 3 »
Pamues y 3»
bujebas ..
Vicos y Vengas ... 2 »
Valengues y 11»
Bujebas .
11 Tribus de las Islas
Bubis.................. 4 objetos
Indígenas de 1»
Annobón .
Valengues, Bujebas y
Vicos 2objetos
Pamues, Bujebas y
Vengas 1 »
Pamues, Bujebas y
Vicos 3 »
Vicos, Balengues,
Pamues, Bujebas ...... 8 »
Objetos (uso común) de
varias tribus 21 »
Sumarían unas 118, en una numeración no correlativa.
B) Catálogo de la colección de objetos pamues
Formada por D. Amado Ossorio en 1901 y donada por este señor al
Museo Antropológico de Madrid en 1915
I Armas pamues. .. 24
11 Instrumentos de agricultura e industria
del n." 25 al 40
III Utensilios de la vida pamue
del 41 al 75
IV Objetos de culto y superstición pamue
del 76 al 104
Añade el inventario «Todos los objetos de la presente colección
fueron recogidos en el año 1901 por el Sr. Ossorio que formó parte de
la comisión española que, juntamente con la francesa, efectuó la delimitación
de los territorios franceses y españoles del Golfo de Guinea.
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88 M. Sierra Delage
Entraron por el río Muni y salieron por el río del Campo, recorriendo
los poblados pamues siguientes: Angumá - Ebam - Esenayon - Akulansó
- Fulá - Nolam - Bengoró - Eukum - Nedom - Nañam - Akoniké Efulayon
- Elabangan - Enxuamayon - Mabentom - Ayaman».
C) Relación de los objetos pamues recogidos por los señores Escalera
en el Estuario del Muni
(noviembre de 1919 a enero de 1920)
Son 161 objetos con procedencia del pueblo y de la tribu e indicación
de la función, p. ej.: el n." 13 «cuchara y concha de galápago para
preparar los untes para los ritos que hacen en Biara (son las cajas de
corteza de «andong» donde se guardan los cráneos de los antepasados).
D) Catálogo de objetos de orígenes diversos
del Dr. Velasco y 8 de la expedición Valero y Berenguer.
AFRO-AMÉRICA
Es de la parte costera, especialmente, de donde fluye el tráfico de
esclavos hacia América. M. Andrés nos cuenta que «en toda Guinea
Ecuatorial hay esclavos, ya para exportar como para proveer al
país; pero los lugares de donde se saca más son: Popo pequeño, Agué,
Dahomey, que comprende la Rada de Ajuda y Porto Novo, Badagre,
Uni Boni, Calevares y al Sur en las costas de Mozambique»19. De Dahomey
y Benin en 1789 llegaban a Haití unos diez mil anuales, lo que
llevó a éstos a una reafirmación de sus cultos religiosos bajo el nombre
de «vudú» del grupo «Ewe» que proceden de la mitad sur de Dahomey.
En estas zonas el factor del poder es ejercido muy fuertemente por las
sociedades secretas; la «yevhe» expandida por todo Dahomey posee
una lengua religiosa propia y una serie de símbolos entre los que el
culto a la serpiente «Voduda» es uno de los más característicos.
De estas comunidades haitianas cuenta el Museo con un grupo de
objetos donados por el conde de Castillo Fiel, del inventario actual,
página 39:
19. P. BARREIRO, op. cit. p. 740.
© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
Documentación existente en el Museo Nacional de Etnología en relación... 89
N." 1190 tambor cónico fondo azul con franja roja abajo rellena de
líneas oblicuas, corresponde al n." 865 del tomo 1, pág. 41, inventario
de 1948.
N." 1191 tambor cónico fondo rojo decoración abajo en tono azul a
base de triángulos con la punta invertida rellenos de un punteado
en el mismo color azul, corresponde al n." 866 del mismo tomo y
año del anterior.
N." 1J92 tambor cónico con dibujos en rojo y azul de tipo simbólico
como los anteriores. N." 867 del mismo tomo y año.
N." 1193 tambor cónico amarillo con franja azul de triángulos rellos
con puntos al final. N. ° 868 del mencionado tomo y año.
N.o 1194 sonaja sagrada, calabaza recubierta con una red que lleva
intercalada vértebras de serpiente y una campanilla colgando del
mango. Tocadas por el sacerdote indican el ritmo que el tambor
debe reproducir, específico de cada loa o dios. N.o 869 de 1948.
N." 1195/1196/1197 cruces apoyadas en una esfera forradas de telas de
cuadros escoceses. N." 870-871-872 del inventario de 1948, tomo 1.
Son símbolos culturales y pertenecen al rito «arada» o dahomeyano,
en el que se han fundido otros ritos menores junto con un
sincretismo cristiano. Las cruces invocan a «Legba», cuyo madero
vertical es el camino que une la profundidad y la altura en cuyo
fondo se encuentra Africa, la patria, en tanto que el horizontal es
el mundo terrenal y es donde se cruzan, en donde está la comunicación
y es también el «cementario cósmico» según indica JanheinzJahn.
N.o 1198 botella forrada de tela de cuadros escoceses. N." 873 del inventario
de 1948, tomo 1.
N." 1199/1200 platos de cerámica del rito vudú. N.o 874 y 875 respectivamente
del inventario de 1948, tomo 1.
Los «nago» de Nigeria, «efik» son los grupos del sur, de donde el
ñaniguismo cubano se nos plantea y presenta en estos objetos de culto
existentes en el Museo -Lám. 4-- procedentes del antiguo Museo Biblioteca
de Ultramar. Las piezas tienen un valor simbólico importante,
ya que en algunas de ellas hay todavía restos de yeso amarillo representando
signos sagrados.
De los diez tambores que figuran en la lista con los números del 2
al 11 (vease lámina 4) quedan:
N.° 7126 del actual inventario, forrado con tela roja, en el que se observan
restos de los penachos.
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90 M. Sierra Delage
N." 7130 es un tambor con tres pies, prolongación del cuerpo cilíndrico.
Inventario actual, como el
N." 7132 tambor con restos dorados forrado de tela roja y fibras.
N." 7129 del mismo inventario, tambor del que sólo quedan la membrana
y la cuerda.
De la mencionada lista tenemos registrados en el inventario de
1948, tomo 11, el número 7 tambor «ecue» con el n." 4628, página 76 y
el n." 10 con el 4629, tambor con corona de fiebras procedentes del
Museo Biblioteca de Ultramar, que pueden asimilarse a los arribaOcitados.
En el inventario de 1952, pág. 54, dice F. 335 a 338 tambores de
Cuba, sin más alusión.
Los números 12 a 17 de lista -Lám. 4-- «palos» o «iHon». Hay
cuatro que son:
N." 7127 con una cruz
N." 7128
N." 7117
N." 7131 del inventario actual
que deben corresponder a los antiguos F. 341 a 343 de 1952, tomo 11,
de los que identificamos el n." 12 (7128), en la página 54 como bastón, y
el F. 340 palo «mosongo».
De los cestitos de bejuco existen los cuatro del n." 18 al 21 que
corresponden a los n." 7119 a 7122 del inventario actual. Los N." 7120 Y
7122 llevan pintada una cara con yeso amarillo. Los n." 22 y 23 cestitos
forrados de tela blanca son los n." 7123 y 7124 del inventario actual.
Todos ellos figuran con los n." F 328 a 333 en el inventario de 1952,
tomo 11, pág. 54, diciendo son sonajeros de bejuco.
Del n." 24 al 26 «ekon» tenemos los n." 7114,7115 Y711626
, campanas
simples de hierro que suelen tocarse con un palillo de madera.
El n." 28,7113 actual, copa «senscribo» tenía, el 4627 en la pág. 76
del tomo 11 de 1948.
El n." 7125 o F. 339 de la pág. 54 de 1952 corresponde a uno de los
candelabros y el n." 7118 al n." 32 de la lista.
La colección es una de las pocas que existen con referencia a estos
cultos, y la importancia de su rareza se suma al hecho de conservar
como elemento vivo los signos de su culto.
Como colofón los «cuadros de mestizaje» de las dos colecciones
del Museo, una de 16 cuadros y otra de 20, serían el nexo del mundo
hispano-afro-americano.
© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
Documentación existente en el Museo Nacional de Etnología en relación... 91
~--;.--
Lám.1.
Carta del Or. Vernau, durante su estancia en Las Palmas, a don Manuel Antón.
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92 M. Sierra Delage
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© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
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1
Lám.2.
Objetos de Marruecos adquiridos por Mnez. de la Escalera. de la colección del museo
Etnológico. .
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Lám.3.
Manuscritos del teniente de navío Sorela. sobre dos objetos «yoruba» de Nigeria de lXX7.
depositados en el museo.
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Lám.4.
Relación de 32 piezas pertenecientes a los cultos «nanigos» de Cuba. procedentes del
Museo Biblioteca de Ultramar. de finales del siglo XIX.
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