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MIGRANTES TRANSNACIONALES Y REDES
MIGRATORIAS DE LOS ARONEROS EN CUBA
Guillermo Sierra Torres
INTRODUCCIÓN
Esta comunicación se enmarca en un estudio comparativo de la migración de Arona a Cuba
en el período de 1905-1930, teniendo como referentes dos zonas de ubicación y desarrollos
preferenciales: el área azucarera del Central Teresa en Manzanillo y la del Central Lugareño
en Camagüey. Ambos territorios se encuentran distantes geográficamente, pero relacionados
por las propias redes migratorias que configuraron los aroneros en la isla; principalmente
porque a partir de 1920 la producción del Central Teresa se ve interrumpida por reparaciones
y cambios de propietarios, lo que motivó un desplazamiento interno de la gente de Arona
asentada en Manzanillo hacia el Central Lugareño en Camagüey. Una de las causas de la
nueva conexión con esta zona tiene que ver con la designación del gran propietario
“transnacional”, Don José Tavío Sierra, en 1922, como administrador de esta industria
azucarera por los directivos de La Cuban Cane Co.; del grupo financiero americano Morgan.1
Central Lugareño 1928, Camagüey.
El análisis del padrón de 1921 y 1924, así como el trabajo de campo, han revelado la
presencia de dos modelos micro-económicos de la migración en este período. El primero
guarda relación con las migraciones que se producen desde finales del siglo XIX y principio
del XX hacia la zona de Manzanillo, las cuales muestran un elevado componente familiar, no
sólo con un número mayor de mujeres casadas, sino de personas que alcanzaban más de 50
años de edad; mientras que el segundo modelo corresponde a los años de 1924 en el
Lugareño, donde el mayor porcentajes de inmigrantes eran jóvenes en edad laboral y en el que
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predominaba un alto índice de varones; evidentemente que en esta última migración
prevalecía una mayor especialización laboral.
Esta investigación ha puesto de manifiesto también la economía étnica de los inmigrantes
de Arona en Cuba, ya que se produce un proceso de formación de una clase social de
propietarios canarios, los cuales se convirtieron en “empresarios transnacionales”. Los
estudios históricos sobre Arona como los de Carmen Rosa Pérez Barrios (1996); Martín
(1998); Díaz (1996), destacan la importancia del capital indiano en el proceso de crecimiento
económico y la formación de una media y alta burguesía en Arona. Otra investigación como
la realizada por Mercedes Chinea Oliva sobre “Las bases sociales del poder local en Arona
(Sur de Tenerife) entre 1900-1936”, señala que en “La configuración de las élites locales de
Arona durante los siglos XIX y XX estuvo vinculada a la acumulación de capitales procedentes
de la cochinilla y las remesas americanas por parte de una minoría de agricultores
acomodados portadores de galones milicianos. Capitales que serán invertidos en la compra de
tierras a una terratenencia absentista que no le disputará el poder en el ámbito municipal. El
acaparamiento de cargos públicos en el tiempo les permitirá gestionar convenientemente
aquellos aspectos que supongan un incremento de sus beneficios económicos tanto en la
búsqueda de agua para transformar la plataforma costera con los cultivos de regadío, como
para aprobar instrumentos de planeamiento municipales capaces de convertir la antigua renta
agraria en renta de ocio” (2000, p. 4).2
Por tanto, en este proceso de transnacionalización de la migración aronera conocemos
algunos de sus rasgos, pero se necesita avanzar en las alternativas que permitieron reproducir
su grupo o unidad doméstica en Cuba en un contexto social y cultural diferente. Sobre todo, si
tenemos en cuenta que las plantaciones azucareras formaban una especie de “nichos
ecológicos y sociales”, donde se establecían tipos de cooperación entre los diferentes grupos
étnicos en períodos de bonanza económica y fuerte competencia por los recursos en los
períodos de restricciones azucareras.
El presente estudio, por tanto, se centra en cuáles fueron las estrategias que desarrolló el
grupo familiar de los inmigrantes que se establecieron en las áreas azucareras del Central
Lugareño y la forma de su reproducción social y cultural. La investigación combina tanto los
métodos de campo: entrevistas estructuradas y abiertas, como el análisis de fuentes
documentales. De gran utilidad para el trabajo de localización y reconstrucción de los datos,
fue la elaboración de un listado de todos los inmigrantes de Arona que tuvieron participación
en el proceso migratorio de los años veinte, a partir del vaciado del padrón de habitantes de
Arona en 1921 y 1924, y su constatación en la zona del Lugareño, Ceibahueca (Cuba) y en
Arona (Tenerife).
ESTRATEGIAS DE LAS UNIDADES FAMILIARES TRONERAS Y LA MIGRACIÓN
El análisis de los padrones generales de las personas presentes, residentes, ausentes y
transeúntes del Ayuntamiento de Arona, de los años 1921 y 1924, revela unas diferencias
notables en cuanto a las cantidades de miembros por unidades domésticas, y a la composición
por edades y sexos, entre las personas que emigraron a Cuba en los años de 1921 y los que se
embarcaron hacia Cuba en 1924.
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Padrones Unidades Domésticas
con inmigrantes
Sexo
femenino
Sexo
masculino
1921 210 64 254
1924 90 28 142
Tabla 1. Migraciones Aroneras a Cuba Según el Sexo
Fuente: Padrones generales de las personas presentes, residentes, ausentes y transeúntes del Ayuntamiento
de Arona, de los años 1921 y 1924. Elaboración propia.
Estamos en presencia de dos modelos micro-económicos de migración en este período. El
primero guarda relación con las migraciones que se producen hasta 1921, las cuales muestran
un elevado componente familiar, con un número mayor de personas que alcanzaban más de
50 años de edad; mientras que el segundo modelo corresponde a los años de 1924, donde el
mayor porcentaje de inmigrantes eran jóvenes en edad laboral y en el que predominaba un
alto índice de varones. En esta última migración prevalecía una mayor especialización laboral,
sobre todo si tenemos en cuenta el factor histórico estructural de este último movimiento de
población y el proceso de tecnificación azucarera que promueven los inversionistas
americanos en Cuba.
4 15 16 19 20 29 30 40 41 54 55 94
0
20
40
60
80
100
120
140
EDADES
Edade s de los m igrantes de Arona entre 1921- 1924
A ño 1921
A ño 1924
La nueva zona de destino demandaba asalariados, fundamentalmente hacia el sector fabril
azucarero, motivados por las amplias posibilidades productivas del Central Lugareño a partir
de las nuevas inversiones tecnológicas que lo convierten en un coloso azucarero en 1923.
Entre 1923 y 1925 hubo un período de recuperación azucarera en Cuba. “La zafra de 1923 fue
de 3,6 millones de toneladas, las de 1924 volvió a alcanzar el tope anterior de más de 4
millones. Y en 1925 sobrepasó todos los récords históricos con más de 5 millones de
toneladas largas (Pino-Santo, 1973, p. 91)”. Este auge también fue recogido en un cable que
envía D. José Tavío desde el Lugareño, el 12 de abril de 1922, a su esposa Doña Antonia
Alfonso y Frías en Arona (Tenerife): “... Estoy haciendo una zafra colosal, hoy tenemos
molidos 180.000 sacos y espero llegar a 300.000 sacos si el tiempo lo permite...”.
La emigración analizada en el padrón de 1924 tuvo una estrecha relación con el período
que ejerció José Tavío como administrador del Central Lugareño (1922-1927). El libro de
Uso de la Comercial “Lugareño”,3 del mes de enero, deja constancia de la entrega de 77.113
pesos al Administrador José Tavío para la contratación de braceros en la zafra de 1924, lo
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cual muestra su papel como el principal contratista de trabajadores en estos años. Un análisis
de las nóminas del Central Lugareño en 1924, solo con relación a los obreros industriales y
empleados del aparato administrativo, revela un número de 76 inmigrantes de Arona en este
período.
Total de
Inmigrantes en el central Obreros industriales
Empleados fijos
de la
administración
Administrador
77 64 12 1
Tabla 2. Número de inmigrantes de Arona por tipo de empleo en la nómina de 1925 del Central Lugareño
Fuente: Elaborado a partir del libro de Nóminas de jornales por departamentos del Central Lugareño. 1925.
Estos hechos indican que en la estructuración de la migración aronera, las relaciones
vecinales fueron esenciales, así como los lazos de parentesco. Sofia Linares, inmigrante de
Arona, actualmente vecina de la ciudad de Camagüey, nos explica: “Mi padre primero estuvo
en el Central Teresa en Manzanillo, luego se marchó a Canarias, contrayendo matrimonio con
Antonia Fraga Tavío, más tarde volvió a Cuba, pero a la zona del Lugareño. Mi madre era
pariente de Tavío, entonces él le comunicó de las posibilidades de empleo en este central de
Camagüey, así como, a otras familias de Arona. Aquí en Lugareño, él trabajó como fogonero,
tuvo una colonia de tierra, comercio y camiones”. Estos datos confirman que la migración
aronera a Cuba descansaba sobre la base de una densa red de relaciones sociales, culturales y
económicas, generando lo que se ha de llamar hoy la transnacionalización de la migración.
Esta conceptualización significa que los emigrantes aroneros construyeron fuertes redes
sociales y familiares, a través de las cuales realizaban el intercambio de personas,
información, ideas y bienes entre las dos fronteras: Cuba y Canarias.
De este proceso de transnacionalización de la migración aronera conocemos algunos de sus
rasgos, mayormente lo relacionado con la movilidad y coste de la migración (Macías, 1992),4
la inversión de capitales indianos en el Sur de Tenerife (Barrios, 1998) y la transformación de
la plataforma costera con los cultivos de regadío y las urbanizaciones turísticas (Martín,
1998). En este caso, se destaca el carácter transnacional del empresario José Tavío, lo cual se
refleja en las inversiones de capitales entre las dos fronteras. Como ha indicado la historiadora
C. R. Pérez Barrios “en 1913 adquirió un total de 34 propiedades en Arona, 5 en Adeje y 7 en
Vilaflor. Aunque en 1905 lo localizamos en el Sur de Tenerife, al contraer matrimonio en la
Parroquia de San Miguel, en el municipio del mismo nombre, con Antonia Alfonso Frías (...)
se observa que algunas de las fincas están dotadas de casas de labranzas para medianeros, lo
cual nos indica una de las fórmulas utilizadas como sistema de explotación, por este indiano,
y que junto a la mano de obra jornalera va a poner en cultivo buena parte de sus dominios”
(1998, p. 170). Labor que amplificó su hijo José AntonioTavío Alfonso, con la urbanización
turística de Ten-Bel y Costa del Silencio.5
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José Tavío Sierra junto a su hijo en el Central Lugareño en 1927, Cuba.
Mientras otros inmigrantes radicados en Cuba optaron por vender sus propiedades en
Canarias para invertir en el suelo cubano. Los protocolos notariales de los abogados
principales de las localidades de Nuevitas y Manzanillo contienen una abundante
documentación sobre la compra y venta de las propiedades de los canarios. Por ejemplo, el
archivo de los doctores Horstman y Varona en Camagüey apuntan: “El señor Juan Fumero
Melían, natural de Vilaflor, Isla de Tenerife, Canarias, España, vende las acciones de aguas de
‘Los Pegueros’, ‘El Traste’, ‘El Peral’ por el precio de mil cuatrocientos pesos o duros, cuyo
cheque está girado a la orden del señor José Tavío Sierra, contra el Banco The National City
Bank of New York sucursal Nuevitas, Camagüey, Cuba” (Horstman & Varona, 1921).
En consecuencia, la transnacionalización de las redes familiares de la población emigrante
de Arona, variaba de acuerdo a las estrategias familiares. En muchos de los casos la
conectividad familiar dependía de la condición del emigrante y de los lazos familiares. Si el
inmigrante dejaba la madre, la esposa o algunos de sus hijos, existía un fuerte compromiso
con el mantenimiento de la unidad doméstica dejada en Canarias. De acuerdo con el
historiador Antonio Macías, las remesas giradas y remesas introducidas por los canarios
inmigrantes en Cuba y por los retornados en 1914 y 1917 (en Pts. corrientes) en la Isla de
Tenerife ascendía al 61,9% (1992, p. 167). Por tanto, necesitamos avanzar en las alternativas
que permitieron reproducir su nuevo grupo o unidad doméstica en Cuba, así como enviar
ingresos hacia Canarias.
Analizando la estructura de ocupación de los inmigrantes en las diferentes labores de la
parte fabril y no fabril de la industria azucarera, así como los salarios, las formas de pagos y
los créditos, observamos que existían alternativas bastante flexibles para la reproducción del
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grupo doméstico de los inmigrantes. Un hecho interesante es la relación que se establece entre
las formas de pagos por parte de la entidad empleadora, en este caso la compañía azucarera, y
las posibilidades de consumo de las familias. Por ejemplo, una familia de inmigrante podía
adquirir en la tienda comercial del central una cantidad de productos de la canasta básica por
trabajo futuro. Este crédito estaba libre de interés en el sentido estrictamente económico, y se
descontaba del salario o se pagaba por el deudor en dinero al cierre de cada quincena de
trabajo. Con 31 centavos una persona podía adquirir dos o más comidas y aseo personal por
varios días. (Véase tabla 3).
Nº Productos Libras Precios
1 Frijoles 2 8 Centavos
2 Arroz 2 2
3 Jabones 2 2
4 Gas 2 2
5 Sal 1 1
6 Cebolla 1 1
7 Ajo 1 1
8 Pan 6 6
9 Aceite 4 4,33
10 Harina 1 4,29
11 Total ------- 31,62
Tabla 3. Crédito de alimentos a través del uso del vale
Fuente: Orden crédito. Compañía comercial “El Lugareño”. Enero de 1935. Elaboración propia.
Si comparamos el precio de los productos con los salarios, en este caso el del inmigrante
Marcos Barrios, auxiliar general de administración, el cual tenía un sueldo de 76 pesos con 50
centavos mensualmente, podemos afirmar que este trabajador tenía capacidad para alimentar
una prole de cinco o más personas.
Puesto que ocupa Sueldos
Tenedor de libro 137,70
Cajero-pagador 112,20
J´ de Nóminas 102,20
J´ de Caña 102,20
Delineante 102,60
Encargado de contratos 86,70
Aux. Cajero 86,70
Aux. General Adm. 76,50
Caña de Adm. 76,50
Aux. Nóminas 66,30
Tabla 4. Salarios de los empleados fijos del Central Lugareño.
Otro dato que resulta significativo es el relacionado con los ahorros y depósitos de los
obreros inmigrantes, notándose que tan solo en un mes, 24 obreros habían efectuado depósitos
por un valor de 307.980 pesos.6
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Nº orden DEPÓSITOS DINEROS DEPOSITADOS
1111 Luis Gómez 210 pesos
1112 Manuel Hernández 100 pesos
1113 Eladia Herrera 77 pesos
1114 Angelina García 40 pesos
1115 Jesús Rodríguez 22,80 pesos
1116 Andrés Noya 75 pesos
1117 José Tacoronte 60 pesos
1118 Teofila Agras* 50 pesos
1119 Cipriano Tejiera 80 pesos
1120 José Fumero 60 pesos
1121 Francisco Domínguez 70 pesos
1122 Frank Mollet * 600 pesos
1123 Fidel Pacheco 300 pesos
1124 Ángel Carbona 20 pesos
1125 Julián Mesa 130 pesos
1126 José Fumero 100 pesos
1127 Benita Sierra 100 pesos
1128 Manuel Porta* 550 pesos
1129 Luis Gómez 110 pesos
1130 Juan Otero* 35 pesos
1131 Juan Hereduros* 60 pesos
1132 Otilia Rodríguez 100 pesos
1133 Conrada León Moreno 50 pesos
1134 Elisa Domínguez 80 pesos
Total 307.980 pesos
Tabla 5 . Dineros depositados por los inmigrantes de Arona en las arcas de la CÍA Azucarera “Lugareño”.
Fuente: Libro Diario CC. Uso del CÍA Comercial Lugareño, Diciembre, 1923.
* Las personas relacionadas que aparecen con asterisco no son inmigrantes canarios.
Estos datos permiten comprender por qué un número considerable de inmigrantes que eran
obreros, posteriormente se convertían en comerciantes, propietarios de fincas, flotillas de
camiones, etc. El crédito jugó un importante papel en el ascenso económico y social de los
inmigrantes, no solo para comprar alimentos, pues también existía el préstamo en dinero para
fomento de negocios. En 1926, según hace constar en el libro de la Compañía Comercial “El
Lugareño”, se habían emitidos vales especiales a obreros y comerciantes por un valor de
19.460,74 pesos.
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Inmigrantes de Arona en el Central Lugareño, 1924.
Dentro de la relación de las personas que habían solicitado préstamos, se encontraban un
número considerable de inmigrantes isleños, por ejemplo Herminia Linares, la cual había
adquirido un vale de 1000 pesos. Según nos explica esta inmigrante, “ellos tenían negocios de
tienda, pero la mayoría del dinero empleado para montar su negocio fue sobre la base de los
ahorros y créditos que tenían con la Compañía del Central. No sólo porque en el Lugareño
para esa época no habían bancos, sino porque les conocían”, lo que significa que las
relaciones sociales eran importantes para acceder a los préstamos.
El ejemplo, anteriormente analizado, permite adentrarnos en los aspectos importantes sobre
cómo los grupos domésticos emprenden diferentes alternativas para mantener el nivel de
consumo y reproducción, así como, la búsqueda de una renta adicional. La estructura de
cambio y la estrategia del sostenimiento del hogar por parte de las unidades domésticas,
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puede ser vista en una estrecha unidad de producción y consumo. Generalmente, el
sostenimiento del hogar ha sido percibido como una tarea de los hombres. Sin embargo, una
mirada desde las diferentes maneras en que las familias obtienen dineros, permite definir a las
unidades familiares de los inmigrantes como un grupo que garantiza el sustento y la
reproducción, generando y disponiendo de ingresos y fondos; y donde las mujeres e hijos
están implicados en el proceso de generar renta. Como tal, el sostenimiento del hogar se logra
con ingresos, tanto de los salarios procedentes desde fuera del hogar como del trabajo de
lavado, planchado y venta de alimentos desde dentro, lo que permite una mayor renta familiar.
Muchos de los autores cubanos, siguen ponderando el fenómeno de la industria azucarera
cubana como la gran explotación latifundista. Desde esta perspectiva se nos presenta un
modelo de plantación como una estructura económica y cultural cerrada, caracterizados por
una propiedad campesina débil y sometida al gran latifundio cañero. Y donde predomina una
fuerte oposición entre el período de zafra y tiempo muerto. Por tanto, concluyen afirmando
que en el tiempo muerto reinaba una etapa de penuria y hambre. Sin embargo, un
acercamiento a las estrategias familiares nos muestra que existían multiplicidad de actividades
en el período de no-zafra, las cuales variaban de acuerdo al tipo de obrero. En este caso, los
obreros fijos no se veían obligados a desplazarse a otras actividades laborales por cuanto
tenían empleo y salario garantizado; mientras que, los obreros temporeros podían emplearse
en actividades de limpieza, reparación de la industria, vías férreas y maquinarias. También en
labores como el tiro de traviesa para el ferrocarril, desmonte de bosques y tareas agrícolas de
siembra y limpieza de campos. Además, de los “obreros temporeros” suelen ser hijos de
campesinos, los cuales terminado el corte de caña de su colonia, suelen emplearse en otras
colonias, etc.
Un elemento significativo de las unidades familiares de los inmigrantes, es la relación que
se establece entre la renta familiar y el número de miembros dentro de la familia; por ende,
entre mayor número de productores más ingresos. Como se ha indicado en otro trabajo (Sierra
& Rosario, 2001), el análisis de las estrategias campesinas desde la perspectiva de una
agricultura a “tiempo parcial” ha resultado insuficiente para explicar los verdaderos procesos
en los que se enrola el grupo doméstico ante la necesidad de buscar más dinero y poder
satisfacer la viabilidad del hogar. Por ejemplo, en el caso de una colonia cañera era normal
que un campesino y sus hijos trabajasen juntos; pero en tanto que trabajasen en su propia
finca, ninguno de ellos era anotado como jornalero. En la mayoría de los casos, sin embargo,
el campesino contrataba el corte de caña a tanto por cada 100 arrobas, o la limpia de un
determinado espacio de tierra mediante una suma convenida. Cuando tal cosa ocurría,
entonces la familia trabajaba al servicio de un patrón a un precio contratado por unidad de
trabajo y, por consiguiente, todos los miembros de la misma que trabajaban eran anotados
como jornaleros.
En el caso del Central Lugareño, donde la actividad agrícola recaía en los colonos y no en
el método de la caña de administración, el número de campesinos era elevado, los cuales
estaban repartidos en 46 fincas cañeras, para una producción de unos 38.230.039 de arrobas
en una zafra, asegurándoles ingresos por encima de los mil pesos a cada finca. Estos
elementos explican como se podían obtener rentas capaces de financiar la movilidad familiar
de los migrantes aroneros.
CONCLUSIONES
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* La migración aronera y su economía étnica en Cuba no tuvo un carácter homogéneo,
abarcaba un complejo entramado social (estructuras de clases, étnicas, familiares, géneros,
ocupaciones) que transitaba desde las clases sociales de grandes propietarios, capas
intermedias de medianos y pequeños propietarios hasta los empleados y asalariados, pero
dominados por redes familiares que estaban reforzadas por estrechos lazos endogámicos.
* En consecuencia, la transnacionalización de las redes familiares de la población
emigrante de Arona, variaba de acuerdo a las estrategias familiares, en muchos de los casos la
conectividad familiar dependía de la condición del emigrante y de los lazos familiares; si el
inmigrante dejaba la madre, la esposa o algunos de sus hijos, existía un fuerte compromiso
con el mantenimiento de la unidad doméstica dejada en Canarias
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Migrantes transnacionales y redes migratorias de los…
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NOTAS
1 El ingenio central nombrado el “Lugareño” está ubicado en el fundo Camaján, correspondiente al término
municipal de Nuevitas. Esta finca se forma con los siguientes predios, con unas doscientas veinticuatro
caballerías de tierra y trescientas cuerdas, plano equivalente a trescientas diecinueve hectáreas y treinta y
sietes áreas que constituyen el ingenio nombrado el Lugareño. Formado también con los terrenos
procedentes de los sitios “El Carmen” y San Federico; y con otros lotes de terrenos de ciento noventa
caballerías y sesenta y ocho cordeles equivalente a dos mil seiscientos cuarenta y una hectáreas y cuarenta
y cinco áreas y cuarenta y cuatro metros de los sitios el Ciego y el Corral; y otros lotes de cincuenta
caballerías y ochenta cordeles, plano equivalente a seiscientos ochenta y cuatro hectáreas y ochenta y dos
áreas que constituyen los sitios Santa Amelia y San Enrique que forman los predios, ubicados como los
anteriores en el indicado fundo de Camaján, fincas que se hallan inscriptas en los folios 108, 92 y 27 de los
Tomos Quinto y Sexto del Ayuntamiento de Nuevitas, señalado en el registro con los números 180, 278,
217 respectivamente de 1985.
2 La cursiva es nuestra.
3 Diario CC, Enero de 1924. Libro habilitado por la CÍA Comercial “El Lugareño”, donde se dejaba
constancia de todas las operaciones financieras y gastos diarios del Central. Notario Dr. Armando Montero
y Arango, Municipio de Nuevitas, Camagüey.
4 Las compañías navieras nacionales y extranjeras efectuaban operaciones de carboneo y aguada en los
puertos canarios, ofreciendo sus servicios a los emigrantes. Y, en principio, se trata de una oferta
competitiva por el número de compañías interesadas en su transporte y porque Canarias era la última escala
y, por tanto, la última posibilidad de cubrir las plazas disponibles. Entre 1900 y 1910, el pasaje de tercera
clase a La Habana costaba 100-125 pesetas, es decir, 45-50 días de trabajo en los campos canarios, frente a
los 80-90 como mínimo de la década de 1880. (Macías, 1992, p. 159).
5 José Antonio Tavío Alfonso, promotor de otros planes parciales en varias de sus fincas de las medianías
baja de Arona y Adeje, es el gran propietario local que, después de vender las 42 ha de Ten-Bel,
desarrollará el resto del plan de Costa del Silencio. (Martín, 1998).
6 Fuente: Libro Diario CC, CÍA Comercial Lugareño, Dic 1923. Doctor Armando Arango y Montero
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