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652 RELIGIOSIDAD E IDENTIDADES. EL EJEMPLO DE LAS “PATRONAS INSULARES” EN LA RECIENTE EMIGRACIÓN CANARIA A VENEZUELA Carmen Ascanio Sánchez Este artículo forma parte de una línea de investigación que vengo trabajando desde comienzos de los años noventa sobre la reproducción cultural y los procesos de construcción identitaria en la reciente migración entre CanariasVenezuela. La distancia entre ambos espacios y la carencia de subvenciones paralizaron la investigación empírica a mediados de los años noventa, después de un amplio trabajo de campo, tanto en Venezuela como en Canarias. Sin embargo, en el último año se ha podido retomar el mismo gracias a otro proyecto de investigación que se lleva a cabo en la actualidad. En este trabajo pretendo replantear las hipótesis de esta segunda fase desde el bagaje, tanto teórico como empírico, de aquella inicial investigación y la realidad actual. Para ello me centraré en determinadas prácticas festivas relacionadas con lo religioso y, en concreto, con las denominadas “patronas insulares”. Considero que a través de este ejemplo se pueden explicitar dos de los objetivos de la próxima indagación: primero, identificar los elementos o diacríticos claves que forman parte de las estrategias identitarias del grupo canario. Y segundo, reconocer y diferenciar casos y trayectorias, de modo que podamos seleccionar una muestra representativa con el fin de conocer cómo se articulan relaciones intro e interétnicas en el caso canariovenezolano. Para comenzar, se ofrecerá una visión general de la dinámica de relaciones entre los dos principales grupos implicados, o sea, los canarios y los venezolanos. En segundo lugar, se presentarán varios casos centrados en tres cultos a patronas insulares: en concreto, el de las vírgenes de la Candelaria, de las Nieves y de los Reyes, patronas de las islas de Tenerife, La Palma y El Hierro, respectivamente. Como conclusión, pretendo esbozar las principales vías de investigación desde la hipótesis de que las recientes estrategias adaptativas del grupo canario se han basado en un intenso diálogo no sólo con la cultura receptora –la venezolana– sino con la propia: en especial, con aquellos elementos culturales procedentes de cada una de las islas del Archipiélago y, por tanto, entre determinados grupos de emigrantes insulares. Contrariamente a algunos discursos que inciden en que “en Venezuela los insularismos no existen”, pareciera que sí que existen, sólo que ahora las lecturas y usos sociales cambian, adaptándose a la realidad migratoria. CANARIASVENEZUELA: ENDOGÉNESIS Y PARALELISMOS Desde el siglo XV Canarias ha tenido una especial relación con América desde una coincidencia inicial, que podría haber unido trayectorias y destinos: su conquista, casi coetánea, por los castellanos. Este hecho provocó una endogénesis casi paralela a ambos lados del Atlántico, con otro elemento común: la existencia de una población aborigen, anterior a la conquista castellana. Por tanto, la llegada de los europeos dejó un bagaje de luchas, genocidios y aculturación que se trasladaría a América. En este sentido, ambos espacios podrían entrar dentro de la noción de “zona de contacto” (contact zone) mencionada por diversos autores y desarrollada por Mª Louise Pratt (1992) para describir determinadas relaciones entre colonizadores y colonizados. Con este término se refiere a la copresencia, © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Religiosidad e identidades. El ejemplo de las... 653 tanto temporal como espacial, de sujetos previamente separados por fronteras geográficas e históricas que, en un determinado momento (en este caso en el siglo XV) se encuentran y comienzan unas relaciones de poder, generalmente asimétricas. Y aquí radica la coincidencia, no sólo inicial sino histórica. Sin embargo, otro hecho separa ambas trayectorias. Si algo ha caracterizado a la formación social canaria ha sido la continuidad de procesos migratorios, tanto internos –entre comarcas e islas–, como externos, hacia diferentes destinos. Desde bien temprano comenzó el trasvase de población: fuese de descendientes de los mismos conquistadores, de extranjeros que fueron llegando o, inclusive, de indígenas aculturados o la población resultante del mestizaje. En realidad, en una primera etapa (siglos XV y XVI) resulta complejo definir quiénes son o no “canarios” y sólo a partir del último cuarto del siglo XVII podría decirse que la diáspora tiene un importante contingente de población asentada en las Islas (Bethencourt Massieu, 1995). A partir de esta época, la migración será continuada aunque llegará a su apogeo en los siglos XIX y XX (Hernández, 1981; Macías, 1992; Medina y Martínez, 1991). A comienzos del siglo XX continuará el trasvase, primero hacia Cuba y después hacia Venezuela, donde entre mediados de siglo y los años sesenta llegó un importante contingente (Ascanio Sánchez, 2002). Al contrario, Venezuela ha sido un país de escasa emigración, al menos hasta tiempos muy recientes. De hecho, con la modernización del país y la bonanza petrolera del siglo XX uno de los hechos demográficos y culturales más relevantes ha sido la continua llegada de inmigrantes de diferentes partes del mundo, en especial desde Europa y Latinoamérica. Todo ello ha ido conformando dos sociedades pluriétnicas, fruto de la mezcla desde la misma época de la colonización. No resulta extraño, pues, que a lo largo de su historia puedan encontrarse discursos y prácticas que muestren cierta tensión entre la población autóctona y los grupos de fuera. En Venezuela, durante la lucha por la independencia se institucionalizaron determinados discursos contra lo foráneo y los grupos considerados como tales. En el siglo XX en determinados momentos y conflictos se ha retomado el discurso de la diferencia, elaborando clasificaciones de la otredad, cuyos polos han sido el grupo criollovenezolano (que, por supuesto, oculta la diversidad étnica y la mezcla entre indios, negros y blancos) y los musiús o extranjeros. El grupo canario se ubica en este sistema de diferentes formas. Es cierto que a los canarios se les denominan en Venezuela, al igual que en otros países de Latinoamérica, como los isleños. Esto los diferencia de otros grupos europeos pero, en especial, del resto de españoles, otorgándoles en cierto modo un estatuto diferencial en las relaciones interétnicas. Este hecho suele dar origen a discursos tales como que la integración del grupo canario y el criollo es elevada o de que no existen diferencias. Sin embargo, la realidad es más compleja y la ubicación del grupo canario en este sistema de relaciones no es estático sino dinámico: ha dependido de momentos históricos, de áreas y, por supuesto, de trayectorias concretas. El trasvase poblacional y la mezcla biológica de los últimos siglos, así como la renovación del proceso migratorio contemporáneo, resultan claves para comprender cómo se articulan formas de adaptación y diferenciación de los canarios en Venezuela. RELIGIOSIDAD Y FIESTAS: SÍMBOLOS Y PRÁCTICAS En la religiosidad popular de las Islas Canarias, el culto a las vírgenes ha tenido un especial énfasis, tanto que en todas las islas el símbolo de representación religiosa es el de las denominadas “patronas” insulares. Aunque este hecho podría tener sugerentes lecturas respecto a la tan repetida matrifocalidad de la cultura canaria, en lo que coinciden diversos © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XVI Coloquio de Historia CanarioAmericana 654 autores es en la relación de estos símbolos y su ritualización con procesos de identidad hacia el interior de los diferentes grupos insulares (Galván Tudela, 1987) y la relevancia de las fiestas de las patronas insulares como afirmación de la identidad de cada una de las islas (Barreto Vargas, 1997). La mayor parte de estas devociones tienen una historia que se remonta a los siglos XV y XVI, siempre a raíz de sus milagrosas apariciones, la difusión de su culto y la posterior institucionalización como patronas de cada una de las islas. Por las fechas, estructura y símbolos de estas apariciones parece haber pocas dudas sobre la relación que tienen con el proceso de evangelización posterior a la conquista de las Islas Canarias y cuya forma se repite en diversas “zonas de contacto”: vírgenes que viajan en barcos que encallan y se niegan a moverse del lugar, apariciones a grupos de indígenas, etc. Aunque no existen estudios en profundidad de cada una de estas patronas que nos muestren la estructura ritual y su dinámica histórica, sí parece que la mayor parte de los rituales actuales proceden de préstamos e invenciones recientes. Ha sido en el siglo XX cuando la mayor parte de estos cultos han conseguido una amplia difusión insular, fijando y difundiendo devociones que han conseguido un elevado consenso y participación en cada isla respectiva. En los años sesenta del siglo XX esto se acentúa, unido ahora a procesos de tipo identitario, convirtiendo a muchas de estas patronas en símbolos de identidad a nivel insular. De hecho, en los últimos decenios diversas prácticas relacionadas con estos cultos a las patronas ha movilizado a una parte importante de la población, convirtiéndose en encuentros masivos, con connotaciones emocionales e identitarias. Durante el periodo de fiestas de cada patrona –anuales generalmente pero también cuatrianuales o lustrales– se reúnen, en diferentes actos, gran parte de la población de la isla respectiva, realizando peregrinaciones hacia los santuarios o lo que se denominan “bajadas”: traslados de las vírgenes desde sus santuarios a otras zonas de la isla, más o menos distantes. De hecho, en los años ochenta y noventa del siglo XX muchos de estos momentos festivos constituían la época del año en la que muchos emigrantes decidían viajar a las islas, haciendo coincidir su retorno con los actos festivos de sus patronas insulares. Aquí sólo se tratará de tres de esas patronas: la Virgen de Candelaria, patrona de la isla de Tenerife; Nuestra Señora de las Nieves, patrona de la isla de La Palma; y Nuestra Señora de los Reyes, patrona de la isla de El Hierro. Pareciera que ello sólo nos remite a tres de las Islas Canarias aunque, como se verá, no es del todo cierto. Sin embargo, sí que se incidirá de modo especial en tres de estos grupos insulares: los tinerfeños, los palmeros y los herreños. Y éstos son, junto a los gomeros, los grupos insulares más importantes de la reciente emigración canaria a Venezuela, tanto a nivel cuantitativo como cualitativo: por una parte, parecen ser los grupos más numerosos de emigrantes de la segunda mitad del siglo XX; y por otra, se han especializado en determinadas ocupaciones laborales y, por tanto, coinciden en determinada distribución espacial por territorios y estados. Ello hace que cada uno de estos grupos tenga un peso específico, tanto en determinadas zonas del país como en determinados sectores económicos. En Venezuela, los canarios suelen celebrar algunas fiestas de claro origen isleño. Las más importantes son las fiestas de la Virgen de Candelaria y, en los últimos años, la de la Virgen de las Nieves y la de la Virgen de los Reyes. Recientemente se han añadido otras como la de la Virgen del Pino (Isla de Gran Canaria) o del resto de patronas insulares, pero su influencia es menor y suelen estar organizadas por familias o pequeños grupos en asociaciones de tipo lúdico o cultural. Todas son fiestas de tipo religioso aunque en los años noventa se ha añadido otra de origen profano y denominada Fiesta del emigrante, organizada por una la Hermandad de la Virgen de las Nieves. Por su repercusión e influencia la elección de casos no resulta © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Religiosidad e identidades. El ejemplo de las... 655 compleja para las fiestas de las Nieves o la de los Reyes; no en vano, hasta hace muy poco tiempo sólo se celebraban en dos lugares del país. Sin embargo, ocurre lo contrario con la Virgen de la Candelaria. La devoción de la misma se origina en Canarias en la época posterior a la Conquista, jugando un importante papel en la evangelización de la isla de Tenerife. El culto se extiende con gran rapidez a otras zonas de América y según el historiador David Fernández (1987) si bien en el siglo XVI la imagen y culto tenían aún escasa difusión fuera de las Islas Canarias, en el siglo XVII se expande ampliamente, en especial como Virgen marinera. Prueba de ello son las numerosas localidades y ciudades de América latina que rinden culto a la Virgen de Candelaria, así como los numerosos nombres de localidades y lugares en países como Argentina, Cuba, El Salvador, Honduras, etc. En Venezuela la devoción hacia la Virgen de Candelaria recorre todo el país, siendo la patrona en diversas localidades y estando, pues, asociada a devociones criollas. En otras áreas, en general de fuerte influencia canaria y renovación reciente, el culto se encuentra asociado a la población isleña que también celebran su fiesta anualmente. Por este motivo, la fiesta de la Virgen de la Candelaria resulta de mayor complejidad y aquí solo se describirán dos casos: el caso de una de las fiestas que se celebran en Caracas y otra que tiene lugar en uno de los asentamientos históricos más relevantes del país: en la ciudad de Cagua, en el Estado de Aragua. 1 LA VIRGEN DE LA CANDELARIA Y ¿LOS TINERFEÑOS? Como se decía, la devoción a la Virgen de la Candelaria recorre toda Venezuela con diversa relevancia y énfasis en los grupos criollo y canario. En los últimos decenios se ha producido una eclosión del asociacionismo canario en Venezuela, ampliándose el número de centros tanto de tipo recreativo como benéfico. En la mayor parte suele haber una imagen de la Virgen de la Candelaria, generalmente donada por ayuntamientos isleños o por familias particulares. Dependiendo del peso específico del grupo tinerfeño y gomero se suele organizar una fiesta en honor a la patrona o un sencillo acto de recordatorio del día de la virgen. En todo caso, suelen ser las asociaciones las que se han convertido en el foco organizativo de este tipo de actos en casi todo el país. Aquí se describirán dos casos donde también el asociacionismo tiene gran relevancia: la fiesta de la Candelaria en la ciudad de Cagua, en el Estado Aragua, y una de las que se celebran en el Distrito Federal, organizada por una asociación canaria. El Estado Aragua, entre el litoral y el interior cercano a Caracas, es uno de los más importantes asentamientos tradicionales de canarios que se dedicaron a las labores agrícolas. Tanto la capital del Estado, Maracay, como la ciudad de Cagua y poblaciones aledañas han recibido importantes contingentes de población isleña al menos desde el siglo XVII. Turmero, fundado en 1620, surgió bajo la advocación de la Virgen de la Candelaria; Maracay en 1782 tenía un altar dedicado a la misa y así otras localidades (Fernández, 1987). Sin embargo, es en los años setenta cuando las fiestas de la Virgen de la Candelaria, organizadas por el grupo canario, estructuran una serie de actos y rituales que consiguen asentarse a lo largo de las dos décadas siguientes. En realidad, los canarios – al menos desde mediados del siglo XX– ya tenían una imagen de la Virgen de la Candelaria en la iglesia de Cagua. Pero es en 1978 cuando varias familias que, al parecer, eran oriundas del municipio de Icod de los Vinos en Tenerife, tienen la iniciativa de fundar una asociación dedicada al culto a la Virgen de la Candelaria, la Sociedad de la Virgen de la Candelaria aunque su creación parece estar bastante influenciada por la constitución –poco tiempo antes– de otra asociación religiosa en el mismo lugar: la Hermandad de las Nieves. Uno de los objetivos principales de esta sociedad religiosa de la Candelaria será la de construir una sede propia para el culto y donde depositar la imagen, al tiempo que tener un espacio de reunión y © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XVI Coloquio de Historia CanarioAmericana 656 encuentro. A comienzos de la década de los noventa tenía unos trescientos socios, la mayoría tinerfeños y gomeros, residentes en el Estado Aragua. Su número, procedencia y composición no ha variado consustancialmente aunque sus deseos de contar con una sede propia ha sufrido diversos avatares debido a razones económicas. Sin embargo, continúan siendo los organizadores de las fiestas de la Candelaria que cada febrero se celebra en la ciudad, desarrollando múltiples actividades paralelas, tanto en esas fechas como durante el resto del año. Precisamente el grupo folclórico canario, creado en 1977, integrado en la asociación religiosa es uno de los más conocidos y solicitados del país. Así pues, a partir de los años setenta esta asociación religiosa retoma la fiesta por parte del grupo canario, en este caso mayoritariamente tinerfeño y gomero. El dos de febrero se inician los actos de la fiesta a la Virgen con la celebración de una misa en la Iglesia Matriz de Cagua, donde la Virgen permanece todo el año. El año de este trabajo de campo se contó con la asistencia del gobernador del Estado Aragua y los diputados de la Asamblea del Estado pero, en todo caso, siempre hay una presencia política de cierta importancia. Terminada la misa, sale la Virgen en procesión bajo los sones criollos de la Banda de la Inmaculada de Maracay y el acompañamiento de la policía montada (Véase fotografía 1). En la comitiva, primero se sitúa la Banda, luego las autoridades y un pendón con la imagen de la Virgen y nombre de la asociación religiosa. Ya detrás va la Virgen en su trono, los devotos y, por último, varias carrozas. Éstas van adornadas con motivos canarios: en especial referencias a campesinos canarios y motivos de la arquitectura tradicional; de hecho, todos los participantes suelen ir vestidos con trajes tradicionales, la mayoría de la isla de Tenerife, pero también alguno de la isla de La Gomera. Desde las carrozas se reparte comida como papas arrugadas, sardinas, gofio amasado y mojo picón, todo ello típico de la gastronomía canaria, pero también hallacas o hallaquitas, típicas de Venezuela, y comida “internacional” como pequeñas pizzas. Aunque los criollos no suelen participar de la fiesta, sí se aprecia un elevado número de espectadores que se ubican en las esquinas y aceras mirando al cortejo, de varios cientos de personas. Sin embargo, a la reunión final, con comida y música, sí se aproximan personas de origen criollo. Después de recorrer algunas calles, siempre bajo los sones criollos y la policía montada, se llega a un descampado que se pretende que sea la futura sede de la Hermandad. El terreno se suele acondicionar para la celebración de la fiesta, con puestos de comida. La degustación de ésta y el compartir de los asistentes (canarios pero también jóvenes criollos) se extiende durante varias horas. Casi al atardecer comienza la representación de la aparición de la Virgen a los pastores aborígenes –los guanches–, con rebaño de ovejas incluido. Al finalizar la misma, se inicia el retorno de la procesión a la Iglesia de Cagua, con una composición y orden similar al anterior. En el primer fin de semana de las mismas fechas en febrero, se celebra el otro acto en Caracas, por parte de una pequeña asociación, archipiélago canario, que tiene una sede alquilada en la zona del Paraíso donde también se ubica el Hogar Canario, la principal y más potente asociación de canarios en la capital del país. La semana anterior al acto ya suele apreciarse un importante movimiento en el club, para acondicionarlo para las fiestas: los hombres pintan las paredes y las mujeres elaboran diversos motivos decorativos, como guirnaldas o banderas canarias. Aunque todos colaboran en la fiesta, en esta semana previa predominan las canarios de la isla de Tenerife. Los actos centrales se celebran el domingo y comienzan con una misa a media mañana, en la Iglesia de San Pedro el Ermitaño, en la zona del Paraíso. Allí se encuentran dos vírgenes canarias: Nuestra Señora de la Candelaria y Nuestra Señora de los Reyes. Desde bien temprano la iglesia se ha llenado de gente, más de doscientas personas, aunque predominan mujeres y jóvenes de ambos sexos ya que la mayoría © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Religiosidad e identidades. El ejemplo de las... 657 de los hombres esperan en el exterior. Gran parte de los adolescentes y niños visten trajes típicos de Tenerife y muchas mujeres llevan el chaleco bordado del traje tradicional de esa isla. Al final de la misa se inicia la salida de la Virgen. En el porche de entrada los bailarines de la isla del Hierro, pertenecientes a la asociación, realizan una exhibición. A continuación, allí mismo se representa la aparición de la Virgen a los pastores guanches. Acabada ésta comienza la procesión con destino al club. El recorrido es de apenas cuatro cuadras. Primero van los bailarines de la isla del Hierro y sus tocadores, luego una rondalla canaria, los directivos de la asociación, la Virgen de Candelaria, los participantes y, por último, cuatro carrozas decoradas con motivos canarios y que reparten comida típica de las islas como gofio amasado, papas arrugadas, piñas asadas y sancochadas, sangría, vino y cerveza. Los bailarines danzan durante casi todo el trayecto y sólo toman un respiro cuando los sustituyen la rondalla canaria. Al llegar al club se introduce a la Virgen de Candelaria, que es depositada en una cueva realizada –en cartón piedra– para dicha ocasión. El resto del día es un encuentro entre los participantes: comida por medio de unos bonos que dan derecho a diversos tipos de platos (paella, papas arrugadas, garbanzos con carne, etc.), postres (entre los que encontramos quesadillas herreñas) y bebidas que se ofrecen en diversos ventorrillos. Uno de éstos será de venta exclusiva de objetos alusivos a la Virgen de la Candelaria, con camisetas, pegatinas y velas. LA VIRGEN DE LAS NIEVES Y LOS PALMEROS La devoción actual a Nuestra Señora de las Nieves se encuentra fuertemente vinculada a la creación de una asociación religiosa en los años setenta en la ciudad de Cagua. Para comprender su dinámica resulta imprescindible apuntar algunos datos sobre el lugar y la vinculación del grupo palmero. Si la especialización laboral de los canarios en Venezuela es uno de los hechos más relevantes de su inserción en el país, la relación del grupo palmero con el sector agrícola resulta indudable. En la mayor parte de las zonas de colonización reciente o de agricultura moderna y, sobre todo, de cultivos de tabaco y agricultura bajo riego podemos asegurar que se encuentra un importante contingente de palmeros. Pero, además, la expansión del mercado interno y la modernización del país ha conseguido que la agricultura haya sido una de las actividades más exitosas y donde se ha concentrado gran parte de la acumulación de capital, al menos durante una etapa de expansión económica venezolana. Por ello, en algunas zonas el potencial económico que tienen los grupos inmigrantes se relacionan con su dedicación a la agricultura y uno de los contingentes más exitosos en este sentido ha sido el de los palmeros. Uno de estos ejemplos es el Estado Aragua pero, sobre todo, los Estados del sur del país motores de la expansión agrícola contemporánea. La Hermandad de Nuestra Señora de las Nieves fue creada por palmeros de la zona de Aragua en una época en la cual su potencial económico estaba en plena formación. Un informante nos decía que el día de la Virgen de las Nieves, el cinco de agosto, los palmeros de la zona no trabajaban y se reunían a “echar palos” 2 en honor a su patrona. Hacia los años setenta surgen diversas propuestas para “traer” (la imagen) a la Virgen de las Nieves. Para ello, en 1975 se reúne un grupo de palmeros y nombra una comisión encargada de viajar a la isla de La Palma para traer una imagen de la Virgen. La misma llega a Venezuela al año siguiente. Al mismo tiempo se entroniza la imagen y se funda la Hermandad, aunque al no tener ermita propia se la deposita en la Iglesia de la ciudad. En años sucesivos se van creando lo que se denominan “Delegaciones”, grupos organizados con el objetivo de difundir por todo el país el culto a la Virgen y los fines de la Hermandad. La primera Delegación se crearía en la ciudad de Valencia, a la que seguirían otras más, hasta la veintena que existían en 1992. Y © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XVI Coloquio de Historia CanarioAmericana 658 estamos hablando de la difusión de una devoción entre el grupo canario que con seguridad ha conseguido el mayor éxito económico en Venezuela, gracias a su dedicación a la agricultura. Por tanto, un culto que podía contar con importantes donativos y prerrogativas. Como ocurre con muchas de estas primeras asociaciones (Ascanio Sánchez, 1997), apenas se conservan documentos o fichas de los orígenes de las mismas aunque la Hermandad dice contar con unos dos mil socios de los cuales el noventa y nueve por ciento son canarios, la mayoría de ellos de origen palmero. Sus objetivos siempre se han centrado en el culto a la Virgen y los de ayuda entre el grupo canario; de hecho, la idea central después de su fundación será la de construir una iglesia donde depositar la imagen y que sirviera, al mismo tiempo, de lugar de encuentro. Los esfuerzos en este periodo se dirigen a conseguir el dinero suficiente para dicho fin; para ello se utilizan cuotas, aportadas por sus socios y delegaciones, así como otras entradas económicas a través de los diversos actos festivos que se realizan. De hecho, la primera fiesta de la Virgen de las Nieves se celebra el mismo año de su entronización, en 1976 y en poco tiempo se consiguió acumular los miles de bolívares necesarios. Esto sólo se comprende si tenemos en cuenta el poder económico que la moderna agricultura estaba ofreciendo al grupo palmero. Se comenzó, pues, la construcción de la Iglesia de las Nieves y la de un edificio anexo para las actividades y oficinas de la Hermandad. Éste consta de dos pisos con oficinas, salones de ensayo, biblioteca y habitaciones, dedicadas a almacén o diversas actividades. En el centro del terreno se levanta la ermita de Nuestra Señora de las Nieves, de forma octogonal y que mezcla la simplicidad arquitectónica con la calidad y riqueza de sus materiales. En el exterior, frente a la iglesia y a la izquierda, se construyó un enorme escenario y un espacio acondicionado, en forma de patio, para la realización de fiestas y actuaciones. Las fiestas que se celebran en agosto tienen una gran repercusión entre el grupo palmero en Venezuela aunque también acuden otros grupos isleños. Las denominadas Delegaciones, que se distribuyen por todo el país, se encargan de organizar los viajes de sus miembros a Cagua donde se reúnen en un fin de semana miles de personas, en su mayoría de origen palmero (Véase fotografía 2). Sin embargo, en los actos, ventorrillo y exposición que se celebra en estos días alrededor de las fiestas participa gran parte de los socios de la otra asociación mencionada: la Sociedad de Nuestra Señora de Candelaria. Y la misma gastronomía, ventorrillos, exposición y actos folclóricos de estos dos días muestran que si bien el foco central es la devoción a la Virgen de las Nieves, la finalidad de todas las prácticas se expande al grupo isleño y a convertir la fiesta en punto de encuentro para todos aunque, eso sí, bajo el reconocimiento y consenso de los símbolos de la identidad palmera. De hecho, esta Hermandad ha creado una fiesta profana que ha tenido una importante repercusión en el grupo canario: la Fiesta del Emigrante. La misma tiene una curiosa similitud con la fiesta de las Nieves: en el mismo espacio, con los mismos actos de tipo profano (ventorrillo, exposición, actos folclóricos), etc. Sólo varía la centralidad de la imagen de la Virgen, que ahora se sustituye por diacríticos generales del grupo canario referidos a un proceso común: su diáspora contemporánea. LA VIRGEN DE LOS REYES Y LOS HERREÑOS La fiesta de la Virgen de los Reyes también se crea en los años setenta, aunque algo antes que las anteriores, incentivada por grupos de herreños de la ciudad de Caracas. También aquí habría que resalta la especialización laboral de este contingente isleño en labores de distribución y mercados y, por tanto, su relevancia en las principales ciudades venezolanas. A © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Religiosidad e identidades. El ejemplo de las... 659 finales de los años sesenta, los herreños que se reunían en la por entonces denominada Asociación Canaria de Caracas decidieron pagar los gastos para traer una imagen de la Virgen de los Reyes, patrona de la isla de El Hierro, desde las Islas Canarias. La misma llegó a Venezuela en 1969 y un año después, se crearía la fiesta de la patrona herreña que se celebra cada septiembre en Caracas. A su llegada, la imagen de la Virgen se ubicó en la Iglesia de Vista Alegre en Caracas, aunque en los setenta pasaría a la Iglesia de San Pedro el Ermitaño. Poco después desaparece la Asociación Canaria, ramificándose en dos nuevas de las cuales una sería de mayoría emigrante herreña; por este motivo, sería el nuevo club herreño el que se encargaría de organizar las futuras fiestas de la patrona. En Canarias, la fiesta denominada como La Bajada de Virgen de los Reyes en la isla de El Hierro es una de las más antiguas, puesto que desde 1745 se celebra cada cuatro años (Galván, 1987; 1997). La misma se inicia con una bajada de la Virgen desde su santuario en la Dehesa, en el oeste de la isla, a la capital. Allí permanecerá un mes, visitando cada pueblo durante unos días, siempre a través de caminos trazados sobre antiguas rutas de pastores. Este ritual, entre lo religioso y lo profano, tiene numerosos actos centrales que es imposible describir aquí, como el recitado de loas a la Virgen, una comida común en mitad de la bajada, el acompañamiento de los Santos o patronos de otros lugares de la isla, etc. En todos estos desplazamientos de la Virgen, la misma va acompañada de unos bailarines que forman grupos procedentes de diferentes áreas de la isla y que se sustituyen en los límites de sus pueblos. Éstos van vestidos con un pantalón, falda y camisa blanca, una corbata y faldellín rojo, llevan en la cabeza un gorro blanco con prendas de oro, nácares, plumas de aves, pétalos de flores y cintas de color que identifica de que pueblo o área son. El modelo de organización de la danza está basado, al parecer, en lo pastoril y tradicionalmente se excluía a las mujeres que sólo podían bailar, vestidas de paisano siempre, por una promesa. En Venezuela la fiesta es anual y suele realizarse un fin de semana, con diversos actos. El sábado suele realizarse los de elección de la Reina y Princesita de las fiestas, se escoge a la Comisión para el siguiente año y se celebra un baile popular a la Virgen, que aporta como novedad los ritmos de merengue. En el domingo se concentran los eventos relacionados directamente con la Virgen de los Reyes. Se inician en la mañana con una misa cantada en la Iglesia de San Pablo el Ermitaño, a escasas cuadras (calles) de la sede de la asociación organizadora. En el interior, mientras se desarrolla la misa, se preparan los bailarines venezolanos de la Virgen, para bailar en cuanto finalice la ceremonia. Entre éstos destacan dos detalles: primero, la incorporación de numerosas mujeres algo no tradicional pero que también está sucediendo en la isla de El Hierro; segundo, que la mayor parte de los participantes sea gente joven, posiblemente primeras y segundas generaciones de emigrantes. Después de la misa comienza la frenética danza en el interior de la iglesia como exhibición de lo que continuará por las calles. Luego se inicia la procesión: delante va la Virgen en su trono, detrás los “reyes”, tres niños vestidos como tales, y la reina y princesita elegidas el día anterior. Les sigue la parranda canaria del mismo club cuyas canciones serán todas del folclore canario, vistiendo trajes tradicionales de las islas de El Hierro y de Tenerife. La procesión transcurrirá con el acompañamiento de cientos de personas, sin incidentes, bajo el ritmo de los bailarines y el intento de algunos jóvenes, de nuevas generaciones de emigrantes, por imitarlos con evidente mezcla de merengue caraqueño. Mientras tanto, la vía por la que transcurre la procesión ha sido cerrada y los coches deben desviar su camino; por eso, la música y la danza va acompañada de un fondo de ruidos y humos de la ciudad. En algunas aceras y esquinas población criolla sigue con la mirada una procesión insólita para ellos. Recorridas las cuatro cuadras que separan a la iglesia de la asociación, la comitiva llega © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XVI Coloquio de Historia CanarioAmericana 660 a una casa o quinta, donde ya esperan otro centenar de personas que reciben a la Virgen con vítores. La patrona entra, ubicándose en una esquina del salón de la asociación. Los danzantes vuelven a bailar en el interior, tras lo cual le ofrecen flores a la Virgen y grupos de personas, en familia, van retratándose junto a la misma. Algunas personas también cantan loas a la Virgen, alusivas a la imagen y a la fiesta. Ya pasado el mediodía, comienza a tocar un grupo invitado a ritmo de la música venezolana. En el club días antes se venía preparando la comida de este día, organizada por medio de bonos que dan derecho a diversos tipos de platos o tapas, y bebidas que se dispensan en una especie de quioscos o ventorrillos dispuestos alrededor del patio de la asociación. Allí pueden degustarse platos variados: paella, garbanzos con carne, papas arrugadas, refrescos y las quesadillas, un típico postre herreño. El resto de la tarde es encuentro, conversación y compartir de familias, amigos y paisanos, que en muchos casos no se ven desde hace meses. Hacia media tarde los bailarines comienzan a prepararse para el regreso de la Virgen a su morada anual. El retiro se inicia con la danza, de nuevo, en el salón de la asociación. Sacan a la Virgen a la que siguen los participantes con evidentes muestras de emoción; alguien nos dice que es la despedida: la Virgen regresa y la fiesta termina. La comitiva llega a la Iglesia de noche, siempre acompañada por centenares de personas, casi los mismos de la mañana. La emoción es elevada en la mayoría de los asistentes, incluso en los jóvenes que por edad deben ser hijos de emigrantes y que, seguramente, nunca han vivido la fiesta originaria. Pero eso no importa: la corta edad de muchos danzantes, la emoción que en todos despierta el ritual y su nivel de participación indica que la fiesta no sólo ha conseguido un fuerte arraigo entre las segundas y terceras generaciones, sino que la reproducción cultural parece asegurada. RELIGIOSIDAD, IDENTIDADES Y ADAPTACIÓN CULTURAL En Venezuela, dependiendo de las zonas y de que hayan sido –o no– asentamientos históricos de los isleños, la reproducción biológica y cultural del canario tiene mayor o menor relevancia, influyendo en procesos de diferenciación e identidad cultural. Así pues, la articulación con la cultura y la estructura social venezolana y, por tanto, de los procesos de adaptación, dependerán de dos factores: por un lado,del peso específico del grupo cultural canario y por otro, de formas de diferenciación económica y social. Aunque aquí sólo se han abordado prácticas de tipo religiosofestivo habría que avanzar algunos aspectos sobre la reproducción cultural y su relación con la de los grupos domésticos donde la endogamia étnica y por tanto el matrimonio con mujer isleña establece importantes diferencias. Y es en este sentido en el que el grupo canario establece controles para la reproducción biológica, especialmente entre las jóvenes, y estereotipos hacia los otros –no isleños– como una especie de barrera. En estos casos las mujeres son las que lideran pautas de reproducción cultural, claves para comprender determinados procesos de adaptación y que, en este caso, se ha explicado desde la religiosidad y lo festivo. En este sentido, no habría que olvidar que las zonas donde se han creado las asociaciones de tipo religioso mencionadas, y donde se desarrollan sus prácticas festivas, se corresponden con áreas de elevada reproducción biológica entre canarios, o endogamia étnica. El papel de las mujeres es clave en dos sentidos: el de la socialización y el de la organización y reproducción de fiestas o eventos. Respecto a lo primero, los hijos de matrimonio canario tienen una clara socialización en la cultura canaria; sorprende escucharles decir lo que “aman”: a unas islas que muchos no conocen. Sin embargo, dependiendo de la economía de cada grupo doméstico, los padres © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Religiosidad e identidades. El ejemplo de las... 661 intentarán que sus hijos pasen una larga temporada en las islas, conociendo a sus parientes y la realidad insular; en otros casos sólo puede irse de vacaciones y siempre se intentará que éstas sean en la época de las fiestas de sus patronas, locales o insulares. En Venezuela, en todos los actos festivos estos jóvenes, de segunda y tercera generación, son un elemento dinamizador clave: forman parte de las parrandas de música, de los grupos organizadores, etc., e incluso dentro de estos eventos se inician e incentivan relaciones entre jóvenes isleños. Pero, en segundo lugar, el papel de las mujeres en las asociaciones del país es de gran relevancia, en especial en aquéllas de tipo religioso o en las que inciden en el ámbito de lo cultural. Por medio de todas estas asociaciones se reproducen diacríticos de identidad y se organizan las diferencias de modo vertical y genérico: diferenciando tanto estratos o grupos, como los roles y valores entre los sexos. La organización del poder femenino se materializa en lo que se suele denominar el Comité de Damas, existente en la mayor parte de las asociaciones. El mismo tiene funciones explícitas de organizar actos socioculturales (decoración, organización, relaciones públicas,...), muchos de tipo benéfico, sean anuales (Cena de Reyes y ayuda a institucionesasociaciones por Navidad, etc.), o coyunturales, como los de ayuda a canarios enfermos o necesitados y, en todo caso, organizan la mayor parte de los actos festivos durante las fiestas mencionadas. Los ejemplos arriba descritos ofrecen, pues, pautas para conocer las estrategias en la reproducción social, de las identidades insulares y, por tanto, de las formas de establecer contacto con la cultura criolla. Sin embargo, las diferencias entre las fiestas descritas son de enorme relevancia para analizar los símbolos y estrategias de identidad utilizadas tanto hacia el interior de cada grupo insular (isla), o en relación con los otras islas, como con los otros grupos establecidos en el país. La realidad actual de la emigración canaria a Venezuela es compleja por la dispersión y amplitud de sus asentamientos, de modo que se pueden diferenciar procesos dependiendo de zonas, de la historia de asentamientos y trayectorias adaptativas. En principio, pareciera que el único objetivo de la recreación de estos rituales festivos fuese la reproducción de una práctica de origen isleño, como si de una especie de recuerdo o memoria del pasado se tratase (Bentley, 2000; Morris, 1996). Muchas cosas parecen similares pero la diferencia es patente. Un claro ejemplo es el de la Fiesta de la Virgen de los Reyes. Para quien conozca el ritual que se celebra en la isla de El Hierro, en medio de caminos ancestrales, la bruma y un denso bosque, el contraste resulta impresionante. En Caracas, la Virgen trasiega por las calles asfaltadas de una enorme ciudad, con el ruido y humos de los coches, rodeada de la policía local que intenta controlar el tráfico. El calor es abrasador y el camino hasta llegar al club casi llano. La Virgen y bailarines no vienen acompañados ahora por los Santos de cada pueblo de la isla, ni éstos se disputan a la Virgen en sus límites municipales respectivos. Si en la fiesta herreña originaria el conflicto entre los límites de zonas o rayas es parte consustancial de la fiesta, en Caracas no hay rivalidad entre rayas o danzantes. Los mismos que sacan a la Virgen de la Iglesia la vuelen a entrar, luciendo vestimentas y tocados diferentes que simbolizan la unión de los bailarines de diversos pueblos de la isla. Por otra parte, la Virgen de los Reyes venezolana tampoco se parece a la que los herreños veneran en la Dehesa, porque aquella pequeña imagen –guardada en un trono de madera– se convierte aquí en una figura de casi doble tamaño a la original. Pero la fiesta de la Virgen en ambos contextos tiene algo en común. Si en El Hierro todo el complejo ritual de competencia entre zonas culmina con la unidad simbólica de todos los herreños, en Venezuela la rivalidad se oculta o desaparece porque la finalidad no es reproducir la Bajada sino reproducir la identidad herreña en otro contexto y con otros espectadores, por medio de su símbolo unificador: la Virgen de los Reyes. Y es que la reproducción en el contexto migratorio se ha basado en la colaboración, en © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XVI Coloquio de Historia CanarioAmericana 662 la solidaridad entre el grupo isleño. Por ello, aunque el protagonismo es herreño se dejan huecos para el resto del grupo migratorio, al menos de aquél de mayor importancia en el club organizador: los tinerfeños. En este sentido, la introducción del grupo de cuerda es una concesión a este grupo insular, un cambio necesario y adaptativo: La fiesta ha cambiado un poquito [...] como han cambiado la directiva de los clubes. Por ejemplo, hoy en el Archipiélago tenemos una directiva que casi todos son de Tenerife. El presidente es de Tenerife también: no conoce las costumbres herreñas. Las costumbres herreñas se saca a la Virgen de la Iglesia con los bailarines y se vuelve a llevar con los bailarines. Pero en Tenerife se sacan con cuerdas, entonces él le pone los bailarines y también le pone las cuerdas y le hace su misa cantada también...., que en el Hierro no se le hace su misa cantada con cuerdas sino solamente de puro bailarines. Entonces, ha cambiado. Ha cambiado porque ya no es como se hacia antes [...] ¡Quizás sea hasta más bonito así!. Porque una misa cantada es bonita. En otra Asociación canaria existente en Caracas, de gran renombre y lujosas instalaciones, también se ha llegado a celebrar la fiesta de la Virgen de los Reyes. El terreno de esta asociación es mayor y en el mismo puede hacerse el tradicional “tendido de manteles” 3 que no es posible en el club anterior. Pues bien, a pesar de que todos dicen que este acto es “igualito” al que se celebra en la isla canaria, los herreños apuntan que no se puede comparar la fiesta de ambas asociaciones. Por ello, la reproducción mimética, la similitud, no resulta una finalidad básica en la fiesta porque lo que se pretende transmitir es el significado simbólico de la unidad herreña y, más allá, del grupo canario que participa en la vida diaria de la asociación. Por tanto, la similitud se percibe no tanto a través de lo meramente reproductivo y visual –la copia– sino por medio de percepciones, de símbolos y de emociones. El desarrollo de esta fiesta en Venezuela muestra como la simbiosis es necesaria pero que más allá de la reproducción cultural y de marcadores de identidad oriundos, el foco de interés está en el país receptor: en la búsqueda de la unidad entre las islas, frente a las posibles diferencias o conflictos, en un contexto en el que se convive con otros grupos migratorios y de criollos. La fiesta de la Virgen de las Nieves tiene algunas connotaciones identitarias relacionadas con la anterior pero también claras diferencias. En primer lugar, es la representación más clara del éxito palmero y de cierto liderazgo que el grupo considera tener en la reciente emigración canaria a Venezuela. El hecho de que el culto y fiesta se concentre en un único lugar del país hace que el poder simbólico se acreciente. Pero no sólo simbólico. La creación de Delegaciones por todo el país ha creado una red con importantes nodos de poder y relaciones entre grupos de palmeros que con anterioridad estaban dispersos. El encuentro en Cagua de numerosos palmeros y la exhibición de sus símbolos y éxito económico muestran el potencial de este grupo. De hecho han creado la “Fiesta del Emigrante”, donde ellos son la representación simbólica. Sin embargo, también se dejan resquicios para el resto de isleños; por ejemplo, en la ermita de las Nieves están depositadas imágenes de todas las patronas insulares y en las fiestas el papel del grupo tinerfeño y gomero de la zona también es importante. Diferente es el caso ejemplo de las fiestas de la Candelaria. Su difusión por todo el país es también la de su dispersión y su simbiosis con el grupo criollo. Aquí, como en ninguno de los otros cultos, la relación histórica y el devenir conjunto provoca interpretaciones y sentimientos comunes. Las fiestas de la ciudad de Cagua se abren al grupo criollo, demostrando qué símbolos insulares se pueden trasladar al nuevo contexto para ser utilizados y reelaborados de forma distinta, aceptando transformaciones en el ritual e introduciendo © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Religiosidad e identidades. El ejemplo de las... 663 elementos o símbolos de otras culturas o subculturas insulares. Aquí estamos ante un asentamiento histórico de emigrantes canarios, renovado constantemente; por tanto, las estrategias adaptativas de ambos grupos tienen una larga endogénesis y experiencia colectiva. La fiesta de la Candelaria es algo más que una fiesta cualquiera: es la fiesta de los isleños. Prueba de ello es la elevada representación política que acude a la misma y la participación de bandas y grupos criollos. Aquí, los sones de la Banda de Maracay apaga los de las cuerdas del grupo canario y aunque en la procesión participan escasos criollos, éstos se unirán con posterioridad a la fiesta, en especial personas jóvenes. Pero algo similar ocurre con otros símbolos insulares aunque a otros niveles. Por ejemplo, en la isla de El Hierro los bailarines sólo danzaban en las fiestas de su Virgen. 4 En Venezuela esta exclusividad desaparece y toda fiesta canaria que se precie tiene este elemento de exotismo y color. Y no sólo para el grupo isleño; por ejemplo, fueron invitados privilegiados en las fiestas de la Candelaria de Panaquire (Véase fotografía 3), organizada por los criollos de la ciudad. Ambos grupos, pues, reconocen y respectan símbolos comunes dejando resquicios para la construcción de sus identidades. Pero esto no debe hacernos olvidar que el consenso no significa ausencia de conflictos pero sí que éstos se van solucionando en cada momento y lugar con el diálogo, simbólico y real. Un ejemplo es esa afirmación que repiten tanto los emigrantes de que en Venezuela no existen los “insularismos”, 5 criticando la aridez de ciertos enfrentamientos en las islas. Y para ello suele repetirse que todos son “isleños”; y es cierto, así se nombran y son nombrados en Venezuela, pero esto es ante el otro, sea emigrante de otra nacionalidad o el criollo. Sin embargo, ante sus paisanos siempre queda clara la isla de procedencia, por múltiples motivos: sea por el habla o por la misma concentración de procedencias en especializaciones laborales y zonas del país. Pero la cohesión, la solidaridad, ha sido una necesidad en la diáspora. En Venezuela no es que los insularismos no existan, cada cual es de donde es y lo identifica en momentos rituales o claves, pero una identidad dispersa no tiene cabida en un nuevo territorio donde habitan múltiples grupos. La fragmentación del territorio insular debe desaparecer en ese país que los isleños denominan la octava isla , útil metáfora que extiende el territorio del archipiélago más allá de sus límites reales a otros simbólicos: al de una isla imaginaria donde es posible la idealización de la unidad de todas. Por ello, la reproducción de la identidad canaria en Venezuela puede seguir diversas trayectorias y tener múltiples especificidades, dependiendo de asentamientos, la relevancia cuantitativa, la endogamia insular y étnica, etc., pero de esta primera indagación parece destacar que existen dos tipos de símbolos: los insulares y los integradores. Aquéllos están representados por elementos circunscritos a islas concretas y, por tanto, a diacríticos de enorme relevancia y poder evocador (Morris, 1996). La tradición y sus símbolos son las bases para estas construcciones (Cowlishaw, 1998; Mullings, 1993). Por ello, las patronas insulares y algunos elementos de gran especificidad (los bailarines por ejemplo, comidas muy concretas que son exclusivas de una u otra isla, etc.) coinciden en diversas prácticas. Pero también se da cabida a otros símbolos de tipo suprainsular que aunque están relacionados con elementos del pasado y la tradición tienen un elevado contenido de invención reciente; por ejemplo, la gastronomía canaria (una invención reciente, también en las islas) o la música denominada popular (otra invención de popurrís tradicionales). Otro diacrítico tiene su base en la alusión a unos orígenes comunes; pero mientras en este pasado lejano el referente se centra en lo aborigen, en el pasado reciente parece añadirse el hecho migratorio como otro proceso unificador que incluso ha provocado la creación de una fiesta: la del emigrante. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XVI Coloquio de Historia CanarioAmericana 664 Todas estas prácticas festivas han tenido gran aceptación, convirtiéndose algunas en multitudinarias y lugar de encuentro de los isleños de todo el país. Y en todas ellas el desarrollo de los rituales se muestran adaptativos y permisivos ante el otro insular, de modo que el significado global supere la isla, para construir lo canario. Se es consciente de que el equilibrio futuro del grupo canario, su potencial ante los otros, criollos o de diferentes grupos inmigrantes, pasa por la superación e incluso integración de la diferencia de cada una de las islas. Por ello, en zonas donde la relación con el criollo resulta vital se aprecia esta simbiosis ritual, permitiendo la entrada y fusión de elementos criollos, en momentos puntuales de los ciclos festivos o de encuentro. Y así, la práctica ritual, pero también la cotidiana, parece producirse bajo el signo del consenso: permitiendo las diferencias de cada grupo y relativizando cualquier tipo de conflicto, reafirmando lo propio y aceptando los cambios habidos en el proceso migratorio y las necesarias adaptaciones del grupo a las diferencias. En conclusión, desde la exposición anterior pretendo poner el acento en la necesidad y potencialidades de un estudio centrado en estas prácticas festivas, así como de otro tipo de rituales, con el fin de profundizar en las estrategias adaptativas e identitarias del grupo canario. Queda patente que diferentes prácticas y usos sociales inciden en la reelaboración de símbolos y sus significados dependiendo de los grupos implicados y las estrategias prioritarias en cada momento, territorio y relación social. Pero también habría que revisar viejos, y nuevos, discursos sobre la integración del canario en otros territorios o la falta de conflicto con esos otros aunque, ciertamente, sí parece que las estrategias del grupo canario han pasado por dar prioridad al consenso frente a cualquier tipo de enfrentamiento, tanto entre las mismas islas como entre éstas y la sociedad receptora. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Religiosidad e identidades. El ejemplo de las... 665 ANEXO GRÁFICO Foto 1. Procesión de la Virgen de la Candelaria. Cagua, 1991. Foto 2. Presentación de la Delegación de Mérida a la Virgen de las Nieves. Cagua, 2003. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XVI Coloquio de Historia CanarioAmericana 666 Foto 3, Los bailarines herreños en la fiesta de la Candelaria. Panaquire, 1991. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Religiosidad e identidades. El ejemplo de las... 667 BIBLIOGRAFÍA ASCANIO SÁNCHEZ, C., “El asociacionismo como organizador de las diferencias: un enfoque antropológico de la reciente emigración canaria a Venezuela”, en XI Coloquio de Historia CanarioAmericana (1994), Las Palmas de Gran Canaria, Cabildo Insular de Gran Canaria, tomo III, pp.135160. — , Los canarios en Venezuela. Identidad y Diferencia , Centro de la Cultura Popular Canaria, Tenerife, 2002. BARRERO VARGAS, C.M., “La Virgen de Guadalupe”, en Los símbolos de la identidad canaria , Centro de la Cultura Popular Canaria, Tenerife, pp. 279283. BENTLEY, G. C., “Ethnicity and Practice”, en: Robbins, Derek (ed.), Pierre Bourdieu, vol. IV, Sage, Londres, pp. 3768. BETHENCOURT MASSIEU, A., (ed). Historia de Canarias,Cabildo Insular de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria. COWLISHAW, G., “The Materials for Identity Construction”, en Beckett (ed.), Past and Present. 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Cuando la comitiva de la Bajada de la Virgen llega al lugar denominado la Cruz de los Reyes se hace una parada donde se tienden los manteles y las personas almuerzan para seguir hacia la Villa de Valverde. La hospitalidad, la comensalidad, hace de este momento un acto ritual de confraternidad entre todos los herreños. 4 Al menos hasta hace algunos años en los que sí se ha comenzado a acudir a otras fiestas de relevancia fuera de la isla. 5 Así se denomina en Canarias al hecho de que existan rivalidades entre las islas, en especial las centrales, que han vivido episodios de conflicto histórico, generalmente liderados por grupos hegemónicos. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
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Título y subtítulo | Religiosidad e identidades. El ejemplo de las "patronas insulares" en la reciente emigración canaria a Venezuela |
Autor principal | Ascanio Sánchez, Carmen |
Publicación fuente | XVI Coloquio de historia canario - americano |
Numeración | Coloquio 16 |
Sección | Historia social |
Tipo de documento | Congreso y conferencia |
Lugar de publicación | Las Palmas de Gran Canaria |
Editorial | Cabildo Insular de Gran Canaria |
Fecha | 2004 |
Páginas | P. 0652-0668 |
Materias | Congresos ; Historia ; Canarias ; América |
Copyright | http://biblioteca.ulpgc.es/avisomdc |
Formato digital | |
Tamaño de archivo | 582587 Bytes |
Texto | 652 RELIGIOSIDAD E IDENTIDADES. EL EJEMPLO DE LAS “PATRONAS INSULARES” EN LA RECIENTE EMIGRACIÓN CANARIA A VENEZUELA Carmen Ascanio Sánchez Este artículo forma parte de una línea de investigación que vengo trabajando desde comienzos de los años noventa sobre la reproducción cultural y los procesos de construcción identitaria en la reciente migración entre CanariasVenezuela. La distancia entre ambos espacios y la carencia de subvenciones paralizaron la investigación empírica a mediados de los años noventa, después de un amplio trabajo de campo, tanto en Venezuela como en Canarias. Sin embargo, en el último año se ha podido retomar el mismo gracias a otro proyecto de investigación que se lleva a cabo en la actualidad. En este trabajo pretendo replantear las hipótesis de esta segunda fase desde el bagaje, tanto teórico como empírico, de aquella inicial investigación y la realidad actual. Para ello me centraré en determinadas prácticas festivas relacionadas con lo religioso y, en concreto, con las denominadas “patronas insulares”. Considero que a través de este ejemplo se pueden explicitar dos de los objetivos de la próxima indagación: primero, identificar los elementos o diacríticos claves que forman parte de las estrategias identitarias del grupo canario. Y segundo, reconocer y diferenciar casos y trayectorias, de modo que podamos seleccionar una muestra representativa con el fin de conocer cómo se articulan relaciones intro e interétnicas en el caso canariovenezolano. Para comenzar, se ofrecerá una visión general de la dinámica de relaciones entre los dos principales grupos implicados, o sea, los canarios y los venezolanos. En segundo lugar, se presentarán varios casos centrados en tres cultos a patronas insulares: en concreto, el de las vírgenes de la Candelaria, de las Nieves y de los Reyes, patronas de las islas de Tenerife, La Palma y El Hierro, respectivamente. Como conclusión, pretendo esbozar las principales vías de investigación desde la hipótesis de que las recientes estrategias adaptativas del grupo canario se han basado en un intenso diálogo no sólo con la cultura receptora –la venezolana– sino con la propia: en especial, con aquellos elementos culturales procedentes de cada una de las islas del Archipiélago y, por tanto, entre determinados grupos de emigrantes insulares. Contrariamente a algunos discursos que inciden en que “en Venezuela los insularismos no existen”, pareciera que sí que existen, sólo que ahora las lecturas y usos sociales cambian, adaptándose a la realidad migratoria. CANARIASVENEZUELA: ENDOGÉNESIS Y PARALELISMOS Desde el siglo XV Canarias ha tenido una especial relación con América desde una coincidencia inicial, que podría haber unido trayectorias y destinos: su conquista, casi coetánea, por los castellanos. Este hecho provocó una endogénesis casi paralela a ambos lados del Atlántico, con otro elemento común: la existencia de una población aborigen, anterior a la conquista castellana. Por tanto, la llegada de los europeos dejó un bagaje de luchas, genocidios y aculturación que se trasladaría a América. En este sentido, ambos espacios podrían entrar dentro de la noción de “zona de contacto” (contact zone) mencionada por diversos autores y desarrollada por Mª Louise Pratt (1992) para describir determinadas relaciones entre colonizadores y colonizados. Con este término se refiere a la copresencia, © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Religiosidad e identidades. El ejemplo de las... 653 tanto temporal como espacial, de sujetos previamente separados por fronteras geográficas e históricas que, en un determinado momento (en este caso en el siglo XV) se encuentran y comienzan unas relaciones de poder, generalmente asimétricas. Y aquí radica la coincidencia, no sólo inicial sino histórica. Sin embargo, otro hecho separa ambas trayectorias. Si algo ha caracterizado a la formación social canaria ha sido la continuidad de procesos migratorios, tanto internos –entre comarcas e islas–, como externos, hacia diferentes destinos. Desde bien temprano comenzó el trasvase de población: fuese de descendientes de los mismos conquistadores, de extranjeros que fueron llegando o, inclusive, de indígenas aculturados o la población resultante del mestizaje. En realidad, en una primera etapa (siglos XV y XVI) resulta complejo definir quiénes son o no “canarios” y sólo a partir del último cuarto del siglo XVII podría decirse que la diáspora tiene un importante contingente de población asentada en las Islas (Bethencourt Massieu, 1995). A partir de esta época, la migración será continuada aunque llegará a su apogeo en los siglos XIX y XX (Hernández, 1981; Macías, 1992; Medina y Martínez, 1991). A comienzos del siglo XX continuará el trasvase, primero hacia Cuba y después hacia Venezuela, donde entre mediados de siglo y los años sesenta llegó un importante contingente (Ascanio Sánchez, 2002). Al contrario, Venezuela ha sido un país de escasa emigración, al menos hasta tiempos muy recientes. De hecho, con la modernización del país y la bonanza petrolera del siglo XX uno de los hechos demográficos y culturales más relevantes ha sido la continua llegada de inmigrantes de diferentes partes del mundo, en especial desde Europa y Latinoamérica. Todo ello ha ido conformando dos sociedades pluriétnicas, fruto de la mezcla desde la misma época de la colonización. No resulta extraño, pues, que a lo largo de su historia puedan encontrarse discursos y prácticas que muestren cierta tensión entre la población autóctona y los grupos de fuera. En Venezuela, durante la lucha por la independencia se institucionalizaron determinados discursos contra lo foráneo y los grupos considerados como tales. En el siglo XX en determinados momentos y conflictos se ha retomado el discurso de la diferencia, elaborando clasificaciones de la otredad, cuyos polos han sido el grupo criollovenezolano (que, por supuesto, oculta la diversidad étnica y la mezcla entre indios, negros y blancos) y los musiús o extranjeros. El grupo canario se ubica en este sistema de diferentes formas. Es cierto que a los canarios se les denominan en Venezuela, al igual que en otros países de Latinoamérica, como los isleños. Esto los diferencia de otros grupos europeos pero, en especial, del resto de españoles, otorgándoles en cierto modo un estatuto diferencial en las relaciones interétnicas. Este hecho suele dar origen a discursos tales como que la integración del grupo canario y el criollo es elevada o de que no existen diferencias. Sin embargo, la realidad es más compleja y la ubicación del grupo canario en este sistema de relaciones no es estático sino dinámico: ha dependido de momentos históricos, de áreas y, por supuesto, de trayectorias concretas. El trasvase poblacional y la mezcla biológica de los últimos siglos, así como la renovación del proceso migratorio contemporáneo, resultan claves para comprender cómo se articulan formas de adaptación y diferenciación de los canarios en Venezuela. RELIGIOSIDAD Y FIESTAS: SÍMBOLOS Y PRÁCTICAS En la religiosidad popular de las Islas Canarias, el culto a las vírgenes ha tenido un especial énfasis, tanto que en todas las islas el símbolo de representación religiosa es el de las denominadas “patronas” insulares. Aunque este hecho podría tener sugerentes lecturas respecto a la tan repetida matrifocalidad de la cultura canaria, en lo que coinciden diversos © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XVI Coloquio de Historia CanarioAmericana 654 autores es en la relación de estos símbolos y su ritualización con procesos de identidad hacia el interior de los diferentes grupos insulares (Galván Tudela, 1987) y la relevancia de las fiestas de las patronas insulares como afirmación de la identidad de cada una de las islas (Barreto Vargas, 1997). La mayor parte de estas devociones tienen una historia que se remonta a los siglos XV y XVI, siempre a raíz de sus milagrosas apariciones, la difusión de su culto y la posterior institucionalización como patronas de cada una de las islas. Por las fechas, estructura y símbolos de estas apariciones parece haber pocas dudas sobre la relación que tienen con el proceso de evangelización posterior a la conquista de las Islas Canarias y cuya forma se repite en diversas “zonas de contacto”: vírgenes que viajan en barcos que encallan y se niegan a moverse del lugar, apariciones a grupos de indígenas, etc. Aunque no existen estudios en profundidad de cada una de estas patronas que nos muestren la estructura ritual y su dinámica histórica, sí parece que la mayor parte de los rituales actuales proceden de préstamos e invenciones recientes. Ha sido en el siglo XX cuando la mayor parte de estos cultos han conseguido una amplia difusión insular, fijando y difundiendo devociones que han conseguido un elevado consenso y participación en cada isla respectiva. En los años sesenta del siglo XX esto se acentúa, unido ahora a procesos de tipo identitario, convirtiendo a muchas de estas patronas en símbolos de identidad a nivel insular. De hecho, en los últimos decenios diversas prácticas relacionadas con estos cultos a las patronas ha movilizado a una parte importante de la población, convirtiéndose en encuentros masivos, con connotaciones emocionales e identitarias. Durante el periodo de fiestas de cada patrona –anuales generalmente pero también cuatrianuales o lustrales– se reúnen, en diferentes actos, gran parte de la población de la isla respectiva, realizando peregrinaciones hacia los santuarios o lo que se denominan “bajadas”: traslados de las vírgenes desde sus santuarios a otras zonas de la isla, más o menos distantes. De hecho, en los años ochenta y noventa del siglo XX muchos de estos momentos festivos constituían la época del año en la que muchos emigrantes decidían viajar a las islas, haciendo coincidir su retorno con los actos festivos de sus patronas insulares. Aquí sólo se tratará de tres de esas patronas: la Virgen de Candelaria, patrona de la isla de Tenerife; Nuestra Señora de las Nieves, patrona de la isla de La Palma; y Nuestra Señora de los Reyes, patrona de la isla de El Hierro. Pareciera que ello sólo nos remite a tres de las Islas Canarias aunque, como se verá, no es del todo cierto. Sin embargo, sí que se incidirá de modo especial en tres de estos grupos insulares: los tinerfeños, los palmeros y los herreños. Y éstos son, junto a los gomeros, los grupos insulares más importantes de la reciente emigración canaria a Venezuela, tanto a nivel cuantitativo como cualitativo: por una parte, parecen ser los grupos más numerosos de emigrantes de la segunda mitad del siglo XX; y por otra, se han especializado en determinadas ocupaciones laborales y, por tanto, coinciden en determinada distribución espacial por territorios y estados. Ello hace que cada uno de estos grupos tenga un peso específico, tanto en determinadas zonas del país como en determinados sectores económicos. En Venezuela, los canarios suelen celebrar algunas fiestas de claro origen isleño. Las más importantes son las fiestas de la Virgen de Candelaria y, en los últimos años, la de la Virgen de las Nieves y la de la Virgen de los Reyes. Recientemente se han añadido otras como la de la Virgen del Pino (Isla de Gran Canaria) o del resto de patronas insulares, pero su influencia es menor y suelen estar organizadas por familias o pequeños grupos en asociaciones de tipo lúdico o cultural. Todas son fiestas de tipo religioso aunque en los años noventa se ha añadido otra de origen profano y denominada Fiesta del emigrante, organizada por una la Hermandad de la Virgen de las Nieves. Por su repercusión e influencia la elección de casos no resulta © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Religiosidad e identidades. El ejemplo de las... 655 compleja para las fiestas de las Nieves o la de los Reyes; no en vano, hasta hace muy poco tiempo sólo se celebraban en dos lugares del país. Sin embargo, ocurre lo contrario con la Virgen de la Candelaria. La devoción de la misma se origina en Canarias en la época posterior a la Conquista, jugando un importante papel en la evangelización de la isla de Tenerife. El culto se extiende con gran rapidez a otras zonas de América y según el historiador David Fernández (1987) si bien en el siglo XVI la imagen y culto tenían aún escasa difusión fuera de las Islas Canarias, en el siglo XVII se expande ampliamente, en especial como Virgen marinera. Prueba de ello son las numerosas localidades y ciudades de América latina que rinden culto a la Virgen de Candelaria, así como los numerosos nombres de localidades y lugares en países como Argentina, Cuba, El Salvador, Honduras, etc. En Venezuela la devoción hacia la Virgen de Candelaria recorre todo el país, siendo la patrona en diversas localidades y estando, pues, asociada a devociones criollas. En otras áreas, en general de fuerte influencia canaria y renovación reciente, el culto se encuentra asociado a la población isleña que también celebran su fiesta anualmente. Por este motivo, la fiesta de la Virgen de la Candelaria resulta de mayor complejidad y aquí solo se describirán dos casos: el caso de una de las fiestas que se celebran en Caracas y otra que tiene lugar en uno de los asentamientos históricos más relevantes del país: en la ciudad de Cagua, en el Estado de Aragua. 1 LA VIRGEN DE LA CANDELARIA Y ¿LOS TINERFEÑOS? Como se decía, la devoción a la Virgen de la Candelaria recorre toda Venezuela con diversa relevancia y énfasis en los grupos criollo y canario. En los últimos decenios se ha producido una eclosión del asociacionismo canario en Venezuela, ampliándose el número de centros tanto de tipo recreativo como benéfico. En la mayor parte suele haber una imagen de la Virgen de la Candelaria, generalmente donada por ayuntamientos isleños o por familias particulares. Dependiendo del peso específico del grupo tinerfeño y gomero se suele organizar una fiesta en honor a la patrona o un sencillo acto de recordatorio del día de la virgen. En todo caso, suelen ser las asociaciones las que se han convertido en el foco organizativo de este tipo de actos en casi todo el país. Aquí se describirán dos casos donde también el asociacionismo tiene gran relevancia: la fiesta de la Candelaria en la ciudad de Cagua, en el Estado Aragua, y una de las que se celebran en el Distrito Federal, organizada por una asociación canaria. El Estado Aragua, entre el litoral y el interior cercano a Caracas, es uno de los más importantes asentamientos tradicionales de canarios que se dedicaron a las labores agrícolas. Tanto la capital del Estado, Maracay, como la ciudad de Cagua y poblaciones aledañas han recibido importantes contingentes de población isleña al menos desde el siglo XVII. Turmero, fundado en 1620, surgió bajo la advocación de la Virgen de la Candelaria; Maracay en 1782 tenía un altar dedicado a la misa y así otras localidades (Fernández, 1987). Sin embargo, es en los años setenta cuando las fiestas de la Virgen de la Candelaria, organizadas por el grupo canario, estructuran una serie de actos y rituales que consiguen asentarse a lo largo de las dos décadas siguientes. En realidad, los canarios – al menos desde mediados del siglo XX– ya tenían una imagen de la Virgen de la Candelaria en la iglesia de Cagua. Pero es en 1978 cuando varias familias que, al parecer, eran oriundas del municipio de Icod de los Vinos en Tenerife, tienen la iniciativa de fundar una asociación dedicada al culto a la Virgen de la Candelaria, la Sociedad de la Virgen de la Candelaria aunque su creación parece estar bastante influenciada por la constitución –poco tiempo antes– de otra asociación religiosa en el mismo lugar: la Hermandad de las Nieves. Uno de los objetivos principales de esta sociedad religiosa de la Candelaria será la de construir una sede propia para el culto y donde depositar la imagen, al tiempo que tener un espacio de reunión y © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XVI Coloquio de Historia CanarioAmericana 656 encuentro. A comienzos de la década de los noventa tenía unos trescientos socios, la mayoría tinerfeños y gomeros, residentes en el Estado Aragua. Su número, procedencia y composición no ha variado consustancialmente aunque sus deseos de contar con una sede propia ha sufrido diversos avatares debido a razones económicas. Sin embargo, continúan siendo los organizadores de las fiestas de la Candelaria que cada febrero se celebra en la ciudad, desarrollando múltiples actividades paralelas, tanto en esas fechas como durante el resto del año. Precisamente el grupo folclórico canario, creado en 1977, integrado en la asociación religiosa es uno de los más conocidos y solicitados del país. Así pues, a partir de los años setenta esta asociación religiosa retoma la fiesta por parte del grupo canario, en este caso mayoritariamente tinerfeño y gomero. El dos de febrero se inician los actos de la fiesta a la Virgen con la celebración de una misa en la Iglesia Matriz de Cagua, donde la Virgen permanece todo el año. El año de este trabajo de campo se contó con la asistencia del gobernador del Estado Aragua y los diputados de la Asamblea del Estado pero, en todo caso, siempre hay una presencia política de cierta importancia. Terminada la misa, sale la Virgen en procesión bajo los sones criollos de la Banda de la Inmaculada de Maracay y el acompañamiento de la policía montada (Véase fotografía 1). En la comitiva, primero se sitúa la Banda, luego las autoridades y un pendón con la imagen de la Virgen y nombre de la asociación religiosa. Ya detrás va la Virgen en su trono, los devotos y, por último, varias carrozas. Éstas van adornadas con motivos canarios: en especial referencias a campesinos canarios y motivos de la arquitectura tradicional; de hecho, todos los participantes suelen ir vestidos con trajes tradicionales, la mayoría de la isla de Tenerife, pero también alguno de la isla de La Gomera. Desde las carrozas se reparte comida como papas arrugadas, sardinas, gofio amasado y mojo picón, todo ello típico de la gastronomía canaria, pero también hallacas o hallaquitas, típicas de Venezuela, y comida “internacional” como pequeñas pizzas. Aunque los criollos no suelen participar de la fiesta, sí se aprecia un elevado número de espectadores que se ubican en las esquinas y aceras mirando al cortejo, de varios cientos de personas. Sin embargo, a la reunión final, con comida y música, sí se aproximan personas de origen criollo. Después de recorrer algunas calles, siempre bajo los sones criollos y la policía montada, se llega a un descampado que se pretende que sea la futura sede de la Hermandad. El terreno se suele acondicionar para la celebración de la fiesta, con puestos de comida. La degustación de ésta y el compartir de los asistentes (canarios pero también jóvenes criollos) se extiende durante varias horas. Casi al atardecer comienza la representación de la aparición de la Virgen a los pastores aborígenes –los guanches–, con rebaño de ovejas incluido. Al finalizar la misma, se inicia el retorno de la procesión a la Iglesia de Cagua, con una composición y orden similar al anterior. En el primer fin de semana de las mismas fechas en febrero, se celebra el otro acto en Caracas, por parte de una pequeña asociación, archipiélago canario, que tiene una sede alquilada en la zona del Paraíso donde también se ubica el Hogar Canario, la principal y más potente asociación de canarios en la capital del país. La semana anterior al acto ya suele apreciarse un importante movimiento en el club, para acondicionarlo para las fiestas: los hombres pintan las paredes y las mujeres elaboran diversos motivos decorativos, como guirnaldas o banderas canarias. Aunque todos colaboran en la fiesta, en esta semana previa predominan las canarios de la isla de Tenerife. Los actos centrales se celebran el domingo y comienzan con una misa a media mañana, en la Iglesia de San Pedro el Ermitaño, en la zona del Paraíso. Allí se encuentran dos vírgenes canarias: Nuestra Señora de la Candelaria y Nuestra Señora de los Reyes. Desde bien temprano la iglesia se ha llenado de gente, más de doscientas personas, aunque predominan mujeres y jóvenes de ambos sexos ya que la mayoría © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Religiosidad e identidades. El ejemplo de las... 657 de los hombres esperan en el exterior. Gran parte de los adolescentes y niños visten trajes típicos de Tenerife y muchas mujeres llevan el chaleco bordado del traje tradicional de esa isla. Al final de la misa se inicia la salida de la Virgen. En el porche de entrada los bailarines de la isla del Hierro, pertenecientes a la asociación, realizan una exhibición. A continuación, allí mismo se representa la aparición de la Virgen a los pastores guanches. Acabada ésta comienza la procesión con destino al club. El recorrido es de apenas cuatro cuadras. Primero van los bailarines de la isla del Hierro y sus tocadores, luego una rondalla canaria, los directivos de la asociación, la Virgen de Candelaria, los participantes y, por último, cuatro carrozas decoradas con motivos canarios y que reparten comida típica de las islas como gofio amasado, papas arrugadas, piñas asadas y sancochadas, sangría, vino y cerveza. Los bailarines danzan durante casi todo el trayecto y sólo toman un respiro cuando los sustituyen la rondalla canaria. Al llegar al club se introduce a la Virgen de Candelaria, que es depositada en una cueva realizada –en cartón piedra– para dicha ocasión. El resto del día es un encuentro entre los participantes: comida por medio de unos bonos que dan derecho a diversos tipos de platos (paella, papas arrugadas, garbanzos con carne, etc.), postres (entre los que encontramos quesadillas herreñas) y bebidas que se ofrecen en diversos ventorrillos. Uno de éstos será de venta exclusiva de objetos alusivos a la Virgen de la Candelaria, con camisetas, pegatinas y velas. LA VIRGEN DE LAS NIEVES Y LOS PALMEROS La devoción actual a Nuestra Señora de las Nieves se encuentra fuertemente vinculada a la creación de una asociación religiosa en los años setenta en la ciudad de Cagua. Para comprender su dinámica resulta imprescindible apuntar algunos datos sobre el lugar y la vinculación del grupo palmero. Si la especialización laboral de los canarios en Venezuela es uno de los hechos más relevantes de su inserción en el país, la relación del grupo palmero con el sector agrícola resulta indudable. En la mayor parte de las zonas de colonización reciente o de agricultura moderna y, sobre todo, de cultivos de tabaco y agricultura bajo riego podemos asegurar que se encuentra un importante contingente de palmeros. Pero, además, la expansión del mercado interno y la modernización del país ha conseguido que la agricultura haya sido una de las actividades más exitosas y donde se ha concentrado gran parte de la acumulación de capital, al menos durante una etapa de expansión económica venezolana. Por ello, en algunas zonas el potencial económico que tienen los grupos inmigrantes se relacionan con su dedicación a la agricultura y uno de los contingentes más exitosos en este sentido ha sido el de los palmeros. Uno de estos ejemplos es el Estado Aragua pero, sobre todo, los Estados del sur del país motores de la expansión agrícola contemporánea. La Hermandad de Nuestra Señora de las Nieves fue creada por palmeros de la zona de Aragua en una época en la cual su potencial económico estaba en plena formación. Un informante nos decía que el día de la Virgen de las Nieves, el cinco de agosto, los palmeros de la zona no trabajaban y se reunían a “echar palos” 2 en honor a su patrona. Hacia los años setenta surgen diversas propuestas para “traer” (la imagen) a la Virgen de las Nieves. Para ello, en 1975 se reúne un grupo de palmeros y nombra una comisión encargada de viajar a la isla de La Palma para traer una imagen de la Virgen. La misma llega a Venezuela al año siguiente. Al mismo tiempo se entroniza la imagen y se funda la Hermandad, aunque al no tener ermita propia se la deposita en la Iglesia de la ciudad. En años sucesivos se van creando lo que se denominan “Delegaciones”, grupos organizados con el objetivo de difundir por todo el país el culto a la Virgen y los fines de la Hermandad. La primera Delegación se crearía en la ciudad de Valencia, a la que seguirían otras más, hasta la veintena que existían en 1992. Y © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XVI Coloquio de Historia CanarioAmericana 658 estamos hablando de la difusión de una devoción entre el grupo canario que con seguridad ha conseguido el mayor éxito económico en Venezuela, gracias a su dedicación a la agricultura. Por tanto, un culto que podía contar con importantes donativos y prerrogativas. Como ocurre con muchas de estas primeras asociaciones (Ascanio Sánchez, 1997), apenas se conservan documentos o fichas de los orígenes de las mismas aunque la Hermandad dice contar con unos dos mil socios de los cuales el noventa y nueve por ciento son canarios, la mayoría de ellos de origen palmero. Sus objetivos siempre se han centrado en el culto a la Virgen y los de ayuda entre el grupo canario; de hecho, la idea central después de su fundación será la de construir una iglesia donde depositar la imagen y que sirviera, al mismo tiempo, de lugar de encuentro. Los esfuerzos en este periodo se dirigen a conseguir el dinero suficiente para dicho fin; para ello se utilizan cuotas, aportadas por sus socios y delegaciones, así como otras entradas económicas a través de los diversos actos festivos que se realizan. De hecho, la primera fiesta de la Virgen de las Nieves se celebra el mismo año de su entronización, en 1976 y en poco tiempo se consiguió acumular los miles de bolívares necesarios. Esto sólo se comprende si tenemos en cuenta el poder económico que la moderna agricultura estaba ofreciendo al grupo palmero. Se comenzó, pues, la construcción de la Iglesia de las Nieves y la de un edificio anexo para las actividades y oficinas de la Hermandad. Éste consta de dos pisos con oficinas, salones de ensayo, biblioteca y habitaciones, dedicadas a almacén o diversas actividades. En el centro del terreno se levanta la ermita de Nuestra Señora de las Nieves, de forma octogonal y que mezcla la simplicidad arquitectónica con la calidad y riqueza de sus materiales. En el exterior, frente a la iglesia y a la izquierda, se construyó un enorme escenario y un espacio acondicionado, en forma de patio, para la realización de fiestas y actuaciones. Las fiestas que se celebran en agosto tienen una gran repercusión entre el grupo palmero en Venezuela aunque también acuden otros grupos isleños. Las denominadas Delegaciones, que se distribuyen por todo el país, se encargan de organizar los viajes de sus miembros a Cagua donde se reúnen en un fin de semana miles de personas, en su mayoría de origen palmero (Véase fotografía 2). Sin embargo, en los actos, ventorrillo y exposición que se celebra en estos días alrededor de las fiestas participa gran parte de los socios de la otra asociación mencionada: la Sociedad de Nuestra Señora de Candelaria. Y la misma gastronomía, ventorrillos, exposición y actos folclóricos de estos dos días muestran que si bien el foco central es la devoción a la Virgen de las Nieves, la finalidad de todas las prácticas se expande al grupo isleño y a convertir la fiesta en punto de encuentro para todos aunque, eso sí, bajo el reconocimiento y consenso de los símbolos de la identidad palmera. De hecho, esta Hermandad ha creado una fiesta profana que ha tenido una importante repercusión en el grupo canario: la Fiesta del Emigrante. La misma tiene una curiosa similitud con la fiesta de las Nieves: en el mismo espacio, con los mismos actos de tipo profano (ventorrillo, exposición, actos folclóricos), etc. Sólo varía la centralidad de la imagen de la Virgen, que ahora se sustituye por diacríticos generales del grupo canario referidos a un proceso común: su diáspora contemporánea. LA VIRGEN DE LOS REYES Y LOS HERREÑOS La fiesta de la Virgen de los Reyes también se crea en los años setenta, aunque algo antes que las anteriores, incentivada por grupos de herreños de la ciudad de Caracas. También aquí habría que resalta la especialización laboral de este contingente isleño en labores de distribución y mercados y, por tanto, su relevancia en las principales ciudades venezolanas. A © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Religiosidad e identidades. El ejemplo de las... 659 finales de los años sesenta, los herreños que se reunían en la por entonces denominada Asociación Canaria de Caracas decidieron pagar los gastos para traer una imagen de la Virgen de los Reyes, patrona de la isla de El Hierro, desde las Islas Canarias. La misma llegó a Venezuela en 1969 y un año después, se crearía la fiesta de la patrona herreña que se celebra cada septiembre en Caracas. A su llegada, la imagen de la Virgen se ubicó en la Iglesia de Vista Alegre en Caracas, aunque en los setenta pasaría a la Iglesia de San Pedro el Ermitaño. Poco después desaparece la Asociación Canaria, ramificándose en dos nuevas de las cuales una sería de mayoría emigrante herreña; por este motivo, sería el nuevo club herreño el que se encargaría de organizar las futuras fiestas de la patrona. En Canarias, la fiesta denominada como La Bajada de Virgen de los Reyes en la isla de El Hierro es una de las más antiguas, puesto que desde 1745 se celebra cada cuatro años (Galván, 1987; 1997). La misma se inicia con una bajada de la Virgen desde su santuario en la Dehesa, en el oeste de la isla, a la capital. Allí permanecerá un mes, visitando cada pueblo durante unos días, siempre a través de caminos trazados sobre antiguas rutas de pastores. Este ritual, entre lo religioso y lo profano, tiene numerosos actos centrales que es imposible describir aquí, como el recitado de loas a la Virgen, una comida común en mitad de la bajada, el acompañamiento de los Santos o patronos de otros lugares de la isla, etc. En todos estos desplazamientos de la Virgen, la misma va acompañada de unos bailarines que forman grupos procedentes de diferentes áreas de la isla y que se sustituyen en los límites de sus pueblos. Éstos van vestidos con un pantalón, falda y camisa blanca, una corbata y faldellín rojo, llevan en la cabeza un gorro blanco con prendas de oro, nácares, plumas de aves, pétalos de flores y cintas de color que identifica de que pueblo o área son. El modelo de organización de la danza está basado, al parecer, en lo pastoril y tradicionalmente se excluía a las mujeres que sólo podían bailar, vestidas de paisano siempre, por una promesa. En Venezuela la fiesta es anual y suele realizarse un fin de semana, con diversos actos. El sábado suele realizarse los de elección de la Reina y Princesita de las fiestas, se escoge a la Comisión para el siguiente año y se celebra un baile popular a la Virgen, que aporta como novedad los ritmos de merengue. En el domingo se concentran los eventos relacionados directamente con la Virgen de los Reyes. Se inician en la mañana con una misa cantada en la Iglesia de San Pablo el Ermitaño, a escasas cuadras (calles) de la sede de la asociación organizadora. En el interior, mientras se desarrolla la misa, se preparan los bailarines venezolanos de la Virgen, para bailar en cuanto finalice la ceremonia. Entre éstos destacan dos detalles: primero, la incorporación de numerosas mujeres algo no tradicional pero que también está sucediendo en la isla de El Hierro; segundo, que la mayor parte de los participantes sea gente joven, posiblemente primeras y segundas generaciones de emigrantes. Después de la misa comienza la frenética danza en el interior de la iglesia como exhibición de lo que continuará por las calles. Luego se inicia la procesión: delante va la Virgen en su trono, detrás los “reyes”, tres niños vestidos como tales, y la reina y princesita elegidas el día anterior. Les sigue la parranda canaria del mismo club cuyas canciones serán todas del folclore canario, vistiendo trajes tradicionales de las islas de El Hierro y de Tenerife. La procesión transcurrirá con el acompañamiento de cientos de personas, sin incidentes, bajo el ritmo de los bailarines y el intento de algunos jóvenes, de nuevas generaciones de emigrantes, por imitarlos con evidente mezcla de merengue caraqueño. Mientras tanto, la vía por la que transcurre la procesión ha sido cerrada y los coches deben desviar su camino; por eso, la música y la danza va acompañada de un fondo de ruidos y humos de la ciudad. En algunas aceras y esquinas población criolla sigue con la mirada una procesión insólita para ellos. Recorridas las cuatro cuadras que separan a la iglesia de la asociación, la comitiva llega © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XVI Coloquio de Historia CanarioAmericana 660 a una casa o quinta, donde ya esperan otro centenar de personas que reciben a la Virgen con vítores. La patrona entra, ubicándose en una esquina del salón de la asociación. Los danzantes vuelven a bailar en el interior, tras lo cual le ofrecen flores a la Virgen y grupos de personas, en familia, van retratándose junto a la misma. Algunas personas también cantan loas a la Virgen, alusivas a la imagen y a la fiesta. Ya pasado el mediodía, comienza a tocar un grupo invitado a ritmo de la música venezolana. En el club días antes se venía preparando la comida de este día, organizada por medio de bonos que dan derecho a diversos tipos de platos o tapas, y bebidas que se dispensan en una especie de quioscos o ventorrillos dispuestos alrededor del patio de la asociación. Allí pueden degustarse platos variados: paella, garbanzos con carne, papas arrugadas, refrescos y las quesadillas, un típico postre herreño. El resto de la tarde es encuentro, conversación y compartir de familias, amigos y paisanos, que en muchos casos no se ven desde hace meses. Hacia media tarde los bailarines comienzan a prepararse para el regreso de la Virgen a su morada anual. El retiro se inicia con la danza, de nuevo, en el salón de la asociación. Sacan a la Virgen a la que siguen los participantes con evidentes muestras de emoción; alguien nos dice que es la despedida: la Virgen regresa y la fiesta termina. La comitiva llega a la Iglesia de noche, siempre acompañada por centenares de personas, casi los mismos de la mañana. La emoción es elevada en la mayoría de los asistentes, incluso en los jóvenes que por edad deben ser hijos de emigrantes y que, seguramente, nunca han vivido la fiesta originaria. Pero eso no importa: la corta edad de muchos danzantes, la emoción que en todos despierta el ritual y su nivel de participación indica que la fiesta no sólo ha conseguido un fuerte arraigo entre las segundas y terceras generaciones, sino que la reproducción cultural parece asegurada. RELIGIOSIDAD, IDENTIDADES Y ADAPTACIÓN CULTURAL En Venezuela, dependiendo de las zonas y de que hayan sido –o no– asentamientos históricos de los isleños, la reproducción biológica y cultural del canario tiene mayor o menor relevancia, influyendo en procesos de diferenciación e identidad cultural. Así pues, la articulación con la cultura y la estructura social venezolana y, por tanto, de los procesos de adaptación, dependerán de dos factores: por un lado,del peso específico del grupo cultural canario y por otro, de formas de diferenciación económica y social. Aunque aquí sólo se han abordado prácticas de tipo religiosofestivo habría que avanzar algunos aspectos sobre la reproducción cultural y su relación con la de los grupos domésticos donde la endogamia étnica y por tanto el matrimonio con mujer isleña establece importantes diferencias. Y es en este sentido en el que el grupo canario establece controles para la reproducción biológica, especialmente entre las jóvenes, y estereotipos hacia los otros –no isleños– como una especie de barrera. En estos casos las mujeres son las que lideran pautas de reproducción cultural, claves para comprender determinados procesos de adaptación y que, en este caso, se ha explicado desde la religiosidad y lo festivo. En este sentido, no habría que olvidar que las zonas donde se han creado las asociaciones de tipo religioso mencionadas, y donde se desarrollan sus prácticas festivas, se corresponden con áreas de elevada reproducción biológica entre canarios, o endogamia étnica. El papel de las mujeres es clave en dos sentidos: el de la socialización y el de la organización y reproducción de fiestas o eventos. Respecto a lo primero, los hijos de matrimonio canario tienen una clara socialización en la cultura canaria; sorprende escucharles decir lo que “aman”: a unas islas que muchos no conocen. Sin embargo, dependiendo de la economía de cada grupo doméstico, los padres © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Religiosidad e identidades. El ejemplo de las... 661 intentarán que sus hijos pasen una larga temporada en las islas, conociendo a sus parientes y la realidad insular; en otros casos sólo puede irse de vacaciones y siempre se intentará que éstas sean en la época de las fiestas de sus patronas, locales o insulares. En Venezuela, en todos los actos festivos estos jóvenes, de segunda y tercera generación, son un elemento dinamizador clave: forman parte de las parrandas de música, de los grupos organizadores, etc., e incluso dentro de estos eventos se inician e incentivan relaciones entre jóvenes isleños. Pero, en segundo lugar, el papel de las mujeres en las asociaciones del país es de gran relevancia, en especial en aquéllas de tipo religioso o en las que inciden en el ámbito de lo cultural. Por medio de todas estas asociaciones se reproducen diacríticos de identidad y se organizan las diferencias de modo vertical y genérico: diferenciando tanto estratos o grupos, como los roles y valores entre los sexos. La organización del poder femenino se materializa en lo que se suele denominar el Comité de Damas, existente en la mayor parte de las asociaciones. El mismo tiene funciones explícitas de organizar actos socioculturales (decoración, organización, relaciones públicas,...), muchos de tipo benéfico, sean anuales (Cena de Reyes y ayuda a institucionesasociaciones por Navidad, etc.), o coyunturales, como los de ayuda a canarios enfermos o necesitados y, en todo caso, organizan la mayor parte de los actos festivos durante las fiestas mencionadas. Los ejemplos arriba descritos ofrecen, pues, pautas para conocer las estrategias en la reproducción social, de las identidades insulares y, por tanto, de las formas de establecer contacto con la cultura criolla. Sin embargo, las diferencias entre las fiestas descritas son de enorme relevancia para analizar los símbolos y estrategias de identidad utilizadas tanto hacia el interior de cada grupo insular (isla), o en relación con los otras islas, como con los otros grupos establecidos en el país. La realidad actual de la emigración canaria a Venezuela es compleja por la dispersión y amplitud de sus asentamientos, de modo que se pueden diferenciar procesos dependiendo de zonas, de la historia de asentamientos y trayectorias adaptativas. En principio, pareciera que el único objetivo de la recreación de estos rituales festivos fuese la reproducción de una práctica de origen isleño, como si de una especie de recuerdo o memoria del pasado se tratase (Bentley, 2000; Morris, 1996). Muchas cosas parecen similares pero la diferencia es patente. Un claro ejemplo es el de la Fiesta de la Virgen de los Reyes. Para quien conozca el ritual que se celebra en la isla de El Hierro, en medio de caminos ancestrales, la bruma y un denso bosque, el contraste resulta impresionante. En Caracas, la Virgen trasiega por las calles asfaltadas de una enorme ciudad, con el ruido y humos de los coches, rodeada de la policía local que intenta controlar el tráfico. El calor es abrasador y el camino hasta llegar al club casi llano. La Virgen y bailarines no vienen acompañados ahora por los Santos de cada pueblo de la isla, ni éstos se disputan a la Virgen en sus límites municipales respectivos. Si en la fiesta herreña originaria el conflicto entre los límites de zonas o rayas es parte consustancial de la fiesta, en Caracas no hay rivalidad entre rayas o danzantes. Los mismos que sacan a la Virgen de la Iglesia la vuelen a entrar, luciendo vestimentas y tocados diferentes que simbolizan la unión de los bailarines de diversos pueblos de la isla. Por otra parte, la Virgen de los Reyes venezolana tampoco se parece a la que los herreños veneran en la Dehesa, porque aquella pequeña imagen –guardada en un trono de madera– se convierte aquí en una figura de casi doble tamaño a la original. Pero la fiesta de la Virgen en ambos contextos tiene algo en común. Si en El Hierro todo el complejo ritual de competencia entre zonas culmina con la unidad simbólica de todos los herreños, en Venezuela la rivalidad se oculta o desaparece porque la finalidad no es reproducir la Bajada sino reproducir la identidad herreña en otro contexto y con otros espectadores, por medio de su símbolo unificador: la Virgen de los Reyes. Y es que la reproducción en el contexto migratorio se ha basado en la colaboración, en © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XVI Coloquio de Historia CanarioAmericana 662 la solidaridad entre el grupo isleño. Por ello, aunque el protagonismo es herreño se dejan huecos para el resto del grupo migratorio, al menos de aquél de mayor importancia en el club organizador: los tinerfeños. En este sentido, la introducción del grupo de cuerda es una concesión a este grupo insular, un cambio necesario y adaptativo: La fiesta ha cambiado un poquito [...] como han cambiado la directiva de los clubes. Por ejemplo, hoy en el Archipiélago tenemos una directiva que casi todos son de Tenerife. El presidente es de Tenerife también: no conoce las costumbres herreñas. Las costumbres herreñas se saca a la Virgen de la Iglesia con los bailarines y se vuelve a llevar con los bailarines. Pero en Tenerife se sacan con cuerdas, entonces él le pone los bailarines y también le pone las cuerdas y le hace su misa cantada también...., que en el Hierro no se le hace su misa cantada con cuerdas sino solamente de puro bailarines. Entonces, ha cambiado. Ha cambiado porque ya no es como se hacia antes [...] ¡Quizás sea hasta más bonito así!. Porque una misa cantada es bonita. En otra Asociación canaria existente en Caracas, de gran renombre y lujosas instalaciones, también se ha llegado a celebrar la fiesta de la Virgen de los Reyes. El terreno de esta asociación es mayor y en el mismo puede hacerse el tradicional “tendido de manteles” 3 que no es posible en el club anterior. Pues bien, a pesar de que todos dicen que este acto es “igualito” al que se celebra en la isla canaria, los herreños apuntan que no se puede comparar la fiesta de ambas asociaciones. Por ello, la reproducción mimética, la similitud, no resulta una finalidad básica en la fiesta porque lo que se pretende transmitir es el significado simbólico de la unidad herreña y, más allá, del grupo canario que participa en la vida diaria de la asociación. Por tanto, la similitud se percibe no tanto a través de lo meramente reproductivo y visual –la copia– sino por medio de percepciones, de símbolos y de emociones. El desarrollo de esta fiesta en Venezuela muestra como la simbiosis es necesaria pero que más allá de la reproducción cultural y de marcadores de identidad oriundos, el foco de interés está en el país receptor: en la búsqueda de la unidad entre las islas, frente a las posibles diferencias o conflictos, en un contexto en el que se convive con otros grupos migratorios y de criollos. La fiesta de la Virgen de las Nieves tiene algunas connotaciones identitarias relacionadas con la anterior pero también claras diferencias. En primer lugar, es la representación más clara del éxito palmero y de cierto liderazgo que el grupo considera tener en la reciente emigración canaria a Venezuela. El hecho de que el culto y fiesta se concentre en un único lugar del país hace que el poder simbólico se acreciente. Pero no sólo simbólico. La creación de Delegaciones por todo el país ha creado una red con importantes nodos de poder y relaciones entre grupos de palmeros que con anterioridad estaban dispersos. El encuentro en Cagua de numerosos palmeros y la exhibición de sus símbolos y éxito económico muestran el potencial de este grupo. De hecho han creado la “Fiesta del Emigrante”, donde ellos son la representación simbólica. Sin embargo, también se dejan resquicios para el resto de isleños; por ejemplo, en la ermita de las Nieves están depositadas imágenes de todas las patronas insulares y en las fiestas el papel del grupo tinerfeño y gomero de la zona también es importante. Diferente es el caso ejemplo de las fiestas de la Candelaria. Su difusión por todo el país es también la de su dispersión y su simbiosis con el grupo criollo. Aquí, como en ninguno de los otros cultos, la relación histórica y el devenir conjunto provoca interpretaciones y sentimientos comunes. Las fiestas de la ciudad de Cagua se abren al grupo criollo, demostrando qué símbolos insulares se pueden trasladar al nuevo contexto para ser utilizados y reelaborados de forma distinta, aceptando transformaciones en el ritual e introduciendo © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Religiosidad e identidades. El ejemplo de las... 663 elementos o símbolos de otras culturas o subculturas insulares. Aquí estamos ante un asentamiento histórico de emigrantes canarios, renovado constantemente; por tanto, las estrategias adaptativas de ambos grupos tienen una larga endogénesis y experiencia colectiva. La fiesta de la Candelaria es algo más que una fiesta cualquiera: es la fiesta de los isleños. Prueba de ello es la elevada representación política que acude a la misma y la participación de bandas y grupos criollos. Aquí, los sones de la Banda de Maracay apaga los de las cuerdas del grupo canario y aunque en la procesión participan escasos criollos, éstos se unirán con posterioridad a la fiesta, en especial personas jóvenes. Pero algo similar ocurre con otros símbolos insulares aunque a otros niveles. Por ejemplo, en la isla de El Hierro los bailarines sólo danzaban en las fiestas de su Virgen. 4 En Venezuela esta exclusividad desaparece y toda fiesta canaria que se precie tiene este elemento de exotismo y color. Y no sólo para el grupo isleño; por ejemplo, fueron invitados privilegiados en las fiestas de la Candelaria de Panaquire (Véase fotografía 3), organizada por los criollos de la ciudad. Ambos grupos, pues, reconocen y respectan símbolos comunes dejando resquicios para la construcción de sus identidades. Pero esto no debe hacernos olvidar que el consenso no significa ausencia de conflictos pero sí que éstos se van solucionando en cada momento y lugar con el diálogo, simbólico y real. Un ejemplo es esa afirmación que repiten tanto los emigrantes de que en Venezuela no existen los “insularismos”, 5 criticando la aridez de ciertos enfrentamientos en las islas. Y para ello suele repetirse que todos son “isleños”; y es cierto, así se nombran y son nombrados en Venezuela, pero esto es ante el otro, sea emigrante de otra nacionalidad o el criollo. Sin embargo, ante sus paisanos siempre queda clara la isla de procedencia, por múltiples motivos: sea por el habla o por la misma concentración de procedencias en especializaciones laborales y zonas del país. Pero la cohesión, la solidaridad, ha sido una necesidad en la diáspora. En Venezuela no es que los insularismos no existan, cada cual es de donde es y lo identifica en momentos rituales o claves, pero una identidad dispersa no tiene cabida en un nuevo territorio donde habitan múltiples grupos. La fragmentación del territorio insular debe desaparecer en ese país que los isleños denominan la octava isla , útil metáfora que extiende el territorio del archipiélago más allá de sus límites reales a otros simbólicos: al de una isla imaginaria donde es posible la idealización de la unidad de todas. Por ello, la reproducción de la identidad canaria en Venezuela puede seguir diversas trayectorias y tener múltiples especificidades, dependiendo de asentamientos, la relevancia cuantitativa, la endogamia insular y étnica, etc., pero de esta primera indagación parece destacar que existen dos tipos de símbolos: los insulares y los integradores. Aquéllos están representados por elementos circunscritos a islas concretas y, por tanto, a diacríticos de enorme relevancia y poder evocador (Morris, 1996). La tradición y sus símbolos son las bases para estas construcciones (Cowlishaw, 1998; Mullings, 1993). Por ello, las patronas insulares y algunos elementos de gran especificidad (los bailarines por ejemplo, comidas muy concretas que son exclusivas de una u otra isla, etc.) coinciden en diversas prácticas. Pero también se da cabida a otros símbolos de tipo suprainsular que aunque están relacionados con elementos del pasado y la tradición tienen un elevado contenido de invención reciente; por ejemplo, la gastronomía canaria (una invención reciente, también en las islas) o la música denominada popular (otra invención de popurrís tradicionales). Otro diacrítico tiene su base en la alusión a unos orígenes comunes; pero mientras en este pasado lejano el referente se centra en lo aborigen, en el pasado reciente parece añadirse el hecho migratorio como otro proceso unificador que incluso ha provocado la creación de una fiesta: la del emigrante. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XVI Coloquio de Historia CanarioAmericana 664 Todas estas prácticas festivas han tenido gran aceptación, convirtiéndose algunas en multitudinarias y lugar de encuentro de los isleños de todo el país. Y en todas ellas el desarrollo de los rituales se muestran adaptativos y permisivos ante el otro insular, de modo que el significado global supere la isla, para construir lo canario. Se es consciente de que el equilibrio futuro del grupo canario, su potencial ante los otros, criollos o de diferentes grupos inmigrantes, pasa por la superación e incluso integración de la diferencia de cada una de las islas. Por ello, en zonas donde la relación con el criollo resulta vital se aprecia esta simbiosis ritual, permitiendo la entrada y fusión de elementos criollos, en momentos puntuales de los ciclos festivos o de encuentro. Y así, la práctica ritual, pero también la cotidiana, parece producirse bajo el signo del consenso: permitiendo las diferencias de cada grupo y relativizando cualquier tipo de conflicto, reafirmando lo propio y aceptando los cambios habidos en el proceso migratorio y las necesarias adaptaciones del grupo a las diferencias. En conclusión, desde la exposición anterior pretendo poner el acento en la necesidad y potencialidades de un estudio centrado en estas prácticas festivas, así como de otro tipo de rituales, con el fin de profundizar en las estrategias adaptativas e identitarias del grupo canario. Queda patente que diferentes prácticas y usos sociales inciden en la reelaboración de símbolos y sus significados dependiendo de los grupos implicados y las estrategias prioritarias en cada momento, territorio y relación social. Pero también habría que revisar viejos, y nuevos, discursos sobre la integración del canario en otros territorios o la falta de conflicto con esos otros aunque, ciertamente, sí parece que las estrategias del grupo canario han pasado por dar prioridad al consenso frente a cualquier tipo de enfrentamiento, tanto entre las mismas islas como entre éstas y la sociedad receptora. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Religiosidad e identidades. El ejemplo de las... 665 ANEXO GRÁFICO Foto 1. Procesión de la Virgen de la Candelaria. Cagua, 1991. Foto 2. Presentación de la Delegación de Mérida a la Virgen de las Nieves. Cagua, 2003. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XVI Coloquio de Historia CanarioAmericana 666 Foto 3, Los bailarines herreños en la fiesta de la Candelaria. Panaquire, 1991. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 Religiosidad e identidades. El ejemplo de las... 667 BIBLIOGRAFÍA ASCANIO SÁNCHEZ, C., “El asociacionismo como organizador de las diferencias: un enfoque antropológico de la reciente emigración canaria a Venezuela”, en XI Coloquio de Historia CanarioAmericana (1994), Las Palmas de Gran Canaria, Cabildo Insular de Gran Canaria, tomo III, pp.135160. — , Los canarios en Venezuela. Identidad y Diferencia , Centro de la Cultura Popular Canaria, Tenerife, 2002. BARRERO VARGAS, C.M., “La Virgen de Guadalupe”, en Los símbolos de la identidad canaria , Centro de la Cultura Popular Canaria, Tenerife, pp. 279283. BENTLEY, G. C., “Ethnicity and Practice”, en: Robbins, Derek (ed.), Pierre Bourdieu, vol. IV, Sage, Londres, pp. 3768. BETHENCOURT MASSIEU, A., (ed). Historia de Canarias,Cabildo Insular de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria. COWLISHAW, G., “The Materials for Identity Construction”, en Beckett (ed.), Past and Present. 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Representation as Power , Routledge, Londres y Nueva York, pp. 2528. PRATT, M.L., Imperial Eyes. Travel Writing and Transculturation, Routledge, Londres. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 XVI Coloquio de Historia CanarioAmericana 668 NOTAS 1 La base de las descripciones que aquí se aportan son el trabajo de campo realizado a comienzos de los años noventa en Venezuela donde, durante un año, se hizo el seguimiento de prácticas y actos festivos en diversas zonas del país. Otros datos sí que se renuevan hasta la actualidad, gracias a la continuidad del trabajo de campo en diversas etapas; sin embargo, éstos han sido a través de estancias cortas que no han permitido nuevas descripciones de todas las prácticas y, por tanto, de la posibilidad de analizar su evolución completa y comparar procesos. 2 “Echarse unos tragos”, tomar unas copas. 3 Se refiere al acto que se celebra en El Hierro durante las fiestas de la Virgen. Cuando la comitiva de la Bajada de la Virgen llega al lugar denominado la Cruz de los Reyes se hace una parada donde se tienden los manteles y las personas almuerzan para seguir hacia la Villa de Valverde. La hospitalidad, la comensalidad, hace de este momento un acto ritual de confraternidad entre todos los herreños. 4 Al menos hasta hace algunos años en los que sí se ha comenzado a acudir a otras fiestas de relevancia fuera de la isla. 5 Así se denomina en Canarias al hecho de que existan rivalidades entre las islas, en especial las centrales, que han vivido episodios de conflicto histórico, generalmente liderados por grupos hegemónicos. © Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009 |
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