APROXIMACION A LA TOPONIMIA JACOBEA
CANARIO-AMERICANA:
SANTIAGO DE LOS CABALLEROS DE GALDAR
JUAN SEBASTIAN LOPEZ GARCIA
INTRODUCCION
Los nombres de los lugares varían con el paso del tiempo, incluso se
sustituyen unos por otros. En el estudio de su origen y significación está la
raíz de muchos pueblos.
Desde el punto de vista toponimico, el Archipiélago Canario es de
enorme interés por su carácter sintético. De un lado la pervivencia de un
alto porcentaje de topónirnos aborfgenes, que se unen a los hispánicos, res-pondiendo
a localizaciones de nueva planta o sustituciones de denominacio-nes
prehispánicas. Esta constante está presente en todas las islas, contándose
además con el aporte de origen diverso, portugués o el trasvase de aboríge-nes
propios de una isla a otra, todo en coherencia con el fenómeno poblacio-nal
de las islas tras su conquista.
En la isla de Gran Canaria, de sus actuales veintiún municipios, nueve
responden claramente a voces indfgenasl. Casi siempre se relacionan con lu-gares
donde lo aborigen tuvo un enorme peso, tales corno Telde y dáldar,
que eran los centros más importantes y que siguieron con enorme protago-nismo
tras la conquista. Además se conservan muchos topónimos aborfgenes
en localidades no capitales de municipio. Por citar un ejemplo, en el de Gál-dar
se localizan varios2.
En la presente ponencia nos vamos a centrar en el caso de Gáldar,
dado que lo podemos considerar prototfpico de la colonización. Un topóní-mo
aborigen, Agáldar, se va a vincular a otro hispánico derivando tras la
i. Agüimes, Artenara, Anicas, Firgas, Gáldar, Mogán, Tejeda, Telde y Teror. San Bartob
mt se vincula al ~Tirajanant omado de la caldera donde se ubica.
2. Agazal, Amagro, Anzofe, Fagajesto, Taya, Tegueste, Telde y Tia
Aproximanón a la top&ia jambea 4
conquista en Santiago de los Caballeros de Agáldar, convirtiéndose final-mente
en Gáldar. En una segunda parte del trabajo veremos cómo este mo-delo
se continúa, con sus variantes en América.
Agáldar es el topónimo que tenemos como punto de partida: Gáldar es
su derivación directa. Originariamente aparece sobradamente documentado,
con variantes como ~regáldar~W. olfel relaciona el nombre con «agali&
(acerco redondo))), sin embargo - - piensa que la bereber muestra una evidente
vinculación con la raíz «ga& (muro, ciudad»), el tema lo deja abierto, tal
como hace con otras palabras4. Estas traducciones no están lejos de la reali-dad
topográfica e histórica de Gáldar, dado que es una especie de fortaleza
natural, a la manera de acrópolis, que jugó el papel de «ciudad) o capital de
la isla
Habria que hacer unas precisiones someras sobre la historia de la ciu-dad
Desde la unificación de la isla bajo un solo gobierno, hecho que prota-gonizaron
los caudillos Gumidafe y Andamana, Agáldar se convertirá en el
centro político de Gran Canaria Las sesiones anuales del gran consejo insu-lar,
con representaciones de la zona sur, se celebraban en la «Cueva de Faca-racasx
~Hauiendod e hacer sus juntas en Gáidar, hauian de ir a ellas los de Telde
por hauer Gobierno siempre en Gáldar, en las Cuebas de Faracas junto a Gál-dam5.
Gáldar se convirtió en residencia de los «guanartemes», apelativo que
llevaban los reyes de la isla El último de ellos, de abori y Tenesort Semi-dán,
cristianizado será conocido por Don Fernando de Guanarteme; en la
«Información Trejo-Carvajal» se le denomina Don Fernando de ~gáldar~,
vinculándose como apellido el nombre de su ciudad.
3. WOLFEL, D. J.: Mmmenfa Ling~ae Canariac, Graz, Austria, 1965, págs. 706-707 y NA-VARRO
ARTILES, F.: Tebente. Dicciwrio de la lengua &gen ua~ria, en Gran Enciclopedia
Canaria, vol. Vm, Edirca, Las Palmas de G.C., págs. 60 y 142.
4. La traducción del alemán se debe al Lcd D. Jod Concepción Rodrfguez
5. MORALES PADRON, F.: Camrias: crónicas de su mquista. «Libro segundo prosigue la
con&ta de Canaria, por el Lcdo. Pedro Gómez Escudero,,, Las Palmas de G.C., 1978, pág.
441.
6. WOLFEL, op. cit. pág. 706.
Jt~anS cbastián Upcz Gamá
La población aborigen tenía una importante situación estratégica. Cerca
del mar, se ubica sobre una especie de acrópolis que sirve de fortaleza natu-ral,
al pie de la montafia de su nombre y que cierra una vega de suelo rico
para la agricultura. Estas condiciones no escaparon a los conquistadores y la
antigua corte de la isla no fue abandonada, al contrario, a ella van a residir
los colonos uniéndose a los aborfgenes. La comarca quedará vinculada a la
economía comercial del momento, dentro del ciclo de la caiía de azúcar7.
Entre las herencias del mundo aborigen destaca un topónirno: Aghldar.
En las citas relativas a la localidad, entre 1487 (a cuatro aiios de fmali-zada
ia conquistaj y 1509 se sigue documentando Agaidar en ios Archivos
de Protocolos de sevillag. Se dan los calificativos de «villa& «Término de la
Villa, «Comarca», «Sitio», etc. La variante ((Gáldan) hace su aparición, aun-que
con menor importancia que la forma primigenia. Es el momento en que
aparece el elemento jacobeo, vinculado el toponimico local.
El término Agáldar será puente entre el pasado aborigen y el hispánico.
Por evolución, que posiblemente ya se daba a nivel de habla, terminará por
consagrarse la forma «Gáldan>,u tilizada desde el siglo xV19. ,
La toma de posesión oficial de la isla de Gran Canaria fue el 29 de abril
de 1483, festividad de San Pedro Mártir. Sin embargo hay fenómenos, pro-pios
de la colonización, que se realizan con anterioridad a esta fecha.
En el caso de Gáldar no se puede hablar de fundación de la ciudad por
los conquistadores. Su existencia, como corte aborigen, es anterior. Tras-cenderá
a la conquista al transformarse en una población hispánica.
La presencia de la advocación jacobea la tenemos antes de la conquista.
Don Juan del Rio Ayala recoge la tradición de la primera misa en Gáldar el
25 de julio de 1481, celebrada por el Obispo Fray Juan de Frias. Documen-talmente,
lo cierto es que antes de 1483 hay un recinto de culto, dedicado a
Santiago, que es utilizado para enterrar a Miguel de Muxica y su tropa de
7. SAMA¿HY~ P EKE GALUOS, G.: El cu¡tri>o de de cah de azUcm y la mdusfria
awcarera, en Anuario de Estudios Atlánticos, n' 7, Madrid-Las Palmas, 1961.
8. MORALES PADRON, F.: Canariar en el Arcbivo de ProfomIar de SwiIIa, en Anuario de
Estudios Atlánticos, Madrid-Las Palmas, vol 7, 1961; vol. 8, 1962.
9. Es un fenómeno frecuente el no coincidir exactamente la toponimia aborigen recogida en
las crónicas con la actual. Posiblemente Gáldar sea de las evoluciones más sencillas.
vizcainos, tras la derrota de Ajódar:
«...y se enterraron luego el Miguel de Moxica y los demás conquistadores,
y los heridos se tmeron y curaron lo mejor que se pudo en el pueblo de Gá1-
dar, en una casa capaz y grande que estaua en el fin del lugar, y en otra casa
acessoria a ésta de@an missa, y la intitularon de la adbocazion de Seííor Santia-go
adonde el día de oy se a labrado y está la Parroquia del lugar de la propia
adbocazión, con mucho lucimiento y donde fueron enterrados los muer-tos
... »lo.
Del texto se desprende que la localización del primer oratorio de Santia-go
es el mismo que ocupaba la primitiva parroquia, por lo que.hay una conti-nuidad
directa del primer solar jacobeo hasta la actualidad. Esas casas de las
que habla la crónica son indudablemente aborígenes y debe tratarse del «Pa-lacio
del Guanarteme)), por el tamaño que tenfan «casa capaz y grande)). La
advocación jacobea no sufrió nunca cambio desde esos origenes como «capi-lla
palatinm.
El episodio también es recogido, en términos muy similares, por Pedro
Gómez Escudero:
«Traxose el cuerpo de Moxica i los heridos para curar, i a el otro a darle
honroso enterramiento a el pueblo de Gáidar en una casa grande que estaba a
una puncta de el lugar, i en otra alli serca se decia misa, i llamaron de la advo-cación
de Señor Santaigo, onde fueron enterrados los christianos»' l.
Este oratorio debfa tener cierta entidad, ya que adquiere categorfa casi
episcopal, dado que es tomado como real del Obispo Frias mientras se con-cluye
la conquista:
«...el obispo don Juan de Frias que resolvió esperar el resultado de la em-presa
de la ermita de Santiago, con algunas familias que habían empezado ya a
establecerse en aquella antigua corte de los panertemes»12.
10. MORALES PADRON, F.: Canaria: Crónica de su cmquMfa. ((Historia de la conquista de
ias Siete Ysias de Canaria», por ei Lcdo. Lbpez de Üiioa, f 66, v'; pág. 310.
11. MORALES PADRON, F.: Op. Cit, «Libro Segundo, prosigue la conquista de Canaria»,
pág. 417.
12. MILLARES TORRES, A., Historio General de / a Isla Canaria, Edirca, Las Palmas de
Gran Canaria, 1977, tomo 11, pág. 189.
Juan Sebastián López Garná
A la hora de pensar en las motivaciones que incidieron en la entroniza-ción
de Santiago en la ciudad, valoraremos algunos aspectos.
Partimos del propio carácter de la fundación, donde priva lo militar. La
misma conquista va a dar la clave en la elección, por ese ideal de cruzada que
supone toda campaña cristiana. Recuérdese un Pedro de Vera o un Fernán- .
dez de LU&. El apóstol Santiago ya habia sido tomado como patrón de Es-pafia,
cuyo nombre era invocado en todas las contiendas que jalonaban la re-conquista
del territorio en contra de los musulmanes. Su importancia en la
historia española está de más serialarla.
Otio asl?c.dfi el PfaPiO p@ qc3 beg2;" .g&. Slu?tiarw
ni26 en un lugar de significación, en la «metrópoli de la isla», en palabras del
historiador D. José de Viera y Clavijo. Es decir que el patrón de España, el
santo invocado en la lucha contra los infieles, se vincula a la antigua corte de
Gran Canaria. Es un claro signo de asimilación. La cabecera del Reino de
Canaria queda bajo la protección del titular de España.
La tradición, como quedó dicho, nos habla de esa misa solemne el vein-ticinco
de julio, día de Santiago. Este dato no es motivo exclusivo para pen-sar
en la advocación elegida. Hay otras motivaciones. Se pudo esperar a esa
fecha, por ser la festividad, para celebrar el obispo de manera solemne, exis-tiendo
ya una casa dedicada al apóstol. 1481 parece un año demasiado tem-prano,
habrfa que pensar en el siguiente, 1482.
El carácter del apóstol también es ampliamente significativo. Es un
santo de claro signo de victoria, casi un símbolo de poder. Iconográficamen-te
toma dos aspectos, uno es el claramente militar, ecuestre y espada en
mano, es el caballero medieval; el otro aspecto, más amable, de peregrino.
Por los inventarios de la parroquial13 se desprende que la imagen primitiva
era bajo el contenido de peregrino. La escultura toma el signo de lo español
transplantado a un nuevo territorio, conquistado, pero al mismo tiempo es
un peregrino, evangelizador y pacificador, tras la nueva situación creada.
í3. mentas de fábrica de 1608 a 1767 y visitas 1537-1556, Archivo Parroquia1 de Santiago
de los Cabdems de Gáldar. Aparece inventariado un Santiago en su tabernáculo y otro a caba-
Uo, que ileg6 con posterioridad
Aproximación a la toponimia jacobea
La presencia del nombre de Santiago .vinculado al topónirno aborigen
de la ciudad está en relación con la introducción de esta advocación.
Como quedó visto, Gáldar no será fundación castellana. Tampoco le era
necesario una denominación nueva dado que la tenía. Sin embargo habfa que
reconvertir el papel que históricamente habfa jugado. La ciudad toma el rol
de heredera de lo aborigen, pero al mismo tiempo tiene que ser consecuente
con la nueva situación poiítica que se ha creado tras la conquista. Las prince-sas
de Agáldar sufrirán este proceso, dejarán de ser Arminda Mastegena (la
«guayarminm cie ia isiaj o Tenesoya, pasando a ser doña Cataha de Gunián
y doña Luisa de Bethencourt.
La corte canaria se convierte paulatinamente en una población de tipo
hispánico y su escueto nombre aborigen se hace más complejo: «Villa de
Santiago de los Caballeros de Agáldm). Toma ese carácter de mezcla de lo
aborigen con lo hispánico que va a caracterizar la nueva época que comienza.
El nombre de la localidad va a tener varios niveles de uso, irá desde
formas complicadas hasta la más sencilla. Indiscutiblemente, la forma más
compleja responderá a la más completa, de la que derivarán las demás. Estas
variantes surgirán por economía linguistica, dando otras más simples. De los
documentos estudiados se desprende:
- forma más compleja: Santiago de los Caballeros de Gáldar
- forma intermedia: Santiago de Gáldar
- forma simplificada: Santiago o Gáldar.
Prescindimos de la titulación de «villa» para centrarnos en el topónimo.
Empecemos por la forma más completa. Por Néstor Alamo conocimos
la existencia de este documento en el que aparece citada la «Villa de San-tiago
de los Caballeros de ~ á l d a n )S~e ~tra. t a en el mismo de una q-u eja -p or
los terrenos dados al genovés Bautista de Riberol, con fecha 2 de noviembre
de 1501, ante el escribano de dicha villa Fernando de Ecija. Wolfel también
toma relación de este documento y lo cita entre las variantes del nombre de
~ á l d a r ' ~ .
La fórmula intermedia es «Villa de Santiago de Agáldan). Se cita en
protocolos de 14 de diciembre de 1491, 27 de agosto de 1494 16, de 26 de fe-
14. Archivo General de Sirnancas, Diversos de Castiiia, Libro 9, Folio 22.
15. WOLFEL: op. cit., eg. 706.
9 luan Sebastián L&ez Garcia
brero de 150217, 7 de diciembre de 1506, 20 de enero de 1507, 17 de sep
tiembre de 1 5 0 9 ~S~i.e mpre va con su apelativo «villa», concesión del mo-mento
de los Reyes Católicos.
Sin embargo, la forma más utilizada es la simple ((Villa de Santiap y
«Villa de Agáldan). No es demasiado frecuente restringir el nombre de la vi-ila
al del apóstol, pero se documenta:
«Sepan quantos esta carta de troque y canbio vieren, cómo nos, Batista
de Riberol e Francisco Pefía, vecinos que somos de la villa de Santiago, qu'es
en !a Ysla de Gran ~anaria,..~'~.
El documento va fechado el 27 de agosto de 1494, volviendo a utilizar
esta forma simplificada a lo largo del protocolo. En el documento de Siman-cas
también aparece. Sin embargo una mayoria utiliza Agáldar. De veintio-dio
documentos estudiados, veinte utilizan exclusivimente la forma ~Agál-dan).
Siguiendo esos porcentajes, vemos que aumenta según la forma sea más
simplificada. Veamos los tantos por ciento de la referida documentación:
Santiago de los Caballeros de Gáldar 3,6%
Santiago de Agáldar 21,4%
Agáldar 72,4%
Sabemos el peligro que entraña la utilización de este método cuantitati-vo,
pero pensamos que nos puede ser orlentador en el caso que nos ocupa,
sin llegar a considerarlo un valor absoluto.
De todo esto puede desprenderse que el nombre de la villa en los referi-dos
aííos es Santiago de los Caballeros de Gáldar, pero que la fórmula más
utilizada es Agáldar. Esta se completa en varias referencias de los años 1485,
1487,1490, 1492, 1496,1497,1506 y 1507~~. . . LP deszpria6ii ps terbr del ckí~i~iiituj ~~~kdte:u i imihe iiü es iír>i~;r
del todo. En otras localidades se conservaron las denominaciones de la con-quista
a nivel oficial, aunque es evidente que a nivel cotidiano no se utilizó
16. MORALES FADRON, F.: Canarias en el Archo de Prütocolü~ de Sevilla, en Anuario de
Estudios Athticos. Madrid-Las Palmas, vol. 7, 1961, págs. 264 y 267.
17. AZiLAiEV IALLLEjGE, , Ihxfinztü~i ~fiúiiünji d Xgiiiiü W SehV í1 4 76-1 5 17). instituto
de Estudios Canarios, La Laguna, 1981, pág. 113.
18. MORALES PADRON, F.: Op. Cit., vol. 8, 1962, págs. 357, 360 y 381.
19. MORALES PADRON, F.:Op. Cit., pág. 436.
20. MORALES PADRON, Op. Cit., en Anuario de Estudios Atlánticos, Vol. 7, págs. 261,
262,263,264,270 y 272; Vol. 8, págs. 357,359,360,361,362,363,364,429.
ni se utiliza. Podríamos señalar la ciudad de San Cristóbal de La Laguna, aún
con esa denominación, a pesar de que el nombre «La Laguna» es el que pri-va,
nadie la reconocerfa por «San Cristóbal», tal como se le cita en antiguas
referencias. También hubo restituciones: Guía (Gran Canaria), derivado de
la advocación mariana homónima, se funda como Santa Marfa de Guía y de-riva
por simpiificación en Guía desde fechas tempranas. En las últimas déca-das
recobra por decreto su primigenia denominación. A pesar de citar estos
casos, habria que matizar que en los mismos no hay topónirno aborigen con
tradición anterior y responden a fundaciones de nueva planta. En Gáldar, el
Santiago de los Caballeros entraba en litigio con la continuidad de formas
aborígenes.
La gran conclusión que podemos sacar es, que aparte de la gran impor-tancia
que toma el nombre de Santiago, introducido por los conquistadores,
el peso de lo aborigen es mayor y termina por hacer desaparecer la denomi-nación
apostólica. En Gáldar es peculiar la continuidad de ciertas manifesta-ciones
prehispánicas, por el peso de la población aborigen que allí continuó
residiendo con los nuevos aportes humanos. Entre estas pervivencias está la
continuidad del hábitat en cuevas, que aún en el siglo XVII se tenía como
elemento de nobleza al derivar de los canarios antiguos, esta manifestación
llega hasta la actualidad21.
Hemos dejado para terminar este apartado un aspecto de enorme inte-rés,
el que da más carácter y peculiaridad a este topónimo jacobeo en Gáldar,
es el apelativo de dos caballeros». Como hemos estudiado, la forma más
completa es ((Santiago de los Caballeros de Gáldan), tal como aparece en el
Archivo General de Simancas. Detrás de esta denominación pueden estar as-pectos
desconocidos y de gran interés en la historia de Canarias. Vamos a
tratar de clarificar este aspecto o dar una serie de nuevas vfas de interpreta-cicin
Hasta el momento siempre se interpretó el apelativo de caballeros por
el de «caballeros conquistadores», relativos a los jefes de las tropas, Alonso
Fernández de Lugo, Pedro de Vera, Miguel de Múxica o los «caballeros-colonos
». En un cambio de impresiones con el Dr. Bernales Ballesteros, re-lativo
a este tema, llegamos a la conclusión que tras este nombre se tenia que
21. LOPEZ GARCIA, J. S.: Peminencia de/ bábifat en cuevac comarin de Gáldar, en Actas del 1
Congreso Iberoamericano de Estudiosos del Folklore (1981), Excmo. Cabildo Insular de Gran
Canaria (en prensa).
ocultar otro aspecto diferente y que no se trataba simplemente de los «caba-lleros
conquistadores», condicionante que no era lo ciente te mente impor-tante
para definir un nombre; quedó abierta la vía de fundación para la or-den
de caballeria de Santiago.
El Dr. Pedro Porras en su tesis doctoral sobre la orden de caballerfa de
Santiago (1981) nos ofrece datos de enorme interés para el caso que nos
ocupa. Los Reyes Católicos, que integran la orden a la Corona, facultan a
ésta para realizar fundaciones en el Norte de Africa, en compensación a los
reportes que sufren al ser asumidos por la Monarquía. El referido Dr. Porras
"&a que si ia denominación es uSanriago de ios Cabaiieros de Záiciarn, dato
comprobado, se trata realmente de fundación de la orden de caballerfa. La
antigua corte de la isla quedaba relacionada a la jurisdicción de la Orden de
Santiago.
Otro aspecto que podemos valorar es Don Fernando Guanarteme. El
Dr. Galindo ~ n t 6 1 -n1o~s ~se ñala la peculiar forma de concebir la polftica de
expansión territorial por Don Fernando de Aragón, que procura darle prora-gonismo
a los antiguos reyes de los territorios anexionados. La tradición he-ráldica
ha consagrado la existencia de un escudo de donde aparecen
leyendas como ((guanarteme de Canarim, «lealta&, «Fortaleza», «Regina in
Fortunitati Insulis», si todo esto indica el tratamiento regio al último dinasta
canario, lo que más nos interesa en este momento es la presencia de una
«casa fuerte de bóveda» y «encima de la puerta hábito de Santiago)). Es decir
que ya el escudo del último rey de Gáidar recoge la presencia de la Cruz de
Santiago. ?Sería extraño que Don Fernando el Católico, que había adscrito la
Orden a la Corona, distinguiera al rey canario con el título de caballero, y
fuera uno de los pilares para la denominación de su ciudad? En esa inteligen-te
polftica de integración de los Reyes Católicos, el antiguo guanarteme, con-servando
su titulación de rey, se convierte en un caballero de la monarquía
hispánica. Distinciones honorfficas para un personaje tan mal tratado. Que-darían
por comprobar muchos datos, pero la vfa ya está abierta: ¿fundación
en Gáldar de la Orden de Santiago, de lo que deriva el apelativo de «los ca-balleros))?,
<concesión del hábito de Santiago a Don Fernando Guanarteme?
22. GALINDO ANTON, J.: Lección histórica - pregón de las Fiestas de Santiago de los
Caballeros, Gáidar, 1981.
23. MILLARES, A.: CoIecn'Ón de donlmentos para /a Historia de Canaria, pág. 110, recoge la
«Información de Doña Margarita Fernández Guanaaeme sobre los méritos y servicios del Rey
Don Fernando Guanarteme su padre».
Apmiman'ón a /a twimia jacobea 12
La potenciación del obispado de las Canarias, tras la conquista de todo
el Archipiélago y la creación de los beneficios, puede ser la causa que produ-jera
la desaparición de ese posible baluarte de la orden de caballería en la isla
de Gran Canaria. Como sabemos, la orden tiene su propia jurisdicción y sus
dignidades, por tanto de existir, sería un recorte al obispado de Canarias,
principalmente a la hora de los recursos económicos. Es más, el obispado
por este- medio recibfa las compensaciones por su colaboración en la con-quista.
La presencia de la orden hubo de ser efímera y puede que la utilización
del topónimo jacobeo sólo dure unos años más a la pérdida jurisdiccional de
los caballeros de Santiago. Más ailá de 1509 no hemos documentado «Santia-go
de Agáldm), pasando a Agáldar o Gáidar. Todo este panorama nos lo os-curece
la falta de documentación específica para los años inmediatos a la
conquista. Este período, tal como apunta el Dr. Martfn de Guzrnán, es de
gran importancia para Gáldar, dado que allí se asientan gran parte de los
protagonistas de la conquista y primera colonización.
LA TOPONIMIA JACOBEA AMERICANA
Después de haber analizado el primer caso que se produce de toponimia
jacobea en Canarias, vamos a concluir el presente trabajo con algunas consi-deraciones
al respecto en América.
A lo largo del territorio americano, uno de los topónimos más frecuen-tes
es el de Santiago. Está presente en todos los países que fueron conquista-dos
y colonizados por la corona de Castilla. Esa enorme dispersión geográfi-ca
y la variada importancia de las mismas son una dificultad para su estudio.
Hemos solicitado información en cada una de las localidades, obteniendo
respues~ase scasas y Kiuy~ s p a r c s 2 4~
24. BASUALDO, M.A.: Rargos fundamentab de los deporfamentor de Smtiago del Estero. Un do-cumento
para su historia, tomo 1, A-1, Municipalidad de Santiago del Estero, 1981. ANDARA
OLIVAR, M.: El camino de Santiago, Archivo General de la Nación, Biblioteca Venezolana de
Historia, t. 20, Caracas, 1974. M V O Z A MONTANI, L. F., ANDARA OLIVAR, M., y
CARDOZO, A,: Santiqo de T+ujiio;~ciones dei Centro de Historia del Estado irujiilo, imji-iio,
Venezuela, 1970. VICURA MACKENNA, B.: Crajuu Hirtóriw. L jundonn de la ciudad de
Santiago. E1 CobiMo de Santiago. Bosq~go histórim delgobierno lod. Boletín Municipal de la Ciudad de
Santiago, Santiago de Chile, Año XLV, no 14.004, 1 de agosto de 1969. RAMOS MACEDO, J.
R.: Los chunrrpws, Santiago de Chwmos, Ica, Perú, 1975.
No es nuestra intención abordar la totalidad del estudio de los topóni-mos
jacobeos de América. Nos centraremos en los casos más significativos.
Cuando comienza la empresa americana aún faltaban dos islas del Ar-chipiélago
Canario por conquistar: La Palma (1493) y Tenerife (1496). En
1492 ya pertenecían a Castilla: Gran Canaria, como territorio realengo y
Lanzarote, Fuerteventura, Gomera y El Hierro, como tierras de señorfo. Las
Islas servirán de puente en el Atlántico.. Ya Santiago estaba entronizado en
Gáldar y fo&aba parte de su toponimia.
El mismo avance de la conquista de América y paralela colonización
nos va dando la pauta de las fundaciones con topónimo jacobeo en el c~nti-nente.
La primera es en Santo Domingo, avanzada de la colonización, será la
ciudad de Santiago de los Caballeros (1504), seguida por Santiago de Cuba
(15141, se salta al continente por México (Santiago de los Caballeros, hoy
Coha, 1523) y tomamos dirección sur por Centro América, Guatemala
(Santiago de los Caballeros, hoy Guatemala). En 1535 Sebastián de Belalcá-zar
funda Santiago de Guayaquil; al año siguiente, Diego de Almagro erige
((Santiago de Almagro)) (hoy Santiago, Ica-Perú) y en 1541 se llega hasta Chi-le,
donde Pedro de Valdivia funda ((Santiago del Nuevo Extremo)). En los -
países donde ya se ha dejado la semilla jacobea se realizan otras fundaciones
del mismo nombre. De Chile a la Argentina, Francisco de Aguirre en 1553
funda Santiago del Estero y volviendo al norte, en 1567 Diego Lozada funda
Santiago de León de Caracas.
Con el esquema anterior se ve que el ritmo seguido por las fundaciones
toponímicas jacobeas sigue el de la conquista, aunque es un fenómeno que
continúa con la colonización.
Todo lo &rmado hasta el momento nos viene dado desde un punto de
vista español, sin embargo hay otro elemento importante: la población abori-gen.
En estos territorios, como están poblados, el fenómeno fundacional tie-ne
inevitablemente otro componente: las relaciones de los conquistadores
con los indigenas. Estas parten de una premisa clara: conquista es. Para la
fundación de Santiago de León de Caracas, los indígenas denominados ((cara-cas
» dirigidos por su jefe Guaicaipuro, ofrecen una enorme resistencia a Die-
Agradecer los datos enviados gentilmente por los siguientes sefiores, de enorme irnportan-da
para el trabajo: D. Juan Acevedo Marthez, de Santiago Juxtlahuaca, Oaxaca, Mkxico; D. Flo-rencio
Barragán L 6 p , de Santiago Tamazola, Oaxaca, México; Dh. Ana Estela Pérez Morales,
de Santiago Texacuangos, El Salvador, D. Anselrno Pefia CabGlero, de Santiago Lachiguui, Oa-xaca,
México y D. Ornar Oseida Reyes, de Santiago Sacatepequez, Guatemala
Aproximación a la toponimia jacobea 14
go Lozada al fundar la ciudad (25 de julio de 1567), que sólo contaba con
150 soldados y unos 800 colonos. Los aborígenes son vencidos en 1568 y su
jefe ejecutado. Es una muestra de tantas de gesto hostil por la invasión e in-tento
de destmcuón hacia una fundación con topónirno jacobeo. Por otro
lado, Mariño de Lovera, que militó con Pedro de Valdivia, habla de la facili-dad
de los mitamaes, que eran tributarios de los incas, y gobernados por
Orejón Vitacura, para la fundación de Santiago de Chile (que luego fue in-cendiado):
«Por esta causa no menor que por la grande anchura, fertilidad y sanos
aires de este valle que es de lo mejor de las hdras y aun de la cristrandad, de-terminó
el General de hacer aquí asiento y aun de dar trasa de fundar una ciu-dad
lo más breve posible»25.
Los aborígenes contaban con su propia toponimia. Esta en muchos ca-sos
es totalmente ignorada, en otros es asumida al nombre de Santiago y en
un tercero logra vencer al topónirno jacobeo.
Las ciudades de nueva planta, en este primer aspecto, ignoran la topo-nimia
local, así Santiago de Tmjilio (Venezuela) tiene su primer asentamien-to
(1641) en una meseta que los indios denominaban Yemerbuexo, en el Va-lle
de Chachique y el segundo en el sitio de Chachú (en el mismo vaiie) o
Santiago de Chile se funda en la planicie del Maipo.
El nombre de Santiago suele aparecer con otro apelativo que da pea-iiaridad
a cada localidad, necesaria a la hora de distinguirlas entre si. Este
rasgo diferenciador puede ser hispánico (del Estero, de los Caballeros, de las
Vegas, etc.) o aborigen. En este último sentido tenemos gran cantidad, espe-cialmente
en México: Santiago Juxtlahuaca Uuxtlahuaca es cormpzión de
«TÓxtlahuaca», palabra compuesta que si@ca allano del conejo»), Santiago
Tamazola, que según tradición se iiamó dhiieiim, dierra que briiim (por ia
mica que se hallaba dispersa) y luego pasó a aTarnazolm, «lugar de los za-pos
»; Santiago Maravatió, que en tarasco equivale a «precioso», por lo pinto-resco
de su situación. En El Salvador, Santiago Texacuangos tiene por tra-ducción
«lugar donde abundan los huevos)).
La parte aborigen de los toponfmicos jacobeos en algunos casos está vi-gente
en exclusividad en el uso popular. Santiago Juxtlahuaca (Oaxaca) es
popularmente nominado por Juxtlahuaca.
25. VICUNA MACKENNA, B.: Op. Cit., pág. 3.
Juan Sehmtián Lópn Garná
En iíneas generales, las motivaciones que aparecerán a la hora de las
fundaciones jacobeas en América van a ser las mismas que hemos visto en el
caso canario.
Cronológicarnente el más cercano al ejemplo isleño es Santiago de los
Caballeros, en la actual República Dominicana, fundado en 1504. Es la úni-ca
ciudad que ha llegado con esta denominación hasta la actualidad. Las
otras homónirnas han perdido -como Gáldar- su denominación, nos referi-mos
a Colima y Guatemala. La primera se funda con tal titulo en 1523 por
Pu-w..u-*-lam~ uuA l-r oC-.a.A~--.ail uuvay ~1l,. a ~sguAiu- d61 1 4I JCLqTA ~--U- Llrl -cA -u- ~ uu2c- mAvl- -d--Al d u3u- , L--U-CL.:L--I CII-do
varios emplazamientos. Estas ciudades de ((Santiago de los Caballeros))
responden a fundaciones del primer cuarto de siglo y las motivaciones pue-den
ser las mismas que en Canarias. En el caso dominicano se ha justificado
el nombre al ser fundada por treinta caballeros.
La presencia del nombre «Santiago» será un fenómeno típico de la con-quista.
Es decir, el carácter ya expresado del santo y su significación en el
mundo español lo hará característico de ese momento de la Historia de
América. Será un fenómeno que continúe en las centurias siguientes, pero
con menor importancia, incluso con la pérdida del nombre para algunas lo-calidades.
Repasemos algunas cifras. De las localidades estudiadas y sin conside-rarle
un dato definitivo, tratando desde el siglo XVI a principios del XVIII.
Casi el 78% se fundan en el siglo XVI, el 16% en el siglo X W y el 5,5% a
principios del siglo XWI. Concretando más, el 61% serán fundación de la
primera mitad del siglo XVI. En resumen, más del cincuenta por ciento tie-nen
su origen en pleno período de la conquista. Este dato, si puede ser im-portante
a nivel cuantitativo tras la muda presencia de los números, lo es
más a nivel cualitativo. Prácticamete todas las ciudades denominadas «San-tiago
» que tendrán más importancia en la Historia de América se fundarán
en el sigio XVI y salvo Santiago del Estero y Santiago de León de Caracas,
lo serán en su primera mitad. Esto supone que consideremos, tanto cuantita-tiva
como cualitativamente este fenómeno como propio de la primera
-;+"a an 1" ,-..+..An A+., ,. 2-1 ,,.-/-A- A^ ^-----:^LA -- -i----- -1 - .:---:z-
I I Y C ~ U ub ia bbi i~ul la,U L r l L L u uci pl luuu u= culIqUlSLa y pLllllCla LUlUIlI~dLlUI1.
Este hecho fundacional, íntimamente ligado con los avances de las tro-pas
en las nuevas tierras conquistadas se complementa otra vez con el factor
castrense. Esta advocación es asumida por los jefes de las expediciones y asf
vemos que el fenómeno de la toma por las armas de un territorio va a tener
el mismo protagonista que el fundador de la ciudad. De los conquistadores,
Aproxiimann a la toponimia jacobea 16
Diego de Almagro funda ((Santiago de Almagro)); Pedro de Valdivia «Santia-go
del Nuevo Extremm o el capitán Francisco de Aguirre, «Santiago del Es-teron.
Conquista-colonización van unidas.
Los frailes también aparecen fundando, asf como los encomenderos.
Santiago Juxtlahuaca (Oaxaca-México) es fundado por Fray Benito Femán-dez,
de la orden de los dominicos, el 13 de septiembre de 1542. Concentra a
los indios mixtecos que se encontraban diseminados en las montañas cerca-nas,
hoy conocidas por El Mesón, Santo Domingo Viejo y Yucuyugua (o
Yucuyuhua).
Los motivos de fundación no siempre tendrán condicionantes militares,
como hemos visto, sino dentro de una estrategia de mvtenimiento en obe-diencia
de los indios o motivaciones claramente económicas. Santiago de Ta-lamanca
se funda en Costa Rica en 1605 por el capitán Diego de Sojo para
controlar a los indios. Esta medida autoritaria motivó el odio de los indíge-nas,
que sublevados en julio de 1610 atacan la ciudad y la incendian, lo que
produjo su abandono y desaparición.
Por móviles económicos, en territorio peruano, Juan de Soto Mayor y
Manuel González Balbastro llegan hasta la tierra de los chucurpus en el aíío
1597. Les atrían las minas de oro y plata. Instalados en el lugar denominado
Conchopata construyen las primeras casas de lo que seria «Santiago del Va-lle
» (actual Santiago de Chocorpos) en 1599.
Las fundaciones más trascendentes, realizadas por los principales prota-gonistas
de la empresa americana tienen un especial interés, donde consta el
Acta de Fundación, como ejemplo la de Santiago de Chile, conservada en el
«Libro Becerro)) del Archivo Histórico Nacional de Chile:
«A 12 del dfa del mes de Febrero, airo de mil e quinientos e cuarenta e
un años fundó esta ciudad en nombre de Dios y de su Deniura madre, y dei
ap6stol Santiago, el muy magnifico serior Pedro de Valdivia, teniente de go-bernador
y capitán general en las provincias del Perú S.M.. Y púsole nombre
la ciudad de Santiago del Nuevo Extremo, y a esta provincia y sus comarca-nas,
y aquelia tierra de que S.M. fuese servido que sea una gobernación, la
provincia de Nueva ~xtrernadurm~~.
Estas ciudades de nueva planta, en muchos casos no tienen una locali-
; zación estable, sino que por diversos problemas sufren varios asientos hasta
17 Juan Sebarfián Lo* Garcúl
encontrar el definitivo, o en el peor de los casos desaparecer. Es dt: resaltar
que en los diversos cambios mantienen el nombre jacobeo.
Santiago del Estero padece desplazamientos, sobre todo después de que
Aguirre la localice a la altura del actual Churnillo. La motivación de los mis-mos
son las inundaciones. Santiago de Trujiilo, en Venezuela, tuvo tres
asientos: 1641, en una meseta que los indios denominaban Yemerbuexo, en
el valle de Chachique, que se llamó Mesa de Santiago; 1653, un poco más
abajo, en el sitio de Chachú y definitivamente en 1682 en el lugar denomina-do
El Burrero.
Aparte de ios cambios de asentarniento'están ios de denominaci6n. Ai-gunos
los podemos considerar simplemente como variantes gráficas, por la
evolución del nombre. Santiago Juxtlahuaca, en un informe dado por el Sr.
Cura Beneficiado Antonio Mirón y Robles, entre 1765 a 1795 y enviado al
Virrey lo denomina ((Santiago Xuxtlahuacam. La denominación original de
Santiago Texacuangos fue «Santiago de los Teozacuangos, el alton.
En otras ocasiones el nombre de Santiago se incorpora posteriormente.
En el estado de Oaxaca, México, Santiago Lachiguiri se denominó primero
Lachiguiri Viejo hasta la construcción de la iglesia al apóstol.
Otro caso que produce cambio son las denominaciones oficiales dadas
tras la independencia. Lo que por muchos años fue Santiago del Burrero
(Venezuela), en 1943 por acuerdo de la Asamblea Legislativa del Estado
Trujillo se le dio el actual nombre de Santiago de Trujillo. Santiago de Cho-corvos
(Pení) no logra esta denominación hasta 1825, se habia fundado con
el nombre de ((Santiago del Valle».
Es evidente un proceso de simplificación, pero conservando el topóni-mo
jacobeo: Santiago del Nuevo Extremo se torna en Santiago de Chile.
Otra regla simplificadora va en detrimento del mismo, produciendo su desa-parición.
Nos detendremos brevemente en cinco casos donde se ha perdido
el topónimo jacobeo y ha triunfado lo aborigen, caso paralelo a lo ocurrido
en Canarias. Tanto Colima como Guatemala se fundaron con el nombre de
«Santiago de los Caballeros», la primera recoge actualmente el nombre del
valle y río homónimo donde se localiza; la segunda sufre varios emplaza-mientos
(_por volcán, terremotos) pero conservando el nombre jacobeo hasta
que en 1776 pasa definitivamente a Guatemala. Santiago de Guayaquil es
caso similar a Santiago de León de Caracas. En la capital venezolana preva-lece
el nombre de Caracas, que es el de los indios que ocupaban la zona.
Moyobamba, en Pení, se denominó «Santiago de los Valles». La simplifica-
Aproximación a la toponimia jacobea 18
ción en estos casos ha venido por la pérdida del elemento jacobeo y triunfo
de lo autóctono.
Como caso extremo tenemos la desaparición total de la ciudad, no por
cambio de emplazamiento sino por su destrucción, sin dejar heredera. Santia-go
de Talamanca, en Costa Rica, es destruida por los indigenas que la incen-dian,
huyendo sus vecinos e instalándose en Cartago.
El factor devocional no ha estado ausente, dado que el protagonista de
la toponimia es un santo. En este sentido religioso han estado presentes pre-tensiones
de elementos sobrenaturales con la parición del apóstol. Casi todos
los cronistas eclesiásticos desde Escobar a Olivares reseñan la apariciód del
Santo en su caballo blanco en Santiago de Chile, era el 11 de septiembre de
1541. En otros casos lo que aparece es su imagen, así ocurre el 25 de julio de
1599 en Santiago de Chocorvos, lo que origina la fundación de la primera
capilla.
Unido a todo esto están las celebraciones de la festividad religiosa del
apóstol, así en Santiago del Estero y según probanza del-cabildo de 14 de
abril de 1774:
«tiene por inmemorial costumbre se celebre la fiesta de Santiago Apóstol,
patrono principal de esta Ciudad, en memoria que entonces las armas españo-las
introdujeron el Santo Evangelio y se hizo la primera fundación de esta ciu-dad,
tomando posesión en el Real nombre de nuestro ~oberano»*~.
Una vez más se une la devoción, el triunfo de las armas y la fundación
de la ciudad
De entre las ciudades denominadas Santiago, muchas toman un impor-tante
papel en la Historia de América, serán protagonistas de la vida adrni-nistrativa,
civil y militar y eclesiástica. La primera diócesis argentina se fun-da
en el año 1570 en Santiago del Estero, fue su primer obispo Fray Francis-co'de
Vitoria, quien se hace cargo de su cátedra diez años más tarde. Santia-go
de Cuba ve elevada su iglesia parroquial a categoría de catedral de la isla,
en detrimento de Baracoa.
Santiago de Chile toma tempranamente el carácter de centro en su te-rritorio,
el 5 de abril de 1552 Carlos V le concede escudo de armas y el 31
de mayo del mismo año el dictado de Noble y Leal Ciudad. La Audiencia
27. BASUALDO, M.A.: 0p.Cif. págs. 110-1 11.
19 Juan Sebartián López Gama
que había estado en Concepción se establece en Santiago el 8 de septiembre
de 1609.
Santiago de Cuba fue la primera capital de la isla, favorecida por ser
centro de comunicaciones con Santo Domingo, donde radicaba el gobierno
de Indias. En 1522 se le concedió el título y armas de ciudad, se había fun-dado
en 1514.
Santiago de los Caballeros (hoy Guatemala) era centro de la jurisdicción
de la Audiencia (desde 1543) y finalmente de la Capitanía General de Guate-mala,
englobando la mayoria de los estados actuaks centroameric~nos, más
¿lapas, 'Tabasco y Yucatán, en México.
Santiago de León de Caracas se convierte en centro de gobierno de Ve-nezuela
en 1577 al establecerse en ella el gobernador Pimentel. Santiago del
Estero durante siglos fue capital del Tucumán, el 19 de febrero de 1577 se le
otorga el titulo de «Muy Noble y Leal Ciudad», así como escudo de armas.