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LA OBRA DE CRISTINO DE VERA INTERPRETADA
POR LA CRÍTICA PERIODÍSTICA DE CANARIAS
Karen Melián Kiriloff
INTRODUCCIÓN
La obra de Cristino de Vera ha sido abordada a través de catálogos de exposiciones,
monografías y libros de arte en general, los cuales hemos consultado previamente. Existe
asimismo gran cantidad de crítica de prensa a nivel nacional que también hemos examinado
para la presente investigación, desplazándonos a Madrid, Las Palmas de Gran Canaria y
Tenerife, donde encontramos las principales fuentes de prensa del país. Pero no contábamos
con un trabajo de recopilación de crítica periodística canaria que abarcara los inicios del
pintor hasta la actualidad. Nos ha parecido importante la valoración del pintor en este ámbito
porque la prensa es uno de los medios de información más cercano a la población, uno de los
más populares, al alcance de todos, sin restricciones para minorías como pueden ser los libros
específicos sobre la materia.
Creemos, además, en la importancia de la crítica periodística ya que una de las labores de
la misma es la de situar a cada artista en el lugar que merece dentro del ámbito creativo del
momento y Cristino de Vera, a pesar de no haber sido siempre entendido por el público, se ha
mantenido en alza a lo largo de su vida como pintor.
Una de las razones por las que nos hemos acercado a la obra de Cristino de Vera ha sido
por tratarse de un pintor que nunca ha estado adscrito a modas o tendencias artísticas, siempre
se ha mantenido al margen de los círculos comerciales, de la fama y el protagonismo, por lo
tanto la estima de la que hoy es merecedor en el panorama cultural se la ha dado, en gran
parte, la crítica, en base a su esfuerzo creativo diario.
Sigue la estela de la pintura tradicional española, siendo por tanto un pintor figurativo que
destaca, no obstante, por un planteamiento estético místico y existencialista que busca la
esencia de las cosas, la verdad del mundo, de la vida y de la muerte.
Hemos querido estudiar la obra del pintor Cristino de Vera a través de la prensa canaria
concretamente porque el pintor procede de Tenerife, y hemos comprobado tras la presente
investigación que su estima artística ha llegado tardíamente al archipiélago por motivos
geográficos y en ocasiones por descuido de la propia cultura.
De esta manera hemos analizado la opinión de los críticos que trabajan en la prensa canaria
desde los años sesenta hasta la actualidad, lo que nos ha permitido extraer unas conclusiones
generales sobre la producción de dicho artífice. Hemos analizado cuatro periódicos canarios,
dos procedentes de Las Palmas de Gran Canaria: Canarias 7 y La Provincia ; y dos de Santa
Cruz de Tenerife: El Día y Diario de Avisos. La elección de dichas fuentes y no de otras la ha
dado la relevancia con la que cuentan las mismas en ambas provincias, dado su quehacer
informativo diario y su seguimiento sobre el acontecer artístico.
© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
La obra de Cristino de Vera interpretada por la crítica…
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Hemos de tener en cuenta que existen diferencias entre los críticos que trabajan la obra de
Cristino, ya que cada uno escribe bajo sus propios criterios profesionales, según sean pintores,
políticos, poetas, escritores o críticos como tales, reflejarán sus opiniones y maneras de
pensar, así lo hemos visto reflejado en las críticas consultadas.
Antes de adentrarnos en el tema en cuestión, nos parece conveniente recordar que Cristino
de Vera nace el 15 de diciembre de 1931 en Santa Cruz de Tenerife, donde comienza estudios
de náutica, pero pronto comprende que la pintura es su gran devoción y decide iniciar la
carrera de Bellas Artes. Posteriormente, en el año 1951, va a Madrid para continuar sus
estudios, su perseverancia y su buen hacer le hacen merecedor de la crítica madrileña que
acoge pronto la pintura de Cristino de Vera de manera que poco a poco se abre un hueco en el
panorama artístico español de la época.
En 1971 tiene lugar la primera exposición antológica de Cristino de Vera en Canarias,
concretamente en la Sala de Arte y Cultura de la Caja General de Ahorros de La Laguna; y en
el año 1976 se celebra la primera exposición individual de Cristino de Vera en Las Palmas de
Gran Canaria. Es a partir de esta década cuando Canarias muestra mayor interés por la obra
del pintor, sucediéndose los eventos en torno a su figura. Se le han concedido premios y
menciones de los cuales el humilde pintor nunca ha presumido. Así, en 1996 recibe la
Medalla de Oro de Canarias; en 1998, el Premio Nacional de Artes Plásticas; en 2002, la
Medalla de Oro a las Bellas Artes y en 2005 el Premio Canarias de Bellas Artes e
Interpretación.
A la hora de estructurar el trabajo hemos creído conveniente ordenar la prensa por décadas,
aún siendo concientes de que puede tratarse de una clasificación un tanto arbitraria, sobre todo
en relación a la obra del pintor que lógicamente no presenta una ruptura drástica al cambiar el
decenio. Pero sí es verdad que notamos notables diferencias de enjuiciamiento crítico.
SUS PRIMERAS CRÍTICAS, AÑOS SESENTA
Las primeras impresiones sobre la obra de Cristino de Vera en Canarias se fechan en la
década de los sesenta porque es en estos años cuando se suceden las primeras exposiciones
del pintor en tierra canaria. Aunque el primer texto publicado tuvo lugar en La Tarde,
periódico madrileño el 16 de diciembre del año 1953. 1 En líneas generales, fue valorado de
manera positiva por la crítica periodística canaria aunque no gozó completamente de la
estimación que merecía, ya que su obra fue primero conocida y apreciada en la Península. La
obra de Cristino de Vera en esta etapa es más luminosa en detrimento de los colores oscuros
de años anteriores, y el tema de la muerte se hace patente en la pintura de Vera. En estos
momentos, la paleta es clara y la pincelada minuciosa.
Las figuras no muestran su rostro sino que lo esconden bajo paños de llanto y las escenas
son muy dramáticas.
En los bodegones, junto a elementos cotidianos, aparece el cráneo humano.
En la década de los sesenta, encontramos una crítica sincera y objetiva de forma poética
que analiza la pintura de Cristino de Vera sin los méritos ni ampulosidades de los que disfruta
actualmente. En los años sesenta, la crítica española se acerca a él con mirada curiosa y se
muestra expectante ante lo que el novel pintor podía ofrecer al panorama de la pintura
contemporánea.
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En 1964 tiene lugar su primera exposición relevante en la Dirección General de Bellas
Artes de Madrid.
Uno de los críticos que en estos momentos se aproxima a Vera partiendo de la exposición
que presenta en la Dirección General de Bellas Artes de Madrid en 1964, es Carlos Edmundo
de Ory, su pensamiento lo podemos resumir en el siguiente fragmento:
Pintura simbolista, hierática. (...) tema de la quietud triste. (…) silencios. Su
significación religiosa salta a la vista. Se encuentra en religión de cuadro. (…) ritmos
espirituales. (…) la escuela suya es intemporal. Es el arte visionario. (…) emoción de
lo quieto y de lo callado. Mundo humilde de lo yacente. Nostalgia de lo inanimado
(…) tensas arquitecturas. (…) luminosidad temblante. La atmósfera (…) es
imponente. La monotonía física de lo pacífico y de lo cotidiano, la muerte (…)
convertida en monotonía metafísica. 2
EL PINTOR ANTE LA CRÍTICA DE LOS SETENTA
En esta década prolifera de manera muy visible la crítica periodística sobre Cristino de
Vera ya que tiene lugar la celebración de numerosas exposiciones suyas. Se trata de una labor
crítica auténtica, libre de intereses de ningún tipo, llevada a cabo por poetas, escritores y
entendidos en la materia, gran diferencia con la crítica actual. Los críticos de esta década
acogen a Cristino con una visión cálida y comprensiva de su obra y desglosan uno por uno los
temas que el pintor trabaja como son la luz, la muerte, el silencio y el tiempo. En esta década
de Vera ahonda en temas religiosos como los “Cristos sin cabeza”.
Predominan los bodegones sobre mesas de comedor y las pinturas de estancias con
ventanas que se abren al exterior a la vez que muestran el interior de los espacios.
Se repiten los elementos característicos de la pintura de Cristino de Vera como la taza, la
rosa y el cráneo.
De las figuras y las cosas representadas emana una luz mística que inunda todo el cuadro,
constante fundamental en la obra de Vera.
En 1971 tiene lugar la celebración de la primera exposición en Canarias con una antológica
realizada en la Sala de Arte y Cultura de la Caja General de Ahorros de La Laguna. Este
hecho hace que ese año exista un número elevado de críticas de prensa sobre el pintor Cristino
de Vera, ninguna otra exposición del artista ha suscitado tantos comentarios como la presente.
No será hasta 1976 cuando se lleve a cabo la primera exposición individual en Las Palmas de
Gran Canaria, concretamente en el Castillo de La Luz. Cristino se abre al panorama
internacional, como ya lo hizo en los sesenta con las Bienales de París y Venecia
anteriormente mencionadas, así en 1973 expone en la Galería Suillerot de París. En el año
1977 lo tenemos de nuevo en Santa Cruz de Tenerife en el Museo Municipal de Bellas Artes,
exposición que después pasará a la Casa de Colón en Las Palmas de Gran Canaria.
De la primera exposición arriba referida, da buena cuenta el periódico El Día, pues
concretamente el 31 de octubre de 1971 se invita formalmente al público a visitarla
recurriéndose a dos miembros activos de la cultura canaria; el primero de ellos es el pintor
tinerfeño Pedro González, que expone lo siguiente:
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La obra de Cristino de Vera interpretada por la crítica…
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En la España de los años 4050,
las cosas eran difíciles en el arte debido al aislamiento
internacional.
Cristino de Vera marcó su estética ante la incomprensión y la indiferencia (…). Es sin
duda un ejemplo importante de la idiosincrasia de nuestros talentos: sobrio,
independiente hasta el alejamiento y sin arrimarse nunca a fáciles oportunismos, una
condición al margen de “ciertos triunfos”, pero que lo mantiene sólidamente inserto en
la vena más seria y responsable de la actividad humana. 3
El otro autor al que aludimos es Alfonso García Ramos quien señala:
Diferenciándolo de las ideas de sus compañeros estudiantes: lo suyo era distinto,
ajeno a modas e influencias (…). Lejos de cualquier peligrosa tentación de ser un
pintor literario (…). Pintura de la mejor cepa española actual e intemporal, distinta,
personalísima. Pintura que viene a la tierra de su autor ya cocida en honor de la
crítica más rigurosa, en el que se queman falsos prestigios y sólo se salva la escasa
gavilla de los grandes artistas de verdad. 4
Como crítica podemos considerar también las palabras pronunciadas por Enrique Lite en el
acto de inauguración de dicha exposición:
Lo importante es que, al fin, la obra de Cristino de Vera, esté a nuestra disposición,
sin la trampa de los catálogos, los comentarios indirectos, las críticas, los elogios y
denuestos, los chismorreos, las alabanzas y todo ese desmedido, inaudito y absurdo
concierto que necesariamente, deben acompañar a la creación artística. 5
No menos enriquecedores nos resultan los textos del catálogo de la muestra que nos ocupa.
Uno está rubricado por Jesús Hernández Perera, el que fuera profesor del departamento de
Historia del Arte de La Laguna y posteriormente de la Universidad Complutense de Madrid,
quien se expresaba en los siguientes términos:
La prensa isleña ha venido informando de todo lo acaecido en la crítica española
respecto a Cristino (…). Pero aún así, el conocimiento del artista canario en el
Archipiélago es aún escaso y esto está en desacuerdo con los méritos de una pintura
ejemplar dotada de un contagioso y sugestivo clima poético. 6
En el otro, Ernesto Salcedo opinaba:
Los críticos españoles, más los de la plástica que los de las otras artes, se empeñan a
cada instante en practicar el fabuloso axioma del encasillamiento. Quieren a toda
costa meter al pintor en las jaulas prefabricadas por ellos mismos. A Cristino de Vera
lo han enjaulado entre las rejas doradas de los idealismos, de lo puro, de las
trascendencias y entre las rejas del enmohecido alambre de lo sencillo, de la
cotidianeidad, de las cosas que pasan, pero que no acontecen.
Arte siempre nuevo que no puede ser encasillado por los críticos. Es tiempo perdido.
Él anda libre. En su búsqueda y en su firme personalidad humana y artística.
En la exposición de 1973, Emilio Sánchez Ortiz, en relación con la muestra expuesta por
Cristino de Vera ese año, curiosamente hace una valoración negativa a los críticos del
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momento, denostando la escasa capacidad de estos para interpretar correctamente el mensaje
del pintor; de sus palabras se desprende una visión más lírica, más próxima al pensamiento
que a la técnica del pintor. En las palabras que a continuación reproducimos apreciamos un
cierto sinsabor por la ligereza con la que algunos escritores se acercaron entonces a su obra:
Los críticos hablan de un montón de cosas (mística, técnicas, etc.) y nosotros nos
desangramos junto a él, hacemos lo mismo que él, vivimos la insolidaridad y la
soledad ¡es triste trabajar con los mismos materiales constatando idéntico silencio!
Las palabras y el pincel proceden de la misma alienación pedagógica, son la
negación del auténtico temblor de nuestros espíritus. La labor del pintor es aportar
claves y después vendrán los críticos que no sabrán interpretarlos debidamente. Los
pintores no hacen lirismo, lo que todo el mundo puede ver, es cierto. Sólo la realidad,
la más doméstica realidad, la crónica vulgar de la tierra. ¡Qué ceguera! Cristino nos
proyecta nuevas dimensiones. 7
CRISTINO DE VERA EN LOS AÑOS OCHENTA
En esta década, continúa existiendo una crítica poética hecha a conciencia por escritores y
poetas como Lázaro Santana, Manuel Padorno, Rafael Canogar, entre otros. 8
En los años ochenta se considera a Cristino de Vera como un pintor clave dentro de la
pintura contemporánea española y comienzan a aparecer monografías y volúmenes dedicados
a su obra, como Cristino de Vera. Autobiografías de Lázaro Santana. 9 Su pintura recoge ahora
escenas de exteriores, cementerios y vistas de Castilla, Toledo y sur de Tenerife que son
contempladas a través de ventanas, comunicando así dos espacios.
Los tonos se han vuelto ocres, y una luz dorada baña las áridas tierras.
Las “Vanitas” son tema fundamental en esta etapa, donde cráneos y espejos nos recuerdan
la fugacidad de la vida.
En 1985, en el Aula Cultural de la Caja General de Ahorros con sede en la Alameda de
Colón, tiene lugar una muestra que recopila la producción pictórica de Cristino de Vera
desarrollada desde 1963 hasta 1984. Nos llama la atención cómo en este caso una autora,
Dolores Campos Herrero, se atreve a enunciar unas palabras en las que, aparte de resaltar la
producción del pintor que estudiamos, denuncia irónicamente el aspecto social inherente a las
exposiciones. La falta de público, la carencia de interés de la sociedad isleña le hace
pronunciar con cierta vehemencia las siguientes palabras:
Ha sido una exposición que no ha tenido casi público y la autora critica este hecho:
Es una muestra de las antológicas de esas a las que no van el pariente de la mujer, el
cuñado del tío ni los vecinos del barrio. En la que no hay ritual social porque sólo
hay sitio para la pintura y punto.
Da un poco de vergüenza llegar a los umbrales, adentrarse en uno, como hay pocas
exhibiciones de gran plástica y encontrar todo desierto. / (…) Casi treinta años
después de su primera exposición, Cristino vuelve a las islas. Pero las islas como en
tantas mitologías no son más que el último refugio al que vuelve el marino cansado.
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Aquí ni eso. Lástima, porque es una importante exposición y va acompañada de un
catálogo esclarecedor. 10
A decir de los críticos durante esos años se cometen diversas injusticias en el panorama
cultural que, debido a convenios políticos u otras cuestiones similares, dejan en varias
ocasiones al pintor canario fuera de lugar. Las opiniones de entonces denuncian repetidas
veces este hecho, tal como lo hace uno de los hermanos Zaya, quien rechaza la selección
hecha por el comisario Carlos DíazBertrana
en la exposición Arte canario 195085:
una
selección parcial y cuestionable, ya que “… ha dejado fuera de la muestra a artistas de la talla
de Cristino de Vera (…); de alguna manera borrados de nuestra historia. De modo que la
exposición significa más por las exclusiones que por la presencia de una pléyade más o menos
incuestionable de protagonistas de nuestra historia reciente. / (…) Por lo visto, los modos y
maneras de hacer las cosas en nuestra tierra siguen siendo los mismos: falta de
profesionalidad, ligereza, prisas, caza de brujas, exclusiones y quítate tú para ponerme yo”. 11
Curiosamente, un año después, Zaya al comisariar una muestra plástica cuyo tema central
era la emigración de trece artistas canarios a Madrid, excluye de esa nómina a Cristino de
Vera y a Martín Chirino, ocasión esta que aprovecha Carlos DíazBertrana
para responder a
las alusiones realizadas por Zaya en el mismo periódico que este lo había hecho un año antes.
En efecto, el día 29 de noviembre de 1986, en La Provincia, Carlos DíazBertrana
cataloga a
la exposición de “floja, con bajo nivel, baja calidad y rigor de la propuesta no comparable a la
de muchas exposiciones colectivas que realizan los artistas residentes aquí”. Pero aparte,
DíazBertrana
parece dolerse al considerar que Zaya denuncia la insularidad como un hecho
negativo en la vida de cualquier artista canario, pues considera haciendo una clara defensa del
ámbito cultural canario que un autor “puede vivir en las islas, pasar períodos más o menos
largos fuera para ampliar sus contactos y su visión del mundo, pero de ahí a reivindicar la
emigración como la única alternativa va un océano por medio”. 12
RECONOCIMIENTO Y MÉRITO, AÑOS NOVENTA
La crítica recogerá durante esta década todos los detalles acontecidos en la vida del
artífice. Pero debido a la fama y a la popularidad que adquiere el pintor en estos últimos años,
la crítica va decayendo en cuanto a calidad y comienza a convertirse en una crónica de
sucesos en los que parece importar más la cantidad de noticias que se publiquen sobre el
pintor. Comienzan a aparecer críticas repetitivas y vacías de contenido que en la mayoría de
los casos dejan de lado lo verdaderamente importante en este caso, como es la pintura de
Cristino de Vera, para interesarse por cuestiones de tipo más conveniente políticamente. Por
el contrario, destacan las críticas serias y concienciadas del poeta Lázaro Santana y del
periodista Juan Cruz, que no dudan en alabar y felicitar sinceramente al pintor. Proliferan las
entrevistas realizadas al autor, con el fin de acercarse de un modo directo a su pensamiento
artístico e insistiendo en el tema de la muerte y de la mística.
En la década de los años noventa, Cristino de Vera goza de gran reconocimiento tanto
dentro de España como fuera del país. Es ahora cuando se le otorgan públicamente las
conmemoraciones y galardones que le hacen hoy en día ser poseedor de una merecida estima
en el panorama artístico.
Aproximadamente a partir del año 1993 centra su técnica en el dibujo a tinta china y
plumilla a favor de un estilo más depurado formalmente. El papel y los grandes espacios en
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blanco que otorga a su obra le ayudan a acercarse más a la búsqueda de la verdad que
persigue el pintor.
Repite numerosas veces el mismo elemento como si de un ritual se tratase: la taza, el cesto
y la vela se multiplican sobre el bodegón. También aparecen los trípticos que corroboran la
repetición de un mismo tema.
A título ilustrativo de esta década, podemos citar las referencias vertidas por Lázaro
Santana el 10 de noviembre de 1994 en La Provincia :
En la pintura de Cristino de Vera el dibujo ha asumido una función determinante;
pero esa función no se ha producido con independencia de la pintura, sino
estrictamente vinculado a ella. Cristino dibuja (es decir: piensa) directamente en el
lienzo. Y esto es importante porque constituye una de las singularidades que
distinguen su obra. / La luz tiene aquí, más que en su pintura, una actuación esencial:
al no disponer del color, la trascendencia de la cosa dibujada se supedita a la
consecución de los efectos que proporciona la luz. 13
EL PINTOR Y LA ACTUALIDAD
Llegados a esta década, parece que la crítica se estanca y decae a favor de reseñas
informativas y entrevistas al pintor. Todas y cada una de las exposiciones, actos y homenajes
han sido recogidos fielmente por la prensa española y especialmente canaria pero hay escasez
de crítica poética u objetiva como antaño la hubo. A pesar de que la crítica ha seguido
acompañando al pintor a lo largo de su vida y le ha dado el sitio que se merece en la plástica
española contemporánea ya que nos encontramos con un artista totalmente consagrado, pero
los que seguimos la crítica de prensa echamos en falta buenos escritos como los de los
escritores de antes.
Desde aproximadamente el año 1993 comenzó sus series de dibujos con las que continúa
en la actualidad. Su estilo se ha ido depurando a favor de una estética del “menos es más”,
aunque sus ideas teóricas siguen siendo las mismas que en sus inicios. Al llegar al nuevo
siglo, la pintura de Cristino de Vera se ha hecho síntesis, con los mismos elementos que ha
venido utilizando desde sus comienzos, pero ahora simplificados al máximo; así consigue
transmitirnos un mensaje único de belleza y serenidad.
El bodegón ha cambiado su disposición, la mesa ocupa todo el lienzo, y en un extremo
encontramos algún elemento simbólico: una cesta, una vela, un cráneo, una rosa.
En esta década han tenido lugar varias de las exposiciones más importantes en las que ha
participado Cristino de Vera, en lugares reservados para los mejores artistas de España, tales
como el Círculo de Bellas Artes de Madrid, Museo Nacional Arqueológico de Madrid,
Monasterio de Santo Domingo de Silos en Burgos, el IVAM.
A pesar de ser merecedor de diversos premios entre los que figuran la Medalla de Oro a las
Bellas Artes en 2002 y el Premio Canarias de Bellas Artes e Interpretación 2005, y la
presencia poco común del pintor Cristino de Vera ante los medios de comunicación, ya que es
poco amigo de los eventos sociales, nos encontramos sorprendentemente un escrito rubricado
por Cosme Orta en mayo de 2005 donde critica la ignorancia de la sociedad canaria ante el
panorama cultural. El escritor se apena de la rapidez con la que el público olvida al artista
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canario a pesar de ser repetidas veces valorado por instituciones de peso en materia artística;
lo expresa de la siguiente manera:
Preguntemos quién es Cristino de Vera. ¿Les suena? Una entidad financiera
patrocina la fundación que llevará su nombre y, de repente, presidentes, autoridades
varias, intelectuales de primera, segunda y tercera división, incluso el obispo y
representantes del ejército le rinden pleitesía. Pobre Cristino. Tanta coincidencia y él
sin poder defenderse, sin poder reclamar para sí mismo los mundos que representa en
su obra. Desarmado y sonrojado en la tierra que lo vio nacer. ¿Quiénes son entonces
Pedro García Cabrera y Cristino de Vera? ¿Les debemos algo? ¿Qué poseen en
común? Pues que un par de semanas después de convertirse en momentáneos
protagonistas de la estrecha vida cultural tinerfeña, nadie tiene ni idea de sus logros,
currículos, méritos o deméritos. Pueblo desmemoriado y corto de miras que no cuida
lo que germina de forma espontánea salvo cuando la clase política entiende, siempre
con retraso, que tal o cual trayectoria merece ser recordada. Ya lo sugiere el dicho.
En casa del herrero, cuchara de palo. 14
En esa misma línea se expresaba Federico Utrera en junio de 2002 con motivo de la
exposición Calma y voluptuosidad. Arte del siglo XX en Canarias, expuesta en Madrid,
organizada por el Gobierno de Canarias de la que excluyeron a Cristino de Vera. Sorprende a
este autor el hecho de que después de ser galardonado con uno de los más importantes
premios que se conceden en el ámbito insular, como es la citada Medalla de Oro, la
institución política que avalaba la publicación y coordinación de la muestra, olvide incluir a
de Vera entre los artistas más representativos del arte de la centuria pasada en Canarias:
Que los místicos nunca han estado de moda es algo comúnmente aceptado (…).
Cristino de Vera y Sánchez Robayna no son tampoco demasiado ambiciosos: sólo
aspiran a exponer o publicar sin necesidad de plácet político, pretenden expresar su
opinión en voz alta desde una escrupulosa independencia del poder, no desean
ninguna ganga ni quitar puestos o privilegios a nadie. Exiliados interiores frente al
arribismo campante, su neutralidad frente a galardones, academias, minutos
televisivos y radiofónicos o titulares de prensa los convierten a menudo a pesar de su
desdén, en víctimas involuntarias de los practicantes del elogio hueco (…).
La infeliz casualidad ha querido que la exposición titulada Calma y voluptuosidad.
Arte del siglo XX en Canarias, (…), deje fuera una vez más a Cristino de Vera. La
sospechosa ausencia en esta bella muestra invalida la Medalla de Oro de Canarias
que se le otorgó al pintor cuando ya tenía 64 años (…): “No es posible reflejar la
historia canaria de la pintura sin que en ella existan varias páginas dedicadas a
Cristino de Vera”, escribió entonces en el real decreto un presidente apellidado
Hermoso, creo que del mismo partido que el que gobierna ahora. O a alguien le han
colado un gol por la escuadra o faltan páginas en esa recopilación del Arte del siglo
XX en Canarias. Ni siquiera ha tenido la buena educación de reconocer la generosa
donación de obras que realizó a la Autonomía.
(…) Ahora, fuera de los circuitos comerciales, (es el primer pintor que ha visto su
obra expuesta en el Museo Arqueológico Nacional) ha pasado por los mejores
escenarios del Arte Contemporáneo, en España y en el resto del mundo (…). Ante él
se han entusiasmado los más certeros investigadores del arte moderno, pero en
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Canarias algunos mediocres aspiran todavía a hacerle daño. (…). Místicos y
voluptuosos, todos caben en el Archipiélago, por más que a algunos la independencia
de criterio, crítica o bandería les resulte insoportable y pretendan por ello convertirla
en algo maldito. Si Padorno levantara la cabeza… 15
No queremos cerrar esta comunicación sin advertir que Cristino de Vera también tiene una
opinión sobre la crítica de prensa que resume perfectamente lo enjuiciado anteriormente. El
pintor piensa que la crítica actual no está a la altura de la de los antiguos críticos, entre los que
menciona a Eduardo Westerdahl y Domingo Pérez Minsk, que hacían un tipo de crítica
literaria y con conocimiento de la materia. Unos críticos humanistas en el sentido más amplio
de la palabra. No está del todo de acuerdo con la crítica vertida actualmente en los medios de
comunicación elaborada por el “periodista de turno” al que se le encarga la sección de
Cultura.
El 20 de septiembre de 2005 tuve la oportunidad de visitar una vez más a Cristino de Vera
y a su señora Aurora Ciriza en su casa de Madrid, donde conversamos sobre el tema que aquí
exponemos.
OPINIÓN DE CRISTINO DE VERA SOBRE LA CRÍTICA ARTÍSTICA EN GENERAL
Los medios de difusión están muy jaleados. Se ha pasado de críticos que antes eran
poetas, filósofos, y hoy cualquier periodista se pone en la rama del arte. Las Revistas
han desaparecido casi todas. Ahora ocurre algo terrorífico, se necesitan masters para
todo, para directores de museo, etc.
El pintor Cristino de Vera destaca a críticos de arte como Eduardo Westerdahl, Domingo
Pérez Minik, Sánchez Camargo de la Hoja del Lunes. Opina que en los años sesenta se hizo
mucha crítica debido a la exposición de la Dirección General de Bellas Artes de 1964, en
estos años se contaba con críticos como Ramón Faraldo, Pepe Hierro, Ángel Crespo, Camón
Aznar.
Ahora dice
el pintorvuelve
a replegarse, como se han hecho centros… La crítica se
está valorizando otra vez, en la época de la dictadura estaba todo más centralizado en
las capitales, Madrid, París, Nueva York, ahora se ha replegado, Madrid, Galicia,
Canarias, Barcelona, el País Vasco. Canarias con sus centros propios.
OPINIÓN DE CRISTINO DE VERA SOBRE LA CRÍTICA QUE SE HA HECHO DE SU OBRA
Cuando era joven tenía otro concepto de la vida y de mi trabajo, con veinte años.
Después de los cuarenta vi otra concepción. Ahora con 73 años era una crítica
sincera, no había casi galerías, no se vendía casi nada. Era una crítica sincera.
Antes los poetas se ocupaban de hacer crítica, hoy en día no. Gerardo Diego, Pepe
Hierro, como Rilke en su época. Ahora hay pocos poetas. Hay que tener una
formación un poquito de todo, como antiguamente.
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ANEXO FOTOGRÁFICO
Figura I. Cementerio. Óleo lienzo, 80 x 100 cm. 1982.
Figura II. Cráneo y espejo. Tinta china papel. 78 x 57 cm. 1994.
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Fotografía I. Cristino de Vera (1931, Santa Cruz de Tenerife).
Fotografía II. Documentaciónmonografías,
catálogos, libros.
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Figura III. Mesa y una taza. Tinta china papel. 25 x 31 cm. 2001.
Figura IV. Mujer llorando. Óleo lienzo. 100 x 75 cm. 1963.
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SALAS LAMAMIÈ DE CLAIRAC, Ramón. Legado Cristino de Vera . Exposición itinerante, [Centro
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SANTANA, Lázaro. Cristino de Vera. Luz y símbolo: realidad, Sala de Arte de la Caja de Canarias, Las
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SANTANA, Lázaro. Cristino de Vera , Ayuntamiento de Santa Cruz de TenerifeFablas,
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© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
La obra de Cristino de Vera interpretada por la crítica…
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NOTAS
1 SANTANA, Lázaro. Cristino de Vera . Autobiografías, Las Palmas de Gran Canaria, Edirca, 1984,
pp. 5153.
2 ORY, Carlos Edmundo. “El pintor tinerfeño Cristino de Vera, en la sala de la Dirección General de Bellas
Artes”, El Día , Santa Cruz de Tenerife, 27101964,
p. 3.
3 GONZÁLEZ, Pedro. “Hoy, apertura de la exposición antológica de Cristino de Vera”, El Día , Santa Cruz de
Tenerife, 31101971,
p. 18.
4 GARCÍA RAMOS, Alfonso. “Hoy, apertura de la exposición antológica de Cristino de Vera”, El Día , Santa
Cruz de Tenerife, 31101971,
p. 18.
5 LITE, Enrique. “A Cristino de Vera. Palabras para una exposición”, El Día , Santa Cruz de Tenerife, 2111971,
p. 3.
6 ANÓNIMO. “Exposición antológica de Cristino de Vera. Algunas opiniones sobre este pintor universal”, El
Día , Santa Cruz de Tenerife, 2111971,
p. 20.
7 SÁNCHEZ ORTIZ, Emilio. “Cristino de Vera, quien habla solo…”, El Día , Santa Cruz de Tenerife, 11111973,
p. 10.
8 Destacan en esta década las críticas poéticas de Lázaro Santana con su poema: “Toledo. Invierno” en
Canarias7, Las Palmas de Gran Canaria, 6091987,
p. 33 y del mismo autor: “Cristino de Vera, con todo
el veneno fuera del cuerpo” en Canarias7, Las Palmas de Gran Canaria, 6091987,
p. 33. Otro artículo de
esas características es el firmado por Manuel Padorno: “Una taza de luz para Cristino de Vera” en
Canarias7, Las Palmas de Gran Canaria, 6091987,
p. 34. En esa misma línea redactaría Rafael Canogar:
“La espiritualidad irrenunciable” en Canarias7, Las Palmas de Gran Canaria, 6091987,
p. 35.
9 SANTANA, Lázaro. Cristino de Vera. Autobiografías, Las Palmas de Gran Canaria, Edirca, 1984.
10 CAMPOS HERRERO, Dolores. “Cristino de Vera, desde la destrucción y sus símbolos”, Canarias 7, Las
Palmas de Gran Canaria, martes 5021985,
p. 26.
11 ZAYA. “Arte canario 195085:
una selección parcial y cuestionable”, La Provincia , Las Palmas de Gran
Canaria, 11081985,
p. 23.
12 DÍAZBERTRANA,
Carlos. “Artistas canarios en Madrid”, La Provincia , Las Palmas de Gran Canaria, 29111986,
p. 14.
13 SANTANA, Lázaro. “Penetración del blanco”, La Provincia , Las Palmas de Gran Canaria, 10111994,
pp.
3638.
14 ORTA, Cosme. “Cucharas de palo”, Diario de Avisos, Santa Cruz de Tenerife, 6052005,
p. 14.
15 UTRERA, Federico. “Místicos y voluptuosos”, Canarias 7, Las Palmas de Gran Canaria, 2062002,
p. 90.
© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009