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IMPOSICIÓN DE NOMBRES EN AGÜIMES
DURANTE EL SIGLO XVII
Jesús Emiliano Rodríguez Calleja
A Scherezade
INTRODUCCIÓN
La historia de Agüimes está íntimamente ligada a la creación del señorío, en 1486,
que los Reyes Católicos hacen a favor de los obispos de Canarias, convirtiéndose la
villa de Agüimes en Cámara Episcopal y en parroquia desde ese mismo momento.1 La
documentación más antigua que custodia el archivo parroquial da comienzo en 1506,
con la apertura del primer Libro de Cuentas de Fábrica como consecuencia de la visita
que hizo a su villa de Agüimes el obispo don Diego de Muros, en la que tomó cuentas,
hizo inventarios y ordenó la villa en cuanto a edificaciones, cercados, repartimientos
anteriores, nombramientos y otros aspectos.2 Pese a que fue precisamente el obispo don
Diego de Muros quien, en sus sinodales de 1497, impuso los registros bautismales en
Canarias, adelantándose a las disposiciones del concilio de Trento3 que se dieron a
conocer en España en 1574, no hay constancia que exigiese a los curas de Agüimes
cumplir con este requisito en su visita de 1506 y cuando ya las otras parroquias
existentes en la isla realizaban tales registros como así se atestigua por su existencia en
las de: El Sagrario-Catedral (1498), San Juan Bautista de Telde (1503) y Santiago de
Gáldar (1504).
En 1521 se dió orden al cura de Agüimes de que hubiese libro de bautismos,4 el cual
debió hacerse sin mucha demora y ya en visitas posteriores a la parroquia se informa de
su existencia como así lo manifestó el obispo don Diego de Deza en 1555 que lo
encontró bueno5 y se siguió dando cuenta de ello en visitas posteriores. Pero estos
registros bautismales, que al menos dieron comienzo en 1522, se han perdido hasta
llegar a los más antiguos que se conservan en la actualidad y que datan de 1602. Esta
pérdida nos ha privado del conocimiento de las primeras generaciones que se asentaron
en Agüimes, significando, por tanto, que las investigaciones demográficas basadas en
estos documentos han de arrancar de los inicios del siglo XVII.
FUENTES Y METODOLOGÍA
Para el estudio de la imposición de nombres, los registros bautismales son las únicas
fuentes que pueden revelarnos datos precisos y concretos para obtener información que
desvele algunos aspectos sobre los motivos de dicha imposición, así como la evolución
de los mismos en el tiempo ya que las actas bautismales, entre otros datos, nos ofrecen:
los nombres de los bautizados, el de sus padres, el de sus padrinos y la fecha de la
imposición sacramental que en ocasiones se complementa con la fecha de nacimiento.
Por lo que, con estos datos, podemos deducir cómo evoluciona la utilización de los
nombres en el tiempo; si hay similitud entre el nombre de los bautizados con el de los
padres, padrinos o con el del santo del día del bautismo o nacimiento. Por ello las
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fuentes consultadas han sido los libros de bautismo de la parroquia de San Sebastián, de
la villa de Agüimes, que recogen los bautismos del siglo XVII.6 La documentación se
encuentra recogida en cinco libros, los cuales presentan un mal estado de conservación
y en la reciente ordenación del archivo parroquial7 han sido clasificados como retirados
de préstamo, en espera de una restauración, microfilmación o transcripción que evite un
mayor deterioro y con ello pérdidas irreparables. Las deficiencias que ofrecen las
fuentes están relacionadas con su estado de conservación y así hay lagunas entre
1610/1611, 1617/1618 y 1666/1667, así como algunas actas que se presentan rotas e
ilegibles. También afecta para nuestra investigación la ausencia de indicación de
madrinas en muchos registros y la falta de indicación de las fechas de nacimiento de los
bautizados, sobre todo en la primera mitad del siglo.
La metodología empleada ha consistido en extractar todos los registros bautismales y
con ellos analizar la secuenciación del uso de nombres y su coincidencia con padres,
padrinos o santoral. Es una investigación que queda abierta ya que puede profundizarse
por medio de la reconstrucción familiar8 y elaboración de genealogías, lo que nos
permitiría conocer el empleo de nombres como el de otros familiares, concretamente
como abuelos o tíos, o por otras circunstancias. En total se han extractado 4.752 actas
bautismales de las que 15 son ilegibles / rotas, perteneciendo 2.363 a bautismos de niños
(6 ilegibles / rotos) y 2.389 a bautismos de niñas (9 ilegibles / rotos).
LOS NOMBRES
El acto del bautismo, además de cristianar a cada individuo consiste en ponerle un
nombre que será el distintivo identificador a lo largo de su vida. La imposición del
nombre estará determinada por influencias diversas, tales como las tendencias religiosas
del momento; la coincidencia con el santoral; con los padrinos; con otros familiares; con
el capricho de los padres; pero, también de acuerdo con cada sociedad, en cuanto a sus
sistemas de parentesco, residencia o transmisión de la propiedad que han ido
manteniendo una serie de normas y reglas por las cuales el recién nacido, en función de
su sexo, del número que haga dentro de la familia o de si algún hermano anterior ha
muerto o no, recibirá un nombre que servirá de primera seña de identidad y de
referencia para el resto de la comunidad.9
El concilio de Trento estipulaba que cada niño tuviese un nombre de pila y esta
disposición se mantuvo por largo tiempo, salvo en ambientes nobiliarios y en algunos
linajes burgueses que solían emplear varios nombres. Esta costumbre también se
mantuvo en Agüimes y los nombres compuestos no aparecen en sus registros
bautismales hasta mediados del siglo XVII, el primero de ellos, Luis Agustín, en 1650,
pero su mayor presencia se aprecia en el último cuarto de siglo, con una mayor
representación en cuanto a nombres compuestos de mujeres que de varones (36 frente a
29) y que por lo general no suelen repetirse. Los nombres compuestos de mujer suelen
formarse a partir de María como primer nombre y cuando no es así María pasa a ser
segundo nombre, en cuanto a los nombres compuestos de hombre suelen formarse,
preferentemente, a partir de Juan o de Francisco.
Para los 4.752 bautismos registrados durante el siglo XVII en Agüimes se emplearon
243 nombres distintos, incluidos los compuestos, para el total de los niños y niñas
bautizados. Los 2.363 niños portaron, a lo largo del siglo, 117 nombres diferentes, lo
que significa una media de utilización de 20,19 niños por nombre; mientras que las
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Imposición de nombres en Agüimes durante el siglo XVII
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2.383 niñas se repartieron 126 nombres distintos con una media de utilización de 18,91.
Cifras éstas que podemos comparar con otros lugares y así en Arucas, con un volumen
de bautismos similar al de Agüimes, los niños utilizaron 111 nombres diferentes con
una media de utilización de 21,68 y las niñas utilizaron 127 nombres con una media de
17,67,10 por lo que son datos muy similares. En Madrid, para los siglos XVII y XVIII, la
media de ocupación para los niños fue de 19,7 y para las niñas de 14,9.11 En Moya y
Tejeda, parroquias de menor volumen demográfico que la de Agüimes, se observa que
la utilización de nombres está más repartida y así en Moya la media de utilización para
los niños es de 8,12 al repartirse entre ellos los 97 nombres utilizados, mientras que los
98 nombres de niñas dan una media de utilización de 7,1712 y en Tejeda la media de
utilización para los niños es de 9,68 y de 8,52 para las niñas,13 lo que pone de manifiesto
y así se puede afirmar que, contrariamente a lo que podría pensarse, a menor número de
bautismos hay una distribución mayor de los nombres entre la población y por tanto el
número de las repeticiones es menor.
Evolución de los nombres
Los nombres impuestos a los niños y niñas de Agüimes pertenecen todos al
calendario cristiano, aunque la atracción hacia los mismos no fue por igual. Mientras
que unos fueron amplia y repetidamente utilizados, otros tan sólo se usaron en una
ocasión y mientras que algunos se mantuvieron a lo largo de todo el siglo, otros van
desapareciendo, o incorporándose siguiendo nuevas modas, beatificaciones o
tendencias, como sería el caso de los nombres compuestos que se irán afianzando en el
último cuarto del siglo XVII.
De 1602 a 1625 se utilizaron 48 nombres de varón y 35 de mujer, situación que
variará poco en el cuarto de siglo siguiente ya que los hombres utilizarán 49 nombres
distintos y las mujeres 43, pero en relación con el período anterior los hombres
abandonan 12 nombres, se repiten 36 y se introducen 13 nuevos, entre ellos: Alejandro,
Carlos, Gabriel, Jerónimo, Lorenzo o Pablo. Las mujeres abandonan cinco nombres del
período anterior, repiten 13 e introducen 13 nuevos, entre ellos: Andrea, Inés, Jacomina,
Juliana, Marcelina o Teresa.
De 1651 a 1675 hay una importante ampliación de nombres, la mayor del siglo a
nivel porcentual y así los hombres utilizarán 70 nombres diferentes, de los cuales 47 se
repiten, ocho se abandonan y se introducen 23 nuevos, como: Ambrosio, Félix,
Fernando, Ignacio, Mateo, Silvestre o Tiburcio. Las mujeres utilizaron 77 nombres
distintos de los cuales 41 son repetidos, se abandonan cuatro y se introducen 36 nuevos,
entre ellos Agustina, Andrea, Brígida, Bernarda, Casilda, Jerónima, Laura, Micaela,
Marcela, Manuela, Petronila, Silvestra, Simona o Teodora.
En el último cuarto de siglo parece que hay una renovación de nombres, ya que se
abandona un importante número de los utilizados entre 1651 y 1675 y, por el contrario,
se consolidan los nombres compuestos. Los hombres utilizaron 85 nombres diferentes,
abandonando del período anterior 22, repitiéndose 42 e introduciéndose 33 nuevos,
como: Ángel, Benito, Bernardo, Clemente, Leonardo, Nicolás, Timoteo o Vicente. Las
mujeres utilizarán 94 nombres diferentes, abandonando del período anterior 16,
repitiéndose 52 e introduciéndose 42 nominaciones nuevas, de las cuales 31 se refieren
a nombres compuestos y entre los nombres simples de nueva imposición, destacan:
Alfonsa, Constanza, Dorotea, Estebana, Fabiana, Leandra o Tomasina.
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A lo largo de todo el siglo se lograron mantener 59 nombres diferentes. De ellos, 32
pertenecen a hombres y 27 a mujeres. Entre los cuales están los que más se repiten,
como son: Juan, Francisco, Sebastián, José, María, Ana, Catalina e Isabel, pero también
los hay que con un número reducido de utilizaciones lograron mantenerse durante todo
el siglo como fueron los casos de: Esteban, Jorge, Martín, Roque, Lucrecia, Felipa,
Magdalena, Melchora, Rufina, Tomasa o Úrsula.
De la larga lista de nombres utilizados durante todo el siglo por niños y niñas de
Agüimes (ver apéndice), en muchas ocasiones el uso fue testimonial, ya que 100 de
estos nombres, 47 de hombres y 53 de mujeres, que representan el 41,15% del total,
sólo se utilizaron una vez y dada la alta mortalidad infantil de la época, la supervivencia
de muchos de estos nombres no debió prolongarse mucho mas allá de la ceremonia
bautismal. El uso de los nombres aún queda mas restringido si tenemos en cuenta que
otro gran número de ellos no serían utilizados en más de tres ocasiones y a ello habría
que añadirse el elevado número de nombres de mujeres que a partir de un nombre de
varón están feminizados, y así se ha observado en 35 ocasiones, por lo que la mayoría
de las elecciones, a la hora de imponer un nombre, recaía en un reducido número de
ellos.
Los nombres de niños se concentran en un limitado número. El más utilizado fue
Juan, que por sí sólo representa el 25,48% de utilización con 602 casos, parece que es el
nombre que goza con ventaja ya que al atractivo de ser el que poseyó el discípulo
amado de Jesús une el de Juan el Bautista, personajes próximos a Cristo y de ahí que se
busque su protección al portar este nombre. Le sigue en importancia Francisco, con 347
casos, lo que pone de manifiesto la influencia de la Orden franciscana en Canarias y en
buscar protección en el patrón de los pobres. A continuación está Sebastián, es el patrón
parroquial de la villa de Agüimes, por tanto un santo próximo, digamos que familiar,
bajo cuya protección quedó el 7% de los niños bautizados. Le sigue José, el esposo de la
Virgen. Estos cuatro nombres representan el 52,33% de utilización y además todos ellos
se encuentran feminizados y con una importante utilización por parte de las mujeres. A
estos les sigue un destacado grupo de nombres que ocupan el 19,74% y en el que
figuran los nombres de Pedro, a quien Jesús encomendó su Iglesia; Luis; Bartolomé,
con una amplia devoción popular y seguro que influyó, su elección en Agüimes, la
cercanía del patrón tirajanero con cuyo lugar se mantenían importantes relaciones y en
ocasiones los párrocos de Agüimes con anterioridad lo habían sido de la parroquia de
San Bartolomé; también se encuentran: Cristobal, Diego, Salvador, Gregorio y Antonio.
Otro grupo importante y que significa el 11,94%, está compuesto por Andrés, Melchor,
Domingo, Manuel, Gaspar, Simón, Lázaro, Marcos, Tomás y Miguel, santo éste que
también es próximo a la población al ser patrón de la ermita de Temisas. El último
grupo de nombres frecuentemente utilizado, con 7,15%, está formado por nombres
como: Fernando, Matías, Blas, Felipe, Lorenzo, Alonso, Baltasar, Bernabé, Gabriel,
Lucas y Pablo.
En conclusión, vemos que los niños portan nombres de santos o mártires cercanos a
Cristo, u otros nombres que les resultan familiares por ser próximos, como
determinados patronos parroquiales o pertenecientes a órdenes religiosas. De esta
manera los apóstoles, salvo Santiago, se encuentran todos representados; los
evangelistas; los Reyes Magos; personas de la Sagrada Familia, como José y Manuel;
amigos de Cristo como Lázaro; mártires y santos locales como: Lorenzo, Sebastián y
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Imposición de nombres en Agüimes durante el siglo XVII
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Miguel, y los importantes santos franciscanos y dominicos, estos últimos con presencia
en Agüimes desde 1661 con la creación del convento de Nuestra Señora de las Nieves.14
Los nombres de las niñas, quedan aún más concentrados en torno a unas cuantas
nominaciones. Sobresale la utilización de María, la Madre de Dios, que fue portado por
708 niñas, representando el 29,63% de utilización, y a partir de él se crearon la mayoría
de los nombres compuestos. Indudablemente es la mejor opción de elección al colocar a
una hija bajo la protección de la Virgen. A María le siguen el nombre de su madre, Ana,
con 232 elecciones y Catalina con 206. Estos tres nombres representan el 47,97% de
utilización. Seguirán en importancia, con 14,56%: Isabel, prima de la Virgen, y nombres
feminizados como Juana y Sebastiana, este último en honor del patrón parroquial y con
un 4,26% de aceptación. Un grupo importante que alcanza el 17,50%, lo forman:
Francisca, Josefa, Luisa, Beatriz, Lucía, Gregoria, Leonor y Margarita. Con menor
representación, 8,07%, tenemos un grupo formado por: Águeda, Elvira, Andrea,
Marina, Ángela, Inés, Mariana, Felipa, Tomasa, Antonia y Mencía.
En los nombres de mujeres, como ya se ha advertido, se observa la feminización de
los mismos a partir de uno masculino, pero también destacan los de la Sagrada Familia
o próximos a ella como María, Ana, Isabel, Juana o Josefa; mártires como Lucía y
representantes de órdenes religiosas como Catalina, Francisca, Bernarda, Antonia o
Teresa.
Motivos de imposición.
En el análisis de las actas bautismales hemos establecido seis aspectos que
consideramos pudieron influir en la imposición de los nombres y ellos son los
siguientes: cuando se lleva el mismo nombre del padre; de la madre; del padrino; de la
madrina; del santoral y cuando el nombre es impuesto por otros motivos, apartado éste
que queda abierto y que debería ser estudiado bajo la reconstrucción familiar y
elaboración de genealogías.
1.- Imposición de nombres como el padre.
Los niños de Agüimes llevaron el nombre de sus padres en el 8,73% de los casos,
porcentaje que se mantuvo prácticamente estable a lo largo del siglo y tan sólo
experimentó un aumento entre 1626 y 1650 que alcanzó el 12,13%. Hay niñas que
llevan el nombre de su padre pero feminizado, alcanzando el 2,43% del total, porcentaje
que prácticamente se mantuvo invariable a lo largo de todo el siglo (véase cuadro I, con
porcentajes, al final de este apartado III).
2.- Imposición de nombres como la madre.
Las niñas de Agüimes portaron el mismo nombre que sus madres en un 9,75% de los
casos, porcentaje éste que sufrió ciertas alteraciones a lo largo del siglo y así su menor
cota se sitúa entre 1651 y 1675 con un 8,25%, y la máxima en el cuarto de siglo
siguiente con un 10,11%. También hay niños que utilizan el nombre de sus madres
masculinizados, llegando al 2,7%, porcentaje que tuvo oscilaciones a lo largo del siglo
pero nunca superiores a un punto de diferencia entre sus distintos cuartos.
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Si tomamos en conjunto el total de niños y niñas que utilizaron el mismo nombre que
sus padres, a lo largo del siglo XVII en Agüimes, tenemos un porcentaje de utilización
del 11,51%, lo que nos pone de manifiesto que en casi todas las familias se repite,
cuando menos, el nombre de uno de los padres. En algunos casos se da la circunstancia
que un hijo lleva el de ambos progenitores, como Francisca-Laureana, bautizada en
1682, hija de Francisco Hernández y de Laureana de Aday.15 Estos porcentajes de
Agüimes son similares a los obtenidos en Arucas y Moya, ya que los niños de Arucas
llevaron el nombre de sus padres en el 9,97% de los casos y los de Moya en el 8,25%,
mientras que las niñas de Arucas lo hacen en el 9, 49% como sus madres y en Moya en
el 7,68%.16
3.- Imposición de nombres como el padrino.
Curiosamente, en contra de lo que podría pensarse a priori, los padrinos no influyen
de manera decisiva en el préstamo de sus nombres y ello se ha puesto de manifiesto en
estudios realizados en otros lugares, como en la región murciana,17 y que coincide con
datos propios obtenidos para Telde durante el siglo XVI, ya que los niños de esta cuidad
utilizaron el nombre de sus padrinos y madrinas en un 7,50%, mientras que las niñas
teldenses lo hicieron en un 9,44%.18 En Arucas, los niños que llevaron el nombre de sus
padrinos fue del 7,69% y en Moya de un 6,72%.19 En Agüimes los datos obtenidos son
algo superiores a los indicados en Arucas, Moya y Telde, puesto que los niños que usan
el nombre de sus padrinos es del 9,27%, porcentaje que se fue reduciendo a lo largo del
siglo ya que entre 1602 y 1625 lo portaron el 12,13%. Las niñas que llevan el nombre
como los padrinos, es poco significativo, con 1,59%, siendo su cota máxima entre 1651
y 1675 que llegó al 2,85%.
4.- Imposición de nombres como la madrina.
Es un aspecto difícil de evaluar ya que a partir de mediados del siglo XVII los
registros bautismales reflejan, en una gran mayoría de los casos, sólo al padrino y así la
indicación de padrino y madrina quedó recogida en Agüimes, entre 1602 y 1625 en el
45,18% de los casos; de 1626 y 1650 en el 54,61%; al cuarto siguiente se desciende
hasta el 33% y en el último cuarto de siglo el descenso se prolongó hasta el 19,53%,
siendo la media del siglo del 34,15%. Por este motivo los datos que se obtienen son
pobres. El préstamo de nombres por parte de las madrinas no debió ser muy amplio y
así en Telde, que durante el siglo XVI, el 80% de los bautismos contó con madrina, éstas
solo prestaron su nombre en el 1,27% a los niños y en el 6,77% a las niñas20. En
Agüimes las niñas llevaron el nombre de sus madrinas en un 4,14%, pero los datos
difieren mucho de la primera a la segunda mitad de siglo y así de 1602 a 1625 el
porcentaje alcanzó el 6,98%, ascendiendo en el cuarto siguiente hasta 7,19%, pero a
partir de 1650 hay una regresión y entre 1651 y 1675, se descendió hasta el 4,35%, para
dar un bajón en el último cuarto de siglo que llegó al 1,41%. Los niños utilizaron muy
poco el nombre de sus madrinas y a lo largo de todo el siglo no se llegó a superar el 1%.
En el conjunto total de niños y niñas que usaron el nombre de sus padrinos o
madrinas se alcanzó un 7,70%, porcentaje similar a los que hemos apuntado para otros
lugares, por lo que esta costumbre atiende más a aspectos generales que locales,
observándose que a medida que la población aumenta desciende el número de padrinos
que prestan sus nombres a sus ahijados, posiblemente debido a que hay un mayor
número de candidatos a padrino y una mayor amplitud de nombres para compartir.
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Imposición de nombres en Agüimes durante el siglo XVII
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5.- Imposición de nombres como el santoral.
Ya en el proceso de recogida de datos se observa la influencia del santoral en la
imposición de nombres y en enero son frecuentes los nombres de: Manuel, Salvador,
Gaspar, Melchor, Baltasar o Sebastián; en febrero, Blas y Blasina; en marzo, José y
Josefa; en mayo, destaca María y sus compuestos, aunque también María se repite en
agosto, septiembre y finales de diciembre y principio de enero; en junio, Juan y Juana,
Antonio y Antonia, Pedro y Pablo; en julio, Ana e Isabel; en agosto, Lorenzo, Roque,
Domingo y Bartolomé; en septiembre, Miguel; en octubre, Francisco, Francisca y
Mateo; en noviembre, Andrés, Andresa, Diego y Catalina; en diciembre, Lucía, Esteban
y Silvestre.
Como ya hemos visto, los santos y santas próximos a Cristo son los más repetidos y
no faltan los apóstoles, evangelistas, padres de la Iglesia, miembros de la Sagrada
Familia, en donde curiosamente no se utiliza el nombre de Jesús, el cual es sustituido
por Manuel o Salvador. Sólo un niño llevó el nombre de Jesús, pero asociado a Juan
(Juan de Jesús) y en otras tres ocasiones asociado a mujeres (Ana de Jesús, Leonor de
Jesús y María de Jesús). También aparecen santos de órdenes religiosas; mártires y
santos de advocación local, como el patrón parroquial. En ocasiones se recurre a
nombres de personas que el pueblo proclamó su santidad, como sucedió en el caso de la
monja guiense Catalina de San Mateo, cuyo nombre comenzó a utilizarse en los
bautismos de finales del siglo XVII en Gran Canaria y así sucedió en Agüimes con una
niña en 1697.
Los nombres compuestos parece que refuerzan la imposición de los mismos y por lo
general suelen combinar el nombre del padre o la madre, en primer lugar, con el del
santoral a continuación, pero también sirven para afianzar o referirse en concreto a un
santo o festividad determinada como los casos de la ya mencionada Catalina de San
Mateo u otros como: Francisco de los Santos, Francisco Javier, Francisco de la Cruz,
Juan-Baptista, Félix-Adaucto, María-Magdalena, María de la Concepción, María-
Candelaria o María de los Reyes.
Los niños de Agüimes tomaron el nombre bajo la influencia del santoral en el
26,66% de los casos, alcanzando su mayor cota entre 1610 y 1625 con un 29% y la
menor entre 1651 y 1675 con un 24,22%. Las niñas recurren más al santoral y alcanzan
un 31,78%, fluctuando a lo largo del siglo y así se pasa de un mínimo de 27,62%, entre
1602 y 1625, a un máximo de 34,67%, entre 1676 y 1700. En Arucas los datos son
similares ya que el santoral influyó en el 28,37% en los niños y en 30,78% de las niñas,
mientras que el Moya la influencia fue superior pues lo fue en los niños del 33,88% y en
las niñas del 35,99%.21 En el conjunto total de niños y niñas la influencia del santoral,
en la imposición de nombres de los bautizados en la parroquia de San Sebastián de la
villa de Agüimes, fue del 29,23%.
6.- Imposición de nombres por otros motivos.
Aspecto en el que quedarían incluidos motivos diversos que sólo podrían desvelarse,
como ya hemos venido indicando, por medio de la reconstrucción familiar y elaboración
de genealogías. Así podríamos detectar qué niños y niñas llevan el nombre de sus
abuelos u otros familiares, o los nombres de los gobernantes políticos (reyes y reinas) o
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eclesiásticos (papas, obispos, párrocos....), etc. Este aspecto de análisis representa en
Agüimes, el 52,82% en los niños y el 50,31% en las niñas.
Pe. Me. Po. Ma. St. Ot.
Período de uso V. M. V. M. V. M. V. M. V. M. V. M.
1602-1625 7,69 2,22 1,77 9,84 12,13 0,63 0,29 6,98 29,00 27,62 49,12 52,71
1626-1650 12,13 2,02 2,55 11,09 9,39 1,23 0,59 7,19 28,77 32,03 46,57 46,41
1651-1675 8,28 2,40 1,87 8,25 9,22 2,85 ----- 4,35 24,22 29,53 56,41 52,62
1676-1700 7,55 2,72 2,06 10,11 8,12 1,20 0,69 1,41 26,32 34,67 55,26 49,89
Total siglo 8,76 2,43 2,07 9,75 9,27 1,59 0,42 4,14 26,66 31,78 52,82 50,31
Cuadro I. Agüimes. Motivos de imposición de nombres. S. XVII.
Fuente.-A.P.- SSA: Registros bautismales. Siglo XVII. Elaboración propia.
Leyenda: Pe.= como el padre, Me.= como la madre, Po.= como el padrino, Ma.= como la madrina,
St.= como el santoral, Ot.= por otros motivos.
LOS NOMBRES EN LAS CLASES MARGINALES
Los niños ilegítimos, los expósitos y los esclavos tienen mayores condicionamientos
a la hora de serles impuestos los nombres. De esta manera en los ilegítimos que se nos
presentan como de padre no conocido, que son la mayoría, las madres se sentirán
condicionadas, tanto para elegir padrino como para el propio nombre de su hijo, al ser
rechazada su conducta por la sociedad que las rodea y por ello en numerosas ocasiones
se veían obligadas a abandonar a sus hijos o acudir a otras parroquias para que se les
administrase el bautismo. Los expósitos, dependerán de llevar un nombre u otro de
acuerdo con el lugar donde fueron abandonados, de quien les encuentre, si procede un
bautismo de urgencia o de si ya traían cédula indicativa de poseer un nombre, pero en
cualquier caso los párrocos eran los que solían elegir su nombre. A los esclavos son sus
dueños quienes asignarán los nombres y elegirán a sus padrinos.
Durante el siglo XVII se bautizaron en Agüimes 149 ilegítimos (76 niños y 73 niñas)
que utilizaron un total de 44 nombres diferentes (22 para cada sexo), siendo los más
utilizados en los niños: Juan en 29 ocasiones (38,15%) y Francisco, el abogado de los
pobres, (15,79%) y siguiéndoles a gran distancia, José, Salvador y Sebastián (cuatro
veces) y Cristobal (tres), nombres que nos dan por sí solos la idea de buscar en estos
santos una protección y parentesco espiritual. Y así fue, ya que al 40,79% de los niños
ilegítimos de Agüimes les fue adjudicado el nombre del santo más próximo al día de su
bautismo o nacimiento; el 6,58% recibió el nombre del padrino y uno de ellos, llamado
Juan, obtuvo el nombre de su padre, ya que su madre, María del Pino, dijo que era hijo
de Juan González a quien tenía pedido por marido y estaba en la Cárcel Real.22 En las
niñas el nombre más utilizado fue María, en 29 ocasiones (39,73%), al que siguen:
Catalina (ocho veces), Isabel y Sebastiana (cuatro) y Ana (tres). La influencia del
santoral en las niñas ilegítimas se eleva hasta el 49,31% y llevan el mismo nombre que
sus madres el 6,85%, dándose la curiosa circunstancia que ningún padrino les prestó su
nombre y tan sólo lo hizo una madrina y más bien pudo ser por coincidencia porque el
nombre era María.
Los esclavos más que los nombres de sus dueños suelen adoptar sus apellidos y, por
lo general, se les suele asignar un distintivo, que a modo de apellido, los relaciona con
sus amos, hace referencia a alguna característica física o menciona su lugar de
procedencia o etnia.23 En Agüimes, durante el siglo XVII, fueron bautizados 103
esclavos. Los 49 hombres esclavos utilizaron 24 nombres diferentes, siendo el más
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Imposición de nombres en Agüimes durante el siglo XVII
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repetido Juan, en diez ocasiones (20,41%), seguido de Francisco (en cinco ocasiones),
Sebastián (en cuatro), Domingo y Miguel (en tres). La influencia del santoral en los
esclavos es más reducida que en los ilegítimos pues se sitúa en el 36,73% del total. Los
padrinos prestaron su nombre en el 8,16% de los casos. Dos dueños prestaron el nombre
a sus esclavos, el Licenciado Juan Baptista Espino Peloz y el capitán Francisco Sánchez
Romero, y en una ocasión, parece ser que un esclavo adulto, de 30 años, eligió su propio
nombre, pues pidió ser bautizado por encontrarse en peligro, le fue puesto Gaspar, y
debió sanar ya que con posterioridad fue a la iglesia a revalidar el bautismo.24 Las
esclavas bautizadas fueron 54 y se repartieron 26 nombres diferentes, siendo el más
repetido María, en 16 ocasiones (29,63%), al que siguen Catalina (en cinco ocasiones),
y Ana e Isabel con cuatro. La influencia del santoral en las esclavas es alta, el 48,15%.
Como la madre se llamó el 11,11%, y sólo un dueño, el alférez Juan Sánchez, prestó el
nombre a la hija de una esclava suya, que curiosamente también se llamaba Juana.
Los niños expósitos de Agüimes fueron pocos, tan solo ocho. Los varones fueron
cinco, a los cuales se les puso nombres diferentes y en cuatro ocasiones coinciden con el
santoral, destacando aquí el nombre de Esteban de San Sebastián que se impuso a un
niño hallado en El Llano de Sardina, en una parva de trigo.25 Las niñas abandonadas
fueron tres, todas ellas con el nombre de María, aunque una, María Candelaria, ya
llevaba su nombre impuesto pues así se advierte en la cedula que portaba.26 Sin duda el
nombre más apropiado para estas niñas abandonadas era el de María ya que se las
coloca bajo la protección de la Virgen en la esperanza de que al igual que protegió a su
Hijo, nacido en un pesebre de Belén, protegería a estas criaturas abandonadas por sus
padres.
CONCLUSIONES
1.- Las fuentes manejadas, han revelado su importancia para desvelar diferentes
aspectos de la imposición de nombres, ya que en todos los registros aparecen los datos
requeridos de la indicación del nombre del bautizado, de sus padres, padrinos y fecha
del bautismo. Su defecto más importante radica en la ausencia de madrinas en un
importante número de actas y, en menor medida, en la falta de fechas de nacimiento, así
como la presencia de algunas lagunas y deterioros.
2.- En cuanto a la evolución de los nombres, el periodo de mayor renovación se
observa entre 1650 y 1675 y la consolidación de los nombres compuestos en el último
cuarto del siglo XVII.
3.- Los nombres utilizados configuran una larga lista, pero muchos de ellos tan sólo
se utilizaron una vez, y la mayor elección queda restringida a un número reducido de
ellos, que en los niños son: Juan, Francisco, Sebastián, Pedro, Luis y Bartolomé,
mientras que en las niñas son: María, Ana, Catalina, Isabel, Juana y Sebastiana.
4.- Los nombres que gozan de mayor atracción son aquellos que pertenecen a santos
y santas próximos a Cristo o a la Sagrada Familia y así los más frecuentes serán los de
los apóstoles, evangelistas, padres de la Iglesia, patrón parroquial, etc.
5.- La imposición de nombres como los padres y padrinos se nos ha mostrado similar
a los porcentajes conocidos en otros lugares (Arucas, Moya y Tejeda), por lo que
deducimos un comportamiento similar en cuanto a esta conducta.
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XV Coloquio de Historia Canario-Americana
366
6.- Se desvela la importancia del santoral, en cuanto a la imposición de nombres y así
entre un tercio y un cuarto de la población tenía el nombre del santo más próximo al día
de su bautismo o nacimiento lo que reafirma la religiosidad de la época.
7.- En los niños ilegítimos, expósitos y esclavos se aprecia una mayor influencia del
santoral y que en referencia a los expósitos es de aplicación casi total.
8.- El proceso de reconstrucción familiar completaría este análisis y con ello
obtendríamos datos valiosos con los que completar una más amplia información sobre la
mentalidad de la época y otros aspectos de índole social y familiar.
9.- Se puede afirmar que en la mayoría de las familias siempre habría algún hijo o
hija portando el nombre de sus progenitores, de sus padrinos y especialmente del santo
más próximo a las fechas de su nacimiento o bautismo.
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Imposición de nombres en Agüimes durante el siglo XVII
367
APÉNDICE. RELACIÓN DE NOMBRES IMPUESTOS EN AGÜIMES. S. XVII.
HOMBRES
PERIODO DE USO MOTIVO DE IMPOSICIÓN
NOMBRES
A
B
C
D
Pe.
Me.
Po.
Ma.
St.
Ot.
TOTAL
Adrián A 1 1
Agustín A C D 4 7 11
Alejandro B 1 1 2
Alejo C 1 1
Alfonso C D 1 1 2
Alonso A B C D 1 2 11 14
Amador A B C 1 4 5
Ambrosio C D 3 1 4
Andrés A B C D 1 20 14 35
Ángel D 2 2
Antón A C 3 3
Antonio A B C D 3 1 6 32 42
Antonio-Gabriel C 1 1
Asensio C 1 1
Baltasar A B C D 7 5 12
Bartolomé A B C D 2 5 12 46 61
Benito D 1 1 2
Bernabé D 7 5 12
Bernardino A C 1 2 3
Bernardo D 1 1
Blas A B C D 12 5 17
Carlos B C D 2 3 5
Cayetano D 1 1
Claudio D 1 1
Clemente D 1 1
Constantino A 1 1
Crispiniano D 1 1
Cristobal A B C D 3 15 40 58
Damián B 1 1
Diego A B C D 2 1 16 31 50
Domingo A B C D 1 7 24 32
Domingo-García D 1 1
Esteban A B C D 2 5 7
Esteban de San Sebastián D 1 1
Fabián A B 1 1 2
Felipe A B C D 13 3 16
Félix C D 2 4 6
Félix-Adaucto C 1 1
Fernando C D 1 3 14 18
Francisco A B C D 31 14 45 4 58 195 347
Francisco-Agustín D 1 1
Francisco de la Cruz D 1 1
Francisco de los Santos D 1 1
Francisco-Ignacio C 1 1
Francisco-Javier D 1 1
Francisco-Matías D 1 1
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368
Francisco-Narciso D 1 1
Fulgencio C 1 1
Gabriel B C D 1 11 12
Gaspar A B C D 2 12 16 30
Gonzalo B D 1 1 2
Gregorio A B C D 1 1 4 1 22 20 49
Hermenegildo C 1 1
Hernando A B C 1 3 9 13
Hilario C D 1 2 3
Honorato B 1 1
Ignacio C D 1 2 3
Isidro B C 2 2
Jacinto A D 4 3 7
Jerónimo B C D 1 3 4
Joaquín A C D 1 6 7
Jorge A B C D 2 7 9
José A B C D 4 1 3 1 39 74 122
José-Francisco D 1 1
Juan A B C D 134 24 120 2 106 216 602
Juan-Alonso D 1 1 2
Juan- Andrés D 1 1
Juan-Antonio D 1 1
Juan-Baptista C D 2 2
Juan-Cayetano D 1 1
Juan-Clemente D 1 1
Juan de Jesús D 1 1
Juan de los Santos C 1 1
Juan-Gregorio D 1 1
Juan-Isidro D 1 1
Juan-José D 1 1
Juan-Tomás D 1 1
Laurencio C D 2 2
Lázaro A B C D 1 4 20 25
Leandro C 2 2
Leonardo D 1 1
Lope B C 1 3 4
Lorente A C 2 1 3
Lorenzo B C D 1 7 8 16
Lucas A B C D 2 9 11
Luis A B C D 1 3 21 49 74
Luis-Agustín B 1 1
Luis-Apolinar D 1 1
Luis-Cayetano D 1 1 1
Manuel A B C D 1 1 9 21 32
Marcelo A 1 1
Marcos A B C D 8 16 24
Martín A B C D 1 2 6 9
Mateo A D 3 4 7
Matías A B C D 6 12 18
Melchor A B C D 2 1 1 7 22 33
Melchor-Antonio C 1 1
Miguel A B C D 1 8 11 20
Nicolás D 1 1
Pablo B C D 1 1 8 10
Pascual A B D 1 3 4 8
Patricio C 1 1
Paulo A 1 1
Pedro A B C D 5 11 21 46 83
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Imposición de nombres en Agüimes durante el siglo XVII
369
Pedro Tomás C 1 1
Rodrigo A C 1 4 5
Roque A B C D 6 2 8
Salvador A B C D 2 13 35 50
Sebastián A B C D 8 5 13 2 53 85 166
Silvetre C D 4 3 7
Simón A B C D 1 1 8 19 29
Tiburcio C 1 1
Timoteo D 1 1
Tomás A B C D 2 11 9 22
Valentín C 2 2
Ventura B 1 1
Vicente D 1 1
Rotos/ Ilegibles A B 6 6
Totales
207
49
219
10
630
1.248
2.363
MUJERES
PERIODO DE USO MOTIVO DE IMPOSICIÓN
NOMBRES
A
B
C
D
Pe.
Me.
Po.
Ma.
St.
Ot.
TOTAL
Agata C 1 1 2
Agueda A B C D 1 4 17 22
Agustina C D 4 3 7
Alfonsa D 1 1
Ana A B C D 14 9 62 147 232
Ana-Anastasia D 1 1
Ana-Jacinta D 1 1
Ana-Jesús D 1 1
Ana-María C D 2 3 5
Anastasia A 1 1 2
Andrea C D 1 3 17 21
Andresa B C 5 2 7
Angela C D 8 12 20
Angela del Carmen D 1 1
Angelina B 1 2 3
Antonia A B C D 1 1 10 12
Antonia-Cornelia D 1 1
Antonia-Teresa D 1 1
Apolonia C 1 1
Asensia B C 5 5
Barbola A B C 3 3
Beatriz A B C D 2 18 23 43
Bernarda C D 1 3 4
Blasina A B C 1 6 1 8
Brigida C D 4 4
Casilda C D 3 1 4
Catalina A B C D 4 6 64 132 206
Catalina de la Concepción D 2 2
Catalina Mateo D 1 1
Catalina-Urbana D 1 1
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XV Coloquio de Historia Canario-Americana
370
Clara B D 2 1 3
Constanza D 1 1
Cornelia D 1 1
Cristina C D 1 1 2
Damiana A B C D 1 5 6
Dorotea D 1 1
Elena B C D 3 3
Elvira A C D 5 17 22
Estebana D 1 1
Estebana-María D 1 1
Eufrasia A 2 2
Fabiana D 1 1
Feliciano C 1 1
Felipa A B C D 1 9 3 13
Florencia B C 3 3
Floriana C 1 1
Francisca A B C D 12 1 12 5 19 43 92
Francisca-Laureana D 1 1
Gracia C 1 1
Gregoria A B C D 1 19 18 38
Gregoria-Lucana D 1 1
Hermenegilda D 1 1
Hipólita C 1 1
Ignacia B 1 1
Inés B C D 7 12 19
Isabel A B C D 5 6 54 93 158
Isidra C D 1 1 2
Jacobina B C D 1 1 6 8
Jerónima C D 3 3
Josefa A B C D 2 1 38 38 79
Josefa-María D 1 1 2
Juana A B C D 30 7 21 2 24 40 124
Juana-Casilda D 1 1
Juana de San Bernardo C 1 1
Juliana B C 4 4
Laura C 1 1
Laureana C D 1 2 3
Laurencia C D 4 4
Lázara A 1 1
Leandra D 1 1
Leocadia C 1 1
Leonisa D 1 1
Leonor A B C D 1 11 23 35
Leonor de Jesús D 1 1
Lorenza D 1 1
Lucía A B C D 19 20 39
Lucrecia A B C D 2 1 2 5
Luisa A B C D 3 2 1 21 33 60
Magdalena A B C D 3 2 5
Manuela C D 1 1 2
Marcela C D 1 2 3
Marcelina B C 1 1 1 3
Margarita A B C D 1 3 28 32
María A B C D 186 52 226 244 708
María-Ana D 1 1 1 3
María-Anastasia D 1 1 2
María-Candelaria D 3 3
María de Jesús D 2 2
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Imposición de nombres en Agüimes durante el siglo XVII
371
María de la Concepción D 1 1
María de la Encarnación C 1 1
María de los Reyes D 1 1
María-Estebana D 1 1
María-Gracia C 1 1
María-Jerónima D 1 1
María-Magdalena D 2 1 3
María-Martina C 1 1
María-Rosa D 1 1
Mariana A B C D 2 16 18
Marina A B C D 3 4 14 21
Melchora A B C D 4 4 8
Mencia A B C D 4 8 12
Micaela C 1 1
Nicolasa C 4 4
Patricia C 1 1
Paula C 2 1 3
Paula de San José D 1 1
Petrona A C D 5 5
Petronila C D 1 3 4
Rosa de Santa María D 1 1
Rosa-María C 1 1
Rufina A B C D 1 4 5
Sebastiana A B C D 10 2 2 3 24 61 102
Sebastiana-Bonifacia D 1 1
Silvestre C 1 1
Simona C D 2 2
Susana A B C 4 4
Teodora C D 2 2
Teodosia D 1 1
Teresa B C D 1 8 9
Teresa-Antonia D 1 1
Timotea C 1 1
Tomasa A B C D 3 10 13
Tomasina D 1 1
Urbana-María D 1 1
Úrsula A B C D 2 6 8
Victoria C D 1 1 2
Rotos / Ilegibles A B C 9 9
Totales
58
233
38
99
759
1.202
2.389
Fuente.- AP-SS-A: Registros bautismales. S. XII . Elaboración propia.
Leyenda: Periodo de uso (A = 1602 - 1625, B = 1626-1650, C = 1651-1675, D = 1676-1700 ).
Motivo de imposición (Pe. = como el padre, Me. = como la madre, Po. = como el padrino, Ma .=
como la madrina, St..= como el santoral, Ot. = por otros motivos).
© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
XV Coloquio de Historia Canario-Americana
372
BIBLIOGRAFÍA
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Imposición de nombres en Agüimes durante el siglo XVII
373
NOTAS
1 CAZORLA LEÓN, S.: Historia de la Catedral de Canarias, Leganés (Madrid), 1992, p. 14.
2 Archivo Parroquial de San Sebastián de Agüimes (en adelante AP-SSA): Libro I de Cuentas de
Fábrica, fol. 1-3.
3 Constituciones Sinodales del obispo D. Diego de Muros: Conatitución 9ª: “que los curas escrvan
en un libro los que bautizaran” (Cfr. CABALLERO MUJICA, F. : Canarias hacia Castilla. Datos
de un proceso histórico, 2 vol., Las Palmas de Gran Canaria, 1992, vol . 2, pp. 684-685.
4 AP-SSA: Libro I de Cuentas de Fábrica, fol. 53r.
5 AP-SSA: Ídem., fol, 109r.
6 AP-SSA: Libro I de Bautismos (13-IV-1602 a 31-VII-1650); Libro II de Bautismos (31-VII-1650 a
24-XII-1667); Libro III de Bautismo (7-I-1668 a 10 –VIII –1675); Libro IV de Bautismos (22 – VII
– 1675 a 3 –VII- 1696) y Libro V de Bautismo (4- VII – 1696 a 30 – IX – 1712).
7 RODRÍGUEZ CALLEJA, J. E. y ACOSTA BRITO, C. R. El archivo parroquial de la villa de
Agüimes. Agüimes, 2001.
8 HENRY, L. y M. FLEURY. Les registres paroissiaux a la histoire de la population, París 1956 y
Manual de Demografía Histórica, Barcelona, 1983.
9 CHACÓN JIMÉNEZ, F. “Identidad y parentescos ficticios en la organización social castellana de
los siglos XVI y XVII. El ejemplo de Murcia”, en Historia social de la familia en España.
Aproximación a los problemas de familia, tierra y sociedad en Castilla (SS. XV- XIX), Alicante,
1990, pp. 179-192. p. 189.
10 RODRÍGUEZ CALLEJA, J. E. La población de Arucas y Moya durante el siglo XVII, Las Palmas
de Gran Canaria, 2002, p.111.
11 LARQUIE, C. “Mentalitès et comportements à l’époque moderne:Le prénom des enfants
madrilènes aux XVIIe et XVIIe siècles”, en Pouvoirs et societé dans L’ Espagne moderne,
Toulouse, 1993,pp 126-147. P.128.
12 RODRÍGUEZ CALLEJA, J. E.: La población de..., Op. cit., p.111.
13 RODRÍGUEZ CALLEJA, J. E.:Parroquial de Tejeda, siglo XVII: Actas bautismales (análisis y
estudio), inédito.
14 VIERA Y CLAVIJO, J. de: Noticias de la Historia General de las islas Canarias, 2 vols., Ed.
Goya, Santa Cruz de Tenerife, 1982, p. 762.
15 AP-SSA: Libro IV de Bautismos, fol. 98 r.
16 RODRÍGUEZ CALLEJA, J. E.: La población de..., Op. cit., p. 113.
17 CHACÓN JIMÉNEZ, F. “Identidad y....”, Art. cit., p. 190.
18 RODRÍGUEZ CALLEJA, J.E. y A. J. VIERA ORTEGA. “Padrinazgo y parentesco espiritual en
Telde durante el siglo XVI”, en XIV Coloquio de Historia Canario Americana, Las Palmas de Gran
Canaria, 2000, en prensa.
© Del documento, de los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2009
XV Coloquio de Historia Canario-Americana
374
19 RODRÍGUEZ CALLEJA, J. E. La población de..., Op. cit., p. 113.
20 RODRÍGUEZ CALLEJA, J .E. y A. J. VIERA ORTEGA. “Padrinazgo y...”, Art. cit.
21 RODRÍGUEZ CALLEJA, J. E. La población de..., Op. cit., p. 113.
22 AP-SSA: libro IV de Bautismos, fol. 61r.
23 LOBO CABRERA, M. “La población esclava de Telde en el siglo XVI”, en Hispania, Tomo XLII,
Madrid, 1982, pp. 47-89. pp. 66-67.
24 AP-SSA: libro IV de Bautismos, fol. 24v.
25 AP-SSA: Ídem, fol. 145v.
26 AP-SSA :Ídem, fol. 140v.
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