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ESCULTURAS AMERICANAS EN CANARIAS DOMINGMO ARTÍNEZD E LA PENA Desde el siglo XVI en adelante y de forma ininterrumpida fueron Llegando desde América a nuestros templos los más diversos objetos para su culto. Tal vez la orfebrería constituya el más importante ca-pítulo, pero las pinturas y esculturas que han podido irse catalongando como de procedencia indiana, son igualmente un buen testimonio de las vinculaciones de Canarias con el Nuevo Mundo. Sobre la llegada de imágenes a las islas, son o bien producto de encargos efectuados desde aquí, remitidas o traídas personalmente por emigranres en sus viajes de regreso cieiinitivo. Los documentos arro-jan datos sobre sus donantes en muchos casos, pero sobre el origen de las obras a veces se limitan a decir que proceden de Indias o Amé-rica, sin especificar lugares. Para agrupar tales esculturas que de for-ma más o menos segura tienen origen americano, hemos preferido se-guir un orden cronológico, ante la dificultad de separarlas por escuelas. De todas, unas son de gran belleza y otras son de calidad inferior. Entre las más antiguas, dentro de la segunda mitad del siglo xv tenemos la interesantísima imagen de alabastro de San Sebastián, de la iglesia de San Juan de Telde, que es titular de la ermita gótica de dicha población. Aparece citada por vez primera en un inventario del año 1579, de la siguiente manera: «Primeramente, una imagen de bulto, de alabastro, del glorioso San Sebastián, con una peana dorada, que se dice Ia enviaron de Indias para dicha ermita» l. Esta imagen estaba policromada. Desde un punto de vista iconográfico, la única particularidad está en un ángel colocado en las ramas del árbol. Se encuentra actualmente depositada en le Museo Diocesano, en Las Palmas de Gran Canaria- Es posible que sea contemporáneo de este San Sebastián el famo-so Cristo del retablo mayor de la iglesia de San Juan de Telde. Se calcula que Llegaría a dicha población entre los años 1552 a 1555. Se-gún Martín y Cubas, en su Historia de la conquista de las siete islas canarias (1694), fue adquirida en Indias, con el producto de los pri- 1. PEDRO HERNANDEZB EN~TEZT:e lde, Las Palmas de Gran Canana, 1958, pp. 108 y 109. meros vinos y azúcares enviados desde Telde2. La hechura de la ima-gen es a base de un modelado en un material ligero en peso. Coincide con una técnica muy empleada por los indios tarascos del estado de Michoacán, en Méjico. Tal técnica era a bace de una pasta que se preparaba con la médula de la caña del maíz, mezclada con una goma. Con ello se modelaban ídolos y luego imágenes. Tuvo especial predi-lección para preparar cuerpos de Cristos, qxe por su peso ligero faci-litaban las ceremonias del «descendimiento>i, en el Viernes Santo, de gran arraigo popular. Es de advertir qiie en este tipo de esculturas, la cabeza, los brazos y las piernas son tallados en madera, pero el resto del cuerpo va en hueco, en una estructura con la pasta de maíz, que le da un aspecto acartonado. Es también característico a veces el colo-car los brazos con movilidad a la altura de los hombros, mediante un sencillo mecanismo recubierto de tela engomada. Todo ello para dotar a la imagen de un mayor realismo en aquellas escenificaciones de la Pasión. La peculiar manera de modelar esculturas dio origen en el siglo XVI mejicano a toda una escuela escultórica de carácter popu-iar, cuya técnica recibe ei nombre de tztsingueri. Como un ejempio no-table se ha destacado el Cristo arcaizante del siglo XVI, del convento de San Francisco de Tlaxcala3. Precisamente este Cristo guarda un aspecto general que recuerda al de Telde: brazos algo arqueados, la cabeza inclinada en el lado derecho, e1 paño anudado en el lado iz-quierdo, muy simple de pliegues. Este Cristo, como otros mejicanos, son de un fuerte poder emocional, con los rostros, de ojos muy gran-des y una gran serenidad. Otro Cristo que podría compararse con el de Telde, tanto por su técnica como por su forma es el Cristo del Pareo, del Museo de Arte Popular, de Pátzcuaro (Michoacán)'. Hay otros Cristos en Canarias de características parecidas y que cabría pensar que también tendrían la misma procedencia. Tal es el Cristo de la Misericordia, de la Iglesia de Santa Ana de Garachico (Tenerife), si bien los documentos no arrojan datos sobre su origen. Las características coinciden mucho con el Cristo de Telde: la mate-ria en que se encuentra modelado, tamaño, aspecto de serenidad. la misma colocación de la cabeza, miembros y el paño de las caderas; eí cuerpo resuita muy acartonado, pero ai iguai que todos estos Lristos mejicanos produce impacto emocional por su naturalismo. No se co- 2. Op. cit., p. 103. Del mismo autor: El Santo Cristo del Altar Mayor de la Parro-quia de San Juan Bautista de Telde, Las Palmas de Gran Canaria, 1955. 3. ENRIQUE MARCO DORTA: Arte en América y Filipinas, vol. X X I de Ars Hispaniae. Hisicxiz Linivers-! de! .Arte Hisp~nico, Madrid !197?!, p 103 4. ELIZABETH WILDER WEISMANN: Mexico in sculpture, 1521.182,. Cambridge, 1950 pagina 167, lám. 151. noce la fecha exacta de su llegada a Garachico, pero se calcula que pudo ser anterior a 1578, ya que Duarte Freyle, beneficiado de Adeje, por escritura ante Alvaro de Quiñones, escribano público, dota una misa cantada en todos los viernes del año ante este Cristo. La ima-gen era atendida por la Cofradía de la Soledad, de dicha iglesia. Pronto contó con una gran devoción entre el vecindario; así, en 17 de febrero de 1617, por ante Gaspar Delgadillo, don Melchor Prieto de Saa, en su testamento, dejó dotada su celebración en el Viernes San-to, para lo que había costeado los adornos de luces y del túmulo; de igual forma, en 1659, los caballeros de la población fundaron bajo su patrocinio un montepío con tributos en fincas, para socorrer niños abandonados v sostener el culto del Cristo. Por la misma naturaleza de la materia en que se halla hecha la escultura, su conservación siempre ha sido muy precaria y a lo largo del tiempo ha sufrido al-gunas reparaciones y retoques: en 1666, se le dio nueva pintura, que volvió a ser renovada en 1762, «por las muchas trazas que se le ha-t<,.- :-L-^J.~^:J^ . - uiali IllLl"UUCluU», ano en e! que fue co:ocado :C,i la nueva captii& que a tal efecto había fabricado a su costa don Gaspar de Ponte. En 24 de mayo de 1778, ante José Rodríguez Casanova, escribano público, Agueda Fernández dejó establecida la función del Santo Entierro 5. El Señor Difunto de la Iglesia de San Marcos de Icod (Tenerife) (figura 3) está perfectamente documentado como mejicano y coincide en el tiempo, estilo y técnica con los Cristos que llevamos reseñados. Es de tamaño natural, con el cuerpo apenas estudiado anatómicamente y con los brazos móviles, como el de Garachico. Su conservación tam-bién ha tenido problemas y hoy presenta una pintura que se ve fácil-mente no corresponder a la original. Este cristo lo -había recibido Inés de Montes de Oca, junto a otros bienes que había dejado su difun-to marido, Gaspar de Torres, en Yucatán (Méjico). En 8 de julio de 1584, ante Martín de Alzola, Marcos Martín de Alzola y su espoFa Inés de Torres, hija y heredera de dicho Gaspar de Torres, otorgaban poder a Bartolomé de Torres, para que fuera a Méjico a cobrar los bienes que le correspondían de su padre6. Por otro lado, en escrito ntnrnar-l-rlVn yn-nLr. TnPc -AA-- de ,h?lni,tes de Ocu, en 12 de diciembre de 1587, por ante el mismo escribano, declaraba en presencia de los frailes del convento de San Agustín de Icod, que había hecho traer de Nueva España una imagen de Jesucristo crucificado, y que deseaba donarlo 5. FR~NCISCOM ART~NDUE FUENTESV: ida Literaria (obra inkdita que se conserva en 13 Biblioteca de la Real Sociedad Económica de Amigos del Pais de Tenerife). Los pre-sentes d ~ t esst An te-rder de Un r e m e n dc Uich vbxi, qür me h e ama"v:cmenie facilitado por los señores de La Torre, de Garachico. También sobre esta imagen, DACIO V. DARIASY PADR~N«E: l Santo Cristo de Garachico*, en El día, 3 de abril de 1947. 6. Archivo Histórico Provincial de Santa Cruz de Tenerife, leg. 2.468, f. 83. a dicho convento -recientemente fundado-, pero que al mismo tiempo era su deseo que en la propiedad del Cristo entrara la Her-mandad de la Misericordia, de la iglesia parroquial de San Marcos, para Ias procesiones que efectuaba el Jueves Santo, por lo que los frailes, para dar cumplimiento a ello, se obligaban a entregar la imagen al mayordomo de la Hermandad todos los años por esa fecha de la Se-mana Santa; en caso de marcharse de Icod los frailes, la propiedad sería en su totalidad de la Hermandad de la Misericordia l. Esta solu-ción debió crear dificultades entre las dos instituciones religiosas; es cierto que posteriormente la Hermandad adquirió un Cristo de buena talla, que aún está en San Marcos y renunciarían a su derecho :obre el de los Agustinos. Aquel Cristo primitivo servía en la iglesia de San Agustín para hacer las solemnidades del Viernes Santo y estuvo allí hasta que se clausuró el convento en el siglo pasado, en que se llevó a San Marcos, donde desde hace muchos años recibe culto como Señor Difunto. Otro Cristo mode!ad~ en paste de cafiz de m& recibe cijlto en !a iglesia de los Remedios, en Los Llanos de Aridane, en La Palma. Es posible que date igualmente del siglo XVI, ya que su factura es muy semejante a la de los Cristos de Telde y Garachico, de marcado acento renacentista. Hasta las primeras décadas del siglo pasado perteneció al conv- -e nto de Dominicos en Santa Cruz de La Palma Ya dentro dei sigio XVII, tenemos en la iglesia parroquial de Sanra Ursula (Tenerife) (fig. 4), la imagen de la Virgen del Rosario, que con varios objetos de plata había sido remitida hacia 1626 por el capitán Amador Pérez, desde Indias, según se hace constar en e1 Libro 1 de Fábrica, pero sin que se haga precisión del lugar determinado en que sería comprada '. Esta imagen era una preciosa talla completamente do-rada, pero se tuvo el mal acuerdo de cortarle los pliegues para transfor-marla en imagen de vestir en telas naturales, como está hoy 'O, pero así y todo es realmente espléndida la belleza candorosa de su rostro, lo mismo que la buena solución del Niño, con gesto de mostrarnos el rostro de su Madre. En la iglesia de la Coiicep&i de La Laguria, a u11 !a& de! retablo pintado, en la capilla de Animas, está un San Antonio Abad, muy an- 7. Archivo cit., leg. 2.489, f. 3Mhr. 8. Fue trasladado a Los Llanos de Aridane, después de la Desamortización, por la familia Khbana. con el deseo de colocar este Cristo en un Calvario aue nunca se llegó -- , ~- a construir, por lo que permaneció en esta familia hasta los prim-wos años de este siglo. 9. Archivo parroquia1 de Santa Ursula, Libro I de Fábrica, f. 42. 10. PWRO TARQUISR O D R ~ G UR~iq:ue za artística de los templos de Tenerife, su his-toria y fiestas, Santa Cruz de Tenenfe, 1966 y 1967, p. 130. Fip. 2.-Cristci ( 1 ~I;I hlisericordia. 1~lciin dc Santa ~ \ n a . Garachico. Fig. 6.- La Virgen dc la\ :\ngiis:ins Catedral de La Laguna. Fiw. 10.-San José. Iglesia de Santa Catalina, Tacoronte. Fig. 13.-San Pcdro. Id. Fig. P.--E! Sefior Pi Iglesia de Santa Ana, 'CSO. Garachico. Fig. Ih.-San Francisco dc Asis. Iglesia de San Pedro de r\lc:ínrar.i, Santa Crin de Teneritc.. tiguo, con el policromado alterado por un mal repinte posterior; es más o menos de un metro de alto, escultura completa, mucha fron-talidad, todo dentro de un carácter algo popular. Es bastante posible que sea el San Antonio Abad que fue colocado en esta iglesia, el cual había sido traído de Indias por Matías Delgado, hacia 1674, año en que con motivo de tal donación a este templo, quedó fundada la Her-mandad de este santo, con constituciones que vinieron a quedar apro-badas en 24 de mayo de 1755 ". También, al parecer, es del siglo x v r I la bella imagen de Nuestra Sefiora del Rosario (fig. 5), que preside al retablo mayor de la iglesia parroquial de la Villa de Agüimes. Es de tamaño natural y aparece adornada con telas naturales. Tanto el tallado de la Virgen, como el del Niño, es muy esmerado. Por su aspecto de esa belleza serena se llegó a decir que era una obra del escultor Fernando Estévez, pero existen datos muy concretos de su procedencia americana. El hijo de esta pc-blación don Juan Fernández Vélez, deán de Oaxaca, en Méjico, la re-mitió desde Puebla de los Angeles, para el convento de Dominicos de Agüimes, dato que ai parecer consta junto a su partida de nacimiento en el archivo parroquial 12. La imagen pudo ser salvada del incendio que se declaró en el convento, en el año 1887, por cuyo motivo fue trasladada a la iglesia parroquial 13. La aportación más numerosa de esculturas americanas corresponde al siglo XVIII, a causa del gran incremento comercial y de emigración. Las dos primeras obras que tenemos documentadas se encuentran en la catedral de La Laguna. Una es la Dolorosa (fig. 6), de tamaño natural y de vestir. De gran belleza, lleva la cabeza levantada y mira a lo alto. Fue traída de Méjico y donada en 1715 l4 a la Confraternidad de los Capellanes de la iglesia de los Remedios, por don Bartolomé de Mesa y Lugo 15. Hoy recibe culto en el mismo retablo del Señor de la Co-lumna. La otra imagen, que junto a esta Dolorosa y por el mismo do-nante se entregó a aquella confraternidad, es el San Judas Tadeo '' 11. ALEJANDRCOIO RANESCLUa: Laguna. Guía histdrica y monumentaI, La ,Laguna. 1965, p. 37. Es de señaIar que el autor en la página 54. al referirse a San Antonio Abad. de la capilla de Animas, afirma que es de procedencia desconocida, pero no hay mo-tivo para no pensar que sea el mismo que vino de América. 12. SANTIAGTOW ERAY DE QUESADAL:O S grandes escultores. Estudio histdrico-critico-biográfico de don JosC Lujdn Pdrez, Madrid. 1914, pp. 142-143; SEBARTIAPNA RER:< La Se-ñora del Sur*, en La Villa de Agüimes y la Señora del Sur, de ORLANDHOE RNANDEZ MART~NL, as Palmas de Gran Canaria, 1959, pp. 39 y 40. 13. ORLANDHOE RNANDEMZ ART~No:p . cit., pp. 44-48. 14. Estuvo durante mucho tiempo en el mismo retablo del Cristo de los Remedios (José RODR~GUMEOZU REG: uía histdrica de La Laguna (La Laguna), 1935, p. 41). i5. Hi parecer sustituyó a otra üoiorosa que pertenecía ai patronato cie Franchi Alfaro; en el siglo X ~ I I e staba en ese retablo (ALEJANDRCOIO RANESCoUp:. cit., p. 87). (figura 7) que hoy se guarda en el Seminario Diocesano de Tenerife (La Laguna). Mide 95 cm. y es talla completa y estofada. La cabeza está labrada con cuidado y la túnica y ixanto con recogidos no caren-tes de gracia; la escultura, por detrás, presenta unos pliegues más an-guloso~ y menos estudiados. La mano derecha la lleva adelantada, para sostener una alabarda que ha desaparecido. Se levanta sobre peana rec-tangular moldurada y relieves vegetales. Perteneció a la catedral hasta los primeros años de este siglo l7 y estaba en el mismo retablo que la Dolorosa. Había recibido grandes repintes y otros deterioros, por lo que fue sometida a una restauración, en 1973, por Pilar Leal Noguera y Julio Moisés, en Santa Cruz de Tenerife ". Entre los años 1726 a 1732 llegó a Icod un Santo Domingo de Guzmán, que es el que hoy está en la ermita de Nuestra Señora del Amparo. Es de vestir, cabeza bien tallada y mide, aproximadamente, un metro de alto. Fue propiedad del alférez Pablo Perdomo de Be-thencourt, que había embarcado para Campeche, a principios del año 1726. Se sabe que la imagen procede de Indias por la rolicitud que e:ecíuarori sus suegros) Marcvs pCirz Ro&igurz y Aria ~oiii~iiguez, para que los frailes franciscanos de Icod les concedieran autorización para hacerle un retablo en la iglesia del convento, lo cual se llevó a efecto y se instaló próximo al de San Antonio lg. En el año 1774 doña Bernarda Isabel Pérez Domínguez pidió a los frailes que se le permi-tiera trasladar este santo a la capilla de los Dolores, en este mismo convento. Allí se le siguieron celebrando sus fiestas, hasta que en 1778 los fundadores le regalaron a la ermita del Amparo, por haber adqui-rido un Santo Domingo de mayor tamaño, traído de La Habana, del que hablaremos luego El Cristo Rescatado, de Icod (fig. 8), más conocido por el Cristo del Calvario, que actualmente se venera en la ermita de Nuestra Se-ñora de los Afligidos, en el Calvario de esta ciudad, es de tamaño algo menor que el natural. Presenta ciertas desproporciones en las 16. Op. cit., p. 87. 17. Rodriguez Moure hace referencia a esta escultura al describir la iglesia (op. cit.. pagina 41). 18. Figura con el niim. 4 en el catálogo de Exposición restauraciones en Teiieri-f e 1973, por RAFAELD ELGAD[OS anta Cruz de Tenerife, 19731, p. [l], en el Círculo de &Alas Artes de Tenerife. 19. Pablo Perdomo de Bethencourt efectuó diversos viajes a América: el de Campe-c- he- , ~en-- ~ 17 26. a La Habana., desAu ués de 1731. v el de Venezuela. donde ~ermanecióv arios . . años en ~ai-acas.E stuvo casado con doña Lucía Pérez ~ o&i n ~ u e zi a, cual ya viuda fundó el retablo de San José en el convento agustino de Icod (EDUARDEOS PINOSDAE 1.0s ~ ' ~ONTEYR OMSO AS: «La imagen de Santo Domingo de Guzmán que trajo de Indias el alferez Pablo Perdomo Bethencourtx, en El Día, 11 de septiembre de 1977). El Día, 10 de septiembre de 1953. 20. Id.; DOMINGOM aRrf~Ez DE LA PERA: «Crónica de Icod. La ermita del Amparo,,, El Dia, 10 de septiembre de 1953. piernas respecto al tronco, lo cual es extraño, ya que en general parece de buena mano. Las caderas aparecen envueltas en paño de tela na-tural, tal vez producto de una reforma posterior. Se conserva la poli-cromía original. La cabeza es muy expresiva, insistiendo el autor en el aspecto dramático, al presentar un rostro muy dolorido, con el acento patético de la boca y ojos entreabiertos, algo muy distinto a los Cris-tos mejicanos del siglo XVI, caracterizados por su serenidad. Esta ima-gen llegó a Icod el 16 de enero de 1730, remitida desde La Habana por Marcos Francisco Padrónz1, y fue colocada en la capilla de los Dolores en la iglesia de San Marcos. En el año 1870 el Cristo Resca-tado se trasladó a la ermita del Calvario y desde aquel año se vienen celebrando en su honor las fiestas mayores de Icod. Apartándonos en cierto modo de este conjunto de imágenes con un carácter procesional, vamos a ocuparnos de un importantísimo con-junto escultórico, ejemplar único en Canarias, que es el «Retablo de Montemayor», que actualmente se conserva en la sacristía de la igle-sia de T\Tuesaíi Cefiora de !I Peñe de Franciíi, en E! Puerto de ! Cmz, que por tradición se tiene por obra americana. De 103 cm. de alto2', no tiene el aspecto de maqueta de un retablo de mayor tamaño, por el terminado minucioso de cada uno de los elementos y la misma colo-cación del conjunto de figuras. Puesto que este retablo estuvo en el convento de monjas de clausura de Santa Catalina, nos recuerda los que, a manera de juguete, se conservan en algunos conventos de estas características, para que niñas ingresadas allí hicieran sus oracion-S, tai como los que pueden verse en el monasterio de las Descalz~,R~e a-les de Madrid, en que se guardan varios retablitos parecidos a éste, ejecutados con gran primor. El retablo fue entregado al convento dd Puerto de la Cruz por don Juan de Montemayor, que dejó allí fundn-do, por su testamento, el altar de la Santísima Pasión y ordenó que se construyera sepulcro para su familia en la iglesiaz3. Este personaje ha-bía nacido en Sevilla; en El Puerto de la Cruz tuvo el cargo de alma-jarife de la Real Aduana. Falleció en 1743, de forma que el retablito debe zer anterior a este año. Con un estilo barroco avanzado, como corresponde a la primer-mitad del siglo XVIII, está constituido por tres cuerpos superpuestos, que van disminuyendo de anchura hacia lo alto, al reducirse de forma 21. EDEIRDOE SPINOSAD E LOS MONTEROSY MOAS: *Noticias de la imagen de la Vir-gen de la O., en El Día, 27 de marzo de 1975. 22. Ha sido detenidamente descrito por Alfonso TRUJILLOR ODR~CUEELl : retablo ba-rroco en Canarias, vol. 1 (Santa Cruz de Tenerife), 1977, pp. 184-187. 23. FRINCISCOF ERNANDEZD E BETHENCOURTN:o biliario de Canarias, vol. 111, La La-guna de Tenerife, 1959, p. 413. gradual el número de columnillas que separan las calles. Su forma es achaflanada, con proyección de sus lados hacia adelante. Como com-posición arquitectónica, es de gran armonía. Las columnas son de fuste liso, pero envuelto por gajos de rosal o laurel; los capiteles aparecen adornados por cabezsls de querubes y volutas; los nichos, cubiertos p r conchas. La riqueza general de la obra viene dada por la profusión de pequeños adornos vegetales, carteIas con inscripciones, cabezas de querubes, distribuidos por los IateraIes o por los entablamentos, de forma simétrica, si bien es de lamentar la desaparición de varios de estos adornos. Por últho, el conjunto de dieciocho figuritas es lo más llamativo por su notable ejecución: en el cuerpo bajo, en ei nicho principal, está el Hecce Homo, en pie, y en los espacios de los lados, los cuatro evangelistas; en el cuerpo siguiente, San Juan Bautista, dos santas mártires y Elías y Moisés, y, en el ático, Cristo Resucitado y las alegorías de la Fe y la Caridad, para ser coronado el conjunto por las figuras sedentes de Dios Padre, Cristo en Gloria y el Espíritu Santo y tres ángeles en las partes más altas. La movilidad de los cuer-pos y ropajes y la profusión de adornos aportan a1 conjunto una gracia realmente exquisita. Sobre la tradición de su traída de América, el primero que recoge la noticia fue Alvarez Rixo, que al ocuparse de aquel convento, sobre el «Retablo de Montemayor* anota «que dicen es obra americana», pero añade que personalmente no la tenía por tal a pesar de que de América hubiese venido. Esta afirmación la haría tal vez llevándose del estilo de la obra, que le parecería más dentro de las líneas de un arte europeo24. El retablo permaneci6 en el convento hasta el año 1925, en que fue saIvado del incendio que destruyó el edificio 25. En 1964, el escultor de La Orotava, Ezequiel de León, efectuó ciertas re-paraciones en la obra ''. La Virgen de las Angustias (fig. 9), de la ermita de su nombre, en Icod, es tal vez una de las más bellas esculturas que nos llegaron de América. Mide, aproximadamente, un metro de alto y está preparada para recibir vestidos naturales. La delicadeza del tallado de cabeza y manos. lo mismo que su expresión de dolor alcanzan unos niveles ar-tísticos bien altos. Es de destacar, además de la pulcritud del modelado del rostro, el esmero para hacer el cabello, en forma de cuidadoso pei-nado, recogido hacia la nuca mediante un amplio moño formado por 24. JosÉ AGUST~XAL VARU RIXO:A nales de2 Puerto de la Cruz de La Orotava, 1701-1850, obrzi inédita, s z pudrr Se !es fimi!iirec de! autor, 25. D I M~. G u~cou COSTA:E l Puerro de la CTUZy los Iriarte (Santa C m d e Te-nerife), 194.5, p. 40. una trenza y todo prendido por una cinta roja entrelazada por el pei-nado, que pudiera sugerir modas de las mujeres criollas del virreinato de Méjico, puesto que de allí procede. Sobre su origen tenemos los siguientes datos: al final de la calle de los Molinos, que es la que baja próxima al célebre Drago, el capitán don Marcos de Torres po-seía una hacienda denominada «Molino Nuevo» (por el molino de agua que allí se había construido), donde levantó una casa, que poco después desapareció en un incendio, en el que pereció su esposa. Es tradiciin en Icod el haberse podido salvar milagrosamente la Virgen de las An-gustias, que se guardaba allí. Don Marcos de Torres pronto edificó nueva casa en el micmo lugar ", y junto a ella fundó a manera de ora-torio la ermita que hoy existe, para dedicarla a dicha devoción. Este rico acendado amasó gran parte de su fortuna con negocios que mzn-tenía con Méjico; él mismo con tal finalidad efectuó varios viajes. De regreso de uno de ellos trajo esta preciosa escultura, hacia el año 1774 2s. La ermita conserva aún recuerdos valiosos de origen ameri-rnnn- L.an +,r+:mr\,;A ,-la nrr.iellnr rm-eernr or e l nnnrmn ro;món A;rn LUIIV, uucu CC- L I L I IAIVI I IV UC- a y u ~ u a aL i n p L o a a LO L.L ~ i ~ v r r i i cu.z ui r r cul u r u b cado que pende del artesonado, como un trofeo dedicado a la Virgen, posiblemente traido a Icod por los propietarios de la ermita. Una imagen de San José con el Niño (fig. 10) y tamaño algo in-ferior al natural y talla completa, estofada, es la que está en la iglesia de Santa Catalina de Tacoronte (Tenerife), que se puede catalogar dentro de un barroco avanzado. Si bien no tenemos un documento concreto que lo asegure, esta bella escultura podría situarse dentro del arte americano, por su aspecto y por particulares circunstancias res-pecto al donante. Se encuentra en la capilla de su nombre, en un reta-blo de marcado estilo rococó, mandado a construir por don José Es-pinosa, natural de Tacoronte y vecino de Santa Cruz de Tenerife, c1 cual colocó allí el cuadro de la Virgen de1 Patrocinio y regaló para el retablo esta escultura de San José, a más de otros objetos para el a d ~ r - no de la iglesia, entre los que se encontraba un bellísimo cuadro de la Virgen de Guadalupe, la Patrona de Méjico, que se puso en esta capilla, donde ha permanecido haeta hoy. La presencia de esta última --- -- 26. ALFONSOTR uJXLLO RODR~GUE~Z:p .ci t. 27. Esta segunda casa fue derribada a principios de este siglo; solamente se con-servan unos muros almenados exteriores. 28. Así lo declara su hermano don Domingo de Torres, en escritura de imposición de misa cantada en el Viernes de Dolores, en su ermita, otorgada en Icod, el 2 de octubre de 1751 (Archivo parroquia! de San Marcos de Icod, Protocolo 4.0, instrum. nú-mero 96, f. 169). 29. FRANCISCMOA RT~NEDZE FUENTESo: p. cit. -7.0 - . n-tm w- - A--- t -n -a - c-n -h -r -e e-Aita y !a &-goCi& a !E \Iirben Ge las verse en EME~ERIGOU TI~~RRLE~ZP EZ:H istoria de la Ciudad de Icod de los Vinos, La Laguna de Tenerife, 1941, p. 119, en notas del editor; A m a D E LORENZO-CACERaELSa: er-mita de las Angustias., en El Día, 18 de septiembre de 1948. devoción mariana nos hace sospechar vincuIaciones de don Tosé Es-pinosa con tierras de América 31. Según inscripción que figura en e1 cuadro que corona el retablo, la donación se efectuó en el año 1750 32. Este San José corersponde a una corriente de estilo rococó y su caracte-rística más sobresaliente es el pronunciado rovimiento del cuerpo y vestimentas, en una dirección distinta a la de la cabeza v con una sen-sación de estar cayendo de rodillas. Hace algunos años fue retocada su pintura por el artista sevillano Ribera, que había sido contratado en este pueblo para otros trabajos de restauración 33. Muy esmerada es Ia talla de San Francisco de Asís (fig. 11), de la iglesia de Santa Ana de Garachico. La imagen perteneció al convento de Franciscanos de dicha localidad. Se sabe que en 1768, siendo Guar-dián José Jerónimo Perdigón, se coIocó allí esta imagen, que había traído de La Habana el Iltmo. don Tosé de Silva 34. E1 cuerpo presen-ta una pierna ligeramente flexionada y está cubierto por una túnica toda tallada y estofada, de gran belleza. Con una mano sostiene un Cristo v con la otra un libro; la cabeza ladeada, dirigiendo una mi-rada muy penetrante y expresiva, de arrobamiento, hacia la cruz. Es de mucha fuerza dramática y, en general, coincide iconográficamente con estas representaciones de San Francisco que se venían sucediendo desde el siglo anterior. En esta misma iglesia de Santa Ana de Garachico tenemos otras dos esculturas americanas: el Señor Preso y San Pedro (figs. 12 y 13). Desde el siglo XVII ya había allí Cofradía de San Pedro, integrada por eclesiásticos que, como en otros pueblos, iba encaminada a promover el culto de este santo y tenía a su cargo la función «de las lágrimas*. en el Martes Santo. Desde e1 año 1644 se hace mención de esta co-fradía en el Libro 1 de la Hermandad del Santísimo, f. 464 v. Como imágenes titulares tenían las dos referidas, que vinieron a sustituir a otras dos más antiguas, tal vez talladas por artistas locales. Estas nuevas esculturas fueron traídas de América en el año 1771: el Señor, costeado por don Jo4 Antonio de Silva, y San Pedro. por el pres-bítero don Luis de Paiba 35. Este Tosé Antonio de Silva debe ser ~1 mismo que por esos año< había adquirido en La Habana el San Fran-cisco, por lo que sería bastante posible que estas otras dos obras hu- 31. Archivo parroquia1 de Santa Catalina de Tacoronte, Libro de Relaciones, f . 526. 32. SERCIQ F. BONNET SUAREZ: *Tacoronte y sus templos~, en El Museo Canario, número 11, julio-septiembre, 1944, pp. 5-45. 33. PEDROT ARQUISR ODR~GUERZiq: ueza artística ..., p. 139. 34. FRAYD IECOD E INCII~URBYE A LDAPE: Noticias sobre los Provinciales Franciscanos :¿(: Cañaiiüj, Ld '-g~liz, .IP C-L--L-C:Ic -I IC, :i%,p . 250; p~nguT ZP-QVX?~I D%~~CFAI%Zti:,o iif&dr,c de Garachico. Santa Cruz de Tenerife, 1974. p. 116. 35. FRANCISCOM ART~KEDEZ FUEWTE.S o: p. cit. bieran salido también de talleres cubanos. En efecto, el tratamiento del rostro del Señor parece recordar algo al de San Francisco. Tanto el Señor Preso como San Pedro son de vestir, tamaño natural y ambas de buena calidad, ajustándose a las características iconográficas de terra: el Señor en pie, maniatado; San Pedro, arrodillado, con las manos plegadas corespondiéndose a la expresión de llanto y súplica. En am-bas el autor cuida el tallado del cabello. Así como los datos sobre otras esculturas venidas de América re-sultan muy escuetos, por el contrario, tenemos muchos pormenores de cómo fue adquirido el valioso grupo de la Piedad (fig. 14), que con el tftulo de Nuestra Señora de los Dolores recibe culto en la ermita situada en Lodero, en El Hoyo de Mazo, de la isla de La Palma. Desde el siglo XVI fue grande la devoción aquí a la Virgen de la So-ledad con el Cristo en los brazos, y de ello son buen testimonio títulos de iglesias y conventos, Io mismo que imágenes de gran valor artístico. La iglesia de los Dolores de Lodero había sido edificada por el pres- 1 , oiEero don Francisco de Aquino Femández Riveroi, en una hacienda de su propiedad, y vino a ser bendecida el año 1761. Para presidir la ermita se colocó una pintura con este tema mariano, que luego sería sustituido por el grupo escultórico americano. Su origen fue el si-guiente. El referido sacerdote, en calidad de capellán, embarcó para el puerto de La Guaira, en la fragata «Paloma isleña», en 1770. En aque-lla localidad tuvo oportunidad de entrevistarce con su paisano don Juan Méndez, que a su vez preparaba viaje a Veracruz, y aprovechó para encargarle una escultura de la Virgen de Dolores para su ermita. Debería llevarla a La Guaira o personalmente a Canarias. Al no encon-trar lo que deseaba en Veracruz, dicho Juan Méndez se decidió enrar-garla a Méjico, de donde le fue remitida por precio de trescientos se-senta reales. De regreso a Canarias, según lo prometido, Méndez llevó consigo la imagen, en viaje ilustrado con varios episodios relaciona-dos con esta Virgen, a los que se les dio explicación sobrenatural 36. Sentada al pie de la cruz, es de tamaño menor que e1 natural, con el cuerpo de Cristo sobre las rodillas. Tanto el tallado del Señor, como lA x7:*-*- -T.-- r n v t l g c r s , ~ V I X n i u y LVIICLLVS. De talla completa y estofada es la interesante escultura de San Jo:é con el Niño en los brazos, de la iglesia de San Juan de La Oro-tava. A su costa lo trajo de La Habana el presbítero don Rafael Anto-nio de Acosta Osorio, según declara en su testamento ante Cayetano 36. ALBERTC-JoseF ERNANDEGZ ~ R c ~ AH:o y, festividad de la Virgen de los Dolores en El Hoyo de Mazo. Historia de la devoción de Nuestra Seiloia de dicha advocación, en Diario de Avisos (Santa Cruz de La Palma), 15 de septiembre de 1971. Lorenzo Núñez, escribano público de La Orotava, en 29 de marzo de 1773 37. El barroquismo de esta obra queda bien patente en el revuelo de la túnica y manto. Icod conserva en sus iglesias diversos objetos e imágenes de pro-cedencia americana, de lo que ya hemos citado algunas. Otra más es el Gran Poder de Dios (fig. 15) que está en una capilla de la iglesia de San Marcos, pero que primero recibió culto en la iglesia del con-vento de los Agustinos de esta ciudad. Es imagen de vestir, de tamaño natural y cabeza preparada para recubrirla con peluca. Iconográficamen-te se nos muestra a Cristo en prisión. sentado y con la cabeza incli-nada, apoyada en la mano, en actitud de triste meditación; realmente es una variante del tema del Señor de la Humildad y Paciencia del siglo anterior, que redtaba de un dramatismo más crudo, por estar representado e1 momento de Cristo esperar a ser clavado en la cruz. Esta imagen de Icod se conserva en perfectas condiciones, con su po-licromado auténtico. El tallado del rostro es delicado y no desdice ese ~fectismod e telas naturales " peluca. que responde a un tipo de piedad pronio de la segunda mitad del siglo xxrrr. Sobre su origen, fue adqui-rida en América por don Domingo Hernández Brito, vecino de Icod, con motivo de un viaje que había efectuado. Su esposa, doña Nicolasa Pantaleón declara en una escritura pública que había costado «su he-chure bastantes reales* =, testimonio para poder constatar que va des-de entonces se tenía por una obra estimable 39. El San Francisco de Asís del retablo mayor de la iglesia del con-vento de San Pedro de Alcántara, de Francixanos. de Santa Cruz de Tenerife (fig. 16), por su fecha, aspecto v origen, convendría ponerlo en relación con el mismo santo de la iglesia de Santa Ana de Gara-chico. Es de tamaño natural, de vestir; tiene un Cristo en la mano de-recha, al que mira con expresión dolorida. Desde un punto de vista iconográfico tiene una variante, que es la de llevar el libro abierto con una ~equeña iglesía, atributos que se ven más corrientemente en San-to Domingo de Guzmán o San Apustín. La cabeza está tallada con 37. Archivo parroquia1 de San Juan Bautista be ¿a Grohva, ~rorocüios, lib. 1, fo-lio 647. 38. Escritura ante don Juan José Sopranis, escribano público de Icod, en 28 de mayo de 1786 (Archivo Histórico Nacional, Convento de San Agustín, Clero 1775). 39. El Gran Poder de Dios recibió culto primeramente y de forma provisionai en 1ü capilla de San Juan Evangelista, en la iglesia de San Agustin, con intención de ha-cerle capilla y altar propios, cosa que nunca IIeg6 a efectuarse. Cuando Fue clausurado el convento, se temió por la suerte de las imágenes más veneradas, por 10 que los mismos frailes, antes de abandonar aquella institución, las pusieron con sus alhajas bajo la custodia de vanas famiiias, en sus casas, be íüma qüs el Gran Pader de Eics fue llevado a la de Torres, cuyo patronato lo vino a poseer por el matrimonio de doña blaria de Gracia Brito y Pantaleón con don Cristóbal de Torres Alayón. mucha maestría y las manos son un verdadero alarde de estudio ana-tómico. Este San Francisco fue remitido desde La Habana, hacia 1775, por el P. Flores, que pertenecía a la Orden y tendría vinculaciones con este convento de Santa Cruz. Al mismo tiempo mandó a los frailes una cantidad de dinero para que compraran los vestidos de la imagen 40. Este santo vino a sustituir a otro San Francisco que estaba en la igfe-ria desde 1708 aproximadamente, según se declaraba en el Capítulo de 25 de agosto de dicho año 41. En la ermita de San Roque de Garachico, sobre la puerta de la sacristía, hay una Virgen de las Mercedes (fig. 17), de vestir, no muy grande, colocada en esta ermita, en 1784, por don Francisco Martínez de Fuentes, piloto de la Carrera de Indias, Ia cual había encargado a sus expensas en la ciudad de Mérida, en Yucatán. Tal imagen sustitu-yó a otra más antigua que tuvo en la ermita altar propio, fundado en 1610 por Agueda Funes, viuda de Luis Sánchez Rojas, según instru-mento de dotación ante Gaspar Delgadillo, en ese año, folio 191 4a. En la iglesia de San Juan de La Rambla (Tenerife), esíá Ía Viigeri de la Concepción, de vestir, donada por don Manuel Alonso del Cas-tillo, casado con doña Rita Oramas. Según propia declaración, este matrimonio edificó la capilla e instaló retablo para dicha imagen, todo lo cual le costó unos tres mil pesos ". La capilla ya estaba en cons-trucción en el año 1789, que :e deduce de una licencia dada para po-der llevar madera para la obra 44, por lo que hay que pensar que por entonces ya estaría la imagen en este pueblo. Fue traída de Méjico. Contó con mucha devoción y pronto tuvo cofradía propia. La imagen de Santo Domingo de Guzmán, de Ia capilla de los Dolores, en el convento de San Francisco de Icod, es una buena es-cultura, de taller de La Habana. Un poco menor que el tamaño natu-ral y de vestir, el santo se representa con mirada dirigida a lo alto, boca entreabierta, dando a entender fuerte tensión anímica por el es-tado de arrobamiento, si bien dentro de un marcado acento declara-torio. Se encuentra en un retablo del lado norte de la capilla, donde 40. Se hace constar en la visita a1 convento, en 23 de julio de 1775, por el P. Fran-cisco de Santo Domingo Neda, Comisario Visitador y Provincial (P. FRAY DIECO D6 IN-CHAURBYE AIDAPEo:p . cit., p. 269. 41. Idem, p. 94. 42. FRANCISCMO A R ~ N EDEZ F UENTES:o p. czt. 43. Archivo parroquia1 de San Juan de La Rambla, Cuaderno de cláusulas piadosas, cláusula de don Manuel Alonso del Castillo. 44. LEOPOLDF~ LA ROSAY OLNERA: Catálogo del Archivo Municipal de La Laguna, en Revista de Historia, núm. 89, 1950, pp. 66-81 (referencia en la p. 70). 45. Archivo parroquia] de San Juan de La Rambla, Libro de la Cofradía de la Con-cepcidn, f. 1. fue colocada por su patrona doña Bernarda Isabel Pérez Domínguez, que la había hecho traer de La Habana, en el año 1791. Primero y durante muy poco tiempo estuvo en el retablo mayor de la iglesia del convento 46. Su ertilo coincide fiotablemente con las esculturas de San Francisco. también de La Habana, de los conventos franciscanos de Garachico y Santa Cruz de Tenerife. Como todos estos conventos canarios mantenían entre ellos muchas relaciones, sería posible supo-ner que en La Habana tendrían algún mediador que les proporcionaría estas imágenes, tal vez de un mismo taller. Por otro lado es de seña-lar que esta familia fundadora de la capilla mantenía negocios impor-tantes con América, origen de notable fortuna. La Piedad de la iglesia de la Concepción de Santa Cruz de Tene-rife (fig. 18), grupo formado por una Dolorosa de vestir con el Cristo en los brazos, se conserva en una urna de cristal en la sacristía de esta iglesia. El rostro de la Virgen tiene un tallado cuidadoyo, si bien hay más esmero en el modelado del cuerpo del Seiíor Procede de La Hri-b- a na, de donde fue traída, hacia e1 año 1796, por don Cristóbal García. Yermanecio en poder de su famiiia hasta ei año 1887, en que su pro-pietario, el presbítero don Lorenzo Noda j 7 García, biznieto de dicho don Cristóbal García, la vendió, por trescientas Desetes, a don Matías Alvare7 de la Fuente, que la donó a la iglesia de 12 Concepción, para ser colocada en la capilla del Rosario, donde se le dio culto durante mucho tiempo 47. Dos imágenes que sin duda proceden de un buen taller son el San Giaés (fig. 19) y la Virgen del Rowrio ífig 201, del retablo mayor de la iglesia de San Ginés, en Arrecife de Lanzarote. Ambas son de un temaño algo menor que el natural y son obras de gran ~ulcritud tanto en su tallado como en po!icromado y estofado. Presentan un esquema romboidal, marcado por los recogidos epl la cintura de !a capa pluvial y el manto, respectivamente Fueron troídas de La Habana v don~das a rsta oarroqiiia por e! capitán don Ginés de Cactro 48 S F G~in és tiene 46. La devoción - a Santo Domingo por parte de doña Bernarda Isabel Perez Do-niínguez y de su hijo don Fernando Hurtado de Mendoza, tuvo su origen en la festi-vidad impuesta a este santo en el convento por el bisabuelo de don Fernando, Marcos DA..-.. 7 - ....Y-- x *. i<;isL. La iiiinsrii qur se cvivcu yiiiii=iniiibiiLG en :a iglesia dc San Francisco es la que ahora está en la ermita de Nuestra Señora del Amparo, de pequeño tamaño v donada a este santuario por la referida Familia, al tiempo de adquirir en La Hahana el nuevo Santo Domingo (Dovrxco MXRT~XEDZE LA PECA: LOS l e n~p l o sd e Icod, inédito). 47. ~ [ E B A S T IP~A]D RÓS ACCSTA:E sculturas de la Part'oqilia Motriz de Santa ~ r r r z rle Tenerife, en La Tarde (Santa Cruz de Tencife). ZS de agosto de 1943; Jciem: Fs-ccdt~ iras de la Santisirna Virgen en la parroquia de Nuestra Selzora de la Concepc~óv [de Santa Crw de Tenerife], en Criterio (Organo de !a Juventud Católica & la parro-quia...), núm. 73, 19 de septiembre de 1913. 48. Istes :'.ates constan en e! Libro de Inventario de! archirv~ parroqliia! de !a iglesia de San Ginés. y me fueron amablemente facilitados por la señorita Dolores Gon-zalez Borges. un planteamiento magestuoso, la cabeza en posición frontal y el rostro muy severo; empuña el báculo con la mano derecha, llevando en la otra un libro, que apoya en la cintura. Todos los plegados son muy ampulosos y de líneas armónicas, dentro de un fuerte acento barroco. La Virgen del Rosario hace pareja con este santo en tamaño y estilo. El cuerpo algo más curvado y se levanta sobre un basamento de nubes y querubes y un pedestal curvilíneo, muy propio de la imaginería de las últimas décadas del siglo XVIII. La Virgen es de rostro muy bello, severo, lo mismo que el Niño, el cual resulta de escala algo inferior. Resulta el recogido del manto más ampuloso, pero elaborado con nota-ble virtuosismo y expresividad. La otra imagen de Lanzarote que se tiene como venida de La Habana es el San Bartolomé (fig. 21), titular de la iglesia del pueblo del mismo nombre. Tal vez es posterior a las dos esculturas que he-mos citado de Arrecife, es decir, ya dentro del siglo XIX 49. Nos re-cuerda al San Ginés en la colocación de la mano derecha llevando el cuchillo y en la forma de apoyar el lihro en la cintiira, pero difiere en una mayor torsión del cuerpo y la cabeza inclinada mirando a lo alto con gran dramatismo. Es más mesurada la organización del manto y la túnica, sin tanto recargamiento como vimos en las dos anteriores. Otra obra americana conocida dentro del siglo XIX, es el Cristo que se ha denominado «de las Antillas*. que se venera en la iglesia de Santiago de los Caballeros, de Gáldar (Gran Canaria) (fig. 22), en cuya cruz, en su parte baja, presenta una inscripción con el nombre del donante, don Juan de Vega, y el ano, 1826: Esta escultura es de tamaño natural y se encuentra instalada en una de las capillas latera-les, componiendo un calvario con las imágenes de la Virgen y San Juan. De corte marcadamente neoclásico, el cuerpo del Señor está con-cebido de forma elegante, algo alargado, con cuidadoso estudio anató-mico, y la cabeza inclinada al iado derecho. Se ha huido de todo pa-tetismo y el rostro muestra una gran serenidad, lo mismo que se ha evitado presentar un cuerpo muy herido; el paño que envuelve las caderas, si bien tiene una disposición de marcada ascendencia barroca, :e han evitado ampulo.sidades en la forma de anudarlo, para colocar unos pliegues de forma ordenada. Por esa misma paz que emana, al-guna vez se ha confundido con el estilo de Luján Pérez. La titulación de «Cristo de las Antillas» es un poco imprecisa, ya que es nombre 49. Al parecer existen datos en el archivo parroquia1 sobre la procedencia ameri-cana de San Bartolomé, pero por ahora no he podido comprobarlo. También se habla como t!-aício de La Habana el Cristo que está en lo alto del retablo mayor, igualmente de buena hctura. recogido entre ancianos de la localidad; también es de tradición oral que vino de Cuba. Las noticias sobre el Cristo que obran en el archivo parroquia1 son muy reducidas. Así, en el inventario efectuado por el mayordomo de fábrica de ecta iglesia, don Diego Pineda, de fecha 19 de diciembre de 1821 (cuando aún no se habían concluido las obras en el nuevo edificio, que terminaron en 1824), al tratar de las imá-genes, cita en primer lugar un Cristo crucificado en el altar mayor, bajo un dosel, pero al margen y en anotación posterior se aclara que hay otro nuevo en aquel sitio, donado por don Juan de Vega, en 1826. Es decir, que el «Cristo de las Antillas* vendría a ocupar aquel sitio preferente y el otro Cristo más antiguo se retiró a la sacristía. Esto lo viene a corroborar otro inventario posterior, de 1830, del mayordomo Pedro González, en que además se dice que el Cristo había costado a don Juan de Vega cuatrocientos pesos, solamente la efigie, ya que el valor de la cruz, en caoba, entraría aparte. Al hacerse arreglos en la capilla mayor, con la instalación del tabernáculo que está hoy, se puso por coronamiento a aquel Cristo antiguo, con lo que el de «las An-tiiias » pasó a ocupar uno de íos retablos iateraies ". Tenemos noticias de un Cristo que habia traído del Perú el pre-bendado don Antonio Pereyra Pacheco, que regaló a la Catedral de La Laguna, hacia 1833 51. Esta obra no me ha ?ido posible identifi-carla. Según afirmación de Alvarez Rixo, este Cristo había costado en Quito cincuenta duros y el Cabildo agradeció oficialmente a Pereyra este donativo ". En definitiva, tratando en conjunto todas estas imágenes podemos sacar algunas consecuencias. Aparte de unas pocas de las que solamente sabemos haber llegado de América, sin lugar a dudas Méjico es el país que nos proporciona mayor número, de los siglos XVI al XVIII. Ello sería motivado por unas relaciones más estrechas con Cansirias y por disponerse allí de buenos artistas. Le sigue en importancia Cuba, si bien solamente ecculturas fechadas en los siglos XVIII y XIX. explicable por el desvío de la corriente migratoria canaria hacia Cuba. No tene- SO. Estas íioticias ;&re e! -Cristo de la; Antillasx me fue:=: facilitadas amable-mente por el investigador don Celso Martín de Guzmán, buen conocedor de GSldar. su ciudad natal. Un artícuIo anónimo en El Defensor de Canarias, 26 de febrero de 1934, y en el que se inspira FEDEXICGU~T IÉRREZ, en San Antonio Maria Claret, apóstol de Carzarias, Ma-drid, 1969, p. 272. confunde el Cristo del tabernáculo con el de das Antillas., al hacer una descripción de la iglesia de Santiago de los Caballeros de Gáldar. 51. En el manuscrito de P E R E ~ APA CHECON: oticia de la erección de la Catedral (Universidad de La Laguna). refiere la donación de vanos objetos para el culto. entre !=S que s t a k z e! Cristo (Mirrw~n.M AR~EaRmC? icr_rz y F'!m C- o x z k n YAIIES: E! HP-hendado don Antonio Pereyra Pacizeco, La Laguna de Tenerife, 1963, p. 61. 52. M.srívs~a ~ ~ARREROOp:. ci f . , nota 62, p. 61. mos referencias de obras procedentes de otros países americanos, sino solamente .del Cristo peruano que hemos señalado últimamente. Desde un puno de vista iconográfico, el grupo más numeroso co-rresponde a Vírgenes de diversas advocaciones, casi todas mejicanas, se-guido muy de cerca por un grupo de Cristos y, en tercer lugar un grupo que haríamos de santos diversos. De todas estas esculturas solamente una es de alabastro, cuatro con la técnica de la pasta de caña de maíz y el resto en talla en ma-dera, con técnicas estrechamente vinculadas a talleres españoles. Ca-torce son tallas completas, diez son de «candelero» o de vestir con telas naturales y dos participan de las dos modalidades, que son los grupos de la Piedad. Siu duda, llegarían a Canarias más esculturas, que han desapareci-do en parte o que no tienen una baze documental o quedan pendientes de localizar. Esto en cuanto a imaginería destinada a iglesias. De igual forma debieron importarse pequeñas tallas de carácter devocional para uso doméstico, que desde luego estarían más condicionadas a un ma-yor deterioro y desaparición, al tiempo que resultan más difíciles de identificar como indianas.
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Calificación | |
Título y subtítulo | Esculturas americanas en Canarias |
Autor principal | Martínez de la Peña, Domingo |
Publicación fuente | II Coloquio de historia canario - americano |
Numeración | Coloquio 02. Tomo 2 |
Tipo de documento | Congreso y conferencia |
Lugar de publicación | Las Palmas de Gran Canaria |
Editorial | Mancomunidad de Cabildos |
Fecha | 1977 |
Páginas | p. 476-493 |
Materias | Congresos ; Historia ; Canarias ; América |
Notas | Coordinación y prólogo de Francisco Morales Padrón |
Copyright | http://biblioteca.ulpgc.es/avisomdc |
Formato digital | |
Tamaño de archivo | 8461235 Bytes |
Texto | ESCULTURAS AMERICANAS EN CANARIAS DOMINGMO ARTÍNEZD E LA PENA Desde el siglo XVI en adelante y de forma ininterrumpida fueron Llegando desde América a nuestros templos los más diversos objetos para su culto. Tal vez la orfebrería constituya el más importante ca-pítulo, pero las pinturas y esculturas que han podido irse catalongando como de procedencia indiana, son igualmente un buen testimonio de las vinculaciones de Canarias con el Nuevo Mundo. Sobre la llegada de imágenes a las islas, son o bien producto de encargos efectuados desde aquí, remitidas o traídas personalmente por emigranres en sus viajes de regreso cieiinitivo. Los documentos arro-jan datos sobre sus donantes en muchos casos, pero sobre el origen de las obras a veces se limitan a decir que proceden de Indias o Amé-rica, sin especificar lugares. Para agrupar tales esculturas que de for-ma más o menos segura tienen origen americano, hemos preferido se-guir un orden cronológico, ante la dificultad de separarlas por escuelas. De todas, unas son de gran belleza y otras son de calidad inferior. Entre las más antiguas, dentro de la segunda mitad del siglo xv tenemos la interesantísima imagen de alabastro de San Sebastián, de la iglesia de San Juan de Telde, que es titular de la ermita gótica de dicha población. Aparece citada por vez primera en un inventario del año 1579, de la siguiente manera: «Primeramente, una imagen de bulto, de alabastro, del glorioso San Sebastián, con una peana dorada, que se dice Ia enviaron de Indias para dicha ermita» l. Esta imagen estaba policromada. Desde un punto de vista iconográfico, la única particularidad está en un ángel colocado en las ramas del árbol. Se encuentra actualmente depositada en le Museo Diocesano, en Las Palmas de Gran Canaria- Es posible que sea contemporáneo de este San Sebastián el famo-so Cristo del retablo mayor de la iglesia de San Juan de Telde. Se calcula que Llegaría a dicha población entre los años 1552 a 1555. Se-gún Martín y Cubas, en su Historia de la conquista de las siete islas canarias (1694), fue adquirida en Indias, con el producto de los pri- 1. PEDRO HERNANDEZB EN~TEZT:e lde, Las Palmas de Gran Canana, 1958, pp. 108 y 109. meros vinos y azúcares enviados desde Telde2. La hechura de la ima-gen es a base de un modelado en un material ligero en peso. Coincide con una técnica muy empleada por los indios tarascos del estado de Michoacán, en Méjico. Tal técnica era a bace de una pasta que se preparaba con la médula de la caña del maíz, mezclada con una goma. Con ello se modelaban ídolos y luego imágenes. Tuvo especial predi-lección para preparar cuerpos de Cristos, qxe por su peso ligero faci-litaban las ceremonias del «descendimiento>i, en el Viernes Santo, de gran arraigo popular. Es de advertir qiie en este tipo de esculturas, la cabeza, los brazos y las piernas son tallados en madera, pero el resto del cuerpo va en hueco, en una estructura con la pasta de maíz, que le da un aspecto acartonado. Es también característico a veces el colo-car los brazos con movilidad a la altura de los hombros, mediante un sencillo mecanismo recubierto de tela engomada. Todo ello para dotar a la imagen de un mayor realismo en aquellas escenificaciones de la Pasión. La peculiar manera de modelar esculturas dio origen en el siglo XVI mejicano a toda una escuela escultórica de carácter popu-iar, cuya técnica recibe ei nombre de tztsingueri. Como un ejempio no-table se ha destacado el Cristo arcaizante del siglo XVI, del convento de San Francisco de Tlaxcala3. Precisamente este Cristo guarda un aspecto general que recuerda al de Telde: brazos algo arqueados, la cabeza inclinada en el lado derecho, e1 paño anudado en el lado iz-quierdo, muy simple de pliegues. Este Cristo, como otros mejicanos, son de un fuerte poder emocional, con los rostros, de ojos muy gran-des y una gran serenidad. Otro Cristo que podría compararse con el de Telde, tanto por su técnica como por su forma es el Cristo del Pareo, del Museo de Arte Popular, de Pátzcuaro (Michoacán)'. Hay otros Cristos en Canarias de características parecidas y que cabría pensar que también tendrían la misma procedencia. Tal es el Cristo de la Misericordia, de la Iglesia de Santa Ana de Garachico (Tenerife), si bien los documentos no arrojan datos sobre su origen. Las características coinciden mucho con el Cristo de Telde: la mate-ria en que se encuentra modelado, tamaño, aspecto de serenidad. la misma colocación de la cabeza, miembros y el paño de las caderas; eí cuerpo resuita muy acartonado, pero ai iguai que todos estos Lristos mejicanos produce impacto emocional por su naturalismo. No se co- 2. Op. cit., p. 103. Del mismo autor: El Santo Cristo del Altar Mayor de la Parro-quia de San Juan Bautista de Telde, Las Palmas de Gran Canaria, 1955. 3. ENRIQUE MARCO DORTA: Arte en América y Filipinas, vol. X X I de Ars Hispaniae. Hisicxiz Linivers-! de! .Arte Hisp~nico, Madrid !197?!, p 103 4. ELIZABETH WILDER WEISMANN: Mexico in sculpture, 1521.182,. Cambridge, 1950 pagina 167, lám. 151. noce la fecha exacta de su llegada a Garachico, pero se calcula que pudo ser anterior a 1578, ya que Duarte Freyle, beneficiado de Adeje, por escritura ante Alvaro de Quiñones, escribano público, dota una misa cantada en todos los viernes del año ante este Cristo. La ima-gen era atendida por la Cofradía de la Soledad, de dicha iglesia. Pronto contó con una gran devoción entre el vecindario; así, en 17 de febrero de 1617, por ante Gaspar Delgadillo, don Melchor Prieto de Saa, en su testamento, dejó dotada su celebración en el Viernes San-to, para lo que había costeado los adornos de luces y del túmulo; de igual forma, en 1659, los caballeros de la población fundaron bajo su patrocinio un montepío con tributos en fincas, para socorrer niños abandonados v sostener el culto del Cristo. Por la misma naturaleza de la materia en que se halla hecha la escultura, su conservación siempre ha sido muy precaria y a lo largo del tiempo ha sufrido al-gunas reparaciones y retoques: en 1666, se le dio nueva pintura, que volvió a ser renovada en 1762, «por las muchas trazas que se le ha-t<,.- :-L-^J.~^:J^ . - uiali IllLl"UUCluU», ano en e! que fue co:ocado :C,i la nueva captii& que a tal efecto había fabricado a su costa don Gaspar de Ponte. En 24 de mayo de 1778, ante José Rodríguez Casanova, escribano público, Agueda Fernández dejó establecida la función del Santo Entierro 5. El Señor Difunto de la Iglesia de San Marcos de Icod (Tenerife) (figura 3) está perfectamente documentado como mejicano y coincide en el tiempo, estilo y técnica con los Cristos que llevamos reseñados. Es de tamaño natural, con el cuerpo apenas estudiado anatómicamente y con los brazos móviles, como el de Garachico. Su conservación tam-bién ha tenido problemas y hoy presenta una pintura que se ve fácil-mente no corresponder a la original. Este cristo lo -había recibido Inés de Montes de Oca, junto a otros bienes que había dejado su difun-to marido, Gaspar de Torres, en Yucatán (Méjico). En 8 de julio de 1584, ante Martín de Alzola, Marcos Martín de Alzola y su espoFa Inés de Torres, hija y heredera de dicho Gaspar de Torres, otorgaban poder a Bartolomé de Torres, para que fuera a Méjico a cobrar los bienes que le correspondían de su padre6. Por otro lado, en escrito ntnrnar-l-rlVn yn-nLr. TnPc -AA-- de ,h?lni,tes de Ocu, en 12 de diciembre de 1587, por ante el mismo escribano, declaraba en presencia de los frailes del convento de San Agustín de Icod, que había hecho traer de Nueva España una imagen de Jesucristo crucificado, y que deseaba donarlo 5. FR~NCISCOM ART~NDUE FUENTESV: ida Literaria (obra inkdita que se conserva en 13 Biblioteca de la Real Sociedad Económica de Amigos del Pais de Tenerife). Los pre-sentes d ~ t esst An te-rder de Un r e m e n dc Uich vbxi, qür me h e ama"v:cmenie facilitado por los señores de La Torre, de Garachico. También sobre esta imagen, DACIO V. DARIASY PADR~N«E: l Santo Cristo de Garachico*, en El día, 3 de abril de 1947. 6. Archivo Histórico Provincial de Santa Cruz de Tenerife, leg. 2.468, f. 83. a dicho convento -recientemente fundado-, pero que al mismo tiempo era su deseo que en la propiedad del Cristo entrara la Her-mandad de la Misericordia, de la iglesia parroquial de San Marcos, para Ias procesiones que efectuaba el Jueves Santo, por lo que los frailes, para dar cumplimiento a ello, se obligaban a entregar la imagen al mayordomo de la Hermandad todos los años por esa fecha de la Se-mana Santa; en caso de marcharse de Icod los frailes, la propiedad sería en su totalidad de la Hermandad de la Misericordia l. Esta solu-ción debió crear dificultades entre las dos instituciones religiosas; es cierto que posteriormente la Hermandad adquirió un Cristo de buena talla, que aún está en San Marcos y renunciarían a su derecho :obre el de los Agustinos. Aquel Cristo primitivo servía en la iglesia de San Agustín para hacer las solemnidades del Viernes Santo y estuvo allí hasta que se clausuró el convento en el siglo pasado, en que se llevó a San Marcos, donde desde hace muchos años recibe culto como Señor Difunto. Otro Cristo mode!ad~ en paste de cafiz de m& recibe cijlto en !a iglesia de los Remedios, en Los Llanos de Aridane, en La Palma. Es posible que date igualmente del siglo XVI, ya que su factura es muy semejante a la de los Cristos de Telde y Garachico, de marcado acento renacentista. Hasta las primeras décadas del siglo pasado perteneció al conv- -e nto de Dominicos en Santa Cruz de La Palma Ya dentro dei sigio XVII, tenemos en la iglesia parroquial de Sanra Ursula (Tenerife) (fig. 4), la imagen de la Virgen del Rosario, que con varios objetos de plata había sido remitida hacia 1626 por el capitán Amador Pérez, desde Indias, según se hace constar en e1 Libro 1 de Fábrica, pero sin que se haga precisión del lugar determinado en que sería comprada '. Esta imagen era una preciosa talla completamente do-rada, pero se tuvo el mal acuerdo de cortarle los pliegues para transfor-marla en imagen de vestir en telas naturales, como está hoy 'O, pero así y todo es realmente espléndida la belleza candorosa de su rostro, lo mismo que la buena solución del Niño, con gesto de mostrarnos el rostro de su Madre. En la iglesia de la Coiicep&i de La Laguria, a u11 !a& de! retablo pintado, en la capilla de Animas, está un San Antonio Abad, muy an- 7. Archivo cit., leg. 2.489, f. 3Mhr. 8. Fue trasladado a Los Llanos de Aridane, después de la Desamortización, por la familia Khbana. con el deseo de colocar este Cristo en un Calvario aue nunca se llegó -- , ~- a construir, por lo que permaneció en esta familia hasta los prim-wos años de este siglo. 9. Archivo parroquia1 de Santa Ursula, Libro I de Fábrica, f. 42. 10. PWRO TARQUISR O D R ~ G UR~iq:ue za artística de los templos de Tenerife, su his-toria y fiestas, Santa Cruz de Tenenfe, 1966 y 1967, p. 130. Fip. 2.-Cristci ( 1 ~I;I hlisericordia. 1~lciin dc Santa ~ \ n a . Garachico. Fig. 6.- La Virgen dc la\ :\ngiis:ins Catedral de La Laguna. Fiw. 10.-San José. Iglesia de Santa Catalina, Tacoronte. Fig. 13.-San Pcdro. Id. Fig. P.--E! Sefior Pi Iglesia de Santa Ana, 'CSO. Garachico. Fig. Ih.-San Francisco dc Asis. Iglesia de San Pedro de r\lc:ínrar.i, Santa Crin de Teneritc.. tiguo, con el policromado alterado por un mal repinte posterior; es más o menos de un metro de alto, escultura completa, mucha fron-talidad, todo dentro de un carácter algo popular. Es bastante posible que sea el San Antonio Abad que fue colocado en esta iglesia, el cual había sido traído de Indias por Matías Delgado, hacia 1674, año en que con motivo de tal donación a este templo, quedó fundada la Her-mandad de este santo, con constituciones que vinieron a quedar apro-badas en 24 de mayo de 1755 ". También, al parecer, es del siglo x v r I la bella imagen de Nuestra Sefiora del Rosario (fig. 5), que preside al retablo mayor de la iglesia parroquial de la Villa de Agüimes. Es de tamaño natural y aparece adornada con telas naturales. Tanto el tallado de la Virgen, como el del Niño, es muy esmerado. Por su aspecto de esa belleza serena se llegó a decir que era una obra del escultor Fernando Estévez, pero existen datos muy concretos de su procedencia americana. El hijo de esta pc-blación don Juan Fernández Vélez, deán de Oaxaca, en Méjico, la re-mitió desde Puebla de los Angeles, para el convento de Dominicos de Agüimes, dato que ai parecer consta junto a su partida de nacimiento en el archivo parroquial 12. La imagen pudo ser salvada del incendio que se declaró en el convento, en el año 1887, por cuyo motivo fue trasladada a la iglesia parroquial 13. La aportación más numerosa de esculturas americanas corresponde al siglo XVIII, a causa del gran incremento comercial y de emigración. Las dos primeras obras que tenemos documentadas se encuentran en la catedral de La Laguna. Una es la Dolorosa (fig. 6), de tamaño natural y de vestir. De gran belleza, lleva la cabeza levantada y mira a lo alto. Fue traída de Méjico y donada en 1715 l4 a la Confraternidad de los Capellanes de la iglesia de los Remedios, por don Bartolomé de Mesa y Lugo 15. Hoy recibe culto en el mismo retablo del Señor de la Co-lumna. La otra imagen, que junto a esta Dolorosa y por el mismo do-nante se entregó a aquella confraternidad, es el San Judas Tadeo '' 11. ALEJANDRCOIO RANESCLUa: Laguna. Guía histdrica y monumentaI, La ,Laguna. 1965, p. 37. Es de señaIar que el autor en la página 54. al referirse a San Antonio Abad. de la capilla de Animas, afirma que es de procedencia desconocida, pero no hay mo-tivo para no pensar que sea el mismo que vino de América. 12. SANTIAGTOW ERAY DE QUESADAL:O S grandes escultores. Estudio histdrico-critico-biográfico de don JosC Lujdn Pdrez, Madrid. 1914, pp. 142-143; SEBARTIAPNA RER:< La Se-ñora del Sur*, en La Villa de Agüimes y la Señora del Sur, de ORLANDHOE RNANDEZ MART~NL, as Palmas de Gran Canaria, 1959, pp. 39 y 40. 13. ORLANDHOE RNANDEMZ ART~No:p . cit., pp. 44-48. 14. Estuvo durante mucho tiempo en el mismo retablo del Cristo de los Remedios (José RODR~GUMEOZU REG: uía histdrica de La Laguna (La Laguna), 1935, p. 41). i5. Hi parecer sustituyó a otra üoiorosa que pertenecía ai patronato cie Franchi Alfaro; en el siglo X ~ I I e staba en ese retablo (ALEJANDRCOIO RANESCoUp:. cit., p. 87). (figura 7) que hoy se guarda en el Seminario Diocesano de Tenerife (La Laguna). Mide 95 cm. y es talla completa y estofada. La cabeza está labrada con cuidado y la túnica y ixanto con recogidos no caren-tes de gracia; la escultura, por detrás, presenta unos pliegues más an-guloso~ y menos estudiados. La mano derecha la lleva adelantada, para sostener una alabarda que ha desaparecido. Se levanta sobre peana rec-tangular moldurada y relieves vegetales. Perteneció a la catedral hasta los primeros años de este siglo l7 y estaba en el mismo retablo que la Dolorosa. Había recibido grandes repintes y otros deterioros, por lo que fue sometida a una restauración, en 1973, por Pilar Leal Noguera y Julio Moisés, en Santa Cruz de Tenerife ". Entre los años 1726 a 1732 llegó a Icod un Santo Domingo de Guzmán, que es el que hoy está en la ermita de Nuestra Señora del Amparo. Es de vestir, cabeza bien tallada y mide, aproximadamente, un metro de alto. Fue propiedad del alférez Pablo Perdomo de Be-thencourt, que había embarcado para Campeche, a principios del año 1726. Se sabe que la imagen procede de Indias por la rolicitud que e:ecíuarori sus suegros) Marcvs pCirz Ro&igurz y Aria ~oiii~iiguez, para que los frailes franciscanos de Icod les concedieran autorización para hacerle un retablo en la iglesia del convento, lo cual se llevó a efecto y se instaló próximo al de San Antonio lg. En el año 1774 doña Bernarda Isabel Pérez Domínguez pidió a los frailes que se le permi-tiera trasladar este santo a la capilla de los Dolores, en este mismo convento. Allí se le siguieron celebrando sus fiestas, hasta que en 1778 los fundadores le regalaron a la ermita del Amparo, por haber adqui-rido un Santo Domingo de mayor tamaño, traído de La Habana, del que hablaremos luego El Cristo Rescatado, de Icod (fig. 8), más conocido por el Cristo del Calvario, que actualmente se venera en la ermita de Nuestra Se-ñora de los Afligidos, en el Calvario de esta ciudad, es de tamaño algo menor que el natural. Presenta ciertas desproporciones en las 16. Op. cit., p. 87. 17. Rodriguez Moure hace referencia a esta escultura al describir la iglesia (op. cit.. pagina 41). 18. Figura con el niim. 4 en el catálogo de Exposición restauraciones en Teiieri-f e 1973, por RAFAELD ELGAD[OS anta Cruz de Tenerife, 19731, p. [l], en el Círculo de &Alas Artes de Tenerife. 19. Pablo Perdomo de Bethencourt efectuó diversos viajes a América: el de Campe-c- he- , ~en-- ~ 17 26. a La Habana., desAu ués de 1731. v el de Venezuela. donde ~ermanecióv arios . . años en ~ai-acas.E stuvo casado con doña Lucía Pérez ~ o&i n ~ u e zi a, cual ya viuda fundó el retablo de San José en el convento agustino de Icod (EDUARDEOS PINOSDAE 1.0s ~ ' ~ONTEYR OMSO AS: «La imagen de Santo Domingo de Guzmán que trajo de Indias el alferez Pablo Perdomo Bethencourtx, en El Día, 11 de septiembre de 1977). El Día, 10 de septiembre de 1953. 20. Id.; DOMINGOM aRrf~Ez DE LA PERA: «Crónica de Icod. La ermita del Amparo,,, El Dia, 10 de septiembre de 1953. piernas respecto al tronco, lo cual es extraño, ya que en general parece de buena mano. Las caderas aparecen envueltas en paño de tela na-tural, tal vez producto de una reforma posterior. Se conserva la poli-cromía original. La cabeza es muy expresiva, insistiendo el autor en el aspecto dramático, al presentar un rostro muy dolorido, con el acento patético de la boca y ojos entreabiertos, algo muy distinto a los Cris-tos mejicanos del siglo XVI, caracterizados por su serenidad. Esta ima-gen llegó a Icod el 16 de enero de 1730, remitida desde La Habana por Marcos Francisco Padrónz1, y fue colocada en la capilla de los Dolores en la iglesia de San Marcos. En el año 1870 el Cristo Resca-tado se trasladó a la ermita del Calvario y desde aquel año se vienen celebrando en su honor las fiestas mayores de Icod. Apartándonos en cierto modo de este conjunto de imágenes con un carácter procesional, vamos a ocuparnos de un importantísimo con-junto escultórico, ejemplar único en Canarias, que es el «Retablo de Montemayor», que actualmente se conserva en la sacristía de la igle-sia de T\Tuesaíi Cefiora de !I Peñe de Franciíi, en E! Puerto de ! Cmz, que por tradición se tiene por obra americana. De 103 cm. de alto2', no tiene el aspecto de maqueta de un retablo de mayor tamaño, por el terminado minucioso de cada uno de los elementos y la misma colo-cación del conjunto de figuras. Puesto que este retablo estuvo en el convento de monjas de clausura de Santa Catalina, nos recuerda los que, a manera de juguete, se conservan en algunos conventos de estas características, para que niñas ingresadas allí hicieran sus oracion-S, tai como los que pueden verse en el monasterio de las Descalz~,R~e a-les de Madrid, en que se guardan varios retablitos parecidos a éste, ejecutados con gran primor. El retablo fue entregado al convento dd Puerto de la Cruz por don Juan de Montemayor, que dejó allí fundn-do, por su testamento, el altar de la Santísima Pasión y ordenó que se construyera sepulcro para su familia en la iglesiaz3. Este personaje ha-bía nacido en Sevilla; en El Puerto de la Cruz tuvo el cargo de alma-jarife de la Real Aduana. Falleció en 1743, de forma que el retablito debe zer anterior a este año. Con un estilo barroco avanzado, como corresponde a la primer-mitad del siglo XVIII, está constituido por tres cuerpos superpuestos, que van disminuyendo de anchura hacia lo alto, al reducirse de forma 21. EDEIRDOE SPINOSAD E LOS MONTEROSY MOAS: *Noticias de la imagen de la Vir-gen de la O., en El Día, 27 de marzo de 1975. 22. Ha sido detenidamente descrito por Alfonso TRUJILLOR ODR~CUEELl : retablo ba-rroco en Canarias, vol. 1 (Santa Cruz de Tenerife), 1977, pp. 184-187. 23. FRINCISCOF ERNANDEZD E BETHENCOURTN:o biliario de Canarias, vol. 111, La La-guna de Tenerife, 1959, p. 413. gradual el número de columnillas que separan las calles. Su forma es achaflanada, con proyección de sus lados hacia adelante. Como com-posición arquitectónica, es de gran armonía. Las columnas son de fuste liso, pero envuelto por gajos de rosal o laurel; los capiteles aparecen adornados por cabezsls de querubes y volutas; los nichos, cubiertos p r conchas. La riqueza general de la obra viene dada por la profusión de pequeños adornos vegetales, carteIas con inscripciones, cabezas de querubes, distribuidos por los IateraIes o por los entablamentos, de forma simétrica, si bien es de lamentar la desaparición de varios de estos adornos. Por últho, el conjunto de dieciocho figuritas es lo más llamativo por su notable ejecución: en el cuerpo bajo, en ei nicho principal, está el Hecce Homo, en pie, y en los espacios de los lados, los cuatro evangelistas; en el cuerpo siguiente, San Juan Bautista, dos santas mártires y Elías y Moisés, y, en el ático, Cristo Resucitado y las alegorías de la Fe y la Caridad, para ser coronado el conjunto por las figuras sedentes de Dios Padre, Cristo en Gloria y el Espíritu Santo y tres ángeles en las partes más altas. La movilidad de los cuer-pos y ropajes y la profusión de adornos aportan a1 conjunto una gracia realmente exquisita. Sobre la tradición de su traída de América, el primero que recoge la noticia fue Alvarez Rixo, que al ocuparse de aquel convento, sobre el «Retablo de Montemayor* anota «que dicen es obra americana», pero añade que personalmente no la tenía por tal a pesar de que de América hubiese venido. Esta afirmación la haría tal vez llevándose del estilo de la obra, que le parecería más dentro de las líneas de un arte europeo24. El retablo permaneci6 en el convento hasta el año 1925, en que fue saIvado del incendio que destruyó el edificio 25. En 1964, el escultor de La Orotava, Ezequiel de León, efectuó ciertas re-paraciones en la obra ''. La Virgen de las Angustias (fig. 9), de la ermita de su nombre, en Icod, es tal vez una de las más bellas esculturas que nos llegaron de América. Mide, aproximadamente, un metro de alto y está preparada para recibir vestidos naturales. La delicadeza del tallado de cabeza y manos. lo mismo que su expresión de dolor alcanzan unos niveles ar-tísticos bien altos. Es de destacar, además de la pulcritud del modelado del rostro, el esmero para hacer el cabello, en forma de cuidadoso pei-nado, recogido hacia la nuca mediante un amplio moño formado por 24. JosÉ AGUST~XAL VARU RIXO:A nales de2 Puerto de la Cruz de La Orotava, 1701-1850, obrzi inédita, s z pudrr Se !es fimi!iirec de! autor, 25. D I M~. G u~cou COSTA:E l Puerro de la CTUZy los Iriarte (Santa C m d e Te-nerife), 194.5, p. 40. una trenza y todo prendido por una cinta roja entrelazada por el pei-nado, que pudiera sugerir modas de las mujeres criollas del virreinato de Méjico, puesto que de allí procede. Sobre su origen tenemos los siguientes datos: al final de la calle de los Molinos, que es la que baja próxima al célebre Drago, el capitán don Marcos de Torres po-seía una hacienda denominada «Molino Nuevo» (por el molino de agua que allí se había construido), donde levantó una casa, que poco después desapareció en un incendio, en el que pereció su esposa. Es tradiciin en Icod el haberse podido salvar milagrosamente la Virgen de las An-gustias, que se guardaba allí. Don Marcos de Torres pronto edificó nueva casa en el micmo lugar ", y junto a ella fundó a manera de ora-torio la ermita que hoy existe, para dedicarla a dicha devoción. Este rico acendado amasó gran parte de su fortuna con negocios que mzn-tenía con Méjico; él mismo con tal finalidad efectuó varios viajes. De regreso de uno de ellos trajo esta preciosa escultura, hacia el año 1774 2s. La ermita conserva aún recuerdos valiosos de origen ameri-rnnn- L.an +,r+:mr\,;A ,-la nrr.iellnr rm-eernr or e l nnnrmn ro;món A;rn LUIIV, uucu CC- L I L I IAIVI I IV UC- a y u ~ u a aL i n p L o a a LO L.L ~ i ~ v r r i i cu.z ui r r cul u r u b cado que pende del artesonado, como un trofeo dedicado a la Virgen, posiblemente traido a Icod por los propietarios de la ermita. Una imagen de San José con el Niño (fig. 10) y tamaño algo in-ferior al natural y talla completa, estofada, es la que está en la iglesia de Santa Catalina de Tacoronte (Tenerife), que se puede catalogar dentro de un barroco avanzado. Si bien no tenemos un documento concreto que lo asegure, esta bella escultura podría situarse dentro del arte americano, por su aspecto y por particulares circunstancias res-pecto al donante. Se encuentra en la capilla de su nombre, en un reta-blo de marcado estilo rococó, mandado a construir por don José Es-pinosa, natural de Tacoronte y vecino de Santa Cruz de Tenerife, c1 cual colocó allí el cuadro de la Virgen de1 Patrocinio y regaló para el retablo esta escultura de San José, a más de otros objetos para el a d ~ r - no de la iglesia, entre los que se encontraba un bellísimo cuadro de la Virgen de Guadalupe, la Patrona de Méjico, que se puso en esta capilla, donde ha permanecido haeta hoy. La presencia de esta última --- -- 26. ALFONSOTR uJXLLO RODR~GUE~Z:p .ci t. 27. Esta segunda casa fue derribada a principios de este siglo; solamente se con-servan unos muros almenados exteriores. 28. Así lo declara su hermano don Domingo de Torres, en escritura de imposición de misa cantada en el Viernes de Dolores, en su ermita, otorgada en Icod, el 2 de octubre de 1751 (Archivo parroquia! de San Marcos de Icod, Protocolo 4.0, instrum. nú-mero 96, f. 169). 29. FRANCISCMOA RT~NEDZE FUENTESo: p. cit. -7.0 - . n-tm w- - A--- t -n -a - c-n -h -r -e e-Aita y !a &-goCi& a !E \Iirben Ge las verse en EME~ERIGOU TI~~RRLE~ZP EZ:H istoria de la Ciudad de Icod de los Vinos, La Laguna de Tenerife, 1941, p. 119, en notas del editor; A m a D E LORENZO-CACERaELSa: er-mita de las Angustias., en El Día, 18 de septiembre de 1948. devoción mariana nos hace sospechar vincuIaciones de don Tosé Es-pinosa con tierras de América 31. Según inscripción que figura en e1 cuadro que corona el retablo, la donación se efectuó en el año 1750 32. Este San José corersponde a una corriente de estilo rococó y su caracte-rística más sobresaliente es el pronunciado rovimiento del cuerpo y vestimentas, en una dirección distinta a la de la cabeza v con una sen-sación de estar cayendo de rodillas. Hace algunos años fue retocada su pintura por el artista sevillano Ribera, que había sido contratado en este pueblo para otros trabajos de restauración 33. Muy esmerada es Ia talla de San Francisco de Asís (fig. 11), de la iglesia de Santa Ana de Garachico. La imagen perteneció al convento de Franciscanos de dicha localidad. Se sabe que en 1768, siendo Guar-dián José Jerónimo Perdigón, se coIocó allí esta imagen, que había traído de La Habana el Iltmo. don Tosé de Silva 34. E1 cuerpo presen-ta una pierna ligeramente flexionada y está cubierto por una túnica toda tallada y estofada, de gran belleza. Con una mano sostiene un Cristo v con la otra un libro; la cabeza ladeada, dirigiendo una mi-rada muy penetrante y expresiva, de arrobamiento, hacia la cruz. Es de mucha fuerza dramática y, en general, coincide iconográficamente con estas representaciones de San Francisco que se venían sucediendo desde el siglo anterior. En esta misma iglesia de Santa Ana de Garachico tenemos otras dos esculturas americanas: el Señor Preso y San Pedro (figs. 12 y 13). Desde el siglo XVII ya había allí Cofradía de San Pedro, integrada por eclesiásticos que, como en otros pueblos, iba encaminada a promover el culto de este santo y tenía a su cargo la función «de las lágrimas*. en el Martes Santo. Desde e1 año 1644 se hace mención de esta co-fradía en el Libro 1 de la Hermandad del Santísimo, f. 464 v. Como imágenes titulares tenían las dos referidas, que vinieron a sustituir a otras dos más antiguas, tal vez talladas por artistas locales. Estas nuevas esculturas fueron traídas de América en el año 1771: el Señor, costeado por don Jo4 Antonio de Silva, y San Pedro. por el pres-bítero don Luis de Paiba 35. Este Tosé Antonio de Silva debe ser ~1 mismo que por esos año< había adquirido en La Habana el San Fran-cisco, por lo que sería bastante posible que estas otras dos obras hu- 31. Archivo parroquia1 de Santa Catalina de Tacoronte, Libro de Relaciones, f . 526. 32. SERCIQ F. BONNET SUAREZ: *Tacoronte y sus templos~, en El Museo Canario, número 11, julio-septiembre, 1944, pp. 5-45. 33. PEDROT ARQUISR ODR~GUERZiq: ueza artística ..., p. 139. 34. FRAYD IECOD E INCII~URBYE A LDAPE: Noticias sobre los Provinciales Franciscanos :¿(: Cañaiiüj, Ld '-g~liz, .IP C-L--L-C:Ic -I IC, :i%,p . 250; p~nguT ZP-QVX?~I D%~~CFAI%Zti:,o iif&dr,c de Garachico. Santa Cruz de Tenerife, 1974. p. 116. 35. FRANCISCOM ART~KEDEZ FUEWTE.S o: p. cit. bieran salido también de talleres cubanos. En efecto, el tratamiento del rostro del Señor parece recordar algo al de San Francisco. Tanto el Señor Preso como San Pedro son de vestir, tamaño natural y ambas de buena calidad, ajustándose a las características iconográficas de terra: el Señor en pie, maniatado; San Pedro, arrodillado, con las manos plegadas corespondiéndose a la expresión de llanto y súplica. En am-bas el autor cuida el tallado del cabello. Así como los datos sobre otras esculturas venidas de América re-sultan muy escuetos, por el contrario, tenemos muchos pormenores de cómo fue adquirido el valioso grupo de la Piedad (fig. 14), que con el tftulo de Nuestra Señora de los Dolores recibe culto en la ermita situada en Lodero, en El Hoyo de Mazo, de la isla de La Palma. Desde el siglo XVI fue grande la devoción aquí a la Virgen de la So-ledad con el Cristo en los brazos, y de ello son buen testimonio títulos de iglesias y conventos, Io mismo que imágenes de gran valor artístico. La iglesia de los Dolores de Lodero había sido edificada por el pres- 1 , oiEero don Francisco de Aquino Femández Riveroi, en una hacienda de su propiedad, y vino a ser bendecida el año 1761. Para presidir la ermita se colocó una pintura con este tema mariano, que luego sería sustituido por el grupo escultórico americano. Su origen fue el si-guiente. El referido sacerdote, en calidad de capellán, embarcó para el puerto de La Guaira, en la fragata «Paloma isleña», en 1770. En aque-lla localidad tuvo oportunidad de entrevistarce con su paisano don Juan Méndez, que a su vez preparaba viaje a Veracruz, y aprovechó para encargarle una escultura de la Virgen de Dolores para su ermita. Debería llevarla a La Guaira o personalmente a Canarias. Al no encon-trar lo que deseaba en Veracruz, dicho Juan Méndez se decidió enrar-garla a Méjico, de donde le fue remitida por precio de trescientos se-senta reales. De regreso a Canarias, según lo prometido, Méndez llevó consigo la imagen, en viaje ilustrado con varios episodios relaciona-dos con esta Virgen, a los que se les dio explicación sobrenatural 36. Sentada al pie de la cruz, es de tamaño menor que e1 natural, con el cuerpo de Cristo sobre las rodillas. Tanto el tallado del Señor, como lA x7:*-*- -T.-- r n v t l g c r s , ~ V I X n i u y LVIICLLVS. De talla completa y estofada es la interesante escultura de San Jo:é con el Niño en los brazos, de la iglesia de San Juan de La Oro-tava. A su costa lo trajo de La Habana el presbítero don Rafael Anto-nio de Acosta Osorio, según declara en su testamento ante Cayetano 36. ALBERTC-JoseF ERNANDEGZ ~ R c ~ AH:o y, festividad de la Virgen de los Dolores en El Hoyo de Mazo. Historia de la devoción de Nuestra Seiloia de dicha advocación, en Diario de Avisos (Santa Cruz de La Palma), 15 de septiembre de 1971. Lorenzo Núñez, escribano público de La Orotava, en 29 de marzo de 1773 37. El barroquismo de esta obra queda bien patente en el revuelo de la túnica y manto. Icod conserva en sus iglesias diversos objetos e imágenes de pro-cedencia americana, de lo que ya hemos citado algunas. Otra más es el Gran Poder de Dios (fig. 15) que está en una capilla de la iglesia de San Marcos, pero que primero recibió culto en la iglesia del con-vento de los Agustinos de esta ciudad. Es imagen de vestir, de tamaño natural y cabeza preparada para recubrirla con peluca. Iconográficamen-te se nos muestra a Cristo en prisión. sentado y con la cabeza incli-nada, apoyada en la mano, en actitud de triste meditación; realmente es una variante del tema del Señor de la Humildad y Paciencia del siglo anterior, que redtaba de un dramatismo más crudo, por estar representado e1 momento de Cristo esperar a ser clavado en la cruz. Esta imagen de Icod se conserva en perfectas condiciones, con su po-licromado auténtico. El tallado del rostro es delicado y no desdice ese ~fectismod e telas naturales " peluca. que responde a un tipo de piedad pronio de la segunda mitad del siglo xxrrr. Sobre su origen, fue adqui-rida en América por don Domingo Hernández Brito, vecino de Icod, con motivo de un viaje que había efectuado. Su esposa, doña Nicolasa Pantaleón declara en una escritura pública que había costado «su he-chure bastantes reales* =, testimonio para poder constatar que va des-de entonces se tenía por una obra estimable 39. El San Francisco de Asís del retablo mayor de la iglesia del con-vento de San Pedro de Alcántara, de Francixanos. de Santa Cruz de Tenerife (fig. 16), por su fecha, aspecto v origen, convendría ponerlo en relación con el mismo santo de la iglesia de Santa Ana de Gara-chico. Es de tamaño natural, de vestir; tiene un Cristo en la mano de-recha, al que mira con expresión dolorida. Desde un punto de vista iconográfico tiene una variante, que es la de llevar el libro abierto con una ~equeña iglesía, atributos que se ven más corrientemente en San-to Domingo de Guzmán o San Apustín. La cabeza está tallada con 37. Archivo parroquia1 de San Juan Bautista be ¿a Grohva, ~rorocüios, lib. 1, fo-lio 647. 38. Escritura ante don Juan José Sopranis, escribano público de Icod, en 28 de mayo de 1786 (Archivo Histórico Nacional, Convento de San Agustín, Clero 1775). 39. El Gran Poder de Dios recibió culto primeramente y de forma provisionai en 1ü capilla de San Juan Evangelista, en la iglesia de San Agustin, con intención de ha-cerle capilla y altar propios, cosa que nunca IIeg6 a efectuarse. Cuando Fue clausurado el convento, se temió por la suerte de las imágenes más veneradas, por 10 que los mismos frailes, antes de abandonar aquella institución, las pusieron con sus alhajas bajo la custodia de vanas famiiias, en sus casas, be íüma qüs el Gran Pader de Eics fue llevado a la de Torres, cuyo patronato lo vino a poseer por el matrimonio de doña blaria de Gracia Brito y Pantaleón con don Cristóbal de Torres Alayón. mucha maestría y las manos son un verdadero alarde de estudio ana-tómico. Este San Francisco fue remitido desde La Habana, hacia 1775, por el P. Flores, que pertenecía a la Orden y tendría vinculaciones con este convento de Santa Cruz. Al mismo tiempo mandó a los frailes una cantidad de dinero para que compraran los vestidos de la imagen 40. Este santo vino a sustituir a otro San Francisco que estaba en la igfe-ria desde 1708 aproximadamente, según se declaraba en el Capítulo de 25 de agosto de dicho año 41. En la ermita de San Roque de Garachico, sobre la puerta de la sacristía, hay una Virgen de las Mercedes (fig. 17), de vestir, no muy grande, colocada en esta ermita, en 1784, por don Francisco Martínez de Fuentes, piloto de la Carrera de Indias, Ia cual había encargado a sus expensas en la ciudad de Mérida, en Yucatán. Tal imagen sustitu-yó a otra más antigua que tuvo en la ermita altar propio, fundado en 1610 por Agueda Funes, viuda de Luis Sánchez Rojas, según instru-mento de dotación ante Gaspar Delgadillo, en ese año, folio 191 4a. En la iglesia de San Juan de La Rambla (Tenerife), esíá Ía Viigeri de la Concepción, de vestir, donada por don Manuel Alonso del Cas-tillo, casado con doña Rita Oramas. Según propia declaración, este matrimonio edificó la capilla e instaló retablo para dicha imagen, todo lo cual le costó unos tres mil pesos ". La capilla ya estaba en cons-trucción en el año 1789, que :e deduce de una licencia dada para po-der llevar madera para la obra 44, por lo que hay que pensar que por entonces ya estaría la imagen en este pueblo. Fue traída de Méjico. Contó con mucha devoción y pronto tuvo cofradía propia. La imagen de Santo Domingo de Guzmán, de Ia capilla de los Dolores, en el convento de San Francisco de Icod, es una buena es-cultura, de taller de La Habana. Un poco menor que el tamaño natu-ral y de vestir, el santo se representa con mirada dirigida a lo alto, boca entreabierta, dando a entender fuerte tensión anímica por el es-tado de arrobamiento, si bien dentro de un marcado acento declara-torio. Se encuentra en un retablo del lado norte de la capilla, donde 40. Se hace constar en la visita a1 convento, en 23 de julio de 1775, por el P. Fran-cisco de Santo Domingo Neda, Comisario Visitador y Provincial (P. FRAY DIECO D6 IN-CHAURBYE AIDAPEo:p . cit., p. 269. 41. Idem, p. 94. 42. FRANCISCMO A R ~ N EDEZ F UENTES:o p. czt. 43. Archivo parroquia1 de San Juan de La Rambla, Cuaderno de cláusulas piadosas, cláusula de don Manuel Alonso del Castillo. 44. LEOPOLDF~ LA ROSAY OLNERA: Catálogo del Archivo Municipal de La Laguna, en Revista de Historia, núm. 89, 1950, pp. 66-81 (referencia en la p. 70). 45. Archivo parroquia] de San Juan de La Rambla, Libro de la Cofradía de la Con-cepcidn, f. 1. fue colocada por su patrona doña Bernarda Isabel Pérez Domínguez, que la había hecho traer de La Habana, en el año 1791. Primero y durante muy poco tiempo estuvo en el retablo mayor de la iglesia del convento 46. Su ertilo coincide fiotablemente con las esculturas de San Francisco. también de La Habana, de los conventos franciscanos de Garachico y Santa Cruz de Tenerife. Como todos estos conventos canarios mantenían entre ellos muchas relaciones, sería posible supo-ner que en La Habana tendrían algún mediador que les proporcionaría estas imágenes, tal vez de un mismo taller. Por otro lado es de seña-lar que esta familia fundadora de la capilla mantenía negocios impor-tantes con América, origen de notable fortuna. La Piedad de la iglesia de la Concepción de Santa Cruz de Tene-rife (fig. 18), grupo formado por una Dolorosa de vestir con el Cristo en los brazos, se conserva en una urna de cristal en la sacristía de esta iglesia. El rostro de la Virgen tiene un tallado cuidadoyo, si bien hay más esmero en el modelado del cuerpo del Seiíor Procede de La Hri-b- a na, de donde fue traída, hacia e1 año 1796, por don Cristóbal García. Yermanecio en poder de su famiiia hasta ei año 1887, en que su pro-pietario, el presbítero don Lorenzo Noda j 7 García, biznieto de dicho don Cristóbal García, la vendió, por trescientas Desetes, a don Matías Alvare7 de la Fuente, que la donó a la iglesia de 12 Concepción, para ser colocada en la capilla del Rosario, donde se le dio culto durante mucho tiempo 47. Dos imágenes que sin duda proceden de un buen taller son el San Giaés (fig. 19) y la Virgen del Rowrio ífig 201, del retablo mayor de la iglesia de San Ginés, en Arrecife de Lanzarote. Ambas son de un temaño algo menor que el natural y son obras de gran ~ulcritud tanto en su tallado como en po!icromado y estofado. Presentan un esquema romboidal, marcado por los recogidos epl la cintura de !a capa pluvial y el manto, respectivamente Fueron troídas de La Habana v don~das a rsta oarroqiiia por e! capitán don Ginés de Cactro 48 S F G~in és tiene 46. La devoción - a Santo Domingo por parte de doña Bernarda Isabel Perez Do-niínguez y de su hijo don Fernando Hurtado de Mendoza, tuvo su origen en la festi-vidad impuesta a este santo en el convento por el bisabuelo de don Fernando, Marcos DA..-.. 7 - ....Y-- x *. i<;isL. La iiiinsrii qur se cvivcu yiiiii=iniiibiiLG en :a iglesia dc San Francisco es la que ahora está en la ermita de Nuestra Señora del Amparo, de pequeño tamaño v donada a este santuario por la referida Familia, al tiempo de adquirir en La Hahana el nuevo Santo Domingo (Dovrxco MXRT~XEDZE LA PECA: LOS l e n~p l o sd e Icod, inédito). 47. ~ [ E B A S T IP~A]D RÓS ACCSTA:E sculturas de la Part'oqilia Motriz de Santa ~ r r r z rle Tenerife, en La Tarde (Santa Cruz de Tencife). ZS de agosto de 1943; Jciem: Fs-ccdt~ iras de la Santisirna Virgen en la parroquia de Nuestra Selzora de la Concepc~óv [de Santa Crw de Tenerife], en Criterio (Organo de !a Juventud Católica & la parro-quia...), núm. 73, 19 de septiembre de 1913. 48. Istes :'.ates constan en e! Libro de Inventario de! archirv~ parroqliia! de !a iglesia de San Ginés. y me fueron amablemente facilitados por la señorita Dolores Gon-zalez Borges. un planteamiento magestuoso, la cabeza en posición frontal y el rostro muy severo; empuña el báculo con la mano derecha, llevando en la otra un libro, que apoya en la cintura. Todos los plegados son muy ampulosos y de líneas armónicas, dentro de un fuerte acento barroco. La Virgen del Rosario hace pareja con este santo en tamaño y estilo. El cuerpo algo más curvado y se levanta sobre un basamento de nubes y querubes y un pedestal curvilíneo, muy propio de la imaginería de las últimas décadas del siglo XVIII. La Virgen es de rostro muy bello, severo, lo mismo que el Niño, el cual resulta de escala algo inferior. Resulta el recogido del manto más ampuloso, pero elaborado con nota-ble virtuosismo y expresividad. La otra imagen de Lanzarote que se tiene como venida de La Habana es el San Bartolomé (fig. 21), titular de la iglesia del pueblo del mismo nombre. Tal vez es posterior a las dos esculturas que he-mos citado de Arrecife, es decir, ya dentro del siglo XIX 49. Nos re-cuerda al San Ginés en la colocación de la mano derecha llevando el cuchillo y en la forma de apoyar el lihro en la cintiira, pero difiere en una mayor torsión del cuerpo y la cabeza inclinada mirando a lo alto con gran dramatismo. Es más mesurada la organización del manto y la túnica, sin tanto recargamiento como vimos en las dos anteriores. Otra obra americana conocida dentro del siglo XIX, es el Cristo que se ha denominado «de las Antillas*. que se venera en la iglesia de Santiago de los Caballeros, de Gáldar (Gran Canaria) (fig. 22), en cuya cruz, en su parte baja, presenta una inscripción con el nombre del donante, don Juan de Vega, y el ano, 1826: Esta escultura es de tamaño natural y se encuentra instalada en una de las capillas latera-les, componiendo un calvario con las imágenes de la Virgen y San Juan. De corte marcadamente neoclásico, el cuerpo del Señor está con-cebido de forma elegante, algo alargado, con cuidadoso estudio anató-mico, y la cabeza inclinada al iado derecho. Se ha huido de todo pa-tetismo y el rostro muestra una gran serenidad, lo mismo que se ha evitado presentar un cuerpo muy herido; el paño que envuelve las caderas, si bien tiene una disposición de marcada ascendencia barroca, :e han evitado ampulo.sidades en la forma de anudarlo, para colocar unos pliegues de forma ordenada. Por esa misma paz que emana, al-guna vez se ha confundido con el estilo de Luján Pérez. La titulación de «Cristo de las Antillas» es un poco imprecisa, ya que es nombre 49. Al parecer existen datos en el archivo parroquia1 sobre la procedencia ameri-cana de San Bartolomé, pero por ahora no he podido comprobarlo. También se habla como t!-aício de La Habana el Cristo que está en lo alto del retablo mayor, igualmente de buena hctura. recogido entre ancianos de la localidad; también es de tradición oral que vino de Cuba. Las noticias sobre el Cristo que obran en el archivo parroquia1 son muy reducidas. Así, en el inventario efectuado por el mayordomo de fábrica de ecta iglesia, don Diego Pineda, de fecha 19 de diciembre de 1821 (cuando aún no se habían concluido las obras en el nuevo edificio, que terminaron en 1824), al tratar de las imá-genes, cita en primer lugar un Cristo crucificado en el altar mayor, bajo un dosel, pero al margen y en anotación posterior se aclara que hay otro nuevo en aquel sitio, donado por don Juan de Vega, en 1826. Es decir, que el «Cristo de las Antillas* vendría a ocupar aquel sitio preferente y el otro Cristo más antiguo se retiró a la sacristía. Esto lo viene a corroborar otro inventario posterior, de 1830, del mayordomo Pedro González, en que además se dice que el Cristo había costado a don Juan de Vega cuatrocientos pesos, solamente la efigie, ya que el valor de la cruz, en caoba, entraría aparte. Al hacerse arreglos en la capilla mayor, con la instalación del tabernáculo que está hoy, se puso por coronamiento a aquel Cristo antiguo, con lo que el de «las An-tiiias » pasó a ocupar uno de íos retablos iateraies ". Tenemos noticias de un Cristo que habia traído del Perú el pre-bendado don Antonio Pereyra Pacheco, que regaló a la Catedral de La Laguna, hacia 1833 51. Esta obra no me ha ?ido posible identifi-carla. Según afirmación de Alvarez Rixo, este Cristo había costado en Quito cincuenta duros y el Cabildo agradeció oficialmente a Pereyra este donativo ". En definitiva, tratando en conjunto todas estas imágenes podemos sacar algunas consecuencias. Aparte de unas pocas de las que solamente sabemos haber llegado de América, sin lugar a dudas Méjico es el país que nos proporciona mayor número, de los siglos XVI al XVIII. Ello sería motivado por unas relaciones más estrechas con Cansirias y por disponerse allí de buenos artistas. Le sigue en importancia Cuba, si bien solamente ecculturas fechadas en los siglos XVIII y XIX. explicable por el desvío de la corriente migratoria canaria hacia Cuba. No tene- SO. Estas íioticias ;&re e! -Cristo de la; Antillasx me fue:=: facilitadas amable-mente por el investigador don Celso Martín de Guzmán, buen conocedor de GSldar. su ciudad natal. Un artícuIo anónimo en El Defensor de Canarias, 26 de febrero de 1934, y en el que se inspira FEDEXICGU~T IÉRREZ, en San Antonio Maria Claret, apóstol de Carzarias, Ma-drid, 1969, p. 272. confunde el Cristo del tabernáculo con el de das Antillas., al hacer una descripción de la iglesia de Santiago de los Caballeros de Gáldar. 51. En el manuscrito de P E R E ~ APA CHECON: oticia de la erección de la Catedral (Universidad de La Laguna). refiere la donación de vanos objetos para el culto. entre !=S que s t a k z e! Cristo (Mirrw~n.M AR~EaRmC? icr_rz y F'!m C- o x z k n YAIIES: E! HP-hendado don Antonio Pereyra Pacizeco, La Laguna de Tenerife, 1963, p. 61. 52. M.srívs~a ~ ~ARREROOp:. ci f . , nota 62, p. 61. mos referencias de obras procedentes de otros países americanos, sino solamente .del Cristo peruano que hemos señalado últimamente. Desde un puno de vista iconográfico, el grupo más numeroso co-rresponde a Vírgenes de diversas advocaciones, casi todas mejicanas, se-guido muy de cerca por un grupo de Cristos y, en tercer lugar un grupo que haríamos de santos diversos. De todas estas esculturas solamente una es de alabastro, cuatro con la técnica de la pasta de caña de maíz y el resto en talla en ma-dera, con técnicas estrechamente vinculadas a talleres españoles. Ca-torce son tallas completas, diez son de «candelero» o de vestir con telas naturales y dos participan de las dos modalidades, que son los grupos de la Piedad. Siu duda, llegarían a Canarias más esculturas, que han desapareci-do en parte o que no tienen una baze documental o quedan pendientes de localizar. Esto en cuanto a imaginería destinada a iglesias. De igual forma debieron importarse pequeñas tallas de carácter devocional para uso doméstico, que desde luego estarían más condicionadas a un ma-yor deterioro y desaparición, al tiempo que resultan más difíciles de identificar como indianas. |
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